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martes, 3 de diciembre de 2024

Exilio republicano en México

 Dossier en dos partes:

I

FIL Guadalajara. Los supervivientes del exilio español: “Ningún país del mundo nos acogió como lo hizo México”

Un documental y una mesa de debate en la FIL organizados por EL PAÍS con miembros del exilio republicano profundiza sobre sus vidas en el país de acogida

David Marcial Pérez

Guadalajara, El País, 1 DIC 2024:

Conchita Michavila volvió a España en los años sesenta, casi tres décadas después de haber salido rumbo a México siendo una niña de cuatro años como otros miles de exiliados republicanos. En Madrid pasó mucho tiempo con un tío suyo que le contó cosas duras de aquella España de la que huyó su familia. Su padre era un abogado socialista y su tío, un militante falangista, que le dijo a su sobrina: “Si tu padre no se llega a marchar, yo mismo lo hubiera matado. Pero no te angusties, si le veo ahora, lo que voy a hacer es darle un abrazo”. La anécdota la contó este sábado la propia Michavila, de 86 años, en la mesa Los supervivientes del exilio español en México, organizada por EL PAÍS en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL, cuya edición de este año tiene a España como país invitado.

El episodio retrata bien la crueldad homicida del golpe militar de 1936 que acabó derrocando al gobierno democrático de la Segunda República española después de tres largos años de Guerra Civil. Unas penurias que contrastan con la infancia de aquellos niños que llegaron a México. “Tuvieron una infancia gozosa y una juventud libre en el país que los acogió”, explicó Carmen Morán Breña, la periodista de El PAÍS que moderó el evento, que arrancó con un documental producido por el diario que profundiza, con entrevistas y una detallada investigación de archivo, en las vidas de los exiliados en México. Además, El País Semanal publica hoy un número especial dedicado al exilio mexicano.

“Fuimos niños felices, aunque es cierto que vivíamos un poco en una burbuja”, contó otra de las ponentes, Aída Pérez, de 86 años. Ella, como casi todo el resto de hijos de exiliados, estudio en el Colegio Madrid, junto al Vives, los dos centros educativos fundados por refugiados republicanos. “Desde los choferes al jardinero, todos eran exiliados”, recordó Pérez, que considera que todos ellos llegaron verdaderamente a México cuando entraron en la UNAM, la gran universidad mexicana. Otro contraste más, casi todos y todas estudiaron una carrera. El padre de Pérez era telegrafista, su madre, ama de casa. Ella estudió arquitectura. “No se concebía otra cosa que no fuera ir a la universidad”. En gran medida, la República trasladó a México los ideales truncados por el golpe militar, como por ejemplo la educación como herramienta de progreso y libertad. Michavila recuerda por ejemplo lo que le decían sus amigas en España cuando les contaba que había estudiado biología: “¿Para qué? Si tú vas a cuidar a tu marido”.

México ayudó con armas y comida al bando republicano español durante la Guerra Civil. Condenó antes que ningún otro país en la arena internacional la dictadura franquista. Fue el principal destino americano de los exiliados y sede del Gobierno durante los años cuarenta. El repaso al contexto histórico y político corrió a cargo de Fernando Serrano Migallón, 79 años, hijo del fiscal que acompañó al Gobierno republicano durante su salida y al que su padre le puso de tercer nombre Lázaro, por el presidente mexicano Lázaro Cárdenas, quien abrió la puerta a los refugiados. Economista además de historiador, Serrano Migallón enfatizó la identidad tan particular que constituyó para ellos el hecho de ser exiliados: “La migración es esperanza, pero el exilio es abandono y tristeza. Nosotros llegamos a México con una idea de temporalidad. ‘Cuando esto pase vamos a dejar de estar aquí y vamos a volver”. Siguiendo con esa idea, citó también una frase de uno de los grandes escritores de la novela de la Revolución, Mariano Azuela: “Los exiliados llegaron a México dispuestos a todo menos a quedarse, que es lo que finalmente hicieron”.

Muchos de los que llegaron de niños sí volvieron, pero a pocos de los padres, que se juraron no volver a su país hasta que muriera el dictador Franco, les dio tiempo a regresar. Los que sí lo consiguieron, en 1987, fueron los de Conchita Michavila. Recordó que en el avión iban todo el viaje exultantes cantando canciones republicanas. Pero cuando el piloto anunció por megafonía que estaban entrando en territorio español, todo fue silencio y suspiros. “Cumplieron el sueño de volver a España, pero fue muy fuerte para ellos. Tanto que a los tres meses se murieron los dos”.

Michavila recordó también el agradecimiento a México, donde se casó, formó su familia y ha vivido gran parte de su vida. Pérez fue más allá y contó que ha participado en muchos foros con exiliados que llegaron a otros países, como Suecia o Noruega. “Ningún país del mundo nos acogió como lo hizo México. No solo el Gobierno, el pueblo también”.

II

Los últimos exiliados en México de la guerra civil española

Eran unos niños cuando llegaron a un país desconocido. No sabían por qué estaban allí. Las razones se llamaban guerra y exilio. Sus abuelos y sus padres cuidaron de ellos, y ellos se convirtieron en mexicanos de alma española que devolvieron con creces el cariño recibido al país que los acogió. Hoy, en el otoño de una vida que no eligieron, miran sin nostalgia y con cierto orgullo por el retrovisor de la historia.

Carmen Morán Breña / Elena San José

1 DIC 2024

Regina Díaz y Aída Pérez pasean tomadas del brazo por Veracruz. Charlan como solo pueden hacerlo dos amigas que se conocen desde hace más de 80 años, y la brisa marina las devuelve a un pasado que se hace presente en cada aniversario. A ese puerto mexicano llegaron hace 85 años miles de exiliados españoles en buques fletados por el Gobierno republicano al final de la Guerra Civil. En 1939 arribó el primero, el Sinaia, en el que viajaba Regina con tan solo seis meses. Tres años después, el Nyassa dejó en la costa a Aída, con cuatro añitos cumplidos a bordo.

Ambas vienen de familia asturiana, pero vieron la luz en Barcelona, algo más que una feliz coincidencia. Los niños que subieron a esos buques huyendo de la guerra y del franquismo nacieron en cualquier parte, allá donde los fue dejando el peregrinaje de sus padres. Las mujeres se ponían de parto en el Madrid atrapado por la guerra, en Barcelona, de camino a la frontera, o ya en Francia. Aquellos niños solo encontraron tierra firme en México, donde cientos de veracruzanos los saludaban desde el puerto sin que ellos entendieran bien qué ocurría. Esos niños, hoy ancianos, son los últimos testigos del penoso éxodo español, aunque nunca tuvieron nostalgia propia y su memoria de aquello es heredada, pero qué otra cosa es la memoria, más que un legado de generación en generación.

Se criaron bajo los mismos volcanes que causaban extrañeza a sus mayores; pasaron la infancia escuchando que la paella no salía igual en México por culpa del agua, y todavía hoy tienen que responder la impertinente pregunta de si quieren más a papá o a mamá: “Yo quiero a los dos. Quiero a España porque es la tierra de mis padres, es donde nací. Pero quiero a México porque aquí crecí, me casé y tuve a mis hijos. Pero sí, hay veces que pienso: ¿a quién quiero más? No lo sé”, dice Conchita Michavila, un bebé de nueve meses en aquel barco de bandera francesa, el Sinaia.

Regina Díaz. Nació en Barcelona y llegó con apenas seis meses a bordo del 'Sinaia', el primer barco fletado por la República. Se licenció en Química y ejerció como profesora en la UNAM durante 30 años. Hoy tiene 86 y está jubilada, pero el último jueves de cada mes sigue juntándose con sus compañeros de clase del colegio Madrid. “Una amistad de 80 años no la tiene cualquiera”, dice orgullosa.

Regina Díaz. Nació en Barcelona y llegó con apenas seis meses a bordo del 'Sinaia', el primer barco fletado por la República. Se licenció en Química y ejerció como profesora en la UNAM durante 30 años. Hoy tiene 86 y está jubilada, pero el último jueves de cada mes sigue juntándose con sus compañeros de clase del colegio Madrid. “Una amistad de 80 años no la tiene cualquiera”, dice orgullosa.

Daniel Ochoa de Olza

Cierto es que fueron españoles mucho tiempo, porque los exiliados, alrededor de 20.000, se apiñaron en los mismos colegios, iban al mismo club, vivían en edificios donde el olor a sardinas en la escalera no sorprendía a nadie y esperaban con ansiedad la muerte de Franco cada tarde en la misma cafetería. En la capital mexicana, donde se asentó la mayoría, los más pequeños se criaron felices en su burbuja hispana. Pero un día llegaron a la Universidad y descubrieron que su acento les convertía en extraños para los demás.

Entonces, ¿qué eran ellos? En ese limbo navega todavía la mente de los ancianos que son hoy. La última generación de seres híbridos que conservan la bandera republicana y aprendieron las calles de Madrid leyendo a Pérez Galdós, que disfrutan con el mole y toleran el picante como el que más. Votan en las elecciones mexicanas, pero también en las españolas y hasta en las europeas. Politizados y laicos con un solo dios que les inculcaron en casa: Lázaro Cárdenas, el presidente que abrió las puertas de México, el país en el que han nacido sus hijos y donde han enterrado a sus padres.

Si algún exilio fuera ideal, ese fue el de aquellos niños: el de Conchita y Regina, que llegaron en el Sinaia; el de Aída, Carmen y los hermanos Alejandro y Vicente, que las sucedieron en el Nyassa, y el de Víctor Daniel, que se adelantó a todos a bordo del Flandre. Ellos no tuvieron que llorar el desarraigo que atormentó a sus padres, sino recrearse en un país recién salido de una revolución que sentó las bases de la sociedad moderna. Los pocos que acabaron en otros Estados, como Josefina, que vivió en Veracruz, no siempre corrieron la misma suerte. Y de esa diferencia habla consciente Juan Bonilla Rius, presidente del Ateneo Español de México: “Por supuesto que hubo víctimas del exilio, pero no fuimos nosotros”.

El encuentro entre una República y una Revolución

Cuando los exiliados se echaron al mar, poco o nada sabían sobre el país que los iba a acoger. Sus pensamientos estaban fijos en el retrovisor: la familia, la tierra, la infancia azul y un sueño arrasado por tres años de Guerra Civil. Pero el desembarco en el puerto de Veracruz, donde los esperaban el presidente Cárdenas y un pueblo abierto y entusiasta, fue mucho más que un encuentro feliz. Podrían haber huido a cualquier país y cualquiera habría sido mejor que el destino que les deparaba España, pero lo que hallaron allí se ajustó como un guante a sus necesidades y expectativas, y también a la inversa. La sintonía que se produjo fue tan singular y fructífera que definió la forma en la que hoy se ven a sí mismos ambos países.

Aída Pérez. Asturiana nacida en Barcelona camino del exilio, llegó con sus padres, Eva Flores Valdés y Manuel Pérez, a México en el barco 'Nyassa' en 1942. Es licenciada en Arquitectura y trabajó en una constructora y dando clases de dibujo en el colegio Luis Vives, en Ciudad de México. Está jubilada y tiene 86 años. Ferviente republicana, sigue la actualidad española como si nunca hubiera dejado el país.

En otro momento quizá la simbiosis habría sido menor, pero el pueblo al que llegaron entonces era un terreno fértil para las ideas que la truncada democracia había sembrado en España. “La República española encontró en la Revolución Mexicana un proyecto similar, republicano, demócrata, progresista en el más amplio sentido de la palabra, de valores laicos, públicos, de respeto por la cultura…”, enumera Francisco Mejía, investigador de la UNAM especializado en el exilio: “España estaba pasando un momento de esplendor justo antes de la Guerra Civil, pero México también: el México cardenista de la expropiación petrolera que creó institutos tan importantes como el Politécnico Nacional”. En ese caldo de cultivo, los españoles alcanzaron en América lo que no lograron en su país: educar por primera vez a toda una generación en los valores republicanos.

