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miércoles, 24 de junio de 2020

Entrevista con el economista Benjamin J. Cohen

Miguel Ayuso "Benjamin J. Cohen y la Geografía del poder", en El Confidencial, 25-V-2014:

El mayor experto en economía política explica quién controla de verdad el dinero

El economista estadounidense Benjamin Jerry Cohen es una de las más destacadas figuras académicas de la política económica. No es optimista sobre el futuro

El economista estadounidense Benjamin Jerry Cohen (1937, Nueva York), catedrático de la Universidad de California-Santa Barbara, es una de las más destacadas figuras de la Económica Política Internacional, una disciplina mixta que estudia las relaciones internacionales utilizando teorías y métodos aplicables de la economía política.

Desde que empezara a trabajar como investigador en la Reserva Federal de Nueva York, en 1962, Cohen ha publicado decenas de libros sobre la forma en que la política internacional influye en el devenir de la economía, y ha escrito libros fundamentales para entender las dinámicas financieras internacionales. En su opinión, es imposible explicar la economía sin política, pues ésta nunca es independiente del contexto social en que se desarrolla. 

El profesor ha recibido a El Confidencial en la Fundación Rafael del Pino, donde impartió anoche una conferencia sobre “El desorden monetario que viene”. En su opinión, el mundo va camino de una enorme crisis monetaria que creará un desorden difícil de prever. Y no es optimista sobre las posibilidades que tenemos de frenarla.

PREGUNTA. El próximo domingo 400 millones de europeos están llamados a las urnas para votar a sus representantes en el parlamento de la Unión Europea. ¿Cree que el futuro del euro depende de lo que vayamos a votar o está ya decidido? En otras palabras, ¿quién está a cargo?

RESPUESTA. Es importante saber quién está a cargo del dinero. El sistema de gobernanza de la eurozona es una de las principales razones por las que el euro ha sido menos exitoso de lo que muchas personas esperaban que fuera. La elección del parlamento europeo no va a tener ninguna influencia sobre esto. El euro está manejado, principalmente, por el Banco Central Europeo, y por los ministros de finanzas de la eurozona. El parlamento tiene un rol mínimo en la gobernanza del euro, así que no creo que las elecciones del próximo domingo vayan a cambiar nada. El problema es que la eurozona está gobernada de forma muy pobre, porque las diferentes responsabilidades son compartidas por diferentes grupos y actores: el BCE, los ministerios, el eurogrupo, la comisión… Esta es una forma ineficiente de gobernar, y un gobierno ineficiente sobre la zona monetaria hace que el euro sea más débil.

R. ¿Cuál es el camino para que recuperemos el control de nuestro dinero?

P. Desafortunadamente, las soluciones pueden ser fácilmente descritas, pero alcanzarlas políticamente es muy difícil. Uno de los más grandes problemas de la eurozona es la falta de mecanismos para lidiar con los desequilibrios dentro del grupo. Hay países que lo están haciendo mal y países que lo están haciendo bien. En EEUU pasa algo parecido, somos 50 estados y tenemos una sola moneda, pero tenemos un mecanismo automático de transferencia. Los estados que van bien transfieren su superávit a Washington y el gobierno financia a los estados que van mal. Es un sistema que ha evolucionado durante mucho tiempo, pero funciona de forma automática. No tenéis nada parecido a esto en Europa. Si hablas con cualquier economista que esté familiarizado con la situación te dirá que lo que tiene que hacer Europa es adoptar un mecanismo similar al que tenemos en EEUU. Pero claro, políticamente esto es imposible mientras Europa siga siendo una confederación de estados soberanos y no sea una federación de verdad.

P. Pero estamos yendo justo en la otra dirección. Incluso dentro de los países tenemos problemas de solidaridad entre regiones. ¿Si no conseguimos que haya solidaridad entre regiones de un mismo país, cómo vamos a conseguir que exista entre diferentes países?

R. Es cierto, es un problema de solidaridad. Lo irónico de la unión monetaria europea es que el euro se creó para unir a los países, pero lo que está haciendo es separarlos aún más. Debido a la evolución de países como Grecia o España lo que estamos viendo es que hay menos solidaridad y un menor sentido de comunidad que cuando se creó la moneda única.

P. El año pasado editó un libro bajo el título Power in a changing world (“El poder en un mundo cambiante”) en el que explica cómo el poder económico es cada vez más difuso. ¿Ha perdido EEUU definitivamente la hegemonía?

R. Ninguna hegemonía dura para siempre. Pero llevo en esto mucho tiempo y aún no ha cambiado. Finalicé mis estudios hace 50 años y el primer trabajo que tuve fue como investigador en la Reserva Federal de Nueva York. Lo primero que me dijeron cuando llegué allí en 1962 es que EEUU estaba perdiendo su hegemonía. Fue hace 50 años. El hecho es que EEUU no depende de otros países, es menos poderoso, pero sigue siendo la economía dominante, representa el 24% de la economía del mundo y el dólar sigue siendo la divisa preponderante. Es incuestionable que con el tiempo ha ido perdiendo poder, pero de forma muy gradual y lenta. ¿Por qué? Desde luego no porque los gobiernos estadounidenses hayan sido eficientes. Ahora mismo tenemos un sistema totalmente disfuncional. EEUU no ha perdido la hegemonía por la falta de alternativas.

Si el dólar pierde su importancia ¿qué divisa puede sustituirlo? No el euro, desde luego, tampoco el yen, porque Japón sigue en declive. Posiblemente, la divisa china es la mejor situada, pero no cumple los requisitos necesarios para ser una moneda popular. Para que una moneda sea atractiva como divisa internacional, tiene que respetar las leyes, los contratos y la propiedad privada y  tiene que tener un mercado financiero bien desarrollado que permita a los inversores comprar activos en esa moneda. China no ofrece esto.

P. En un artículo reciente asegura que, hoy en día, muchos estados pueden ser acusados justamente de manipular los tipos de cambio, pero ninguno tanto como China. ¿Puede algo, o alguien, forzar a China a cambiar sus prácticas monetarias?

R. En principio, hay diversas formas de presionar a China, empezando por el Fondo Monetario Internacional. El organismo está autorizado gracias al artículo 4 del acuerdo a ejecutar una firme supervisión, identificar a los países que estén manipulando los tipos de cambio, y hacer saber qué país está haciendo eso y pedirle que cambie sus políticas. Pero la realidad es que el FMI ha sido siempre reacio a molestar a un país tan grande e importante como China. Así que año tras año se ha negado a identificar a China como un país que manipula las divisas. Lo mismo ocurre con el tesoro estadounidense, que está obligado cada seis meses a informar sobre la manipulación de divisas, y nunca ha etiquetado a china como un manipulador.

Todos sabemos que China está manipulando las divisas, pero la realidad política es que nadie quiere ir contra China y crear un conflicto, porque es muy grande e importante. Lo que ocurre es que, al final, la gente se queja de lo que están haciendo los chinos pero nadie toma cartas en el asunto, para no molestar a las autoridades chinas.

P. Tras el estallido de la crisis financiera la comunidad internacional insistió en la necesidad de reformular el capitalismo. Seis años después, ¿ha cambiado en algo el sistema?

A nivel estructural no. Seguimos teniendo un sistema basado en el mercado, que los gobiernos tratan de supervisar o regular. La naturaleza del sistema permanece exactamente igual. Lo que está pasando es muy representativo de lo que Karl Polanyi, un académico muy famoso de mediados del siglo XX, describió en su libro La gran transformación. Hablaba de un doble movimiento. En primer lugar los mercados innovan y, a menudo, esas innovaciones nos llevan a una crisis. Como resultado de esto, la segunda parte del movimiento tiene como protagonistas a los gobiernos, que intentan lidiar con los problemas creados por el mercado a base de regulaciones y nuevas formas de supervisión. Pero entonces los mercados crean nuevas innovaciones.

Lo que vimos en la primera década del siglo XXI fue como los mercados financieros innovaron, particularmente en EEUU, creando todos los instrumentos financieros derivados que nos llevaron a la peor crisis desde los años 30. Los gobiernos han tratado de ponerse al día, creando nuevas formas de regulación, como Basilea III, que impone nuevas regulaciones bancarias o la Ley Dodd-Frank en EEUU, que introduce nuevas formas de regulación, incluida la separación de la banca de inversión de la banca comercial. Son regulaciones introducidas por el segundo movimiento. Pero mucha gente que sabe de esto cree que no van a prevenir nuevas crisis en el futuro. No creo que el sistema haya cambiado, y tampoco creo que cambie. En el tipo de sistema en el que vivimos hoy el poder está ejercido por los actores privados del mercado, las multinacionales principalmente, y ningún gobierno es capaz de controlarlos.

P. Entonces, ¿no hay ninguna manera de cambiar el sistema?

R. Aparte de una revolución marxista, no. Lo mejor que podemos hacer es que nuestros sistemas políticos ofrezcan una regulación suficiente a la actividad mercantil, que aleje al sistema de crisis tan duras como la que estalló en 2008. Es una cuestión de gobernanza efectiva. Hoy en día la mayoría de nuestros gobiernos no son muy efectivos, incluido el mío propio, que está muy dividido. Mientras esto continúe, el balance de poder estará del lado del sector privado, y seguirá tomando riesgos, y mientras se tomen esos riesgos habrá siempre posibilidad de que estalle una crisis. No espero ver un cambio fundamental en la naturaleza del sistema, porque no creo que veamos una revolución, y además no la defiendo. Lo que espero es que nuestros sistemas políticos tengan la suficiente iluminación para introducir las regulaciones necesarias.

P. Como asegura, las grandes multinacionales tienen cada vez más poder ¿Es necesario contar con ellas para cambiar la regulación?

R. La gobernanza formal tiene que venir siempre de los gobiernos nacionales. Es ciencia ficción pensar en un mundo gobernado por las empresas. Así no funcionan las cosas. Los países siguen siendo los únicos que pueden usar legítimamente la fuerza. Esa es la base de la soberanía. A nivel global sólo los gobiernos pueden ejercer el control, pero sabemos que las grandes empresas son muy poderosas y tienen una enorme influencia. La única manera de que esa influencia sea controlada es mediante la cooperación entre gobiernos. De forma individual, los gobiernos tienen muy difícil controlar una multinacional, sólo pueden controlar lo que ocurre dentro de sus fronteras. La jurisdicción de los estados es limitada, pero el dominio de las empresas es global. La única forma para que los gobiernos igualen el poder de las empresas pasa por juntarse y cooperar.  Ahora mismo, el balance del poder está en el lado de las empresas, porque pueden tomar ventaja de las diferencias entre los gobiernos. Sabemos que para ejercer una correcta autoridad sobre estas se necesita una mayor cooperación, y para ello necesitamos un consenso y un liderazgo que no tenemos. Mientras, las empresas podrán ejercer una enorme influencia informal, y aunque los gobiernos sigan siendo los que ostenten el poder formal, las empresas seguirán influyendo en estos, a todos los niveles.

