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domingo, 10 de marzo de 2024

Síndrome de padre ausente

Carolina Pinedo, El síndrome del padre ausente, en El País,  28-XI-2023:

El síndrome de padre o madre ausente se refiere a progenitores que no están presentes durante la infancia de sus hijos, lo que tiene consecuencias en el desarrollo del menor. Esta situación puede deberse a diversas causas. “Largas jornadas de trabajo, traslado laboral, separación, divorcio complicado o fallecimiento. No obstante, la ausencia del padre o de la madre no siempre se da por estos motivos, muchas veces se trata de una ausencia emocional”, describe Iosune Mendía, psicóloga infantojuvenil en San Lorenzo de El Escorial (Comunidad de Madrid). Esta situación familiar influye en el niño de diferentes maneras. “La falta de cariño impacta directamente en su desarrollo afectivo, físico y mental y en todos los casos queda la sensación de abandono”, añade la experta.

Además de no estar presentes físicamente, los padres ausentes emocionalmente se caracterizan por otros comportamientos. “No ejecutan ninguna función en el ámbito familiar, delegan en su pareja la autoridad y la aplicación de límites, así como el cuidado y el sostén emocional. En ocasiones, se desvinculan de la crianza o manutención y no establecen lazos afectivos”, puntualiza esta especialista.

De poco sirve un padre corresponsable si el resto de la sociedad no lo es. Los progenitores que no están presentes en la vida de sus hijos durante la infancia dejan una huella de carencia afectiva. “Se traduce en una sensación de malestar, soledad y vacío producido por esa necesidad de amor no cubierta, así como en la búsqueda de aprobación constante para llenar ese hueco”, explica Mendía. La falta de modelos paternos también influye en aspectos de la personalidad del menor de cara a relacionarse con el mundo que le rodea. “Se trata de niños que son más inseguros. Tienen baja autoestima y dificultades para gestionar sus emociones y afectividad. A lo largo de su vida suele aparecer la tristeza, la depresión, la falta de interés, un peor rendimiento académico, la desmotivación o el pasotismo”, destaca. Además, la psicóloga incide en que se puede dar inseguridad, que se puede enmascarar y mostrar con un exceso de confianza, arrogancia, agresividad o rebeldía como manera de tapar los sentimientos dolorosos.

Cómo evitar ser padres ausentes

Los niños necesitan pasar tiempo con sus progenitores y que este sea de calidad. “Precisan contacto físico a través de gestos de cariño o compartiendo actividades manipulativas, como cocinar, porque los aprendizajes relacionados con la afectividad no se consiguen a distancia”, asegura por su parte Azucena Díez, especialista en pediatría y psiquiatría infantil y adolescente y directora de la Unidad de Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra.

La también miembro de la junta directiva de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de Pediatría explica que cuando las circunstancias impiden pasar tiempo con los hijos, conviene compensar esa menor cantidad de horas con la calidad: “En estos momentos, es aconsejable que haya atención plena y evitar pretender hacer varias cosas diferentes a la vez, ya que se puede generar frustración y culpa en los padres”. Esta pediatra y psiquiatra aporta varias pautas para casos en los que los padres tienen que ausentarse por cuestiones ajenas a su voluntad, como el trabajo o el cuidado de otras personas. Díez apunta cuatro consejos:

1. Transmitir a los hijos que se trata de una situación temporal y no de algo permanente.

2. Compensar la ausencia de uno de los progenitores con la presencia del otro y organizarse para hacer turnos, porque para los niños la ausencia de ambos padres les resulta más complicado.

3. Transmitir un mensaje de cariño incondicional, explicándoles la situación con mensajes como: “Te quiero mucho y me encantaría poder estar contigo”.

4. Dedicarles tiempo de atención plena cuando se está con ellos. No es necesario hacer grandes planes, porque no se trata de compensar las ausencias. Los niños buscan en muchas ocasiones que sus padres estén con ellos en casa tranquilamente.

¿De hijos con padres ausentes, futuros adultos que repiten el modelo?

Cuando los niños han tenido el patrón familiar de padres ausentes lo habitual es que cuando sean adultos y tengan hijos repitan las mismas conductas con las que se han educado. “Probablemente, serán personas que en su necesidad de encontrar afecto y una figura materna o paterna establecerán relaciones tóxicas. Tendrán miedo al abandono, por lo que tenderán a buscar relaciones de dependencia emocional basadas en la hostilidad y la desconfianza”, expone Mendia.

Estos futuros progenitores suelen tener varios comportamientos con su descendencia. Por ejemplo, según cita Mendía, corren el riesgo de presentar dificultades para establecer vínculos sanos y fuertes con sus hijos, convirtiéndose también en padres y madres ausentes o que pasan al otro extremo y son sobreprotectores.

domingo, 3 de marzo de 2024

Hacer o no hacer: la importancia de la ética en la enseñanza

Alfonso de Tomás, "Hacer o no hacer: la importancia de la ética en la enseñanza", en The Conversation, 17 noviembre 2020:

“Ser o no ser” es una pregunta clave en la filosofía. Pero no menos relevante es la pregunta de “hacer o no hacer”, otro de los tópicos centrales de la filosofía: remite a la capacidad del ser humano de actuar de maneras distintas y, por tanto, de responsabilizarse o hacerse cargo de ello. Es la pregunta de la ética.

Preguntarse y pensar sobre aquello que hacemos y que tiene un impacto en nuestro entorno, personal, familiar, social y natural es interrogarse por nuestra vida moral. Atribuimos una responsabilidad moral a las personas en función de su capacidad para actuar de una manera u otra y por ello la libertad es una condición necesaria para la vida moral.

Las raíces de la moral se encuentran en la libertad del ser humano en tanto en cuanto se ve en la necesidad de “elegir” entre una gama de posibilidades y, sobre todo, dicho individuo debe hacer la buena elección y hacerse responsable de ella.

Seres sociales, seres morales

‘Bien’ y ‘deber’ son los dos términos morales fundamentales y el ser humano, en tanto que ser social, es necesariamente también un ser moral. Y la moral es un hecho social constatable por dos vías:

Tiene un lenguaje específico: imperativos, expresiones normativas (deber, permiso, obligación, prohibición), expresiones valorativas (justo, recto, injusto, bien, mal…) relativas a aprobación o desaprobación.

Su institucionalización parcial en el Derecho. Así, la moral es un hecho social (toda sociedad posee un código de normas) que es vivido colectiva e individualmente (dimensión social y personal de la moral).

Moral vivida, moral pensada

Cuando justificamos racionalmente la moral, estamos haciendo ética. Por tanto, la ética es una reflexión acerca de la moral, acerca de los fundamentos de la propia conducta.

La ética (que es prescriptiva) tiene por objeto el establecimiento y justificación de criterios muy generales que pueden ser recomendados como preferibles y que permiten una fundamentación de las normas morales concretas (“algo es un deber”) y, más en general, de los juicios morales (“algo es bueno”). Aranguren llama a la moral “moral vivida”, y a la ética, “moral pensada”.

La ética es, por tanto, la rama de la filosofía que reflexiona precisamente sobre el bien y el deber, y está indefectiblemente ligada a la acción y a la dimensión práctica y vivencial de la conducta humana. ¿Pero sólo a las acciones? ¿Y las omisiones?

No hacer: la omisión

Una omisión consiste en no hacer algo que uno podría hacer (y en ocasiones debería) haber hecho y no hace. Así como la acción consiste en un obrar positivo, un hacer, la omisión en cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse.

Pero no todo lo que no hace una persona es una omisión. Hablamos de omisión cuando pudiendo hacer una actividad y teniendo alguna razón para hacerla, no se lleva a cabo. Las omisiones implican eludir una conducta “esperada” en algún sentido (como cuando unos padres no alimentan ni cuidan a sus hijos, o cuando no se socorre a quien está en peligro) y estas omisiones pueden ser no solo intencionales sino también por negligencia y abandono.

El ejemplo de la eutanasia

Sin embargo, no es fácil distinguir las acciones de las omisiones. Por un lado, la propia caracterización de las conductas como activas u omisivas viene determinada por las valoraciones que se hacen de esas conductas: las personas tendemos a clasificar como omisivos los comportamientos que nos parecen moralmente más aceptables y como activos los que nos resultan más inaceptables.

Por ejemplo, en cuestiones tan debatidas como la eutanasia, se sostiene que no se puede actuar para matar aunque está permitido omitir para dejar morir (limitación del esfuerzo de soporte vital).

Pero la cuestión se complica si se puede matar por medio de omisiones (no suministrando un medicamento vital) y dejar morir por medio actos (quitando un respirador a petición de un paciente) o si se entiende que hay omisiones que merecen más reproche moral que acciones con idénticos resultados (dejar morir de hambre y sed a un enfermo desahuciado o suministrarle una sedación terminal).

En definitiva, nuestra valoración previa condiciona de antemano lo que distinguimos como acciones y como omisiones.

¿Es peor hacer algo malo o no hacer algo bueno?

Por otro lado, se ha demostrado en psicología el llamado “sesgo de la omisión”, esto es, la tendencia que tenemos la mayoría de los individuos a juzgar como moralmente más graves los comportamientos dañinos fruto de una acción que los que son resultado de una omisión.

Además, parece que entre acciones y omisiones cabe considerar un abanico más amplio de posibilidades: no impedir, facilitar hacer, contribuir. Por ejemplo: empujar a alguien desde un acantilado al mar constituye hacer un daño; si veo que alguien se va lanzar al agua con riesgo de su vida y no hago nada, no impido el daño; si no le lanzo una cuerda que tengo a mano, permito el daño con mi omisión; si no dejo que otra persona le lance una cuerda para evitar que se ahogue, estoy facilitando un daño.

Quien facilita o no impide un daño no inicia el proceso causal por el cual se comete el daño, pero sin su conducta, el daño en cuestión no se llevaría a cabo del todo.

El efecto espectador

Y en este punto hay que hablar sobre la dilución de la responsabilidad y el “efecto espectador”, según el cual la probabilidad de intervenir en situaciones de emergencia es inversamente proporcional al número de espectadores que las presencian.

¿Cuál es nuestra responsabilidad como observadores y conocedores del mal, pero que no actúan? ¿Son la dejación, la pasividad, la indiferencia, la apatía o la inacción aceptables éticamente? Podemos planteárnoslo desde la perspectiva de algunos de los más acuciantes y urgentes desafíos globales de nuestro tiempo, como la pobreza y la exclusión, las migraciones o el cambio climático, sin duda relacionados entre sí.

En definitiva, la cuestión ética no pivota solo sobre el hacer, sino también y mucho sobre el no hacer y todas las variantes entre uno y otro. No hacer nada es, evidentemente, una forma de hacer algo. Como sujetos de un mundo de espectadores, profusamente interconectado, no podemos eludir nuestra responsabilidad, ni por acción, ni por omisión.

Un mundo de espectadores sin ética en los colegios

Este tercer jueves del mes de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Filosofía. Este 19 de noviembre de 2020 también se vota definitivamente en el Parlamento español la inclusión o no de la asignatura de Ética en 4º curso de la Enseñanza Secundaria Obligatoria.

Sus señorías tienen la posibilidad de hacer o no hacer, de posibilitar o no una docencia rigurosa de los conceptos, teorías y argumentos de la ética para que nuestros jóvenes, las futuras generaciones, se hagan las preguntas sobre hacer o no hacer y no se conviertan en meros espectadores de un futuro desafiante y por construir.