La familia de Aída Pérez lo comprobó enseguida. “Lo primero que hizo mi papá fue comprar una Constitución mexicana. La leyó y dijo: ‘Estupendo país”, recuerda la hija del telegrafista. “Era un México que despegaba”, cuenta, y el Gobierno les hizo partícipes de ese ascenso. El agradecimiento es tal que todavía hoy enciende las pasiones. “Cuando hacíamos reuniones, si alguien decía algo [malo] de Cárdenas, nos lo comíamos vivo”, incide con humor Carmen Hernández, que llegó con dos años en el mismo buque. Un espacio ajardinado, con piscina climatizada y control en el acceso conduce al apartamento que Carmen tiene en Ciudad de México. Su padre era mecánico y diputado del PSOE; su madre, taquimecanógrafa. “La vida mejoró, mis padres no podían creer que aquí había libertad para pensar y hablar”, recuerda.

La única condición que puso el mandatario para recibirlos fue que no intervinieran en la política mexicana. Y lo cumplieron a rajatabla, aunque andando el tiempo los hijos del exilio terminaron nutriendo las élites políticas. Salvado aquel requisito, todo fueron facilidades.

Conchita Michavila. Nació en Barcelona y llegó a México a bordo del 'Sinaia' en 1939, con nueve meses. Ahora tiene 86 años. Dice que siempre le gustaron “los animalitos” y por eso estudió Biología. Dio clases en el colegio Madrid y en el Instituto Escuela y se casó con otro refugiado español. Sus hijas, ya mexicanas, fantasean con vivir en España, de la que se enamoraron en su último viaje familiar.

Cárdenas ordenó que los refugiados entraran en las universidades pagando solo 200 pesos, como los mexicanos, y no 5.000, el precio para los extranjeros, una medida de gracia sin la que muchos no serían lo que son hoy.

Al calor de instituciones como los colegios Luis Vives y Madrid, la Casa de España o el Ateneo, todas ellas fundadas por españoles, aquellos muchachos saltaron con éxito a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde muchos pasaron de ser alumnos a profesores. También los hijos de obreros y campesinos, cuya falta de preparación se compensaba con una profunda formación política que inculcaron a su prole.

“Cuando se proclamó la República, más del 50% de los españoles eran analfabetos. ¿Cuántos podrían ser intelectuales? No llegaría al 1%. Sin embargo, representan el 10% de los exiliados”, explica el historiador mexicano Fernando Serrano Migallón, hijo del último fiscal de la República española. La cultura fue un eje vertebrador de la comunidad republicana, y los estudios, la prioridad, lo que contribuyó a extender la imagen intelectual que se tiene del exilio.

“Estaba decidido. No se te ocurría otra cosa más que estudiar una carrera”, abunda Aída Pérez, arquitecta de profesión, una mañana de julio en la casona porfiriana que alberga ahora el Ateneo. Allí se encuentra con los hermanos Alejandro y Vicente Rodríguez, que llegan agarrados del brazo y sosteniendo un bastón que afianza sus pasos entre la niebla que les ha dejado una ceguera congénita. Los hermanos rememoran los productos que enviaban a España, azúcar y café, sobre todo, para paliar las carencias de los que se quedaron allí, práctica común entre los refugiados. Ambos son ingenieros, uno en Mecánica, el otro en Electrónica.

Las compañeras de Aída también optaron por carreras de ciencias, una elección que sorprende todavía hoy, ante la presencia mayoritaria de hombres en esas materias. Conchita Michavila es bióloga, y Carmen Hernández, química, como Regina Díaz. “El exilio fue una oportunidad”, reconoce Hernández, “mi padre decía: ‘En España no habrías sido licenciada en Química”. La brecha entre aquellas mujeres y las que se quedaron era abismal. “Cuando me carteaba con mis primas, me llamaban la atención sus faltas de ortografía”, recuerda. El exilio mostró su mejor rostro a una generación que lo vivió con la alegría de quien se siente parte de una identidad común: la que habla con la ce española y la ese mexicana, o las cambia en función de quién contesta al teléfono.

Alejandro y Vicente Rodríguez. Son hermanos. Alejandro (a la derecha) tiene 89 años, y Vicente, dos menos. Llegaron a México con sus padres a bordo del 'Nyassa' en 1942. Los dos son ingenieros: el primero en Mecánica, y el segundo, en Electrónica. Ambos padecen una ceguera congénita y aseguran no sentir ninguna nostalgia por España, aunque siguen votando cada vez que hay elecciones en un país que también sienten como propio y del que hablan con pasión.

Alejandro y Vicente Rodríguez. Son hermanos. Alejandro (a la derecha) tiene 89 años, y Vicente, dos menos. Llegaron a México con sus padres a bordo del 'Nyassa' en 1942. Los dos son ingenieros: el primero en Mecánica, y el segundo, en Electrónica. Ambos padecen una ceguera congénita y aseguran no sentir ninguna nostalgia por España, aunque siguen votando cada vez que hay elecciones en un país que también sienten como propio y del que hablan con pasión.

Si el país americano les brindó un campo de posibilidades para explorar, ellos lo devolvieron con una explosión de desarrollo. Fundaron editoriales, construyeron edificios, hoteles y casinos, triunfaron en las letras y en las ciencias y, muy especialmente, revirtieron lo aprendido en el terreno educativo. Los maestros más aguerridos llevaron el sueño republicano a otros Estados. Allí abrieron los grupos escolares Cervantes, todavía vigentes, con un alumnado más mexicano que el de los centros capitalinos.

La endogámica burbuja española se rompió en la Universidad al mezclarse unos y otros. Sin embargo, en la calle, las dos Españas chocaban a veces con ferocidad. Cuando el numeroso contingente de republicanos arribó a la capital se encontró con otros 20.000 españoles que les habían precedido décadas atrás, aquellos que buscaban hacer las Américas y montaron negocios fructíferos. Los llamaban gachupines y eran ideológicamente diferentes, cuando no contrarios, y las peleas entre ambos bandos se reprodujeron en México. “El Luis Vives, que era mi escuela, estaba junto al Cristóbal Colón, un centro de gente bien, de derechas, nada que ver con nosotros”, relata Hernández. “Un 15 de septiembre [Día de la Independencia de México], alguien llevó una bandera franquista y se armó una guerra, como en las películas”, rememora risueña. El enfrentamiento entre unos y otros era tal que el Luis Vives se cambió de barrio.

En los puestos callejeros, sin embargo, junto a las banderas mexicanas, el Día de la Independencia se vendían también las de la República española, recuerda la escritora Angelina Muñiz-Huberman —nacida en Hyères, Francia, y con 87 años—, una muestra de cómo los dos proyectos se anudaron con fuerza. “Era un orgullo decir: yo soy exiliada”, sostiene la autora, última superviviente de una generación de escritores que se sirvió del destierro como fuente de inspiración. “El exilio quejoso no es el que me atrae. Me atrae el exilio de toda persona que está fuera de la corriente, te da muchos puntos de vista, entiendes al otro porque tú eres el otro para el otro”, reflexiona. “El exilio / en el centro / el exilio”, recita la autora. Es uno de sus poemas.

“La imagen de prestigio del país en política exterior se empieza a labrar con la guerra de España”, explica David Jorge, historiador del Colmex: “México llevó la voz [de la República] al primer foro internacional de la época, la Sociedad de Naciones y, a mediados de los años treinta, hace valer una posición internacional de respeto a las soberanías y de profundo antifascismo”.

La veta humanitaria inherente al recibimiento de los españoles se extendió a los que huyeron de la Segunda Guerra Mundial y, más tarde, de las dictaduras del Cono Sur. Ese eje de la política exterior mexicana, que se mantiene hoy como una pieza central, surgió entonces, como tantas otras cosas, producto de aquella simbiosis.

Carmen Hernández. Madrileña, llegó a México con sus padres en el 'Nyassa' cuando tenía dos años. Ahora tiene 84. Se licenció en Química porque pensó que su formación iba a ser “mucho más amplia” estudiando algo de ciencias y, como sus compañeras, siente que entró realmente en México cuando llegó a la Universidad. Sus padres sintieron nostalgia por España toda la vida, dice, y para ella fue “emocionantísimo” conocer el país del que tanto le habían hablado.

Exilio se escribe en plural

El éxodo que llegó y encontró un México moderno y prometedor no fue el único en un fenómeno que reclama hablar siempre en plural: no es el exilio, son los exilios. Hay otro menos conocido, más minoritario y no tan afortunado como aquel que se quedó en la gran ciudad, fundó instituciones y se mudó a los mismos vecindarios. Es el que se diseminó por los Estados, sin el abrigo de la comunidad ni la calidez del acento común. No eran un núcleo compacto, por eso es tan difícil rastrearlos, apunta Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del histórico presidente. Recalaron en Puebla, Veracruz, Chihuahua, allá donde encontraron una posibilidad para labrar la tierra o rehacer su vida. Unos porque no tuvieron la misma suerte que sus compañeros de viaje; otros pocos marcharon por “salud mental”, para alejarse del valle de lágrimas en que se convirtió la comunidad refugiada cuando se evidenció que no podrían volver, explica David Jorge: “Ese exilio quedó al margen del relato. Se desconoce casi todo de él”.

En ese pequeño hueco de la historia creció Josefina Ibars Lonca, nacida en Seròs, un pueblito de Lleida, y embarcada en 1939 en el Sinaia, a los 13 años: ni tan pequeña para evitar el desarraigo ni tan mayor para entender del todo lo que ocurría. “Estuve dos días llorando en mi camarote, pero un día amaneció y mi mamá me fue a buscar: ‘Sube a la cubierta que están cantando’. “Entonces subí, me sumé a cantar y empecé a adaptarme”, recuerda la catalana.

Josefina pasea sus 99 años por Veracruz con alegría vital. La fragilidad de su cuerpo no le impide moverse a donde quiere, se agarra a donde haga falta. Es posiblemente la única superviviente que vivió aquella travesía con conciencia de lo que dejaba atrás. Solo cuando tuvo 70 años y había enterrado a su marido volvió por primera vez a una España donde todavía la esperaban algunos de sus primos y sus amigas de la infancia.

Pero hasta llegar al feliz reencuentro pasaron casi 60 años de altibajos. “En México no padecimos hambre, pero sí muchas carencias. No había dinero”, cuenta. Su padre era albañil, y su madre, costurera. Tras la llegada a Veracruz —”había una valla de pura gente que nos aplaudía. Se abrió la gloria”—, acabaron en un pueblo de Hidalgo. “Nos dieron un alojamiento y 100 pesos, y nos prometieron tierras para trabajar. Pero nos dejaron allá y se olvidaron de nosotros”, recuerda. De ahí marcharon a la capital y finalmente a otro pueblo de Oaxaca, donde conocieron al comerciante con el que se casó Josefina. “Entonces era muy amable, luego cambian…”, dice irónica. Ella tenía 18 años; él, 28. Se mudaron a Veracruz y ahí empezó el aislamiento.

—¿No siguió en contacto con el resto de los españoles?

—Mi esposo nunca lo permitió. Si llegaba alguna paisana a verme, la corría. Y ahí empezaron a llegar los hijos.

