sábado, 15 de septiembre de 2018

Curiosidades sobre las Terreras y el siglo XVIII ciudarrealeño

Mi primera noticia sobre las Terreras vino cuando estudiaba en el instituto. A uno de mis compañeros las monjas le dejaban pasar, previa campanilla, al palomar del convento. Y es que desde antiguo solo gozaban de este tipo de criaderos los que poseían ejecutoria de hidalguía (por eso dice Cervantes que Alonso Quijano comía "algún palomino de añadidura los domingos");  escarbando algo he visto que desde la Edad Media el privilegio señorial se extendía a las fundaciones religiosas; en 1552 se le llamaba “derecho de palomar”. En el Lazarillo, el escudero cuenta que uno suyo “a no estar derribado como está, daría cada año más de docientos palominos”, con lo que apoyaba sus pretensiones de hallarse entre “los más altos”.

El hidalgo pobre era un motivo folklórico. Inspiró a Cervantes su celebérrimo personaje, e instaló en nuestra literatura un tema que ya no nos abandonaría: la pobreza. Algo a lo que no se dedican tesis en nuestro país por clasismo y aporofobia. A título de curiosidad, por si le puede valer al señor Cantero, quien ha poco ha publicado un libro sobre vestimenta regional, mencionaré de paso que los hidalgos manchegos usaban paño de grana blanca para hacer sus capas de lujo, como cuenta el docto primer comentarista manchego del Quijote Juan Calderón Espadero, al que le van a hacer un programa en "La 2" al que me han invitado para entrevistarme. Aclaro que la grana era un tipo de insecto, otras veces llamado cochinilla, del cual se extraía un tinte de añil (y otros colores) cuya variedad específica servía para teñir de blanco ese paño.

Pasó el tiempo. Descubrí que el párroco de Santiago que atendía ese convento a fines del siglo XVIII era un cura ilustrado que escribía artículos y poemas en el Semanario de Salamanca a fines del siglo XVIII bajo el pseudónimo de "Lidoro". En alguno de ellos escribe que poseía en las Terreras un despacho con libros; de ellos solo menciona la segunda edición (1789) de la Poética de Ignacio de Luzán, la más severamente neoclásica al haber sido corregida y aumentada por Llaguno; por otras inferencias debía tener además las Poesías (1785) de su vate más estimado, Juan Meléndez Valdés. "Lidoro" llegaría luego a dirigir el Hospicio de Ciudad Real durante la ocupación francesa; allí tenía varios cuadros, uno de ellos un retrato de Carlos III, regalados por su ilustrado amigo, el funcionario de rentas reales José Boada. Este hombre, de origen catalán, por cierto, era pintor aficionado y uno de sus hijos llegaría andando el tiempo a ser alcalde de la ciudad ya en el siglo XIX. 

Mientras andaba enfrascado reuniendo y editando los artículos y poesías de Lidoro repasé los libros de defunciones de la parroquia de Santiago. Mi intención era conocer en qué tiempo había llegado el párroco allí, y me sorprendió encontrar continuamente monjas muertas sobre la misma estación. Se debía a las epidemias de tercianas que provocaba la laguna que había donde estaba el antiguo instituto masculino. El pobre párroco, cuyo carácter bonachón (y testarudo) asimilé leyendo y editando sus obras, me  contó que en las Terreras solía inspirarse para escribir inhalando rapé (tabaco en polvo), entonces considerado medicinal. En uno de sus primeros artículos escribió que se sentía muy aburrido en una "cueva de Montesinos" como Ciudad Real; el tedio le hacía inventar fantasías como Don Quijote, en este caso poesías pastoriles y artículos que enviaba como colaboraciones al Semanario de Salamanca. Incluso una historia de Ciudad Real en verso que era lo único que se conocía sobre él en el XIX y XX hasta que yo logré descifrar quién se ocultaba bajo el pseudónimo de Lidoro. Había por entonces algunos abogados y eclesiásticos ciudarrealeños muy ilustrados, como el viajado astrónomo Salvador Jiménez Coronado, que escribió unos extensos Pensamientos sobre la educación pública de la juventud, inéditos todavía (ojalá a alguno de los ilustres profesores de la facultad de Magisterio se les ocurra editarlos: están fechados en Madrid, 15 de junio de 1793, y pueden leerse en el Archivo Histórico Nacional). Cita a casi todos los teóricos sobre la materia, incluidos Locke y Rousseau, aunque es de sesgo fundamentalmente helveciano. Resulta típico que este trabajo no haya interesado todavía a ningún investigador manchego, sino solo a un coreano, Kim Suyeon; pero ya sabemos que Corea del Sur tiene mejores institutos y universidades y, por supuesto, mejores facultades de magisterio que Ciudad Real.

"Lidoro" se llamaba Sebastián de Almenara Pablo; averiguarlo me llevó cuatro años de juntar piezas de rompecabezas y de labores, como se suele decir, detectivescas. Nació al parecer en Belmonte del río Perejil, llamado después Belmonte de Calatayud y actualmente Belmonte de Gracián (por ser patria chica del famoso escritor conceptista barroco), provincia de Zaragoza, antes de 1752. Sus padres fueron Silvestre Almenara y Bárbara Pablo y Pérez; murió desterrado por afrancesado en Agudo, provincia de Ciudad Real, el 16 de octubre de 1811. Jara, que es el que parece más informado y a quien todos los demás siguen, le da el título de doctor en teología y dice que vino de fuera. A la ciudad manchega llegó al parecer en diciembre de 1775 o en 1777, siempre según el canónigo Jara. Allí fue párroco por oposición de su Iglesia de Santiago Apóstol, en la que levantó una bóveda neoclásica para cubrir la techumbre mudéjar y adosó dos panteones, ahora desaparecidos; es más, restauró la ermita de Santa María la Blanca, obra que concluyó en 1779.

Su  primera obra fue un  Compendio de historia de Ciudad Real escrito en silvas que a su muerte quedó manuscrito y fue impreso en Ciudad Real en el folletín de La Atalaya entre 1870 y 1871 por el padre Jara (del que habría mucho que hablar; fue un gran y erudito filólogo, cuyos cuarenta volúmenes de obras, si mal no recuerdo, se han perdido, lo que resulta especialmente doloroso en especial por un Diccionario crítico y consultado de escritores españoles de su época que hizo escribiéndose con ellos. Solo ha quedado uno de esos tomos y los resúmenes de los otros que ofrece en su libro biográfico de 1915 Pedro Fabo). Durante la Guerra de la Independencia se le llamó afrancesado por haber escondido en su casa de las furias populares al Corregidor y a su hijo el 9 de agosto de 1808 y por haber sido recomendado como vicario eclesiástico interino durante el dominio de José I, aunque fuera nombrado legalmente como tal por el arzobispado afrancesado suplente; con eso, y con las intrigas que nunca faltan de los aspirantes "legales" al cargo, hubo bastante para que en 1810 se le sustituyese por Esteban Sánchez de León y se le desterrase a Agudo, donde murió el 16 de octubre de 1811. Escriben sobre él los padres Inocente Hervás y Buendía y, sobre todo, el agustino recoleto secularizado Joaquín de la Jara, en la nota sexagésima de la edición de su única obra conocida hasta el momento, el citado Compendio, cuyo texto deturpó sin embargo sustituyendo las rimas agudas por las llanas y limando el texto otras veces. Menos datos aportan Delgado Merchán y Rafael Ramírez de Arellano. Hasta aquí lo que el investigador saca en limpio de lo conocido hasta ahora.

Mucho más he averiguado yo por mi cuenta.  En el Semanario de Salamanca entre 1794 y 1798 numerosos poemas líricos y artículos polémicos bajo el pseudónimo "Lidoro" contra el académico Munárriz y otros autores que se datan en Ciudad Real, algunos de los cuales ofrecen curiosas informaciones sobre la ciudad manchega y personajes de sus círculos intelectuales. Picada mi curiosidad, decidí ahondar más, sin sospechar siquiera que Almenara tuviera que ver en el asunto. Tras no pocas cábalas, fui atando cabos y encajando las piezas y llegué al fin a algunas conclusiones: primero, que era un religioso, más probablemente secular que regular; segundo, que la cronología casa con Sebastián Almenara; tercero, que Lidoro Sirenay era muy amigo del catalán José Boada, a quien recomienda calurosamente en un poema que le dedica en el Semanario de Salamanca, y que ambos, Sebastián de Almenara y José Boada, aparecen como amigos y contertulios también en un importante documento exhumado por Juan Díaz-Pintado (AHN, Consejos, leg. 2326, exp. 11) fechado en 1790, donde se hace a Almenara también lector de gacetas y aficionado a la literatura. Cuarta, que si era doctor, ese título tuvo que obtenerlo en alguna universidad, y si vino de fuera, es posible que esa universidad fuera la de Salamanca, que tanto echa de menos el tal Lidoro Sirenay. El daimieleño Pedro Estala, el amigo de Godoy y Moratín, alaba los conocimientos del autor, a quien debía conocer, ya que Lidoro lo cita bajo su capuz poético Damón (que le pusieron, además de por helenista, por sus maneras algo "mujeriles"). Quinto, su única obra conocida hasta ahora, el Compendio histórico, recuerda una obra homónima publicada en Salamanca, el Compendio Histórico de la Ciudad de Salamanca… (Salamanca: Antonio de Lasanta, 1776), del que es autor el sacerdote Bernardo Dorado (1710-1778). Sexto, la acusación de afrancesado casa también con su estrecha vinculación al profesor de Salamanca y obispo manchego Francisco de la Dueña Cisneros (Villanueva de la Fuente, 1753 - Madrid, 1821). Pero las pruebas definitivas ya las incluí en uno de los volúmenes recopilatorios del IEM.

