domingo, 13 de agosto de 2017

Reportaje sobre Castilla-.La Mancha en El Mundo, hoy



El anclaje cultural de sus comarcas contrasta con la desvertebración de una autonomía alumbrada en 1978. Hoy, es un nudo de comunicaciones y una potencia agrícola, pero también una de las regiones con menor renta.

Los cartelones de Castilla-La Mancha que lucen en todas las carreteras de Sigüenza y Jadraque, en el friso de las dos Castillas, han sido pintarrajeados para eliminar La Mancha y dejar sólo Castilla. También en estas veredas, la instalación de un rótulo en la A-2, en el límite entre Madrid y Castilla-La Mancha, con el eslogan Bienvenidos a la tierra del Quijote levantó sarpullidos. Sin embargo, en Campo de Criptana, a 350 kilómetros de la Sierra Norte de Guadalajara, todo rezuma un espíritu manchego y quijotesco. En las calles, en las tiendas de souvenirs, en los bares, en los molinos convertidos en un todo a cien para turistas asiáticos. Y hasta en el añil de sus fachadas frente al recio sillar de las casonas de piedra serranas. Esta dicotomía es la que configura la base de la personalidad de Castilla-La Mancha. Castellana es Guadalajara entera y parte de Toledo y Cuenca. Manchegas son Albacete, Ciudad Real y el sur conquense y toledano. Casi un millar de municipios en las cinco provincias. Apenas dos millones de habitantes en un territorio que supone más del 15% de la superficie española. Una región inventada al abrigo del Título VIII de la Constitución, cuando se puso en marcha el café para todos de las autonomías. Pero también un enclave incrustado en el sustrato del acervo español («hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor»).

Basta pasear por Zocodover, el centro neurálgico de Toledo, o por cualquier pueblo en fiestas para comprobar la apoteosis de la bandera de España. En Castilla-La Mancha la enseña nacional no sólo no se esconde, sino que se agita como parte de una identidad que en las llanuras manchegas se mezcla con un habla («moza, zagal, azaite, enantes, apechusque») exportada a todo el país gracias a Muchachada Nui y José Mota. Raúl del Pozo, conquense de Mariana, apostilla: «Castilla no es una región, sino un sueño, un lenguaje para toda la tierra». Los castellanomanchegos (89,2%) son, después de los extremeños y los madrileños, los ciudadanos del país que más se identifican con España, según diversas encuestas. El desapego por las instituciones de autogobierno es tal que en algunas provincias, cuando la gente acude a la sede del Gobierno autonómico no dice «tengo que ir a la Junta», sino que recurre a la metonimia: «Tengo que ir a Castilla-La Mancha». «Esta autonomía es una construcción política que sigue deshilachada. Se decidió desligar a Guadalajara de Madrid y a Albacete, de Murcia. La Universidad de Castilla-La Mancha no llega a toda la región porque el campus de Guadalajara pertenece a la Universidad de Alcalá. No hay una opinión pública fuerte y la televisión regional se dedica a la propaganda y al folclore», explica Isidro Sánchez, ex director del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.

A su juicio, ni durante la Transición existía una conciencia regional ni tampoco la hay ahora. «Los sectores conservadores, especialmente la Iglesia, han tenido siempre mucho peso, y José Bono se agarró a banderas medioambientales, como la defensa de las Hoces del Cabriel o Cabañeros, para utilizar el autonomismo de forma demagógica. Incluso la presencia del Quijote, que es apabullante, se enfoca de manera pueblerina: no interesa su dimensión internacional», añade Sánchez.Bono fue el icono político de Castilla-La Mancha durante tres décadas en las que ejerció de virrey. El PSOE ha gobernado esta región desde las primeras autonómicas en 1983, salvo la efímera legislatura de Cospedal y el breve lapso de preautonomía, cuando ejercieron de presidentes dos dirigentes de UCD: Antonio Fernández-Galiano y Gonzalo Payo. Éste último fue relevado por Jesús Fuentes, histórico militante del PSOE toledano. «La denominación condiciona la estructura política y territorial. La Mancha es la comarca que une a casi toda la región excepto a Guadalajara. Al final, Castilla-La Mancha nació por un acuerdo entre partidos», admite. «El PSOE identificó a Bono con Castilla-La Mancha, pero manteniendo el espíritu españolista. Aunque eso no signifique defender el centralismo». Alfonso González-Calero, hacedor de la cultura castellanomanchega desde la Biblioteca Regional y desde varios puestos institucionales, fundó Almud Ediciones, la única editorial privada de carácter regional: «Siempre he dicho que Castilla-La Mancha es autónoma pero no es comunidad. No tiene apenas rasgos de identidad comunes. No hay más que ver la españolidad, que anida en casi todos los habitantes de la región, y la falta de un sentimiento autonomista, aunque sí existe una fuerte personalidad cultural en las distintas comarcas que componen la región».

La Mancha, el Señorío molinés, la Manchuela, los Montes de Toledo,la Jara, el campo de Calatrava. «Tierras trágicas», en el decir de Unamuno. Topónimos que reverberan en el cimbreo universal del español. Cervantes creó la tradición: «Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento». El Arcipreste de Hita moldeó el medievo con su Libro de Buen Amor. Y Cela desbrozó una comarca, convertida luego en un paquete turístico. «La Alcarria es un hermoso país al que la gente no le da la gana de ir», pergeñó el Nóbel en su primer Viaje a la Alcarria (1948). Cuatro décadas después escribió un segundo, cuando ya le sobraban 40 años y 40 kilos, y entonces consignó que «a la gente ya le va dando la gana de ir». Ahora ya no hay dudas de ello. El turismo supone más del 11% del PIB de Castilla-La Mancha y se ha consolidado como uno de sus pulmones económicos. Pero el futuro se tambalea por un tejido productivo débil. La renta per cápita es la penúltima en la lista de comunidades autónomas. Los dos principales corredores industriales, dentro del radio de acción de Madrid, son los del Henares, en Guadalajara; y la Sagra, en Toledo. Talavera de la Reina, en cambio, languidece tras el crack de la construcción. Y en Cuenca se sigue debatiendo sobre la conveniencia del almacén nuclear.La agroalimentación tira del carro. El olor a taninos -y a queso de Albacete, y a miel de Peñalver, y a azafrán de Consuegra, y a ajos de Las Pedroñeras- impregna un terruño que produce el 50% de los vinos españoles.

La cooperativa Virgen de las Viñas se ubica en Tomelloso (Ciudad Real) y es, con 21.000 hectáreas, la más grande de Europa. Su presidente, Rafael Torres, refuta el tópico de la baja calidad de los tintos manchegos: «Se hace mucho vino porque hay un viñedo enorme. La vid es la esencia de esta tierra y nuestra producción tiene cada vez más prestigio, dentro y fuera del país». Pero no todo el monte es viticultura. Azorín pergeñó en Una hora de España que el sustento de la patria son los labradores: «No es grata la vida en el campo». El conquense José María Fresneda, secretario regional de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) e histórico del campo manchego, sostiene que «no se ha hecho pedagogía social. Nos caparon el debate y se centró sólo en la petición política para asumir competencias. No se ha hecho un trabajo para identificar a la persona con su territorio. De hecho, seguimos sin tener claro el concepto de región».Para el historiador guadalajareño Juan Pablo Calero, Castilla-La Mancha sigue siendo «una de las comunidades más desdibujadas del país y un territorio desconocido». Y añade: «hay dos regiones diferentes y a veces enfrentadas: una urbana, que engloba a Ciudad Real, las ciudades de Albacete y Talavera y los cinturones de Toledo y Guadalajara; y otra rural, apegada al pasado, donde aún tienen mucho peso las tradiciones y los convencionalismos».

El escritor Jesús del Campo anota en Castilla y otras islas: «Es como si aquí sonaran con otro timbre ecos graves de decadencia que se desparraman sobre el paisaje, y lo inundan de sombras crepusculares de espadachines vencidos». En la meseta sur, el sentimiento de agravio hacia el Estado no se vuelca tanto en la malla de comunicaciones -todas las capitales están comunicadas por AVE, aunque los trenes de media distancia palidecen-, como en dos cuestiones en las que esta tierra sigue sintiéndose como la criada de Madrid. Por un lado, la despoblación: según el INE, Castilla-La Mancha podría perder el 6,8% de su censo a lo largo de los próximos 15 años. Y en algunas comarcas, como la Serranía de Guadalajara o la Tierra de Molina, su densidad demográfica es inferior a la de Laponia. «Se han hecho muchas infraestructuras pero para pasar de largo, no para quedarse a vivir. Las zonas despobladas están estancadas o en regresión», puntualiza el escritor José Luis Muñoz, fundador de la editorial Olcades, de Cuenca. La otra herida por la que supura Castilla-La Mancha es el agua. La sangría del Tajo, maltratado por los trasvases y la sequía, ha secado los pantanos de la cabecera (Entrepeñas y Buendía), que apenas cubren el 11% de su capacidad; y ha laminado el río a su paso por Toledo y Talavera. Francisco Pérez Torrecilla, primer edil de Sacedón y presidente de la Asociación de Municipios Ribereños, que agrupa a 22 pueblos en los que viven 9.000 vecinos, enfatiza: «Se llevan el agua que no sobra y encima nos tachan de insolidarios. Esto es lo que más quema». «La gestión del Tajo en el último medio siglo ha creado un desierto demográfico. Por eso hay tanta resignación, que luego se traduce en rabia», subraya Miguel Ángel Sánchez, portavoz de la Plataforma en Defensa del Tajo y el Alberche. Javier del Río, alcalde de la localidad de Pareja, sentencia: «Somos conformistas porque somos pocos habitantes y no se ven muchas salidas».

sábado, 12 de agosto de 2017

Los tres grupos de presión negacionista del cambio climático

Paul Krugman "El ‘eje del mal’ del cambio climático", en El País, 13-VIII-2017:

Los republicanos coinciden con Trump en querer destruir al planeta

“No es su imaginación: los veranos son más calurosos”. Eso decía recientemente un titular de The New York Times, resaltando un análisis estadístico década a década, efectuado por el experto climático James Hansen. “La mayoría de los veranos”, concluía el análisis, “son ahora calurosos o extremadamente calurosos en comparación con los de mediados del siglo XX”.

¿Y dice algo nuevo? A estas alturas, las pruebas de que se está produciendo un calentamiento del planeta causado por los humanos se vuelven cada vez más abrumadoras, y las creíbles hipótesis acerca del futuro –episodios climatológicos extremos, aumento del nivel del mar, sequías, etcétera– dan cada vez más miedo. En un mundo racional, la toma de medidas urgentes para limitar el cambio climático sería la prioridad política más acuciante para cualquier gobierno.

