miércoles, 21 de enero de 2015

Un crítico literario y erudito español protestante y viajero del XIX, Álvaro Agustín Liaño

Álvaro Agustín Liaño López no era un extremeño nacido en Barcarrota, como se suele afirmar, sino en Málaga, pues así lo declara él en latín en su Brevis exomologesis (1832) el 27 de febrero de 1782, y falleció en 1848. Tomó en la isla de León de Cádiz el hábito carmelita descalzo a los dieciocho años y, como él mismo cuenta en una nota de sus Noticias literarias..., p. 71, estudió filosofía en la Universidad de Osuna en casa del médico Antonio García. Se consagró sacerdote en 1806, pero colgó los hábitos y se autoexilió.  Gracias al hispanista Arturo Farinelli y su recensión del libro de Franz Boll Briefe von Fredri, Aug, Wolf, Heinz Luden und Friedr. Jacobsan Alwar Augustin de Liagno en Revista Crítica de Historia y Literatura Españolas año I, núm. 5 (agosto de 1895) podemos saber hoy que anduvo por Italia (donde recordó haber recibido con agradecimiento el auxilio del Duque de Osuna), Francia, Holanda (donde se convirtió al protestantismo en 1809 o 1810, doctrina que siguió durante 22 años antes de volver al catolicismo en Alemania, en 1832), Austria, Prusia y Suiza. En Prusia publicó unas Lettres d'un Prussien sur les écrits et les opinions de M[onsieur] F[rançois] A[ugustin] de Chateaubriand: avec des notes et des dégressions (Berlin, chez Umlang librairie, 1815) y sus méritos como historiador y crítico literario (dominaba las lenguas clásicas además del portugués, el italiano, el francés y el alemán) le valieron ser nombrado bibliotecario del rey y del príncipe Heinrich en 1817; en Berlín publicó a su costa un Repertoire portatif de l'histoire et de la littérature des nations Espagnole et Portugaise (Berlín, 1818-1820, 2 vols.), del que hay reseña en la Minerva Nacional de Madrid, tomo I, 1820, p. 90-91; el primer volumen contiene una breve síntesis histórica de ambos países, redactado evidentemente contra el desagradable Compendio de historia de España de Duchesne; el segundo, que viene servido por un avant-propos o prefacio donde declara haberle dolido las críticas a la primera parte, es mucho más amplio y ambicioso y sintetiza la historia de la literatura de ambos pueblos movido por el patriótico deseo de détruire quelques préjugés funestes, déplaire aux sophistes éloquens des tous les partis, seconder des études utiles et faciliter les recherches et le travail aux bons écrivains qui partagent mes sentiments, mes principes et mes intentions. Intentó adquirir para la Biblioteca de Berlín los manuscritos de la Inquisición que dejó Llorente (Gérard Dufour, Juan Antonio Llorente en France: (1813-1822), A.N.R.T., 1982; por demás, conviene leer la nota que sobre ese asunto hay en las Noticias literarias... de Liaño, p. 144; Llorente, que era su amigo, se los quería dar, pero terminaron en manos de ingleses y franceses; pese a ello, no se resignaba: "Ahora es tarde para mí, pero nunca es tarde para Dios ni para la Historia"). Alcanzó una erudición bibliográfica nada vulgar, solo hay que ver sus comentarios a las ediciones de La Celestina y Garcilaso. Por entonces debió afiliarse a la sociedad secreta paramasónica Redentores de la Humanidad, probable origen de la Confederación de Caballeros Comuneros y a la que pertenecían en 1821 Bartolomé José Gallardo y los marqueses de Benahía (Gaspar de Aguilera) y Pontejos. Como tenía ideas demasiado liberales, fue expulsado de Prusia en 1825 y se refugió en Ginebra, donde vivió pasando grandes penalidades. Allí es posible que conociera al pator Pyt, tan importante para la conversión del cervantista manchego Juan Calderón, y concibió un Projet d'une Association Religieuse contre le Déisme et le Papisme du XIX Siècle. Présenté à MM les Pasteurs et les Savants des Eglises chrétiennes séparées de Rome et dont la langue écclésiastique est encore la langue française Lausanne, 1825, 51 páginas, que tuvo el honor de ser incluido en el Índice romano con otras glorias de la humanidad por decreto del 11 de junio de 1827. Se trata de los reglamentos, principios y apéndices de la "Société de Logique Chrétienne", cuyo fundador se define como "un ancien membre du clergé de l'église catholique, théologien séparé solennellement depuis 15 ans du parti qui la dénature et l'opprime". He visto un ejemplar autógrafiado dedicado a Lord Althorp.

