Mostrando entradas con la etiqueta Euro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Euro. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de enero de 2016

Un economista habla del desastre social causado por el euro

Entrevista con el historiador económico y ganador del premio Balzac Joel Mokyr por Irene Hernández Velasco: "El euro puede sobrevivir, pero será muy caro" en El Mundo 15/01/2016 :

Nacido en Holanda, crecido en Israel y con la mayor parte de su carrera profesional desarrollada en Estados Unidos, Joel Mokyr es un economista que brilla con la misma voluptuosa y plateada intensidad con que lo hace el mercurio. Es absolutamente pionero en relacionar la economía y su historia con la teoría de la evolución y, sobre todo, en desentrañar los misterios que en su opinión unen el desarrollo económico con el auge del conocimiento. Aunque, más que un economista, por encima de todo se considera un historiador económico. "La historia económica se ocupa del material del que está hecho la vida: trata de cómo los humanos se relacionan con el principio bíblico de que ganarás el pan con el sudor de tu frente, de cómo la gente lucha en un ambiente recalcitrante y adverso por sacar a sus familias adelante y sobrevivir al hambre, al frío, a las enfermedades. Se ocupa de impuestos, rentas y otras formas con las que los fuertes y poderosos obtienen recursos de los pobres y débiles. Pero también de los milagros de la cooperación humana". Con todos ustedes Joel Mokyr, galardonado recientemente con el premio Balzan, uno de los más prestigiosos reconocimientos europeos.

Usted sostiene que el enorme caudal de creatividad y conocimiento que acompañó a la Ilustración fue lo que provocó la aparición de la Revolución Industrial. ¿Es así?

Sí, así es.

¿Y por qué la Ilustración tuvo lugar en Europa y sólo en Europa?

Sí, sólo Europa ha tenido una Ilustración. No existe una Ilustración china, ni una Ilustración en el islam, ni una Ilustración india... Sólo existe una Ilustración europea. Los motivos son varios pero uno de ellos, muy importante, es la fragmentación que había en Europa en aquel momento. La fragmentación significa que nadie, ni el rey de España ni ningún dirigente absolutista, podía imponer su voluntad y poner freno a las nuevas ideas que circulaban por entonces en Europa. Es cierto que a algunos, como por ejemplo a Giordano Bruno, les mataron pensando que eso disuadiría a otros y frenaría el avance de las nuevas ideas. Pero no lo lograron: la gente podía huir, moverse, trasladarse a otro sitio donde ese dirigente no tenía autoridad, reunirse con otras personas... y eso es lo que hicieron. Los gobernantes lo sabían, así que la mayoría optó por no hacer nada, que en realidad es lo mejor que podían hacer. Los gobiernos se rindieron, con la única excepción quizás de lo que hoy es el sur de Italia y España, movidos por su fundamentalismo católico, y el resultado es que esos países que antes habían liderado importantes áreas del conocimiento como la Ciencia y las Matemáticas quedaron atrás.

¿Esa fragmentación de Europa estimuló asimismo la competición científica y cultural entre los distintos estados, con lo que se fomentó el surgimiento de la Ilustración y de la Revolución Industrial?

Así es. David Hume en el siglo XVIII ya se percató de ello: la proliferación de pequeños estados genera beneficios, como ocurre con la competición entre varias compañías. La eficacia económica es un concepto que básicamente comienza en la Ilustración, y que no creo que nadie ponga en duda.

Sin embargo, la Unión Europea es lo contrario, ¿no? ¿El proyecto común europeo frena entonces el desarrollo?

Lo que ocurre ahora es que la competición es a nivel global, y en ese terreno la UE es sólo uno de los actores. Hay otro que se llama EEUU, un tercero que se llama China, un cuarto que es Rusia, Oriente Medio, África quizás algún día... El partido hoy se juega a nivel global, y Europa hoy compite con Norteamérica y China. Y aun así, dentro de la propia UE existe obviamente competición. De hecho, no creo que haya mucha gente que se considere primero europea y luego española o alemana o francesa.

Es más: a causa de la crisis, en muchos países europeos no deja de aumentar el número de quienes miran con recelo a la UE...

