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domingo, 26 de octubre de 2025

Apólogo. Con el Diablo no se dialoga.

Pescado en la red de San Pedro:

 CON EL DIABLO NO SE DIALOGA

En una ocasión, el demonio se apareció a tres monjes y les dijo: si os diera potestad para cambiar algo del pasado, ¿que cambiaríais?

El primero de ellos tenía un gran fervor apostólico, y le respondió:

—”Impediría que hicieses caer a Adán y Eva en el pecado para que la humanidad no pudiera apartarse de Dios”.

El segundo de ellos era un hombre lleno de misericordia, y le dijo:

—”Impediría que tú mismo te apartases de Dios y te condenaras eternamente”.

El tercero de ellos era el más simple y, en vez de responder al tentador, se puso de rodillas, hizo la señal de la cruz y oró diciendo:

—”Señor, libérame del demonio de lo que pudo ser y no fue”.

El diablo, dando un grito estentóreo y estremeciéndose de dolor, se esfumó.

Los otros dos, sorprendidos, le dijeron:

—”Hermano, ¿por qué has reaccionado así?”.

Él les respondió:

—”En primer lugar, porque NUNCA hemos de entrar en DIÁLOGO con el enemigo. En segundo lugar, porque no hay poder en este mundo capaz de CAMBIAR el pasado. En tercer lugar, porque el interés de Satanás no era que probásemos nuestra VIRTUD, sino que, atrapados en el PASADO, descuidáramos el presente, porque es el único tiempo en el que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con ella para CUMPLIR su voluntad.

De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el de lo que PUDO SER Y NO FUE.

El pasado queda a la Misericordia de Dios y el futuro a su Providencia. Solo el presente está en nuestras manos.

¡Solo Dios basta!

domingo, 12 de octubre de 2025

Apólogo o hadiz. Los tiempos del Corán.

 (Este es un hadiz inédito, por lo general excluido de las compilaciones de Al Bujari, Al Tusi y los demás)

 El predicador islámico Zakir Naik subió a un taxi en Londres y le dijo al taxista:

-Hermano, por favor, apaga la radio, porque, como dice el sagrado Corán, no puedo escuchar música, porque en época del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), no había música occidental, que es música de incrédulos. 

El taxista apagó amablemente la radio, detuvo el taxi y le abrió la puerta. Zakir le preguntó:

-¿Qué estás haciendo, hermano? 

El taxista respondió cortésmente: 

-En tiempos del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) no había taxis, ni bombas, ni altavoces en las mezquitas, ni atentados suicidas. Así que, cállese, salga y espere a que pase un camello.

¡Alabado sea Alá, el Clemente, el Misericordioso!

miércoles, 8 de octubre de 2025

Apólogo del pozo

 Un abogado le vendió un pozo a un profesor jubilado. Dos días después, el abogado regresó y le dijo: "Le he vendido el pozo, pero no el agua. Si quiere usarla, tendrá que pagarme un extra". 

El profesor, con una sonrisa tranquila, respondió: "Justo de eso quería hablarle. Si el agua es suya, tiene hasta mañana para sacarla de MI pozo. Porque, de lo contrario, me veré obligado a cobrarle un alquiler". El abogado, visiblemente avergonzado, balbuceó: "Pero... ¡sólo estaba bromeando!". 

Entonces, el profesor, con serena sabiduría, concluyó: "¡Y pensar que fuimos profesores como yo los que formamos a abogados como usted! Usted busca ganar, yo busco educar".

Cuando la lógica de la escuela supera la astucia de los tribunales.

sábado, 5 de julio de 2025

Microfábulas

La trabajadora hormiga, por odio a la fea y apestosa cucaracha, votó al insecticida. Sin embargo, murieron todos, incluso la cigarra, que se abstuvo.

El bosque se estaba reduciendo, pero los árboles seguían votando por el hacha porque el hacha era inteligente y convencía a los árboles de que, como su mango estaba hecho de madera, era uno de ellos. 

                                                            (Proverbio turco)

sábado, 19 de abril de 2025

Apólogo

 De Anahí Michel, en Quora


Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:

-Maestra... ¿qué es el Amor?

La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado.

Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar, o que despertaran en ellos ese sentimiento.

Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:

-Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.

El primer alumno respondió:

-Yo traje esta flor... ¿No es bonita?