Hacer o no hacer para ser sujetos activos de la vida social. Esta es la cuestión.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Edward Bernays, el genio de la manipulación que además era sobrino de Freud

Edward Bernays y el arte de manipular, El Mundo, 22 NOV. 2017:

Tal día como hoy nació el creador de esta idea: un automóvil no lo necesitas [hace más me medio siglo] pero te hará más feliz. Y EEUU fue un país sobre ruedas. Y logró que las mujeres fumaran, que el hombre llevara el reloj en la muñeca. El Reina Sofía le recupera

Como los de muchos hombres verdaderamente poderosos o inmensamente ricos, el nombre de Edward Bernays, inventor de la propaganda y las relaciones públicas, resulta desconocido pese a haber sido uno de los más influyentes del siglo XX, que vivió casi completo. Si usted se siente atraído irremediablemente por un producto que, si se para a pensarlo, en realidad no necesita o siente simpatía por un partido al que no sabe por qué vota, es porque ha sucumbido, como todos, a las artes de ese mago de la manipulación que fue Edward Bernays.Antes de él, los estadounidenses no desayunaban huevos con panceta, los varones no llevaban reloj de pulsera y las mujeres no fumaban porque estaba mal visto. Todas estas transformaciones las ideó este vienés nacido el 22 de noviembre de 1891 y doble sobrino de Sigmund Freud: la madre de Bernays era Anna Freud, hermana del creador del psicoanálisis, quien estaba casada a su vez con Martha Bernays, hermana del padre de Edward. La familia de éste emigró a Estados Unidos siendo él niño. Para 1912, Bernays se había graduado en agricultura y en periodismo, a partir de lo cual empezó a publicar una revista sobre investigación médica. Desde Europa, su tío Sigmund le enviaba sus escritos por si eran de interés para el boletín, y así fue como el joven supo de la existencia de un conjunto de pulsiones inconscientes, a las que su tío aludía como el ello, que gobernaban buena parte del proceder de cualquier individuo. Todo el trabajo de Bernays tomó como fundamento el descubrimiento de esos mecanismos que pronto entendió susceptibles de ser manipulados con fines económicos -de consumo- y políticos. No había atisbo de mala conciencia en él, convencido como estaba de que la propaganda y su versión light, las relaciones públicas, eran disciplinas necesarias para «convivir en una sociedad funcional sin sobresaltos». En su libro de 1928 titulado precisamente Propaganda, resumía su maestría en el arte de conseguir que las personas se comportaran de manera irracional si se lograba vincular los productos (o las políticas) con sus emociones y deseos más acendrados. Durante la I Guerra Mundial, se puso al servicio del Gobierno de EEUU para motivar a los jóvenes para que se alistaran en el ejército. Después lo contrató la Compañía Americana de Tabaco, que no tenía bastante con los millones de fumadores varones que había en el país. Bernays envió a un grupo de jóvenes modelos a marchar en el desfile de Pascua de Nueva York y avisó a la prensa de que aquellas mujeres iban a encender «antorchas de libertad». A su señal, las chicas encendieron cigarrillos Lucky Strike frente a los fotógrafos. La operación la remató contratando a cientos de mujeres para que fumasen en lugares públicos y pagando a directores de cine para que las actrices fumasen en sus películas, hecho que al poco tiempo se consideró moderno y sofisticado. Las tabacaleras y el propio Bernays se hicieron ricos con aquella campaña maestra en lo que hoy llamamos normalización de un hábito mal visto con anterioridad. El agrónomo y periodista vio antes que nadie el potencial mercantilista de las teorías de su tío. Él hizo surgir la asociación entre automóvil y masculinidad, y la del reloj de muñeca -que por iniciativa suya comenzaron a llevar los soldados en las trincheras- con la hombría y el coraje. La conquista por las tabacaleras del mercado femenino obedecía a un mecanismo semejante que debía mucho a Freud: fumar era para ellas una manera de apropiarse de un atributo masculino, algo que según el eminente psiquiatra desea inconscientemente toda mujer. Bernays, de confesión judía, dijo haberse distanciado del término propaganda cuando se enteró de que Goebbels consultaba su libro Cristalizando la opinión pública. Pero propaganda era convencer a cada estadounidense de que necesitaba un coche -y que, por tanto, había que desmantelar los tranvías- y, sobre todo, orientar al electorado hacia un modelo de dos partidos hegemónicos para evitar la fragmentación del voto y el «caos».

Los lobbies estaban encantados con Bernays. El del sector cárnico lo enroló para hacer ver a todos los norteamericanos que un desayuno en condiciones debía incluir bacon, y así quedó establecido en cada hogar del país y luego en los hoteles de todo el mundo. La United Fruit Company acostumbraba a poner y quitar gobernantes en las repúblicas centroamericanas, que Bernays bautizó como «bananeras». Cuando el Gobierno reformista de Guatemala quiso frenar su poder, el publicista se las arregló para hacerlo quedar ante el mundo como «comunista».En sus más de 103 años de vida -falleció en 1995-, Bernays trabajó para mejorar la imagen de firmas como Monsanto, Shell, Boeing, General Motors, Pfizer y Goodyear. Asesoró en cuestión de relaciones públicas a varios presidentes de EEUU, entre ellos Wilson, Hoover y Eisenhower. Calvin Coolidge fue quien más necesitó de sus servicios: para contrarrestar su imagen de persona distante y poco empática, a Bernays se le ocurrió organizar desayunos en la Casa Blanca a los que acudían estrellas de Hollywood, maniobra con la que logró que apareciera en las portadas de los periódicos.Una buena manera de profundizar en la figura de Bernays se presentará el próximo 4 de diciembre con la proyección en el Reina Sofía de la serie de Adam Curtis para la BBC El siglo del yo, que presentará el periodista de EL MUNDO Luis Martínez.

Cómo hay que manejar la mente sin que se note

El sueño de Bernays se ha materializado, dos décadas después de su muerte, en realidades hoy comunes como los expertos en mejorar reputaciones en internet y, a nivel general, en el manejo de los asuntos mundiales por parte de grandes corporaciones. Él hablaba de un «gobierno invisible» que todo lo podía: «Nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos son formados, nuestras ideas son sugeridas, mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar...». Hombres como él mismo. En 1955 publicó el libro 'La ingeniería del consentimiento', que definió como «la manera de controlar la mente de la gente sin que ésta lo note» y que venía a ser, claro, 'la negación del consentimiento'.

viernes, 17 de septiembre de 2021

Orientaciones ideológicas

De David Sánchez en Quora

¿Qué te hace ser de derechas o izquierdas?

Debo decir que me asombran muchas respuestas, particularmente las de la anti-izquierda. Si alguien es de izquierdas al parecer es tonto, imbécil, tiene poca cultura, es poco inteligente, no entiende cómo funciona el mundo, es adolescentil, comunista, ingenuo o no sabe cómo son las cosas. ¿Pero estamos locos o qué? Es evidente que hay gente inteligente en todos los países, en todas las condiciones sociales, en todas las religiones y, por supuesto, en todas las ideologías. Algunas pocas respuestas de personas de izquierdas descalifican al bando contrario o sugieren que son insensibles, lo cual es solo una generalización.

Esta es una pregunta seria e interesante. Uno podría preguntarse legítimamente que vivencias, ideas, experiencias, influencias familiares o preferencias morales o vitales impulsas a preferir un lado sobre otro. Es una cuestión sociológica interesante, algunos politólogos han intentado explicar. No quiero entrar en eso, pero creo que este vídeo de Jonathan Haidt sin ser LA respuesta completa a la pregunta da algunas pistas que explican una parte de los casos:

La cuestión es por supuesto más amplia porque no sólo depende de preferencias personales sobre los valores morales preferibles. También la herencia intelectual familiar, nuestros amigos y vivencias nos influyen. Pero suponer que existen respuestas fáciles y simplistas, donde unos son tontos y crédulos y otros son insensibles y prácticos, sencillamente es insostenible. Sorprende el bajo nivel de muchas respuestas, francamente. Son un buen ejemplo de cómo el partisanismo político está arruinando el debate político racional, adulto y sensato del que toda democracia podría beneficiarse [siento cargar las culpas más a un lado, pero leyendo la larga serie de respuestas está claro desde qué lado se han vertido más insultos y se han dicho más sandeces, y es una pena, tal vez porque sólo la gente más descerebrada cree que esta cuestión compleja puede resolverse en 3 o 4 líneas.

Personalmente, si pienso en mis propias ideas, pues veo un sustrato familiar, que durante un tiempo me parecía errado, con el tiempo vi más aceptable (supongo que la rebeldía de la juventud tiene algo que ver con cuestionar las ideas familiares). Más tarde, poco antes de la universidad, tenía ideas simplistas y muy bobas, francamente. Durante los años universitarios me desinteresé completamente de la política: en parte porque confundía "orientación política" con "lo que dicen los políticos" y, claro, así es muy complicado que te guste alguno de los dos bandos, porque los políticos por cómo es hoy en día esa profesión no son gente de fiar. Más tarde estudiar historia, geopolítica, historia de las ideas, empecé a ver que la cosa era más complicada y había un fondo más interesante. Al acabar la universidad estaba muy interesado en la antropología, la evolución cultural y la evolución biológica e histórica humana (aunque no desde la perspectiva de aprender fechas, nombres de dirigentes o batallas, sino desde el punto de visto de por qué las cosas fueron como fueron y si podían haber ido de otro modo).

Actualmente veo con claridad que todas las acciones y estrategias de los individuos y los grupos de interés se pueden inscribir en "estrategias cooperativas" y "estrategias competitivas". En varios contextos unas y otras pueden tener sentido. Me parece que la cooperación desde el paleolítico ha tenido más ámbitos y es en gran medida parte de la explicación del éxito de nuestra especie y bueno creo que en ciertos ámbitos debe buscarse más cooperación auténtica entre individuos. Por eso en muchos aspectos me inclino más a la izquierda, pero no dejo de reconocer que la competición y los argumentos de la derecha en muchas situaciones particulares tienen bastante sentido, aunque yo en términos generales prefiera los de la izquierda (al fin y al cabo mi sabor favorito es el chocolate, pero comprendo que el de otra persona sea la fresa o la vainilla, puedo respetar que les guste otro sabor, aunque, para mí, prefiera el sabor chocolate). He leído con dolor a gente intelectualmente solvente que la izquierda "pretende convertir a los individuos en lo que no son", "crear victimismo" y decirle a la gente que no se ocupe de sus propios problemas, anulando su individualidad y su libertad. Sinceramente me parece una exageración total y completa. En el mundo hay millones de personas con preferencias de izquierda y millones de personas que prefieren la derecha, hay asesinos, corruptos, violadores y abusadores en ambos lados, hay gente proactiva, digna de imitación, inteligente e inspiradora en ambos lados ¿Por qué repetir que unos son idiotas y los otros insensibles? ¿Por qué hacer una reducción tan burda y simplista? Si mi sabor favorito es el chocolate ¿tengo que asumir que los que prefieren otro sabor son imbéciles perdidos? No lo creo.

Creo que hay que ejercer la mayoría de edad, tener las preferencias que se quieran, si se basan en una reflexión racional mejor que si se basan en una emoción o una intuición que no puede ser expresada en palabras. Si se basa en el conocimiento informado y no en el bullying polarizado de las redes sociales mejor. Creo que cada persona interesada en la política y capaz de ver que es natural que las posiciones se vuelven dicotómicas debería conformarse con ser de izquierda en positivo o de derecha en positivo (y evitar el anti-izquierdismo y el anti-derechismo, es decir, "los otros son perores, por eso soy de estos").

