Errores garrafales en las primeras citas de mujeres y de hombres
(Primero los de las mujeres y luego los de los hombres)
I
Luis M. García, "Errores garrafales de las mujeres en la primera cita confesados por treinta hombres" en El País, 1-XII-2016:
En nuestro anterior artículo, ellas sacaban los colores a ellos. Ahora son los hombres los que cuentan
La obra de teatro Pigmalion es a la vez una reflexión que le da sentido a un axioma muy extendido: no hay que quedarse en las primeras impresiones. En el libreto, un profesor de fonética apuesta con un colega que, si corrige la dicción vulgar de una humilde florista, la convertirá en una dama capaz de mezclarse con la alta sociedad. La conclusión de la trama (y sí, esto es un espoiler en toda regla) es que el presuntuoso académico termina perdidamente enamorado de ella, quien le demuestra que, si quiere, puede ser la mujer más sofisticada. Por cierto: ella le da calabazas.
Qué hacer (o no) en una primera cita para causar buena impresión es algo para lo que no existe una respuesta científica. Y eso es precisamente lo que convierte el flirteo en algo impredecible e inexplicablemente adictivo, como todo lo desconocido: uno no sabe nunca, de antemano, qué hay más allá de los dos besos iniciales de cortesía. Hace unos días preguntamos a mujeres por los errores que cometen ellos. Ahora le toca hablar a los hombres. Preguntamos a una treintena de varones por situaciones en las que han pensado "quiero irme de aquí".
"Cuando vuelvo veo que me ha metido en un grupo de WhatsApp con todos sus amigos, unos 25. Me pareció un flagrante abuso de confianza"
Bien sea por un comportamiento manifiestamente incompatibles, bien por pequeñas sutilezas, detalles nimios que ya entran en el campo de las neuras de él. Son 30 casos en los que la primera cita no pasó de eso: la primera cita. Los apellidos se han omitido por deseo de los participantes.
1. Fernando, 35 años, arquitecto en paro. "Cuando hablan de 'los tíos', así, como si todos fuéramos uno, cuando tienen que criticar algo. Me pasó con una chica la primera vez que quedamos. Venía muy quemada con su jefe, con su becario, con su hermano... Nos puso al género masculino de vuelta y media. Sin matices. Ese agravio comparativo constante me corta el rollo".
2. Igor, 38 años, celador: "Si dice blogger, millenial, selfie, hipster, indie, cuñadismo, un poquito de por favor, digamelón... o anyway antes de dar una conclusión".
3. Pablo, 35 años, economista: "Era la primera cita con esa chica. Y, bueno, todo iba correcto. De repente, me voy al baño en un momento dado, y cuando vuelvo veo que me ha metido en un grupo de WhatsApp con todos sus amigos, unos 25. Me pareció un flagrante abuso de confianza".
4. Samuel, 40 años, modelo: "Que dé por hecho que voy a invitarla a todo. Me ha pasado en un par de ocasiones: cena, copas, discoteca, taxi. Ni una sola vez hizo el gesto de sacar la cartera o me dijo 'ya pago yo'. No hay que confundir ser educado con ser un gorrón".
5. José, 46 años, ordenanza: "Quedamos en una cafetería. Y cuando solo llevábamos unos 15 minutos, a mitad de los cafés, me dice: '¿Me acompañas a ver un piso que quiero alquilar?'. Me pareció intimidante y fuera de lugar. Fui, por educación, pero fue el principio del fin".
6. Pablo, 38 años, periodista: "No soporto que no sepan valorar la buena gastronomía. Ya empezamos mal desde la primera conversación por teléfono: '¿Dónde te apetece cenar?', le dije, y ella me respondió: 'En el Brillante' [típico bar de bocatas de calamares madrileño]. Pensé que era una ironía, pero no. Lo decía totalmente en serio. Obviamente la noche acabó muy pronto".
7. Borja, 37 años, comercial: "¿Por qué algunas se pintan tanto, especialmente en la primera cita? ¿No se dan cuenta de que una mujer, cuanto menos maquillaje, más atractiva? Una cosa es que se arreglen un poco, otra que se oculten bajo una capa de maquillaje".
8. Evaristo, 43 años, médico: "Que no respeten los tiempos. Me explico. Quedé con una chica por primera vez en una discoteca, la típica cita a ciegas que montó una amiga común. Nos tomamos un par de copas, nos besamos... Fui a pedir las terceras y, cuando llegué, me atrajo hacia ella violentamente y me susurró: 'Yo soy tu pared, y tú mi Black & Decker'. A muchos les puede sonar a peli porno. A mí me dejó muy frío. No era el momento: ¡nos acabábamos de conocer!".