Almenara escribió en Ciudad Real varios poemas para elogiar a los soldados caídos del Regimiento de España cuando acabó la Guerra contra la Convención, pero también muchas más obras en verso de sesgo arcádico, horaciano y costumbrista, y muchos artículos de prosa (crítica y polémica literaria, sobre todo) que tengo editadas y estoy demasiado cansado para publicar. La obra de Lidoro/Almenara es muy abundante en prosa y verso y viene toda reseñada en Francisco Aguilar Piñal, Índice de las poesías publicadas en los periódicos españoles del siglo XVIII, Madrid, CSIC , 1981, ''s. v''. Lidoro, Lidoro de Sirene o Lidoro Sirenay o Sirenaye.  Sus versos están llenos de resabios de fray Luis de León y de la lírica del XVI. Conocía a Antonio Calama, párroco de Villarrubia de Santiago, en Toledo y coeditor de las Poesías póstumas (1793) de José Iglesias de la Casa, el famoso poeta homosexual. Quien más ha tratado sobre el enigmático Lidoro, sin saber quién era realmente, y su importancia como líder de una serie de poetas salmantinos ha sido Fernando Rodríguez de la Flor en su El semanario erudito y curioso de Salamanca (1793- 98). Madrid, Facultad de Ciencias de la Información, 1984, y en otros trabajos como “Poéticas y polémicas en el "Semanario erudito y curioso de Salamanca" (1793-1798)”, Castilla: Estudios de literatura, núm. 9-10, 1985, págs. 129-142 y “La Guerra de la Convención en el  Semanario Erudito y Curioso de Salamanca”, Estudios de Historia Social, núm. 52-53, 1990, págs. 425-434. Pero este artículo ya se pasa de largo. Ya les diré en otra ocasión sobre manuscritos autobiográficos inéditos o perdidos sobre la Guerra Civil en Ciudad Real que al parecer nadie conoce o ha mencionado o tiene interés en divulgar.

domingo, 9 de septiembre de 2018

La gran recesión de 2008, diez años ya

Diez años bastan. En este decenio se ha producido la mayor intervención pública para salvar el capitalismo y la democracia tal y como los conocíamos

JOAQUÍN ESTEFANÍA, "Diez años bastan", El País, 7 SEP 2018: 

"El jueves [18 de septiembre], a las once de la mañana, la Reserva Federal (Fed) advirtió una enorme disminución de las cuentas del mercado monetario en EE UU: dinero por valor de 550.000 millones de dólares fue retirado en cuestión de una hora o dos. El Tesoro abrió su ventanilla para ayudar e inyectó unos 105.000 millones de dólares en el sistema, pero pronto se dio cuenta de que no podía detener la marea. Estábamos teniendo una afluencia masiva electrónica en los bancos. Ellos decidieron suspender la operación, cerrar las cuentas monetarias y anunciar garantías de 250.000 dólares por cuenta, de manera que no se produjese más pánico. Si no lo hubieran hecho, estimaban que a las dos de esa tarde habrían sido retirados 5,5 billones de dólares del sistema de mercado monetario de EE UU, y esto habría desplomado la economía mundial. Habría sido el fin de nuestro sistema económico y de nuestro sistema político, tal como lo conocemos”.

Estas palabras del demócrata Paul Kanjorski, que presidía el comité del mercado de capitales en el Congreso de EE UU, son muy útiles para recordar el ambiente apocalíptico que se vivía hace ahora una década, a raíz de la quiebra del gigantesco banco de inversión Lehman Brothers, después de que fracasasen todos los intentos de las autoridades americanas de vendérselo a alguien. Cuando el secretario del Tesoro Henry Paulson intentó endosárselo al británico Barclays Bank, su colega de Reino Unido le respondió: “No queremos importar vuestro cáncer”.

La lista de libros que en esta década han informado, analizado, comparado e incluso producido alternativas al funcionamiento del sistema capitalista —que estuvo en un tris de hacer realidad las profecías de Marx sobre su derrumbamiento— es casi infinita (Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro, de Paul Mason). Afortunadamente, uno de los últimos textos publicados compendia en buena parte a todos los demás y se erige en una referencia imprescindible para profundizar en estos tiempos: Crash. Cómo una década de crisis financiera ha cambiado el mundo, del profesor de la Universidad de Columbia Adam Tooze. Relata Tooze cómo al día siguiente de la caída de Lehman, paralizados los mercados financieros, planificándose las primeras inyecciones de centenares de miles de millones de dólares para salvar Wall Street; mientras el Gobierno republicano de Bush nacionalizaba AIG, una de las mayores aseguradoras del mundo (especializada en seguros de impago de créditos), al tiempo que la histeria se contagiaba irremediablemente en Manhattan Sur, unos metros más allá, en Nueva York, se abría el periodo correspondiente de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

No fue un accidente puntual, sino un cambio global: trajo el populismo, el autoritarismo y el Brexit

El primer orador en la ONU en aquella ocasión, Lula da Silva, denunció enérgicamente el caos especu­lativo que había provocado la caída de los bancos. El segundo interviniente, el presidente de EE UU George Bush, parecía sonado, desconectado de la realidad, y dedicó su alocución sobre todo al terrorismo; la crisis financiera tan solo ocupó dos párrafos al final, pese a que la zona cero de la misma apenas estaba unas calles más allá. Una semana después, el secretario del Tesoro pedía permiso al Congreso americano para instrumentar el primer paquete de ayudas al sistema financiero por valor de 700.000 millones de dólares, con el siguiente argumento: “Si no hacemos esto hoy, el lunes ya no habrá economía”.

Hay casi unanimidad en los analistas en que la Gran Recesión no fue un accidente puntual de la economía, sino un cambio global cuyas consecuencias se han multiplicado en el territorio de la política (crisis de representación, con la aparición de nuevas formaciones a derecha e izquierda, el resurgir del populismo y de los autoritarismos, la multiplicación de los movimientos de indignados) y de la geopolítica (las guerras comerciales, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, la permanencia definitiva de China como superpotencia mundial, etcétera). Estas transformaciones consiguen que algunos estudiosos (Steve Keen, en La economía desenmascarada) denominen a la crisis “la Segunda Gran Depresión”. En la comparación entre ambos periodos recesivos se destaca que los problemas entre el año 2008 y la actualidad fueron menos profundos que los de la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado (excepto para un país mártir como Grecia, como subraya en sus muy interesantes y polémicas memorias Yanis Varoufakis, Comportarse como adultos. Mi batalla contra el ‘establishment’ europeo), pero más extensos y, sobre todo, más complejos que aquellos.

Algunos textos (10 años de crisis. Hacia un control ciudadano de las finanzas, editado por ATTAC) defienden que la Gran Recesión todavía no ha acabado, aunque el mundo haya vuelto a una etapa de crecimiento económico y de reducción de las tasas de paro, sino que se ha producido una mutación silente de la misma y una metástasis de sus efectos negativos más estructurales como son la precarización de la vida y los mercados de trabajo (El precariado. Una nueva clase social, de Guy Standing, o ­Chavs. La demonización de la clase obrera, de Owen Jones) y la desigualdad, con la emergencia de una serie de estudios científicos que han situado esta característica central de la economía capitalista en el frontispicio de sus deficiencias (por ejemplo, El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, o Desigualdad mundial y Los que tienen y los que no tienen, de Branko Milanovic). La mixtura permanente y su retroalimentación entre la precariedad y la desigualdad ha sido desarrollada por Oliver Nachtwey (La sociedad del descenso), entre otros. Durante la Gran Recesión se ha expandido, como en pocos momentos de la historia contemporánea, una redistribución a la inversa de las rentas, la riqueza y el poder de los ciudadanos.

Una gran polémica ideológica permea estos años en el mundo de las ciencias sociales: la que divide a los economistas de agua dulce (los ortodoxos, neoclásicos, neoliberales, o como quiera denominárseles) y a los economistas de agua salada (keynesianos, progresistas, socialdemócratas…), que discuten las causas de que los primeros, dominantes en la academia y en la política, no fueron capaces de prever la llegada de la crisis y cómo tuvieron que abandonar sus opciones y recuperar las lecciones del keynesianismo con el fin de superar los más lacerantes desequilibrios (Pasado y presente. De la Gran Depresión del siglo XX a la Gran Recesión del siglo XXI, editado por Pablo Martín-Aceña). Durante la última década hubo de ampliarse irremediablemente el marco cognitivo neoliberal, hegemónico en la práctica política desde los años ochenta del siglo pasado, operando el sistema en muchos momentos como una suerte de capitalismo de Estado (Austeridad. Historia de una idea peligrosa, de Mark Blyth). Por primera vez se trataba de una crisis de la que no podía culpabilizarse a la periferia, sino que nació y se expandió desde el corazón del capitalismo (Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera, de Carmen Reinhard y Kenneth Rogoff). Durante las tres últimas décadas, la revolución conservadora había aleccionado al mundo bajo el principio teórico de que “el mercado lo solucionaría todo”. Pero Wall Street se hundía y algunos inversores se tiraban de cabeza al asfalto, por lo que se arrojó a la basura tal idea y se instrumentó la más formidable intervención con dinero público de la que se tiene memoria. El célebre “consenso de Washington” (disciplina fiscal y monetaria) no dejaba de ser una piadosa jaculatoria de los teóricos sin contacto con la realidad. El problema no era, como habían dicho, de Gobiernos grandes, de ogros filantrópicos, sino de Ejecutivos débiles, demediados. Sin los instrumentos regulatorios adecuados ante la magnitud de las dificultades.

No todos los economistas fracasados han reconocido sus errores, o han hecho las reflexiones adecuadas sobre la soberbia contorsión ideológica que hubieron de practicar para salvar al sistema de su suicidio (pasar sin solución de continuidad de Hayek a Keynes). Mientras Alan Greenspan, presidente de la Fed —al que sus discípulos denominaban “el maestro”—, manifestaba permanecer en “un estado de conmoción”, porque “todo el edificio intelectual se había hundido”, su sucesor, Ben Bernanke, argumentaba que no había necesidad alguna de revisar la teoría económica como resultado de la crisis, inventándose una coartada retórica: distinguió entre “ciencia económica”, “ingeniería económica” y “gestión económica”… para continuar en el mismo sitio. “La reciente crisis financiera”, escribió, “ha tenido más que ver con un fallo en la ingeniería económica y en la gestión económica que en lo que yo he llamado ciencia económica (…); las deficiencias en materia de ciencia económica (…) fueron en su mayor parte menos relevantes de cara a la crisis; es más, aunque la mayor parte de los economistas no previeron el casi colapso del sistema financiero, el análisis económico ha demostrado ser —y lo seguirá demostrando— de una importancia crítica a la hora de entender la crisis, desarrollar políticas para contenerla y diseñar soluciones de más largo plazo para prevenir su recurrencia”.

