sábado, 7 de octubre de 2017

Savater y las tonterías nacionalistas

F. Savater, "Competición", 7 octubre 2017:

No sé quién ganará este derbi, pero conozco el lema de la cuadra: “La verdad nos haría libres, pero preferimos la mentira porque nos hará independientes”

Soñé con una competición entre los mayores disparates que se han dicho últimamente sobre el Golpe de Cataluña: ¡el derbi de las sandeces! Algunas que ayer parecían favoritas se lesionaron y no llegaron a participar, como esa de los “separatistas y los separadores”, sustituida por otra de la misma cuadra: Rajoy es el mayor fabricante de independentistas. ¡Ganas de robarle protagonismo a TV3! Con buen cajón de salida y cómoda de peso estaba una de las más rebuznadas, sobre todo por políticos serios: la de que los jueces y las leyes no pueden sustituir a la política. ¿Sabrán por qué se llama el nuestro Estado “de derecho”? ¿Creerán que hay alguna medida política más urgente que la aplicación de las leyes como paso previo a cualquier debate? Con algunos kilos de más (y algo menos de masa cerebral) figuraba todo un clásico popular: el de que aún no hemos liquidado el franquismo. ¿Y por qué no el carlismo, con su romanticismo de sacristanes antimodernos que tanto se parece a lo que burbujea en Cataluña? Pues recordemos que no fue Franco quien trajo el carlismo, sino el carlismo quien trajo a Franco e imitadores. La última inscripción, tras el 1-O, es el de la “brutalidad” policial. Para brutos nada nobles, los que confunden policías y guardias civiles con vendedores de souvenirs,los que se consideran pacíficos mientras violan en masa todas las leyes imaginables y, sobre todo, los que olvidan que los únicos brutalizados son los antinacionalistas grandes y chicos que no se atreven a salir a la calle por miedo a los de las sonrisas...

No sé quién ganará este derbi, pero conozco el lema de la cuadra: “La verdad nos haría libres, pero preferimos la mentira porque nos hará independientes”.

Método comprobado y que funciona para acabar con el botellón y las drogas

Emma Young, "Islandia sabe cómo acabar con las drogas entre adolescentes, pero el resto del mundo no escucha", en El País, 7 de octubre de 2017:

En los últimos 20 años, Islandia ha reducido radicalmente el consumo de tabaco, drogas y bebidas alcohólicas entre los jóvenes. ¿Cómo lo ha conseguido y por qué otros países no siguen su ejemplo?

Falta poco para las tres de una soleada tarde de viernes, y el parque Laugardalur, cerca del centro de Reikiavik, se encuentra prácticamente desierto. Pasa algún que otro adulto empujando un carrito de bebé, pero si los jardines están rodeados de bloques de pisos y casas unifamiliares, y los críos ya han salido del colegio, ¿dónde están los niños?

En mi paseo me acompañan Gudberg Jónsson, un psicólogo islandés, y Harvey Milkman, catedrático de Psicología estadounidense que da clases en la Universidad de Reikiavik durante una parte del curso. Hace 20 años, cuenta Gudberg, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. “El viernes por la noche no podías caminar por las calles del centro de Reikiavik porque no te sentías seguro”, añade Milkman. “Había una multitud de adolescentes emborrachándose a la vista de todos”.

Nos acercamos a un gran edificio. “Y aquí tenemos la pista de patinaje cubierta”, dice Gudberg.

Hace un par de minutos hemos pasado por dos salas dedicadas al bádminton y al pimpón. En el parque hay también una pista de atletismo, una piscina con calefacción geotérmica y, por fin, un grupo de niños a la vista jugando con entusiasmo al fútbol en un campo artificial.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable

En este momento no hay jóvenes pasando la tarde en el parque, explica Gudberg, porque se encuentran en las instalaciones asistiendo a clases extraescolares o en clubs de música, danza o arte. También puede ser que hayan salido con sus padres.

Actualmente, Islandia ocupa el primer puesto de la clasificación europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. El porcentaje de chicos de entre 15 y 16 años que habían cogido una borrachera el mes anterior se desplomó del 42% en 1998 al 5% en 2016. El porcentaje de los que habían consumido cannabis alguna vez ha pasado del 17 al 7%, y el de fumadores diarios de cigarrillos ha caído del 23% a tan solo el 3%.

El país ha conseguido cambiar la tendencia por una vía al mismo tiempo radical y empírica, pero se ha basado en gran medida en lo que se podría denominar “sentido común forzoso”. “Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”, elogia Milkman. “Estoy muy impresionado de lo bien que funciona”.

Si se adoptase en otros países, sostiene, el modelo islandés podría ser beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes, por no hablar de las arcas de los organismos sanitarios o de la sociedad en su conjunto. Un argumento nada desdeñable.

“Estuve en el ojo del huracán de la revolución de las drogas”, cuenta Milkman mientras tomamos un té en su apartamento de Reikiavik. A principios de la década de 1970, cuando trabajaba como residente en el Hospital Psiquiátrico Bellevue de Nueva York, “el LSD ya estaba de moda, y mucha gente fumaba marihuana. Había un gran interés en por qué la gente tomaba determinadas drogas”.

La tesis doctoral de Milkman concluía que las personas elegían la heroína o las anfetaminas dependiendo de cómo quisiesen lidiar con el estrés. Los consumidores de heroína preferían insensibilizarse, mientras que los que tomaban anfetaminas preferían enfrentarse a él activamente. Cuando su trabajo se publicó, Milkman entró a formar parte de un grupo de investigadores reclutados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos para que respondiesen a preguntas como por qué empieza la gente a consumir drogas, por qué sigue haciéndolo, cuándo alcanza el umbral del abuso, cuándo deja de consumirlas y cuándo recae.

“Cualquier chaval de la facultad podría responder a la pregunta de por qué se empieza, y es que las drogas son fáciles de conseguir y a los jóvenes les gusta el riesgo. También está el aislamiento, y quizá algo de depresión”, señala. “Pero, ¿por qué siguen consumiendo? Así que pasé a la pregunta sobre el umbral del abuso y se hizo la luz. Entonces viví mi propia versión del “¡eureka!”. Los chicos podían estar al borde de la adicción incluso antes de tomar la droga, porque la adicción estaba en la manera en que se enfrentaban a sus problemas”.

“¿Por qué no organizar un movimiento social basado en la embriaguez natural, en que la gente se coloque con la química de su cerebro –porque me parece evidente que la gente quiere cambiar su estado de conciencia– sin los efectos perjudiciales de las drogas?”

En la Universidad Estatal Metropolitana de Denver, Milkman fue fundamental para el desarrollo de la idea de que el origen de las adicciones estaba en la química cerebral. Los menores “combativos” buscaban “subidones”, y podían obtenerlos robando tapacubos, radios, y más adelante, coches, o mediante las drogas estimulantes. Por supuesto, el alcohol también altera la química cerebral. Es un sedante, pero lo primero que seda es el control del cerebro, lo cual puede suprimir las inhibiciones y, a dosis limitadas, reducir la ansiedad.

“La gente puede volverse adicta a la bebida, a los coches, al dinero, al sexo, a las calorías, a la cocaína… a cualquier cosa”, asegura Milkman. “La idea de la adicción comportamental se convirtió en nuestro distintivo”.

De esta idea nació otra. “¿Por qué no organizar un movimiento social basado en la embriaguez natural, en que la gente se coloque con la química de su cerebro –porque me parece evidente que la gente quiere cambiar su estado de conciencia– sin los efectos perjudiciales de las drogas?”

En 1992, su equipo de Denver había obtenido una subvención de 1,2 millones de dólares del Gobierno para crear el Proyecto Autodescubrimiento, que ofrecía a los adolescentes maneras naturales de embriagarse alternativas a los estupefacientes y el delito. Solicitaron a los profesores, así como a las enfermeras y los terapeutas de los centros escolares, que les enviasen alumnos, e incluyeron en el estudio a niños de 14 años que no pensaban que necesitasen tratamiento, pero que tenían problemas con las drogas o con delitos menores.

“No les dijimos que venían a una terapia, sino que les íbamos a enseñar algo que quisiesen aprender: música, danza, hip hop, arte o artes marciales”. La idea era que las diferentes clases pudiesen provocar una serie de alteraciones en su química cerebral y les proporcionasen lo que necesitaban para enfrentarse mejor a la vida. Mientras que algunos quizá deseasen una experiencia que les ayudase a reducir la ansiedad, otros podían estar en busca de emociones fuertes.

Al mismo tiempo, los participantes recibieron formación en capacidades para la vida, centrada en mejorar sus ideas sobre sí mismos y sobre su existencia, y su manera de interactuar con los demás. “El principio básico era que la educación sobre las drogas no funciona porque nadie le hace caso. Necesitamos capacidades básicas para llevar a la práctica esa información”, afirma Milkman. Les dijeron a los niños que el programa duraría tres meses. Algunos se quedaron cinco años.

En 1991, Milkman fue invitado a Islandia para hablar de su trabajo, de sus descubrimientos y de sus ideas. Se convirtió en asesor del primer centro residencial de tratamiento de drogadicciones para adolescentes del país, situado en la ciudad de Tindar. “Se diseñó a partir de la idea de ofrecer a los chicos cosas mejores que hacer”, explica. Allí conoció a Gudberg, que por entonces estudiaba Psicología y trabajaba como voluntario. Desde entonces son íntimos amigos.