Pero, claro, el Gobierno estadounidense está ahora controlado por un partido en el que la negación del cambio climático –rechazar no solo las pruebas científicas sino también la evidente experiencia vivida y oponerse ferozmente a cualquier intento de ralentizar la tendencia– se ha convertido en sello distintivo de la identidad tribal.

Digámoslo así: los republicanos no parecen capaces de revocar la reforma sanitaria del presidente Obama, y las recriminaciones entre los líderes del Senado y el tuitero en jefe acaparan los titulares. Pero el Partido Republicano está completamente unido en este proyecto de destruir la civilización, y avanza satisfactoriamente hacia ese objetivo.

¿De dónde procede la negación del cambio climático?

Que quede claro que los expertos no siempre tienen razón: incluso un consenso científico abrumador ha resultado en ocasiones erróneo. Y si alguien ofrece una crítica de buena fe a las opiniones convencionales, haciendo un esfuerzo serio por llegar a la verdad, merece que se le escuche.

Pero lo que es evidente para cualquiera que siga el debate sobre el clima es que prácticamente ninguno de los escépticos intenta realmente llegar a la verdad. No soy científico del clima, pero sí reconozco los argumentos falsos, y no me viene a la mente ningún escéptico del cambio climático destacado que no dé sus razones claramente de mala fe.

Piensen, por ejemplo, en todos aquellos que aprovecharon el hecho de que 1998 fue un año inusualmente caluroso para afirmar que el calentamiento del planeta se paró hace 20 años, como si un día de mayo irrazonablemente caluroso probase que el verano es un mito. O en todos los que han utilizado citas de investigadores sobre el clima sacadas de contexto como prueba de que se trata de una enorme conspiración científica. O ya puestos, en quienes citan la “incertidumbre” como razón para no hacer nada, cuando debería ser evidente que los riesgos de que se produzca un cambio climático más rápido de lo esperado si hacemos demasiado poco superan a los riesgos de hacer demasiado si el cambio es más lento de lo previsto.

Pero ¿a qué se debe esta epidemia de mala fe? La respuesta, diría yo, es que hay de hecho tres grupos implicados, una especie de eje del mal climático.

En primer lugar, como es obvio, el sector de los combustibles fósiles –piensen en los hermanos Koch– movido por un interés económico evidente en seguir vendiendo energía sucia. Y la industria, siguiendo la misma senda bien trillada que otros grupos sectoriales emplearon para suscitar dudas acerca de los peligros del tabaco, de la lluvia ácida, del agujero de ozono y demás, ha bañado sistemáticamente en dinero a grupos de análisis y científicos dispuestos a sembrar dudas sobre el cambio climático. Si investigamos, descubriremos que muchos –quizá la mayoría– de los escritores que se proponen sembrar dudas sobre el calentamiento planetario han recibido fondos del sector de los combustibles fósiles.

Así y todo, los intereses mercenarios de las empresas de combustibles fósiles no son los únicos responsables. También está la ideología. Una parte influyente del espectro político estadounidense –piensen en las tribunas de opinión de The Wall Street Journal– se opone a cualquier forma de normativa económica estatal; es seguidor de la doctrina reaganiana de que el Estado siempre es el problema, nunca la solución.

Esas personas siempre han tenido un problema con la contaminación: cuando las acciones individuales no reglamentadas imponen costes a otros, es difícil ver cómo se puede evitar el apoyar alguna forma de intervención estatal. Y el cambio climático es la madre de todas las cuestiones de contaminación.

Algunos conservadores están dispuestos a afrontar esta realidad y apoyan una intervención para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero respetuosa con el mercado. Pero demasiados de ellos prefieren simplemente negar la existencia del problema: si los hechos entran en conflicto con su ideología, niegan los hechos.

Por último, hay unos cuantos intelectuales públicos –menos importantes que los plutócratas y los ideólogos, pero en mi opinión más bochornosos– que adoptan una pose de escepticismo frente al cambio climático por puro ego. En efecto, dicen: “¡Miradme! ¡Soy listo! ¡Me gusta llevar la contraria! ¡Os mostraré lo listo que soy negando el consenso científico!” Y por mera pose, están dispuestos a empujarnos más hacia la catástrofe.

Y esto me devuelve a la actual coyuntura política. Ahora mismo los progresistas se sienten mejor de lo que esperaban hace unos meses: Donald Trump y sus amigos-enemigos en el Congreso están logrando mucho menos de lo que esperaban, y de lo que sus adversarios temían. Pero eso no cambia el hecho de que el eje del mal climático ejerce ahora un firme control sobre la política estadounidense, y de que tal vez el mundo nunca logre recuperarse.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

© The New York Times Company, 2017.

Molina, el infiltrado

Molina, que se representa a sí mismo superordinariamente bien, ha consultado con lo que le hace de conciencia (que no con las bases, a las que solo acude para dirimir idioteces) y se ha elevado el sueldo actual y el futuro, siguiendo la costumbre del pepoe siguefranquista. Al menos los de Ciudadanos te lo dicen claro: "Si no nos corrompemos, que sea por sueldos que merezcan el gozo". Así que Molina es peor que un joseantoniano de Ciudadanos y no solo igual a un psetero o un pepillete. Es más, se ha creado un "puesto" poltrón caro e inútil para su mismismo donde podrá dedicarse todo el ratón a lamerse las prebendas y a regocijarse por su conseguido jubileo.

Y Molina, aunque se limpie el pompis diciendo que dona ese dinero a la caja común de Podemos, excusa a la que suelen agarrarse los que agarran, no es ya decente ni harina de este costal. En el futuro, si no lo echan, alegará su "experiencia" para seguir siendo caballero mangante. Ya es un infiltrado de la corrupción, un corrupto más, simplemente. Se comienza así y se termina limpiando discos duros. Bastaría que él, y otros como él, no hayan condenado la ya certificada dictadura de Venezuela, donde reina no la izquierda honesta que hay, por ejemplo, en el indio estado de Kerala, sino la corrupción y la venalidad, al igual que en España, donde todavía nos queda un resto de vergüenza hidalga que hay que cultivar como si nos fuera la vida en ello. Pero Molina y compañeros mangantes (por algo provienen de una institución antidemocrática como la universidad, que en el caso de España es doblemente antidemocrática por herencia otra vez heredada) tampoco gastan vergüenza, aunque sí nuestro dinero común. Ahora se lavarán la careta con otras cosas que hagan con nuestros dineros, pero también se apropiarán de un tanto por ciento variable, desde el tres por ciento nacionalista (que algunos llaman siete) al pitufeo y fraude generalizado y autopistas peperas o los cursos y asesorías y corruptelas y sueldazos del socialismo, así como cementos y bancarismos varios, en que participan y pecan todos.

Decía hace unas columnas que hay gente como Enric Marto, al que le gustaba hacerse pasar por prisionero en el campo de concentración de Mathausen, o como Tania Head, la cual se hizo pasar por víctima del 11 de septiembre, que son como una gran mayoría de políticos: infiltrados del propio provecho que se hacen pasar por aquellos que realmente han sufrido. Otros son, por ejemplo, Barreditas y Page, joyitas del socialdiseño pijo. Por no hablar de los que ni siquiera se toman la molestia y saquean simplemente, siguiendo la secular tradición del bandolerismo estatal español: Cospediosa y Rayer, por poner ejemplo de los que no dan ejemplo.

Habrá que ver si UP tiene mecanismos para regenerarse y para autolimpiarse democráticamente (o no, como siempre) de casos como estos que ya empiezan a ser generales o normas. Si no lo hacen, recibirán el castigo creciente de una deserción de gentes y de votos, como ya se ha empezado a ver con la dimisión reciente del Consejo Ciudadano de Podemos (de cuya noticia, por cierto, se han suprimido los nombres... Qué curioso ¿no?)

La ética y la justicia (que no la ley, que es algo diferente) tienen que ser lo primero, y aun lo único, en un partido que se diga heredero del 15-M. Ay, cuánto se echa de menos un Corbin en España.  

viernes, 11 de agosto de 2017

Paro e inteligencia artificial

Jorge G. García, "Futuro. “El MIT trabaja con escenarios de hasta un 80% de desempleo mundial” El País, 11-VIII-2017:

Amador Menéndez, investigador y divulgador científico analiza en ‘Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas’ las claves de la revolución tecnológica y los retos venideros para la humanidad

Amador Menéndez (San Pedro de Nora, Asturias; 1969) no entendería su vida sin la ciencia y la tecnología. Doctor en química, colabora con el prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT) y ahora es investigador en el Instituto Tecnológico de Materiales de Asturias, divulgador científico y amante de la energía solar como motor de la sostenibilidad de la Tierra. A todo esto se le suman sus dotes como escritor, con las que ganó el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2017 por el libro Historia del futuro. Tecnologías que cambiarán nuestras vidas. Menéndez es un entusiasta de lo disruptivo. De todo aquello que pueda transformar la sociedad tal y como la conocemos hoy en día. Hilvana un argumento tras otro, siempre tratando de que quien le escucha comprenda que no habla de ciencia ficción. “Hace ocho años mis amigos me miraban raro cuando les hablaba del coche autónomo… y fíjate ahora. Vivimos un siglo en el que el tiempo es exponencial y todo va a una velocidad de vértigo”, explica en esta entrevista telefónica.

¿Qué es lo más disruptivo que conoce?

De lo más disruptivo en tecnología es la biónica. Antiguamente, al amputar o perder un miembro se ponía una prótesis rígida, generalmente de cerámica. Ahora, puedes poner prótesis controladas con tu cerebro. Lo que era un sueño de ciencia ficción es una realidad.

¿Y cómo funcionan?

Al mover el brazo o la pierna, las órdenes viajan del cerebro a la prótesis. Se unen las extremidades con cables y por ahí viaja la información. Hugh Herr, un científico que perdió las piernas en la montaña, se las diseñó él mismo y fue el primero. Son inteligentes. Tienen hasta un mecanismo hidráulico para corregir la pisada cuando detectan irregularidades en el suelo. El salto es que hay directamente una comunicación entre el hombre y la máquina.

¿Cree que la inteligencia artificial va a sobrepasar al ser humano?

Hay escenarios futuristas, como Matrix o Terminator, en los que se nos muestra a un robot inteligente capaz de diseñar otras máquinas más inteligentes que al final digan que para qué quieren al ser humano. Incluso gurús como Stephen Hawking o Elon Musk lo defienden. Yo creo que esto no llegará.

Deep Blue ganó a Gary Kasparov…

Eso es cierto, pero ya hablamos de una inteligencia artificial estrecha. Una dedicada a un dominio específico como el de jugar al ajedrez. El coche autónomo de Google es lo mismo: solo sabe conducir. El sueño de la tecnología es crear una inteligencia artificial general, en la que un robot emule y supere al ser humano en cualquier actividad intelectual. De esto, sinceramente, estamos muy lejos. Habrá avances en la reducida, pero no tanto en la otra.

Cooperación entre máquinas y seres humanos

“El MIT trabaja con escenarios de hasta un 80% de desempleo mundial”

Ante el temor de que la inteligencia artificial extermine al ser humano, Amador Menéndez se muestra crítico y bastante escéptico. Bajo ningún pretexto considera que los robots vayan a apoderarse de la humanidad. No obstante, comparte la visión de que una superinteligencia, en la que interaccionen múltiples agentes, puede permitir que se desarrollen máquinas desconocidas hoy en día por la sociedad. Plantea el ejemplo de las hormigas. Tal y como explica, son seres mínimamente inteligentes, pero cuando funcionan como una colonia, sí lo son.

“Yo planteo que en esta era de la interconectividad, gracias en parte a Internet, podemos imaginar millones de seres humanos y máquinas trabajando juntos. De ahí podría emerger una superinteligencia, una inteligencia colectiva mucho mayor que la de humanos y máquinas”, concluye.

¿La robótica favorecerá el aumento del desempleo?

Creo que sí. En el MIT llegamos a trabajar con escenarios en los que valorábamos un 80% de desempleo mundial. El ser humano tendrá que desempeñar profesiones muy creativas. Al final, todo lo que sea un algoritmo, puede desempeñarlo una máquina. La creatividad es algo intrínseco al ser humano y eso los robots no lo tienen.

¿Y no se puede revertir ese escenario del 80% de parados?

Es una cuestión principalmente económica y política. Lo ideal sería disponer de una renta básica universal. Ante esta situación, parece que habrá poca gente trabajando y el resto tendrá que ganarse la vida aunque sea con un subsidio. La duda es de dónde se podrá sacar todo ese dinero para pagar la ayuda. Hemos vivido transiciones en la humanidad, como con la era industrial. Las máquinas nos desplazaron hacia lo intelectual y no tanto lo manual. En la cadena de valores ganamos. Si este cambio ahora es intelectual, como por ejemplo a la hora de conducir un coche, ¿hacia dónde nos podremos desplazar?

Trabaja en la creación de nanomateriales y dispositivos para mejorar la eficiencia de la energía solar. ¿Se desaprovecha el potencial que tiene?

El sol es una de las energías renovables más prometedoras. Con una hora de sol se podría abastecer a toda la humanidad durante un año si fuéramos capaces de captar toda la energía, sin dejar escapar un rayo. Hoy en día, solo representa el 1% del consumo energético mundial.

¿Se debe a razones tecnológicas o de otro tipo?

Hay un campo muy grande para los emprendedores en el sector de las energías verdes y la tecnología. Aún así, existen obstáculos políticos y económicos que impiden que penetren con fuerza en los diferentes países. El petróleo sigue estando a la cabeza y es una energía protegida.

¿Resulta muy complejo convertir las investigaciones científicas en un producto?

En Europa se habla del valle de la muerte porque siempre es complicado pasar de una investigación en un laboratorio o universidad al mercado. No lo hacemos bien. En la mayoría de casos, se quedan publicadas en un artículo y punto. Sería mejor fijarse en Estados Unidos. Allí lo hacen mucho mejor.

¿A qué se refiere con que lo hacen mucho mejor?

En el MIT me di cuenta de que es necesario apostar por proyectos de alto riesgo. Una empresa innovadora ha de tener este riesgo. En España se es más conservador y menos disruptivo. Al MIT llegó un chico joven un día que había creado un prototipo de electricidad inalámbrica y ahora su idea saldrá en breves al mercado. Esto es lo que genera valor añadido y lo que permitirá cambiar el mundo.

¿Existe una burbuja tecnológica?

La tecnología es fuente de poder y riqueza. Y también una fuente de oportunidades. Los modelos de negocio están cambiando radicalmente. La mayor empresa de coches, Uber, no los tiene en propiedad. La mayor tienda de productos, Alibaba, no tiene locales físicos. Ponen en contacto directamente a consumidores con proveedores. ¿Alguien pensaba que esto iba a ser así hace un siglo? Son nuevos modelos de negocio que ofrece el mundo digital y la tecnología.

Entrevista al psiquiatra Rojas Marcos

Íñigo Domínguez, “La felicidad en Europa está mal vista”. En El País, 11 de agosto de 2017:

El psiquiatra defiende que el optimismo es la mejor herramienta contra el discurso del miedo

No es fácil empezar a entrevistar a Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943), porque sobre todo le gusta escuchar y entrevista él al periodista, preocupándose por cómo le va la vida. Es un humanista, interesado en la felicidad de los demás, y optimista convencido. Psiquiatra de fama internacional y autor de numerosos libros, puso en marcha en Nueva York en 1987 una iniciativa revolucionaria, el proyecto Help. Fue el primer servicio para atender a personas que vivían en la calle con enfermedades mentales. Este plan, importado luego a muchas ciudades, ha cumplido 30 años, y la Fundación Mapfre le ha otorgado su premio a la mejor iniciativa en promoción de la salud. Ahora dirige una organización médica sin ánimo de lucro, con 3.500 facultativos, en 6 hospitales públicos y 10 cárceles.

Usted fue un inmigrante, ¿cómo lo recuerda?

La cuestión es si ahora, con los mensajes, puedes llegar a obsesionarte y no hablar con los demás

Yo quería salir de aquí, era un niño con problemas de inquietud, me metía en líos, el colegio me iba mal. Cuando terminé la carrera vino un médico americano. Allí buscaban médicos, y era un examen muy fácil. Me fui, sin saber dónde iba. Entré en un hospital en Long Island, yo no hablaba inglés, y la medicina que sabía era historia de la medicina, no había puesto una inyección en mi vida. Pensé que me echaban. Pero recuerdo el cambio: aquí hacer una pregunta te costaba la autoestima de un mes. Te decían: “qué chorrada de pregunta”. Allí podías preguntar la chorrada que quisieras, aprendí a preguntar. Era un estilo de aceptación. Estados Unidos te exigía, pero te aceptaba.

Eso parece que está cambiando con Trump.

Hay más intolerancia, pero allí las oportunidades te persiguen, te salen cosas, y eso todavía es así. La intolerancia va más dirigida a inmigrantes de formación menor. Pero si vienes de Europa o Asia, en mi campo, el médico, no hay problema de trabajo. Yo tengo ahora casi 100 vacantes.

¿Cómo ve el recorte de Trump del sistema sanitario?

El intento de Obama fue fundamental. La salud allí es una industria, no un derecho. En Nueva York es la que más empleo da, directa o indirectamente. Es uno de los problemas indiscutibles de Estados Unidos. Hay seguro para el pobre y los mayores de 65 años, y la obligación de atender a cualquier persona en urgencias. Por eso nadie se muere en la calle. Pero si tienes un problema diabético, te ingresan y luego solo tienes una semana de insulina. Luego es cara y te lo paga el seguro, si lo tienes. ¿Y por qué no cambiar a un seguro universal? Las farmacéuticas están en contra, el Estado no negocia con los laboratorios, es mercado libre. Los médicos ganan el doble o el triple que en Europa, no digamos la industria farmacéutica. Es un negocio que es difícil de cambiar. Nos preocupa Trump, claro.

Una pregunta frívola: ¿tiene una explicación psiquiátrica para Trump?

Hombre, hay que tener cuidado con esto. No tiene síntomas de enfermedad mental, depresión, no tiene nada. Ahora bien, se puede juzgar su personalidad: es impulsivo, no se apoya en el consejo de otros, no escucha, piensa que lo que él cree es lo correcto y es la verdad. Se considera a sí mismo un éxito. Sumas todo eso y ves lo que dice.

Ha trabajado mucho con inmigrantes. ¿Qué piensa de cómo se está portando Europa?

En los noventa me invitaron a visitar un hospital, asistí a una operación y recuerdo la visión de que cada uno era de una raza: la paciente era afroamericana, el cirujano era blanco, el anestesista era oriental, la enfermera era hispana… Toda una mezcla, pero estaban haciendo juntos una cosa, curar a esta señora. En Europa, que siempre ha tenido aceptación, tengo miedo de que se cree una tendencia al rechazo de otras culturas.

El miedo es una sensación cada vez más presente. A un atentado, al inmigrante, a lo que es malo para la salud… Usted es un gran defensor del optimismo. ¿Somos más asustadizos, nos falta contexto?

La felicidad en Europa está mal vista, como ingenuidad o ignorancia. En Estados Unidos, no: vas a una reunión, preguntas a alguien y dice que está feliz, tal cual. Aquí la cultura es la queja. Que no se nos note si somos optimistas o felices. Yo siempre hago un experimento en mis charlas, pregunto al público, no si son felices, sino si están satisfechos con la vida, no hoy, sino en general. De cero al diez. De media suele salir un siete, un ocho. Luego pregunto: ¿y al mundo qué le dais? Mucho menos, está muy mal. Pero es que yo voy a otros países, a ese mundo, y se dan un ocho, y a vosotros, un cuatro. El ser humano es optimista, tiene esperanza. Casi todos estamos programados para el optimismo. Las tasas de suicidio no aumentan, en Estados Unidos, en Europa, siempre es un 8 o 9 por 100.000.

También sostiene que hablar es bueno, alarga la vida, verbalizar lo que te pasa. ¿Es aplicable a las redes sociales? Hay más expresividad que nunca, aunque no es personal.

Es una revolución. Sabemos que hablar es bueno para el corazón, está estudiado, o hablar con uno mismo. Poner palabras a lo que sientes y decirlas, pero de verdad, moviendo la boca. La comunicación es siempre positiva, la cuestión es si ahora, con los mensajes, puedes llegar a obsesionarte y no hablar con los demás. Una adicción a una forma que en sí no es negativa. Es tentador demonizar las redes sociales, sobre todo quienes no las usan, pero no creo que sean negativas. Antes de darle un matiz destructivo, patológico, hay que esperar, porque no pasó así con la televisión, el teléfono, el ordenador…

Después de tanto tiempo fuera, ¿cómo ve España?

