miércoles, 21 de enero de 2015

El cuento II de Juan Manuel versificado en dos ocasiones en el siglo XVIII y XIX


Diario de Madrid, núm. 333, 28-XI-1796, pp. 1-3

Señor diarista:

Revolviendo días pasados varios papelotes, entre ellos el adjunto, que al instante hice memoria me lo había dado un amigo mío para que me divirtiera un rato con él, se lo remito a Vmd., a fin de que, si le pareciese que puede merecer la luz pública, lo inserte en su periódico, pues deseo infinito saber el juicio que el Sr. Censor Mensual hace de esta composición, como igualmente que descargue sobre ella fuertes palos en el caso de que los merezca.

Queda de Vmd. para servirle y L. B. L. M.= C. J. P.

De cuento viejo, conseja nueva.

Encontró en un camino,
montados en un misero pollino,
a un viejo y un muchacho cierto arriero,
y al paso dijo: "¡Oh chusco lastimero!
¡Pobre animal! ¡Con esas valentías
no tenéis asno para cuatro días!

Tanto, por más que calla, le ha dolido
la pulla al pobre viejo que, corrido,
se desmontó al instante
y al asno con el chico echó adelante.

Caminaban así cuando de cara
dan con un fraile, el cual, como repara
que el muchacho va holgado
y el viejo a pie detrás, estropeado
-"Mal enseñáis", le dice,
"a vuestro hijo lo que es, hombre infelice,
mirad mejor por vos, y a ese insolente
hacedle, pese a tal, que ande o reviente,
que nuevo es su pellejo
y al fin es un rapaz y vos sois viejo".
    Esto que oyó el anciano, dijo: “Tate,
tiene razón; molerme, es disparate.
Baja, montaré yo". Y así lo han hecho;
pero, a bien corto trecho,
un soldado bribón desde otra senda
la voz alzó para que el viejo atienda:
"¡Qué caridad que tiene el tal abuelo!
Como él va a su placer, no le hace duelo
despear al muchacho.
Apuesto a que es judío o va borracho".
    Sin desplegar su boca
contra quien con denuestos le provoca,
se apeó el triste anciano,
y, tomando al chicuelo de la mano,
fueron en pea de su jumento un rato
cuando a deshora un estudiante chato
(para fisgón, sobrole el ser manchego)
soltó una carcajada, y dijo luego:
"¡Donoso desvarío:
ellos a pie y el asno de vacío!
Ce, buena gente; pues así os apiada
la caridad con bestia tan honrada,
a cuestas la tomad y por los daños
ponedla luego de aguardiente paños".
    A tanta sinrazón, de enojo ciego,
prorrumpió el viejo así: “De mí reniego,
y reniego del burro y del canalla
que a gusto de otro se acomoda y calla.
Ir en un asno me decís que es mengua,
si nadie va, me mofa vuestra lengua;
mal si camino a pie, peor si monto
¿Subo al chico? Soy  tonto.
¿Le bajo? Es la acción fea.
¿Cómo lo he de entender? ¡Maldito sea
tanto hablador y consejero tanto
y maldito sea yo, si más aguanto!
Ven, chico, ven: ya que el pollino es mío
bien tengo poderío
para servirme de él a mi talante,
sin que de necios el decir me espante.
Murmuren ellos y los dos montemos:
así a lo menos con descanso iremos. 
    ¡Cuán oportunamente esta conseja
viene a un joven urbano! Si corteja,
que es disipado dicen;
si es devoto, fastidia y le maldicen.
Si tiene señorío, es altanero;
mezquino si no arroja su dinero
e inculto si no miente o lisonjea.
Si es moderado y dócil, es badea;
Si fino, empalagoso;
si agudo, malicioso;
secator, si instruido
y, si abierto y jovial, es atrevido.
¡Tan sin piedad es murmurado en todo!
¡Tan sin piedad ni modo!
Hasta que al fin con cuerdo desengaño •
Los ojos abre que cerró a su daño,
y exclama con desprecio:
“Inconsecuente mundo, mundo necio,
cuya locuacidad siempre importuna
no respeta virtud ni prenda alguna;
pues eres tan injusto,
murmura de algo: quiero hacer mi gusto”.

