lunes, 14 de mayo de 2012

The booth at the end

Si alguien quiere saber lo que es el mono narrativo, que se vea esta serie minimalista de no más de veinte minutos por entrega. Cualquiera que se haya visto un par de episodios ya no podrá desengancharse. Transcurre en un diner en una de cuyas mesas hay, por así decirlo, el despacho de un misterioso personaje que resuelve los problemas sin solución de las personas, consultando un extraño libro del que nunca sabemos qué contiene. El hombre es muy sospechoso; pese a su apariencia normal podría decirse que es el protagonista del refrán anglosajón "El Diablo está en los detalles". 

Una microserie de guion genial, algo más que muy adictiva, porque su contenido nos toca profundamente. Es ético, moral y vital. No conozco a nadie que no haya quedado enganchado a esta serie; y eso que cada episodio dura no más de veinte minutos.

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