Tuvo nueve, pero fallecieron tres. Hoy la rodea un enjambre de nietos. Ella dice que su labor en la vida fue tener hijos, a quienes les dio lo que ella no disfrutó. Cuando su madre les decía a las nietas: “Niñas, hay trastos sucios, párense a lavar”, Josefina replicaba: “No, esa no es su obligación. Su obligación es hacer sus tareas”. Y ella se las revisaba y las ayudaba a dibujar. “Yo les decía: ustedes, prepárense, porque si se casan y les va bien, qué bueno. Pero si encuentran un marido que las maltrate, déjenlo, tienen con qué trabajar”.

Josefina Ibars Lonca. Nació en Seròs, Lleida, y viajó a México con 13 años, junto a su familia, a bordo del 'Sinaia'. Ahora tiene 99 años y vive en Veracruz, donde tuvo a sus nueve hijos. Le gusta mucho cantar en catalán, como cuando era niña, aunque ahora ya no tiene con quién hablar el idioma. Recuerda la fruta de su pueblo con nostalgia intacta, pero hace tiempo que no vuelve. “La banderita republicana la cuido como a la niña de mis ojos”, sostiene todavía hoy.

Josefina evita hablar de sus años de casada, su memoria salta de la infancia a una vejez mucho más libre que la de décadas atrás, pero nunca perdió sus convicciones. Quizá no participó del progreso general que sus compatriotas disfrutaron en la capital —para ella llegó una generación después—, pero las enseñanzas republicanas permearon y se encargó de que fluyeran hacia abajo. Hoy acude a los aniversarios del desembarco en Veracruz y reconecta con unas raíces que durante décadas sobrevivieron ancladas solo en su cabeza.

La gente la recibe hoy como a una verdadera estrella y ella charla, canturrea sardanas y disfruta como la niña que cantaba en el coro de Seròs, adonde ha vuelto en cuatro ocasiones. Ella no viajaba para descubrir una España que conocía de oídas, sino para volver a su casa, a su pueblo, a sus duraznos “suavecitos” y sus melones “dulces y sabrosos”. “Yo ya no sé si me siento mexicana, pero nunca he dejado de ser española. Mi tierra es mi tierra”, dice con un toque de orgullo, y se golpea el pecho con el puño. Hoy su nieto aprende catalán, el idioma que su abuela tenía prohibido hablar en casa, porque el exilio es un viaje de ida que encuentra siempre la forma de volver.

La política, un puente sobre el Atlántico

Cada cinco años, los pocos exiliados que van quedando vuelven a las costas de Veracruz a honrar el mar que los llevó a México y al que entregan las cenizas de sus mayores. Frente a esas olas depositan su memoria, comen, bailan y todavía hoy participan de asombrosos reencuentros. Regina Díaz, de 86 años, y Josefa Ibars, de 99, se conocieron el pasado junio aunque habían viajado en el mismo barco. Aquellos niños de entonces se sienten hoy satisfechos de que el recuerdo que en México se mantiene vivo empiece a conocerse en España. Para todos, más mujeres ya que hombres, llegaron este año los reconocimientos oficiales.

El ministro español de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, apretó en junio una agenda imposible en México: visitas a los colegios que nacieron con el exilio o a los cementerios donde reposan los grandes nombres expulsados de su patria: Luis Cernuda, León Felipe, Concha Méndez, Max Aub, Carmen Parga y tantos otros. Un día antes, el Ateneo Español de México había sido declarado “lugar de memoria democrática”, la primera vez que se otorgaba esta distinción fuera de España.

España se asoma ahora a su exilio mexicano. En cambio, la segunda generación del destierro, como la primera, nunca ha dejado de interesarse por lo que sucedía al otro lado del Atlántico. La política es quizá el mayor vínculo con la patria perdida. Casi todos están muy pendientes de los informativos, lo mismo si exhuman a Franco de su tumba en Cuelgamuros que del resultado electoral. “Nostalgia de España, ninguna”, dicen los hermanos Alejandro y Vicente. Pero la actualidad es otra cosa: “La política española ahora es una vergüenza, el nivel de bajeza al que han llegado…”, comentan encendidos refiriéndose a la ultraderecha.

Ellos, como el resto de su generación, sí han viajado a la patria lejana, aunque la nostalgia no era su timón. Más bien la curiosidad por conocer un lugar en el que solo habían nacido y del que tanto hablaban sus padres. Ahora que la violencia se ceba con México, ven una España de promisión. Muchos de sus nietos estudian y viven allí, merced a la nacionalidad adquirida por su ascendencia, y otros viajan con dinero y por placer para descubrir un país muy distinto del que se consumía bajo la dictadura franquista. “El año pasado mis hijas se quedaron enamoradas de España, incluso dijeron: ‘Aquí se vive muy bien, mamá, qué bárbaro, cómo comen, y todos tan felices, nos quedamos a vivir aquí”, cuenta Conchita Michavila. “Ahora en España nos están ganando, tenemos que apresurarnos aquí”, se ríe su amiga Aída. “Alguna vez nos planteamos irnos a vivir allá”, dirá también Carmen Hernández, “pero al final te vuelves, porque México es México”.

Con débiles pasos se dirige Víctor Daniel Rivera Grijalba hacia su estudio en la planta alta de una fenomenal casa que él mismo, arquitecto por la UNAM, diseñó. Él llegó en 1939 en el primer barco que salió de Francia con republicanos hacia México, el Flandre. Quienes allí viajaban se habían pagado sus pasajes, eran gente con posibles. El arquitecto, ya retirado, es un hombre crítico con el gran exilio, del que se ha apartado. Y de España solo le interesa el fútbol. “Obviamente, el Real Madrid”, ríe.

La comunidad republicana es más heterogénea de lo que se piensa, a decir del historiador David Jorge. Eran de procedencias sociales muy distintas y reunían diversas ideologías que, andando el tiempo, se han agudizado en la segunda generación. Se dicen republicanos y progresistas si se les pregunta por España, pero la alta posición social que han alcanzado algunos les inclina hacia otras tendencias en México.

En lo que quizá coinciden todos es en su rechazo a la Monarquía, que ven como un arcaísmo. A muchos de ellos, sin embargo, tampoco les estorba ya esa figura coronada y no les hace ni pizca de gracia que los gobiernos mexicano y español entren en peleas diplomáticas, a cuenta del Rey o de lo que sea. El rifirrafe suscitado por la exclusión de Felipe VI en la investidura de la presidenta Claudia Sheinbaum les trae de cabeza. “Eso estuvo muy mal y me parece muy bien la contestación que ha dado Pedro Sánchez”, dice Regina Díaz. Ella eliminaría todas las monarquías. “Todas, pero si en España ha funcionado… Total, en México no hay monarquía y la política tampoco funciona”, afirma.

Víctor Daniel Rivera Grijalba. Nació en Santander y es hijo de un militar. Arquitecto retirado, llegó a México en el 'Flandre', el primer buque de todos. Quienes iban en él habían pagado su billete, a diferencia de los que vendrían después bajo el paraguas de la República. Él recuerda jugar con otros niños en la cubierta, y divertirse cuando el barco se inclinaba y parecía quedarse “en punta”. También se acuerda de la presencia de un cuentacuentos, Antonio Robles, que les leía durante la travesía. 

Los viejos republicanos están acostumbrados a los antiguos lazos entre ambas naciones, aquellos tiempos en los que el 14 de abril se celebraba en México con una gran cena a la que acudía la plana mayor del Partido Revolucionario Institucional (PRI). “Después de lo que pasó, lo que importa es que haya libertad. Además, en España no manda el Rey”, zanja Aída Pérez. “Aznar decidió entrar en la guerra de Irak, Zapatero decidió retirar las tropas, nunca supimos qué pensó el rey Juan Carlos”.

Y a los hermanos Alejandro y Vicente Rodríguez, ¿qué les parece que Felipe VI no fuera invitado a la investidura de Sheinbaum, a la que votaron?

—Una solemne tontería, vamos a dejarlo ahí —dice Alejandro.

—Algo más que una tontería —le secunda su hermano.

—¡Dilo en mexicano, hombre!

—Bueno, pues una pendejada —ríe Vicente al otro lado del sofá, en el Ateneo.

Así discurren ahora las conversaciones en ese Ateneo donde antaño se desgañitaban socialistas y comunistas por ver quién se llevaba el gato al agua. La institución se esfuerza hoy por sumarse a la conversación actual: “Tenemos que entrar en la discusión de lo que quiere decir ser migrante y exiliado ahora”, dice Juan Bonilla, el presidente.

De buena mañana, los niños del colegio Luis Vives se alinean a las órdenes de sus maestras para entonar un par de canciones españolas, con letras adaptadas a la actualidad. Acompañados de una guitarra y un cajón, los escolares cantan La Tarara y Si me quieres escribir, una tonada del frente de guerra republicano. Buganvillas estrelladas cuelgan sobre sus cabezas.

Aggi Garduño

El que fuera un centro con maestros y niños españoles es ahora plenamente mexicano, pero conserva una reputación de valores emanados de la Institución Libre de Enseñanza, emblema de la Segunda República. “Igualdad, solidaridad, lealtad, laicismo, amor por la enseñanza”, enumera la exdirectora del centro privado, María Luisa Gally Companys, nieta de Lluís Companys, ministro en la República y presidente de la Generalitat catalana, fusilado por los franquistas.

Los niños que acuden cada día a estos colegios continúan la “hermandad” que surgió hace 80 años, en palabras de Regina Díaz, que estudió en el colegio Madrid y sigue reuniéndose el último jueves de cada mes con sus antiguos compañeros: “Es una amistad que no tiene cualquiera. Son las mismas aspiraciones, los mismos traumas y los mismos dolores. Es un bien común y es un mal común que compartimos con alegría”.

Con idéntica solidez y prestigio se mantienen hoy algunas de las instituciones fundadas entonces, como el Colegio de México, un reputado centro universitario de investigación, o el Fondo de Cultura Económica (FCE), la gran editorial latinoamericana. Aquella hornada de muchachos bien formados ocupan también hoy puestos en la alta política mexicana. Es el caso de la excanciller Alicia Bárcena, descendiente de exiliados, secretaria hoy de Medio Ambiente en el Gobierno de Sheinbaum, o del que fue subsecretario de Salud y comandó la lucha contra el coronavirus, Hugo López-Gatell, nieto de republicanos españoles. La semilla echó raíces.

Un vínculo de acero fiel

“Atravesamos la frontera a pie. Mamá llevaba una maleta con el ajuar de casada, sábanas y todo eso con el nombre de uno y de otro. No podía con la maleta y la dejó en los Pirineos. Yo también llevaba una maleta con una tortilla española. Pero me quedó la idea de que cargaba con dos botellas de vino, hasta que hice el comentario y mamá me dijo: ‘¡Qué botellas ni qué narices!, tenías cinco años, solo llevabas la tortilla”, cuenta Víctor Daniel Rivera Grijalba. Así son ya los recuerdos implantados de aquellos niños del exilio, nebulosas evocaciones de la infancia. Esta generación que ahora se extingue como una vela creció en la esquizofrenia de una doble vida: la juventud gozosa en un país vibrante contrastaba en la calle con la desazón que se vivía en casa. La consciencia de que ellos eran mexicanos se instaló también en la mente de sus padres. España ya solo sería un país de vacaciones, quizá una urna al otro lado del Atlántico para seguir votando y una bandera roja, amarilla y morada siempre en la biblioteca. “Porque un día ya no se puede más”, dice el poema de Angelina Muñiz-Huberman, “Y ese día, ese día aceptas el paisaje”.

La memoria incompleta de aquellos niños fue, finalmente, un ancla poderosa para mantener vivo el legado español en México, pero también propició una integración que entreteje las vidas de ambos países, porque no tuvo su origen en sangrientas conquistas ni en explotaciones empresariales. Es un vínculo “de acero fiel”. Palabra de poeta.

sábado, 30 de noviembre de 2024

El mito anglosajón de la coexistencia feliz el día de Acción de Gracias

Alonso Martínez, "Día de Acción de Gracias, ‘Thanksgiving’ y los nativos americanos: una historia complicada", en El País, 28-XI-2024.