Muy bien. Me fui en 1968. Franco se muere y muchos pensaban que aquí acabábamos a tiros. Pero no. Fue un ejemplo inolvidable para mucha gente, no me imaginaba que España pudiera cambiar tanto, que se convirtiera en un país tan abierto, con una juventud tan tolerante, tan sana… No creo que en Europa haya un país mejor para vivir, pese a sus problemas. Tienes que ver a los españoles que salen fuera. Una vez me invitó el cónsul de Nueva York, que había reunido a los españoles censados en investigación. Pensé que serían 20, ¡y eran 500! Chicos y chicas geniales.

Cuanto más conozco a los hombres.

Hace tiempo que escribí que aquello de que "cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro" no era misantropía, sino bestialismo. Pues bien, acabo de leer que en Marruecos quince menores han contraído la rabia por practicar sexo con una burra

El hecho resulta tanto más repelente cuanto que ha sido protagonizado por menores. El animal fue sacrificado.

Cuanto más conozco a los hombres más ganas tengo de no ser nada.

Un conseguidor del corrupto Francisco Franco

Manuel Morales, "Rescatado de la basura el archivo de un testaferro de Franco", en El País, 11-VIII-2017:

Hallados en un contenedor de obra unos 20.000 documentos del abogado y notario Luis Gómez Sanz

Dentro de un contenedor de obra, en la céntrica calle de Serrano, en Madrid, a punto de desaparecer quizás para siempre, estaban tirados miles de documentos que, una vez estudiados ayudarán a desentrañar los manejos de un personaje del franquismo poco conocido. Parte del archivo de Luis Gómez Sanz (1913-1972), abogado nacido en Salamanca que trabajó para Franco, fue rescatado el pasado 20 de julio por José María Uría Fernández, coordinador del Centro Documental de la Fundación Anastasio de Gracia (Agfitel), vinculada al sindicato UGT.

"Estaba paseando y vi en un contenedor muchos papeles. El portero de la finca me dijo que eran de un piso que estaba en obras por una ampliación y que había más material que se habían llevado unos traperos para venderlo al peso", dice Uría Fernández a EL PAÍS. Cuando en la sede de la fundación comenzaron a ordenar lo rescatado se les alegraron los ojos. "Son unos 20.000 documentos y 74 libros. Todo lo pondremos más adelante a disposición de los investigadores a través del recién creado Fondo Luis Gómez Sanz", añade Uría. Entre las publicaciones literarias y jurídicas que guardaba Gómez Sanz sobresale una edición de 1749 de Diálogos, del humanista y filósofo Juan Luis Vives.

Gómez Sanz fue un notario, abogado del Estado, fiscal, fundador de la editorial Derecho Financiero y secretario del consejo de administración de Patrimonio Nacional durante la presidencia del Gobierno de Luis Carrero Blanco, informa Agfitel. Como recordó una esquela en el diario Abc en el primer aniversario de su muerte, falleció el 23 de julio de 1972, con 58 años. En el anuncio se informaba de la celebración en Madrid, Guipúzcoa y Vizcaya de "diversos sufragios aplicados por el eterno descanso de su alma".

El periodista y escritor Mariano Sánchez Soler, autor del libro Ricos por la guerra de España (editorial Raíces), sobre la oligarquía franquista, asegura que Gómez Sanz "estuvo vinculado al valenciano José María Sanchiz Sancho, secretario particular de Franco". Sanchiz Sancho estaba casado con Enriqueta Bordiu, tía del marqués de Villaverde, el esposo de la hija de Franco. Sanchiz Sancho y Gómez Sanz "actuaban de testaferros" para crear sociedades pantalla que "figuraban como propietarias de, por ejemplo, fincas, compradas por los Franco, como la de Valdefuentes, en Arroyomolinos (Madrid), pero de las que no aparecía su nombre como dueños". Gómez Sanz "estuvo en momentos cruciales en el núcleo alrededor de la familia del dictador".

"Era un conseguidor jurídico, alguien muy importante para las familias que mandaban en el franquismo", señala la historiadora y archivera María José Turrión. "Está presente en todas esas corrupciones en torno a Franco, pero permaneció en la sombra. Es poco conocido porque apenas hay algo de documentación de él en el Palacio Real y en la Fundación Franco”, añade.

La fundación Agfitel ha clasificado en cinco bloques el material, depositado en 25 cajas de archivo, gracias a que el propio abogado "lo tenía bastante bien organizado", explica Uría. El primero es "Clientes del despacho", que incluye documentos relacionados con empresas "que ayudarán a saber cómo se formaron y evolucionaron", y personajes como el nazi Christoph Fiessler, "un destacado espía que se refugió en España tras la Segunda Guerra Mundial". En una carta del 6 de junio de 1957, Fiessler escribe a su "querido amigo" porque no va a poder acudir a una citación  judicial, pero que irán en su representación otras personas. También asoma en la documentación el príncipe vienés Pablo Metternich y Silva, con un borrador manuscrito de su solicitud de nacionalización como español dirigida a Franco, en 1947.

"Recomendaciones" incluye papeles con los muchos favores que le pedían a Gómez Sanz por sus contactos en las altas esferas. Hay unos 200 documentos de los 1.200 consignados: dar testimonio favorable de un opositor a notarías, o mediar ante empresas, como la de automoción Barreiros, para que la lista de espera de los coches Dodge se acelerase. Más modesta fue la solicitud de una mujer de Cáceres que, tras haber hablado con la madre del abogado, le requiere que medie para una plaza de maestra que no ha podido conseguir. La mujer asegura estar dispuesta a hacer a Gómez Sanz un regalo de hasta 25.000 pesetas de la época si le ayuda.

"Abogacía del Estado" y "Procesos Judiciales" son otros apartados de este archivo. Por último, en el bloque "Particular" llaman la atención dos retratos de la boda de los padres de Gómez Sanz, realizados por el prestigioso fotógrafo salmantino Venancio Gombau, el que tomó la histórica foto de Miguel de Unamuno saliendo del Paraninfo de la Universidad de Salamanca, de la que era rector, el 12 de octubre de 1936, rodeado de falangistas con el brazo en alto. De la esposa de Gómez Sanz, María Aurelia Múgica, licenciada en Derecho, se han recuperado sus ejercicios manuscritos para acceder al título de maestra, fechados en 1928. Múgica falleció el 20 de mayo de 1997, como señaló otra esquela en el Abc. Y como curiosidad, hay papeles sobre cómo quería Gómez Sanz que unos arquitectos reformases su biblioteca, para que se pareciese a la de Felipe II en el Escorial. Otra reforma es la que ahora ha sacado a la luz el archivo personal de este oscuro conseguidor de Franco.

Preguntas trampa de entrevistas de trabajo

Jesús de las Casas, "Las 10 preguntas que le sacarán de quicio en una entrevista de trabajo. ¿Tiene una entrevista de trabajo? Vaya pesando el Empire State", El Mundo, 10-VIII-2017:

Superar una entrevista cara a cara es un requisito imprescindible para ser contratado y, para conseguirlo, se debe responder con nota a cuestiones que pretenden poner contra las cuerdas al candidato.

Las empresas buscan profesionales asertivos, que sean capaces de mantener la compostura bajo presión y con habilidad para trabajar en equipo. Por ese motivo es muy habitual que, en los procesos de selección, los reclutadores traten de someter a situaciones incómodas a los candidatos para probar sus aptitudes.

Las preguntas que pueden resultar más difíciles de contestar son aquellas que exigen al profesional rebuscar en su pasado, hablar de sus errores con franqueza y revelar aspectos personales. Además, muchas compañías acostumbran a introducir cuestiones aparentemente sin sentido, para comprobar la reacción de los candidatos ante una situación inesperada.

Las más complicadas:
1. ¿Cuáles son sus debilidades?

A nadie le gusta reconocer sus defectos, pero negarlos es un error. La mejor forma de responder es centrarse en una de las debilidades de menor importancia, que no interfiera demasiado en la capacidad para hacer el trabajo. Es importante mostrar autocrítica y conocimiento de uno mismo, por lo que otra buena opción es hablar de aspectos que antes eran puntos débiles pero en los que se ha trabajado para mejorar.

2. ¿Por qué dejó su anterior trabajo?

En este caso, hay que tener especial cuidado a la hora de contestar. Sean cuales sean las razones para abandonar ese empleo, nunca se debe hablar mal de otro jefe u otra empresa porque da una impresión de deslealtad y poca profesionalidad. La clave es centrarse en el futuro, mostrándose optimista y ambicioso de cara a los retos del futuro.

3. ¿Por qué le interesa este puesto?

Aquí entra en juego el trabajo de preparación previo a la entrevista. Conocer la cultura y actividad de la empresa es básico para responder bien a esta cuestión, para encajar las habilidades y la experiencia que se tiene, además de ser honesto con las propias motivaciones.

4. ¿Por qué deberíamos contratarle?

Lo más importante es centrarse en lo que uno puede aportar a la empresa y no al revés. Es una buena oportunidad para mencionar las propias cualidades y destacarlas como razones convincentes para ser contratado.

5. ¿Cuál es su mayor fracaso profesional?

La forma más recomendable de enfrentarse a esta pregunta no es tratar de esquivarla, sino elegir una situación negativa real, evitar un exceso de dramatismo y, sobre todo, enfocarse en el aprendizaje que se obtuvo de esa experiencia.

Las más desconcertantes:
1. ¿Se considera cazador o recolector?

Esencialmente, se trata de una cuestión que busca evaluar el nivel de liderazgo del profesional. Ha sido introducida por Dell en sus procesos de selección.

2. ¿Qué tres cosas llevaría a una isla desierta?

Esta pregunta, planteada por Yahoo, no tiene una respuesta correcta o incorrecta. Algunas empresas prefieren el pragmatismo, pero otras quizá busquen a profesionales con un perfil más creativo y que piensen de forma diferente.

3. ¿Qué haría si fuese uno de los supervivientes de un accidente de avión?

Planteada por AirBnb, sirve para comprobar cómo piensa un candidato en situaciones de emergencia. Las posibles réplicas van desde buscar al resto de pasajeros, en referencia al trabajo en equipo, o registrar la zona para hallar recursos.

4. ¿Cómo descargaría un 747 lleno de caramelos?

La respuesta no es sencilla ni inmediata. El objetivo es calibrar la capacidad de gestión del aspirante, que puede aprovechar para interesarse por el presupuesto, la maquinaria a disposición, etcétera.

5. ¿Cómo metería a una jirafa en una nevera?

