martes, 17 de junio de 2025

Enfermedades parasitarias españolas, dossier

I

Un gran estudio europeo detecta el parásito de la toxoplasmosis en una de cada 25 ensaladas en bolsa, en El País, por Oriol Güell, Barcelona -17 de junio de 2025:

Médicos y expertos recomiendan a mujeres embarazadas y pacientes inmunodeprimidos lavar siempre bien estas y otras verduras que se consumen crudas.

Una investigación financiada por la Unión Europea y liderada por científicos españoles ha detectado la presencia de Toxoplasma gondii en el 4,1% —una de cada 25 unidades— de bolsas de ensalada a la venta en 10 países del continente. Este protozoo es el causante de la toxoplasmosis , una infección que suele cursar de forma leve o asintomática en personas sanas, pero que supone un riesgo elevado para pacientes inmunodeprimidos y mujeres embarazadas, en las que puede causar daños al feto.

El trabajo, publicado en Eurosurveillance , revista del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), es el mayor realizado hasta la fecha y supone un hallazgo relevante en un ámbito de la salud pública que aún tiene muchos interrogantes para resolver a pesar de la elevada prevalencia de la infección: uno de cada tres europeos contrae la toxoplasmosis en algún momento de la vida , según los estudios publicados.

Aunque las principales vías de exposición al parásito son conocidas —heces de gatos que hacen vida en el exterior, verduras crudas no lavadas y productos cárnicos crudos o curados—, la investigación destaca en sus conclusiones que “la contribución de las distintas fuentes de infección por Toxoplasma gondii entre la población sigue siendo en gran medida desconocida”. En este sentido, sigue el texto, “este estudio aporta evidencias sobre la contaminación de las ensaladas, lo que representa un riesgo potencial para los consumidores”.

Los investigadores de los 10 países participantes —Alemania, Dinamarca, Francia, Italia, Noruega, Polonia, Portugal, el Reino Unido y República Checa, además de España— diseñan un estudio que permite obtener datos comparables de todos los países . El que tiene mayor presencia del parásito en las muestras analizadas es el Reino Unido (16%), mientras que los que menos son República Checa (0%) y Noruega (0,5%). España registra el mismo porcentaje que los medios europeos, el 4,1%. Las muestras analizadas son cerca de 3.300 bolsas de ensalada de varios tipos —cortadas, de brotes, mezcladas…—adquiridas en tiendas de alimentación.

Los resultados plantean nuevas preguntas que deberán ser resultados para futuras investigaciones. Lo más importante es que las pruebas moleculares utilizadas detectan la presencia de ooquistes de Toxoplasma gondii —etapa del ciclo de vida en el que el protozoo adquiere una cubierta muy resistente—, pero no “pueden determinar si son viables e infecciosos, o si han quedado inactivados por los procesos de lavado de las empresas productoras”, precisa Rafael Calero-Bernal, autor principal y miembro del grupo Saluvet del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta cuestión es clave, apuntan los autores, porque “no está demostrado que los procesos industriales empleados sean capaces de eliminar o inactivar todos los ooquistes y las ensaladas en bolsa son un producto que se vende listo para consumir”. Un hecho que adquiere mayor relevancia si se tiene en cuenta que “un solo ooquiste puede causar la infección en una persona”, ilustra Calero-Bernal.

Los autores ponen como ejemplo otros protozoos que también pasan por esta fase de resistencia ambiental, como el que causa la criptosporidiosis, que son capaces de sobrevivir a los procesos habituales de potabilización de agua. Esto les diferencia de otros microorganismos más sensibles a las técnicas de esterilización, como las bacterias.

"Nuestro principal objetivo ha sido aportar evidencias en un terreno en el que sigue habiendo vacíos de conocimiento. Hay algunos datos epidemiológicos y de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), pero lo cierto es que aún nos falta mucho por conocer sobre las dinámicas de transmisión de Toxoplasma gondii y su impacto real sobre la población" , resume el investigador.

Un portavoz de Florette, empresa que tiene en España seis centros de producción y es líder del sector, defiende que el “riesgo de contaminación en los productos de esta categoría [ensaladas embolsadas] es mucho menor que en los productos frescos, que no son sometidos a ningún tipo de lavado”.

“Todos nuestros vegetales son sometidos a un lavado industrial en el que se controla el tiempo de lavado, burbujeo, inmersión, higienización en condiciones controladas y el aclarado final, consiguiendo un resultado mucho más efectivo que el que se puede lograr en casa”, destaca la compañía. Esta se muestra favorable a cualquier “medida que diseñen las autoridades sanitarias europeas o nacionales para mejorar los controles y procesos relacionados con la seguridad alimentaria”.

