lunes, 3 de septiembre de 2018

Así es si así os parece

Los físicos nos dicen que el espacio vacío es un material que puede contraerse, estirarse o curvarse como la política bipartidista y que, en realidad, no hay vacío. O sea, que no hay no hay, que es decirlo dos veces y hasta un poco contradictorio. No sé,  no sé. Al contemplar, por ejemplo, el horror vacui que suscita el señorito Casado, se repara de inmediato en que, si parece haber algo en lugar de nada (en el "nuevo" Pepé), todo parecido es pura reincidencia. Porque su aportación consiste solo en copiar a Rivera y sustituir las momias de viejos por momias de jóvenes; por ejemplo, un Suárez Illana en vez de un Paquito Franco. Qué fachondeo. En fin, se puede decir que no hay no hay, pero aún menos: porque Mariano nos ha dejado con casi medio billón más de deuda con recortes y todo y ya estamos más cerca del agujero negro. El tiempo se acaba y todo se ralentiza en un país como este: incluso para sacar a Franco del agujero ha habido que estar haciendo palanca durante cuarenta años. El agujero negro crece, y más ahora, que acude menos turismo y concluyen las ayuditas del BCE. Ni Hawking nos saca de esta.

Un carcajo como el señorito Casado no merece ni media carcajada. Incluso un flojo y descompuesto posibilista como Sánchez parece modernísimo a su vera (la izquierda, se entiende, si es que existe algo así en algo tan ambidextro como el bipartidismo). El agujero negro es dextrógiro, aunque para los zurdos sea levógiro. Enfrentado al horror del vacío, del no hay, Pedrín se limita a remozar lo que puede del estropicio derechista y a hacer precampaña. Su alter-nada alternativa, el tituladísimo Casado, es solo el mineral que se creó cuando se le juntó la morralla de corruptos cospedalianos al ganar la persa y perversa gataza Soraya. Ante esta Barbie Opus Dei Casado no pasa de madelman vetusto, ni siquiera airgamboy, cuanto más a moderno playmobil. Es solo un niñato de invernadero creado a imagen y semejanza de Rivera; podría ser uno de los concejales Roñeras de José Mota y ni se notaría.

Los mosquitos han montado un botellón conmigo este verano, pero hete aquí que soy el primero en estas páginas en denunciar las primeras hojas por el suelo, las primeras moscas atontadas por las bocanadas del fresco otoñal. Uno mira las noticias y, como tiene la retórica costumbre de hacer símiles y comparaciones, descubre dos cosas.

Por ejemplo, Amenábar Amenábar, moro de de la morería, está provocando ya escandalera por su película sobre el incidente entre Millán Astray y Miguel de Unamuno en la Salamanca de comienzos de la Guerra Incivil. La verdad, si tengo que comparar a tuertimancos fascistas, prefiero a Claus von Stauffenberg que a Millán Astray. Ambos se dejaron parte de sí mismos en África, pero uno ganó Humanidad y conspiró para evitar que se matara a su propio pueblo, el otro se volvió loco (se conserva su historial médico) y se dedicó a matar a aquellos que había jurado defender, en una Cruzada a la inversa en la que eran los moros los que restituían el presuntamente decaído absolutismo nacionalcatolicista.

El otro símil es el del payaso Trump. Dice que la culpa de la epidemia de opiómanos y heroinómanos que aqueja a los EE. UU. es de los mexicanos. Difícil es creerlo si conoces algo la materia (dicen que Trump es paleto y no lee)  y, en especial, qué es lo que importa a la gente pobre y no a Trump (quien ya ha intentado cargarse la seguridad social de los pobres, el Obamacare): cómo se puede acabar con esa epidemia.

Gracias a Dios, la dependencia de la heroína se puede curar definitivamente con un solo día de tratamiento en México; el nombre de esta maravillosa medicina es el clorhidrato de ibogaína. No provoca síndrome de abstinencia y si se controla médicamente evita por completo el mono y las recaídas. ¡Pero está prohibida en los Estados Unidos! ¿Por qué? Porque allí es mejor negocio tener caras clínicas de desintoxicación con Metadona, un "remedio" que es igual de adictivo y bastante más perjudicial, tratamiento largo, caro y de dudosa eficacia. Lo mismo cabe decir, para los problemas del espíritu, de alguna que otra droga sin contraindicaciones ni efectos secundarios dañinos especiales, como la Ayahuasca, que no te hace huir de los problemas, sino que te los desembrolla y pone delante de las narices para que los entiendas y los soluciones para siempre, hasta el punto de que algunas religiones la han adoptado ya como una forma de comunión. Se producen paradojas como que drogas legales, el alcohol por caso, provoquen adicciones que pueden ser curadas mejor que de ninguna otra manera por drogas ilegales, como ha sido demostrado para el caso del LSD, siempre bajo supervisión médica. El prestigiado cannabis, sin embargo, provoca esterilidad y en algunas personas con predisposición genética (el gen CSMD1), dependencia, amnesia y una cierta labilidad mental. Eso es porque solo uno de sus componentes, el CBD, es beneficioso como potente analgésico e incluso reductor de ciertos tipos de cáncer., mientras que el THC es el responsable de los efectos nocivos y tóxicos, especialmente entre los que tienden a la esquizofrenia, que ven agravada su enfermedad si fuman esta planta. 

En fin, semejantes paradojas son bastante frecuentes en Estados Unidos, que posee una magnífica sanidad solo para ricos y una de las peores para los pobres. Una película como Dallas Buyers Club (2013) descubre también como las farmacéuticas se aprovecharon en los Estados Unidos para hacer negocio con el SIDA, mientras que México ofrecía tratamientos económicos para esa enfermedad.  El llamado "hombre más odiado de los Estados Unidos", Martin Shkreli, un joven de 34 años director ejecutivo de la farmacéutica Turing, subió más de un 5.000% el precio de un medicamento para personas con el sistema inmune debilitado, el Daraprim, solo para hacerse más asquerosamente rico a costa de la muerte de enfermos pobres y sin seguro médico.  Muchos médicos estadounidenses, además, recetaron opiáceos como analgésicos contra el dolor al estilo House que creaban dependencia y que, al acabar su prescripción, fueron sustituidos por opiáceos, creando la famosa epidemia americana. No creamos que estamos lejos de esos efectos: un español afectado por dolores de espalda que tome Tramadol, por ejemplo, podría ser detenido si viajara a Egipto con esa medicina, que allí está prohibida, como en otros países. En Estados Unidos muchos utilizan todo tipo de trucos para consumir narcóticos, ya que les basta variar algo la fórmula para que la ley admita que no es una droga lo que se está tomando, al no estar recogida en la ley. Los efectos varían poco. En Estados Unidos las razones económicas priman sobre las morales. Por ejemplo, el lobby católico estadounidense ha impedido una y otra vez que se alargue la fecha de prescripción de las causas por estupro, para evitarse idemnizaciónes. Y es solo un ejemplo entre muchos. Dixi

jueves, 30 de agosto de 2018

Las utopías solo se pueden alcanzar después de la realidad

Dostoievski escribió en los Hermanos Karamazov: "El problema del socialismo no es el ateismo, es pretender erigir una torre de Babel invertida que trae a la tierra el reino de los cielos". Esto fue apenas unos 30 años después de que Marx escribiera junto con Engels el Manifiesto comunista.

Véase este vídeo de Antonio Escohotado:

https://www.youtube.com/watch?v=VTaNQw7jrC0

martes, 28 de agosto de 2018

Los enemigos del comercio, de Escohotado

I

Los enemigos del comercio: una reseña

Luis Miguel Andrés Llatas Profesor de filosofía en secundaria y bachillerato

De vez en cuando sentimos la fortuna pareja a la dicha (¿existe otra?) de dar con uno de esos libros en los que no deseamos pasar la última página. Aquellos que parecen escritos personalmente para el lector, en donde voracidad y templanza se alternan para alargar lo más posible la experiencia. Son aquellas obras en las que, una vez marcada la página, no miramos de perfil el lomo, por no enfrentarnos a que cada vez quedan menos hojas por leer. Koestler dijo que este fenómeno (el de encontrar el libro justo para el momento adecuado) lo propicia el ángel de la biblioteca. El último libro de Antonio Escohotado Los enemigos del comercio III: una historia moral de la propiedad (Espasa 2016) está más que bendecido por ese bibliófilo ser celestial.

Culminando una labor de más de 17 años de investigación, que comenzó con un año sabático en el 2000 para averiguar las causas de la pobreza y riqueza entre países que jugaban en distinta liga, llegamos al 2017 con tres ediciones ya del postrer tomo. Y las que quedan. Los apuntes de lo que iba a ser esta colosal obra sin precedentes en la bibliografía mundial bordan el texto (a ratos antropológico, a ratos biográfico y sobretodo poético) de Sesenta semanas en el trópico (Anagrama 2003), donde el autor pretendía escribir una "chalupa" que le ayudara a entender el fenómeno del comunismo.

Los enemigos del comercio se lee como si de una novela de Ken Follett se tratara, a pesar del goteo constante del dato, que va empapando el intelecto del lector según avanzan las páginas, obtenidos siempre de fuentes primarias. Hoy nos encontramos con tres tomos de más de 2000 páginas indispensables para todo aquel que pretenda conocer cómo se gesta y cómo naufraga todo propósito de crear un paraíso inmaterial (por abolición dineraria) en la tierra.

Sería imposible entrar en detalle a propósito de las inestimables aportaciones que Escohotado hace en su obra, pero quisiera, en tanto que profesor de ciencias sociales en secundaria, señalar aquellas que deberían aparecer en los libros de texto de mis alumnos y son escandalosamente omitidas:

Los movimientos revolucionarios/comunistas aparecen en etapas de relativa prosperidad y no carestía: máximo ejemplo sería el siglo XIX en donde la exuberancia de la Revolución Industrial, que permite pasar de la estacionalidad del cultivo a la estabilidad de la fábrica, despierta los primeros ardores de estómago de los mesías rojos. Ayudados por Dickens y Víctor Hugo, que pecan de amarillismo en sus obras reflejando una sociedad que no fue la del momento, surgen los primeros grupos comunistas modernos.

Ninguno de los grandes líderes del movimiento obrero, desde Marx pasando por Lenin o Stalin, fueron currantes, sino señoritos que vivían de sablazos o atracos, sin dar un palo al agua. Marx vive largo tiempo de dinero prestado o heredado (se pulió la fortuna de su mujer, Jenny von Westphalen), además de dejar morir a su hijo Edgar de hambre y de frío, mientras se negaba a aceptar un puesto de profesor en la academia de su amigo Wolff, a escasos metros de su casa. Otros tantos de sus vástagos fueron cayendo ante la desidia de quien pretendía salvar un grupo social al que nunca perteneció ni entendió. Además, nunca definió el concepto de "clase", que prácticamente confunde con estamento inamovible. Muere sin aclararlo.

