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jueves, 13 de noviembre de 2025

La policía española, pionera en la prevención de la autólisis

 Rastreo en internet. Las 377 muertes evitadas por Virginia, Óscar y su pionero equipo antisuicidios de la Policía Nacional, en El Mundo, por Javier Barbancho, 12 noviembre 2025:

La Policía Nacional cuenta con un grupo único en el mundo que rastrea mensajes en internet de usuarios con voluntad de autolesionarse. Sólo en dos casos no han llegado a tiempo. En uno de ellos la persona que se quitó la vida lo anunció en una publicación programada en una red social. Admiten que "hay casos extremadamente difíciles"

Los inspectores de la Policía Nacional Virginia Pérez y Óscar Amor lideran los dos grupos de la brigada que lucha contra los suicidios en internet en España. En 2018, el cuerpo para el que trabajan los puso al frente de la denominada 'Operación Fin'.

Los inspectores de la Policía Nacional Virginia Pérez y Óscar Amor lideran los dos grupos de la brigada que lucha contra los suicidios en internet en España. En 2018, el cuerpo para el que trabajan los puso al frente de la denominada 'Operación Fin'. 

Durante 2024, en España se registraron 3.846 suicidios. Son datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, el 73,9% fueron hombres (3.044). Esa brecha de género se ha ido ampliando desde 1980. La cifra fue un 6,6% menor que la de un año antes (2023), cuando 4.116 personas se quitaron la vida de manera voluntaria en el país.

En total, el año pasado se dieron diez casos (10,53) de autolisis al día, uno cada poco más de dos horas. Cada caso, cada nombre perdido, cada cuerpo apagado, podrían haberse evitado o, al menos, intentado. A ninguna de esas personas la mató una enfermedad incurable o un trágico accidente de tráfico. Cada uno decidió acabar consigo mismo. Las razones que llevan al ser humano a ello aún no han sido descifradas completamente, aunque se conocen varios factores.

Pida ayuda ante la conducta suicida

La mayoría de muertes por suicidio son prevenibles y evitables. No responden nunca a una única causa. Detrás de ese sufrimiento y desesperanza de la conducta suicida se entrelazan factores de tipo psicológico, familiar, social, económicos y/o culturales

Si usted o alguna persona cerca necesita ayuda emocional por ideación suicida llame al 024, si se trata de una emergencia no dude en llamar al 112.

Para combatir ese goteo silencioso de casos de autolisis en España, la Policía Nacional creó en 2018 una brigada que vigila en internet la aparición de mensajes donde los usuarios hablan abiertamente de su voluntad de acabar con su vida, o de la voluntad de terceros de llevarlo a cabo.

La alerta puede llegar de un directo en Tik Tok o en Instagram; de un foro de videojuegos; de un grupo de Whatsapp o de Telegram donde alguien ha sido testigo de un caso y lo quiere remediar, por lo que llama a la Policía...

En ese preciso instante, la velocidad de reacción de los dos grupos que conforman dicha brigada antisuicidios es determinante: hay que rastrear IPs de ordenador y de teléfono, buscar números de móvil, domicilios...

«Cualquier vía de contacto es atendida. Todos los anuncios los atendemos como reales, porque el precio a pagar es muy alto... La vida de una persona está por encima de cualquier otra cosa», explica la inspectora Virginia García, jefa de uno de los dos grupos que forman la brigada. El otro lo capitanea el inspector Óscar Amor.

En total, son 16 agentes trabajando en la denominada Operación Fin, la cual, paradójicamente, nunca concluye. Desde su creación, se han atendido 377 casos. 377 vidas que, sin la actuación policial, podrían haberse acabado.

«Insistimos en que la gente sea cauta a la hora de bromear con esto porque puede que nos movilicemos y lleguemos tarde a otro caso real por una broma, como nos ha sucedido en la última semana», subraya Virginia García.

Ambos policías mencionados encabezan la sección de redes de la Brigada Central de Investigación Tecnológica de la Unidad de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional. «Nosotros investigamos todo tipo de delitos en internet. La rama de los suicidios es un apéndice más. Se creó en 2018 por la experiencia acumulada durante años y por una necesidad evidente. Nos dimos cuenta de que, cuando detectábamos un posible caso de una persona que estaba anunciando que iba a quitarse la vida, nuestra reacción no era la más ágil ni la más adecuada. Decidimos crear un protocolo de actuación con el que poder dar respuesta a esa situación», cuenta ahora Óscar Amor.

«Hasta ese momento se estaba trabajando de forma desestructurada y aislada. Nos dimos cuenta de que era necesario agilizar el proceso de atención, tener una serie de pautas a seguir...».

El rastro de las pastillas.

Más de la mitad de las personas que se quitaron la vida en 2023 tenía restos de ansiolíticos en la sangre. Los forenses encontraron ese tipo de sustancias en los cuerpos de los fallecidos durante las autopsias de los cadáveres. Este dato no quiere decir que se suicidaran por medio de la ingesta de pastillas que ayudan a combatir la ansiedad o la depresión, pero sí que las estaban tomando y que tenían acceso a ellas.

Es por ello que el Ministerio de Sanidad trabaja en la implementación del plan de acción para la prevención del suicidio y en otro de desprescripción de benzodiacepinas, de las que España es uno de los mayores consumidores del mundo. En Alemania, por ejemplo, se venden 18 veces menos de estos fármacos por habitante, según los datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.

Dependiendo de la letalidad del método tienen "un margen temporal mayor o menor para dar con ella y actuar", explica Óscar Amor. "En otras ocasiones no sucede así, sino que movilizamos a una patrulla y a la asistencia sanitaria, pero también hemos contactado con un familiar, y cuando se llega a donde está la persona ya se ha conseguido sacarla de ese momento oscuro», comenta. «Nuestra experiencia nos dice que el único elemento en común en todos los casos que tratamos es la desesperanza», añade el agente.

El 8 de abril de 1962, cuando rozaba los 70 años, el torero sevillano Juan Belmonte se quitó la vida. Cuenta el poeta Felipe Benítez Reyes en el prólogo a una biografía del torero, Juan Belmonte, matador de toros, que España se puso de luto y todo el mundo empezó a hacer conjeturas: «¿Hastío del vivir? -se pregunta Benítez Reyes- ¿La frustración ante un enamoramiento tardío? Quién sabe. Tal vez ni él mismo lo supiera. Tal vez nadie busque la muerte por una razón o por una sinrazón en concreto, sino que la muerte acaba imponiéndole la suya: la urgencia ante la nada, el alivio de la nada», afirma el escritor, quien concluye dejando en enigma lo sucedido con aquel torero que había bebido la gloria y se había hecho rico en las plazas", pero que acabó quitándose la vida. «Porque quién sabe lo que pasa por dentro de nadie cuando decide ser nadie».

Cuando la IA alienta al suicidio

El suicidio es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un problema de salud pública que no depende de una sola causa, sino que en él influyen múltiples factores: sociales, culturales, biológicos, psicológicos y ambientales. La persona que se suicida no quiere acabar con su vida, sino con el sufrimiento que padece, coinciden los expertos.

«Mi hija habló con ChatGPT antes de quitarse la vida» / Los padres del adolescente que se quitó la vida en EE UU demandan a ChatGPT por ayudarle a "explorar métodos de suicidio" / Un hombre se suicida después de que una IA le invitara a hacerlo

Todas las frases anteriores en cursiva son titulares de noticias reales en las que se acusa a la inteligencia artificial de motivar conductas suicidas, casos en los que las personas se quitaron la vida tras una conversación con chatbots programados con IA.

Una de ellas fue Adam Raine, estadounidense de 16 años. El adolescente se sentía solo y buscó compañía y respuestas en internet. Durante meses, mantuvo extensas conversaciones personales con ChatGPT. Lo usaba como terapeuta para sus problemas. En abril de 2025, se quitó la vida. En agosto, sus padres denunciaron a la empresa OpenAI por no haber detectado a tiempo las señales de alarma.

«El chatbot ayudó activamente a Adam a explorar métodos de suicidio y este no puso en marcha ningún protocolo de emergencia, ni siquiera cuando el adolescente verbalizó sus intenciones», señaló la familia del joven en la demanda presentada ante el Tribunal Supremo del Estado de California.

En un reportaje de The New York Times posterior al suicidio del chico, se reprodujo la conversación que Adam mantuvo con la IA. Los mensajes intercambiados demostraban que no se había reaccionado a tiempo.

Al plantear este tipo de casos a los policías españoles al frente de la brigada antisuicidios, estos explican que a ellos les llegan alertas de intentos de suicidios de todo el mundo al detectar palabras mediante el uso de determinados algoritmos. Sin embargo, sólo se atienden a las que responden a IPs españolas. Casos como el del estadounidense Adam Raine podrían haberse intentado evitar en España. En ningún otro país del mundo existe una unidad policial dedicada a localizar y auxiliar a personas que manifiestan la voluntad del suicidio a través de redes sociales, de páginas webs o de conversaciones en grupos de apps como Telegram.

Las alertas llegan por distintas vías. Puede ser un usuario que se topa con una publicación alarmante y da el aviso, o directamente las plataformas, que tienen sistemas automatizados para detectar contenidos de riesgo. También a través de la colaboración con organismos internacionales, como Interpol o Europol, cuando los indicios cruzan fronteras.

Hace cinco años, en la Navidad de 2020, una joven belga residente en España compartió en TikTok contenido en el que indicaba su intención de quitarse la vida. La División de Criminalidad Informática de la Policía griega detectó estas publicaciones y activó el protocolo de emergencia. Luego envió la alerta a través de Interpol a la Policía Nacional española. Una vez localizado el domicilio, se alertó a la Policía Local, que acudió en coordinación con servicios sanitarios. La menor fue trasladada al hospital.

«Cuando se trata de extranjeros que están en España de vacaciones o que residen aquí, actuamos de la misma manera. A veces están alojados en pisos turísticos, en zonas de costa... Cada caso es único, por eso era necesario actuar con criterios uniformes que nos fueran conduciendo a la potencial víctima», coinciden los dos agentes que se entrevistan con Crónica.

En dos casos no se pudo hacer nada

En estos siete años de vida, la brigada antisuicidios de la Policía Nacional no llegó a tiempo en dos ocasiones. Sólo dos. Aunque en una era imposible hacerlo: un hombre se suicidó en Valencia, pero lo anunció mediante una publicación programada en una red social, por lo que cuando se activó el protocolo, esa persona ya estaba muerta.

El otro caso fue en Vigo. Ocurrió en 2021. La persona que se mató llevaba una vida errante: en ocasiones vivía en una furgoneta, aunque a veces pasaba por pensiones. Se movilizó a agentes de la comisaría de la ciudad para hablar con taxistas, para mirar registros de tarjetas bancarias... Los agentes llegaron a una pensión vecina a otra donde, finalmente, encontraron el cadáver de ese varón que había despertado las alarmas de la Policía.

«Era un caso extremadamente difícil por el contexto», admite Óscar Amor. «También asumimos que es imposible llegar a todo. Hay personas que ya lo han intentado antes y que hacen todo lo posible para que nadie las encuentre en el momento de quitarse la vida».

Formar en atención personalizada.

En el año 2000, en Hungría se suicidaron 2.463 hombres (52,6 por cada 100.000 habitantes frente a los 12,6 de España) y 806 mujeres (15,9 por cada 100.000). 2O años después, en 2021, la cifra se había reducido a la mitad: la de hombres hasta 1.203, y la de mujeres hasta 358.

¿Qué se había hecho? Durante la primera década del siglo, el número de psiquiatras en Hungría había pasado de 550 a 850, las unidades de psiquiatría en el sistema de salud del país pasaron de 95 a 139, y las líneas telefónicas donde llamar si se tienen pensamientos suicidas aumentaron de 5 a 28. De manera paralela, también se formó al personal sanitario para poder identificar y gestionar estas conductas.

«Nosotros actuamos las 24 horas de los 365 días del año, hemos reducido la burocracia al mínimo para poder ofrecer auxilio urgente a personas en riesgo, pero no somos terapeutas, no tratamos de quitarle la intención suicida a nadie. Nuestra función es identificar, contactar y enviar el servicio de auxilio que requiere la persona», insiste la agente Virginia Pérez.

«Nunca vamos a realizar la función de un psiquiatra, por ejemplo. Ni estamos capacitados ni es nuestra labor. Lo nuestro es detectar un caso de intento de suicidio y luchar contra el reloj para evitarlo», apostilla Óscar Amor.