Para muchos nativos, Acción de Gracias es un día de luto y protesta, por lo que han desarrollado sus propios eventos para esa fecha

Hay un cuento común que los estudiantes estadounidenses escuchan sobre la primera celebración de Thanksgiving: un grupo de nativos americanos amistosos dio la bienvenida a los peregrinos al continente, les enseñó cómo vivir y se sentó a cenar con ellos. Sin embargo, David Silverman, experto en la historia de esta población, afirma que esta historia de Acción de Gracias es un mito. En primer lugar, casi nunca se identifica a la tribu implicada y, según el mito, “entregan América a los blancos para que puedan crear una gran nación dedicada a la libertad, las oportunidades y el cristianismo para que el resto del mundo se beneficie. Se trata de nativos que ceden al colonialismo”, sostiene Silverman en su libro This Land Is Their Land, o Esta tierra es su tierra. La verdad es otra.

Los colonos, conocidos como peregrinos, llegaron en 1620 a lo que hoy es Plymouth, Massachussets, que había sido abandonado por la mayoría de los nativos Patuxet debido a un brote de enfermedad. Tras un duro invierno que cobró la vida de la mitad de los colonos —que no pudieron adaptarse a la tierra—, el último Patuxet superviviente, Tisquantum (también conocido como Squanto), ayudó a los peregrinos enseñándoles a pescar anguilas y a cultivar maíz. Sirvió de intérprete hasta que sucumbió a la misma enfermedad que acabó con su tribu. El líder de la tribu de los Wampanoag, Massasoit, que también vivía en los alrededores, proporcionó alimentos a los colonos durante el difícil primer invierno.

Los peregrinos celebraron su primera cosecha en 1621, probablemente entre el 21 de septiembre y el 11 de noviembre, con 50 pasajeros del Mayflower (el barco en el que llegaron a América desde Inglaterra) y 90 nativos americanos. Este banquete —que fue preparado por las mujeres peregrinas y los sirvientes— inicialmente no se identificó como Acción de Gracias, pero inspiro la celebración que hoy día se lleva a cabo el cuarto jueves del mes de noviembre.

Según algunos relatos, aquella primera cosecha estaba destinada a los peregrinos, pero los nativos americanos se unieron a la fiesta tras oír los disparos de celebración y aportaron sus propios alimentos. Sin embargo, Paula Peters, historiadora de los Mashpee Wampanoag de Cape Cod (Massachusetts), sostuvo lo siguiente en una entrevista con The Guardian: “Los Wampanoag no estaban invitados”. Señala relatos de colonos que dicen que los peregrinos (también llamados separatistas) celebraban su primera cosecha mientras disparaban sus mosquetes, lo que provocó que “90 Wampanoag llegaran para la guerra”. Sin embargo, tras saber que no iban a enfrentarse en una batalla, “se quedaron para una comida tensa y diplomática que pudo o no incluir pavo”.

A pesar de la festividad, la relación entre ambas sociedades se deterioró más tarde y culminó en una de las guerras “más horribles de las que se tiene registro”, la Guerra del Rey Felipe, según Silverman. En los años siguientes, los colonos cometieron masacres contra tribus nativas como los Pequot, y también asaltaron tumbas Wampanoag y les robaron comida para sobrevivir durante sus primeros años en el continente. Esta es la razón por la que los nativos americanos no ven Thanksgiving como una celebración, sino como un día de luto, para recordar lo que algunos llaman el genocidio de las tribus nativas en América.

Día Nacional de Luto

El Día Nacional de Luto es una manifestación anual que pretende educar al público sobre los nativos americanos en Estados Unidos y disipar los mitos que rodean la historia de Acción de Gracias en Estados Unidos, así como concienciar sobre las luchas a las que se enfrentan las tribus nativas americanas.

En 1970, la Commonwealth de Massachusetts organizó una celebración conmemorativa de Acción de Gracias con motivo del 350 aniversario del desembarco del Mayflower. Los organizadores invitaron a Frank “Wamsutta” James, líder de la tribu Wampanoag de Gay Head y presidente de la Liga India Oriental Federada, a hablar en el acto. Sin embargo, tras revisar su discurso, le informaron de que no le permitirían pronunciarlo tal y como estaba escrito, y le proporcionaron otro redactado por su equipo de relaciones públicas.

James, en cambio, dio su discurso en Cole’s Hill, en Plymouth, Massachusetts, junto a una estatua de Massasoit Sachem (también conocido como Ousamequin), que era el líder de los Wampanoag a la llegada de los peregrinos y que formó una alianza con los colonos en la colonia de Plymouth. Allí describió la perspectiva de los nativos americanos sobre las celebraciones de Acción de Gracias. El discurso incluía la siguiente declaración: 

Hemos perdido nuestro país. Nuestras tierras han caído en manos del agresor. Hemos permitido que el hombre blanco nos mantenga de rodillas. Lo que ha ocurrido no puede cambiarse, pero hoy debemos trabajar por una América más humana, una América más india, donde los hombres y la naturaleza vuelvan a ser importantes; donde prevalezcan los valores indios del honor, la verdad y la fraternidad (...) Ahora, 350 años después es el comienzo de una nueva determinación para el americano original: el indio americano”.

National Day Of Mourning

Tras el acontecimiento, se colocó una placa en Cole’s Hill, en Plymouth, con el siguiente mensaje:

 “Desde 1970, los nativos americanos se reúnen a mediodía en Cole’s Hill, en Plymouth, para conmemorar un Día Nacional de Luto en la festividad estadounidense de Acción de Gracias. Muchos nativos americanos no celebran la llegada de los peregrinos y otros colonos europeos. Para ellos, el Día de Acción de Gracias es un recordatorio del genocidio de millones de su pueblo, el robo de sus tierras y el asalto implacable a su cultura. Los participantes en el Día Nacional de Luto rinden homenaje a los antepasados nativos y a la lucha de los pueblos indígenas por sobrevivir en la actualidad. Es un día de recuerdo y conexión espiritual, así como de protesta contra el racismo y la opresión que siguen sufriendo los indígenas estadounidenses”.

Este acontecimiento anual está organizado por los Indios Americanos Unidos de Nueva Inglaterra.

Unthanksgiving Day (Día de No Acción de Gracias)

La Ceremonia del Amanecer de los Pueblos Indígenas, también conocida como Unthanksgiving Day, es un acto que se celebra en la isla de Alcatraz, en la bahía de San Francisco. Se conmemora el mismo día que Acción de Gracias y el Día Nacional de Luto desde 1975 para recordar un acto de protesta celebrado en 1969, en el que el Alcatraz-Red Power Movement, un movimiento social liderado por jóvenes nativos americanos, ocupó la isla.

En 1969, los miembros nativos americanos del Movimiento Alcatraz-Red Power, que formaban parte del grupo Indios de Todas las Tribus (IAT, por sus siglas en inglés), ocuparon la isla de Alcatraz basándose en el Tratado de Fort Laramie de 1868, que asignaba tierras excedentes del Gobierno a los nativos americanos. La ocupación duró 19 meses, desde el 20 de noviembre de 1969 hasta el 11 de junio de 1971, cuando el Gobierno puso fin a la misma por la fuerza. Esto inspiró las protestas del Movimiento Indio Americano (AIM). Miembros del AIM pintaron de rojo Plymouth Rock durante una protesta por Acción de Gracias en 1970, lo que llevó a la instauración del Día Nacional de Luto. El acto está organizado por el Consejo Internacional de Tratados Indios.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Información y excerpta de textos de los disturbios de mayo en Barcelona durante la Guerra civil

 John Sinkin, "Disturbios de mayo", en Spartacus Educational 1997 (actualizado en enero de 2020) [tradución automática del inglés supervisada y corregida]:

Disturbios de mayo

I

Durante la Guerra Civil Española , la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y el Partido Obrero Español (POUM) desempeñaron un papel importante en el gobierno de Barcelona , ​​lo que los llevó a entrar en conflicto con otros grupos de izquierda de la ciudad, entre ellos la Unión General de Trabajadores (UGT), el Partido Socialista Catalán (PSUC) y el Partido Comunista (PCE).

El 3 de mayo de 1937, el jefe de la policía, Rodríguez Salas, ordenó a la Guardia Civil y a la Guardia de Asalto que tomaran la Central Telefónica, que había sido operada por la CNT desde el comienzo de la Guerra Civil Española . Los miembros de la CNT que estaban en la Central Telefónica estaban armados y se negaron a entregar el edificio. Los miembros de la CNT , la FAI y el POUM estaban convencidos de que este era el comienzo de un ataque contra ellos por parte de la UGT , el PSUC y el PCE y por la noche se levantaron barricadas por toda la ciudad.

El 4 de mayo estallaron los combates. Más tarde, ese mismo día, los ministros anarquistas, Federica Montseny y Juan García Oliver, llegaron a Barcelona e intentaron negociar un alto el fuego. Cuando esto resultó infructuoso, Juan Negrín, Vicente Uribe y Jesús Hernández pidieron a Francisco Largo Caballero que utilizara tropas gubernamentales para tomar la ciudad. Largo Caballero también recibió presiones de Luis Companys para que no tomara esta medida, porque temía que esto violara la autonomía catalana.

El 6 de mayo, escuadrones de la muerte asesinaron a varios anarquistas destacados en sus propias casas. Al día siguiente, más de 6.000 guardias de asalto llegaron desde Valencia y, gradualmente, tomaron el control de Barcelona. Se estima que unas 400 personas fueron asesinadas durante lo que se conoció como "los disturbios de mayo". Durante esta represión, Ethel MacDonald ayudó a escapar a los anarquistas buscados por la policía secreta comunista. Como resultado, se la conoció como la "Pimpinela Escarlata Escocesa".

Bob Smillie fue detenido por la policía bajo control del Partido Comunista Español (PCE). David Murray , el representante en España del Partido Laborista Independiente, recordó más tarde: "Desafortunadamente, el joven Smillie fue arrestado en el momento exacto en que se produjo la crisis en el gobierno de Valencia, y no se pudieron tomar medidas concretas para liberarlo durante el período de cambio". Como ha señalado Daniel Gray, autor de Homenaje a Caledonia (2008): "Estaba claro que Smillie se había convertido en una víctima de la represión del POUM por parte del gobierno".

Smillie fue acusado de llevar "material de guerra" (dos granadas disparadas como recuerdos de guerra). Fue llevado a una prisión en Valencia , donde se convenció a sí mismo de que se le imputaba una acusación más grave de "rebelión contra las autoridades". El POUM presionó para la liberación de Smillie. También lo hicieron James Maxton, Fenner Brockway y otros líderes del Partido Laborista Independiente .

Las autoridades de Valencia se negaron a liberar a Bob Smillie . El 4 de junio de 1937, Smillie comenzó a quejarse de dolores de estómago. Finalmente, le diagnosticaron una apendicitis. Lo llevaron al hospital, pero no lo operaron debido a la "congestión de la sala". El 12 de junio, finalmente, un médico lo examinó y llegó a la conclusión de que "debido a la congestión en la parte inferior del abdomen, no podía ser operado". Así que Bob Smillie murió más tarde ese mismo día por peritonitis .

Comenzaron a circular rumores de que había muerto tras una paliza en su celda. Ethel MacDonald empezó a escribir artículos periodísticos y a realizar programas de radio en los que afirmaba que Smillie había sido ejecutado por la policía secreta. Finalmente, las autoridades la arrestaron. MacDonald declaró más tarde al Glasgow Evening Times: "Mi arresto fue el típico de la actitud del Partido Comunista... Los guardias de asalto y los funcionarios del orden público entraron en la casa donde yo vivía una noche de madrugada. Sin ninguna explicación, comenzaron a registrar minuciosamente cada habitación y cada armario de la casa, después de haber descubierto lo que era suficiente para ellos para ahorcarme: literatura revolucionaria, etc."