El euroescepticismo en estos momentos es algo absolutamente normal, algo inevitable. Yo sin embargo soy un gran defensor de la UE, siempre me ha parecido una idea fantástica, sobre todo porque ha conducido a la desmilitarización de Europa. Piense que Europa en 1914 destinaba entre el 10 y el 12% de su PIB a armamento y que todos los países tenían ejércitos inmensos que consumían muchísimos recursos. Lo que esencialmente ha logrado la UE es que la probabilidad de que estalle una guerra en Europa sea prácticamente insignificante. Y eso es increíble. Llevo 50 años estudiando la Historia europea y que se haya logrado eso es asombroso. Cuando ahora se dice que hay un conflicto entre Hollande y Merkel, todos sabemos que no va a desembocar en un ataque armado, pero hasta hace muy poco eso no era así. La otra cosa fantástica de la UE es que las barreras comerciales han desaparecido y el libre comercio, que siempre es muy positivo, se ha logrado. Europa lo ha conseguido, como también EEUU. Es verdad que EEUU defiende el libre comercio desde su Constitución, los estados no pueden imponer barreras al comercio con otros estados, y eso ha funcionado estupendamente en términos económicos. Pero Europa ha dado un paso de gigante para lograr ese sueño económico de hacer del continente una enorme zona de libre comercio. Y para que se logren los enormes beneficios del libre comercio no es necesario que haya una política única, no es necesario que haya un solo estado; lo importante es que los bienes, los servicios y los trabajadores puedan moverse libremente de país a país.

¿Pero considera usted que el euro funciona?

No. El euro es un absoluto desastre. De hecho, creo que hay un enorme desequilibrio entre la UE y el euro. El euro, para empezar, sólo funciona en 19 de los 28 Estados miembros de la UE, y eso ya es un problema. La verdad es que el euro ya era una mala idea cuando surgió, y eso es algo que piensan todos los economistas americanos que conozco, ya sean de derechas o de izquierdas y que disienten en todo lo demás. Martin Feldstein y Paul Krugman sólo coinciden en que el euro fue una mala idea. El euro sólo está bien si uno es turista y viaja de Holanda a España y se ahorra el tener que cambiar de moneda. Pero el número de turistas que visitan Suiza o Inglaterra, países que no tienen el euro, tampoco ha disminuido por eso. El euro ha sido una muy mala idea desde el principio y el problema ahora es cómo salir de él

El futuro del euro

¿Dentro de 10 años seguirá existiendo el euro?

No lo sé. Aunque con grandes dificultades, ha logrado sobrevivir a las últimas crisis. Había bastante gente que pensaba que moriría y no lo ha hecho. La analogía histórica que se me ocurre al respecto, aunque no sea muy buena, es con el patrón oro. Antes de 1914 cada país tenía su propia moneda, pero era plenamente convertible en otra con un cambio fijo en base a sus reservas de oro. Cada país europeo tenía sus reservas de oro, pero cuando estalló la Primera Guerra Mundial todos los países excepto EEUU abandonaron el patrón oro porque no podían mantener sus reservas de oro, y ese sistema colapsó. Volvió a instaurarse sin mucho éxito en los años 20 y murió definitivamente en los años 30. Pero fue necesario algo como la I Guerra Mundial para acabar con el patrón oro. Espero que no ocurra algo parecido que liquide al euro. Si no hay una guerra, el euro puede sobrevivir. Pero será caro, muy caro.

¿Qué precio habrá que pagar entonces por mantener vivo al euro?

Las fluctuaciones en los cambios entre monedas es el modo fundamental que tienen las economías para equilibrarse internamente, y el euro ha acabado con eso. Y al no existir eso, hay que ofrecer otra cosa a cambio que suele resultar más cara, como el paro. La razón por la que España o Grecia tienen el problema de desempleo que tienen es porque no pueden devaluar su moneda; si pudieran hacerlo, la situación mejoraría rápidamente. La cuestión por la que la economía de Irlanda ha estado en el primer semestre de 2015 al borde del colapso por culpa de la burbuja inmobiliaria es porque no podía devaluar. Incluso países que tienen acuerdos de libre comercio, como EEUU y Canadá, tienen monedas que fluctúan.

¿Y no tiene arreglo el euro?

El euro ha sido una mala idea, y sólo será una buena idea cuando ocurran dos cosas. La primera es que las políticas fiscales de todos los países del euro funcionen de manera unitaria, cosa que por ahora no ocurre: cada país tiene sus impuestos, su propia fiscalidad. Y segundo, es necesario que los europeos hablen la misma lengua, para que así haya un verdadero mercado libre de trabajo que permita a un griego encontrar un trabajo adaptado a sus capacidades en Alemania. Si en Alemania ahora mismo hay trabajo, ¿por qué no van los griegos que están en paro a trabajar allí? Porque no hablan alemán, y para muchos trabajos es imprescindible saber la lengua. La lengua es, en mi opinión, una de las grandes barreras que están lastrando al euro y la movilidad laboral, y que habría que arreglar con la adopción de una lengua común. EEUU sí tiene una política fiscal común y una lengua común, y eso permite que si en Illinois no hay trabajo y en Los Ángeles sí, la gente de Illinois se traslade allí.

