lunes, 27 de agosto de 2012

Estética

El amigo y contertulio del blog Roberto Farona me pide que explique un poco mis juicios estéticos, denigrantes supone él, sobre El Bosco, Solana y Bacon, seguramente víctima de mi apresuramiento y la tendencia a mostrarme difuso. Nada más lejos de mi intención, porque admiro profundamente a estos artistas como a muchos otros. Sencillamente pensaba en lo que la estética que los unifica como sinónimos, el Expresionismo, pretende denunciar: la simplificación y degradación de lo humano por parte de toda forma de coerción y poder. Cuando digo que el amor se ha reducido a una función estética no eludo el hecho de que el arte sea intrínsecamente subjetivo, esto es, que haya muchas estéticas, pero siempre el arte intentará hacer algo paralelo más puro (para el artista) que lo que es la realidad, con la intención que sea, desde comprender a sobrevivir, autoafirmarse, liberarse, expandirse o aliviarse y, también, por qué no, como consecuencia de todo ello, denunciar. En las relaciones humanas, cuando no se trata de relaciones de consumo, también existe algo de eso, creo yo. Si nos preguntamos qué hay en lo que hay, nos quedan solo tres cosas: el yo, el mundo y unos lenguajes cualquiera para interponer entre ellos. No pretendo teorizar, porque la verdad es que tampoco estoy demasiado seguro de nada.

En el arte creo que la belleza y el acierto son muy comunes y no creo en que haya pintores mejores que otros, sino tal vez pintores más sintonizados con su tiempo o con algunas personas; todo lo demás sería simplificar y ser inexacto. No hay pintor malo ni humilde que no se haya acercado alguna vez a la excelencia, incluso "dejándola ver" si no alcanzándola, mostrando su dirección o su ausencia de dirección, ya que en el disfrute de la pieza artística cabe no poco trabajo también a la reconstrucción, remontaje o sugerencias que hace su espectador y el marco del propio espectador. Y tal vez sea la riqueza de glosa que genera esa pieza lo que podemos considerar "valor" puramente artístico, si es que el significado es el uso, como algún filósofo pretende. Solana es un escritor tan grande como pintor; algunas páginas de su España negra son insuperables, recuerdo en concreto las descripciones que hace de los pueblos manchegos. El Bosco posee la mirada marciana de los artistas que vienen de fuera del Sistema Solar: cualquier pretexto le sirve para hilvanar o pintar sus alucinaciones, que son colectivas porque son eso, intentos de entender un mundo ininteligible y plurisignificante, intentos de encontrar las correspondencias ocultas entre las sensaciones que producen todas las cosas que tomamos por símbolos y sus significados, es más, intentos de encontrar una jerarquía en esos símbolos que pueda remontarse a un arquetipo. Por lo demás, Bacon se inspira en la obscenidad, la mancha y lo nefando para transmutar en arte libremente lo que la sociedad interpeta como pecado.

Dicho esto, desde mi punto de vista, que es eso, un punto de vista solamente, tengo querencia a unos cuadros concretos más que a pintores, pero tengo que reconocer que mi sistema neurológico se apacigua cuando contemplo cuadros del romántico Caspar David Friedrich, los surrealistas René Magritte Salvador Dalí (en su periodo místico) y el expresionista abstracto Jackson Pollock.

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