Al principio, Milkman viajaba con regularidad a Islandia y daba conferencias. Estas charlas y el centro de Tindar atrajeron la atención de una joven investigadora de la Universidad de Islandia llamada Inga Dóra Sigfúsdóttir. La científica se preguntaba qué pasaría si se pudiesen utilizar alternativas sanas a las drogas y el alcohol dentro de un programa que no estuviese dirigido a tratar a niños con problemas, sino, sobre todo, a conseguir que los jóvenes dejasen de beber o de consumir drogas.

¿Has probado el alcohol alguna vez? Si es así, ¿cuándo fue la última vez que bebiste? ¿Te has emborrachado en alguna ocasión? ¿Has probado el tabaco? Si lo has hecho, ¿cuánto fumas? ¿Cuánto tiempo pasas con tus padres? ¿Tienes una relación estrecha con ellos? ¿En qué clase de actividades participas?

En 1992, los chicos y chicas de 14, 15 y 16 años de todos los centros de enseñanza de Islandia rellenaron un cuestionario con esta clase de preguntas. El proceso se repitió en 1995 y 1997.

Los resultados de la encuesta fueron alarmantes. A escala nacional, casi el 25% fumaba a diario, y más del 40% se había emborrachado el mes anterior. Pero cuando el equipo buceó a fondo en los datos, identificó con precisión qué centros tenían más problemas y cuáles menos. Su análisis puso de manifiesto claras diferencias entre las vidas de los niños que bebían, fumaban y consumían otras drogas, y las de los que no lo hacían. También reveló que había unos cuantos factores con un efecto decididamente protector: la participación, tres o cuatro veces a la semana, en actividades organizadas –en particular, deportivas–; el tiempo que pasaban con sus padres entre semana; la sensación de que en el instituto se preocupaban por ellos, y no salir por la noche.

“En aquella época había habido toda clase de iniciativas y programas para la prevención del consumo de drogas”, cuenta Inga Dóra, que fue investigadora ayudante en las encuestas. “La mayoría se basaban en la educación”. Se alertaba a los chicos de los peligros de la bebida y las drogas, pero, como Milkman había observado en Estados Unidos, los programas no daban resultado. “Queríamos proponer un enfoque diferente”.

El alcalde de Reikiavik también estaba interesado en probar algo nuevo, y muchos padres compartían su interés, añade Jón Sigfússon, compañero y hermano de Inga Dóra. Por aquel entonces, las hijas de Jón eran pequeñas, y él entró a formar parte del nuevo Centro Islandés de Investigación y Análisis social de Sigfúsdóttir en 1999, año de su fundación. “Las cosas estaban mal”, recuerda. “Era evidente que había que hacer algo”.

Utilizando los datos de la encuesta y los conocimientos fruto de diversos estudios, entre ellos el de Milkman, se introdujo poco a poco un nuevo plan nacional. Recibió el nombre de Juventud en Islandia.

Las leyes cambiaron. Se penalizó la compra de tabaco por menores de 18 años y la de alcohol por menores de 20, y se prohibió la publicidad de ambas sustancias. Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente, así como a hablar con ellos de sus vidas, conocer a sus amistades, y a que se quedasen en casa por la noche.

Asimismo, se aprobó una ley que prohibía que los adolescentes de entre 13 y 16 años saliesen más tarde de las 10 en invierno y de medianoche en verano. La norma sigue vigente en la actualidad.

Casa y Escuela, el organismo nacional que agrupa a las organizaciones de madres y padres, estableció acuerdos que los padres tenían que firmar. El contenido varía dependiendo del grupo de edad, y cada organización puede decidir qué quiere incluir en ellos. Para los chicos de 13 años en adelante, los padres pueden comprometerse a cumplir todas las recomendaciones y, por ejemplo, a no permitir que sus hijos celebren fiestas sin supervisión, a no comprar bebidas alcohólicas a los menores de edad, y a estar atentos al bienestar de sus hijos.

Estos acuerdos sensibilizan a los padres, pero también ayudan a reforzar su autoridad en casa, sostiene Hrefna Sigurjónsdóttir, directora de Casa y Escuela. “Así les resulta más difícil utilizar la vieja excusa de que a los demás les dejan hacerlo”.

Se aumentó la financiación estatal de los clubs deportivos, musicales, artísticos, de danza y de otras actividades organizadas con el fin de ofrecer a los chicos otras maneras de sentirse parte de un grupo y de encontrarse a gusto que no fuesen consumiendo alcohol y drogas, y los hijos de familias con menos ingresos recibieron ayuda para participar en ellas. Por ejemplo, en Reikiavik, donde vive una tercera parte de la población del país, una Tarjeta de Ocio facilita 35.000 coronas (250 libras esterlinas) anuales por hijo para pagar las actividades recreativas.

“No les dijimos que venían a una terapia, sino que les íbamos a enseñar algo que quisiesen aprender: música, danza, hip hop, arte o artes marciales”

Un factor decisivo es que las encuestas han continuado. Cada año, casi todos los niños islandeses las rellenan. Esto significa que siempre se dispone de datos actualizados y fiables.

Entre 1997 y 2012, el porcentaje de adolescentes de 15 y 16 años que declaraban que los fines de semana pasaban tiempo con sus padres a menudo o casi siempre se duplicó ­–pasó del 23 al 46%–, y el de los que participaban en actividades deportivas organizadas al menos cuatro veces por semana subió del 24 al 42%. Al mismo tiempo, el consumo de cigarrillos, bebidas alcohólicas y cannabis en ese mismo grupo de edad cayó en picado.

“Aunque no podemos presentarlo como una relación causal –lo cual es un buen ejemplo de por qué a veces es difícil vender a los científicos los métodos de prevención primaria– la tendencia es muy clara”, observa Kristjánsson, que trabajó con los datos y actualmente forma parte de la Escuela Universitaria de Salud Pública de Virginia Occidental, en Estados Unidos. Los factores de protección han aumentado y los de riesgo han disminuido, y también el consumo de estupefacientes. Además, en Islandia lo han hecho de manera más coherente que en ningún otro país de Europa”.

El caso europeo

Jón Sigfússon se disculpa por llegar un par de minutos tarde. “Estaba con una llamada de crisis”. Prefiere no precisar dónde, pero era una de las ciudades repartidas por todo el mundo que han adoptado parcialmente las ideas de Juventud en Islandia.

Juventud en Europa, dirigida por Jón, nació en 2006 tras la presentación de los ya entonces extraordinarios datos de Islandia a una de las reuniones de Ciudades Europeas contra las Drogas, y, recuerda Sigfússon, “la gente nos preguntaba cómo lo conseguíamos”.

La participación en Juventud en Europa se hace a iniciativa de los Gobiernos nacionales, sino que corresponde a las instancias municipales. El primer año acudieron ocho municipios. A día de hoy participan 35 de 17 países, y comprenden desde zonas en las que interviene tan solo un puñado de escuelas, hasta Tarragona, en España, donde hay 4.200 adolescentes de 15 años involucrados. El método es siempre igual. Jón y su equipo hablan con las autoridades locales y diseñan un cuestionario con las mismas preguntas fundamentales que se utilizan en Islandia más unas cuantas adaptadas al sitio concreto. Por ejemplo, últimamente en algunos lugares se ha presentado un grave problema con las apuestas por Internet, y las autoridades locales quieren saber si está relacionado con otros comportamientos de riesgo.

A los dos meses de que el cuestionario se devuelva a Islandia, el equipo ya manda un informe preliminar con los resultados, además de información comparándolos con los de otras zonas participantes. “Siempre decimos que, igual que la verdura, la información tiene que ser fresca”, bromea Jón. “Si le entregas los resultados al cabo de un año, la gente te dirá que ha pasado mucho tiempo y que puede que las cosas hayan cambiado”. Además, tiene que ser local para que los centros de enseñanza, los padres y las autoridades puedan saber con exactitud qué problemas existen en qué zonas.

El equipo ha analizado 99.000 cuestionarios de sitios tan alejados entre sí como las islas Feroe, Malta y Rumanía, así como Corea del Sur y, muy recientemente, Nairobi y Guinea-Bissau. En líneas generales, los resultados muestran que, en lo que se refiere al consumo de sustancias tóxicas entre los adolescentes, los mismos factores de protección y de riesgo identificados en Islandia son válidos en todas partes. Hay algunas diferencias. En un lugar (un país “del Báltico”), la participación en deportes organizados resultó ser un factor de riesgo. Una investigación más profunda reveló que la causa era que los clubs estaba dirigidos por jóvenes exmilitares aficionados a las sustancias para aumentar la musculatura, así como a beber y a fumar. En este caso, pues, se trataba de un problema concreto, inmediato y local que había que resolver.

Aunque Jón y su equipo ofrecen asesoramiento e información sobre las iniciativas que han dado buenos resultados en Islandia, es cada comunidad la que decide qué hacer a la luz de sus resultados. A veces no hacen nada. Un país predominantemente musulmán, que el investigador prefiere no identificar, rechazó los datos porque revelaban un desagradable nivel de consumo de alcohol. En otras ciudades –como en la que dio lugar a la “llamada de crisis” de Jón– están abiertos a los datos y tienen dinero, pero Sigfússon ha observado que puede ser mucho más difícil asegurarse y mantener la financiación para las estrategias de prevención sanitaria que para los tratamientos.

Ningún otro país ha hecho cambios de tan amplio alcance como Islandia. A la pregunta de si alguno ha seguido el ejemplo de la legislación para impedir que los adolescentes salgan de noche, Jón sonríe: “Hasta Suecia se ríe y lo llama toque de queda infantil”.