Mi diatriba no estaría completa si no arremetiera contra un grupo que me parecen los peores demagogos de todos: "los que dicen que no son de izquierda, ni de derecha". No es que sea imposible, pero decir eso o fingir que esa es tu posición no te hace más inteligente, más culto o más conocer. Al revés, mucha gente tiene esa postura por postureo porque no encuentra una manera de entender por qué otras personas llegaron a una posición. Se puede tener posturas intermedias, no digo que no, pero decir que se tienen posturas para fingir una inteligencia o perspicacia es ridículo. Los políticos actuales, por razones que no vienen a cuento, pueden ser unos sinvergüenzas, pero eso no hace que tal conjunto de ideas defendidas coherentemente y sin fanatismos sea menos inteligentes que decir que los que tienen una orientación marcada son tontos (vuelve a ser otra forma de "derogatory virtue signalling" como la de la anti-izquierda de la que hablé al principio).

domingo, 22 de agosto de 2021

Contra las soluciones militares, David Galula

 Historia de David Galula

PIEDRA DE TOQUE. Este capitán francés privilegió durante la guerra de Argelia las iniciativas sociales, culturales y políticas sobre las militares. Sus tesis se aplicaron años más tarde en la guerra de Irak

MARIO VARGAS LLOSA

El País, 27 ENE 2008

La historia real puede, a veces, ser tan inesperada y serpentina como las mejores historias de la ficción. Para probarlo, he aquí la extraordinaria aventura de David Galula.

Durante la guerra de Argelia, en los años cincuenta, es improbable que los franceses y argelinos oyeran hablar siquiera de él y menos que imaginaran el papel que desempeñó en el desarrollo estratégico de la contienda ese capitán de origen tunecino, graduado en Saint-Cyr, que había conocido de cerca las luchas anti-coloniales en Indochina, y que, ofreciéndose como voluntario, fue destinado en febrero de 1956 al frente de una compañía del 45 Batallón de Infantería Colonial, a la región de Aissa Mimun, en la Kabilia. La insurrección del Frente de Liberación argelino (FLN) llevaba dos años y el Ejército francés, pese a su superioridad militar y numérica, no daba pie con bola. Carecía de una estrategia frente a la eficiencia de las acciones terroristas de un enemigo invisible, fundido con la población nativa, a la que la política represiva y la tortura sistemática empujaba cada vez más a solidarizarse con los insurgentes.

Las guerras revolucionarias no se ganan con las armas, sino con ideas y propaganda

El general David H. Petraeus aplicó las ideas de Galula en la región norteña iraquí de Mosul

El capitán Galula inició, por su cuenta y riesgo, un experimento que sus superiores autorizaron llenos de escepticismo. Consistía en privilegiar las iniciativas sociales, culturales y políticas sobre las militares, protegiendo a los sectores moderados de las exacciones y atentados que lanzaba contra ellos el FLN, apoyando a las mujeres nativas empeñadas en la emancipación femenina, involucrando cada vez más a las fuerzas indígenas en la lucha contra la rebelión, prohibiendo la tortura y el asesinato extrajudicial y comprometiendo a soldados y oficiales del Ejército francés en acciones sociales, desde la construcción de escuelas hasta tareas de primeros auxilios y sanidad en las zonas campesinas más deprimidas.

Según Alistair Horne, que ha escrito la mejor historia de la guerra de Argelia -A Savage War of Peace: Argelia 1954-1962- los efectos de esta nueva política fueron extraordinarios y a mediados de 1957 el FLN había sido separado de la población civil y duramente golpeado en toda la Kabilia. El Ejército francés, venciendo la resistencia de sus estrategas de la vieja escuela, comenzó a poner en práctica esta nueva metodología que, en términos estrictamente militares -no políticos, desde luego- le conseguiría una superioridad casi absoluta sobre el terreno.

Pero esa guerra estaba perdida desde el principio, porque el colonialismo repugnaba a la opinión pública francesa, que se movilizó contra ella como se movilizaría, años después, la de Estados Unidos contra la guerra de Vietnam. De Gaulle concedió la independencia a Argelia y entregó el poder a Ben Bella y el FLN. El capitán David Galula lo había previsto, en la tesis central de su filosofía: las guerras revolucionarias y contra-revolucionarias no se ganan con armas y en el campo de acción sino con ideas y propaganda en el dominio de la opinión pública.

En 1962, un think tank de Estados Unidos, la RAND Corporation, descubrió el papel (poco menos que secreto) jugado por David Galula en la guerra de Argelia y lo invitó a un simposio sobre la guerra de guerrillas. Impresionada con la solvencia intelectual del entonces teniente coronel, le encargó un libro, Pacification in Algeria, 1956-1958, que la propia RAND Corporation tradujo al inglés. En 1964 Galula publicó Counter-insurgency Warfare: Theory and Practice. Estos ensayos circularon en fundaciones y agencias especializadas, y en los estados mayores, muy lejos de los lectores comunes y corrientes e incluso de los críticos políticos y militares de los medios. En 1967 David Galula murió sin sospechar la celebridad que su nombre y sus ideas sobre la guerra contra-subversiva alcanzarían años más tarde en el marco de la guerra en Irak.

La manera como resucitó David Galula en medio del conflicto del Medio Oriente está descrita en un estudio interesante del profesor Arthur Herman, de Georgetown University, How to Win in Iraq - and How to Lose (Cómo ganar en Irak - y cómo perder). Uno de los escasos lectores de David Galula fue el general norteamericano David H. Petraeus quien, en los años 2003-2004, se propuso aplicar sus ideas en la región norteña iraquí de Mosul que estaba bajo su administración. La 101 División Aerotransportada a órdenes del general Petraeus reabrió 1.400 escuelas de niños y niñas, y aseguró su funcionamiento, instaló y operó postas sanitarias en el campo, construyó caminos, canales de riego y -estrella de la corona- reabrió la Universidad de Mosul. El terrorismo no desapareció pero cayó en picada y, por primera vez, la población civil comenzó a enfrentarse a los terroristas de Al Qaeda y otros grupos fundamentalistas.

El profesor Herman muestra cómo la sombra de David Galula impregna el manual de instrucciones que el general Petraeus, al recibir la jefatura de las operaciones militares en todo Irak, repartió a todos sus oficiales, insistiendo en la necesidad primordial de colaborar con la población civil y alistar, confiándoles responsabilidades cada vez mayores, a los propios policías y militares iraquíes en la lucha contra el terror. No sólo en acciones armadas; sobre todo, según la fórmula de Galula, en la creación de instituciones representativas de la sociedad civil.

La guerra de Irak está lejos de haber terminado, desde luego. Pero lo alcanzado en el último año, según el análisis de Herman, es notable. Son los terroristas quienes están ahora a la defensiva, cada vez menos seguros en el seno de una sociedad en la que, tanto suníes como chiíes dan cada día más muestras de fatiga y hartazgo con los atentados suicidas y colaboran con el gobierno y la contrainsurgencia. Un hecho fatal para los llamados "resistentes" es haberse empeñado en implantar la sharia en los pueblos que dominan. La regresión que significa prohibir a las mujeres estudiar y ejercer una profesión, aplicar castigos corporales como amputaciones de miembros y la lapidación de las adúlteras, para los sectores suníes, los más evolucionados y modernos de la sociedad iraquí, ha hecho que se rompiera la alianza que unía a éstos con los grupos fundamentalistas y los incitara a colaborar con las autoridades.

Es todavía prematuro predecir cómo terminará la guerra de Irak. Sin embargo, es seguro, a juzgar cómo se trata este tema por los diversos candidatos en la campaña electoral, que, sea quien sea el futuro Presidente de Estados Unidos, aquélla no terminará como Vietnam, con una espantada estadounidense. Y ya no es imposible que, pese a todos los horrores que ha experimentado y experimenta todavía el pueblo iraquí, termine con un país pacificado y sin sátrapas, que construye poco a poco, por sí mismo y con el apoyo del Occidente democrático y liberal un futuro de coexistencia, legalidad y libertad. Si así ocurre, esperemos que a alguien se le ocurra poner a una calle o una plaza iraquí el nombre de David Galula.

jueves, 19 de agosto de 2021

Raúl Pozas: Jung es pseudociencia

 ¿Las ideas de Carl Jung han caído en igual desprestigio que las de Freud, o algo se salva?

Raul Pozas, psicólogo y neurólogo, en Quora, el 2 de diciembre de 2019

En general, no veras en una universidad prestigiosa cursos sobre Jung (salvo como fenómeno histórico).

Su obra se basa en general en elucubraciones e ideas ambiguas… no obstante cuando da conceptos definidos claramente se puede comprobar que son falsos.

Por ejemplo: Postula que existe un "inconsciente colectivo" y por ello todos los mitos son los mismos en todas las culturas y "surgen instantaneamente". Pues bien, ni surgen en todos los sitios, ni surgen a la vez, ni son iguales. Desarrollo la idea:

El psicoanalista Carl Gustav Jung a través de su teoría de los “arquetipos” (1, 2) postuló más allá de una mente individual una mente universal e inconsciente que llamó el “inconsciente colectivo” donde estaría guardada la experiencia de la humanidad de forma inconsciente y que se transmitiría hereditariamente. No se trata sólo de que en nuestros genes este codificado todo un conjunto de información útil (desde la que nos lleva a escapar de depredadores hasta la que nos lleva a conseguir comida o sexo) sino que estamos postulando una entidad más allá de lo material, inconsciente y que sólo se manifiesta en sueños o en los mitos y que se crea a la vez en las mentes humanas en un proceso que denomina “sincronicidad”. Una de las pruebas en que se apoya es precisamente la existencia de mitos similares en culturas muy distantes que en su opinión no pueden ser mera transmisión de narraciones, sino construcciones surgidas sincrónicamente y fruto de ese inconsciente colectivo.

La teoría, salta por los aires ante los modernos análisis genéticos de los mitos, que nos muestran como el mito surge en un lugar, se trasmite por los desplazamientos humanos y varía según las necesidades de esos humanos.

El análisis filogenético desarrollado por Julien d´Huy (3) pretende explicar cómo y por qué evolucionan los mitos, usando para ello los refinamientos estadísticos por ordenador. El trabajo requiere tres pasos:

i) Buscar un mito común en varias culturas. Por ejemplo el mito de la Caza Cósmica (4), cuya versión más conocida en Occidente es el siguiente: La diosa Artemisa exige castidad a las ninfas, entre ellas la más hermosa, la ninfa Calixto. Pero Zeus la seduce y tienen un hijo, Arcas. Artemisa enfurecida convierte a Calixto en una Osa que está a punto de ser cazada por su propio hijo Arcas. Afortunadamente Zeus llega a tiempo y resuelve la situación convirtiendo a ambos en constelaciones. Calixto es la Osa Mayor y Arcas la Osa menor.

Este mito aparece en múltiples lugares:

- Los iroqueses del noroeste de USA hablan de tres cazadores persiguiendo a una osa que sube a una montaña y salta al cielo.

- Los chukchi de Siberia hablan de la constelación de Orión como un cazador que persigue un reno.

- Las tribus ugrofinesas de Siberia hablan de un uapití (especie de ciervo) que toma la forma de la Osa menor.

- Existiendo muchas variantes del mito.

ii) Subdividir el mito en “mitemas” es decir en elementos básicos repetidos.

Por ejemplo:

- Una mujer que rompe un tabú (como romper el voto de castidad)

- Un personaje divino que frena a un cazador (como Zeus frenando a Arcas)

- Un dios transforma a un animal en constelación (como Calixto en la diosa mayor)

Y observar en que versiones se encuentran presentes o ausentes cada mitema.

iii) Posteriormente se realiza un análisis estadístico completo de modo que se observen:

- Las semejanzas y diferencias.

- La evolución histórica y geográfica del mito.

