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viernes, 10 de septiembre de 2021

La Biblioteca Humana

De Jesús Ordosgoitty:

¿Qué hace que Dinamarca sea tan diferente del resto de los países del mundo? Iniciativas como la "Biblioteca Humana".

Verás, en Dinamarca hay librerías en las que en vez de pedir un libro prestado, puedes pedir a una persona para que puedas hablar con ella por treinta minutos y que te cuenten sobre su vida.

Cada persona tiene una historia detrás, y vienen acompañadas de un titulo: "Sin empleo" "Bipolar" "Trastornos alimenticios" "Refugiado", son tan solo unos de los tantos ejemplos que hay de personas reales y voluntarias que forman parte de esta iniciativa. Al escuchar y entablar conversaciones con ellas, te das cuenta de que nunca hay que juzgar ""un libro por su portada" o en este caso, a una persona.

El objetivo es abordar los prejuicios de las personas ayudándolas a hablar con personas con las que normalmente no se encontrarían. Combatir esos prejuicios, que tanto dañan a nuestra sociedad.

Este proyecto empezó en Copenhague, Dinamarca, y se planea implementar en otras partes del mundo.

Este tipo de cosas, son las que separan a Dinamarca, del resto del mundo.

Unjudge someone - The Human Library Organization

The Human Library challenges stereotypes and prejudices through dialogue.The Human Library is a place where people are books on loan to readers for a chat. 

https://humanlibrary.org/


martes, 12 de diciembre de 2017

Gumersindo de Azcárate, el impulsor de la ley contra la usura

Andrea Aguilar, "El testamento vivo de Azcárate. El centenario de la muerte de una de las figuras claves de la modernización de la España del cambio de siglo impulsa la recuperación de su legado", en El País, 11 DIC 2017:

Desterrado en Cáceres, el jurista Gumersindo de Azcárate (León, 1840- Madrid, 1917) emprendió la redacción de un peculiar testamento cuatro décadas antes de su fallecimiento. No había acatado la directriz gubernamental de 1875 que exigía a los profesores universitarios que sus enseñanzas defendieran la monarquía y la religión católica y apelaba a la libertad de cátedra. No era la primera vez que se calentaba la “cuestión universitaria”, pero esta vez, en plena batalla por borrar el legado liberal del Sexenio Democrático y reinstaurar la monarquía borbónica, el Gobierno de Cánovas impuso el destierro a tres catedráticos: Nicolás Salmerón, Francisco Giner de los Ríos y el propio Azcárate, seguidores de los principios progresistas del alemán Karl Krause.

El calor del verano extremeño de 1875 —explicaba Azcárate en una carta a su colega Giner —le hacía añorar León y plantearse si debían “aguantar” o marchar al exilio extranjero. No hizo falta. El castigo gubernamental acabó pronto y al año siguiente impulsarían, junto a otros catedráticos, el nacimiento de uno de los pilares de la España moderna: la Institución Libre de Enseñanza.

En las cuatro décadas transcurridas desde la redacción del testamento ficticio hasta su muerte, de la que el viernes se cumplen 100 años, Azcárate y sus compañeros se emplearon en el avance y el progreso de un país convulso y atrasado. Calificado de san Gumersindo en un semanario satírico, o de un “Don Quijote vuelto a la cordura”, como le definió José Ortega y Gasset, el idealismo social y político, la irrenunciable fe en un cambio posible, fueron señas del infatigable Azcárate.

Este mes arrancan los homenajes a su legado en Madrid y León con la celebración de un seminario en la Fundación Sierra-Pambley (del 12 al 15 de diciembre Gumersindo de Azcárate, un leonés universal); la reedición de su obra Minuta de un testamento a cargo de Gonzalo Capellán de Miguel; y la celebración de debates en la sede de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, de Madrid, en torno a uno de los principios básicos de Azcárate: la tolerancia. “En el legado de la Institución está hablar de tolerancia y también de intolerancia. La nueva edición del libro de Azcárate sitúa esta obra en su contexto europeo”, apuntó José García-Velasco, presidente del patronato de esta fundación, en la presentación de Minuta de un testamento. Le acompañó Gonzalo Aguilera, decano del Colegio de Registradores, quien recordó que Azcárate fue letrado de la Dirección General de Registros antes de volcarse en la docencia y explicó que el colegio se ha aliado con la Institución Libre de Enseñanza en el homenaje. “Este libro es el testimonio de un modo de pensar, de la preocupación constante por la reforma social de España”, apuntó Aguilera.

Las críticas que recibió en su momento se incluyen en esta quinta edición de Minuta de un testamento, a medio camino entre un ensayo político, una obra de ficción y un tratado de reformas sociales que Azcárate presentó disfrazado como un manuscrito encontrado en el que un médico anónimo trata de poner orden en sus ideas, bienes y pareceres, a la vez que ofrece una recapitulación de su vida y del contexto político. En él plantea una visión personal y razonada del credo que defendió. El jurista fue un firme defensor de la separación entre Iglesia y Estado; promotor de leyes para poner coto a la usura (la ley Azcárate, que aún sigue en vigor y a la que se han remitido los tribunales en los últimos años a propósito de las cláusulas suelo); agente del Instituto de Reformas Sociales, que trataba de mejorar las condiciones de las clases pobres; pieza angular en la organización y desarrollo de los programas de estudio en el extranjero coordinados desde la Junta para la Ampliación de Estudios. Como apuntaba la necrológica que le dedicó el diario El Sol en 1917 (y que la leyenda atribuye a Ortega) “seguir a Azcárate —como seguir a Giner— es seguir hacia delante”.

LA GIMNASIA DE TOLERAR

JUAN CRUZ

Tolerar es una gimnasia del espíritu extremadamente exigente, porque obliga también a no tolerar lo intolerable. Este tiempo en el que vivimos ha dejado entrar, en el concepto de tolerancia, la idea de que todo está permitido. Y lo que está surgiendo es la falta de respeto al verdadero concepto de la tolerancia. La tolerancia es “la paciencia por comprender lo que el otro dice”, lo que permite el diálogo que impida “la degeneración, el desgénero humano”.

Emilio Lledó, filósofo, 90 años, que ha hecho del estudio de la ética la gimnasia de su vida, dijo todo eso anoche, lunes, a partir de la figura de Gumersindo de Azcárate y de su realización principal en el siglo XX: la enseñanza como punto de partida para la educación y para la convivencia. Solo la educación, dijo Lledó en la sede de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), nos puede defender de una sociedad que ha hecho del insulto y de la malversación de la libertad de expresión un elemento que convierte al ser humano en una amenaza del otro.

Partió el filósofo del libro Minuta de un testamento, de Azcárate. Lo había leído ya, en la edición que hace 50 años hizo de la misma obra el profesor Elías Díaz, allí presente, como el pintor Eduardo Arroyo, que ha hecho la cubierta de esta nueva edición publicada por la ILE y la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Fue convocado el académico para un debate con los profesores Fernando Vallespín y Maribel Fierro. El primero subrayó, como Lledó, que la tolerancia no es una puerta que permita que entre todo el aire viciado que la sociedad ha de filtrar. Y la profesora Fierro se refirió a épocas pretéritas en que las tres culturas que convivieron también en la Península aceptaban convivencias ahora imposibles. Para Lledó, los malentendidos que hay acerca de la tolerancia han convertido en “un problema terrible” la deriva social en que ahora nada la definición de este concepto. Tanto Vallespín como él se refirieron a la libertad de expresión como uno de esos malentendidos que permite la laxitud con que se tolera lo intolerable. “No sirve de nada la libertad de expresión”, dijo Lledó, “si tan solo es útil para decir imbecilidades”.

martes, 14 de noviembre de 2017

"Desde lo alto, dios se complace cuando ve a un buen maestro" (La versión Browning)

La carta de Albert Camus dando las gracias a su maestro de primaria después de ganar el Nobel

"Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido"

EMILIO SÁNCHEZ HIDALGO  13 NOV 2017 

Albert Camus (1913 Argelia) es uno de los escritores más importantes del siglo XX. Es un referente de la literatura en francés, con decenas de novelas, obras teatrales y ensayos. Es posible que El extranjero (1942) o La peste (1947) nunca hubiesen sido escritos si el autor no hubiese coincidido con el señor Germain cuando era un niño. Era su profesor en primaria, al que mandó una carta cuando recibió el Nobel de Literatura. La misiva ha sido recuperada en redes sociales por @literlandweb1.

La carta también fue muy difundida en Twitter en enero de 2016, entre otras ocasiones. Es nomal: una misiva como esa es el mejor reconocimiento que puede obtener un profesor. Esta es la transcripción de la carta, que Camus envió a su profesor el 19 de noviembre de 1957

Querido señor Germain:

Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le abrazo con todo mi corazón.