A continuación, otro alumno dijo:

- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido... ¿No es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban.

Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

La maestra se dirigió a ella:

-Muy bien, ¿y tú? ¿no has encontrado nada que puedas amar?

La criatura, tímidamente, respondió:

- Lo siento, maestra

Vi la flor y sentí su perfume; pensé en arrancarla, pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo.

Vi también mariposas suaves, llenas de color; pero parecían tan felices que no intenté tomar ninguna.

Vi también al pichoncito en su nido, pero... al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí.

Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñarles lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y, emocionada, le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al Amor lo llevamos en el corazón..."

El Amor es algo que se siente... y se manifiesta con hechos... y se transmite con acciones...

Hay que tener sensibilidad para vivirlo y demostrarlo...

martes, 1 de abril de 2025

Apólogo del colador y la lectura

 Había una vez un gran maestro quien tenía muchos estudiantes.

Una vez uno de los estudiantes vino donde él y le preguntó "He leído montones de libros pero he olvidado la mayoría de ellos. ¿Cuál es el propósito de leer?".

El maestro no le dio una respuesta en ese momento. Pero después de unos días el maestro le dio a ese estudiante un tamiz el cual estaba sucio y en una muy mala condición. El maestro le pidió al estudiante que fuese a buscar agua de un río cercano en este tamiz.

Al estudiante no le gustó la idea, pero no pudo rehusar la petición de su maestro. Fue al río, llenó el tamiz en el río e inició su viaje de regreso. A unos cuantos pasos, todo el agua en el tamiz se derramó a través de los orificios. Entonces fue otra vez al río y llenó el tamiz. Hizo esto todo el día, pero no pudo cumplir la tarea asignada por su maestro.

Regresó a donde el maestro con una cara triste y dijo "Soy incapaz de recoger agua con este tamiz. He fallado."

Su maestro le sonrió. ¡No! No fallaste. Mira el tamiz.

Se había puesto como nuevo. Se limpió cuando estaba intentando recoger agua. El maestro entonces explicó el verdadero motivo detrás de esta tarea. Dijo "La última vez me preguntaste cuál es el propósito de leer si no recuerdas lo que leíste. Ahora toma este ejemplo del tamiz. El tamiz es la mente, el agua es el conocimiento y el río es el libro.

¡Incluso si no puedes recordarlo está bien, porque leer, definitivamente, hará que tu mente se agilice. El leer tiene un profundo impacto en tu mente, cerebro. Ayuda a ser una mejor versión de ti mismo. es un proceso inconsciente.

sábado, 25 de enero de 2025

Apólogo del caballo

 De Anahí Michel, en Quora. Es un apólogo que recuerda al Enxiemplo de la falsa beguina de don Juan Manuel o al "Ojo por ojo y el mundo acabará ciego" de Gandhi:

Una vez un caballo estaba amarrado y tiraba para soltarse, vino un demonio y lo soltó.

El caballo se metió en la finca de un campesino y comenzó a comerse la siembra. El dueño de la finca se enojó, tomó su rifle y mató al caballo.

Entonces el dueño del caballo también se enojó, tomó su rifle por venganza y mató al dueño de la finca.

Después la mujer del dueño de la finca lo vio y mató al dueño del caballo.

Entonces el hijo del dueño del caballo se enfureció fuertemente y mató a la mujer del dueño de la finca...

Los vecinos, enardecidos, mataron al muchacho y quemaron su casa; entonces le preguntaron al demonio:

—¿Por qué hiciste todo eso?

Y el demonio respondió:

—Yo solo solté al caballo.

El demonio solo puede tentar: hace cosas simples porque sabe que la maldad está en nuestros corazones y solitos hacemos el resto. Por eso es bueno pensar antes de actuar, no sea que una cosa sin importancia cause mucho daño en sus consecuencias, siempre más difíciles de calcular que las causas. Recuerden: la palabra es algo muy poderoso, tiene el poder para dar vida y para dar muerte, para bendecir o para maldecir... Siempre hay que pensar mucho antes de actuar.

martes, 10 de diciembre de 2024

Julio Cortázar, Amor 77

 Amor 77

Julio Cortázar

Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten y, así progresivamente, van volviendo a ser lo que no son.