A lo largo de los últimos 20 años, las tasas de consumo de alcohol y drogas entre los adolescentes han mejorado en términos generales, aunque en ningún sitio tan radicalmente como en Islandia, y las causas de los avances no siempre tienen que ver con las estrategias de fomento del bienestar de los jóvenes. En Reino Unido, por ejemplo, el hecho de que pasen más tiempo en casa relacionándose por Internet en vez de cara a cara podría ser uno de los principales motivos de la disminución del consumo de alcohol.

“Es el estudio más extraordinariamente intenso y profundo sobre el estrés en la vida de los adolescentes que he visto nunca”

Sin embargo, Kaunas, en Lituania, es un ejemplo de lo que se puede conseguir por medio de la intervención activa. Desde 2006, la ciudad ha distribuido los cuestionarios en cinco ocasiones, y las escuelas, los padres, las organizaciones sanitarias, las iglesias, la policía y los servicios sociales han aunado esfuerzos para intentar mejorar la calidad de vida de los chicos y frenar el consumo de sustancias tóxicas. Por ejemplo, los padres reciben entre ocho y nueve sesiones gratuitas de orientación parental al año, y un programa nuevo facilita financiación adicional a las instituciones públicas y a las ONG que trabajan en la mejora de la salud mental y la gestión del estrés. En 2015, la ciudad empezó a ofrecer actividades deportivas gratuitas los lunes, miércoles y viernes, y planea poner en marcha un servicio de transporte también gratuito para las familias con bajos ingresos con el fin de contribuir a que los niños que no viven cerca de las instalaciones puedan acudir.

Entre 2006 y 2014, el número de jóvenes de Kaunas de entre 15 y 16 años que declararon que se habían emborrachado en los 30 días anteriores descendió alrededor de una cuarta parte, y el de los que fumaban a diario lo hizo en más de un 30%.

Por ahora, la participación en Juventud en Europa no es sistemática, y el equipo de Islandia es pequeño. A Jón le gustaría que existiese un organismo centralizado con sus propios fondos específicos para centrarse en la expansión de la iniciativa. “Aunque llevemos 10 años dedicados a ello, no es nuestra ocupación principal a tiempo completo. Nos gustaría que alguien lo imitase y lo mantuviese en toda Europa”, afirma. “¿Y por qué quedarnos en Europa?”

El valor del deporte

Después de nuestro paseo por el parque Laugardalur, Gudberg Jónsson nos invita a volver a su casa. Fuera, en el jardín, sus dos hijos mayores –Jón Konrád, de 21 años, y Birgir Ísar, de 15–, me hablan del alcohol y el tabaco. Jón bebe alcohol, pero Birigr dice que no conoce a nadie en su instituto que bebe ni fume. También hablamos de los entrenamientos de fútbol. Birgir se entrena cinco o seis veces por semana; Jón, que estudia el primer curso de un grado en administración de empresas en la Universidad de Islandia, practica cinco veces. Los dos empezaron a jugar al fútbol como actividad extraescolar cuando tenían seis años.

“Tenemos muchos instrumentos en casa”, me cuenta luego su padre. “Hemos intentado que se aficionen a la música. Antes teníamos un caballo. A mi mujer le encanta montar, pero no funcionó. Al final eligieron el fútbol”.

¿Alguna vez les pareció que era demasiado? ¿Hubo que presionarlos para que entrenasen cuando habrían preferido hacer otra cosa? “No, nos divertía jugar al fútbol”, responde Birgir. Jón añade: “Lo probamos y nos acostumbramos, así que seguimos haciéndolo”.

Y esto no es lo único. Si bien Gudberg y su mujer Thórunn no planifican conscientemente un determinado número de horas semanales con sus tres hijos, intentan llevarlos con regularidad al cine, al teatro, a un restaurante, a hacer senderismo, a pescar y, cada septiembre, cuando en Islandia las ovejas bajan de las tierras altas, hasta a excursiones de pastoreo en familia.

Puede que Jón y Birgir sean más aficionados al fútbol de lo normal, y también que tengan más talento (a Jón le han ofrecido una beca de fútbol para la Universidad Metropolitana del Estado de Denver, y pocas semanas después de nuestro encuentro, eligieron a Birgir para jugar en la selección nacional sub-17), pero, ¿podría ser que un aumento significativo del porcentaje de chavales que participan en actividades deportivas organizadas cuatro veces por semana o más tuviese otras ventajas, además de que los chicos crezcan más sanos?

¿Puede que tenga que ver, por ejemplo, con la aplastante derrota de Inglaterra por parte de Islandia en la Eurocopa de 2016? Cuando le preguntamos, Inga Dóra Sigfúsdóttir, que fue votada Mujer del Año de Islandia 2016, responde con una sonrisa: “También están los éxitos en la música, como Of Monsters and Men [un grupo independiente de folk-pop de Reikiavik]. Son gente joven a la se ha animado a hacer actividades organizadas. Algunas personas me han dado las gracias”, reconoce con un guiño.

En los demás países, las ciudades que se han unido a Juventud en Europa informan de otros resultados beneficiosos. Por ejemplo, en Bucarest, la tasa de suicidios de adolescentes ha descendido junto con el consumo de drogas y alcohol. En Kaunas, el número de menores que cometen delitos se redujo en un tercio entre 2014 y 2015.

Como señala Inga Dóra, “los estudios nos enseñaron que teníamos que crear unas circunstancias en las cuales los menores de edad pudiesen llevar una vida saludable y no necesitasen consumir drogas porque la vida es divertida, los chicos tienen muchas cosas que hacer y cuentan con el apoyo de unos padres que pasan tiempo con ellos”.

En definitiva, los mensajes –aunque no necesariamente los métodos– son sencillos. Y cuando ve los resultados, Harvey Milkman piensa en Estados Unidos, su país. ¿Funcionaría allí también el modelo Juventud en Islandia?

¿Y Estados Unidos?

Trescientos veinticinco millones de habitantes frente a 330.000. Treinta y tres mil bandas en vez de prácticamente ninguna. Alrededor de 1,3 millones de jóvenes sin techo frente a un puñado.

Está claro que en Estados Unidos hay dificultades que en Islandia no existen, pero los datos de otras partes de Europa, incluidas ciudades como Bucarest, con graves problemas sociales y una pobreza relativa, muestran que el modelo islandés puede funcionar en culturas muy diferentes, sostiene Milkman. Y en Estados Unidos se necesita con urgencia. El consumo de alcohol en menores de edad representa el 11% del total consumido en el país, y los excesos con el alcohol provocan más de 4.300 muertes anuales entre los menores de 21 años.

Sin embargo, es difícil que en el país se ponga en marcha un programa nacional en la línea de Juventud en Islandia. Uno de los principales obstáculos es que, mientras que en este último existe un compromiso a largo plazo con el proyecto nacional, en Estados Unidos los programas de salud comunitarios suelen financiarse con subvenciones de corta duración.

Milkman ha aprendido por propia experiencia que aun cuando reciben el reconocimiento general, los mejores programas para jóvenes no siempre se amplían, o como mínimo, se mantienen. “Con el Proyecto Autodescubrimiento parecía que teníamos el mejor programa del mundo”, recuerda. “Me invitaron dos veces a la Casa Blanca; el proyecto ganó premios nacionales. Pensaba que lo reproducirían en todos los pueblos y ciudades, pero no fue así”.

Cree que la razón es que no se puede recetar un modelo genérico a todas las comunidades porque no todas tienen los mismos recursos. Cualquier iniciativa dirigida a dar a los adolescentes estadounidenses las mismas oportunidades de participar en la clase de actividades habituales en Islandia y ayudarlos así a apartarse del alcohol y otras drogas, tendrá que basarse en lo que ya existe. “Dependes de los recursos de la comunidad”, reconoce.

Su compañero Álfgeir Kristjánsson está introduciendo las ideas islandesas en Virginia Occidental. Algunos colegios e institutos del estado ya están repartiendo encuestas a los alumnos, y un coordinador comunitario ayudará a informar de los resultados a los padres y a cualquiera que pueda emplearlos para ayudar a los chicos. No obstante, admite que probablemente será difícil obtener los mismos resultados que en Islandia.

Se reforzaron los vínculos entre los padres y los centros de enseñanza mediante organizaciones de madres y padres que se debían crear por ley en todos los centros junto con consejos escolares con representación de los padres. Se instó a estos últimos a asistir a las charlas sobre la importancia de pasar mucho tiempo con sus hijos en lugar de dedicarles “tiempo de calidad” esporádicamente

La visión a corto plazo también es un obstáculo para la eficacia de las estrategias de prevención en Reino Unido, advierte Michael O’Toole, director ejecutivo de Mentor, una organización sin ánimo de lucro dedicada a reducir el consumo de drogas y alcohol entre los niños y los jóvenes. Aquí tampoco existe un programa de prevención del alcoholismo y la toxicomanía coordinado a escala nacional. En general, el asunto se deja en manos de las autoridades locales o de los centros de enseñanza, lo cual suele suponer que a los chicos solamente se les da información sobre los peligros de las drogas y el alcohol, una estrategia que O’Toole coincide en reconocer que está demostrado que no funciona.

El director de Mentor es un firme defensor del protagonismo que el modelo islandés concede a la cooperación entre los padres, las escuelas y la comunidad para ayudar a dar apoyo a los adolescentes, y a la implicación de los padres o los tutores en la vida de los jóvenes. Mejorar la atención podría ser de ayuda en muchos sentidos, insiste. Incluso cuando se trata solamente del alcohol y el tabaco, abundan los datos que demuestran que, cuanto mayor sea el niño cuando empiece a beber o a fumar, mejor será su salud a lo largo de su vida.