Pero quizás Europa no quiera ser EEUU...

Quizás no quiera y eso está muy bien, pero en ese caso los países deberían volver a sus monedas anteriores al euro: al dracma, a la peseta, al marco, etc. Pero no lo harán, por motivos más políticos que económicos, y pagarán un alto precio.

¿Y tiene alguna predicción sobre cuándo logrará Europa quitarse definitivamente de encima la crisis y acabar el paro de los países del sur?

No, no tengo respuesta para eso. Lo que sé es que EEUU ha conseguido salir bastante bien de la crisis sin aplicar ninguna política de austeridad y gastando en programa de estimulación económica. El concepto de austeridad que Alemania está imponiendo a los países con una fuerte deuda es completamente erróneo. Alemania está aplicando unos principios que no funcionan en muchos países europeos, y que yo creo que están más guiados por motivos morales que económicos. Los alemanes quieren que los griegos, los italianos o los españoles sean como ellos, pero son distintos. De hecho, uno de los motivos por los que a Europa le está costando mucho salir de esta crisis es porque las políticas económicas europeas las dicta en gran medida Alemania. Todos sabemos que Alemania pasó en el siglo XX por varios eventos traumáticos, pero el que ha dejado una huella profunda en la psicología alemana no es su derrota en la I Guerra Mundial, ni en la II Guerra Mundial, sino la gran inflación de 1922-1923. Esa inflación fue para Alemania más traumática que las dos guerras mundiales. Y desde entonces, viven mórbidamente aterrados de la inflación.

Volviendo a la Ilustración... Con la crisis, los gobiernos europeos están reduciendo los gastos en educación e I+D ¿Así se sale de la crisis?

No. Algunos gobiernos piensan que cortar en educación e I+D puede ser la solución. Pero todas las evidencias muestran que invertir en estas áreas reporta beneficios multiplicados por cien. El problema con la investigación es que es muy vulnerable por su propia naturaleza, se realizan cien investigaciones y de esas sólo cinco funcionan y nadie tiene idea de cuáles van a ser. Es muy tramposo hablar de ciertas investigaciones como de un despilfarro del dinero público, porque la investigación funciona precisamente así. En EEUU teníamos un senador por Wisconsin que trataba de hacer carrera buscando las investigaciones más ridículas y denunciando el derroche de dinero público que suponían. Es muy difícil encontrar políticos que tengan altura intelectual, tanto en Europa como en EEUU. En EEUU, un político que sea intelectual tiene que ocultar que lo es. John Kerry, cuando se presentó a presidente, fingía que hablaba mal francés, a pesar de que lo habla perfectamente y de ser francófono, porque sabía que eso le restaba votos. Obama, a quien admiro enormemente y a quien he dado clase, habla increíblemente bien, de manera muy lógica, es un placer escucharle... Pues a los americanos les gusta alguien como Bush o Reagan, un idiota que no diga nada como Donald Trump, el último representante de esa categoría. Y en Europa también noto que no hay políticos inteligentes. Y luego, la gente inteligente no quiere entrar en política. En fin: es muy difícil encontrar a políticos que entiendan lo importante que es invertir en I+D.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mejor nos iría sin el euro.


Paul Krugman, Leyendas del fracaso, El País, 13/11/2011

Así es como acaba el euro: no con un bum, sino con un bunga bunga. Hace no mucho, los dirigentes europeos insistían en que Grecia podía y debía permanecer en el euro mientras pagase sus deudas del todo. Ahora, con Italia despeñándose, resulta difícil ver cómo puede sobrevivir siquiera el euro.

Pero ¿cuál es el significado de la eurodebacle? Como siempre pasa cuando se producen los desastres, los ideólogos se apresuran a afirmar que el desastre confirma sus opiniones. Así que es hora de empezar a desacreditarlos.

Empecemos por lo primero: el intento de crear una moneda común europea fue una de esas ideas que traspasan las fronteras ideológicas habituales. Fue aclamado por la derecha estadounidense, que lo veía como la mejor alternativa al regreso del patrón oro, y por la izquierda británica, que lo veía como un gran paso hacia una Europa socialdemócrata. Pero los conservadores británicos, que también lo veían como un paso hacia una Europa socialdemócrata, se opusieron. Y fue cuestionado por los progresistas estadounidenses, a quienes les preocupaba -con razón, diría yo (pero qué otra cosa iba a decir, ¿no?)- lo que pasaría si los países no pudiesen usar la política monetaria y fiscal para combatir las recesiones.