FIN

Jorge Luis Borges, Abel y Caín

 Abel y Caín

Jorge Luis Borges

Abel y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella, que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen.

Abel contestó:

—¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como antes.

—Ahora sé que en verdad me has perdonado —dijo Caín—, porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar.

Abel dijo despacio:

—Así es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.

FIN

Karel Capek, Equivocación

 Equivocación

Karel Capek

Nos embarcamos en el Mediterráneo. Es tan bellamente azul que uno no sabe cuál es el cielo y cuál el mar, por lo que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que indican en dónde es arriba y en dónde abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir más lejos, el otro día, nos contó el capitán que un barco se equivocó, y en lugar de seguir por el mar puso rumbo al cielo; y como el cielo es infinito no ha regresado aún, y nadie sabe en dónde está.

FIN

Robert W. Chambers, Destino

 Destino

Robert W. Chambers


Llegué al puente que muy pocos logran cruzar.

-¡Pasa! -exclamó el guardián, pero me reí y le dije:

-Hay tiempo.

Entonces él sonrió y cerró los portones.

Al puente que muy pocos logran cruzar llegaron jóvenes y viejos. A todos ellos se les denegó la entrada. Yo estaba ahí cerca, holgazaneando, y fui contándolos, uno a uno, hasta que, cansado ya de sus ruidos y protestas, volví al puente que muy pocos logran cruzar.

La muchedumbre cerca del portón chilló:

-¡Este hombre llega tarde!

Pero me reí y les dije:

-Hay tiempo.

-¡Pasa! -exclamó el guardián mientras yo ingresaba; luego sonrió y cerró los portones.


lunes, 9 de diciembre de 2024

Jean Cocteau, El gesto de la muerte

 El gesto de la muerte

Jean Cocteau

Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.

FIN

Un teólogo en la muerte, Swedenborg

 Un teólogo en la muerte, de Jorge Luis Borges.

Minicuento

Manuel Swedenborg

Los ángeles me comunicaron que cuando falleció Melanchton le fue suministrada en el otro mundo una casa ilusoriamente igual a la que había tenido en la tierra. (A casi todos los recién venidos a la eternidad les ocurre lo mismo y por eso creen que no han muerto.) Los objetos domésticos eran iguales: la mesa, el escritorio con sus cajones, la biblioteca. En cuanto Melanchton se despertó en ese domicilio, reanudó sus tareas literarias como si no fuera un cadáver y escribió durante unos días sobre la justificación por la fe. Como era su costumbre, no dijo una palabra sobre la caridad. Los ángeles notaron esa omisión y mandaron personas a interrogarlo. Melanchton les dijo:

-He demostrado irrefutablemente que el alma puede prescindir de la caridad y que para ingresar en el cielo basta la fe.

Esas cosas las decía con soberbia y no sabía que ya estaba muerto y que su lugar no era el cielo. Cuando los ángeles oyeron este discurso, lo abandonaron. A las pocas semanas, los muebles empezaron a afantasmarse hasta ser invisibles, salvo el sillón, la mesa, las hojas de papel y el tintero. Además, las paredes del aposento se mancharon de cal, y el piso, de un barniz amarillo. Su misma ropa ya era mucho más ordinaria. Seguía, sin embargo, escribiendo, pero como persistía en la negación de la caridad, lo trasladaron a un taller subterráneo, donde había otros teólogos como él. Ahí estuvo unos días y empezó a dudar de su tesis y le permitieron volver. Su ropa era de cuero sin curtir, pero trató de imaginarse que lo anterior había sido una mera alucinación y prosiguió elevando la fe y denigrando la caridad. Un atardecer, sintió frío. Entonces recorrió la casa y comprobó que los demás aposentos ya no correspondían a los de su habitación en la tierra. Alguno contenía instrumentos desconocidos; otro se había achicado tanto que era imposible entrar; otro no había cambiado, pero sus ventanas y puertas daban a grandes médanos. La pieza del fondo estaba llena de personas que lo adoraban y que le repetían que ningún teólogo era tan sapiente como él. Esa adoración le agradó, pero como alguna de esas personas no tenía cara y otras parecían muertas, acabó por aborrecerlas y desconfiar. Entonces determinó escribir un elogio de la caridad, pero las páginas escritas hoy aparecían mañana borradas. Eso le aconteció porque las componía sin convicción.

