Mostrando entradas con la etiqueta Desigualdad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Desigualdad. Mostrar todas las entradas

sábado, 9 de enero de 2021

Ricos y pobres en la Epístola de Santiago

El comunismo moral fue fundado por Jesús en el Sermón de la montaña. Pero a Lutero le ponía nervioso la defensa que hace de los pobres y el ataque a la riqueza de la Epístola de Santiago: por eso la excluyó de su Biblia., más que por su defensa del papel de las obras frente a la fe. Esta es una selección de los pasajes controvertidos:

Cap. 2 Hermanos, si realmente creen en Jesús, nuestro Señor, el Cristo glorioso, no hagan diferencias entre personas. 2 Supongamos que entra en su asamblea un hombre muy bien vestido y con un anillo de oro y entra también un pobre con ropas sucias, 3 y ustedes se deshacen en atenciones con el hombre bien vestido y le dicen: «Tome este asiento, que es muy bueno», mientras que al pobre le dicen: «Quédate de pie», o bien: «Siéntate en el suelo a mis pies». 4 Díganme, ¿no sería hacer diferencias y discriminar con criterios pésimos?

5 Miren, hermanos, ¿acaso no ha escogido Dios a los pobres de este mundo para hacerlos ricos en la fe? ¿No les dará el reino que prometió a quienes lo aman? 6 Ustedes, en cambio, los desprecian. Sin embargo, son los ricos quienes los aplastan a ustedes y los arrastran ante los tribunales. 7 ¿Y no son ellos los que blasfeman el glorioso nombre de Cristo que ha sido pronunciado sobre ustedes?

8 Obran bien cuando cumplen la Ley del Reino, tal como está en la Escritura: Ama a tu prójimo como a ti mismo. 9 Pero si hacen diferencias entre las personas, cometen pecado y la misma Ley los denuncia como culpables. 10 Porque si alguien cumple toda la Ley, pero falla en un solo punto, es como si faltara en todo. 11 Pues el que dijo: No cometerás adulterio, dijo también: No matarás. Si, pues, no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la Ley.

[...] Cap. 5 Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. 2 Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos, 3 su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya estamos en los últimos días?

4 El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Han conocido sólo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados. 6 Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podía defenderse? Esperen la venida del Señor 7 Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor

lunes, 22 de junio de 2020

Breve historia de la esclavitud en España

Julio Tovar, "Breve historia de la esclavitud en España", en Público, 21-VI-2020


“¡Ay!, cuando amaso yo,
sabrosito sale el pan.
¡Ay!, panadero soy
y esclavo del catalán!”

Canto popular cubano recogido en ABELLÓ I GÜELL, T., La resposta catalana a la crisi i la pèrdua colonial de 1898, Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1998, pp. 171

Los viejos maniseros solían cantar una copla y que todavía se recuerda en las calles viejas de la Habana: 

“¡Desde el fondo de un barranco.
Grita un negro con afán:
¡Dios mío, quién fuera blanco,
Aunque fuera catalán”.

Los versos, memoria de los años de esclavitud en Cuba y que ya se difundían en 1870 en la metrópoli, han sido interpretados de múltiples maneras: recordaban tanto el pasado esclavista de gran parte de la burguesía catalana como también, y esta era la interpretación del escritor Alejo Carpentier, cierta conmiseración de los afrocubanos por la laboriosidad de los catalanes allí.

Cuba fue, así, ya desde su primera colonización el “gran pecado esclavista” de España como potencia imperial. En ese sentido, Bartolomé de Las Casas pudo instigar las Leyes Nuevas… en 1542, que protegían a los indios y que resultan uno de los grandes hallazgos humanísticos de la tradición hispana, pero este Estado Imperial no tuvo la misma consideración con los afrocubanos que comenzaban a llenar por centenas las plantaciones del caribe conquistado. 

La esclavitud en España, antes del dominio americano, se remonta a los primeros tratantes portugueses de esclavos en ciudades comerciales como Sevilla. Portugal fue la avanzadilla, la “pionera en la esclavitud atlántica” según historiadores, que tomaría España como ejemplo. A pesar de todo, los números de esclavos en Cuba, el principal nodo de importación de mano de obra esclava, no superarían los 1.000 en 1544. El volumen en comparación con Portugal, que en aquel tiempo superaba los 50.000 esclavos, era mínimo y la gran explotación económica se centraría en el continente americano y los metales preciosos. 

Todo cambia en el siglo XVIII: el monopolio de los borbones se trastoca con la conquista de la Habana en 1762 por el Reino Unido. La dominación, que duró solo un año, “abrió la isla al comercio de esclavos africanos” y aumentó cada mes en al menos 4.000 esclavos la mano de obra no emancipada. Aunque los ingenios azucareros, clave en la revitalización económica de la colonia, se databan de antes, pronto empezarán a crecer en número y con ello la importación de mano de obra africana. Entre el año 1763 y 1792, 70.000 africanos llegaron como mano de obra de una burguesía floreciente, que vivía del azúcar, y comenzaba a tener influencia peninsular. Su felicidad debida a la trata pronto comenzaría a nublarse: con la emancipación de los esclavos franceses en Haití en 1794, la libertad comenzaría a ser un ideal de futuro para los miles de negros cubanos. 

Haití, la dictadura negra y las revueltas cubanas

En julio de 1792 la Asamblea Nacional Francesa recibe una carta de los jefes de la revuelta en su posesión de la isla La Española. Es una carta de emancipación, valiente, donde los nuevos dominadores de su colonia caribeña afirman:

“Todos somos negros, es verdad, pero decidnos, caballeros, vosotros que sois tan juiciosos, ¿cuál es la ley que dice el hombre negro debe pertenecer como propiedad al blanco?”

Dividida en dos zonas, una española y francesa, será en la última donde se establezca un sistema de plantaciones de éxito. Ésta será emancipada en plena revolución francesa el 4 de abril de 1792. La ejecución del Rey en la metrópoli, un año después, desembocó en el conflicto total allí agravado por la abolición de la esclavitud ya en 1794. Las potencias enemigas, España e Inglaterra, intentaron arrebatar la colonia aprovechando este caos.

Toussaint L’Ouverture será el dique a estas ambiciones: haitiano emancipado que traicionó a su antiguo aliado, la corona española, pasó a ser la fuerza determinante en la isla. Su victoria sobre los ingleses, en 1798, no pacificó el territorio, sino que inició una oleada de escabechinas entre negros, blancos y mulatos. Aunque L’Ouverture pudo controlar débilmente la isla ya para 1800, fusilando incluso a los suyos, la Francia de Napoleón no reconoció la independencia e invadió con éxito el territorio. El corso reinstauró la esclavitud, encarceló a L’Ouverture, pero no pudo dominar la situación. Poco después, en 1804, Jean-Jacques Dessalines, un subalterno de L’Ouverture, pudo establecer un estado independiente a costa de la masacre de casi todos los colonos blancos que quedaban en la isla (se da el número de 5.000 asesinatos). 

Estos muertos y la desastrosa evolución política posterior de Haití, donde su tejido productivo se desbarató, fueron claves para reforzar la institución de la esclavitud en la cercana isla de Cuba. La historiadora cubana Ada Ferrer recuerda cómo la colonia española creó una leyenda luctuosa a través de los testimonios orales de los supervivientes de “lo que sucedió en Haití”. En contrapartida, la caída económica de la antigua colonia francesa potenció la economía cubana, convirtiéndose en una pieza codiciada por el resto de potencias por su creciente producción azucarera. Así, la primera línea de ferrocarril en España uniría La Habana y Bejucal tan pronto como en 1837; la metrópoli tardaría más de diez años en tener vías férreas entre Barcelona y Mataró.

Las revueltas en Cuba comenzaron tan pronto como en 1795, dirigidas por esclavos liberados, aunque la más importante sería criolla y dirigida por Joaquín Infante en 1809. La metrópoli pudo controlar todas las conspiraciones, una de las pocas colonias que no se escapó al poder imperial español, aunque sufrió revueltas de esclavos dirigidas casi siempre por mulatos en la zona oriental. La represión por los gobiernos liberales fue brutal y en 1844 alcanzó su auge con el fusilamiento de 78 insurrectos luego de una “supuesta”conspiración para masacrar a los blancos e instigar mil fechorías. Los negros, a decir de la investigadora Martha Silvia Escalona Sánchez, comenzarían a ser “la representación del mal” para la conservadora burguesía habanera. Muy pronto la caída de la reina Isabel II, en septiembre de 1868, cambiaría todo.

La democracia llega a España…pero no a Cuba

Todo el hemiciclo está expectante, todos esperan el gran discurso, el que busca redimir a los negros y fijar la posición de los republicanos en el debate sobre la esclavitud. Don Emilio Castelar y Ripoll, así, sube a la tribuna, toma sus acostumbrados vasos de agua con azúcar y declama un discurso memorable: 

“¿Creéis que hay en el mundo algo más horrible, algo más espantoso, más abominable que el negrero? El monstruo marino que pasa bajo la quilla de su barco, el tiburón que le sigue husmeando la carne, tiene más conciencia que aquel hombre. Llega a la costa, coge su alijo, lo encierra, aglomerándolo, embutiéndolo en el vientre de aquel horroroso barco, ataúd flotante de gentes vivas. Cuando un crucero le persigue, aligera su carga, arrojando la mitad al océano. Bajo los chasquidos del látigo se unen los ayes de las almas con las inmundicias de los cuerpos. El negrero les muerde las carnes con la fusta, y el recuerdo de la patria ausente, la nostalgia, les muerde con el dolor de los corazones”.

Su proclama acaba, así, con una invocación a toda la cámara, apelando a sus profundos sentimientos cristianos:

“¡Hijos de este siglo, este siglo os reclama que lo hagáis más grande que el siglo XV, el primero de la Historia moderna con sus descubrimientos, y más grande que el siglo XVIII, el último de la Historia moderna, con sus revoluciones! ¡Levantaos, legisladores españoles, y haced del siglo XIX, vosotros que podéis poner su cúspide, el siglo de la redención definitiva y total de todos los esclavos!”

Es el 20 de junio de 1870 y la esclavitud solo sobrevive ya en las colonias hispanas, protegida por asociaciones como los centros hispano-ultramarinos. Estos centros, que albergan a los políticos reaccionarios y conservadores, consideran la trata institución imposible de abolir por el “temor” a la pérdida de la colonia y acusan a los republicanos federales, partidarios de la abolición total, de “mantener relaciones con los rebeldes”, según el análisis de la trabajadora del CSIC Inés Roldán de Montaud.

España es, desde 1869, una monarquía democrática por sufragio universal masculino, con una fuerte oposición republicana y varias colonias con regímenes relativos de servidumbre. Es en Cuba, como hemos visto, donde la esclavitud es un problema social, y para ello se han hecho decenas de reglamentos buscando controlar a cualquier población emancipada. Castelar da la cifra de 300.00 esclavos en Cuba y 700.000 libres, dando una cifra inferior a los 100.000 no emancipados para Puerto Rico. Segismundo Moret, Ministro de Ultramar, en su respuesta al gran orador fue paternalista y, para los ojos actuales, inmoral ya que habló del“saludo amistoso” entre el viejo esclavo y el dueño de la plantación

El gobierno progresista, con todo, aprobó una ley de “libertad de vientres” en junio de 1870 que liberaba a los hijos de los esclavos, aun dejando este tema sin resolver del todo en plena monarquía democrática. El historiador social José Antonio Piqueras especula si esa “libertad de vientres” y algunos manejos del general Prim en Cuba, en plena guerra de los diez años, pudieron instigar su asesinato en diciembre de 1870. Los debates, a pesar de todo, seguirían en los últimos años de la efímera monarquía democrática de Amadeo I de Saboya y al comienzo de la Primera República. Esta última pudo abolir el 22 de marzo de 1873 la esclavitud en Puerto Rico, aunque no consiguió hacerlo en el caso de Cuba. Una victoria para las sociedades abolicionistas, sin duda, pero quizá incompleta. La abolición total tardaría todavía más de diez años en llegar y la República no viviría para verla.

La Restauración y el fin de las cadenas

El 3 de enero de 1874 llegó el “termidor” de la república española: el golpe del artillero Manuel Pavía ante el cese de Emilio Castelar en la presidencia. Esto comenzaría esa extraña república pretoriana, dirigida por Serrano, y que finalizaría con la vuelta sin apenas resistencia de Alfonso XII y los borbones gracias al pronunciamiento del general Martínez Campos a finales de ese año. Volvía, en la tradición pendular de España, el régimen conservador, aunque con ciertos matices e inspirado por ese diputado alfonsino que defendió siempre los intereses de los tratantes en Cuba: Antonio Cánovas del Castillo.

Cánovas conocía el problema cubano, fue ministro de ultramar en 1866, y había intentado suprimir la trata y “controlar” la esclavitud. Ahora bien, nunca se hizo ilusiones por la emancipación rápida y defendía un gradualismo en su extinción. De nuevo, el temor a un “nuevo Haití” paralizaba a las elites en la isla, que financiaban muchas de ellas el todavía débil sistema de la Restauración (el militar Manuel Villacampa realizó un pronunciamiento republicano en 1886). Mientras tanto, ya desde 1868, las autoridades hispanas fomentaron la inmigración de españoles a la colonia ante el temor de una revuelta por una mayoría demográfica negra.

La paz de Zanjón, que acababa la guerra permanente en Cuba en 1878, consiguió un compromiso por parte de Martínez Campos de abolir la esclavitud, pero el debate tardó unos años más y solo pudo concretarse en febrero de 1880. Rebecca Scott da el número de 25.000 esclavos liberados en Cuba, un número menor y aceptable para la metrópoli. El régimen canovista, eso sí, hizo subsistir un “patronato” por el cual la población negra permaneció atada a sus antiguos propietarios como “pago” de una compensación, según la interpretación del investigador Luis Miguel García Mora. Lo cierto es que, desde 1886, con el fin del patronato, se ponía fin a cualquier relación esclavista sin salario, siguiendo los criterios del filósofo Antonio Escohotadoen su perspicaz análisis de la esclavitud.

Es probable que esta emancipación llegara demasiado tarde: el malestar de los negros liberados, el cuantioso capital estadounidense a favor de la independencia y la torpe política de la Restauración llevaron a una nueva guerra en Cuba, la definitiva, a finales del siglo XIX. El periodista francés Charles Benoist recogió la declaración del Cánovas anciano, ya desesperado por un conflicto que no podía resolver, en las que afirma que “los negros de África, de importación” solo entendían la fuerza. No viviría para ver lo más temido para él: la conquista y tutelaje de Cuba por parte de EE.UU. en 1898. 

En estos últimos años la burguesía catalana va a obtener sustanciosos capitales de la trata de esclavos y este patronato. El historiador económico barcelonés Jordi Maluquer de Motes recuerda cómo uno de los círculos hispano-ultramarinos más importantes era el de Barcelona:  son los viejos apellidos Goytisolo, Sampa, Xifré o Vidal-Quadras que dominaron la trata y crearon esa imagen no especialmente feliz del catalán entre los afrocubanos. En 2018, como expiación de estas culpas, la alcaldesa Ada Colau retiró la estatua al barcelonés Marqués de Comillas, Antonio López y López, que había sido tratante de esclavos en sus plantaciones. Este hombre, que había sido casi todo en la España de la Restauración, pasaba a ser una persona non-grata: los tiempos habían cambiado.

------------------------------------------------------

BIBLIOGRAFÍA

CASTELAR, E., La abolición de la esclavitud, Barcelona, Linkgua, 2013

ELORZA, A., HERNÁNDEZ SANDOICA, ELENA., La guerra de Cuba (1895 - 1898), Madrid, Alianza, 1998

FERRER, A., Freedom's Mirror: Cuba and Haiti in the Age of Revolution, Cambridge, Cambridge University Press, 2014

GOTT, R., Cuba: A New History, Londres, Yale University Press, 2004

ISRAEL, J., The Enlightenment that Failed: Ideas, Revolution, and Democratic Defeat, 1748-1830, Londres, University Press, 2019

JAMES, C.L.R., The Black Jacobins: Toussaint L'ouverture and the San Domingo Revolution, Londres, Penguin Books, 2001

ROLDÁN DE MONTAUD, I., La Restauración en Cuba: el fracaso de un proceso reformista, Madrid, CSIC, 2000

SMARTT BELL, M., Toussaint Louverture, Nueva York, Vintage Books, 2008

VV.AA., Esclavitud y derechos humanos: la lucha por la libertad del negro en el siglo XIX, Madrid, CSIC, 1990

VV.AA., La administración de Cuba en los siglos XVIII y XIX, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2017

VV.AA., Slavery in the Development of the Americas, Cambridge, Cambridge University Press, 2004

VV.AA., The Cuban Slave Market, 1790-1880, Cambridge, Cambridge University Press, 1995

viernes, 1 de junio de 2018

Inteligencia colectiva

Varias cabezas piensan mejor que una
ELENA SANZ, El Mundo, 30 may. 2018 01:59

Existen numerosas evidencias científicas que confirman que los colectivos son más listos que la mayoría de los individuos por separado

Año 1906. Feria de ganado en una campiña al oeste de Inglaterra. Una muchedumbre se agolpa alrededor de un colosal buey. "¡Hagan sus apuestas señores! ¡Atrévanse a adivinar a ojo de buen cubero cuánto pesa el ejemplar por sólo seis peniques!", grita alguien. Un divertido concurso rural que no hubiera tenido la menor importancia si no le hubiera dado por asomarse por allí a un estadista llamado Francis Galton, al que le encantaba analizarlo todo. Aquello despertó su curiosidad. Pidió copia de las 800 apuestas que habían hecho los agricultores y ganaderos locales. Y comprobó que, si las analizaba individualmente, había respuestas de todo tipo, algunas totalmente disparatadas, otras que no andaban demasiado lejos. Pero cuando calculaba la media de las respuestas, ¡'voilà'!, ésta coincidía casi exactamente (con un margen de error de sólo un 1%) con el peso del animal. Así fue como, en una recóndita feria de ganado, Galton llegó a una interesante conclusión: los colectivos son más listos que la mayoría de los individuos por separado. La inteligencia común supera a la de la suma de las inteligencias individuales.Ideas genialesLa teoría de Galton -que publicó la revista 'Nature'- no sólo no ha sido desmentida con el tiempo. Un siglo después, existen aún más evidencias de que en grupo pensamos mejor que solos. Incluso hay iniciativas exitosas basadas en este fenómeno, como las plataformas 'crowdsourcing', que tienen su máximo exponente en Wikipedia, o las iniciativas de co-creación e innovación abierta, que pretenden que surjan ideas geniales pensando en masa. Eso sí, en estos años hemos añadido algunos matices. El más importante de ellos es que las multitudes son más inteligentes que los individuos en muchas ocasiones pero, sobre todo, "en esas situaciones en las que hay opiniones muy diversas (no solamente 'sí' o 'no') y podemos conseguir que las personas las expresen de manera independiente", tal y como le explica a ZEN Bahador Bahrami, neurocientífico y experto en comportamiento humano del University College de Londres. En otras palabras, la inteligencia colectiva funciona mejor cuando ignoramos lo que responden los demás.Si las personas comparten información antes de contestar, empiezan a notarse los efectos de la influencia social, es decir, nuestra "tendencia a cambiar opiniones y preferencias observando lo que otros piensan", aclara Bahrami. Neurocientíficamente tiene sentido: somos animales sociales, y en cierto modo actualizamos nuestras ideas escuchando a los demás. "Nosotros mismos hemos demostrado incluso que somos más fácilmente influenciables cuanta más cantidad de materia gris tenemos en la corteza orbitofrontal lateral del cerebro", explica el investigador. Sin embargo, esta flexibilidad social no nos beneficia a la hora de resolver ciertos problemas en grupo, sino todo lo contrario.ExperimentoLa última prueba de ello la puso sobre la mesa el mes pasado un equipo de investigadores estadounidenses de la Universidad de Harvard y el Instituto de Santa Fe. En su experimento no trabajaban con bueyes sino con tarros de caramelos. Les pedían a distintos sujetos que dijeran una cifra "a ojo" de cuántas golosinas había en los botes. De esta forma, comprobaron que si a los participantes se les informaba de que otros compañeros habían propuesto cifras mucho más altas que las suyas, casi siempre modificaban su respuesta. Con un desastroso resultado, porque al "rectificar", la media se alejaba de la realidad. El cálculo era mucho más atinado cuando nadie compartía información. Dice Bahador Bahrami que también hay que tener en cuenta que la fiabilidad de la inteligencia grupal depende del tipo de problema que se aborde. "Si el asunto requiere conocimientos expertos, entonces los grupos no lo hacen tan bien; pero si la pregunta es una sobre la que cualquiera tiene alguna noción, aunque sea imperfecta, como por ejemplo '¿cuál es la altura de la Torre Eiffel?', ahí los colectivos son sin duda mucho más listos que los individuos por separado", aclara.