En Aquisgrán y Leipzig imprimió en español, con portada bilingüe, una Kritische Bemerkungen über kastilische (und portugiesische) Literatur und spanische (und portugiesische) Schriftsteller, (Aachen und Leipzig: verlag von J. A. Mayer, 1829 / Noticias literarias e históricas, y anuncios críticos útiles para completar y corregir los mejores libros sobre la historia de la literatura castellana y sobre la biografía de los escritores que la han creado, conservado, enriquecido o corrompido. Por don Álvaro-Augustin de Liaño, Ex-bibliothecario de S. M. Prusiana y de S. A. R el Señor Principe Don Enrique de Prusia. Aquisgrán y Leipsique, en casa de J. A. Mayer, 1829. Se trata de comentarios de orden divulgativo, al parecer publicados primeramente en gacetas alemanas (están todos los capítulos fechados y firmados en la ciudad de Neuwied, cerca de Coblenza). Su público es, pues, principalmente extranjero, pero los detalles de erudición con que envuelve estos artículos son muy estimables, así como otras informaciones. Por ejemplo, señala los trabajos de edición y traducción de españoles emigrados como Joaquín María Ferrer, de hispanistas ingleses como Lord Holland o de alemanes como Richard o Ludwig, a los que recomienda encarecidamente la traducción de La Dorotea de Lope de Vega.  También echa una larga mirada a la edición de Obras completas de Cervantes que hizo en Francia Agustín García de Arrieta y a la del Quijote de Vicente de los Ríos con su "Análisis", entre otros cervantistas, como Pellicer y Mayáns (del que dice que "su latín es mejor que su castellano". El gusto de Liaño se orienta a veces a curiosidades y rarezas; de La Celestina, que le parece peligrosa para la moral ("creo estas pinturas útiles a hombres fríos y flemáticos, no a jóvenes compuestos de yesca y de pólvora") señala una curiosa traducción al latín por Barth (Frankfurt, 1624), quien también había traducido los verdes Ragionamenti del Aretino. Conocía la edición de Sevilla (1501) por haberla visto en la Biblioteca Nacional de París y la traducción al italiano de Alfonso Ordoñez en 1505. Señala, tomándolas del sobrino de Voltaire, Jean Pierre Clarís de Florián, las adaptaciones teatrales que sufrieron en francés los entremeses de Cervantes por parte de Le soldat magicien y Piron. También analiza la edición que hizo Ferrer de las Obras de Garcilaso de la Vega, con introducción y notas de José Nicolás de Azara en 1765; ha visto la edición de los Comentarios del Brocense en la Biblioteca de Berlín y conoce la edición que hizo de ellos Mayáns en las Obras completas del Brocense en Ginebra (p. 106, nota). Afirma que una edición del comentario de Servio a Virgilio por Scipione Capici o Capicio fue encargada por Garcilaso, alguien, según Capici, "doctísimo", en 1535, un año antes de su muerte (p. 108, nota). El Garcilaso de Ferrer añade además un soneto inédito de Garcilaso que Liaño vio anteriormente en un tomito de obras de Garcilaso publicado en Lisboa en 1632 por Lorenzo Craesbeek; estudia además la epístola de Garcilaso donde dejaba ver que aborrecía las malas traducciones y recomendaba traducir a su amigo Boscán, ducho en esas labores por haber trasladado ya a Museo y una tragedia de Eurípides, El Cortesano de Baltasar de Castiglione. Por demás, deshace las malas interpretaciones que había cometido la eminente crítica suiza madame de Staël, pues esta lo confundía con el Inca Garcilaso. Como promete en su título, hace breves pero exactas biografías de Lope, los Argensolas, Mayáns, Garcilaso, Boscán, Jorge de Montemayor, Gil Polo y otros. Agudamente sostiene que los poetas españoles del XVIII no necesitaban a los franceses para aprender el Clasicismo, porque ya tenían a los italianos connaturalizados por Garcilaso de la Vega y Boscán en el siglo XVI (p. 100). Después dedica ensayos a las ediciones que hizo Ferrer de la Diana enamorada de Gaspar Gil Polo y del Lazarillo; cree, con Ferrer, que era cierta la atribución del último a Diego Hurtado de Mendoza, algo que las investigaciones modernas parecen confirmar, y desecha la de fray Juan de Ortega. Por último estudia El diablo Cojuelo de Vélez de Guevara, las Rimas de Burguillos, heterónimo de Lope de Vega, y la Historia de los movimientos, separación y guerra de Cataluña de Francisco de Manuel de Melo, impresa en París en dos tomos en 1826 (y en nota, a los que estima mejores escritores satíricos de su tiempo: Isla, Iriarte, "los autores de la Crotalogía" (desternillante obra anónima que es, en realidad, de uno solo: Juan Fernández de Rojas), y Tomás Sánchez, al que pone en cabeza de todos; no se para en barras a la hora de criticar el Compedio de historia de España del francés Duchesne y obras de otros autores de esa nación, como Flechier o Croiset; por supuesto, ataca los hurtos desmedrados de la picaresca española que contiene el Gil Blas de Santillana de Lesage, obra magnífica, por demás. 