Recibía muchas visitas de gente recién muerta, pero sentía vergüenza de mostrarse en un alojamiento tan sórdido. Para hacerles creer que estaba en el cielo, se arregló con un brujo de los de la pieza del fondo, y este los engañaba con simulacros de esplendor y de serenidad. Apenas las visitas se retiraban reaparecían la pobreza y la cal, y a veces un poco antes.

Las últimas noticias de Melanchton dicen que el brujo y uno de los hombres sin cara lo llevaron hacia los médanos y que ahora es como un sirviente de los demonios.

FIN

domingo, 3 de noviembre de 2024

La teoría de la relatividad en el Cielo

 Tres mujeres mueren juntas en un accidente de tráfico y van al Cielo...

Al llegar San Pedro les dice: "Solo hay una regla en el cielo... No pisar a las hormigas”.

Así que entran en el Cielo y ¡claro! el lugar está llenísimo de hormigas. Es casi imposible no pisarlas, aunque hagan todo lo que puedan por evitarlas.

La primera mujer, accidentalmente, pisó una. Y allá viene San Pedro con el hombre más feo que la pobre mujer haya visto jamás. San Pedro los encadena juntos y dice:

- ¡Tu castigo por pisar hormigas será pasar la eternidad encadenada a este hombre feo!

Al día siguiente, la segunda mujer pisó accidentalmente a una hormiga, San Pedro se dio cuenta y trae con él a otro hombre tremendo de feo que era. Los encadena juntos y suelta el mismo discurso que a la primera mujer.

La tercera, habiéndolo observado todo, y no queriendo ser encadenada a un hombre feo por toda la eternidad, se vuelve MUY cuidadosa en fijarse donde pisa. Y de alguna manera se las arregló para pasarse meses y más meses sin pisar hormiga alguna.

Pero un día llega San Pedro con el hombre más hermoso que ella ha visto jamás... Alto, guapo, de ojos grandes y largas pestañas, de cuerpo delgado y atlético.

San Pedro los encadena juntos sin decir palabra... La mujer, sin salir de su asombro, dice:

- ¡Me pregunto qué habré hecho para merecer que me encadenen a alguien como tú por toda la eternidad...!

El chico dice:

- No sé tú.... ¡pero yo pisé una maldita hormiga!

sábado, 19 de octubre de 2024

La felicidad, jajá

 Anónimo de Internet: 

Un profesor le dio un globo a cada estudiante que tuvo que inflarlo, escribir su nombre en él y tirarlo en el pasillo. El profesor entonces mezcló todos los globos. A los estudiantes se les dio 5 minutos para encontrar su propio globo. A pesar de una agitada búsqueda, nadie encontró su globo. En ese momento, el profesor les dijo a los estudiantes que tomaran el primer globo que encontraran y se lo entregaran a la persona cuyo nombre estaba escrito en él. En 5 minutos cada uno tenía su propio globo.

El profesor dijo a los estudiantes: Estos globos son como “la felicidad”, nunca la encontraremos si todo el mundo está buscando la suya, pero si nos preocupamos por la felicidad de los demás... también encontraremos la nuestra.

lunes, 29 de julio de 2024

Apólogos sobre el arte de injuriar. El león novato, La embajada de Valle-Inclán y La moneda de Schopenhauer.

Eduardo Infante, "El noble arte del insulto o por qué no me gusta la fruta", El País, hoy:

Para que nuestros jóvenes llegasen a dominar el improperio, más provecho encontrarían en Schopenhauer que en Ayuso. El alemán escribió un utilísimo manual para injuriadores amateur bajo el título El arte de insultar.

No hace mucho que un ministro del Reino de España llamaba «saco de mierda» a un jefe de prensa, que la presidenta de una comunidad autónoma mascullaba un «hijo de puta», desde la Tribuna de invitados, al presidente del Gobierno y que dos grupos parlamentarios protagonizaban una batalla de insultos, obligando a la presidenta de la Cámara a paralizar el debate y tener que llamar al orden.