En España , el suicidio mata a casi tres veces más personas que los accidentes de tráfico, las dos causas más comunes de muerte por causas no naturales. Sin embargo, las campañas para favorecer una conducción responsable al volante son frecuentes. No tanto, en cambio, las de prevención del suicidio. Ahora se trata de corregir esta situación. Sanidad aprobó el 14 de febrero un Plan de Acción para la Prevención del Suicidio. Más allá de la rama sanitaria del proyecto, uno de los pilares en los que se sustentará será en la cooperación entre instituciones públicas, así como policía, bomberos y servicios de emergencias. En este punto, al menos, la Policía Nacional ya va por delante.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Bibliografía sobre el desarrollo de la voluntad

 Leer por este orden. El mejor es el último.

 Daniel J. Martín, El poder de la disciplina. 7 pasos para alcanzar tus objetivos sin depender de tu fuerza de voluntad. 2022.

 Ryan Holiday, La disciplina marcará tu destino. El poder del autocontrol / Discipline is Destiny: The Power of Self-Control. 2022.

 David Goggins, No me puedes lastimar. Domina tu mente y desafía las probabilidades. / Can't Hurt Me: Master Your Mind and Defy the Odds. 2018.


jueves, 14 de agosto de 2025

La escasa estrategia de las autojustificaciones según Maquiavelo

 El problema: ¿por qué nos justificamos y por qué eso nos destruye? ¿Te ha pasado?

¿Alguien te acusa de algo injusto o distorsiona tus intenciones? ¿Cuál es tu instinto inmediato? Dar explicaciones, justificar cada detalle, aclarar malentendidos, rogarles que entiendan tu versión de los hechos. 

Parece racional, parece justo, parece humano; pero es precisamente ahí cuando cedes tu poder.

¿Por qué? Porque, al justificarte automáticamente, aceptas dos cosas peligrosas:

Primero, que la otra persona tiene la autoridad para juzgarte.

Segundo, que necesitas su aprobación para sentirte limpio.

 Entras en un juego emocional que ya había comenzado contigo en desventaja. Maquiavelo lo comprendió hace siglos. La percepción del poder no depende de la verdad, depende de la narrativa. Y, ya que quien domina la narrativa domina la percepción, quien domina la percepción domina el resultado. Cuando te apresuras a justificarte, el mensaje es claro: "Estoy nervioso. Intento demostrar algo. Necesito que me creas." Eso es un alegato autojustificativo.

Para tu atacante esto es como el olor a sangre para un depredador. Ahora, detente y piensa. ¿Cuántas veces has visto a personas inocentes intentando desesperadamente explicarse, pero aún así consideradas culpables? Esto sucede porque en la mente de la gente quienes se defienden demasiado parecen débiles o esconden algo. Es injusto, pero es cierto. Este es el error fundamental.

Creer que la explicación limpia tu imagen. No es así. Simplemente confirma que has aceptado el juicio de la otra persona como válido. Has puesto tu destino en manos de quien te acusó. Y peor aún, has demostrado que te importa demasiado su opinión. Esto es munición emocional. De ahora en adelante verás que hay un camino diferente, un camino frío, estratégico y psicológico. Un camino que no busca ser comprendido, sino respetado, que no implora aprobación, sino que crea una presencia tan inquebrantable que cualquier acusación se desvanece. Este es el truco maquiavélico: nunca te justifiques.

Cuando dejes de reaccionar, como la mayoría de la gente, sentirás algo extraño, un peso que se levanta. Es como salir de una prisión invisible que tú mismo construiste. Por eso es justificarse un clamor por la aceptación de quién eres. Pero el verdadero poder no exige aceptación, exige respeto silencioso. El principio maquiavélico: silencio y reversión del ataque.

Maquiavelo escribió que es mejor ser temido que amado si no es posible ser ambas cosas. Esto aplica directamente a lo que estamos discutiendo. Puedes ser amado por explicarlo todo e intentar ser comprendido, pero nunca serás temido. Y en los juegos de poder, quienes no son temidos son manipulados. Cuando decides no justificarte nunca, envías un mensaje contundente. No reconozco tu cancha. No juego en tu terreno. Esto genera incomodidad inmediata en quienes te atacan, pues esperaban una pelea emocional, una oportunidad para desestabilizarte. En cambio, ofreces silencio o peor aún, indiferencia.

Imagina, alguien dice, "Eres arrogante."La respuesta normal sería, "No soy arrogante. Me malinterpretaste solo."

Pero el operador maquiavélico sonríe, mira con calma y responde: "Interesante punto de vista." Y lo deja ahí, sin defensa, sin súplica de comprensión. No hay prisa por limpiar su nombre. Este silencio es desconcertante porque rompe el guion emocional. El acusador esperaba resistencia. Sin ella se siente solo en el escenario hablando con eco. Esto le hace preguntarse, ¿reaccioné de forma exagerada? ¿Todos me ven como el inestable? Así es como se invierte la narrativa. Y cuando respondes con una sutil inversión, el impacto es aún mayor. ¿Te acusan de ser manipulador?

Respondes: "Es curioso cómo la gente llama manipulación a lo que no puede controlar". Te llaman frío; Respondes: "Es extraño cómo la calma da tanto miedo". Esto convierte la acusación en un reflejo del propio acusador. Este es el principio. No te defiendas. Mantén una presencia inquebrantable. Si es necesario, devuelve el ataque como un espejo. Resultado, te vuelves impredecible, difícil de alcanzar emocionalmente. La gente empieza a pensarlo dos veces antes de atacarte, no porque te expliques bien, sino porque pareces peligroso. Esta estrategia crea un efecto dominó. Quienes te acusan parecen desesperados y quienes observan se sienten respetados. No ganaste por demostrar tu inocencia, ganaste porque nunca entraste en la contienda. 

Ejemplos de la vida real, cómo aplicarlos en diferentes áreas de la vida. 

Uno, en el trabajo. Estás en una reunión y alguien rechaza tu propuesta. No creo que tu estrategia esté bien pensada. La mayoría de la gente intentaría justificarse: "No, mira, pensé en cada punto..." Y perdería el control de la situación. El operador maquiavélico responde: "Gran observación. ¿Cómo lo harías diferente?" Ahora el acusador está bajo presión. La narrativa cambia. Ahora necesita demostrar que tiene algo mejor mientras tú mantienes la calma.

Dos, en las relaciones con tu pareja. Ella dice: "No te importo". Es instinto natural: "¿Qué quieres decir?". "Lo hago todo por ti. ¿Recuerdas cuando yo...?" Pero esto solo valida las emociones de la otra persona.

El enfoque maquiavélico; una mirada tranquila, un tono suave. Así es como te sientes; ahora, el peso del drama recae en quien hace la acusación. A menudo, esta persona se siente exagerada porque no alimentaste la lucha emocional. 

Tres, en redes sociales. Alguien comenta: "Eres falso, solo quieres que te vean". Lo habitual es un largo mensaje explicándote, pero publicas algo público y enigmático. "Es curioso como la verdad molesta más que las mentiras". De repente dejas de estar a la defensiva, tienes el control de la narrativa.

Otros ejemplos incluyen lidiar con jefes hostiles, familiares controladores o amigos competitivos. En todos los casos la lógica es la misma. No reacciones emocionalmente. Quien controla la emoción controla el resultado. Esta técnica no se trata solo de callar, se trata de controlar la energía emocional del momento. Quienes hablan primero e intentan justificarse pierden de vista la situación. Quienes guardan silencio o responden con calma e invertidamente se ganan el respeto. Con la práctica notas un poderoso efecto secundario. La gente empieza a pensarlo dos veces antes de acusarte o provocarte, porque ahora saben que no eres un blanco fácil, eres un espejo peligroso.

La transformación final: no más modo defensivo. Cuando eliminas la necesidad de justificarte, cambias por completo la percepción que el mundo tiene de ti. Dejas de ser reactivo y te vuelves estratégico. Desde ahora en adelante, tu comportamiento debe seguir tres principios: 

Uno, silencio calculado. No todo ataque merece una respuesta. El silencio es más desconcertante que cualquier argumento.

Dos, respuesta breve y neutral. Al hablar, usa frases que cierren la conversación, no que la prolonguen: Interesante punto de vista. Así lo ves. Es interesante pensar así. 

Tres, reversión elegante. Si decides responder, hazlo de forma que exponga la debilidad de la otra persona sin parecer vengativo. 

Es extraño como la confianza molesta a tanta gente. No se trata de ser frío ni insensible, se trata de ponerte por encima de la necesidad de validación. No intentas caerle bien a todo el mundo. Estás construyendo una imagen de estabilidad emocional y una presencia poderosa. Las personas que necesitan besarse constantemente son vistas como inseguras. Quienes mantienen una postura y rara vez se justifican son vistos como personas con autoridad. El mundo respeta a quienes parecen tener control absoluto sobre sí mismos porque eso es poco común. 

Cuando dominas esta práctica sucede algo interesante. Tus enemigos se sienten incómodos porque no pueden tocarte. Tus amigos te respetan más porque sienten que eres sólido. El público, los colegas, los socios empiezan a defenderte sin que se lo pidas. Esta es la llamada victoria sin guerra. No luchas, no te agotas, no te justificas, simplemente existes con tanta confianza que cualquier ataque en tu contra parece pequeño, frágil y desesperado. 

Aplícalo hoy. La próxima vez que alguien intente acusarte o provocarte, respira hondo, calla y recuerda: "No te debo explicaciones. Yo controlo la narrativa." Porque el poder no está en convencer a los demás, el poder está en no tener que hacerlo nunca. Esta es la libertad que pocos tienen y ahora puede ser tuya.

Más recientemente esto es lo que se llama comunicación asertiva. Hay varias técnicas de argumentar o contraargumentar a aquella persona emocionalmente descontrolada, no para ridiculizarla, sino para ayudarla a que se dé cuenta de su mal proceder y evitar que escale el conflicto. Una frase "comodín" para desarticular es que "las opiniones se pesan, no se cuentan". 

Un dato muy interesante es que, justamente, nadie puede estar totalmente justificado. Y es un gran problema epistemológico, ya que no importa cuánto sepas y cuál sea tu campo de conocimiento, porque la pregunta escéptica siempre puede dar lugar a la incertidumbre. Así que, si nos justificamos más, podemos caer en el famoso regreso o círculo vicioso haciendo que las explicaciones se vuelvan fallidas e ineficaces. Psicológicamente, el impacto es peor, porque no estamos hablando de un campo puramente lógico, donde la disputa terminaría por acordar cómo sería ese sistema o estructura, sino que es una disputa contra otra persona. Cuanta menos explicación, quien entre en duda es el contrincante.

viernes, 20 de junio de 2025

Leyes del karma

 Cuando un pájaro está vivo, come hormigas. Cuando un pájaro está muerto, las hormigas se lo comen a él. El tiempo y las circunstancias pueden cambiar en cualquier momento. No devalúes o lastimes a nadie en la vida. ¡Podrás ser poderoso hoy, pero recuerda, el tiempo es más poderoso que tú! Un árbol hace un millón de fósforos, pero solo un fósforo se necesita para quemar un millón de árboles. Así que practicad la bondad, haced el bien.

En la religión budista y en el hinduismo, creencia según la cual toda acción tiene una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias del individuo.

La Ley del karma es aquella ley que ajusta el efecto a su causa, es decir, todo lo bueno o malo que hemos hecho en la vida nos traerá consecuencias buenas o malas en esta vida o en las siguientes. La Ley del karma es conocida en varias religiones como "justicia divina" y es inmutable. Según las enseñanzas budistas, el Karma afecta nuestra vida en todos los sentidos, ya que es el encargado de dar una dirección al destino. Cuando se cree en la reencarnación es mucho más fácil comprender los principios de la ley del Karma, ya que esa creencia dice que todo lo bueno y lo malo que nos ha sucedido en esta vida, puede ser resultado de nuestras acciones en vidas pasadas.

Por ejemplo, si alguien creyente en la reencarnación padece de una enfermedad terminal, probablemente encontrará consuelo pensando que su mal se debe a sus malas acciones en vidas anteriores y se esforzaría en dar lo mejor de sí mismo en el tiempo que le quede, para equilibrar la balanza y tener una mejor experiencia en sus vidas futuras. Es más, aunque no creamos en la reencarnación, si todos escogiéramos vivir bajo ese principio seríamos mucho más tolerantes, honrados y generosos con nuestras acciones y, por lo tanto, el mundo sería muy diferente.

12 leyes del Karma

Ahora que hemos explicado los conceptos básicos del karma, podemos empezar a conocer las doce leyes del karma que pueden cambiar tu vida.

1. Ley de causa y efecto. Esta es, probablemente, la ley más conocida del karma. En esencia, "sembramos lo que cosechamos", lo cual significa que nuestras acciones diarias (buenas o malas) volverán a nosotros.

2. Ley de creación. Esta ley requiere que nos esforcemos para lograr nuestros objetivos. Si queremos obtener la vida que deseamos, tenemos que actuar para conseguirlo en lugar de simplemente esperar a que suceda. En algún momento, el karma hará que nuestras intenciones den sus frutos.