La I Guerra Mundial fue consecuencia del aislamiento torticero ejercido sobre Alemania (que despuntaba como la potencia económica que hoy es) por parte de Francia e Inglaterra, ante el temor de que el país teutón se hiciera con el almirantazgo, dominando también los mares. En cualquier libro de la ESO (hagan la prueba) encontrarán que el motivo fue sofocar el excesivo belicismo de Prusia.

Durante la égida de Lenin (poco más de cinco años) murieron de frío y de hambre cerca de 30 millones de personas en Rusia. A mi juicio, uno de los datos más obviados que Escohotado rescata. Y se suponía que por la fuerza la humanidad iba ser arrastra a ser feliz (Gorki). Y a la muerte, también.

Invito al lector a que se acerque sin pereza a esta obra. Escohotado es sin duda una de las cabezas mejor amuebladas del panorama intelectual.

El acuerdo Ribbentrop-Molotov (Alemania-Rusia) firmado en septiembre de 1939 para repartirse Polonia fue el detonante de la II Guerra Mundial: ¿son acaso tan distintos los nazis de bolcheviques, cuando Hitler al final de su Mein Kampf confiesa que pretende acabar con la propiedad privada?

Para quienes duden de la semejanza entre los hunos y los otros: los estatutos de la Gestapo son un calco de los de las Chekas, siendo Dzerzhinsky el creador de las mismas a la vez que inspirador de su homólogo alemán Himmler.

Ni Mao ni Stalin (asesinos genocidas al mismo nivel que Hitler) leyeron El Capital de Marx. ¿Cómo aplicar la teoría de aquello que ni conocen?

El Che Guevara fue un liberticida que metió en campos de concentración (las UMAP cubanas) a no pocos homosexuales. ¿Lo saben quienes lucen hoy su efigie en camisetas en los Gay Pride?
Invito al lector a que se acerque sin pereza a esta obra. Escohotado es sin duda una de las cabezas mejor amuebladas del panorama intelectual. Autor a veces silenciado (cuando apareció el primer tomo en el 2008, apenas surgió ninguna crítica: creo que porque empezaba a meter el dedo en la llaga demasiado a fondo) y otras no reconocido en el ámbito universitario (el lector puede buscar por Youtube cuán hilarante fue su proceso a la hora de presentarse a cátedras), su pluma siempre libre ejerce un efecto purgante.

La falta de reconocimiento en pocos y reducidos ámbitos académicos es sin duda un peaje que al filósofo le sale muy barato pagar. Algo parecido le sucedió a Luis Cencillo en vida (Madrid, 1923-2008), otro monstruo intelectual y autoridad indiscutible capaz de expresarse en latín, griego, sánscrito o hebreo y escribir sobre mil asuntos (derecho, religión, psicología, lingüística, filosofía o arte) con un agudeza inaudita por infalible, a pesar de que tuvo que costearse personalmente las ediciones de sus libros. Búsquenlos en Internet: son urgentemente necesarios. Estos autores son, a mi juicio, dos meteoritos de la Ilustración que hemos tenido en suerte poder ver en el cielo de nuestro tiempo. No aparecen muy a menudo. En cualquier otro país serían el equivalente a un Premio Cervantes como poco.

Promete el maestro Escohotado un libro póstumo, una suerte de diario personal sobre su dieta farmacológica y las reflexiones, quizá inspiradas por ella, que vienen a su pluma mientras tanto. Solo por no ver su casa quemada por "una turba gris" espera a su muerte para que salga a la luz. Tengo unas ganas terribles de leerlo: ojalá tarde muchos años en publicarse.

II

Antonio Escohotado contra los enemigos del comercio: la batalla final
En el primer tomo les tocó el turno a los cristianos primitivos, en el segundo a Marx, y en el tercero de su ciclópea historia del comunismo, el sabio Escota desguaza la Revolución rusa y el populismo
Foto: Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)
DANIEL ARJONA
TAGSLIBROSCAPITALISMO
TIEMPO DE LECTURA18'
24/11/2016 05:00 - ACTUALIZADO: 28/11/2016 12:11
Cuando el periodista llega al chalé pareado de Antonio Escohotado (Madrid, 1941) en la sierra madrileña, la desapacible tarde que le acompañaba se va con el humo del primer pitillo. El primero de muchos. El sabio explica que se acaba de duchar para estar "presentable" y anuncia que se muere de hambre porque, desde que ha desayunado a la una del mediodía, no ha probado bocado. "Vamos a la cocina a por cervezas y a ver si encontramos algo comestible". Voilá. Pertrechados con un filete de pollo empanado, un blíster de humus del Mercadona, mucho tabaco y las birras, nos instalamos en un salón por el que danzan sus cuatro gatos. Falta algo. "¿Quieres también un chupito de whisky con Baileys? Es un cóctel cojonudo". Venga esos chupitos, que hay que celebrar.

'Los enemigos del comercio III'.
'Los enemigos del comercio III'.
Porque Escohotado acaba de completar una empresa de 16 años, una auténtica gigantomaquia, la obra de su vida, en la que ha perseguido la historia del comunismo a lo largo de tres volúmenes y más de 2.000 páginas, desde la irrupción de Jesús en el Templo a latigazos contra los mercaderes hasta la última hora de los movimientos populistas, pasando por el cataclismo de la 'restitución' soviética. Hemos venido precisamente a hablar del tercer y último tomo, 'Los enemigos del comercio III. Una historia moral de la propiedad', que llegará a las librerías en los próximos días. Y ojo porque, nos asegura, nadie ha escrito nada igual.

El filósofo reclama que no empecemos a grabar hasta zamparse el filete, y nos aplicamos mientras tanto a charlar con la boca llena de Camus y Sartre, de la descolonización y del papa Francisco. "¡Ha dicho que los comunistas son cristianos y que el dinero es el estiércol del diablo!". "¿Tú crees que es el Papa más cercano a la teología de la liberación?". "¿Cómo el más cercano? ¡Es un teólogo de la liberación!". La tarde se escapa tras la ventana. Toca encender la grabadora.

P. El segundo volumen atravesaba el siglo XIX como un misil para dejarnos a la puerta de la Revolución Rusa. Y ahora en el tercero, por primera vez, se verifica en el mundo el comunismo moderno. El comercio es desterrado y comienza la restitución. También es abolido el dinero con una salvaje hiperinflación. ¿Fue ese el activador de la catástrofe que describes?

R. A despecho de lo carísimos que son el papel para billetes y su tinta indeleble, compraron toneladas de ambos para sacar adelante una hiperinflación que “dinamitara” el dinero, creando “un oasis extradinerario de trueque científico”. Lenin lo llevaba acariciando años, porque “la motivación no puede seguir siendo ganar dinero”, pero la rebelión del campesinado impuso retroceder desde la colectivización a la Nueva Política Económica (NEP). Aquella hiperinflación prefiguró la alemana de 1929, aunque fue totalmente voluntaria. Por lo demás, viendo que el oasis resultaba ser más bien un infierno crearon tres años después el rublo “fuerte” –cambiado a razón de seis millones de los antiguos por uno-, aprovechando las casi 800 toneladas de oro que incautaron al forzar las bóvedas del Banco Central de Rusia.

Es ridículo echarle la culpa a los particulares. ¿El fallo del comunismo en Rumanía fue Ceaucescu? ¿El de Camboya fue Pol Pot? Tonterías

P. Si en el volumen anterior te ocupas del "héroe" Marx, aquí le toca el turno a Lenin, al que llamas “héroe circunspecto”. Ha sido habitual a lo largo de este siglo la operación de salvar a Lenin y condenar a Stalin por la burocratización y el terror.

R. Eso es muy gracioso. Stalin hace lo que hace porque se lo manda Lenin o porque lo imita. Es ridículo que, cuando tú tienes fe en un proyecto y el proyecto falla, le eches la culpa a ejecutores particulares. ¿El fallo del comunismo en Rumanía fue Ceaucescu? ¿El de Camboya fue Pol Pot? Eso son tonterías. No se puede culpar a personas cuando de lo que se trata es de aplicar ideas. Y en el caso del comunismo, nadie se dio cuenta de que la idea acarreaba un mar de consecuencias. De estas consecuencias, el 99% eran indeseadas e incómodas para sacar adelante la propia idea principal. Lo imprevisto es lo decisivo históricamente. Y es lo que el utópico, o patético-enfático como yo lo llamo, no quiere aceptar porque le descubre la diferencia entre realidad y fantasía. Cuando uno no quiere cambiar pero sí que cambien los demás y no es capaz de convencerlos, recurre a dos técnicas ancestrales: la censura y la intimidación o represión. Nunca nadie había llevado estas dos técnicas hasta tal extremo como el llamado comunismo científico.

Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)
Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)

P. ¿No muestra Lenin al menos algo del sentido común que se desvanecería definitivamente con Stalin al permitir en 1921 cierta apertura con la NEP?

R. Para Lenin la NEP fue algo impuesto por las circunstancias -recuerda que se enfrentaba a tres ejércitos distintos (el zarista, el anarquista y el campesino), a la rebelión de Kronstadt, y al hecho de que estaban muriendo de hambre y frío unas 10.000 personas cada día-, y lo hizo expresamente para “no perder el mando”. Pero con la amargura y el disgusto suscitados por aquel “retroceso” empezaron sus insomnios y ataques de parálisis, que acabaron matándole.

P. Pero sin embargo a Stalin, que recuperó luego la colectivización, las circunstancias le dieron igual.

R. Stalin tenía una policía multiplicada por siete, un Partido multiplicado por otro tanto, y podía volver al plan de Lenin sin miedo al derrocamiento. Por supuesto, la fidelidad al programa “no revisionista” se cargó a otros ocho o diez millones de personas, en parte para liquidar a los kulaks, la clase media agrícola, y en parte porque la industrialización se pagó abriendo el diferencial entre precios impuestos al campesino y sueldos de la incipiente clase obrera.

P. Tampoco salvas a Trotski, por cierto, y, sin embargo, afirmas que era con diferencia el más brillante entre los bolcheviques. ¿Cómo es posible que Stalin acabara robándole la merienda (y la vida)?

R. Ser el más culto y bien parecido de la cúpula era peligroso cuando prosperaba el predominio de los últimos sobre los primeros, y cuento en detalle cómo su combinación de arrogancia y dogmatismo se acabó pagando con un piolet clavado en la tapa de los sesos.

Trotski era el más culto y bien parecido; eso era peligroso en el dominio de los últimos sobre los primeros y lo pagó el piolet

P. ¿Pretendió Trotski en algún momento democratizar el bolchevismo?

R. Aunque su círculo íntimo le propuso apostar por un comunismo democrático y pacífico, jamás renunció al terror como Norte.

P. Stalin y Hitler. Describes cómo ambos se admiraron...

R. Mucho más Stalin a Hitler que viceversa.

P. Pero añades una tesis interesante: el nazismo aprendió del desastre económico soviético y así le fueron mejor las cosas.

R. Completamente. Alemania atravesó un breve “milagro” económico entre 1933 y 1936, hasta que la magnitud de su gasto en rearme fulminó la recuperación. La propaganda soviética sufrió no teniendo nada material que ofrecer, mientras Goebbels se jactaba de regalar cruceros, radios y coches al obrero de aquellos años. . 

P. Al mencionar el caso español y la Guerra Civil, defiendes que el miedo a la revolución puso a la mayoría de los españoles en manos de Franco. ¿En qué te basas?

R. A mí me lo contó mi padre, Román, pero se lo escuché también a Dionisio Ridruejo, a Eugenio Montes, a Agustín de Foxá.

P. Ellos eran falangistas.

R. ¡Pero completamente decepcionados! Piensa en Ridruejo! Estaban convencidos de que la República perdió la guerra civil primero porque Negrín hizo la locura de darle el oro del Banco de España a Stalin, cosa que hundió la peseta y con ella cualquier capacidad de importar, y segundo porque las chekas empezaron a matar a mansalva, cuando los comunistas no pasaban de ser una pequeña minoría. Mi padre recordaba cómo él y su hermano mayor, Amadeo, se pasaron en la Batalla del Ebro, aunque ambos hubieran empezado votando al socialista Besteiro. Esa deserción cada vez más masiva decidió lo que restaba de contienda.

P. Seguimos con el libro.

R. Seguimos, pero yo me voy a echar otra clarita. ¿Quieres tú otra?

P. Venga.

Va a la cocina, grita, "¡pero ven, Daniel, échame una mano!".  Trajinamos y, con nuevas vituallas cerveciles, acompañadas de otra ronda de chupitos y más tabaco, proseguimos. En ningún momento de la conversación entrevistador y entrevistado tendrán sus cigarrillos apagados a la vez.

Tras las purgas sólo podías creer que todo iba bien mirando a otro lado. Shaw aseguraba que no había nadie delgado en la URSS; qué mala gente era

P. Este tomo, como los anteriores, presenta una estupenda colección de personajes. Destacan por un lado los intelectuales mayoritariamente subyugados por el estalinismo, los Brecht, Benjamin, Neruda o Aragon. ¿Es posible que, como muchos de ellos adujeron después, no sabían lo que estaba ocurriendo allí?

R. Lo dudo. Tras la primera gran purga de Stalin, la del 34, sólo podías creer que todo iba bien mirando hacia otro lado. A pesar de ello, H.G. Wells dijo entonces que Stalin era “demasiado bueno” y Bernard Shaw que tras viajar a la URSS no había visto a nadie delgado, y todos los niños estaban rollizos. Qué mala gente fue Shaw, el primer abogado de las cámaras de gas.

P. Son interesantes ahí las decepciones tempranas, como las llamas en el libro. Koestler, Malraux o Gide. Ese 'club de las esperanzas perdidas' actúa, sin embargo, precisas, con mucho cuidado. ¿Qué barrera mental impedía, y aún hoy parece impedir, equiparar al estalinismo y al nazismo?

R. La misma  que separa el estatus de la extrema derecha y la extrema izquierda. Es evidente que hoy tanto la derecha como la izquierda se han ido al centro, y que los extremistas son irrelevantes estadísticamente. Sin embargo, seguimos hablando en esos términos, cosa útil para velar la íntima copertenencia de nazis y bolcheviques. La propia Wikipedia dedica un artículo a crímenes de guerra de la Wehrmacht, y no a los del Ejército Rojo, aunque los reconozca por el propio Gorbachov. ¡Hasta un genio filantrópico y ecuánime como Jimmy Wales resulta incapaz de frenar el sesgo de sus redactores!

A cambio del Estado del bienestar, ganamos en Europa un grado de blindaje ante promesas mesiánicas que los otros no tienen

P. ¿El Estado del bienestar europeo no hubiera triunfado sin la amenaza soviética?

R. Fue sin duda un estímulo, pero la derecha europea tradicional también se apuntó a sufragar el Estado del bienestar, cuyo sistema de seguros y pensiones acaba absorbiendo dos de cada tres euros circulantes. A cambio, tenemos en Europa un grado de blindaje ante promesas mesiánicas del que carecen otras democracias, como muestra la propia elección de Trump.

P. Liberal/libertarios como Hayek, Von Mises o Rothbard rechazaron el Estado del bienestar como una forma más de socialismo. Y tú escribes que les pierde su anticomunismo visceral.

R. Son muy diferentes. Mises es un anticomunista y un dogmático, algo menos absurdo que su epígono Murray Rothbard. Ambos son tan anticomunistas como antiliberales son los comunistas. Creen en entidades negativas como Satán, que en su caso resulta ser el Estado. Hayek está más cerca del socialismo evolutivo, cuando limita la inversión estatal a los campos donde la iniciativa privada se revela defectuosa o nula.

P. Esa información sería problemática en el Juan de Mariana…

R. ¡Que le lean atentamente!

Mises es un anticomunista, algo menos absurdo que su epígono Rothbard. Son tan anticomunistas como antiliberales son los comunistas

P. A ti también te han acusado de anticomunista autores como César Rendueles, que escribió en 'El País' que tu obra le recordaba a "los heterodoxos de Menéndez Pelayo".

R. No soy antinada, y me he hartado de decirlo en todas partes. Rendueles me imputó “invectivas airadas” y consideraciones “psicodélicas”. Nunca he conseguido que precise las páginas correspondientes a lo uno y lo otro, y le será muy difícil encontrar vehemencia en alguno de los tres tomos, porque renuncié desde el principio a usar un solo adjetivo.

Baja por las escaleras su mujer. "¿No vienes a saludar a Daniel Arjona de El Confidencial?". "Hola Daniel, soy Bea, encantada, ¡os leo todos los días!". ¡Eres entonces una fan del Confi, hay que cuidarte!". "¡Cuida tú a mi chico, mejor, jajaja". Más cervezas, más chupitos, nos acercamos al final, aunque eso con Escota nunca es fácil saberlo...

'Frente al miedo'.
'Frente al miedo'.
P. Por cierto, Antonio, en ‘'Frente al miedo’ (Página Indómita, 2015), relatabas una conferencia que dictaste en la reunión anual de la sociedad Mont Pelerin, el foro liberal más célebre del mundo, fundado por Hayek en los cuarenta. Allí, y ante el estupor de los 'creyentes', te declaraste liberal "no dogmático", ensalzaste, citando a Bernstein, el socialismo democrático y le sacaste los colores al auditorio denunciando "el dogma liberal".

R. Jaja, sí. El auditorio era muy numeroso. Lo que dije es que los liberales, si no somos abiertos, lo contrario de dogmáticos, no somos nada. Y que la forma moderna del liberalismo es el socialismo democrático.

P. ¿Saliste vivo?

R. Salí felicitado, y que me invitaran demuestra su grado de apertura.

Si los liberales no somos abiertos, en lugar de dogmáticos, no somos nada. La forma moderna del liberalismo es el socialismo democrático

P. Pero no crees que los liberales españoles, que no son muchos precisamente, te acogieron al principio como su referencia intelectual.

R. Estudiar la historia del comunismo implica investigar paralelamente la historia del liberalismo, cosa bienvenida por cualquier espíritu que respete la autonomía.

P. Antonio, en una entrevista que te hice hace tres años, al preguntarte si te quedabas con Keynes o con Hayek, me dijiste que con los dos, que los dos te habían enseñado mucho. Y me quedó pendiente preguntarte desde entonces si aquello no era una contradicción, como me replican mis amigos liberales.

R. En 1945, cuando Hayek publica 'Camino de servidumbre', Keynes le escribe sugiriendo que es inoportuno torpedear directa o indirectamente la política de expandir el endeudamiento público, pensada como antídoto del desempleo y catalizador de una recuperación ante la atonía inversora, pues Occidente lleva casi 30 años padeciendo uno u otro horror totalitario. También reconoce que políticas análogas solo funcionarán si las ciudadanías son tales, y empeorarían la situación en cualquier otro caso. Hayek le responde que quizá tiene momentáneamente razón, se retira a estudiar y le desea buena suerte, esperando un futuro halagüeño. Pero en 1973, con el primer shock del petróleo, la receta keynesiana produce lo impensable a su juicio -que haya al tiempo inflación y estancamiento- y llega la hora para un discípulo de Hayek como Milton Friedman.

P. ¿Muestra la  gran crisis de estanflación de los setenta los límites de la apuesta keynesiana? Lo digo porque con la siguiente crisis, la última, Keynes resucito con fuerza.

R. El keynesianismo es una solución para situaciones de crisis, pero si se aplica en por sistema es un potenciador de crisis.

P. Pero mientras tanto disfrutas décadas de prosperidad, como ocurrió después de la II Guerra Mundial.

R. Huir hacia delante es siempre mal negocio. Esas décadas fructificaron gracias a estar acompañadas por progreso tecnológico, innovación y robustecimiento de ese activo nuclear representado por el civismo. Como en otros órdenes de la vida, la inversión de fondos públicos requiere mucha mano izquierda, o prosperará un subvencionismo no solo ruinoso sino montado sobre al agravio comparativo. El dinero que se emplea en carbón demasiado caro crea más empleo y ahorro en sectores pujantes.

El keynesianismo es una buena solución para tiempos de crisis. Porque si lo aplicas como política general, ¡creas la megacrisis!

P. Te he escuchado alguna vez decir que fuiste más rojo que la muleta de un torero. Y sin embargo la aplicación y el estudio te permitieron despojarte de esa conciencia roja. Compruebo sin embargo que te mantienes fiel al psicoanálisis. ¿Cómo es posible que las ideas de un médico vienés de principios del XX, por muy brillantes que resultasen, nos sirvan de algo hoy?

R. ¡Pero es que es mi maestro, se lo debía! Freud y Hegel son mis maestros. ¿Has visto la profundidad con la que le conozco?

P. Y tanto. Tuve que leerlo varias veces…

R. Jajaja. Freud cartografió el alma, cosa que nadie había hecho. Y sigue siendo la rejilla fundamental para el proyecto de una psicología moderna. ¿Conoces a Steven Pinker?

