La heroicidad del manchego Salvador Gijón o cómo romper el relato franquista del expolio rojo del arte, en El País Toledo -31 mar 2025, por José C. Rejas:
Una iniciativa de Sumar pide resarcir la memoria de este maestro y escritor republicano, encarcelado por el falso robo de una tabla del siglo XVI que siempre estuvo en el Prado.
En Almedina, una localidad del Campo de Montiel ( Ciudad Real ) de apenas 500 habitantes, muy pocos conocen la historia de Domingo Cipriano Salvador Gijón , un maestro y escritor republicano al que el franquismo endosó el supuesto robo de una valiosa obra de arte del siglo XVI. Es la tabla Santa Ana, la Virgen, Santa Isabel, San Juan y Jesús niño , realizada por Fernando Yáñez para el retablo de la iglesia de Santa María. La obra, también conocida como La Santa Generación , nunca desapareció y ha estado colgada de las paredes del Museo del Prado desde 1941, sin que nadie reparara en la rocambolesca y trágica historia que escondía una de las obras cumbre de Yáñez de la Almedina , hijo ilustre de la villa y, para muchos expertos, discípulo español de Leonardo da Vinci. La desveló en 2020, en plena pandemia, el profesor valenciano José López Camarillas, cuando investigaba la represión franquista sufrida por un antepasado suyo en Almedina.
Cipriano Salvador ―nacido en Pedro Muñoz en 1894 y fallecido en Toro (Zamora) en 1975― fue un intelectual polifacético y un visionario de La Mancha, a la que quería sacar del analfabetismo y del atraso imperante en la época en muchas otras zonas del país, aprovechando su legado artístico y su protagonismo en El Quijote . Fue en Villanueva de los Infantes, donde vivió y ejerció como docente, cuando se le encargó la misión de salvar las obras de arte de la comarca de Montiel durante la Guerra Civil.
Le avalaban su compromiso con el Frente Popular y su trabajo previo inventariando y catalogando el patrimonio histórico-artístico de toda la provincia, incluida la tabla de Fernando Yáñez que el Museo del Prado ya había intentado comprar en 1930. El filántropo temía que fuera destruido por los anticlericales más exaltados y decidió custodiarla en su casa hasta que la Caja de Reparaciones de la República la recogió en 1938, anotando en el acta las medidas de la obra sin el marco.
La pintura viajó hasta Barcelona, donde permaneció hasta el final de la contienda, cuando las autoridades franquistas la devolvieron a Infantes con las dimensiones, ahora sí, del marco. Esa diferencia de, explica a EL PAÍS López Camarillas, fue aprovechada por el párroco del pueblo para afirmar que la obra era otra y pertenecía a su iglesia y malvenderla por 15.000 pesetas al Museo del Prado (su valor era de 80.000): “El franquismo no sabía que había salvado una obra de carácter religioso. Al contrario, creía que la había destruido, pero tampoco le importaba mucho”.
En 1939, un grupo de falangistas lo detuvo en su casa acusándolo de destruir el cuadro, con el silencio cómplice de la Iglesia y de la pinacoteca, “conocedores de esta injusticia”, afirma el investigador. Cipriano Salvador fue condenado a muerte, pena que le fue conmutada a 30 años de prisión y trabajos forzados hasta que en 1946 fue amnistiado, aunque desterrado a Madrid. Falleció en 1975 sin que se rectificara el error.
Ahora, 50 años después de su muerte, una proposición no de ley (PNL) impulsada por Sumar en el Congreso de los Diputados busca rehabilitar su figura. “Consideramos que es de justicia reconocer el gran sacrificio de Cipriano Salvador Gijón, quien pagó con su libertad y con su cuerpo que hoy podemos disfrutar de una de las obras más importantes de la pintura española”, reza la iniciativa, que ya ha sido registrada para su discusión en la comisión de cultura antes de que finalice el actual período de sesiones.
Engracia Rivera, diputada de Izquierda Unida y oriunda como López Camarillas de Almedina, cree que contará con la mayoría suficiente para ser aprobada. La PNL, cuenta, no solo busca limpiar la memoria del filántropo manchego, que “protegió y custodió una obra de arte de valor incalculable”. También que Almedina pueda contar con una réplica del cuadro que sirva de revulsivo turístico en una comarca castigada por la despoblación.
Informes favorables
La PNL cuenta con los informes favorables del Ministerio de Cultura y del Museo del Prado. “Se espera cumplir el sueño de Salvador: usar la cultura para impulsar un turismo sostenible que genere riqueza económica y social”, explica López Camarillas, que agradece la colaboración de la pinacoteca desde el inicio: “Volvieron a medir la pintura con marco y sin marco para confirmar mi hipótesis”.
“Creo que están haciendo un trabajo valiente con esta obra y con otras de dudosa procedencia”, destaca. La iniciativa de Sumar pide al Museo del Prado que incorpore en sus guías y materiales divulgativos, y en la sala que exhiba la obra, “toda la información relativa a su procedencia y su historia, así como el papel de la persona que lo protegió”, e insta al Gobierno a realizar un acto de homenaje a Cipriano Salvador y al pueblo de Almedina, colocando una placa que “repare con honores” su nombre.
López Camarillas recuerda, con sabor amargo, que nadie evitó la injusticia que se estaba cometiendo. "Salvador Gijón salvó la vida a un grupo de falangistas y al cura de Montiel, protegió y alimentó a un montón de familias derechistas, había pintado frescos religiosos en la iglesia de la Trinidad. Nada le sirvió en su defensa", lamenta.
Y resumen así lo excepcional de este caso, sepultado, como muchos otros, por la épica evacuación de los tesoros artísticos del Prado, que ha monopolizado otros ejemplos de memoria democrática en el arte: "Es de los primeros que pone nombres y apellidos a un republicano represaliado por salvar patrimonio nacional, pero también a los verdugos que se enriquecieron con su dolor. Y lo hacemos con pruebas, de manera científica, para romper el relato franquista del expolio rojo que durante décadas les ha funcionado para repartir responsabilidades”.
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