Steve Keen, gran debelador de la ciencia económica tradicional —y de los estudios universitarios que la ponen en circulación—, plantea el argumento de que la economía neoclásica (y su secuela, la “austeridad expansiva”) ha contribuido a multiplicar la calamidad que intentaba prever. Si su único fallo hubiera sido no anunciar con tiempo la crisis financiera para que los ciudadanos pudiesen guarecerse de la misma, sus portavoces no se diferenciarían de los meteorólogos que no avisan de la llegada de un tsunami; serían responsables de no haber dado la alerta, pero no se les podría culpabilizar de la tormenta misma. La economía neoclásica tiene una responsabilidad directa en la tormenta, ya que convirtió lo que podría haber sido una crisis y una recesión “del montón” en una crisis mayor del capitalismo, junto a la Gran Depresión y las dos guerras mundiales. La Gran Recesión fue mucho peor de lo que hubiera sido sin la intervención de los ortodoxos.

Poco después de la quiebra de Lehman Brothers, los problemas llegaron a Europa…

VEINTE LIBROS PARA ENTENDER LA GRAN RECESIÓN
Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo. Adam Tooze. Editorial Crítica, 2018.

La economía desenmascarada. Steve Keen. Capitán Swing, 2015.

El capital en el siglo XXI. Thomas Piketty. Fondo de Cultura Económica, 2014.

Austeridad. Historia de una idea peligrosa. Mark Blyth. Editorial Crítica, 2014.

Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera. Carmen Reinhard y Kenneth Rogoff. Fondo de Cultura Económica, 2011.

El precariado. Una nueva clase social. Guy Standing. Pasado y Presente, 2014.

Postcapitalismo. Hacia un nuevo mundo. Paul Mason. Paidós, 2015.

Chavs. La demonización de la clase obrera. Owen Jones. Capitán Swing, 2013.

10 años de crisis. Hacia un control ciudadano de las finanzas. ATTAC, 2018.

Occupy Wall Street. Manual de uso. Janet Byrne, director. RBA, 2013.

Comportarse como adultos. Yanis Varoufakis. Deusto, 2017.

Los que tienen y los que no tienen. Branko Milanovic. Alianza Editorial, 2012.

La economía del bien común. Jean Tirole. Taurus, 2017.

Por qué fracasan los países. Daron Acemoglu y James Robinson. Deusto, 2012.

Cómo hablar de dinero. John Lanchester. Anagrama, 2015.

Los límites del crecimiento: 30 años después. Donella Meadows, Jorgen Randers y Dennis Meadows. Galaxia Gutenberg, 2006.

El desmoronamiento. 30 años de declive americano. George Packer. Debate, 2015.

La gran brecha. Joseph Stiglitz. Taurus, 2015.

La paradoja de la globalización. Dani Rodrik. Antoni Bosch Editor, 2011.

La mentira os hará libres. Fernando Vallespín. Galaxia Gutenberg, 2012

lunes, 3 de septiembre de 2018

Así es si así os parece

Los físicos nos dicen que el espacio vacío es un material que puede contraerse, estirarse o curvarse como la política bipartidista y que, en realidad, no hay vacío. O sea, que no hay no hay, que es decirlo dos veces y hasta un poco contradictorio. No sé,  no sé. Al contemplar, por ejemplo, el horror vacui que suscita el señorito Casado, se repara de inmediato en que, si parece haber algo en lugar de nada (en el "nuevo" Pepé), todo parecido es pura reincidencia. Porque su aportación consiste solo en copiar a Rivera y sustituir las momias de viejos por momias de jóvenes; por ejemplo, un Suárez Illana en vez de un Paquito Franco. Qué fachondeo. En fin, se puede decir que no hay no hay, pero aún menos: porque Mariano nos ha dejado con casi medio billón más de deuda con recortes y todo y ya estamos más cerca del agujero negro. El tiempo se acaba y todo se ralentiza en un país como este: incluso para sacar a Franco del agujero ha habido que estar haciendo palanca durante cuarenta años. El agujero negro crece, y más ahora, que acude menos turismo y concluyen las ayuditas del BCE. Ni Hawking nos saca de esta.

Un carcajo como el señorito Casado no merece ni media carcajada. Incluso un flojo y descompuesto posibilista como Sánchez parece modernísimo a su vera (la izquierda, se entiende, si es que existe algo así en algo tan ambidextro como el bipartidismo). El agujero negro es dextrógiro, aunque para los zurdos sea levógiro. Enfrentado al horror del vacío, del no hay, Pedrín se limita a remozar lo que puede del estropicio derechista y a hacer precampaña. Su alter-nada alternativa, el tituladísimo Casado, es solo el mineral que se creó cuando se le juntó la morralla de corruptos cospedalianos al ganar la persa y perversa gataza Soraya. Ante esta Barbie Opus Dei Casado no pasa de madelman vetusto, ni siquiera airgamboy, cuanto más a moderno playmobil. Es solo un niñato de invernadero creado a imagen y semejanza de Rivera; podría ser uno de los concejales Roñeras de José Mota y ni se notaría.

Los mosquitos han montado un botellón conmigo este verano, pero hete aquí que soy el primero en estas páginas en denunciar las primeras hojas por el suelo, las primeras moscas atontadas por las bocanadas del fresco otoñal. Uno mira las noticias y, como tiene la retórica costumbre de hacer símiles y comparaciones, descubre dos cosas.

Por ejemplo, Amenábar Amenábar, moro de de la morería, está provocando ya escandalera por su película sobre el incidente entre Millán Astray y Miguel de Unamuno en la Salamanca de comienzos de la Guerra Incivil. La verdad, si tengo que comparar a tuertimancos fascistas, prefiero a Claus von Stauffenberg que a Millán Astray. Ambos se dejaron parte de sí mismos en África, pero uno ganó Humanidad y conspiró para evitar que se matara a su propio pueblo, el otro se volvió loco (se conserva su historial médico) y se dedicó a matar a aquellos que había jurado defender, en una Cruzada a la inversa en la que eran los moros los que restituían el presuntamente decaído absolutismo nacionalcatolicista.

El otro símil es el del payaso Trump. Dice que la culpa de la epidemia de opiómanos y heroinómanos que aqueja a los EE. UU. es de los mexicanos. Difícil es creerlo si conoces algo la materia (dicen que Trump es paleto y no lee)  y, en especial, qué es lo que importa a la gente pobre y no a Trump (quien ya ha intentado cargarse la seguridad social de los pobres, el Obamacare): cómo se puede acabar con esa epidemia.

Gracias a Dios, la dependencia de la heroína se puede curar definitivamente con un solo día de tratamiento en México; el nombre de esta maravillosa medicina es el clorhidrato de ibogaína. No provoca síndrome de abstinencia y si se controla médicamente evita por completo el mono y las recaídas. ¡Pero está prohibida en los Estados Unidos! ¿Por qué? Porque allí es mejor negocio tener caras clínicas de desintoxicación con Metadona, un "remedio" que es igual de adictivo y bastante más perjudicial, tratamiento largo, caro y de dudosa eficacia. Lo mismo cabe decir, para los problemas del espíritu, de alguna que otra droga sin contraindicaciones ni efectos secundarios dañinos especiales, como la Ayahuasca, que no te hace huir de los problemas, sino que te los desembrolla y pone delante de las narices para que los entiendas y los soluciones para siempre, hasta el punto de que algunas religiones la han adoptado ya como una forma de comunión. Se producen paradojas como que drogas legales, el alcohol por caso, provoquen adicciones que pueden ser curadas mejor que de ninguna otra manera por drogas ilegales, como ha sido demostrado para el caso del LSD, siempre bajo supervisión médica. El prestigiado cannabis, sin embargo, provoca esterilidad y en algunas personas con predisposición genética (el gen CSMD1), dependencia, amnesia y una cierta labilidad mental. Eso es porque solo uno de sus componentes, el CBD, es beneficioso como potente analgésico e incluso reductor de ciertos tipos de cáncer., mientras que el THC es el responsable de los efectos nocivos y tóxicos, especialmente entre los que tienden a la esquizofrenia, que ven agravada su enfermedad si fuman esta planta. 

En fin, semejantes paradojas son bastante frecuentes en Estados Unidos, que posee una magnífica sanidad solo para ricos y una de las peores para los pobres. Una película como Dallas Buyers Club (2013) descubre también como las farmacéuticas se aprovecharon en los Estados Unidos para hacer negocio con el SIDA, mientras que México ofrecía tratamientos económicos para esa enfermedad.  El llamado "hombre más odiado de los Estados Unidos", Martin Shkreli, un joven de 34 años director ejecutivo de la farmacéutica Turing, subió más de un 5.000% el precio de un medicamento para personas con el sistema inmune debilitado, el Daraprim, solo para hacerse más asquerosamente rico a costa de la muerte de enfermos pobres y sin seguro médico.  Muchos médicos estadounidenses, además, recetaron opiáceos como analgésicos contra el dolor al estilo House que creaban dependencia y que, al acabar su prescripción, fueron sustituidos por opiáceos, creando la famosa epidemia americana. No creamos que estamos lejos de esos efectos: un español afectado por dolores de espalda que tome Tramadol, por ejemplo, podría ser detenido si viajara a Egipto con esa medicina, que allí está prohibida, como en otros países. En Estados Unidos muchos utilizan todo tipo de trucos para consumir narcóticos, ya que les basta variar algo la fórmula para que la ley admita que no es una droga lo que se está tomando, al no estar recogida en la ley. Los efectos varían poco. En Estados Unidos las razones económicas priman sobre las morales. Por ejemplo, el lobby católico estadounidense ha impedido una y otra vez que se alargue la fecha de prescripción de las causas por estupro, para evitarse idemnizaciónes. Y es solo un ejemplo entre muchos. Dixi

jueves, 30 de agosto de 2018

Las utopías solo se pueden alcanzar después de la realidad

Dostoievski escribió en los Hermanos Karamazov: "El problema del socialismo no es el ateismo, es pretender erigir una torre de Babel invertida que trae a la tierra el reino de los cielos". Esto fue apenas unos 30 años después de que Marx escribiera junto con Engels el Manifiesto comunista.

