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martes, 9 de mayo de 2017

La enfermedad como lucha

LUCÍA ETXEBARRIA Un enfermo no es un soldado, en El Periódico de Cataluña, 9 de abril de 2017:

En los últimos tiempos me he especializado en impartir talleres de grafoterapia.

"Escribir sirve para estimular la protección inmunológica, relajar y mejorar la calidad del sueño, ayudar a controlar la presión arterial y reducir el consumo de alcohol y fármacos. Además, reordena el pensamiento, promueve la conexión con los otros y disminuye las crisis depresivas. Parece mágico". Son palabras de James Pennebaker, psicólogo de la Universidad de Texas, que estudia los beneficios de la escritura terapéutica desde hace más de tres décadas.

Escribir cicatriza las heridas espirituales: Pennebaker se trasladó a Madrid tras las bombas de la estación de Atocha y trabajó en la escritura terapéutica con víctimas del atentado. En el 2009 publicó sus conclusiones: "La confrontación de hechos traumáticos mediante expresión escrita, tiene efectos positivos sustanciales".

Pero escribir cicatriza también las heridas físicas: Elizabeth Broadbent, de la Universidad de Auckland, asevera que la escritura funciona como cicatrizante

De momento, se ha realizado un estudio con 49 participantes a los que se les practicó una biopsia que les dejó una herida en el brazo y a los que se les pidió que escribieran durante 20 minutos al día.

Los investigadores fotografiaron sus lesiones hasta que curaron. Una mitad relataba en un papel sus pensamientos, experiencias traumáticas y emociones. La otra mitad escribía sobre sus planes del día evitando mencionar aspectos sentimentales.

A los 11 días, a un 76,2% de integrantes del primer grupo se les había curado la herida. Frente al 42,1% del segundo.

Escribir también ayuda a comunicarse con familiares y amigos, a asumir el duelo y la perdida. Incluso a moderar el dolor, porque el dolor depende de la percepción, y es más fácil de sobrellevar si se percibe con calma.

Pero escribir no cura el cáncer. La actitud no cura el cáncer. Ninguna palabra cura el cáncer. Tenemos que tener mucho cuidado con las palabras. Por ejemplo: tenemos que tener cuidado con la palabra 'luchador'. Cuando decimos "una luchadora contra el cáncer" o "la batalla contra el cáncer".

Se está poniendo últimamente de moda convertir a los enfermos en luchadores. Depositando en ellos y ellas toda la responsabilidad para curarse. Ocultando que para curarse de una enfermedad nada es más influyente que la inversión pública que se haga en investigación y en la calidad del sistema público de salud. Porque si llamamos "luchadores" a los enfermos, cuando la persona fallece parece que no ha luchado lo suficiente, que el responsable de perder la batalla es del propio enfermo.

Por no hablar de cuando se dice que si compras tal o cual producto, el producto invertirá en investigación contra el cáncer. Y suele ser un producto que utiliza componentes cancerígenos (compresas o tampones con blanqueantes, desodorantes con aluminio) y que invierte en investigación mucho menos de lo que invierte en la propia campaña de promoción del producto.

Es perverso. El enfermo no se cura solo con su actitud. Se cura con atención médica. Y si no se cura, nunca será, jamás, porque no puso de su parte.

Nuestro sistema está obsesionado con convertirlo todo en fracasos o éxitos individuales. Por eso parece que luchar es suficiente para curarse. Pero no lo es. La actitud cuenta, por supuesto, pero una enfermedad es arbitraria y azarosa, nadie la elige. La curación no depende de una lucha o un lacito sino de un diagnóstico a tiempo, de un buen tratamiento, de un buen equipo médico, de que se gaste dinero público en investigación.

Mientras escribo esto mi cuñada, en Estados Unidos, lleva meses esperando que le den hora para operarle de un cáncer, en una agonía de dolor. Después de pagar durante años un carísimo seguro médico. Y si no lo hubiera pagado habría fallecido, sin más. Ese es el sistema que quieren implantar aquí.

Por eso en lugar de exigirle a las personas enfermas que "luchen", deberíamos luchar todos porque no implanten aquí el sistema de salud norteamericano.

