Mostrando entradas con la etiqueta Ciudad Real. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ciudad Real. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de junio de 2023

Navagero y el caballero ciudarrealeño Gaspar Rótulo, de origen italiano

 "Pasado el puerto se está fuera de Andalucía y se entra en Castilla, cuyo primer lugar es El Viso. Si yo no me engaño, el Puerto del Muladar forma parte de Sierra Morena. El día 16 fuimos a parar a Almagro, a siete leguas. El camino transcurre por sitios deshabitados y estériles. Almagro es buena población, lugar principal de la Orden de Calatrava y entrada del Maestrazgo. Hay en Almagro una cosa rara, y son unos pozos de agua amarga. A dieciocho leguas de Almagro, en Sierra Morena, hay un lugar llamado Almadén donde, cociéndola, se obtiene azogue de una piedra, y de la misma se obtiene bermellón, que es el minio o cinabrio. Nos detuvimos en Almagro un día, invitados por Meser Gaspar Rótulo, y nos alojamos en casa del Bachiller del Salto." (Viaje a España del Magnífico Señor Andrés Navagero, Embajador de la República de Venecia ante el Emperador Carlos V, 1524-1526, traducción y estudio preliminar de José María Alonso Gamo, Valencia, Editorial Castalia, 1951, págs. 81-82).

domingo, 14 de junio de 2020

Impresiones sobre Ciudad Real (1873) en plena I.ª República del economista Modesto Fernández y González

El economista, escritor y periodista gallego Modesto Fernández y González (1838-1897), menos conocido que sus hermanos el filólogo Francisco Fernández y González (1833-1917)  y el novelista Manuel Fernández y González (1821-1888),​ si es verdad que eran sus hermanos, era primo del abuelo del escritor Camilo José Cela y redactó un grueso y ameno libro de viajes donde habla, y no poco, de La Mancha ciudarrealeña en 1873: Portugal contemporáneo: de Madrid a Oporto pasando por Lisboa: diario de un caminante (Madrid: Imprenta y fundición de Tello, 1874). Este libro es importante porque el ojo economista del autor, bien educado para inspeccionar las virtudes y carencias del terreno, ofrece una buena descripción y análisis de la Ciudad Real del último tercio del siglo XIX; también suministra no pocos detalles sobre los monumentos históricos y artísticos. ​ 

En sus obras usó además los seudónimos de "Camilo de Cela", que inspiró a su emparentado premio Nobel, "Fernán González" y "Julio de Osera". Fue delegado de Hacienda de Madrid, académico de la Matritense de Jurisprudencia y Legislación, vicepresidente de la Asociación de Escritores y Artistas, presidente del Fomento de las Artes y caballero de la Legión de Honor; se hizo famoso este prerregeracionista con la frase "menos doctores y más industriales". En el texto que cuidadosamente he editado más abajo, (y lo habría editado mejor si dispusiera de más tiempo) es de notar su análisis de la industria del encaje en Almagro, de la minería de Almagro y de lo que supuso la Revolución de mejora para Ciudad Real, entre otros curiosos detalles (por ejemplo, la velada alusión al carácter carlista de la región). 

Alcázar de San Juan, 3 de Abril de 1873. 

Al salir de Aranjuez volví á la estación. Allí he visto en algunos coches un aviso que decia en gruesos caracteres Lisboa

— ¿Qué significa esto? pregunté. 

— Muy sencillo, me respondieron. Los viajeros de primera clase que se trasladan de Madrid á Lisboa tienen el derecho de conservar el mismo wagón hasta la capital del reino lusitano. Este derecho es una gran comodidad, pues se evitan cuatro trasbordos en otras tantas estaciones; Alcázar de San Juan, Ciudad-Real, Badajoz y Entronçamento. 

— ¿Y los viajeros de segunda y tercera clase? 

— Esos tienen que someterse á las variaciones de las empresas, pues cada trasbordo supone un nuevo dueño ó  administrador de la línea férrea. Los coches de una empresa no recorren el trayecto de otra, si se exceptúan los de primera clase, que gozan del privilegio exclusivo de los hombres de fortuna. 

Después de agradecer estas explicaciones, tanto más necesarias cuanto menos se haya viajado, y de ocupar el asiento impuesto por ni bolsillo y reconocido por mi voluntad, el tren correo, único que enlaza con todas las líneas, se puso en marcha hacia Alcázar de San Juan. 

Las horas trascurrían como minutos; la noche era apacible y serena; á un lado y otro del camino empezaban á divisarse las llanuras de la Mancha. 

¡Alcázar! anuncian los pregoneros de la estación, y el nombre del pueblo se repite en todos los coches. 

Los viajeros se confunden con otros viajeros. Andalucía, Extremadura, Valencia y Portugal, facilitan á la estación de Alcázar diariamente y por breves momentos una masa flotante de gentes, que circulan de aqui para allá, de la fonda al café, y del café al templo de Baco. 

Es un cuadro animadísimo el que presenta la antesala del hotel, que por cierto tiene por techumbre el firmamento; allí aparecen, en exposición continua y relevándose de hora en hora, tipos, caracteres y costumbres españolas de una pureza extraordinaria. El escritor y el artista encuentran en aquellos cuadros mucho que estudiar y no poco que aprender. 

Los viajeros pedian con solícito afán una jícara de chocolate ó una taza de café; algunos, aunque pocos, preferían el té ó chá portugués, y un servidor de Vds. estaba al aire libre, preocupado con una idea. 

Recordaba el que estas lineas escribe que la villa de Alcázar de San Juan, una de las más importantes de Ciudad-Real, y en la que fundó Carlos III el mayorazgo infantazgo para su hijo segundo, pretendió en algunas ocasiones la gloria, que gloria seria para todos los pueblos, de haber dado cuna y pila bautismal á un español  insigne, a quien las naciones reconocen por Miguel de Cervantes Saavedra. Pero Alcalá de Henares, ciudad predilecta del Cardenal Jiménez de Cisneros, puede enorgullecerse con el hecho, en general aceptado, de que en su recinto ha visto la luz primera el ingenio peregrino que, andando los siglos, todavía admira el mundo. 


IV 


Almagro, 4 de Abril de 1873. 

Larga extension de terreno hemos atravesado.  Ni un  momento he podido olvidar las hazañas de Sancho y los batanes que tan crueles sustos le prodigaron. Daimiel y Almagro, Miguelturra, son páginas constantemente abiertas del Quijote y al detenerse en sus relaciones, la memoria y la inteligencia se fijan en aquella obra maestra de la literatura española. 

Almagro reúne, no ya el recuerdo del Caballero de la triste figura, sino una industria importantísima, la de encajes y blondas, que compiten con iguales artículos de procedencia extranjera. 

Desde 1396 en que se inició esta industria y hasta los primeros años del reinado de Doña Isabel la fabricación fué en aumento á causa de ser considerable el consumo, así en Europa como ea América. Los operarios eran muchos, las ganancias no eran menores. Las madres acostumbraban á sus hijas, sin distinción de clases, á la confección de esta delicada labor. 

Hay una época, la de 1836 á 1845, en que la fabricacion llegó á su mayor apogeo. Una sola casa tenia á su servició 14.000 operarios, distribuidos entre el Moral de Calatrava, Miguelturra, Bolaños, Granátula, Daimiel, Carrion, Ciudad-Real y otras poblaciones. Ya en 1850, la industria declinaba. Dos casas destinadas á la venta de encajes, compraban los productos á las operarias, á cambio de dinero unas veces y de géneros catalanes otras. Estas trasformaciones y la competencia extranjera hicieron que 
en el dia solo puedan contarse 6.000 personas, que vivan del trabajo de la fabricacion. 

Aquellos riquísimos encajes y aquellas finísimas blondas que antes eran codiciadas en el comercio, no se producen hoy en tan considerable cantidad, ya por falta de pedidos, ya por exceso de precio, ya por exigencia de la moda. Ahora las encajeras ofrecen puntillas de hilo, bien hechas, excelentemente fabricadas, que las toman y las revenden los mercaderes ambulantes. 

Esta industria, en sus mejores tiempos, ofrecía pingües y saneados rendimientos. Cuando el jornal de los obreros del campo alcanzaba solo cuatro reales, sus mujeres é hijas obtenían sin fatiga y sin esfuerzo diez ó doce, según la agilidad de cada una, habiéndose dado el caso, y no único, de que muchas niñas recibiesen de salario tantos reales al dia como años tenían de edad. 

Así se comprende, que en el mayor apogeo de la industria de encajes, las mujeres fuesen tan requeridas de amores para el santo lazo del matrimonio. El haber del jornalero en el extenso término de Almagro era corto; el producto de la fabricación de las encajeras era sabido. 

De aquí que todos solicitasen á estas femeninas industrialas y virtuosas por el trabajo, honradas por la educación; pues al mismo tiempo que recibían por compañera una esposa, digna de la familia y de sus hijos, ingresaba en casa una renta segura para las necesidades del matrimonio.

El trabajo ha sido en todos tiempos fuente de virtud. 

Almagro es la capital del campo de Calatrava, donde reside el gobernador eclesiástico de la orden. Y al llegar aquí, puesto que cito á las órdenes militares, séame permitido evocar los recuerdos de la historia y las lecciones de la infancia. 

Las órdenes militares han perdido su importancia pasada; hasta el gobierno de la nación las ha declarado disueltas. Nadie intentará renovar sus hazañas, sus heroicas empresas, sus inmensos servicios al grito de Dios ley y patria; pero pecaría de ingrato y antipatriota quien negase á aquellas asociaciones espíritu aventurero, amor nacional é hidalguía castellana. 

Nuestras tradiciones populares son las mismas tradiciones; nuestros recuerdos históricos son sus propios recuerdos; nuestras glorias españolas son sus propias glorias. ¡Ahí los guerreros de la orden de Santiago en todas partes estaban y en todas prodigaban su sangre y sus tesoros! La cruz del Redentor del mundo era la enseña que les animaba al combate, á la lucha y á la muerte. Los guerreros de Calatrava contaban el número de mártires por el de sus valientes, y sus castillos fueron testigos mudos
de proezas innumerables: los asociados de Alcántara, Montesa y San Juan, inspirados por la fé, yalerosos por la guerra, admiradores de su engrandecimiento, reconocidos á la fortuna de sus laureles, servian lealmente á la religión y á la patria. 