P. Vaya si lo conozco.

R. Pues Pinker no dice nada que no hubiera dicho Freud.

P. ¿Tú crees? Pero la psicología cognitiva y las neurociencias han hecho grandes avances desde entonces.

R. Pues claro. Einstein no podía conocer tampoco los descubrimiento del CERN. Pero los sueños…

P. Hoy nadie acepta lo que decía Freud al respecto, que los sueños eran la manifestación de las pulsiones inconscientes. Más bien se empieza a pensar que los sueños no son más que la forma que tiene el cerebro de arrojar la basura psíquica.

R. No lo había oído, pero me parece bastante razonable. Un exutorio. Pero en fin, hoy ignoran a Freud o no le entienden, como demuestran los de la escuela lacaniana.

Althusser y Derrida reconocieron que fueron incapaces de leer mientras vivían de ser profesores. ¡El fraude duró medio siglo!

P. Por cierto que, al glosar la vida de Freud, aprovechas para darle una colleja a Lacan y a su "camelo posmoderno". ¿Eso fueron el posestructuralismo y el posmodernismo? ¿Un camelo, como aseguraron Sokal y compañía?

R. Temo que sí, pero no sólo porque lo dijeran Sokal y compañía. Recuerda que Deleuze, Foucault y Althusser apoyaron a las Brigadas Rojas. Y luego Althusser y Derrida lo reconocieron: “Hemos vivido en el terror de ser denunciados por fraude, porque somos incapaces de leer y estudiar, pero vivimos de ser profesores y pretender que lo hemos leído y estudiado todo”. ¡Llevaban medio siglo de fraude, y no lo digo yo, lo confiesan sus diarios póstumos!

P. Eres bastante crítico en tu libro con los Estados Unidos de la Guerra Fría y su complejo militar industrial. ¿Tú también estás aterrado porque a Obama, el presidente más culto y moderado en mucho tiempo, le haya sucedido un sujeto como Trump?

R. Son oscilaciones, después del verano llega el invierno pero no de golpe, de pronto viene un día más fresco. Luego vuelve a haber verano pero ya un poco más corto. Y así se van introduciendo las cosas. Obama ha sido muy civilizado, pero su buenismo tenía que desaparecer por el conflicto del actual flujo migratorio. Ni Europa ni Estados Unidos están dispuestos a aceptar, no ya lo inevitable de las migraciones sino que tengamos la culpa por cuenta de la colonización. Si quieren venir masivamente a nuestras tierras, seguro que aceptaremos cambiar Bélgica por Ecuador, Holanda por el Congo, o España por Sumatra. Incluso Europa entera por Iberoamérica o África. A nadie en sus cabales le cabrá duda de que ambos continentes serían más prósperos en poco tiempo, y que los europeos agradeceremos sus bondades climáticas, corrigiendo de paso el salvajismo tribal con una explotación menos abandonada de sus recursos naturales. Los migrantes quieren casa aquí y allí, aunque si tratamos de acudir en masa a cualquier de sus países -recibiendo un trato igual al suyo- nos recibirán con artillería y fuego de ametralladora. Pero la plurilocación es algo reservado a chamanes.

P. Podemos asoma en las páginas finales. Creo que no aprecias a Pablo Iglesias pero sí a Errejón. Un amigo pablista al que se lo comentaba esta mañana me decía que, claro, te gusta Errejón como a todos los que no les gusta Podemos. Y añadía entre risas que por eso Errejón debería ser purgado inmediatamente…

R. Lo que me parece es que Iglesias podría ser un adepto a la idea fija, y Errejón quizá más abierto. Me interesa ante todo conocer en detalle sus ideas. Quizá la regeneración del PSOE -partido al que entonces yo votaría- pasa por emanciparse de las memeces tiránicas llamadas “nuestros valores” por Zapatero o Sánchez, pasaría por una fusión con el sensor sensato de Podemos. Mi trabajo arqueológico terminó, y me gustaría ayudar políticamente.

La regeneración del PSOE, partido al que yo votaría, pasa por una fusión con el sector sensato de Podemos que representa Errejón

P. ¿Qué opinas de propuestas de la última izquierda como la renta básica basada en que ahora somos tan productivos que podríamos vivir mejor y más ociosamente?

R. Me parece bien siempre que lo apoye la mayoría de un país, y siempre que ese país tenga superávit. Suiza es el prototipo. Pero fíjate que fue votado en los suizos, y el no ganó con un 74%. Quizá no podemos vivir más ociosamente, dada la indiferencia general de la naturaleza y la disposición laboriosa del humano. El elogio de la pereza es el disparate de un Lafargue que se suicidó a los 65 años, arrastrando a su esposa Laura, una hija de Marx.

P. Los transhumanistas anuncian que en breve podremos descargar nuestra conciencia en un disco duro y vivir eternamente. ¿Te apuntas?


R. Pues mira, querría que me respeten mis vecinos, y que mis hijos y nietos se enorgullezcan de mí. Con eso me basta y sobra. Soy lo bastante ingenuo como para entender, con Manrique, que la única vida perdurable es la fama.

domingo, 12 de agosto de 2018

La palabra más larga del español

Es una medicina de veinte sílabas:

El Fenildimetilpirazolonmetilaminometansulfonato

sábado, 28 de julio de 2018

Títulos que no titulan

Sánchez pretende derogar los títulos nobiliarios otorgados por la nada graciosa dictadura del militar gallego. Si empezase por el de rey de España... Franco fue regente (o caudillo, duce o führer, que es lo que más le iba) por la gracia no precisamente de Dios, sino de la derecha que usurpó su lugar bajo el palio. Que era incomparablemente más absoluta (Dios no tiene ideología, aunque se la pongan los de siempre). 

Y es que en España se dan, por la fuerza o por el engaño, muchos títulos falsos o mágicamente convalidados, costumbre nacida del franquismo y de la secular y regular manía de los estatutos de limpieza de sangre y las cartas de recomendación. Llámenlo "picaresca", aunque el título verdadero sería injusticia (las palabras están inventadas para engañar, y son más definitivas que definitorias: "renombran" o "recalifican", esto último ya se ve lo que mancha). Así incluso ha sido norma hasta hace muy poco dar cátedras universitarias a dedazo más o menos camuflado, por no hablar de los puestos en las listas, que en nuestro país son cerradas, of course. El sistema se garantiza con una ley de impunidad que permite el aforamiento de cualquier poder corrupto y unos baremos de la edad de piedra que sin embargo son flexibles como el aceite cuando se trata de aprovechar al amiguete. O como el dinero: véase al tripitidor de 2.º de ESO y milagroso universitario Froilancete.

Los títulos falsos se los dan muchos a sí mismos; es un "quijotismo gótico", como decía el periodista manchego Félix Mejía, que ya ladraba contra estas cosas en el siglo XIX (el sufijo -ismo tenía a principio de ese siglo cierto valor despectivo: era de origen médico y se ponía a muchas enfermedades). Se les sube la Edad Media a la cabeza. Son los que entonces llamaban ordenancistas, cuyo sector más gilipuertas forma la mayor parte de la milicia, de la iglesia, de la política y de la opinión. Se les reconoce porque te dan al principio la razón y luego te sueltan el sermón que llevan aprendido desde cualquiera de los laboratorios de Pávlov que llaman cuartelillos o seminarios religiosos o académicos, no menos distintos que los de los pelmazos marxistas; lo peor son, sin embargo, las marañas legales que dejan para llevarse todo lo que no esté atornillado al suelo. En América, por lo menos, tenemos alguna Banania que ya ha suprimido de su carcasa social la institución militar, como Panamá; este país sigue igual de corrupto, pero al menos ya no padece de dolores militares y ha ganado estabilidad. Sin embargo, a su vecina Nicaragua le da igual: ahora mismo se están peleando como siempre militares y eclesiásticos, a cuál peor, como viene ocurriendo allí y en otras partes que no han dejado de ampararse en instituciones de origen medieval. Nunca han conseguido nuestros hermanos de América separarse los poderes. Tampoco es que les diéramos mucho ejemplo: lo contrario. ¿No están acusando ahora al rey emérito y a parte de su familia de robar al país? Y la iglesia inmatricula, que es más o menos lo mismo. Ni ella ni los sindicatos pagan IBI. Si leyéramos historia veríamos que la choricidad es bastante común entre nuestros reyes, nobles y eclesiásticos. Por no hablar de la corrupción, ya que no les bastan las leyes para robar y desequilibrar la balanza de la igualdad.

Algunos corruptos han destapado por interés (que no por otra cosa) que el Emérito oculta bienes a Hacienda o pide comisiones por hacer su trabajo. Si es así, el rey emérito debería hacer lo mismo que su antepasado Fernando VI: comerse su propia mierda. Pero al parecer eso no está permitido constitucionalmente: es inviolable jurídicamente y no puede ser juzgado, aunque el mismísimo Cristo lo fuera. Los reyes de España son de superior jerarquía. Su mundo no es de este reino. ¿Quién le dio el título de rey al Rey sino la fuerza y el derecho que se ha hecho a la fuerza?

En Irlanda se ha visto cómo procedimientos democráticos por sorteo y menos viciados como la Citizens’ Assembly son capaces de llegar a acuerdos y reformas políticas profundas a las cuales los sistemas partitocráticos jamás pueden llegar. La solución de diversos problemas o incluso la derogación de instituciones inerciales y momificadas como la monarquía, de origen más militar que político en España, que resultan imposibles con los procedimientos partitocráticos establecidos por los ordenancistas, podría así desatascarse. Pero nunca hemos tenido imaginación. Y ni siquiera de lo que dice la seguidilla:

Para no hacer las cosas
siempre hay razones;
y para hacerlas
solo cojones.

Si la corrupta desamortización de 1836 (que hicieron unos falsos progresistas) consolidó el desigual reparto de la riqueza en España y provocó cien años después una cuarta guerra carlista gracias a haber propiciado una delgada clase media que impidió el choque entre la alta y la baja, ahora que vuelve a adelgazar (mérito exclusivo de la bancarización de la política y de la venta de soberanía a Alemania) estaría bien ordeñar un poco a la clase alta (que lo es no tanto por meritocracia como por las altas masas de dinero, acumuladas con preseas franquistas por la fachocracia) de sus numerosos privilegios para redistribuir impositivamente el dinero y ofrecer a la mayoría (con algo menos de suerte y bastante más "deberes", incluso monetarios, que derechos) algo más de educación, sanidad y seguridad. Que es lo que no ha conseguido la Constitución de 1978 (hecha por unos falsos demócratas). ¡Cuánta falsedad, Dios mío!

domingo, 24 de junio de 2018

La fruta prohibida

Con motivo de que frente a Correos se haya abierto una exposición de Biblias históricas, convendría decir algo sobre el libro más leído del mundo. En el Génesis el Demonio hace una promesa a Adán si come la fruta del saber y deja las de la vida: "Seréis como dioses". Como dioses, no exactamente dioses: parecidos, pero no iguales. Adán piensa, con alocada presunción, que será igual o mejor, no solo una pobre imitación: ese fue su pecado, ya que el Demonio no miente: Adán se miente a sí mismo. Es esa definitiva tentación la que condena al hombre y su linaje: no llegará nunca a ser Dios, sino una pobre imitación, un diosecillo menor gracias a la ciencia y la técnica, con una vida bastante larga gracias a sus medicinas y saberes, pero no eterna y fundamentalmente insatisfactoria. Porque se cree mejor de lo que es. Ese fáustico resentimiento que busca la propia e imposible utopía a cambio de la miseria moral será su condena perpetua.

El mito es en realidad una refundición de la sumeria Epopeya de Gilgamesh, que los hebreos leyeron en el exilio babilónico. En ella el héroe principal, el civilizador Gilgamesh, dos tercios divino y uno humano, se propone ir a los Infiernos por la planta de la inmortalidad para resucitar ("rescatar", para ser exactos) a su amigo Enkidu, que representa la naturaleza y ha muerto víctima de la venganza de Ishtar, la diosa de la sensualidad, por no enfrentarse a Gilgamesh, de quien se ha hecho amigo después de pelear con él; Gilgamesh, por amistad, por amor, no por sensualidad, baja al Infierno y consigue la planta, pero se duerme un momento y una serpiente se la roba. No se conserva el final del poema; los filólogos piensan que Gilgamesh / Adán se suicidó.

El fracaso de la ilustración y la revolución industrial y científica de los siglos XVIII y XIX en las guerras mundiales de la primera mitad del XX, junto a la matanza tecnificada de masas, suscitó la penosa recapitulación de la escuela de Frankfurt sobre sus ambiciosos presupuestos: el hombre que Kant creía tan maduro como para asumir su liberación gracias al saber era más ignorante y más inmaduro de lo que él creía; necesita progresar en lo humano antes que en lo científico y en lo técnico. Necesita escuchar a los demás, sentirse parte insuficiente de un todo. Necesita la verdadera humildad, que está hecha de renuncia y abnegación. En el fondo es una declaración de ese fáustico mito inicial. El olvido de la condición humana por todo tipo de ideales insatisfactorios que acaban en campos de concentración.

En la famosa opereta de Offenbach Los cuentos de Hoffmann el famoso protagonista se enamora de una especie de muñeca cantante, Olimpia, que es una de las manifestaciones de su Musa y en el fondo es un engaño. Porque en el arte late también ese mismo engaño, entre lo jocoso y lo trascendente. No es de extrañar que la mayoría de los dictadores sean artistas frustrados.

jueves, 14 de junio de 2018

John dos Passos y los novecentistas manchegos

Cualquiera que lea las memorias de John dos Passos, el famoso escritor de la Generación Perdida estadounidense, The best times. An informal memoir (1966) se topará con algunos manchegos que no suelen asomar por los encenagados melonares de nuestra prensa: el ciudarrealeño José Castillejo, secretario de la Junta para la Ampliación de Estudios, y el pedagogista valdepeñero Lorenzo Luzuriaga. Si hablásemos de castellanomanchegos el círculo aún sería más amplio: Tomás Navarro Tomás, etcétera. De José Castillejo hace una elogiosa etopeya. Lo conoció en la pensión Boston de la Puerta del Sol, hacia 1915. Escribió a su amigo Arthur enorgulleciéndose de haber hecho una amistad allí que él no habría dudado en aprobar:

"Don José Castillejo, un hombre de acuerdo con tus convicciones más profundas... Es un liberal a la antigua, del siglo XIX, jefe de una sección del Partido Educador en España, un hombre muy brillante y enemigo de toda forma de oscuridad, así como un pacifista al estilo de Lowes Dickinson... Tiene también (añadía yo maliciosamente) ese sutil esnobismo humanitario de todos los Defensores del Género Humano (quiero decir que hay que odiar un poco para ser humano)..."

Dos Passos escribió luego una novela de inspiración cervantina, Rosinante to the road again / Rocinante vuelve al camino (1922), en que describe las aventuras de dos nómadas que van de Madrid a Toledo en los años posteriores a la I.ª Guerra Mundial. El viaje fue real: lo realizaron el estadounidense y su amigo y traductor José Robles, protagonistas apenas disfrazados de esas aventuras. En esta obra, además, se dejan caer numerosas consideraciones sobre las costumbres, la literatura y el arte del país.

En una carta escribe que "lo maravilloso de España... es que es una especie de templo de anacronismos. Nunca estuve en un lugar donde los estratos de las civilizaciones celta, ibera, fenicia, griega, romana, mora y francesa hayan pasado a través de cada persona y dejado algo allí con vida."

En 1916 Dos Passos hizo amistad con José Robles Pazos, quien sería profesor en la universidad John Hopkins de Baltimore en los años veinte. Tradujo al español su Manhattan Transfer, y su mujer Márgara Villegas el Rocinante. El profesor español vertió además a nuestro idioma alguna obra de Sinclair Lewis. Al estallar el golpe de los militares contra su propio pueblo, Robles estaba de vacaciones en España y trabajó como traductor e intérprete, ya que sabía ruso; pero sus puntos de vista independientes y abiertamente en conflicto con los enviados estalinistas de la Unión Soviética, provocaron que fuera asesinado por agentes rusos seguramente a las órdenes de Orlov a principios de 1937. El periodista de izquierdas estadounidense Josephine Herbst, en una visita al frente, descubrió que había sido detenido y fusilado como supuesto "espía franquista", y transmitió esta información a Ernest Hemingway y Dos Passos que estaban en Madrid. Dos Passos no se lo creyó, pero Ernest Hemingway consideró justo el asesinato, y eso motivó que ambos escritores ya no volvieran a ser amigos nunca más. La esposa inglesa de Castillejo, Irene Claremont, nada dice sobre Dos Passos en sus memorias Respaldada por el viento, que les aconsejo encarecidamente lean. Están muy bien escritas, fuera de los interesantes detalles que da sobre su marido, sobre Ciudad Real, sobre La Mancha y sobre la España de entonces.

lunes, 4 de junio de 2018

Entrevista al juez de menores Emilio Calatayud

Emilio Calatayud: "Me meto con Aznar porque quitó la mili". Juez de Menores de Granada

CARMEN MORALES PUISEGUR Palma

El Mundo. 3 JUN. 2018 

"Me llamaron la atención porque dije que las niñas se hacían fotos como putas. No me dio tiempo a decir que los niños se las hacen como putos.Pero se las hacen. Ahora hay que decir que se hacen fotos erótico-místicas..."

Juega en la liga de las rock stars de la magistratura. Cuando el juez de menores Emilio Calatayud llegó el pasado viernes al claustro de Sant Bonaventura de Llucmajor pasadas las cinco de la tarde, casi cien personas lo esperaban a pleno sol en el patio del lugar para escuchar su conferencia. Fuera del recinto, Calatayud apuraba su pitillo y embelesaba con sus ademanes viscerales al alcalde y su cohorte, que le rendían pleitesía como si fuese una aparición.

Lo reciben como a una estrella de rock. ¿Está acostumbrado? Déjeme decirle que en Mallorca no se sale por cualquier motivo.

Mira, es lo que hay. He caído bien gracias a las redes sociales, Youtube... Dicen de mí que soy topic trending o algo así...

Trending topic. ¿Cuál es el éxito de su mensaje? Muchos están en redes sociales y no logran su éxito.

Sinceramente, no he inventado nada. Creo que a la gente lo que le gusta es que digo lo que pienso y muchos no se atreven a ello. Soy juez de menores, eso me da cierta autoridad. También caigo bien.
Es famoso por sus sentencias. Aveces parece muy moderno y otras, muy carca. Por un lado, destaca mucho la importancia de la educación y entre sus condenas, destaca la obligación de acabar la ESO...
Ésa es la que más dicto...

Pero, ¿a veces no es muy partidario de la mano dura?

Soy partidario del término medio, ni del padre autoritario ni el padre colega. Debemos tener autoridad sobre nuestros hijos así como el maestro debe tenerla sobre los alumnos. Y lo de que todos somos iguales, pues unos más que otros. Yo no soy igual a mi hijo porque soy su padre. Y el maestro tampoco es igual al alumno, porque es su maestro.

¿Cómo se logra el término medio?

Con una vuelta al sentido común.

¿Y cómo logramos el sentido común?

En este asunto, me meto con los cuatro presidentes de gobierno de la democracia. A todos les ha faltado el sentido común. Me meto con Zapatero, que quitó el derecho de corregir a los hijos de manera razonada y moderada. Me meto con Rajoy porque los jueces de menores le pedimos modificar el Código Civil y no lo hizo. Me meto con Felipe González, que quitó los centros de internamiento de salud mental. Y me meto con Aznar porque quitó la mili...

¿Volvería a instaurarla?

Sííííí (enfatiza hasta el infinito). Cuatro o cinco meses, no como en mi época. A todos los ciudadanos y ciudadanas. Que aprendan la disciplina, el esfuerzo. Todos iguales, pelaícos. Que sepan lo que es el Estado y la patria.
Eso es mano dura, ¿no?

Suena a disciplina, autoridad, esfuerzo, a compañerismo, a igualdad. Yo era antimilitarista... Al cabo de tiempo, he visto cosas buenas. También hubo cosas malísimas en la mili, ¿eh? Emmanuel Macron lo ha copiado pero de un modo suave, porque ha puesto un mes. Yo lo ascendería a cuatro o cinco meses.

Baleares tiene una de las mayores tasas del país de menores condenados. ¿Qué lo explica?

No conozco con exactitud la problemática de Baleares. Supongo que la inmigración influye. ¿Cuál es el índice de fracaso escolar?

Un 26,5%, una de las más altas del país. Jóvenes que abandonan los estudios y empiezan a trabajar en puestos poco cualificados de la industria turística.

Una tasa de fracaso escolar similar a Andalucía, el territorio que yo conozco. Es una vergüenza. Los niños tienen que estar en la escuela. Echo de menos un pacto por la educación, una ley que dure una generación entera, no una legislatura solo. Lo fundamental, la familia y segundo, la escuela.

¿No se trata de un discurso muy conservador?¿La familia es la panacea?

La familia es la base de la sociedad.

Pero no todas las familias funcionan bien...