3. Ley de humildad. Según esta ley, primero debemos aceptar las circunstancias para poder cambiarlas. Si nos centramos únicamente en lo negativo de un problema o situación, nos estamos comprometiendo en algo que no nos lleva a ningún sitio.

4. Ley de crecimiento. Si hay alguna cosa de la que tenemos control es de nosotros mismos. El cambio sólo es posible si somos nosotros mismos los que se comprometen a hacerlo. Por esta razón nunca debemos intentar controlar el comportamiento de los demás.

5. Ley de responsabilidad. Solo tu eres el responsable de las cosas que te pasan en tu día a día, y por esta misma razón debes aceptar las consecuencias de tus acciones sin implicar a nadie más. Cuando sale algo mal, debemos ser autocríticos en lugar de intentar culpar a otra persona. Lo que nos rodea es un espejo de nosotros mismos.

6. Ley de conexión. Esta ley se refiere a que el pasado, presente y futuro están conectados. Es decir, cada acción forma parte de un "todo" y, por lo tanto, las acciones no son más o menos importantes que otras, ya que todas influyen en el conjunto.

7. Ley de trabajo. No podemos pensar en dos cosas al mismo tiempo: cuando tenemos pensamientos positivos, es imposible tener pensamientos negativos. Es por ello que, según esta ley, siempre debes centrarte en las cosas positivas y en lo que deseas conseguir.

8. Ley de hospitalidad. Básicamente consiste en que lo que decimos se refleje en nuestras acciones. También es importante ser desinteresado y no esperar algo a cambio. Todo aquello que decidas hacer, que sea de corazón.

9. Ley de aquí y ahora. Si vivimos en el pasado o en el futuro, no podemos actuar en el único momento en que podemos actuar, que es el aquí y ahora.

10. Ley de cambio. La historia se repite una y otra vez hasta que aprendemos la lección. Para avanzar, debemos aceptar el pasado y aprender de nuestros errores y malas acciones.

11. Ley de paciencia y recompensa. Debemos ser constantes y pacientes si queremos conseguir la vida que siempre soñamos. La recompensa puede no verse instantáneamente, pero nunca debemos rendirnos con nuestros objetivos porque el día menos esperado obtendremos los frutos que cosechamos. "Nada de valor se consigue sin paciencia".

12. Ley de significación e inspiración. Por último, y no por ello menos importante, esta ley dice que nuestras intenciones influyen en el "todo". Cuando tus intenciones salen de corazón, tus acciones inspiran positivamente al mundo que te rodea y, por lo tanto, atraes la buena suerte y la felicidad a tu vida.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Prevención de suicidios y autólisis

 Dossier

 I

 El primer plan nacional contra el suicidio prevé un observatorio y el acompañamiento a los familiares. En El País, por Pablo Linde, Málaga -14 de febrero de 2025 

Sanidad y comunidades autónomas acuerdan una hoja de ruta para reducir las autólisis y para la mejora de la salud mental, que conlleva un aumento de profesionales.

El Ministerio de Sanidad tiene previsto crear un observatorio sobre el suicidio, que recopilará y difundirá información sobre la segunda causa de muerte no natural en España (tras las caídas accidentales). Es una de las medidas que contempla el primer Plan de Acción para la Prevención del Suicidio, cuya aprobación está prevista para este viernes en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Gobierno central, comunidades autónomas y expertos independientes han trabajado conjuntamente en esta estrategia y en el nuevo plan de Salud Mental, que también será votado por los consejeros autonómicos y que prevé, entre otras iniciativas, contratar a más profesionales y racionalizar el uso de psicofármacos, en cuyo consumo España se sitúa muy por encima de los países del entorno.

Las estrategias contra el suicidio han ido tradicionalmente embebidas en los planos de salud mental. Sanidad quería darle mayor protagonismo desgajándola y centrar más esfuerzos en un problema que viene creciendo en los últimos años, aunque según la última estadística del INE hubo una pequeña caída: 3.952 personas se quitaron la vida en 2023.

El plan nace ―según recoge en sus páginas― con objeto de paliar algunas carencias para la prevención del suicidio: desde la falta de un sistema de vigilancia eficaz que permita una recopilación y análisis de datos precisos, hasta la deficiente aplicación de guías de práctica clínica y la falta de continuidad en la atención a quienes han manifestado conductas suicidas. Señala el estigma como un obstáculo importante, con prejuicios que “dificultan la conversación pública” y “limitan el compromiso de los medios de comunicación en la sensibilización”. Además, “la coordinación entre administraciones y sectores es insuficiente”, lo que resta eficacia a las estrategias preventivas, y no existe un sistema de apoyo estructurado a los supervivientes y las familias de las víctimas.

Cecilia Borrás, presidenta de la asociación Després del Suïcidi y pionera del movimiento de asociaciones de supervivientes, considera un paso importante esta mención explícita, aunque como muchas de las que recogen el plan, sus consecuencias reales estarán en manos de las comunidades. Borrás reclama esa atención a los familiares de las víctimas que en muchas autonomías ni siquiera existen, ya que está a carga de asociaciones como la suya. "Es muy complicado dejarlo en manos del sistema público, porque es un proceso muy diferente a la psicoterapia al uso. Se trata de estar acompañado, también por pares, porque es un duelo obsesivo con riesgo de suicidio. Son procesos largos, con síntomas residuales que quedan para siempre y con los que hay que aprender a convivir", explica.

Borrás espera que este plan sea un primer paso para atender a los familiares de estos alrededor de 4.000 personas que cada año se quitan la vida. "Vemos cómo cuando hay un atentado o una catástrofe en seguida se moviliza atención psicológica, algo que no pasa con el suicidio, que deja muchas más víctimas. Si no ha funcionado la prevención, al menos que haya posvención", zanja.

Javier Prado, presidente de la Sociedad Española de Psicología Clínica (Anpir), cree que este plan contra el suicidio es interesante como primer paso, pero cree que un problema tan grande y multifactorial requeriría una estrategia “mucho más ambiciosa” que implicase desde la educación, hasta las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Plan de salud mental

El Plan de Acción de Salud Mental 2025-2027 se enfoca en consolidar un modelo asistencial más centrado en la atención comunitaria, la integración de la salud mental en la sanidad general y la eliminación del estigma asociado a los trastornos psicológicos. Pone el foco en los determinantes sociales de la salud mental y trata de cambiar un modelo que recurre con demasiada frecuencia a los psicofármacos para problemas cuyo abordaje es más recomendable con psicoterapia u otras intervenciones. La desprescripción de este tipo de medicamentos es uno de los retos que Sanidad se ha marcado desde la llegada al ministerio de Mónica García.

Además, entre sus ocho líneas prioritarias, incluye el refuerzo de los recursos humanos, con la incorporación de nuevos profesionales y la mejora en sus condiciones laborales; la lucha contra el estigma y la discriminación; la optimización de la calidad en la prescripción de tratamientos y el abordaje de la salud mental en colectivos vulnerables, como personas sin hogar, menores tutelados o víctimas de violencia de género.

De nuevo, el plan es, como lo denomina Prado, “un faro de luz” con unas líneas maestras que pretenden influir en las comunidades autónomas, que son las que tienen la capacidad asistencial, más allá de las campañas y la labor de coordinación del ministerio.

"Pone el foco en cuestiones de gran trascendencia, como la necesidad de especialistas en salud mental, lo que requiere planificación y un análisis por parte de cada comunidad autónoma. Hay que tratar de incrementar las plazas de PIR [Psicólogos Internos Residentes], que este año son 274, muy lejos del estándar mínimo de 481, acreditado en términos científicos para alcanzar un nivel aceptable de psicólogos clínicos", señala.

España arrastra un enorme déficit en profesionales de la salud mental, mientras que los problemas reportados (sobre todo los de carácter leve, no existe esta misma tendencia en los muy graves) no han dejado de crecer desde la pandemia. Hay seis psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, tres veces menos que la media europea, con datos de 2018, los últimos disponibles, recogidos por el Defensor del Pueblo, mientras que los psiquiatras son 12 por 100.000 habitantes, seis menos que la media de los países desarrollados (de la OCDE).

Celso Arango, presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Psiquiatría y uno de los expertos que ha participado en los debates de este plan, se muestra muy crítico y ha solicitado al ministerio que retire su nombre del documento: “Es la primera vez que el ministerio no me ha enviado el resultado antes de presentarlo [a las comunidades autónomas]”.

En su opinión, el plan de suicidio tiene una filosofía adecuada, “a la que le haría falta un buen presupuesto para que no se convierta en papel mojado”. El de salud mental, sin embargo, adolece de errores en los indicadores que, de seguirse, “empeorarán el sistema”. Ponga varios ejemplos que espera que se corrijan: “Se marca el objetivo de que el 90% de las plazas [de formación de profesionales] acreditadas por las comunidades sean ofertadas, cuando el año pasado se ofertaron el 99%, sería ir hacia atrás”. También cuestiona otros objetivos como que el 80% de las comunidades incluyan iniciativas para el abordaje integral para la salud mental o para evitar ingresos innecesarios de niños. “¿Qué comunidad no tiene esto?”, se pregunta de forma retórica.

II

El silencio mata: cómo y por qué hablar del suicidio entre los adolescentes, en El País, por Eleonora Giovio, Madrid -02 feb 2025:

Los expertos coinciden en que las conductas suicidas y las autolesiones no son el problema, sino una consecuencia de conflictos previos, y recomiendan abordarlos como desajustes emocionales sin crear pánico.

Suicidio adolescente

Beatriz Hidalgo tiene 51 años, es profesora de secundaria en un centro de adultos y hace 14 meses perdió a su hijo por suicidio. Dani tenía 14 años. " Desde entonces mi marido y yo no tenemos vida por dentro. El dolor que sientes no se puede describir. Piensas que es una pesadilla y que, al día siguiente, te despertarás y Dani estará allí... Y no está", dice una tarde de enero en el centro de Madrid, hacia donde se desplaza para hacer terapia de grupo con otros padres que han perdido a sus hijos o hijas. En España, en 2023 (últimos datos disponibles), se suicidaron 4.116 personas, una vez al día. Diez eran menores de 15 años y 354 tenían una edad de entre 15 y 29. Cifras mayores a las de antes de la pandemia: en 2019 fueron 3.671: 7 eran menores de 15 y 309 tenían entre 15 y 29.

En una carta a la directora de EL PAÍS publicada el pasado 4 de enero, Beatriz pidió ayuda : “El silencio le mató; si hubiéramos podido saberlo, le habríamos conseguido ayuda”, escribió. Lo resume así mientras cuenta que su hijo se cerró y se encerró: "Esto es un enemigo muy grande y silencioso, te viene por la espalda. Es necesario hablar de ello, antes de que sea demasiado tarde". Está convencido también de ello Sergio Tubio, bombero del Ayuntamiento de Madrid, especializado en intervenciones en crisis suicidas: “Hablar del suicidio no lo fomenta, lo que mata es el silencio”.

¿Cuál es la mejor forma de hacerlo con los adolescentes? “Es crucial abordar la formación y la concienciación sobre este tema de manera responsable”, contesta Luis Fernando López, psicólogo que durante cinco años utilizó el cargo de coordinador técnico del programa Hablemos de suicidio del Colegio Oficial de Psicología de Madrid. “Entrar en un aula con 400 estudiantes y hablar abiertamente sobre autolesiones y conductas suicidas como si se tratara de un seminario técnico es comparable a irrumpir con un elefante en una cristalería”, explica el también profesor del Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

"Debemos tratar este tema sin generar pánico. Este ruido, que alude al miedo inherente que ya existe en la sociedad, puede ser contraproducente. Si nos decimos que nuestras hijas o hijos están en riesgo vital, que se autolesionan porque no encuentran otra forma de lidiar con la vida, lo normal sería que nos sintiéramos sobrepasados", continúa. "Sin embargo, el pánico paraliza. Por ello, necesitamos una información que las familias puedan procesar y estrategias que mitiguen el impacto emocional al abordar estas conductas en las aulas".

Para el experto, en la mayoría de los casos, las conductas autolesivas o las ideas suicidas en adolescentes no están relacionadas con un trastorno de salud mental específico , sino con una vulnerabilidad psicológica y emocional que los afecta significativamente: "Tanto el suicidio como la autolesión no son el problema en sí, sino la consecuencia de múltiples dificultades previas que los conducen a estas conductas extremas. Esta situación les impide llevar una vida saludable y afrontar los retos propios de su edad. Por ello, es fundamental centrarse en los desajustes emocionales que preceden a estas conductas”.

Y añade: "Si tuviera que dirigirme a un aula con 400 estudiantes, lo haría hablando sobre aspectos como la tolerancia a la frustración, los procesos de ansiedad, la tristeza, las rupturas sentimentales, y las dificultades en las relaciones sociales o familiares. Abordar la conducta suicida requiere un enfoque transversal que contemple estos desajustes y los comportamientos asociados. A menudo, estas situaciones se desbordan a los adolescentes, y la falta de apoyo adecuado, ya sea porque no lo han solicitado o no saben cómo hacerlo, o porque han recurrido a la autolesión como única forma de aliviar su sufrimiento, agrava el problema”.