jueves, 8 de marzo de 2018

Barreras psicológicas y sociales que impiden a la mujer demostrar su valía

I

Tres barreras psicológicas que nos impiden ascender (y explican que haya menos mujeres en la ciencia): El efecto pigmalión, el síndrome del impostor(a) y el efecto Dunning-Kruger. Así funcionan y así se pueden combatir

IDOIA SOTA, 15 FEB 2018, El País:

El 63% de los españoles cree que las mujeres no sirven como científicas de alto nivel (no sabemos cuántas de las encuestadas eran mujeres); quizá esta creencia se deba a que solo el 18% de los premios recaen sobre ellas y solo el 3% de los Nobel.

No es solo que se presenten menos. Estos resultados supuestamente meritocráticos son, para algunos expertos, fruto del mismo mecanismo del que adolecen los Recursos Humanos: los sesgos en la selección de personal. En el informe Científicas en Cifras 2015, del Ministerio de Economía, se recogía que el porcentaje de mujeres que recibían ayudas estatales para I+D+i sobre el total que las solicitaban era "sistemáticamente inferior al de los hombres, ya fueran convocatorias de recursos humanos o de proyectos". Esta tendencia, cambió en 2013 y la tasa de solicitudes que reciben ayudas son ya iguales para ambos sexos.

El Ministerio de Economía analizó las asignaciones públicas de ayudas al I+D+i y encontró que el porcentaje de las dotaciones a proyectos de mujeres era "sistemáticamente inferior al de los hombres"

Decía Flora de Pablo, profesora de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para la campaña Cambia las cifras: "En el momento actual, el 60% de las becarias del CSIC son mujeres, pero en el escalón más alto, el del profesorado de investigación, estamos al borde del 25% de mujeres. O sea que se pierden mujeres a lo largo de la carrera científica".

¿Ingeniería? No, gracias

Ese es un problema común a otros ámbitos profesionales. Sin embargo, el caso de las ciencias es paradigmático desde la universidad (e incluso desde la infancia): mientras el porcentaje de mujeres en las carreras de las ramas de arte y humanidades es del 61% o del 60% en ciencias sociales y jurídicas, en las ingenierías y en Arquitectura tan solo representan el 26%, y el 51% en otros estudios de ciencias (no biosanitarios, donde Enfermería eleva el porcentaje). ¿Por qué?

El problema no está en el contenido de los estudios. Como reconocía Alexander Mendiburu, decano de la Facultad de Informática de la UPV, con motivo de la celebración del 40 aniversario de la carrera de Informática, en el momento en que comenzó a llamarse Ingeniería "se redujo notablemente la ratio de mujeres matriculadas, no solo en España, sino internacionalmente".

Entonces, ¿es el nombre lo que separa a las mujeres de las carreras de ciencias? Sí y no.

Cosas de chicos

La falta de role models es para Natalia González-Valdés, doctora de L'Oréal Unesco For Women in Science en España, una de las razones de que las niñas no elijan estos estudios. "Por eso en la Fundación trabajamos mucho por acercar esos referentes a las niñas: llevando testimonios de mujeres científicas a las aulas de jóvenes entre 12 y 14 años, promovemos que den conferencias, organizamos una exposición con la historia de la mujer en la ciencia, celebramos editatones de Wikipedia para dar más visibilidad a las científicas en Internet...".

Las matriculaciones de mujeres en Informática cayeron desde el momento en que empezó a llamarse Ingeniería Informática, dice Alexander Mendiburu, decano de la Facultad de Informática de la UPV

Pero antes incluso de buscar los modelos en los que reflejarse, las niñas rehúyen las ciencias: "La brecha de género empieza a edades muy tempranas", denuncia González-Valdés. "En un estudio se vio cómo las niñas de entre cinco y seis años no se sentían capaces de desarrollar actividades vinculadas socialmente a estereotipos masculinos. Y esto se debe a la educación". Son cosas de chicos.

"Hay muchos casos de éxito de mujeres en ámbito científico o matemático, por lo general desconocidos", explica la doctora Saskyn, experta psicóloga de Top Doctors. "El reto está en la promoción social del potencial femenino y de todas las aportaciones a la ciencia que han hecho las mujeres. En fomentar actitudes igualitarias donde se prioricen los valores y la diversidad en la inteligencia por su condición de seres humanos instruidos, y no por razón género".

El efecto Dunning-Kruger y el sesgo positivo

En 1999, los psicólogos David Dunning y Justin Kruger indagaron en el mecanismo por el que evaluamos nuestras propias habilidades. Estudiando a personas con habilidades especialmente bajas encontraron que, precisamente debido a su falta de conocimiento, tienden a sobreestimar sus propias capacidades. Al contrario, las personas con más habilidades las infravaloran pues no son conscientes de que se encuentran por encima de la media.

Los resultados de las niñas son mejores en la mayoría de asignaturas, incluidas las matemáticas y las ciencias, según los estudios, pero el efecto del sesgo positivo hace que se sientan inferiores

Este efecto interviene también en la autoevaluación de las personas con capacidades medias, que difiere entre hombres y mujeres. Son muchos los estudios que demuestran que las niñas obtienen mejores resultados que los niños en la mayoría de las asignaturas, incluidas las matemáticas y la ciencia. Sin embargo, esto las llevaría a infravalorar sus aptitudes frente a los chicos, quienes sentirían sus capacidades superiores a lo que de verdad son.

Es lo que se ha denominado como sesgo positivo y fue objeto de estudio reciente por un grupo de investigadores de la Universidad A&M de Texas y la Universidad de Washington. Mientras las mujeres tendían a evaluar cómo habían respondido en su último examen de matemáticas con criterios más ajustados a la realidad, los hombres, en cambio, consideraban que lo habían hecho mucho mejor de lo que en realidad les había salido.

Esta es la razón, según los investigadores, de que ellos se sientan más animados a dedicarse a carreras relacionadas con matemáticas y ciencias: "El sesgo positivo puede ayudar a reforzar los deseos de una persona a emplearse a fondo a una materia", reconocía Heather Lench, directora de la investigación.

El efecto Pigmalión y el efecto Golem

"El efecto Pigmalión hace referencia a que las expectativas que tenemos sobre el rendimiento de una persona incitan a actuar a esa persona conforme a dichas expectativas", explica Mónica Quintana, psicopedagoga experta en género y diversidad y directora de Mindset, empresa dedicada a la gestión del talento y la innovación. "Esto lo demostraron Rosenthal y Jacobson son su famoso experimento. Es lo que denominamos 'profecía autocumplida'. Por ejemplo, si tengo un profesor que piensa que voy a obtener muy buenas calificaciones o un jefe que está convencido de que haré un trabajo excelente, esto elevará mi autoestima y me incitará a trabajar para conseguir los resultados que se esperan de mí".

Pero lo mismo sucede en sentido inverso, "o el efecto Golem, que produce que la autoestima disminuya", añade. "Si en una clase cuando interviene una niña no se la toma en serio y al niño se le refuerza de forma positiva se produce un bloqueo en ella. Es lo que sucede con el campo de la ciencia y la tecnología, históricamente asociado a capacidades masculinas".

Y este efecto se extiende a todos los terrenos. “La sociedad espera que una mujer sea sensible, tierna y empática, y el hombre fuerte, valiente y agresivo", explica el doctor Cristian Toribio, miembro del Centro Psicopediátrico Guía: "Esto se vincula a la representación que nos hacemos de nosotros mismos, la interiorizamos, y nos dirige inevitablemente en nuestra toma de decisiones".

Los principales estereotipos que ponen barreras al acceso de la mujer en el mundo de la ciencia están relacionados directamente con la predisposición biológica de las mujeres a ser más "emocionales" y la de los hombres a ser más "lógicos", de modo que "nos hacemos una imagen mental de la mujer como una buena cuidadora, madre, artista o modista", continúa el experto.

Frases como "la ciencia no es para mujeres" o "tienes más facilidades para hacer esto o aquello" son estereotipos que van calando a lo largo del desarrollo educativo y madurativo, repercutiendo en la percepción que tienen las mujeres (y los demás) de sus propias capacidades y, por ende, influyendo directamente en ellas y en sus decisiones sobre su futuro profesional (Enfermería, Magisterio, Diseño de interiores, de moda...).

A este efecto Golem indirecto, Quintana, añade el directo: "Salarios más bajos, techo de cristal, discriminación por género, que las mujeres reciban menos premios... Estos hechos objetivos construyen un relato: 'las mujeres están menos capacitadas'".

