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martes, 13 de octubre de 2009

Cobrar por los libros de las bibliotecas públicas

Eso pretende la SGAE, tan detestada por casi todo el mundo. Veinte céntimos por libro.

Pues yo defiendo la opción. ¿Por qué? No por los cosabidos derechos de autor, sino porque ya hemos alcanzado tales grados de paletez que, para que se se valore lo que es la la lectura y la cultura en general por algunos, ya no hay otro remedio que traducirlo a dinero, porque de otra manera ni siquiera se molestarían en saber que existen. Quiero que algo les cueste. Que les cueste hasta respirar porque hayan puesto precio al aire y al sol. Que sufran aquellos que sólo tienen tejido nervioso en el bolsillo. Que se den cuenta de que el alimento espiritual también hay que comprarlo en el mercado, porque es tan alimento como las patatas y los tomates y es necesario para vivir y poder crecer.

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