Cuentan que, en cierta ocasión, uno de los leones del Congreso se jubiló y fue sustituido por otro más lozano. El león inexperto llegó a primera hora y, al tomar su sitio en la escalinata, comenzó a escuchar un lejano rumor de voces que parecían provenir del hemiciclo: «¡Ladrón, corrupto, desleal, fascista, felón, gánster, gilipollas, incompetente, inepto, mediocre, mentiroso, tirano, traidor…!» y, atónito, preguntó al veterano: «¿Ya se están peleando?». A lo que el otro respondió: «Tranquilo, solo están pasando lista».

Posiblemente, como el león novato, nuestros jóvenes, los futuros ciudadanos, solo han escuchado insultos en la boca de nuestros políticos. Y esto es algo triste y descorazonador. Duele en el alma ser testigo de cómo las antiguas y nobles artes se van perdiendo, porque ni a nuestros zagales les da por practicarlas como es debido, ni a nosotros por enseñárselas. Vociferar «¡hijo de puta!»  no es insultar, sino graznar.

Dos personas que sí dominaban el noble arte del insulto fueron Ramón del Valle-Inclán y Julio Camba. Ambos escritores rivalizaron por un puesto de embajador en París. Camba, para deslucir los méritos de su oponente, espetó que Valle era tan inepto para el cargo que ni sabía cómo pedir una trucha en francés. Don Ramón respondió que, efectivamente, no tenía la menor idea, pero que el impedimento tenía fácil solución: la República debía nombrarlo a él embajador y a Camba, cocinero. Así Camba podría ir todos los días al mercado parisino y hacer buen uso de su talento para comprar truchas y cocinárselas al embajador.

Para que nuestros jóvenes llegasen a dominar el improperio como lo hacían estos dos maestros gallegos, más provecho encontrarían en Schopenhauer que en Ayuso. El alemán escribió un utilísimo manual para injuriadores amateur bajo el título El arte de insultar. En él se puede consultar un amplio catálogo de escarnios, descalificaciones, invectivas, mofas, denuestos, críticas, reprobaciones, ironías, censuras y sarcasmos que van mucho más allá del tan manido «¡hijo de puta!». Schopenhauer aconseja que, siempre que se pueda, se argumente, pero que cuando nos topemos con aquel imbécil que no ceja en su empeño de repetir sandeces, lo mejor es pasar, sin remordimiento, al insulto, con una condición: hacer siempre uso del humor, el ingenio y la inteligencia. Y, añade el alemán, para que el vituperio sea eficaz, se debe procurar que este sea agudo, lúcido, certero, preciso y tenga como objetivo desconcertar a nuestro oponente sin caer en la ordinariez. Todo ello hará del insulto un arte del que Schopenhauer dio buena muestra de virtuosismo, como así muestra la anécdota de la extraña ceremonia que el filósofo realizaba cada vez que  comía en el restaurante del hotel Inglés. Al comenzar la comida ponía una moneda de oro sobre la mesa y, al acabarla, se la volvía a meter en el bolsillo. Un día, uno de los camareros le preguntó por el significado de aquel extraño rito. Schopenhauer les desveló a los que se encontraban en aquel comedor que se trataba de una apuesta:  todos los días se jugaba donar la moneda a los pobres, si los oficiales ingleses que allí comían hablaban de algo que no fuera caballos o mujeres.

Aun así, advierte Schopenhauer, el vituperio solo debe usarse como último recurso y lo preferible es escoger bien a nuestros interlocutores. Un parlamento aderezado con un «hijo de puta» o un «saco de mierda» nada aporta a al debate democrático, todo lo contrario, lo vuelve un engrudo que hace imposible el libre intercambio de ideas del que nacen las soluciones comunes a los problemas de todos. Quizás, el abuso del insulto, al que peligrosamente nos estamos acostumbrando, no sea una cuestión de mala educación. Quizás, haya detrás una consciente intención de boicotear el diálogo de los ciudadanos, la entraña misma de la democracia. Sea como fuere, el insulto en la política debiera ser lo que la anchoa a la pizza: el encuentro esporádico y sorpresivo con un medido trozo, alegra y despierta el paladar con un ajustado golpe de sal. Empero, es muy fácil pecar de hybris y convertir la genialidad en aberración. Traspasar los límites naturales convierte algo suculento y nutritivo en basura.

domingo, 21 de julio de 2024

El apólogo de Tyrion Lannister

 Una vez entré en un burdel con un panal y un asno, y la encargada me dice 

- ¿Qué podemos hacer por usted?’ Y respondí

- ‘Necesito una mujer para acostarme, pues la mía me ha dejado’

 Entonces, la encargada me pregunta 

-¿Y para qué son el panal y el asno?’

Y yo le contesté:

-“Mi mujer encontró un genio en una botella que le concedió tres deseos. El primero fue una casa digna de una reina, por lo que le dio este maldito panal de abejas. El segundo deseo fue tener el mejor culo de toda la Tierra, por lo que le dio este maldito burro”

Y la mujer me pregunto: 

‘¿Y el tercer deseo?’

Y yo le respondí 

-‘Mi mujer le pidió al genio que mi pito colgara más abajo que mi rodilla’

-‘Bueno, eso no es tan malo, ¿no?’ Dijo la señora

Y yo le respondí

‘¡¿No es tan malo?! ¡Solía medir un metro noventa!'

domingo, 14 de abril de 2024

Apólogo de la cola del aeropuerto

Adaptado de un post de Anahí Michel en Quora:

Un vuelo lleno de gente de United Airlines fue cancelado. Un solo agente estaba volviendo a reservar a una larga fila de viajeros incómodos. De repente, un pasajero enojado se abrió paso hacia el escritorio y, aventando su pase de abordaje en el mostrador, dijo:

"TENGO que estar en este vuelo y tiene que ser PRIMERA CLASE".

El agente respondió:

"Lo siento, señor. Estaré feliz de intentar ayudarlo, pero primero tengo que ayudar a estas personas; y luego estoy seguro de que podremos resolver algo".

El pasajero no lo entendió y se enojó, de modo que preguntó en voz bien alta, para que los pasajeros pudieran escucharlo:

"¿TIENES ALGUNA IDEA DE QUIÉN SOY?"

Sin dudarlo, la agente sonrió, agarró su micrófono de altavoz y dijo: "¿Pueden prestarme atención, por favor?", y, en toda la terminal, se oyó después: "Tenemos un pasajero aquí, en la Puerta 14, QUE NO SABE QUIÉN ES. Si alguien puede ayudarlo con su identidad, que por favor venga a la Puerta 14".

Mientras la gente detrás de él en la fila se reía histéricamente, el hombre miró al agente de United Airlines, apretó los dientes y dijo: "¡Que te jodan!".

Pero el agente, sin pestañear, sonrió y dijo: "Lo siento, señor: tendrá que hacer cola para eso también."

sábado, 6 de abril de 2024

Franz Kafka, La partida

La partida:

Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, ensillé mi caballo y lo monté. A distancia escuché el sonido de una trompeta y le pregunté al sirviente qué significaba. Él no sabía nada ni había oído nada. En el portal me detuvo y preguntó:

—¿Adónde va el patrón? —No lo sé —le dije— simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más; es la única manera en que puedo alcanzar mi meta. —¿Así que usted conoce su meta? —preguntó él.

—Sí —repliqué— te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta.

miércoles, 31 de enero de 2024

Kafka y la muñeca perdida

De Quora:

Franz Kafka (1883-1924), que nunca se casó y no tuvo hijos, caminaba un día por un parque en Berlín cuando se encontró con una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito.

Kafka le dijo que se encontrarían allí al día siguiente y que volverían a buscarla.

Al día siguiente, cuando aún no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca que decía "por favor no llores. Hice un viaje para ver mundo. Te escribiré sobre mis aventuras". 

Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka.

Durante sus encuentros, Kafka leía las cartas de la muñeca cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que a la niña le parecían adorables.

Finalmente, Kafka trajo de vuelta el muñeco (compró uno) que había regresado a Berlín.

"No se parece en nada a mi muñeca", dijo la niña.

Kafka le entregó otra carta en la que el muñeco escribía: "mis viajes me han cambiado". La niña abrazó a la nueva muñeca y se la llevó a su feliz hogar.

Un año después murió Kafka. Años después los nazis anexionaron Chekia y aniquilaron a los judíos que pudieron encontrar, entre ellos las hermanas de Kafka.

Muchos años después, la niña, ahora adulta, encontró una carta dentro de la muñeca. En la minúscula carta, firmada por Franz Kafka, este decía:

"Todo lo que amas probablemente se perderá, pero al final el amor volverá de otra manera".