"El censor mensual" es el helenista daimieleño Pedro Estala. La silva en pareados versifica el segundo apólogo de la colección medieval de don Juan Manuel El conde Lucanor. Reaparece esta fábula en José Pi y Monteis, El Esopo de Madrid: nueva colección de fábulas castellanas que no son de Iriarte ni de Samaniego. Edición hecha por un aficionado a este utilísimo género de poesías Barcelona: Imprenta de Ignacio Estivill, 1831. Pero Pi es un falsario: copia el modelo de una antología de fábulas que había publicado un año antes Juan Primería y Vidal, pseudónimo, según Palau, de Pedro Felipe Monlau: El fabulista español: colección de las mejores fábulas castellanas que no hacen parte de las obras de Iriarte ni Samaniego, por don Juan Primería y Vidal. Barcelona: Viuda e Hijo de M. Texero, 1830. En este libro es la última y contine variantes seguramente realizadas por el autor de la compilación:

El hombre, el chico, el asno y los que pasaban. 

      FÁBULA XXIX. 

De cuento viejo Consejo nuevos 

  Encontró en un camino 
montados en un mísero pollino 
a un chico y a un anciano cierto arriero; 
y al punto dijo: ¡Oh chusco lastimero! 
¡Pobre animal! Con estas valentías 
no tenéis asno para cuatro días. 
tanto, por más que calla, le ha dolido 
la pulla al pobre viejo, que, corrido, 
se desmontó al instante: 
y al asno con el chico echó adelante. 
    Caminaban así, cuando de cara 
dan con otro hombre, el cual, como repara 
que el muchacho va holgado, 
y el viejo a pie detras estropeado, 
"¡Mal enseñáis -le dice-
a vuestro hijo o lo que es, infelice!
Mirad mejor por vos y a ese insolente  
hacedle pese a tal, que ande o reviente; 
que nuevo es su pellejo 
y al fin es un rapaz y vos sois viejo. 
    Esto que oyó el anciano, dijo: "Tate,
tiene razón: molerme es disparate.
Baja, montaré yo". Y así lo han hecho,
pero a muy corto trecho
un soldado bribón desde otra senda,
la voz alzó para que el viejo atienda:
"¡Qué caridad que tiene el tal abuelo!
Como él va a su placer, no le da duelo
despear al muchacho.
Apuesto que es judío o va borracho".
Sin desplegar la boca
contra quien con denuestos le provoca,
se apeó el triste anciano
y, tomando el chicuelo de la mano,
fueron en pos de su jumento un rato;
cuando a deshora un estudiante chato,
(para fisgón sobrole el ser manchego)
soltó la carcajada y dijo luego:
"¡Donoso desvarío!
¡Ellos a pie y el asno de vacío!
Ce, buena gente: pues así os apiada
la caridad con bestia tan honrada,
a cuestas la tomad y por los daños
ponedla luego de aguardiente paños".
    A tanta sinrazón, de enojo ciego,
prorumpió el viejo así:
"¡De mí reniego,
y reniego del bruto y del canalla
que a gusto de otro se acomoda y calla!
Ir en un asno me decís qne es mengua:
si nadie va, me mofa vuestra lengua,
mal si camino a pie, peor si monto;
¿Subo al chico? Soy tonto:
¿Le bajo? Es acción fea:
¿Cómo le he de entender? ¡Maldito sea
tanto hablador y consejero tanto,
y maldito sea yo, si más aguanto!
Ven, chico, ven: ya que el pollino es mío,
bien tengo poderío
para servirme de él a mi talante,
sin que de necios el decir me espante;
¡murmuren ellos y los dos montemos,
que así a lo menos con descanso iremos!

APLICACIÓN,

El que de todos quiere 
seguir los pareceres, poco a poco, 
por premio logrará volverse loco.

Sobre esta falsificación, véase Joaquín Álvarez Barrientos, ed. de VV. AA., Imposturas literarias españolas, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2011; ignora, por cierto, que esta fábula proviene de la prensa.

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