D´Huy partió de un análisis en 2012 con 18 versiones del mito y 44 mitemas, que fue ampliada en 2013 para incluir 47 versiones distintas y 93 mitemas. Así mismo realiza un análisis similar de otros mitos como el mito de Polifemo (5) conocido en Occidente por la versión de la Odisea donde narra cómo Ulises emborracha a un malvado cíclope y escapa junto a sus compañeros de la cueva en que estaban confinados bajo el cuerpo de unas ovejas; o el de Pigmalión (6) donde un artista crea una estatua tan perfecta que se enamora de ella y esta cobra vida.

1. La primera observación es que los mitos no aparecen en todas las culturas como debería ser si el inconsciente colectivo fuera algo común de la humanidad. Por ejemplo el mito de la caza cósmica no existe en Nueva Guinea o Indonesia y sólo excepcionalmente en Australia (lo que podría indicar adicción moderna al acervo de mitos). Sin embargo hay versiones similares del mito a ambos lados del estrecho de Bering anteriores a los 13.000 años que hace se cerró el paso del estrecho.

2. La segunda observación es que se producen ramas evolutivas del mito. Hay una serie de ramas que tienen ciertos mitemas comunes que están ausentes en otras ramas. Por ejemplo, en la caza cósmica la constelación del carro está en la raíz del árbol y aparece en todas las versiones del mito, mientras que la constelación de Orión sólo aparece en algunas ramas del mito como los chukchi siberianos, o los sami de Laponia (que tienen versiones parecidas del mito también en otros aspectos) pero no aparece en otras versiones del mito que evolucionan por otras ramas (desde en versiones de los vascos hasta en las narraciones griegas clásicas).

Igualmente en el mito de Polifemo, observamos un primer patrón migratorio en el Paleolítico por Europa y Norteamérica y un segundo patrón migratorio en el neolítico siguiendo la expansión ganadera.

3. Cuando observamos la evolución biológica de las especies comprobamos que en determinados momentos avanza muy lentamente y en otros, especialmente en casos de cambio de las condiciones del entorno (ya sea natural o debidas a la migración del grupo humano) cambia rápidamente (lo que se llama evolución pautada). Los mitos, tienen las mismas propiedades. Pueden ser muy estables y pueden variar rápidamente, especialmente por las migraciones humanas.

El mito de Polifemo es similar por ejemplo en las narraciones griegas y los Barra de Madagascar, siendo versiones del mito original de los bereberes del Sahara de hace 3.000 o 4.000 años. Sin embargo una emigración humana de hace 2.000 años desde el noreste de África hacia el sur del continente llevo consigo el mito que fue siendo modificado y adaptado durante esta migración.

4. Igualmente, observamos adaptaciones del mito a las costumbres y hábitos de los humanos. La más obvia el animal que en Siberia puede ser un reno, pasará seguramente en África a ser otro tipo de animal similar (por ejemplo un búfalo).

CONCLUSIONES:

El análisis genético muestra que los mitos no surgen de un supuesto saber colectivo inconsciente, ni de ninguna entidad inmaterial, sino que surgen en determinados lugares y épocas; y van desarrollándose en diversas versiones cada una con diferente recorrido de modo que en ciertas zonas son alcanzadas por unas versión del mito, otras zonas por otras versiones y algunas zonas no llegan a ser alcanzadas por ninguna versión.

1) Jung, Carl Gustav (2002). Obra Completa volumen 9/I: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-525-5.

(2) Robertson, Robin (2014). Arquetipos junguianos. Jung, Gödel y la historia de los arquetipos. Barcelona: Ediciones Obelisco)

(3) D'HUY, Julien. A phylogenetic approach of mythology and its archaeological consequences. Rock Art Research, 2013, vol. 30, no 1, p. 115-118.

(4) D'HUY, Julien. A Cosmic Hunt in the Berber sky:: a phylogenetic reconstruction of Palaeolithic mythology. Les Cahiers de l'AARS, 2013, no 15, p. 93-106.

(5) D'HUY, Julien. Le conte-type de Polyphème: essai de reconstitution phylogénétique. Mythologie française, 2012, no 248, p. 47-59.

(6) D'Huy, J. (2012). Le motif de Pygmalion: origine afrasienne et diffusion en Afrique. Sahara: preistoria e storia del Sahara prehistory and history of the Sahara préhistoire et histoire du Sahara, 23, 49-58).

COMENTARIOS:

Gabriela Pérez

18 de abril

No había leído sobre D'huy, lo buscaré para adentrarme más, pero creo que se está malinterpretado.

No es que exista una mente colectiva… Es Más bien que al igual que los demás seres vivos respondemos a ciertos a estimulos externos, así como el pajaro sabe que danza bailar para acoetejas a su pareja o crear su nido, el camaleón sabe matizar su piel para camuflajearse a un medio ambiente, las aves saben cuando migrar según la estación del año y no lo hacen solas… Los seres humanos al nacer y nos ponen el pecho succionamos… Ese saber hacer dependiendo a que estímulos, tal como lo comenta D'HUY es genético, pero hay una psique que todo lo procesa, las percepciones que tenemos como especie humana son diferentes a las percepciones que pueden tener los pájaros o los perros, estamos configurados de manera distinta, sin embargo como especies traemos dentro de sí, todo el potencial para ser un ser humano…

Los arquetipos son la persepcion que tenemos de los diferentes estímulos externos, y al observar de forma empírica funcionan igual en todos los seres humanos de todas las eras.

El hecho de que le llamen pseudociencia es porque lamentablemente estamos condenados a conocer nuestra psique de manera empírica.

Todo absolutamente todo experimento esta condicionado a la persepcion del observante, es decir la psique… Y No existen dos psiques iguales, para la Psicología (el estudio del alma) nuestros métodos humanos de medición, el mismo método científico queda corto. Pues todo existe dentro de la psique, fuera de ella no se sabe…

Los arquetipos y el inconsciente colectivo son un esfuerzo de tratar de identificar aquellos impulsos que nos hace seres humanos y nuestra conexión al medio, las fuerzas que nos condicionan y como actúan sobre nosotros, y es inevitablemente indemostrable con nuestros métodos al ser estos una herramienta del consiente, el inconsciente es algo que no conocemos y cualquier hipótesis se agradece.

Cualquier científico que se dedique al estudio del alma o la psique como quieran llamarle se topar a con este problema…

Raul Pozas, 27 de abril

1. Jung (1, 2) Postula muchas cosas ambiguas y mal definidas. Pero si hace algunas afirmaciones contrastables.

Jung postula que existe una mente colectiva, una mente que no es un “instinto automático” (como los pájaros), sino donde de algún modo estén incluidos los conocimientos de los humanos (no solo los impulsos que dieron lugar a una impronta genética). Una de sus afirmaciones es que por ello, los mitos en todas las culturas son iguales:

-No por transmisión de una cultura a otra.

-No por tratarse de instintos programados genéticamente.

Sino por ser auténticos contenidos en el acervo común del conocimiento humano. Y esto es algo comprobable. ¿Es veraz?

Pues no. Los mitos no están en todas las culturas y en las que están se deben a mera transmisión oral. Lo cual muestra que se equivocó Jung.

(1) Jung, Carl Gustav (2002). Obra Completa volumen 9/I: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-525-5.

(2) Robertson, Robin (2014). Arquetipos junguianos. Jung, Gödel y la historia de los arquetipos. Barcelona: Ediciones Obelisco)

2. Igualmente los experimentos que buscan la existencia de una hipotética alma (que fuera algo distinto del cerebro), también son múltiples los estudios:

Sam Parnia, dirigio el proyecto AWARE donde una investigación por fervorosos creyentes en más de 2.000 pacientes con Experiencias Cercanas a la Muerte en 15 hospitales donde intentó verificar si efectivamente había almas que salían del cuerpot poniendo unas fotos que tendrían que ver estas almas (Tiene un libro de divulgación en castellano1 y que tiene algún artículo2 detallando su experimento). En ellos describe el método experimental usado y confiesa que no tuvieron un solo resultado positivo. Diré de paso que, como no usaron el doble ciego, estuvo a punto de producirse un falso positivo, pero que se demostró que no era factible (e incluso me pareció muy burdo que el resultado fuera tomado como un posible positivo; algo solo explicable por el deseo ferviente de los investigadores de encontrar resultados positivos). También sé que alguna otra persona como Penny Sartori hizo un experimento similar con muchos menos medios; aunque con la misma intención y con el mismo resultado: ninguna evidencia. Sé que estaba en marcha un proyecto AWARE2, pero hasta donde sé, pensaba limitarse a recolectar casuística extraña, pero no a repetir este u otro diseño experimental comprobable y reproducible por otros investigadores. Por si te interesa el tema, se de otros estudios sobre la sensación de salir fuera del cuerpo:

Olaf Blanke 3 descubrió que al estimular nuestro cerebro en el giro angular, producía la sensación de “estar fuera del cuerpo”. Blanke estimuló a diversas personas en diversas partes del cerebro consiguiendo efectos diversos. Por ejemplo, una mujer de 43 años al ser estimulada en lóbulo parietal, tenía la sensación de salir y flotar 2 m. sobre suelo; mientras que por ejemplo otra mujer de 22 años al ser estimulada en la zona temporal-parietal sensación de una presencia sombría detrás. Lo mismo encuentra por ejemplo De Ridder 4 de la Universidad de Antwerpe en el año 2007. Al ser estimulada en el giro angular una mujer de 63 años aquejada de tinnitus (ruido persistente en el oído) afirmó que salía de su cuerpo y durante unos 15-21 segundos se desplazaba unas 20 pulgadas (cerca de medio metro) detrás de su cuerpo hacia la izquierda con independencia de si estaba de pie o acostada. Observaron que la actividad aumentaba en dos áreas cerebrales durante las experiencias extracorpóreas: un área de contacto entre el giro angular y giro supramarginal (relacionada con la integración de estímulos visuales, táctiles, auditivos…) y en la sección posterior de la corteza temporal superior (zona relacionada con la autopercepción).

Jason Braithwaite5 muestra como los errores en la percepción del espacio por la mente pueden llevar a sensaciones de “estar fuera del cuerpo”, típico en casos de poco oxígeno en el cerebro, como pilotos de aviones que tras muchas acrobacias describían su percepción de estar “fuera de la cabina”. Diversos experimentos muestran cómo podemos engañar a nuestro sentido de la orientación y sentirnos fuera del cuerpo. Arvid Guterstam 6,7,8 del Instituto Karolinska (Suecia) descubre que colocando gafas donde se veía a uno mismo por la espalda, se generaba la sensación de estar fuera del cuerpo e incluso de que ese cuerpo no podía ser el nuestro. O por el contrario colocando una mano de goma se podía percibir que nuestro cuerpo tenía una mano de más. Ehrsson9 usando unas gafas especiales que proyectaban lo que veía un maniquí, genera alucinaciones como estar en el cuerpo del maniquí.

Andra M. Smith y Claude Messierwerw10 incluso investigaron con una mujer que podía producir a voluntad la sensación de estar fuera del cuerpo. Comprobaron que la corteza visual estaba casi carente de actividad (es decir que no veía) pero notaron una gran activación en las zonas asociadas a la representación propia en el espacio, en especial, el área motora suplementaria izquierda y circunvoluciones temporales superior supramarginal y posterior, las dos últimas junto con la unión temporal parietal se han asociado con experiencias extracorporales. Es decir, que la interpretación que imaginaba su cerebro sustituía a la información que aportarían sus ojos. Y, por supuesto, no podía ver cosas que sólo se pudieran haber visto si efectivamente saliera de su cuerpo. Es decir, que era una alucinación la sensación de estar fuera del cuerpo.

