martes, 29 de julio de 2014

Legendario manchego (por ampliar)

¿Qué leyendas se cuentan en La Mancha? Muchas, aunque son más las que han desaparecido, como se verá. Las mitologías paganas se desvanecen poco a poco, ridiculizadas y desfiguradas como cuentos para niños hasta llegar a ser simplemente irreconocibles. Otras veces se acogen en supersticiones o topónimos o se atisba algún resto desafiante en relatos para asustar a la gente menuda y que se vaya a la cama. Para nuestro propósito siempre son interesantes, porque guardan algo muy antiguo que ya no está aquí. Vicente García de Diego, en su enorme compilación Leyendas de España (1954), no recoge ninguna de Ciudad Real ni Cuenca, pero sí muchas de Toledo y Guadalajara y un par de Albacete (por lo menos tenía que acordarse de Albacete, provincia en la que nació un contador de cuentos tan portentoso como Cristóbal Lozano, de Hellín).

De Villares (Albacete) recoge la leyenda La cruz de las Ánimas, expone un caso de abuso nobiliario, de esos que tanto encarecía Lope de Vega. Un labrador pobre puso a su hija de garantía para recibir un préstamo de un noble que no pudo devolver; la muchacha mató a su novio antes de la boda y enloqueció; levantaron una cruz en el lugar y abrazada a ella murió. La otra leyenda es de Corral Rubio (Albacete), "La cruz del Diablo", también etiológica, narra la venta al diablo del alma de un pobre campesino hasta que a los tres años el Diablo lo transformó en estatua de piedra. Sobre esta estatua, enterrada, está la Cruz.

De Beleña, Guadalajara, es la leyenda sobre un manantial en que se bañaba la reina Urraca, en que sus lágrimas se trasnformaron en piedras de colores rojos, profecía de las guerras en que se vería envuelta.

El lago Taravilla de Guadalajara, según dicen conectadop con la Muela de Utiel,  es famoso porque baja sus aguas cuando hay algún secreto oculto, y se piensa lo hizo por vez primera en 1528, cuando un ventero de un bosque cercano mató a un caballero para robarlo y tiró su cadáver al lago sin apercibir que llevaba un cuchillo clavado con su nombre. Las aguas suelen volver a subir cuando se ha dado a los muertos cristiana sepultura.

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