El síndrome del impostor(a)

Cuando una persona con aptitudes para desarrollar una actividad pero baja autoestima (efecto del sesgo positivo) decide desafiar el efecto Golem y dedicarse a aquello para lo que no tiene la certeza de estar capacitada, muy probablemente será víctima del síndrome del impostor(a): sentirá que está usurpando un terreno que no le pertenece, que en realidad está engañando a su entorno y que no es capaz de realizar aquello para lo que se ha postulado y que, finalmente, terminará decepcionando a quienes han puesto en ella sus expectativas.

"El efecto del impostor(a) consiste en no atribuirte tus propios logros y considerar que son fruto del azar", explica Quintana. "Debemos hacer un ejercicio de toma de conciencia. Hay un malestar invisible de las mujeres, que tiene un origen social, fruto de la dominación patriarcal". Para luchar contra ello, Quintana propone enseñar a las mujeres a comunicarse de forma asertiva: "La comunicación asertiva como vehículo para el desarrollo de la autoestima y crear espacios de mujeres que inviten a la reflexión y a reforzar una visión positiva de nosotras mismas".

MEDIDAS PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA DE LAS MUJERES (Y ACABAR CON EL 'MIEDO' A LAS CIENCIAS)

Estas son algunas pautas que pueden ayudar a superar el síndrome del impostor(a) y que, según Mónica Quintana, ayudarían a las mujeres en la elección de carreras de ciencias y tecnología.

- Impartir charlas con perspectiva de género en los momentos críticos antes de la elección de estudios, como las que lleva a las aulas la iniciativa de L'Oréal Unesco For Women in Science

- Que las mujeres y niñas conozcan y escuchen testimonios de mujeres

- Conocer la historia y las biografías de mujeres inspiradoras

- Comprender el origen social del malestar de las mujeres

- Practicar networking con otras mujeres

- Mejorar las habilidades de comunicación asertiva y de negociación

- Participar con otras mujeres en un grupo de desarrollo personal

- Rodearse de personas que nos valoren y aprecien: en definitiva reforzarán nuestra autoestima con mensajes positivos

- Acudir a sesiones de coaching para el desarrollo de la carrera profesional

II

Estoy en huelga
Porque no, no soy ninguna víctima, sino una pija del primerísimo mundo que puede pregonar lo que otras no pueden sin perder lo poco que tienen

LUZ SÁNCHEZ-MELLADO 7 MAR 2018 

Porque ningún hombre me ha acosado y, si lo ha hecho, lo he pasado por alto asumiendo que aguantar babosos me iba en el género, y no quiero que nadie siga asumiéndolo. Porque, aunque cobro lo mismo que mis colegas varones, he rechazado ascensos por no estar dispuesta a pagar el peaje de descuidar a mi prole, y no quiero que mis compañeras sigan rechazándolos. Porque he sentido demasiadas veces que no valía para demasiados retos cuando ellos primero los aceptan y después, gloria. Porque amo a los señores y les he tolerado lo que nunca hubiera debido, y no quiero que mis hijas sigan mi ejemplo. Porque no acepto lecciones de ningún hombre, mujer o transgénero sobre cómo ha de pensar, actuar y vestir una buena feminista. Porque mi madre trabajó como una mula toda su vida limpiando culos y mocos, incluidos los de mis hijas, para que yo pudiera currar como un tío, y yo no pienso hacerlo por sus nietas. Porque las jóvenes han dicho basta y, oh ilusa, me siento una de ellas. Porque soy una contradicción con ovarios y tacones de 10 centímetros. Porque el único íncubo que me posee, que yo sepa, es el endemonie ante la injusticia. Porque es ahora o nunca. Porque el mundo muta por sismos sociales y no solo tectónicos. Porque no, no soy ninguna víctima, sino una pija del primerísimo mundo que puede pregonar lo que otras no pueden sin perder lo poco que tienen. Porque veo más allá de mis progresivas. Porque ni pido permiso ni perdón por exigir y ejercer mis derechos. Porque callada no estoy más mona y, encima, me salen calenturas en los morros. Porque sé de dónde vengo, pero no me conformo con dónde estoy y deseo ir más lejos. Porque sí, mato por salir en la foto y, si no, me lo reprocharía siempre. Porque quiero y puedo. Por las que quieren y no pueden. Por las que pueden y no quieren. Por mí y por todas mis compañeras, por mí la primera: estoy en huelga.

domingo, 20 de agosto de 2017

Frédéric Lebaron: la desigualdad económica en sociología

Claudio Daniel Campanari, "Un sociólogo francés vinculó la educación de las élites con la "meritocracia"

El sistema educativo donde estudian las élites que van a ocupar puestos dirigenciales, tanto en el mundo empresario como en el político, "está controlado por una oligarquía económica" a la que acceden menos del uno por ciento de la población mundial, afirmó Frederic Lebarón, sociológo y filósofo de la Universidad de Versalles durante una conferencia que dio en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

El sistema educativo donde estudian las élites que van a ocupar puestos dirigenciales, tanto en el mundo empresario como en el político, "está controlado por una oligarquía económica" a la que acceden menos del uno por ciento de la población mundial, afirmó Frederic Lebarón, sociológo y filósofo de la Universidad de Versalles durante una conferencia que dio en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Autor de más de 200 artículos sobre sociología y filosofía publicados en diversos medios franceses, Lebaron aseguró que su área de estudios está tratando de empezar a pensar "como funciona los distintos mecanismos de selección de las élites que están basados en la meritocracia y en la posesión de un capital económico, social y cultural".