Pero en Reino Unido no todas las estrategias son aceptables. Los “toques de queda” infantiles es una de ellas, y las rondas de los padres por la vecindad para identificar a chavales que no cumplen las normas, seguramente otra. Asimismo, una prueba experimental llevada a cabo en Brighton por Mentor, que incluía invitar a los padres a asistir a talleres en los colegios, descubrió que era difícil lograr que participasen.

El recelo de la gente y la renuencia a comprometerse serán dificultades allá donde se proponga el método islandés, opina Milkman, y dan de lleno en la cuestión del reparto de la responsabilidad entre los Estados y los ciudadanos. “¿Cuánto control quieres que tenga el Gobierno sobre lo que pasa con tus hijos? ¿Es excesivo que se inmiscuya en cómo vive la gente?”

En Islandia, la relación entre la ciudadanía y el Estado ha permitido que un eficaz programa nacional reduzca las tasas de abuso del tabaco y el alcohol entre los adolescentes y, de paso, ha unido más a las familias y ha contribuido a que los jóvenes sean más sanos en todos los sentidos. ¿Es que ningún otro país va a decidir que estos beneficios bien merecen sus costes?

Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Mosaic Science

Autora: Emma Young

Editor: Michael Regnier

Verificación de hechos: Lowri Daniels

Corrector: Tom Freeman

Fotografía: Dave Imms

Director de arte: Charlie Hall

Blade runner 2049... y ojalá no haya más futuro

Recuerdo a los cuatro pelagatos que asistimos en el cine Castillo al estreno de Blade runner en 1982. Yo estudiaba entonces Filología Hispánica y era uno de los pocos que habían leído algo de Philip K. Dick a través de las ediciones en rústica negra de la editorial Martínez Roca (Ubik) que se vendían a precio de saldo en lo que entonces era Galeprix. Quedé, es natural, conmocionado. Eran los tiempos de la Movida; miserables, pero mejores que estos. Algunos de mis compañeros (una chica de Sonseca que no me hacía ningún caso) se hicieron copartícipes de mi entusiasmo, fueron a verla también y fliparon en colores. Yo había visto Alien y esperaba entusiasmado la próxima entrega del género, del que era entusiasta desde que me leí todo lo que había de él en la Biblioteca Municipal, entonces llamada Casa de la Cultura, de la que tenía el carnet número 508. Las magníficas antologías de Acervo, sobre todo.

Y hoy fui solo a ver la continuación, a pesar de que los decadentes y abundantes malos años no han pasado en vano. La sala estaba llena de frikis de Manchacómic y Serendipia, ya saben, esa estupenda librería que alberga incluso una zona para jugadores de rol  junto a la estatua de un monstruo que parece salido de la tercera versión de DOOM (qué tardes más apocalípticas me pasaba haciendo de genocida). Me sentía como un abuelo entre sus nietos...  que se lo quieren cargar. Está en la parte viva de la ciudad, esa zona que rodea a las Terreras, con su fuente donde bebe y chapotea "el dulce pisar de la paloma", que dice Swinburne. Los bares baratos, las terrazas bajo las cuales se puede escuchar el estruendoso gentío de los pájaros disjuntos a las ocho de la tarde; su Living lleno de cinéfilos y amigos, el club de ajedrecistas, el bazar del suicida, su calle Libertad, las aulas anarquistas, los estudiantes mareados por la cerveza, el estudio y el hierbajo malsano y sus guiris de intercambio. Con las maravillosas casitas bajas del Compás y demás, las tenduchas alternativas y de libros de viejo, los yoguis budistas y pasotas y Pachamama. No ese cascote muerto del centro.

No quiero pasarme de costumbrista. El caso es que me tragué la secuela de pe a pa. Una película artística, preciosa hasta el punto que pueden serlo distopías tan frías y terribles como esta; la humanidad. tras la terrible caída de los ecosistemas, ha sufrido un apagón energético que ha exterminado casi toda la memoria informática de la humanidad. Se subsiste sembrando interminables campos de gusanos para obtener proteínas y el gobierno ha sido entregado a las corporaciones biotecnológicas que han salvado al planeta. Hay unas (in)diferencias sociales y humanas casi absolutas. Ya no se distinguen apenas las personas de las cosas o productos, lo imaginado de lo real: incluso se yuxtaponen o superponen o recrean o falsean las visiones o recuerdos de un ser humano que puede convertirse en cosa o viceversa. Los paisajes de arte moderno lucen (o se oscurecen) con evocaciones expresionistas y fascistoides; los interiores exhiben reminiscencias de pintores como Edward Hopper; abundan las citas y alusiones a otros filmes (no ya del original de Ridley Scott, sino también de Cronenberg (no en vano es canadiense Denis Villeneuve) y autocitas del autor, por ejemplo de La llegada)... Es una ilustración que impresiona, de contenido muy existencial y que ofrece visiones de Los Ángeles, San Diego y Las Vegas como uno nunca esperaría; pero la suma de factores no resulta, no va más allá. No tiene el estado de gracia del original, aunque se aproxima mucho. Eso sí: la visión que ofrece del futuro es muy posible, a excepción de esos progresos técnicos que me parecen sencillamente demasiado pedir: la desaparición de los gobiernos absorbidos por las corporaciones (de hecho, ya controlan gran parte de ellos, bajo una ridícula apariencia democrática) y el aumento sideral de la distancia entre ricos y pobres. Pero para ser una segunda parte, merece verse; no es una película desdeñable, aunque haya al precer algunas que hay que ver también, como Detroit: un retrato de los famosos disturbios provocados en esa ciudad por el racismo en el verano de 1967.

viernes, 6 de octubre de 2017

Carta de Savater y otros intelectuales remitida a Europa

Carta remitida al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, los fundadores de Basta Ya denuncian lo ocurrido el 1-O. 

¡Basta Ya! lideró la rebelión cívica contra el nacionalismo en el País Vasco | EFE

Nos dirigimos a usted como miembros fundadores de la Plataforma Cívica ¡Basta Ya!, reconocida con el Premio Sajarov del año 2000 por su defensa de las libertades en el País Vasco. Como ciudadanos españoles y europeos, estamos muy preocupados por la confusión respecto a lo que está pasando en España en relación con Cataluña. No queremos asistir en silencio a la sustitución de los hechos por la propaganda y las emociones manipuladas por un gobierno regional independentista en abierta rebelión contra la democracia española y los Tratados europeos.

Discúlpenos si empezamos por enumerar algunas obviedades:

1. Los ciudadanos de Cataluña, como todos los de España, votan con frecuencia de acuerdo con las reglas democráticas; en Cataluña, seis veces en los últimos cinco años. Es completamente falso que se les impida votar.

2. Las autoridades catalanas han vulnerado sus propias leyes: en las sesiones parlamentarias del 6 y 7 de setiembre impidieron a la oposición ejercer sus derechos parlamentarios a presentar enmiendas y debatir la ley exprés, inconstitucional, de celebración de un referéndum de autodeterminación.

3. La educación autonómica se ha utilizado sistemáticamente para adoctrinar en el odio a España, difundir el supremacismo catalán y discriminar a los escolares castellanohablantes (más de la mitad). Los escolares han sido utilizados por el gobierno catalán para manifestaciones y actos públicos a favor de la independencia, llegando a cerrarse por decisión del Gobierno regional los centros escolares y universitarios para propiciar su asistencia.

4. Cataluña es una de las regiones más prósperas de España y sus ciudadanos disfrutan de un alto nivel de vida y uno de los más altos grados de autogobierno de cualquier región de Europa. La región de Cataluña nunca ha sido una entidad política independiente. Fue un conjunto de condados que formó parte de Francia, y luego del Reino de Aragón hasta que se fusionó dinásticamente con el Reino de Castilla en 1492 para crear la España actual.

5. El partido que tradicionalmente ha gobernado en Cataluña (actualmente PDCat) lleva 30 años utilizando el dinero público, aportado por todos los españoles, para promover su agenda separatista mientras culpaba a España de sus recortes en políticas sociales, educación y sanidad con la acusación "Espanya ens roba" (España nos roba).

6. Ese mismo partido tiene a sus más importantes dirigentes –dos de ellos ex Presidentes, Jordi Pujol y Artur Mas– imputados por corrupción política, y se ha financiado de forma continuada con un sistema corrupto conocido como el 3%, lo mínimo que los empresarios debían pagar para acceder a cualquier contrato público. La investigación judicial de esta trama corrupta ha coincidido, y no por casualidad, con la aceleración del proceso separatista, con la esperanza de salvar a los responsables de la acción de la justicia española.

7. España es una monarquía parlamentaria y su Constitución puede ser enmendada por los procedimientos previstos para el caso, incluyendo una reforma que contemplara el derecho a la autodeterminación de partes del territorio, hoy en día tan inconstitucional como lo es en todos los países de la UE, sin excepción.

8. Una votación sobre una secesión territorial como la que promueve el gobierno catalán requeriría, para ser democrática, la participación de todos los españoles, porque lo que es de todos, el Estado y el territorio, debe decidirse entre todos.

9. El separatismo atenta contra la democracia: ha roto de forma unilateral y violenta (no hay ruptura del orden constitucional que no lo sea) con la legalidad española y autonómica, y se han embarcado en una campaña para presentar al gobierno central como "malvado" por no permitir un referéndum ilegal, declarado inconstitucional por nuestro máximo Tribunal.

Respecto a los acontecimientos del día 1 de Octubre, encontramos incomprensible que se califique de "error" o "torpeza" que las fuerzas del orden cumplan con las órdenes judiciales para impedir la celebración del referéndum declarado ilegal. Puede discutirse la idoneidad de la instrucción judicial, pero la actuación policial fue proporcional y la habitual en todos los países europeos en casos semejantes.