Evalúa la habilidad para cambiar de contexto y examinar las opciones con creatividad. Se debe tener en cuenta que influyen aspectos como el tamaño de la nevera o el estado del animal.

jueves, 10 de agosto de 2017

Entrevista al juez de menores Emilio Calatayud, de Ciudad Real

Helena de la Casa Huertas, "El Juez Calatayud: «De un niño dictador, que hace lo que le da la gana, a los malos tratos hay un paso» El magistrado de menores de Granada comenta sus preocupaciones y la evolución de los delitos en los jóvenes a raíz de las nuevas tecnologías a ABC, en Abc, 9-VIII-2017:

Lo primero que hace el popular Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud nada más llegar a los juzgados es sentarse durante unos minutos en su despacho para reflexionar antes de empezar la jornada laboral. Una pequeña habitación llena de regalos de los niños del Centro de Menores «Tierras de Oria».

Calatayud es conocido por sus sentencias ejemplares a los menores de edad. Sus preferidas: obligar a aprobar la ESO y a aprender a leer, puesto que afirma que hay «mucho analfabeto». Sus 37 años de experencia le permiten saber los perfiles más frecuentes de los niños que comenten delitos aunque confiesa que, con la aparición de las nuevas tecnologías, están cambiando.

El ciudadrealeño, uno de los jueces más mediáticos de la justicia española, habla con ABC de su trayectoria profesional, de sus preocupaciones y de la evolución de los infracciones de los jóvenes.

¿Alguna vez le han llegado a su WhatsApp sus propios vídeos?

Sí, sí me han llegado vídeos, me hacen gracia porque son trozos de conferencias que la gente graba y luego los cuelga en la red. La verdad es que es una satisfacción que la gente los vea, pero como son charlas que vengo haciendo hace mucho tiempo, me sorprende la repercusión que tienen. Yo soy el primer sorprendido del éxito de esos WhatsApp.

¿Cómo quiere ser recordado?

Me gustaría que me recordasen como un buen padre, un buen amigo y como juez, que hizo lo que pudo para hacer su trabajo lo mejor que supo. Creo que hay ser buena persona tanto en el ámbito personal como profesional. No estaría mal: Hizo lo que pudo.

¿Le gustaría que siguieran su legado?

Yo no tengo legado, yo aplico la ley, hay muchos jueces que hacen exactamente lo mismo que yo, lo que pasa es que a veces les da miedo a hablar y yo cometí la ventaja o el inconveniente de hablar en su día y entonces han creado un personaje. Yo soy un producto de los medios. Cometí la imprudencia de hablar en un momento dado y han creado un personaje.
¿Ahora se arrepiente?

No, a lo mejor fue una equivocación pero no me arrepiento, a lo hecho pecho. En aquella época era conveniente decir en qué consistía la nueva justicia de menores, cómo funcionaba, quiénes éramos y ahora mismo se conoce gracias a esa época y me tocó a mí como podría haberle tocado a otro compañero.

¿En sus vacaciones ha recibido llamadas para seguir algún caso o aconsejar a algún joven?

El teléfono personal no lo doy pero cuando voy andando por algún lado se me suelen acercar. Ahora que he estado en Capileira (Alpujarra), algún padre o chaval que me ha visto ha venido a hablar conmigo. Por suerte o por desgracia con el Whatsapp me conoce mucha gente y se acercan si tienen alguna duda. Para mí es una satisfacción, mi trabajo es juez y lo comprendo. Procuro ir por sitios que más o menos estén tranquilos.

¿Cuáles son las consultas más frecuentes?

Qué puedo hacer con mi hijo, qué a haría con tal tema, o mi hijo está fumando porros o está abandonando la escuela, las malas compañías… Lo típico.

¿Cuál fue su primera sentencia?

El primer caso gordo que tuve fue en el año 1988, no había juicios ni nada, fueron dos hermanos, tenían 12 y 14 años, que mataron a su padre y lo emparedaron. Nos dimos cuenta que lo habían matado al cabo de los meses porque hicieron mal el tabique y en verano no veas cómo olía la vivienda, por eso nos dimos cuenta. Te impresiona cuando los autores tienen esa edad y a partir de entonces ya vi de todo. Ya he celebrado 36 o 37 juicios de asesinatos u homicidios de menores y he visto todo. Lo más desagradable es cuando las víctimas son pequeñas.

Ese fue el primer juicio gordo y de las primeras sentencias que dicté duras, claro era una privación de libertad gorda para esos dos chavales. En aquella época era internamiento y no había más, porque estaban empezando a funcionar los centros de internamiento con arreglo a la nueva ley, entonces después esa gente salió para adelante. Hace mucho que ya no sé nada de ellos.

¿Por qué pensó en esa opción en vez de las tradicionales sanciones?

La primera sentencia que puse fue en el año 1989-90 a un chaval que en un control de alcoholemia a la salida de una discoteca y lo pillaron. Este chaval no tuvo ningún accidente ni nada y cometió un delito de seguridad de tráfico, entonces yo pensé que mejor que encerrarlo, era que viese las consecuencias de conducir un ciclomotor bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Hablé con el Hospital de Traumatología para ver si podía enviar a chavales allí y lo mandé. Aunque lo primero que hice fue llamar a la Guardia Civil para decirles que me parecía muy bien que hiciesen controles pero lo que tenían que haber hecho era denunciar a la discoteca por vender alcohol a menores, que este menor iba a pagar pero ellos también.

En otro caso, hablé con un panadero amigo mío para que un chaval hiciese servicio de la comunidad en la panadería porque antes no había convenios, era por favores personales. Y el más conocido fue el de un chaval que mandé a aprender a leer, lo tenía encerrado pero era muy listo, muy listo, así que le dije que «en cuanto aprendas a leer y a escribir te suelto». Al mes salió.
El chaval era un fenómeno en robar en el Centro Comercial Continente los aparatos de vídeos que eran muy grandes y estando allí, me dijo una cosa que siempre me marcó: «Don Emilio por qué no me condena a aprender a leer, sé que voy a terminar en prisión y si usted me condena a leer y escribir me va a abrir una ventana a la libertad». Entonces siempre que puedo y me entero que un chaval no sabe leer, escribir o no tiene la ESO, lo condeno a que aprendan porque es verdad que la educación y la cultura abren una ventana a la libertad y a la felicidad.

En aquella época y lo sigo diciendo, entendía que había muchas formas de reparar el delito sin necesidad de la privación de libertad, en función del delito y circunstancias de cada uno de los chavales pues había que buscar evitar el internamiento si era lo mejor. Entonces empecé a poner medidas de esas, al principio no había nada y hablé con amigos, profesionales, poquito a poquito hasta que participó la administración y el ayuntamiento, así empezamos.

¿Cree que existe un problema de analfabetismo entre los jóvenes?

Hay mucho analfabeto y es la sentencia que más me duele poner, es obligar a un chaval a sacarse la ESO cuando estamos en un país en el que ese nivel de estudios es obligatorio. Es una vergüenza que los chavales abandonen la escuela con 14, 15 y 16 años y es una vergüenza que se aprueben los cursos por ministerio de la ley. Yo compruebo todos los días que hay mucho analfabeto y muchos que saben juntar las letras pero no saben lo que significan las letras juntas. Es una pena. Y me da pena que se aprueben los cursos por ley sin tener una formación. No comprendo cómo los políticos no se hacen un pacto por una ley educativa que dure una generación y no una legislatura, y que la misma se premie el esfuerzo y el trabajo duro.

¿Por qué existe este problema?

Los padres no tienen autoridad, se ha banalizado todo y no existe voluntad política de fomentar el esfuerzo, aquí se no están igualando por la ley del mínimo esfuerzo y no, nos hemos equivocado a nivel político.

¿Cree que sus sentencias rehabilitan de verdad a los jóvenes?

Hombre, se les da una oportunidad. El debate de la reinserción es que no puede haber ningún menor que pase por la justicia de menores y diga que no se le ha dado la posibilidad, otra cosa es que no la aproveche. Pero la verdad es que sale mucha gente para adelante porque le ley funciona y por una razón muy sencilla, el 80% de los chavales que nosotros juzgamos cometen delitos pero no son delincuentes. Todos hemos cometido tonterías, lo que pasa es que hoy en día todo son delitos.
De modo que ese 80% de los chavales nosotros lo único que hacemos es acompañarlos a madurar, la vida delictiva de un individuo comienza a los 12 años o 13, sube hasta los 18-20 y luego baja, entonces lo que hacemos es ayudarlos a madurar. Ese 80% de chavales salen para adelante. Luego tenemos un 10% que es carne de cañón, influye donde han nacido, circunstancias, genética o quiénes son tus padres. Y otro 10 por ciento que es trabajable y que depende del momento, la mitad sale para adelante.

Estamos evitando que el 85% de chavales que pasan por la justicia de menores acaben en la justicia de mayores. Son buena gente, cometen equivocaciones pero ya está. La diferencia es que muchos las cometemos pero no nos han pillado.

¿Quién comete un delito es un delincuente?

No, quien comete un delito o dos no es un delincuente. Gracias a Dios cometen equivocaciones que tienen perfil de delito pero no lo son. Ahora, eso sí, hay un 10% que tiene perfil de delincuente y son carne de cañón. Hay chavales que los ves y dices con este no hay nada que hacer. Es una pena pero así está el sistema.

¿Cuál es el caso del que se siente más orgulloso?

Muchos, normalmente son chavales que con el tiempo te saludan y te dan las gracias por haberlos condenado e incluso encerrado. Lo que más me satisface es cuando la condena es hacer la ESO y la aprueban, e incluso hacen una carrera o módulo de formación profesional y están trabajando.

Hace unos meses me encontré con un joven de unos treinta años que me paró por la calle. Lo condené a hacer una redacción de unos doscientos folios por las dos caras a mano porque llevaba varios robos y me dijo: «¿no se acuerda de mí? usted me condenó». Así que le pregunté cómo le iba y ahora es bombero. Que la gente te salude por la calle al cabo de los años es una satisfacción muy grande.

Desde sus inicios ¿ha observado una evolución en los delitos de los jóvenes?

Antes cuando yo empecé en el año 1987-1988 me llegaban muchos chavales de clase marginal y ahora gracias a Dios se han equiparado las clases sociales. En función del delito tenemos un perfil. Por ejemplo:

- Casos de maltratos de hijos a los padres: clase media-alta

- Ciberacoso: clase media-alta

- Acoso sexual: de todo tipo

- Robos: de todo tipo

Ya no hay distinción de clases sociales, aunque hay más casos de chicos 75% frente a chicas, el 25%, pero en violencia familiar y acoso escolar se equiparan. Eso sí, es verdad que la niña que sale dura, aunque es menos frecuente, es muy dura. Pata negra, eh porque son mucho más listas.

Las nuevas tecnologías están variando el perfil de los chavales, existe mucha incultura. Saben manejar los móviles pero no son conscientes de que al publicar una foto o un insulto, las consecuencias son muchísimo mayores a que cuando tú le dices a una persona que es un tal, que queda entre él y tú o un grupo de personas. Ahora queda entre 15.000 o 20.000 personas y los daños morales son tremendos.

¿Está empeorando esta situación?

La cosa va a peor porque, además, hay un tema que me preocupa mucho, la adicción a las nuevas tecnologías. Mayores y menores están muy enganchados al móvil, tablet, etc.. yo por ejemplo estoy llamando la atención a amigos míos. Yo soy fumador y nunca se me ha ocurrido darle a mi hijo un cigarro cuando tenía un año o dos años y estoy harto de ver a padres que están tomando una cerveza y para que el niño no les dé el coñazo les suelta un móvil o una tablet para que jueguen. Es lo mismo que si le das un cigarro y eso nos está creando muchos problemas de adicción al móvil y eso conlleva consigo consecuencia delictivas y de salud mental.

¿Cómo son los primeros indicios de un hijo maltratador?

Todo es cuestión de educación y respecto, cuando una criatura con 8 o 9 años empieza en la casa a hacer lo que le da la gana y si no lo consigue, empieza a dar golpes o gritar, ese niño al final si los padres no lo paran se puede convertir en un niño dictador, en el sheriff de la casa. De ahí a malos tratos hay un paso muy corto. Hay que volver al principio de autoridad de los padres y sobre todo el respecto.

¿Cómo afecta la separación de los padres a la actitud de los menores?

A veces los chavales lo pasan mal, incluso tienen comportamientos delictivos para llamar la atención sobre el matrimonio. Lo que sí se nota mucho es tanto la manipulación de los chavales como la manipulación de los cónyuges con el chaval para hacer la puñeta al otro cónyuge. Lo pasan mal y a veces tiene consecuencias, en ocasiones tenemos que quitarlos de en medio porque están con: «ahora estoy con mamá, porque me conviene ahora me voy con papá», y tenemos que meterlos en internados o pisos de convivencia. Lo triste es que no somos capaces todavía por mucha democracia de llevar separaciones amistosas.

Hemos notado que padre maltratador de su mujer que se separa, es frecuente que los chicos copien el comportamiento hacia la madre y su pareja. Estamos teniendo problemas entre parejillas de jóvenes, es problema de educación, son auténticos maltratadores por ambos lados. Han aumentado las denuncias. Las cuestiones de las parejas que hoy se quieren, luego se pegan, luego se acuestan, vuelven a odiarse, cuelgan fotos para hacerle la puñeta a la novia, hay mucho.

¿Hasta cuándo los hijos deben obedecer a sus padres?

Hasta que se mueran. No hay que obedecer, pero respetar siempre. Un padre educa hasta el mismo día que se muere. Siempre vas a querer más y respetar más a tus padres cuando eres padre, entonces se valora lo que han hecho aunque se hayan equivocado. El cariño hacia los padres va en aumento. Hay que respetarlos y seguir sus consejos, al menos pensarlos.

¿Hasta cuándo y en qué circunstancias cree que los padres deben mantener a los hijos?

Hasta que estén en condiciones de ser independientes pero siempre dentro de unos límites, es decir, no soy partidario del ni ni. Si yo tengo un chaval que se está esforzando, que está buscando trabajo, está estudiando, etc me parece muy bien que esté conmigo; pero ahora el tío que tiene su trabajo y está viviendo a mi costa no. O el tío que va a cenar y no quiere estudiar ni buscar trabajo y está viviendo a mi costa no. El sentido común.

¿Un joven de 18 años hoy día se puede considerar que realmente es adulto?

Son muy inmaduros pero la ley es la ley y dice que es mayor de edad a los 18 años. Entonces son mayores de edad para lo bueno y para lo malo, así que les digo tú mismo, tú verás. Objetivamente son más niños que hace unos años pero hay que poner unos límites. Son más inmaduros que antes porque no se han educado en responsabilidad. Ahora mismo son más guapos, más altos, pero más inmaduros, porque no se les ha dado las responsabilidades. Con 18 son niños todavía.

¿Qué opina cuando ve a un grupo de jóvenes sentados y cada uno está utilizando sus respectivos móviles?

No están disfrutando de la reunión, están con otros colegas. Son tontos cada cosa tiene su momento. Ya empieza a existir hoteles que prohíben el uso de los móviles, gracias a Dios. Hay que disfrutar del momento.

A pesar de los años, el Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, sigue manteniendo su actitud de bonachón, dicharachero, campechano y cercano. Así es el uno de los magistrados más mediáticos de la justicia española.

Pasa los días en su pequeño despacho, en el que guarda como si fuera un tesoro todos los regalos que le hacen cada año los niños del Centro de Menores «Tierras de Oria», coincidiendo con el día de su cumpleaños y con la celebración de la lotería de Navidad. Un busto de él mismo hecho de cerámica, es uno de los presentes que más relucen en su particular morada. Este es el lugar al que acude cada mañana y en el que se toma unos minutos de reflexión antes de empezar su jornada laboral y condenar a los menores con sus sentencias ejemplares. La que más le gusta: obligar a los menores a sacarse la ESO. Una imagen que es recordada a todos los que recorren los pasillos del juzgado antes de encontrarse con la puerta del magistrado. Dos carocas, unas caricaturas populares que se exhiben durante la Feria de Corpus de Granada, en las que aparece el juez con unos divertidos mensajes aludiendo a sus sentencias mientras corta el pelo a uno de los menores o les enseña a aprender a leer.

Calatayud, el cuarto de siete hermanos, nació en Ciudad Real en 1955 y fue un «chico muy normal que hacía las gamberradas propias de la edad y mal estudiante». Su paso por el colegio no fue muy alentador, suspendió ocho en quinto de Bachillerato y su padre lo envío con 13 años al internado de San José de Campillos (Málaga). Dos meses «muy duros» en los que solamente vio el sol, una hora y media en todo el verano porque eran las fiestas del pueblo. Lo único que hacía allí: «estudiar y fumar a escondidas». Una táctica de su padre que le valió para aprobar en septiembre.

Una alegría que solamente duró unos meses pues al curso siguiente volvió a suspender cuatro. Momento en el que su padre le hizo la pregunta definitiva. «Estudias o trabajas, tú verás». Desde entonces, decidió que su objetivo era «hacer unas oposiciones para tener un sueldo fijo» y así lo hizo, aunque asegura que nunca ha sido «un buen estudiante», pero se ha juntado con «buena gente». Estudió ICADE, una carrera que combinaba derecho y empresariales, pero no sabía a lo que quería dedicarse, «la vocación es para los frailes». Al final tras ejercer en Canarias y Granada, se especializó como juez de menores.

Una trayectoria que gracias a sus 37 años de experiencia, sus sentencias rehabilitadoras y sus ocho publicaciones, le han llevado a convertirse en unos de los jueces más conocidos.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Lo que queda de Franco

Fernando Savater "Lo que queda de Franco", en El País, 20 de noviembre de 1992:

El día 4 de diciembre Franco hubiese cumplido 100 años. Me lo imagino perfectamente gobernando aún con esa provecta edad, Matusalén de la autocracia sobreviviendo obstinadamente a sus cómplices y a sus víctimas, dictando sabiamente espaciadas condenas de muerte con su vocecita de grillo, esa misma con la que nos felicitaba las pascuas todos los años. Siempre he pensado que la eternidad debe ser aburridísima; por tanto, no me hubiese extrañado que Franco fuese eterno. Shakespeare enseña, y Freud confirma, que terminamos pereciendo a causa de la contradictoria efervescencia vital que llevamos dentro; pero nadie menos vital ni efervescente que el Caudillo, ni nadie menos contradictorio. Sus únicas pasiones conocidas son perfectamente coherentes: el fútbol, el despotismo y la sobrasada de Menorca. Tres cosas eficaces, pero un poco empachosas a la larga, ¿no?

A pesar de que con motivo de su centenario la tienda de souvenirs franquistas ha sido abierta, con amplia oferta de novelas, estudios históricos, psicoanálisis de andar por casa, elogios disimulados y sanas diatribas, de Franco los españoles nos acordamos lo menos posible. Cada cual tiene sus razones para esa amnesia. A los mayores nos humilla este secreto a voces: que sólo la biología pudo acabar con la dictadura franquista. Si hubiese vivido 20 o 30 años más, aunque fuese en la UVI, Franco hubiera mandado en España 20 o 30 años más. Quizá hubiese mandado fusilar de vez en cuando a tres o cuatro, por señas, y sus órdenes se habrían cumplido a rajatabla. ¿Para qué vamos a engañarnos? Nos había cogido el tranquillo... Los más jóvenes no le recuerdan porque nada había en su gris autoridad capaz de durar simbólicamente más allá del simple hecho agobiante de su presencia. Todo fue opaco en él, hasta el fascismo: inventó involuntariamente el fascismo sin carisma. Es imaginable un movimiento neonazi, un revival de Mussolini gracias a las gracias semiporno de Alexandra, pero no puede haber un "neofranquismo": Franco fue tan inquietantemente soso que parecía incapaz de morir; sin embargo, ahora nos tranquiliza comprobar que su misma sosera le impide resucitar.

Bien, pasó sin remedio ni retorno el aciago caracol franquista, pero el rastro de su mucosidad aún es perceptible en diversas instituciones y manías de la vida española. No me refiero en principio al uso más común de "franquista" como dicterio. Cada grupo político moteja de "franquista" cualquier actitud de sus adversarios que le desagrada, sobre todo si implica autoritarismo, abuso de propaganda ideológica o de privilegios oficiales. Son así tenidos por "franquistas" los rasgos que indican aplastamiento de la sociedad civil por el Estado, el favoritismo caciquil, el corporativismo unanimista de los partidos (¡ay de los "críticos" dentro de cualquier grupo!), la pérdida de garantías jurídicas o laborales, la utilización progubernamental de la televisión y radio estatales, las presiones del Ejecutivo sobre instancias arbitrales cuya independencia debiera ser inmaculada y ciertos rasgos de alarmante lenidad con policías condenados por torturas o crímenes. Sin duda no es del todo inexacto este uso del calificativo que convierte "franquista" en sinónimo de "dictatorial", "autocrático", "represivo" o, simplemente, "poco democrático". Pero esos abusos no son privativos de la herencia franquista, como saben por experiencia propia varios regímenes europeos actuales. De modo que, en cuanto acusación entre políticos, "franquismo" tiene algo de retóricamente genérico, como el vicio en otros países de proclamar "fascista" (¡o "comunista"!) cualquier procedimiento del adversario que resulta particularmente ofensivo.