Lo enfadoso del autor son las numerosas vueltas y revueltas que da a los temas, sin entrar sino raramente en profundidad en ellos ni citar pasajes, agregando más y más notas incidentales, algunas perfectamente ociosas o relativas a cuestiones morales o políticas relacionadas con la ideología católica de los autores que disuenan de su credo protestante; estas sofocan a veces el texto principal y me hacen comprender que un supuesto coterráneo nada indispuesto contra él como Gallardo escribiera que acabó "medio turulato", algo que, no sé por qué, extrañamente, he apreciado en casi todos los que han aprendido bien el alemán, incluso hoy. En total su exilio duró, según Juan Bautista Vilar, desde 1814 a 1848 y volvió a ingresar en el catolicismo en 1832, cuando el 15 de febrero de 1832 el sacerdote alemán Johannes Adam Nussbaum, párroco de Niederberg, logró convencerlo de que volviese al catolicismo tras 22 años de herejía protestante. En ese mismo año publicó sin lugar e imprenta Brevis exomologesis et theologia, un tratado al que precede una breve autobiografía en latín; por ella nos enteramos de sus padres: el caballero de Santiago Ignacio Liaño y la piadosa Gertrudis López; también que no era de Barcarrota, sino de Málaga, y que nació un 27 de febrero de 1782.

Bibliografía

Las obras del autor; no he leído el trabajo de Juan Bautista Vilar Ramírez, "El largo exilio en Alemania y Suiza (1814-1848) del bibliófilo y crítico literario Álvaro Agustín de Liaño, emigrado liberal y disidente religioso", en VV. AA., Historia y sociabilidad: homenaje a la profesora María del Carmen Melendreras Gimeno; coord. por Juan Bautista Vilar Ramírez, Antonio Peñafiel Ramón, Antonio Irigoyen López, 2007, págs. 423-432



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