Coincide con él el psiquiatra Enric Armengou, que forma parte del comité de expertos del Ministerio de Sanidad para el suicidio y es especialista en conductas suicidas. Es también voluntario del teléfono de la Esperanza y la línea de Prevención del Suicidio en Cataluña. En septiembre publicó el libro Romper el Silencio: reflexiones para entender y prevenir el suicidio entre los jóvenes . Asegura que la idea nació porque en el colegio de su hija hubo un intento de suicidio y se demostró como un accidente. "Todos, incluidos los niños, sabían que no. Me dije: esto hay que hablarlo bien. Y tras una sesión de grupo con los padres, salió el libro".

Línea de atención a la conducta suicida

No solo el teléfono de la Esperanza atiende ese tipo de llamadas; en mayo de 2022 el Ministerio de Sanidad creó el 024 , una línea específica de atención a la conducta suicida: en el día de su estreno atendió 1.000 llamadas en 24 horas. Desde entonces se han registrado 355.287 (de ellos, los que tienen entre 10-14 años rondan el 1%, mientras que los que tienen entre 15 y 19 oscilan entre el 3 y el 5%).

En septiembre, Sanidad también dio a conocer los principales puntos del futuro Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025-2027. Entre ellos, por ejemplo, el desarrollo de sistemas de información para conocer mejor la realidad de las autólisis; sensibilidad y lucha contra el estigma; prevención en las situaciones de mayor vulnerabilidad [personas mayores de 80 años, los adolescentes o las personas LGTBIQ+ ]. En ese plan de acción ha trabajado un grupo de expertos que incluye especialistas sanitarios y académicos, supervivientes y representantes de la Policía y bomberos. La ministra de Sanidad, Mónica García, tiene previsto presentarlo en el consejo interterritorial del SNS.

En el instituto donde estudiaba al hijo de Beatriz, los psicólogos atendieron a los compañeros de Dani después de su muerte, pero en el centro no se ha organizado ninguna charla sobre prevención. Hay otros muchos institutos donde tampoco ocurre. Carlos Soto y Olga Ramos, que hace diez años perdieron a su hija de 18 por suicidio, se dedican ahora, entre otras muchas actividades a dar charlas con profesionales de la salud mental en los centros educativos. No ha sido en más de 15 y la mayoría, religiosos. Ambos perciben que todavía hay una barrera que frena a los responsables de los institutos, la del miedo. “Muchas veces el miedo es por desconocimiento”, explican. "Los adolescentes sí quieren saber. Un día fuimos con un sobreviviente y al salir del centro tenía ya el Instagram lleno de mensajes de agradecimiento. En otra ocasión recuerdo a un chaval decirnos que para ellos es complicado porque no tienen un manual de instrucciones de la vida. Le dije que los padres tampoco lo tenemos, por eso es importante hablar. Incidimos mucho en la comunicación con los compañeros, por si ven que está más taciturno o ha tenido un cambio de comportamiento y les explicamos cómo para acercarse, cómo preguntarle".

Natalia Rodríguez Robles estudió Psicología y trabaja como orientadora educativa en la Comunidad de Madrid. Se encarga de dar formación en los colegios e institutos sobre cómo hablar del suicidio. “Para mí hablar de inteligencia emocional y de resolución de conflictos ya es hacer prevención”, cuenta. Y añade: "El profesorado percibe que han aumentado las autolesiones y preguntan qué está pasando. Quieren saber y tienen ganas de tener herramientas para abordarlo", añade.

Incide el psiquiatra Armengou en que hay que empezar a desmontar el “mito” de que hablar del suicidio lo retroalimenta. "El diálogo es necesario para la prevención y esencial para desmontar los estigmas. Siempre ha habido un tipo de suicidio llamado impulsivo, de cruce de cables. Pero en la inmensa mayoría de casos ha habido señales previas. Una cosa muy importante es que no tienen por qué ser chavales con trastorno mental, sino que lo están pasando mal. En el fondo es un equilibrio entre la angustia que tienen ―que se mete en los tuétanos, que te parece que puede más que tú, que es eterna― y los sistemas de compensación".

En su libro, Armengou explica las diferentes maneras en las que se manifiesta el suicidio en las etapas de la vida: infancia, adolescencia, adultez, vejez. En los adultos "existe un concepto claro y desarrollado sobre la muerte y sus implicaciones. La ideación suicida se suele presentar a raíz de problemas de trabajo, dificultades económicas o enfermedad; en muchos casos, frente a situaciones objetivamente irreversibles", escribe. "La ideación suicida en los adolescentes en tendencialmente impulsiva, por aquella sensación de encontrarse en un laberinto sin salida o de sentir que se ahogan en un vaso de agua. En muchos casos aparecen señales previas con cambios de actitud o conductas de prueba: ingesta de pastillas, autolesiones o amenazas explícitas de suicidio". Tanto él como López están preocupados por ese incremento de autolesiones.

De ahí, insiste López, la importancia de abordar el tema. "La autolesión y la conducta suicida están íntimamente relacionadas, aunque representan comportamientos diferentes debido a los objetivos que persiguen. En el caso de la conducta suicida, los adolescentes no buscan acabar con su vida, sino con la forma en que están experimentando y sintiendo su existencia. Ven en ello una solución definitiva a problemas que, en la mayoría de los casos, son temporales y tienen solución si cuentan con el acompañamiento adecuado. Por otro lado, la autolesión es un comportamiento que puede cumplir múltiples propósitos. Puede ser una estrategia de regulación emocional, una forma de autocastigo o incluso un intento de comunicación hacia otras personas, cuando no encuentran palabras o modos para expresar su sufrimiento. Este daño físico les permite, en ocasiones, disminuir la ansiedad y la angustia psicológica que experimentan. A través de la autolesión, los adolescentes intentan recuperar el control sobre el inicio y el fin de su dolor, enfrentándose a algo que sienten que no pueden resolver por otros medios”.

Y añade: "Cuando no existe un acompañamiento educativo adecuado por parte de la familia, la escuela y la sociedad, estos períodos de vulnerabilidad pueden convertirse en algo habitual durante esta etapa de la vida. Esto genera serias dificultades para intervenir, ya que los adolescentes llegan a normalizar el hecho de hacerse daño como una forma de aliviar el dolor social y emocional que sienten, debido a la falta de herramientas para afrontarlo de otra manera".

Como dice Amaia Izquierdo, psicóloga clínica en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid y socia de AEPCP, el adolescente se encuentra en un momento de confusión propio del desarrollo físico y emocional de esa etapa de vida. "En lugar de psicopatologizar la vida cotidiana, es necesario acompañar de manera transversal a nivel personal, pero también familiar y contextual: con la familia, los entrenadores, profesores, monitores de ocio que son los que pueden detectar cambios de comportamientos. Por otro lado, hay que incidirles en que la emocionalidad negativa forma parte de la vida y trabajar para desarrollar frente a ella la empatía, autoestima, respeto propio y hacia los demás, flexibilidad, capacidad crítica y tolerancia al malestar".

Si necesita ayuda, puede llamar al 024; al teléfono de la Esperanza (717 003 717) o escribir por WhatsApp al 666 640 665. También ofrece asistencia la Fundación ANAR (900 20 20 10).

III

Los que se quedan tras un suicidio: “El dolor te viene, pero se vence”, en El País, por Eleonora Giovio, Madrid / Bilbao -10 de septiembre de 2024:

Según la OMS, los familiares de las personas que se quitan la vida son más vulnerables al suicidio. Tres de ellos relatan los sentimientos de culpa que experimentaron, el miedo, los estigmas y cómo consiguieron reconstruirse.

Las personas que han perdido a un familiar oa un ser querido por suicidio se llaman supervivientes. Se usa esa palabra porque, según la APPAC (Asociación de Psicología y Psiquiatría para Adultos y Niños) el nivel de estrés que viven es equivalente al que sufre alguien que ha estado en un campo de concentración o que ha vivido un conflicto. Si en la sociedad y en los medios de comunicación apenas se habla del suicidio, mucho menos se profundiza en los supervivientes . Los que se quedan con la culpa, las preguntas, la carga, el miedo y los pensamientos obsesivos. Y, sobre todo, un dolor, según los testimonios que recoge este periódico, que “te viene”. Ni siquiera hablan de que ese dolor se “pase”, se refieren a buscar la manera de que “disminuya” o de convivir con él. Hablan también de cómo se distribuyen las “culpas” en el núcleo familiar, de cómo se retoma la vida profesional y de cómo se reconstruyen emocionalmente.

Los supervivientes se convierten en personas a su vez especialmente vulnerables al suicidio. Según la OMS, por cada suicidio se producen otros 20 intentos afectando directamente a un medio de seis personas del entorno. De nuevo, lo corroboran dos de los tres testimonios de este reportaje. En España se suicidaron en 2023 [según datos del INE, los últimos disponibles] 3.952 personas; son 75.691 en los últimos 20 años. La OMS ya anunció en el año 2000 que un suicidio afecta íntimamente, al menos, a otras seis personas. Esto supone que más de 19.000 personas, supervivientes en España cada año —el dato más bajo de suicidios fue en 2010 con 3.158—, podrían sufrir sus consecuencias traumáticas. A nivel institucional, en España el suicidio se aborda dentro de la llamada Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2022-2026 del Ministerio de Sanidad. Entre uno de sus objetivos específicos es el de “Atender prontamente a las personas cuidadoras, familiares y allegados de personas que han fallecido por suicidio estableciendo un procedimiento de cita y evaluación inmediata en atención primaria y servicios de salud mental que permitan explorar la respuesta inicial ante la pérdida y la necesidad eventual de ayuda”.

Juan José Escudero Barrera, de 64 años, que perdió a su hijo del 19 el 24 de septiembre de 2022, reconoce que cuando buscó ayuda tuvo que hacerlo, como tantos otros, tecleando en Google. "Había oído hablar de que nos llamaban supervivientes. Tecleé esa palabra y lo primero que me salió fue el programa de la tele. Me senté tan mal". A él, lo que le ayudó fue verbalizarlo. "El dolor te viene, te coge la desesperación. Te sientes culpable, empiezan los 'y si'... Es algo que tienes que aprender a manejar. Muchos supervivientes se aíslan, dejan de relacionarse, evitan familiares y amigos y se encierran. Porque el suicidio es un tabú , porque existen estigmas y no quieres dar lástima. Es lo que peor nos hace sentir. Tienes la sensación de que no te entienden".

¿Por qué? "Yo a veces, si pasa algo gracioso, sonrío. Pero hay un recurso interno que me dice: ¿por qué estás sonriendo si tu hijo se ha suicidado? Te pones serio, hasta triste y alguien que está a tu lado equivocadamente piensa: '¡Pero si ha pasado más de un año! Y no, nuestro duelo es constante. En nosotros el concepto del tiempo no existe ya como tal. A mí hablarlo me ha ayudado y me ayuda", cuenta sentando en la terraza de una cafetería de Madrid. Dice que el duelo es tan intenso porque “rompes con todas tus proyecciones de futuro”. Y que buscas explicaciones de forma obsesiva. “Intentas entender el porqué para no hundirte más”. Juanjo, que se quedó viudo menos de un año antes de que su hijo se suicidara, trabajaba en GISS (Gerencia de Informática de la Seguridad Social). Resolví pensando que podía, pero terminé prejubilándose y ha fundado una asociación para la prevención del suicidio y la salud mental ( Sendas). Es lo que le ha ayudado a ver la luz.

"Intenté que el trabajo me sirviera de terapia. Volví a la oficina al cabo de poco. Mantienes un nivel bajo al principio, también porque tus compañeros no saben qué decirte. Te dan todo el espacio, pero luego entras en la dinámica habitual, ellos no son conscientes de que para ti todo el concepto de tiempo, relaciones, incluso la forma de expresarte ha cambiado. Ellos ven que en algún momento ha sido capaz de sonreír, y no saben que a ti por sonreír te entra un sentimiento de culpabilidad bestial. Y luego está el día a día, y claro, de vez en cuando alguien habla de sus hijos… Y entonces te destroza”.

Solicitó la baja porque se dio cuenta de que no estaba funcionando como antes, un día estaba rellenando un informe y se le solaparon todas las letras. "Incluso al médico de cabecera vas con miedo porque tienes que empezar a explicar toda la historia y aunque haya pasado un año no eres capaz de hacerlo. Y luego tocan las revisiones y te entra una ansiedad tremenda por si te dan el alta, no te ves capaz de volver". Reconoce que pensó en quitarse la vida porque miraba a su alrededor y ya no estaba ni su hijo ni su mujer: “ Es un vacío de soledad tremendo que te lleva a un sufrimiento que te inunda de dolor”. No lo hizo, detalle, porque el día anterior había tenido una conversación muy emotiva con una amiga de su hijo que era muy sanadora.