Véase este vídeo de Antonio Escohotado:

https://www.youtube.com/watch?v=VTaNQw7jrC0

martes, 28 de agosto de 2018

Los enemigos del comercio, de Escohotado

I

Los enemigos del comercio: una reseña

Luis Miguel Andrés Llatas Profesor de filosofía en secundaria y bachillerato

De vez en cuando sentimos la fortuna pareja a la dicha (¿existe otra?) de dar con uno de esos libros en los que no deseamos pasar la última página. Aquellos que parecen escritos personalmente para el lector, en donde voracidad y templanza se alternan para alargar lo más posible la experiencia. Son aquellas obras en las que, una vez marcada la página, no miramos de perfil el lomo, por no enfrentarnos a que cada vez quedan menos hojas por leer. Koestler dijo que este fenómeno (el de encontrar el libro justo para el momento adecuado) lo propicia el ángel de la biblioteca. El último libro de Antonio Escohotado Los enemigos del comercio III: una historia moral de la propiedad (Espasa 2016) está más que bendecido por ese bibliófilo ser celestial.

Culminando una labor de más de 17 años de investigación, que comenzó con un año sabático en el 2000 para averiguar las causas de la pobreza y riqueza entre países que jugaban en distinta liga, llegamos al 2017 con tres ediciones ya del postrer tomo. Y las que quedan. Los apuntes de lo que iba a ser esta colosal obra sin precedentes en la bibliografía mundial bordan el texto (a ratos antropológico, a ratos biográfico y sobretodo poético) de Sesenta semanas en el trópico (Anagrama 2003), donde el autor pretendía escribir una "chalupa" que le ayudara a entender el fenómeno del comunismo.

Los enemigos del comercio se lee como si de una novela de Ken Follett se tratara, a pesar del goteo constante del dato, que va empapando el intelecto del lector según avanzan las páginas, obtenidos siempre de fuentes primarias. Hoy nos encontramos con tres tomos de más de 2000 páginas indispensables para todo aquel que pretenda conocer cómo se gesta y cómo naufraga todo propósito de crear un paraíso inmaterial (por abolición dineraria) en la tierra.

Sería imposible entrar en detalle a propósito de las inestimables aportaciones que Escohotado hace en su obra, pero quisiera, en tanto que profesor de ciencias sociales en secundaria, señalar aquellas que deberían aparecer en los libros de texto de mis alumnos y son escandalosamente omitidas:

Los movimientos revolucionarios/comunistas aparecen en etapas de relativa prosperidad y no carestía: máximo ejemplo sería el siglo XIX en donde la exuberancia de la Revolución Industrial, que permite pasar de la estacionalidad del cultivo a la estabilidad de la fábrica, despierta los primeros ardores de estómago de los mesías rojos. Ayudados por Dickens y Víctor Hugo, que pecan de amarillismo en sus obras reflejando una sociedad que no fue la del momento, surgen los primeros grupos comunistas modernos.

Ninguno de los grandes líderes del movimiento obrero, desde Marx pasando por Lenin o Stalin, fueron currantes, sino señoritos que vivían de sablazos o atracos, sin dar un palo al agua. Marx vive largo tiempo de dinero prestado o heredado (se pulió la fortuna de su mujer, Jenny von Westphalen), además de dejar morir a su hijo Edgar de hambre y de frío, mientras se negaba a aceptar un puesto de profesor en la academia de su amigo Wolff, a escasos metros de su casa. Otros tantos de sus vástagos fueron cayendo ante la desidia de quien pretendía salvar un grupo social al que nunca perteneció ni entendió. Además, nunca definió el concepto de "clase", que prácticamente confunde con estamento inamovible. Muere sin aclararlo.

La I Guerra Mundial fue consecuencia del aislamiento torticero ejercido sobre Alemania (que despuntaba como la potencia económica que hoy es) por parte de Francia e Inglaterra, ante el temor de que el país teutón se hiciera con el almirantazgo, dominando también los mares. En cualquier libro de la ESO (hagan la prueba) encontrarán que el motivo fue sofocar el excesivo belicismo de Prusia.

Durante la égida de Lenin (poco más de cinco años) murieron de frío y de hambre cerca de 30 millones de personas en Rusia. A mi juicio, uno de los datos más obviados que Escohotado rescata. Y se suponía que por la fuerza la humanidad iba ser arrastra a ser feliz (Gorki). Y a la muerte, también.

Invito al lector a que se acerque sin pereza a esta obra. Escohotado es sin duda una de las cabezas mejor amuebladas del panorama intelectual.

El acuerdo Ribbentrop-Molotov (Alemania-Rusia) firmado en septiembre de 1939 para repartirse Polonia fue el detonante de la II Guerra Mundial: ¿son acaso tan distintos los nazis de bolcheviques, cuando Hitler al final de su Mein Kampf confiesa que pretende acabar con la propiedad privada?

Para quienes duden de la semejanza entre los hunos y los otros: los estatutos de la Gestapo son un calco de los de las Chekas, siendo Dzerzhinsky el creador de las mismas a la vez que inspirador de su homólogo alemán Himmler.

Ni Mao ni Stalin (asesinos genocidas al mismo nivel que Hitler) leyeron El Capital de Marx. ¿Cómo aplicar la teoría de aquello que ni conocen?

El Che Guevara fue un liberticida que metió en campos de concentración (las UMAP cubanas) a no pocos homosexuales. ¿Lo saben quienes lucen hoy su efigie en camisetas en los Gay Pride?
Invito al lector a que se acerque sin pereza a esta obra. Escohotado es sin duda una de las cabezas mejor amuebladas del panorama intelectual. Autor a veces silenciado (cuando apareció el primer tomo en el 2008, apenas surgió ninguna crítica: creo que porque empezaba a meter el dedo en la llaga demasiado a fondo) y otras no reconocido en el ámbito universitario (el lector puede buscar por Youtube cuán hilarante fue su proceso a la hora de presentarse a cátedras), su pluma siempre libre ejerce un efecto purgante.

La falta de reconocimiento en pocos y reducidos ámbitos académicos es sin duda un peaje que al filósofo le sale muy barato pagar. Algo parecido le sucedió a Luis Cencillo en vida (Madrid, 1923-2008), otro monstruo intelectual y autoridad indiscutible capaz de expresarse en latín, griego, sánscrito o hebreo y escribir sobre mil asuntos (derecho, religión, psicología, lingüística, filosofía o arte) con un agudeza inaudita por infalible, a pesar de que tuvo que costearse personalmente las ediciones de sus libros. Búsquenlos en Internet: son urgentemente necesarios. Estos autores son, a mi juicio, dos meteoritos de la Ilustración que hemos tenido en suerte poder ver en el cielo de nuestro tiempo. No aparecen muy a menudo. En cualquier otro país serían el equivalente a un Premio Cervantes como poco.

Promete el maestro Escohotado un libro póstumo, una suerte de diario personal sobre su dieta farmacológica y las reflexiones, quizá inspiradas por ella, que vienen a su pluma mientras tanto. Solo por no ver su casa quemada por "una turba gris" espera a su muerte para que salga a la luz. Tengo unas ganas terribles de leerlo: ojalá tarde muchos años en publicarse.

II

Antonio Escohotado contra los enemigos del comercio: la batalla final
En el primer tomo les tocó el turno a los cristianos primitivos, en el segundo a Marx, y en el tercero de su ciclópea historia del comunismo, el sabio Escota desguaza la Revolución rusa y el populismo
Foto: Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)
DANIEL ARJONA
TAGSLIBROSCAPITALISMO
TIEMPO DE LECTURA18'
24/11/2016 05:00 - ACTUALIZADO: 28/11/2016 12:11
Cuando el periodista llega al chalé pareado de Antonio Escohotado (Madrid, 1941) en la sierra madrileña, la desapacible tarde que le acompañaba se va con el humo del primer pitillo. El primero de muchos. El sabio explica que se acaba de duchar para estar "presentable" y anuncia que se muere de hambre porque, desde que ha desayunado a la una del mediodía, no ha probado bocado. "Vamos a la cocina a por cervezas y a ver si encontramos algo comestible". Voilá. Pertrechados con un filete de pollo empanado, un blíster de humus del Mercadona, mucho tabaco y las birras, nos instalamos en un salón por el que danzan sus cuatro gatos. Falta algo. "¿Quieres también un chupito de whisky con Baileys? Es un cóctel cojonudo". Venga esos chupitos, que hay que celebrar.

'Los enemigos del comercio III'.
'Los enemigos del comercio III'.
Porque Escohotado acaba de completar una empresa de 16 años, una auténtica gigantomaquia, la obra de su vida, en la que ha perseguido la historia del comunismo a lo largo de tres volúmenes y más de 2.000 páginas, desde la irrupción de Jesús en el Templo a latigazos contra los mercaderes hasta la última hora de los movimientos populistas, pasando por el cataclismo de la 'restitución' soviética. Hemos venido precisamente a hablar del tercer y último tomo, 'Los enemigos del comercio III. Una historia moral de la propiedad', que llegará a las librerías en los próximos días. Y ojo porque, nos asegura, nadie ha escrito nada igual.

El filósofo reclama que no empecemos a grabar hasta zamparse el filete, y nos aplicamos mientras tanto a charlar con la boca llena de Camus y Sartre, de la descolonización y del papa Francisco. "¡Ha dicho que los comunistas son cristianos y que el dinero es el estiércol del diablo!". "¿Tú crees que es el Papa más cercano a la teología de la liberación?". "¿Cómo el más cercano? ¡Es un teólogo de la liberación!". La tarde se escapa tras la ventana. Toca encender la grabadora.

P. El segundo volumen atravesaba el siglo XIX como un misil para dejarnos a la puerta de la Revolución Rusa. Y ahora en el tercero, por primera vez, se verifica en el mundo el comunismo moderno. El comercio es desterrado y comienza la restitución. También es abolido el dinero con una salvaje hiperinflación. ¿Fue ese el activador de la catástrofe que describes?

R. A despecho de lo carísimos que son el papel para billetes y su tinta indeleble, compraron toneladas de ambos para sacar adelante una hiperinflación que “dinamitara” el dinero, creando “un oasis extradinerario de trueque científico”. Lenin lo llevaba acariciando años, porque “la motivación no puede seguir siendo ganar dinero”, pero la rebelión del campesinado impuso retroceder desde la colectivización a la Nueva Política Económica (NEP). Aquella hiperinflación prefiguró la alemana de 1929, aunque fue totalmente voluntaria. Por lo demás, viendo que el oasis resultaba ser más bien un infierno crearon tres años después el rublo “fuerte” –cambiado a razón de seis millones de los antiguos por uno-, aprovechando las casi 800 toneladas de oro que incautaron al forzar las bóvedas del Banco Central de Rusia.

Es ridículo echarle la culpa a los particulares. ¿El fallo del comunismo en Rumanía fue Ceaucescu? ¿El de Camboya fue Pol Pot? Tonterías

P. Si en el volumen anterior te ocupas del "héroe" Marx, aquí le toca el turno a Lenin, al que llamas “héroe circunspecto”. Ha sido habitual a lo largo de este siglo la operación de salvar a Lenin y condenar a Stalin por la burocratización y el terror.

R. Eso es muy gracioso. Stalin hace lo que hace porque se lo manda Lenin o porque lo imita. Es ridículo que, cuando tú tienes fe en un proyecto y el proyecto falla, le eches la culpa a ejecutores particulares. ¿El fallo del comunismo en Rumanía fue Ceaucescu? ¿El de Camboya fue Pol Pot? Eso son tonterías. No se puede culpar a personas cuando de lo que se trata es de aplicar ideas. Y en el caso del comunismo, nadie se dio cuenta de que la idea acarreaba un mar de consecuencias. De estas consecuencias, el 99% eran indeseadas e incómodas para sacar adelante la propia idea principal. Lo imprevisto es lo decisivo históricamente. Y es lo que el utópico, o patético-enfático como yo lo llamo, no quiere aceptar porque le descubre la diferencia entre realidad y fantasía. Cuando uno no quiere cambiar pero sí que cambien los demás y no es capaz de convencerlos, recurre a dos técnicas ancestrales: la censura y la intimidación o represión. Nunca nadie había llevado estas dos técnicas hasta tal extremo como el llamado comunismo científico.

Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)
Antonio Escohotado. (Foto: Igor Gayarre)

P. ¿No muestra Lenin al menos algo del sentido común que se desvanecería definitivamente con Stalin al permitir en 1921 cierta apertura con la NEP?

R. Para Lenin la NEP fue algo impuesto por las circunstancias -recuerda que se enfrentaba a tres ejércitos distintos (el zarista, el anarquista y el campesino), a la rebelión de Kronstadt, y al hecho de que estaban muriendo de hambre y frío unas 10.000 personas cada día-, y lo hizo expresamente para “no perder el mando”. Pero con la amargura y el disgusto suscitados por aquel “retroceso” empezaron sus insomnios y ataques de parálisis, que acabaron matándole.

P. Pero sin embargo a Stalin, que recuperó luego la colectivización, las circunstancias le dieron igual.

R. Stalin tenía una policía multiplicada por siete, un Partido multiplicado por otro tanto, y podía volver al plan de Lenin sin miedo al derrocamiento. Por supuesto, la fidelidad al programa “no revisionista” se cargó a otros ocho o diez millones de personas, en parte para liquidar a los kulaks, la clase media agrícola, y en parte porque la industrialización se pagó abriendo el diferencial entre precios impuestos al campesino y sueldos de la incipiente clase obrera.

P. Tampoco salvas a Trotski, por cierto, y, sin embargo, afirmas que era con diferencia el más brillante entre los bolcheviques. ¿Cómo es posible que Stalin acabara robándole la merienda (y la vida)?

R. Ser el más culto y bien parecido de la cúpula era peligroso cuando prosperaba el predominio de los últimos sobre los primeros, y cuento en detalle cómo su combinación de arrogancia y dogmatismo se acabó pagando con un piolet clavado en la tapa de los sesos.

Trotski era el más culto y bien parecido; eso era peligroso en el dominio de los últimos sobre los primeros y lo pagó el piolet

P. ¿Pretendió Trotski en algún momento democratizar el bolchevismo?

R. Aunque su círculo íntimo le propuso apostar por un comunismo democrático y pacífico, jamás renunció al terror como Norte.

P. Stalin y Hitler. Describes cómo ambos se admiraron...

R. Mucho más Stalin a Hitler que viceversa.

P. Pero añades una tesis interesante: el nazismo aprendió del desastre económico soviético y así le fueron mejor las cosas.

R. Completamente. Alemania atravesó un breve “milagro” económico entre 1933 y 1936, hasta que la magnitud de su gasto en rearme fulminó la recuperación. La propaganda soviética sufrió no teniendo nada material que ofrecer, mientras Goebbels se jactaba de regalar cruceros, radios y coches al obrero de aquellos años. . 

P. Al mencionar el caso español y la Guerra Civil, defiendes que el miedo a la revolución puso a la mayoría de los españoles en manos de Franco. ¿En qué te basas?

R. A mí me lo contó mi padre, Román, pero se lo escuché también a Dionisio Ridruejo, a Eugenio Montes, a Agustín de Foxá.

P. Ellos eran falangistas.

R. ¡Pero completamente decepcionados! Piensa en Ridruejo! Estaban convencidos de que la República perdió la guerra civil primero porque Negrín hizo la locura de darle el oro del Banco de España a Stalin, cosa que hundió la peseta y con ella cualquier capacidad de importar, y segundo porque las chekas empezaron a matar a mansalva, cuando los comunistas no pasaban de ser una pequeña minoría. Mi padre recordaba cómo él y su hermano mayor, Amadeo, se pasaron en la Batalla del Ebro, aunque ambos hubieran empezado votando al socialista Besteiro. Esa deserción cada vez más masiva decidió lo que restaba de contienda.

P. Seguimos con el libro.

R. Seguimos, pero yo me voy a echar otra clarita. ¿Quieres tú otra?

P. Venga.

Va a la cocina, grita, "¡pero ven, Daniel, échame una mano!".  Trajinamos y, con nuevas vituallas cerveciles, acompañadas de otra ronda de chupitos y más tabaco, proseguimos. En ningún momento de la conversación entrevistador y entrevistado tendrán sus cigarrillos apagados a la vez.

Tras las purgas sólo podías creer que todo iba bien mirando a otro lado. Shaw aseguraba que no había nadie delgado en la URSS; qué mala gente era

P. Este tomo, como los anteriores, presenta una estupenda colección de personajes. Destacan por un lado los intelectuales mayoritariamente subyugados por el estalinismo, los Brecht, Benjamin, Neruda o Aragon. ¿Es posible que, como muchos de ellos adujeron después, no sabían lo que estaba ocurriendo allí?

R. Lo dudo. Tras la primera gran purga de Stalin, la del 34, sólo podías creer que todo iba bien mirando hacia otro lado. A pesar de ello, H.G. Wells dijo entonces que Stalin era “demasiado bueno” y Bernard Shaw que tras viajar a la URSS no había visto a nadie delgado, y todos los niños estaban rollizos. Qué mala gente fue Shaw, el primer abogado de las cámaras de gas.

P. Son interesantes ahí las decepciones tempranas, como las llamas en el libro. Koestler, Malraux o Gide. Ese 'club de las esperanzas perdidas' actúa, sin embargo, precisas, con mucho cuidado. ¿Qué barrera mental impedía, y aún hoy parece impedir, equiparar al estalinismo y al nazismo?

R. La misma  que separa el estatus de la extrema derecha y la extrema izquierda. Es evidente que hoy tanto la derecha como la izquierda se han ido al centro, y que los extremistas son irrelevantes estadísticamente. Sin embargo, seguimos hablando en esos términos, cosa útil para velar la íntima copertenencia de nazis y bolcheviques. La propia Wikipedia dedica un artículo a crímenes de guerra de la Wehrmacht, y no a los del Ejército Rojo, aunque los reconozca por el propio Gorbachov. ¡Hasta un genio filantrópico y ecuánime como Jimmy Wales resulta incapaz de frenar el sesgo de sus redactores!

A cambio del Estado del bienestar, ganamos en Europa un grado de blindaje ante promesas mesiánicas que los otros no tienen

P. ¿El Estado del bienestar europeo no hubiera triunfado sin la amenaza soviética?

R. Fue sin duda un estímulo, pero la derecha europea tradicional también se apuntó a sufragar el Estado del bienestar, cuyo sistema de seguros y pensiones acaba absorbiendo dos de cada tres euros circulantes. A cambio, tenemos en Europa un grado de blindaje ante promesas mesiánicas del que carecen otras democracias, como muestra la propia elección de Trump.

P. Liberal/libertarios como Hayek, Von Mises o Rothbard rechazaron el Estado del bienestar como una forma más de socialismo. Y tú escribes que les pierde su anticomunismo visceral.

R. Son muy diferentes. Mises es un anticomunista y un dogmático, algo menos absurdo que su epígono Murray Rothbard. Ambos son tan anticomunistas como antiliberales son los comunistas. Creen en entidades negativas como Satán, que en su caso resulta ser el Estado. Hayek está más cerca del socialismo evolutivo, cuando limita la inversión estatal a los campos donde la iniciativa privada se revela defectuosa o nula.

P. Esa información sería problemática en el Juan de Mariana…

R. ¡Que le lean atentamente!

Mises es un anticomunista, algo menos absurdo que su epígono Rothbard. Son tan anticomunistas como antiliberales son los comunistas

P. A ti también te han acusado de anticomunista autores como César Rendueles, que escribió en 'El País' que tu obra le recordaba a "los heterodoxos de Menéndez Pelayo".

R. No soy antinada, y me he hartado de decirlo en todas partes. Rendueles me imputó “invectivas airadas” y consideraciones “psicodélicas”. Nunca he conseguido que precise las páginas correspondientes a lo uno y lo otro, y le será muy difícil encontrar vehemencia en alguno de los tres tomos, porque renuncié desde el principio a usar un solo adjetivo.