Llegó un momento en que tales asociaciones fueron un poder dentro de otro poder, un estado dentro de otro estado, una nación dentro de otra nación. Tenían estas órdenes autoridad civil, autoridad religiosa y autoridad militar. ¿Qué eran, si no, los grandes Maestres de las mismas? ¿Eran por ventura otra cosa que pequeños reyes, dueños de la autoridad soberana, el primero entre los primeros atributos del poder supremo? ¿No gozaban y dispensaban la jurisdicción civil y la jurisdicción criminal? ¿No resolvían las cuestiones judiciales y sentenciaban los procesos de sus asociados? 

Pero este poder casi soberano que ejercían, delegado de la Corona, como que á esta se hallaban las maestranzas incorporadas, fué necesario, absolutamente necesario en aquellos tiempos turbulentos de guerras y de conquistas, de espíritu religioso y de entusiasmo patriótico. 

Los servicios que prestaron, los mártires que inmortalizaron su nombre, el afán de guerrear que llevaban á todas partes, la pasión religiosa que presidia á todos sus actos, bien merece que se recuerde al pisar esta tierra ennoblecida con la sangre de tantos hijos y con el resuelto esfuerzo de tantos valientes. 

Abandonemos la villa de Almagro, dejando al lado de la estación un convenio magnifico, casi en ruinas, como sucede con la mayor parte de las obras artísticas de España. 

Ciudad-Real, 5 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia; en la de Manzanares a los de Andalucía, y previa la detención en los puntos intermedios, el tren siguió á todo correr de la máquina, porque no hay pendientes, desniveles ni curvas en un terreno de suyo llano y espacioso, hasta llegar á Ciudad-Real. 

Era el amanecer. 

Se oia el canto de los pajarillos y se observaba á la simple vista el numero de árboles en donde estaban escondidos. La Mancha es un país rico, produce lo necesario á la vida, y hasta exporta lo sobrante con notables rendimientos. Sus hijos, que son hijos de España, reúnen todas las cualidades de los buenos ciudadanos; afables en el trato, trabajadores en el campo y en el taller, hacendosos en sus viviendas, bravos en el ejército y honrados con la fé de sus mayores. Pero se advierte en ellos cierta rivalidad con la vegetación, pues existen muy contados árboles, y los que se plantan, desaparecen en los primeros meses. Las preocupaciones pueden mucho; la conveniencia puede más todavía. La conveniencia exi- 
ge que el arbolado aumente, para que las lluvias sean periódicas y eviten la propagación de epidemias y enfermedades. Todos los pueblos siguen este sistema, y aunque la Mancha no tenga aguas abundantes para el riego, fácil es sostener y propagar con solo el cuidado y la perseverancia, la plantación de especies arbóreas, tan necesarias á la salud. 

Llegamos ya á Ciudad-Real. 

Comparado el pueblo de ahora con el de antes se observa una trasformacion beneficiosa. E1 camino de hierro avivó el deseo de reformas. 

Al penetrar en Ciudad-Real, se ofrece á la vista un espectáculo agradable. Las murallas, las almenas, las casas, simétricamente colocadas y de trecho en trecho recogidas al abrigo de los templos católicos, llaman la atención del espectador y del viajero. Sobre todo, las antiguas defensas de la plaza, que eran las murallas, en gran parte destruidas hoy, y las torres, en su mayoría echadas por el suelo, reconcentran el entendimiento en el esplendor de antes y en el abatimiento de ahora. 

Para ingresar en la ciudad, tenemos á nuestra disposición siete puertas, que se conocen con otros tantos 
nombres propios. Ciruela, Alarcos, Carmen, Granada, Santa María, Mata y Toledo, pues la de Calatrava pertenece ya á la historia. Algunas de estas entradas conservan todavía, á pesar de tantos vandalismos artísticos y de tantas profanaciones históricas, la fisonomía de tiempos pasados, y recuerdan el nombre inmortal de Carlos I; la de Toledo, notable para el.anticuario por sus esbeltos arcos, por su delicada fábrica, por las torres que le sirven de vigilantes, por su grande ojiva y sobre todo por el gusto arquitectónico que revela, permanece en pié para examen de los inteligentes; y la de Ciruela, que se halla inmediata á la estación del ferro-carril y acaba de ser restaurada á conciencia por la generación 
contemporánea, tiene el privilegio de reflejar en ella todas las miradas. 

Fijémonos en esta última puerta. Existia al Sur de la ciudad un arco de medio punto, carcomido por el tiempo é inaccesible al paso de las gentes, que la linea férrea hizo necesario su habilitación para llegar directamente,  y sin inútiles rodeos, al centro de la misma. 

Es preciso confesar que la restauración fué hecha con inteligencia y sin mengua del arte. Un arquitecto peritísimo, D. Cirilo Vara, propuso que se colocasen dos torreones, unidos por un lienzo de pared, y en el que se ostentasen gallardas almenas. En el centro debia figurar un arco de gusto gótico. En efecto, la obra se llevó á feliz término por iniciativa del entonces gobernador civil Sr. Cisneros, y el viajero puede contemplar una fortificación guerrera de agradable aspecto y de general conveniencia. 

Ahora que la reforma está hecha, ahora que las gentes transitan sin dificultad; ahora que los vehículos entran y salen según el antojo de sus conductores, parece el trabajo sencillo y la obra producto de escasos esfuerzos. Ha costado, por el contrario, no pocas vigilias y grandes sacrificios. 

El proyecto llegó á su término, y la Puerta de Ciruela, que ofrece un ancho de 10 metros por 11 de altura, que su ornamentación corresponde al género arquitectónico, que hasta el más insignificante detalle, fué previsto y realizado, es el adorno más completo que podía ofrecer la ciudad favorita de Alfonso el Sabio á los viajeros, ya por la proximidad al desembarque del ferro-carril, ya 
por el sitio en que está colocada. 

Ciudad-Real es un conjunto desordenado de obras antiguas y de obras modernas, de recuerdos históricos y de trabajos presentes. 

Como obra de otras generaciones , sobresale el. templo de Nuestra Señora del Prado. Admira ver aquella sola nave, tan alta, tan esbelta, tan espaciosa, que rivaliza en magnificencia con los demás templos de España. Es posible que no haya otro que le exceda; pues cuenta 50 metros de longitud y 47 de latitud. Las dos bóvedas interiores, que recuerdan los primeros años del siglo xvi, el retablo, las esculturas de los apóstoles, la torre elevadísima, todo está primorosamente hecho y con arte dirigido. Domina en la construcción el gusto gótico. 

Allí se encuentran dentro del templo los estandartes que sirven para las proclamaciones de los Reyes, del  mismo modo que en la Basílica de Atocha, custodiada por los inválidos del ejército, ondean para perpetuo recuerdo y para eterna enseñanza los trofeos y las banderas ganadas por los españoles en los campos de batalla ó en los combates navales. 

Otras dos parroquias á más de la de Santa María del Prado, existen en Ciudad-Real. Tiene la de San Pedro Apóstol y la de Santiago; esta última, la más antigua de todas, pero también la más maltratada por impericia de los restauradores y revocadores. Aquella techumbre, que priva al templo de su primitivo carácter, no está en armonía con el resto del templo, con las tres naves, con las anchas ojivas y con el retablo que adorna la Casa de Dios. 

La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, es antigua: ofrece á la vista tres naves espaciosas, un coro, obra del siglo xvi; un altar dedicado á la virgen de la Guía, modelo de estilo churrigueresco; grandes columnas; hermosísimas gradas para llegar al presbiterio, y un retablo de escayola, tanto más notable, cuanto que fué hecho por un hijo de la ciudad, por el Sr. López Donaire, nada menos que en 1863, es decir, hace pocos años. 

Tres puertas dan ingreso al templo , las tres de construcción antigua y distintas en el orden arquitectónico. Las murallas y las puertas revelan el espíritu guerrero de pasadas edades; los conventos y las iglesias, la piedad de nuestros mayores. 

Ya hemos dicho el estado de las primeras, ya hemos indicado los templos; solo falta recordar los conventos, el de Carmelitas y el de Dominicas , que cuentan por centenares los años de existencia. Y de esta suerte completamos todo lo antiguo, todo lo que legaron nuestros ascendientes en fuerza de sacrificios por la religión y por la patria. 

En contraposición á las obras antiguas , ofrece el sistema constitucional las obras modernas. Aquellas se destinaban á la oración, á la caridad y al recogimiento; estas se aplican á las artes , á la enseñanza , á la ciencia, á la industria y al dolor. Templos , hospitales y monasterios constituían las primeras ; fábricas, talleres, escuelas, institutos, hospicios , casas de socorro , constituyen las segundas. 

Entre las construcciones recientes figura la Gasa Consistorial, terminada en 1869. E1 edificio es suntuoso por fuera y admirablemente distribuido por dentro. Una esbelta y graciosa escalera, adornada con estatuas, convida el ingreso al palacio popular. 

El salón de sesiones puede enorgullecer á una capital de tercer orden , y aun de segundo y de primero: 13 metros de largo por 6 de ancho, á más de las pilastras, capiteles , balaustrada y trabajo artístico, base de la ornamentación: hé aquí lo que ofrece la sala destinada á las conferencias de los concejales de Ciudad-Real. 

La parte exterior, reúne á la sencillez la elegancia. El frente á la plaza es un trabajo digno de examen minucioso, descollando las armas de la ciudad, las de Castilla, la lápida de la Constitución, las estatuas representativas de la Justicia y la Prudencia, la Industria y la Agricultura, las ventanas centrales y la torre, y sobresaliendo entre la parte constructora de la obra , la tan conocida y apreciada piedra de Novelda. 

La Plaza Mayor, ó sea de la Constitución, es de forma irregular. Viene ya de tiempo de Fernando VI, de aquel diligente monarca que fomentó la marina, construyó el Jardín Botánico de Madrid, estableció el Observatorio astronómico, protegió á los hombres de saber, auxilió á la industria y al comercio, creó la Academia de Bellas Artes, y firmó un tratado de paz , el de Aquisgrán, en 1748. La plaza es un trapecio de 4.000 metros cuadrados, y fué objeto de reparaciones importantísimas en 1860, sin detrimento del arte y en honor de la belleza. 