El duelo de los que se quedan, según Eva Montero, psicóloga clínica especializada en atención al suicidio, suele ser mucho más intenso que los que causan otras muertes. "En muchos casos puede derivar en un duelo complicado y patológico. Por el tabú, el estigma, el rechazo que genera. Que haya sucedido a alguien muy próximo a ti, además, puede generar sentimientos de culpa y responsabilidad, como si hubieras estado desatento. Poder hablar de forma adecuada sobre el suicidio nos ayudaría a su prevención ya conseguir que dejara de ser un tabú". Hay pacientes, asegura, que a pesar del paso de los años no se pueden creer lo que ha pasado y siguen pensando en lo que podrían haber hecho para evitarlo. Otros que son incapaces de pronunciar la palabra suicidio, hablan de “eso que pasó, uy no puedo pronunciar” o de un “accidente”. Y explica: "En los duelos naturales es más habitual que haya unas fases, pero en los duelos por suicidio, se suelen entremezclar. Inicialmente suele haber un estado de shock y negación. Es difícil llegar a la aceptación porque los supervivientes la identifican con estar conformes con lo ocurrido".

Cristina Blanco, socióloga, profesora recién jubilada de la Universidad del País Vasco también relata la ansiedad que sintió cuando tenía que visitar al médico de cabecera para solicitar la enésima baja. “Yo me sentía incapaz de leer y de escribir, no podía desarrollar mi trabajo, tenía unas tesis doctorales en marcha, no era capaz, lloraba por los pasillos de la Universidad”. Es madre de tres hijas, tiene 63 años y su marido murió por suicidio en agosto de 2012. Reconoce que cayó en una depresión profunda, se trató, la superó, regresó a las aulas y ha dedicado su vida a escuchar a las personas que necesitan ayuda ya trabajar en la prevención del suicidio. Era experta y referente en migraciones internacionales; lo apartó para dedicarse a la investigación sobre el suicidio y es la directora del único posgrado presencial en Suicidiología que existe en España. Considere esa formación indispensable. "Me parecía importantísimo ofrecer una formación universitaria para psicólogos, trabajadores sociales, incluso médicos de atención primaria. Es una formación especializada, pero multidisciplinar con abordaje integral".

Igual que Juanjo Escudero, Blanco nunca tuvo problemas al pronunciar la palabra suicidio. Ni en contar a sus amigos, compañeros, vecinos que su pareja se había suicidado; Lo hizo desde el minuto uno. Se encontró con un muro de silencio —por aquello del estigma y del tabú— y cierta incomodidad a su alrededor. "Yo lo entiendo: no sabes qué decir, no nos han enseñado a bregar con eso. Yo necesitaba hablar, necesitaba llorar y veía como la gente taponaba, te cambiaba de tema. Es una necesidad que sale de dentro, no todo el mundo la tiene, hay gente que prefiere callarlo y es capaz de enterrarlo en lo más hondo".

Han pasado 12 años desde que su marido, con el que llevaba desde los 15 años, desapareció. Recuerda el desamparo que sintió. "Se habla mucho del duelo: la ausencia es la misma que en cualquier otra muerte, pero en el caso del suicidio hay tres elementos sustanciales que son brutales: la culpa; la sensación de abandono: precisamente por eso. Un accidente o un cáncer no te interpela a ti como persona querida. En el sí suicidio: te has ido porque has querido y eso hay que trabajarlo muchísimo para que no te haga daño todos y cada uno de los días de tu vida. Por último, está la soledad social, que todavía sigue existiendo... hace 12 años ya ni te cuento. Yo cuando hablaba de mi marido, cambiaban de tema”. Cuando se le pregunta cómo se reconstruye la vida después de un suicidio contesta: "Te acompaña el miedo de por vida. Y luego cada persona es diferente. La gente habla del duelo, pero el perder a una persona, no es solo el duelo emocional, es como se reorganiza la vida familiar, porque la culpa no es solamente personal, hay una distribución de culpas en la familia. De capacidad eso no habla nadie. Nadie sabe. Está ahí la sospecha. Y luego está cómo se reorganiza la laboral". Lo cuenta, ya recuperada, con mucha entereza y energía en una cafetería en la playa de Ereaga (Getxo). “Se vende, se puede salir”, dice.

Cuando el marido de Cristina falleció sólo había una asociación de ayuda, en Barcelona (la segunda se creó en 2015 ya desde de 2018-2019 se han ido fundando más en las diferentes comunidades autónomas sobre todo gracias a familiares supervivientes). "Yo necesitaba saber, conocer, contactar con alguien, no quería quedarme como una ostra recogida debajo de una alfombra y menos con tres hijas. Buscaba en internet, no entendía por qué se hablaba tan poco del suicidio. Cuando vi los datos dije: ¡no puede ser! Yo pensé que era una entre 100.000 y no, no solo me pasó a mí, sino que hay 11 muertes diarias de media en España por suicidio. Me volví loca ver que no se hablaba de eso. Mi segundo shock fue descubrir que en las carreras de psicología no se aborda la conducta suicida”. Blanco, que cofundó primero Biziraun y más tarde AIDATU (Asociación Vasca de Suicidiología), huye de los lugares comunes. Insiste en que cada persona vive y procesa su duelo de manera diferente y que el suicidio es mucho más complejo de lo que se intenta transmitir. “Es importante hacer llegar este mensaje cuando se busca ayuda: hay recursos, pero si no te funcionan a la primera, que es probable, no te desanimes, sigue buscando”.

Igual que los otros testimonios de este reportaje, cree que no solo es importante hablar del suicidio en la sociedad y en los medios de comunicación como problema de salud, sino que, si se hace bien, es una medida de prevención. Es lo que defiende Gabriel González Ortiz en su libro Hablemos del suicidio: pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios . Ortiz cita al fundador de la Suicidiología en Estados Unidos, Edwin Shneidman, que afirmaba que los esfuerzos en visibilizar la posvención (lo que queda tras un suicidio o un intento de suicidio) son una forma directa de prevención de futuros suicidios. Escribe González Ortiz que extrapolando los ejemplos de las campañas de tráfico (durante años fue la principal causa de muerte en España), el dolor de las familias tras el suicidio de un ser querido y las secuelas que dejan las tentativas de suicidio, pueden suponer un freno muy efectivo para personas que estén barajando esa opción.

Está convencida de ese efecto preventivo Itsaslore Yarza. Tiene 41 años, es profesora de secundaria en un instituto de Tolosa y perdió a su hermano en abril de 2019. Lo cuenta sentada en la terraza de una cafetería de Muskiz, donde residen sus padres a los que ha venido a visitar. "Hablar de los supervivientes es importante, hablar del duelo también, porque hay muchas maneras de conducir. Visibilizar esa variedad de vivencias abre un abanico de opciones a la persona que lo va a vivir". A ella, por ejemplo, le alivió escuchar una frase que pronunció Cristina Blanco en un grupo de ayuda. "Dijo que no le hablaran de fases del duelo y eso me relajó muchísimo. Pensé: 'Me voy a permitir vivir el duelo como me salga y como buenamente pueda'. Cada manera de vivirlo es diferente y es importante transmitirlo. Así como que existe la opción de pedir ayuda profesional a un psicólogo oa un psiquiatra, pero como opción no como una obligación ni tampoco como la única manera de sanar".

Sus padres, cuenta, no han ido a terapia. "Y ahí están. Yo tenía miedo de que se suicidaran por la pena. Cuando murió Alai nos sentamos a hablar también de esto. Cada familia es un mundo, nosotros hemos hablado muchísimo, de cómo nos sentimos, de cómo era Alai, de por qué o para qué haría lo que hizo. ¿Nosotros nos suicidaríamos?, nos preguntamos los tres. Incluso si en algún momento alguno de los tres llegó a pensar hacerlo, hablarlo nos hizo ver que no queríamos, que no es la mejor opción ni ningún tipo de solución". Yarza cuenta cómo se vive en el después. "Yo vivo con un dolor que está ahí y que no se va a ir nunca y he aprendido a vivir con ello. Es como si tuviera un agujero en el corazón, el que me ha dejado a mi hermano y no quiero que se tape con nada, ni que se olvide porque es el sitio de mi hermano". Reconoce que volvió a trabajar enseguida. "Por inercia y por no preocupar a mis padres, para que ellos vieran que yo podía seguir con mi vida. En ese momento necesitábamos cuidarnos entre todos. Y mi manera de hacerlo fue esa".

Resume así su proceso de reconstrucción en el que intentó sacar una parte sanadora. Hizo de su dolor lo que ella llama dolor fértil: "Te cambia por completo el concepto de tiempo, el sentido de la vida y la identidad. Yo antes era una persona mucho más activa, alegre, con más iniciativa, con más ganas de hacer cosas, con más ilusión. Ahora ni tengo ganas de cambiar el mundo ni energías para ponerme a ello. Y eso también ha sido un aprendizaje. Antes gastaba muchas energías en intentar agradar: ahora soy más tranquila y más segura y he aprendido que en la vida puedes estar perfectamente en un segundo, tercero y décimo plano Daría lo que fuera porque mi hermano estaría aquí ahora, pero no cambio la versión de mí misma que soy ahora”.

El teléfono 024 atiende a las personas con conductas suicidas y sus allegados. Las diferentes asociaciones de supervivientes tienen guías y protocolos de ayuda para el duelo.

IV

La prevención del suicidio empieza con una pregunta: “¿Has pensado en quitarte la vida?”, en El País, por Pablo Linde, Oporto -08 de septiembre de 2023:

Los expertos recomiendan hablar sobre el tema, no minimizar expresiones como 'no sé qué hago aquí' o 'no puedo más' y estar atentos a señales de alarma, como un mayor aislamiento, dejadez física y conductas de riesgo.

Prevención del suicidio

Cuando uno de los pacientes de Alba Babot, médica de primaria en La Garriga (Barcelona), llegó a su consulta con “un aspecto desarreglado, poco habitual en él”, le saltaron “todas las alarmas”. Los antecedentes eran preocupantes: tenía un historial de consumo de sustancias tóxicas por el que perdió la custodia de su hija, y un par de semanas antes le habían suspendido el régimen de visitas por quedarse dormido y no acudir a una, lo que había empeorado su estado de ánimo y aumentado su consumo. Poco después llegó al centro de salud con unas lesiones en las manos y muñecas que delataban una pelea. Fue entonces cuando la doctora activó un protocolo de ingreso psiquiátrico involuntario. El riesgo de suicidio parecía inminente.

Las señales que avisan de que una persona puede estar pensando en quitarse la vida no siempre son claras. Y pueden variar mucho. Pero media docena de especialistas consultados coinciden en señalar en que esa dejadez en el aspecto físico, el aumento del consumo de alcohol y drogas, incurrir en conductas de riesgo físico (como peleas o deportes extremos que antes no eran habituales) deben ponerse en alerta, especialmente si se dan en alguien con antecedentes de problemas de salud mental. También pueden detectarse otras que tienen que ver con atender asuntos del final de la vida: regalar pertenencias importantes, dejar resueltas cuestiones legales, hacer testamento o despedirse de amigos, siempre en el contexto de personas que pasan por un mal momento.

A veces es todo mucho más sutil: mayor aislamiento, desconexión, dejar de hacer planes que solían gustar a la persona o de ver amigos, pero muy a menudo, también hay verbalizaciones. Frases como: “No sé qué hago aquí”, “estaríais mejor sin mí”, “sería mejor que desapareciera”, “no puedo más”. No hay que obviarlas, ni minimizarlas ni eludirlas. "Tenemos que hablar abiertamente del tema. Los estudios dicen que cuando una persona te llama la atención de que pueda estar pasando por mal momento o tienen una alteración del estado de ánimo compatible con una depresión es bueno preguntar sobre si ha pensado en quitarse la vida. Existe la creencia de que esto puede favorecer que la persona acabe cometiendo un acto suicida, pero los estudios muestran todo lo contrario, que poner el tema sobre la mesa ayuda a visibilizar el problema, a abrirse y darle espacio para poder ser atendida", explica Babot, que con motivo del día de la prevención del suicidio (10 de septiembre), participa en la campaña #StopSuicidios, promovida por la farmacéutica Lundbeck.

El contexto en España es el de un nuevo récord de suicidios: 4.097 en 2022, según las últimas estadísticas provisionales del INE. Es una tendencia al alza que se viene registrando desde 2018 y que deja la tasa en 8,5 suicidios por 100.000 habitantes, el máximo histórico, aunque sustancialmente inferior al de la mayoría de los países de la OCDE (con una media de 12 en 2019) y muy similar a otros momentos en los noventa y de este siglo. Una de las subidas más acentuadas y preocupantes se ha producido en menores de entre 10 y 14 años , aunque los números absolutos (22 el 2021) son mucho más bajos que en otras franjas de edad (los que más se quitan la vida son hombres a partir de los 40 años, con un pico de 460 autolisis entre los 50 y los 54 años), y menores que en épocas pasadas.