P. Está claro que necesitamos un nuevo Breton Woods, una nueva gobernanza a nivel supranacional, pero nadie está dispuesto a ceder soberanía.

R. Otra vez tenemos que hacer una distinción entre lo que necesitamos y los requerimientos políticos necesarios para llegar a ello. ¿Por qué tuvo éxito Breton Woods y ha durado décadas? Por dos cosas. En primer lugar, porque por aquel entonces había un consenso sobre un aspecto básico: que los tipos de cambios volátiles eran algo malo. Había acuerdo. Pero además había un liderazgo efectivo, una concentración de poder en manos de EEUU y Reino Unido. Compara la situación de antes con la de ahora. En primer lugar, no hay consenso sobre ningún principio básico. Lo que piensa EEUU y la UE es totalmente distinto a lo que piensa China. Por otra parte, el poder es cada vez más difuso. Son 20 países. No hay liderazgo como en 1944. Para que haya una mejora de la gobernanza internacional necesitamos un nuevo consenso y un liderazgo efectivo. No creo que tengamos nada de esto.

P. Hay quien piensa que la caída del comunismo precipitó también la caída en desgracia de ciertas ideas de raigambre socialista que, hoy en día, solucionarían parte de nuestros problemas.

R. Todo depende de lo que entendamos por socialismo. Si socialismo significa sustituir el control del mercado por el del estado, entonces no creo que sea una mejora. Tenemos suficiente experiencia con el capitalismo de estado para saber que no es efectivo. Pero lo que necesitamos es una combinación de dos cosas. En primer lugar, unas regulaciones suficientes, a nivel micro y macro, para que los riesgos y la inestabilidad no sean excesivos. Una regulación para que estemos seguros de que los monopolios no concentren demasiado poder y para que las instituciones financieras no tomen demasiados riesgos. El otro aspecto es una correcta redistribución de la renta, para que aquellos que tienen desventajas en el sistema de mercado tengan una red de seguridad, un sistema en el que la gente esté protegida de la bancarrota y el desempleo, para que la gente con dificultades sobreviva. Esto es lo que necesitamos. Es socialdemocracia más que socialismo. Tenemos que entender que una economía exitosa no es una economía que esté basada únicamente en el mercado, y tampoco en una planificación central, sino una combinación comprometida entre la gestión gubernamental y la iniciativa privada.

P. En su país estas ideas son tremendamente impopulares.

R. Sí. Desafortunadamente, la ideología dominante en EEUU es la que asegura que el gobierno es el enemigo. Pero la gente no entiende hasta qué punto se beneficia de la intervención gubernamental. A la vez que critican al gobierno disfrutan de subsidios, utilizan las infraestructuras que ha creado el gobierno, el Medicare… La realidad es que la gente no está educada sobre lo positivo que un gobierno puede ser.

Es un problema histórico. En EEUU la ideología dominante ha sido siempre el capitalismo de libre mercado, y se ha creado un cierto mito sobre los beneficios de un gobierno mínimo. Pero la realidad es que el gobierno ha estado ahí siempre. Un buen ejemplo, hoy en día, es la reforma del sistema médico, el conocido como Obamacare. Es muy interesante las encuestas que se han realizado, en las que se pregunta a la gente sobre distintos aspectos del Obamacare. Ves lo que han contestado en todas las preguntas, y están de acuerdo con la reforma, pero al final les preguntan si están a favor de Obamacare y dicen “no”. El partido republicano ha convencido a las personas de que Obamacare significa un mayor control gubernamental, y la mayoría de personas en EEUU, desafortunadamente, no están los suficientemente bien informadas como para darse cuenta de que se beneficiarían de Obamacare. En mi país hay mucha gente, la mayoría, que cree que un estado fuerte es por definición un mal estado. Ya lo decía Reagan: “el gobierno no es la solución, es el problema”.

domingo, 15 de octubre de 2017

Marías habla de lo que no se habla con tanta Cataluña

Javier Marías

LO FÁCIL QUE ES ENGAÑAR

Son millones los que han perdido el empleo, el negocio o aun la vida, los que han engrosado las filas de la pobreza. Ya no se habla de nada de esto.

El País, 15 DE OCTUBRE DE 2017

30 DE SEPTIEMBRE, víspera de la kermés independentista de Cataluña. Salgo a dar una vuelta por mi barrio madrileño, el de los Austrias, poco proclive a votar al PP (decir que vota más “izquierdas” sería grotesco en tiempos en que se tiene por tal a un partido como Podemos, tan parecido al peronismo benefactor y beneficiado de Franco). Algo había leído en columnas ajenas, pero ahora lo veo con mis ojos: a lo largo de mi breve paseo, distingo un centenar de banderas españolas en balcones, algo insólito en la capital a menos que la selección dispute una final de fútbol, lo cual puede ocurrir, como máximo, un día cada dos años. “Vaya”, me digo. “Gracias, Puigdemont y Junqueras, Forcadell y Anna Gabriel, Romeva y Turull y Mas, Rufián y Tardà”. (Ya dijo Juan Marsé, con su excelente oído, que estos dos últimos sonaban a dúo de caricatos.) “Estáis despertando un nacionalismo peligroso que llevaba décadas adormecido”. Me consuelo levemente al comprobar que las banderas colgadas son constitucionales o sin escudo, no veo ningún águila ni el insoportable toro silueteado.

Pero me revienta la proliferación de banderas, no importa cuáles. La veo una pésima señal. Hace años, a raíz de una exhibición de esteladas en el Camp Nou, y al preguntárseme al respecto en una radio, contesté que siempre que veía gran número de banderas me acordaba de Núremberg, fueran catalanas, españolas o estadounidenses. Un historiador experto en falsear la Historia me acusó de haber comparado a los independentistas con los nazis, ocultando arteramente que me había referido a cualquier bandera, y que había hecho mención expresa de la española. Bueno, quien acostumbra a falsear la Historia cómo no va a falsear lo demás.

Lo cierto es que los susodichos políticos catalanes llevan años haciéndole inmensos favores al PP. Y si hasta ahora no se los han hecho al extremismo totalitario (al español; al catalán de la CUP ya lo creo que sí), es porque está medio oculto y desarbolado, o bien integrado en el PP. No es sólo que reaviven un patriotismo felizmente aletargado, ojalá eso quede en anécdota. Es que gracias a ellos ya no existe ningún grave asunto más: ni corrupción, ni Gürtel, ni Púnica, ni Bárcenas, ni ley mordaza ni recortes laborales, sanitarios, educativos. Hace no mucho la Ministra de Trabajo se fue de rositas tras ensalzar la “gran recuperación” de la economía tras la crisis, y encima se vanaglorió, con el mayor cinismo, de que “nadie ha sido dejado atrás”. A Báñez le fallan las neuronas (es la única alternativa al cinismo), y además no se baja nunca de su coche oficial. Le bastaría pisar la Plaza Mayor de Madrid para ver que todos sus soportales están tomados por masas de mendigos que duermen y velan dentro de sus cartones, despidiendo un hedor que nada tiene que envidiar al de Calcuta en sus peores tiempos. Esa plaza, como otros puntos de la ciudad, son favelas, cada día más. Y si Gallardón y Botella no tomaron medida alguna, imagínense Carmena, a quien el escenario tal vez parezca de perlas y “aleccionador” para los turistas. Báñez se ha olvidado ya de los incontables negocios que debieron echar el cierre desde 2008, a los que de repente los bancos negaban hasta el crédito más modesto; de los infinitos parados súbitos del sector de la construcción y de las empresas afines: gente que llevaba una vida fabricando grifos, pomos o cañerías se quedó en la ruina y a menudo en la calle; tampoco va la Ministra a oficinas ni tiendas, en las que verá cómo se ha reducido el personal brutalmente y cómo quienes conservan el empleo se ven obligados a hacer jornadas interminables, a multiplicar su tarea por dos o tres, para paliar esa falta de compañeros de la que los dueños sacan ganancia. Haga interminable cola en un supermercado y pregúntese por qué hay una sola caja abierta, en vez de tres o seis; pregunte qué sueldo perciben esos trabajadores que mantienen su puesto, se enterará de que no están lejos de ser siervos; pregunte qué tipo de contratos se ofrecen, y verá el abuso del patrono institucionalizado, y protegido por su Gobierno y por ella. ¿A nadie se ha dejado atrás? Son millones los que han perdido el empleo, el negocio o aun la vida, los que han engrosado las filas de la pobreza. Ya no se habla de nada de esto.

Claro que dense un paseo por Cataluña y verán lo mismo, si no peor. Sus gobernantes autonómicos, hoy aclamados por los independentistas, han llevado a cabo las mismas políticas de austeridad y recortes que el PP, con antelación y con el resultado de millares de niños malnutridos. Así que con la kermés también se están haciendo un inmenso favor a sí mismos. Han conseguido que no se hable más del 3%, del saqueo de los Pujol, de la monstruosa corrupción. “Dadnos un país nuevo y puro”, le dicen a la gente. Y callan la segunda parte, la verdadera: “Así nadie nos podrá pedir cuentas de lo que hemos hecho, ni de lo que seguiremos haciendo con las manos libres y jueces nuestros”. Uno se estremece al comprobar lo fácil que resulta hoy engañar.

sábado, 24 de junio de 2017

Entrevista al benedictino Moisés Salgado

Antonio Lucas, "Los intelectuales y España  / Moisés Salgado "Es horrible la ligereza con la que se roba y se falta a la sociedad", en El Mundo, (24-VI-2017):

El monje benedictino Moisés Salgado (Gumiel de Izán, Burgos, 1953) es un hombre que abraza la duda como motor a la vez que exhibe una inamovible fe. Desde el monasterio de Silos, donde es prior, atiende a las convulsiones del presente reivindicando el legado pacifista de Gandhi y el pensamiento crítico del pensador británico (de origen polaco) Zygmunt Bauman. Un monje distinto
En un rincón del huerto del monasterio de Silos el monje prior, Moisés Salgado, busca sombra. Sobre la ropa de civil, el hábito negro de la orden benedictina. El sol se lanza desde el cielo con algo de pájaro en llamas. Lleva 51 años en este lugar que comparte con 28 monjes más. De treintañeros a nonagenarios. Desde aquí también se avista el mundo, pero con una mansedumbre que deshecha decibelios. Este hombre mantiene una atención inquieta ante las cosas que suceden fuera de estos muros. Lee, reza, intenta entender las razones del otro. No impone sus certezas, pero no cede en sus convicciones. No duda de la existencia de Dios, pero acepta la duda. Incluso la negación. Cada cual con lo suyo. No tiene estudios, sino lecturas. Muchas lecturas. De filosofía, principalmente. En Silos el canto gregoriano enmudece a los jilgueros.