Porque nadie sale airoso de un cáncer luchando como si fuera un atleta olímpico. Porque nadie tiene un buen día solo sonriendo como recomienda el cuqui de Mr. Wonderful. Y porque nadie se hace a sí mismo, que es la frase preferida del sueño americano, de la insolidaridad, del neoliberalismo, del individualismo y de los narcisistas.

Porque todos nos hacemos unos a otros.

Asexualidad, por Lucía Etxeberría

LUCÍA ETXEBARRIA, No me apetece follar, ¿pasa algo?, en El Periódico de Cataluña, 26-III-2017:

Años 70. Mi tía Fernanda pierde a su marido. Aún no había cumplido los 30 años y cuidó sola a sus dos hijos. Nunca hubo otro hombre en su vida. Entre familiares y amigos su caso despertaba admiración.

En el 76 la madre de mi amigo Luis se separa de su esposo que la maltrataba, e inicia una relación con otro hombre. Los compañeros de Luis le hacen 'bullying' al niño porquesu madre «es una puta», que era la opinión general en el contexto de la época.

Mi amiga Sonia pierde a su novio en un accidente a los 25, con la fecha de boda fijada, tras 10 años de relación. No vuelve a tener otra pareja. Hoy tiene 40 años y la llaman traumada. Su vida suscita compasión, a veces desprecio.

Eme me dice que mantiene tres relaciones a la vez, pero que está deprimidísimo. Le digo que quizá si dedicara más tiempo a crear relaciones más profundas y significativas, con amigos, o incluso consigo mismo, se sentiría mejor. Me dice que él tiene «que cubrir sus necesidades».

Una amiga me deja plantada en una cita que habíamos acordado con antelación. Al día siguiente envía un mensaje de Whatsapp en el que dice: «Por fin he tenido sexo después de dos meses a pan y agua, por eso no fui. Lo entiendes ¿ verdad?». Les dice a las amigas comunes que no comprende por qué dejé de hablarle.

En 40 años hemos pasado de pensar que la persona que tiene sexo fuera del matrimonio es una desviada y una enferma a pensar que es una enferma la que no tiene sexo. Y hemos pasado de ver el sexo sin compromiso como un pecado o un vicio a ver el sexo como una necesidad. Pero el sexo no es una necesidad del individuo. Las necesidades del individuo son la comida, el agua, el refugio y la pertenencia a un grupo. Si no las cubre, muere.

El sexo es una necesidad de la especie y no del individuo. Si algunos individuos de la especie no se reproducen, la especie se extingue. Pero no hace falta que lo hagan todos.

El sexo no es una necesidad del individuo. Lo es la comida, el agua, el refugio y pertenecer a un grupo

En muchas especies se da el altruismo reproductivo: prefieren beneficiar la reproducción de otros en perjuicio propio. Este altruismo en un principio parecía refutar la teoría de la evolución de Darwin, pero William Donald Hamilton demostró que el motivo de esta renuncia a favor de sus familiares es para aumentar la supervivencia de la especie a través de sus congéneres. El altruismo reproductivo se da en abejas, himenópteros, termitas, hormigas, ratas topo… y humanos, entre otros.

Parece una verdad absoluta, un dogma de nuestra sociedad moderna, que el sexo para un humano «es una necesidad» que debe ser satisfecha a toda costa.

¿Por qué? Para que consumamos. Porque se da por hecho que para tener vida sexual hay que tener un cuerpo determinado.

Obsceno significa etimológicamente «lo que está fuera de la escena». Ahora no es obsceno ver un cuerpo desnudo o una escena sexual explícita, lo vemos a diario en publicidad, series y películas. Lo obsceno es ver un cuerpo gordo o anciano, máxime si lo vemos practicando sexo. Eso no lo vemos nunca. Nos enseñan que tener michelines, celulitis, vello, flacidez o arrugas es inaceptable. Porque debemos tener sexo y no lo vamos a tener si no tenemos un cuerpo normativo.

Y así gastamos en cremas, cirugía, gimnasios, dietas proteicas, depilación y un sinfín de productos y métodos que se nos ofrecen para mantener el cuerpo ideal.

Decía san Agustín, por experiencia propia -había tenido una vida intensísima y luego devino célibe- que «el deseo carnal consentido se vuelve hábito; el hábito no combatido se vuelve necesidad».

El sexo no es una necesidad -nadie se muere por no tener sexo-, pero en nuestra sociedad se estimula, se consiente y alimenta continuamente.