Entre los más jóvenes, hay otros signos de alarma que preocupan a los especialistas, como que uno de cada 20 adolescentes aseguran haber intentado quitarse la vida , según el estudio PsiCE (Psicología en Contextos Educativos). Un tercio de los intentos de autolisis que atiende el teléfono de información toxicológica es de menores de 20 años . Y las llamadas a los números atención de al suicidio entre los jóvenes se está disparando, algo que además de más ideas suicidas puede tener que ver con una mayor visibilización de estos recursos.

El psiquiatra Víctor Pérez-Sola, coordinador nacional de la Alianza Europea Contra la Depresión, ve una “tendencia muy importante” en las tentativas de los jóvenes: “Muchas veces no es suicida real lo que buscan sino que cambie la vida. Te dicen: 'No, yo no me quería matar, yo estaba sufriendo y quería que dejara de pasar'. Este aspecto comunicacional en gente joven es mucho mayor. La gente mayor cuando lo intenta hace tentativas muy bruscas y muy serias. Consiguen morirse con mucha más frecuencia”.

Pérez-Sola explica que el entorno de jóvenes y mayores suele ser distinto. Los primeros suelen estar rodeados de gente sana, familia y otras personas alrededor, y suele ser un acontecimiento vital concreto lo que precipita esa conducta. Mientras, entre personas más mayores son frecuentes las enfermedades mentales o los problemas sociales graves, así como las enfermedades somáticas que les hacen sufrir. Esto se une muy a menudo a la soledad. “Hacemos mucho hincapié en la gente joven porque son los que dan señales de alarma, pero es verdad que en proyectos de investigación o asistenciales a los mayores estamos haciendo menos, no hay campañas tan bien montadas y habría que tener mucho cuidado con la enfermedad somática, el dolor y la soledad”, afirma el psiquiatra.

No existe un plan de prevención nacional que coordine las actuaciones de todas las comunidades autónomas (como sucede por ejemplo con las drogas o el sida), algo que reclaman algunos profesionales en la plataforma Hagamos un plan . Pero sí hay cada vez más medidas: en 2022 se puso en marcha el 024, el primer teléfono nacional de atención a la conducta suicida, que atiende más de 300 llamadas al día . Este mismo año se ha aprobado un permiso de acompañamiento a personas en riesgo .

La prevención del suicidio, en cualquier caso, es muy complicada. Como escribió este verano en EL PAÍS Guillermo Lahera , profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá, 7 de cada 10 personas que mueren por suicidio no tenía pensado hacerlo tan solo una hora antes. "Porque la conducta suicida es dinámica, cambiante, en algún punto impredecible, y se ajusta mal a nuestros anhelados modelos lineales de predicción e intervención. El suicidio es una conducta, no una enfermedad, y su principal medida preventiva es la opuesta a la que se aplica en las infecciones: desaislarse , reconectarse, contaminarse de los otros. Los lazos afectivos y los cauces de comunicación son su principal antídoto".

Esto va en línea con lo que exponen el psicólogo Antonio Mengual, que cree que la falta de comunidad es un factor de riesgo. "Por eso las terapias de grupo son tan importantes. Estamos en un infierno, pero permanecemos juntos", dice. Ante señales como las antes mencionadas, aconseja, en primer lugar, abstenerse de decirle a la otra persona lo que tiene que hacer. “No decir que la vida sigue o poner juicios de valor, sino preguntar qué está pasando”. Lo segundo, ofrece ayuda. Decir: “¿Qué necesitas que yo haga?”. Lo tercero: proponer buscar ayuda de un profesional. Y, cuarto, estar más pendiente. "Muchas veces no somos conscientes del impacto que tenemos en otras personas. Aunque veamos que no contesta, le podemos decir, me he acordado de ti, espero que estés bien. He tenido pacientes que me han dicho que aunque no los respondían porque no tenían fuerzas o ganas, estos mensajes les han salvado la vida", asegura.

Cecilia Borràs, también psicóloga y presidenta-fundadora de Después del Suicidio–Asociación de Supervivientes (DSAS), apunta que es muy importante la validación de lo que el otro percibe o siente: "Cuando escuchamos cosas como "no tengo ningún futuro", no podemos responder cosas como: "No es para tanto", que son muy frecuentes. Hay que ofrecer hablar, preguntar qué es lo que le preocupa. Por hablar de suicidio nadie se va a suicidar, hay que hacerlo con naturalidad, aunque cuesta mucho". Algo muy importante es ganar tiempo, ya que las ideas suicidas vienen y se van. “En lugar de decirle que no lo haga, mejor aconsejarle que espere a mañana. Y mañana, que espere al día siguiente”, dice Borràs.

Dentro de lo complicado que puede resultar identificar a una persona en riesgo de suicidio, existe un rasgo muy claro: quienes ya lo han intentado tienen más probabilidades de repetirlo. Son personas a las que su entorno debería prestar especial atención. En el caso del paciente de Babot ya lo había hecho, y fue una de las razones por las que activaron una medida tan drástica como el ingreso forzoso. En principio, confiesa, no salió bien: “Sus conductas fueron perjudiciales, tanto para él como para el resto de enfermos de la planta, pero posteriormente pudimos trabajar con él y vuelve a estar controlado y en buen estado”.

Las personas con conductas suicidas y sus familiares pueden llamar al 024, una línea de atención del Ministerio de Sanidad. También pueden dirigirse al Teléfono de la Esperanza (717 003 717), dedicado a la prevención de este problema. En casos que afecten a menores, la Fundación Anar dispone del teléfono 900 20 20 10 y del chat de la página https://www.anar.org/ de Ayuda a Niños/as y Adolescentes.

V

El teléfono del suicidio (024) atiende 335 llamadas al día en su primer año, en El País, por Pablo Linde, Madrid -9 de mayo de 2023:

El 7,2% de los usuarios se ha calificado como de riesgo alto o muy alto y un 10,7% han sido allegados que pedían información o demandaban consuelo por un duelo.

El teléfono de atención a la conducta suicida (024) ha atendido 118.885 llamadas desde que se puso en marcha, hace ahora un año. Son 335 al día, según el Ministerio de Sanidad, que ha facilitado datos hasta el pasado 30 de abril. La media por llamada ha sido de 11,33 minutos (con algunas que superan en mucha esa extensión, si así lo requieren), lo que suma más de 22.456 horas de servicio.

El 55,4% son personas que tienen ideación suicida en mayor o menor grado y el 10,7% son allegados o del entorno, que pueden llamar para pedir información o para exigir consuelo por un duelo, entre otras circunstancias. Un 14% busca información sobre el suicidio, entre las que hay profesionales de entornos educativos que solicitan asesoría, pautas y estrategias para poder atender casos de ideación en esos espacios.

El 16,5% de las llamadas están catalogadas como de riesgo bajo. El 26,6%, medio, lo que significa, según explica Sanidad, una frecuencia del pensamiento de suicidio alta, con un malestar emocional intenso, pero que aún no se han planteado cómo o cuándo realizar el acto suicida. En riesgo alto y muy alto se han verificado 8.563 personas, lo que supone el 7,2% de las llamadas.

El 024 es el primer teléfono público para prevención del suicidio que funciona en toda España. Hasta su puesta en marcha, existían iniciativas como el Teléfono de la Esperanza (717 003 717), otro especializado en menores (900 20 20 10 de la Fundación ANAR), o algunos que dan servicio en comunidades autónomas o municipios.

El servicio comenzó a funcionar el 9 de mayo de 2022 y desde entonces está disponible de forma gratuita las 24 horas del día y los siete días de la semana. Lo atiende Cruz Roja con un equipo multidisciplinar que pretende dar contestación, prevención y apoyo emocional a personas que piensen en quitarse la vida, lo estén intentando ya sus familiares.

El teléfono trata de responder a los récords de suicidios que España ha batido en los últimos años . En 2021, última del que hay estadísticas disponibles, se alcanzó la mayor cifra desde que hay registros: 4.003, según el Instituto Nacional de Estadística. Dos terceras partes de las víctimas son hombres. La mitad de todos los que se suicidaron tenían entre 40 y 64 años y los de más de 65 años sumaron un 31%. El grupo de entre 25 y 39 años fueron el 13,8% y los de entre 10 y 24, un 5% del total de personas que murieron por esta causa.

El dato de 2021 supone un crecimiento de un 1,5% con respecto al año anterior y un 9% si se compara con 2019, el anterior a la pandemia. La covid ha sido, según los expertos, una de las culpables de este aumento, ya que ha disminuido las relaciones sociales y aumentado la soledad, que se considera como uno de los factores de riesgo para el suicidio. En estos años, los teléfonos que prestan este servicio en algunas comunidades autónomas han experimentado un aumento considerable , que llega al 64% en el caso de Castilla-La Mancha. El teléfono de la fundación ANAR, que da servicio a adolescentes y niños, ha visto cómo las llamadas por ideas e intentos suicidas se han multiplicado por 12 en una década entre los menores a los que atiende.

Cuando se puso en marcha el servicio nacional, Diego Palao, psiquiatra especializado en suicidio y director de Salud Mental del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), explicó que es una herramienta “muy útil” , con evidencia de buenos resultados. Aunque no existen ensayos clínicos que cuantifiquen cuánto reducen los suicidios, algo que considera “muy complicado”, sí se ha comprobado que tienen mucho impacto a la hora de disminuir el estigma, porque eliminan las barreras para acceder a la ayuda. “Que la gente que está en sufrimiento y desconectada de su entorno tenga acceso a un teléfono que la atiende de forma empática y amable salva vidas, porque cualquier intervención que mejore la accesibilidad lo hace”, añadía el experto.

Joaquim Puntí, psicólogo experto en la materia, considera que tiene un doble valor. Por un lado, proporciona a las personas con ideas suicidas una ayuda: "Puede que no supieran dónde acceder. Y, lo mismo que si tienes síntomas de un ictus llamas a emergencias para que te digan cómo proceder, en estos casos pueden recibir atención especializada o la derivación a los servicios de urgencia, si fuera necesario".

Por otro lado, Puntí cree que los teléfonos de atención a las conductas suicidas pueden ser herramientas muy valiosas para recabar datos que sirven para la prevención. Es una forma de conocer mejor el perfil de estas personas (sexo, edad, motivaciones...). "Si se encuentra que hay más llamadas los fines de semana en personas que abusan del alcohol, por ejemplo, se puede actuar por ahí. Si se ve que detrás está la soledad, se puede plantear el debate social de cómo paliarla. O si se trata de problemas de salud mental, habrá que poner más medios para atenderlas", razona el psicólogo.

El teléfono de prevención de la conducta suicida se enmarca entre las medidas de la Estrategia de Salud Mental, que aprobó el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el año pasado, con una dotación de 100 millones de euros en cuatro años . El 80% será transferido del Gobierno central a las comunidades autónomas (que deberán completarlo con partidas propias) y un 20% está gestionado por el Ministerio de Sanidad.

VI

En el pueblo de España con más suicidios: “Ahora veo salir el sol, la gente debe saber que de esto se sale”, El País, por Ginés Donaire, Alcalá la Real -20 feb 2023:

Alcalá la Real (Jaén) activa un plan que rechaza los tabúes y visibiliza la enfermedad mental para reducir el estigma

“Ahora veo salir el sol, la gente debe saber que de esto se sale, con mucho esfuerzo, pero se puede salir adelante”. Antonia Gutiérrez Nieto, de 50 años, camina por el paseo de los Álamos de Alcalá la Real (21.556 habitantes, Jaén) con una sensación de serenidad y de paz interior de la que pocas veces ha podido disfrutar en su vida. Hace cuatro años tuvo el último de sus recurrentes intentos de suicidio con una ingesta de medicamentos, pero su capacidad de resiliencia la ha llevado a salir del túnel en el que entró con apenas 18 años, cuando lo intentó por primera vez dando un volantazo brusco al coche que conducía su padre.

Toñi, como la conocen sus vecinos, no puede evitar emocionarse cuando piensa en todas las familias de su pueblo que tienen o han tenido algún miembro afectado por depresión o suicidio. “No hay consuelo para ellas, pero también creo que deben verlo como una oportunidad para intentar salir del agujero”, señala. Y sostiene que la mejor manera de hacer frente a esta enfermedad es “dándole visibilidad y dejando de verla como un tabú o una vergüenza”. Ella misma quiere predicar con el ejemplo y por eso ahora emplea parte de su tiempo en contar su experiencia y dar consejos a quienes le piden ayuda.