La policía autonómica catalana, los Mossos (con 17.000 efectivos y competencias de policía integral), boicoteó activamente el cumplimiento de las órdenes judiciales, facilitó los desórdenes públicos y en algunos casos se enfrentó a las Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil), que han tenido 431 heridos en lo que estuvo muy lejos de ser "una jornada pacífica de manifestación nacional". Las redes informativas y los medios subvencionados por el gobierno regional catalán, apoyados por la red habitual afín al gobierno ruso, han difundido sistemáticamente imágenes falsas de violencia y tergiversado los hechos.

El gobierno regional catalán ha actuado, y sigue actuando, como una organización consagrada a dar un Golpe de Estado. La administración autonómica se ha dedicado a dar cobertura política y apoyo material a grupos organizados que actúan en abierta rebeldía contra el orden constitucional, incluyendo ocupación de centros escolares, corte de vías de comunicación, ataques a las fuerzas policiales españolas, e intimidación generalizada de la parte mayoritaria de la sociedad catalana disconforme con este estado de cosas.

La "brutal represión" de la que se habla ha arrojado el saldo de un total de dos personas hospitalizadas, una de ellas un anciano que sufrió un infarto. Respecto a los "heridos", que los separatistas cifran en unos 800, son en realidad "atendidos" por los servicios sanitarios en la vía pública, incluyendo afectados por lipotimias, ataques de ansiedad e irritaciones por inhalación de humo. La manipulación propagandística, basada en escandalizar los buenos sentimientos de personas que ignoran lo ocurrido, no tiene precedentes en la Europa democrática y remite a la historia de los regímenes totalitarios de los años treinta y cuarenta.

Finalmente, queremos subrayar que toda Europa quedaría muy negativamente afectada si los planes separatistas acabaran imponiéndose. España no es el único país miembro de la Unión Europea con tensiones separatistas, y la posibilidad de derogar por la vía de los hechos consumados su Constitución y su integridad territorial –siguiendo un guión que recuerda la explosión de la antigua Yugoslavia– afectaría tarde o temprano a muchos otros Estados, terminando con el magnífico proyecto de una Europa libre de nacionalismo destructor y xenófobo dentro de sus propias fronteras. Creemos que es el momento de que las instituciones europeas apoyen a España para restablecer el orden constitucional y las reglas de la democracia en una parte del país, y de la Unión Europea, controlada por una administración sediciosa y una clase política corrupta.

Sin otro particular, reciba un cordial saludo,

Fernando Savater
Rosa Díez
Maite Pagazaurtundúa
Carlos Martínez Gorriarán
María San Gil

jueves, 28 de septiembre de 2017

Utopías posibles e imposibles

Las ideas suelen enredarse entre sí imposibilitando su consecución. Sobre todo si hay pegamentos de pasión que las lían como el nacionalismo. Pero la realidad es compleja y requiere muchas soluciones distintas y sucesivas, no una sola y en un solo momento para muchos problemas distintos; es preciso desenredar la madeja con un proceso escalonado de consecución y mucha democracia por medio, sin saltos ni simplificaciones.

Los catalanes, por ejemplo, piensan que una república catalana (dos cosas que no tienen por qué estar unidas, sobre todo porque la segunda ya existe) es posible y les liberará...¿de qué? ¿De pagar lo que deben? ¿De tener que declarar lo de Suiza? ¿De los pegadizos genes charnego-africanos? ¿Del genocida Franco que siguen defendiendo los del PP para darles munición? 

Desvinculemos república y nacionalismo: lo primero es condición previa de lo que va después y es para todos; lo otro vendrá después... si quiere venir, porque eso de ser catalán no es algo que te tengan que dar si ya lo eres. El problema sería entonces muy otro y se contemplaría de otra manera sin herir a nadie. Porque el problema de España es que tiene una Constitución que no es legítima y que no ha sido cambiada desde que la hicieron aprobar los fascistas. Por eso ahora muchos se han valido de la república para vender otra cosa.

Pues no, ya veis, son cosas distintas. Después de la primera, por ejemplo, se podría contemplar un estado federal o asimétrico. No debe resolverse todo saltándose procedimientos y problemas previos y negando la existencia de los otros. Sobre todo cuando los otros hablan también una lengua tan tuya como la otra. Los castellanos hemos aprendido que el nacionalismo excluyente es un mal. Los catalanes (si es que lo son y no una imaginativa invención del reino de Aragón), que han desarrollado (o inventado) el suyo a costa de luchar contra el español, se darán cuenta también. Aunque, claro está, PP y PSOE no han sido nunca castellanos, todo lo más predemócratas (o postfascistas). Llevan cuarenta años rascándose la panza y dejando que les crezca el enano nacionalista: el vago Rajoy, con su flauta de un agujero solo, viene tocando la misma canción desde el comienzo de su cagadazgo mientras el de Hamelin Puigdemont se lleva su credibilidad de cabeza al abismo. Y todo esto le ocurre por no haber haber creado una constitución de llegada como la otra fue de salida, por haberse quedado, gallego al fin, a mitad de la escalera.

Las utopías suelen ser así: piden todo lo disímil junto y al mismo tiempo; por eso son utopías y no pueden existir. Lo único que consiguen son campos de concentración tan grandes como países y aproximaciones que empobrecen la vida de la mayoría en un lager ceniciento, sirviendo solo para enriquecer a minorías dirigentes increíblemente corruptas que expatrían sus capitales con ayuda de bancos ladrones, mientras la ciencia, la cultura y la salud languidecen. Los atenienses hacían bien asegurando con su isonomía (algo que las leyes españolas siempre han despreciado o malentendido a través de la práctica común de la epiqueya) que la mayoría de los cargos de su democracia fuesen colectivos u otorgados por sorteo. Incluso se aseguraron de que hubiera ostracismo, un útil procedimiento para mandar a tomar por culo al que más gastaba en publicidad. ¡Y aún así todavía tuvieron que lidiar con demagogos y gilipollas a lo Trump! ¿Con qué tendremos que lidiar nosotros que cargamos con una constitución predemocrática y postfascista, armada de diez mil aforados mangantes, de un senado inútil y oneroso que impide toda reforma y de cien mil políticos autonómicos de nomenclatura corrupta, todos ansiosos de llamar demócrata a la carta otorgada sive Constitución que garantiza su existencia?

El remedio para todo esto no es un nacionalismo más, sino una constitución camelo menos: más democracia. Una constitución republicana y procedimientos efectivos para controlar la deriva autoritaria de tanto político mangante y trilero infiltrado como el último que hemos visto, un tal Molina que esconde sesenta mil del ala y solo se acuerda cuando se lo recuerdan. Es la prueba del algodón: si se sube el sueldo, es un corrupto. No dirán que no se lo he dicho cuando ya muchos otros y menos tontos que el que suscribe se han cansado de decirlo: en el PSOE, por ejemplo, hay un sector propepero y mentiroso acaudillado por Page, y en el PP una colección de chorizo rancio de antología. Un solo dato para que escueza: la comunidad autónoma donde más se ha recortado en educación en toda España de 2010 a 2014 es Castilla la Mancha (-31,13%); le sigue la nefanda Cataluña (-21,82%) y Murcia (-19,31%). Y eso que datos más actualizados que me han dado afirman que las cosas han ido a peor: el 40% ya en Castilla-La Mancha.

¿Y qué es posible hacer? ¿Es tan difícil ser decente, pagar las cuentas, ahorrar en lo que se puede, resolver los problemas que pueden resolverse, anticipar los que van a venir, evitar la corrupción, vigilar que no se robe, fomentar lo útil? Yo creo que no. Llamadme idealista, si queréis. Pero no me llaméis cínico: de esos ya hay demasiados. Es más, habría que expulsarlos de todas las instituciones políticas.

La belleza según Michelle Obama

Michelle Obama: "Serás todo lo guapa que quieras, pero, dime: si  el mundo fuera ciego, ¿a cuánta gente impresionarías?"

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Perra Diesel

Perra «Diesel»

De la misma forma que una degollación ritual ante las cámaras tiene una fuerza simbólica superior a cualquier bombardeo, también el suicida con un chaleco de dinamita desafía al misil más inteligente. Los componentes químicos de esa bomba humana son el fanatismo religioso, el odio, la desesperación y la venganza. A lo largo de la historia el armamento se ha desarrollado mediante una dialéctica perversa. La flecha engendró el escudo, la lanza  engendró la coraza, la muralla engendró la catapulta, el arcabuz sustituyó a la espada, la ametralladora engendró a la trinchera y la trinchera engendró al mortero, el carro de combate parió al bazuka, el submarino parió al torpedo, los misiles cada vez más mortíferos exigieron el refugio antiaéreo y así hasta llegar a la bomba de hidrógeno, que ha sido neutralizada por el equilibrio del terror. Cada arma tenía hasta ahora su réplica, pero al final de la escalada bélica se ha presentado en escena el terrorista suicida convertido en una bomba humana de fabricación casera, contra la cual no hay defensa, salvo el olfato de los perros policías. En esta guerra contra el terrorismo yihadista los héroes son esos perros entrenados para detectar explosivos, como esa pastora belga, de nombre Diesel, que ha muerto en combate durante el asalto a la guarida de los terroristas en Saint-Denis y que solo por eso merecería ser enterrada con honores militares. El odio es el arma de destrucción masiva de más largo alcance, viene del neolítico, pero muchas veces el odio se confunde con el miedo y juntos constituyen el germen del fascismo. Esa semilla se halla ya en el corazón de esta vieja Europa de los derechos humanos. El odio y el miedo forman también un chaleco explosivo que podría ser detectado por la perra Diesel en un número creciente de ciudadanos que se pasean cargados de dinamita sin saberlo.