Sin embargo, no faltan residuos específicos (más tóxicos, menos reciclables) que provienen directamente de la larga contaminación franquista. Por ejemplo, la animadversión a la "política" y los "políticos" que lleva a tantos a repetir la principal reconvención paternal del Caudillo: "Haga como yo, no se meta en política". Se da por supuesto que toda política es vil y rapaz, emporcada por intereses "partidistas" (no hay descalificación peor), mientras que sólo la ética, la utopía y otras ocupaciones no menos sublimes son dignas de hidalgos bien nacidos. También es muy retrofranquista (retro-antifranquista, para el caso) la convicción de que el intelectual sólo cumple bien su papel profético cuando es crítico del Gobierno (por extensión puede ejercitarse contra la sociedad de consumo, el materialismo que nos invade o las espeluznantes lacras de la cultura occidental). Lo más característico, empero, del franquismo era su enconado odio al liberalismo, enemistad por cierto que compartía con buena parte de los militantes antifranquistas. Como han subrayado algunos estudiosos del periodo, entre otros Santos Juliá, Franco fue aún más antiliberal que anticomunista..., que ya es decir. Naturalmente, me refiero sobre todo al liberalismo político, no al económico: lo que Franco pretendió hacer en la segunda mitad de su dictadura fue una especie de sociedad moderna de mercado, pero sin libertades políticas, algo así como lo que ahora están intentando en China. Tenía Franco bastante de chino y el franquismo fue una suerte de chinoiserie aunque a la gallega: el Caudillo hubiese querido ser Deng Xiaopín mejor que Fidel Castro, desoyendo en ese punto los consejos de Fraga. Todavía hoy "liberalismo" sigue siendo en España un taco para muchos oídos piadosos, que si son de izquierdas oyen "despido libre" y si son de derechas entienden "libertinaje". Y lo mismo ocurre con el corolario directo del antiliberalismo, el antilaicismo: al invicto general no le hubiese disgustado que la formación juvenil estuviese en manos de capellanes castrenses y hoy muchos consideran que debe orientarla el Opus, o por lo menos la teología de la liberación...

¿Hay más secuelas de esa gripe asiática que tantas bajas causó durante 40 años? Sin duda, el estilo de algunos intrépidos periodistas, formados en el dinámico inmovilismo de la prensa del Movimiento: chulería, horterada cotilla, calumnia jocosa y denuncia antiburguesa con café, copa y puro. Un poco más delicada es la beatería que rodea a las figuras de la casa real: esa necesidad de que haya figuras paternales y sacras, no contaminadas por la humillación de ser elegidas en las urnas como cualquier hijo de vecino, noblemente situadas por encima de los sucios entresijos políticos... En fin, demasiado bien hemos salido librados. Aunque, a veces... Lo más agobiante del franquismo fue el clima gazmoño y cutre que creó, una miseria más moral que política y más estética que moral. Vázquez Montalbán lo ha resumido estupendamente diciendo que durante esa época parecía que a todo el mundo le olían los calcetines. Pues bien, a veces, cuando uno hojea el tebeo socialista, escucha a los obispos o ciertas tertulias radiofónicas, comprueba el tono populista de algunas diatribas contra la Europa de Maastricht... nace la sospecha de que a los españoles nos vuelve a abandonar el desodorante.

lunes, 7 de agosto de 2017

Carreras exigentes y exigidas pero sin salidas

Olga R. Sanmartín, "Carreras que exigen notas altas pero no ofrecen salidas laborales", en El País, 7 de agosto de 2017:

Cuando el estudiante universitario Francisco Jiménez estrenó su mayoría de edad, en 2011, la burbuja inmobiliaria hacía tiempo que había reventado. Los arquitectos habían pasado de ser esos tipos altivos con trajes negros carísimos a convertirse en humillados buscadores de empleo que, si tenían suerte, se sacaban algo de dinero haciendo valoraciones catastrales, inspecciones técnicas y otras tareas por debajo de su cualificación. Aun así, Francisco Jiménez se empeñó en matricularse en Arquitectura. Había sacado un 12,2 en Selectividad y podía haber entrado en Medicina, en Ingeniería o en lo que quisiera. Pero su sueño desde pequeño era ser arquitecto y la escasa empleabilidad de esta carrera no logró disuadirle. "Lo hago por vocación pura y dura. Tuve claro desde el principio que nunca iba a alcanzar el rol clásico del arquitecto, pero es que ahora mismo nada te garantiza un trabajo y cada vez un título es menos garante de cualquier cosa", explica este murciano de 24 años que, además de estar terminando Arquitectura, preside la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (Creup).Se pone como ejemplo de "una titulación con mucha dificultad y pocas salidas laborales", pero lo dice con orgullo. Está contento con lo que hace. Sostiene que cada vez hay más universitarios que siguen la llamada de la vocación, incluso aunque se les cierren las puertas del mercado laboral. Piensan que, ante las incertidumbres futuras de este caótico mundo líquido en el que ya nada es como era, hay que dejarse llevar por el corazón y no por la cabeza.Las notas de corte de las universidades españolas para el próximo curso 2017/2018 dan cuenta de un buen número de grados con unas exigencias de acceso altísimas -porque tienen una gran demanda estudiantil- que ofrecen, en cambio, bajas cuotas de inserción laboral.Es el caso de Arquitectura. Según las cifras del Ministerio de Educación (las últimas disponibles), sólo el 44% de los que estudiaron esta carrera estaba afiliado a la Seguridad Social en 2014. De los que trabajaban, uno de cada cuatro lo hacía por debajo de su nivel formativo. Apenas el 6% estaba instalado por cuenta propia. Y, a pesar de este negro panorama, la nota de corte para entrar el curso que viene en la Universidad Politécnica de Madrid es un 9,2. Pasa igual en Periodismo -piden un 11,79 en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, pese al 42% de paro-; en Bellas Artes -con un 60% de desempleados, la nota de corte es un 9,54 en la Universidad de Málaga-, o en Psicología: con un 40% de paro y la mitad de los estudiantes sin trabajar en lo suyo, la Universidad de Oviedo exige una nota de 9,2, más que en la cotizada Ingeniería Informática del Sotfware, que exige un 8. En Comunicación Audiovisual, Sociología,Ciencias Políticas, Traducción, Criminología, Biología o algunas filologías se dan circunstancias parecidas: muchos estudiantes las demandan pese a sus elevados índices de paro, mientras faltan candidatos cualificados para realizar otras profesiones. "Los estudiantes están eligiendo las carreras que más les gustan, independientemente de que le vean una salida laboral inmediata", corrobora el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue), Segundo Píriz. "Los universitarios ya no van a encontrar un puesto de trabajo que sea idéntico al grado que han estudiado y es muy difícil aconsejar un título que asegure un empleo", recalca.Es la misma opinión que expresan Carmen Romero, estudiante del último curso de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid, y Gorka Martín, que va a pasar a 5º de Relaciones Laborales en la Universidad de Granada. Ambos cuentan, sin mostrar ningún signo de arrepentimiento, que escogieron su carrera "por gusto, no por tener un trabajo". ¿Sus padres no trataron de persuadirles? "Mi padre me dijo: 'Estudia lo que quieras, que trabajarás en lo que puedas'", responde tajante Carmen.¿Son conscientes los estudiantes de dónde se meten cuando hacen estas elecciones tan temerarias? ¿Es sensato decirles que se dejen llevar y estudien lo que les gusta? ¿Hasta qué punto los alumnos deben elegir lo que más les apetece o aquello en lo que hay más salidas? Benito Arruñada, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Pompeu Fabra, es bastante crítico con esta idea de que los jóvenes tienen que cumplir su sueño a toda costa. "Estamos entrenando a gente incapaz de hacer algo que no sea estrictamente placentero", sostiene. Su tesis es que, a los 17 o 18 años, los críos "no son conscientes de las consecuencias de sus decisiones" y eligen carreras en las que "invierten menos de lo necesario para alcanzar el nivel de vida al que aspiran" porque "no han sido educados para posponer la gratificación". "Primero, no saben realmente lo que les gusta, algunos eligen la carrera por las series de televisión. Segundo, no saben valorar las consecuencias de lo que creen que les gusta. Y tercero, incluso aunque sepan lo que les gusta, es cuestionable que tengan que estudiar lo que les gusta", expresa. Y recuerda que, "mientras que subvencionamos por igual la educación que hoy sirve más bien para disfrutar y aquella que sí produce valor social, el gravamen fiscal sólo pesa sobre esta última, sobre la educación socialmente productiva"."Hay un riesgo muy grande en escoger algo únicamente por el criterio utilitario", discrepa Màrius Martínez, profesor de Orientación Profesional en la facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, que relata que conoce a un buen número de estudiantes que se apuntaron a unas carreras simplemente porque les dijeron que tenían salidas y las dejaron a la mitad. Un 22% de los estudiantes abandona la carrera durante el primer año. Martínez reconoce, eso sí, que "abusamos del gustar" y que "hay que tener cuidado con pensar que lo primero que te gusta es lo que ya va a ser". "Hay un punto intermedio que incluye la importancia relativa del esfuerzo y la importancia relativa de que las cosas te gusten. Tener información laboral sobre las salidas laborales es importante, pero no puede ser el único criterio. Lo importante es que sea una elección informada". ¿Y cómo se llega a esa elección informada? ¿Qué tal funcionan los departamentos de orientación profesional de los institutos? "Muchos alumnos llegan a los estudios superiores con muy mala orientación y entonces aparecen muchas deserciones", opina Martínez. "Conviven unas prácticas muy distintas y algunas son horribles. Por ejemplo, hay centros que orientan únicamente respecto a la formación que ofrecen. Otros que esperan hasta 2º de Bachillerato para dar cuatro charlas, cuando se debe hacer orientación desde principios de la ESO. También se desorienta a los alumnos cuando el profesor no imparte bien su clase de Matemáticas".

sábado, 5 de agosto de 2017

Ganar es un modo de perder más lentamente

En un momento de Retorno al pasado Jeff (Robert Mitchum) le recrimina a Kathie (Jane Greer) que lo que está haciendo no es el modo de ganar.

