jueves, 8 de enero de 2015

Aurea mediocritas.


El sentido que tiene la expresión en el latín de Horacio, que se acuñó como tópico literario, es filosófico: ajuste o equilibrio de oro, esto es, unión máxima de extremos, lo que indica la Epístola moral a Fabio: "Iguala con la vida el pensamiento". El significado que ha tomado en la actualidad es despectivo porque el centro de significación ha pasado del mundo o de la naturaleza (inmóvil, indiferente, racional) al hombre (dinámico, apasionado, movido por sentimientos). Por otra parte, un adagio equivalente, in medio stat virtus, "la virtud está en el medio", o "la hombría está en el medio", tenía en el pasado un sentido erótico que subvertía el tópico original aurea mediocritas. En el pasado el hombre era un juguete de los dioses y del destino, ante el cual solo cabía como remedio la imperturbabilidad estoica, o al menos así lo muestra la tragedia clásica; pero el cristianismo trajo la curiosa noción de la libertad, de que el hombre era libre y podía cambiar, evolucionar y ganar algo: la vida eterna divina o la gloria humana; este dinamismo de raíz romántica dio cabida a la ambición como virtud y a la curiosa evolución semántica que señalas. En general, las palabras de la antigüedad han perdido su antigua referencia al mundo y en la modernidad se relacionan más con el hombre. Así, por ejemplo, el "genius" latino era algo externo al hombre, un diosecillo menor, pero en la actualidad "genio" designa a una parte del espíritu del hombre. Mediocritas ha pasado de significar "equilibrio, ajuste" a significar, despreciativamente, falta de ambición. La subjetividad del romanticismo o, como se escribía antes, Romanticismo, es la culpable de esta transformación.

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