Baja por las escaleras su mujer. "¿No vienes a saludar a Daniel Arjona de El Confidencial?". "Hola Daniel, soy Bea, encantada, ¡os leo todos los días!". ¡Eres entonces una fan del Confi, hay que cuidarte!". "¡Cuida tú a mi chico, mejor, jajaja". Más cervezas, más chupitos, nos acercamos al final, aunque eso con Escota nunca es fácil saberlo...

'Frente al miedo'.
'Frente al miedo'.
P. Por cierto, Antonio, en ‘'Frente al miedo’ (Página Indómita, 2015), relatabas una conferencia que dictaste en la reunión anual de la sociedad Mont Pelerin, el foro liberal más célebre del mundo, fundado por Hayek en los cuarenta. Allí, y ante el estupor de los 'creyentes', te declaraste liberal "no dogmático", ensalzaste, citando a Bernstein, el socialismo democrático y le sacaste los colores al auditorio denunciando "el dogma liberal".

R. Jaja, sí. El auditorio era muy numeroso. Lo que dije es que los liberales, si no somos abiertos, lo contrario de dogmáticos, no somos nada. Y que la forma moderna del liberalismo es el socialismo democrático.

P. ¿Saliste vivo?

R. Salí felicitado, y que me invitaran demuestra su grado de apertura.

Si los liberales no somos abiertos, en lugar de dogmáticos, no somos nada. La forma moderna del liberalismo es el socialismo democrático

P. Pero no crees que los liberales españoles, que no son muchos precisamente, te acogieron al principio como su referencia intelectual.

R. Estudiar la historia del comunismo implica investigar paralelamente la historia del liberalismo, cosa bienvenida por cualquier espíritu que respete la autonomía.

P. Antonio, en una entrevista que te hice hace tres años, al preguntarte si te quedabas con Keynes o con Hayek, me dijiste que con los dos, que los dos te habían enseñado mucho. Y me quedó pendiente preguntarte desde entonces si aquello no era una contradicción, como me replican mis amigos liberales.

R. En 1945, cuando Hayek publica 'Camino de servidumbre', Keynes le escribe sugiriendo que es inoportuno torpedear directa o indirectamente la política de expandir el endeudamiento público, pensada como antídoto del desempleo y catalizador de una recuperación ante la atonía inversora, pues Occidente lleva casi 30 años padeciendo uno u otro horror totalitario. También reconoce que políticas análogas solo funcionarán si las ciudadanías son tales, y empeorarían la situación en cualquier otro caso. Hayek le responde que quizá tiene momentáneamente razón, se retira a estudiar y le desea buena suerte, esperando un futuro halagüeño. Pero en 1973, con el primer shock del petróleo, la receta keynesiana produce lo impensable a su juicio -que haya al tiempo inflación y estancamiento- y llega la hora para un discípulo de Hayek como Milton Friedman.

P. ¿Muestra la  gran crisis de estanflación de los setenta los límites de la apuesta keynesiana? Lo digo porque con la siguiente crisis, la última, Keynes resucito con fuerza.

R. El keynesianismo es una solución para situaciones de crisis, pero si se aplica en por sistema es un potenciador de crisis.

P. Pero mientras tanto disfrutas décadas de prosperidad, como ocurrió después de la II Guerra Mundial.

R. Huir hacia delante es siempre mal negocio. Esas décadas fructificaron gracias a estar acompañadas por progreso tecnológico, innovación y robustecimiento de ese activo nuclear representado por el civismo. Como en otros órdenes de la vida, la inversión de fondos públicos requiere mucha mano izquierda, o prosperará un subvencionismo no solo ruinoso sino montado sobre al agravio comparativo. El dinero que se emplea en carbón demasiado caro crea más empleo y ahorro en sectores pujantes.

El keynesianismo es una buena solución para tiempos de crisis. Porque si lo aplicas como política general, ¡creas la megacrisis!

P. Te he escuchado alguna vez decir que fuiste más rojo que la muleta de un torero. Y sin embargo la aplicación y el estudio te permitieron despojarte de esa conciencia roja. Compruebo sin embargo que te mantienes fiel al psicoanálisis. ¿Cómo es posible que las ideas de un médico vienés de principios del XX, por muy brillantes que resultasen, nos sirvan de algo hoy?

R. ¡Pero es que es mi maestro, se lo debía! Freud y Hegel son mis maestros. ¿Has visto la profundidad con la que le conozco?

P. Y tanto. Tuve que leerlo varias veces…

R. Jajaja. Freud cartografió el alma, cosa que nadie había hecho. Y sigue siendo la rejilla fundamental para el proyecto de una psicología moderna. ¿Conoces a Steven Pinker?

P. Vaya si lo conozco.

R. Pues Pinker no dice nada que no hubiera dicho Freud.

P. ¿Tú crees? Pero la psicología cognitiva y las neurociencias han hecho grandes avances desde entonces.

R. Pues claro. Einstein no podía conocer tampoco los descubrimiento del CERN. Pero los sueños…

P. Hoy nadie acepta lo que decía Freud al respecto, que los sueños eran la manifestación de las pulsiones inconscientes. Más bien se empieza a pensar que los sueños no son más que la forma que tiene el cerebro de arrojar la basura psíquica.

R. No lo había oído, pero me parece bastante razonable. Un exutorio. Pero en fin, hoy ignoran a Freud o no le entienden, como demuestran los de la escuela lacaniana.

Althusser y Derrida reconocieron que fueron incapaces de leer mientras vivían de ser profesores. ¡El fraude duró medio siglo!

P. Por cierto que, al glosar la vida de Freud, aprovechas para darle una colleja a Lacan y a su "camelo posmoderno". ¿Eso fueron el posestructuralismo y el posmodernismo? ¿Un camelo, como aseguraron Sokal y compañía?

R. Temo que sí, pero no sólo porque lo dijeran Sokal y compañía. Recuerda que Deleuze, Foucault y Althusser apoyaron a las Brigadas Rojas. Y luego Althusser y Derrida lo reconocieron: “Hemos vivido en el terror de ser denunciados por fraude, porque somos incapaces de leer y estudiar, pero vivimos de ser profesores y pretender que lo hemos leído y estudiado todo”. ¡Llevaban medio siglo de fraude, y no lo digo yo, lo confiesan sus diarios póstumos!

P. Eres bastante crítico en tu libro con los Estados Unidos de la Guerra Fría y su complejo militar industrial. ¿Tú también estás aterrado porque a Obama, el presidente más culto y moderado en mucho tiempo, le haya sucedido un sujeto como Trump?

R. Son oscilaciones, después del verano llega el invierno pero no de golpe, de pronto viene un día más fresco. Luego vuelve a haber verano pero ya un poco más corto. Y así se van introduciendo las cosas. Obama ha sido muy civilizado, pero su buenismo tenía que desaparecer por el conflicto del actual flujo migratorio. Ni Europa ni Estados Unidos están dispuestos a aceptar, no ya lo inevitable de las migraciones sino que tengamos la culpa por cuenta de la colonización. Si quieren venir masivamente a nuestras tierras, seguro que aceptaremos cambiar Bélgica por Ecuador, Holanda por el Congo, o España por Sumatra. Incluso Europa entera por Iberoamérica o África. A nadie en sus cabales le cabrá duda de que ambos continentes serían más prósperos en poco tiempo, y que los europeos agradeceremos sus bondades climáticas, corrigiendo de paso el salvajismo tribal con una explotación menos abandonada de sus recursos naturales. Los migrantes quieren casa aquí y allí, aunque si tratamos de acudir en masa a cualquier de sus países -recibiendo un trato igual al suyo- nos recibirán con artillería y fuego de ametralladora. Pero la plurilocación es algo reservado a chamanes.

P. Podemos asoma en las páginas finales. Creo que no aprecias a Pablo Iglesias pero sí a Errejón. Un amigo pablista al que se lo comentaba esta mañana me decía que, claro, te gusta Errejón como a todos los que no les gusta Podemos. Y añadía entre risas que por eso Errejón debería ser purgado inmediatamente…

R. Lo que me parece es que Iglesias podría ser un adepto a la idea fija, y Errejón quizá más abierto. Me interesa ante todo conocer en detalle sus ideas. Quizá la regeneración del PSOE -partido al que entonces yo votaría- pasa por emanciparse de las memeces tiránicas llamadas “nuestros valores” por Zapatero o Sánchez, pasaría por una fusión con el sensor sensato de Podemos. Mi trabajo arqueológico terminó, y me gustaría ayudar políticamente.

La regeneración del PSOE, partido al que yo votaría, pasa por una fusión con el sector sensato de Podemos que representa Errejón

P. ¿Qué opinas de propuestas de la última izquierda como la renta básica basada en que ahora somos tan productivos que podríamos vivir mejor y más ociosamente?

R. Me parece bien siempre que lo apoye la mayoría de un país, y siempre que ese país tenga superávit. Suiza es el prototipo. Pero fíjate que fue votado en los suizos, y el no ganó con un 74%. Quizá no podemos vivir más ociosamente, dada la indiferencia general de la naturaleza y la disposición laboriosa del humano. El elogio de la pereza es el disparate de un Lafargue que se suicidó a los 65 años, arrastrando a su esposa Laura, una hija de Marx.

P. Los transhumanistas anuncian que en breve podremos descargar nuestra conciencia en un disco duro y vivir eternamente. ¿Te apuntas?


R. Pues mira, querría que me respeten mis vecinos, y que mis hijos y nietos se enorgullezcan de mí. Con eso me basta y sobra. Soy lo bastante ingenuo como para entender, con Manrique, que la única vida perdurable es la fama.

domingo, 12 de agosto de 2018

La palabra más larga del español

Es una medicina de veinte sílabas:

El Fenildimetilpirazolonmetilaminometansulfonato

sábado, 28 de julio de 2018

Títulos que no titulan

Sánchez pretende derogar los títulos nobiliarios otorgados por la nada graciosa dictadura del militar gallego. Si empezase por el de rey de España... Franco fue regente (o caudillo, duce o führer, que es lo que más le iba) por la gracia no precisamente de Dios, sino de la derecha que usurpó su lugar bajo el palio. Que era incomparablemente más absoluta (Dios no tiene ideología, aunque se la pongan los de siempre). 