El género que domina en las construcciones particulares, es el greco-romano, destacándose el piso principal por sus adornos, por sus ventanas, por sus pilastras y por sus capiteles. 

En el centro de la plaza se levanta una fuente erigida á la memoria de Hernán Pérez del Pulgar el de las Hazañas y hijo de Ciudad-Real, que debe servir de base á la estatua de tan insigne guerrero. Allí, en el propio pedestal y mirando al Ayuntamiento, aparece en letras de oro y en elegante lápida de mármol, la siguiente inscripción: 

HERNÁN PÉREZ DEL PULGAR 
EL DE LAS HAZAÑAS 
NACIÓ EN CIUDAD -REAL EN 1454 
Y MURIÓ EN GRANADA EN 1534. 
LA CIUDAD NATAL CONSAGRA 
ESTA MEMORIA AL SEÑOR DE LOS 
MOLINOS DE TREMECÉN, 
AL HÉROE DE ALHAMA, DEL SALAR, 
DE GUADIX, DE SALOBREÑA, 
DE GRANADA Y DE MONDÉJAR. 

Los pueblos que recuerdan las virtudes, la inteligencia ó el valor de sus hijos predilectos, merecen el aplauso de la historia y los plácemes de las generaciones contemporáneas. Honrar la memoria de los grandes hombres es honrarse á si mismo la patria, es honrarse á si mismo el pueblo que les vio nacer. 

Ciudad-Real se enorgullece con Alfonso de Soto, jurisconsulto [no, es de Ciudad Rodrigo]; Juan de Molina, historiador; Alonso de Céspedes, guerrero; Fernán Gómez, médico y literato, hijos todos de esta población. 

Continuando las obras y restauraciones modernas, ya públicas, ya particulares, debemos mencionar el cuartel de caballería, fundado á fines del siglo anterior para casa de misericordia por el cardenal arzobispo de Toledo, señor Lorenzana, y convertido más tarde en alojamiento de la fuerza armada. El edificio es cómodo, espacioso, bien situado, perfectamente restaurado y propio para tres ó cuatro regimientos. 

El Hospicio provincial, reformado en todas sus partes, ofrece grandes departamentos; el Instituto, tiene aulas y colegio de internos con absoluta separación, y el Hospital civil, extramuros de la ciudad, ostenta salas ventiladas é higiénicas. 

Como edificios particulares sobresalen los palacios de Barrenengoa y Almagro, y como paseos, el de la Libertad, inmediato á la puerta de Calatrava, que fué un tiempo interminable serie de lagunas, causa permanente y ocasional de enfermedades para el barrio de Santiago, y hoy es una planicie agradable y una larga extensión de terreno bien dispuesto para la gente de á pié. 

E1 tiempo era limitado, pero suficiente á recorrer todas las calles y visitar todos los edificios públicos. El aspecto que presenta esta capital revela grandes mejoras realizadas en los últimos años, y un deseo vehemente de llegar en breve término á la altura de otras ciudades, superiores en importancia política, aunque no en riqueza y recuerdos históricos. 

VI 

Argamasilla de Alba, 7 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia, quedando únicamente en nuestra compañía hasta Manzanares los que se dirigían á las fértiles y hermosas provincias andaluzas. 

Pocos españoles habrá que al oir el nombre de este pueblo y al fijarse en la estación de Argamasilla de Alba, no recuerden al punto aquellas palabras que repiten los niños y pronuncian los ancianos: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme» Cervantes no quiso acordarse de Argamasilla, sin duda para que todas las villas y lugares de la Mancha le ahijasen, y sin embargo, le dio alto renombre é imperecedera fama. Aquí pasó luengos dias y menguadas noches, y en este pueblo hubo de habitar por ajeno mandato una humilde casa, donde toda incomodidad tiene su asiento. 

Todos saben de memoria que en Argamasilla de Alba concibió y escribió Cervantes la más ingeniosa fábula de los tiempos pasados y presentes; todos saben que Argamasilla sirvió de prisión al escritor, al soldado y al diplomático, abrumado por tanta miseria y tantos sufrimientos, pero rico de nobleza, de bravura y de inteligencia. 

¿Quién, que no reniegue del nombre español, pasa por este pueblo y no dedica algunas horas á visitar la prisión de Cervantes? 

¡Ah! Un impulso de la propia conciencia y una resolucion espontánea de la voluntad, me obligó á detenerme aquí un día. ¡Veinte y cuatro horas que trascurrieron en veinte y cuatro segundos! Una, dos, tres, hasta diez veces, recorrí de arriba abajo y de abajo arriba la casa de Medrano. Pero ¿qué es la casa de Medrano? La tradición popular trasmitida de padres á hijos designa á esta casa como la que sirvió de cárcel á Cervantes. 

Ese edificio fué comprado por el Estado en 1862, á petición del entonces gobernador de la provincia de Ciudad-Real y conocido literato D. Enrique de Cisneros. No se limitó á la compra el esfuerzo de la nación para honrar al primer prosista español, sino que fué restaurada con esmero y se conserva con diligente cuidado, por iniciativa y aun generosidad pecuniaria de D. Sebastian Gabriel de Borbon, grande aficionado á las artes y á las letras patrias. En el interior de la casa se ve un cuadro que recuerda á las gentes el nombre del literato que allí pasó amarguras sin cuento, y el titulo del libro que constituye su propia gloría y la del país que le vio nacer. 

El impresor D. Manuel Rivadeneyra, muerto ya para desgracia de la España literaria, pero á quien sucede honradamente por títulos de honor, con nobleza adquiridos, su propio hijo, se propuso dar á la estampa el libro Don Quijote de la Mancha en el mismo sitio y lugar en que lo escribió su autor. Asi sucedió en efecto. Empresa en que el Sr. Rivadeneyra tomaba parte, podia darse por terminada en su ejecución. La Biblioteca de Autores Españoles denuncia una obra 'colosal y un amor patrio á toda prueba. La publicación del Quijote en Argamasilla de Alba, compuesto por cajistas llevados de Madrid, é impreso en máquinas de procedencia nacional, revela el propósito de coadyuvar á la obra de agradecimiento que debe la nación española al Manco de Lepanto. 

Es decir, que España adquirió la casa , el ex-infante D. Sebastian la restauró, y Rivadeneyra hizo una edición especial del Quijote y de otras obras del autor, que andan en manos literarias y se ven en las bibliotecas de los hombres de estudio. 

Más ha hecho la generación moderna por la memoria de Cervantes que sus propios contemporáneos. En nombre de todos los españoles, la Academia de la Lengua le tributa solemnes honras fúnebres en Madrid, llevando la palabra de Dios un obispo de la cristiandad ; la casa en que vivió Cervantes en la capital de España, es conocida por una lápida que la municipalidad ha hecho colocar; su calle lleva su propio apellido; aparece en estatua frente al palacio de las Cortes , y hasta el estudio de humanidades á que asistía en la calle de la Villa, llama la atención del transeúnte. 

Salgamos del pueblo inmortalizado por Cervantes, para visitar los alrededores. Ante nuestra vista se descubren inmensos campos y llanuras; á un lado está el Toboso; al otro, términos de riquísimas villas ; en todas partes aparecen las señales que fotografía D. Quijote en su inimitable cuadro de la vida y de los hombres. 

El corazón se ensancha y el patriotismo tiene legítimo desahogo corriendo por estas tierras, que traen á la mente recuerdos imperecederos. 

Rindamos un tributo de admiración al insigne escritor que ha gozado del raro privilegio de que sus obras se tradujesen á todos los idiomas, y de que por su nombre y por su fama constituya el ornamento de las letras castellanas. 

VII

Puertollano, 8 de Abril de 1873. 

En este pueblo existen unos baños, cuya nombradía llega á todas partes y cuya eficacia para ciertas dolencias es altamente provechosa. Larga caravana de enfermos se dirige á Puertollano desde el 15 de Junio á igual dia de Setiembre, que es la temporada abierta al público. Otros baños se encuentran á corta distancia de estos, los hervideros de Fuensanta y los del Villar. 

Asi como Puertollano tiene estación y los viajeros se detienen en el pueblo, sin molestias, los de Fuensanta exigen que se salve un trayecto desde Ciudad-Real en ómnibus, y los del Villar que se ande una hora en tartana desde la estación de la Cañada. Asi y todo, la concurrencia es numerosa y los beneficios de las aguas abundantes á la salud. 

En Fuensanta predominan las mujeres, asi como en Los Baños y en Puertollano pagan su contingente en gran mayoría los hombres. Aquellas aguas minerales son acidulas y ferruginosas, mientras que estas se acercan más á las carbónicas. Las enfermedades de la piel predominan en las primeras, y las de estómago y reumáticas ofrecen asiduo entretenimiento á las segundas. La temperatura de estas aguas es la siguiente : 

Hervidero de Fuensanta. 17° y 25º Reaumur. 

Puertollano 13º idem. 

Observo que me entrometo en asuntos facultativos, como si fuera escritor médico español, y tan competente en aguas minerales como D. Marcial Taboada, D. Anastasio García López ó el respetable Sr. Rubio, por desgracia perdido ya para la patria y para la ciencia. 


VIII

Almadén, 9 de Abril de 1873. 

Al oir la palabra Almadén el amor patrio se enorgullece. Criaderos de esa clase, tan primorosamente ofrecidos por la naturaleza y con tal abundancia prodigados, no existen en otro país de la tierra. 

Aquellos criaderos, que celebran y envidiaa todas las naciones; aquellas masas de mineral incalculables é inacabables; aquellas galerías, más dignas de atención por los trabajos de la naturaleza que por los esfuerzos de los hombres, lisonjean, y pueden lisonjear, el orgullo español, Y, sin embargo, contrasta la riqueza de las minas con la administración de las mismas. 