Los médicos especialistas recomiendan a los grupos de riesgo adoptar en sus hogares medidas de prevención como lavar profusamente estas ensaladas y todos los vegetales que se consumen crudos, fin para lo que existen productos específicos. "Es algo que deben hacer todas las mujeres embarazadas o que piensen que pueden estarlo. Estos pacientes no siempre reciben una buena información sobre las de profilaxis medidas a seguir en la primera consulta por la gestación", lamenta María Ángeles Sánchez, responsable de la Unidad de Diagnóstico Prenatal del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona).

Haber sufrido la infección previamente confiere una inmunidad duradera frente al Toxoplasma gondii , por lo que estas medidas son especialmente importantes para las mujeres que no la han pasado. Un análisis que se puede realizar al inicio del embarazo es el que revela si la futura madre cuenta o no con anticuerpos frente al protozoo.

Sánchez explica que el riesgo de infección por toxoplasmosis del feto y la gravedad de las secuelas tienen una relación inversa según el momento del embarazo: "En el primer trimestre es menos probable que el feto se infecte aunque lo haga la madre. Ocurre en menos del 10% de las ocasiones, pero en estos casos las secuelas suelen ser más graves, con más riesgo de daños neurológicos (hidrocefalia, calcificaciones intracraneales...). A medida que avanza la gestación, aumenta la probabilidad de que el parásito infecta al bebé en desarrollo, pero disminuye el riesgo de secuelas y, si se producen, estas tienden a ser solo oculares”.

Isabel de Fuentes, investigadora del Centro Nacional de Microbiología especializada en este tipo de patógenos, explica cómo los ooquistes de Toxoplasma gondii llegan a infectar los vegetales:"Su origen siempre está en el aparato digestivo de los gatos que hacen vida en el exterior [no hay riesgo con los que viven dentro de un piso y comen solo pienso] y otros felinos salvajes, que son los hospedadores definitivos. Cuando se infectan en el entorno, pasan a excretar durante un tiempo millones de ooquistes a través de las heces y estos contaminan el suelo".

Contaminación de tierras y verduras

La lluvia y el agua que llega luego a los cursos fluviales, el movimiento de tierras y el trasiego de personas o animales son algunas de las causas que amplifican la propagación de los ooquistes por el medio ambiente. La contaminación de las tierras explica la de las verduras, ya sea por contacto directo o riego con aguas igualmente contaminadas.

"La jardinería y el cultivo de huertos son por la misma razón otro foco de infección. Por eso es importante que embarazadas y personas inmunodeprimidas utilicen guantes y sigan una buena higiene de manos después de tocar tierra", afirma de Fuentes.

Como ocurre con el ser humano, si un mamífero o ave ingiere ooquistes, actuará como huésped intermediario. El protozoo se desarrollará, infectará tejidos como los músculos y producirá en ellos quistes que pueden ser viables durante años. "Por ello, el consumo de carne poco cocinada o embutidos curados como el jamón puede transmitir la infección. Para evitarlo, la carne debe alcanzar una temperatura mínima de 80 grados y los embutidos ser congelados durante al menos 48 a 18 grados bajo cero o más", añade De Fuentes.

José Juan Rodríguez, catedrático en Seguridad Alimentaria en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), considera que estas investigaciones deben servir para divulgar “una cultura de seguridad alimentaria” entre la población. "En los últimos años hemos visto cómo se consolidaban nuevas preferencias por el consumo de productos saludables, ecológicos o vegetarianos, entre otras categorías. Pero no ha avanzado de la misma forma la conciencia sobre la seguridad, algo que es aún más importante en algunos grupos de población vulnerables", explica.

Como ejemplos, este experto expone el consumo directo que algunas personas hacen de “productos envasados ​​que en el etiquetado informan de que es un producto precocinado que debe ser sometido a calor en el hogar”. O algunos productos ecológicos o sin conservantes, que “precisamente por ello, exigen al consumidor ser más cuidadoso con su manipulación porque pueden tener un menor margen de seguridad”. La clave, concluye este experto, es “tomar conciencia de que lo que hacemos en la cocina es muy importante para nuestra salud, no solo por mantener una dieta equilibrada, sino también para prevenir infecciones e intoxicaciones”.

II

El Reino Unido e Irlanda diagnostican un parásito intestinal en cientos de turistas que regresan de España, en El País, por Oriol Güell, Barcelona, 6 nov 2023:

Las investigaciones apuntan a que la mayoría de los contagios de criptosporidiosis se producen entre los propios viajeros en las piscinas de los hoteles.

El Cryptosporidium es un protozoo microscópico que lleva de cabeza a los servicios de salud pública de media Europa. La incidencia de este parásito del sistema digestivo, que habitualmente causa cuadros gastrointestinales leves —aunque pueden ser graves en bebés por deshidratación y suponer un riesgo vital para personas inmunodeprimidas—, se ha disparado en buena parte del continente sin que los expertos acaben de dar con una única causa que lo explique. España ha contabilizado en lo que va de año 2.940 casos confirmados, una cifra que multiplica los 805 registrados en todo 2022 , de los que 121 han tenido que ser hospitalizados, según datos del Centro Nacional de Epidemiología. Una tendencia similar a la observada en el Reino Unido , Irlanda , Países Bajos y Luxemburgo , según publicaciones recientes del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).

