Cosas que pasan. "Troya", por Alfonso Ussía, 19 sep. 2025
Me pegunto si el tornasolado Sepu es capaz de quemar Madrid el cercano día del ingreso de su nena en prisión. Puede que lo intente, pero Begoña no tiene entidad para mover a tres reinos, porque esos reinos, el Reino, no le ha robado nada, sino al revés.
Todos nos figuramos la belleza de Elena de Troya. Provocó una guerra. Paris la raptó de mutuo acuerdo, y Menelao desde el primer momento no estuvo de acuerdo con la maniobra. Tengo a Juan Carlos Samper, ideas aparte, como el gran compilador de los versos satíricos y festivos de Colombia que él bautiza como Versos chuecos. Los historiadores, esos señores que escriben de lo que sucedió cuando no estaban allí, escriben libros gordísimos de lo que no vieron. Un buen epigramático, resume en una cuarteta, una redondilla o una quintilla una tragedia histórica. Y sin despeinarse. El epitafio que cita Roy Casares del cardenal Richelieu nos ahorra todas las películas de Los tres mosqueteros. Richelieu se ha convertido, y con sobrados motivos de elogio, en el mejor bar de Madrid al que muchos acuden sin tener ni idea ni ganas de indagar al personaje:
Yace aquí el gran cardenal / que hizo en vida mal y bien. / El bien que hizo, lo hizo mal; / y el mal que hizo, lo hizo bien.
Y [es] una falta de respeto, porque rimar 'bien' con 'bien' es de una frescura delictiva. Pero vuelvo a Troya, a Héctor, el buen hijo; al miedoso y fogoso Paris y a Elena de Troya. Los culpables de la hecatombe, Menelao y Agamenón rey de Micenas y el cornudo de la historia. Miles de velas en el horizonte; Aquiles contratado como si fuera Mbappé; montañas de muertos. Quienes estrenaron su condición cadavérica ignoraban que ese lío lo habían montado un par de chorlitos.
Y de golpe, la síntesis epigramática. Lo explica todo en cuatro versos octosílabos. El poeta colombiano Ricardo Carrasquilla pasa de la guerra de Troya de esta manera fugaz y precisa:
Se robaron una niña; / y, como era linda joya, / hubo furibunda riña. / Y ardió la ciudad de Troya.
Me pegunto si el tornasolado Sepu es capaz de quemar Madrid el cercano día del ingreso de su nena en prisión. Puede que lo intente, pero Begoña no tiene entidad como para mover a tres reinos, porque esos reinos, el Reino, no le ha robado nada, sino al revés. Pero está más zumbado que Menelao. Me refiero a Sánchez, no a Melenao:
Nos sopló una maduriña, / y el asunto no es [de] coña: / hubo furibunda riña / y ardió España por Begoña.
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