Por supuesto. Por eso debemos regular las familias. Cuando las feministas decían el 8-M que si las mujeres paran, se para el mundo. ¡No! No se para, ¡se acaba el mundo! Por eso, hay que cambiar la regulación de la familias. Tenemos familias que se han creado de dos familias fallidas, de padres homosexuales, monoparentales... pero es la base de todo. No conozco a ninguna de las familias anteriores que no esté ayudando a un hijo, a un nieto, a un sobrino. Luego, está la escuela. La sentencia que más dicto es condenar a los chavales a sacarse la ESO y la que más me duele. Hay mucho chaval analfabeto de 15 años. La educación es la ventana a la libertad.

La asociación Proyecto Hombre de Baleares tiene un programa de lucha de adicción contra la tecnología. En enero de 2018, contaba con 4 hikikomori -jóvenes que se aíslan en su habitación enganchados a la tecnología- en tratamiento. A uno de ellos hubo que sacarlo del cuarto por orden del juez, porque agredía a la madre cuando le cortaba Internet o entraba a la habitación. ¿Qué ocurre con la tecnología?

Hay dos delitos en ascenso entre los menores: maltrato de hijos de clase media o media-alta a sus padres. Segundo, los móviles. Delitos de amenazas, chantajes, coacciones, contenido sexual, delitos contra el honor o la intimidad. Lo digo desde hace tiempo -señala el móvil-: eso es una droga. Soy fumador y no le daría a mi hijo de dos años un cigarro. Estoy hasta las narices de ver a padres que mientras se toman la cerveza en el bar, le dan a su bebé de un año un móvil para que no moleste. Luego, el teléfono es un instrumento muy peligroso para delinquir o para ser víctima de delitos.

¿Cuál es el caso más grave que se ha encontrado?

Una niña de 12 años que se peleó con el novio, de 14. Se empareja con otro colega, que le pide una prueba de amor. La chica se hace una foto y se la envía por whatsapp. Le pide otra prueba, y la niña le envía una foto del pecho. El niño le pide una prueba de amor todavía más fuerte y la niña le envía un video masturbándose durante 6 minutos. El nuevo novio se la envía al antiguo, y éste la difunde a todo el mundo en el ciberespacio. Me llamaron la atención porque dije que las niñas se hacían fotos como putas. No me dio tiempo a decir que los niños se hacen fotos como putos. Pero se las hacen. Ahora hay que decir que se hacen fotos erótico-místicas... Pero cuando un niño cuelga una imagen, pierde el control sobre ella. Ya tenemos grabaciones de películas porno entre chavales y se están colgando.

¿Qué condenas se imponen en estos casos?

Depende, puede que libertad vigilada. El problema son las responsabilidades civiles que tienen que pagar los padres. ¡También me llamaron la atención porque dije a los padres que había que violar la intimidad de los hijos! ¡Pues claro! ¡Cómo toda la vida! En mi época se registraba la mesilla de noche o los bolsillos.

En Palma, un menor fugado de un centro de menores, entró en una casa. Violó a la dueña y luego quemó la vivienda. ¿Sirven los centros de menores?

Se ha criticado La Ley de Menores, pero funciona. El 80% de los chavales que cometen delitos no son delincuentes. Hay que ayudarlos a madurar. Otro 10% sí es carne de cañón. El otro 10% es muy trabajable, depende del momento, la oportunidad, una buena pareja.

Una amiga pierde a su hija de 4 años en un centro comercial. Cuando la niña aparece, la madre le da un abrazo y le regaña levemente. A un niño de la generación anterior, le hubiesen dado un cachete en el culo. ¿Qué opción prefiere?

Depende del momento. Pero confundir un cachete con un maltrato es una barbaridad. Yo le he dado a mis niños cachetes en el culo o una torta, no pasa nada. Rajoy le dio un cachete a su hijo en la tele.

¿Fue correcto?

Sí. Se le criticó mucho. Ahora le das una colleja a un niño en la caja de El Corte Inglés y una señora te dice que hay maltrato e incluso te pueden quitar al niño. No tenemos sentido común. Tu padre seguro que te educó de otra forma y quizás tenía menos formación que tú, pero tenía más sentido común que la generación actual. Insisto, nos han vendido la película de que somos iguales y no. El principio de autoridad es un principio fundamental de un Estado democrático y de derecho.

Tenemos un pasado de 40 años de autoridad que tampoco fue el mejor...

Y no aprendimos nada. Mira donde estamos. ¡No hemos aprendido nada! Creo que nunca se debió transferir a las autonomías la educación, la sanidad, la justicia, la seguridad... Eso tiene que llevarlo Madrid. ¿Qué ha pasado? Pues 155. ¿Por qué? Un niño malcriado al que le han dado y dado. Con los hijos, pasa lo mismo. Para ellos tenemos el 155 del Código Civil [Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad]. Habrá que hacer otro 155 para la escuela.

viernes, 1 de junio de 2018

Inteligencia colectiva

Varias cabezas piensan mejor que una
ELENA SANZ, El Mundo, 30 may. 2018 01:59

Existen numerosas evidencias científicas que confirman que los colectivos son más listos que la mayoría de los individuos por separado

Año 1906. Feria de ganado en una campiña al oeste de Inglaterra. Una muchedumbre se agolpa alrededor de un colosal buey. "¡Hagan sus apuestas señores! ¡Atrévanse a adivinar a ojo de buen cubero cuánto pesa el ejemplar por sólo seis peniques!", grita alguien. Un divertido concurso rural que no hubiera tenido la menor importancia si no le hubiera dado por asomarse por allí a un estadista llamado Francis Galton, al que le encantaba analizarlo todo. Aquello despertó su curiosidad. Pidió copia de las 800 apuestas que habían hecho los agricultores y ganaderos locales. Y comprobó que, si las analizaba individualmente, había respuestas de todo tipo, algunas totalmente disparatadas, otras que no andaban demasiado lejos. Pero cuando calculaba la media de las respuestas, ¡'voilà'!, ésta coincidía casi exactamente (con un margen de error de sólo un 1%) con el peso del animal. Así fue como, en una recóndita feria de ganado, Galton llegó a una interesante conclusión: los colectivos son más listos que la mayoría de los individuos por separado. La inteligencia común supera a la de la suma de las inteligencias individuales.Ideas genialesLa teoría de Galton -que publicó la revista 'Nature'- no sólo no ha sido desmentida con el tiempo. Un siglo después, existen aún más evidencias de que en grupo pensamos mejor que solos. Incluso hay iniciativas exitosas basadas en este fenómeno, como las plataformas 'crowdsourcing', que tienen su máximo exponente en Wikipedia, o las iniciativas de co-creación e innovación abierta, que pretenden que surjan ideas geniales pensando en masa. Eso sí, en estos años hemos añadido algunos matices. El más importante de ellos es que las multitudes son más inteligentes que los individuos en muchas ocasiones pero, sobre todo, "en esas situaciones en las que hay opiniones muy diversas (no solamente 'sí' o 'no') y podemos conseguir que las personas las expresen de manera independiente", tal y como le explica a ZEN Bahador Bahrami, neurocientífico y experto en comportamiento humano del University College de Londres. En otras palabras, la inteligencia colectiva funciona mejor cuando ignoramos lo que responden los demás.Si las personas comparten información antes de contestar, empiezan a notarse los efectos de la influencia social, es decir, nuestra "tendencia a cambiar opiniones y preferencias observando lo que otros piensan", aclara Bahrami. Neurocientíficamente tiene sentido: somos animales sociales, y en cierto modo actualizamos nuestras ideas escuchando a los demás. "Nosotros mismos hemos demostrado incluso que somos más fácilmente influenciables cuanta más cantidad de materia gris tenemos en la corteza orbitofrontal lateral del cerebro", explica el investigador. Sin embargo, esta flexibilidad social no nos beneficia a la hora de resolver ciertos problemas en grupo, sino todo lo contrario.ExperimentoLa última prueba de ello la puso sobre la mesa el mes pasado un equipo de investigadores estadounidenses de la Universidad de Harvard y el Instituto de Santa Fe. En su experimento no trabajaban con bueyes sino con tarros de caramelos. Les pedían a distintos sujetos que dijeran una cifra "a ojo" de cuántas golosinas había en los botes. De esta forma, comprobaron que si a los participantes se les informaba de que otros compañeros habían propuesto cifras mucho más altas que las suyas, casi siempre modificaban su respuesta. Con un desastroso resultado, porque al "rectificar", la media se alejaba de la realidad. El cálculo era mucho más atinado cuando nadie compartía información. Dice Bahador Bahrami que también hay que tener en cuenta que la fiabilidad de la inteligencia grupal depende del tipo de problema que se aborde. "Si el asunto requiere conocimientos expertos, entonces los grupos no lo hacen tan bien; pero si la pregunta es una sobre la que cualquiera tiene alguna noción, aunque sea imperfecta, como por ejemplo '¿cuál es la altura de la Torre Eiffel?', ahí los colectivos son sin duda mucho más listos que los individuos por separado", aclara.

jueves, 31 de mayo de 2018

El Juicio final

Cuando Alaska cantaba "se acerca el Juicio final" (Isis) Rajoy ya juzgaba que esas cosas en España se postergan y duran tanto que se podría vivir del cuento y no de un fatigoso registro de la propiedad en Santa Pola; no pensaba que un vago como él podría ser el primer jefe de un cártel mafioso expulsado del gobierno, que su dizque partido se desharía como un pedo en el viento y aún así continuaría en causas. Porque lo suyo tiene tela; quiero decir tela de juicio, y así ha terminado por caer en una de araña que él mismo se ha tendido, aunque pajarraco soso y vulgar y aunque en España haya más aforamientos que barreras en el ruedo. No ha sido lo bastante "fuerte", digo, para romperla.

Le han conducido a ella las malas compañías, pues es incapaz de enredarse con otra cosa que con la lengua, aunque quizá de tanto mirar a otro lado habrá perdido el sentido de lo recto y habrá caído; ya más parece un inquilino diagonal de El pato mareado que otra cosa. Tan pasotivo era (qué criminal es el pretérito imperfecto). La justicia va lenta como el elefante, incluso más lenta que Rajoy, pero tiene su memoria y no olvida nunca, dicen; y la tortuga, como la flecha de Zenón / Paris, termina por alcanzar a Aquiles, el ligero de pies, pero clavado de talón, como alcanza el toro a don Tancredo / Mariano. Es el destino. Lo malo es lo que ha tardado; incluso se le ha echado encima un billón de abuelos hambrientos.

No sé; los elefantes españoles deben tener alzhéimer. No me extraña que la especie corra peligro de extinción. Lo que sí abundan son los animales carroñeros que viven de lo corrupto o los percebes gallegos que se agarran a los peñascos como no hay. Leo toda la befa, mofa y cuchufleta con que le están porculizando y no hay badana que lo aguante; hasta da un poco de pena. O de grima: la que brinda un paquete zarandeado por las hostias sin consagrar de Urtáin. Pero él sigue a su bola. Lo suyo no es cambiar precisamente. 