Todos creen al llegar á la estación de Almadén que están ya en las minas. Engaño manifiesto. El viajero tiene que recorrer ocho kilómetros antes de penetrar en el establecimiento, pero ocho kilómetros de un camino fatal, inaccesible á los carruajes y solo practicable en buen tiempo á la gente de á pié. El que tenga deseos de visitar aquel prodigio de la naturaleza, quédese en la estación anterior, Almadenejos, y desde allí podrá seguir, no muy cómodo, un camino vecinal recientemente construido. Maravilla al viajero que las minas de Almadén no tengan vias de comunicación, ni una mala carretera, ni siquiera un ferro-carril servido por fuerza animal. ¡Cosas de España! 

El Sr. Rodríguez Pinilla, que fué director general de Propiedades, se lamentó en documentos oficiales de este abandono. Dios quiera que su voz no se pierda en el espacio. 

Es verdad que existe una linea férrea entre España y Portugal; pero este camino de hierro, aunque pasa por las inmediaciones de Almadén y una de sus estaciones está bautizada con su nombre, deja subsistentes las mismas dificultades para los viajeros y para los trasportes. 

Las minas de azogue de Almadén , cuya explotación data de tiempo de los romanos, que en el siglo xvi fueron arrendadas á los condes Fúcares y que volvieron al pleno dominio del Estado en 1616, se hallaban dotadas al fin del siglo pasado de los aparatos más adelantados en aquel tiempo. Se montó una máquina de extracción de minerales movida por ocho caballerías, otra de vapor de 40 caballos que salió de los talleres del inmortal Watt y se aplicó al desagüe, y una grúa para mover grandes pesos y colocarlos desde el mismo pozo de extracción en las carretas con que se hacia y se hace aun hoy el tras-
porte. 

E1 gobierno entonces quiso dotar esta preciosa finca de todos los mejores elementos mecánicos que podían mejorar la explotación, y Almadén puede vanagloriarse hoy de poseer y ver marchar todavía, después de ochenta años, una de las máquinas de Watt más antiguas que sustituyeron á las de Newcomen para hacer el desagüe de las minas. 

Pero si en aquella época se dedicaron algunas sumas á mejorar los sistemas primitivos con aparatos nuevos, desdé entonces hasta estos últimos años, nadie habia querido escuchar los ayes y reclamaciones de los ingenieros en demanda de progreso para aquellas minas. Setenta años habian trascurrido desde las innovaciones allí introducidas; el siglo xix estaba recorriendo su segunda mitad, Y el Estado, dueño de las minas, veia impasible hacer la extracción con muías, el trasporte en carretas de bueyes, subir y bajar á los obreros por escaleras de mano á 300 metros de profundidad, gastando sus fuerzas y su vida inútilmente, como si el yapor no existiera, como si la mecánica no hubiera hecho progreso alguno 
en estos setenta últimos años, como si no hubiera medios de economizar las fuerzas alargando la vida, del obrero que baja á los subterráneos. Tampoco se pensaba en que estos obreros, condenados á respirar una atmósfera envenenada, podian experimentar un grande alivio introduciéndoles aire del exterior con que vivir; se limitaban los medios de ventilación á dejar obrar el desequilibrio de la atmósfera sobre las bocas que comunican las díferentes galerías con el exterior , y cuando más se encendía alguna leña en el verano en uno de ellos para activar un poco la corriente natural. 

Pero afortunadamente todo ha cambiado en aquellas minas en estos últimos años, gracias á los recursos votados por las Cortes Constituyentes á propuesta del ministro de Hacienda, D. Laureano Figuerola. Con estos recursos han podido comprarse en los talleres de Bélgica máquinas modernas, que obedecen á un plan completo de instalación, estudiado y desarrollado por uno de los ingenieros del Cuerpo de Minas más competentes y respetables, el Sr. Monasterio, comisionado para este objeto por el gobierno. 

Algunas de estas máquinas están ya funcionando con brillante éxito, y los obreros que bajan y suben de los subterráneos en tres minutos, sin fatiga alguna, y que respiran en ellos un aire puro y fresco, que introduce un ventilador, bendicen la mano bienhechora que tanto bien les proporciona. Más de 40.000 [¿?, quizá diez mil] obreros van ya movidos por este aparato de locomoción vertical, y cada dia produce más entusiasmo este cambio, que no solo ahorra un tiempo precioso, sino que aumenta la vida de aquellos economizando sus fuerzas. Baste decir, que cada ascensión ahorra una hora y otro tanto la bajada, de modo que los, 40. 000 obreros trasportados representan una economía de 80.000 horas, que equivalen á cerca de diez años por un obrero. 

Las nuevas máquinas de Almadén no tienen por objeto principal, ni aumentar la producción, ni ahorrar,
brazos, ni buscar otras grandes economías: no conviene arrojar al mercado más mercurio que el que demandan las necesidades de las diferentes industrias que viven de él, si hemos de conservar el monopolio, y por consiguiente el precio que hoy tiene, ni puede dejarse de sostener una población que ha vivido siempre de las minas, y allí ha perdido sus hijos y ve consumir las fuerzas de los que sobreviven: se trata de una cuestión más alta y humanitaria en su esencia, por más que, realizada como se espera y ya empieza á sentirse, la economía y facilidad en todos los servicios han de ser un hecho evidente ; pero estas mejoras tienden á crear obreros más fuertes, y salvarles en cuanto es posible de los efectos nocivos de la atmósfera mercurial en que se ven envueltos de continuo.
 
Sabiéndoles y bajándoles con comodidad en breves instantes, sin hacer esfuerzo alguno, ni sus poros se abrirán al empezar el trabaja, como sucedía no há poco, ni sus fuerzas se gastarán elevando su cuerpo mil veces en cada entrada por escaleras de mano: una vez en la superficie, sin apercibirse apenas de ello, van al lado de su familia tranquilos y descansados, sin más fatiga que la que produce la faena á que cada uno se dedica. 

Seria muy largo hacer una relación detallada y minuciosa de todas las nuevas máquinas que deben cambiar ya, en poco tiempo, completamente la faz de aquel establecimiento industrial ; pero daremos brevísima reseña de las principales. 

En el pozo San Miguel, que antes era solo de ventilación, se ha montado una máquina horizontal de 20 caballos de fuerza, con la cual se hace el servicio de extracción de minerales, mientras se monta otra de 40 caballos en el pozo maestro de San Teodoro; se ha hecho el de subida y bajada de obreros, se verifica el desagüe con cubas guiadas, y actúa un ventilador aspirante, que introduce en las minas 8 metros cúbicos de aire en cada segundo. Esta máquina funciona ya, y extrae diez toneladas de mineral por hora. 

Sobre el pozo San Aquilino se ha levantado un lujoso edificio que cubre no solo una linda máquina vertical de 30 caballos de fuerza, sino el departamento de las calderas, tres en número, oficinas de los ingenieros, oficiales de minas y empleados administrativos , salón de planos y otras dependencias importantes. El techo del cuerpo principal de este edificio está formado por una bóveda de 
chapa de hierro galvanizado. La máquina está funcionando para subir y bajar los obreros, por medio de espaciosas jaulas, guiadas, provistas de para-caídas del sistema Sibotté, en las que entran de cada vez 16 obreros, aunque son susceptibles de recibir hasta 22. El castillete sobre el que están montadas las poleas, que reciben un cable plano de pita de Manila, está formado por vigas y traviesas de hierro que dan al conjunto una extraordinaria solidez, y un aire esbelto, poco común en esta clase de aparatos. 

Hay además montado y servido por otra máquina vertical de 12 caballos, un taller completo de reparaciones, contornos, cepillos, fraguas, taladros, sierra mecánica y demás mecanismos de esta clase de dependencias. 

Se está recortando el pozo maestro llamado de San Teodoro y cuyas dimensiones de los tres primeros pisos son escasas para los nuevos aparatos, y á él está destinada otra maquinado 40 caballos, de tracción directa, auxiliada para la expansión por otra de seis y un freno de vapor. De este pozo partirá un plano automotor de medio kilómetro de longitud, por el que serán conducidos los minerales en wagones directamente de la mina á los hornos. Este plano empieza por un puente montado sobre columnas de hierro, media por un  ferro-carril en firme y termina por un viaducto de 100 metros, en dos tramos, 
montado sobre pilas metálicas del sistema de celosías. A continuación de él se halla el taller de preparaciones mecánicas de los minerales, donde han de ser clasificados por riquezas y tamaños, siendo movidos los aparatos por una máquina de 20 caballos horizontal, del sistema Gorliss, construida en la fábrica de Mr. Bede de Verviers (Bélgica). 

Prepáranse asimismo, entre otras mejoras, un sistema de señales telegráficas y una serie de tubos metálicos, por los que ha de correr el mercurio desde los hornos al almacén, cayendo en unas pilas de fundición cerradas, de invención del Sr. Monasterio, mediante las que el obrero, ni estará expuesto á los vapores mercuriales, ni tiene que ocuparse en llevar el azogue á la balanza sino cuando va á envasarse. Un indicador marca el azogue que contienen estas pilas por medio de una escala, y puede de ellas sacarse á voluntad en la cantidad que se desea, como se saca de un tonel otro liquido cualquiera. 

Terminamos estos apuntes manifestando que el estatablecimiento de Almadén, antes tan atrasado, será dentro de poco, no solo un establecimiento industrial á la altura del primero de este género, sino una escuela de mecánica para todo el que quiera estudiar los diferentes sistemas modernos, de distribución del vapor, expansión, calderas, cambios de movimiento y construcción sencilla y de gran gasto. Hoy puede ya mostrarse á los extranjeros con orgullo, sin avergonzarse ni bajar los ojos, como sucedía no há mucho, cuando atraídos de la fama de estas minas, venian las personas curiosas á visitarlas. El descender á aquellas obras grandiosas del interior, antes tan molesto, es hoy un paseo agradable; y en los snbterráneos, ya no se oye, sino rara vez, el chirrido de las carretillas de mano que arrastraban el mineral al pozo de extracción, regado por el sudor del carrero; están las galerías principales cruzadas de vías férreas, por las que se deslizan con facilidad y sin grande esfuerzo, pequeños wagones de hierro de la cabida de 400 kilogramos. 

Muchos ingenieros trataron de realizar los progresos de la ciencia; las Memorias son luminosas, sus indicaciones acertadas, sus economías dignas de estudio, y sin embargo, trascurrió el tiempo hasta que la necesidad hizo obligatorio lo que demandaban de consuno la humanidad y el impuesto.. 

