jueves, 27 de agosto de 2015

Trump, otro Pinochet


El periodista Jorge Ramos es uno de los principales referentes informativos en Estados Unidos, especialmente entre la comunidad hispana. Millones de personas se asoman cada día a la pantalla para ver su influyente informativo en la cadena latina Univision. De 57 años y nacido en México, Ramos se ha convertido de golpe en protagonista de la campaña electoral en EE UU tras ser expulsado de una rueda de prensa por el aspirante del Partido Republicano Donald Trump, el político-empresario que acapara más titulares y horas de televisión en la pugna por la Casa Blanca en los comicios del próximo año. Sus polémicas propuestas migratorias (deportación de los 11 millones de inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos, la construcción de un muro en la frontera con México o la negación de la nacionalidad a los niños nacidos en el país de padres indocumentados) han abierto un encendido debate que ha arrastrado a varios candidatos republicanos a posiciones extremas y han puesto en alerta a la comunidad latina. "Estamos ante una figura autoritaria. Todo ocurre porque no le gustó mi pregunta. Cuando le dije que no podía deportar a 11 millones de personas y construir un muro de 3.000 kilómetros, su cara se desfiguró. Me quiso quitar la palabra", afirma Ramos a EL PAÍS nada más llegar al aeropuerto de Miami, ciudad en la que Univision tiene una de sus sedes operativas, procedente de Iowa, donde se produjo el incidente con Trump.

La imagen de Trump exigiendo a Ramos que se sentase cuando era cuestionado por sus iniciativas migratorias y ordenándole que se volviese a Univision ya ha quedado inmortalizada como uno de los grandes hitos de la carrera por la Casa Blanca de 2016. "Yo no tengo que recibir órdenes de Trump ni de nadie", afirma el periodista. Un guardia de seguridad obligó a Ramos a salir de la sala en la que el aspirante republicano estaba hablando. Luego, tras las quejas de dos reporteros, Ramos volvió y consiguió formular las preguntas que llevaba preparadas. Estas preguntas perseguían un objetivo: que Trump explicase, más allá de las soflamas, cómo iba a materializar sus propuestas migratorias. "Trump está mintiendo. Sabe que no puede deportar ni construir un muro. Eso solo se puede hacer con el Ejército y deportando a la gente a los estadios. Y eso, a los latinos, nos recuerda a las dictaduras sudamericanas", afirma el periodista.

Ramos acudió a la rueda de prensa que Trump ofreció el martes en Iowa ya que el empresario se había negado a acudir a su programa televisivo. Cuando meses atrás Trump identificó a los mexicanos que llegan a Estados Unidos como violadores, ladrones y narcotraficantes, Ramos le envió una carta manuscrita invitándole a su programa. El magnate ignoró la oferta pero publicó la carta en Internet, lo que obligó al periodista a cambiar su teléfono móvil, incluido en la misiva. Tras meses de espera, el reportero decidió acudir a Iowa para que el empresario diera definitivamente explicaciones de sus planes de gobierno. La respuesta de Trump fue la ya célebre expulsión de la rueda de prensa. "Muchos periodistas y políticos no se atreven a enfrentarse a él. Trump nos obliga a los periodistas a repensar nuestra función en la sociedad. Los periodistas tenemos que tomar partido ante algunas situaciones, como el racismo, la discriminación, la corrupción o los derechos humanos. Trump cumple varias de ellas", asegura Ramos.

En los 30 años que lleva ejerciendo el periodismo en Estados Unidos, Ramos nunca se había encontrado en una situación similar pese a que en numerosas ocasiones ha puesto contra las cuerdas a políticos de uno y otro bando, a republicanos y demócratas, sin importar la adscripción. Es la primera vez en la que ha sido expulsado por la "fuerza" de un lugar mientras cumplía con su trabajo. "Trump ofrece el horror. Está ofreciendo la utopía de un país blanco, sin inmigrantes, cuando Estados Unidos es multiétnico. Tiene un discurso peligroso y creo que cometeríamos un error si no nos lo tomamos en serio. Si llega a la Casa Blanca, la transformación de Estados Unidos sería brutal y tendría graves consecuencias para los latinos", añade el reportero.

Las últimas encuestas conocidas apuntan a que el 75% de los latinos desconfía plenamente de Trump. Sus arengas contra los hispanos se producen cuando la mayoría de los candidatos corteja este voto, que se supone decisivo para las elecciones del próximo año. Las estimaciones apuntan a que casi 16 millones de electores de origen latino votarán en los comicios de 2016 y la orientación de su voto puede ser decisivo para inclinar la batalla electoral por la Casa Blanca. Ramos recuerda que el presidente Barack Obama ganó las últimas elecciones por solo cinco millones de votos.

Jorge Ramos ha recibido un masivo apoyo de periodistas de Estados Unidos tras su enfrentamiento con Trump, que a principios de agosto tuvo otro sonado desencuentro con Megyn Kelly, una presentadora de la cadena Fox, que le preguntó durante el debate de los candidatos republicanos sobre pasados comentarios machistas sobre las mujeres.

Univision, cuya influencia en el mundo latino en Estados Unidos es enorme, es una de las empresas que rompió un contrato con Trump tras sus palabras xenófobas con los hispanos, especialmente con los mexicanos, una decisión a la que el magnate respondió con una demanda millonaria de 500 millones de dólares (434 millones de euros). Trump recordó este episodio a Ramos durante su enfrentamiento. Este quita importancia al reproche. "Yo soy un reportero y vengo a hacer preguntas", concluye.

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