Estos acontecimientos en Barcelona dañaron gravemente al gobierno del Frente Popular. Los miembros comunistas del gabinete criticaron duramente la forma en que Francisco Largo Caballero manejó los disturbios de mayo. El presidente Manuel Azaña estuvo de acuerdo, y el 17 de mayo le pidió a Juan Negrín que formara un nuevo gobierno. Negrín era simpatizante comunista y a partir de esta fecha Joseph Stalin logró mayor control sobre las políticas del gobierno republicano.

Entonces el gobierno de Negrín intentó poner las Brigadas Anarquistas bajo el control del Ejército Republicano. Al principio, los anarcosindicalistas se resistieron e intentaron mantener la hegemonía sobre sus unidades. Esto resultó imposible cuando el Gobierno tomó la decisión de pagar y abastecer únicamente a las milicias que se sometieran a un mando y una estructura unificados.

II

Fuentes primarias y secundarias

(1) Ethel MacDonald , The Barcelona Bulletin (5 de mayo de 1937)

El lunes por la tarde se desató el alboroto. Los guardias civiles tomaron por la fuerza el edificio de la Telefónica. Como la maniobra fue totalmente inesperada, lograron desarmar a los milicianos que estaban allí y así lograron hacerse con el control. Durante toda la noche hubo tiroteos en la calle y desde las ventanas del hotel teníamos una buena vista. A medida que avanzaba el día (martes), los tiroteos se hicieron terribles: la policía disparaba desde su edificio más arriba en la calle y desde las casas cercanas, y la CNT respondía desde su cuartel general, desde los balcones y desde el tejado. El ruido era terrible y ha habido muchos muertos y heridos.

(2) Ethel MacDonald, Noticias de España (1937)

No cabe duda de que la magnífica lucha de los trabajadores españoles pone en tela de juicio toda la teoría y la interpretación histórica del socialismo parlamentario. La guerra civil es una prueba viviente de la futilidad y la inutilidad de la democracia parlamentaria como medio de cambio social. Demuestra claramente que sólo hay un camino, el de la acción directa, y que sólo una clase social puede lograr el cambio: la clase obrera. La socialdemocracia ha vivido demasiado tiempo. Se dice que España la ha matado. Y ahora sólo es necesario quemar el cuerpo corrompido.

La lucha en España la mantienen los anarquistas, y sin ellos la guerra hubiera estado perdida para los trabajadores antes de esto. Y es por este hecho que los socialistas, y aquellos que se llaman a sí mismos socialistas, se niegan a tener nada que ver con la Revolución Española. Es verdad que esas personas organizan colectas para los niños pobres de Madrid que han perdido a sus padres como resultado de los bombardeos bárbaros, y es verdad que esas personas están recolectando ropa y alimentos y enviándolos a Madrid. Pero eso es todo. El conflicto español es considerado como un caso de caridad, algo al mismo nivel que los pobres para el Ejército de Salvación. Esto es típico de los socialdemócratas. Los expone claramente como una pequeña burguesía con corazones que laten cálidamente por los pobres niños hambrientos de Madrid. Pero háblales de la revolución y se les pone la piel de gallina. Para ellos la revolución es ilegal e ilícita, y como buenos ciudadanos y súbditos respetuosos de la ley, se niegan a tener cualquier asociación con ella. Esa es la traición que perpetran contra la clase obrera esos individuos y esos partidos. Se proclaman socialistas y con esa etiqueta seducen a la clase obrera.

(3) El Inprecor (3 de mayo de 1937)

La policía, dirigida por el propio prefecto de policía, ocupó la central telefónica en la tarde del 3 de mayo. Los policías fueron tiroteados mientras cumplían con su deber. Esta fue la señal para que los provocadores comenzaran a disparar por toda la ciudad.

(4) Ethel MacDonald , entrevista que apareció en el Glasgow Evening Times (1937)

Mi arresto fue típico de la actitud del Partido Comunista. En Escocia, el grupo al que pertenezco siempre ha estado en completa oposición al Partido Comunista. Al oponernos a su propaganda, siempre hemos tenido que enfrentarnos y vérnoslas con su ignorancia y brutalidad fundamentales. En España, su enfoque es el mismo. Guardias de asalto y funcionarios del orden público entraron en la casa en la que yo vivía una noche de madrugada. Sin ninguna explicación, comenzaron a registrar minuciosamente cada habitación y cada armario de la casa. Después de haber descubierto lo que para ellos era suficiente para ahorcarme -literatura revolucionaria, etc.-, pidieron ver mi pasaporte. Cuando se lo mostré, me informaron de que estaba en España ilegalmente, aunque entré en España de una manera por completo legal.

(5) Ethel MacDonald , entrevista que apareció en The Sunday Mail (1937)

El espíritu de los camaradas encarcelados es bueno. La persecución y el encarcelamiento de revolucionarios no es algo nuevo en España. Ni siquiera la persecución por parte de los llamados comunistas es nueva. El trato que se dispensa hoy a los revolucionarios en Rusia es indescriptible. Eso es lo que se puede esperar del régimen actual en la patria socialista. Pero que en España, mientras sus camaradas y hermanos luchan en los frentes contra el enemigo fascista, se detenga a revolucionarios en tal escala, es un escándalo que desacredita a todos los que permiten que eso ocurra sin protestar. La revolución debe significar el fin de las cárceles, no el cambio de guardia.

(6) The Manchester Guardian (5 de mayo de 1937)

Según informaciones que llegan a Perpiñán, en la frontera franco-española, ayer se produjo un levantamiento anarquista en Barcelona. Se dice que murieron al menos 100 personas y que por la tarde los hospitales estaban repletos de heridos.

La comunicación telefónica con Barcelona está cortada y la frontera franco-española está cerrada, por lo que es difícil obtener información precisa. Un pasajero que llegó a Perpiñán ayer por la tarde en avión desde Barcelona declaró que el Gobierno había recuperado el control del centro de la ciudad después de duros combates, pero que los anarquistas tenían los suburbios y los distritos periféricos. El Gobierno esperaba obtener el control total hoy.

Las autoridades catalanas han instalado ametralladoras en puntos estratégicos de la ciudad y también han hecho uso de carros de combate. Se cree que el presidente de la Generalitat, el señor Companys, ha pedido tropas del frente de Aragón para hacer frente a la situación.

Por otra parte, se informó de que los dirigentes socialistas, comunistas y anarquistas se habían reunido para llegar a una solución al conflicto. Los representantes de las dos grandes organizaciones obreras, la UGT (socialista-comunista) y la CNT (anarquista), difundieron llamamientos durante los combates pidiendo a sus partidarios que cesaran el fuego y mantuvieran la calma.

También se emitió una advertencia a la población para que permaneciera en sus casas, aparentemente por parte del Gobierno, y esta emisión terminó con las palabras "Estos ríos de sangre deben dejar de fluir".

Los anarquistas son partidarios nominales del Gobierno catalán y, de hecho, tienen dos escaños en el Consejo de Ministros. Sin embargo, su capacidad de colaboración no es muy grande y están en constante disputa con los socialistas y comunistas del Gobierno.

La tensión entre las autoridades y los anarquistas es muy intensa desde hace unos días. Los desórdenes comenzaron cuando la Generalitat ordenó a los anarquistas que entregaran las armas que poseían. Estos se negaron y la Generalitat envió refuerzos policiales a los lugares donde los anarquistas tenían el control.

Algunos anarquistas se instalaron en el alto edificio de la línea telefónica y fue en torno a él donde se produjeron los combates más graves. Al principio, varios anarquistas fueron hechos prisioneros en el edificio, pero luego se dice que la policía fue repelida. Entonces los anarquistas lanzaron un ataque en gran escala contra todos los policías que encontraron en las calles y los persiguieron hasta los suburbios a punta de revólver.

El pasajero que llegó a Perpiñán dio una explicación alternativa de la causa del levantamiento: dijo que el gobierno valenciano había propuesto recientemente el nombramiento de un general para comandar las fuerzas catalanas, pero los anarquistas se negaron a aceptar el nombramiento. El gobierno valenciano insistió y estallaron los combates.

El consulado francés, afirma Reuter, habría sido aislado por los alborotadores y el cónsul tuvo que enviar un pedido de ayuda a un barco francés en el puerto.

El alzamiento de Barcelona no es un caso aislado de desacuerdo entre los anarquistas y los demás partidarios del gobierno catalán. Los anarquistas también están en rebelión en la ciudad de Puigcerdá, a dos millas de la frontera francesa, al noroeste de Barcelona. Los disturbios allí siguieron a un incidente reciente en el que murió Antonio Martín, líder de los anarquistas de Puigcerdá.

Al parecer, el Gobierno valenciano pidió al Gobierno catalán que controlara la situación y la Generalitat envió 400 carabineros y guardias civiles a ocupar puntos estratégicos en torno a Puigcerdà. También cortaron el puente de la carretera que unía Puigcerdà con una población vecina para impedir la llegada de refuerzos anarquistas.

Se describe a los anarquistas como bien armados y decididos a no someterse a la disciplina del gobierno catalán, y han erigido alambres de púas y cavado trincheras alrededor de Puigcerdà para evitar un ataque.

(7) John Langdon-Davies, Daily Chronicle (8 de mayo de 1937)

No se trata de un levantamiento anarquista, sino de un putsch frustrado del POUM "trotskista", que actúa a través de las organizaciones que controla, "Los Amigos de Durruti" y las Juventudes de la Liberación. La tragedia comenzó el lunes por la tarde, cuando el Gobierno envió a la policía armada al edificio de la Telefónica para desarmar a los trabajadores, en su mayoría miembros de la CNT. Las graves irregularidades en el servicio eran un escándalo desde hacía tiempo.

Una gran multitud se reunió en la plaza de Cataluña, mientras los cenetistas resistían, retirándose piso por piso hasta lo alto del edificio. El incidente fue muy oscuro, pero corrió la voz de que el Gobierno estaba en contra de los anarquistas. Las calles se llenaron de hombres armados. Al caer la noche, todos los centros obreros y edificios gubernamentales estaban atrincherados y a las diez de la mañana se dispararon las primeras salvas y las primeras ambulancias empezaron a recorrer las calles. Al amanecer, toda Barcelona estaba bajo fuego.

A medida que avanzaba el día y los muertos ascendían a más de cien, uno podía hacer una conjetura sobre lo que estaba sucediendo. La CNT anarquista y la UGT socialista no estaban técnicamente "en la calle". Mientras permanecieron detrás de las barricadas, simplemente estaban esperando vigilantes, una actitud que incluía el derecho a disparar a cualquier persona armada en la calle abierta; las explosiones generales se vieron invariablemente agravadas por los pacos [era el nombre que recibían los francotiradores en la Guerra de África por el sonido que hacían sus disparos], hombres solitarios escondidos, generalmente fascistas, que disparaban desde los tejados a nada en particular, pero que hacían todo lo posible para aumentar el pánico general.

El miércoles por la tarde, sin embargo, empezó a quedar claro quién estaba detrás de la revuelta. Todas las paredes estaban cubiertas con un cartel incendiario que llamaba a una revolución inmediata y al fusilamiento de los líderes republicanos y socialistas. Estaba firmado por los "Amigos de Durruti". El jueves por la mañana, el diario anarquista negó todo conocimiento o simpatía hacia él, pero La Batalla, el periódico del POUM, reimprimió el documento con los mayores elogios. Barcelona, ​​la primera ciudad de España, se vio sumida en un baño de sangre por agentes provocadores que utilizaban esta organización subversiva.

(8) Claude Cockburn , The Daily Worker (11 de mayo de 1937)

Miles de altavoces, instalados en todos los lugares públicos de las ciudades y pueblos de la España republicana y en las trincheras a lo largo de todo el frente de batalla de la República, llevaron el mensaje del Partido Comunista en esta hora fatídica directamente a los soldados y al pueblo luchador de esta República, tan duramente presionada y combativa.

Los ponentes fueron Valdés, ex consejero de Obras Públicas del gobierno catalán, Uribe, ministro de Agricultura del gobierno de España, Díaz, secretario del Partido Comunista de España, Pasionaria y Hernández, ministro de Educación.

Entonces, como ahora, está en el primer plano de todo la amenaza fascista sobre Bilbao y Cataluña.

La situación en Cataluña tiene un rasgo especialmente peligroso: sabemos ahora que los agentes alemanes e italianos que llegaron a Barcelona supuestamente para "preparar" el famoso "Congreso de la Cuarta Internacional" tenían una gran tarea. Era esta:

Debían -en cooperación con los trotskistas locales- preparar una situación de desorden y derramamiento de sangre, en la que sería posible para los alemanes y los italianos declarar que eran "incapaces de ejercer un control naval efectivo en las costas catalanas" debido "al desorden que prevalecía en Barcelona", y que, por lo tanto, eran "incapaces de hacer otra cosa" que tener fuerzas terrestres en Barcelona.

En otras palabras, lo que se estaba preparando era una situación en la que los gobiernos italiano y alemán podrían desembarcar tropas o marines abiertamente en las costas catalanas, declarando que lo hacían "para preservar el orden".

Ése era el objetivo y probablemente siga siendo el mismo. El instrumento para todo esto estaba al alcance de los alemanes y los italianos: la organización trotskista conocida como POUM.

El POUM, actuando en cooperación con elementos criminales bien conocidos y con algunas otras personas engañadas en las organizaciones anarquistas, planeó, organizó y dirigió el ataque en la retaguardia, exactamente sincronizado para coincidir con el ataque al frente en Bilbao.

En el pasado, los dirigentes del POUM han intentado con frecuencia negar su complicidad como agentes de una causa fascista contra el Frente Popular. Esta vez se les condena por sus propias palabras con tanta claridad como a sus aliados, que operan en la Unión Soviética, que confesaron los crímenes de espionaje, sabotaje e intento de asesinato contra el gobierno de la Unión Soviética.

Los ejemplares de La Batalla, publicados a partir del 2 de mayo, y los panfletos distribuidos por el POUM antes y durante las matanzas de Barcelona, ​​dejaron clara la posición en letra fría.

El POUM se declara, en los términos más claros, enemigo del Gobierno popular. Llama, con palabras inequívocas, a sus partidarios a volver las armas en la misma dirección que los fascistas, es decir, contra el Gobierno del Frente Popular y los combatientes antifascistas.

Son 900 muertos y 2.500 heridos las cifras oficiales dadas por Díaz como la suma total en la matanza humana del atentado del POUM en Barcelona.

No fue, en modo alguno, como señaló Díaz, el primero de tales ataques. ¿Por qué, por ejemplo, en el momento de la gran ofensiva italiana en Guadalajara, los trotskistas y sus amigos anarquistas engañados intentaron un levantamiento similar en otro distrito? ¿Por qué ocurrió lo mismo dos meses antes, en el momento del duro ataque fascista en el Jarama, cuando, mientras españoles e ingleses y honestos antifascistas de todas las naciones de Europa morían en la defensa del puente de Arganda, los cerdos trotskistas sacaron de repente sus armas a 200 kilómetros del frente y atacaron por la retaguardia?

(9) Claude Cockburn , The Daily Worker (17 de mayo de 1937)

Mañana las fuerzas antifascistas de la República comenzarán a recoger todas esas decenas de armas ocultas que deberían estar en el frente y no están.

El decreto que ordena esta actuación afecta a toda la República, pero es en Cataluña donde sus efectos serán probablemente más interesantes e importantes.

Con ella, la lucha para "poner a Cataluña en pie de guerra", que dura ya meses y que fue resistida con abierta violencia por el POUM y sus amigos en la primera semana de mayo, entra en una nueva fase.

Este fin de semana puede ser un punto de inflexión. Si el decreto se ejecuta con éxito, significará:

Primero: que los grupos liderados por el POUM que se levantaron contra el gobierno la semana pasada perderán su principal fuente de fuerza, es decir, sus armas.

Segundo: que, como resultado de esto, su capacidad de obstaculizar mediante el terrorismo los esfuerzos de los obreros antifascistas para poner en marcha satisfactoriamente las fábricas de guerra se verá drásticamente reducida.

Tercero: Que las armas actualmente ocultas estarán disponibles para su uso en el frente, donde son muy necesarias.

Cuarto: Que en el futuro quienes roben armas del frente o roben armas en tránsito hacia el frente estarán sujetos a arresto inmediato y juicio como aliados del enemigo fascista.

Entre las armas que deben entregarse se incluyen fusiles, carabinas, ametralladoras, pistolas-ametralladoras, morteros de trinchera, cañones de campaña, vehículos blindados, granadas de mano y todo tipo de bombas.

La lista da una idea del tipo de armamentos acumulados por los conspiradores fascistas y sacados a la luz, por vez primera, la semana pasada.

(10) Helen Lennox, Carta a la madre de Ethel MacDonald (julio de 1937)

El Servicio Secreto que opera hoy en España llega de noche y sus víctimas nunca vuelven a ser vistas. A Bob Smillie no se atrevieron a liquidarlo abiertamente, pero es posible que haya sufrido más por ello. Tu Ethel sin duda cree que su muerte fue intencionada. Ella lo profetizó ya antes de que se produjera y dijo que no se le permitiría salir del país con el conocimiento que tenía. Lo que más me preocupa es que Ethel ya ha estado enferma y sería presa fácil de cualquiera que intente hacer que su muerte parezca natural.

(11) George Orwell , Homenaje a Cataluña (1938)

La muerte de Smillie no es algo que pueda perdonar fácilmente. Allí estaba este muchacho valiente y talentoso, que había abandonado su carrera en la Universidad de Glasgow para venir a luchar contra el fascismo y que, como pude comprobar por mí mismo, había hecho su trabajo en el frente con un valor y una voluntad intachables; y lo único que pudieron hacer con él fue arrojarlo a la cárcel y dejarlo morir como un animal abandonado. Sé que en medio de una guerra enorme y sangrienta no tiene sentido hacer demasiado ruido por una muerte individual... Pero lo que enfurece de una muerte como ésta es su absoluta inutilidad.

(12) Georges Kopp , declaración en 1938.

El médico afirma que Bob Smillie tenía la piel y la pulpa de la piel perforadas por una fuerte patada asestada con un pie calzado con bota claveteada; los intestinos colgaban parcialmente hacia afuera. Otro golpe había cortado la conexión del lado izquierdo entre la mandíbula y el cráneo, y el primero simplemente colgaba del lado derecho. Bob murió unos 30 minutos después de llegar al hospital.

(13) Daniel Gray, Homenaje a Caledonia (2008)

Las sospechas sobre la muerte de Bob Smillie se expresaron en el Homenaje a Cataluña de George Orwell , publicado por primera vez en abril de 1938, en el que se refirió a Smillie como "quizás el mejor del grupo" entre el contingente del ILP. Orwell sintió que había sufrido "una muerte malvada y sin sentido... como un animal abandonado" y era extremadamente escéptico en cuanto a qué la causó, escribiendo que "quizás la historia de la apendicitis era cierta... [pero] una gente tan dura como esa no suele morir de apendicitis si se la cuida adecuadamente". La opinión de Orwell sobre los procedimientos fue escrita antes de la publicación del informe oficial del ILP sobre la muerte de Smillie, que, hasta cierto punto, justificó sus comentarios. En lugar de ofrecer una explicación alternativa para la muerte, las palabras de Orwell reforzaron la línea oficial del ILP: Smillie había sido víctima de un trágico caso de abandono.

Esa línea oficial se alcanzó tras un exhaustivo trabajo de investigación por parte de David Murray, que tomó declaraciones a los reclusos, al personal médico y a los guardias de la Prisión Modelo, así como a los pacientes, enfermeras y médicos del hospital provincial. También entrevistó al fiscal militar y al personal de la Oficina de Seguridad Pública, del Ministerio de Justicia y del SIM. Con su experiencia periodística a la vista, Murray incluso realizó entrevistas en la morgue y en el cementerio donde estuvo internado Smillie. Su informe se completó en febrero de 1938 y se publicó en el periódico New Leader el 11 de marzo.

En consonancia con la postura que había adoptado David Murray desde el principio, el informe sostuvo que Smillie no había sido detenido por motivos políticos, sino por no llevar consigo un certificado de baja cuando intentó salir de España. Sin embargo, las autoridades republicanas habían intentado establecer si Smillie había participado en la agitación de los rebeldes, prolongando su estancia en prisión y añadiendo tardíamente un elemento político a su encarcelamiento. El informe dejaba claro que Smillie era perfectamente inocente de cualquier delito y sugería que, de haber vivido, habría sido puesto en libertad. El informe concluía: "Consideramos que la muerte de Bob Smillie se debió a un gran descuido por parte de las autoridades responsables, lo que equivalía a una negligencia criminal".

Curiosamente, una versión anterior de las conclusiones de Murray, incluida en una carta de julio de 1937 a John McNair, incluía la "intención" como posible motivo de la negligencia demostrada hacia Smillie cuando su enfermedad se había agravado. Después de escuchar las pruebas, Murray estaba seguro de que no había habido ninguna demora deliberada en el tratamiento de Smillie. "No había ningún secreto", escribió, "sobre la forma de su arresto, su lugar de encarcelamiento, el tipo de enfermedad, la ubicación del hospital y el lugar del entierro".

Todavía quedan dudas sobre la veracidad de esta conclusión. Se ha sugerido que Murray eliminó la parte de la "intención" del argumento para evitar reavivar las tensiones en la izquierda republicana mientras la guerra civil todavía estaba en curso. Había sido el hombre más cercano al caso y en años posteriores sostuvo constantemente que no tenía sentido el argumento de que los españoles querían matar al joven nieto de un coloso del movimiento sindical.

(14) George Orwell, Homenaje a Cataluña (1938)

En la prensa antifascista extranjera se levantó un tremendo revuelo, pero, como de costumbre, sólo una de las partes del caso tuvo algo parecido a una audiencia. Como resultado, los combates de Barcelona se presentaron como una insurrección de anarquistas y trotskistas desleales que estaban "apuñalando al gobierno español por la espalda", etc. La cuestión no era tan simple como eso. Sin duda, cuando se está en guerra con un enemigo mortal es mejor no empezar a luchar entre ustedes, pero vale la pena recordar que se necesitan dos para iniciar una pelea y que la gente no comienza a construir barricadas a menos que haya recibido algo que considere una provocación.

En la prensa comunista y procomunista, toda la culpa de los combates de Barcelona recayó sobre el POUM. El asunto no se presentó como un estallido espontáneo, sino como una insurrección deliberada y planificada contra el gobierno, orquestada únicamente por el POUM con la ayuda de unos pocos "incontrolables" descarriados. Más que eso, fue definitivamente un complot fascista, llevado a cabo bajo órdenes fascistas con la idea de iniciar una guerra civil en la retaguardia y paralizar así al gobierno. El POUM era la "quinta columna de Franco", una organización "trotskista" que trabajaba en connivencia con los fascistas.

(15) Bill Alexander , Voluntarios británicos por la libertad (1992)

A principios de mayo de 1937 llegaron noticias de que en las calles de Barcelona se estaba combatiendo entre los partidarios del POUM, ayudados por algunos anarquistas, por un lado, y las fuerzas gubernamentales, por otro. El POUM, que siempre había sido hostil a la unidad, hablaba de "iniciar la lucha por el poder obrero".

La noticia de los combates fue recibida con incredulidad, consternación y luego con extrema ira por los brigadistas internacionales. Ningún partidario del gobierno del Frente Popular podía concebir la idea de lanzar la consigna de la "revolución socialista" cuando ese gobierno luchaba por su vida contra el fascismo internacional, el poder de cuya maquinaria de guerra era una dura realidad a unos cientos de metros de distancia en tierra de nadie. La ira de la Brigada contra quienes luchaban contra la República en la retaguardia se agudizó con los informes de que se mantenían armas, incluso tanques, fuera del frente y se ocultaban con fines traicioneros.

(16) Ilya Ehrenburg, Izvestia, sobre los disturbios de mayo (3 de noviembre de 1937)

Debo expresar la vergüenza que siento ahora como hombre. El mismo día en que los fascistas se dedican a fusilar a las mujeres de Asturias, aparece en el periódico francés una protesta contra la injusticia. Pero esa gente no protesta contra los carniceros de Asturias, sino contra la República que se atreve a detener a los fascistas y a los provocadores del POUM.

(17) Tom Murray, Voces de la Guerra Civil Española (1986)

Las perspectivas de futuro de la República eran bastante buenas como una especie de administración liberal progresista. Nadie podría llamarlo de otra manera. No era un gobierno de socialistas. El gobierno republicano era un gobierno más o menos de liberales con socialistas y comunistas que los apoyaban, etc. Y el terrible crimen del POUM, en mi opinión, fue que intentó fomentar la idea de que se trataba de una guerra revolucionaria. No fue una guerra revolucionaria: nunca tuvo ningún síntoma de una guerra revolucionaria. El pueblo de España no era revolucionario en el sentido de la Revolución bolchevique de 1917. Era gente preocupada por expulsar a los italianos y a los alemanes de su territorio, lo que fue una revuelta contra una invasión extranjera en su territorio, una invasión extranjera patrocinada por un puñado de generales dirigidos por Franco. Creo que fue una gran tragedia que en un determinado período de la lucha hubiera combates tras las líneas, instigados, en mi opinión, por quienes creían que era una lucha revolucionaria. Y esto tiene que quedar bien claro: no fue una lucha revolucionaria. No tenía ningún elemento de lucha revolucionaria. Era una lucha por la expulsión de los invasores extranjeros, pero la falta de unidad que siguió creó un obstáculo terrible.

Ignatius Sancho, esclavo negro escritor, con algo de su epistolario

John Simkin, "La esclavitud en los Estados Unidos" 1997, actualizado en enero de 2020:

[Traducción automática, supervisada y corregida]

Ignacio Sancho nació en un barco dedicado al tráfico de esclavos en 1729. Su madre murió poco después de llegar a las Indias Occidentales españolas. Su padre se suicidó antes que ser esclavo. Su dueño lo trajo a Inglaterra en 1731 y lo regaló a tres hermanas solteras que vivían en Greenwich.

De joven conoció a John Montagu, segundo duque de Montagu, quien se interesó por su educación. En 1749, Sancho huyó y buscó refugio en casa de la familia Montagu. El duque de Montagu había fallecido recientemente, pero su esposa aceptó contratarlo como mayordomo.

Cuando la duquesa de Montagu murió, le dejó un pequeño legado que le permitió abrir una tienda de comestibles en Westminster, por lo que pudo entrar en contacto con el político Charles James Fox.

Autodidacta, Sancho escribió poesía y un libro sobre música. No logró encontrar un editor para su obra, pero sí conoció a figuras literarias muy relevantes, como Samuel Johnson y Laurence Sterne. En 1878 su retrato fue publicado por nada menos que el pintor Thomas Gainsborough.

Ignacio Sancho falleció el 14 de diciembre de 1780. Dos años después, un amigo consiguió que sus cartas aparecieran impresas como libro, y de esta manera Sancho fue el primer escritor africano cuya obra se publicó en Inglaterra. Se vendió harto bien, y su viuda recibió más de 500 libras en regalías.

Fuentes primarias y secundarias

(1) Ignacio Sancho, Carta a Laurence Sterne (julio de 1776)

Sería un insulto a su humanidad (o tal vez lo parecería) disculparme por la libertad que me estoy tomando; soy una de esas personas a las que el vulgo y los antiliberales llaman «negros». La primera parte de mi vida fue bastante desafortunada, ya que me colocaron en una familia que consideraba que la ignorancia era la mejor, la única garantía de obediencia. Aprendí a leer y escribir un poco, con una dedicación incansable. Gracias a la bendición de Dios, la última parte de mi vida ha sido verdaderamente afortunada, al haberla pasado al servicio de una de las mejores familias del reino. Mi mayor placer han sido los libros. Adoro la filantropía: ¡cuánto le debo, buen señor, entre millones, por el carácter de su amable tío Toby! Declaro que caminaría diez millas, en los días más calurosos, para poder estrecharle la mano al honesto cabo. Sus sermones me han tocado el corazón y espero que lo hayan enmendado, lo que me lleva al motivo de esta carta. En su décimo discurso, página setenta y ocho, en el segundo volumen, hay un pasaje muy conmovedor: “Considere cuán gran parte de nuestra especie, en todas las épocas hasta ahora, ha sido pisoteada por tiranos crueles y caprichosos, que no quisieron escuchar sus gritos ni compadecerse de sus aflicciones. Considere lo que es la esclavitud: ¡qué cáliz tan amargo y cuántos millones de personas se ven obligadas a beberlo!”. De todos mis autores favoritos, ninguno ha derramado una lágrima en favor de mis miserables hermanos negros, salvo usted y el humanitario escritor Sir George Ellison. Creo que me disculpará; y estoy seguro de que me aplaudirá por suplicarle que dedique media hora de atención a la esclavitud tal como se practica actualmente en nuestras Indias Occidentales. Ese tema, tratado con su sorprendente genio, aliviaría (tal vez) el yugo de muchos; pero aunque solo fuera uno ¡Dios misericordioso, qué fiesta para un corazón benévolo! Y estoy seguro de que usted es un epicúreo en actos de caridad. Usted, que es universalmente leído y universalmente admirado, no podría fallar. Estimado señor: piense que en mí ve las manos alzadas de miles de mis hermanos africanos.

(2) Ignacio Sancho, carta (enero de 1778)

De todo corazón y cordialmente le agradezco su amabilidad al enviarme los libros. El trato diabólico y poco cristiano que se da a mis hermanos negros; la ilegal, la horrible maldad del tráfico; la cruel carnicería y la despoblación de la especie humana están pintadas con colores tan fuertes que, si se le presta la debida atención, creo yo que provocarían convicción y remordimiento en todo lector ilustrado y sincero. La lectura me afectó más de lo que puedo expresar y, de hecho, sentí una sensación doble o mixta, pues, mientras mi corazón se desgarraba por los sufrimientos que, por lo que sé, algunos de mis parientes más cercanos podrían haber padecido, mi pecho al mismo tiempo brillaba de gratitud y alabanza hacia el humanitario, cristiano, amable y erudito autor de ese valioso libro.

(3) Ignacio Sancho, Carta (1778)

Lamento observar que la práctica de su país (al que amo como residente y también por su libertad y por las muchas bendiciones de que disfruto en él, de modo que siempre recibirá mis más cálidos deseos, oraciones y bendiciones), digo, aun con renuencia, que la conducta de su país, como es forzoso observar, ha sido uniformemente perversa en las Indias Orientales y Occidentales, e incluso en la costa de Guinea. El gran objetivo de los navegantes ingleses, y en realidad de todos los navegantes cristianos, es el dinero, el dinero, el dinero, por lo que no pretendo culparlos. El comercio fue destinado por la bondad de la Deidad para difundir los diversos bienes de la tierra en todas partes, y para unir a la humanidad en las benditas cadenas del amor fraternal, la sociedad y la dependencia mutua: el cristiano ilustrado debe difundir las riquezas del Evangelio de la paz con las mercancías de su respectiva tierra. El comercio, acompañado de estricta honestidad, y con la religión como compañera, sería una bendición para cada costa que tocara. Y en África, los pobres y desdichados nativos, bendecidos con el suelo más fértil y exuberante, se vuelven mucho más miserables por lo que la Providencia quiso como una bendición: el abominable tráfico de esclavos por parte de los cristianos y la horrible crueldad y traición de los reyezuelos, alentados por sus clientes cristianos que les llevan licores fuertes para inflamar su locura nacional y pólvora y malas armas de fuego para abastecerlos.

(4) Ignacio Sancho, Cartas de Sancho (1782)

No me ocuparé de la conducta tramposa del cochero y cómo quiso sacarnos un chelín malamente, ni de cómo nos detuvieron en la ciudad y nos insultaron con generosidad, ni de cómo se llevaron a un anciano gordo, a su mujer también gorda y a su hijo y, después de tenernos media hora en una dulce conversación de esas cosas... de esas cosas explosivas... de cómo la mujer gorda se enfadó con su amo regordete porque estaba sereno y cómo se enfureció por su lamida... de cómo asomó la cabeza por la puerta del coche y maldijo sin parar, mientras su... en línea directa con la nariz del pobre S..., lo entretenía con sus sonoras y dulces exhalaciones... No diré nada tampoco de que estuvimos casi dos horas de viaje... Ni tampoco me fijo en que S... se puso enfermo antes de que dejáramos G..., ni en que el niño se le cagara encima... En resumen, eran casi las nueve cuando llegamos a Charles Street.

(5) En una carta a un amigo, Ignacio Sancho escribió sobre los disturbios de Gordon (1780) [una revuelta anticatólica contra una ley que intentaba disminuir su perjuicio y opresión]

En este momento hay lo menos cien mil pobres, miserables y harapientos individuos de entre doce y sesenta años de edad, con escarapelas azules en sus sombreros, además de otra mitad de mujeres y niños, todos desfilando por las calles, el puente y el parque, y listos para cualquier trastada. ¡Dios mío! ¿Qué está pasando ahora? Me vi obligado a dejar de escuchar los gritos de la multitud, el horrible choque de las espadas y el alboroto de una muchedumbre en veloz movimiento, que me llevaron a la puerta cuando todos en la calle estaban ocupados en cerrar sus tiendas. Ahora son justo las cinco en punto. Y en este momento, unos dos mil muchachos están jurando libertad y pavoneándose con grandes palos... ¡Gracias a Dios, se pone a llover! ¡Ojalá lo haga fuerte para enviar a salvo a sus hogares, a sus familias y a sus esposas a esos miserables engañados!