¿Desde aquí dentro se ve con nitidez el mundo de fuera?

Claro que sí, aunque lo veamos desde la retaguardia. No somos ajenos a la realidad. Estamos dentro del mundo, pues el ser humano es el mismo esté donde esté. Quiero decir: existe guerra y violencia fuera, igual que existe violencia y guerra en los monasterios.

¿Guerra y violencia?

Es que son condiciones que todos llevamos dentro. Hablo de guerra desde el punto de vista de la convivencia diaria, de las tensiones que se producen en la convivencia. Las situaciones de rechazo, de antipatías e, incluso, de odio momentáneo forman parte, por desgracia, del hecho de ser hombre.
Singular escucharle decir eso.

Es que donde esté el ser humano está la guerra y la violencia. Aunque nosotros, los monjes, tenemos la ventaja de que el contacto diario con Dios, la palabra del Evangelio y el maestro que es Jesús de Nazaret nos ayudan a entender que el camino es otro: amar y perdonar.

¿Qué idea tiene un monje de Silos como usted de lo que es hoy este país?

En nuestra vida de monjes también vivimos los acontecimientos dolorosos del mundo. Y lo vivimos con dolor. Hay quien cree que aquí nada nos afecta, que nos hemos retirado del mundo. Que hemos abandonado. Pero no es así. Esto no es un retiro para dejar a un lado la realidad, sino una forma de tomar distancia por la necesidad de realizar nuestra vocación. Nunca por egoísmo.

¿Y el panorama político?

Pues es ciertamente preocupante. Hay demasiada gente pasándolo mal mientras ves la deshonestidad de otros, la falta de responsabilidad con los deberes que uno ha asumido. Es horrible la ligereza con la que aquí se roba y se falta el respeto a la sociedad. Y no sólo sientes una preocupación, sino una indignación. No hay derecho a lo que algunos han hecho. Ni a lo que siguen haciendo.
Es un sentimiento muy compartido.

Aunque la diferencia de uno de nosotros ante ese sentimiento es que al estar identificados con el Evangelio tenemos especial cuidado con extremar los aspectos animalescos de la indignación, porque ésta prende de un modo muy fácil. La reacción humana de furia tigresca te sale, pero debemos controlarla. La furia es la raíz de los movimientos populistas que están tomando presencia y fuerza en nuestros días. Yo estoy indignado con ciertas cosas de lo que veo, pero cuido cómo lo expreso. Para mí, después de Jesús, Gandhi es el referente. Un gran maestro en el autodominio y la no violencia. Sus palabras parecen bajadas del cielo.

Lo de Gandhi fue una revolución.

Sí, pero de un modo distinto a las que conocemos en Occidente. Las revoluciones occidentales han conseguido muy poco, aunque parezca lo contrario. Dejan demasiada sangre por el camino para nada. Creo que es mejor la evolución que la revolución. Me gusta aquello que dijo Benedicto XVI: "Debemos tener paciencia histórica".

¿Más?

Toda la posible. Los hombres, cuando ocurre algún fenómeno social adverso, nos indignamos y quisiéramos tirarlo todo al suelo. Es muy importante transmitir este mensaje en momentos de tensión social: controlemos nuestras reacciones y busquemos alternativas. Todos estamos metidos en la misma jaula y nadie está libre de culpa. Algunos que, por ejemplo, tanto critican a los políticos corruptos evaden el IVA en cuanto pueden. Todos, de algún modo, estamos pringaos. Quién no ha cometido alguna injusticia. Como dijo Gandhi: "Sé tú el cambio que quieras ver en los demás".

¿El Papa Francisco es un revolucionario?

No lo expresaría así. Cada Papa tiene su personalidad, como cada uno de los directores de EL MUNDO tiene la suya. Estoy encantado con este Papa. Es un hombre evangélico que ha sabido bajar a la arena escuchando a la gente sencilla. Eso le ha dado una escuela que no tenemos los que no hemos andado ahí. Me gusta la manera que tiene de sacudirnos a los católicos para que espabilemos. Eso no lo han hecho igual otros Papas. Es valiente, más en un momento en el que cuando nos llaman la atención sacamos la pistola.

Denuncia los abusos del capitalismo, pide repensar el papel de la mujer en la Iglesia o promueve un acercamiento de la Iglesia a los homosexuales.

Así es. Son frentes nuevos. La homosexualidad existe desde que el hombre está aquí, pero hasta no hace mucho era algo oculto, desconocido y perseguido. Una cosa es estar de acuerdo con su comportamiento y otra muy distinta no respetarlo. El Papa Francisco no se inventa nada, todo lo que dice está ya en el Evangelio. No imagino a Jesús fustigando o condenando a los homosexuales. Les diría también las verdades, pero los acogería. Además, qué homosexual se inventa su condición de homosexual. ¡Ninguno! Eso es algo que uno se encuentra, no se construye. Así que debemos respeto, lo que no quiere decir que se aprueben determinadas actitudes. El tema es delicado y hay quien ha sufrido mucho con este asunto. Por eso también es importante tener un alto sentido de acogida y de misericordia. Incluso desde el desacuerdo.

Pues ya tiene usted algo en común con Pablo Iglesias: la admiración a Bergoglio.

Ya me gustaría a mí hablar con Pablo Iglesias.

¿Y eso?

Porque conviene que alguien le diga que reflexione sobre la línea política que ha escogido. Y eso que en algunas cosas entiendo y atiendo a lo que propone.

¿Qué línea política es esa?

Una muy exagerada desde la que no vamos a lograr lo que conviene lograr. Es muy extralimitado y percibo en él cierta violencia, animadversión y odio de clase. Preferencia por la gente sencilla y los pobres, perfecto, pero no hay que machacar porque sí a los ricos. Pablo Iglesias no va por buen camino. Me gustaría que fuese un político más sensato. Para qué repetir la historia.

¿Y con Pedro Sánchez no le interesa sentarse a hablar?

Bueno, he visto lo del congreso socialista unos 15 minutillos diarios. A mí me interesan las bases éticas y morales de los partidos. No me meto en más.

Ha hablado antes de populismo...

Es que un verdadero monje no puede prescindir de los dolores que hay fuera de su monasterio.

¿Y el populismo es un dolor?

Es inquietante.

¿Y cómo entiende este galope del mundo tecnificado, urgente, hiperconectado?

Vivimos en una época muy compleja. La inmensa mayoría de la gente no tiene conciencia clara de lo que está sucediendo. De esto ya habló mejor que yo Zygmunt Bauman, entre otros. No llegamos al fondo de la complejidad de la que formamos parte. Todo, absolutamente todo, está en crisis.

¿También la Iglesia?

Sufrimos la misma crisis que todas las instituciones. Dentro de la Iglesia tienes las mismas corrientes y tensiones que se dan fuera. Miremos lo que sucede en Europa, construida sobre tres bases: el judeocristianismo, el Derecho Romano y la filosofía griega. Al alejarse de ellas la fragilidad es alarmante. En el fondo de muchos ciudadanos hay una mezcla de ansiedad, vacío y desconcierto. No estamos serenos. El hombre necesita certezas, aunque sean falsas. Al menos creer en algo. Pero en un momento como el de ahora casi nada es seguro. La vida nos golpea constantemente y hemos perdido demasiados valores por el camino. El monasterio es una escuela para conocer en toda su intensidad al ser humano. Aquí vivimos en comunidad toda la vida. Por decirlo de un modo exagerado, esto es un Gran Hermano a lo bestia.

¿?

Con diferencias sustanciales, evidentemente.

¿Qué relación tiene con la duda?

El hombre es duda.

Pues hoy abundan las verdades absolutas.

Y el relativismo voraz. Ahora no son los curas los que hablan en términos absolutos, sino los políticos y los economistas. Es curioso. Sí creo en alguna verdad absoluta, pero entiendo que tenga una cierta dosis relativa. En este mundo, fuera de los números, no hay nada cierto.

¿Ni Dios?

Hablo desde un punto de vista de ciudadanía. Para mí es una certeza, pero toda certeza integra la duda. El que no haya experimentado a Dios lo tendrá muy difícil en muchas cosas.

¿Cómo explica que algunos creyentes recen por la paz y otros, igual de creyentes, recen por ganar la guerra?

Un verdadero creyente no puede ser partidario de la guerra. No hay guerra justa. Eso es un concepto confuso. Aunque entiendo que si te invaden algo tendrás que hacer.

¿Qué cosas le preocupan?

Muchas. Demasiadas. Pero hay dos que hoy nos interpelan a todos: el terrorismo islamista (que usa a Dios como excusa) y los nacionalismos.

Dos formas de revancha.

Los monjes no entramos en política como tal. Juzgamos desde los grandes valores. Pero me preocupa que una región española pueda equivocarse y arrastrar a la gente al sufrimiento. Quisiera que los independentistas de Cataluña se paren a pensar. Su problema es la ceguera. ¿Quién los frena ahora? No creo que sea ningún disparate apuntar que un día España pueda ser más federal, pero de ahí a querer una ruptura total hay un salto difícil. Sería lanzarse al abismo sin paracaídas.

¿Sabe que el Banco de España advierte de que la banca no devolverá 60.000 millones de dinero público del total que el Estado prestó para su rescate?

En eso me pillas con el pie cambiado. Yo de asuntos de economía...

Pero no sólo es economía.