Blackmore11 señala que un 50% de consumidores de marihuana, tienen en algún momento la sensación de estar fuera del cuerpo, mientras por ejemplo sólo el 18% de los habitantes de Islandia tenían esta sensación, por lo que parece que cerebros alterados por drogas son más “receptivos” a estas experiencias.

En conclusión la sensación de estar fuera del cuerpo se produce por una desorientación espacial que podemos provocar tanto por estimulación del cerebro, como mediante diversas formas de engañar a los sentidos que son el resultado de una falla transitoria para integrar la información visual, táctil, propioceptiva y vestibular que converge en la unión temporoparietal, especialmente en el lado derecho del cerebro.

1 Sam PARNIA (2014) Resurrecciones: La ciencia que está borrando la frontera entre la vida y la muerte. Madrid: La Esfera de los Libros, S.L.

2 PARNIA, Sam, et al. AWARE—AWAreness during REsuscitation—A prospective study. Resuscitation, 2014, vol. 85, no 12, p. 1799-1805.

3 Blanke,O. , Ortigue, S., Landis, T., & Seeck, M. (2002). Neuropsychology: Stimulating illusory own-body perceptions. Nature, 419(6904), 269-270.

4 DE RIDDER, Dirk, et al. Visualizing out-of-body experience in the brain. New England Journal of Medicine, 2007, vol. 357, no 18, p. 1829-1833.

5 Braithwaite, J. J., Samson, D., Apperly, I., Broglia, E., & Hulleman, J. (2011). Cognitive correlates of the spontaneous out-of-body experience (OBE) in the psychologically normal population: Evidence for an increased role of temporal-lobe instability, body-distortion processing, and impairments in own-body transformations. Cortex, 47(7), 839-853.

6 GUTERSTAM, Arvid; EHRSSON, H. Henrik. Disowning one’s seen real body during an out-of-body illusion. Consciousness and cognition, 2012, vol. 21, no 2, p. 1037-1042.

7 GUTERSTAM, Arvid, et al. Posterior cingulate cortex integrates the senses of self-location and body ownership. Current Biology, 2015, vol. 25, no 11, p. 1416-1425.

8 GUTERSTAM, Arvid; PETKOVA, Valeria I.; EHRSSON, H. Henrik. The illusion of owning a third arm. PloS one, 2011, vol. 6, no 2, p. e17208.

9 EHRSSON, H. Henrik. The experimental induction of out-of-body experiences. Science, 2007, vol. 317, no 5841, p. 1048-1048.

10 SMITH, Andra M.; MESSIER, Claude. Voluntary out-of-body experience: an fMRI study. Frontiers in human neuroscience, 2014, vol. 8.)

11 Blackmore S. Near-death experiences: In or out of the body. Skeptical Inquirer 1991; 16:34-45

Juan Antonio Gómez Gutiérrez,  29 de noviembre de 2019

En absoluto.

Freud tuvo su momento, pero su representación del subsconciente es de orientación netamernte patológica. Complejos y arquetipos. Freud representa la psicología psiquiátrica. El psicoanálisis como prueba objetiva o fotografía psíquica del paciente. Las represiones, miedos, fobias y traumas del paciente, por sí mismo expresadas.

Jung es diferente. Jung es la antisiquiatría. Jung es sincronicidad. Jung es I Ching.

Mauricio Cohen Salama,  30 de noviembre de 2019

Tanto Freud como Jung tienen planteos e ideas valiosos, que pueden servir de guía o inspiración para los psicólogos de nuestros días. Lo que no se salva es el método especulativo que utilizaban para sacar conclusiones, que los llevó a hacer una gran cantidad de afirmaciones sin fundamento. Hoy es necesario formular una hipótesis y ponerla a prueba después en experimentos replicables por otros.

Xavier Perez-Pons, autor de "Almas Gemelas a la Luz de la Sabiduría Antigua", 29 de noviembre de 2019

Carl Jung era el discípulo de Freud de mente más abierta y, en consecuencia, estudió numerosos fenómenos que los psicoanalistas ortodoxos desdeñaban, desde el avistamiento de platillos volantes, pasando por las coincidencias improbables (sincronicidades, como él las bautizó) hasta el descubrimiento del inconsciente colectivo que, según él, explicaba las similitudes entre las creencias y patrones (bautizados por él con el nombre de arquetipos) de las culturas ancestrales más diversas. Los arquetipos explican también determinados símbolos, por ejemplo los de las cartas del Tarot, o determinados sueños recurrentes en individuos de todos los continentes. También prestó atención a los fenómenos paranormales y manifestó su creencia en la supervivencia tras la muerte. Las ideas de Jung influenciaron a numerosos pensadores y antropólogos, y son vigentes aún hoy en día.

Roberto Mandeur, 28 de noviembre de 2019

Para mí hay una frase de Jung que me ha ayudado a entender mejor esta vida: todo tiene significado.

Raul Lilloy, 1 de mayo

Freud es seudociencia, Lacan es seudociencia mas elaborada y oscura y Jung es directamente magia.

¿Por qué no llegó a España el plan Marshall? Por la represión católica contra los protestantes.

De Pepe Toisa en Quora, 1 de diciembre de 2020: "¿Por qué no llegó a España el Plan Marshall?"

Porque Harry S. Truman, masón y miembro de la Iglesia Bautista, odiaba a España o así lo aseguró él mismo el 7 de febrero de 1952 en la misma Casa Blanca. Ya unos años antes, había manifestado públicamente que le molestaba especialmente que en el régimen católico español los protestantes no gozaran de la libertad necesaria para profesar su fe.

Habrá quien diga, no sin razón, que la causa radicaba en que España era gobernada por el dictador Franco. No obstante, Yugoslavia era gobernada por el dictador Tito y, a pesar de ser comunista, sí recibió las ayudas americanas del Plan Marshall.

Profundizando en el tema, esta animadversión venía de lejos y Truman la hizo patente siempre que tuvo oportunidad, como ocurrió en la Conferencia de las Naciones Unidas de San Francisco de junio de 1945, cuando el Gobierno de Truman votó contra la incorporación de España como miembro de la organización y ordenó a su embajador en España, Carlton Hayes, que abandonará Madrid. En la capital dejó tan solo a un encargado de negocios que se ocuparía de los asuntos consulares.

Poco antes de la firma de los Pactos Económico-militares entre España y los EEUU de 1953, Truman volvió a liarla, desatando un incidente diplomático que a punto estuvo de que no se llegaran a firmar. La embajada de España en Washington entregó una nota de queja por las palabras de Truman. Los periódicos españoles se sumaban a las críticas. "Jamás el jefe de una nación se ha expresado de manera semejante a la empleada por el actual presidente de los Estados Unidos", podía leerse en la prensa. El ABC recordaba que en otra ocasión, también ante la prensa, "Truman ya había manifestado que no le gustaba el régimen español". Y traducía después las palabras del mandatario de manera parecida: "Truman se ha expresado en términos inconvenientes acerca de unas declaraciones del general Eisenhower sobre España. El presidente ha confesado que nunca ha sentido mucha inclinación hacia nosotros. El camino de la impertinencia nos llevaría muy lejos si incidiéramos en la misma torpeza diplomática, pero nosotros nos limitamos a registrar el traumatismo y subrayar su incongruencia".

Afortunadamente, Eisenhower ganaría las elecciones presidenciales en enero de 1953 y los EEUU pronto otorgaron unas ayudas a España por valor de aproximadamente 1500 millones de dólares, que se emplearon en… Bueno, esto es otra historia.

jueves, 1 de abril de 2021

La prueba del cinco

Antonio Escohotado. "La prueba del cinco", en Libertad Digital, 2018-10-14:

La prueba del cinco

La afasia más reciente y extendida insiste en pontificar sobre economía, política y sociedad apoyándose sobre un puñado de clichés anacrónicos. Me refiero concretamente a cinco términos: "izquierda", "derecha", "extrema", "ultra" y "fascista".

La afasia más reciente y extendida insiste en pontificar sobre economía, política y sociedad apoyándose sobre un puñado de clichés anacrónicos. Me refiero concretamente a cinco términos: "izquierda", "derecha", "extrema", "ultra" y "fascista".Dolores Delgado, uso repetidamente los calificativos "derecha, extrema derecha y extrema extrema derecha" en su última comparecencia | EFE

Que las palabras tengan sinónimos es la mejor demostración de que ninguna monopoliza el pensamiento o, si se prefiere, de que la inteligencia desborda siempre cualquier modalidad fija de expresión. Amor sugiere afecto, cariño, devoción; longitud evoca distancia, espacio, etcétera, y ningún término hay carente de análogos salvo para el afásico, alguien que por distintas causas –sobre todo traumatismos o una tara congénita- resulta incapaz de hablar y escribir creativamente, aprendiendo de manera simultánea multitud de palabras y la sintaxis de cada lengua, cierta lógica tan estricta como restringida a ella. La creatividad le resulta vedada porque no logra participar en ese aprendizaje paralelo, o algo como un balazo afecta parte de su cerebro, y pasa de manejar digamos 1.000 términos a 10 o 37.

Wittgenstein, padre del positivismo lógico, exhibió a mi juicio una afasia siquiera sea muy leve cuando propuso que "los límites del lenguaje son los límites del mundo", aunque quizá se tratase solo de maximalismo combinado con incultura filosófica, pues la historia del pensamiento enseña hasta qué punto hay o no hay oídos sensibles a sentidos implícitos. De lógoi, por ejemplo, que Homero usa en plural como sinónimo de cosas dichas junto al hogar, Heráclito extrae el singular lógos, definiéndolo como lo común y rector del cosmos; de indivisible (átomos) extrajo Demócrito la física más aceptada, y de aspecto (eidos) extrajo Platón nada menos que el concepto de idea.

El enjambre potencialmente infinito de cosas y relaciones es lo que compartimos con los demás.

Digamos que la inteligencia percibe los secretos del lenguaje, como un virtuoso descubre las posibilidades de su instrumento, y que los sinónimos en general son las modulaciones que cada intelecto añade a cada cosa, por supuesto relacionada con todas demás en mayor o menor medida. El enjambre potencialmente infinito de cosas y relaciones es lo que compartimos con los demás; así como aquello que permite al poeta y al sabio ensanchar de vez en cuando el campo del significado, nombrando lo hasta entonces inefable. Antes o después esas innovaciones se incorporan al acervo común, y el tesoro resultante no es el límite del mundo sino más bien el principio de su expansión, donde qué y quién –lo objetivo y lo subjetivo- van fecundándose por ósmosis conceptual.

Naturalmente, los esquimales tienen más palabras para hielo que las gentes de climas templados, y los tuareg más palabras para arena; pero el lenguaje es para todos nosotros un vehículo de comunicación, y también de expresión, que puede estudiarse con la exactitud más rigurosa en términos gramaticales y fonéticos, sobre todo desde el oscilógrafo acústico. No hay duda que letras y sonidos van de la mano con la geografía, por ejemplo, y que más allá de tal río o cordillera se pronuncia de manera marcadamente distinta, cosa tan asombrosa como innegable, y que la anatomía de cada individuo –garganta, mandíbula, dientes- juega un papel no menos destacado.

El fascismo dejó hace mucho de representar a Mussolini o a Hitler, y hoy significa "ideología del que no profesa la mía".

Pero lo divino del ser humano es su mente o espíritu, como decía Aristóteles, no un lenguaje que compartimos con muchos animales, pues ningún órgano de comunicación y reflexión agota la inteligencia capaz comunicarse y reflexionar, y el error más común entre nosotros es identificarla con el pensamiento consciente. La esfera del designio es solo lo visible de ese iceberg, cuyas nueve partes sumergidas son para nosotros impersonales e inconscientes, inasequibles para el delirio yoico del corazoncito, que solo pasa a merecer el nombre de corazón cuando cada cual reconoce la mezquindad del discurso autoreferencial.