Albert Camus.

La carta de Camus a Louis Germain fue difundida 35 años después de su muerte, con la publicación de su obra póstuma El último hombre (1995). Camus falleció en un accidente de tráfico sin terminarla en 1960. Entonces no contaba con demasiado apoyo de las élites francesas, que rechazaban su posición moderada ante la guerra entre Francia y Argelia. De ahí que su familia declinase publicarla, pero cambiaron de opinión tres décadas después, ya que "tendría un valor extraordinario para aquellos interesados en su vida", según su hija.

Se trata de una obra autobiográfica, en la que Camus explica su vida en Argelia cuando aún era una provincia francesa. Allí conoció al señor Germain, "del que se sabe muy poco más allá del retrato que se incluye en el libro", explica Chicago Tribune en una reseña que dedicó al libro. "En la historia de la literatura, pocos profesores han tenido tanto efecto en un alumno", añade.

"Germain no solo estimuló la mente de Camus y le dio clases extraescolares. Además, convenció a su madre para que intentase obtener una beca para que acudiese al instituto. Germain fue el primero de una serie de sustitutos del padre -fallecido cuando era un niño- y mentores intelectuales", indica The New York Times sobre la relación del autor con el profesor en el artículo que dedicaron al libro en 1995. En El primer hombre, Camus también destaca el papel en su vida de su profesor de instituto.

Manuel Vincent contaba en 2012 más detalles sobre la relación entre el profesor y el autor en EL PAÍS: "Aquel maestro de primaria se había empeñado en que un alumno lleno de talento, que se llamaba Albert Camus, estudiara el bachillerato; lo había preparado a conciencia. El maestro le acompañó en tranvía al examen de ingreso, esperó el resultado sentado en un banco en la plaza del instituto y luego se desvivió para que le concedieran una beca".

Germain contestó a la carta de Camus en 1959, en una misiva que también fue difundida con la publicación de El primer hombre. “Creo conocer bien al simpático hombrecito que eras y el niño, muy a menudo, contiene en germen al hombre que llegará a ser. El placer de estar en clase resplandecía en toda tu persona. Tu cara expresaba optimismo [...] Tu celebridad no se te ha subido a la cabeza. Sigues siendo el mismo Camus”, dice Germain en su carta, que puedes leer íntegra aquí. El agradecimiento de alumnos a profesores es un clásico de internet.

sábado, 24 de junio de 2017

Entrevista al benedictino Moisés Salgado

Antonio Lucas, "Los intelectuales y España  / Moisés Salgado "Es horrible la ligereza con la que se roba y se falta a la sociedad", en El Mundo, (24-VI-2017):

El monje benedictino Moisés Salgado (Gumiel de Izán, Burgos, 1953) es un hombre que abraza la duda como motor a la vez que exhibe una inamovible fe. Desde el monasterio de Silos, donde es prior, atiende a las convulsiones del presente reivindicando el legado pacifista de Gandhi y el pensamiento crítico del pensador británico (de origen polaco) Zygmunt Bauman. Un monje distinto
En un rincón del huerto del monasterio de Silos el monje prior, Moisés Salgado, busca sombra. Sobre la ropa de civil, el hábito negro de la orden benedictina. El sol se lanza desde el cielo con algo de pájaro en llamas. Lleva 51 años en este lugar que comparte con 28 monjes más. De treintañeros a nonagenarios. Desde aquí también se avista el mundo, pero con una mansedumbre que deshecha decibelios. Este hombre mantiene una atención inquieta ante las cosas que suceden fuera de estos muros. Lee, reza, intenta entender las razones del otro. No impone sus certezas, pero no cede en sus convicciones. No duda de la existencia de Dios, pero acepta la duda. Incluso la negación. Cada cual con lo suyo. No tiene estudios, sino lecturas. Muchas lecturas. De filosofía, principalmente. En Silos el canto gregoriano enmudece a los jilgueros.

¿Desde aquí dentro se ve con nitidez el mundo de fuera?

Claro que sí, aunque lo veamos desde la retaguardia. No somos ajenos a la realidad. Estamos dentro del mundo, pues el ser humano es el mismo esté donde esté. Quiero decir: existe guerra y violencia fuera, igual que existe violencia y guerra en los monasterios.

¿Guerra y violencia?

Es que son condiciones que todos llevamos dentro. Hablo de guerra desde el punto de vista de la convivencia diaria, de las tensiones que se producen en la convivencia. Las situaciones de rechazo, de antipatías e, incluso, de odio momentáneo forman parte, por desgracia, del hecho de ser hombre.
Singular escucharle decir eso.

Es que donde esté el ser humano está la guerra y la violencia. Aunque nosotros, los monjes, tenemos la ventaja de que el contacto diario con Dios, la palabra del Evangelio y el maestro que es Jesús de Nazaret nos ayudan a entender que el camino es otro: amar y perdonar.

¿Qué idea tiene un monje de Silos como usted de lo que es hoy este país?

En nuestra vida de monjes también vivimos los acontecimientos dolorosos del mundo. Y lo vivimos con dolor. Hay quien cree que aquí nada nos afecta, que nos hemos retirado del mundo. Que hemos abandonado. Pero no es así. Esto no es un retiro para dejar a un lado la realidad, sino una forma de tomar distancia por la necesidad de realizar nuestra vocación. Nunca por egoísmo.

¿Y el panorama político?

Pues es ciertamente preocupante. Hay demasiada gente pasándolo mal mientras ves la deshonestidad de otros, la falta de responsabilidad con los deberes que uno ha asumido. Es horrible la ligereza con la que aquí se roba y se falta el respeto a la sociedad. Y no sólo sientes una preocupación, sino una indignación. No hay derecho a lo que algunos han hecho. Ni a lo que siguen haciendo.
Es un sentimiento muy compartido.

Aunque la diferencia de uno de nosotros ante ese sentimiento es que al estar identificados con el Evangelio tenemos especial cuidado con extremar los aspectos animalescos de la indignación, porque ésta prende de un modo muy fácil. La reacción humana de furia tigresca te sale, pero debemos controlarla. La furia es la raíz de los movimientos populistas que están tomando presencia y fuerza en nuestros días. Yo estoy indignado con ciertas cosas de lo que veo, pero cuido cómo lo expreso. Para mí, después de Jesús, Gandhi es el referente. Un gran maestro en el autodominio y la no violencia. Sus palabras parecen bajadas del cielo.

Lo de Gandhi fue una revolución.

Sí, pero de un modo distinto a las que conocemos en Occidente. Las revoluciones occidentales han conseguido muy poco, aunque parezca lo contrario. Dejan demasiada sangre por el camino para nada. Creo que es mejor la evolución que la revolución. Me gusta aquello que dijo Benedicto XVI: "Debemos tener paciencia histórica".

¿Más?

Toda la posible. Los hombres, cuando ocurre algún fenómeno social adverso, nos indignamos y quisiéramos tirarlo todo al suelo. Es muy importante transmitir este mensaje en momentos de tensión social: controlemos nuestras reacciones y busquemos alternativas. Todos estamos metidos en la misma jaula y nadie está libre de culpa. Algunos que, por ejemplo, tanto critican a los políticos corruptos evaden el IVA en cuanto pueden. Todos, de algún modo, estamos pringaos. Quién no ha cometido alguna injusticia. Como dijo Gandhi: "Sé tú el cambio que quieras ver en los demás".

¿El Papa Francisco es un revolucionario?

No lo expresaría así. Cada Papa tiene su personalidad, como cada uno de los directores de EL MUNDO tiene la suya. Estoy encantado con este Papa. Es un hombre evangélico que ha sabido bajar a la arena escuchando a la gente sencilla. Eso le ha dado una escuela que no tenemos los que no hemos andado ahí. Me gusta la manera que tiene de sacudirnos a los católicos para que espabilemos. Eso no lo han hecho igual otros Papas. Es valiente, más en un momento en el que cuando nos llaman la atención sacamos la pistola.

Denuncia los abusos del capitalismo, pide repensar el papel de la mujer en la Iglesia o promueve un acercamiento de la Iglesia a los homosexuales.

Así es. Son frentes nuevos. La homosexualidad existe desde que el hombre está aquí, pero hasta no hace mucho era algo oculto, desconocido y perseguido. Una cosa es estar de acuerdo con su comportamiento y otra muy distinta no respetarlo. El Papa Francisco no se inventa nada, todo lo que dice está ya en el Evangelio. No imagino a Jesús fustigando o condenando a los homosexuales. Les diría también las verdades, pero los acogería. Además, qué homosexual se inventa su condición de homosexual. ¡Ninguno! Eso es algo que uno se encuentra, no se construye. Así que debemos respeto, lo que no quiere decir que se aprueben determinadas actitudes. El tema es delicado y hay quien ha sufrido mucho con este asunto. Por eso también es importante tener un alto sentido de acogida y de misericordia. Incluso desde el desacuerdo.

Pues ya tiene usted algo en común con Pablo Iglesias: la admiración a Bergoglio.

Ya me gustaría a mí hablar con Pablo Iglesias.

¿Y eso?

Porque conviene que alguien le diga que reflexione sobre la línea política que ha escogido. Y eso que en algunas cosas entiendo y atiendo a lo que propone.

¿Qué línea política es esa?

Una muy exagerada desde la que no vamos a lograr lo que conviene lograr. Es muy extralimitado y percibo en él cierta violencia, animadversión y odio de clase. Preferencia por la gente sencilla y los pobres, perfecto, pero no hay que machacar porque sí a los ricos. Pablo Iglesias no va por buen camino. Me gustaría que fuese un político más sensato. Para qué repetir la historia.

¿Y con Pedro Sánchez no le interesa sentarse a hablar?

Bueno, he visto lo del congreso socialista unos 15 minutillos diarios. A mí me interesan las bases éticas y morales de los partidos. No me meto en más.

Ha hablado antes de populismo...

Es que un verdadero monje no puede prescindir de los dolores que hay fuera de su monasterio.

¿Y el populismo es un dolor?

Es inquietante.

¿Y cómo entiende este galope del mundo tecnificado, urgente, hiperconectado?

Vivimos en una época muy compleja. La inmensa mayoría de la gente no tiene conciencia clara de lo que está sucediendo. De esto ya habló mejor que yo Zygmunt Bauman, entre otros. No llegamos al fondo de la complejidad de la que formamos parte. Todo, absolutamente todo, está en crisis.

¿También la Iglesia?

Sufrimos la misma crisis que todas las instituciones. Dentro de la Iglesia tienes las mismas corrientes y tensiones que se dan fuera. Miremos lo que sucede en Europa, construida sobre tres bases: el judeocristianismo, el Derecho Romano y la filosofía griega. Al alejarse de ellas la fragilidad es alarmante. En el fondo de muchos ciudadanos hay una mezcla de ansiedad, vacío y desconcierto. No estamos serenos. El hombre necesita certezas, aunque sean falsas. Al menos creer en algo. Pero en un momento como el de ahora casi nada es seguro. La vida nos golpea constantemente y hemos perdido demasiados valores por el camino. El monasterio es una escuela para conocer en toda su intensidad al ser humano. Aquí vivimos en comunidad toda la vida. Por decirlo de un modo exagerado, esto es un Gran Hermano a lo bestia.

¿?

Con diferencias sustanciales, evidentemente.

¿Qué relación tiene con la duda?

El hombre es duda.

Pues hoy abundan las verdades absolutas.

Y el relativismo voraz. Ahora no son los curas los que hablan en términos absolutos, sino los políticos y los economistas. Es curioso. Sí creo en alguna verdad absoluta, pero entiendo que tenga una cierta dosis relativa. En este mundo, fuera de los números, no hay nada cierto.

¿Ni Dios?

Hablo desde un punto de vista de ciudadanía. Para mí es una certeza, pero toda certeza integra la duda. El que no haya experimentado a Dios lo tendrá muy difícil en muchas cosas.

¿Cómo explica que algunos creyentes recen por la paz y otros, igual de creyentes, recen por ganar la guerra?

Un verdadero creyente no puede ser partidario de la guerra. No hay guerra justa. Eso es un concepto confuso. Aunque entiendo que si te invaden algo tendrás que hacer.

¿Qué cosas le preocupan?

Muchas. Demasiadas. Pero hay dos que hoy nos interpelan a todos: el terrorismo islamista (que usa a Dios como excusa) y los nacionalismos.

Dos formas de revancha.

Los monjes no entramos en política como tal. Juzgamos desde los grandes valores. Pero me preocupa que una región española pueda equivocarse y arrastrar a la gente al sufrimiento. Quisiera que los independentistas de Cataluña se paren a pensar. Su problema es la ceguera. ¿Quién los frena ahora? No creo que sea ningún disparate apuntar que un día España pueda ser más federal, pero de ahí a querer una ruptura total hay un salto difícil. Sería lanzarse al abismo sin paracaídas.

¿Sabe que el Banco de España advierte de que la banca no devolverá 60.000 millones de dinero público del total que el Estado prestó para su rescate?

En eso me pillas con el pie cambiado. Yo de asuntos de economía...

Pero no sólo es economía.

Pues claro que no voy a bendecir algo así. ¿Qué pienso del asunto? Que estamos ante otro fiasco. Otro mal comportamiento. Otra falta de ética.

¿Se imagina fuera de este monasterio?

Llevo aquí 51 años. Para mí es impensable. Estoy muy identificado con esta vida. Es un privilegio. Sólo pensarme fuera del monasterio me provoca mareos.

¿Por qué pierde la Iglesia tantos seguidores?

No es un fenómeno sólo español, sino que afecta a toda Europa. La crisis, en todos los sentidos (sociales y espirituales), tiene mucho que ver. Pero Europa regresará un día a sus raíces, a sus grandes valores. Y volveremos a hacerlos nuestros. Yo no encuentro una fuente de sentido mayor que la que ofrece Jesús de Nazaret. Seguirlo es un camino de madurez humana. Los monjes, como dijo San Benito, somos buscadores de Dios. Porque a Dios hay que buscarlo, no es un ser evidente.

¿Existen los santos?

Los he conocido y los conozco, así que existen. Aquí, en el monasterio, tenemos un hermano de más de 90 años que es para muchos de nosotros un referente. Es decir, un santo.

¿Se permite usted dudar?

No me permitiría no hacerlo.

miércoles, 7 de junio de 2017

El experimento de la cueva de los ladrones y el Efecto Joker

I

La cueva de los ladrones

(Véase también aquí)
  En The Robbers Cave Experiment -Experimento de la cueva de los ladrones- los psicólogos Muzafer Sherif y Carolyn Sherif realizaron un experimento en 1954 dentro del Parque Estatal Cueva de los Ladrones de Oklahoma (EE.UU.) para intentar averiguar las claves del prejuicio en los grupos sociales. Para ello reunieron a veintidós adolescentes varones y los dividieron en dos grupos de once miembros cada uno. Ambos grupos fueron llevados al parque a pasar unos días de campamento en autobús cada uno por un lado y sin saber de la existencia del otro. En una primera fase del experimento cada grupo permaneció aislado del otro y sus integrantes interactuaron en actividades creándose estructuras de jerarquía, roles y vínculos de amistad. Esto sirvió para que hubiera una cohesión grupal, un sentido de pertenencia, solidaridad y camaradería entre los jóvenes que pertenecían al mismo grupo. En la siguiente fase del experimento los organizadores propusieron a ambos grupos actividades deportivas para que se desarrollara una competencia entre ambos grupos. Fue entonces cuando aparecieron las primeras fricciones entre los integrantes de ambos grupos, surgiendo una rivalidad y un rechazo intergrupal con insultos y conductas agresivas incluidas, hasta el punto de que tuvieron que parar las actividades conjuntas. En la tercera fase, y para disminuir esta hostilidad, los psicólogos propusieron tareas comúnes para fomentar la cooperación como la búsqueda de agua o empujar a un coche averiado en la carretera que llevaba al parque. Estas actividades ayudaron a que volviera la calma entre los integrantes de ambos grupos y al final, cuando se acabó el campamento, todos querían volver juntos en el mismo autobús.

A las actividades que realizaron en la última fase se les denominan metas supradesarrolladas, son metas compartidas que requieren un esfuerzo cooperativo para poder lograrse y que anulan las diferencias entre las personas. Según la teoría del conflicto realista de estos psicólogos la resolución de conflictos de forma conjunta favorece la desaparición de los prejuicios entre los miembros de dos grupos.

Algo parecido a esta unión del grupo ante la resolución de una tarea común es el efecto del enemigo común: establecer -o incluso crear- un enemigo común para conseguir la unión del grupo, diluyendo los problemas internos. Tenemos claros ejemplos de este efecto en la propaganda antisemita de Hitler o la lucha contra el cambio climático, en política es un recurso muy socorrido.

II

Efecto Joker: tendemos a unirnos contra un enemigo común

Como miembros de una sociedad necesitamos compartir nuestros recursos para sobrevivir. Por eso hablamos de “bienes públicos” de los que todos nos podemos beneficiar y que normalmente se financian con los aportes que hacemos en nuestros impuestos.

Sin embargo, no todas las personas tienen la misma disposición a entregar parte de sus pertenencias para apoyar al bien común. Existe un experimento que ayuda a demostrar esto. El juego de los bienes públicos (Public goods game) está diseñado para conocer qué tanto aportan las personas al bien común. Consiste en reunir a un grupo de participantes (simulando una sociedad o comunidad) y entregando a cada uno un número determinado de fichas. Posteriormente se le pide a cada uno que entregue voluntariamente cualquier cantidad de sus fichas a un fondo común. A diferencia de nuestros impuestos, el aporte en el juego es voluntario, porque se quiere medir la disposición o voluntad de una persona a ofrecer sus recursos, independientemente de cuánto podría dar si se le obligara.

Los investigadores multiplican lo recolectado en el fondo común por un valor determinado, con lo que se simulan una especie de “intereses”. Al final, el fondo común y sus intereses se regresan, en partes iguales, a todos los participantes.

Con las reglas así expuestas, está claro que lo ideal sería que todos los participantes entregaran parte de sus fichas, teniendo en cuenta que, gracias a los intereses, recibirían más al final. Pero el resultado ideal solo es posible si TODOS aportan al fondo común de forma voluntaria.

¿Puedes adivinar cuál suele ser el comportamiento de los participantes en este experimento?

Lo más común es que pocos participantes donen sus fichas al fondo común. La mayoría prefiere no entregar nada (Chen et al., 2016).

En ese caso, el resultado es que las personas que no aportaron, reciben unas ganancias del fondo común (se reparte de forma equitativa entre todos). Pero las personas “generosas” que sí decidieron aportar sus fichas, van a recibir menos de lo que entregaron, ya que los intereses no son suficientes para cubrir a las personas “Oportunistas” (freeriders) que no dieron nada.

¿Te resulta familiar?

En la medida que se juegan varias rondas, el bien común tiende a desaparecer, y solo quedan las fichas individuales que cada uno haya acumulado.

Entra el Joker

El Joker o Guasón es un rol que, como en las películas y cómics de Batman, se encarga de introducir caos en el juego de los bienes públicos.

Recordemos que el Joker es un “agente libre”, no responde ante nadie y suele dedicar sus esfuerzos a eliminar a Batman o poner en peligro a Ciudad Gótica. Además, el Joker es diferente a otros villanos porque no le interesa hacerse rico ni dominar al mundo; es como si el crimen en sí le diera suficiente satisfacción al personaje.

En el experimento que mencioné antes, el Joker es un personaje que infringe daño en los bienes públicos, pero no recibe ninguna ganancia al final de la ronda. Esto lo diferencia de los “Oportunistas”, que no aportan al bien común (generando un daño), pero sí reciben ganancias al final.

Juntos contra un enemigo común

Arenas, Camacho, Cuesta y Requejo (2011) propusieron que el Joker podría, paradójicamente, beneficiar los bienes comunes. Diseñaron un modelo matemático que simula infinidad de escenarios en los que se desarrolla el juego de los bienes públicos, y encontraron que incluir al Joker obliga a los demás participantes a crear alianzas en contra del enemigo común.

Entonces, se observan “estallidos” de solidaridad en los que todos los participantes aportan al fondo común y, como el Joker no recibe dividendos del bien público, esto resulta en ganancias para los otros participantes. De esta forma, tanto “Oportunistas” como “Generosos” terminan beneficiados gracias a su coalición. Finalmente, el bien común se preserva, a pesar de los esfuerzos del Joker por destruirlo (algo que no pasa cuando solo hay “Oportunistas” gastando el bien común hasta que se agota).

Es posible que hayas intuido similitudes entre este experimento con la sociedad de la que haces parte. Solemos criticar a esas personas que dañan nuestros bienes comunes, y rechazamos a esos “Oportunistas” que aprovechan los beneficios del estado sin hacer ningún aporte evidente. En las noticias escuchamos sobre evasión de impuestos, desfalcos y corrupción; formas de quedarnos con nuestras propias “fichas” en vez de compartirlas responsablemente. Esbozando una comparación con el experimento de los bienes públicos, podríamos decir que estamos agotando progresivamente nuestro fondo común.

¿Será que necesitamos de un enemigo común para darnos cuenta que necesitamos aliarnos y trabajar juntos? ¿Qué nos impide ser más solidarios para aprovechar todos el bien común? ¿Por qué tenemos que esperar a las situaciones extremas, difíciles y adversas para unirnos como sociedad?

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Solo estas personas deberían votar

Miguel Ángel Medina, "Un niño enchufado a la vida. Aarón vive conectado a un respirador artificial. Sus padres piden ayudas para pagar la luz y un suministro eléctrico sin cortes", en El País, 8 NOV 2016.

La pesadilla de David y Verónica empezó el 3 de julio de 2014. Ella, embarazada de seis meses, sentía dolores y decidieron acudir al Hospital Infanta Leonor de Madrid. Allí le estuvieron realizando diferentes pruebas sin encontrar nada anormal y, tras más de ocho horas, enviaron a la pareja a casa. A la mañana siguiente, les llamaron para que volvieran al centro hospitalario, donde descubrieron que el feto llevaba unas 15 horas sin oxígeno y le provocaron el parto. Como consecuencia de lo que denominan una “negligencia médica” su hijo, Aarón, vive desde entonces conectado a un respirador artificial en su propio domicilio. Es lo que se llama un paciente electrodependiente, es decir, que necesita de la electricidad para sobrevivir. El cable de la luz es su segundo cordón umbilical.

“Las cuatro máquinas que ayudan a respirar a Aarón tienen que estar siempre conectadas a la red eléctrica. Esos aparatos tienen unas baterías que al inicio duraban cinco horas, pero con el tiempo solo duran una hora. Vivimos con el miedo constante a que haya una avería o algún problema y nos corten el suministro eléctrico”, explica David Cobisa. Además, su factura ha aumentado considerablemente: han pasado de pagar unos 80 euros al mes a entorno a 240 euros.

RECONOCIMIENTO EN OTROS PAÍSES

Los pacientes electrodependientes han visto reconocidos sus derechos en otros países, según explican David y Verónica. En Argentina, por ejemplo, se les aplica la tarifa eléctrica social -equivalente al bono social español- a las personas con una enfermedad cuyo tratamiento implique electrodependencia”. Mientras, en Nueva Zelanda, los pacientes registrados con este tipo de necesidades tienen derecho a recibir electricidad incluso en caso de impago de la factura: las empresas eléctricas tiene prohibido cortarles la luz.

El día a día de la familia, residente en Vallecas, es complicado. Verónica tiene concedida la una reducción de jornada del 99% por hijo a cargo con enfermedad grave y cuida al pequeño durante todo el día. Cuando David vuelve de trabajar, por la tarde, lo mueven y hacen ejercicios de rehabilitación, para lo que hacen falta dos personas. “Cada vez que salimos de casa necesitamos una ambulancia”, explican. Además, afirman tener concedida la Ley de Dependencia en grado 3 (el más alto), pero todavía no han recibido ningún tipo de ayuda.

Por eso han lanzado una petición en la plataforma de activismo Change.org para pedir a las Administraciones Públicas que les concedan el bono social (una tarifa eléctrica más barata para personas en riesgo de exclusión), así como que se les garantice el suministro eléctrico incluso en caso de avería. Esta protección especial para personas electrodependientes ha recabado ya más de 190.000 firmas, la mayoría de ellas en los últimos dos días. “Una petición similar en Argentina consiguió que el Gobierno de ese país aplicara la tarifa eléctrica social para este tipo de pacientes”, explica David, esperanzado. Para lograr lo mismo en España, el matrimonio está buscando casos similares al de su hijo con el fin de poner en marcha una asociación que defienda sus derechos. Además, están a la espera de juicio por la supuesta negligencia médica durante el parto.

La distribuidora eléctrica de Gas Natural Fenosa ha incluido a esta familia en el sistema de Ayuda a la vida, lo que la convierte en cliente prioritario. “En caso de corte de suministro por avería en la red, la compañía los tiene identificados y trabaja con el objetivo de recuperar su servicio de forma prioritaria. También, a la hora de planificar trabajos que conllevan interrupción del servicio, se les comunica cuándo se producirá el corte y el tiempo estimado”, explican. Además, la comercializadora se ha puesto en contacto con la familia para analizar su caso y ayudarles a contratar la tarifa que más se adapte a sus necesidades. La compañía también afirma que comparte con este colectivo “la necesidad de una reforma del bono social que incluya este tipo de usuarios para quienes el suministro eléctrico es esencial”. Por su parte, la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), prefiere no entrar a valorar casos concretos.

El Ministerio de Industria ha declinado comentar el asunto, mientras que el Ministerio de Sanidad responde que la mayoría de las competencias dependen de la Comunidad de Madrid. El Gobierno regional, por su parte, explica que la valoración de dependencia de este menor se realizó en noviembre de 2015. “En principio, la familia no presentó toda la documentación necesaria requerida para la prestación prevista en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, ya que faltaban datos sobre capacidad económica. Una vez presentada, el pasado 29 de agosto se dictó resolución por la que se concede una Prestación Económica para Cuidados en el Entorno Familiar (PECEF)”, señalan fuentes de la Consejería de Políticas Sociales. Esa prestación está pendiente de ser abonada, para lo que no hay fecha prevista. El Ayuntamiento de Madrid señala que ninguna de las peticiones del matrimonio depende de la administración local, pero han ordenado a los servicios sociales municipales que estudien el caso por si pudiera aplicarse algún tipo de ayuda específica.

martes, 11 de octubre de 2016

Una historia ejemplar, la del último alcalde de Madrid, Melchor Rodríguez

Melchor Rodríguez, un héroe de una guerra sin héroes, como el propio manchego Castor García Rojo:

http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-no-puede-matar-ideas-201610101944_noticia.html

viernes, 7 de octubre de 2016

Los remedios científicos contra la pobreza existen. Así lo explica la economista Esther Duflo

Rebeca Gimeno, "Esther Duflo y la ciencia contra la pobreza", en El País Semanal, 7 de octubre de 2016: 

Economista y profesora en el MIT, de 43 años, Esther Duflo ha creado un laboratorio, con un método muy parecido al que emplea en los ensayos clínicos, para diseñar estrategias nuevas en la lucha contra un problema global.

DE PEQUEÑA PENSABA que la vida de los más pobres era “el único tema interesante sobre el que pensar”. Esta francesa ha logrado cambiar las políticas para combatir la pobreza. Su método de investigación se parece al que utiliza la medicina para averiguar si un medicamento funciona.

“Estamos cambiando el mundo. Lo estamos haciendo ya”. Esther Duflo pronuncia estas palabras justo antes de lanzarse a cruzar una calle huyendo de una lluvia torrencial.

Cuesta seguirle el ritmo a esta profesora de economía. Tiene 43 años y acumula premios, incluido el Princesa de Asturias en Ciencias Sociales, en su despacho del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Desde aquí lidera una revolución en la lucha contra la pobreza con un enfoque original y radical, dos términos de los que ella rehúye. “Es verdad que al principio nos consideraban unos locos que criticaban a otras personas por lo que hacían: lo mismo de siempre”, admite.

A diferencia de muchos economistas, Duflo no tiene ideas preconcebidas de cómo mejorar la vida de los más pobres, pero sí tiene muy clara la forma de averiguarlo: utilizando pruebas aleatorias controladas, muy parecidas a los ensayos clínicos. “La medicina selecciona aleatoriamente a personas para que se tomen el fármaco y forma dos grupos. Si al final se encuentra alguna diferencia entre ellos se sabrá que se debe al medicamento. Lo que hacemos con las políticas sociales es muy parecido. Imagina que quieres probar cuál es el impacto de introducir tabletas en los colegios. Lo que tienes que hacer es seleccionar aleatoriamente un grupo de escuelas en las que los niños recibirán las tabletas y otro grupo en el que no. Si comparas la evolución de ambos grupos, sabrás cuál es el efecto del programa”.

ESTHER DUFLO CREÓ EN 2003 JUNTO A DOS PROFESORES MÁS EL LABORATORIO DE LA POBREZA (J-PAL). HOY SON UNA RED DE 136 ECONOMISTAS

Para impulsar este tipo de experimentos creó en 2003 junto a dos profesores más el laboratorio de la pobreza (J-PAL). Hoy son una red de 136 economistas dedicada a investigar y evaluar programas a base de pruebas aleatorias. Así es como descubrieron que con un kilo de lentejas gratis para las familias la tasa de vacunación se multiplicaba por seis. O que dar una vaca a los que sufren pobreza extrema y enseñarles a cuidarla (en vez de comérsela) mejoraba notablemente su situación económica al cabo de los tres años. “Los experimentos tardan lo que tarde en aplicarse un programa. En algunos casos hemos estado siguiendo a gente durante 10 años.”

Antes de embarcarse en un ensayo es imprescindible viajar al terreno y conocer los problemas de primera mano. “Me encantan estos viajes, son una recompensa. No creo que fuera posible hacer un buen trabajo sin pasar tiempo en los países en desarrollo. No soy la única economista de mi campo que lo hace”.

La joya de la corona de estos economistas es un experimento para reducir el absentismo escolar. “Lo más efectivo y más barato para que más niños vayan a la escuela es darles una pastilla que les quite los parásitos intestinales”, asegura Duflo con rotundidad. Unos 600 millones de niños en edad escolar están infectados con algún tipo de lombriz según la Organización Mundial de la Salud. Sin el tratamiento adecuado, estos parásitos limitan la absorción de micronutrientes. Los niños simplemente están muy cansados para poder ir al colegio. Curarlos puede reducir el absentismo en un 25% e incrementar sus ingresos en el futuro. La idea convenció al Gobierno de India: 140 millones de niños fueron tratados en las escuelas el pasado 10 de febrero. “Esto es un logro nuestro, es un avance enorme”.

El éxito supone solo una pequeña batalla ganada contra la pobreza. “No hay soluciones milagrosas. No llegaremos nunca a un punto en el que una única teoría resuelva los problemas del mundo. Lo que sí podemos hacer es empezar a comprender algunas piezas del puzle”.

La principal crítica que recibe su investigación es que demuestra que algo funciona en un contexto muy concreto, pero nada más. “Es un argumento coherente al que podemos empezar a responder. Los microcréditos, por ejemplo. Se han realizado siete evaluaciones aleatorias en siete lugares muy diferentes y en ninguna de ellas se ha encontrado ningún impacto. Podemos entonces estar razonablemente seguros de que los microcréditos no son muy efectivos para reducir la pobreza porque lo hemos visto ya siete veces”.

El sector financiero se tomó muy mal en su día estas conclusiones, pero luego algunas entidades empezaron a introducir cambios para adaptarse mejor a las necesidades de los más pobres. El pragmatismo de Duflo se abre paso en los despachos de los Gobiernos (asesora a una veintena) y las ONG que reclaman políticas basadas en pruebas. “Cada vez hay más gente interesada en los experimentos. Llevamos más de 750 por todo el mundo. Es verdad que hay muchas cuestiones que generan interés sobre las que no tenemos respuestas todavía. Dentro de 20 años sabremos mucho más”.

Es más que probable que para entonces el Nobel de Economía luzca también en su despacho. Hasta en eso esta tímida profesora lideraría otra revolución: sería la segunda mujer en conseguirlo.

martes, 9 de agosto de 2016

Shakespeare y el exit imposible de la condición humana

En su reciente (2004) biografía sobre Shakespeare, Stephen Greenblatt cita un texto inequívocamente escrito por la mano del Cisne del Avon que describe a Tomás Moro, en su calidad de alguacil de Londres, logrando persuadir a los revoltosos antiextranjeros de que abandonen su violencia y su rebeldía y se sometan al rey. Greenblatt afirma que Shakespeare "escribió unos versos que parecen alertar de forma excepcional contra la miseria humana y los peligros políticos de las expulsiones forzosas". "Consentid que los echen", dice Tomás Moro al populacho que reclama la expulsión de los extranjeros del reino, y

Consentiréis que todo este vuestro tumulto
vapulee la majestad de Inglaterra.
¡Imaginad que veis a esos desdichados extranjeros
con sus niños cargados a hombros y sus pobres pertenencias
marchando hacia puertos y costas en busca de transporte,
mientras vosotros permanecéis sentados en vuestro capricho como reyes,
vuelta muda la ley por vuestro motín,
pavoneándoos adornados con las gorgueras de vuestra propia opinión!
¿Qué habréis conseguido? Os lo diré: habréis demostrado
que la chulería y la intimidación han prevalecido,
que el orden ha sido reprimido. Y, siguiendo esta pauta,
ninguno de nosotros llegará a la vejez,
pues otros rufianes, cuya fantasía actúe como quiera,
por propia mano, propias razones y propio derecho
abusarán de vosotros, y los hombres, cual peces voraces,
se comerán unos a otros 

(S. G. El espejo de un hombre. Vida, obra y época de W. Shakespeare, 2016, pp. 320-321).

La obra era tan polémica que no llegó a estrenarse nunca, a causa de la censura. Fue compuesta por cuatro autores (Munday, Chette, Heywood, Dekker), aunque sufrió diversas refundiciones posteriores, en una de las cuales intervino Shakespeare, constituyendo su manuscrito uno de los escasísimos autógrafos que se conservan de él; por eso se sabe que la escena que he citado es de su mano, y quien haya leído al autor evocará enseguida textos paralelos del judío Shylock en El mercader de Venecia y en otras obras. 

El tema de Tomás Moro ha sido siempre muy atractivo para el teatro (solo hay que recordar Un hombre para la eternidad, 1960, de Robert Bolt, que fue llevada al cine magistralmente por Zinnemann seis años después). Quienes tuvieron motivación, dinero y tiempo pudieron incluso ver la obra de Shakespeare y esos otros cuatro ingenios ha poco (2013) representada en Almagro en español, pues a pesar de sus muchos personajes y desmesurada extensión hubo quien quiso ofrecérnosla (García May, en concreto) sobre tablas. Entre las letras manchegas, me acuerdo (porque lo investigué; ya hablé de ello en una historia de la literatura manchega del siglo XVIII que figura en un volumen estupendamente editado por el benemérito Alfonso González Calero) que un dotado dramaturgo jesuita ciudarrealeño (era de Santa Cruz de los Cáñamos) del siglo XVIII, Miguel Benavente (1727-1793), compuso y estrenó en el Seminario de Nobles de Madrid ante el rey Fernando VI una pieza titulada La tragedia de Tomás Moro. Según su compañero de orden Lorenzo Hervás y Panduro, el famoso lingüista, la publicó sin nombre de autor, pero yo no la he encontrado por más que he revuelto bibliografías; no figura siquiera en el Catálogo del Antiguo Teatro Escolar Hispánico (CATEH) ni en las bibliografías jesuitas que conozco, salvo la de Hervás, ni Uriarte la ha visto tampoco, así que podemos darla definitivamente por perdida, aun cuando nos queda por lo menos el teatro de su hermano mayor, un poeta que, por lo poco que ha quedado de sus versos y producción dramática hay que considerar entre lo mejor de su siglo, Jerónimo Benavente (1720-1788), también protegido y aplaudido por el monarca Fernando VI, a quien le encantaban las tragedias arandinas. Ambos hermanos eran académicos de San Fernando y murieron donde acabaron todos los jesuitas manchegos de la provincia jesuita de La Mancha expulsados en 1767, en la ciudad italiana de Forli. No me pregunten donde pueden ir a leer sus obras... harían falta esfuerzos desmesurados de generosidad para romper los caparazones de gilipollez de las paletas instituciones que podrían obrar tal milagro. Añadiré tan solo que, quien viaje allá (Forli) hará bien en poner flores a tantos compatriotas exiliados como perecieron lejos de su patria, si es que queda aún algo de sus tumbas. Aunque un poco más lejos queda al menos el túmulo de otro jesuita manchego eminente, el helenista Manuel Rodríguez Aponte, cuyo epitafio escribió la más importante de sus discípulas, la bellísima Clotilde Tambroni. A José Rivero le interesará saber, por otra parte, que Miguel Benavente fue por entonces un famoso teórico sobre arquitectura...

En fin, lo que quiero decir es que Shakespeare, por lo general tenido por misántropo, muestra en este caso al menos su afiliación al siempre despreciado y revolucionario derecho natural que afirma que todos somos iguales ante la ley y su aborrecimiento de la chusma ombliguista, a la que pertenecen personajes como Trump, (nomen est omen) que odia la "raza" hispana en la que nos incluye su palurda ignorancia (no hay otra raza sobre la tierra que el homo sapiens, aunque tenga a veces dudas de que ese fulanita y mierdas como Nigel Farage, Le Pen y sucedáneos pertenezcan a la misma denominación de origen). Shakespeare nos advierte de que todos somos seres humanos y nadie nos puede quitar esa condición prevaleciéndose en que él diga haber llegado primero a ella porque le parieran en un sitio u otro o en una clase u otra o en un sexo u otro. En este año en que celebramos el cuatricentenario del óbito de dos genios, Cervantes y Shakespeare, bien estará recordar que el primero siempre se puso a favor del individuo, fuese este cristiano o morisco, gordo o flaco, mujer u hombre, y que el segundo no dejó de lamentar que la chusma expulsase a los extranjeros pobres por meros prejuicios.

miércoles, 25 de mayo de 2016

El Real Instituto de Estudios Históricos y Humanísticos de Ciencias y Bellas Artes Narciso de Estenaga y Echevarría eiusdem palotis


Recientemente ha nacido el Real Instituto de Estudios Históricos y Humanísticos de Ciencias y Bellas Artes Narciso de Estenaga y Echevarría. Me congratulo profundamente de ello, y por eso les ofrezco, y gratis, un hermoso tema de investigación que apareció hace solo tres días, el pasado 22 de mayo, en La Razón, así que no hay nada que sospechar sobre parcialidades políticas, extremismos y demás. Se trata del artículo "Minucias y comparaciones" del ilustre escritor, pintor, dramaturgo y escenógrafo valdepeñero Francisco Nieva, en la página 5 de Opinión:

Cuando yo era chico -y ya cuento con 92 años- el párroco de la iglesia que había enfrente de mi casa les vendió a unos americanos los nobles bancos del siglo XVI y la pila bautismal, valiosamente labrada, del siglo XV. Los parroquianos se dolieron mucho del bajón ornamental histórico de su iglesia. Le pidieron cuentas a don Atilano Carreño, y este les dijo que todo iba en beneficio de los pobres, tan abundantes en la región manchega.

Mi padre se enteró de que el cura era muy rico y tenía tres cuentas corrientes en tres bancos diferentes del país. Al. cura rico lo mataron los milicianos comunistas, muy al principio de la guerra. Y lo estupefaciente del caso es que el Vaticano lo incluyó en la lista de mártires por Dios y por España, muy indebidamente. Imposible saber si esto puede suceder ahora mismo, todo puede ser. El papa Francisco lucha por erradicar tantos errores y demasías de la Iglesia, y ha pedido públicamente perdón por ello. Si comparamos el Renacimiento con el liberalismo capitalista, los abusos aún eran mayores entonces, arropados por toda la pompa del Credo católico, que justifica la aparición de Lutero, estimulador del mismo liberalismo capitalista, tan propio del protestantismo.  

Como es natural, nuestro ilustre coterráneo don Francisco Nieva no posee sombra de hereje, aunque no dudo que el inquisidor Miguel Ángel Rodríguez hubiera organizado un hermoso auto de fe con él y hubiera dejado al cura pepero con sus tres cuentas en bancos distintos y exterminado el patrimonio artístico público de la comunidad. Dixi.

viernes, 15 de abril de 2016

Una parábola reescrita por Somerset Maugham

-¿Recuerda cómo Jesús fue llevado por el desierto y allí se quedó cuarenta días en ayuno? Entonces, cuando tenía hambre, el Diablo vino a él y le dijo:

"Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan."

Pero se resistió a la tentación. El Diablo entonces le puso sobre el pináculo del templo:

"Si eres hijo de Dios, tírate abajo." De hecho, los ángeles velaban por él y habrían apoyado. Pero Jesús siguió resistiendo. El diablo le llevó a un monte alto, le mostró todos los reinos del mundo y le dijo que se los daría si se postrase ante él para adorarle. Pero Jesús dijo: "¡Fuera de aquí, Satanás!"

Y así termina la historia según el simple y bueno de Mateo. Pero hay una segunda parte.

El demonio, que era muy inteligente, volvió a Jesús y le dijo: "Si aceptas la vergüenza y la confusión, los azotes, la corona de espinas y la muerte en la cruz, vas a salvar a la raza humana, porque el amor más grande que un hombre puede probar es aquello que le hace sacrificar su vida por sus amigos ".

Jesús cayó. Y el diablo se rio hasta que le reventaron los costados: había previsto el mal que los hombres presuntamente cometerían en nombre de su Redentor .

Isabel me miró indignada.

-¿Dónde descubriste esto?"

-En ninguna parte. Lo he inventado para ti.

-Es una idiotez, una blasfemia.

-Solo quería hacerle entender que el autosacrificio es una pasión tan abrumadora que incluso el hambre y la lujuria empalidecen en comparación. Sus enredos conducen a la destrucción de sus víctimas en la más alta afirmación de su personalidad. El fin no cuenta: puede ser digno o no. No hay vino tan embriagador, no hay amor tan apasionado, no hay vicio tan atractivo. El momento del autosacrificio es un buen momento para Dios, ya que, como es tan infinito y omnipotente ¿cómo podría Dios sacrificarse? A lo sumo solo puede sacrificar a su único hijo. Asegúrate de que el Diablo refleje placenteramente a la hora de cerrar su balance las crueles guerras causadas por el cristianismo, las persecuciones, la tortura que los cristianos han infligido a los cristianos; la falta de caridad, la hipocresía y la intolerancia . Y al recordar cómo el cristianismo ha impuesto a la humanidad la carga amarga del sentido del pecado que ha eclipsado la belleza de las noches estrelladas y proyectado una sombra sobre los malignos placeres fugaces de un mundo hecho de alegría, debemos sin duda murmurar con una mueca y dar gracias al Diablo.

La percepción del yo podría ser una ilusión


El ácido lisérgico (LSD) es una droga, químicamente relacionada con la serotonina, que produce un estado parecido a la psicosis. Sus efectos los descubrió accidentalmente El químico suizo Albert Hofmann en 1943, cuando trabajaba con ella en el laboratorio. Había logrado sintetizarla en 1938, a partir del cornezuelo del centeno.

Esta droga semisintética produce sus efectos a cantidades muy bajas, como pudo comprobar Hofmann: "En la fase final de la síntesis, al purificar y cristalizar la diamida del ácido lisérgico en forma de tartrato me perturbaron en mi trabajo unas sensaciones muy extrañas. Tuve que interrumpir a media tarde mi trabajo en el laboratorio y marcharme a casa, pues me asaltó una extraña intranquilidad acompañada de una ligera sensación de mareo. En casa me acosté y caí en un estado de embriaguez no desagradable, que se caracterizó por una fantasía sumamente animada. En un estado de semipenumbra y con los ojos cerrados (la luz del día me resultaba desagradablemente chillona) me penetraban sin cesar unas imágenes fantásticas de una plasticidad extraordinaria y con un juego de colores intenso, caleidoscópico. Unas dos horas después este estado desapareció".

El químico sospechó enseguida que aquel extraño episodio debía estar provocado por la sustancia con la que acababa de trabajar, el tartrato de la dietilamida del ácido lisérgico. "No lograba imaginarme cómo podría haber resorbido algo de esta sustancia, dado que estaba acostumbrado a trabajar con minuciosa pulcritud, pues era conocida la toxicidad de las sustancias del cornezuelo. Pero quizás un poco de la solución de LSD había tocado de todos modos la punta de mis dedos al recristalizarla, y un mínimo de sustancia había sido reabsorbida por la piel", explica Hofmann.

Movido por la curiosidad, decidió probarla de forma intencionada. Al subir la dosis, los efectos fueron más intensos: "Mi entorno se había transformado ahora de modo aterrador. Todo lo que había en la habitación estaba girando, y los objetos y muebles familiares adoptaron formas grotescas y generalmente amenazadoras. Se movían sin cesar, como animados, llenos de un desasosiego interior. Apenas reconocí a la vecina que me trajo leche [para tratar de desintoxicarse]. No era ya la señora R., sino una bruja malvada y artera con una mueca de colores. Pero aún peores que estas mudanzas del mundo exterior eran los cambios que sentía en mí mismo, en mi íntima naturaleza. Todos los esfuerzos de mi voluntad por detener el derrumbe del mundo externo y la disolución de mi yo parecían infructuosos".

Desde entonces el LSD se ha utilizado ampliamente como una herramienta de investigación, especialmente por sus profundos efectos sobre la consciencia. En especial atrajo la atención de la psicología y la práctica psiquiátrica en los años 1950 y 1960. Y posteriormente se consideró como un medicamento con beneficios potenciales en el tratamiento de las adicciones.

La "disolución del ego"

Un estudio publicado en Current Biology ha obtenido las primeras imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) del cerebro de personas bajo los efectos de esta droga psicoactiva, para explicar "la disolución de mi yo", como la describió gráficamente Hofmann, un fenómeno conocido precisamente como "disolución del ego", que puede ayudar a aclarar cómo funciona la consciencia. Este fenómeno, según el estudio, se produce cuando se produce una hiperconexión entre las regiones del cerebro implicadas en la cognición superior, conocidas como "rich-club".

Esas regiones del cerebro que muestran el aumento de la conectividad global coinciden significativamente con la localización de los receptores del neurotransmisor serotonina, al que se une el LSD. Además el aumento de la conectividad global observado en el cerebro de cada participante en el estudio daba cuenta del grado en que la persona en cuestión informó de una sensación de disolución ego, responsable de los fenómenos que describió Hofmann.

En particular de que encontraron una mayor conectividad global de la corteza frontoparietal, una región del cerebro asociada con la auto-conciencia. Se observó una mayor conexión entre esta parte del cerebro y las áreas sensoriales, que se encargan de recibir información sobre el mundo que nos rodea y de su transporte a otras áreas del cerebro para su procesamiento.

"Esto podría significar que el LSD hace que se comparta más información entre distintas regiones del cerebro, provocando un vínculo más fuerte entre nuestro sentido del sí mismo y del entorno y, potencialmente, la dilución de los límites de nuestra individualidad," explican los investigadores. También observaron cambios en el funcionamiento de una parte del cerebro anterior ligada a las experiencias "fuera del cuerpo", en las que las personas se sienten como si salieran de su cuerpo.

"Las drogas psicodélicas pueden distorsionar nuestra realidad y dan lugar a las ilusiones perceptivas. Pero la realidad que experimentamos durante la vigilia es también, en gran medida, una ilusión. Sabemos que el cerebro rellena la información visual que falta, y que estabiliza nuestra percepción visual, a pesar de los movimientos oculares constantes. Cuando tomamos drogas psicodélicas podría producirse la sustitución de una ilusión por otra. Esto puede ser difícil de entender, pero nuestro estudio muestra que el sentido del yo, o ego, también podría ser parte de esta ilusión. "

Otro estudio publicado el lunes pasado en PNAS aclara que "el cerebro consta de redes independientes que llevan a cabo funciones especializadas como la visión, el movimiento, la audición y otras más complejas como la atención. Sin embargo, bajo los efectos del LSD esas redes se unifican en el cerebro. Esto provocaría también a la disolución del ego que lleva a la percepción de una mayor conexión con los otros y con el entorno. Esta experiencia es a veces referida como espiritual", indican los investigadores. Esa hiperconexión explicaría también la sensación de sinestesia que se refiere bajo los efectos de esta droga psicodélica. "En muchos sentidos, el cerebro bajo los efectos del LSD se asemeja a cómo se encontraba cuando éramos niños: libre y sin restricciones", explican los investigadores del Imperial College de Londres.

Los neurocientíficos han esperado medio siglo para averiguar cómo el LSD altera el cerebro, y para ver por primera vez qué ocurre en una experiencia psicodélica.

miércoles, 17 de febrero de 2016

La idea más peligrosa del siglo XX: que pueden existir las utopías

Kiko Llaneras, "La idea más peligrosa del siglo XX" en JotDown, 2016:

En 2006, Edge.org preguntó a cien intelectuales por sus ideas más peligrosas. Harm Harari temía que la democracia pueda desaparecer, Steven Pinker que haya grupos con distintos talentos genéticos y John Horgan que no existan las almas. Pero ninguna de esas ideas peligrosas supera a la que denunció Isaiah Berlin en su célebre «Mensaje al siglo XXI» (Letras Libres).
Para Berlin, los horrores del siglo pasado no fueron producto de la maldad, el miedo ni el odio tribal. Fueron el resultado de una idea: creer que existe una sociedad perfecta a la vuelta de la esquina.

Si uno está verdaderamente convencido de que existe una solución para todos los problemas humanos, de que uno es capaz de concebir una sociedad ideal a la cual el hombre puede acceder si tan solo hace lo necesario para alcanzarla, entonces mis seguidores y yo debemos creer que ningún precio es demasiado alto para abrir las puertas de semejante paraíso.

Esta lógica permite que se cometan crímenes terribles en nombre del orden, el paraíso, la igualdad o la justicia.

Una vez que se expongan las verdades esenciales, solo los estúpidos y los malevolentes ofrecerán resistencia. Quienes se oponen deben ser persuadidos; si no es posible, es necesario aprobar leyes para contenerlos. Si eso tampoco funciona, se ejerce la coacción, tendrá que emplearse la violencia de forma inevitable. De ser necesario, el terror, la carnicería.

Es una idea peligrosa porque es falsa (ya dijo Mark Twain que no es lo que no sabes lo que te causa problemas, sino lo que sabes seguro pero resulta que es mentira).

Lo cierto es que no existe una sociedad ideal única y al alcance de la mano. No existe una utopía de esa clase, aunque pensarlo sea sorprendente e inquietante. No existe, primero, porque no todos queremos lo mismo. Las personas tenemos intereses y temperamentos diferentes. Hay quien necesita la seguridad para sentirse feliz, y quien necesita emociones para sentirse vivo.
Esa sociedad ideal no existiría ni aunque fuésemos todos clones. No puede existir por una razón más profunda: resulta que es imposible tener todo lo que se desea plenamente y al mismo tiempo. Hay valores universales —como la libertad, la igualdad o la justicia— que chocan los unos con los otros. La libertad absoluta no es compatible con la seguridad absoluta. La justicia choca con la piedad, y la autonomía individual con la cohesión del grupo. No podemos ser espontáneos y organizados al mismo tiempo, aunque las dos cosas nos parezcan una virtud.