Por eso dice el Sr. Pinilla en su Memoria que la explotación y beneficio de las minas de azogue de Almadén cuestan al Estado el 66 por 400 de su producto. A buen seguro que no llegan, ni con mucho, á esa cifra, los gastos de las minas de igual clase en Austria y en California. 

¿Qué remedio urge poner en práctica para evitar el mal? 

Ante todo, y sobre todo, enlazar la via férrea de Badajoz con el establecimiento-minero por medio de un ferro-carril, ya movido por el vapor, ya por fuerza animal, llámase camino de hierro ó califíquesele de tranvia. La cuestión está en construir la legua y media que separa á la mina de Almadén de la estación de su propio titulo. En ello ganarían el Tesoro y la industria nacional. 

Los demás medios que indica el Sr. Pinilla, recomiendan los ingenieros y exige la ciencia, se relacionan con los procedimientos de beneficio, empleo de máquiñas, conducción de minerales y establecimiento de laboratorios. En estos últimos años van gastados en mejoras positivas, que se traducirán en mayores productos y más saneados ingresos en el presupuesto, cinco millones de reales. ¡Gracias á Dios que algo empezamos á realizar por nuestro propio bien!  Que la parte facultativa intervenga más, dijo un alto funcionario; que la administracion dirija menos, hé aquí una gran verdad. Que los gastos sean muchos, importa poco; lo que importa es que los rendimientos correspondan á los sacrificios del país. 

Por lo demás, es digno de visitarse el establecimiento. 

La curiosidad y la inteligencia tienen ancho campo en donde espaciarse. Los hospitales, las escuelas, los criaderos de cinabrio y de mercurio, las galerías, la dehesa, cuanto ha producido la naturaleza y el hombre, pero sobre todo la primera, llaman la atención del viajero y le obligan á nuevas visitas y á más detenidos estudios. 

IX

Almorchón, 11 de Abril de 1873 

Ínterin almuerzan los viajeros en barraca, provisionalmente colocada á la derecha de la vía, continuemos nuestros apuntes, por si de algo sirven á los lectores de ambas naciones peninsulares. 

Al abandonar con tristeza el establecimiento minero de Almadén, volvimos al camino de hierro para seguir la linea de Lisboa. La provincia de Ciudad-Real iba quedando atrás, presentándose ante la vista una de las más ricas de Extremadura. En el tránsito se veía el valle de la Alcudia, posesión real un tiempo, hoy de la nación, de inmenso valor y de valiosos productos. 

miércoles, 20 de mayo de 2020

Ciudad Real según el Diccionario universal de la lengua castellana: ciencias y artes. Enciclopedia de los conocimientos humanos, Madrid, 1876, dirigido por Nicolás María Serrano

En este poco menos que omnisciente diccionario enciclopédico se incluyen un par de artículos sobre la provincia y sobre la urbe de Ciudad Real. De su exactísimo conocimiento deduzco yo que no está elaborado por el director de la obra, el carlista pero más que eminente y culto jurisconsulto cubano Nicolás María Serrano, sino por el profesor del instituto de Ciudad Real Genaro López, ya que lo cita en la nómina de colaboradores del primer volumen. Además es este profesor autor de numerosas Memorias del colegio de Internos del Instituto de Segunda Enseñanza de Ciudad Real entre 1860 y 1878, impresas en la tipografía ciudarrealeña de Cayetano Clemente Rubisco. Qien quiera leer más podrá hacerlo en la Biblioteca Digital Hispánica, donde están disponibles y legibles sus 16 volúmenes, de más de 2000 páginas cada uno y a tres columnas de letra menudilla, sin grabados, salvo los correspondientes a cada letra, llenos de floripondios a la antigua.  El enlace es este.

Ciudad-Real (Provincia de)

Geog. Esp. 

Una de las 49 provincias de España, que linda al N. con la de Toledo, al NO. con la de Cuenca, al E. con la de Albacete, al S. con las de Jaen y Córdoba, y al OE. con las de Badajoz y Cáceres. 

Ocupa una superficie de 663 leguas cuadradas; 31 de longitud de E. á O., y 24 de latitud de N. á S., en sus mayores distancias, y su poblacion es de 250.000 habitantes. El clima es bastante destemplado, y cuando escasean las lluvias se hace sentir con exceso el calor del verano, lo que perjudica considerablemente á las mieses, no sólo por la sequía, sino tambien por la aparicion perniciosa de la langosta. 

El suelo de la provincia de Ciudad-Real es llano generalmente y muy bueno para tierras de labor, y excelente para granos, vino, aceite, azafran y pastos. Corresponde esta provincia, en la parte eclesiástica, á la diócesis del Coto-Redondo de las órdenes militares, últimamente creado; en la militar, á la capitanía general de Castilla la Nueva; en la judicial, á la audiencia de Albacete; y en la civil, al gobierno civil, establecido en la capital. Se compone de diez partidos judiciales, á saber: Alcázar de San Juan, Almaden, Almagro, Almodóvar del Campo, Ciudad-Real, Daimiel, Manzanares, Piedrabuena, Villanueva de los Infantes. 

Forman parte de esta provincia los llamados Campos de Calatrava, de Montiel y de San Juan, que son dos territorios que ocupaban los pueblos de las tres órdenes de Calatrava, Santiago y San Juan, una parte de los llamados Montes de Toledo y el Valle Real de la Alcudia. Toda ella está enclavada en el antiguo territorio llamado la Mancha, cuyo nombre conserva como específico y peculiar, aunque el comprendido bajo esta denominacion se extienda todavía á las provincias de Albacete, Cuenca y Toledo. 

Cuenta 2 ciudades, 86 villas, 6 lugares y 31 aldeas. Aunque esta provincia ha formado desde muy antiguo una administracion independiente, la demarcacion ha variado segun los tiempos y las circunstancias. Su primera creacion data del año 1691. En 1822 hicieron las Córtes otra nueva division territorial, y por último, la existente está basada en el real decreto de 30 de Noviembre de 1833. Los principales rios que la riegan son: el Guadiana, el Tajo, el Júcar, el Gigüela y el Jabalon. Abundan en la provincia de CiudadReal las aguas medicinales, así calientes como frias, agrias óferruginosas. Los minerales reconocidos oficialmente son los Hervideros, Fuensanta, Puerto Llano, Fuencaliente, Villar del Pozo y Granátula. 

Las minas más famosas y ricas son las de azogue de Almaden, cuya existencia data desde los tiempos más remotos. Alguno de nuestros historiadores hace memoria de existir en el término de Almodóvar del Campo minas de plata. En la dehesa de las Calabazas y en la del Rincon, jurisdiccion de Miguel-Turra, se supone que hubo minas de oro y plata. Existen además, abandonadas ó sin beneficiar, diferentes minas de alcohol, cobre y esmeril. En el sitio de las Herrerías, término de Villarrubia, se hallan minas de hierro. En las sierras de Ruidera se encuentra carbon de piedra, y alumbre en el término de Villamanrique.

Son muchas y variadas las producciones que se encuentran en la provincia, siendo las principales trigo, centeno y cebada, garbanzos, lentejas, judías, habas, anís, cominos, patatas, de que hay gran abundancia, remolachas, nabos, zanahorias, criadillas de tierra, mucha variedad de frutas, siendo muy exquisitos sus melocotones; vino, siendo muy afamado el de Valdepeñas y sus inmediaciones; vinagre, aguardiente y aceite: entre las materias primeras debemos citar el zumaque, la rubia, la grana, el azafran, el esparto, el lino, el cáñamo, la sosa, la barrilla y la soda, de que abundan Ciudad-Real, Miguel-Turra, Pedro-Muñoz, Campo de Criptana, Manzanares, Daimiel, y Salicor en Alcázar de San Juan. 

Se cria en esta provincia mucho ganado mular, lanar, cabrío y vacuno. Las mulas que se crian en sus pastos exceden en hermosura á todas cuantas se conocen dentro y fuera de España. En algunos pueblos se encuentran colmenas, particularmente los que lindan con Sierra-Morena y Extremadura. La industria consiste principalmente en la fabricacion de paños, estameñas, albornoces, fajas y ligas; tejidos de colchas ordinarias, de lino y lana; hilado del estambre; elaboracion del esparto; fábricas de blondas y encajes; fábricas de salitre, de pólvora, jabon y chocolate, de lacre y bermellon; martinetes de cobre, hornos de cal y yeso, y alfarerías. La falta de agua obliga á los naturales á servirse de los molinos de viento; así es que apénas hay altura donde no se vea alguno de ellos. 

Se exportan por todo el reino, y áun por el extranjero, las manufacturas de las fábricas de blondas de Almagro; se extrae para Valencia, Murcia, Toledo y Madrid el ganado mular, lanar y caballar; el grano sale para Murcia, Valencia y Madrid; el vino y aceite para esta última capital; el azafran, anís y cominos circula por muchas provincias. Se hace además bastante comercio de médias, gorros, fajas y ligas. Los habitantes de esta provincia son robustos, sobrios, dóciles para el trabajo, sufridos y constantes en él, como se les trate sin aspereza. Sin embargo, algunos escritores los tachan de holgazanes; pero este vicio consiste más bien en la falta de ocupaciones de lucro é interes, pues la mayor parte de los pueblos no conocen otro ejercicio que la agricultura y cria de ganado. En prueba de este aserto, cita el Sr. Madoz el pueblo de Valdepeñas, que, merced á la proteccion bien entendida de los ricos sobre los pobres, se ha hecho un pueblo industrioso, habiendo sido ántes haragan y pordiosero. 

—Hist. 

