Páginas

viernes, 21 de agosto de 2009

Muerte de Carlos III y proclamación de Carlos IV en Ciudad Real

En el Memorial Literario, Instructivo y Curioso de la Corte de Madrid, t. XVI, marzo de 1789, pp. 508-513.

DESCRIPCIÓN DE LAS HONRAS fue se celebraron el día once de Enero de este año en Santa Maria del Prado de Ciudad Real.

La perdida de un Monarca tan amable pata todos sus vasallos, como el Señor D. Carlos III (que esté en gloria) fue igualmente sensible para Ciudad Real, cuyo noble Clero, y Ayuntamiento determinaron celebrar sus exequias en el expresado día once.

Para este efecto se mandó levantar un sumptuoso túmulo al pie del Altar mayor, el qual tenia como 18 varas de ancho, y unas 15 de elevación. El medio de este formaba un quadro con su pavellon, y en su centro se manifestaba la caxa, con un almohadón encima guarnecido de blanco, sobre el qual descansaba la corona, un cetro, y una espada, que estaban á sus lados. Mas arriba estaba e1 retrato del Rey, cubierto con su dosel, y à los pies el siguinte rotulo:

Carolus III. Requiescat in pace.

Coronaba todo esto la Fama en ademan de tocar su clarin, rodeada de banderas. A 1os lados de este quadro ó panteón había dos pirámides, coronándole dos águilas también ceceados de banderas.

Todo el túmulo estaba vestido de bayetas negras, adornado de varios trofeos y targetas é iluminado con 300 luces.

En dicho dia se celebró Misa solemne por el alma del Señor Rey D. Carlos III, en la que predicó el Sermón el Señor Cura de Santa María; asistiendo á ella todas las Comunidades y Clero de la Ciudad, con e1 Tribunal de la Vicaria.

En medio de la Iglesia habia un tablado enlutado que ocupaba el Ayuntamiento. Este vino formado desde las casas Consistoriales con la música de los Milicianos, con platillos y tamboron, enlutados todos los instrumentos.

Para mayor orden y respeto de esta función, había distribuidos por la Iglesia vanos centinelas; y concluida ésta se volvió la Ciudad á sus casas Consistoriales con la misma pompa fúnebre que había salido de ellas.

Proclamación del Sr. Rey D. Carlos IV en la misma Ciudad.

Nuestro Católico Monarca Carlos IV (que Dios guardé) fue proclamado en dicha Ciudad en los días 8, 9 y 10 de este mes. A las diez de la mañana del expresado dia 8, estando ya todas las cosas dispuestas, se presentó el Cuerpo de la Ciudad en un magnifico balcón ricamente adornado; y el Señor Alférez Mayor D. Vicente Maldonado, estando en medio, levantó el Estandarte, profiriendo antes aquellas palabras acostumbradas: Castilla, Castilla, Ciudad Real, y su Provincia de la Mancha por Carlos IV, en cuyo acto se arrojaron al Pueblo diferentes monedas de plata; correspondiendo éste con incesantes vivas. Al desplegar el Señor Alferez el Real Pendón, hicieron la correspondiente salva tanto la música de la Real Brigada de Caravineros, que estaba en otro balcón debaxo del de la Ciudad, con timbales y 14 clarines, como los granaderos de la Milicia que estaban formados en la Plaza.

Después de esta ceremonia, hecha por tres veces, se descubrieron los retratos de Rey y Reyna, nuestros Señores, que estaban puestos baxo un rico dosel; y colocando el Estandarte en medio de dichos retratos, se retiró la Ciudad, quedándose de guardia al lado de ellos dos granaderos, de donde no se apartaron en los tres días.

A las tres de la tarde del mismo dia 8 salió formada la Ciudad en Caballos, ricamente enjaezados, y un volante cada uno; llevando el Alférez dos Caballos mas de respeto. Dirigieron su camino á Santa María del Prado con el orden siguiente:

Iban rompiendo la marcha siete granaderos, y quatro soldados de á caballo: seguían seis Alguaciles de golilla, y detras de estos el Alguacil mayor. Después iba un coro de música de la Real-Brigada de Caravineros, clarines y timbal: inmediatos á estos los Macéros de la Ciudad, vestidos de terciopelo carmesí y galón de oro: luego el Cuerpo de la Ciudad, llevando el Estandarte en medio, y al lado izquierdo el Corregidor D. Martin de Aguirre, con varios soldados de guardia.

Al llegar á dicha Iglesia salió el Clero de todas las tres Parroquias de la Ciudad, con el Señor Vicario, y los tres Curas con capa de coro; y luego que se desmontaron, entraron en la Iglesia hasta el Altar mayor, donde entregando el Alférez el Estandarte al Señor Vicario, éste lo puso en el Altar; y bendecido que fue, se le volvió á entregar al Alférez.

Saliendo á la calle volvieron á montar en sus caballos, y prosiguió la marcha en los mismos términos por toda la carrera, que etaba colgada vistosamente; concluyéndose esta función cerca del anochecer.

El segundo día á las diez de la mañana se volvió á incorporar la Ciudad; y tomando el Señor Alférez el Estandarte, dirigieron su marcha á Santa María del Prado, donde se celebró Misa solemne, y se cantó el Te Deum en acción de gracias, y la tropa que estaba tendida á la puerta de la Iglesia, hizo sus descargas á la elevación de la Hostia y Cáliz.

Concluidas estas ceremonias, siguieron a la tarde las diversiones que estaban dispuestas con motivo de tan grande celebridad. El Gremio de Comerciantes sacó un carro triunfal tirado de mulas muy bien enjaezadas. En él iban los retratos de SS. MM. baxo dosel, y por coronación el Sol en un continuo movimiento. Baxo de los Soberanos estaba un niño ricamente vestido, que representaba la España, en donde descansaba la corona, y por debaxo de este niño iban otros dos representando la Industria y el Comercio; y en el cuerpo de dicho carro un coro de música muy vistoso. Acompañaban á este carro todos los Comerciantes á caballo, con buenos jaezes, y cada uno con su volante.

El Gremio de Carpinteros y Carrateros (sic) sacó otro carro triunfal, en el que iban dos quadrillas de danzas, vestidas una de jardineros, y otra de gitanos, con otro coro de música, que baylaron diferentes ingeniosas contradanzas en un tablado que para este fin estaba dispuesto en la plaza.

En todas tres noches huvo una vistosa iluminación en toda la Ciudad, en que se esmeraron algunos Caballeros particulares; sobresaliendo la de la plaza, por estar todas las ventanas en simetría, con varios faroles encarnados y blancos, y haber en ella dos coros de música, que alternaba en sus conciertos.

Sin embargo de la numerosa multitud de gentes, que concurrieron de toda la Provincia de la Mancha, con motivo de tan grande celebridad, no se notó el mas mínimo desorden, ni desgracia alguna; quedando todos muy satisfechos del zelo y actividad del Señor Corregidor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario