Casi dos siglos antes de que el escocés James Lind afirmara en 1753 que el remedio contra el escorbuto era comer frutas cítricas, el agustino sevillano Agustín Farfán ya lo había señalado en 1579 en su Tratado breve de anatomía y cirugía, libro que tuvo mucho éxito en su época. En este trabajo se analiza el papel jugado por algunos navegantes españoles en el conocimiento y, especialmente, el tratamiento del escorbuto en las largas rutas transoceánicas. Tratamientos siempre con frutas cítricas, naranjas y limones. Se comenta el caso especial del capitán Sebastián Vizcaíno, mediante la administración de una frutilla (xocohuitzles) en la isla de Mactán. También los importantes navegantes Antonio de Ulloa, descubridor del platino, publicado en las Conversaciones con sus tres hijos, quien ya lo sabía (1716-1795), y el insigne médico cirujano Pedro Mª González, en la expedición de Alejandro Malaspina, la primera expedición de muy largo recorrido libre de escorbuto. Pedro María González Gutiérrez (1760-1839) era autor de un notable y afamado tratado de medicina e higiene naval, editado en Madrid (1805), titulado Tratado de las enfermedades de la gente de la mar Por último, el médico renacentista sevillano Agustín Farfán fue sin duda el primero en preparar y recomendar tempranamente un medicamento elaborado con naranjas y limones, en 1592, para prevenir el escorbuto en el largo tornaviaje de Filipinas a Acapulco y viceversa.
domingo, 12 de mayo de 2024
martes, 13 de febrero de 2024
Credo del hispanófobo hispanoamericano
I
De Quora:
Credo del Buen Hispanófobo Latinoamericano.
Reza conmigo:
Creo en la Leyenda Negra Antiespañola.
Creo en Latinoamérica. No Hispanoamérica.
Creo en el genocidio de indígenas.
Creo en el robo del oro.
Creo en que todo indígena es bueno.
Creo en la falsedad del canibalismo mexica y otros canibalismos.
Creo que los nativos americanos fueron masacrados por un enemigo muchísimo menor en número. No parlamentaban, solo atacaban.
Creo que Hernán Cortés no fue el primer fundador de la patria novohispana.
Creo que Malinche y las tribus colaboradoras son traidores al actual México.
Creo que fueron los vikingos, y no Colón, los que descubrieron América.
Creo que Colón era italiano, y no genovés juramentado a Castilla, aunque Italia se unificó en el siglo XIX.
Creo en que la Virgen de Guadalupe no tiene nada que ver con España.
Creo que Sir Drake no era un pirata.
Creo que Simón Bolívar fue un patriota americano y no odiaba a los indígenas.
Creo que Atahualpa no fue asesinado con complicidad de su hermano Huáscar.
Creo que Hernando de Soto superó con mucho los asesinatos de indios cometidos por el ejército estadounidense.
Creo que Fray Bartolomé de las Casas no exageró en varios millones los indios muertos en una sola isla.
Creo que a México los gringos no le robaron más de la mitad de su territorio.
Creo que los españoles destruyeron la civilización maya después de que ya hubiera desaparecido.
Creo en que con el genocidio de indios los españoles provocaron otra pequeña edad de hielo en todo el planeta en 1610.
Creo que los habitantes de Nueva España no vendieron miles de toneladas de plata a China enriqueciéndose con ese comercio.
Creo que Estados Unidos y Gran Bretaña no han sido los inductores y beneficiados de las Independencias americanas.
Creo que el exterminio casi total del bisonte por Estados Unidos no produjo ninguna hambruna en los indios americanos.
Creo que la aniquilación casi total de los indios por los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá no produjo ningún cambio climático.
Creo que las misiones y conventos fueron diseñados para explotar a los pacíficos indígenas y no para convertirlos al cristianismo y darles trabajo y protección.
Creo que no fueron Magallanes y Elcano los que dieron la primera vuelta al mundo, sino el capitán Cook.
Creo que no fue la Monarquía española la única monarquía europea en legislar a favor de los indígenas.
Creo que fue España la que provocó a Estados Unidos para que estos se defendieran en Cuba provocando su independencia.
Creo que los filipinos no fueron engañados por Estados Unidos para independizarse de España.
Creo que después de su independencia Filipinas no tuvo que sufrir algún que otro millón de muertos para independizarse esta vez de Estados Unidos.
Creo que los españoles o partidarios de ellos capturados durante las guerras de Independencia fueron tratados con derechos humanos.
Creo que las universidades, hospitales, catedrales, carreteras, puertos, ciudades... se construyeron en América sin los conocimientos de los españoles.
Creo que las naciones hispanoamericanas independizadas hace 200 años son pobres por culpa de los españoles.
Creo en las mamarrachadas sin contrastar históricamente que dice History Chanel fruto de su anglofilia e hispanofobia.
Creo que los españoles actuales son unos falsos porque dicen que ellos nunca estuvieron en América.
Creo que los españoles (y también los europeos) no se bañan.
Creo que la parte de mi genética española es lo que me hace peor que los white, los indians y los negroes.
SI CUMPLES TODO ESTE CREDO ERES EL PERFECTO HISPANÓFOBO "LATINOAMERICANO"
Qui odit genus suum, semetipsum odit.
II
De Álvar Álvarson en Quora
Respuesta corta:
No.
Es un invento del indigenismo político para ensalzar las culturas amerindias a la vez que se denosta la Europea y principalmente la Española.
Respuesta larga:
No existe ni un solo avance científico de estas materias en América previo al viejo mundo, esto es, que cualquier cosa que los amerindios tuviesen, hacia milenios o cientos de años que se usaba en Eurasia. Ni una sola contribución científica al mundo actual es de origen precolombino.
No sólo eso, cuando los españoles llegaron a América, los nativos más avanzados estaban comenzando a salir del Neolítico y recién entrando en la edad del bronce.
Cito algunos ejemplos, en relación a las materias citadas para ponernos en contraste.
Urbanismo: las calzadas y alcantarillado europeas son miles de años mas antiguas y eficientes que las Américanas, los cuales desconocian los acueductos y su arquitectura era primitiva y poco eficiente. Los Europeos podían construir puentes sofisticados y edificios practicables útiles de varias plantas, torres de gran altura y envergadura, presas hidráulicas, estructuras metálicas, ruedas y poleas, grúas, puertos, y un largo, etc. Los nativos de Mesoamérica eran muy buenos canteros y escultores, pero no eran tan sofisticados como los europeos solo hay que ver una escultura del siglo XV Europea y una contemporánea Azteca.
Astronomía (esta es una de mis favoritas ya que permite ver el desfase de forma matemática): Los pueblos más avanzados de América contaban con calendarios y habían logrado incluso trazar el recorrido y órbita de algunos astros, si, pero cientos de años mas tarde de que lo hicieran en el viejo mundo. Además su calendario era increíblemente impreciso, para que se haga una idea la traslación solar terrestre es exactamente de 365,246363 días (365 días 6 horas 9 minutos, 9 segundos). Algo que sabemos hoy gracias a avanzadas y muy precisas técnicas. En 1500 el calendario usado era el Juliano del año 58aC. Su duración era de 365,25 días. En 1515 Los Españoles de la universidad de Salamanca precisaron aún más la duración del año con el que más tarde se convertiría en el Calendario Gregoriano en 365,2425 días (365 días 5 horas 48 minutos 45 segundos). ¡¡Su margen de error era de apenas una hora!!
Para que se hagan una idea del desfase, el calendario Azteca contaba con 18 meses de 20 días, que dan un total de 360 días, con un error de mas de 120 horas.
-Edito y Corrijo: Con el paso del tiempo corrigieron dicho desfase añadiendo 5 "días malos" o "aciagos", que se usaron para arreglar este desfase producido. Haciendo que el error sea mucho menor, sin embargo este arreglo es un parche que genera desfases, si bien aumenta la precisión del calendario, este sigue estando muy lejos de ser tan preciso como el calendario Gregoriano o el Juliano. Añadir días sin más no es una buena práctica porque entonces se producen desfases con fechas clave, como los equinoccios o los solsticios. Sin embargo debo reconocer que la precisión de estos calendarios era mayor de la que tenia conocimiento en un principio, por ello quiero pedir disculpas por este error y agradecer a Victor Amury Simental su corrección.
Matemáticas: simplemente le invito a que me diga un solo principio matemático de origen precolombino. No existen documentos de cosas tan básicas como trigonometría o álgebra, lo más parecido y avanzado que tenían era su sistema de tributación o el uso de ábacos o similares, como la Yupana inca o el tzintzin azteca, y no tenían nada de sofisticado.
Medicina: En el siglo XVI los europeos y asiáticos ya tenían tratados de anatomía y medicina estudiaban los sistemas nerviosos y circulatorios del ser humano, usaban antisépticos y tenían cirujanos capaces de hacer prótesis. Lo más parecido que se observa en la América precolombina son trepanaciones craneales y prótesis para proteger dichas trepanaciones, cabe decir que esto es verdaderamente sorprendente y avanzado. Pero no más que las que también realizaban los europeos, tenemos evidencia de tanto las trepanaciones como prótesis dentales en Eurasia de hace miles de años. El conocimiento medicinal de los nativos se reducía al uso de sustancias psicotrópicas, también algo avanzado, pero algo que todas las demás civilizaciones hacían desde la prehistoria.
Ciencias naturales: para la época del descubrimiento los europeos ya tenían un avanzado entendimiento del funcionamiento del mundo, la agricultura europea estaba muchísimo mas avanzada, sabían cómo hacer procreación selectiva de animales y plantas, fíjese que lograron cultivar plantas no autóctonas como el trigo o la vid en lugares inhóspitos para estas, sabían construir invernaderos desde el siglo XIII, entendían la necesidad de la preservación del entorno, habían trazado avanzados mapas y cartas náuticas, eran capaces de recorrer el mundo, sabían cómo usar las corrientes marítimas y del aire para navegar… por su parte los nativos americanos, no sabían ni dónde estaban, no tenían mapas, ni estaban comunicados entre ellos, solo los incas sabían domesticar ganado, casi todos los animales de gran tamaño, como los caballos fueron extintos por la caza masiva descontrolada, y los mayas habían arruinado su imperio al destruir su entorno por culpa de técnicas de cultivo erróneas que arruinaron la tierra. (Esto solo ha pasado dos veces a esa escala en la historia, en Yucatán y en Mesopotamia)
Edito y añado: Como están viniendo muchos con el tema de la domesticación del maíz… El maíz que comemos hoy día, no es el mismo, ni de lejos que comían los nativos. Este, es descrito por los Europeos como una especie similar al trigo, y es que, en 2000 años de domesticación los nativos habían convertido los teosintes en esto: (véase enlace)
Esto, es el maíz de los nativos americanos. Como pueden ver, tiene cierta similitud con el trigo.
Y esto que ven a continuación, abajo a la derecha, es el maíz tras 100 años de domesticación Europea, representado en un cuadro de Jean Martell del siglo XVII: (véase enlace)
Para obviar todo esto y crear ese mito esta afirmación se respalda en una serie de falacias históricas:
Crónicas y comentarios históricos completamente sacados de contexto:
Por ejemplo si un cronista, o un arqueólogo decía que incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas, esto es más que suficiente para crear toda esta fantasía… ignorando que este comentario se hace en comparación al resto de sociedades amerindias, esto es, que el comentario puesto en su contexto no es "incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas", si no: "en comparación con el resto de pueblos amerindios que los rodeaban, incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas".
Descontextualizar el momento histórico para unos, pero no para otros:
Esto genera no entender la idiosincrasia de los cronistas y exploradores europeos, que teniendo una visión del mundo muy reducida eran impresionables y podían exagerar sus declaraciones, por ejemplo:
Hernán Cortés declaró que el templo mayor de Technotitlan era mucho mas grande y más alto que la torre de la catedral de Sevilla, pero el templo mayor que no es la pirámide más grande de América, mide unos 60m de altura, la mas alta, La Danta 72m, y la catedral de Sevilla entonces media casi 100m. También hablaba de como en lo alto de cada Cuh cabían cientos de monjes, donde realmente no caben más de una decena, etc.
Otros escritores hablaban de cientos de miles de personas, donde algunos más realistas y con más fundamento hablan de apenas unos pocos miles.
A su vez es muy común comparar a los europeos de aquel entonces, con las sociedades actuales, lo cual les hace parecer mucho más atrasados, mientras que se compara una versión idealizada de los pueblos amerindios con una demonizada de los europeos, realizada a base de lo que citaré en el siguiente punto.
Uso de mitos y falacias historicas decimonónicas:
A la vez que se idealiza la cultura amerindia mostrándola como una especie de arcadia ideal, de paraíso en la tierra, carente de guerras, enfermedades y pobreza. Tiende a reducir Europa a una serie de leyendas oscurantistas muchas veces anacrónicas y demostradas como falaces hasta el hartazgo. Los europeos no se lavaban, no sabían medicina, eran unos guarros, eran crueles, machistas y barbáricos… mientras que los nativos eran aseados, pulcros, igualitarios y mas civilizados que en la actualidad.
Cherrypicking, dar por válidos solo aquellos datos que nos interesan, mientras ignoramos los que los contradicen:
Es muy típico aceptar todo lo dicho por Bartolomé de las Casas (cuyas narraciones y descripciones son vagas o erróneas) mientras ignoramos a Bernal del Castillo (quien narra con precisión y detalle lugares y hechos demostrados como ciertos a través de la evidencia arqueológica), los indigenistas toman las declaraciones sobre la conquista de México (siglo XVI) de Hernández de Texcoco( siglo XVII )al pie de la letra, mientras se ignoran las de Cortés (autor de la conquista) cuando conviene. Si un cronista español dice que en tal ciudad mataron a 400 nativos, es una muestra de su barbarie, pero si el mismo cronista dice en la siguiente línea que lo hicieron porque estaban sacrificando a otros 1521 nativos aliados, se convierte automáticamente en un dato falso y exagerado.
Inversión de la carga de la prueba:
Hacer declaraciones extraordinarias sobre la tecnología amerindia y Exigir al interlocutor que demuestre que estás no eran así.
Es muy típico el argumento de: "los nativos estaban muy avanzados, pero todos esos avances se perdieron porque los españoles bárbaros los destruyeron en las hogueras" un argumento maravillosamente paradójico; pues: ¿Si los españoles los destruyeron en las hogueras, como sabe de esos avances tan magníficos? De haberlos destruido no podríamos hablar de ellos, pues no habrían llegado hasta nuestros días. ¿Y si sabemos de ellos porque no los destruyeron todos? Bien sea porque consiguieron salvarlos o simplemente los españoles no los quisieron destruir realmente, ¿Cuáles son, donde están y en qué consisten? ¿Como los indios aliados de los españoles permitieron que se destruyesen sus avances, o es que solo los poseían los aztecas? ¿Por qué no hay restos de dichos avances entre los yacimientos arqueológicos precolombinos? ¿ Insinúan que los españoles rebuscaron entre restos de la antigüedad previos a su llegada para buscar y destruir dicha evidencia también?
¿Y como encaja está afirmación con el irrefutable hecho histórico de que la corona española enviase a cientos de frailes y monjes, como Bernardino de Sahagún, a escribir, registrar y preservar las culturas nativas, sus costumbres y sus idiomas? O sea: ¿Los principales tratados sobre cultura amerindia son los de los propios españoles, pero al mismo tiempo hicieron todo lo posible por destruirlo todo?
Es una argumentación, simplemente insostenible.
Negación de todo mérito: argumentar que los avances Europeos "no cuentan" porque no son realmente Europeos.
Este argumento es simplemente estúpido, si los europeos estaban más avanzados era porque tenían esos conocimientos, independientemente de cómo los obtuvieran, desarrollados por ellos mismos, copiados a otras civilizaciones o caídos del cielo por gracia divina.
Pero cuando todo lo anterior falla, se recurre a esta falacia como un intento de seguir devaluando a la civilización europea o española. Y digo falacia, porque la mayoría de avances que se atribuyen a otras civilizaciones y que estás regalaron a los españoles por buena voluntad, ni suelen ser exactamente los mismos avances aunque estén basados en ellos, está falacia se divide en cinco categorías:
-Inventos relacionados: Por ejemplo: la pólvora (invento chino) y un mosquete (invento español), no son lo mismo, del mismo modo que el queroseno y un avión no son el mismo avance científico aunque uno dependa del otro), sin embargo se habla de la pólvora únicamente, para quitar a España de la ecuación. Y eso por no hablar de que la pólvora inicial china, y la usada por los europeos para la guerra en el siglo XV tienen tanta semejanza entre ellas como la pólvora granulada usada en el siglo XIX y la pólvora nitrocelulosica de hoy día.
-Inventos convergentes: La forja se atribuye a los Indios, pero esta surgió en diferentes puntos del mundo, aunque no fuera simultáneamente. Además, tiende a ignorarse, que, al contrario de lo que piensa mucha gente, el acero europeo y concretamente el español de aquella época estaban muy avanzados. Algo parecido pasa con la navegación que alguien en una respuesta atribuyó a un invento chino, cuando los restos arqueológicos navales europeos son más antiguos que cualquiera chino.
-Atribuciones erróneas: atribuir invenciones a civilizaciones que no tienen nada que ver, relacionado con el ejemplo anterior, se atribuye la navegación a China, pero las cartas náuticas más antiguas del mundo, son, precisamente españolas.
-Discontinuidad histórica/racial/étnica argumental: argumentar que aquellos inventos propios de Europa no son de Europa porqué son de… Roma, o celtas, o griegos, así, sin más, y se quedan tan anchos. Como si estos no fueran Europeos
-Negar la mayor: en otra respuesta a esta pregunta, alguien argumentó, y no es la primera vez que oigo esto, que: "el renacimiento no es el origen de invenciones propias, si no el redescubrimiento de tecnologías perdidas de la Europa clásica o de otras civilizaciones".
No sabía que antes del siglo XV ya hubiese navíos transoceánicos, ni prensa, ni sextantes, ni telescopios, ni pintura al óleo, ni arbotantes, cartas náuticas, vaciado del metal, antisépticos, hospitales, universidades, ni tratados de medicina/anatomía precisos sobre el sistema neurológico o del cardio-respiratorio previos a Miquel Servet, o teorías heliocéntricas fundamentadas previas a Copérnico o Galileo, ni teorías económicas de mercado, tratados y leyes sobre los derechos del individuo y de las personas, microscopios, barómetros, termómetros, altos hornos y hierro colado, aserraderos y fraguas mecánicas hidráulicas y eólicas, relojes, resortes, brújulas secas, cuadrantes geométricos, y un muy, pero que muy largo etc.
Y aún así, cuando todo esto falla, sigue quedando la carta maestra de la estupidez argumental mas grande de todas, que mama de la anterior:
"El verdadero mérito de los amerindios es haberse desarrollado tanto en completo aislamiento":
Este argumento, estúpido como el que más, comete tres enormes errores:
-Primero: insinúa que a los Europeos las cosas les venían regaladas del cielo o que otras civilizaciones compartían o regalaban su tecnología por propia voluntad. Ignorando por completo, que generalmente estás tecnologías eran secretos bien guardados, por ejemplo: los gusanos de seda estaban tan protegidos por los chinos que su venta estaba considerada traición y podía ser motivo de muerte.
-Segundo: asumir que Europa y Asia estaban cerca geopolíticamente hablando. Para empezar, la distancia entre Venecia y China por tierra es de unos 7400 kilómetros y entre Lisboa y Shangái, por mar es ¡¡¡de más de 40000km!!!, Mientras que la distancia entre Technotitlan y Perú ¡¡es de a penas 6000 kilómetros!! Además, Con la caída del imperio mongol y el alzamiento de los imperios de Oriente Medio, enemigos mortales de los Europeos desde el siglo VIII, la ruta de la seda, por tierra queda prácticamente inhabilitada debido a las tasas y la piratería. Solo quedaba la ruta por mar, que es 7 veces mayor que la distancia entre los dos grandes imperios precolombinos, y 5 veces mayor que la distancia entre Europa y América.
-Tercero: Asumir que aztecas, incas, mayas, etc. Contaban con las mismas innovaciones y que no podían compartir nada entre ellos. Y esto es importante, porque aztecas podrían haber aprendido ganadería de los incas, así como el uso de la rueda, y estos la construcción de carreteras y adecuación del entorno para sus necesidades de los aztecas,y todos podrían haber aprendido la forja de bronce de aquellos pueblos precolombinos que la conocían. Pero no lo hicieron, porque su atraso no era producto de su aislamiento, si no al revés, su aislamiento era producto de su atraso.
Por su parte, los Europeos fueron a buscar soluciones para sus problemas, a los Europeos nadie les regalo el progreso, ni les cayó del cielo…
…Salieron a buscarlo
martes, 21 de febrero de 2023
Ideas de Pedro Insúa sobre los negrolegendarios
Gonzalo Altozano entrevista a Pedro Insía: "El mito de Al Ándalus es una de las puntas de lanza contra la idea de España", en La Ilustración Liberal, núm. 75
Fue Calístenes, además de sobrino de Aristóteles, cronista oficial de Alejandro Magno, a quien acompañó en varias campañas, entre ellas la que llevó a cabo contra el Imperio persa. Motivos que ahora no vienen al caso provocaron que el griego perdiera el favor del macedonio, a quien se atribuye su muerte. No sospechaba Alejandro que esto mancillaría para siempre su paso a la posteridad, donde sería reconocido como un gran conquistador, un gran emperador… y como el asesino del historiador también, en inmortal acusación formulada por Séneca: “… pero mató a Calístenes”. Sirva lo anterior para dotar de contexto la primera pregunta y, ya puestos, el resto de preguntas a Pedro Insua, profesor, polemista, desfacedor de leyendas negras, filósofo, discípulo y amigo de Bueno, Gustavo Bueno, pero más amigo aún de la verdad.
¿España mató a Calístenes?
España mató a Calístenes, sí, y no tiene perdón por ello, o eso parece. Fue en 1492.
Pasaron muchas cosas ese año.
Para empezar, aquel 2 de enero, los Reyes Católicos tomaron Granada. ¿La primera muerte de Calístenes?
Para algunos sí, porque en tal fecha la España frailuna, oscurantista y atosigante pone fin –al parecer– a la eclosión luminosa de Al Ándalus y su prolongación nazarí de Granada.
¿Eso fue así?
Ésa es la versión negrolegendaria, o sea, la versión de la Leyenda Negra, que opera, según Julián Juderías, exagerando lo que pueda perjudicarnos a nosotros, los españoles, y omitiendo lo que pueda perjudicar a los demás.
En el caso que nos ocupa, Al Ándalus, ¿de dónde trae su origen la leyenda?
De la imagen de una España semibárbara, toda sangre y arena, con unas españolas como la del mito de Carmen, incapaces de sujetar su sentimiento a la razón, y unos españoles que cualquier cuita enseguida la llevaban al terreno personal.
Una España, en fin, según esa imagen deformada…
… en la que anidaba una pasión mora, a duras penas reprimida por la Iglesia, pues siempre terminaba estallando por algún lado. Esta imagen es la que proyectaron en sus crónicas los viajeros europeos del XIX.
Nombres, nombres...
Théophile Gautier, Richard Ford, George Borrow… Este último llega a recriminar a un musulmán en la Alhambra que no la reivindique como suya, que no la patrimonialice.
Pero los responsables no solo fueron viajeros.
¿Quiénes más?
También novelistas, como Mérimée. O filósofos como Nietzsche, que en El Anticristo acusa a España del pecado de liquidar al superhombre árabe que habitó en Al Ándalus. O poetas como Rilke, que en sus cartas a la princesa Marie von Thurn und Taxis lamenta que el resplandor de la vieja mezquita de Córdoba se vea oscurecido por las capillas católicas; dan ganas, viene a decir Rilke a la Von Thurn und Taxis, de pasar un peine y arrasar con todo lo cristiano.
Bueno, mientras el deseo quedara en las cartas a una princesa centroeuropea…
Pero es que esa versión amable de la España mora –maurófila, diríamos– pasa también a los libros de Historia. Así, el historiador Henri Pirenne (tan admirable, por cierto, en tantas otras cosas) llega a comparar a España con Turquía: dos penínsulas fuera de Europa, siempre a punto de ser arrastradas por la corriente musulmana o por un despotismo de tipo oriental.
Al final va a tener razón María Elvira Roca Barea, quien en su Imperiofobia y Leyenda Negra pone en solfa la figura del testigo presencial.
Porque la del testigo presencial es la autoridad de la autopsia, que decían los griegos, la de ver las cosas con tus propios ojos, que no es ninguna autoridad, pues está muy deformada.
Sin embargo, es la que parece configurar el tópico de Al Ándalus como paraíso perdido.
Lo andalusí hoy en Andalucía quiere verse como algo idiosincrático y diferencial, lo cual es peligroso.
¿Por qué?
Por el famoso mensaje de Osama ben Laden del 7 de octubre de 2001, cuando dice que la tragedia de Al Ándalus no habría de repetirse en Palestina. Ya ve, Al Ándalus como tragedia.
¿Acaso la reivindicación de Al Ándalus no estuvo siempre en la agenda islámica?
No desde luego en la de los musulmanes del XIX, cuyas sociedades vivían en una especie de calma chicha (salvo una minoría) y no en el fuego yihadista este en el que ahora están.
¿Qué aviva esa hoguera?
Que a nivel turístico, por ejemplo, se sublime todo lo andalusí de origen musulmán frente a lo bético de origen romano.
Porque hay un origen romano.
Andalucía no es solo Al Ándalus. Andalucía es, sobre todo, la Bética, provincia romana, más el reino nazarí de Granada.
Pues leyendo los folletos de la Junta, efectivamente, cualquiera lo diría.
Córdoba, cabe recordar, llegó a ser una ciudad muy importante, una metrópoli, capital nada menos de la Bética, provincia senatorial. Pues bien, siempre que se hallan unas ruinas romanas, lo normal es que se vuelven a enterrar, salvo si son de origen andalusí.
¿La razón?
En primer lugar, porque lo arqueológico no siempre es compatible con lo urbanístico. Y, en segundo lugar, porque, como digo, el hecho diferencial andaluz se quiere buscar en lo andalusí, no en lo romano, común a toda España.
Así se entiende mejor que el estatuto de autonomía de Andalucía reconozca en su preámbulo como padre de la patria andaluza a Blas Infante y no, qué sé yo, a Osio de Córdoba o a Fernando el Santo.
Preámbulo, no lo olvidemos, que se comió el PP con sus propios votos. En cuanto a Blas Infante, hablamos de un converso al islam. ¿Un musulmán padre de la patria andaluza?
¿Por qué no?
Porque en Andalucía, más que en cualquier otra parte de España, el ciclo anual viene determinado por el ceremonial católico: que si la Semana Santa, representación de la Pasión; que si las distintas ferias, casi todas dedicadas a la Virgen… Pero si hay ciudades –Córdoba, sin ir más lejos– en las que si no perteneces a una cofradía o a una hermandad eres un apestado social o casi...
Conclusión...
El mito de Al Ándalus es, en la actualidad, una de las puntas de lanza contra la idea de España, como ya advirtió el arabista Serafín Fanjul.
¿Lo es también Sefarad, la expulsión de los judíos, marzo de 1492? Y no sé si se trata esta de la segunda muerte de Calístenes.
Aquí también hay que distinguir entre verdad histórica y Leyenda Negra.
Vamos, si le parece, con la segunda.
Según la versión negrolegendaria, en la expulsión de Sefarad estaría el origen de los continuos problemas económicos que arrastraría siempre el Imperio español, pues los judíos, en su papel de técnicos financieros, eran el auténtico tesoro real.
¿Qué oponer a eso?
La pregunta de cómo es posible que un mostrenco económico del tamaño del Imperio español fuera luego capaz de dominar los tres océanos: el Atlántico, el Índico y el Pacífico (también llamado Lago Español). Eso no lo hace un imperio, no ya solo incapaz de poner orden en sus fianzas, sino aquejado de todo tipo de atrasos, como sostienen algunos. Pero ¿saben los que de eso acusan a España de la energía que se precisa para conmensurar el orbe entero?
Respecto a Sefarad, no es, sin embargo, la de la impericia financiera la única acusación en la que se funda la Leyenda Negra.
Está también la acusación de antisemitismo, de judeofobia.
¿Y se sostiene?
Es la proyección hacia el pasado de un planteamiento contemporáneo, o sea, un anacronismo. Porque la consideración de los judíos como raza es el resultado de la pseudociencia frenológica del XIX, en la que se basan el nazismo y sus Leyes de Núremberg. Hasta entonces, el judaísmo se había tenido por una confesión.
¿Qué me dice de la expresión “raza de Satanás”, tan del Medievo?
Que es una expresión que ha de entenderse en su sentido más bíblico, significando pecado, no determinados rasgos fisionómicos o craneales.
Sea lo que sea, ¿les tenían en tal consideración de hijos de Satanás los monarcas de la época?
Suele perderse de vista que los judíos eran servi regis, es decir, que estaban al servicio de los reyes, estatus que suponía un privilegio.
Pero fueron expulsados.
Aunque por una cuestión puramente administrativa. Aquí había un problema: los guetos judíos; guetos que no levantaron los cristianos para segregar a los judíos, sino que levantaron estos mismos buscando su propia exclusión.
¿Eso qué resultados tenía?
Entre otros, lo que el judío Spinoza –cuya familia, por cierto, fue expulsada– llamaba “un imperio dentro del imperio”. Es decir, una ley dentro de la ley, lo que políticamente no se sostenía y, además, provocaba recelos entre el pueblo.
¿Lo mismo que las conversiones?
Igual. Cuando se sospechaba de la sinceridad de una conversión, entonces eran las acusaciones de judaizar, y las persecuciones, y las matanzas populares.
¿Con el visto bueno del poder?
Todo lo contrario. De hecho, una de las primeras misiones que tuvo el joven Gonzalo Fernández de Córdoba antes de ser el Gran Capitán fue, precisamente, la de proteger a los conversos de las justicias populares o pogromos. Por su parte, los Reyes Católicos, con la creación de la Inquisición, en funcionamiento a partir de 1480, institucionalizaron el problema.
¿La Inquisición como solución?
Por volver a Spinoza, dice este en su Tratado teológico-político que, primero con la Inquisición y luego con la expulsión, los Reyes Católicos resolvieron la cuestión judía en solo dos generaciones; una cuestión, ya digo, de tipo administrativo.
Pero cuyo desenlace supuso un enorme coste para muchos: de 200.000 judíos fueron expulsados 100.000, la mitad.
Y de esos 100.000 regresaron 50.000, la mitad también, algunos por razones como echar de menos las albondiguillas que se hacían en España, y esto último está documentado.
Cincuenta mil es una cifra considerable.
Hugh Thomas, en su libro El imperio español, sostiene que muy fanático judío había que ser para no regresar a España aceptando la oferta de conversión de los Reyes Católicos, lo que hubiera permitido a cualquiera una cómoda vida aquí. Pero en la acusación a España de haber matado a Calístenes esto suele omitirse, como tantas otras cosas.
¿Por ejemplo?
Que España no fue el único país que expulsó a los judíos. Inglaterra lo hizo dos siglos antes; Francia, uno; Bohemia y algunas ciudades italianas, de manera coetánea a nosotros; y Rusia y Portugal, un siglo después.
¿Otra omisión interesada sería la de la añoranza de España a través de los siglos de los judíos expulsados?
Eso es así; tanto que, cuando la Constitución de 1869 da por derogado el edicto de expulsión de 1492, fueron muchos los sefardíes que solicitaron la nacionalidad, la cual les sería concedida en tiempos de Primo de Rivera. Legislación, por cierto, gracias a la cual bastantes salvarían la vida cuando la Solución Final nazi.
¿Lo dice por Sanz Briz, el Schindler español?
Por Sanz Briz y por todos esos diplomáticos que, acogiéndose a dicha legislación, otorgaron la ciudadanía española a los sefardíes, extendiéndola luego a otros judíos también, como los askenazis. A propósito: mientras Schindler salvó a 1.000 judíos, Sanz Briz salvó a 5.000.
O sea, que Schindler debería ser conocido como el Sanz Briz alemán.
Algo así.
¿Y Franco? ¿Qué opinaba Franco de todo esto? Hay quien dice que todos esos diplomáticos actuaron a sus espaldas.
Arcadi Espada, poco o nada sospechoso de franquista, tiene un libro sobre el asunto titulado En nombre de Franco. Un título revelador, qué duda cabe. Probablemente sí lo supiera. Franco, digo. Desde luego, a los que no les cupo duda alguna fue a los judíos de Brooklyn que, en 1978, tres años después de su muerte, le rindieron homenaje por su papel en todo aquello.
Vamos, si le parece, con la tercera muerte de Calístenes.
12 de octubre de 1492: España descubre América. El acontecimiento histórico más relevante de la historia universal. En cualquier caso, un clásico, uno de esos hechos que, siglos después, siguen influyendo. Porque ese día España incorporó al orbe conocido a la parte que quedaba por incorporar. Ese día, España fue más allá –plus ultra–, no solo de las columnas de Hércules, sino de lo que alguna vez soñaron Alejandro Magno y Julio César.
No es la primera vez que compara a los conquistadores con Alejandro y con César; sobre todo, con Alejandro.
Porque Alejandro incorporó a Persia mediante el doble mecanismo de la connubio –acostarse con los indígenas– y la convivio –sentarse con ellos a la mesa–. Y eso mismo hicieron los conquistadores españoles en América. En ese sentido de mezcla, de hibridación, de mestizaje, puede decirse que el Imperio español fue alejandrino.
La prueba sigue estando hoy en la población hispanoamericana, mayoritariamente mestiza.
Porque poblar fue fundamental en la acción española. Poblar y fundar. Se fundaban constantemente ciudades, a las cuales se incorporaba a los indígenas, civilizándolos. Es más, en las ciudades españoles en América no había muralla porque no había enemigos. Otra cosa era el norte, donde el indígena quedaba fuera. Ahí tenemos Wall Street, la calle del muro, en Nueva York.
No habría murallas en la América española, pero sí, en cambio, universidades.
Las dos primeras, la de la Lima y la de México, son de 1559, solo unas décadas después del descubrimiento. Pero es que en fecha tan temprana como 1506 Nicolás de Ovando funda en Santo Domingo unos Estudios Generales.
Todo esto casa mal con la idea de la España cruel y codiciosa que cruza el Atlántico sedienta de sangre y botín.
El salto predatorio, que decía Ortega, patinando, por cierto.
¿Patinando?
Patinando, sí; porque no se puede comparar un imperio con uno de esos monstruos de fantasía de los libros medievales.
Y, sin embargo, la imagen ha calado.
Hoy muchos dan por buena la versión negrolegendaria de España en América, según la cual las precolombinas eran unas culturas prósperas, luminosas, y los españoles no hicieron sino arruinarlas, destruirlas. Ahí estaba Hugo Chávez, que de sí mismo decía que era un indio alzado.
Sin embargo, en el origen de la cuestión no está Hugo Chávez, sino un testigo presencial (otro): Bartolomé de las Casas.
Dominico español del siglo XVI, con una consideración tal de los indios que llegó a justificar los sacrificios humanos que estos cometían como un ejemplo de la idea elevada que tenían de Dios.
Una visión un tanto heterodoxa, por llamarla de alguna manera...
... que Las Casas no dudó en defender en Valladolid, en la Junta Extraordinaria de 1550, a la que fue convocado por Carlos I, con Soto –dominico, por cierto, también– y otros teólogos importantes.
¿Qué impresión causó Las Casas?
Todos iban con los oídos puestos a su favor, pero cuando empezó con que los indios eran también hijos de Adán y con una idea de la divinidad más elevada que la de los encomenderos, sin que, por tanto, tuviéramos derecho a civilizarlos, pues, claro, los allí presentes recularon. Digamos que a Las Casas la perspectiva teológica le cegó la antropológica, hasta el punto de no ser capaz de reconocer la barbarie y el salvajismo de aquellas sociedades.
Sepúlveda, su gran contradictor, en cambio…
… terminó imponiéndose. Y eso que al principio lo miraban con más recelo, por ser su versión, si se quiere, más cercana al poder temporal que al espiritual.
¿La eterna disputa entre el trono y el altar?
Una disputa de gran trascendencia, y que ha traído enormes ventajas.
Diga alguna.
A nivel político, la disociación entre poder civil y eclesiástico ha impedido, por ejemplo, fanatismos como el musulmán.
¿Mérito ese del poder civil?
Y de la Iglesia, que, al conservar toda la filosofía antigua, conservó también la racionalidad. Ahí tenemos a Santo Tomás, admirable en su defensa de la fe, pero de la razón también.
Todo esto lo dice un ateo: usted.
Pero es que el ateísmo tiene sus propias fuentes, algunas de ellas, lo que son las cosas, eclesiásticas. Otras no, claro. Por ejemplo, el jacobinismo. Aunque el jacobinismo, al entroncar con una idea isonómica de la nación, es decir, con una idea de igualdad para todos, entronca también con el cristianismo. Decía San Pablo: “Ya no hay judío ni griego, ni amo ni esclavo, todos vosotros sois uno en Cristo”. Para que vea usted que todo está abigarradamente mezclado.
Luego le pregunto por la cuestión izquierda-derecha. Pero ¿volvemos a aquella Junta Extraordinaria de 1550 en Valladolid? ¿Qué sostenía exactamente Sepúlveda?
Que si no se permitía el Derecho de Gentes en América, es decir, una articulación política, aquello seguiría siendo un continuo vertido de sangre entre pueblos indígenas, como constató alguien tan favorable a los indios como el jesuita José de Acosta, y como también –y tan bien– reflejó Mel Gibson en la película Apocalypto.
Hasta aquí la respuesta al supuesto genocidio. Pero ¿qué hay del otro punto de la Leyenda Negra en América, el que niega que lo de los españoles fuera un descubrimiento?
Y lo niega simplemente porque el continente ya estaba habitado. ¡Pues claro que estaba habitado! Pero lo que no sabían sus habitantes era que su tierra estuviera en relación con otras, y todas en una misma esfera. España, en el momento en que lo fija en el mapa, incorpora a un nuevo continente. Porque los mapas son instituciones fundamentales para hablar de descubrimiento.
Imagine que alguien, en principio partidario de la Leyenda Negra, le oye hablar y termina diciéndole: “De acuerdo, me ha convencido: Al Ándalus no era ningún destino vacacional, la expulsión de los judíos fue una cuestión administrativa y en América hubo descubrimiento pero no genocidio. Lo que usted quiera. Pero el imperio fue un fracaso”.
El imperio fracasó, sí, como todos los imperios, pero su fracaso se alza por encima del éxito del resto, y en el caso español más todavía. Porque el imperio, insisto, implica la conmensuración total del orbe. Y eso que solo alcanzó a soñar Alejandro lo terminó llevando a cabo –por carambolas de la Historia, si se quiere, y por cuestiones sucesorias– Felipe II.
¿Por eso su emblema era un caballo galopando el mundo y la leyenda orbis non sufficit?
Por eso, sí. Una leyenda, a propósito, la de orbis non sufficit, muy 007.
¿007?
Sí, 007. De hecho, El mundo no es suficiente es el título una de sus películas. Eso es así porque Ian Fleming, el creador de Bond, James Bond, se inspiró para su personaje en un pirata y espía que combatió a Felipe II, tomándole prestado el nombre. Y si aquel James Bond combatía al Imperio español, este combate a la Unión Soviética. Estudiando es cuando descubres curiosidades como esta, o que las dos barras del dólar son una estilización de las columnas de Hércules.
¿Qué otras cosas, aparte de curiosidades, ha descubierto estudiando?
Que la Leyenda Negra pinta a España como una criatura grotesca, un monstruo deforme. Sin embargo, España es como el retrato de Dorian Gray, pero al revés.
¿Qué quiere decir?
Que cuando subes al desván, donde están los cuadros, o bajas a los archivos, donde están los documentos, la España que te encuentras es otra, completamente distinta, más parecida a un apuesto y gentil caballero. Y digo "gentil" por utilizar el mismo adjetivo que el gran historiador Thomas Dandelet para referirse a la acción del Imperio español en Italia.
Sin embargo, la imagen que llega es otra, la de la criatura, la del monstruo.
Porque hoy opera la hermenéutica o la Historia entendida como relato; relato que se impondrá solo si convence, sin importar que sea verdadero. Pero no solo esto, sino que, al literaturizarse, la Historia queda reducida a un texto.
Y no lo es.
Que se vierta de forma textual no significa que sea un texto. Es decir, Aníbal conduciendo sus tropas en la batalla de Cannas no es un texto, sino que sucedió en verdad, es Historia. En cambio, Breogán divisando Irlanda desde el faro de Hércules, en La Coruña, pues eso es ficción, leyenda, pero no Historia, por muchos textos que lo cuenten. La Historia implica verdad, de tal manera que si el relato no es verdadero, no es Historia.
Cuéntele esto último (y, de paso, también lo de Breogán) a su paisano Castelao, supuesto padre de la patria gallega.
Castelao decía que el Macizo Galaico resistía a la Meseta castellana. Pero lo grave es que lo decía en sentido político, no geológico. O sea, las placas tectónicas, la deriva continental, el desplazamiento de tierras, la propia disposición geográfica, todo esto, en fin, envuelto por un volkgeist, una suerte de espíritu animado. Es un absurdo; un absurdo metafísico.
Metafísico… ¿e insuperable?
No sé qué decirle, porque ahí está la CUP, presuntamente anarquista, hablando de los Países Catalanes, una institución que, de asimilarse con algo, se asimilaría a la Corona de Aragón. ¡La Corona de Aragón! ¿Qué van a hacer los de la CUP, reivindicar el Ducado de Atenas y Neopatria, disfrazarse de almogávares…?
Ya que habla de la CUP, podríamos retomar la cuestión derecha-izquierda, enunciada antes.
La derecha, históricamente, ha tendido a asentar los derechos políticos en la condición social. Y digo "históricamente" porque esa derecha ya no se da, salvo en los regionalismos y, por paradójico que suene, en la CUP.
¿De derechas la CUP?
Bueno, está reclamando algo tan de derechas, tan reaccionario, como lo catalán en su sentido telúrico, como sustancia indestructible, eterna, cuando la realidad es que Cataluña, como sociedad política, no existió nunca, salvo como una parte administrativa e histórica de España. Además…
Diga.
Entendería que quisieran arruinar un país, España, para hacer algo más grande, más importante, más potente políticamente. Pero no es así, lo que debería plantearnos una pregunta: ¿en qué consideración de sí mismos se tendrán estos políticos catalanistas, cuya virtud solo sirve para ser aplicada sobre siete millones, y por ser estos de una determinada región, excluyendo, como ingobernables, a los 40 millones restantes?
¿Cuál debería ser aquí el discurso de la izquierda?
El de Robespierre a comienzos de la Revolución, en una de sus primeras intervenciones en la Asamblea Nacional, cuando dice que la condición social no determina los derechos políticos.
¿Eso qué supone?
Que cualquier restricción a esos derechos –esto es, cualquier privilegio– es antiizquierdista.
Lo que son las cosas: hemos empezado hablando de 1492 y hemos terminado con el tema catalán. ¿Significa eso que la bestia negrolegendaria sigue viva y coleando?
Totalmente. De hecho, la Leyenda Negra se utiliza enseguida hoy como instrumento de la pugna política por parte de partidos que buscan la ruina de España (¡y partidos con representación parlamentaria!).
¿De qué manera buscan tal ruina?
Difundiendo la idea de que España siempre llega mal y tarde a todo: al Renacimiento, a la Ilustración, a la Democracia, al progreso, a la ciencia, al pensamiento… Es lo de Masson de Morvilliers: "¿Qué hizo España por la humanidad? Nada". Y, por si fuera poco, al final esa España, para mantener cierto orden, siempre se ve obligada a un gesto despótico: el 155, por ejemplo.
Ahora le pregunto por el 155. Pero respóndame antes a esto: ¿España siempre llega tarde y mal?
Si eso fuera así, no seríamos la decimosegunda potencia del mundo, ni el país más visitado (solo por detrás de Francia y Estados Unidos), ni el segundo en esperanza de vida ni…
Respecto al 155…
Es un precepto de la Constitución, la cual, recordemos, se votó favorablemente en Cataluña y en mayor medida que en el resto de España, 155 incluido.
¿No quedaba sino aplicarlo?
La prudencia del gobernante, su virtud, el criterio político que ha de seguir, es que sus acciones conduzcan todas a la eutaxia, esto es, al mantenimiento del orden, del buen orden.
¿Dicho esto…?
En España lo que hay son partes en convergencia con el Estado y otras en divergencia con él, estando estas últimas institucionalmente fortalecidas y secularmente alimentadas (dura un siglo ya la tabarra esta). Es, por tanto, deber del Estado obligar a las partes, a todas, a la convergencia.
El Estado no sé, pero los que sí han parecido estar a la altura de las circunstancias han sido los españoles.
Porque han entendido el problema catalán como un problema nacional… y como un peligro real también.
¿Un peligro de qué?
De disolución política de España como nación.
¿Y ante eso…?
Ante eso, la conciencia nacional, neutralizada durante años por el marchamo de extrema derecha, sacó finalmente las banderas a las calles y a los balcones, no por motivos folclóricos o deportivos, sino, por primera vez, directa y formalmente por motivos políticos, buscando la restauración de ese orden en peligro. Todo esto, sí, ha supuesto un antes y un después. Vivimos, qué duda cabe, un momento histórico
jueves, 16 de septiembre de 2021
Los motivos por los cuales Latinoamérica declina
De Joaquín Bernárdez en Quora:
¿Por qué creen que una vez que se colonizó América, EEUU prosperó más rápidamente que América Latina?
No es cuestión de creer nada con respecto a eso, puesto que la pregunta (como muchas en "Quora") parte de una premisa falsa. Ni Estados Unidos ni Canadá llegaron en ningún momento al grado de desarrollo al que llegó México y el Caribe durante la época de la colonización. En concreto Estados Unidos habrá de empezar a desarrollarse a partir de su independencia (finales del siglo XVIII y principios del XIX), es decir, ya fuera de su época de colonización, pues hasta entonces no era nada al lado de lo que hoy llamamos América Latina; pero es que Canadá es todavía más nuevo. En realidad, ninguno de ambos países llegaba todavía al grado de civilización y desarrollo de los principales países de América Latina casi hasta finales del siglo XIX.
Para empezar, el paradigma de la colonización anglosajona y francesa al sur de los Estados Unidos son Jamaica y Haití, dos países actualmente más subdesarrollados que cualquiera de Hispanoamérica.
Con respecto a ésta, según Carlos Rangel en su obra Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario (1976), el adelanto en progreso de Estados Unidos sobre Latinoamérica durante el siglo XIX (que no es ya época colonial, sino post colonial, ya que es también en la que alcanzan la independencia la mayoría de los países latinoamericanos), se entiende si nos fijamos en estos procesos de independencia.