Pues claro que no voy a bendecir algo así. ¿Qué pienso del asunto? Que estamos ante otro fiasco. Otro mal comportamiento. Otra falta de ética.

¿Se imagina fuera de este monasterio?

Llevo aquí 51 años. Para mí es impensable. Estoy muy identificado con esta vida. Es un privilegio. Sólo pensarme fuera del monasterio me provoca mareos.

¿Por qué pierde la Iglesia tantos seguidores?

No es un fenómeno sólo español, sino que afecta a toda Europa. La crisis, en todos los sentidos (sociales y espirituales), tiene mucho que ver. Pero Europa regresará un día a sus raíces, a sus grandes valores. Y volveremos a hacerlos nuestros. Yo no encuentro una fuente de sentido mayor que la que ofrece Jesús de Nazaret. Seguirlo es un camino de madurez humana. Los monjes, como dijo San Benito, somos buscadores de Dios. Porque a Dios hay que buscarlo, no es un ser evidente.

¿Existen los santos?

Los he conocido y los conozco, así que existen. Aquí, en el monasterio, tenemos un hermano de más de 90 años que es para muchos de nosotros un referente. Es decir, un santo.

¿Se permite usted dudar?

No me permitiría no hacerlo.

viernes, 23 de junio de 2017

Aunque la prensa diga otra cosa, 7 de cada 10 hogares no percibe la recuperación económica

"Siete de cada diez hogares no percibe los efectos de la recuperación económica. Cáritas alerta de que no es igual crecimiento que desarrollo", Huffington Post,  22/06/2017:

El 70 % de los hogares no perciben que les hayan llegado los efectos de la recuperación económica y, en el caso de los que están por debajo del nivel de la pobreza -los que sufrieron más la crisis-, nueve de cada diez no experimenta que esta nueva coyuntura haya mejorado sus condiciones de vida.

Esta es una de las principales conclusiones del informe Análisis y perspectivas 2017. Desprotección social y estrategias familiares, de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), que ha presentado hoy Cáritas.

"No podemos decir que estamos en una situación donde el crecimiento económico ha llegado a las familias y, especialmente, no les ha llegado a las más pobres. Hemos empobrecido la pobreza", ha recalcado el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora.

Hemos empobrecido la pobreza (Sebastián Mora, Cáritas)

El informe demuestra, según Mora, que crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo social, ya que por sí solo "nunca ha evitado ni nunca evitará la pobreza", y ha considerado que "cuando algunos políticos dicen que la mejor política social es el crecimiento económico no están diciendo la verdad".

RED DE SEGURIDAD DE LOS HOGARES

A través de 17 indicadores se ha medido la denominada "red de seguridad" de los hogares, es decir, su capacidad para afrontar situaciones adversas futuras.

Y la encuesta -realizada en el primer trimestre de este año a más de 1.300 hogares de las 17 comunidades autónomas- revela que ese colchón es peor ahora para la mitad de las familias (50,1 %), especialmente en lo que se refiere a la capacidad de ahorrar (el 60 % viven sin tener nada ahorrado o con un nivel tan pequeño que no podrían resistir más de uno o dos meses).

Los hogares con mayor debilidad son los que tienen menores entre sus miembros (68 %), familias monoparentales (62 %) y las familias numerosas (81 %) y también aquellos en el que el principal sustentador es joven, tiene estudios secundarios o es extranjero.

NADA VA A CAMBIAR

El director técnico de Foessa, Francisco Lorenzo, ha alertado del riesgo que tenemos como sociedad de acostumbrarnos a la precariedad y "pensar que nada va a cambiar", tal y como refleja el hecho de el 47,1 % de los encuestados cree que dentro de cinco años estará igual y un 26 % cree que su situación empeorará.

En el mismo sentido, Mora ha lamentado que la situación de los hogares en pobreza y exclusión no sean noticia y ha advertido de que "lo hemos naturalizado, nos parece normal que esto pase; somos una sociedad que hemos bajado los brazos y hemos normalizado que la gente lo pase mal y que atentar contra los derechos humanos sea algo pragmático y necesario".

Hemos normalizado que la gente lo pase mal.

La desconfianza en la participación social y política es otro de los aspectos que también refleja la encuesta y son precisamente los sectores más vulnerables los que perciben en mayor medida que no es útil para mejorar sus condiciones de vida: para el 75 % votar no sirve, para el 56,9 % asociarse y para el 61,2 % la movilización tampoco.

El informe constata que casi el 58 % de los hogares aseguran que a la hora de necesitar ayuda la reciben con más intensidad de entidades sociales como Cáritas o Cruz Roja que de los servicios sociales de ayuntamientos, comunidades o Gobierno central.

Además, los hogares con mayores recursos y capacidades cuentan con mejores apoyos institucionales. "Esta es la paradoja de la pobreza: cuánto más pobre eres, menos atención mereces", ha denunciado Mora.

Paradoja de la pobreza: cuánto más pobre eres, menos atención mereces.

La familia y los amigos siguen siendo uno de los principales apoyos cuando se están pasando dificultades. Así lo perciben siete de cada diez hogares.

En el caso de los que están por debajo del umbral de la pobreza, solo la mitad de ellos contarían con familia y amigos que respondieran ante la necesidad de ayuda. Y, a mayor nivel de estudios, es más probable prestar y que te presten apoyo.

ESTRATEGIAS

Entre las estrategias adoptadas por las familias para hacer frente a las dificultades, un 70 % ha reducido el consumo de energía y un 40 % ha aceptado empleos mal pagados o sin contrato.

En más de un millón y medio de familias se ha producido la vuelta a casa de algún hijo que no podía mantenerse independiente.

'Se ha logrado parar la extensión de la pobreza, pero la intensidad y la cronicidad de la misma se han intensificado', ha concluido el secretario general de Cáritas.

viernes, 16 de junio de 2017

La banca ha robado a los españoles 27.344.000.000 de euros de rescate

I

César Urrutia, "El Banco de España da por perdido un 69% del dinero público que rescató a la banca", en El Mundo, 16-VI-2017:

El Banco de España avaló las "cuentas falsas" de Bankia, según los peritos.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez pide el archivo de su caso, porque no es "el Gran Hermano que lo ve todo". 

El Banco de España estima en 27.344 millones de euros el importe de las ayudas que los contribuyentes han destinado a la reestructuración del sistema financiero que no se podrán recuperar. Son, grosso modo, siete de cada 10 euros aportados a las antiguas cajas de ahorro, básicamente Bankia, Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Banco de Valencia. Se trata del último cálculo -actualizado a diciembre de 2015- del supervisor en su Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España, 2008-2014, un documento que pretende aportar como base a la comisión de investigación en el Congreso sobre la crisis financiera, el agujero y el rescate de las cajas de ahorro, un proceso que estalló hace ya casi una década y que sigue vivo en términos financieros, judiciales y, ahora, políticos.El organismo presidido por Luis María Linde será uno de los protagonistas de esta comisión. Su informe reconoce que en 2008 "no se anticipó una fase recesiva tan intensa" de la economía "ni sus detonantes" así como que las herramientas de política interna económica fueron "claramente insuficientes". El supervisor, presidido durante el periodo analizado por Jaime Caruana (2000-2006), Miguel Ángel Fernández Ordóñez (2006-2012) y Luis María Linde, señala en particular "la escasa implantación a escala internacional de esquemas de identificación temprana de riesgos financieros de carácter sistémico y de herramientas de política macroprudencial". Es el motivo con el que explica, en su opinión, las limitaciones del Banco de España a "un enfoque más prospectivo y eficiente en la prevención de la crisis a escala tanto global como nacional".Instrumento político, ruina económicaAsí, da a entender que por su naturaleza jurídica y la intervención política, las cajas de ahorro carecían de profesionalidad financiera en sus cúpulas. En los años previos a la crisis llegaron a multiplicar la concesión de créditos y superar a los bancos con políticas de riesgo casi nulas. Todo ello, con unos órganos de gobierno en los que las Comunidades Autónomas, con sus legislaciones específicas, las consideraban "un instrumento relevante de su actuación política y económica". Aún con sus herramientas, ¿Pudo hacer algo más el Banco de España para prevenir y atajar la crisis? El informe no lo dice claramente, aunque se inclina por un enfoque meramente "descriptivo". Sea como sea, el resultado ha sido una reestructuración que ha dejado sólo dos cajas de ahorro en pie con una factura viva. Según el supervisor, en términos netos, las ayudas a la banca ascienden hoy a un total de 60.613 millones de euros, aportados en su mayor parte (39.542 millones de euros) por fondos públicos y el resto (21.071 millones de euros), por el Fondo de Garantía de Depósitos que componen los bancos. Casi 10 años después del estallido de una crisis devastadora para la economía española, la conclusión del informe es que sus efectos están lejos de superarse y, según el supervisor, que no se pudo atajar desde las instituciones encargadas de velar por la estabilidad financiera a pesar de las señales que enviaba el sistema. Por el camino se quedaron centenares de miles de puestos de trabajo y decenas de miles de empresas en quiebra. El estudio del Banco de España se centra en la reestructuración de la banca y excluye de su cálculo cuestiones como las pérdidas sufridas por accionistas, preferentistas o tenedores de deuda, aunque sí señala que el rescate generó un aumento de deuda de 51.512 millones de euros. En total, de los 39.542 millones de euros de la parte pública para la reestructuración de las cajas, los contribuyentes sólo podrán salvar en el mejor de los casos 12.198 millones de euros, es decir, tres de cada 10 euros. Y hay que tener en cuenta que se trata de una foto fija: el importe recuperable puede aumentar por que las participaciones en Bankia y BMN se revaloricen. Pero lo mismo puede suceder con las garantías del Estado -Esquemas de Protección de Activos (EPA)- a los bancos compradores de cajas en problemas. La ejecución de estas obligaciones por parte de Banco Sabadell, CaixaBank o BBVA por la CAM, Banco de Valencia o Unnim respectivamente puede aumentar y encarecer en miles de millones el coste para las arcas públicas. Sareb, el banco malo creado para aislar y liquidar los peores activos de la banca, también implica riesgos para el patrimonio del Estado.