Uno está desajustado. Alaska no es su banda sonora, ni siquiera El ocaso de los dioses; la verdad, le cuadraría mejor Paquito el chocolatero. Que Rajoy no es precisamente el ángel derrengado que hay más arriba de la cuesta de Moyano, justo detrás de Baroja, y no hay Milton que lo cante de lo soso que es. A Rajoy siempre le han ido los Pacos y se abanica con el Caudillo, que acuñaba en sus pesetas "por la gracia de Dios". No sé cómo los católicos permitían tanto absolutismo. Yo creo que a los galaicos les viene de los bárbaros suevos.

Uno es más de la Movida, aunque me gusta recordar, más que a Alaska, a una lúbrica y apuesta gitana holandesa de padre húngaro y sangre rusofrancesa que también acaba en -ska y cantaba en inglés, Mariska Veres, cuyo Venus fue todo un éxito y ha terminado soltera, gorda y rodeada de gatos. Les pongo el enlace por si la quieren no digo que oír, sino auscultar. Aunque a muchos ahora les vaya más la rumpología, como al mismo Rajoy. Las canciones vulgares poseen la virtud de hacer revivir todo el pasado, como las magdalenas de Proust.

Pero yo les hablaba el otro día de otras antigüedades (también) como el llorado José María Íñigo. Uno colecciona biografías y hasta ha reconstruido y escrito algunas, así que busqué si había escrito alguna otra más, y la encontré, Ahora hablo yo (2004); la pedí a un librero de viejo. El título es muy parecido al de las memorias de Antonio Gala (Ahora hablaré de mí), y leyéndolas se entiende: resulta que es su vecino; defraudan un poco, porque las de Gala son divertidísimas y, por supuesto, mejor escritas. Es porque se trata de una autobiografía muy reservada (no habla de su segundo matrimonio, y, por ejemplo, oculta que solo tiene los estudios elementales, lo que en una primera versión que ya cité citaba explícitamente), porque los periodistas suelen ser muy pudorosos con sus recuerdos (a excepción de Cándido, Carlos Luis Álvarez, que escribió un par de memorias excepcionales en todos los sentidos, aunque lo hizo porque sabía que se moría). Los que han dado tanto la cara (y el bigote, en su caso) en tv suelen ser muy celosos de su intimidad. Además es más una recopilación de dictados al magnetófono (al que se ha pegado una versión expurgada de la autobiografía que ya cité en el artículo anterior), como él mismo cuenta, que otra cosa. Pero como el artículo se pasa ya de largo, señalaré tan solo, ya que el señor Manuel Valero ha hablado, y con conocimiento de causa, de la censura, que la gran mayoría de las cosas que cuenta son por el respecto. Echaré mi cuarto a espadas escogiendo solo un texto a título de ejemplo, ahora que es probable que Pedro Sánchez derogue la ley mordaza de Rajoy (más difícil será que eche al director del Banco de España al que le han hecho  nombrar los bancos hace dos días: los bancos tienen la vista muy larga y le han hecho un contrato blindado):

En el transcurrir de la tertulia de "Directísimo", el señor Herrero de Miñón dijo: "-¿Y por qué, en lugar de hablar de esto, no hablamos de los fondos reservados de que dispone Felipe González?" Naturalmente, no hablamos de los fondos, pero el hombre lo sugirió. Al día siguiente, me llamaron del despacho del director general y veinticuatro horas después de las felicitaciones, el programa se eliminó automáticamente. Lo curioso del caso es que unos días después, en el programa "La Clave", el mismo Herrero de Miñón le preguntó al director del programa, José Luis Balbín:  "-¿Aquí se puede  hablar de todo? Porque, la semana pasada, estuve en el programa de Íñigo y le sugerí que hablásemos de los fondos reservados de Felipe González y le han quitado el programa". Balbín, inocente, le dijo que eso nunca pasaría en su programa porque era "un foro de comentario libre", etc. Pues ese fue su último programa. Y así, el mismo motivo que acabó con "Directísimo", terminó con "La Clave" (pp. 178-179).

Ya ven; algo parecido cuenta Cándido. Pero en Ciudad Real, a Dios gracias, no ocurren esas cosas. Como dijo José Utrera Molina en sus memorias Sin cambiar de bandera, hablando de cuando fue gobernador civil de esta ciudad, antes villa, aquí "hay gentes espléndidas, abnegadas y veraces que constituyen el basamento entrañable de la España verdadera", p. 43.

lunes, 21 de mayo de 2018

Arabismos inusitados en español

Antonio Pita, "Que si quieres arroz, Catalina y otros arabismos en español", en El País, 20 de mayo de 2018:

Federico Corriente repasa en su discurso de ingreso en la RAE el origen de frases de uso común

Federico Corriente lee su discurso de ingreso en la RAE. CARLOS ROSILLO VÍDEO: EFE
Con frecuencia se asume que el castellano es una lengua llena de arabismos, herencia de ocho siglos de presencia musulmana en la Península. El doctor en Filología Semítica Federico Corriente ingresó este domingo en la RAE con un discurso que dedicó a desmontar mitos y señalar la realidad sobre estas palabras: no llegan a 2.000 (sin contar topónimos) y varias son insultos, expresiones o términos soeces, transmitidos por mudéjares y moriscos, que suenan raro en español precisamente por provenir de otra lengua.

"Ningún experto está libre de ese minutillo de trance etimológico, alegre y confiado en que nos parece lógico y razonable lo que luego se demostrará que era ligereza y disparate", recordaba Corriente (Granada, 1940), al ocupar la silla K, que estaba vacante desde el fallecimiento de Ana María Matute en 2014.

Es el ejemplo de "ojalá", considerada una evolución de "law šá lláh" (“si Dios quisiera”) hasta que Corriente encontró en un diccionario neopersa un "viejo y olvidado arabismo": lā awḥaša llāh ("Dios no nos prive”).

El nuevo académico subrayó que la inmensa mayoría de arabismos en español no provienen de la versión clásica de la lengua (aquella que se lee y escribe igual en cualquier parte del mundo, independientemente de la variante dialectal que se hable en ese país), sino de los dialectos andalusíes. "Fueron mayormente introducidos por la inmigración de mozárabes cristianos, pero bilingües o incluso arabófonos exclusivos, a los reinos cristianos septentrionales, donde su superioridad técnica y científica les ofrecía un futuro mejor que seguir vegetando como 'clientes' tolerados y tributarios en tierras del Islam". A estas se unieron más tarde neologismos de obras científicas traducidas y otras palabras, algunas por las relaciones comerciales o coloniales con países mediterráneos.

Corriente distinguió tres tipos de arabismos en español: los de registro alto, medio y bajo. Entre los segundos destacó un calco curioso: el uso extendido en zonas de Aragón de amante, en vez de querido, por influencia del andalusí ḥabíbi, una de las palabras árabes más conocidas. "No puede extrañar demasiado en valles como el del Jalón, donde una densa población morisca fue cristianizada y romanizada lenta y pacíficamente durante varios siglos", explicó.

Buena parte del discurso estuvo centrado en los arabismos "de registro bajo o ínfimo", como interjecciones, voces obscenas o blasfemias "a menudo omitidas por los diccionarios más recatados". En algunos casos, su significado en árabe andalusí no era tan ofensivo, pero acabaron sonando peor "por parecido fonético con otras voces romances y por su procedencia de sectores inferiores de la sociedad, tales como las nodrizas y arrieros moriscos".

Droga, por ejemplo, viene del árabe hispánico ḥaṭrúka (literalmente 'charlatanería'); faltriquera, de ḥaṭrikáyra (lugar para bagatelas) y andrajo, de ḥaṭráč (necio, pelagatos). Todas, explicó Corriente, derivan de ḥaṭr, la pronunciación andalusí de una raíz que significa parloteo o cháchara. Por eso, algunas de esas voces tienen que ver con algo falso, pretencioso o inútil, y así llegaron también a dialectos del norte de África, probablemente de mano de emigrantes andalusíes.

En otros casos se trata de refranes o dichos con una literalidad extraña en castellano, precisamente porque lo que tenía sentido era una expresión andalusí fonéticamente similar. Corriente citó varias hipótesis, como que Tiríd ‘ala rrús, aqṭá‘ lína, “la frase que se preguntaba a la esposa que se casaba por segunda vez” acabó convertida en “que si quieres arroz, Catalina”. En árabe, las palabras arroz y esposo suenan parecido.

El académico también defendió que a troche y moche procede de tuǧíb ma waǧáb (“ponga las condiciones que ponga [la esposa para acceder al divorcio])”; a trancas y barrancas, de atrakkán barrámka (“busca un rincón con la yegua para defenderte de varios atacantes simultáneos)”, dormir la mona de múna (“provisión”, de vino en este caso) y nana, nanita, de nám, nám, nám ínta (“duerme, duerme, duérmete tú”), posiblemente vinculada a que muchos señores e hidalgos cristianos emplearon niñeras moriscas tras la Reconquista.

“Pueden aparecer, sobre todo a partir de la Edad Moderna, palabras cuya etimología más creíble sea árabe andalusí, por el hecho históricamente innegable de que andalusíes de diversas comunidades, mudéjares y moriscos, en particular de ciertos oficios, se mezclaron íntimamente con cristianos nuevos y viejos y les transmitieron un buen número de frases y palabras particularmente expresivas, y a menudo de registro ínfimo”, explicó.

La entrada de algunos términos en el castellano nos da pistas de la sociedad de la época. Corriente recordó el “número considerable de voces, nombres de juegos o términos usados en ellos que parecen implicar que la adusta sociedad cristiana anterior a la conquista islámica jugaba poco”. Han quedado algunas que pronunciamos desde la infancia sin entender su origen: ra, ra, ra (“mira, mira, mira”) o alabí alabá alabín bombá, que es “una mezcla de árabe y romance” que significa “jugadores, venga ya, el juego va bien”.

Aunque centrado en los aspectos lingüísticos, el discurso de Corriente incluyó alguna alusión crítica a la actitud histórica de Occidente hacia el mundo árabe-musulmán, como haber "ignorado o minusvalorado largo tiempo" las "posibilidades conflictivas del salafismo fundamentalista" por "no querer saber de estos países sino que allí había (...) más o menos, el clásico trinomio de petróleo, colonización y cipayos".

ALMERÍA, LA NOVIA DESVELADA
El académico también habló de los "falsos orígenes" atribuidos a nombres geográficos hispánicos de étimo árabe. Almería, por ejemplo, viene del andalusí almaríyya “desvelada, por la novia que se quita el velo en la boda”. Nada tiene que ver con el mar, sino con un impuesto, llamado igual que la urbe, que pagaban las bodas mudéjares. Murcia es probable que sea un adjetivo favorecedor (mursíyya, “bien asentada”), como los que recibieron El Cairo (“la victoriosa”) o Medina Azahara (“la ciudad floreciente). "A la recíproca y en error, aún hay quien mantiene la hipótesis del origen árabe del nombre de Madrid", que derivaría del romance Matrice y no de Mayrit, precisó.

viernes, 18 de mayo de 2018

Un inglés agradecido

“A lo mejor no me creéis, pero no os miento si os digo que en España todo es mejor”

En esta carta abierta, el pianista y escritor James Rhodes, que se instaló en Madrid en 2017, muestra verdadero entusiasmo con su país de acogida. Consiguió un enorme éxito con 'Instrumental', libro en el que narra cómo la música le ayudó a superar el trauma de los abusos sexuales cuando era niño

JAMES RHODES

18 MAY 2018 - 10:10 CEST

Nunca he entendido del todo eso de tener un hogar. Vale, es el sitio donde duermes y estás a cubierto, pero al margen de eso el concepto hogar no tenía para mí demasiado sentido. Supongo que me he pasado media vida huyendo. De mí o de los desastres que yo mismo he provocado, por norma general. Pero hace nueve meses dejé de huir. Me instalé en Madrid. Encontré un hogar. Y descubrí en qué consiste tenerlo.

Una cosa es conocer ese Madrid que nos ofrece el Prado, el Thyssen, el Reina Sofía. Escaparte a la hora de la comida para ir a ver el Guernica y después hacer un picnic en el Retiro, visitar el Palacio Real y tomarte una caña en la plaza Mayor. Pero enamorarse de la Cava Baja o de la calle del Espíritu Santo, que a vosotros os parecerán de lo más normal pero que para mí están llenas de magia, es otro nivel.

Ver a la gente de paseo, tan tranquila (imposible en Londres), o esperando a que el semáforo se ponga en verde (no lo había visto en la vida)

Ver a la gente de paseo, tan tranquila (imposible en Londres), o esperando a que el semáforo se ponga en verde (no lo había visto en la vida). Contar la cantidad de parejas que van por ahí de la mano. Sonreír al contemplar la majestuosidad de Serrano, donde una chaqueta cuesta lo mismo que un coche. Ver una obra increíble en El Pavón Teatro Kamikaze, picar unas croquetas que literalmente pueden cambiarte la vida en el restaurante Santerra, reírte de lo buenos que están los cruasanes del Café Comercial, presenciar cómo los profesionales de Sálvame analizan el lenguaje corporal de Letizia frente a un público embelesado.

Las diferencias entre este país y el Reino Unido son incontables. Estoy escribiendo esto enfermo, desde la cama, a las dos de la madrugada, tras un viaje de tres días en Reino Unido en el que he pillado la gripe del Brexit. Al llegar Madrid, llamé a mi seguro médico. Una hora después un médico se presentó en mi casa y me recetó antibióticos. Aquí pago treinta y cinco euros al mes por el seguro médico (puede parecer un lujo, pero lo necesito por mis operaciones de espalda pasadas). En Londres pagaba diez veces más. Y allí las visitas médicas en tu domicilio cuestan unos doscientos euros.

Estoy escribiendo esto enfermo, desde la cama, a las dos de la madrugada, tras un viaje de tres días en Reino Unido en el que he pillado la gripe del Brexit

A lo mejor no me creéis, pero no os miento si os digo que aquí todo es mejor. Los trenes, el metro, los taxistas, los desconocidos amabilísimos, el ritmo de vida tranquilo, la asombrosa capacidad de insultaros los unos a los otros (pasando de la madre o de la actividad sexual de nadie, vosotros recurrís a peces, espárragos y leche, un arte digno de Cervantes), el idioma increíble (contáis con quisquilloso, rifirrafe, ñaca-ñaca, sollozo, zurdo o tiquismiquis, que podría ser mi apodo). Vuestro diccionario es el equivalente verbal de Chopin. Me parece guay de Paraguay la cantidad de fumadores empedernidos que hay aquí, mandando a la mierda a todos los médicos y a los gilipollas moralistas de Los Ángeles. Son asombrosas la cordialidad del vive y deja vivir y la generosidad. El premio a la croqueta del año. El respeto que os inspiran los libros, el arte, la música. El tiempo que dedicáis a la familia y al descanso. A las cosas que importan.

Impresiona también la cantidad de gente con talento que se llama Javier (Bardem, Cámara, Calvo, Ambrossi, Manquillo, Del Pino, Marías, Perianes, Navarrete, entre muchos otros. Adivinad cómo voy a llamar a mi próximo hijo).

Me parece guay de Paraguay la cantidad de fumadores empedernidos que hay aquí, mandando a la mierda a todos los médicos y a los gilipollas moralistas de Los Ángeles

Vosotros inventasteis la siesta, y aun así trabajáis más horas que casi en cualquier otro país de Europa.

He conocido a extraños en el metro con los que he acabado interpretando a Beethoven, a abuelas que me han hecho torrijas y me han hablado de cuando tocaban el piano, a pacientes de psiquiátricos cuya valentía me ha dejado flipado, a un chaval que toca el piano muchísimo mejor que yo a su edad y a quien he podido dar algunas clases gratis. Hasta Despacito suena de puta madre en el metro a las ocho y media de la mañana si la toca un anciano que sonríe, y al observar a los demás pasajeros me doy cuenta de que es una sonrisa contagiosa. Me he tirado horas en el Carrefour de Peñalver abrumado por los colores, los sabores, los olores y lo fresco que es todo (en Londres algo así es impensable), he visto tomates del tamaño de un balón de fútbol en la frutería de mi calle, he recibido bizcochos de unos vecinos que, en lugar de quejarse por el ruido, me piden que toque el piano un poco más fuerte. He descubierto las natillas.

Y así podría seguir horas.

Aquí hay un montón de cosas buenas, a veces escondidas. He sido testigo de la extraordinaria labor que llevan a cabo organizaciones como la Fundación Manantial, Save the Childen, la Fundación Vicki Bernadet, Plan International y tantas otras, grandes y pequeñas, capaces de aliviar parte del dolor que hay en este mundo. Y no piden elogios, premios ni agradecimientos.

Vosotros inventasteis la siesta, y aun así trabajáis más horas que casi en cualquier otro país de Europa.

Evidentemente también hay problemas. Cómo no iba a haberlos. Las leyes espantosas, ofensivas e inhumanas que se aplican a las agresiones sexuales (vistas en el caso de La Manada) que desde luego tienen que cambiar. Las drogas, la indigencia, el tráfico de personas, los abusos, los recortes en sanidad, las enfermedades mentales, los problemas económicos. La corrupción en el poder. Los políticos (en serio: ¿por qué no dejamos que Manuela Carmena, la superabuela, se encargue de España unos años y la arregle?). Los azotes diarios y desde tiempos inmemoriales. Sin embargo todo esto no os ha vuelto insensibles, fríos, desagradables y cerrados como ha pasado en tantos países, sino que os ha hecho abiertos, ha sacado a la luz un poquito de la pureza y de la bondad que hay en el mundo, y, joder, qué orgulloso estoy de ser una figura diminuta y solitaria que deambula por este país asombrándose por su vitalidad colectiva.

Este año, por trabajo, voy a ir a Ibiza, Sitges, Sevilla, Granada, la Costa Brava, Cuenca, Vigo, Vitoria, Zaragoza y a muchos otros sitios increíbles. He visitado docenas de ciudades a lo largo de los últimos dos años. Soy un extranjero, un huésped, y, en tanto que anglosajón, no creo que tenga el derecho de hablar de política, pero lo que sí puedo decir es que en Barcelona, Gijón, Madrid, Santiago o Girona, en todas partes, siempre me he encontrado lo mismo: cariño, hospitalidad, sonrisas, generosidad. Tambien distintas gastronomías: la paella valenciana es la única de verdad, obvio, y lo mismo pasa con los churros en Madrid y el salmorejo en Andalucía. Lo mejor que puedes llevarte a la boca lo encontrarás en San Sebastián (bueno, a lo mejor la estoy liando, así que mejor lo dejo). He encontrado diferentes acentos (Galicia, lo siento, pero no entiendo ni una sola palabra de lo que dicen tus habitantes, ni siquiera cuando veo First Dates con subtítulos; la culpa es mía, pero es que hablan demasiado deprisa), pero tras cara acento siempre había un corazón enorme, dedicación al trabajo, abrazos, una tremenda hospitalidad.

Antes nunca miraba hacia arriba; caminaba con la vista clavada en la acera o el móvil. Aquí en España lo miro todo con asombro

Me encanta este país. Para mí, está en lo más alto. Metafórica y literalmente. Antes nunca miraba hacia arriba; caminaba con la vista clavada en la acera o el móvil. Aquí en España lo miro todo con asombro. Os miro a vosotros y vuestra belleza me ciega. Ahora sí miro hacia arriba. Porque me siento a salvo. Y visible. Y apoyado. Y bienvenido.

Hace poco estuve en Londres y visité a Billy, mi psiquiatra. Me dijo que hace diez años dudaba de mi supervivencia. Que incluso hace un año no lo tenía nada claro, y con razón. Y que jamás me había visto tan bien como me ve ahora. Y ¿sabéis qué? Mucho se lo debo a España.

Algunos dirán que la gente me trata distinto debido a mi éxito relativo, al hecho de que me alojo en hoteles bonitos y ceno en buenos restaurantes. Así que permitidme que acabe con un recuerdo.

Qué orgulloso estoy de ser una figura diminuta y solitaria que deambula por este país asombrándose por su vitalidad colectiva

Hace mucho tiempo (demasiado), cuando era muy pequeño, veraneábamos en Mallorca todos los años. En agosto nos alojábamos un par de semanas en un apartamentito de mierda que estaba en la playa de Peguera. En mi memoria, esas vacaciones son el refugio más seguro, perfecto e increíble de mi infancia. Significaba alejarme de la zona en guerra que era mi vida en Londres: violenta, monocromática, dominada por las violaciones que sufría. Durante un breve período de tiempo, con ocho o nueve años, pude comprarle tabaco (un paquete de Fortuna por pocas pesetas), en la tiendecita de la playa de Pedro. Pude beber Rioja calentorro (gracias de nuevo, Pedro), contemplar las estrellas, bañarme en el mar, engañar de vez en cuando a alguien para que me invitara a hacer esquí acuático, disfrutar del sol. Y, sobre todo, disfrutar de la sensación de estar a salvo, protegido. Treinta años después, me brindáis lo mismo. Y nunca podré expresaros mi gratitud por ello.