Y es que en España se dan, por la fuerza o por el engaño, muchos títulos falsos o mágicamente convalidados, costumbre nacida del franquismo y de la secular y regular manía de los estatutos de limpieza de sangre y las cartas de recomendación. Llámenlo "picaresca", aunque el título verdadero sería injusticia (las palabras están inventadas para engañar, y son más definitivas que definitorias: "renombran" o "recalifican", esto último ya se ve lo que mancha). Así incluso ha sido norma hasta hace muy poco dar cátedras universitarias a dedazo más o menos camuflado, por no hablar de los puestos en las listas, que en nuestro país son cerradas, of course. El sistema se garantiza con una ley de impunidad que permite el aforamiento de cualquier poder corrupto y unos baremos de la edad de piedra que sin embargo son flexibles como el aceite cuando se trata de aprovechar al amiguete. O como el dinero: véase al tripitidor de 2.º de ESO y milagroso universitario Froilancete.

Los títulos falsos se los dan muchos a sí mismos; es un "quijotismo gótico", como decía el periodista manchego Félix Mejía, que ya ladraba contra estas cosas en el siglo XIX (el sufijo -ismo tenía a principio de ese siglo cierto valor despectivo: era de origen médico y se ponía a muchas enfermedades). Se les sube la Edad Media a la cabeza. Son los que entonces llamaban ordenancistas, cuyo sector más gilipuertas forma la mayor parte de la milicia, de la iglesia, de la política y de la opinión. Se les reconoce porque te dan al principio la razón y luego te sueltan el sermón que llevan aprendido desde cualquiera de los laboratorios de Pávlov que llaman cuartelillos o seminarios religiosos o académicos, no menos distintos que los de los pelmazos marxistas; lo peor son, sin embargo, las marañas legales que dejan para llevarse todo lo que no esté atornillado al suelo. En América, por lo menos, tenemos alguna Banania que ya ha suprimido de su carcasa social la institución militar, como Panamá; este país sigue igual de corrupto, pero al menos ya no padece de dolores militares y ha ganado estabilidad. Sin embargo, a su vecina Nicaragua le da igual: ahora mismo se están peleando como siempre militares y eclesiásticos, a cuál peor, como viene ocurriendo allí y en otras partes que no han dejado de ampararse en instituciones de origen medieval. Nunca han conseguido nuestros hermanos de América separarse los poderes. Tampoco es que les diéramos mucho ejemplo: lo contrario. ¿No están acusando ahora al rey emérito y a parte de su familia de robar al país? Y la iglesia inmatricula, que es más o menos lo mismo. Ni ella ni los sindicatos pagan IBI. Si leyéramos historia veríamos que la choricidad es bastante común entre nuestros reyes, nobles y eclesiásticos. Por no hablar de la corrupción, ya que no les bastan las leyes para robar y desequilibrar la balanza de la igualdad.

Algunos corruptos han destapado por interés (que no por otra cosa) que el Emérito oculta bienes a Hacienda o pide comisiones por hacer su trabajo. Si es así, el rey emérito debería hacer lo mismo que su antepasado Fernando VI: comerse su propia mierda. Pero al parecer eso no está permitido constitucionalmente: es inviolable jurídicamente y no puede ser juzgado, aunque el mismísimo Cristo lo fuera. Los reyes de España son de superior jerarquía. Su mundo no es de este reino. ¿Quién le dio el título de rey al Rey sino la fuerza y el derecho que se ha hecho a la fuerza?

En Irlanda se ha visto cómo procedimientos democráticos por sorteo y menos viciados como la Citizens’ Assembly son capaces de llegar a acuerdos y reformas políticas profundas a las cuales los sistemas partitocráticos jamás pueden llegar. La solución de diversos problemas o incluso la derogación de instituciones inerciales y momificadas como la monarquía, de origen más militar que político en España, que resultan imposibles con los procedimientos partitocráticos establecidos por los ordenancistas, podría así desatascarse. Pero nunca hemos tenido imaginación. Y ni siquiera de lo que dice la seguidilla:

Para no hacer las cosas
siempre hay razones;
y para hacerlas
solo cojones.

Si la corrupta desamortización de 1836 (que hicieron unos falsos progresistas) consolidó el desigual reparto de la riqueza en España y provocó cien años después una cuarta guerra carlista gracias a haber propiciado una delgada clase media que impidió el choque entre la alta y la baja, ahora que vuelve a adelgazar (mérito exclusivo de la bancarización de la política y de la venta de soberanía a Alemania) estaría bien ordeñar un poco a la clase alta (que lo es no tanto por meritocracia como por las altas masas de dinero, acumuladas con preseas franquistas por la fachocracia) de sus numerosos privilegios para redistribuir impositivamente el dinero y ofrecer a la mayoría (con algo menos de suerte y bastante más "deberes", incluso monetarios, que derechos) algo más de educación, sanidad y seguridad. Que es lo que no ha conseguido la Constitución de 1978 (hecha por unos falsos demócratas). ¡Cuánta falsedad, Dios mío!

domingo, 24 de junio de 2018

La fruta prohibida

Con motivo de que frente a Correos se haya abierto una exposición de Biblias históricas, convendría decir algo sobre el libro más leído del mundo. En el Génesis el Demonio hace una promesa a Adán si come la fruta del saber y deja las de la vida: "Seréis como dioses". Como dioses, no exactamente dioses: parecidos, pero no iguales. Adán piensa, con alocada presunción, que será igual o mejor, no solo una pobre imitación: ese fue su pecado, ya que el Demonio no miente: Adán se miente a sí mismo. Es esa definitiva tentación la que condena al hombre y su linaje: no llegará nunca a ser Dios, sino una pobre imitación, un diosecillo menor gracias a la ciencia y la técnica, con una vida bastante larga gracias a sus medicinas y saberes, pero no eterna y fundamentalmente insatisfactoria. Porque se cree mejor de lo que es. Ese fáustico resentimiento que busca la propia e imposible utopía a cambio de la miseria moral será su condena perpetua.

El mito es en realidad una refundición de la sumeria Epopeya de Gilgamesh, que los hebreos leyeron en el exilio babilónico. En ella el héroe principal, el civilizador Gilgamesh, dos tercios divino y uno humano, se propone ir a los Infiernos por la planta de la inmortalidad para resucitar ("rescatar", para ser exactos) a su amigo Enkidu, que representa la naturaleza y ha muerto víctima de la venganza de Ishtar, la diosa de la sensualidad, por no enfrentarse a Gilgamesh, de quien se ha hecho amigo después de pelear con él; Gilgamesh, por amistad, por amor, no por sensualidad, baja al Infierno y consigue la planta, pero se duerme un momento y una serpiente se la roba. No se conserva el final del poema; los filólogos piensan que Gilgamesh / Adán se suicidó.

El fracaso de la ilustración y la revolución industrial y científica de los siglos XVIII y XIX en las guerras mundiales de la primera mitad del XX, junto a la matanza tecnificada de masas, suscitó la penosa recapitulación de la escuela de Frankfurt sobre sus ambiciosos presupuestos: el hombre que Kant creía tan maduro como para asumir su liberación gracias al saber era más ignorante y más inmaduro de lo que él creía; necesita progresar en lo humano antes que en lo científico y en lo técnico. Necesita escuchar a los demás, sentirse parte insuficiente de un todo. Necesita la verdadera humildad, que está hecha de renuncia y abnegación. En el fondo es una declaración de ese fáustico mito inicial. El olvido de la condición humana por todo tipo de ideales insatisfactorios que acaban en campos de concentración.

En la famosa opereta de Offenbach Los cuentos de Hoffmann el famoso protagonista se enamora de una especie de muñeca cantante, Olimpia, que es una de las manifestaciones de su Musa y en el fondo es un engaño. Porque en el arte late también ese mismo engaño, entre lo jocoso y lo trascendente. No es de extrañar que la mayoría de los dictadores sean artistas frustrados.

jueves, 14 de junio de 2018

John dos Passos y los novecentistas manchegos

Cualquiera que lea las memorias de John dos Passos, el famoso escritor de la Generación Perdida estadounidense, The best times. An informal memoir (1966) se topará con algunos manchegos que no suelen asomar por los encenagados melonares de nuestra prensa: el ciudarrealeño José Castillejo, secretario de la Junta para la Ampliación de Estudios, y el pedagogista valdepeñero Lorenzo Luzuriaga. Si hablásemos de castellanomanchegos el círculo aún sería más amplio: Tomás Navarro Tomás, etcétera. De José Castillejo hace una elogiosa etopeya. Lo conoció en la pensión Boston de la Puerta del Sol, hacia 1915. Escribió a su amigo Arthur enorgulleciéndose de haber hecho una amistad allí que él no habría dudado en aprobar:

"Don José Castillejo, un hombre de acuerdo con tus convicciones más profundas... Es un liberal a la antigua, del siglo XIX, jefe de una sección del Partido Educador en España, un hombre muy brillante y enemigo de toda forma de oscuridad, así como un pacifista al estilo de Lowes Dickinson... Tiene también (añadía yo maliciosamente) ese sutil esnobismo humanitario de todos los Defensores del Género Humano (quiero decir que hay que odiar un poco para ser humano)..."

Dos Passos escribió luego una novela de inspiración cervantina, Rosinante to the road again / Rocinante vuelve al camino (1922), en que describe las aventuras de dos nómadas que van de Madrid a Toledo en los años posteriores a la I.ª Guerra Mundial. El viaje fue real: lo realizaron el estadounidense y su amigo y traductor José Robles, protagonistas apenas disfrazados de esas aventuras. En esta obra, además, se dejan caer numerosas consideraciones sobre las costumbres, la literatura y el arte del país.

En una carta escribe que "lo maravilloso de España... es que es una especie de templo de anacronismos. Nunca estuve en un lugar donde los estratos de las civilizaciones celta, ibera, fenicia, griega, romana, mora y francesa hayan pasado a través de cada persona y dejado algo allí con vida."