Aun algunos siglos despues de la invasion de los árabes, Ciudad-Real no parecia destinada á tener la menor importancia: tal vez es, de todas las capitales de nuestras provincias, la que tiene ménos antigua historia. Habia ya mediado el siglo XIII, y áun no era conocida con el nombre que hoy le damos, pues se llamaba Pozuelo Seco de Don Gil; por aquí pasó en 1262 el rey de Castilla Alfonso el Sabio, que se dirigia á Andalucía, y complacido con la belleza del sitio hizo algunas fundaciones en el lugar, le dió título de villa y convirtió su nombre en el de Villa-Real, concediéndole además varios privilegios. El mismo rey la mandó cercar con murallas, de donde vino á aquel punto cierta importancia como sitio estratégico en la guerra con los moros. Sin embargo, como para entónces iba muy adelantada la reconquista de España por los cristianos, Ciudad-Real no sufrió las vicisitudes que suelen sobrevenir á los pue. blos fronterizos, ni sufrió sitio ó asalto de parte de los enemigos de la fe. Reinando el mismo Alfonso el Sabio, murió en Villa-Real en 1275 su hijo primogénito y sucesor D. Fernando: parece que esta muerte fué ocasionada por el disgusto de la noticia de que el arzobispo de Toledo habia sido derrotado y muerto en una batalla por los moros. El infante D. Sancho acudió entonces á Villa-Real con su gente, y allí por primera vez manifestó su deseo de sentarse en el trono, á pesar de los mejores derechos de los hijos de su difunto hermano, y áun en vida de su padre. En Villa-Real se celebraron Córtes en 1346. En 1383, D. Juan I dió esta villa á Leon V, rey de Armenia, del cual fué hasta que murió, pasando despues otra vez á la corona. Finalmente, D. Juan II en 1420 la elevó, por medio de privilegio, á la categoría de ciudad, con el nombre de Ciudad Real, y muchos años despues, en 1445, el mismo monarca le hizo la gracia de tener voto en Córtes. Enrique IV el Impotente, al casarse con Doña Juana, hija del rey de Portugal, le dió en dote, entre otras poblaciones, á Ciudad-Real. Este rey, y despues los Católicos, concedieron varios privilegios á esta ciudad, siendo entre ellos el más notable, aunque duró poco, el de haberla hecho cabeza en cuanto á la administracion de justicia de un gran territorio, pues no bastando ya para todos los asuntos judiciales la chancillería de Valladolid, los Reyes Católicos establecieron otra en Ciudad-Real en 1494, compuesta de cuatro oidores, dos alcaldes del Crímen y dos alcaldes de los fijosdalgo; el límite jurisdiccional de ambas chancillerías lo formaba el Tajo; pero la de Ciudad-Real fué despues trasladada á Granada. Desde entónces Ciudad-Real no ha vuelto á figurar de un modo notable en la historia del país. Ciudad-Real: Geog. Esp. Ciudad con ayuntamiento, en la provincia y partido judicial de su nombre, residencia del gobernador civil, comandante general, diputacion provincial, del nuevo obispo del Coto-Redondo de las órdenes militares, y de todas las demas oficinas y dependencias, como capital de provincia. Corresponde á la audiencia territorial de Albacete y á la capitanía general de Castilla la Nueva, y está situada en una baja llanura, á l legua y á la márgen izquierda del Guadiana. Sus casas son buenas, en lo general, aunque de pocos pisos; sus calles largas, rectas y espaciosas, y su plaza de la Constitucion bastante buena. Tiene várias iglesias, entre las que sobresale la de Santa María, de estilo gótico; un hospicio, fundado por el arzobispo de Toledo, Don Francisco Lorenzana; la cárcel de la Hermandad; un instituto de segunda enseñanza, y plaza de toros. Su comercio é industria son de poca importancia. Es célebre por la Santa Hermandad, que fundó, en el año 1249, Fernando III para la persecucion de salteadores y malhechores. Poblacion, 12.000 habitantes. 

viernes, 3 de abril de 2020

Corral de Comedias de Ciudad Real

Emilio Martín Aguirre, "También tuvo Ciudad Real su Corral de Comedias", en Objetivo Castilla La  Mancha, 11/07/2019:

(En la calle del Jaspe, esto es, actualmente llamada Hernán Pérez del Pulgar.

La piqueta también acabo con los restos del siglo XVIII del Primer Corral de Comedias capitalino Otro resto de lo que pudo ser el Corral de Comedias de Rafael Varona Si la especulación no hubiera hecho tanto mal en el urbanismo ciudadrealeño, se podría haber recuperado este escenario

Estamos en julio y ya ha comenzado el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, localidad ciudadrealeña que alberga el privilegio de disfrutar en su término municipal del teatro de comedias completo más antiguo del mundo en su género. Por este motivo voy a reproducir el trabajo editado por Gerardo Pérez de Madrid y Céspedes, en el cuaderno nº 13 del Instituto de Estudios Manchegos en diciembre de 1982, que trata sobre el corral de comedias que tuvo en su día Ciudad Real.

“La primera noticia que conocemos, la consigna don Inocente Hervás y Buendía, al hablar del último tercio del siglo XVIII en Ciudad Real (1). “Se construyó, dice, también el PRIMER CORRAL DE COMEDIAS por el artista Rafael Barona en 1779.”

Doña Isabel Pérez Valera (2) nos dice que “en esta provincia no se conocen edificios algunos dedicados a teatros y diversiones públicas: sólo en esta capital, Almagro y Alcázar de San Juan tienen los propios tres corrales en mal estado y peor disposición para cuando ocurre presentarse alguna compañía de cómicos, que sucede poquísimas veces”. Y añade, “sería interesante que también Ciudad Real y Alcázar localizaran los Corrales de comedias citados”.

Esto es lo que nosotros sabíamos de este asunto en el año setenta, después hemos retrasado algo más, y considerando que el esclarecimiento sobre esta materia tiene cierto interés, pasamos a exponer nuestras averiguaciones.

AUTORIZACION A RAFAEL VARONA PARA CONSTRUIR UN COLISEO DE COMEDIAS

En el Libro Capitular de este año 1799 –nos estamos refiriendo al Ayuntamiento de Ciudad Real-, que, por cierto encabeza su portada en la forma siguiente: “Jesús… María… Josef… Joaquín y Ana? Que todo los sanan”, y en la sesión celebrada el día diecisiete de marzo de mil setecientos setenta y nueva, el Ayuntamiento de esta ciudad de Ciudad Real, vio un memorial presentado por Raphel Varona, de esta vecindad, por el que suplica se le conceda licencia, para fabricar en esta ciudad un corral o patio de comedias por no haberlo en ella, en la forma que demuestra un plan que presenta, con la condición de que en el tiempo de quince o veinte años no se puede fabricar otro por persona alguna, atendiendo a los muchos dispendios que ha de tenerle dicha obra. La de que se había de componer y ajustar con los cómicos por el tiempo que trabajasen, sin que se les cobre más de cuatro maravedíes por cada persona que entrare. La que pueda llevar dos reales por cada aposento al día, a los que quisieran ocuparlos, y la de que a los sujetos que quisieran tomar asiento en la Luneta se les pueda llevar un estipendio moderado; enterada la ciudad de su contexto y en vista del Plan que figura el corral en la disposición y con las separaciones correspondientes de aposentos, Luneta, patio, cazuela para mujeres, y demás servidumbres con que regularmente están fabricados los de otros pueblos y lugares y que lo solicita exigir, es equitativo; Acordó de una conformidad se le conceda como por el presente le concede la ciudad licencia para fabricar dicho corral o coliseo bajo de las condiciones propuestas, declarándose que en el caso de que hubiere persona que solicite construir otro, no lo pueda hacer hasta que sea pasado el tiempo de quince años, para que de este modo no se le perjudique en los gastos que necesariamente ha de invertir en dicha construcción; y bajo de la expresa circunstancia de que al abrir las zanjas para los cimientos de la obra, y principiar éstos haya de dar cuenta al señor corregidor para que este mande maestros que los reconozca, y declaren si son de los gruesos y material correspondientes para la permanencia, solidez y seguridad de la obra. Que concluida se había de aprobar por maestros que se nombren por dicho señor Corregidor, sin cuya circunstancia no pueda usarse del corral, para representar ni otro efecto, hasta que se acredite por la declaración de los Peritos, estar construido con la mayor seguridad y satisfacción; Désele testimonio de su memorial y este Decreto como lo pide”.

¿Quiénes fueron las personas que en nombre de la ciudad dieron el permiso para la construcción del primer Corral de Comedias en Ciudad Real? Las siguientes: Corregidor don Francisco Toral. Justicias, don Tomás Palacios, don Manuel Josef García, don Josef Antonio Díaz. Diputados del común Don Diego Bernal, don Ysidro Madrid y don Fernando Camborda. Personero (Síndico), señor Zuloaga. Secretario, Manuel Dávila Muñoz. Como se ve por la simple lectura de lo que antecede, la Corporación Municipal, atiende la solicitud debidamente, pero se preocupa mucho de que la obra reúna las condiciones de seguridad suficientes para proteger la vida de los posibles espectadores.

En una cosa falla –desde nuestro punto de vista actual-, no indican el lugar en donde ha de ubicarse el Corral de Comedias, objeto de la solicitud, de aquí creemos que dimana la dificultad de su localización dentro de la ciudad. Desde luego, en aquella fecha, no debía existir la calle JASPE (3), en donde estuvo situado y en donde quedan restos de la construcción, como después demostraremos. ¿Ocuparía el solar de las casas que a nombre de Juan Manuel Varona, que con el número 601, aparecen reseñadas en el Catastro del marqués de la Ensenada, existente en la Casa de Cultura de Ciudad Real, legajo 622, de 23 de septiembre de 1741 y cuya ficha es la siguiente: “Unas casas de morada propias de Juan Manuel Varona, en la población de esta ciudad. Colazión del Sr. San Pedro, calle de San Juan de Dios: lindan con las de Francisco García Baquero y con molino zumaque de don José Torres, tiene de frente diez y nueve varas y treinta y dos de fondo, consisten en cuartos altos y bajos dobles y algunos solatexa, su fábrica tapias de hormigón cal y ladrillo: Patio y corral, a las cuales regularon los peritos su arrendamiento en doscientos veinte reales de vellón”.

Las razones de nuestra sospecha son las siguientes: La iglesia de San Juan de Dios estaba situada en donde ahora se levantan las casas de la Diputación Provincial, en la calle de Ruiz-Morote, nosotros conocimos la Iglesia de San Juan de Dios, ya sin culto. En dicho edificio, estuvo instalada la Escuela Normal de Maestras, única que existía en nuestros años de bachillerato, ya que los estudiantes de Magisterio hacían alguno o algunos años de la carrera en el Instituto y se terminaban en alguna Normal de alguna ciudad próxima generalmente en Toledo, en donde sí existía Escuela Normal de Maestros. El uno y el otro Varona debieron ser parientes y por la proximidad de la calle de San Juan de Dios, que suponemos tomaría el nombre de estar enclavada en ella su iglesia y la proximidad de la misma a la conocida en la actualidad por el Jaspe, nos inducen a esta creencia.