Pero traigo este largo prólogo a colación de la afasia más reciente y extendida, que insiste en pontificar sobre economía, política y sociedad apoyándose sobre un puñado de clichés anacrónicos, puro corazoncito sin corazón, que caben en los dedos de una mano y desafían la facultad universal de encontrarle sinónimos a todo. Me refiero concretamente a cinco términos: "izquierda", "derecha", "extrema", "ultra" y "fascista".

El domingo pasado, ante la visita de dos amigos, les propuse hablar del actual Gobierno sin mencionar ninguno de ellos, y tras acordarlo -en principio sin la más mínima vacilación- ninguno acertó a formar dos frases sin recurrir a ellos. Yo iba levantando la mano cada vez, mientras decía "sinónimo por favor", y el amistoso intercambio de pareceres acabó como el rosario de la aurora. Me pareció que el experimento prometía, y el martes tuve ocasión de repetirlo con tres personas, incorporando a una dama que, por cierto, fue junto conmigo capaz de sortear los clichés en todo momento, aunque la charla terminase en términos todavía más destemplados, entendiendo los otros dos que somos "extrema derecha fascista".

El tesoro lingüístico se cortocircuita al tocar ciertos campos, como en el test de asociaciones libres la coherencia cesa al aparecer palabras ligadas con complejos

De nada sirvió recordar el punto inicial de coincidencia –esto es: que, por fortuna, tanto el nazismo como el fascismo no sobrevivieron a la segunda guerra mundial, y son desde entonces mini-grupúsculos muy desperdigados-, porque fascismo dejó hace mucho de representar a Mussolini o a Hitler, y hoy significa "ideología del que no profesa la mía". Al menor indicio de disidencia conceptual, la falta de aparato histórico y léxico instalada con la corrección política estalla, y antes de reconocer que por una razón u otra la afasia reina en este terreno, los contertulios nos mandan a freír espárragos.

Pero ¿por qué la prueba del cinco sume en silencio, o desata invectivas, en vez de sugerir que el tesoro lingüístico se cortocircuita al tocar ciertos campos, como en el test de asociaciones libres la coherencia cesa al aparecer palabras ligadas con complejos? Ya he explicado, y por largo, el malentendido de llamar con el mismo término al socialismo democrático y al mesiánico, pues ser programas incompatibles convive con llamamientos continuos a una "unidad de la izquierda". También expliqué por largo cómo la derecha se fue al centro desde finales de los años 40, estimulada por el Plan Marshall.

Por eso mismo, me parece actual y urgente hacer la prueba del cinco con amigos y conocidos, y que cada cual le busque explicación a ese colapso del verbo. Pero preparémonos, en ese caso, para que no queden ni cinco.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Víctimas de la movida

La última víctima de la Movida

Antonio Vega unió el martes su nombre a la trágica lista de muertos que protagonizaron el desmadre de los ochenta

16/05/2009. Público JESÚS MIGUEL MARCOS

El 11 de septiembre de 1988, en las páginas de El País, el periodista Eduardo Haro Tecglen escribía un largo artículo autobiográfico titulado El odio al fútbol. Relataba cómo el entorno social en el que creció le llevó a rechazar las manifestaciones deportivas, especialmente el fútbol, por considerarlas opuestas a la inteligencia. Haro Tecglen lamentaba haber repudiado el fútbol y, escribiendo con las tripas, concluye con un párrafo demoledor que leído veinte años después aún provoca escalofríos: "Y pienso que no debía haber transmitido a nadie el odio estúpido al fútbol. Alguna tarde cerrada pienso en que mis hijos deberían haber sido entusiastas del fútbol, haber preparado una carrerita corta y hecho unas buenas oposiciones. Pero es sólo una debilidad pasajera. Cuando todo está más sereno, estoy con ellos como son, o como han sido".


Un mes antes había muerto, víctima del sida, su hijo Eduardo Haro Ibars, el escritor más representativo de la Movida. Pocos años después sería otro de sus vástagos, Eugenio, ex guitarrista de Glutamato Ye-Yé, el que fallecía a causa de la misma enfermedad. Los Haro Ibars fueron parte de los daños colaterales de la explosión de libertad y creatividad que tuvo lugar en Madrid tras la muerte de Franco. No fueron los únicos. Otros, como Antonio Vega, sobrevivieron, aunque es imposible desvincular su fallecimiento prematuro el martes pasado de los días de excesos de principios de los ochenta.


Casualidad o no, se considera que el acto fundacional de la Movida fue el homenaje a un muerto: Canito, batería de Tos -grupo que luego cambiaría el nombre por Los Secretos-, fallecido en accidente de tráfico la Nochevieja de 1979 a los 21 años. En aquel concierto del 9 de febrero de 1980 en la Escuela de Caminos también se subieron al escenario Carlos Berlanga -guitarrista de Alaska y los Pegamoides, fallecido por hepatitis en 2002 a los 42 años-, Enrique Urquijo -guitarrista y voz de Tos, muerto por sobredosis en 1999 a los 39 años- y el propio Antonio Vega, que actuó como líder de Nacha Pop. En aquel festival no participó otro de los cadáveres bonitos que dejó la Movida, Eduardo Benavente, que poco después formaría parte de los Pegamoides y fundaría Parálisis Permanente. Benavente murió en un accidente de tráfico cuando volvía de un concierto en León en 1983. Tenía 20 años.


"No éramos conscientes del peligro. Jugábamos con la idea de la muerte, pero en ningún caso había una vocación autodestructiva en nosotros", afirma Sabino Méndez, guitarrista y compositor de Loquillo y Trogloditas y una de las figuras clave de la Movida. No sólo la heroína y el sida causaron estragos entre los jóvenes que inauguraron la democracia, la hepatitis también es un peligro que llega hasta nuestros días. "Su ciclo es mayor y es un peligro que está ahí para mucha gente", recalca Méndez.


La Movida fue una época de luces y sombras. Las primeras se nos presentan en forma de grandes canciones, emocionantes películas y cuadros y fotografías que se han hecho internacionales. Las segundas se elevan como fantasmas: muertos y gente muy tocada. El periodista José Manuel Costa vivió la Movida en primer línea como crítico musical: "Yo era plenamente consciente de lo que estaba pasando. Comparado con lo que se vivía en Londres o en Berlín, el desfase en Madrid era excesivo. Yo nunca había visto el consumo de sustancias de una forma tan desmadrada y tan pública", recuerda.


Aquellos jóvenes se tomaron el No future que cantaban los Sex Pistols al pie de la letra. La censura acababa de caer y comenzaron a aparecer publicaciones bastante radicales, como la revista Star, que intentaban acabar con el tabú y el mito sobre el consumo de drogas tratando el tema con naturalidad. Sin embargo, "veías a mucha gente que no se daba cuenta del jaleo en el que se estaba metiendo", dice Costa.


Se produjo un fenómeno tan extraño como paradójico: por un lado, las ganas de vivir eran enormes y la vitalidad desbordante; por el otro, se negaba el futuro y sólo se tenía en cuenta el instante. Fue la suya una entrega tan bestial al presente que literalmente se comieron el futuro. Según Costa, "se experimentó de una forma muy masiva y autodestructiva. Había gente que se pasaba noches y noches en vela y el consumo de sustancias -alcohol, pastillas y caballo- era obvio, no era un secreto".


Desde principios de los ochenta, el goteo de víctimas ha sido constante. El primer batería de Los Secretos, Pedro Antonio Díaz, seguiría los pasos de su predecesor en Tos y perdía la vida en un accidente de circulación en 1984. En 1989 fallecían sin haber cumplido 40 años Enrique Naya y Juan Carrero, pintores conocidos como Costus, que estuvieron en el núcleo duro de la generación de la Movida. Pepe Risi, de Burning, moría de una neumonía a los 42 años en 1997. Y esto hablando de los nombres conocidos. Porque, como concluye Costa, "la Movida la generaban los que estaban en la pista de baile, no los que se subían al escenario. La gente arrastraba a los protagonistas".

viernes, 4 de septiembre de 2020

Laberinto catalán, de José Rivero

José Rivero,  Laberinto catalán. En Mi Ciudad Real,  4 septiembre, 2020

Si Gerald Brenan se refirió a los años de la República y la Guerra Civil como el título de su libro daba a entender, El laberinto español, sin duda que al día de hoy podemos hablar con propiedad de otro laberinto, menor en extensión y población, pero de complejidad elevada, como resulta ser el Laberinto catalán.

Fracturas políticas de formaciones que habían estructurado su armadura civil durante años, quiebra social creciente y segregación de los no adictos, procesos de declaración de independencia anticonstitucionales, depresión económica con huida de empresas, descabezamiento –por condena penal y posterior prisión– de líderes políticos, incapacitación del actual titular de la gobernación –Torra, por ratificación de la inhabilitación ya dictada por el TSJC– y un proceso electoral en el horizonte menor.

Todo ello adobado por la reedición del trabajo de Arcadi Espada, Contra Cataluña, que no deja lugar a dudas del posicionamiento que ya anticipaba en 1997 y que hoy ratifica y corrobora, con la contundente afirmación de que “La con­clu­sión es que el nacio­na­lismo es una idea maligna que no debe triun­far”. Que más tarde desmenuza: “no hay una cues­tión más pro­funda o impor­tante que esta. El nacio­na­lismo no pude ganar. Los nacio­na­lis­tas no pue­den ganar. Por­que si ganan sig­ni­fica que gana el mal. Que gana aque­llo que dis­grega. Aque­llo que miente. Aque­llo que ha lle­vado a la ruina sis­te­má­tica a las socie­da­des huma­nas durante muchos mile­nios. No habla­mos solo de Europa. El nacio­na­lismo es el res­pon­sa­ble máximo, junto con la reli­gión, que es su com­ple­mento, de la ruina humana”. Incluso la derivada, no menor y concatenada “El prin­ci­pal esco­llo para que los hom­bres avan­cen es el tri­ba­lismo”. Y como colofón: “La per­sona que piensa en tér­mi­nos iden­ti­ta­rios es alguien que no com­prende bien el mundo, que no advierte, o sí pero con mucha mayor difi­cul­tad, los ses­gos de su punto de vista. Esto es cru­cial, por­que el prin­ci­pal pro­blema que tene­mos las per­so­nas para enten­der el mundo son nues­tros ses­gos. Esta­mos obli­ga­dos a ven­cer­los. Las per­so­nas inmer­sas en un marco abso­lu­ta­mente rígido de creen­cias, e indis­cu­ti­ble, y que fuera del marco no se avie­nen a la dis­cu­sión, sino que expul­san del marco a quien no piense como ellas, esas per­so­nas, aparte de la inmo­ra­li­dad de su razo­na­miento, sufren un impe­di­mento téc­nico para com­pren­der el mundo. Son víc­ti­mas de la seduc­ción tri­bal, o tri­ba­lesca”. Pues este es el escenario y esa la representación.

Las vísperas catalanas de la Diada 2020 se presentan, por tanto, como un auténtico trabalenguas, un verdadero acertijo y un enorme disparate. Por si había dudas previas, sobre todo para todos aquellos que filosofan y pontifican sobre derechos preexistentes, sobre nacionalismos patanegra y sobre derechos preconstitucionales. Que callan en momentos de confusión propia de un sainete o de un vaudeville, e impropia de instituciones democráticas –por poco que lo aparente–.