Con una tasa de 21 suicidios por cada 100.000 habitantes, Alcalá la Real lidera esta oscura calificación en todo el país, una incidencia que casi triplica la media nacional (8,45) o la media mundial fijada por la OMS, que es de nueve. “Es algo muy doloroso que los vecinos llevan con vergüenza y que acaba por estigmatizar a la población”, admite el alcalde, Marino Aguilera, muy sensibilizado con este asunto, que también él ha vivido de cerca en su familia.

En toda España, cada día 11 personas se quitaron la vida en 2021, con un total de 4.003 fallecidos, según los datos del informe Evolución del suicidio en España en este milenio (2000-2021 ), desarrollado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental y del Hospital del Mar de Barcelona. El estudio revela que más de la mitad de las provincias presentan índices de suicidio por encima de la media, con Lugo, Zamora y Jaén a la cabeza.

Las estadísticas recogen que en Alcalá la Real se han producido 300 suicidios en las tres últimas décadas, el último de ellos el de Javi, un joven de apenas 18 años, en Nochebuena. En el pueblo es raro encontrar a alguien que no tenga algún conocido vinculado con esta lacra silenciosa. Toñi empezó a sufrir su particular calvario en la infancia: “Yo vivía con mucho miedo a mi padre y tenía una baja autoestima, algo que iba mermando mi estado mental”. Aunque logró salir pronto del infierno familiar, su situación tampoco mejoró al casarse —“No levantaba la cabeza porque no tenía estabilidad emocional”, dice―. Se separó y con 23 años enfermó de una colitis ulcerosa, lo que la obligó a dejar de trabajar.

“En mi caso, no sé si enfermó antes la mente o mi cuerpo”, subraya esta alcalaína, que asegura que fue con 33 años cuando se dijo que hasta ahí había llegado. Desde entonces entró en una fase de episodios recurrentes (con intentos de poner fin a su vida de todas las maneras posibles) y con varias hospitalizaciones en el área de salud mental, un período que se prolongó hasta hace cuatro años. “Se necesita tener mucha motivación para salir de esto, y también la ayuda de la familia”, expone Toñi, que ahora tiene en su hija y sus dos nietas el principal bastión en el que apoyarse.

Informar para prevenir

Alcalá la Real es la cabecera de un triángulo maldito que se extiende a otras localidades de la sierra Sur jiennense ya la Subbética cordobesa y que tienen como perfil común el entorno montañoso y la dispersión geográfica, algo que, tradicionalmente, ha favorecido el aislamiento y dificultado las relaciones sociales. “Los factores sociales adversos sí que influyen sobre la salud mental y generan psicopatologías, pero existen más causas que pueden llevar a esa situación”, manifiesta la psiquiatra Ventura Olea Peralta, directora de la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario de Jaén. La endogamia social y el efecto contagio son otros dos factores que históricamente se han vinculado con la elevada tasa de suicidios en estos municipios de las sierras de Jaén, Granada y Córdoba. Sin embargo, el doctor Olea rebate la tesis del contagio: “Actualmente, ante un problema de esta magnitud, hay que hablar, con información positiva, y al mismo tiempo establecer estrategias de prevención ante las personas que sufren cuadros de depresión”.

Precisamente, el Ayuntamiento de Alcalá la Real quiere abrir una nueva etapa para atacar este problema. “Si una tragedia se normaliza a base de silencio, al final el problema se enquista aún más”, señala el alcalde alcalaíno, que anuncia que el pueblo se va a llenar de carteles con mensajes en positivos alusivos a la depresión y la salud mental. Además, el municipio acaba de integrarse en la Alianza Europea contra la Depresión, un proyecto que nació en 2004 en la ciudad alemana de Núremberg y que trata de desestigmatizar el concepto social y de informar para prevenir.

El alcalaíno Benedicto Crespo, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla y director de la Unidad de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío, defendió que con esta alianza se persigue crear relaciones directas entre los especialistas de atención primaria y los diferentes grupos sociales susceptibles e involucrados en mejorar la detección y tratamiento de la patología depresiva, entre ellos farmacéuticos, trabajadores sociales, policías locales y otros voluntarios que quieran implicarse en la campaña de sensibilización e información que se va a poner en marcha.

Los expertos coinciden en la necesidad de reforzar la atención primaria, por donde pasan en los días anteriores el 20% de las personas que han tenido episodios de suicidio. Lo sabe bien Toñi Gutiérrez, que recuerda que tuvo que insistir varias veces en la consulta del especialista para que se la tuviera en cuenta. “Al principio se creían que yo quería llamar la atención”, asegura. E incide en la necesidad de abordar el asunto desde sus orígenes: “No se llega a un acto así si no hay una mecha que lo prenda”.

El componente genético y hereditario es otro de los factores que se baraja como causa para explicar la elevada tasa de suicidios en estas comarcas del sur de España. En la aldea de La Rábita (Jaén), 10 personas de una misma familia, aunque de tres generaciones diferentes, se quitaron la vida. Y en la vecina localidad de Priego de Córdoba ocurre algo similar: “En el barrio donde crecí recuerdo seis suicidios: una pareja mayor, el padre y hermana de un amigo, el de otra conocida con la que coincidía paseando a los perros y, hace un año, por desgracia, el hijo de 12 años de unos buenos amigos”, relata Manuel Molina, profesor en un instituto del municipio, donde se ha creado la Mesa para la Prevención del Suicidio, que intenta visibilizar el tema y ayudar en los casos que se detectan. Desde la pandemia, preocupa especialmente el incremento entre los jóvenes.

Solo ocho comunidades autónomas tienen planes específicos contra el suicidio

La prevención y la atención a los problemas de la salud mental también ha desatado las alarmas en la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, que ha instalado a la Junta de Andalucía a que desarrolla un Plan Andaluz de Prevención del Suicidio “como instrumento de planificación participativa, que permita solventar las carencias, fallas, lagunas e insuficientes actuales en el enfoque de este problema sanitario y social, tanto respecto de las personas que presentan el riesgo como para la atención de las que sobreviven a una experiencia traumática de esta índole”, con un enfoque particularizado enfocado hacia la población infantil y juvenil, con otro “plan oportuno” —una novedad que no está desarrollada de manera explícita en ningún otro territorio nacional—, así como que se garantiza la continuidad asistencial en el tratamiento sanitario de la salud mental “mediante prácticas de mejora en la coordinación y colaboración entre niveles, recursos y dispositivos, que permitirá adoptar la respuesta más adecuada y eficaz a episodios agudos, especialmente en los casos de riesgo autolítico”.

En la actualidad solo ocho comunidades autónomas —Aragón, Galicia, La Rioja, País Vasco, Islas Baleares, Comunidad Valenciana y Extremadura— cuentan con planes específicos contra el suicidio, a los que en agosto de 2022 se sumó el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, elaborado por el Gobierno central y que está cofinanciado por las comunidades autónomas. 

VII

La misión imposible de la terapia psicológica en la sanidad pública: “Con citas cada mes y medio no estableces vínculo con el paciente”, en El País, por Pablo Linde, Madrid -25 de enero de 2023:

La psicóloga Belén Hernández denunció en una carta a la directora de EL PAÍS que el sistema lanza el mensaje de que el suicidio se convierte en “una alternativa aceptable” para los que no se pueden pagar una consulta.

A la consulta de Belén Hernández, una psicóloga clínica de 59 años que ejerce en un centro privado de Madrid, cada vez llega más gente joven. “Están asustados por los vaticinios de un futuro negro que hace una generación anterior a la suya, que no sabe nada de su mundo ni del que les tocará vivir”, relata. Uno de estos jóvenes que llegó a su consulta lo hizo de la mano de una amiga que lo coló en la sesión que ella tenía agendada. Él no la podía pagar, estaba al borde del suicidio y en la sanidad pública madrileña tenía cita con un psicólogo a un año vista, como contaba Hernández este fin de semana en una carta a la directora en este periódico .

"Esta semana un joven de 23 años sin recursos económicos ha acudido a un servicio de urgencias en un hospital público de la Comunidad de Madrid, absolutamente desesperado y con un altísimo riesgo de suicidio. Sale con la receta de un ansiolítico, de un antidepresivo que tardará unas tres semanas en empezar a hacer efecto y con la derivación al Servicio de Psicología. A las 48 horas recibe una llamada para informarle de la fecha de su cita primera en Psicología: 15 de enero de 2024. Todo un mensaje desde la sanidad pública a sus usuarios: si no dispone del dinero suficiente para pagar a un psicólogo privado, el suicidio se convierte en una alternativa aceptable ¿Alguien piensa hacer algo?”, se preguntaba.

La carta, escrita como una llamada de auxiliar para hacer ver la “durísima realidad” por la que pasan muchas personas, ha tocado muchas fibras en una sociedad que cada vez tiene más presente el problema de la salud mental. La falta de psicólogos clínicos en el sistema hace que conseguir una cita con uno no esté al alcance de muchos pacientes que lo necesitarían. Una vez que los tratan, las sesiones son de tan solo media hora ya menudo están espaciadas en un mes y medio. "Así es imposible establecer un vínculo de intimidad. Si citas a una persona y te cuenta algo muy importante de su vida y no lo vuelves a ver hasta 45 días después, no puedes establecer ese vínculo. Al final la gente no se engancha, siente que no se soluciona el problema y no va a cita", explica Hernández.

España está muy lejos de los estándares europeos en atención a la salud mental . Hay seis psicólogos clínicos por 100.000 habitantes en la red pública, tres veces menos que la media europea. Cada año salen algo más de 200 plazas de psicólogos internos residentes (PIR), y para llegar a estos estándares harían falta más del doble. También escasean los psiquiatras: 11 por cada 100.000 personas, casi cinco veces menos que en Suiza (52) y la mitad que en Francia (23), Alemania (27) o Países Bajos (24).

Los médicos de primaria, ya de por sí desbordados, no tienen los recursos ni el tiempo para tratar problemas de índole psicológico. Ante la imposibilidad de derivarlos a terapia, a menudo acaban recetando ansiolíticos, como contaba Vicente Baos, especialista en medicina Familiar, en un podcast en EL PAÍS .

La pastilla se convierte así en la única solución que reciben muchos pacientes que necesitarían terapia, pero no la obtienen en la sanidad pública y no se la pueden costear en la privada, donde cada sesión de una hora ronda los 50 euros. Y eso se refleja en cifras. El consumo de tranquilizantes no para de crecer: uno de cada 10 españoles de entre 15 y 64 años los toma, según la última encuesta sobre alcohol y otras drogas (Edades) , que ha publicado este mismo mes el Ministerio de Sanidad.

Estos crecientes problemas de salud mental también se reflejan en la cifra de suicidios, que es la primera causa de muerte externa (no natural) en España: en 2021 se quitaron la vida 4.003 personas, según los datos del INE . Y la tendencia empeoraba en la primera mitad del 2022 (últimas cifras disponibles): 2.015, lo que de repetirse en los siguientes seis meses daría una cifra de 4.030 en el año.

Un estudio de la Fundación Anar alertaba el pasado diciembre sobre el hecho de que solo el 44% de los menores entre 13 y 17 años que han contactado con ellos en los últimos tres años por ideación suicida o por intento de suicidio ha recibido atención psicológica, bien dentro del sistema público de salud o de forma privada.

Como han señalado varios estudios, la pandemia ha venido a agravar la situación. Hernández nota en su clínica que las secuelas continúan y cree que todavía durarán. “Ha sido muy complicado porque es una edad en la que es importantísimo el contacto social con tus iguales y menos con la familia; estar encerrado ha pasado factura”, asegura.

Las administraciones públicas han comenzado a moverse ante esta realidad, pero no parece que lo hagan con la suficiente velocidad. La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, donde ocurrió el caso que relataba Hernández en su carta, explica que no sabe qué ha podido fallar, porque no conoce el caso concreto, pero asegura que cuando se detecta una conducta suicida se da cita psiquiátrica en menos de siete días.

"Hay psiquiatras de guardia en las urgencias de todos los hospitales con Servicio de Psiquiatría las 24 horas para atender cualquier situación de riesgo que pueda producirse, incluida la tentativa suicida. Además, los profesionales de los centros de salud pueden derivar a la red de Salud Mental a través de una consulta con carácter preferente", explica un portavoz.

En el Ministerio de Sanidad, que no tiene competencias asistenciales, explican que a pesar de ello se están sumando iniciativas como la Estrategia de Salud Mental , que no se actualizaba desde el año 2009. Paralelamente, se aprobó en mayo un Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024 cofinanciado entre las comunidades y el Gobierno, que aportará 100 millones de euros . Una de sus medidas es un teléfono de atención al suicidio (024) que se estrenó ese mismo mes y que cerró diciembre con 79.975 llamadas atendidas, 2.987 derivadas al 112 y la atención a 2.129 suicidios en curso o con riesgo inminente.