En el Archivo Municipal (4) aparece con el número 435 una instrucción provisional para la cobranza de la contribución de casas. Año 1821, al número de orden de la relación 267 aparece el Coliseo de Comedias de don Juan Plaza con otras oficinas bajas, con una renta anual de ocho reales.

El número 462. Reparto de utilidades, entre los vecinos de Ciudad Real. Año 1841, del mismo Archivo (4) al número 462 de orden, en la parroquia de San Pedro aparece como contribuyente la viuda de don Juan de Plaza. Estos documentos nos plantean problemas. El Coliseo de Comedias de don Juan de Plaza, ¿es el mismo construido por Varona o es otro? Han pasado cuarenta y dos años desde la concesión del permiso de construcción a Varona, y por consiguiente, Plaza, pudiera haber obtenido permiso para construir un segundo Corral de Comedias. ¿Se trata del primer Corral de Comedias, el de Varona, que ha pasado a ser propiedad de Plaza o lo explota éste en arrendamiento? Preguntas son éstas que dejamos en el aire y que pudieran dar lugar a nuevas investigaciones.
Sigamos, pues, con nuestro primer corral de comedias, y presentemos pruebas documentales indubitables.

En el protocolo de Instrumentos otorgados ante el Escribano Antonio Rico –que se custodia en la CASA DE CULTURA de Ciudad Real-, encontramos el siguiente documento, que figura a la terminación de este trabajo.

Venta real …. 19 de junio.

“En la Ciudad de Ciudad Real a diecinueve de Junio de mil ochocientos cincuenta, ante mí el Escribano numerario de ella y testigos que se dirán, parecieron D. Andrés García Ron, Cura Párroco de la Iglesia de San Pedro de esta ciudad; D. Manuel de la Riba y Rodrigo, Pbro agregado a dicha iglesia y D. Ramón Gómez, Cura Párroco de la del Salvador de Picón”, los primeros como jueces testamentarios y el tercero como Albacea, los cuales venden la casa que después se dirá como parte de los bienes relictos pertenecientes al matrimonio Rafael Varona y Luisa Córcoles, al fallecimiento de la señora, que murió la última y en su calidad de jueces y albacea testamentarios, “venden y  enajenan para siempre y desde este día en adelante a don José Antonio Ruiz, natural y vecino de esta ciudad, para que sea para el, sus herederos y sucesores, y para quien en su nombre en cualquier manera lo hubiere de haber, es, a saber: Una Casa en esta población y su calle del Jaspe, conocida por el Coliseo, porque antes fue teatro de esta Capital”… en la cantidad de tres mil trescientos reales de vellón.

¿Por qué no figura el número de la casa en la escritura de venta? Alguna razón de peso debía haber en el aquel tiempo cuando un detalle que hoy consideramos elemental, se le escapó al Escribano numerario señor Rico. Después de darle vueltas al asunto, hemos averiguado que en aquella fecha las casas no estaban numeradas, pues la real Orden de 24 de febrero de 1860, que entre otras cosas, previene, que haya en la Secretaría de todo Ayuntamiento un Registro de la numeración de las casas, y que al conceder los permisos para edificar se imponga a los propietarios la obligación de colocar, a sus costas, el número correspondiente en la forma establecida por el Municipio.

La reparación de los números de las casas va a cargo del Ayuntamiento. Real Orden de 20 de marzo de 1897.

No sólo ha de estar numeradas las casas en el casco de la población, sino las que hay en despoblado, según dispone la Real Orden de 5 de enero de 1887 (5). Como se ve, todas estas disposiciones son posteriores a la fecha del otorgamiento de la escritura reseñada más arriba. Posiblemente, de haber existido legislación obligando a la numeración de las casas con anterioridad al otorgamiento de la escritura de venta real número 57, en ella, es posible que se hubiese silenciado la indicación de la casa del Coliseo y hubiera sido más difícil su identificación y situación.

Pero sigamos examinando el mismo protocolo, y encontramos: Venta nº 78… 27 de Julio. El 27 de Julio de 1850, D. José Antonio Ruiz, “vende y enajena para siempre a favor de D. Fulgencio Trujillo su convecino, es a saber: El solar que ocupaba el escenario en el Teatro antiguo de esta Ciudad y un corral con pozo que está situado en el mismo Teatro, calle del Jaspe, que el compareciente compró según escritura de diez y nueve de junio último”. De modo y manera, que el señor Ruiz, en poco más de un mes, había destruido el escenario del Corral de Comedias que construyera Rafael Varona. ¡Sin comentarios!

(1)   Diccionario Histórico, Geográfico, Biográfico y Bibliográfico de la provincia de Ciudad Real, 2ª edición. Ciudad Real, 1899. Establecimiento Tipográfico del Hospicio Provincial.

(2)     Isabel Pérez Valera: Datos para la Historia del Corral de Comedias de Almagro. Ciudad Real. Imprenta Galán, pág. 11 del programa de festejos de Almagro. R. 13113. Año 1968.

(3)     Véase la obra de doña Isabel Pérez Valera: Ciudad Real en el siglo XVIII. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos (Patronato “Quadrado” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Ciudad Real, 1955.

(4)     Isabel Pérez Valera. Índice de los documentos del Archivo Municipal de Ciudad Real 1255-1899. Publicaciones del Instituto de Estudios Manchegos (del patronato “José María Quada”, Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Ciudad Real 1962. Tipografía Alpha, Calatrava, 5. Ciudad Real. Depósito Legal C.R.-52-1963. Nº registro C.R.-776-1963.

(5)     Pedro Huguet Campaña: El Abogado Popular, pág. 416, tomo V, llamada 231.

Relojes en Ciudad Real

¿Fábrica de relojes en Ciudad Real?
10 Septiembre 2012
Carlos Muñoz de Luna
Lanza digital  9 Sep 2012

Hace unos meses un amigo me preguntaba por la Fábrica de Relojes de Ciudad Real que inicialmente relacionaba con el edificio de la Real Casa de la Caridad hoy Rectorado. La información le había llegado en primer lugar de un libro existente en la Biblioteca Entrambasaguas de la Universidad de Castilla-La Mancha que habla ampliamente de ella y da diversas citas bibliográficas que confirman su existencia.

Hace unos meses un amigo me preguntaba por la Fábrica de Relojes de Ciudad Real que inicialmente relacionaba con el edificio de la Real Casa de la Caridad hoy Rectorado.
La información le había llegado en primer lugar de un libro existente en la Biblioteca Entrambasaguas de la Universidad de Castilla-La Mancha que habla ampliamente de ella y da diversas citas bibliográficas que confirman su existencia. La fábrica funcionó en Ciudad Real a finales del siglo XVIII y es Madoz, en 1850, el que da una reseña amplia de la misma. Dice Madoz: “Cuando el Hospicio de Ciudad Real estuvo en auge, se estableció en la ciudad una fábrica de relojes, a la que concurrieron algunos jóvenes de los recogidos en el establecimiento. Organizó esta fábrica don Rafael Varona, vecino de la misma ciudad, en virtud de real gracia conseguida como autor de unos magníficos relojes que presentó en la Corte: era el local el taller del teatro”. Madoz nos indica la existencia de la fábrica a finales del siglo XVIII los pocos años que funcionó la Casa de la Caridad, pero también nos explica que la fábrica no estaba allí sino en el local del teatro.

Los relojeros de Ciudad Real

Paulina Junquera que escribió en 1954 el libro sobre Relojería Palatina habla de Rafael Varona del que dice que fue fundador y director de la Real Escuela de Relojería, que, como filial de la madrileña, se estableció en Ciudad Real, bajo la protección de Carlos IV. Dice de Varona que desplegó tanto celo, habilidad e inteligencia que el monarca le recompensó con el título de Relojero de Cámara honorario en 1800. En 1801 Rafael Varona se dirige al Ministro de Marina y se presenta como “relojero honorario de S.M y director de la Real Fábrica establecida en Ciudad Real, en la cual construía todo género de relojes de bolsillo, sobremesa, péndulo, etcétera…”.
Después de Rafael Varona, trabajó en Ciudad Real el suizo Antonio Mathey, que había venido a España, por la solicitud del rey y recomendado por el conde de Aranda, embajador de España en Paris. Mathey estuvo en Ciudad Real durante ocho años para trasladarse posteriormente a Toledo. El Rey, por la buena dirección que había realizado en la Escuela de Relojería de Ciudad Real, le recompensó con 24 reales diarios de gratificación. Fernando VII le confirmó esta pensión que disfrutó hasta su muerte en mayo de 1823. Desde 1798 fue maestro también en la Escuela de Ciudad Real Vicente Taracena. Estuvo en Ciudad Real, se había formado primero en la Escuela de Madrid y después continuó su formación en la de Ciudad Real hasta llegar a ser maestro en la misma.
Otro relojero que estuvo en Ciudad Real fue Blas Muñoz que trabajó en la Escuela de Relojería durante tres años hasta que marchó a Paris. Natural de Madrid  donde empezó su aprendizaje a los 12 años ganando a los 16 un premio en la Sociedad Económica Matritense. A los diecisiete años será elegido para trasladarse a Ciudad Real donde enseñaba a los alumnos que realizaron obras importantes. Estas actuaciones se mostraron al rey cuando fue llamado por Mazarredo para ir a Paris como pensionado con Agustín Albino. Allí estará desde 1801 hasta 1806.
El libro de Luis Montañés Fontela “Relojes españoles”. Capítulos de la Relojería en España, Relojes olvidados y Museo Español de antigüedades termina su relato del capítulo titulado ¿Relojes en Ciudad Real?, diciendo: Rafael Varona, Antonio Mathey, Vicente Taracena y Blas Muñoz. ¿Qué ha sido de la obra de estos hombres realizada en Ciudad Real?.
Pero, ¿dónde estaba la Fábrica de relojes? Porque Madoz habla simplemente del taller del teatro.