En 1916 Dos Passos hizo amistad con José Robles Pazos, quien sería profesor en la universidad John Hopkins de Baltimore en los años veinte. Tradujo al español su Manhattan Transfer, y su mujer Márgara Villegas el Rocinante. El profesor español vertió además a nuestro idioma alguna obra de Sinclair Lewis. Al estallar el golpe de los militares contra su propio pueblo, Robles estaba de vacaciones en España y trabajó como traductor e intérprete, ya que sabía ruso; pero sus puntos de vista independientes y abiertamente en conflicto con los enviados estalinistas de la Unión Soviética, provocaron que fuera asesinado por agentes rusos seguramente a las órdenes de Orlov a principios de 1937. El periodista de izquierdas estadounidense Josephine Herbst, en una visita al frente, descubrió que había sido detenido y fusilado como supuesto "espía franquista", y transmitió esta información a Ernest Hemingway y Dos Passos que estaban en Madrid. Dos Passos no se lo creyó, pero Ernest Hemingway consideró justo el asesinato, y eso motivó que ambos escritores ya no volvieran a ser amigos nunca más. La esposa inglesa de Castillejo, Irene Claremont, nada dice sobre Dos Passos en sus memorias Respaldada por el viento, que les aconsejo encarecidamente lean. Están muy bien escritas, fuera de los interesantes detalles que da sobre su marido, sobre Ciudad Real, sobre La Mancha y sobre la España de entonces.

lunes, 4 de junio de 2018

Entrevista al juez de menores Emilio Calatayud

Emilio Calatayud: "Me meto con Aznar porque quitó la mili". Juez de Menores de Granada

CARMEN MORALES PUISEGUR Palma

El Mundo. 3 JUN. 2018 

"Me llamaron la atención porque dije que las niñas se hacían fotos como putas. No me dio tiempo a decir que los niños se las hacen como putos.Pero se las hacen. Ahora hay que decir que se hacen fotos erótico-místicas..."

Juega en la liga de las rock stars de la magistratura. Cuando el juez de menores Emilio Calatayud llegó el pasado viernes al claustro de Sant Bonaventura de Llucmajor pasadas las cinco de la tarde, casi cien personas lo esperaban a pleno sol en el patio del lugar para escuchar su conferencia. Fuera del recinto, Calatayud apuraba su pitillo y embelesaba con sus ademanes viscerales al alcalde y su cohorte, que le rendían pleitesía como si fuese una aparición.

Lo reciben como a una estrella de rock. ¿Está acostumbrado? Déjeme decirle que en Mallorca no se sale por cualquier motivo.

Mira, es lo que hay. He caído bien gracias a las redes sociales, Youtube... Dicen de mí que soy topic trending o algo así...

Trending topic. ¿Cuál es el éxito de su mensaje? Muchos están en redes sociales y no logran su éxito.

Sinceramente, no he inventado nada. Creo que a la gente lo que le gusta es que digo lo que pienso y muchos no se atreven a ello. Soy juez de menores, eso me da cierta autoridad. También caigo bien.
Es famoso por sus sentencias. Aveces parece muy moderno y otras, muy carca. Por un lado, destaca mucho la importancia de la educación y entre sus condenas, destaca la obligación de acabar la ESO...
Ésa es la que más dicto...

Pero, ¿a veces no es muy partidario de la mano dura?

Soy partidario del término medio, ni del padre autoritario ni el padre colega. Debemos tener autoridad sobre nuestros hijos así como el maestro debe tenerla sobre los alumnos. Y lo de que todos somos iguales, pues unos más que otros. Yo no soy igual a mi hijo porque soy su padre. Y el maestro tampoco es igual al alumno, porque es su maestro.

¿Cómo se logra el término medio?

Con una vuelta al sentido común.

¿Y cómo logramos el sentido común?

En este asunto, me meto con los cuatro presidentes de gobierno de la democracia. A todos les ha faltado el sentido común. Me meto con Zapatero, que quitó el derecho de corregir a los hijos de manera razonada y moderada. Me meto con Rajoy porque los jueces de menores le pedimos modificar el Código Civil y no lo hizo. Me meto con Felipe González, que quitó los centros de internamiento de salud mental. Y me meto con Aznar porque quitó la mili...

¿Volvería a instaurarla?

Sííííí (enfatiza hasta el infinito). Cuatro o cinco meses, no como en mi época. A todos los ciudadanos y ciudadanas. Que aprendan la disciplina, el esfuerzo. Todos iguales, pelaícos. Que sepan lo que es el Estado y la patria.
Eso es mano dura, ¿no?

Suena a disciplina, autoridad, esfuerzo, a compañerismo, a igualdad. Yo era antimilitarista... Al cabo de tiempo, he visto cosas buenas. También hubo cosas malísimas en la mili, ¿eh? Emmanuel Macron lo ha copiado pero de un modo suave, porque ha puesto un mes. Yo lo ascendería a cuatro o cinco meses.

Baleares tiene una de las mayores tasas del país de menores condenados. ¿Qué lo explica?

No conozco con exactitud la problemática de Baleares. Supongo que la inmigración influye. ¿Cuál es el índice de fracaso escolar?

Un 26,5%, una de las más altas del país. Jóvenes que abandonan los estudios y empiezan a trabajar en puestos poco cualificados de la industria turística.

Una tasa de fracaso escolar similar a Andalucía, el territorio que yo conozco. Es una vergüenza. Los niños tienen que estar en la escuela. Echo de menos un pacto por la educación, una ley que dure una generación entera, no una legislatura solo. Lo fundamental, la familia y segundo, la escuela.

¿No se trata de un discurso muy conservador?¿La familia es la panacea?

La familia es la base de la sociedad.

Pero no todas las familias funcionan bien...

Por supuesto. Por eso debemos regular las familias. Cuando las feministas decían el 8-M que si las mujeres paran, se para el mundo. ¡No! No se para, ¡se acaba el mundo! Por eso, hay que cambiar la regulación de la familias. Tenemos familias que se han creado de dos familias fallidas, de padres homosexuales, monoparentales... pero es la base de todo. No conozco a ninguna de las familias anteriores que no esté ayudando a un hijo, a un nieto, a un sobrino. Luego, está la escuela. La sentencia que más dicto es condenar a los chavales a sacarse la ESO y la que más me duele. Hay mucho chaval analfabeto de 15 años. La educación es la ventana a la libertad.

La asociación Proyecto Hombre de Baleares tiene un programa de lucha de adicción contra la tecnología. En enero de 2018, contaba con 4 hikikomori -jóvenes que se aíslan en su habitación enganchados a la tecnología- en tratamiento. A uno de ellos hubo que sacarlo del cuarto por orden del juez, porque agredía a la madre cuando le cortaba Internet o entraba a la habitación. ¿Qué ocurre con la tecnología?

Hay dos delitos en ascenso entre los menores: maltrato de hijos de clase media o media-alta a sus padres. Segundo, los móviles. Delitos de amenazas, chantajes, coacciones, contenido sexual, delitos contra el honor o la intimidad. Lo digo desde hace tiempo -señala el móvil-: eso es una droga. Soy fumador y no le daría a mi hijo de dos años un cigarro. Estoy hasta las narices de ver a padres que mientras se toman la cerveza en el bar, le dan a su bebé de un año un móvil para que no moleste. Luego, el teléfono es un instrumento muy peligroso para delinquir o para ser víctima de delitos.

¿Cuál es el caso más grave que se ha encontrado?

Una niña de 12 años que se peleó con el novio, de 14. Se empareja con otro colega, que le pide una prueba de amor. La chica se hace una foto y se la envía por whatsapp. Le pide otra prueba, y la niña le envía una foto del pecho. El niño le pide una prueba de amor todavía más fuerte y la niña le envía un video masturbándose durante 6 minutos. El nuevo novio se la envía al antiguo, y éste la difunde a todo el mundo en el ciberespacio. Me llamaron la atención porque dije que las niñas se hacían fotos como putas. No me dio tiempo a decir que los niños se hacen fotos como putos. Pero se las hacen. Ahora hay que decir que se hacen fotos erótico-místicas... Pero cuando un niño cuelga una imagen, pierde el control sobre ella. Ya tenemos grabaciones de películas porno entre chavales y se están colgando.

¿Qué condenas se imponen en estos casos?

Depende, puede que libertad vigilada. El problema son las responsabilidades civiles que tienen que pagar los padres. ¡También me llamaron la atención porque dije a los padres que había que violar la intimidad de los hijos! ¡Pues claro! ¡Cómo toda la vida! En mi época se registraba la mesilla de noche o los bolsillos.

En Palma, un menor fugado de un centro de menores, entró en una casa. Violó a la dueña y luego quemó la vivienda. ¿Sirven los centros de menores?

Se ha criticado La Ley de Menores, pero funciona. El 80% de los chavales que cometen delitos no son delincuentes. Hay que ayudarlos a madurar. Otro 10% sí es carne de cañón. El otro 10% es muy trabajable, depende del momento, la oportunidad, una buena pareja.

Una amiga pierde a su hija de 4 años en un centro comercial. Cuando la niña aparece, la madre le da un abrazo y le regaña levemente. A un niño de la generación anterior, le hubiesen dado un cachete en el culo. ¿Qué opción prefiere?

Depende del momento. Pero confundir un cachete con un maltrato es una barbaridad. Yo le he dado a mis niños cachetes en el culo o una torta, no pasa nada. Rajoy le dio un cachete a su hijo en la tele.

¿Fue correcto?

Sí. Se le criticó mucho. Ahora le das una colleja a un niño en la caja de El Corte Inglés y una señora te dice que hay maltrato e incluso te pueden quitar al niño. No tenemos sentido común. Tu padre seguro que te educó de otra forma y quizás tenía menos formación que tú, pero tenía más sentido común que la generación actual. Insisto, nos han vendido la película de que somos iguales y no. El principio de autoridad es un principio fundamental de un Estado democrático y de derecho.

Tenemos un pasado de 40 años de autoridad que tampoco fue el mejor...

Y no aprendimos nada. Mira donde estamos. ¡No hemos aprendido nada! Creo que nunca se debió transferir a las autonomías la educación, la sanidad, la justicia, la seguridad... Eso tiene que llevarlo Madrid. ¿Qué ha pasado? Pues 155. ¿Por qué? Un niño malcriado al que le han dado y dado. Con los hijos, pasa lo mismo. Para ellos tenemos el 155 del Código Civil [Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad]. Habrá que hacer otro 155 para la escuela.