A lo que ella contesta: "¿Acaso hay una manera de ganar?".

"Digamos", replica él de la mano de un guión de pedernal, "que ganar es únicamente un modo de perder más lentamente". 

Defectos españoles

Álvaro Llorca, "Más allá del jamón y las cañas: cosas de España que no gustan a los extranjeros
El ruido, la impuntualidad... algunos inmigrantes nos explican en qué podríamos mejorar", en El País, 5 de agosto de 2017:

Hace algunas semanas publicamos un artículo de Casie Tennin titulado "Soy de Nueva York y así me ha cambiado la vida pasar tres años en España".

En él, antes de regresar definitivamente a Estados Unidos, Casie hacía balance de sus vivencias en Fregenal de la Sierra (un pueblo extremeño de 5.000 habitantes), en Madrid y en Granada.

Sus conclusiones no podían ser más generosas hacia España: "Estoy constantemente asombrada con la generosidad con la que la gente comparte sus vidas, su tiempo, sus cosas y su comida. Me han enseñado lo que significa compartir sin esperar nada a cambio, solo compañía". Por supuesto, tampoco podían faltar loas a la tortilla, el jamón y las cañas.

El artículo se leyó y se compartió mucho. Hubo comentaristas que agradecieron las buenas palabras de Casie. Pero otros encontraron el artículo demasiado complaciente.

Por ejemplo, este comentario: "Los disparatados horarios laborales de nuestro país deberían avergonzarnos y resultan bastante incompatibles con el bucolismo del artículo".

O este otro: "Somos clasistas... Quiero decir que si esta chica en vez de venir de NY hubiera venido de cualquier otro país de América Hispana, por ejemplo, no se acercan a ella ni con mascarilla, y por supuesto ni cañas ni jamón compartido"

Molly Lori también nos escribió un email con el siguiente mensaje: "Me llamo Molly y acabo de leer el artículo escrito por Casie Tennin. Soy de Míchigan y llevo seis años y medio en España. Me encanta el país (y mi marido es español), pero creo que, además de lo que cuenta Casie, es importante también hablar de otras cosas. No todo es jamón, tortilla, fútbol y cañas".

Molly, según nos contó en una conversación posterior, se encuentra en una situación similar a la de Casie: en septiembre abandonará nuestro país para regresar al suyo. Molly cree firmemente que en España se vive mucho mejor que en Estados Unidos, pero se marcha porque allí le ha salido una oportunidad de trabajo impensable en España.

"Los sueldos en España no son justos. Hay gente con trabajos inhumanos y que gana muy poco dinero. ¿Y quién puede salir del trabajo a las 20.00 y tener tiempo con sus niños? Es un círculo vicioso, porque entonces uno se va a la cama más tarde y duerme menos. Además, que las películas empiecen a las 22.00 tampoco ayuda", nos cuenta Molly.

A Molly también le llamó la atención el ruido en España. Como profesora, se sintió abrumada en su primer día en la escuela: "Los niños apenas podían escucharse el uno al otro. Te acostumbras a aguantar la contaminación acústica, pero, si los expertos afirman que el ruido causa estrés, será por algo. Muchos de mis amigos españoles también dicen que prefieren un sitio con mucho ruido porque les parece más animado. No termino de entenderlo".

Y, por último, Molly menciona otro rasgo español al que le costó adaptarse: el qué dirán. Un día, Molly se disponía a salir a la calle con su pantalón de pijama (estilo yoga, algo discreto), hasta que su pareja le preguntó: "¿A dónde vas con esas pintas?". "En Estados Unidos es frecuente que los estudiantes salgan así a la calle sin que pase nada. Pero en España la gente no deja de pensar en la opinión de los vecinos".

De momento, no hay quejas con el flamenco. Estas alumnas de la escuela Portacones, en Pekín, demuestran que el interés está muy vivo. Zigor Aldama
¿Y los inmigrantes procedentes de otros países?

Como la experiencia de un inmigrante también depende del país de origen, hemos preguntado a personas que llegaron a España procedentes de otros lugares. ¿A qué costumbres españolas les costó adaptarse especialmente? ¿A qué deberíamos prestar más atención como país de acogida?

Vladimir Paspuel, presidente de la Asociación Hispano-Ecuatoriana Rumiñahui, recuerda su llegada a España hace 18 años: "La gente aquí habla con mucha brusquedad, lo que choca con nuestras formas más suaves. Al principio lo interpreté como que me trataban mal, aunque luego entendí que se convertiría en la norma". Paspuel confía en que, dentro de unos años, la cultura española sienta como propias algunas de las costumbres que trajo la gran oleada de inmigración ecuatoriana: "Igual que la patata llegó de América y ha acabado convirtiéndose en un ingrediente típico de España, ojalá algún día se consideren como propios nuestros ritmos, nuestra gastronomía o nuestras prácticas. Porque, aunque se sigan viendo como ajenas, ya forman parte de una gran porción de la sociedad española".

Julia Zhang lleva 15 años en España -tras haber pasado otros 20 en Argentina- y preside la asociación de intercambio cultural Hispano-Chino Ni Hao. Para ella, el principal problema que encuentran los chinos en España no son las costumbres ("aunque suene extraño, no hay tanta diferencia entre las costumbres chinas y las españolas"), sino el idioma. "Aprender el idioma español nos resulta tan complicado como les resulta a los españoles aprender el idioma chino. Aunque nos gustaría, en ocasiones no nos mezclamos más con los españoles por culpa del idioma. Los españoles son gente muy abierta hacia los extranjeros, pero quizás, si fuesen más conscientes de esta barrera, nos prestarían más atención y nos ayudarían más. Al final, la integración es una cuestión de doble sentido", nos dice Zhang.

Aleksandr Chepurnoy, secretario de la Asociación de Inmigrantes de Países del Este en Alicante, parece el mismísimo Mariano José de Larra. Ante la pregunta sobre sus principales problemas de adaptación en España, responde que le costó mucho acostumbrarse al uso que damos a la palabra "mañana". Tras 17 años en España ya sabe que si alguien le dice "mañana lo vemos" lo que en realidad está diciendo es "no voy a hacerlo". Como el famoso "Vuelva usted mañana" de Larra, del que rescatamos las últimas líneas [ojo: espoiler], porque siempre es buen momento para leerlas:

Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé "Vuelva usted mañana"; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: "¡Eh!, ¡mañana le escribiré!". Da gracias a que llegó por fin este mañana que no es del todo malo: pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!
"También me costó mucho acostumbrarme a la impuntualidad. En Rusia, si llegas quince minutos tarde, jamás van a esperarte. Sin embargo, aquí puedes llegar tranquilamente una hora tarde", reconoce Chepurnoy, quien asegura que, pese a estos defectos, la vida en España le compensa sobradamente.

Bombo Ndir, nacida en Senegal, llegó a España hace 18 años y ahora es presidenta de la Asociación de Mujeres Immigrantes Subsaharianas. Ella estaba acostumbrada a la exuberancia de los encuentros en su país: cada vez que se veía con alguien, se estrechaban la mano, se abrazaban, se acariciaban, se preguntaban por la familila, por la casa, por los animales. Sin embargo, la primera vez que se encontró con su vecino en España, este no le dijo más que "hola". "Se lo comenté extrañadísima a un amigo. No entendía qué problema tenía conmigo. Mi amigo me respondió que eso se debía a que mi vecino aún no me conocía. Pero esa explicación no me pareció convincente. Que fuera mi vecino para mí era motivo de sobra para emprender una conversación afectuosa", nos cuenta Bombo, que asegura haberse acostumbrado a esta frialdad.

En su caso, echa de menos que entre la población española haya una mejor disposición para dedicar cinco minutos de conversación con las personas que llegan de África. "Si nos sentásemos juntos a charlar, estoy segura de que nos entenderíamos perfectamente. Pero hay una barrera que no logramos desmontar. Históricamente, muchos españoles tuvieron que emigrar, como nos está ocurriendo ahora a nosotros, y eso debería unirnos. Pero para eso necesitaríamos escucharnos al menos esos cinco minutos...".

Y, para terminar, volvamos a la persona con la que empezó todo. Casie Tennin nos cuenta que, con su artículo, pretendía recopilar las cosas buenas que le había proporcionado España. Pero también afirma que, como ya había contado en su blog (en inglés), también hubo cosas a las que le costó acostumbrarse. "Si pretendes hacer algo entre las 14.00 y las 17.00, más vale que te des por vencido, a no ser que estés en el centro de una ciudad grande y pretendas comprar ropa en una gran cadena", nos dice.

A quienes visitan España desde Estados Unidos, Casie les recomienda mucha paciencia. "En España puedes encontrarte con que un grupo de ancianas bloquea una acera, o con que la persona que te precede en la frutería se pasa quince minutos hablando con el frutero. En esos casos, más vale respirar profundamente y mentalizarte de que las cosas son así. Al final, esa tranquilidad es una de las razones por las que acabé amando España".

Para cerrar su catálogo personal de cosas que llaman la atención a los extranjeros, Casie apunta otras dos cosas. La primera, el significado particular que concedemos a la palabra "ahora". "Ahora significa que algo puede pasar en cualquier momento entre el momento en que alguien lo pronuncia y las cinco horas siguientes", cuenta Casie. Y, la segunda, lo difícil que resulta captar la atención de los camareros: "Ya puedes mandar señales de humo, que no hay manera".

Radiografía de la inmigración en España

En 1998, solo el 1,6% de los empadronados era extranjero, lo que significaba medio millón de personas. Hoy esas cifras equivalen a casi el 10% de la población (en 2011 se llegó al 12,19%) y a más de cuatro millones y medio de personas. Estos datos se encuentran recogidos en un especial publicado recientemente en El País.
Durante este tiempo también ha cambiado mucho la procedencia de los inmigrantes llegados a España. Hace 20 años, más o menos cuando llegó la mayoría de nuestros entrevistados, los diez grupos más numerosos eran marroquíes, británicos, alemanes, portugueses, franceses, peruanos, argentinos, italianos, dominicanos y holandeses.
Años más tarde, colombianos, ecuatorianos, bolivianos y rumanos fueron ganando peso. Los rumanos, precisamente, se convirtieron en la comunidad extranjera con más empadronados de España entre 2008 y 2015. En 2016 los marroquíes recuperaron la primera posición. La población china, por su parte, empezó a aumentar considerablemente a partir de 2009, hasta convertirse en 2016 en la cuarta nacionalidad con más presencia.