Manuel Vicent, El País, 22/11/2015

Acoso lingüístico en Cataluña

Olga R. San Martín, "El acoso a una madre que pidió más clases en español para sus hijos: "Que pasen vergüenza"", en El País, 27 de septiembre de 2017:

Casi todos los vecinos de Balaguer se pusieron en contra de Ana Moreno hace dos años por reclamar para sus hijos una asignatura más en castellano en el colegio. Por tres horas adicionales a la semana, le hicieron un boicot a su negocio. Dejaron de invitar a los niños a los cumpleaños. Fingían que no la veían cuando se cruzaban con ella por la calle. Como la Bittori de Patria, como el doctor Stockmann de Un enemigo del pueblo, esta granadina de 37 años se quedó sola frente a una mayoría irracional que vivió como un ataque que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña dictaminara que en las aulas de los niños de Ana, que ahora tienen seis y ocho años, se debía impartir un 25% de las horas lectivas en castellano. «Soy la apestada, si hablas conmigo te miran mal. Los padres del colegio decían a sus hijos que no jugaran con los míos», cuenta intentando sonreír, sentada en una terraza de este municipio ilerdense de 17.000 habitantes. El mes que viene, Ana Moreno recibe el premio de la Asociación por la Tolerancia.Balaguer, por fuera, es una ciudad normal, con su Mercadona y su HiperEuroAsia, su paseo de chopos junto al Segre y su polideportivo de césped bien cortado donde los críos se juntan a la salida del colegio. En la puerta de la escuela pública Gaspar de Portolà hay madres con hiyab, padres con chándal y abuelos con la merienda. Los niños salen de clase haciendo bromas. Pero un cartel en el tablón de anuncios advierte: «Per un país de tots, l'escola en català».Lo que rumia el pueblo por dentro es difícil de explicar. Nadie se siente mal por lo que pasó en septiembre de 2015. Resumiéndolo mucho, alguien filtró detalles que permitieron identificar a esa familia que había pedido castellano como los dueños del único parque infantil de la localidad, el Petit Món. Y les hicieron la vida imposible.Por los grupos de padres de WhatsApp y las redes sociales se viralizó un mensaje que los señalaba y llamaba a movilizarse. Hubo una concentración a las puertas del colegio a la que acudió hasta el alcalde. Se encargaron camisetas de protesta. Una madre dijo que ella no la iba a llevar. «Si no te la pones, te trataremos igual que a ellos», le respondieron. Mensaje de Facebook que insta a hostigar a los niños.Entonces comenzó el apartheid lingüístico. «Esto sólo lo podemos solucionar los padres, cuando toque hacer Matemáticas en castellano, el resto de alumnos se van todos a la biblioteca con algunos padres y que pasen vergüenza (aunque no tengan la culpa) los alumnos que quieren castellano», escribió un progenitor en Facebook.Ana tiene más mensajes que prueban una pequeña parte de lo que vivió aquellos días. Los llevó a la Fiscalía, pero la denuncia se archivó. Una madre avisa: «Esto no quedará así. El día 14 ya se verá cómo se recibe a la familia». Un vecino sugiere: «Yo esto lo arreglaba rápido» con «una cartita a los servicios sociales» para «retirar la custodia de los hijos». Una conocida advierte: «Pues no es muy inteligente montar estos líos teniendo un negocio así». Una amiga aconseja: «Esto os va a repercutir a todos y a tu negocio también».Hay un chat especialmente triste. Dos madres convocan para el cumpleaños de sus hijos en el parque infantil de Ana. Las familias van dando las gracias y confirmando su asistencia hasta que, dos días después, una de ellas señala al Petit Món. Entonces todo el mundo se horroriza y cambian de planes: la fiesta de los niños no será en el chiquipark, sino en la discoteca Beach. «No pienso ir más al Petit Món».«Ese fin de semana se cancelaron todas las reservas. No fue nadie al local», recuerda Ana. Las amigas dejaron de hablarla y, una a una, fueron saliendo del grupo de WhatsApp. Sólo quedó ella como administradora. «Es una locura», dice. «¿Cómo les explico yo a mis hijos que los otros niños no juegan con ellos por el castellano? Yo sólo quería que tuvieran mejor formación, porque reciben dos horas a la semana en esta lengua. Dan más horas en inglés que en castellano. Pero la gente creyó que quería quitarle sus derechos. El rechazo social es la pena que hay que pagar por ser diferente».El alcalde de Balaguer, Jordi Ignasi Vidal (ERC), trata de quitarle hierro al asunto: «No hubo acoso. ¿Boicot? La gente es libre de ir a los locales que quiera», expresa. «Esta mujer antepuso sus intereses a los del resto del colegio. Los otros padres se encontraron con una persona que había pedido una cosa y todos tenían que cambiar por ella. No fuimos a la concentración en su contra, sino para que los jueces no se entrometan en la escuela».El Síndic de Greuges ha dado amparo a Ana y ha instado a la Generalitat a tomar medidas para asegurar «la protección de los derechos de todos los alumnos y el cumplimiento del pluralismo». También le emplaza a abrir un expediente informativo para aclarar si el colegio o el Departamento de Enseñanza facilitaron información que permitió identificar a los niños. Nadie ha investigado nada. La semana pasada, el Parlament rechazó, con la mayoría de todos los grupos menos el PP y Ciudadanos, una propuesta de resolución presentada por la formación naranja para condenar el caso de Ana. La historia termina mal. Tanto presionaron los vecinos que Ana sacó a sus hijos del colegio y los llevó a un concertado de Lérida, a 30 kilómetros de su casa. Cada día tienen que hacer la ruta en autobús. «No he conseguido nada, ni siquiera en ese centro ofrecen más asignaturas en castellano», se lamenta. ¿Por qué tiró la toalla? «Pues porque me quebré, porque vi que no podía seguir cuando una amiga vino un día y me contó que había hablado con una nena que iba a clase de mi hija. '¿Vas a estar con C. en clase, ¿verdad?', le preguntó. 'Sí, pero ya no me dejan ser amiga suya', respondió la niña».

"NO AL PETIT MÓN"

Grupo de WhatsApp en que las madres dicen que no irán más al 'chiquipark': «No es muy inteligente montar estos líos teniendo un negocio así». A la dcha., el mensaje viral: «Los propietarios del establecimiento infantil Petit Món han pedido hacer más horas de castellano, una decisión que afectará a más de 50 alumnos de P5 [3º de Infantil] y Segundo [de Primaria]. Digamos basta a la injusticia y a las imposiciones de una ley injusta».

domingo, 24 de septiembre de 2017

La clase media empieza a protestar en todo el mundo

Moisés Naím, "El huracán político que está cambiando el mundo: la clase media", en El País, 23 de septiembre de 2017:

Los ciudadanos de rentas medias convulsionan la política. En los países ricos luchan por mantener su nivel de vida, mientras en las economías emergentes dan la batalla para acelerar sus progresos

¿Qué tienen en común un agricultor de Iowa, un diseñador gráfico de Chile, un jubilado de Reino Unido y un trabajador en una cadena de montaje de China? Dos cosas: son miembros de la clase media de su país y están furiosos con sus gobernantes. Sus desilusiones están transformando la política y provocando acontecimientos sorprendentes, como la elección de Donald Trump, el Brexit, la defenestración de presidentes y una oleada mundial de protestas callejeras.

En muchos países del mundo desarrollado, la clase media está rebelándose contra el estancamiento o incluso el empeoramiento de su nivel de vida. La globalización, la inmigración, la automatización, las desigualdades, los nacionalismos y el racismo abren oportunidades para aventureros de la política que venden malas ideas como si fueran buenas.

Por supuesto que también hubo ricos y pobres que votaron por Trump en Estados Unidos y por el Brexit en Reino Unido, y que muchas personas de clase media votaron en contra en ambos casos. Sin embargo, no cabe duda de que, en los países ricos, y especialmente en EE UU, quienes tienen rentas medias forman el segmento que más perjuicios económicos está sufriendo.

Pero estas convulsiones no solo suceden en los países ricos. La clase media de Brasil, Turquía, China o Chile comparte las angustias que acosan a sus pares de Norteamérica y Europa occidental. La paradoja es que en las últimas tres décadas, cientos de millones de personas en Asia, Latinoamérica y África han salido de la pobreza y hoy forman parte de la clase media más numerosa de la historia. Pero esas personas tampoco están satisfechas y están protestando en las urnas y en las calles.

En las elecciones y los referendos celebrados en Europa y Estados Unidos proliferan candidatos y programas que antes eran impensables

Investigadores y diversas instituciones como el Banco Mundial definen la clase media como una franja con unos límites de ingresos muy amplios por arriba y por abajo, que pueden ir de 11 a 110 dólares diarios. Y las convulsiones en este segmento de población no son nuevas. En 2011 escribí que “la principal causa de los conflictos que se avecinan no será el choque entre civilizaciones, sino la indignación generada por las expectativas frustradas de una clase media que está en declive en los países ricos, y en ascenso en los pobres”. “Es inevitable”, escribí, “que algunos políticos de los países desarrollados achaquen el declive económico de su clase media al despegue de otros países”. Y advertía de que la prosperidad no siempre significa más estabilidad política.