La detección del parásito en las últimas semanas en más de 600 turistas británicos e irlandeses tras pasar sus vacaciones en España ha activado los sistemas de alerta europeos, aunque también ha despertado algunos recelos entre investigadores y responsables de salud pública españoles. La razón es la forma en que países como Irlanda han presentado el aumento de casos, señalando a localidades españolas como Salou (Tarragona) como un foco de contagios en los que es recomendable “no consumir bebidas con hielo” y “revisar si el agua del grifo está tratada”, entre otras medidas. “Huélala para detectar el olor a lejía del cloro”, puede leerse en un comunicado de la sanidad pública de ese país.

En realidad, apuntan responsables sanitarios de dos comunidades autónomas conocedores de las investigaciones epidemiológicas, “el foco en este tipo de contagios son muchas veces las piscinas de los hoteles, donde coinciden decenas o cientos de personas de la misma nacionalidad, algunas de los cuales llegan infectadas y donde no siempre se respetan todas las medidas de higiene, lo que favorece los brotes entre los propios turistas”. Estas fuentes destacan que “la criptosporidiosis (la enfermedad causada por el parásito) es un asunto global y la forma en que en ocasiones se ha planteado el problema está alejado de la realidad y no pone el foco en las medidas que realmente ayudan a evitar contagios”.

Un ejemplo, muy citado entre los especialistas, es la recomendación de las autoridades irlandesas de, en caso de diarrea, “ no entrar a piscinas durante dos días después de que los síntomas hayan desaparecido ”, cuando lo establecido en estos casos es evitar el baño durante 14 días.

Los Cryptosporidium son en realidad un amplio género de protozoos que afecta a decenas de especies de mamíferos, aves, reptiles... Aunque cada parásito tiene una mayor afinidad para una especie concreta, los saltos entre ellas son frecuentes. El protozoo llega al epitelio intestinal del huésped por el consumo de agua o alimentos contaminados. Allí, tras varias fases, el parásito se multiplica y forma decenas de millas de ooquistes que se liberan al ambiente a través de las heces. Estos ooquistes son muchas veces resistentes a los niveles de cloro utilizados en redes de agua potable y piscinas. Esto y el hecho de que solo una decena de ellos sean suficientes para hacer enfermar a una persona explican la frecuencia y magnitud de los brotes.

Los contagios al ser humano suelen producirse de dos formas. La primera es por la contaminación ambiental de las redes de agua potable o instalaciones como piscinas, un proceso que se ha favorecido por episodios como lluvias torrenciales. Según Isabel de Fuentes, investigadora en parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, en estos casos “pueden verse desbordados sistemas y plantas de tratamiento de agua” o se produce un efecto de arrastre de ooquistes dispersos en el ambiente o en explotaciones ganaderas.

Esta parece haber sido la causa del gran brote que se ha producido en los últimos meses en Tarazona (Zaragoza), con más de 500 casos y cuyo origen concreto aún está siendo investigado. La mayor epidemia de estas características recogidas en la literatura científica se produjo en abril de 1993 en Milwaukee (Estados Unidos) y afectó a más de 400.000 personas —una cuarta parte de la población de su área metropolitana—, con 69 fallecidos, al contaminarse la red de agua potable.

La segunda gran forma de contagio es entre personas y esto suele producirse la mayoría de las veces en instalaciones de aguas cerradas, explica Jacob Lorenzo-Morales, director del laboratorio de protozoos en el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias y con experiencia en la investigación de brotes de Cryptosporidium. “Piscinas y parques acuáticos son un foco recurrente de brotes, pero que suceden tiene más que ver con la higiene de algunos usuarios que con la limpieza de estos espacios, sometidos a un estricto mantenimiento regulado por la normativa”, explica.

"Si alguien no se limpia bien después de ir al baño o utiliza una piscina después de tener diarrea sin respetar los 14 días recomendados, liberará millas ooquistes en el agua. Si lo hacen una o dos personas, no habrá problemas por el cloro y la dispersión. Pero si son varios, o un bebé infectado está en el agua con pañales sucios, o hechos similares, la piscina quedará contaminada", describe Lorenzo-Morales.

El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad confirma por escrito que este año “ha habido un incremento de los casos de Cryptosporidium notificados por las comunidades autónomas y también por Irlanda y Reino Unido”. La respuesta del Centro añade que “la mayoría [de casos y brotes] se asocian a piscinas y aguas recreativas, principalmente en verano”. Ante el incremento detectado, Sanidad “ha creado un grupo de trabajo con las comunidades para mejorar la vigilancia ambiental de este protozoo”.