Según los estudios del sexólogo Anthony F. Bogaert, un 1% de la población, unos 70 millones de personas en todo el mundo, son totalmente asexuales. También existen los demisexuales, que pueden experimentar atracción sexual solamente cuando hay un lazo emocional. O los grisexuales que, en determinadas situaciones, sí que llegan a sentir deseo esporádico.

En una sociedad hipersexualizada, a veces nos cuesta darnos cuenta de que el problema no lo tienen ellos, sino la sociedad, que utiliza el sexo hasta para vender un espray antigrasa.

Y para tenernos aborregados en la sociedad de consumo

Feminismo y diferencias de edad

LUCÍA ETXEBARRIA, "Macron, su señora y el doble rasero en el periodismo 'serio'", en El Periódico de Cataluña, 8 de mayo de 2017:

Hay muchas preguntas que no se plantean cuando es el hombre el que tiene 20 años más que la mujer

Cuando escribo este artículo Emmanuel Macron aún no es presidente de Francia, pero doy por hecho que cuando el artículo se publique ya lo será

Quizá sepán usted que soy trilingüe inglés francés español y que de hecho mi última novela se escribió en francés. Pues he estado mirando todos los artículos que hay escritos sobre Brigitte, su esposa , en medios franceses He buscado en Le Figaro, 'Libération', 'Le Monde', 'Le Parisien', 'La Tribune'… En medios serios. Que si viste de Luis Vuitton, que si era su profesora, que si asiste a todas sus reuniones, que si tiene siete nietos, que si su familia es millonaria, que si tenían una fábrica de chocolate, que si se ha hecho la cirugía estética… y siempre en cada artículo, en ABSOLUTAMENTE TODOS se menciona el hecho de que Brigitte es 24 años mayor que su marido.

Después me he ido a buscar todo lo que hay publicado en inglés sobre Melania Trump. Hay muchísimo porque últimamente circulan muchos rumores de crisis en el matrimonio Trump. Bien, he mirado en The Wall Street Journal, en 'The New York Times', 'Usa Today', 'New York Post', 'Washington Post', AOL, CNN.... De nuevo, medios serios. Que si habla cinco idiomas, que si el escote que llevó a tal evento era inapropiado, que si dio un 'like' a una cuenta de twitter de un periodista, que si posó desnuda, que si no se habla con el hermanastro, que si se lleva mal con la hijastra, que si la cirugía estética (sí, esta también se ha hecho cirugía estética, pero muchísima más, ves las fotos del antes y después y parecen dos Melanias ) que si antes era morena, que si ha demandado al 'Daily Mail' por decir que fue 'escort', que si…. Y en ABSOLUTAMENTE NINGUNO se menciona que ella es 24 años menor que su marido.

De ahí salto a una gilipollez de artículo publicado en un diario de la competencia que se titula "Así es ligar con un hombre más joven y así suele acabar la relación" plagado de tópicos. Que si las mujeres buscan a los hombres jóvenes porque son mejores en la cama. Como si la cama solo fuera penetración. Que se lo pregunten a las lesbianas. Que si se cansan de ellos porque no tienen tema de conversación. Como si un hombre de 25 años fuera idiota. Macron, sin ir más lejos, ya era doctor en Filosofía y Ciencias Políticas a los 22. Que si la relación nace con la fecha de caducidad puesta. Pues Emmanuel y Brigitte llevan 20 años juntos y diez casados. Pero, como prueba el caso del matrimonio Trump, ninguna de estas preguntas se plantea ni a nadie le sorprende cuando el que es veintitantos años más es él.

¿EL MISMO TRATO?

En fin, a mí después de esto que no me digan que las mujeres recibimos el mismo trato en medios porque me entra mucha risa. Y por lo demás reconozco a la pareja Macron-Trogneux una enorme inteligencia al haber sabido rentabilizar lo que en principio era una desventaja (su diferencia de edad) para venderlo a los medios como la gran historia de amor que pudo contra la incomprensión del mundo.

Lo triste es que lo suyo se vea raro y la pareja haya tenido que capitalizar su historia y hacer de ella un ítem comunicable, y en el caso Trump la misma historia, pero a la inversa, sea simplemente lo normal: millonario se compra mujer florero.