La dimensión y la velocidad de la expansión de las clases medias en el planeta han sido verdaderamente espectaculares. El economista Homi Kharas, experto en la clase media mundial, calcula en un reciente estudio que hoy pertenecen a ella 3.200 millones de personas, es decir, el 42% de la población total. Cada año se incorporan 160 millones más. Al ritmo actual de crecimiento, de aquí a unos años, la mayor parte de la humanidad vivirá, por primera vez en la historia, en hogares de clase media o superior.

Esa expansión ha tenido distinto alcance en diferentes países. Mientras que en EE UU, Europa, Japón y otras economías avanzadas la clase media crece a un mero 0,5% anual, en China e India ese mercado aumenta a un ritmo anual del 6%. Si bien ha alcanzado una dimensión sin precedentes en países como Nigeria, Senegal, Perú y Chile, la expansión de la clase media es un fenómeno especialmente llamativo en Asia. Según Kharas, los 1.000 millones de personas que se van a incorporar a la clase media en los próximos años vivirán, en su inmensa mayoría (¡un 88%!), en Asia.

Las consecuencias económicas son tremendas. En los países en vías de desarrollo, el consumo está creciendo entre un 6% y un 10% anual, y ya constituye un tercio de la economía mundial.

Las consecuencias políticas pueden ser igual de importantes. En Europa y en Estados Unidos son ya visibles en elecciones y referendos —Francia, Holanda, Reino Unido, Hungría, Polonia—, con la proliferación de candidatos y programas que antes eran impensables. Como escribió hace poco Bill Emmott, antiguo director de The Economist: “Vivimos en una era llena de turbulencias políticas. Sendos partidos con apenas un año de antigüedad se han hecho con el poder en Francia y en la enorme área metropolitana de Tokio. Un partido con menos de cinco años encabeza los sondeos en Italia. La Casa Blanca está ocupada por un neófito político, algo que causa un tremendo malestar entre los republicanos y los demócratas de toda la vida”.

Las turbulencias políticas también se hacen notar en países de rentas bajas y medias que están creciendo muy rápidamente. Cada vez que la clase media aumenta, sus expectativas y demandas lo hacen también. Unos actores sociales que están más conectados, que tienen más poder adquisitivo, tienen más educación e información, y son más conscientes de sus derechos, ejercen unas presiones inmensas sobre sus Gobiernos, que a menudo no tienen los recursos ni la capacidad institucional necesarios para responder a esas demandas.

Dichos países están empezando a mostrar fisuras similares a las de EE UU y Europa. En Chile —cuyos éxitos económicos lo han convertido hace tiempo en modelo para otras naciones y cuenta con una de las sociedades más estables de Latinoamérica— ha habido protestas violentas, abstención masiva en las urnas e incluso un asalto al Congreso porque los ciudadanos quieren expresar su decepción con un Gobierno que sienten que les ha fallado.

En China, los investigadores han observado que entre 2002 y 2011 se produjo una drástica caída de la confianza de la clase media en las instituciones legales, el Gobierno y la policía, a pesar de que fue un periodo de fuerte crecimiento y mejora de los programas sociales. El Gobierno chino está preocupado, sin duda. De hecho, muchos piensan que el vertiginoso crecimiento del país es un pilar fundamental de la estrategia de Pekín para aplacar a la clase media: ya que el Gobierno no te va a ofrecer una democracia constitucional, libertad de expresión y derechos humanos universales, al menos hará que tengas un mejor salario, o incluso que puedas enriquecerte. El riesgo es que una contracción económica prolongada podría desatar la agitación política que las autoridades tanto temen.

Los motivos del descontento en el mundo en desarrollo —a pesar de la mejora de los niveles de vida— son numerosos, pero sin duda el acceso a la información es un factor crucial. Las personas educadas e informadas son más difíciles de controlar. Es más, cuando miles de millones puede ver en su teléfono móvil cómo viven los demás, hay muchas más probabilidades de que se sientan insatisfechos con su situación. Seguramente piensan: “Trabajo tanto como ellos, así que también me lo merezco”. Ese “lo” pueden ser salarios más altos, sanidad más asequible, mejor educación para sus hijos, igualdad, mejores servicios públicos o libertad de expresión. Ahora bien, la “conectividad” barata y generalizada y la revolución de la información no son los dos únicos factores. También cuentan la urbanización, las migraciones, el aumento de las desigualdades, e incluso el nuevo entorno cultural y las expectativas sobre la corrupción, la autoridad y las jerarquías.

¿Qué va a pasar? El rechazo al “más de lo mismo” y los reacomodos políticos están siendo inevitables: Donald Trump y el Brexit no son más que dos manifestaciones, espoleadas en parte por la revuelta de las clases medias en los países ricos. La furia de la clase media en los países pobres y de rentas medias también está en ebullición. Sus consecuencias son imprevisibles.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Formas de generar posverdad en Cataluña

David Alandete, "La maquinaria de injerencias rusa penetra la crisis catalana", en El País, 23 de septiembre de 2017:

La red global que actuó con Trump y el Brexit se dedica ahora a España

La maquinaria de difusión de noticias falsas que Rusia ha empleado para debilitar a Estados Unidos y la Unión Europea se ha puesto a funcionar a pleno rendimiento en Cataluña, según un pormenorizado análisis de webs prorrusas y perfiles de redes sociales efectuado por este diario con avanzadas herramientas analíticas. Tras campañas encubiertas a favor del Brexit, Marine Le Pen y la ultraderecha alemana, el Kremlin ha visto en el independentismo catalán otra oportunidad para ahondar las fracturas europeas y consolidar su influencia internacional. Se vale de páginas web que publican bulos, activistas como Julian Assange y una legión de bots, millones de perfiles automatizados en las redes sociales que son capaces de convertir una mentira en una tendencia compartida millones de veces.

No es una coincidencia que RT, un medio financiado por el Gobierno ruso que funciona como órgano de propaganda a favor del Kremlin, esté empleando su portal en español para difundir noticias sobre la crisis catalana con un sesgo contrario a la legalidad constitucional. Desde el 28 de agosto ha publicado 42 noticias sobre la crisis en Cataluña, algunas con titulares incorrectos como “La UE respetará la independencia de Cataluña, pero tendrá que pasar un proceso de adhesión”. Habitualmente, RT publica informaciones y análisis que transmiten el punto de vista del Gobierno ruso sobre la guerra en Siria, las provocaciones de Corea del Norte o la presidencia de Donald Trump. Además, suele hacerse eco de los mensajes de activistas como Assange que coinciden con los intereses de Moscú.

El 12 de septiembre, RT publicó una noticia en la que se hacía eco de un tuit de Assange en el que pronosticaba “el nacimiento de Cataluña como país o una guerra civil”, y que, según las herramientas analíticas que emplea este diario, compartieron 1.700 personas en Facebook y Twitter. Assange se ha convertido, de hecho, en el principal agitador internacional de la crisis catalana, diseminando opiniones y medias verdades como si fueran noticias. Según datos de Audiense, una plataforma de análisis social, solo en septiembre Assange ha obtenido casi 940.000 menciones en Twitter, la inmensa mayoría con hashtags sobre la independencia: Catalonia, 1oct, Catalonianreferendum, 1o, Rajoy.

Un ejército de robots

En una semana en que la justicia y el Gobierno han desarmado la logística del referéndum ilegal, el tuit con mayor influencia en el mundo sobre el asunto, según la herramienta de medición NewsWhip, fue una publicación de Julian Assange del 15 de septiembre a las 18.46: “Pido a todo el mundo que apoye el derecho de Cataluña a la autodeterminación. A España no se le puede permitir que normalice actos represivos para impedir que se vote”. El mensaje, en inglés, obtuvo más de 12.000 retuits y 16.000 me gusta.

Habitualmente en esa red social los mensajes se suelen viralizar de forma sostenida a lo largo de varios días, porque el acto de compartir un mensaje depende de la decisión de los seguidores, repartidos por varios países. En el caso de ese tuit de Assange, como muchos otros del mismo autor, logró más de 2.000 retuits en una hora y alcanzó su punto máximo, 12.000 retuits, en menos de una jornada. Que un mensaje se viralice de forma tan rápida, casi vertiginosa, obedece a la intervención de bots o perfiles falsos programados simplemente para dar eco de forma automática a mensajes determinados. Un análisis pormenorizado de una muestra de 5.000 seguidores de Assange en Twitter, facilitada por TwitterAudit, revela que un 59% de estos son perfiles falsos.

Esta semana, a la causa de Assange se unió Edward Snowden, exanalista de inteligencia norteamericano, prófugo en su país y asilado en Rusia. Washington da por seguro que Snowden, que participa en videoconferencias sobre seguridad informática y espionaje electrónico, colabora de forma habitual con los servicios secretos rusos. El 21 de septiembre, a las 17.05, dijo en Twitter: “La represión de España sobre las afirmaciones incómodas, la política y las manifestaciones en Cataluña son una violación de los derechos humanos”. En menos de 24 horas obtuvo casi 8.000 retuits y otros 8.000 me gusta.

Uno de los tuits de Assange con mayor repercusión en los pasados siete días (2.200 retuits y 2.000 me gusta) incluye un pantallazo y un enlace a un artículo de un firme aliado de la perspectiva rusa en EE UU: Justin Raimondo, director del sitio web AntiWar y activista antiglobalización que ha apoyado a Trump. El artículo se titula “Cataluña: ¿Una plaza de Tiananmen española?” y compara las protestas en Barcelona con las que el régimen chino reprimió en 1989, con centenares, si no miles, de muertos. “A lo que Occidente se enfrenta es a la posibilidad de un incidente similar al de la plaza de Tiananmen en su corazón, un acto de violencia que, en lugar de reafirmar la legitimidad de las autoridades de Madrid, las deslegitimaría con rapidez a los ojos no solo de sus ciudadanos sino del mundo entero. Cataluña se convertiría en la reencarnación del hombre frente al tanque y las autoridades de Madrid, los déspotas de Pekín”.

