Cualquiera que conozca la larga lista de prejuicios cognitivos se andará con mucho tiento antes de afirmar cualquier cosa. Muchas veces la gente se convence más con sentimientos que con razones; ese es el prejuicio cognitivo número uno, del cual se han aprovechado para medrar políticos de cualquier pelaje. Y el prejuicio cognitivo más gordo de todos es creer que se sabe algo, cuando en realidad no se sabe nada; no hay escalón más invisible para tropezar que la falta de modestia e inseguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario