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domingo, 21 de septiembre de 2025

La distopía perfecta es el espectáculo total

 De Pablo Pereira Magnere en Quora:

Hacia Dónde Vamos

CAPÍTULO IV: EL ESPECTÁCULO TOTAL

Cuando convertimos literalmente todo en entretenimiento

Cientos de hombres haciendo fila para participar en "challenges" sexuales públicos filmados para TikTok. Bienvenidos al Coliseo Digital, donde los gladiadores se ofrecen voluntariamente.

Guy Debord escribió en 1967: "Toda la vida se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos." Lo dijo hace más de medio siglo, pero subestimó completamente la participación voluntaria y entusiasta de la población en su propia degradación.

El Coliseo Digital: Panem et Circenses 2.0

Las redes sociales recrearon la mecánica exacta del Coliseo Romano con eficiencia que habría impresionado a los césares. Ya no necesitas construir anfiteatros o entrenar gladiadores. Cada usuario lleva su arena en el bolsillo.

La fórmula romana: panem et circenses (pan y circo). Las plataformas la perfeccionaron:

Pan digital: Dopamina constante (likes, comments, shares)

Circo digital: Contenido infinito de personas destruyéndose por entretenimiento

Diferencia crucial: en Roma, los gladiadores eran esclavos forzados. En nuestro coliseo, se ofrecen voluntariamente. Compiten por la oportunidad de ser sacrificados públicamente ante el pulgar arriba o abajo de un emperador digital llamado: EL ALGORITMO.

El Ring Como Coliseo: Jake Paul y el Deporte-Espectáculo

Jake Paul (un youtuber con cero experiencia en boxeo profesional) ha generado más dinero peleando que campeones mundiales con décadas de entrenamiento. Su última pelea contra Mike Tyson, de 58 años, generó 60 millones de espectadores. No por la técnica, sino por el espectáculo.

El tránsito del youtuber al boxeador-evento completa el círculo de Debord: ya no vemos deporte para entender la técnica, sino técnica para sostener el espectáculo.

Los combates se programan por narrativa, no por ranking; por storyline, no por mérito deportivo. Millones aprenden que la competencia real importa menos que la capacidad de fabricar atención.

Si tu KPI es pay-per-view y trending topics: victoria aplastante. Si tu KPI es excelencia deportiva y legado: derrota por decisión unánime.

La Mecánica del Squid Game Real: MrBeast y la Pornografía de la Miseria

Jimmy Donaldson (MrBeast) perfeccionó algo que el Squid Game de Netflix solo pudo imaginar: la explotación del sufrimiento real disfrazada de entretenimiento benevolente.

La mecánica es idéntica en ambos casos:

Squid Game (ficción):

    Identificar sujetos vulnerables: Personas desesperadas por dinero

    Magnificar su sufrimiento: Cámaras enfocando la desesperación

    Ofrecer salvación: Juegos que prometen millones

    Documentar la degradación: Cada muerte se convierte en entretenimiento para la élite

    Monetizar la tragedia: La élite paga por ver sufrimiento

MrBeast (realidad):

    Identificar sujetos vulnerables: Sin techo, familias en crisis, discapacitados

    Magnificar su sufrimiento: La cámara obsesiona sobre su desesperación

    La intervención mesiánica: MrBeast aparece como salvador tecnológico

    Documentar la gratitud: Lágrimas y agradecimientos = contenido emocional

    Monetizar el altruismo: Millones de views, patrocinios, mercancía

La diferencia: uno es ficción que critica este sistema, el otro es reality que lo celebra.

MrBeast ha dado millones en "caridad" mientras genera decenas de millones documentándola. La pregunta ética que nadie hace: ¿Si no pudiera grabarlo, lo haría?

La Inversión Kierkegaardiana del Bien

Kierkegaard distinguía entre ética y estética precisamente por esto: la acción ética genuina no requiere audiencia. Se realiza porque es correcta, no porque genere validación externa.

MrBeast invirtió esta lógica completamente. Su "generosidad" es inherentemente performativa: existe solo en tanto puede ser vista, consumida, y monetizada. No es caridad—es teatro usando personas reales como actores involuntarios.

Más perturbador: ha normalizado que la ayuda debe ser espectacular para ser válida. Miles de actos genuinos de generosidad (personas que ayudan sin cámaras, sin publicidad, sin monetización) se vuelven "invisibles" comparados con la caridad espectacularizada.

La Complicidad de Masas

El verdadero horror no está en MrBeast, está en nosotros. 438 Millones de suscriptores (al momento de escribir esto) consumen este contenido sintiendo que participan en algo positivo. "Al menos está ayudando," dicen, normalizando un sistema donde la dignidad humana se subordina al entretenimiento.

Es la estupidez perfecta: se siente como virtud mientras perpetúa el vicio.

En un mundo sano, la generosidad genuina sería más valorada que la performativa. En nuestro estúpido mundo: MrBeast gana más dinero "ayudando" de lo que trabajadores sociales, médicos, o maestros ganarán en toda su vida combinada.

El mensaje implícito es claro: el bien solo vale si es visible, cuantificable, y viral.

La Gamificación Total de la Existencia

Toda actividad humana se convirtió en contenido gamificado:

Sexo gamificado: Influencers femeninas compitiendo por récords de 1000 encuentros en 24 horas, convirtiendo intimidad en deporte espectatorial

Generosidad gamificada: MrBeast monetizando caridad

Tragedia gamificada: Personas grabando accidentes y tragedias en lugar de ayudar

Educación gamificada: TikTok reduciendo el conocimiento a clips de 30 segundos

Política gamificada: Candidatos compitiendo por tweets virales, no mejores políticas

La Política-Espectáculo: El Miedo Profético de Cabral

Facundo Cabral advirtió: "Le tengo miedo a los idiotas, porque son muchos y pueden elegir un presidente."

Donald Trump perfeccionó la estupidez política reconociendo que la política ya había sido completamente gamificada. Su genialidad diabólica fue entender algo fundamental:

    Ser coherente es menos importante que ser memorable

    Ser correcto es menos útil que ser viral

    Ser presidencial es menos efectivo que ser entretenido

Su presidencia fue una temporada extendida de reality show con consecuencias nucleares. No era política, era entretenimiento de masas con poder de declarar guerras. Todos los días tenemos un nuevo y mejor episodio que hace que olvidemos el de ayer.

Trump versus el establishment woke no es una batalla ideológica maniquea entre buenos y malos, es batalla entre dos formas de estupidez performativa por dominar el mismo ecosistema de atención.

El Algoritmo Como Emperador Final

En el Coliseo Romano, el Emperador decidía vida o muerte con el pulgar. En nuestro coliseo, el algoritmo cumple esa función, pero es más cruel que cualquier césar: nunca muestra piedad, nunca se sacia, nunca dice "suficiente."

Los gladiadores digitales, desesperados por aprobación algorítmica, continúan escalando hasta que no queda nada más que sacrificar.

Y nosotros (la audiencia morbosa) aplaudimos cada degradación, convencidos de que somos espectadores inocentes cuando en realidad somos los cómplices necesarios.

Quizás por eso Juego del Calamar tiene ya tres temporadas y sigue batiendo récords: no estamos viendo ficción distópica. Estamos viéndonos en nuestro espejo presente pero con mejor producción.

Pero la gamificación total de la vida era solo la preparación para algo mucho más siniestro: el momento cuando cuatro profecías distópicas convergen en una sola realidad que ningún profeta anticipó completamente.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Ayn Rand. Una sociedad condenada.

 Ayn Rand escribió:

"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada"

viernes, 19 de septiembre de 2025

Es imposible dar clase a los ACNEEs

 “Hay días que es imposible dar clase”: los alumnos que necesitan apoyo aumentan el doble de rápido que los recursos para atenderlos, en El País, Ignacio Zafra, Valencia - 18 SEPT 2025:

El número de estudiantes que requieren apoyo supera el millón tras incrementarse un 75% en seis años, según un informe de CC. OO. Los fondos para atenderlos lo hacen solo un 31%, tensionando sobre todo la enseñanza pública.

Un agujero se ha ido abriendo silenciosamente en los últimos años en el sistema educativo español, especialmente en la enseñanza pública. El número de alumnado con necesidades de apoyo educativo, una categoría oficial que engloba a los estudiantes con discapacidad, con dificultades de aprendizaje (como la dislexia y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad), así como a chavales llegados de otros países que desconocen el idioma o se hallan en situación de vulnerabilidad socioeconómica, ha aumentado un 75% desde el curso 2017-2018. Ha pasado de 621.000 a más de un millón, según el informe de inicio de curso elaborado por Comisiones Obreras, que se basa en las estadísticas del Ministerio de Educación. El presupuesto específico para atenderlos ha crecido, en cambio, mucho menos: apenas un 31%, debido, sobre todo, a la insuficiente inversión de las comunidades autónomas. La consecuencia, advierte el sindicato y coinciden docentes, orientadores y familias, es que la atención que reciben es, en muchos casos, pobre, y que el cansancio y la frustración se extiende entre las plantillas de escuelas e institutos.

“Los profesionales de la educación sienten cada vez mayor sobrecarga. Quieren y hacen su trabajo con dedicación, motivación y esfuerzo, pero se necesita bajar las ratios e incrementar el número de profesionales, con más recursos y más inversión para atender con calidad y equidad al alumnado”, señala la Federación de Enseñanza de CC. OO. Del total de 1.088.413 estudiantes que oficialmente requiere apoyo, 249.494 son alumnos con necesidades educativas especiales (generalmente significa que presentan algún tipo de discapacidad); 386.345, con dificultades específicas de aprendizaje; 394.034, están en situación de vulnerabilidad socioeconómica, y 58.540, tienen altas capacidades.

El rápido aumento de las cifras es producto, de un lado, del incremento de chavales que se incorporan al sistema procedentes de otros países, parte de ellos con desconocimiento del idioma, desfase curricular, o un contexto económico familiar precario, y del otro, de la mejora en la detección de trastornos y dificultades de aprendizaje. Y la situación es grave, señala el informe de CC. OO., porque España ya partía antes de dicho incremento de un déficit estructural. Muchos de los programas de atención a la diversidad, como las aulas de acogida para niños y adolescentes extranjeros fueron desmanteladas con la crisis económica de 2008, sobre todo a partir de 2012.

Un ejemplo de falta de recursos es el que están viviendo los docentes del instituto público Agra de Raíces, en Cee (A Coruña), que tiene cerca de 400 alumnos. El curso pasado, el personal especializado de apoyo con el que contaban, dos especialistas de Pedagogía Terapéutica, otra de Audición y Lenguaje que tenía asignadas dos horas semanales en el centro, y una cuidadora estaban volcados en garantizar la atención de los dos chavales con necesidades educativas especiales matriculados en el centro. “Su horario estaba completo con estos niños, quedando en gran medida desatendidos aquellos que tienen necesidades específicas de apoyo educativo, como dislexia o TDAH”, explica una docente que actúa como portavoz de buena parte del claustro y pide no ser identificada.

Este curso, el centro coruñés ha incorporado, en el conjunto de la secundaria, aparte de a otros chavales con necesidades de apoyo educativo, a tres alumnos con necesidades educativas especiales, lo que representa un incremento del 150%. Alguno de ellos requiere, además, muchos cuidados. “Y lo que nos encontramos al volver al centro el 1 de septiembre es que no solo no nos habían ampliado los recursos, sino que nos habían quitado a una de las especialistas de Pedagogía Terapéutica (PT) y las dos horas de Audición y Lenguaje”, explica.

Las familias organizaron protestas, y la Xunta accedió a reponer a la PT, pero nada más. Para colmo, el profesorado esperaba que en primero de la ESO, donde tienen un total de 55 alumnos, se formaran tres grupos, pero la administración ha creado solo dos clases. Una está a máximos, con 30 estudiantes, y la otra a 25. “Hay días que es imposible dar clase. Por su condición, alguno de nuestros estudiantes puede tener una crisis, hay que acompañarlo fuera del aula para que se recupere, y no tenemos manos”, asegura la docente. Para asistir a los chavales que más ayuda necesitan, el instituto ha articulado uno de los apaños con los centros educativos de toda España acostumbran a afrontar la falta de recursos. “Los niños están siendo atendidos por el profesorado de forma voluntaria. Realizamos tareas de acompañamiento, de higiene, de vigilancia, y hasta de alimentación, que no nos corresponden y para las que no estamos cualificados”, afirma la profesora. Preguntada al respecto, la Xunta afirma que sus técnicos están “analizando las necesidades [del centro] por si fuera necesario ampliarlos”.

Desequilibrio entre pública y privada

La escuela pública acoge a tres de cada cuatro estudiantes con necesidades de apoyo educativo, 8,3 puntos por encima de lo que le correspondería en función de su tamaño en el conjunto de la red educativa, que es el 66,9%. En concreto, a la escuela pública va el 72,5% del alumnado con dificultades específicas de aprendizaje; el 75,4% del alumnado con necesidades educativas especiales, y el 79,5% del que se encuentra en situación de vulnerabilidad socioeconómica. La situación más equilibrada es la de los estudiantes con altas capacidades, con un 64% de la matrícula (tres puntos por debajo de lo que le tocaría, de hecho; un sector de los centros privados y concertados destacan en su publicidad que están especializados en ese tipo de alumnos).

En primaria el desajuste por redes educativas es todavía mayor. La pública acoge al 77,5% (9,75 puntos más de lo que le correspondería), la concertada al 21,7% (6,5 puntos menos), y la privada, al 0,8%, muy por debajo de su peso en el conjunto de la red escolar, que es del 4%.

El profesorado ha notado el incremento del alumnado con necesidades de apoyo educativo en todas las etapas, “desde Infantil a Bachillerato y Formación Profesional”, afirma Antoni Prefaci, orientador de secundaria, logopeda, psicólogo sanitario y presidente de la Asociación de Familiares de Niños y Adolescentes con Déficit de Atención e Hiperactividad (Afnadah) de Gandía (Valencia). “La diversidad, en sí misma, es una riqueza. Pero sin los recursos adecuados se convierte en una enorme losa y un gran reto para los centros”. Su crecimiento se debe, de un lado, al aumento de los estudiantes extranjeros, parte de los cuales necesitan apoyo “para aprender el idioma o para ponerse al día en contenidos curricular muy diferentes”. Y, del otro, a una mejor detección de las dificultades. Antes, muchos más casos pasaban desapercibidos. Quedaban ocultos bajo el manto del fracaso escolar, y, al mismo tiempo, su presencia en el aula no reclamaba una atención específica por parte del profesorado.

“Hoy se identifican mejor los trastornos del espectro autista, el TDAH, la dislexia, los trastornos del lenguaje, o las dificultades emocionales. Y eso es una gran noticia. El problema es que si no se acompaña de una mayor dotación de recursos, ello nos lleva a un cuello de botella: detectamos más casos, pero no siempre podemos darles la atención que requieren”, prosigue Prefaci.

Territorios que apenas los identifican

Muchos estudiantes con necesidad de apoyo continúan, además, sin ser detectados. El informe de CC. OO. plantea un cálculo indirecto para estimarlos. En el caso del alumnado en situación de desventaja socioeconómica, recurre a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre “carencia material y social severa” en población en edad escolar para concluir que hay al menos 297.545 chavales sin incluir en las estadísticas oficiales de Educación, es decir, el 43% del total. Muy por encima de dicho porcentaje se sitúan algunos territorios, como Aragón (89%), Castilla-La Mancha (87%), y Andalucía (77%). En el caso del alumnado con dificultades específicas de aprendizaje, el estudio recurre a investigaciones sobre prevalencia de los distintos trastornos para estimar que 863.496 niños y adolescentes que los padecen pasan por debajo del radar de la administración, un 69% del total. Aparecen especialmente mal parados, en esta categoría, según el cálculo de CC. OO., Andalucía (que “no proporciona datos de ninguna casuística social del alumnado”), País Vasco (que dejaría de contabilizar al 86,5%), y Aragón (85%).

Alicia Vílchez, madre de dos niñas con dislexia que estudian en Granada, dice que es cierto que los centros “están faltos de recursos y las clases están masificadas”. Pero, por su experiencia en primaria y, peor todavía, en secundaria, cree que a buena parte del profesorado también le falta formación al respecto. “Conocimientos, estrategias y recursos para trabajar con niños con dificultades. No solo dislexia, sino TDAH, necesidades educativas especiales, etcétera. Nos encontramos con una barrera muy grande, y es muy difícil para una familia luchar contra eso”. “Hablan mucho de inclusión, y tenemos una normativa muy buena”, añade Vílchez, “pero no la están cumpliendo, y quienes se llevan la peor parte son los niños con dificultades, porque el sistema no les acompaña”.

domingo, 10 de agosto de 2025

Cuba, grado cero de la miseria política y real

 Regreso a una Cuba que no conozco, en El País, por Patricio Fernández, La Habana -13 de julio de 2025

Ya nadie cree en la revolución. El Gobierno de Díaz-Canel no concita ningún afecto ni respeto. El país no produce casi nada y Trump impone nuevas restricciones, mientras los cubanos no consiguen imaginar el siguiente paso del declive.

Acabo de volver a Cuba después de siete años. No iba desde abril de 2018. A lo largo de los casi cuatro años anteriores, período durante el que pasó gran parte del tiempo ahí, Raúl Castro y Barack Obama restablecieron las relaciones diplomáticas entre sus países y emprendieron un proceso de apertura y abuenamiento que detonó un ambiente de entusiasmo y esperanza. Cuba se puso de moda: abrió tiendas de lujo en el Parque Central; Gucci realizó su desfile anual en El Prado, Rápido y Furioso filmó un capítulo de su saga en El Malecón; Madonna celebró su cumpleaños número 58 en La Guarida y The Rolling Stones, cuya música estuvo prohibida por décadas, dio un concierto para 300.000 personas en la Ciudad Deportiva. Mick Jagger gritó desde el escenario: “¡Parece que los tiempos están cambiando!”. Y la multitud le contestó que sí. Cubanos que habían hecho su vida afuera volvieron para emprender de nuevo en la isla. Obama visitó La Habana y sus habitantes salieron a saludar el paso de La Bestia , la limusina que lo transportaba. Hasta los más nihilistas se permitieron imaginar un feliz viraje sin retorno.

El 25 de noviembre de 2016 murió Fidel y se decretaron nueve días de luto, con ley seca y cualquier festejo prohibido. El 4 de diciembre lo enterraron en el cementerio de Santa Ifigenia debajo de una roca inmensa traída de la sierra Maestra, a pasos del mausoleo de José Martí .

Pero las cosas no se dieron como era deseable esperar. La fiesta se apagó rápido, aunque no de golpe. Al poco se impuso el trumpismo de Florida y el fidelismo conservador en Cuba. Vino la pandemia, la ausencia de ayudas extranjeras, el Movimiento San Isidro , las protestas de periodistas, artistas y escritores afuera del Ministerio de Cultura, las del 11 de julio de 2021 —las más grandes desde el maleconazo de 1994 —, la canción Patria y Vida del grupo Gente de Zona , la obstinación de un pésimo manejo económico, la Ley de Comunicación Social que terminó de prohibir la propiedad privada de cualquier medio de comunicación, una crisis alimentaria que tiene al Gobierno. pidiendo leche en polvo al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y un colapso del sistema energético por falta de combustible y de mantención de las generadoras que provocan apagones permanentes. Diariamente, en todos los barrios, a cierta hora, se corta la luz.

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Hay muy poca gente en La Habana. Según el economista y demógrafo Juan Carlos Albizu-Campos, entre 2022 y 2023 la población isleña cayó en un 18%. De algo más de 11 millones a cerca de 8,5 millones. Actualmente, por Obispo deambulan unos cuantos, pero ni la sombra de lo que sucedió hace 10 años, cuando ahí se concentraban los turistas. Hoy se cuentan con los dedos de las manos. Varios de sus locales comerciales están cerrados y en los que siguen abiertos la oferta es ridícula. En la Plaza de Armas dejaron de vender libros y antigüedades. Un dúo de viejos canta Bésame mucho sin público. Las mesas del restaurante que daba vida a la plaza de la Catedral ya no existen. En la puerta de la Bodeguita del Medio, dos mujeres disfrazadas fuman puros de palo para posar con los visitantes. Una de ellas, no menor de 70, me ofreció sexo oral. En el muro de enfrente, un mal pintor exhibe sus telas con la cara del Che. “Hasta la victoria siempre. Patria o muerte”, se lee en una de ellas. Pasa una anciana en silla de ruedas y me pide plata para comer. Casi todos los cubanos con los que uno se cruza por ahí, están mendigando. Hay los que ofrecen monedas y billetes descontinuados con los rostros de los héroes de la Revolución a cambio de cualquier ayuda. Al final de la tarde, penan las ánimas.

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En las calles se ven más viejos que jóvenes. “La arcilla fundamental de nuestra obra es LA JUVENTUD, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”, asegura Ernesto Guevara en un cartel de la calle Teniente Rey. Por los bordes del bulevar San Miguel puede encontrarse a algunos de esos ancianos tirados en el suelo. A quienes viven escarbando basureros les llaman deambuladores. Cuesta mucho más que antes encontrar muchachos y muchachas atractivas, de esas que han hecho famosa la belleza cubana. Y no es de extrañar, porque en esta fuga no faltan los viajeros dispuestos a rescatarlas.

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En la Plaza Vieja, a fines del año pasado, el artista alemán Martin Steinert instaló una escultura titulada Nube de Madera . Son cientos de listas que estructuran un volumen liviano y que, como su nombre indica, parece una nube de madera. Los habaneros han repletado sus tablas con mensajes y deseos: “Sé libre sin importar lo que digan”, “Paz y prosperidad para mi Cuba”, “Me quiero ir para el yuma”, “Los quiero, pero los dejo”, “Abajo la dictadura”, “De qué revolución me hablan, si aquí no dejan que cambie nada”, “Vaya que los odio”. También hay corazones atravesados con declaraciones de amor y autógrafos con fechas.

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En La Habana Vieja abundan los edificios en ruinas. Según datos oficiales un 35% de las viviendas del país están en mal estado. Semanas antes de pasar por ahí se derrumbó uno en Santos Suárez y por esos mismos días otras cinco viviendas en Guajay, otra en Compostela y un balcón en la calle Muralla. Es frecuente encontrar en las esquinas restos de concreto y basura acumulada. Me cuento que pueden pasar semanas sin recogerla y hay parques, como el Carlos Aguirre, directamente convertidos en basural. Llegué allí después de vagar por Centro Habana: Neptuno, Perseverancia, Lealtad y San Rafael hasta Infantas, donde entre los pilares había quienes ofrecían pares de zapatos viejos, remeras gastadas, clavos, alambres oxidados y masas dulces. Un comercio de restos.

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Si algo ha caracterizado estas tierras de la Revolución es la seguridad. Drogas siempre ha habido, pero en círculos muy exclusivos, nada parecido a su presencia en los otros países latinoamericanos. Mientras caminaba por Cayo Hueso, sin embargo, más de una vez me advirtieron de que no hablara por celular. El asunto se ha vuelto un tema muy presente en la conversación de los cubanos. El escritor Pedro Juan Gutiérrez me contó que estaba reforzando las puertas de su departamento en un piso 8 de Galeano o por ahí, muy cerca del Malecón. En esos barrios, según me dijo, hoy se expande el consumo de una droga nueva conocida como El Químico. La dosis -un pedazo de papel impregnado- cuesta menos de un dólar y contiene carbamazepina y otras benzodiacepinas, además de anestésico para animales, formol, fentanilo y fenobarbital. Según Josué, "es como un golpe de energía que me llena de calambres todo el cuerpo. Hay un momento que solo siento como tarde el corazón y se me tapan los oídos. A muchos les provoca caminar rápido, pero a mí me da por ir lento".

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Paralelamente, hay una burguesía que emerge. Son los dueños de las mipymes privadas que han sustituido la provisión estatal de muchísimos bienes y servicios. Mientras unos no consiguen contentarse con los poquísimos productos que flotan como náufragos sobre los mesones de los mercados de barrio, se consolida esta clase comerciante que habita un mundo aparte. Distintos tiempos conviven en los transportes callejeros: carretas, taxis a pedales, autos gringos de los años cincuenta, ladas soviéticas , triciclos eléctricos, vehículos del año. Hay más autos nuevos que antes, muchos chinos, pero no solamente. También restaurantes en los que se puede comer muy bien a precios internacionales. Si antes los acostumbraban artistas y músicos exitosos, miembros de la nomenclatura y extranjeros, ahora tienen entre sus habituales a los dueños de estos nuevos negocios y sus familias. La economía se halla altamente dolarizada y no es difícil cambiar dólares en el mercado negro a casi el triple de su precio oficial. En las tiendas mejor abastecidas se paga directamente con esa moneda. Han aparecido nuevos hoteles inmensos y deshabitados que son propiedad del Estado, pero cuya gestión está en mano de privados: uno de 42 pisos, en la calle 23, a pasos del Coppelia, administrado por Iberostar y el inmenso Gran Muthu Habana Hotel próximo a la Quinta Avenida son los que más llaman la atención. Pregunto para qué los construyen ahora si no hay turistas y, aunque nadie puede responderlo a ciencia cierta, hay quienes aseguran que se trata de proyectos comprometidos durante el Deshielo, como bautizaron esos años de apertura y esperanza, interrumpidos por la reacción del poder local, el triunfo de Donald Trump y la pandemia. Otros sospechan que se trata de apuestas futuras o de negocios turbios en los que se encontrarían involucrados miembros del aparato gubernamental. No habiendo prensa libre, las noticias son rumores, y uno muy difundido es que la obtención de permisos depende de personajes corruptos como El Cangrejo . Por miedo a los micrófonos, cuando alguien se refiere a él pone a caminar los dedos.

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“No tomes apuntes en público”, me dice un amigo mientras escribo en una libreta lo que acaba de contarme: que la bola repite que Miguel Díaz-Canel tiene mal aché. El dolor, entre los santeros, es la suerte. Según él, apenas creía que el Gobierno llegó un tornado a La Habana , después estalló el hotel Saratoga y tres meses más tarde ardieron los depósitos petroleros de Matanzas. “Guarda eso”, me dijo, “no seas loco”. Era la primera vez que regresaba a Cuba tras publicar Viaje al Fin de la Revolución, un oficial de civil me había hecho a un lado en el aeropuerto para recordarme que llegaba con visa de turista y, como pude ratificar a los pocos días que era cierto, “te tienen en la mira, asere”, agregó. “La población de esta ciudad ya no es la misma”, me dijo más tarde. De sus amigos no queda ninguno. Al mismo tiempo que los habaneros migran al extranjero en busca de mejores oportunidades, por el mismo motivo migran de las provincias a La Habana. A los que llegan de Oriente les llaman palestinos. Se les reconoce por el acento, el color de piel, el nivel cultural, la precariedad extrema y la falta de arraigo.

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Vuelvo al barrio del Vedado en que solía quedarme años atrás: el paseo de los Presidentes, la galería Habana, el mercadito de la calle F donde ahora no hay nadie y sobre cuyos mesones entristecen algunos ajos, pimentones, cebollas, yucas y remolachas, muy separadas unas de las otras. Al fondo, una vitrina de vidrio con un lulo de mortadela, cuatro o cinco cortes de vacío y chancho muy poco apetitosos, y antes de adentrarse en su oscuridad, un rincón en el patio donde una veinteañera vende helados de fresa, chocolate, caramelo y guanábana dignos de la mejor gelatería italiana, aunque servidos en unos muy rudimentarios vasos plásticos. Así como sobreviven estos helados estupendos, si se busca, puede encontrarse con el mejor jazz del continente entre la bulla del reparto, la variante local de reguetón que la rompe. El hotel Presidente está exactamente igual, aunque su terraza está vacía. Hace una década, muchos se reunían en la vereda de la calle 2 para captar la señal de wifi disponible para sus huéspedes y comunicarse con sus parientes en el extranjero. Hoy la mayoría paga aviones telefónicos que les permiten hacerlo sin mayores dificultades.

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Ya nadie cree en la Revolución. El Gobierno de Díaz-Canel no concita ningún afecto ni respeto entre los cubanos. Pudiendo, despotrican. En el país no se produce casi nada. La Administración de Donald Trump, por su parte, impone permanentemente nuevas restricciones que amplían el bloqueo. Mientras estaba allí prohibieron el funcionamiento de la plataforma Airbnb. Antes, suspendió las licencias para transacciones con la empresa que recibe las remesas (hoy la plata viaja en maletas), la libertad condicional humanitaria y los procesos de reunificación familiar, inclusión a Cuba en el decreto que limita el acceso a inteligencia artificial a universidades y decidió perseguir como criminales a los posibles inversores de la industria nacional Biofarmacéutica, entre otras muchas medidas de hostigamiento. En las noticias internacionales apenas se habla de lo que sucede en Cuba, salvo en los debates políticos locales donde sus enemigos ideológicos la mencionan como una abstracción desdeñable. Sus habitantes de carne y hueso, mientras tanto, no consiguen imaginar el paso siguiente de esta historia, cuánto peor se puede estar. Allí donde alguna vez se concibió el hombre nuevo, cunde la desesperanza.

Patricio Fernández es periodista y escritor chileno.

lunes, 4 de agosto de 2025

La financiación del estado es esencial

 De Quora

Los estados necesitan dinero para funcionar y para establecer políticas. ¿Por qué cobrarles más a los que más tienen? Porque son los que más pueden pagar sin alterar su calidad de vida ni el desarrollo de sus proyectos personales y porque se busca —o se debería buscar, al menos— que nadie, por más desafortunado que sea, sufra privaciones tan grandes como para no poder desarrollarse ni unas carencias que hagan de su vida un martirio. Dicho de manera más corta: por justicia.

Lo que vos criticás se justifica con un mínimo de decencia: que un milmillonario pague más y con eso se financien políticas públicas que impidan que haya niños muriendo de hambre o de enfermedades tratables o curables es una simple cuestión de decencia, y ahí ya no estamos en eslóganes sino en casos concretos de millones de personas que gracias a los Estados hoy se curan y años atrás no. Además, de lo que decís se desprende que no debe existir la salud pública, ni la educación pública ni prácticamente nada, porque implica sacarle a unos para darle a otros. ¿Y los sueldos de los policías para garantizarles sus fortunas a los ricachones que no querés gravar se pagan con el dinero de todos? ¿Y los de los jueces?

Eso dejando de lado el eslogan de que la plata de alguien es el fruto de su trabajo, como si no existieran herencias, o como si eso fuera independiente del trabajo de otros. ¿O te creés, por ejemplo, que los que se enriquecieron con los smartphones fueron los que crearon lo que después fue empaquetado y apropiado por privados? ¿De dónde salió la pantalla táctil? ¿De la cabeza de Steve Jobs? ¿De los ingenieros de Apple? Desde ya te adelanto que no.

Si querés profundizar en qué es la justicia, leé, por ejemplo, la Teoría de la justicia de John Rawls, el filósofo político más importante del último siglo. Eso debería hacerte cuestionar tu sentido de justicia.

Propongo que releas lo que escribió Eliana. En ningún momento ella dice que hay que "quitar a alguien el fruto de su trabajo para dárselo a otro". Me cuesta creer que de un comentario tan claro se incurra en una interpretación tan torcida.

Se trata simplemente de que el que gana más pague más que el que gana menos para que el Estado pueda funcionar.

Hay algo importante que considerar: Ganar menos no es sinónimo de trabajar menos. Un albañil que trabaja doce horas diarias gana muchísimo menos que un futbolista de élite; un influencer de tik tok puede ganar muchísimo más que un científico o un docente universitario.

El mercado no recompensa necesariamente al que trabaja más o mejor. Pero la justicia social, que no es solo "un eslogan", ni siquiera busca "quitarle todo" al que gana más y mucho menos cuestiona el valor generado a cambio de la ganancia. Simplemente le pide al que más gana que contribuya con un poco más al bien común.

Me apena que se apele a ciertas falacias como la del hombre de paja ("regalar a otro el fruto del esfuerzo de uno") para bastardear una idea que ha sido fundamentada desde muy distintos ámbitos ideológicos: Desde la doctrina social de la Iglesia hasta movimientos sociales, políticos, económicos y filosóficos que sería largo detallar aquí.

Es evidente que estamos en un momento de la humanidad en que ya el más tibio reformismo genera reacciones. Muy triste…

En España los salarios reales solo han crecido un 2,76 en 30 años.

 "Los salarios reales en España solo han crecido un 2,76% en treinta años, el cuarto peor desempeño de los 38 países de la OCDE" en El Mundo, 21 julio 2025:

Entre 1994 y 2024 han crecido once veces menos que en la media de la Organización: la razón principal está en el estancamiento de la productividad.

Los salarios en términos reales, es decir, una vez descontado el efecto de la inflación para conocer su verdadero poder adquisitivo, han crecido tan solo un 2,76% en las últimas tres décadas, pasando de 32.157 euros al año en 1994 (con el valor del euro de 2024) a 33.044 euros el año pasado, según los  últimos datos de la OCDE.

Se trata del cuarto peor desempeño de los 38 países que integran esta Organización, en la que de media los sueldos han crecido un 30,8% en el mismo periodo, once veces más. Tan solo México, Japón e Italia han experimentado una evolución peor que la nuestra: en los dos primeros los sueldos han caído en términos reales un 7,2% y un 0,9%, respectivamente, mientras que en Italia han subido solo un 0,5%.

En las dos economías más importantes de la UE los aumentos son mucho más relevantes: en Alemania han crecido un 24,1% en el periodo, mientras que en Francia han repuntado un 28,4%, pero también son más fuertes en economías mediterráneas del sur como Portugal, con un avance del 21,2%, o Grecia, del 22,5%, y en países en desarrollo como Colombia (31%), Costa Rica (70,5%) o Chile (88,5%). No obstante, lideran las subidas salariales los países del Este de Europa, ex repúblicas soviéticas, que han atravesado un proceso de conversión y puesta a punto: en Lituania se han incrementado un 290,3%; en Letonia, un 245,2%; en Estonia, un 236,2% y en Eslovaquia, un 133%, entre otros.

A la hora de analizar la evolución de los salarios es importante hacerlo en términos reales, ya que de nada sirve que en un país suban mucho los sueldos si los precios lo hacen al mismo ritmo o superior. En la práctica, ese incremento nominal se podría traducir en que los trabajadores son cada vez más pobres, y es preciso hacerlo en paridad del poder de compra, para poder comparar la evolución de distintos países, tal y como hace la OCDE.

Si se compara la evolución de los salarios reales en España y la media de la Organización, en dólares a paridad del poder de compra (PPP), se observa que los sueldos en España solo han estado por encima de la media en la década de los 90 y en los dos primeros años tras el estallido de la crisis financiera, en 2008, debido al impulso de los salarios más altos. En el resto del periodo siempre han estado por debajo y en los últimos años la brecha con la media se ha incrementado, hasta situarse hoy un 11% por debajo, el equivalente a 6.583 dólares a PPP al año.

Según explican José Emilio Bosch y Javier Ferri, investigadores de Fedea, la evolución varía en función del nivel salarial: "En los dos años posteriores a la crisis financiera, en los que observamos un acusado aumento de los salarios reales medios, los salarios aumentaron de forma monótona a partir del tercer decil, siendo los trabajadores perceptores de los salarios más altos los que más vieron aumentar sus salarios (casi un 15%). En cambio, los trabajadores de los dos primeros deciles sufrieron caídas en su salario real, que para los del primer decil alcanzó el 3%. Entre el 2009 y el 2019 (año anterior a la pandemia de COVID) el salario real cayó en todos los deciles (*) excepto en los dos primeros. Así, mientras los salarios reales disminuyeron casi un 5% para el segundo decil de salarios más elevados, subieron un 5% para el decil de salarios más bajos. En los años de la pandemia y posteriores, hasta el 2023, los salarios cayeron en todos los deciles excepto en los tres más bajos. De nuevo, el decil noveno fue el más perjudicado, con caídas acumuladas que superaron el 3%".

"A nivel distributivo, desde 2009 y tras la pandemia, los deciles bajos han experimentado algunas mejoras relativas, mientras que los deciles altos han sufrido mayores caídas en poder adquisitivo. Estos resultados ponen en evidencia una percepción social de que las fases expansivas no se han traducido en mejores ingresos laborales para la mayoría de los trabajadores", apuntan.

La productividad, la clave

La gran pregunta detrás de estos datos es por qué en España los salarios se han mantenido prácticamente estancados desde hace 30 años. "La respuesta rápida es que tiene que ver con la falta de crecimiento de la productividad: la remuneración por asalariado no ha mostrado apenas avance, en términos reales, entre 1995 y 2024", apunta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, quien señala que aunque la destrucción de empleo durante la crisis financiera global elevó (por un efecto composición) tanto la remuneración por asalariado como la productividad, "la recuperación posterior ha venido con una caída y posterior estancamiento -desde 2017- de la misma".

"Parte del mal comportamiento tiene que ver con la composición sectorial, dado que el peso de la industria ha pasado del 22% del total del empleo al 12,5%. En todo caso, esta es una tendencia de las economías desarrolladas hacia la tercierización. El problema proviene de la especialización en actividades de servicios de baja productividad", añade.

Lo cierto es que el estancamiento de la productividad es la gran asignatura pendiente de la economía española, algo en lo que coinciden hasta seis economistas entrevistados por El Mundo en el último mes, entre los que figura María Jesús Fernández, de Funcas, quien defiende que "la productividad está en el origen de todo" y que, como no se han tomado medidas pensando en que aumente a largo plazo, "el nivel de vida de los ciudadanos difícilmente va a mejorar".

El repunte salarial desde 1994, "es un crecimiento ridículo en 30 años", considera Javier Martínez, colaborador de EsadeEcPol, quien coincide en que la causa más clara y evidente es "el estancamiento de la productividad total de los favores, que lleva estancada desde la década de los 90, pasando por la reestructuración salarial post crisis financiera, hasta la llegada de migración en edad de trabajar durante los últimos diez años que cubren vacantes de empleos no cubiertas por nacionales, lo que podría provocar estancamiento en esa franja salarial".

"Aunque desde el 2018 se ha subido el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) más de un 50%, lo que han hecho esas subidas es comprimir la distribución salarial por la parte izquierda, cuando lo que nos interesa como país en nuestro mercado laboral es desplazar toda la distribución o al menos la zona cercana a la mediana", apunta en conversación con este medio, y alude también al aumento del tipo medio del IRPF y las cotizaciones sociales, así como al pequeño tamaño de las empresas.

(*) En estadística descriptiva, un decil es cualquiera de los nueve valores que dividen a un grupo de datos ordenados en diez partes iguales, de manera que cada parte representa 1/10 de la muestra o población. Un decil es una de las posibles formas de un cuantil; otras incluyen el cuartil y el percentil.

domingo, 2 de febrero de 2025

Abuelos y padres en la crisis

 Javier Fesser, hijo en una familia de nueve hermanos, ha dicho algo que no solo sufren los abuelos, sino los padres: “Los abuelos tienden la mano y los hijos y nietos cogemos el brazo, después el piso, el coche y los ahorros, a ser posible”

miércoles, 24 de junio de 2020

Entrevista con el economista Benjamin J. Cohen

Miguel Ayuso "Benjamin J. Cohen y la Geografía del poder", en El Confidencial, 25-V-2014:

El mayor experto en economía política explica quién controla de verdad el dinero

El economista estadounidense Benjamin Jerry Cohen es una de las más destacadas figuras académicas de la política económica. No es optimista sobre el futuro

El economista estadounidense Benjamin Jerry Cohen (1937, Nueva York), catedrático de la Universidad de California-Santa Barbara, es una de las más destacadas figuras de la Económica Política Internacional, una disciplina mixta que estudia las relaciones internacionales utilizando teorías y métodos aplicables de la economía política.

Desde que empezara a trabajar como investigador en la Reserva Federal de Nueva York, en 1962, Cohen ha publicado decenas de libros sobre la forma en que la política internacional influye en el devenir de la economía, y ha escrito libros fundamentales para entender las dinámicas financieras internacionales. En su opinión, es imposible explicar la economía sin política, pues ésta nunca es independiente del contexto social en que se desarrolla. 

El profesor ha recibido a El Confidencial en la Fundación Rafael del Pino, donde impartió anoche una conferencia sobre “El desorden monetario que viene”. En su opinión, el mundo va camino de una enorme crisis monetaria que creará un desorden difícil de prever. Y no es optimista sobre las posibilidades que tenemos de frenarla.

PREGUNTA. El próximo domingo 400 millones de europeos están llamados a las urnas para votar a sus representantes en el parlamento de la Unión Europea. ¿Cree que el futuro del euro depende de lo que vayamos a votar o está ya decidido? En otras palabras, ¿quién está a cargo?

RESPUESTA. Es importante saber quién está a cargo del dinero. El sistema de gobernanza de la eurozona es una de las principales razones por las que el euro ha sido menos exitoso de lo que muchas personas esperaban que fuera. La elección del parlamento europeo no va a tener ninguna influencia sobre esto. El euro está manejado, principalmente, por el Banco Central Europeo, y por los ministros de finanzas de la eurozona. El parlamento tiene un rol mínimo en la gobernanza del euro, así que no creo que las elecciones del próximo domingo vayan a cambiar nada. El problema es que la eurozona está gobernada de forma muy pobre, porque las diferentes responsabilidades son compartidas por diferentes grupos y actores: el BCE, los ministerios, el eurogrupo, la comisión… Esta es una forma ineficiente de gobernar, y un gobierno ineficiente sobre la zona monetaria hace que el euro sea más débil.

R. ¿Cuál es el camino para que recuperemos el control de nuestro dinero?

P. Desafortunadamente, las soluciones pueden ser fácilmente descritas, pero alcanzarlas políticamente es muy difícil. Uno de los más grandes problemas de la eurozona es la falta de mecanismos para lidiar con los desequilibrios dentro del grupo. Hay países que lo están haciendo mal y países que lo están haciendo bien. En EEUU pasa algo parecido, somos 50 estados y tenemos una sola moneda, pero tenemos un mecanismo automático de transferencia. Los estados que van bien transfieren su superávit a Washington y el gobierno financia a los estados que van mal. Es un sistema que ha evolucionado durante mucho tiempo, pero funciona de forma automática. No tenéis nada parecido a esto en Europa. Si hablas con cualquier economista que esté familiarizado con la situación te dirá que lo que tiene que hacer Europa es adoptar un mecanismo similar al que tenemos en EEUU. Pero claro, políticamente esto es imposible mientras Europa siga siendo una confederación de estados soberanos y no sea una federación de verdad.

P. Pero estamos yendo justo en la otra dirección. Incluso dentro de los países tenemos problemas de solidaridad entre regiones. ¿Si no conseguimos que haya solidaridad entre regiones de un mismo país, cómo vamos a conseguir que exista entre diferentes países?

R. Es cierto, es un problema de solidaridad. Lo irónico de la unión monetaria europea es que el euro se creó para unir a los países, pero lo que está haciendo es separarlos aún más. Debido a la evolución de países como Grecia o España lo que estamos viendo es que hay menos solidaridad y un menor sentido de comunidad que cuando se creó la moneda única.

P. El año pasado editó un libro bajo el título Power in a changing world (“El poder en un mundo cambiante”) en el que explica cómo el poder económico es cada vez más difuso. ¿Ha perdido EEUU definitivamente la hegemonía?

R. Ninguna hegemonía dura para siempre. Pero llevo en esto mucho tiempo y aún no ha cambiado. Finalicé mis estudios hace 50 años y el primer trabajo que tuve fue como investigador en la Reserva Federal de Nueva York. Lo primero que me dijeron cuando llegué allí en 1962 es que EEUU estaba perdiendo su hegemonía. Fue hace 50 años. El hecho es que EEUU no depende de otros países, es menos poderoso, pero sigue siendo la economía dominante, representa el 24% de la economía del mundo y el dólar sigue siendo la divisa preponderante. Es incuestionable que con el tiempo ha ido perdiendo poder, pero de forma muy gradual y lenta. ¿Por qué? Desde luego no porque los gobiernos estadounidenses hayan sido eficientes. Ahora mismo tenemos un sistema totalmente disfuncional. EEUU no ha perdido la hegemonía por la falta de alternativas.

Si el dólar pierde su importancia ¿qué divisa puede sustituirlo? No el euro, desde luego, tampoco el yen, porque Japón sigue en declive. Posiblemente, la divisa china es la mejor situada, pero no cumple los requisitos necesarios para ser una moneda popular. Para que una moneda sea atractiva como divisa internacional, tiene que respetar las leyes, los contratos y la propiedad privada y  tiene que tener un mercado financiero bien desarrollado que permita a los inversores comprar activos en esa moneda. China no ofrece esto.

P. En un artículo reciente asegura que, hoy en día, muchos estados pueden ser acusados justamente de manipular los tipos de cambio, pero ninguno tanto como China. ¿Puede algo, o alguien, forzar a China a cambiar sus prácticas monetarias?

R. En principio, hay diversas formas de presionar a China, empezando por el Fondo Monetario Internacional. El organismo está autorizado gracias al artículo 4 del acuerdo a ejecutar una firme supervisión, identificar a los países que estén manipulando los tipos de cambio, y hacer saber qué país está haciendo eso y pedirle que cambie sus políticas. Pero la realidad es que el FMI ha sido siempre reacio a molestar a un país tan grande e importante como China. Así que año tras año se ha negado a identificar a China como un país que manipula las divisas. Lo mismo ocurre con el tesoro estadounidense, que está obligado cada seis meses a informar sobre la manipulación de divisas, y nunca ha etiquetado a china como un manipulador.

Todos sabemos que China está manipulando las divisas, pero la realidad política es que nadie quiere ir contra China y crear un conflicto, porque es muy grande e importante. Lo que ocurre es que, al final, la gente se queja de lo que están haciendo los chinos pero nadie toma cartas en el asunto, para no molestar a las autoridades chinas.

P. Tras el estallido de la crisis financiera la comunidad internacional insistió en la necesidad de reformular el capitalismo. Seis años después, ¿ha cambiado en algo el sistema?

A nivel estructural no. Seguimos teniendo un sistema basado en el mercado, que los gobiernos tratan de supervisar o regular. La naturaleza del sistema permanece exactamente igual. Lo que está pasando es muy representativo de lo que Karl Polanyi, un académico muy famoso de mediados del siglo XX, describió en su libro La gran transformación. Hablaba de un doble movimiento. En primer lugar los mercados innovan y, a menudo, esas innovaciones nos llevan a una crisis. Como resultado de esto, la segunda parte del movimiento tiene como protagonistas a los gobiernos, que intentan lidiar con los problemas creados por el mercado a base de regulaciones y nuevas formas de supervisión. Pero entonces los mercados crean nuevas innovaciones.

Lo que vimos en la primera década del siglo XXI fue como los mercados financieros innovaron, particularmente en EEUU, creando todos los instrumentos financieros derivados que nos llevaron a la peor crisis desde los años 30. Los gobiernos han tratado de ponerse al día, creando nuevas formas de regulación, como Basilea III, que impone nuevas regulaciones bancarias o la Ley Dodd-Frank en EEUU, que introduce nuevas formas de regulación, incluida la separación de la banca de inversión de la banca comercial. Son regulaciones introducidas por el segundo movimiento. Pero mucha gente que sabe de esto cree que no van a prevenir nuevas crisis en el futuro. No creo que el sistema haya cambiado, y tampoco creo que cambie. En el tipo de sistema en el que vivimos hoy el poder está ejercido por los actores privados del mercado, las multinacionales principalmente, y ningún gobierno es capaz de controlarlos.

P. Entonces, ¿no hay ninguna manera de cambiar el sistema?

R. Aparte de una revolución marxista, no. Lo mejor que podemos hacer es que nuestros sistemas políticos ofrezcan una regulación suficiente a la actividad mercantil, que aleje al sistema de crisis tan duras como la que estalló en 2008. Es una cuestión de gobernanza efectiva. Hoy en día la mayoría de nuestros gobiernos no son muy efectivos, incluido el mío propio, que está muy dividido. Mientras esto continúe, el balance de poder estará del lado del sector privado, y seguirá tomando riesgos, y mientras se tomen esos riesgos habrá siempre posibilidad de que estalle una crisis. No espero ver un cambio fundamental en la naturaleza del sistema, porque no creo que veamos una revolución, y además no la defiendo. Lo que espero es que nuestros sistemas políticos tengan la suficiente iluminación para introducir las regulaciones necesarias.

P. Como asegura, las grandes multinacionales tienen cada vez más poder ¿Es necesario contar con ellas para cambiar la regulación?

R. La gobernanza formal tiene que venir siempre de los gobiernos nacionales. Es ciencia ficción pensar en un mundo gobernado por las empresas. Así no funcionan las cosas. Los países siguen siendo los únicos que pueden usar legítimamente la fuerza. Esa es la base de la soberanía. A nivel global sólo los gobiernos pueden ejercer el control, pero sabemos que las grandes empresas son muy poderosas y tienen una enorme influencia. La única manera de que esa influencia sea controlada es mediante la cooperación entre gobiernos. De forma individual, los gobiernos tienen muy difícil controlar una multinacional, sólo pueden controlar lo que ocurre dentro de sus fronteras. La jurisdicción de los estados es limitada, pero el dominio de las empresas es global. La única forma para que los gobiernos igualen el poder de las empresas pasa por juntarse y cooperar.  Ahora mismo, el balance del poder está en el lado de las empresas, porque pueden tomar ventaja de las diferencias entre los gobiernos. Sabemos que para ejercer una correcta autoridad sobre estas se necesita una mayor cooperación, y para ello necesitamos un consenso y un liderazgo que no tenemos. Mientras, las empresas podrán ejercer una enorme influencia informal, y aunque los gobiernos sigan siendo los que ostenten el poder formal, las empresas seguirán influyendo en estos, a todos los niveles.

P. Está claro que necesitamos un nuevo Breton Woods, una nueva gobernanza a nivel supranacional, pero nadie está dispuesto a ceder soberanía.

R. Otra vez tenemos que hacer una distinción entre lo que necesitamos y los requerimientos políticos necesarios para llegar a ello. ¿Por qué tuvo éxito Breton Woods y ha durado décadas? Por dos cosas. En primer lugar, porque por aquel entonces había un consenso sobre un aspecto básico: que los tipos de cambios volátiles eran algo malo. Había acuerdo. Pero además había un liderazgo efectivo, una concentración de poder en manos de EEUU y Reino Unido. Compara la situación de antes con la de ahora. En primer lugar, no hay consenso sobre ningún principio básico. Lo que piensa EEUU y la UE es totalmente distinto a lo que piensa China. Por otra parte, el poder es cada vez más difuso. Son 20 países. No hay liderazgo como en 1944. Para que haya una mejora de la gobernanza internacional necesitamos un nuevo consenso y un liderazgo efectivo. No creo que tengamos nada de esto.

P. Hay quien piensa que la caída del comunismo precipitó también la caída en desgracia de ciertas ideas de raigambre socialista que, hoy en día, solucionarían parte de nuestros problemas.

R. Todo depende de lo que entendamos por socialismo. Si socialismo significa sustituir el control del mercado por el del estado, entonces no creo que sea una mejora. Tenemos suficiente experiencia con el capitalismo de estado para saber que no es efectivo. Pero lo que necesitamos es una combinación de dos cosas. En primer lugar, unas regulaciones suficientes, a nivel micro y macro, para que los riesgos y la inestabilidad no sean excesivos. Una regulación para que estemos seguros de que los monopolios no concentren demasiado poder y para que las instituciones financieras no tomen demasiados riesgos. El otro aspecto es una correcta redistribución de la renta, para que aquellos que tienen desventajas en el sistema de mercado tengan una red de seguridad, un sistema en el que la gente esté protegida de la bancarrota y el desempleo, para que la gente con dificultades sobreviva. Esto es lo que necesitamos. Es socialdemocracia más que socialismo. Tenemos que entender que una economía exitosa no es una economía que esté basada únicamente en el mercado, y tampoco en una planificación central, sino una combinación comprometida entre la gestión gubernamental y la iniciativa privada.

P. En su país estas ideas son tremendamente impopulares.

R. Sí. Desafortunadamente, la ideología dominante en EEUU es la que asegura que el gobierno es el enemigo. Pero la gente no entiende hasta qué punto se beneficia de la intervención gubernamental. A la vez que critican al gobierno disfrutan de subsidios, utilizan las infraestructuras que ha creado el gobierno, el Medicare… La realidad es que la gente no está educada sobre lo positivo que un gobierno puede ser.

Es un problema histórico. En EEUU la ideología dominante ha sido siempre el capitalismo de libre mercado, y se ha creado un cierto mito sobre los beneficios de un gobierno mínimo. Pero la realidad es que el gobierno ha estado ahí siempre. Un buen ejemplo, hoy en día, es la reforma del sistema médico, el conocido como Obamacare. Es muy interesante las encuestas que se han realizado, en las que se pregunta a la gente sobre distintos aspectos del Obamacare. Ves lo que han contestado en todas las preguntas, y están de acuerdo con la reforma, pero al final les preguntan si están a favor de Obamacare y dicen “no”. El partido republicano ha convencido a las personas de que Obamacare significa un mayor control gubernamental, y la mayoría de personas en EEUU, desafortunadamente, no están los suficientemente bien informadas como para darse cuenta de que se beneficiarían de Obamacare. En mi país hay mucha gente, la mayoría, que cree que un estado fuerte es por definición un mal estado. Ya lo decía Reagan: “el gobierno no es la solución, es el problema”.

domingo, 15 de octubre de 2017

Marías habla de lo que no se habla con tanta Cataluña

Javier Marías

LO FÁCIL QUE ES ENGAÑAR

Son millones los que han perdido el empleo, el negocio o aun la vida, los que han engrosado las filas de la pobreza. Ya no se habla de nada de esto.

El País, 15 DE OCTUBRE DE 2017

30 DE SEPTIEMBRE, víspera de la kermés independentista de Cataluña. Salgo a dar una vuelta por mi barrio madrileño, el de los Austrias, poco proclive a votar al PP (decir que vota más “izquierdas” sería grotesco en tiempos en que se tiene por tal a un partido como Podemos, tan parecido al peronismo benefactor y beneficiado de Franco). Algo había leído en columnas ajenas, pero ahora lo veo con mis ojos: a lo largo de mi breve paseo, distingo un centenar de banderas españolas en balcones, algo insólito en la capital a menos que la selección dispute una final de fútbol, lo cual puede ocurrir, como máximo, un día cada dos años. “Vaya”, me digo. “Gracias, Puigdemont y Junqueras, Forcadell y Anna Gabriel, Romeva y Turull y Mas, Rufián y Tardà”. (Ya dijo Juan Marsé, con su excelente oído, que estos dos últimos sonaban a dúo de caricatos.) “Estáis despertando un nacionalismo peligroso que llevaba décadas adormecido”. Me consuelo levemente al comprobar que las banderas colgadas son constitucionales o sin escudo, no veo ningún águila ni el insoportable toro silueteado.

Pero me revienta la proliferación de banderas, no importa cuáles. La veo una pésima señal. Hace años, a raíz de una exhibición de esteladas en el Camp Nou, y al preguntárseme al respecto en una radio, contesté que siempre que veía gran número de banderas me acordaba de Núremberg, fueran catalanas, españolas o estadounidenses. Un historiador experto en falsear la Historia me acusó de haber comparado a los independentistas con los nazis, ocultando arteramente que me había referido a cualquier bandera, y que había hecho mención expresa de la española. Bueno, quien acostumbra a falsear la Historia cómo no va a falsear lo demás.

Lo cierto es que los susodichos políticos catalanes llevan años haciéndole inmensos favores al PP. Y si hasta ahora no se los han hecho al extremismo totalitario (al español; al catalán de la CUP ya lo creo que sí), es porque está medio oculto y desarbolado, o bien integrado en el PP. No es sólo que reaviven un patriotismo felizmente aletargado, ojalá eso quede en anécdota. Es que gracias a ellos ya no existe ningún grave asunto más: ni corrupción, ni Gürtel, ni Púnica, ni Bárcenas, ni ley mordaza ni recortes laborales, sanitarios, educativos. Hace no mucho la Ministra de Trabajo se fue de rositas tras ensalzar la “gran recuperación” de la economía tras la crisis, y encima se vanaglorió, con el mayor cinismo, de que “nadie ha sido dejado atrás”. A Báñez le fallan las neuronas (es la única alternativa al cinismo), y además no se baja nunca de su coche oficial. Le bastaría pisar la Plaza Mayor de Madrid para ver que todos sus soportales están tomados por masas de mendigos que duermen y velan dentro de sus cartones, despidiendo un hedor que nada tiene que envidiar al de Calcuta en sus peores tiempos. Esa plaza, como otros puntos de la ciudad, son favelas, cada día más. Y si Gallardón y Botella no tomaron medida alguna, imagínense Carmena, a quien el escenario tal vez parezca de perlas y “aleccionador” para los turistas. Báñez se ha olvidado ya de los incontables negocios que debieron echar el cierre desde 2008, a los que de repente los bancos negaban hasta el crédito más modesto; de los infinitos parados súbitos del sector de la construcción y de las empresas afines: gente que llevaba una vida fabricando grifos, pomos o cañerías se quedó en la ruina y a menudo en la calle; tampoco va la Ministra a oficinas ni tiendas, en las que verá cómo se ha reducido el personal brutalmente y cómo quienes conservan el empleo se ven obligados a hacer jornadas interminables, a multiplicar su tarea por dos o tres, para paliar esa falta de compañeros de la que los dueños sacan ganancia. Haga interminable cola en un supermercado y pregúntese por qué hay una sola caja abierta, en vez de tres o seis; pregunte qué sueldo perciben esos trabajadores que mantienen su puesto, se enterará de que no están lejos de ser siervos; pregunte qué tipo de contratos se ofrecen, y verá el abuso del patrono institucionalizado, y protegido por su Gobierno y por ella. ¿A nadie se ha dejado atrás? Son millones los que han perdido el empleo, el negocio o aun la vida, los que han engrosado las filas de la pobreza. Ya no se habla de nada de esto.

Claro que dense un paseo por Cataluña y verán lo mismo, si no peor. Sus gobernantes autonómicos, hoy aclamados por los independentistas, han llevado a cabo las mismas políticas de austeridad y recortes que el PP, con antelación y con el resultado de millares de niños malnutridos. Así que con la kermés también se están haciendo un inmenso favor a sí mismos. Han conseguido que no se hable más del 3%, del saqueo de los Pujol, de la monstruosa corrupción. “Dadnos un país nuevo y puro”, le dicen a la gente. Y callan la segunda parte, la verdadera: “Así nadie nos podrá pedir cuentas de lo que hemos hecho, ni de lo que seguiremos haciendo con las manos libres y jueces nuestros”. Uno se estremece al comprobar lo fácil que resulta hoy engañar.

sábado, 24 de junio de 2017

Entrevista al benedictino Moisés Salgado

Antonio Lucas, "Los intelectuales y España  / Moisés Salgado "Es horrible la ligereza con la que se roba y se falta a la sociedad", en El Mundo, (24-VI-2017):

El monje benedictino Moisés Salgado (Gumiel de Izán, Burgos, 1953) es un hombre que abraza la duda como motor a la vez que exhibe una inamovible fe. Desde el monasterio de Silos, donde es prior, atiende a las convulsiones del presente reivindicando el legado pacifista de Gandhi y el pensamiento crítico del pensador británico (de origen polaco) Zygmunt Bauman. Un monje distinto
En un rincón del huerto del monasterio de Silos el monje prior, Moisés Salgado, busca sombra. Sobre la ropa de civil, el hábito negro de la orden benedictina. El sol se lanza desde el cielo con algo de pájaro en llamas. Lleva 51 años en este lugar que comparte con 28 monjes más. De treintañeros a nonagenarios. Desde aquí también se avista el mundo, pero con una mansedumbre que deshecha decibelios. Este hombre mantiene una atención inquieta ante las cosas que suceden fuera de estos muros. Lee, reza, intenta entender las razones del otro. No impone sus certezas, pero no cede en sus convicciones. No duda de la existencia de Dios, pero acepta la duda. Incluso la negación. Cada cual con lo suyo. No tiene estudios, sino lecturas. Muchas lecturas. De filosofía, principalmente. En Silos el canto gregoriano enmudece a los jilgueros.

¿Desde aquí dentro se ve con nitidez el mundo de fuera?

Claro que sí, aunque lo veamos desde la retaguardia. No somos ajenos a la realidad. Estamos dentro del mundo, pues el ser humano es el mismo esté donde esté. Quiero decir: existe guerra y violencia fuera, igual que existe violencia y guerra en los monasterios.

¿Guerra y violencia?

Es que son condiciones que todos llevamos dentro. Hablo de guerra desde el punto de vista de la convivencia diaria, de las tensiones que se producen en la convivencia. Las situaciones de rechazo, de antipatías e, incluso, de odio momentáneo forman parte, por desgracia, del hecho de ser hombre.
Singular escucharle decir eso.

Es que donde esté el ser humano está la guerra y la violencia. Aunque nosotros, los monjes, tenemos la ventaja de que el contacto diario con Dios, la palabra del Evangelio y el maestro que es Jesús de Nazaret nos ayudan a entender que el camino es otro: amar y perdonar.

¿Qué idea tiene un monje de Silos como usted de lo que es hoy este país?

En nuestra vida de monjes también vivimos los acontecimientos dolorosos del mundo. Y lo vivimos con dolor. Hay quien cree que aquí nada nos afecta, que nos hemos retirado del mundo. Que hemos abandonado. Pero no es así. Esto no es un retiro para dejar a un lado la realidad, sino una forma de tomar distancia por la necesidad de realizar nuestra vocación. Nunca por egoísmo.

¿Y el panorama político?

Pues es ciertamente preocupante. Hay demasiada gente pasándolo mal mientras ves la deshonestidad de otros, la falta de responsabilidad con los deberes que uno ha asumido. Es horrible la ligereza con la que aquí se roba y se falta el respeto a la sociedad. Y no sólo sientes una preocupación, sino una indignación. No hay derecho a lo que algunos han hecho. Ni a lo que siguen haciendo.
Es un sentimiento muy compartido.

Aunque la diferencia de uno de nosotros ante ese sentimiento es que al estar identificados con el Evangelio tenemos especial cuidado con extremar los aspectos animalescos de la indignación, porque ésta prende de un modo muy fácil. La reacción humana de furia tigresca te sale, pero debemos controlarla. La furia es la raíz de los movimientos populistas que están tomando presencia y fuerza en nuestros días. Yo estoy indignado con ciertas cosas de lo que veo, pero cuido cómo lo expreso. Para mí, después de Jesús, Gandhi es el referente. Un gran maestro en el autodominio y la no violencia. Sus palabras parecen bajadas del cielo.

Lo de Gandhi fue una revolución.

Sí, pero de un modo distinto a las que conocemos en Occidente. Las revoluciones occidentales han conseguido muy poco, aunque parezca lo contrario. Dejan demasiada sangre por el camino para nada. Creo que es mejor la evolución que la revolución. Me gusta aquello que dijo Benedicto XVI: "Debemos tener paciencia histórica".

¿Más?

Toda la posible. Los hombres, cuando ocurre algún fenómeno social adverso, nos indignamos y quisiéramos tirarlo todo al suelo. Es muy importante transmitir este mensaje en momentos de tensión social: controlemos nuestras reacciones y busquemos alternativas. Todos estamos metidos en la misma jaula y nadie está libre de culpa. Algunos que, por ejemplo, tanto critican a los políticos corruptos evaden el IVA en cuanto pueden. Todos, de algún modo, estamos pringaos. Quién no ha cometido alguna injusticia. Como dijo Gandhi: "Sé tú el cambio que quieras ver en los demás".

¿El Papa Francisco es un revolucionario?

No lo expresaría así. Cada Papa tiene su personalidad, como cada uno de los directores de EL MUNDO tiene la suya. Estoy encantado con este Papa. Es un hombre evangélico que ha sabido bajar a la arena escuchando a la gente sencilla. Eso le ha dado una escuela que no tenemos los que no hemos andado ahí. Me gusta la manera que tiene de sacudirnos a los católicos para que espabilemos. Eso no lo han hecho igual otros Papas. Es valiente, más en un momento en el que cuando nos llaman la atención sacamos la pistola.

Denuncia los abusos del capitalismo, pide repensar el papel de la mujer en la Iglesia o promueve un acercamiento de la Iglesia a los homosexuales.

Así es. Son frentes nuevos. La homosexualidad existe desde que el hombre está aquí, pero hasta no hace mucho era algo oculto, desconocido y perseguido. Una cosa es estar de acuerdo con su comportamiento y otra muy distinta no respetarlo. El Papa Francisco no se inventa nada, todo lo que dice está ya en el Evangelio. No imagino a Jesús fustigando o condenando a los homosexuales. Les diría también las verdades, pero los acogería. Además, qué homosexual se inventa su condición de homosexual. ¡Ninguno! Eso es algo que uno se encuentra, no se construye. Así que debemos respeto, lo que no quiere decir que se aprueben determinadas actitudes. El tema es delicado y hay quien ha sufrido mucho con este asunto. Por eso también es importante tener un alto sentido de acogida y de misericordia. Incluso desde el desacuerdo.

Pues ya tiene usted algo en común con Pablo Iglesias: la admiración a Bergoglio.

Ya me gustaría a mí hablar con Pablo Iglesias.

¿Y eso?

Porque conviene que alguien le diga que reflexione sobre la línea política que ha escogido. Y eso que en algunas cosas entiendo y atiendo a lo que propone.

¿Qué línea política es esa?

Una muy exagerada desde la que no vamos a lograr lo que conviene lograr. Es muy extralimitado y percibo en él cierta violencia, animadversión y odio de clase. Preferencia por la gente sencilla y los pobres, perfecto, pero no hay que machacar porque sí a los ricos. Pablo Iglesias no va por buen camino. Me gustaría que fuese un político más sensato. Para qué repetir la historia.

¿Y con Pedro Sánchez no le interesa sentarse a hablar?

Bueno, he visto lo del congreso socialista unos 15 minutillos diarios. A mí me interesan las bases éticas y morales de los partidos. No me meto en más.

Ha hablado antes de populismo...

Es que un verdadero monje no puede prescindir de los dolores que hay fuera de su monasterio.

¿Y el populismo es un dolor?

Es inquietante.

¿Y cómo entiende este galope del mundo tecnificado, urgente, hiperconectado?

Vivimos en una época muy compleja. La inmensa mayoría de la gente no tiene conciencia clara de lo que está sucediendo. De esto ya habló mejor que yo Zygmunt Bauman, entre otros. No llegamos al fondo de la complejidad de la que formamos parte. Todo, absolutamente todo, está en crisis.

¿También la Iglesia?

Sufrimos la misma crisis que todas las instituciones. Dentro de la Iglesia tienes las mismas corrientes y tensiones que se dan fuera. Miremos lo que sucede en Europa, construida sobre tres bases: el judeocristianismo, el Derecho Romano y la filosofía griega. Al alejarse de ellas la fragilidad es alarmante. En el fondo de muchos ciudadanos hay una mezcla de ansiedad, vacío y desconcierto. No estamos serenos. El hombre necesita certezas, aunque sean falsas. Al menos creer en algo. Pero en un momento como el de ahora casi nada es seguro. La vida nos golpea constantemente y hemos perdido demasiados valores por el camino. El monasterio es una escuela para conocer en toda su intensidad al ser humano. Aquí vivimos en comunidad toda la vida. Por decirlo de un modo exagerado, esto es un Gran Hermano a lo bestia.

¿?

Con diferencias sustanciales, evidentemente.

¿Qué relación tiene con la duda?

El hombre es duda.

Pues hoy abundan las verdades absolutas.

Y el relativismo voraz. Ahora no son los curas los que hablan en términos absolutos, sino los políticos y los economistas. Es curioso. Sí creo en alguna verdad absoluta, pero entiendo que tenga una cierta dosis relativa. En este mundo, fuera de los números, no hay nada cierto.

¿Ni Dios?

Hablo desde un punto de vista de ciudadanía. Para mí es una certeza, pero toda certeza integra la duda. El que no haya experimentado a Dios lo tendrá muy difícil en muchas cosas.

¿Cómo explica que algunos creyentes recen por la paz y otros, igual de creyentes, recen por ganar la guerra?

Un verdadero creyente no puede ser partidario de la guerra. No hay guerra justa. Eso es un concepto confuso. Aunque entiendo que si te invaden algo tendrás que hacer.

¿Qué cosas le preocupan?

Muchas. Demasiadas. Pero hay dos que hoy nos interpelan a todos: el terrorismo islamista (que usa a Dios como excusa) y los nacionalismos.

Dos formas de revancha.

Los monjes no entramos en política como tal. Juzgamos desde los grandes valores. Pero me preocupa que una región española pueda equivocarse y arrastrar a la gente al sufrimiento. Quisiera que los independentistas de Cataluña se paren a pensar. Su problema es la ceguera. ¿Quién los frena ahora? No creo que sea ningún disparate apuntar que un día España pueda ser más federal, pero de ahí a querer una ruptura total hay un salto difícil. Sería lanzarse al abismo sin paracaídas.

¿Sabe que el Banco de España advierte de que la banca no devolverá 60.000 millones de dinero público del total que el Estado prestó para su rescate?

En eso me pillas con el pie cambiado. Yo de asuntos de economía...

Pero no sólo es economía.

Pues claro que no voy a bendecir algo así. ¿Qué pienso del asunto? Que estamos ante otro fiasco. Otro mal comportamiento. Otra falta de ética.

¿Se imagina fuera de este monasterio?

Llevo aquí 51 años. Para mí es impensable. Estoy muy identificado con esta vida. Es un privilegio. Sólo pensarme fuera del monasterio me provoca mareos.

¿Por qué pierde la Iglesia tantos seguidores?

No es un fenómeno sólo español, sino que afecta a toda Europa. La crisis, en todos los sentidos (sociales y espirituales), tiene mucho que ver. Pero Europa regresará un día a sus raíces, a sus grandes valores. Y volveremos a hacerlos nuestros. Yo no encuentro una fuente de sentido mayor que la que ofrece Jesús de Nazaret. Seguirlo es un camino de madurez humana. Los monjes, como dijo San Benito, somos buscadores de Dios. Porque a Dios hay que buscarlo, no es un ser evidente.

¿Existen los santos?

Los he conocido y los conozco, así que existen. Aquí, en el monasterio, tenemos un hermano de más de 90 años que es para muchos de nosotros un referente. Es decir, un santo.

¿Se permite usted dudar?

No me permitiría no hacerlo.

viernes, 23 de junio de 2017

Aunque la prensa diga otra cosa, 7 de cada 10 hogares no percibe la recuperación económica

"Siete de cada diez hogares no percibe los efectos de la recuperación económica. Cáritas alerta de que no es igual crecimiento que desarrollo", Huffington Post,  22/06/2017:

El 70 % de los hogares no perciben que les hayan llegado los efectos de la recuperación económica y, en el caso de los que están por debajo del nivel de la pobreza -los que sufrieron más la crisis-, nueve de cada diez no experimenta que esta nueva coyuntura haya mejorado sus condiciones de vida.

Esta es una de las principales conclusiones del informe Análisis y perspectivas 2017. Desprotección social y estrategias familiares, de la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada), que ha presentado hoy Cáritas.

"No podemos decir que estamos en una situación donde el crecimiento económico ha llegado a las familias y, especialmente, no les ha llegado a las más pobres. Hemos empobrecido la pobreza", ha recalcado el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora.

Hemos empobrecido la pobreza (Sebastián Mora, Cáritas)

El informe demuestra, según Mora, que crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo social, ya que por sí solo "nunca ha evitado ni nunca evitará la pobreza", y ha considerado que "cuando algunos políticos dicen que la mejor política social es el crecimiento económico no están diciendo la verdad".

RED DE SEGURIDAD DE LOS HOGARES

A través de 17 indicadores se ha medido la denominada "red de seguridad" de los hogares, es decir, su capacidad para afrontar situaciones adversas futuras.

Y la encuesta -realizada en el primer trimestre de este año a más de 1.300 hogares de las 17 comunidades autónomas- revela que ese colchón es peor ahora para la mitad de las familias (50,1 %), especialmente en lo que se refiere a la capacidad de ahorrar (el 60 % viven sin tener nada ahorrado o con un nivel tan pequeño que no podrían resistir más de uno o dos meses).

Los hogares con mayor debilidad son los que tienen menores entre sus miembros (68 %), familias monoparentales (62 %) y las familias numerosas (81 %) y también aquellos en el que el principal sustentador es joven, tiene estudios secundarios o es extranjero.

NADA VA A CAMBIAR

El director técnico de Foessa, Francisco Lorenzo, ha alertado del riesgo que tenemos como sociedad de acostumbrarnos a la precariedad y "pensar que nada va a cambiar", tal y como refleja el hecho de el 47,1 % de los encuestados cree que dentro de cinco años estará igual y un 26 % cree que su situación empeorará.

En el mismo sentido, Mora ha lamentado que la situación de los hogares en pobreza y exclusión no sean noticia y ha advertido de que "lo hemos naturalizado, nos parece normal que esto pase; somos una sociedad que hemos bajado los brazos y hemos normalizado que la gente lo pase mal y que atentar contra los derechos humanos sea algo pragmático y necesario".

Hemos normalizado que la gente lo pase mal.

La desconfianza en la participación social y política es otro de los aspectos que también refleja la encuesta y son precisamente los sectores más vulnerables los que perciben en mayor medida que no es útil para mejorar sus condiciones de vida: para el 75 % votar no sirve, para el 56,9 % asociarse y para el 61,2 % la movilización tampoco.

El informe constata que casi el 58 % de los hogares aseguran que a la hora de necesitar ayuda la reciben con más intensidad de entidades sociales como Cáritas o Cruz Roja que de los servicios sociales de ayuntamientos, comunidades o Gobierno central.

Además, los hogares con mayores recursos y capacidades cuentan con mejores apoyos institucionales. "Esta es la paradoja de la pobreza: cuánto más pobre eres, menos atención mereces", ha denunciado Mora.

Paradoja de la pobreza: cuánto más pobre eres, menos atención mereces.

La familia y los amigos siguen siendo uno de los principales apoyos cuando se están pasando dificultades. Así lo perciben siete de cada diez hogares.

En el caso de los que están por debajo del umbral de la pobreza, solo la mitad de ellos contarían con familia y amigos que respondieran ante la necesidad de ayuda. Y, a mayor nivel de estudios, es más probable prestar y que te presten apoyo.

ESTRATEGIAS

Entre las estrategias adoptadas por las familias para hacer frente a las dificultades, un 70 % ha reducido el consumo de energía y un 40 % ha aceptado empleos mal pagados o sin contrato.

En más de un millón y medio de familias se ha producido la vuelta a casa de algún hijo que no podía mantenerse independiente.

'Se ha logrado parar la extensión de la pobreza, pero la intensidad y la cronicidad de la misma se han intensificado', ha concluido el secretario general de Cáritas.

viernes, 16 de junio de 2017

La banca ha robado a los españoles 27.344.000.000 de euros de rescate

I

César Urrutia, "El Banco de España da por perdido un 69% del dinero público que rescató a la banca", en El Mundo, 16-VI-2017:

El Banco de España avaló las "cuentas falsas" de Bankia, según los peritos.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez pide el archivo de su caso, porque no es "el Gran Hermano que lo ve todo". 

El Banco de España estima en 27.344 millones de euros el importe de las ayudas que los contribuyentes han destinado a la reestructuración del sistema financiero que no se podrán recuperar. Son, grosso modo, siete de cada 10 euros aportados a las antiguas cajas de ahorro, básicamente Bankia, Catalunya Banc, Novacaixagalicia y Banco de Valencia. Se trata del último cálculo -actualizado a diciembre de 2015- del supervisor en su Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España, 2008-2014, un documento que pretende aportar como base a la comisión de investigación en el Congreso sobre la crisis financiera, el agujero y el rescate de las cajas de ahorro, un proceso que estalló hace ya casi una década y que sigue vivo en términos financieros, judiciales y, ahora, políticos.El organismo presidido por Luis María Linde será uno de los protagonistas de esta comisión. Su informe reconoce que en 2008 "no se anticipó una fase recesiva tan intensa" de la economía "ni sus detonantes" así como que las herramientas de política interna económica fueron "claramente insuficientes". El supervisor, presidido durante el periodo analizado por Jaime Caruana (2000-2006), Miguel Ángel Fernández Ordóñez (2006-2012) y Luis María Linde, señala en particular "la escasa implantación a escala internacional de esquemas de identificación temprana de riesgos financieros de carácter sistémico y de herramientas de política macroprudencial". Es el motivo con el que explica, en su opinión, las limitaciones del Banco de España a "un enfoque más prospectivo y eficiente en la prevención de la crisis a escala tanto global como nacional".Instrumento político, ruina económicaAsí, da a entender que por su naturaleza jurídica y la intervención política, las cajas de ahorro carecían de profesionalidad financiera en sus cúpulas. En los años previos a la crisis llegaron a multiplicar la concesión de créditos y superar a los bancos con políticas de riesgo casi nulas. Todo ello, con unos órganos de gobierno en los que las Comunidades Autónomas, con sus legislaciones específicas, las consideraban "un instrumento relevante de su actuación política y económica". Aún con sus herramientas, ¿Pudo hacer algo más el Banco de España para prevenir y atajar la crisis? El informe no lo dice claramente, aunque se inclina por un enfoque meramente "descriptivo". Sea como sea, el resultado ha sido una reestructuración que ha dejado sólo dos cajas de ahorro en pie con una factura viva. Según el supervisor, en términos netos, las ayudas a la banca ascienden hoy a un total de 60.613 millones de euros, aportados en su mayor parte (39.542 millones de euros) por fondos públicos y el resto (21.071 millones de euros), por el Fondo de Garantía de Depósitos que componen los bancos. Casi 10 años después del estallido de una crisis devastadora para la economía española, la conclusión del informe es que sus efectos están lejos de superarse y, según el supervisor, que no se pudo atajar desde las instituciones encargadas de velar por la estabilidad financiera a pesar de las señales que enviaba el sistema. Por el camino se quedaron centenares de miles de puestos de trabajo y decenas de miles de empresas en quiebra. El estudio del Banco de España se centra en la reestructuración de la banca y excluye de su cálculo cuestiones como las pérdidas sufridas por accionistas, preferentistas o tenedores de deuda, aunque sí señala que el rescate generó un aumento de deuda de 51.512 millones de euros. En total, de los 39.542 millones de euros de la parte pública para la reestructuración de las cajas, los contribuyentes sólo podrán salvar en el mejor de los casos 12.198 millones de euros, es decir, tres de cada 10 euros. Y hay que tener en cuenta que se trata de una foto fija: el importe recuperable puede aumentar por que las participaciones en Bankia y BMN se revaloricen. Pero lo mismo puede suceder con las garantías del Estado -Esquemas de Protección de Activos (EPA)- a los bancos compradores de cajas en problemas. La ejecución de estas obligaciones por parte de Banco Sabadell, CaixaBank o BBVA por la CAM, Banco de Valencia o Unnim respectivamente puede aumentar y encarecer en miles de millones el coste para las arcas públicas. Sareb, el banco malo creado para aislar y liquidar los peores activos de la banca, también implica riesgos para el patrimonio del Estado.

II

Íñigo de Barrón, "El papel del supervisor en la crisis. El Banco de España elude la autocrítica en su explicación sobre la crisis financiera. El informe que analiza el papel del supervisor entre 2000 y 2014 justifica que no se atajaran los problemas con antelación porque "los instrumentos eran insuficientes", en El País, 16-VI-2017:

Son 247 páginas con prolijas descripciones y datos de los hechos más importantes que han ocurrido desde el 2000 al 2014. Pero el llamado Informe sobre la crisis financiera y bancaria en España entre 2008-2014, realizado por el Banco de España y publicado hoy, pasa por encima de las críticas clásicas a la actuación supervisora que hacen referencia al retraso en actuar y la escasa profundidad de las reformas.

Los errores que admite se debieron a "la falta de instrumentos supervisores" y presenta numerosas justificaciones de la actuación del Banco de España, pese a que la intervención del supervisor fue por detrás de los acontecimientos y las medidas más decisivas llegaron desde Europa cuando se pidió el rescate. En resumen, se sostiene que no fue una crisis de cajas, sino de todo el sistema, pero las cajas fueron las más golpeadas por su estructura societaria, su mayor dedicación al ladrillo y fueron las que recibieron las ayudas públicas. También se mantiene el discurso que, de no haber sido por la segunda recesión de 2011, "que ningún organismo internacional supo prever y que desembocó en una crisis impredecible, la banca hubiera salido adelante".

El 21 de febrero pasado, la Comisión Ejecutiva del Banco de España acordó la elaboración de un informe detallado sobre la crisis financiera con especial atención a la actuación del supervisor en la misma. A raíz de un editorial de EL PAÍS, del 4 de febrero, sobre las necesidades de aclarar el papel de la inspección bancaria, Luis Linde, gobernador del Banco de España, publicó el 10 de febrero un artículo en este diario en el que afirmaba que "superada la crisis, es el momento de ofrecer una visión conjunta de cuál fue la actuación del Banco de España en el periodo 2008-2012". Se puso en marcha un análisis a fondo. Y pese a que Linde admitió que "quizá no se acertó siempre", en el informe presentado este viernes la autocrítica brilla por su ausencia. El encargado de coordinar y supervisar este documento ha sido el consejero Fernando Eguidazu, ex alto cargo con el PP.

Fuentes del Banco de España aclararon hoy que no se pretendía "hacer un juicio a la gestión de este organismo, sino un análisis descriptivo, un relato de los hechos sin valoraciones de esta crisis. No vamos a hacer un juicio porque nosotros somos parte y nos absolveríamos. Tiene un tono neutral para que juzgue el lector o los diputados cuando se inicie la comisión de investigación. Es el primer informe de estas características que se hace en Europa".

Existía gran expectación por saber cómo se explicaría los años previos a la explosión de la burbuja, entre 2000 y 2006, bajo el mandato del gobernador Jaime Caruana, cuando se cebó la bomba con el crédito creciendo a dos dígitos. Entre 2000 y 2007 los préstamos de las cajas subieron un 266% y los bancos un 182%. El punto álgido de la "burbuja especulativa", como la denomina el Informe, fue en 2005 cuando las cajas y bancos crecieron un 28% en crédito y su mayor parte, el 66%, estaba destinado al sector inmobiliario y constructor.

Fuentes del supervisor destacan que sí se critica esta época. El documento admite que hubo "excesivo crecimiento del crédito y elevada exposición al riesgo inmobiliario. El Banco de España desarrolló las denominadas "provisiones dinámicas", que anticipaban las provisiones aunque no hubiera problemas crediticios, pero "resultaron insuficientes".

Sí se afirma que el Banco de España "identificaba los problemas mencionados e incluía advertencias sobre la creciente vulnerabilidad" del endeudamiento de familias, sobrevaloración de la vivienda, concentración de riesgo de la banca y excesiva dependencia del endeudamiento exterior... Pero explica que se tomaran medidas específicas. Sí admite que "no se anticipó una fase recesiva tan intenta como la acaecida a partir de 2008".

En este apartado para atribuir responsabilidades, en ocasiones utiliza la expresión vaga como "los agentes económicos", que "tendieron a infravalorar la importancia de los desajustes". También señala que "la escasa apreciación del nivel de riesgos se hizo extensiva a la valoración de muchos activos financieros y la discriminación respecto a la calidad crediticia resultó claramente insuficiente", sin atribuir la deficiencia a ningún organismo.

Una de las justificaciones más habituales es la de falta de herramientas. "Los instrumentos supervisores que se habían desarrollado hasta entonces con un enfoque, sobre todo microprudencial –aun reforzado en el caso español con las provisiones contracíclicas, que contribuyeron a reducir el coste del ajuste-, resultaron insuficientes, evidenciándose las vulnerabilidades acumuladas”, admite el Informe.

A continuación, figura una de las críticas, también matizada, en forma de pregunta sin respuesta. “Puede plantearse la pregunta de si se podría haber actuado de forma más enérgica, promoviendo las modificaciones legales necesarias para establecer límites a la concentración de riesgos por sectores, a los niveles de apalancamiento o a las proporciones máximas entre el valor de los préstamos y la valoración de sus garantías (loan to value, LTV)". Y en la nota a pie de página sobre esta frase apunta: "Aunque no había habilitación legal para introducir dicho límite, se podría haber promovido su cambio".

Pero luego llega la justificación: "Como se ha indicado anteriormente, la implantación de este tipo de herramientas macroprudenciales no se contemplaba en la regulación internacional existente en aquel momento. Por otra parte, los niveles de solvencia y provisiones de las entidades, junto con la evolución de los mercados y las previsiones económicas, sustentaron la opinión de que, en general, las entidades podrían afrontar una corrección gradual de sus balances con los instrumentos disponibles y la normativa legal entonces en vigor".

Y se apunta lo bien que llegaron las cajas y bancos españoles a la crisis internacional. "De hecho, el nivel de solvencia y de provisiones existentes facilitó que, en general, las entidades españolas soportaran mejor que las de otros países el primer envite de la crisis, pero evidentemente, en algunos casos, fueron claramente insuficientes para soportar la doble recesión que finalmente se produjo”.

Apunta al Gobierno de Zapatero

En el capítulo de justificaciones, también destaca "la escasa implantación a escala internacional de esquemas de identificación temprana de riesgos financieros y herramientas de política macroprudencial, lo que limitó la anticipación en la prevención de la crisis a escala global y nacional".

El informe, en su análisis macroeconómico, apunta que "puede afirmarse que el tono de la política fiscal durante la etapa expansiva no fue lo suficientemente contracíclico. Como puso de relieve el fin de la burbuja inmobiliaria, la mejora de las cifras fiscales de 2006 y 2007 descansaba, en parte, en efectos cíciicos y en ingresos extraordinarios estrechamente ligados a la expansión del sector inmobiliario, mientras una parte importante del aumento del gasto público tenía un componente estructural".

En otras páginas del documento se dice que "la política fiscal en 2008 y 2009 respondió de forma expansiva. Se tomaron varias medidas por el lado del gasto como de los ingresos, al tiempo que se producía una significativa pérdida de la recaudación impositiva de los ingresos ligados al sector inmobiliario. El resultado fue un deterioro muy rápido de la posición financiera de las Administraciones Públicas que llegaron a un déficit del 11% en 2009". Fuentes del Banco de España recordaron que, en esta situación, el Estado no tenía capacidad para realizar una inyección de capital a las cajas con graves problemas, y el Fondo de Garantía de Depósitos tampoco contaba con recursos. 

Además de la descripción de numerosos hechos, cifras y publicaciones, en el resto del documento abundan las alabanzas a las provisiones anticíclicas, "gracias a las cuáles se han ahorrado 7.000 millones en ayudas públicas", apuntan en el supervisor, así como a la imposibilidad de que se sacaran del balance los productos estructurados (subprime), lo que frenó la llegada inicial de la crisis internacional.

También se destaca la reducción de capacidad con cierres de oficinas, la concentración del sector y la obligatoriedad que se estableció de realizar provisiones: 238.000 millones, un 23% del PIB, entre 2008-2012.

Pasa por encima de temas espinosos como los problemas contables de Bankia, el abrupto relevo del que fuera su presidente, Rodrigo Rato en mayo de 2012, "por es un tema sub júdice", los problemas económicos y de deuda pública que ha supuesto los 40.000 millones de ayudas al sector, el control de Europa tras la petición del rescate, el descontrol de las tasadoras al inicio de la crisis, la permisividad con el mal gobierno corporativo de las cajas durante muchos años... Para terminar con un balance positivo de la situación en 2014. El optimista Informe resulta más chocante porque se publica en mitad de la crisis del Banco Popular y con la absorción de BMN por parte de Bankia ante la imposibilidad de continuar solo.

LO PERDIDO EN LA CRISIS, EN MANOS DE BANKIA Y LA SAREB

El Informe del Banco de España recoge los cálculos oficiales a diciembre de 2015. Según estas cifras, desde 2009, catorce entidades han recibido capital por 64.098

millones, de los cuáles 54.353 millones corresponden al Estado (vía FROB) y 9.745 millones a la banca, a través del Fondo de Garantía de Depósitos.

"Una parte de estos recursos ha sido recuperada a través de reembolsos, la venta o la resolución de entidades, en total, 4.139 millones, de los cuales 3.466 millones son del FROB y 673 millones del Fondo de Garantía. Es decir, la cifra neta de capital concedido 59.959 millones a finales de 2015, un 5,6% del PIB de ese año."

Además, se han comprometido 10.390 millones en las ayudas a los bancos que compraron cajas quebradas y otros 1.922 millones en garantías diversas. Esta suma da un total de 72.271 millones de ayudas. El informe recoge que el FROB estimó recuperar en Bankia, BMN, CEISS y Caja 3 un total de 12.198 millones, lo que ofrecería un neto provisional de 60.073 millones perdidos.

Sin embargo, fuentes del Banco de España aclararon que esta cifra está calculada con datos de 2015 y la real "dependerá de lo que finalmente se obtenga por Bankia, que marcará el saldo de ayudas concedidas, así como con la Sareb, a la que le quedan años".

Hasta ahora, lo cierto es que se ha perdido definitivamente todo lo inyectado en entidades públicas vendidas a entidades privadas. Solo para el Estado, eso supone 26.300 millones, como admitieron fuentes oficiales. Al margen, los bancos han perdido definitivamente 11.712 millones, lo que suma una factura de 38.012 millones que nunca volverán a sus dueños.


Fuentes del supervisor también apuntaron que, al margen de que haya sido mucho o poco dinero el volumen de las ayudas, "las alternativas eran peores; se salvó al sistema financiero y, según este criterio es como hay que valorarlo".