II

Íñigo de Barrón, "El papel del supervisor en la crisis. El Banco de España elude la autocrítica en su explicación sobre la crisis financiera. El informe que analiza el papel del supervisor entre 2000 y 2014 justifica que no se atajaran los problemas con antelación porque "los instrumentos eran insuficientes", en El País, 16-VI-2017:

Son 247 páginas con prolijas descripciones y datos de los hechos más importantes que han ocurrido desde el 2000 al 2014. Pero el llamado Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España entre 2008-2014, realizado por el Banco de España y publicado hoy, pasa por encima de las críticas clásicas a la actuación supervisora que hacen referencia al retraso en actuar y la escasa profundidad de las reformas.

Los errores que admite se debieron a "la falta de instrumentos supervisores" y presenta numerosas justificaciones de la actuación del Banco de España, pese a que la intervención del supervisor fue por detrás de los acontecimientos y las medidas más decisivas llegaron desde Europa cuando se pidió el rescate. En resumen, se sostiene que no fue una crisis de cajas, sino de todo el sistema, pero las cajas fueron las más golpeadas por su estructura societaria, su mayor dedicación al ladrillo y fueron las que recibieron las ayudas públicas. También se mantiene el discurso que, de no haber sido por la segunda recesión de 2011, "que ningún organismo internacional supo prever y que desembocó en una crisis impredecible, la banca hubiera salido adelante".

El 21 de febrero pasado, la Comisión Ejecutiva del Banco de España acordó la elaboración de un informe detallado sobre la crisis financiera con especial atención a la actuación del supervisor en la misma. A raíz de un editorial de EL PAÍS, del 4 de febrero, sobre las necesidades de aclarar el papel de la inspección bancaria, Luis Linde, gobernador del Banco de España, publicó el 10 de febrero un artículo en este diario en el que afirmaba que "superada la crisis, es el momento de ofrecer una visión conjunta de cuál fue la actuación del Banco de España en el periodo 2008-2012". Se puso en marcha un análisis a fondo. Y pese a que Linde admitió que "quizá no se acertó siempre", en el informe presentado este viernes la autocrítica brilla por su ausencia. El encargado de coordinar y supervisar este documento ha sido el consejero Fernando Eguidazu, ex alto cargo con el PP.

Fuentes del Banco de España aclararon hoy que no se pretendía "hacer un juicio a la gestión de este organismo, sino un análisis descriptivo, un relato de los hechos sin valoraciones de esta crisis. No vamos a hacer un juicio porque nosotros somos parte y nos absolveríamos. Tiene un tono neutral para que juzgue el lector o los diputados cuando se inicie la comisión de investigación. Es el primer informe de estas características que se hace en Europa".

Existía gran expectación por saber cómo se explicaría los años previos a la explosión de la burbuja, entre 2000 y 2006, bajo el mandato del gobernador Jaime Caruana, cuando se cebó la bomba con el crédito creciendo a dos dígitos. Entre 2000 y 2007 los préstamos de las cajas subieron un 266% y los bancos un 182%. El punto álgido de la "burbuja especulativa", como la denomina el Informe, fue en 2005 cuando las cajas y bancos crecieron un 28% en crédito y su mayor parte, el 66%, estaba destinado al sector inmobiliario y constructor.

Fuentes del supervisor destacan que sí se critica esta época. El documento admite que hubo "excesivo crecimiento del crédito y elevada exposición al riesgo inmobiliario. El Banco de España desarrolló las denominadas "provisiones dinámicas", que anticipaban las provisiones aunque no hubiera problemas crediticios, pero "resultaron insuficientes".

Sí se afirma que el Banco de España "identificaba los problemas mencionados e incluía advertencias sobre la creciente vulnerabilidad" del endeudamiento de familias, sobrevaloración de la vivienda, concentración de riesgo de la banca y excesiva dependencia del endeudamiento exterior... Pero explica que se tomaran medidas específicas. Sí admite que "no se anticipó una fase recesiva tan intenta como la acaecida a partir de 2008".

En este apartado para atribuir responsabilidades, en ocasiones utiliza la expresión vaga como "los agentes económicos", que "tendieron a infravalorar la importancia de los desajustes". También señala que "la escasa apreciación del nivel de riesgos se hizo extensiva a la valoración de muchos activos financieros y la discriminación respecto a la calidad crediticia resultó claramente insuficiente", sin atribuir la deficiencia a ningún organismo.

Una de las justificaciones más habituales es la de falta de herramientas. "Los instrumentos supervisores que se habían desarrollado hasta entonces con un enfoque, sobre todo microprudencial –aun reforzado en el caso español con las provisiones contracíclicas, que contribuyeron a reducir el coste del ajuste-, resultaron insuficientes, evidenciándose las vulnerabilidades acumuladas”, admite el Informe.

A continuación, figura una de las críticas, también matizada, en forma de pregunta sin respuesta. “Puede plantearse la pregunta de si se podría haber actuado de forma más enérgica, promoviendo las modificaciones legales necesarias para establecer límites a la concentración de riesgos por sectores, a los niveles de apalancamiento o a las proporciones máximas entre el valor de los préstamos y la valoración de sus garantías (loan to value, LTV)". Y en la nota a pie de página sobre esta frase apunta: "Aunque no había habilitación legal para introducir dicho límite, se podría haber promovido su cambio".

Pero luego llega la justificación: "Como se ha indicado anteriormente, la implantación de este tipo de herramientas macroprudenciales no se contemplaba en la regulación internacional existente en aquel momento. Por otra parte, los niveles de solvencia y provisiones de las entidades, junto con la evolución de los mercados y las previsiones económicas, sustentaron la opinión de que, en general, las entidades podrían afrontar una corrección gradual de sus balances con los instrumentos disponibles y la normativa legal entonces en vigor".

Y se apunta lo bien que llegaron las cajas y bancos españoles a la crisis internacional. "De hecho, el nivel de solvencia y de provisiones existentes facilitó que, en general, las entidades españolas soportaran mejor que las de otros países el primer envite de la crisis, pero evidentemente, en algunos casos, fueron claramente insuficientes para soportar la doble recesión que finalmente se produjo”.

Apunta al Gobierno de Zapatero

En el capítulo de justificaciones, también destaca "la escasa implantación a escala internacional de esquemas de identificación temprana de riesgos financieros y herramientas de política macroprudencial, lo que limitó la anticipación en la prevención de la crisis a escala global y nacional".

El informe, en su análisis macroeconómico, apunta que "puede afirmarse que el tono de la política fiscal durante la etapa expansiva no fue lo suficientemente contracíclico. Como puso de relieve el fin de la burbuja inmobiliaria, la mejora de las cifras fiscales de 2006 y 2007 descansaba, en parte, en efectos cíciicos y en ingresos extraordinarios estrechamente ligados a la expansión del sector inmobiliario, mientras una parte importante del aumento del gasto público tenía un componente estructural".

En otras páginas del documento se dice que "la política fiscal en 2008 y 2009 respondió de forma expansiva. Se tomaron varias medidas por el lado del gasto como de los ingresos, al tiempo que se producía una significativa pérdida de la recaudación impositiva de los ingresos ligados al sector inmobiliario. El resultado fue un deterioro muy rápido de la posición financiera de las Administraciones Públicas que llegaron a un déficit del 11% en 2009". Fuentes del Banco de España recordaron que, en esta situación, el Estado no tenía capacidad para realizar una inyección de capital a las cajas con graves problemas, y el Fondo de Garantía de Depósitos tampoco contaba con recursos. 

Además de la descripción de numerosos hechos, cifras y publicaciones, en el resto del documento abundan las alabanzas a las provisiones anticíclicas, "gracias a las cuáles se han ahorrado 7.000 millones en ayudas públicas", apuntan en el supervisor, así como a la imposibilidad de que se sacaran del balance los productos estructurados (subprime), lo que frenó la llegada inicial de la crisis internacional.

También se destaca la reducción de capacidad con cierres de oficinas, la concentración del sector y la obligatoriedad que se estableció de realizar provisiones: 238.000 millones, un 23% del PIB, entre 2008-2012.

Pasa por encima de temas espinosos como los problemas contables de Bankia, el abrupto relevo del que fuera su presidente, Rodrigo Rato en mayo de 2012, "por es un tema sub júdice", los problemas económicos y de deuda pública que ha supuesto los 40.000 millones de ayudas al sector, el control de Europa tras la petición del rescate, el descontrol de las tasadoras al inicio de la crisis, la permisividad con el mal gobierno corporativo de las cajas durante muchos años... Para terminar con un balance positivo de la situación en 2014. El optimista Informe resulta más chocante porque se publica en mitad de la crisis del Banco Popular y con la absorción de BMN por parte de Bankia ante la imposibilidad de continuar solo.

LO PERDIDO EN LA CRISIS, EN MANOS DE BANKIA Y LA SAREB

El Informe del Banco de España recoge los cálculos oficiales a diciembre de 2015. Según estas cifras, desde 2009, catorce entidades han recibido capital por 64.098

millones, de los cuáles 54.353 millones corresponden al Estado (vía FROB) y 9.745 millones a la banca, a través del Fondo de Garantía de Depósitos.

"Una parte de estos recursos ha sido recuperada a través de reembolsos, la venta o la resolución de entidades, en total, 4.139 millones, de los cuales 3.466 millones son del FROB y 673 millones del Fondo de Garantía. Es decir, la cifra neta de capital concedido 59.959 millones a finales de 2015, un 5,6% del PIB de ese año."

Además, se han comprometido 10.390 millones en las ayudas a los bancos que compraron cajas quebradas y otros 1.922 millones en garantías diversas. Esta suma da un total de 72.271 millones de ayudas. El informe recoge que el FROB estimó recuperar en Bankia, BMN, CEISS y Caja 3 un total de 12.198 millones, lo que ofrecería un neto provisional de 60.073 millones perdidos.

Sin embargo, fuentes del Banco de España aclararon que esta cifra está calculada con datos de 2015 y la real "dependerá de lo que finalmente se obtenga por Bankia, que marcará el saldo de ayudas concedidas, así como con la Sareb, a la que le quedan años".

Hasta ahora, lo cierto es que se ha perdido definitivamente todo lo inyectado en entidades públicas vendidas a entidades privadas. Solo para el Estado, eso supone 26.300 millones, como admitieron fuentes oficiales. Al margen, los bancos han perdido definitivamente 11.712 millones, lo que suma una factura de 38.012 millones que nunca volverán a sus dueños.