La Fábrica de relojes de Ciudad Real

Por casualidades de trabajo, otro compañero me comenta la investigación que está realizando sobre el local del Teatro de Ciudad Real de finales del siglo XVIII.
Don Inocente Hervás y Buendía dice que en Ciudad Real se construyó el Primer corral de Comedias por el artista Rafael Barona en 1779.
En el libro Capitular de 1779 del Ayuntamiento de Ciudad Real que encabeza su portada con “Jesús… María… Josef… Josef y Ana que todo lo sanan”, se habla del escrito presentado por el vecino Rafael Varona, solicitando permiso para hacer un local de teatro en Ciudad Real siempre que se garantice que en quince o veinte años no se concederá otra licencia para ello. Ya entonces se pedían exclusivas y condiciones de los emprendedores.
Expone las condiciones económicas de funcionamiento del local y cómo piensa construirlo.  El corregidor don Francisco Toral y los justicias don Tomás Palacios, don Manuel Josef García, don Josef Antonio Díaz, varios diputados de lo común y el secretario Manuel Dávila Muñoz dan el permiso exigiendo condiciones de seguridad para los usuarios y público que asistan a las representaciones. Sin embargo en toda esta tramitación no hay referencias a su localización. Según Gerardo Pérez de Madrid la ubicación de este teatro tiene relación con las propiedades de Rafael Varona.
Según el Catastro de la Ensenada en 1741 Rafael Varona poseía unas casas en la colación del Sr. San Pedro, calle de San Juan de Dios, lindando con las de Francisco García Baquero y con el molino de zumaque de don José de Torres. En un documento de 1850 se establece la venta a favor de don José Antonio Ruiz de una casa en “esta población y su calle del Jaspe, conocida por el Coliseo, porque antes fue teatro de esta Capital” por trescientos mil reales de vellón. Pocos meses después Jose Antonio Ruiz vende la casa, habiendo demolido el teatro.
La fábrica de relojes de Ciudad Real estuvo pues en la calle del Jaspe en el local del teatro que construyó don Rafael Varona. Unas instalaciones que debían ser de gran sencillez y que convivían con las representaciones que se celebraban en ese espacio. Luis Montañés preguntaba por la obra que realizaron estos expertos relojeros en Ciudad Real. Inocente Hervás nos da una referencia de ello cuando dice que “la fábrica de armas instalada en 1575 despareció adquiriendo en cambio la de relojería. Blas Muñoz, natural de Madrid, estableció en esta ciudad una fábrica de relojes, construyéndose en ella el de la iglesia de San Pedro, por encargo del ayuntamiento, el que colocó en marzo de 1779”. A las instalaciones de Rafael Varona asistían entre seis y ocho jóvenes de la Real Casa de la Caridad para aprender el oficio en esas instalaciones.
Poco a poco el rompecabezas de los relojes y el teatro y la Real Casa de la Caridad se ha ido componiendo. Por la búsqueda de los relojes y del corral de comedias hemos encontrado el punto de unión de esa sencilla fábrica que funcionó en Ciudad Real a finales del siglo XVIII por la iniciativa de Rafael Varona y la presencia de notables relojeros en sus humildes instalaciones.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

José Francés, creador de un semanario en Ciudad Real (1898)

José Francés (1883-1964) fue uno de los más importantes críticos de arte y escritores del país antes de la Guerra Incivil; lo que no se sabe es que anduvo escribiendo e imprimiendo un periódico en Ciudad Real con su amigo, el futuro musicólogo José Subirá. Ambos estudiaron (como el novelista Gabriel Miró, entre otros) en el Instituto Santa María de Alarcos. Estas noticias que les voy a comunicar proceden en su mayor parte de una magnífica tesis de 2002 dirigida por Francisco Calvo Serraller que solo ahora se ha divulgado. Su autora es M.ª Piedad Villalba Salvador.

José Francés andaba rodando por todo el imperio colonial español con su familia a causa de la profesión funcionarial de su padre homónimo, quien por cierto también se dio al periodismo y reunió sus artículos en Galeradas (1898). Estuvieron en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y, ya en España, el joven y su única hermana estudiaron en León, Ciudad Real y Oviedo, donde el futuro escritor se graduó en el año 1900. 

Su vinculación con esta ciudad manchega, antes villa, venía de lejos, ya que su abuelo Jacinto Banqueri Roldán fue secretario y gobernador civil interino de Ciudad Real precisamente en la época en que vivieron allí, para volver a ser secretario después. Este personaje dejó un recuerdo pintoresco, ya que hubo una serie de tumultos y se vio obligado a firmar un bando que le hizo famoso al prohibir a los ciudadrealeños salir a la calle con lanzas y garrotes... Lo cuenta uno de sus descendientes, Alberto Francés, que fue entrevistado por María Piedad. En cuanto al futuro escritor, ganó su primera peseta en Ciudad Real, entre 1897 y 1898, con el periodismo:

Tenía yo catorce años y cursaba el último año de Bachillerato en el Instituto de Ciudad Real. Escribía versos, cuentos patrióticos y dibujaba caricaturas. Todo en secreto, claro es. Pero, como no me resignaba a que permanecieran inéditas mis audacias precoces, fundé con otros cuantos  compañeros de clase y novillerías –más de lo último que de lo primero– un periódico titulado Calínez. Los gastos de composición y tirada no eran muchos. Con seis pesetas de gelatina y cola de pescado, dos latas para contener la pasta y el administrador, que se copiaba todo el original literario de la redacción, conseguíamos lanzar cada sábado cien ejemplares. Yo era el director y el dibujante, y le confieso a usted que me enorgullecía más de lo segundo que de lo primero. 

El periódico tuvo gran aceptación. Las suscripciones aumentaban. Tuvimos que adquirir una segunda “rotativa” de hojadelata, glicerina y cola de pescado… Incluso tuvimos anuncios y yo empecé a dibujar las tapas para encuadernar una novela de Balzac que publicábamos en un folletín. Al liquidar el primer mes repartimos ganancias y nos correspondió a cada uno de los propietarios y redactores siete pesetas. En ellas está, pues, incluida mi primera peseta

La proximidad de los exámenes obligó a suspender la publicación de Calínez para reanudarla en el otoño “con grandes reformas”, como dicen todos los periódicos fracasados, con el pudor de su desaparición definitiva. Calinez no volvió a publicarse; pero yo no me desanimé por ello. Quería ser caricaturista a toda costa. Y tres años después me presenté en la redacción de Vida Galante con una cartera de dibujos. Zamacois no fue aquella tarde... (José Francés, 1922)

El que sería gran crítico de arte de La Esfera quería ser entonces solamente un caricaturista, pero terminó convirtiéndose, de la mano de Eduardo Zamacois, en uno de los maestros del relato corto en la Edad de Plata y en un crítico de arte eminente por méritos propios. Por entonces escribió su primera pieza teatral, La intención basta, firmada a fines de 1899 y que no "intentó" siquiera estrenar. En realidad, Calínez era una imitación de un efímero semanario satírico de cuatro páginas que imprimió ocho números en Madrid entre 1898 y 1899, Calínez, impulsado por el gran cervantista Francisco Navarro Ledesma, pero dirigido por José de Roure Mesquiriz; tomaba su título de un personaje cómico habitual en el semanario cómico Gedeón, habitualmente secuestrado por sus críticas. En su versión manchega, de la que no conozco testimonios, firmaba Francés las caricaturas con el sobrenombre de Córcholis. Por entonces era un chico muy revoltoso; Andrés González Blanco lo retrata así:

Me parecía un mozalbete republicano con visos de ácrata, que hablaba mal de todo el mundo, que adoraba a Blasco Ibáñez como un supremo dios del Arte, que colaboraba en La Vida Galante y que silbaba en las calles tortuosas de las capitales de provincia cuando pasaban las procesiones de Semana Santa. ("Prólogo" a J. Francés, Miedo, 1907)

¡Vaya si era ácrata el muchacho! Ya lo veremos. En el instituto se topó con otro inquieto aspirante a escritor,  José Subirá, quien andando el tiempo sería académico como él y uno de sus mejores amigos. Lo refiere el propio José  Subirá en "Mi amigo Pepe Francés" (1964), una semblanza que escribió con motivo de su fallecimiento:

Nos conocimos en Ciudad Real. Éramos compañeros de aulas y de estudios en aquel antiguo convento mercedario que tuvo destinos civiles tras la desamortización y que en nuestra infancia y juventud albergó un Instituto de Segunda Enseñanza inolvidable.

"Un instituto de segunda enseñanza inolvidable". Caray. Cuántas cosas se perdieron con la guerra. Pero don José continúa su narración:

Allí él y yo habíamos incubado idealismos inconcretos e hicimos los primeros pinitos de índole artística: él emborronando cuartillas blancas y yo trazando notas sobre el papel pautado. Entonces había estallado el conflicto de Melilla produciendo sensibles pérdidas el Ejército Español, siendo una de las víctimas el general Margallo. Pepe Francés encendió al punto los ánimos de la grey estudiantil, organizó una manifestación callejera, formada por chicos de diez a quince o dieciséis años y en nombre de todos elevó ante las autoridades su voz indignada por obra de la tropelía marroquí. Al hablar en público allí por primera vez, poniendo acentos exaltados y conmovedores, inició así una carrera de conferenciante que tanto prestigio le había de dar al defender causas nobles con objetividad suma por amor a la verdad ya la belleza...

El Margallo ese era un general, bisabuelo del político pepero, principal motivo de la I.ª Guerra del Rif o "Guerra de Margallo" (1893-1894) al provocar a los integristas islámicos construyendo una fortaleza militar en un lugar de Melilla santo para ellos. Sin embargo, José Subirá, que ya tenía sus años, recuerda mal, ya que eso pasó antes de su estancia en Ciudad Real. Seguramente junta unos recuerdos con otros. 

No acabó José Francés su relación con Ciudad Real pese a vivir tan poco tiempo en ella; ofreció en su Casino una conferencia en 1922: El paisaje en la moderna pintura española. No en vano el pintor manchego Ángel Andrade, seguramente promotor de esa visita, era un experto en este género.