9. Jaime, 32 años, responsable de comunicación: "Por favor: que se dejen a su ex en casa. En un par de ocasiones me he tenido que tragar interminables y encendidas parrafadas sobre lo mal que les ha ido en su relación anterior. Me daban ganas de decirle: 'No conozco a ese señor, no me importa lo más mínimo lo que le pase, yo he quedado contigo, no con él".
10. Raúl, comercial, 40 años: "Yo tenía veintipico años. Ella era perfecta: guapísima, lista, con conversación, ya se había emancipado y yo seguía viviendo con mis padres... Todo me producía admiración, no me creía mi suerte la primera vez que quedamos. Hasta que se rompió el encanto: empezó a contarme chistes... ¡Poniendo acento andaluz! Y eso que era de Zaragoza".
11. Luis, 29 años, periodista: "No soporto a la gente que entrecomilla algunas frases al hablar, así, doblando los dedos a la altura de la cabeza. Quedé con una chica para cenar y ¡zas! empezó a hacer ese gesto horrible una y otra vez".
12. Alejandro, 32 años, médico: "Que diga 'hablando en plata'... ¡Antes de todas las frases! Vamos a ver, no puede ser todo tan importante y trascendente que haya que decirlo "en plata", ¿no? Me pasó con una chica hace años. Quedamos sobre las ocho de la tarde, y nos despedimos a eso de las cinco de la mañana. Casi diez horas "hablándome en plata".
13. Martín, 31 años, en paro: "En mis primeras citas, siempre intento quedar para cenar, porque eso ya me dice mucho de la persona. Una vez quedé con una chica que cogía el tenedor como Tarzán su machete, así, con todo el puño. Y cada vez que hablaba, le veía hasta la campanilla, y todos los ingredientes de su primer plato, el segundo y el postre. Un número".
14. José, 35 años, profesor: "Si me mienten, la partida puede prolongarse un poco, pero está perdida de antemano. Me enrollé con una chica una noche en un bar, hablamos mucho, nos llevamos bien, me dijo que le encantaba el arte. La invité la semana siguiente a una exposición en el Reina Sofía... Y no paró de bostezar y mirar el whatsapp. Me escapé. Y borré su número".
15. Kiko, 24 años, estudiante: "Esto no fue una primera cita, pero sí un primer viaje, que es tan o más importante. Llevábamos saliendo un par de meses y la invité por sorpresa a un fin de semana a Venecia, porque sabía que no había estado. Todo iba perfecto hasta que llegamos al hotel y le preguntó al de recepción: '¿Sabe dónde está el Hard Rock?'. Pasé el fin de semana con esa frase martilleándome en la cabeza y, al poco de regresar, rompí con ella".
16. Mariano, 30 años, comercial: "Estábamos conociéndonos, con los preliminares, en un bar. Me comenta que nos hagamos un selfie y no veo problema. Al rato me dice: 'Mira, he colgado en Instagram nuestro selfie'. No me gustó. Por lo menos debería haberme pedido permiso".
17. Néstor, 41 años, abogado: "Que coma palomitas en el cine. ¿Hay mayor falta de respeto? El cine tiene que ser una experiencia que te meta de lleno en la película, sin nada que te distraiga, y las palomitas suenan y huelen".
18. Raúl, 36 años, diseñador web: "Que no coma palomitas en el cine. Y que me ponga mala cara si yo lo hago. Eso es de persona estirada. Y más si vamos a ver una peli comercial".
19. Marcos, 29 años, diseñador gráfico: "Que le huela el aliento. Sí, es una obviedad. Y muchas veces puede ser por mero despiste, a mí también me huele a veces. Pero si te pasa en la primera cita, el recuerdo maloliente es demoledor, abarca a todo lo demás, y normalmente la relación muere antes de empezar".
20. Víctor, 28 años, fotógrafo: "Que esté enganchada al móvil. Cuando quedas por primera vez y lo primero que hace al sentarse es colocar su móvil encima de la mesa. Es como tener en la mesa a un tercero que nunca ha sido invitado".
21. Eloi, 31 años, aparejador: "Que se sepa el nombre de todos los freaks que pasan por Sálvame. La conversación acaba antes de empezar".
22. Óscar, 36 años, analista de mercados: "Que solo hable de ella. Incluso cuando quiero contar algo sobre mí, la conversación siempre acaba en algo que le ha ocurrido a ella. Esto, el yoísmo, es algo que les pasa a muchas personas, y me revienta".
23. Álvaro, 41 años, galerista: "Que quiera a su perro sobre todas las cosas. Quedé con ella, y la noche fue muy bien: terminamos en su habitación. Pero dejó la puerta abierta. 'Es que si quiere entrar [nombre del can] no quiero que se ponga triste', dijo. Mientras estábamos acariciándonos, el perro entró, se subió a la cama, metió el hocico entre nuestros cuerpos. Se puso nerviosísimo y me vomitó encima de la tripa. Me levanté, me vestí, y me fui para no volver. Todo tiene un límite".