Basta leer la prensa –y seguro que esos filósofos y pontífices citados antes, pondrán el adjetivo oportuno a esa prensa, para minimizar la situación y simplificar las cosas– en relación con la deriva catalana para concluir juicios similares a los referidos. Lo cierto es que a los tres años del hipogeo del Procés, el laberinto catalán no cesa de enrocarse, como demuestra el gesto entre insólito y esperpéntico de Puigdemont rompiendo el carné del teórico partido en el que militaba el PDeCAT. Para dar paso a una formación, que copia siglas de la coalición de 2017 Junts per Catalunya. Y todo ello con la doble singularidad de haberse proclamado Presidente del nuevo partido, sin haber terminado el proceso congresual y sin haber elegido aún. Hermetismo democrático.

La voracidad política de Cataluña queda clara si visualizamos el proceso de extinción y transformación de la forma gobernante durante años en la comunidad catalana. Y que, bajo el mando, largo mando y largo mandato, del imputado y comisionista Jordi Pujol se denominaba Convergencia democrática de Cataluña (CDC), que coaligada con Unión democrática de Cataluña (UDC), surtió la fórmula del éxito de CiU, tanto en Madrid como en Barcelona. Tras los años de gobierno del tripartito, CiU mutó hacia la insignificancia y hasta su posterior desaparición formal. CDC aventó la formula kennedyana de Artur Más –el heredero de la fórmula Pujol– que aventuró una denominación más aséptica, como esa de PDeCAT. Cuyo último eslabón en la gobernación de la Generalitat, fue el huido y ahora bendecido Puigdemont. La trituración de CDC puede observarse como paralela a la de la propia sociedad catalana. Una fragmentación visible en el campo del centroderecha –que es la forma representada por CDC– y que ha alumbrado formas políticas coexistentes, como el Junts puigdemoniano, el original PDeCAT de David Bonheví, el escindido Partido Nacionalista de Cataluña de Marta Pascal y las plataformas colaterales creadas por Puigdemont desde Waterloo y aún no disueltas.

Mientras se reparten el cadáver de siglas y vísceras, las economía catalana demuestra una fatiga tal que es adelantada por la iniciativa madrileña –espejo donde mirarse–. De tal suerte que la participación catalana en el PIB de España decae, al tiempo que es sobrepasada por la participación de Madrid. De igual forma que –y es mucho más ostensible e ilustrativo– la inversión extranjera en la comunidad de Madrid casi cuadriplica a la catalana, según el estudio realizado por la London School of Economics. Todo ello adobado por los datos publicados por El País (31 agosto, 2020) ‘Cataluña recorto el gasto social un 8,8% durante los años del procés’. Y para postre, un huevo. La crisis esperpéntica realizada el 2 de septiembre por Quim Torra, destituyendo a tres de sus consellers. Que, a juicio de los miembros del PDeCAT, sólo encubre una maniobra de depuración y purga. Por parte de alguien, que pide que caso de ser inhabilitado no se cubre el puesto de President de la Generalitat.

lunes, 10 de agosto de 2020

La Cataluña esclavista

Manuel Peña Díaz, "La Cataluña esclavista" en Crónica Global, 22.07.2018

Detrás del falso idilio con Cuba existió una trágica realidad sobre la que se levantaron inmensas fortunas de buena parte de las elites catalanas, aún en el poder

La sociedad catalana, como todas las del entorno occidental y mediterráneo, fue esclavista desde la Antigüedad hasta la abolición en el siglo XIX. En la época medieval, Barcelona fue un importante mercado de esclavos; abundaban tanto que en 1455 se fundó la Cofradía de esclavos y libertos de Sant Jaume. Hasta el siglo XV el subsahariano no irrumpió en ese mercado, aunque hasta el siglo XVIII la mayoría de los esclavos siguieron siendo blancos, sobre todo norteafricanos. Los acuerdos de paz y comercio, firmados por España con los países islámicos en la segunda mitad del setecientos, abolieron la mutua esclavitud de cristianos y musulmanes. Es en ese contexto de repliegue mediterráneo y de expansión colonial en las Antillas cuando –como ha demostrado Eloy Martín— aumentó la esclavitud negra en Cataluña.

Pero la singularidad del esclavismo catalán fue la intensa participación de embarcaciones y capital catalanes en la trata negrera legal desde 1789 entre África y Cuba. Aunque esa trata fue abolida en 1817, tras el acuerdo entre Gran Bretaña y España, el tráfico no desapareció sino que fue en aumento y convirtió a la colonia caribeña en uno de los principales mercados receptores del mundo. La ilegalidad de ese negocio no evitó que, de un modo u otro, estuviese implicada una parte de la gran burguesía española (financieros, hacendados, comerciantes, capitanes generales, etc.), incluso se relacionó con la trata hasta a la reina Isabel II y su familia. Aunque la esclavitud fue abolida en España en 1837, se eximió que la norma se cumpliese en Cuba y Puerto Rico. Entre 1820 y 1867, periodo de la trata clandestina, se tienen noticias de que en Cuba fueron desembarcados de manera ilegal al menos 700.000 esclavos. Se calcula, grosso modo, que a mediados del siglo XIX el 70% de la población cubana eran esclavos que trabajaban, sobre todo, en los ingenios de azúcar, en cafetales, en las fincas tabaqueras y hasta en tiendas y almacenes.

Jordi Maluquer fue el primer historiador que subrayó, en un estudio pionero publicado en 1974, las estrechas relaciones entre la burguesía catalana y la esclavitud colonial. A partir del permiso de 1765 de Carlos III el puerto de Barcelona pudo comerciar directamente con las Antillas, y se inició la gran emigración de catalanes a Cuba y Puerto Rico. Las inversiones en la isla se multiplicaron y los beneficios crecieron exponencialmente. Hubo destacados catalanes propietarios de ingenios de azúcar en las que trabajaban centenares de esclavos. Por ejemplo, las primeras fábricas de puros y cigarrillos de tabaco fueron creadas por catalanes. En una de ellas, la de Josep Gener i Batet, se produjo un incendio que después de ser sofocado dejó la triste imagen de aprendices carbonizados que estaban atados con cadenas. La fábrica de tabaco más importante y conocida fue la de Jaume Partagàs, asesinado en 1864 mientras visitaba una de sus vegas tabaqueras.

El comercio fue donde los catalanes ejercieron cuasi un monopolio. Nadie sabía cómo, pero cuando llegaba un barco eran los primeros en subir a bordo: “Maestros en su oficio, proceden con un extraño concierto con el que alejan o desbaratan a los competidores extranjeros”, escribió en 1857 un viajero francés. Unos años antes, en 1844, otro viajero norteamericano aseguró que los catalanes tenían “gran parte del comercio de la isla en sus manos, así como una parte considerable de sus riquezas”. Se especializaron en la exportación de azúcar, pero –como señaló Maluquer— fueron también unos comerciantes usureros que prestaban dinero a los hacendados con un interés que rondaban el 40%.

Si hubo un negocio en el que destacaron sobremanera los catalanes fue en la trata ilegal de negros entre África y Cuba. Sin duda, era el más arriesgado pero también el más lucrativo si lo que se pretendía era amasar una gran fortuna en poco tiempo. Los historiadores dudan de que hubiera un gran comerciante catalán relacionado con Cuba que no fuese negrero en algún momento de su vida. Algunos viajeros norteamericanos llamaban a los catalanes asentados en Cuba “judíos españoles”; uno de ellos, el reverendo Abiel Abbot escribió en 1829 que “tenían poco del carácter que, generalmente, atribuimos sin distinción al español”. Estos indianos acumulaban riqueza día tras día sin ningún tipo de escrúpulo, y después la trasladaban a Cataluña, para invertirla en una Barcelona en expansión económica y con un magnífico negocio inmobiliario desde la demolición de sus murallas en 1854.

Además del primer marqués de Comillas, Antonio López, la lista de negreros enriquecidos y sus socios es demasiado larga para enumerarla: fueron los Biada, Güell, Torrents, Ribalta, Vidal-Quadras, Mas, Sallés, Nonell, Espriu, Bosch, Xifré, Arrufat, Benet, etc. Como demostró Josep Maria Fradera, sus apellidos engrosaron las elites catalanas que, con todo el cuidado posible, ocultaron la procedencia de esas inmensas fortunas. El caso de Jaume Torrents, muy bien estudiado por Xavier Juncosa, es revelador de cómo mediante hábiles inversiones y estrategias políticas y matrimoniales, el “momento Barcelona” permitía que personajes como este moianés –indiano, empresario, naviero, financiero y negrero— fuese considerado ante todo un hombre piadoso y un benefactor social.

Uno de los argumentos del separatismo cubano fue, obviamente, la reivindicación abolicionista, muy duramente contestado por la alta burguesía catalana en 1868, con Víctor Balaguer como portavoz. Gracias a esta iniciativa se organizó un batallón de voluntarios, formado sólo por catalanes, que se embarcó en abril de 1869 en el vapor España rumbo a Cuba. Fue la primera fuerza militar enviada a luchar contra la insurrección separatista. Dos años más tarde, Joan Güell i Ferrer publicó una durísima crítica contra el independentismo por ser injustificable y nada conveniente a los intereses españoles; es decir, si la trata ilegal era indefendible había que mantener, al menos, la esclavitud. Pese a esa resistencia el abolicionismo triunfó y, después de varias leyes y demás decretos, en 1886 se liberaron los últimos 30.000 esclavos cubanos. Faltaban doce años para que Cuba dejase de ser un gran negocio, una reserva precapitalista que España no fue capaz de conservar para sus principales beneficiarios: la burguesía y la economía catalanas.

Se comprende, como sugirió Cambó, que la fecha inicial del “plantejament seriós” del problema nacionalista catalán fuese 1898. Más que perderse las últimas colonias, la burguesía catalana se quedó sin su lucrativo mercado antillano. El espectacular festín había terminado. Y comenzó la operación El meu avi, la invención de una relación ideal de Cataluña con Cuba en la que la memoria de la esclavitud y la brutal trata negrera fue escondida mediante la exaltación folklórica y popular del cremat y la habanera. Detrás de este falso idilio existió una trágica realidad, uno de los episodios más vergonzosos de falta de libertades y explotación humana en la historia de Cataluña sobre las que se levantaron las inmensas fortunas de buena parte de las elites catalanas, aún en el poder.

viernes, 17 de julio de 2020

El lenguaje ya perdido de Forges

Un vocabulario particular que ya es de todos

“Bocata”, “tocata”, “firloyo” o “tontolculo”. El humorista dominaba toda una técnica de formación de 

ÁLEX GRIJELMO, 22 FEB 2018

Antonio Fraguas, Forges, construyó un vocabulario propio que millones de españoles han hecho suyo. Y la Academia también. Por ejemplo, hoy en día se puede oír la palabra “bocata” en cualquier bar, tanto en la voz del cliente como en la del camarero, y después verificar su significado en el Diccionario, porque ahí figura desde 1983.

En esa entrada se aclara que este término se formó mediante un acortamiento de “bocadillo” y la adición del “sufijo jergal” –ata, y que equivale en el lenguaje coloquial precisamente a “bocadillo (pieza de pan abierta)”. Esta nueva función como sufijo jergal se la inventó Forges, y quizás se pueda añadir pronto a la lista de las otras cinco posibilidades y significados que el Diccionario reconoce al sufijo -ata para formar palabras nuevas en las que tal partícula se añade a una raíz (como sucede por ejemplo en “caminata” o “perorata”; además de otros términos con variación de género: “novata”, “niñato”…). Antonio Fraguas aplicó este sufijo más allá de la norma prevista, para ensancharla.