Así que ahora que el proyecto del euro se está yendo a pique, ¿qué lecciones podemos extraer de ello?

He estado escuchando dos afirmaciones, ambas falsas: que los males de Europa reflejan el fracaso de los Estados de bienestar en general y que la crisis de Europa justifica una austeridad fiscal inmediata en EE UU.

La afirmación de que la crisis de Europa demuestra que el Estado de bienestar no funciona proviene de muchos republicanos. Por ejemplo, Mitt Romney ha acusado al presidente Obama de inspirarse en los "demócratas socialistas" europeos y ha declarado que "Europa no está funcionando en Europa". La idea, se supone, es que los países en crisis tienen problemas porque están siendo aplastados por la carga del elevado gasto público. Pero los hechos dicen otra cosa.

Es cierto que todos los países europeos tienen prestaciones sociales más generosas -entre ellas, la asistencia sanitaria universal- y un gasto público más elevado que los de EE UU. Pero los países que están ahora en crisis no tienen Estados de bienestar más grandes que los de los países a los que les va bien (en todo caso, la correlación es la contraria). Suecia, con sus beneficios célebremente generosos, muestra unos resultados estelares; es uno de los pocos países cuyo PIB es más alto ahora que antes de la crisis. Por otro lado, antes de la crisis, el gasto en programas de bienestar social expresado como porcentaje de la renta nacional era más bajo en todos los países ahora en apuros que en Alemania, por no hablar de Suecia.

Ah, y Canadá, que tiene asistencia sanitaria universal y una ayuda a los pobres mucho más generosa que la de Estados Unidos, ha capeado el temporal de la crisis mejor que nosotros.

La crisis del euro, por tanto, no dice nada sobre la sostenibilidad del Estado de bienestar. ¿Pero supone un argumento a favor de apretarse el cinturón cuando la economía está deprimida?

Escuchamos esa afirmación continuamente. Estados Unidos, nos dicen, haría bien en recortar drásticamente el gasto ya mismo o terminaremos como Grecia o Italia. Una vez más, sin embargo, los hechos cuentan una historia diferente.

Primero, si nos fiamos en el mundo en general, vemos que el gran factor determinante de los tipos de interés no es la magnitud de la deuda pública, sino si un Gobierno obtiene préstamos en su propia moneda. Japón está mucho más profundamente endeudado que Italia, pero el tipo de interés de los bonos japoneses a largo plazo es solo de alrededor del 1%, frente al 7% de Italia. Las perspectivas fiscales de Reino Unido parecen peores que las de España, pero Reino Unido puede adquirir préstamos a poco más del 2%, mientras que España está pagando casi un 6%.

Resulta que lo que ha pasado es que, al adoptar el euro, España e Italia se han rebajado en la práctica a la categoría de países tercermundistas que tienen que solicitar préstamos en monedas de otros, con toda la pérdida de flexibilidad que ello conlleva. En particular, como los países de la eurozona no pueden imprimir dinero ni siquiera en caso de emergencia, están sujetos a interrupciones de la financiación de un modo en que no lo están los países que han conservado su moneda. Y la consecuencia es la que estamos viendo ahora mismo: Estados Unidos, que obtiene préstamos en dólares, no tiene ese problema.

La otra cosa que tienen que saber es que, frente a la actual crisis, la austeridad ha sido un fracaso en todos los lugares donde se ha probado: ningún país con deudas importantes ha conseguido congraciarse con los mercados financieros haciendo recortes drásticos. Por ejemplo, Irlanda es la niña aplicada de Europa, al haber respondido a sus problemas de deuda con una austeridad salvaje que ha disparado la tasa de paro hasta el 14%. Pero el tipo de interés de los bonos irlandeses sigue estando por encima del 8% (peor que el de Italia).

La moraleja de la historia, por tanto, es que hay que desconfiar de los ideólogos que intentan apropiarse de la crisis europea en beneficio de sus programas. Si escuchamos a esos ideólogos, todo lo que conseguiremos es que nuestros problemas -que son diferentes de los de Europa, pero posiblemente igual de graves- empeoren aún más. -

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y fue premio Nobel en 2008. © 2011 New York Times News Service. Traducción de News Clips.