Invitado al país por el Centro Franco-Argentino a dar una serie de charlas y conferencias sobre "Las políticas neoliberales y sus consecuencias", Lebaron, codirector adjunto de la Unidad de Formación e Investigación en Ciencias Sociales en la Universidad de Versalles, indagó durante su charla en la UBA sobre la reproducción de las élites y los sistemas educativos en la globalización. 

"Las instancias de selección de esta clase dirigencial refuerzan el concepto de desigualdad, especialmente en el campo de lo económico, otorgando un aparente sentido de mérito al ascenso social", explicó Lebaron.

Ahondó en este concepto al expresar que los mecanismos de selección de las elites "son inconscientes" y tienen en cuenta "el capital económico, social y cultural de los aspirantes", al tiempo que identificó como un avance en estos proceso de selección "a la cuestión de género, ya que actualmente entre un 6 y un 7 por ciento de mujeres ocupan altos cargos dirigenciales".

"Hay algunos elementos que deben contar las personas que acceden a una escuela de formación de élites que es un fluido manejo del idioma inglés y profundos conocimientos de management empresarial, pero hay otros que son inconscientes y que tienen que ver con el sentido común y con las pruebas que deben pasar", aseguró el sociólogo.

Lebaron explicó en este sentido que "existen escuelas para formar esta clase de personas, como la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, o el Instituto de Ciencias Políticas de Francia, entre otros, a la que se accede si se cuenta con un patrimonio económico y cultural heredado y son sólo ellos los que avanzan" .

El especialista refirió que, en Estados Unidos, "sólo el dos por ciento de la población está en condiciones de acceder a Harvard y, si se proyecta este modelo selectivo hacia el resto del mundo, vemos que menos del uno por ciento accede a las escuelas de élite".

Indicó que esta relación tan selectiva "refuerza la idea de la meritocracia como el corazón de la selección de las élites y que el capital va hacia el capital por lo que no es provocador decir que una oligarquía económica, conformada por la alta burguesía, controla el sistema educativo donde estudian los futuros dirigentes mundiales, tanto en lo empresarial como en lo político".

Lebaron dio como ejemplo lo que sucede en Francia en donde "de cada 800.000 nacimientos solo tres o cuatro mil acceden a lo que llamo la nobleza del Estado, es decir aquellas personas que por su capital económico, social, y cultural, sea por herencia o por ser familiar de alguien con títulos conforman las élites nacionales".

"En Francia los procesos son muy selectivos ya que a partir de los resultados escolares, y con el respaldo de ese capital, ingresan a las escuelas de elite que son los colegios normales, la Escuela General de Administración y el Instituto de Ciencias Políticas, entre los más importantes", sostuvo el filósofo.

Consideró que en Francia "es muy difícil que alguien que no haya pasado por estas escuelas vinculadas a la administración y a la política acceda a posiciones dirigenciales y la excepción es Cristinne Lagarde , la actual titular del Fondo Monetario Internacional".

"Ella proviene del campo del derecho, no de las finanzas, pero su buen manejo del idioma inglés y sus profundos conocimientos de management asociado a un buen capital económico la ha catapultado a lo más alto de un organismo mundial", explicó Lebaron.

El sociólogo detalló que no se puede afirmar con certeza "cual de los tres capitales es más importante para acceder a posiciones dirigenciales, lo que si se conoce es que deben estar interconectados entre sí" mientras que también se refirió a que como era de suponerse "estos rigurosos mecanismos de selección también generan tensiones y resistencias".

"Existen en la actualidad el fenómeno de los nuevos ricos, que no responden a una categoría sociológica sino a una calificación mediática, y que son productos de desplazamientos que hay en las propias élites en donde se van conformando nuevos tipos de capitales económicos y sociales", remarcó el especialista francés.

Explicó que en Francia "hubo intentos de aplicar los mismos mecanismos de selección de las élites en las clases populares pero han fracasado porque la base de este sistema es la meritocracia, que es una lógica que termina escondiendo desigualdades más importantes, por lo que se sienten rodeados de entornos más elevados y el sistema fracasa".

"Para un sociólogo resulta muy difícil pensar que se puede hacer con estas cosas", destacó Lebaron y añadió: "Así como en la cuestión de género hubo avances importantes en las últimas décadas, los sistemas de selección de las élites deberían poder llegar a todas las personas, porque cualquiera puede ser mejor que Bill Gates"