Fuentes del supervisor también apuntaron que, al margen de que haya sido mucho o poco dinero el volumen de las ayudas, "las alternativas eran peores; se salvó al sistema financiero y, según este criterio es como hay que valorarlo".

lunes, 2 de enero de 2017

Natalidad a la baja: sin bebés de año nuevo en Orense

Juan Tallón, "Un Año Nuevo sin bebés en Ourense", en El País, 2 de enero de 2017:

Nos hemos acostumbrado a la sensación de no nacer, y en cambio morir a todas horas.

En los pequeños periódicos, repartidos por todo el país, llegabas a la redacción el 1 de enero, y si tenías suerte, te tocaba hacer la ronda de llamadas a los hospitales para interesarte por el primer bebé del año. Se trata de una tradición, casi de una carrera. Las preguntas que importaban era a qué hora había nacido, y si todo había ido bien, a menudo por este orden. Cuanto más cerca de las doce de la noche se produjese el parto, mejor para el periodista. Esa circunstancia proporcionaba cierta emoción a una noticia relativamente aburrida. Aburrida, pero fácil. Quizá la más fácil del año, en un día que precisamente nadie está para heroicidades. A veces se agradece hacer las cosas con un dedo. Después hablabas con los padres, felices de la vida, y enviabas a un fotógrafo para retratar a la familia.

Me tocó al menos dos veces cubrir el nacimiento del primer bebé de Ourense. Eso, más los altercados en varias locales de ocio, más las toneladas de basura que había dejado la Nochevieja en las calles, servía para llenar la sección de local. No quiero ni pensar en la desazón de los periodistas ourensanos que este domingo telefonearon al hospital de la ciudad, y se encontraron con que no había nacido nadie. Pero nadie. El horror. No se recordaba nada parecido. El dato estremece, aunque no sorprende. Es catastrófico, no grave. Después de todo, Galicia es un país de viejos. Nos hemos acostumbrado a la sensación de no nacer, y en cambio morir a todas horas. Ya escuchamos a tres presidentes de la Xunta decir que el envejecimiento representa nuestro principal problema del futuro, sin que lograsen hacer nada relevante para atajarlo. A la vista de que no hay nacimientos, tal vez ni siquiera lleguemos al futuro.

A la espera del primer bebé de 2017, los diarios optaron por publicar la foto de la última criatura de 2016. La necesidad siempre ahoga. Parece una historia local. Y lo es. Y sin embargo, es una historia universal. Funciona como una metáfora de la España vacía, cuya población se concentra cada vez en menos núcleos, dejando el resto reducida a un desierto. En La Región, el principal periódico de Ourense, sólo unas pocas hojas después de leer que la provincia empezaba el año por primera vez sin nacimientos, te encontrabas una página con seis enormes esquelas. Cuatro hombres y dos mujeres. Hacía pensar en uno de esos claros del bosque llenos de setas venenosas. La muerte nunca falla. En Ourense, la proporción es de tres defunciones por cada nacimiento. Hay lugares en los que un día empiezan a no suceder cosas, como la ausencia de gritos de recién nacidos en Año Nuevo, y de ese hueco acaban por salir las noticias más destacadas de la jornada. Qué triste

martes, 13 de septiembre de 2016

El euro perjudica a España

Por qué la manera como se estableció el euro es un enorme obstáculo para la economía española
Vicenç Navarro
13 de Septiembre de 2016 (10:12 h.)

No existe plena conciencia entre la población en España de que la manera como está estructurado el sistema financiero en Europa (directamente relacionado con la manera como está estructurado el Banco Central Europeo, sus funciones y el sistema de gobernanza) está obstaculizando enormemente el desarrollo económico y social del país. Ello se debe, en parte, a la excesiva influencia que el capital financiero (máximo beneficiario de tal sistema financiero) tiene sobre los mayores medios de información y persuasión en España. Estos medios han jugado y continúan jugando un papel clave en la idealización y ocultación de lo que ha significado el euro para España.

Para entender lo que estoy diciendo y sus consecuencias para España, el lector me permitirá que haga una comparación del sistema financiero de España dentro de la Eurozona con el que existe en el Estado de California, dentro de EEUU. California es un Estado con más de 39 millones de habitantes, semejante al tamaño demográfico de España, que, como esta, tiene su economía basada en un potente sector financiero, un sector inmobiliario importante, y una industria de la construcción extensa, un sector turístico de gran valor y una agricultura potente, entre otras características. Tanto California como España tienen también un programa extenso de incentivos para atraer industrias y otras empresas al país.

Es importante ver qué ha pasado en California durante la Gran Recesión y compararlo con lo que ha ocurrido en España durante el mismo período (2008-2016). Y un primer paso en esta comparación es ver cómo ambos países respondieron a la crisis creada a partir del año 2008, año en el que se inició en muchos países la Gran Recesión, resultado, en ambos casos, del colapso de las burbujas inmobiliarias, que afectó de una manera muy marcada al sector inmobiliario y a la industria de la construcción, dos sectores muy importantes en las economías de los dos países. En EEUU, el Estado de California pudo conseguir fondos públicos inmediatamente del Banco Central Estadounidense, llamado Federal Reserve Board (FRB). En España, en cambio, esto no ocurrió. El Estado español no pudo recibir fondos del Banco Central Europeo (BCE). Tuvo que intentar conseguirlos de lo que se llama el mercado financiero (que quiere decir, de los bancos privados), los cuales, sabiendo de la vulnerabilidad del Estado español (que no tenía apoyo del Banco Central Europeo), exigían unos intereses de los préstamos a todas luces exagerados, lo cual llevó al Estado a tener un déficit y una deuda pública enormes, alcanzado casi la bancarrota. Ello determinó que el Estado español recortara millones y millones de euros en su gasto público, reduciendo las pensiones y otras transferencias públicas, así como el gasto en servicios públicos, como la sanidad, la educación los servicios sociales, las escuelas de infancia, los servicios asistenciales o la vivienda social, entre otros. En todos estos sectores sociales hubo recortes muy acentuados. En California, en cambio, el FRB proveyó el préstamo, garantizando así la estabilidad financiera del Estado, sin tener que ir desesperado a la banca privada para poder cubrir el gran agujero que representaba la recesión económica para las arcas del Estado.

¿Por qué el BCE no ayudó a los Estados en la Eurozona?

A la luz de estos datos ampliamente documentados, el lector se preguntará ¿por qué entonces el BCE no hace como hace el FRB en EEUU? Y la respuesta es sumamente fácil de ver y entender. No lo hace porque el BCE está bajo la enorme influencia de los bancos (y muy en especial de los bancos alemanes), a los cuales les va súper bien que los Estados tengan que depender de ellos para conseguir prestado dinero, consiguiendo pingües beneficios en estos préstamos. En realidad, el BCE está en Frankfurt, a escasa distancia del Banco Central Alemán, el Deutsche Bundesbank, bajo su sombra. Y es importante recordar que fueron los bancos alemanes (junto con los franceses) los que proveyeron, directa e indirectamente, la mayoría del crédito que alimentó la burbuja inmobiliaria en España, bancos que financiaron predominantemente a través de sus préstamos a la banca española.

Hay que entender, pues, que la unidad monetaria que estableció el euro beneficia sobre todo a las instituciones financieras a costa de la economía productiva y del bienestar y calidad de vida de las clases populares, que constituyen la mayoría de la población en los países de la Eurozona (y que son las mayores beneficiarias de las transferencias públicas y las que utilizan los servicios públicos del Estado del Bienestar).  El sistema financiero, pues, no podía estar mejor diseñado para favorecer al capital financiero a costa de perjudicar a las clases populares. Los recortes de gasto público, incluyendo el gasto público social, eran necesarios para cubrir las bajadas de impuestos que aprobaron los gobiernos neoliberales, y para pagar la deuda contraída en su gran mayoría con los bancos.

¿Por qué se reproduce esta situación?

Por varias razones. Una de las mayores causas es la enorme  influencia antidemocrática del capital financiero sobre el establishment político-mediático (que está profundamente endeudado y no quiere antagonizar a los que los financian). Otra es su financiación de los mayores centros de estudios e investigación académica del país, y de las revistas económicas que hacen propaganda y promocionan el sistema financiero actual. Y otra causa es la complicidad que tiene con las grandes empresas industriales y de servicios, que dependen, en parte, del sistema financiero, y también porque las propuestas que el sector financiero está realizando –tales como las bajadas de salarios, o las reformas laborales que debilitan el mundo del trabajo- las benefician también. El IBEX-35 tiene todo tipo de empresas, representando el eje del establishment financiero y económico del país. No hay duda de que tal sistema financiero, basado en el euro, está perjudicando a España y a otros países de la periferia de la Eurozona. No puede dejarse tal como está, pues es imposible que con este sistema España pueda desarrollarse y converger con los otros países de la Unión Europea. La evidencia de ello es abrumadora. Los recortes, la austeridad y la precariedad laboral serán lo habitual en la economía española, siempre y cuando el sistema financiero europeo siga estructurado como hasta ahora.

¿Qué puede hacerse?

Lo primero que debe indicarse es que de todas las alternativas posibles, la peor es no hacer nada y continuar con la situación actual. Por desgracia, el PP, Ciudadanos y parece ser el PSOE están hoy en esta dirección: continuar con las mismas políticas.

Ahora bien, es importante señalar la diferencia entre reconocer el enorme daño que tal diseño del sistema del euro está haciendo a España, y otro es que la solución sea salirse del euro. El establecimiento de esta moneda fue un error, resultado del enorme poder del capital financiero, pero de esta observación no se deriva que la solución sea salirse del euro. Puede o no que esta sea la solución, dependiendo del contexto político del país, y cómo hacer la transición al no-euro es un tema del cual apenas se habla.

Pero otra alternativa sería establecer una alianza de gobiernos que estén en desacuerdo con las políticas neoliberales que impone el establishment gobernante del euro y que cuestionen tanto las bases que justifican las medidas regresivas que se están implementando, como su aplicación. Esta alternativa es casi inevitable, pues el número de gobiernos contrarios al continuismo crecerá con los años. Esta alianza es esencial, y de gran utilidad para cualquier vía que se considere. La protesta comenzará en la periferia y acabará afectando al establishment político-financiero, liderado por el alemán.

El reto de las fuerzas progresistas es establecer estas alianzas internacionales en lugar de supranacionales. Es decir, que los movimientos progresistas (como las instituciones que defienden el mundo del trabajo) de cada Estado se alíen entre ellos para conseguir los cambios necesarios en la gobernanza de la Eurozona y en las políticas aplicadas. Mi desacuerdo, expresado en dos artículos recientes en Público ("¿Está el Estado del Bienestar muerto? Crítica a Yanis Varoufakis", 08.08.16, y "Respuesta de Vicenç Navarro a Varoufakis: inter-nacional no es lo mismo que supra-nacional", 08.09.16), con Varoufakis es que este cree que los Estados son anticuados (dejando un espacio muy importante, la defensa de la soberanía nacional, en manos de la ultraderecha) cuando yo creo que son las unidades base para democratizar la Unión Europea y la gobernanza del euro. Sin cambios en cada Estado y sin movilizaciones dentro de cada nación aliada con fuerzas progresistas basadas en otra nación, no se producirán cambios en Europa. El trabajador alemán tiene más en común con el trabajador español o griego que con el establishment financiero-político-mediático de su país, cuyas reformas Hertz dañaron a todos.

El éxito del movimiento anti TTIP muestra precisamente cómo se pueden ganar batallas y vencer al establishment financiero-político europeo. El análisis de estos hechos muestra que el rechazo hacia tal tratado tiene lugar no solo en las calles, sino también en los parlamentos nacionales, cuyas movilizaciones explican la retirada del tratado de libre comercio entre EEUU y la UE.

lunes, 15 de agosto de 2016

Vicenç Navarro explica qué está pasando en EE. UU

Lo que los medios de información no dicen sobre las elecciones en EEUU, Vicenç Navarro, en Nueba Tribuna
12 de Agosto de 2016 

Sin lugar a dudas, EEUU está viviendo una situación política de enorme importancia, que puede llegar a afectar no solo a aquel país, sino también a todo el mundo, como consecuencia de la centralidad que el gobierno del Estado federal de EEUU tiene en el orden (mejor dicho, desorden) internacional. La novedad en esta situación es la existencia de un candidato a la presidencia del gobierno federal (el candidato republicano, el Sr. Donald Trump) que ha sorprendido a la estructura de poder político de EEUU y de sus aliados, por representar una sensibilidad política que tal establishment percibe como amenazante.

Es interesante señalar que hay elementos comunes y semejanzas históricas entre lo que pasó en Europa en los años treinta, con el surgimiento del nazismo y del fascismo en este continente, y lo que pasa ahora en EEUU. Ni que decir tiene que la historia nunca se repite miméticamente. Nunca lo ocurrido en el pasado se reproduce ahora en el presente de una forma idéntica. Pero tal observación no niega la posibilidad de que existan elementos parecidos y situaciones en común entre los años 30 en Europa y ahora en EEUU. Veamos los datos.

Qué pasa hoy en EEUU

En la manera como los medios de información presentan la situación política en aquel país, los candidatos aparecen en el centro de la atención mediática, tanto en las primarias de cada partido (el Demócrata y el Republicano), como ahora en la carrera hacia la presidencia de EEUU entre el candidato republicano Donald Trump y la candidata demócrata Hillary Clinton. De esta manera, la gran atención mediática se ha dirigido hacia las características personales de Donald Trump y de Hillary Clinton. Y el que, con mucho, ha atraído mayor atención mediática ha sido el primero, Donald Trump, al que se presenta como un político atípico que rompe con todos los moldes del comportamiento convencional, que le convierte en una personalidad sumamente mediática y teatral, que confronta y ridiculiza la cultura de lo "políticamente correcto", mostrando su desprecio hacia las minorías y hacia las mujeres, a las que presenta como los máximos beneficiarios de la política social federal destinada a corregir la discriminación de raza y de género existente en aquel país. Sus conferencias de prensa se convierten en shows teatrales en los que el candidato Trump, en un tono provocador y muy desafiante, se presenta como el defensor de la clase trabajadora blanca en contra del establishment político y mediático del país. La enorme atención mediática hacia este candidato refleja el interés hacia una figura fuera de lo común que clara y abiertamente se presenta como antiestablishment. Como bien dijo un dirigente de la mayor cadena televisiva de EEUU, CBS, "Trump puede que sea un desastre para EEUU, pero ha sido excelente para la industria televisiva". En realidad, por paradójico que parezca, Trump ha sido claramente promovido por las mayores compañías de televisión de EEUU. ¿Por qué? Usted, lector, no podrá entender esta paradoja leyendo la prensa, oyendo los medios radiofónicos o viendo la televisión del país, que se centran en las personalidades.

¿Por qué la aparición de Donald Trump y su éxito?

Los medios no dan respuesta a esta pregunta clave. Para responderla se necesita analizar la situación social y económica de EEUU y el gran deterioro del bienestar y calidad de vida de la clase trabajadora de este país, causado predominantemente por las políticas públicas llevadas a cabo por el gobierno federal de EEUU, tanto su rama ejecutiva (incluyendo todos los gobiernos desde los años ochenta) como su rama legislativa (la Cámara de Representantes y el Senado, ambos controlados antes por el Partido Demócrata y más tarde por el Partido Republicano). Un punto en común en todas estas políticas ha sido el inspirarse en la doctrina neoliberal, iniciada por el Sr. Ronald Reagan (y por la Sra. Margaret Thatcher en el Reino Unido) y seguida por todos los otros presidentes desde entonces: Bush padre, Clinton, Bush hijo y Obama.

El punto esencial de tal doctrina neoliberal ha sido el de liberalizar la economía, lo que quiere decir favorecer la movilidad de capitales e inversiones a nivel mundial, eliminando cualquier tipo de freno o regulación que pueda entenderse como proteccionista, es decir, que obstaculice dicha movilidad. Como ya he indicado en varias ocasiones, tal movilidad favorece al mundo de las grandes empresas a costa de las pequeñas y medianas empresas y también a costa de la gran mayoría de la clase trabajadora, la cual, al desplazarse sus puestos de trabajo a otros países con salarios más bajos, se queda sin trabajo. La evidencia de que el impacto de los llamados tratados de libre comercio ha sido sumamente negativo para el bienestar de la clase trabajadora es enorme. Desde que el presidente Clinton firmó el tratado de libre comercio en 1994 entre EEUU, Canadá y México (NAFTA por sus siglas en inglés), quince fábricas por día han dejado EEUU en busca de países con salarios más bajos y con menor protección social. Como consecuencia, seis millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero han desaparecido. Un ejemplo entre miles es United Technologies Corporation (UTC), en Indiana, que pagaba a sus trabajadores 20 dólares por hora. En México, pagaba solo 3 dólares. UTC despidió en Indiana a más de mil trabajadores y se desplazó a México. Y así miles de fábricas, primordialmente del sector manufacturero, que era el centro de la clase trabajadora bien pagada. Hay que aclarar que UTC, cuando decidió desplazarse a México, no tenía pérdidas. Todo lo contrario, tenía unos beneficios considerables. Pero la dirección de la empresa consideró que los beneficios serían incluso más elevados en caso de situarse en México. En realidad, tal desplazamiento de puestos de trabajo ha sido la mayor causa de destrucción de empleo en los Estados industriales de EEUU (mucho mayor que la creada por la revolución digital o robótica). En Estados como Ohio, Michigan, Pensilvania y otros, el porcentaje de la población trabajadora en los sectores manufactureros ha descendido desde la aprobación del NAFTA de una manera muy notable (en Ohio, 300.000 puestos de trabajo en la manufactura, pasando de representar tales puestos un 24% a solo un 15%; un tanto semejante en Michigan, donde pasaron del 24% a un 16%; y así en otros Estados industriales).

El gran coste de los tratados de libre comercio para la clase trabajadora

Esta movilidad de empresas facilitada por los tratados de libre comercio ha sido devastadora para los trabajadores de la manufactura (que estaban entre los mejor pagados en EEUU). Zonas enteras de este país han pasado de estar en una buena situación económica a una situación desastrosa. Y la calidad de vida de grandes sectores de la clase trabajadora manufacturera ha sido afectada muy negativamente. En realidad, la esperanza de vida de la clase trabajadora blanca (años de vida que una persona vivirá como promedio) se ha reducido durante estos años de neoliberalismo.

Y de ahí el enorme enfado de esta clase trabajadora de EEUU con el establishment político, y muy en especial contra el establishment federal, al cual se le percibe correctamente como el instrumento de la clase corporativa (los directivos, propietarios y gestores de las grandes corporaciones o empresas que se desplazan a otros países), que se ha beneficiado enormemente de la globalización de sus empresas a costa del bienestar de sus trabajadores en EEUU.

Por cierto, estas inversiones en países con salarios bajos tampoco benefician a los trabajadores de los países "pobres" receptores de tales industrias, pues aun cuando es cierto que tales inversiones crean puestos de trabajo, también hay que darse cuenta de que destruyen muchos más puestos de trabajo en las empresas medianas y pequeñas locales, que no pueden competir con las grandes empresas procedentes de los países "ricos", pues las leyes de libre comercio siempre favorecen a estas últimas sobre las locales, a las cuales se fuerza a abandonar cualquier tipo de proteccionismo, sin el cual tales industrias locales no pueden surgir. Hay que recordar, por cierto, que todos los países hoy desarrollados fueron proteccionistas a fin de permitir su desarrollo económico. Y que incluso hoy tales países "ricos" son altamente proteccionistas. La incorporación de los países subdesarrollados en tales tratados de libre comercio, imponiéndoles la eliminación de medidas proteccionistas, los condena al subdesarrollo.