Berlin resumió esta maldición con una frase: «No se puede tener todo lo que se desea, no solo en la práctica, sino también en teoría». Esa idea es muy importante.
* * *
Pero si no existen utopías únicas y evidentes, ¿cuál es la alternativa? La respuesta de Berlin no es dramática. Propone ser tolerantes, buscar compromisos y acuerdos. Te doy tanto orden a cambio de tanta libertad, tanta seguridad a cambio de tanta emoción. La democracia es un malabarismo, parece decirnos, una forma de vivir que no deja a nadie del todo satisfecho. Por eso es que funciona.

Decía Berlin que los fines que perseguimos las personas emanan de nuestra naturaleza común, pero que para alcanzarlos hay que atemperar, controlar, templar esa naturaleza. Por eso Berlin suena flojo, aburrido, burgués y blando. Lo explicó bien Pablo Suanzes hace apenas unos días, conectando a Berlin con una idea del último libro de Victor Lapuente. Si queremos construir una sociedad más igualitaria, justa y sostenible necesitamos una actitud hoy rara: la templanza.

Yo no sabría definir qué es la templanza, pero me hace pensar en un buen amigo. Una tarde de 1996, este amigo me vino a buscar para pasarnos la tarde haciendo lo de siempre: comer pipas en una parada de autobús. Hablamos media hora y agotamos los temas habituales. Estuvimos callados un rato, mascando pipas en silencio, aburridos como solo pueden aburrirse los chavales de quince años. Entonces él se giró y me dijo tranquilo: «Oye, qué fuerte lo de los marcianos, ¿no?». Tardé un rato en entenderle. Mi amigo había visto el tráiler de Independence Day, un falso noticiero que mostraba naves espaciales sobre París, Londres y Madrid. Y se lo había creído. Mi amigo creía que nos habían invadido alienígenas, pero no por eso dejó de hacer su vida y echar la tarde comiendo pipas.

Sé que Lapuente no piensa exactamente en esa forma de templanza, sino en otra cosa —en «abrazar el lenguaje humilde del consenso y el pacto»—. Pero me parece que hay algo de lo uno en lo otro. Creo que mi amigo es una de esas personas que están salvando el mundo, aunque ignoro por completo cuáles son sus grandes ideas.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Merkel tiene corazón; Rajoy no. Las pruebas, aquí.

Timothy Garton Ash, "Merkel en el centro del Europa. La canciller se enfrenta al inmenso de reto de controlar la llegada de refugiados y dirigir la sociedad hacia la integración" en El País, 27-XII-201%:

Como la crecida que inunda el castillo en el corazón de una ciudad medieval, las múltiples crisis de Europa están afectando a su líder indiscutible. Para Angela Merkel, ser el personaje del año de la revista Time será magro consuelo ante la perspectiva de una especie de revuelta en la conferencia de su partido. Esta semana las juventudes de la Unión Demócrata Cristiana quieren proponer un límite para el número de refugiados admitidos, y se calcula que pueden tener el apoyo de aproximadamente el 40% de los delegados. La canciller, admiradora de Catalina la Grande, se defenderá con la actitud implacable y la flexibilidad táctica que le han granjeado el calificativo de maquiavélica. Pero Merkel está acosada y, con ella, el núcleo del centro europeo.

Nunca me olvidaré de una fotografía de Merkel de pie, sola, en el centro de un vasto escenario vacío bajo un cartel suspendido del techo que decía Die Mitte (el centro). En estos 10 años, ella y el país que gobierna se han convertido en eso: el centro político, económico, diplomático e ideológico de Europa. No sólo porque Alemania ha tomado la iniciativa en la crisis de la eurozona, en la agresión rusa a Ucrania y en el problema de los refugiados. La política europea lleva tiempo alejándose del viejo centro, con sus elementos cristianodemócratas, socialdemócratas y demócratas liberales de 1945, hacia partidos alternativos, más o menos xenófobos, englobados bajo la insuficiente etiqueta de populistas. Ahí está el triunfo de Marine le Pen en las elecciones regionales en Francia. O el nuevo gobierno de Polonia.

En estos 10 años, Merkel y el país que gobierna se han convertido en el centro político, económico, diplomático e ideológico de Europa.

El diario sensacionalista Bild publicó hace poco un mapa titulado ‘Los vecinos de extrema derecha de Alemania’. La gran potencia europea no aparecía rodeada de alianzas hostiles (la pesadilla de las coaliciones del canciller Bismarck), sino de países con partidos de extrema derecha en el gobierno o en ascenso: Dinamarca, Polonia, la República Checa, Austria, Francia, Bélgica, Holanda. En Alemania, hasta el momento, el centro resiste. Sin embargo, como decía Bild, la Alternativa por Alemania (AFD) ha subido hasta el 8% en los sondeos. La AFD empezó oponiéndose al euro, pero últimamente se parece cada vez más al UKIP británico, puesto que vincula los problemas de Europa con la inmigración, sobre todo con la entrada de musulmanes extranjeros (en voz baja, terroristas) al corazón de la patria.

Ese es el problema. Si Merkel no hubiera presidido la llegada de casi un millón de refugiados e inmigrantes en un año (950.000, según las últimas cifras oficiales), seguiría siendo la emperatriz indiscutible de Alemania y Europa.

Por eso tengo que decir en voz muy alta: incluso si esta llegada masiva fuera consecuencia de un error impulsivo e infrecuente de la precavida Merkel, amplificado por los rumores disparados en Oriente Próximo ("todo el mundo es bienvenido, pásalo"), el resultado ha sido uno de los momentos más brillantes de la historia de Alemania. Cualquiera que conozca esa historia tuvo que conmoverse al ver cómo se convertía en la tierra prometida para los refugiados. La Estatua de la Libertad se instaló temporalmente en Berlín. Los alemanes aplaudían en las estaciones de tren, ayudaban y siguen ayudando a los recién llegados. Después de palabras como Schadenfreude y Spitzenkandidat, debemos aprender otro término alemán: Willkommenskultur. Mientras tanto, en la tierra de la libertad, Donald Trump pide que se acabe con la inmigración de musulmanes. Todos los alemanes deberían enorgullecerse de Merkel, y todos los estadounidenses, avergonzarse de Trump.

Casi un millón de personas, muchas de ellas traumatizadas y de culturas diferentes, han llegado en un solo año a un país de 80 millones.

Sin embargo, es perfectamente comprensible que los alemanes digan ahora que basta ya, que no pueden hacer esto solos. Casi un millón de personas, muchas de ellas traumatizadas y de culturas muy diferentes, han llegado en un solo año a un país de 80 millones de habitantes (en proporción, es como si llegaran cuatro millones a Estados Unidos). La mayoría de los socios europeos, con la honrosa excepción de Suecia, han acogido a muy pocos. Y el peso está empezando a ser excesivo incluso para un Estado rico y bien organizado como Alemania. No podemos pretender seguir como hasta ahora. Ahora que, con el invierno, va a disminuir la llegada de inmigrantes, toda Europa debe combatir a los traficantes, ofrecer instalaciones mejores a los refugiados en los países vecinos de Siria, mejorar la gestión de la inmigración en el sureste de Europa, y hacer un gran esfuerzo no sólo para castigar a ISIS por los atentados de París, sino para poner fin a la guerra de Siria.

Por su parte, Alemania tiene que hacer sus deberes. Aunque no entrara ni un refugiado más, ya está allí ese millón de recién llegados. Si consiguen integrarlos, esa gente, en general más joven y llena de energía, contribuirá enormemente a resolver el problema demográfico crónico del país —con una población envejecida en un Estado de bienestar muy generoso—. Si no se integran, Alemania tendrá minorías radicalizadas y seguramente algún atentado, que desencadenará una espiral de desconfianza mutua. Para salir adelante, la sociedad alemana tendrá que cambiar ciertas actitudes cuanto antes. En la Universidad de Oxford hicimos un estudio comparativo sobre la integración de los inmigrantes y sus hijos en cinco democracias de Occidente: Estados Unidos, Canadá, Franca, Reino Unido y Alemania. Había varios aspectos (aunque no todos) en los que los alemanes estaban muy por detrás (el más llamativo, la doble nacionalidad). No va a ser la Canadá de Europa central, pero el país de Merkel debe encontrar una manera de que los alemanes de origen iraquí, sirio, afgano, los alemanes musulmanes, se sientan a gusto.

Este es quizá el último y mayor reto que afronta la dirigente. Necesita asegurar a su pueblo que tiene controlada la llegada de inmigrantes, y dirigir la sociedad hacia una integración cívica, económica y cultural sin precedentes. Si lo consigue merecerá el Premio Nobel de la Paz.

Timothy Garton Ash es profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige el proyecto freespeechdebate.com project, e investigador titular en la Hoover Institution, Universidad de Stanford.

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.