miércoles, 29 de agosto de 2012

Publicidad desalmada

Una mujer se quema a lo bonzo y muere en un cajero barcelonés. Y, cuando uno va a leer la noticia en un diario electrónico por Internet, se la tapa un enorme anuncio de un banco que no hay manera de hacer desaparecer.

Un modesto ejemplo de publicidad desalmada que, eso espero, quizá no llegue a hacernos desaparecer. Ya hasta los cajeros humanos han desaparecido, incluso en el metro. ¿Quienes seremos los siguientes? Quizá, eso pienso, los que trabajen más cerca del dinero. Siempre ha sido así.

Pronto no quedará gente a la que hacer publicidad.

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