Era predecible que Trump ganara las primarias del Partido Republicano (y podría ganar las elecciones a la presidencia de EEUU)

Es en este contexto que se entiende el éxito electoral del candidato Trump. Durante las primarias del Partido Republicano, tal candidato fue el único que exigió la eliminación de los tratados de libre comercio (desde el NAFTA hasta el nuevo tratado de EEUU con los países del Pacífico), utilizando una narrativa antiestablishment (acusando al gobierno federal de facilitar tales tratados) que lo ha hecho sumamente atractivo para la clase trabajadora estadounidense. Su postura antiestablishment incluye también una crítica a otra dimensión del gobierno federal, al cual acusa de favorecer en sus políticas públicas sociales a las minorías (negros y latinos) y a las mujeres a través de sus políticas antidiscriminatorias, que se financian -según él- con los impuestos aportados por la clase trabajadora blanca. Para entender la capacidad movilizadora entre la clase trabajadora blanca de esta crítica, hay que ser consciente de que el sistema fiscal estadounidense tiene muy escasa capacidad redistributiva vertical (de las rentas superiores a las rentas inferiores). De ahí que sea percibido por las clases populares como redistributivo de tipo horizontal (por ejemplo, de la clase trabajadora blanca a la negra). Los beneficios sociales públicos en EEUU no son universales (es decir, que todo ciudadano o residente tiene derecho a ellos), sino que dependen del nivel de renta, convirtiéndose en programas de tipo asistencial para los pobres, humildes y necesitados (entre los cuales, la población negra y latina está sobrerrepresentada). De ahí que el Estado sea percibido como un Estado asistencial para con los negros (a los que se presume pobres), con programas financiados por los blancos. Y en esta percepción el Partido Demócrata es considerado como favorecedor de esta política social de tipo asistencial, no universal, orientada a facilitar la integración de las minorías y de las mujeres dentro del orden establecido, sin cuestionarlo. Y es ahí donde el lenguaje y la narrativa de Donald Trump, claramente anti políticamente correcto, empleados en un tono provocativo, se convierten en un elemento movilizador por sus características antiestablishment. Ni que decir tiene que este argumento se basa en muchos errores de percepción, tales como asumir que la mayoría de pobres en EEUU sean negros o mujeres, lo cual no es cierto. En realidad, la mayoría de pobres son blancos y hombres.

Los paralelismos entre el EEUU de hoy y la Europa de los años treinta

Para los que vivimos -como fue mi caso- nuestra juventud en dictaduras fascistas, como la liderada por el general Franco en España, nos es fácil detectar a un fascista cuando lo vemos. Pues bien, Donald Trump tiene características muy semejantes a las del fascismo europeo: un nacionalismo extremo de carácter racista y machista, que asigna al país una superioridad moral, profundamente autoritario, caudillista y antidemocrático, que alega representar al trabajador sin voz, explotado por el establishment político del país. Y su aparición como fenómeno político responde a una situación de gran cuestionamiento de la legitimidad de dicho establishment. Y es este, precisamente, el punto en común con lo que ocurrió en los años treinta en Europa.

El surgimiento del nazismo y del fascismo fue una consecuencia de la Gran Depresión. El enorme rechazo hacia el sistema capitalista por parte del mundo obrero hizo surgir movimientos contestatarios, bien de sensibilidad socialista, bien de sensibilidad comunista, que amenazaron las estructuras del poder económico y financiero de Europa. Fue en este contexto que apareció el movimiento nazi y fascista, con la intención de destruir y substituir a tales movimientos contestatarios. Y para ello utilizó lenguajes, discursos y símbolos próximos a aquellos partidos. Hay que recordar que el nazismo se autodefinió como nacionalsocialismo, utilizando argumentos que estaban enraizados en el ideario del movimiento obrero. En España, por ejemplo, los colores del partido fascista eran los colores del movimiento anarcosindicalista.

Hoy, la enorme crisis social, causada por la imposición de políticas públicas neoliberales que han afectado muy negativamente al estándar de vida de la clase trabajadora, ha generado un sector profundamente antiestablishment que han canalizado Trump y el candidato demócrata Bernie Sanders, los únicos candidatos que hablan de y a la clase trabajadora. La gran diferencia entre los dos es que mientras los grandes medios han dado gran visibilidad a Trump (que nunca ha cuestionado a la clase capitalista, proponiendo políticas tributarias claramente favorables a estas rentas superiores derivadas del capital), han silenciado a Bernie Sanders, pues su mensaje socialista entraba en claro conflicto con dicha clase capitalista. En realidad, canalizar el enfado a través de Trump era un objetivo de los medios de información, en lugar de que se hiciera a través de Sanders.

Ni que decir tiene que la clase capitalista (conocida en EEUU como la clase corporativa -the Corporate Class-) prefiere a una persona del mismo establishment, como la Sra. Clinton, que al candidato Trump, en parte debido a la imprevisibilidad de este último. Pero en este escenario el mayor "enemigo" es Sanders, al cual había que parar por todos los medios.

¿Podrá el Partido Demócrata ganar las elecciones presidenciales?

La otra gran sorpresa del año político (mayor que la del surgimiento de Trump) fue la candidatura de Bernie Sanders, un personaje independiente que decidió presentarse a las primarias del Partido Demócrata, consiguiendo ganar las primarias de aquel partido en 22 Estados (de un total de 50), recibiendo casi la mitad de todos los delegados elegidos durante las primarias del Partido Demócrata. La novedad de Sanders era que ha sido siempre un socialista, presentándose como tal desde el principio, sin ningún rubor o actitud defensiva. Y en el Senado ha sido la voz más potente en defensa de la clase trabajadora y otros componentes de las clases populares. Sus propuestas económicas y sociales eran claramente socialistas, siendo elementos esenciales de su programa el incrementar el salario mínimo a 15 dólares por hora, así como la derogación de todos los tratados de libre comercio, aumentando el grado de cobertura en el aseguramiento sanitario, y enfatizando la universalidad de los derechos sociales y laborales, rompiendo así con la filosofía institucional dominante en las políticas sociales del Estado federal, que son de carácter asistencial-benéfico en lugar de universal. Ha sido también altamente crítico con la política exterior de EEUU, que fue dirigida por la Sra. Clinton como Secretaria de Estado (rango homologable al de Ministra de Asuntos Exteriores). En realidad, la candidatura de Sanders ha sido la más progresista de todas las habidas en campaña electoral desde la de Jesse Jackson Senior en 1988.

Su éxito fue la gran noticia ocultada por los grandes medios, que claramente favorecían a Hillary Clinton sobre Sanders, el cual tenía en contra no solo a la dirección y el aparato del Partido Demócrata, sino a todos los grandes medios. A pesar de ello, Sanders consiguió el apoyo del electorado por debajo de los 45 años, personas que lo apoyaron masivamente.

Las limitaciones de las políticas identitarias: el resurgimiento de la clase trabajadora frustrada

El candidato Sanders cambió la estrategia de las fuerzas progresistas de EEUU, que desde los años ochenta desenfatizaron la estrategia de movilización de las clases populares, basada en la realización de que en EEUU había una estructuras de clases, las cuales estaban ahora claramente en conflicto entre ellas. La victoria del mundo empresarial era a costa de la clase trabajadora. En lugar de estas políticas de clase, la fuerzas progresistas habían enfatizado las políticas identitarias (a favor de las minorías y de las mujeres) con el objetivo de favorecer su integración dentro del sistema político-económico dominante en EEUU. Las instituciones del gobierno federal, en respuesta a esta estrategia, consiguieron, a través de las medidas antidiscriminatorias, integrar a tales minorías y a las mujeres dentro de las instituciones de dicho sistema. La elección de un ciudadano negro para la presidencia de EEUU muestra el éxito de estas políticas antidiscriminatorias. Y un tanto semejante ocurriría en el caso de que la candidata Clinton fuera elegida presidenta. Pero esta integración en el sistema establecido no ha cambiado el nivel de vida de la mayoría de negros y mujeres en EEUU, que pertenecen a la clase trabajadora, y ello como consecuencia de que no han cambiado las relaciones de clase social en aquel país. La realización de la importancia de este hecho explica el éxito del candidato Bernie Sanders, que enfatizó el lenguaje de clases sociales, así como medidas que beneficiaran a la clase trabajadora. De ahí su apoyo entre la clase trabajadora no solo blanca, sino también de las minorías (sobre todo jóvenes y trabajadores). Su éxito muestra las enormes limitaciones de las políticas identitarias en ausencia de políticas de clase. A pesar de este éxito, el candidato Sanders no pudo sobrepasar al aparato del Partido Demócrata, que facilitó la victoria de la candidata que dio prioridad a los temas identitarios sobre los temas de clase. Ello ha permitido que ahora sea el candidato Trump el que monopolice el tema de clase, presentando a la candidata Clinton como la representante del establishment político federal del país, lo cual, considerando la biografía personal de la Sra. Clinton, es difícil de rebatir. Por otra parte, el candidato Trump, hoy apoyado por los sectores más reaccionarios de la Corporate Class, es también vulnerable por sus orígenes y prácticas (siendo sus propuestas fiscales enormemente favorables a los intereses de tal clase corporativa). Ahora bien, será difícil para la Sra. Clinton, que es percibida ampliamente como representante del establishment, poder capitalizar esta vulnerabilidad del Sr. Trump. Sin lugar a dudas, el candidato Sanders hubiera podido mostrar las falsedades del Sr. Trump más fácilmente que la Sra. Clinton. Las encuestas mostraban que Sanders ganaba a Trump por unos porcentajes mayores que la Sra. Clinton.

¿Qué pasará?  

Una vez eliminado el peligro de Sanders, el establishment político se siente más seguro con Clinton que con Trump, al cual se opone una gran amalgama de fuerzas, incluyendo progresistas, que temen la reducción de la ya escasa democracia existente en aquel país, que quedaría incluso más reducida con la victoria de Trump. Por otra parte, la victoria de la candidata Clinton fue acompañada de un giro hacia la izquierda para conseguir el apoyo de los votantes de Sanders. En realidad, si el 30% de votantes de Bernie Sanders trasladaran su apoyo a Trump en lugar de Clinton, el primero ganaría las elecciones. De ahí el movimiento hacia la izquierda de Clinton, incluyendo el aumento del salario mínimo (aunque no ha hecho suya la cifra de 15 euros por hora que pedía Sanders), la denuncia de los tratados de libre comercio (aunque no ha prometido anularlos), su distanciamiento de intervenciones que ella había promovido y que resultaron ser un desastre (como Irak y Libia), y su promesa de reducir el intervencionismo militar. Y aunque es probable que la mayoría de votantes de Sanders pase a votar a Clinton, el hecho es que no es seguro que este apoyo vaya a ser unánime o claramente mayoritario. El comportamiento de la Sra. Clinton (orientado a conseguir el apoyo de los republicanos moderados) está desalentando al electorado sanderista, cuya abstención podría dar la victoria a Trump. Por otra parte, los medios de comunicación que habían sido relativamente favorables a Trump ahora se oponen con toda intensidad a este candidato, mostrando sus grandes incoherencias y puntos débiles, lo cual está deteriorando su aceptabilidad por parte de amplios sectores de la población estadounidense. Se abren toda una serie de interrogantes que añaden una gran inestabilidad a la situación política del país. Es una lástima que los medios no informen mejor para entender qué está pasando en EEUU.