Los estadounidenses, antes de su independencia, no sentían desprecio por el Viejo Mundo, sino que querían «construir sociedades mejores que la europea, donde deberá existir la igualdad social y de oportunidades, y donde tendrán vigencia los derechos humanos juzgados naturales por el liberalismo». Una vez que los americanos de Estados Unidos logran la independencia, estos se propondrán «mantener, desarrollar y mejorar la sociedad que había existido hasta entonces en esos territorios, no a subvertirlas». Es decir, la herencia británica iba a ser reivindicada, honrada y mejorada.
Por esto, los estadounidenses no planearon su independencia en 1776 como una ruptura con sus raíces británicas. Lo hacen manteniendo deliberadamente el trato con los británicos, relaciones y tradiciones. «No por rechazar la tutela política de Inglaterra, los norteamericanos dejaron de reconocerse como beneficiarios y continuadores de la civilización inglesa».
Pero en Latinoamérica, por el contrario, se «quiso eliminar por completo una herencia española que constituía, sin embargo, su única cultura». Como consecuencia, en Latinoamérica, las guerras de independencia fueron «una llamarada de odio antiespañol, una cólera violenta de hijos demasiado largo tiempo sometidos, un sacrificio ritual del padre», según reconoce Jean-François Revel en el prólogo al libro citado de Rangel.
Y así como los norteamericanos no integraron en su sistema social a los indios nativos, sino que los exterminaron y apartaron a los supervivientes, con lo cual «no tuvieron necesidad de rechazarlos ni de integrarlos social o psicológicamente», en cambio, en Latinoamérica, durante los procesos de independencia se intentó integrarlos de forma organizada; pero para mantenerlos como instrumento y en la continua subordinación: «En Norteamérica el indio fue marginado. En Hispanoamérica se convirtió, al contrario, en el grueso de la población activa».
De modo que en Latinoamérica, tanto indios como pobres no se integraron como resultado de unas auténticas buenas intenciones, sino que fue en realidad con la intención de utilizarlos primero en la lucha contra la corona española, y después para luchar contra las potencias imperialistas y para poder dar forma a procesos revolucionarios. Se comienza así la exaltación del indio con el objetivo de instrumentalizarlo como carne de cañón sirviendo a ciertos intereses, introduciéndose de este modo el mito del Buen Salvaje, aquel «hombre bueno y puro que la civilización busca corromper».
Así que el indio, como los pobres y los marginados, pasa a representar la inocencia humana, y por esta principal razón y otras muchas, se convierte en una figura consustancial a las sociedades hispanoamericanas, representando todo lo que Latinoamérica espera ser, pero que la perversión estadounidense le impide.
Continúa Rangel que «por causa del mito del Buen Salvaje, Occidente sufre hoy un absurdo complejo de culpa, íntimamente convencido de haber corrompido con su civilización a los demás pueblos de la tierra, agrupados genéricamente bajo el calificativo de ‘Tercer Mundo’, los cuales sin la influencia occidental habrían supuestamente permanecido tan felices como Adán y tan puros como el diamante».
Un sueño idealista ridículo, si bien se piensa.
Como consecuencia de todo eso, Rangel concluye que «el mito del Buen Salvaje nos concierne personalmente, es a la vez nuestro orgullo y nuestra vergüenza». Y con los años se ha ido alimentando esta leyenda, que se ha introducido en el subconsciente colectivo latinoamericano, condenando a los ciudadanos de esta fracasada región a rechazar toda civilización y a vivir en una perpetua inestabilidad.
Así, continuando la explicación de Rangel, Latinoamérica ha fracasado principalmente frente a la América de Estados Unidos y Canadá porque, tras la independencia, repudió la europeización, lo que no le ha dejado otro camino más que la necesidad de enaltecer costumbres, por más salvajes que fuesen, solo por el hecho de que representaban la inocencia, preferible para ella antes que la supuesta corrupción de la civilización.
En 1924, Ricardo Rojas escribió: «Los españoles hispanizaron al nativo; pero las indias y los indios indianizaron al español. Penetraron los conquistadores en los imperios aborígenes, destruyéndolos; pero tres siglos después los pueblos de América expulsaron al conquistador. La emancipación fue una reivindicación nativista, es decir, indiana, contra el civilizador de procedencia exótica».
Como consecuencia de esta naturaleza de la emancipación, se ha procedido a la exaltación de la barbarie como lo auténtico y autóctono de Latinoamérica. Por eso continúa Rangel: «La barbarie sería en cierto modo el estado natural de las repúblicas hispanoamericanas, el fruto necesario de la combinación de las culturas aborígenes que hallaron los conquistadores, con la conquista misma y la colonización española y, finalmente, con las guerras civiles, comenzando con la guerra de independencia. Antes de esta, cierto grado de incipiente había encontrado asiento en las ciudades».
La independencia de los países latinoamericanos se produjo para que unos pocos garantizaran o mejoraran sus privilegios. Por eso, toda la comunidad de los indios fue idealizada —pintándola como en un estado inmaculado antes de la colonización: ¡qué buenos eran…!—, para incluirla en el proceso de emancipación porque les venía muy bien a los intereses de algunos, lo cual sigue sucediendo hoy en día. Y a estos buenos salvajes había que inventarles un supuesto enemigo al que había que aborrecer y combatir: los españoles, y, con ellos, cualquier rastro de civilización extranjera ajena a los poblados autóctonos y a la naturaleza.
Ese rechazo completo al único modelo y sistema con cierto orden que Latinoamérica conocía hasta entonces, provocó el surgimiento de un «caudillismo feroz» como «único remedio a la anarquía» (como escribe Domingo Faustino Sarmiento en su Facundo, 1845). De aquí parte el subdesarrollo político latinoamericano, inquisidor y represivo, que a su vez trae como consecuencia el devastador subdesarrollo económico que aún hoy lastra la prosperidad de Latinoamérica.
Sin embargo, durante la época de la colonización, y al revés de lo que sostiene la pregunta, la América hispana estuvo mucho más desarrollada que las colonias británicas o francesas en el mismo continente. Algunos puntos para entender mejor esto son:
España fundó la primera universidad en su territorio americano dos siglos antes que los anglosajones. Universidades que fundó España en América.
España promulgó unas leyes con respecto a los nativos americanos que jamás las tuvieron los indios de las zonas controladas por británicos y franceses: Las Leyes de Indias.
Estados Unidos debe gran parte de su propia independencia a España: La independencia norteamericana nos costó 33 barcos, 9.000 tripulantes y 1.200 cañones.
La mayor parte del actual territorio de Estados Unidos, e incluso parte de Canadá, pertenecían al Imperio Español durante la época colonial, antes de la independencia de Estados Unidos: La conquista del Oeste:El legado histórico olvidado por España | El Distrito
Por las razones expuestas más arriba en este artículo, los latinoamericanos generalmente ignoran qué fue el imperio español y tienen hecha una mitología al respecto que beneficia a sus gobernantes más populistas, quienes la siguen fomentando: Leyenda Negra: Desmontamos las cuatro mentiras históricas de López Obrador contra el Imperio español.