Faltan psicólogos

Habrá que comprobar cuando se publiquen las nuevas estadísticas del INE si tuvieron repercusión en las cifras de suicidios del segundo semestre de 2022. En opinión de Hernández, como estas son buenas, pero representan “una tirita” en un sistema al que le faltan psicólogos clínicos. "Nos llegan pacientes que acaban abandonando el circuito público porque no se sienten suficientemente atendidos, cuando pasan mes y medio sin verlos, en media hora apenas les da tiempo a contarles lo nuevo que ha sucedido en sus vidas. Hoy mismo me lo dijo un paciente: 'Tienes que ir a toda velocidad y se te quitan las ganas de contar nada'. El colmo es que ahora hay listas de espera hasta en la privada", relata la psicóloga, que asegura que en 29 años de profesión nunca había trabajado tantas horas semanales.

Las administraciones suelen justificar esta falta de psicólogos clínicos con una realidad: aunque cada vez hay más licenciados , faltan especialistas clínicos para cubrir las plazas que sean necesarias. La estrategia que están adoptando algunas comunidades es incluir psicólogos no clínicos en los centros de salud para atender de forma temprana problemas emocionales y tratar de evitar que se conviertan en situaciones más graves.

Es algo que está haciendo Cataluña y que Madrid estudia. La Comunidad anunció la incorporación de psicólogos en los centros de salud, y está estudiando qué perfil han de tener. Su Plan Estratégico de Salud Mental 2022-2024 incluye una inversión de más de 43 millones de euros y supone la contratación de 370 profesionales especialistas.

Mientras estos se incorporan, ya faltan más clínicos, pagar una consulta se convierte en la única solución para muchos pacientes. Entre los que no se lo pueden permitir, hay profesionales como Hernández que no cobran a algunos, o adaptan las tarifas. “Pero esto no puede ser la solución, tiene que venir desde la sanidad pública”, subraya.

lunes, 24 de marzo de 2025

Frase cierta y memorable, con aplicación ahora, y pensamientos sobre vejez de Pérez-Reverte.

 Los malos tiempos forjan hombres fuertes; los hombres fuertes crean buenos tiempos; los tiempos buenos crean hombres débiles; los hombres débiles crean malos tiempos.

Michael Hoff.

Hemos olvidado enseñar las formas de enseñar a nuestros hijos a soportar y a defenderse del mal inevitable. De las enfermedades, las guerras, la traición, la corrupción, la maldad.

¿Un hombre inofensivo es un hombre bueno? 

Hay canallas inofensivos, hay canallas cobardes y apocados que están ahí agazapados entre tantos, esperando ocasión para meter la mano con la navaja en el tumulto cuando todos miran a otra parte, pero nunca lo harían siendo vistos. No, no, no: la bondad no tiene nada que ver con la ofensividad: se han visto hombres ofensivos, seres humanos ofensivos, violentos, agresivos, que son hombres buenos o mujeres buenas: naturalmente no tiene que ver. El psicólogo Jordan Peterson dice que "los hombres buenos son los que pueden ser peligrosos, pero se contienen. Y si crees que los tipos duros son peligrosos, espera a ver de lo que es capaz un hombre débil". 

Un hombre débil, un hombre inofensivo no es bueno para nadie. La debilidad te hace cobarde y el cobarde es el peor enemigo porque traiciona. Saltará cuando todo el mundo salte, se meterá en el tumulto a meter la mano, a ser posible, sin que sepan que es él. Y hace falta debilidad moral para eso; para ser más riguroso, falta de entereza moral. La falta de integridad moral causa gente mala, gente cobarde, gente ruin, gente bellaca. Mientras que otro, con sus defectos, sus errores, un Pancho Villa que no porque sea un animal deja de ser un tío que sabes dónde encontrarlo y no te va a fallar en ese sentido, por lo que así se gana una cierta admiración por la gente entera y el concreto desdén por la gente que no es capaz de afrontar la vida de cara. 

¿Y es más lamentable el criminal, o quien hace la vista gorda mirando a otro lado? Sin duda este último: muchos criminales pueden ser amigos tuyos; porque el criminal puede tener motivos poderosos para ser criminal, de muchos tipos: venganza, rencor, dinero, ambición, lujuria, sexo... mil razones, todas humanas. Pero el que mira al otro lado es por lo peor, por cobardía, por interés. Por cobardía porque no quiere mojarse o bien porque alguien le engrasó para que lo haga, y los dos casos son deleznables; no, es preferible un criminal con sus errores que queda entero, que lo asume, que sí señor me lo cargué ¿por qué? Porque me calenté y me lo llevé por delante; pues ya está: a la cárcel, con tu pan te lo comes; pero el otro que tal, que no, que no sé; tendría que ver... Está bueno, quizás, pero luego eso no; los tibios según los evangelios y la Biblia entera serán arrojados del seno del Padre, a las tinieblas (Arturo Pérez Reverte).

La senectud tiene una cosa buena y otra mala. Una buena es que ya no tienes pasiones que te arrebaten, ya no tienes estímulos que te violenten, ya no tienes ambiciones; lo que no has hecho, no lo vas a hacer, ni lo que vas a hacer, o casi; y lo que has hecho pues ya está hecho. Entonces, en ese sentido, la vejez (y soy viejo) la vejez tiene una especie de serenidad personal. Cuando has vivido una vida adecuada, no echas en falta ni mujeres guapas ni amigos leales ni viajes ni aventuras; esa parte está colmada, y puedo ir al ocaso como un estoico, como dirían los antiguos. La parte mala es que eso te da una cierta lucidez, no por inteligencia, sino porque lo has vivido. Y ves cosas que no querías ver: ya no ves a una pareja joven que se besa en un parque, sino también cómo van a acabar, cuánto va a durar, quién será el primero que traicione, que mienta, o a los sesenta años seguir juntos y arrancando a pedazos esa ilusión. Entonces no quisiera verlo, no quisiera pensarlo y no puedo evitarlo porque soy mayor y lo he visto. 

Después hay otro punto más que también da la vejez, que es no tener compasión ante la estupidez. Es un tema delicado. ¿Habéis visto la película No mires hacia arriba? El meteorito. Ahí está bastante bien resumido todo, me ahorro el detalle. La idea básica es que, claro, hay gente que tiene desgracias porque tiene mala suerte, o porque se equivoca o porque la vida es muy perra y te da el azar, que tiene muchas ganas de broma. Pero hay gente que tiene desgracias porque, pudiendo, no es capaz de evitarlas; porque no es capaz de dotarse de las herramientas que permiten sobrevivir a la desgracia; porque vive de una manera estúpida ajena a la realidad; porque vive en un mundo virtual de esto o de lo otro y vive ausente de lo que son las cosas que realmente en el mundo importan, hasta que esas cosas golpean. 

Entonces, claro, ¿yo debo sentir compasión porque un cretino o cretina, analfabeto voluntario, no obligado, que vive y le importa todo una mierda, que no ve un telediario y que está pendiente del último novio de Tamara, por ejemplo? No debo tener compasión, porque a ese tío le vayan mal las cosas en la vida, porque cuando llegue el serbio o el bosnio o el Putin se lo pasen por la piedra. Esa falta de compasión ante la estupidez y la ignorancia y ese valorar más lo bueno te hace menos solidario. Digamos que con los años noto que hay cosas que ya no me dan pena que ocurran. Un ejemplo, viene la riada y qué pobre gente tal, qué pena, la vida arruinada. Pero, a ver, donde vive ¿cómo se llama? La Vaguada. ¿Sabes qué es una vaguada, imbécil? Una vaguada es un lugar donde corre el agua: tu casa está construida en la vaguada, entonces ¿cómo te va a extrañar que cada equis años venga el agua y se lleve la casa? Es normal. Si hubieras pensado, mirado, estudiado, comprendido, sabrías que vaguada significa lugar donde corre el agua: no te compres ahí una casa, o no te la hagas. 

Otro ejemplo. Un tsunami, qué horror, en la playa paradisíaca. Y ¿por qué es paradisíaca? Porque hay tsunamis y porque los antiguos al saberlo no hacían casas ahí, por eso era paradisíaco; pero ahora, últimamente, hemos estado haciendo hoteles en ese lugar perdido y cuando llegue el tsunami se llevará por delante el hotel y a quien está dentro. No te quejes, cretino, entérate por qué era paradisíaco ese infierno. A eso me refiero. Intento que no me absorba, que no se apodere de mí, pero ¿puedo evitarlo? No, entonces, claro, entonces la vejez es, como te he dicho, las dos cosas primeras y al mismo tiempo tener ese desdén porque al final te das cuenta y lo he dicho muchas veces: lo peor no es el mal, lo peor es la estupidez: cuenta un malo con mil tontos y son mil malos y un tonto. Yo pensaba cuando era joven que lo malo era Hitler, pero en realidad lo eran los idiotas alemanes que lo jaleaban porque encarnaba el alma alemana: eso es lo peor; no Hitler sino la gente que aplaudía y sin la cual Hitler no era sino un idiota que dijo que nos iba a llevar a la gran Alemania. 

Y en España está pasando igual, mucho también hoy en la vida social. Lo malo no es un fulano estadounidense, ruso o hispanoamericano, no, lo malo no es Abascal o Pablo iglesias, es los que jalean sin un análisis racional intelectualmente poderoso, porque está de moda, o porque es una tendencia, y saldrán cosas que ni siquiera comprendan; no, entonces, por eso, al final la verdad es que la senectud es sobre todo un desprecio profundo por la estupidez y un respeto enorme por la integridad.

Solo es buena la cortesía y la urbanidad que acercan a la gente y no la separan. También es una defensa para evitar la grosería, o que se propasen. Marcar las pautas sociales mantiene una especie de distancia, limita o hace retroceder la humanidad. La cortesía es una herramienta social y defensiva para hacer un mundo mejor, un mundo que no es agradable. A veces hay que ser violento o duro, pero nunca grosero.

Un niño educado que da las gracias no es un niño que hace lo que quiere; no se trata de que el niño coma con la mano, sino de que el padre lo ayude el día de mañana a tener las herramientas sociales adecuadas para que la gente lo respete y él respete a la gente. La educación no es algo arcaico. Perder esas cosas hace al mundo peor. Hablar bien es absolutamente necesario, pero por hablar mal no vas a ser más demócrata ni más liberal. Ni más esto que lo otro; las normas, los códigos, las maneras de comportarte ante la vida, el mundo y los demás son fundamentales. Kill them with kindness dicen los ingleses, mátalos con amabilidad. No es que yo sea mejor persona, sino por puro egoísmo: me hace la vida más fácil. A un camarero por ejemplo, a cualquier sacrificado. Está hasta arriba de llevar la bandeja, es un trabajo durísimo, de los más duros del mundo: Oye, por favor, qué tal, cómo está, bien, tal, mal. Bueno, sí, ya está, cuando puedas por favor nos trae una cerveza y tal. Y eso y después es una propina adecuada al trabajo que hace. No cuesta ningún trabajo y el camarero y cuando vas al día siguiente ese camarero o camarera estará pendiente de ti, te atenderá mejor y dirá el Reverte es un buen chico deja propina o no deja pero es simpático y te pregunta por la familia. Yo qué sé. O sea, hasta para ser egoísta, hasta para ser tácticamente egoísta es útil la amabilidad.

Quintero me preguntó aquello de qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida. 

Yo creo que leer, leer, leer, porque leer entretiene, hace vivir cosas que uno viviría y sobre todo da herramientas para sobrevivir o vivir, y es verdad. El mundo es un lugar peligroso, poblado por muchos hijos de puta, y hay que estar artillado con herramientas de supervivencia. Entonces todo lo que te ayuda ebueno. En un teléfono móvil, de estos que te dan, tenéis tres mil años de civilización; está todo: literatura, ciencia, técnica: es una enciclopedia de bolsillo, es el mundo entero ahí, y no se utiliza más que para matar marcianos, lo que sea, o para mandar WhatsApps y fotos, posturas. Para eso, diablos, utilízalo; o sea, sácale partido a esa herramienta maravillosa que tienes en el bolsillo y que nuestros abuelos no tenían. Son herramientas para vivir y ser mejor, esa es la obsesión. Todavía tengo ilusiones, aún creo que el ser humano tiene lugares donde refugiarse; es verdad que no hay salvación general, no, pero hay islas, lugares, refugios, castillos, grupos donde refugiarse cuando hace el frío de sobrevivir, donde quererse, donde procrear, donde mantener la dignidad del ser humano; o sea, ayudemos a eso en vez de hacer del ser humano individuos aislados o conectados a una pantalla de ordenador; hagamos grupos, no de Whatsapp, que está muy bien, pero bueno no para decir "oye me he tomado una pizza y aquí está la foto", no, sino para decir "oye, estoy solo, estoy cansado, necesito esto, se me ha muerto fulano, ayúdame". Eso debería de ser el mundo y no lo es, y eso me da mucha pena.