24. Mikel, 33 años, camarero: "Quedé por primera vez con una chica que terminaba mis frases todo el rato. No, eso nunca. Mis frases son mías".
25. Jon, 37 años, profesor: "Quedé con una chica para cenar. Después de la primera copa, ya me propuso ir a su casa. Yo estaba encantado. Compartía su piso con cuatro amigas. Cuando llegamos, todas estaban en el salón viendo una peli. Me hizo sentarme en una esquina del sofá, y se puso a ver la tele. Ellas me escrutaban y aquello me intimidó. Al rato me dijo: 'Vamos a la habitación'. A mí ya se me había cortado el rollo. Demasiados testigos. Todo era un poco artificial".
26. Andrés, 46 años, comercial: "Que se arregle mucho, hasta el punto de verse claramente que no está cómoda. Yo llegué con vaqueros y ropa cómoda. Ella llevaba una minifalda tan corta que le impedía moverse con naturalidad; y unos tacones vertiginosos. Hacíamos una pareja muy rara, la verdad. La cita no fluyó".
27. Manuel, 34 años, camarero y DJ: "Que sus primeras preguntas sean: '¿Tienes planes de futuro? ¿Dónde vives?'. Entiendo la curiosidad, pero hay muchas otras cosas interesantes que hablar antes sobre esas cosas".
28. Sergio, 29 años, organizador de eventos: "Me fastidia que cuando das dos besos no sean de verdad. Muchas personas ponen la cara y acabas golpeando los pómulos"
29. Alberto, 31 años, en paro: "Que use Tinder para ligar. A mí me gustan las chicas que van de cara desde el principio, que son capaces de dominar una situación en una barra de bar, como se ha hecho siempre. El problema es que yo también uso Tinder para ligar. Por eso, cada vez que quedo con una chica por Internet, tengo un montón de contradicciones mentales".
30. Pedro, 39 años, banquero: "Que la primera frase que me diga sea: 'Nunca antes he quedado con un chico nada más conocerle'. Ese tipo de justificación no pedida, de entrada, solo delata prejuicios. Conservadurismo mal llevado, vamos".
II
Elena Horrillo, "Errores garrafales de los hombres en la primera cita confesados por treinta mujeres", en El País, 10-XI-2016:
Presentarse en chándal, recriminar lo que comes, decir "a mi madre le encantarás"... No, por ahí, no
La seducción no es ni será nunca una ciencia exacta. Hay a quien le impresionan unos bíceps más que el Guernica de Picasso y también a quien aquello de que el susodicho no pueda cerrar los brazos de tanto músculo le da repelús. Hay quien sobre todo quiere reírse, quien sobre todo quiere diseccionar el nihilismo de Nietzsche y quien cree que el filósofo alemán es el último fichaje del Bayern. Y lo bueno es que, ahí fuera, a poco que busquemos, existen personas con las que poder tomarnos unas cañas, estar a gusto, acostarnos y quizás, quién sabe, hasta vernos de nuevo.
A partir de ahí, vuelas solo. Pero para esa primera vez en la que no tienes ni la menor idea de cómo va a salir y temes meter la pata, aquí te dejamos nada menos que 30 errores de hombres que, generalmente, pueden arruinar una cita. Y dichos por ellas, que los han sufrido.
Un consejo previo: utiliza el sentido común y, si no puedes escapar y caes en una de estas equivocaciones, tira de humor. Quizás no lo arregles, pero al menos te habrás reído.
1. Marta, 26 años, periodista: "No me gusta la gente que se arregla mucho para una cita informal, pero de ahí a presentarse en chándal... Pues eso es lo que me ocurrió con un chico".
2. Marina, 27 años, profesora: “Se pasó la cena asombrándose por lo mucho que yo comía y contando las cervezas que me bebía”.
3. Bea, 27 años, bailarina: "Quedé a cenar con un chico al que había conocido por Tinder y cuando llegué al bar la persona que me estaba esperando poco tenía que ver con la que aparecía en su foto de perfil. Luego me contó que hacía cinco años que se había hecho la foto. Su aspecto físico había cambiado notablemente".
4. Marta, 27 años, profesora: "Se había estudiado todas mis redes sociales y cada vez que le hablaba de algo me dejaba claro que ya lo sabía porque había estado cotilleando. Esta labor de espionaje me pareció demasiado".
5. Irene, 29 años, periodista: “Acabó tan borracho que plantearse cualquier plan sexual era imposible”.
6. Ana, 23 años, estudiante: “Estaba tan pendiente de su móvil que le acabé mandando un whatsapp para decirle que me iba”.
7. Maga, 25 años, dependienta: “Cuando llegamos al bar, él se sentó frente a la tele y, aunque hacía como si le interesase lo que yo le estaba contando, no perdía ojo al partido del Madrid”.
