sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Para qué? ¿Para quiénes? Y, ya puestos... ¿por qué?

"Escribir libros es historia sin fin", dice el Eclesiastés. Y dice bien, porque añade que "es infinito el número de los necios" y no hay nada más necio que creer saber algo y echarlo a vientos que llevan igual los aromas que las pestes. Que cada cual lo interprete como quiera, pero quienes padecemos esta falta de fin y esta necedad consciente somos quienes escribimos y leemos y siempre nos dejamos algo (casi todo, en realidad) en el tintero o el estante; el resto ni se lo plantea, engorda con la inercia y se sacia con basura.

Esto viene a cuenta de que me pidan que escriba sobre Ángel Crespo... cosa que haría (que haré) de mil amores, si no me hubieran pedido también que escriba un artículo sobre la Movida en la Ciudad Real de 1981, otro sobre Félix Mejía en Estados Unidos para la Universidad de Cádiz y otro para el segundo Congreso del Instituto de Estudios Manchegos. ¿Y dónde dejaré mis vanos pero queridos proyectos, algunos de quimérica ambición, pero que van saliendo poco a poco, de historiar la literatura manchega, concluir una edición completa de las obras de Félix Mejía, terminar de una vez mi edición de Sebastián de Almenara...? Y sin que nadie me dé un duro por ello (a nadie le interesa ampliar la cultura, y menos a los bancos, porque eso les quita réditos), cuando tengo que pagar las mismas hipotecas o más que los pedigüeños? ¿Para qué? ¿Alguien se ha leído siquiera mi edición del teatro de Félix Mejía? Hay gente con una cara aplastante, de verdad. Por lo menos los de Miciudadreal te invitan a una comida todos los años.

Mis alumnos tienen motivos más legítimos y mejor retribuidos: que corrija sus exámenes y trabajos. Se ve que importan más los medios que los fines. Si el fin es aumentar el conocimiento, el fin verdadero es sacar de su enseñanza un modo de vida, y por tanto el fin primario se vuelve secundario, se falsea, es un pretexto. La pena que hay que pagar por esto es un aburrimiento sin límites luchando a brazo partido con una verdadera y cada vez más cerril ignorancia, obcecada en burrificar y cada vez con más poderosos aliados en la basura social: medios políticos (políticos basura y reformas de la enseñanza basura), informativos (televisión, radio, prensa y libros basura) etcétera. Y así es como se pierde la batalla de la cultura, cada vez está más claro. La gente confunde cultura y preparación. Nadie nos va a ayudar. Algunos alumnos ya no entienden ni siquiera un vocabulario de más de quinientas palabras... lo he comprobado fehacientemente (vocablo que les es tenebroso, y ni siquiera sabrían descomponerlo morfológicamente -otro que tal-, cuanto más que se ha querido y se va a lograr expulsar a la misma "fe" del programa educativo). El nihilismo capitalista, ajeno a cualquier ética, nos está destruyendo.

Pero lo que realmente quieren todas estas basuras que nos gobiernan y ensucian la televisión deponiendo sus opiniones, todas erradas, es que nos cuestionemos el pretender instaurar la cultura, el arte y la ciencia en lo más alto de la sociedad. Interrogarse sobre ello es precisamente autorizar que todo vale e instaurar el nihilismo allá arriba. Y, eso, nunca lo conseguirán. Porque debe haber algún orden y algún valor (un valor no económico) allá arriba y lucharemos como sea y donde sea, aunque estemos panza arriba.

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