Las autoridades de Irlanda publicaron el 13 de octubre el comunicado en el que alertaban de un aumento de casos de “criptosporidiosis, una dolencia estomacal potencialmente grave, reportados en áreas de España, particularmente en Salou, en Cataluña” y ofrecía “precauciones a seguir con alimentos y agua para ayudar a mantenerse seguro”. Los datos ofrecidos por el Centro de Vigilancia de Protección de la Salud del país apuntaban a que desde agosto habían sido diagnosticados 64 casos vinculados a Salou, con cinco hospitalizaciones, y añadían que este año el país ha registrado más de 650 casos de la enfermedad, un 30% más que en 2022.

Estas informaciones, sin embargo, no precisaban cuántos casos o brotes han ocurrido en el país en personas que no han viajado al extranjero, un dato relevante si se tiene en cuenta que el último informe anual de la enfermedad en Europa del ECDC —publicado en 2021 con datos de 2018— sitúa al país como el segundo con mayor incidencia por criptosporidiosis de la UE . Una contabilidad que, sin embargo, los expertos recomiendan tomar con cautela porque existe una importante infranotificación de la enfermedad y no todos los países tienen los mismos niveles de vigilancia ni envían los mismos datos al organismo.

Una investigación aún en marcha de investigadores del Reino Unido y cuyos primeros resultados han sido publicados en Eurosurveillance , la revista científica del ECDC, describe un “incremento inusual” de casos de criptosporidiosis en el país y sí distingue entre casos adquiridos en el Reino Unido y en el extranjero. Entre el 14 de agosto y el 1 de octubre, un total de 2.411 casos de la enfermedad han sido diagnosticados en el Reino Unido. De ellos, algo más de la mitad de los que se dispone de información habían referido un viaje al extranjero, el 46% de los cuales —aproximadamente una cuarta parte del total, unos 600— a España.

Esto lleva a los autores a afirmar que los datos “sugieren que muchos casos pueden estar relacionados con viajes internacionales, sobre todo a España y otros países mediterráneos”, aunque también admitirá que “en esta fase de la investigación no se puede excluir que otras fuentes, por ejemplo alimentos contaminados, estén contribuyendo al exceso” de diagnósticos. En cualquier caso, los investigadores insisten en “la importancia de evitar el uso de piscinas mientras [la persona] sufre síntomas [gastrointestinales] y en los 14 días posteriores a su fin”.

De la lectura del trabajo puede extraerse también otra conclusión: que el riesgo no está tanto en viajar, sino en bañarse en piscinas contaminadas.“Que la mitad de los contagiados en el Reino Unido no hayan viajado fuera del país es significativo·, destaca De Fuentes.

Esta experta considera que los viajes y actividades propias del verano — en este el turismo en España ha subido con fuerza — son claves importantes a tener en cuenta para interpretar los datos publicados. "La gente viaja más y se baña más en las piscinas en verano, así que es lógico que se produzcan más brotes cuándo y dónde esto sucede. Sin un estudio completo y pormenorizado de la situación sanitaria y genotipos, antes y después de los viajes, no se puede afirmar si el origen de los brotes está en España o si el parásito ha viajado con los turistas desde sus países de origen", concluye.

III

Anisakis y otros parásitos del pescado representan un riesgo para la salud, siendo crucial seguir medidas preventivas al consumir pescado. ​

Parásitos del pescado

Anisakis y Gymnorhynchus son parásitos comunes en pescados en España. ​

Gymnorhynchus no representa riesgo sanitario, ya que su fase adulta se desarrolla en tiburones.

Anisakis, aunque pequeño (2-3 cm), puede causar dolores y alergias graves. ​

Normativa y prevalencia

Real Decreto 1420/2006 establece medidas para prevenir infecciones por Anisakis.

La incidencia de Anisakis ha aumentado, alcanzando un 81% en bonitos y casi 100% en merluzas mayores de 65 cm. ​

Medidas preventivas

Evitar pescado crudo o poco cocinado a menos que haya sido congelado a -20ºC por 48 horas. ​

Congelar boquerones antes de prepararlos en vinagre o salazón. ​

Cocinar pescado a temperaturas adecuadas: 3 minutos a 170ºC (fritura) y 5 minutos a 90ºC (cocción). ​

Eviscerar el pescado rápidamente para reducir riesgo de Anisakis. ​

Parásitos en otras regiones

En el sudeste asiático, otros parásitos como Heterophyes y Opisthorchis pueden causar problemas de salud.

En países como Rusia y Japón, el parásito Diphyllobothrium puede causar anemia perniciosa.

Se recomienda evitar pescado crudo o poco cocinado en estas regiones y asegurar una buena cocción. ​


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