8. Elena, 42 años, comercial: "Estuvo hablando fervientemente de política durante toda la cena y en ningún momento se interesó por saber cuál era mi ideología. A medida que corría el vino, su postura se volvía cada vez más extremista. Dio la mala suerte de que sus ideas eran totalmente contrarias a los mías, pero, aunque hubieran sido afines, la relación no habría llegado a buen puerto. Mi opinión no le importaba lo más mínimo".
9. Rosa, 26 años, actriz: “Se sentó delante de un espejo y miró más veces su flequillo que mi escote”.
10. Almudena, 27 años, diseñadora de moda: “En la primera cita se presentó con un Porsche (de papá, claro) en la puerta de mi casa y se pasó un buen rato hablando sin parar de lo mal que limpiaba el servicio en su casa”.
11. Ainara, 32 años, socióloga: “De repente, entre cañas y nachos, soltó sin venir a cuento que él creía que los judíos se habían merecido el Holocausto. Pensé que era una broma hasta que se puso a intentar argumentarlo”.
12. María, 25 años, abogada: “Se puso a alardear de conquistas haciendo énfasis en que eso no lo hacía conmigo porque 'tú eres diferente' y que esas chicas 'eran solo para lo que ya sabes tú”.
13. Sara, 41 años, diseñadora gráfica: “Todo iba bien hasta que me dijo: 'A mi madre le encantarías”.
14. Paola, 28 años, farmacéutica: "Nos habíamos liado la noche anterior en un bar, intercambiamos números y quedamos al día siguiente. Llegó con un amigo y, al presentarnos, me llamó por otro nombre”.
15. Belén, 32 años, delineante: “Coincidimos en una fiesta de cumpleaños de una amiga y a uno de los amigos de él le robaron una chaqueta. Ante el cabreo, decidió robar un bolso y una chaqueta... que resultaron ser de dos amigos míos”.
16. Blanca, 33 años, socióloga: “Tras acostarnos me dijo que se moría de ganas de salir de fiesta. Pero me dijo que mejor no fuese yo, que había quedado con unos amigos".
17. Nagore, 46 años, peluquera: “Nada más llegar se puso a criticar a todo el mundo. Empezando por el camarero (que tardó un poco), los famosos, el cine español... La única persona a la que no criticó fue a sí mismo”.
18. Erika, 29 años, camarera: “Supe que aquello no iba a nada a nada desde que me dijo: 'Es que me das un poco de miedo'. Y todo porque le subrayé que era muy independiente”.
19. Sandra, 34 años, empresaria: “Eso no fue una cita, fue un interrogatorio. No paraba de hacerme preguntas, algunas bastante insolentes, por cierto”.
20. Virginia, 44 años, psicóloga: “Le dije que era psicóloga y empezó a contarme traumas infantiles para ver qué pensaba sobre el tema”.
21. Lola, 22 años, estudiante: “Apareció 40 minutos tarde y ni avisó ni respondió a los whatsapp. Cuando llegó me soltó que se le había olvidado”.
22. Raquel, 34 años, instructora de zumba: “No recuerdo de qué estábamos hablando, pero de repente me llamó por el nombre de otra que resultó ser su ex”.
23. Aina, 28 años, fotógrafa: “Me interrumpía tanto que me puse a contar mentalmente cuanto tiempo me dejaba hablar antes de hacerlo él”.
24. Paula, 19 años, estudiante: “Era incapaz de dar una opinión o elegir. Todo era un 'no sé' a la espera de que yo dijera algo”.
25. Pilar, 31 años, militar: “Se puso a ligar con la camarera cuando fue a pedir las cervezas”.
26. Estefanía, 30 años, funcionaria: “En la cafetería era todo amor y dulzura, colaboraba con ACNUR y había apadrinado a un oso panda... Hasta que se subió al coche y evolucionó en niña del exorcista. Chillaba y abroncaba a todo el mundo. El momento álgido llegó cuando empezó a despotricar de lo mal que conducían las mujeres".
27. Miren, 92 años, jubilada: “A los cinco minutos de estar bailando ya me estaba intentando tocar el culo”.
28. Raquel, 27 años, profesora: “Un halago está bien, pero no hace falta pasarse de explícito y alabarte el escote”.
29. Judith, 43 años, funcionaria: “Después de la segunda caña se hizo un silencio algo incómodo. Su manera de atajarlo fue preguntarme por qué yo no tenía aún hijos y explicarme que él quería una familia numerosa”.
30. Sara, 29 años, abogada: "Me pasé todo la noche intentando que me dejara pagar algo. Los vinos de antes, el taxi que nos llevó al restaurante, la cena, las copas de después... Pero nada, se negaba a que pagara ni un céntimo con el rancio argumento de: 'Es que yo soy un caballero".