La Nueva Gramática de la Academia (2010) sí define esa aportación de Forges, aunque no lo cite como autor. Y señala que –ata es un sufijo que “construye nombres y adjetivos a partir de formas normalmente acortadas de bases nominales, adjetivales y, en menor medida, verbales”. En efecto, con esa misma construcción nacieron “sociata”, “cubata”, “tocata”...

 Un vocabulario particular que ya es de todos

FORGES

¿Añade algo “bocata” respecto a “bocadillo”? Puede que sí: el bocata es quizás más personal, más cercano; más de pandilla. Más plural que singular. Igual que el tocata respecto del tocadiscos. Y además, “bocata” ha producido ya un derivado: bocatería (o establecimiento donde se venden bocatas).

La estructura jergal le permitió además al humorista suprimir la preposición que vincula el pan con lo que va dentro. Así, por ejemplo, uno de sus personajes desesperados aparecía dispuesto a comerse “un bocata cerillas”.

Forges construyó gran parte de su vocabulario identificativo a partir de los recursos propios del idioma español (especialmente los sufijos), y también inventó términos que no tienen origen conocido. He aquí una posible clasificación de su léxico particular.

Palabras creadas por sufijación. Es decir, términos que se forman con la adición de un sufijo a la raíz. A la ya citada “bocata” se añaden “drogata”, “sociata”, “ordenata”, “cubata”, “jubilata”, “segurata”, “tocata”…

De ellas, ya han entrado en el Diccionario “cubata”, “bocata”, “drogata” y “tocata”, como alternativas coloquiales de “cubalibre”, “bocadillo”, “drogadicto” y “tocadiscos”. Sin embargo, no todas son obra de Forges, según contó él mismo a este periódico en 2014: “Bocata’ sí que lo inventé yo, y ‘tocata’ también. Pero ‘cubata’ y ‘segurata’ no”.

Más mérito aún, entonces: descubrió un camino de sufijaciones (las “sufijaciones jergales” según la Academia) que estaba inexplorado.

Y no terminaron ahí sus “forgendros” (o engendros de Forges). También acudió al sufijo latino –érrimus, que conformó en aquella lengua adjetivos superlativos como misérrimus, celebérrimus o acérrimus. El castellano adoptaría exactamente 11 de aquellos superlativos latinos (entre otros los tres citados), que consideramos cultismos y entre los que figuran también “libérrimo”, “paupérrimo” o “pulquérrimo”. Todos ellos los heredamos por tanto directamente de la lengua de Roma, y a nadie se le había ocurrido crear palabras en español con esas piezas. Hasta que Forges empezó a escribir y decir “estupendérrimo”, “tontérrimo”, “estupidérrimo” o “modernérrimo”. De momento no han llegado al Diccionario, pero quién sabe.

Forges también acudió al sufijo –amen para sus creaciones. Este morfema articula en español palabras en las que se deduce un significado colectivo de lo que menciona la raíz. Así tenemos “velamen” (conjunto de velas), “pelamen” (el conjunto del pelo) o “maderamen” (conjunto de maderas que entran en una obra). Forges identificó probablemente el sentido de abundancia y generosidad que se ocultaba en esos términos y formó por analogía palabras como “muslamen” o “porramen”. Y definió concretamente “muslamen” como “atributos femeninos determinantes”; y “porramen”, como “conjunto de porros fumados por un grupo parlamentario, necesarios para votar afirmativamente determinados proyectos de ley propios, curiosamente infumables” (El libro de los 50 años de Forges. Espasa, 2014).

Curiosamente, la primera aparición de su personaje llamado Blasillo (en el diario Informaciones, en los años setenta) incluye una palabra forgiana creada mediante sufijo. En esa viñeta, un niño le cuenta a un hombre con aspecto muy rural: “Padre, el Blasillo está diciendo malsonancias coyunturales”.

 Los jóvenes amigos Blasillo y Cosme filosofando (1984-1994)
Los jóvenes amigos Blasillo y Cosme filosofando (1984-1994) FORGES
“Malsonancia” no entrará en el Diccionario hasta 1984, mucho después de que la usara Antonio Fraguas.

Por su parte, el sufijo –oide le sirvió para formar un adjetivo (“afanoide”), que muestra una certera intuición. Ese morfema, según la Academia, “añade matiz despectivo en adjetivos derivados de otros adjetivos”; y pone como ejemplo “feminoide”. En el caso de Forges, un “afanoide” suele ser un concejal de Urbanismo.

Estos sufijos forgianos superaron todas las épocas de la obra del humorista, y también los hallamos en dibujos recientes. En ellos encontramos por ejemplo la palabra “gurtélidos”, en la que se establece una analogía con los nombres científicos que designan familias o especies animales (mustélidos, anélidos, camélidos...). En este caso, se designa una especie de bípedos asociados a la trama Gürtel.

Inglesismos. No los llamaremos “anglicismos” porque no lo son ni lo quieren ser. Antes al contrario: muchos anglicismos se usan por complejo de inferioridad (al creer que mencionar algo por su nombre en inglés es más prestigioso), y Forges se reía precisamente de eso. Hacía decir a sus personajes (a partir de los adjetivos en inglés terminados en –able; o sea: -éibol) palabras como “formidéibol” o “inaguantéibol”, además de “incrédibol”. ¿Por qué? “En mi época escolar”, explicó Fraguas, “todos estudiábamos francés. La clase media española estudiaba francés. Pero llegaron los superpijos y se pusieron a estudiar inglés. Y entonces yo le tomo el pelo de esa forma a ese estrato social, porque empezaban a decir palabras en inglés sin saber a veces ni qué estaban diciendo”.

En conversaciones familiares o de amigos, o en el lenguaje coloquial español, se suelen formar palabras así, inspiradas por Forges: “Es acojonéibol”, “esto fue impreviséibol”.

También inventó Fraguas los inglesismos “cuñading” (soportar a un cuñado) o “ejcuerning” (deporte de riesgo); y el francesismo “jilipoyuá”, de sencilla traducción para cualquier español.

Aféresis. La aféresis (del griego afaíresis, quitar) consiste en la supresión de algún sonido al principio de un vocablo. El Diccionario introdujo en 1884 los ejemplos de “norabuena” por “enhorabuena” y “Colás” por “Nicolás” (si bien en 1950 suprimió este segundo caso, quizás porque ya se entendía con el primero).

Forges captó en el habla popular esas aféresis que resultan graciosas y castizas, y en ocasiones les añadía un segundo término, fusionado: “Gensanta”, “mosanda”, “nefecto”, “sactamente”, “sodicen”, “soparece”, “sovaser”, “cachis la mar”, “gnífico”; a veces con la supresión de fonemas en el medio de la cadena de palabras: “tontolculo”.

Casi siempre se deducía un tono de sabihondez en el personaje que las pronunciaba. Pero eso no alcanzaba a la Blasa cuando decía “jomío”.

Interjecciones. El vocabulario propio de Antonio Fraguas incluyó además muchas interjecciones, algunas de las cuales podrían encajar en el capítulo anterior. Exclamaciones con aféresis son por ejemplo “¡sórdenes!” o “¡dremía!”, como también “¡vadiós!”. Y, por supuesto, “cielo santo”, que terminó en “¡losanto!”.

A ellas se unen otras populares, como “¡velay!”, una contracción de “velo ahí” que el Diccionario registra como interjección poco usada y que define así: “Úsase para dar por cierto o asegurar lo que se dice, a veces con resignación o indiferencia”.

“Velay” ya andaba por los diccionarios de principios del siglo XX, pero la Academia no la incorpora hasta 1984.

Además de aplicar su buen oído a la lengua coloquial y rural, Forges hizo pronunciar a sus dibujos exclamaciones inventadas por él, como “¡reconjoñeta!” o “¡recojonostiójonos!”.

Lenguaje popular. Algunos de los vocablos usados por Antonio Fraguas se hallaban desde hacía decenios en el habla popular, y acabaron aceptados luego por la Academia; quién sabe si con el impulso lejano del dibujante. Las palabras jergales pasaron a menudo por sus viñetas, como el muy usado “se está de buten” (“excelente, estupendo”). Él lo puso, por ejemplo, en boca de un náufrago ciertamente optimista.

El original dibujante también popularizó el elogio “maciza”, que llega al Diccionario en 1984 (“persona de carnes duras y consistentes”) después de que Forges se lo adjudicara mucho antes a las exuberantes mujeres de algunos de sus dibujos; y en ese mismo año se incorporan “maromo” (individuo, tío, fulano, novio), y además otro término del léxico forgiano: “chorbo” (“persona cuyo nombre o condición se ignoran o no se quieren decir”), de donde él formará “chorberío” –nuevamente con la técnica de la sufijación–; para definirlo, curiosamente, como “conjunto de maromos”.

Neologismos sonoros. La genialidad y la imaginación de Antonio Fraguas se plasmaron además en palabras inventadas por él, generalmente a base de combinar sonidos que bien podían sugerir lo nombrado. En esta categoría pueden encuadrarse las ya mencionadas exclamaciones “¡reconjoñeta!” y “¡recojonostiójonos!”. Y también el verbo “esnafrarse”.

El propio Fraguas contó el nacimiento de este neologismo, que la Academia no ha incorporado… aún. “La etimología de ‘esnafrarse’ es que íbamos mi amigo Antonio y yo en una bicicleta, y se nos soltó el manillar. Yo le grité: ‘¡Tírate!’, pero no se tiró. Yo me tiré, pero él se pegó una chufa contra una pared. Y entonces dije: ‘Se ha esnafrado’. Me salió así. Mucho tiempo después me enteré de que en gallego existe esnafrarse, que equivale a escarallarse. Pero mi padre, que era gallego, no hablaba nunca en gallego, y jamás le había oído esa palabra”.

Bueno, “escarallarse” tampoco está en el Diccionario de la Lengua Española, pero después de lo relatado se puede deducir bien qué significa.

Otros inventos geniales de Forges son “firloyo”, definido por él como “conjunto mecánico incomprensible”, o “firulillo”, palabra que designa un “dispositivo mecánico o electrónico, de función desconocida en el mecanismo en cuestión” (El libro de los 50 años de Forges, 2014).

La misma creatividad onomatopéyica alumbró los términos “esborcio” (construcción electrónica compleja e inadecuada), “esforciar” (romper, estropear) o “jodiente” (diente que molesta con mucho dolor).

Nombres propios. Además de los ya conocidos Blasillo, Mariano, Concha, Blasa, Romerales… Forges inventó personajes con nombre propio adaptado, mediante juegos de palabras que partían de una cierta realidad. Así, el gran portero internacional de los años ochenta Luis Miguel Arconada tuvo su personaje opuesto en Arcomanta; y el arquero Andoni Zubizarreta inspiró a su vez a Subimaleta (“el portentoso guardameta”). A los dos se les añadió el Inéfito Feliú, “esforzado atleta, primo de Subimaleta”, que siempre salía estrepitosamente derrotado. También creó Fraguas la televisión Torrenicasso (por aquel entonces, CNN+ se hallaba en Torre Picasso), en otra parodia onomástica.

Los escasos ejemplos aquí referidos (escasos en comparación con la extensión de su obra y de su vocabulario) dan idea del interés que siempre suscitó el lenguaje para el entrañable humorista.

Ese cariño por las palabras se plasmaba además en una notoria obsesión por el correcto uso del español (detestaba, por ejemplo, el galicismo “poner en valor”). Forges conocía con profundidad su lengua, y gracias a eso fue capaz de gastarle al genio del idioma unas bromas que, lejos de incomodarle por atentar contra sus viejos criterios, le habrán hecho reír a carcajada