Precisamente fue Assange quien el 9 de septiembre usó la célebre imagen de las protestas en China en 1989, con un hombre solo frente a una fila de tanques en plena calle, con el lema: “España, esto no funcionará en Cataluña”. Assange tuiteó y retuiteó el artículo de Raimondo en cuatro ocasiones, logrando 4.078 retuits de forma casi inmediata.

Barcelona y Tiananmen

En los pasados días, perfiles anónimos de Twitter con miles de seguidores que suelen dedicarse a promover propaganda rusa emplearon esa misma comparación entre Barcelona y Tiananmen. Lo hicieron por ejemplo @Ian56789, con 30.300 seguidores, o @UncleRuthless, con 5.179, ambos sospechosos de ser bots porque sus mensajes en redes suelen ser titulares y enlaces a noticias de medios públicos o privados rusos como RT o Sputnik.

También difundieron la comparación entre Barcelona y Tiananmen académicos europeos en la órbita rusa como Richard Wellings (@RichardWellings, 16.100 seguidores), comentarista habitual en RT y Sputnik. Wellings trabaja para un think tank afincado en Londres de nombre Institute of Economic Affairs, que ha publicado artículos como “No hay pruebas de que Trump haya conspirado con Rusia”. Tradicionalmente, Wellings ha sido muy crítico en los medios con las sanciones impuestas a Rusia por su intervención en Ucrania y ha defendido en diversas conferencias, de fácil acceso en YouTube, que Occidente entra en una época de decadencia. Wellings retuiteó el mensaje de Assange y posteriormente compartió un artículo con el titular: “La magnitud de la represión en Cataluña deja al descubierto la crisis del Estado español”.

La prueba definitiva de que el interés de quienes movilizan al ejército de bots prorrusos se ha centrado en el pulso independentista en España es que entre sus menciones habituales en redes (Siria, Rusia, Ucrania, Trump, Hillary Clinton, ISIS) ha entrado desde hace unos días Cataluña. Así lo refleja la herramienta Hamilton 68 de la Alianza para Asegurar la Democracia, un proyecto nacido en el seno del German Marshall Fund después de que la proliferación de noticias falsas en las elecciones norteamericanas de 2016 le permitiera a Donald Trump ganar la presidencia. Esa herramienta analiza de forma permanente 600 cuentas, automatizadas o no, en la órbita del Kremlin. En las 48 horas entre el miércoles y el viernes, uno de los hashtags más empleados por esos perfiles prorrusos era #Catalonia, tras otros como #HerpesHillary o #Trump.

Según esa misma herramienta, uno de los medios más difundidos por las redes prorrusas es precisamente AntiWar, donde se alojó el artículo de opinión que comparaba Barcelona y Tiananmen. Otros contenidos ampliamente compartidos por esas mismas redes son “Los judíos provocan las guerras de América” o “Hillary Clinton es como un herpes”.

Los ejércitos digitales del Kremlin operan con el mismo patrón: viralizan mensajes y noticias exageradas o falsas para exacerbar una crisis y fomentar división en EE UU o Europa, algo que acaba beneficiando la posición de Moscú. Para ello esas guerrillas se valen de sitios web con apariencia de diarios serios que son los que crean o alojan esas noticias que luego se comparten.

Uno de los más populares es DisobedientMedia.com, que se presenta bajo la apariencia de un sitio web de periodismo de investigación, pero que se ha dedicado a promover todo tipo de falsas teorías conspirativas como la que relacionaba a Hillary Clinton con una red de pederastia. Según ha revelado el think tank Atlantic Council, los empleados de ese supuesto diario han difundido también noticias falsas en la campaña alemana, como que Angela Merkel permitió la entrada de yihadistas del ISIS en Europa para lograr mayor poder militar.

Ahora ese mismo medio y esos mismos empleados se han lanzado a difundir información sobre la crisis catalana, muchas veces interactuando con el propio Assange. El 15 de septiembre publicaron una noticia en la que hacían afirmaciones falsas como que la anulación del referéndum ha puesto en duda la permanencia de España en la UE, que el Gobierno español ha restringido la libertad de prensa o que Amnistía Internacional ha condenado que no se pueda celebrar la votación ilegal sobre la independencia. La noticia acaba con una foto de Francisco Franco a caballo y su autora hace referencia a “la perdurable influencia del dictador fascista Francisco Franco en la política española”. Esa misma autora, Elizabeth Lea Vos (@ElizabethleaVos) compartía su información en Twitter hace siete días con mensajes como “¿Dónde está la respuesta de la UE al autoritarismo español?”.

Hay otros ejemplos de webs prorrusas que han comenzado a difundir noticias falsas para luego distribuirlas en redes sociales. Por ejemplo, Russia News Now, un portal con apariencia de diario, publicó el jueves una información con el titular: “UE: Cataluña puede, Crimea no”. En ella, bajo una foto del Parlamento europeo, se daba a entender que la Unión Europea ha dado luz verde a la separación de Cataluña de España, aunque se opusiera a que Crimea rompiera con Ucrania. De hecho, el texto afirma: “Los habitantes de Cataluña tienen derecho a decidir sobre su futuro de forma democrática, según un comunicado de los diputados del Parlamento europeo”. En realidad se trata de una nota de prensa del grupo Izquierda Unida Europea (52 escaños de 761) que únicamente critica las medidas policiales del Gobierno contra el referéndum ilegal. De esa noticia, con texto y titular idéntico, se hicieron también eco sitios web que suelen funcionar como correas de transmisión de los mensajes oficialistas del Kremlin, como Fort Russ o Front News International.

 La versión oficial: “Es un asunto interno”

Oficialmente, el Kremlin mantiene que la crisis del independentismo catalán solo es competencia de España. Así se pronunció ayer en Moscú el portavoz del Gobierno ruso, Dmitri Peskov, ante las preguntas de la prensa, informa Efe. “Esto es un asunto interno de España, y no consideramos posible involucrarnos en ello de ninguna forma”, dijo.

En junio, tras reunirse con su homólogo español, Alfonso Dastis, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que “existe una legislación nacional y existen unos compromisos internacionales”. “Nosotros asumimos que los procesos internos de España deben basarse en estos principios”, respondió a una pregunta sobre el asunto.

Tradicionalmente, el Kremlin ha evitado cualquier pronunciamiento polémico en este tipo de crisis, aunque paralelamente trabaje a favor de sus intereses de forma discreta. En los pasados meses ha promovido la ruptura de Reino Unido con la Unión Europea, la campaña ultranacionalista de Marine Le Pen en Francia y el avance del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania, que en las elecciones del próximo domingo podría entrar por primera vez en el Parlamento de su país

martes, 19 de septiembre de 2017

Paro. El problema olvidado de tan visto.

David Trueba, "Vileza", en El País, 19 de septiembre de 2017:

Filtrados en una sociedad que los ignora, los desempleados caminan en las horas escolares por las calles de la ciudad como si estuvieran haciendo novillos en la vida adulta.

El origen de las patrias es siempre un trazado fronterizo violento. Pese a la euforia de los fieles se esconde en su esencia la traición más abismal a la hermandad de los hombres. Pero de batallas perdidas está la historia de la razón llena y mientras se inaugura un estadio de fútbol con el fervor de la brigada paracaidista y desfilan con la vara de mando los alcaldes insumisos, no tenemos ojos para fijarnos en las patrias espontáneas, las que se forman en el sustrato colectivo, las que no responden a potencias simbólicas, sino a contenido real. A nadie de los responsables políticos les parece importar demasiado que la nación de desempleados se mantenga estable entre nosotros con una proporción de habitantes que se codea con la de países como Noruega o Irlanda. Su sede oficial podría ser la pared de gotelé de la oficina del Inem donde apoyan la espalda mientras esperan el turno para sellar el pisoteo de su destino. Allá ellos, ¿verdad?

Curiosamente, esa nación sumergida tuvo en los silencios de agosto su día mágico. Ahora que celebramos el día de todo, la jornada en la que nos fijamos en las desgracias fotogénicas del mundo, desde enfermos y pobres elegidos a golpe de capricho hasta reivindicaciones y festejos en boga, resulta que no tenemos un día mundial del desempleado. Pero nuestra economía subrayó una fecha histórica, el 31 de agosto, tomen nota. En solo esa jornada perdieron su empleo 315.000 personas. Esa fecha vergonzante de récord no conmovió a nadie, pese a que significa un zarpazo al proyecto de vida de una legión de familias, de esa gente que no despierta ni la empatía ni la emoción, ni la solidaridad ni el empeño de los gerentes de la pasta porque están ocupados en otras cosas mucho más significativas para los libros de Historia y su cromo.

Filtrados en una sociedad que los ignora, los desempleados caminan en las horas escolares por las calles de la ciudad como si estuvieran haciendo novillos en la vida adulta, vetados incluso en el paraíso de camareros que han fabricado nuestros genios. Mientras las nuevas tecnologías contribuyen a eternizar la depredación entre personas pese a llamarse a sí mismas economías colaborativas en un colmo irónico, el esfuerzo mayor reside en vaciar de contenido a lo colectivo, pintar de vergonzante la solidaridad y de rancio desde un sindicato hasta a una reivindicación laboral. El verdadero milagro es ver cómo esa eterna crueldad de nuestra organización social se pinta de modernidad siendo la más antigua vileza de todas las que conocemos.