(6) J T Smith, Nolleckens y sus tiempos (1828)

Al empujar la puerta de entrada, una campanilla tintineante, accesorio habitual de estas tiendas, anunció la entrada. Bebimos té con Sancho y su dama negra, que cuando entramos estaba sentada en un rincón de la tienda, picando azúcar y rodeada de sus pequeños sanchonitos. Sancho, sabiendo que el señor Nollekens era hombre leal, le dijo: "Estoy seguro de que le agradará saber que han apresado a lord George Gordon, y que un grupo de guardias lo escolta en un viejo y destartalado carruaje hasta la Torre". Nollekens no dijo una palabra, y el pobre Sancho no sabía o no recordaba que se estaba dirigiendo a un papista.

miércoles, 17 de abril de 2024

La herencia de la Ilustración, de Antoine Litti

Lola Galán, "Los claroscuros del Siglo de las Luces: la Ilustración no solo fue razón y modernidad", reseña en Babelia, 1-XII-2023:

‘La herencia de la Ilustración. Ambivalencias de la modernidad’, de Antoine Lilti, recoge las principales teorías críticas que se plantean sobre esta etapa, reconociendo que constituye “una tradición de la que no escapamos”

La Ilustración tiene excelente prensa. El siglo XVIII ha pasado a la historia como una etapa luminosa en la que la superstición religiosa y el absolutismo político empezaron a ser barridos por la fuerza de la razón. En ese Siglo de las Luces se pondrían las bases de las democracias modernas, y se comenzaría a construir lo que entendemos por modernidad. Y, sin embargo, esta buena imagen se ha ido agrietando en los últimos tiempos. En su libro La herencia de la Ilustración, el profesor Antoine Lilti, gran experto de ese periodo en Francia, recoge las principales teorías críticas que se plantean sobre esta etapa, reconociendo que constituye “una tradición de la que no escapamos, ya sea para reivindicarla o para oponernos a ella”.

Lilti, que empieza por subrayar hasta qué punto la crisis ecológica pone en tela de juicio la idea misma de progreso, analiza a fondo los estudios poscoloniales que ven en la Ilustración una justificación ideológica del colonialismo europeo. Para autores como Dipesh Chakrabarty, se trata del relato fundador de una modernidad europea que debería “bajar de su pedestal y asumir su carácter local”, por eso propone “provincializar” Europa. Sin negar la validez de esas posiciones, Lilti considera que no tenemos por qué renunciar “al legado” de esa etapa crucial, sino “asumirlo como una herencia local y plural. No un credo racionalista universal que debamos defender contra sus enemigos, sino la intuición inaugural de la relación crítica de una sociedad consigo misma”.

En su libro, Lilti pasa también revista a la vida de los más famosos forjadores del Siglo de las Luces para dejar claro que rara vez estuvieron a la altura de su osadía ideológica. Optaron en muchos casos por publicar sus obras con seudónimo (Voltaire utilizó decenas de ellos) para eludir la censura y las responsabilidades derivadas de esa exposición pública, y pese a los ideales expresados en sus escritos —que desembocarían en la Revolución Francesa— vivieron en la más absoluta comodidad burguesa, perfectamente integrados en las sociedades del Antiguo Régimen. Voltaire, por ejemplo, “encarna los límites de la Ilustración, que se han denunciado a menudo: un innegable conservadurismo social y político, un marcado gusto por los déspotas ilustrados, posiciones dudosas sobre la jerarquía de las razas y cierta superficialidad”. De Diderot, artífice de La Enciclopedia, nos dice: “Pensador crítico, siempre rápido para expresar su indignación, pero también escritor bien integrado en el pequeño mundo de la élite parisina. Autor de textos audaces que, releídos hoy en día, parecen anunciar la Revolución, renunció a publicarlos, mientras trabajaba a veces como censor oficioso de Antoine de Sartine, teniente general de la policía”.

Lilti reconoce que en Francia, la Ilustración se desarrolló cómodamente a la sombra de la sociedad del Antiguo Régimen. “Sus protagonistas estaban firmemente arraigados en las instituciones culturales de la monarquía y asociados a las prácticas sociales de las élites”. El propio D’Alembert, autor del ‘Discurso Preliminar de la Enciclopedia’, en 1751, fue miembro de la Academia de Ciencias y de la mayoría de las academias europeas, además de secretario permanente de la Academia Francesa y asiduo invitado en los salones de la nobleza ilustrada. Otra idea que aporta el libro de Lilti es que el impulso secularizador en Europa surgió precisamente de los pensadores cristianos, tal y como reivindica una corriente analítica que está cobrando cada vez más fuerza y que subraya las fuentes religiosas de la Ilustración asegurando que mantiene un nexo inadvertido o reprimido con las creencias antiguas. Y si hablamos del legado de ese siglo XVIII en el plano económico, aunque el capitalismo financiero global que domina hoy el mundo es una negación de los valores de la Ilustración, debemos reconocer que es también su heredero.

La herencia de la Ilustración, Antoine Lilti. Gedisa, 2023, 480 páginas. 38,90 euros

sábado, 16 de marzo de 2024

El genocidio de Bengala cometido por Winston Churchill

I

David Solís, "El genocidio de Bengala que los ingleses provocaron y del que nadie habla", Cultura Colectiva, 31 de marzo de 2017 [Las terribles imágenes del mismo en este enlace, así como el artículo]:

“El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. “Mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo”. “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces”. Al leer estas frases, pertenecientes a Winston Churchill, ex primer ministro británico en dos periodos (1940-45 y 1951-55), uno pensaría que este hombre era un optimista, un gran líder y un hombre de mucho carisma. Sin embargo, la historia nos dice que detrás de esta fachada luminosa se encuentra una oscura verdad: Churchill llevó a cabo una estrategia económica y militar en Bengala, India, durante la Segunda Guerra Mundial, que provocó una hambruna que terminó matando a millones de personas. Este tema no es recurrente en los libros de historia ni es recordado como un hecho controversial. Sin embargo, vale la pena hacer una revisión del mismo para dar a conocer uno de los hechos más crueles y lamentables de la historia mundial.

Sobre todo, lo que provocó esta hambruna fue la decisión de Churchill de hacer llegar la mayoría de granos y víveres a sus soldados hasta Oriente Medio y Egipto, donde se hallaban defendiendo el Canal de Suez de los ejércitos de Italia y Alemania, dejando de lado a la población civil, la cual se quedó prácticamente sin alimento. Además el gobierno inglés decidió adueñarse de todo medio de transporte que pudiera llevar alimento a las comunidades de Bengala, tales como camiones, autos, motocicletas y hasta elefantes de carga. Aunado a ello, los dirigentes ingleses se adueñaron de diversos campos de cultivo de arroz para convertirlos en pistas de aterrizaje.

Las protestas ante tamaña injusticia no se hicieron esperar por parte de la población civil y grupos políticos molestos ante esta decisión que estaba matando a la población. Las revueltas fueron aplastadas por los soldados ingleses de manera violenta, provocando la detención de más de 60 mil personas y la ejecución de unas 2 mil 500. Pacifistas como Mahatma Gandhi luchaban porque la población obtuviera no solo la independencia de Inglaterra, sino los alimentos necesarios para su sobrevivencia.

Los víveres no solo eran destinados a los frentes de guerra, sino que otra parte iba directamente a Inglaterra para alimentar a la población de las grandes ciudades. Se estaba provocando en Bengala una hambruna de proporciones colosales. Churchill, cruel y déspota, dijo sobre esta situación y los indios que eran una raza débil que se había reproducido en exceso y que ahora tenía que pagar las consecuencias de verse en la escasez por su sobrepoblación. Y añadió: “las peores personas del mundo después de los alemanes son los indios”.

El Secretario de Estado, Leo Amery, pensaba, al igual que Churchill, que los indios eran una raza condenada de antemano y que la prioridad del gobierno inglés debía centrarse en apoyar por completo a sus soldados en la lucha que sostenían. Así fue como la cadena de hambruna fue en aumento: las pequeñas poblaciones fueron las primeras en padecer los rigores de la escasez, la cual llegó de manera trágica hasta los asentamientos más grandes. Por semana se registraban alrededor de 10 mil muertes y los cadáveres podían verse a simple vista en las banquetas sin que nadie pudiera evitarlo. Familias enteras morían en el interior de sus hogares y los niños eran los más propensos a fallecer de forma más rápida.

Algunas familias llegaban al extremo de sacrificar a los más pequeños o los más ancianos para que los demás pudieran tener más posibilidades de obtener alimento. Los perros incluso sufrieron por esta escasez, sembrando las calles con sus cadáveres. Hubo intentos desesperados por obtener algo de alimento: las mujeres comenzaron a prostituirse en las calles, las familias vendían a sus hijas a familias pudientes como sirvientas con tal de que pudieran sobrevivir, muchas familias pusieron a la venta sus hogares o escasas pertenencias. Era una desesperación trágica la que se veía en Bengala y en otras ciudades grandes como Calcuta, Howrah, Midnapur, Faridpur o Barisal.

La alta proliferación de cadáveres en las calles comenzó a causar enfermedades como el cólera, tifus o disentería. Algunos cuerpos eran arrojados a los ríos para que la corriente los llevara hasta el mar.

Sin embargo, esta situación no podía pasar desapercibida durante más tiempo: el periódico Statesman fue el primero en percatarse y denunciar el acontecimiento. Otro personaje que fue vital para que el mundo se enterara de lo que estaba pasando en la India fue el fotógrafo Ian Stephens, quien se dedicó a recorrer las calles de Bengala sacando imágenes de la tragedia que se vivía en la ciudad.

El suceso fue aprovechado por los rivales de los ingleses para denunciar a nivel internacional lo que estos hacían y justificando de esa manera la guerra contra ellos. No quedó más remedio a los altos mandatarios ingleses que comenzar la repartición de víveres a Bengala, más por la presión mediática que por iniciativa propia. Algunos países como Australia y los Estados Unidos, además de algunas naciones latinas, enviaron alimentos a la India como una ayuda ante la desesperada situación de sus habitantes. Fue en 1944 cuando la situación comenzó a estabilizarse en favor de la población india.

Más de 3 millones de personas murieron en Bengala, India, debido a esta terrible situación. Se trata de uno de los crímenes en contra de la humanidad más terribles y deshonestos de que se tenga memoria. Jamás será válido atentar en contra de la vida de millones solo por ganar guerras inútiles y despiadadas que dejan una huella imborrable en la humanidad.

II

Artículo de la Wikipedia española sobre la Hambruna de Bengala en 1943.


martes, 13 de febrero de 2024

Credo del hispanófobo hispanoamericano

I

De Quora:

Credo del Buen Hispanófobo Latinoamericano.

Reza conmigo:

Creo en la Leyenda Negra Antiespañola.

Creo en Latinoamérica. No Hispanoamérica.

Creo en el genocidio de indígenas.

Creo en el robo del oro.

Creo en que todo indígena es bueno.

Creo en la falsedad del canibalismo mexica y otros canibalismos.

Creo que los nativos americanos fueron masacrados por un enemigo muchísimo menor en número. No parlamentaban, solo atacaban.

Creo que Hernán Cortés no fue el primer fundador de la patria novohispana.

Creo que Malinche y las tribus colaboradoras son traidores al actual México.

Creo que fueron los vikingos, y no Colón, los que descubrieron América.

Creo que Colón era italiano, y no genovés juramentado a Castilla, aunque Italia se unificó en el siglo XIX.

Creo en que la Virgen de Guadalupe no tiene nada que ver con España.

Creo que Sir Drake no era un pirata.

Creo que Simón Bolívar fue un patriota americano y no odiaba a los indígenas.

Creo que Atahualpa no fue asesinado con complicidad de su hermano Huáscar.

Creo que Hernando de Soto superó con mucho los asesinatos de indios cometidos por el ejército estadounidense.

Creo que Fray Bartolomé de las Casas no exageró en varios millones los indios muertos en una sola isla.

Creo que a México los gringos no le robaron más de la mitad de su territorio.

Creo que los españoles destruyeron la civilización maya después de que ya hubiera desaparecido.

Creo en que con el genocidio de indios los españoles provocaron otra pequeña edad de hielo en todo el planeta en 1610.

Creo que los habitantes de Nueva España no vendieron miles de toneladas de plata a China enriqueciéndose con ese comercio.

Creo que Estados Unidos y Gran Bretaña no han sido los inductores y beneficiados de las Independencias americanas.

Creo que el exterminio casi total del bisonte por Estados Unidos no produjo ninguna hambruna en los indios americanos.

Creo que la aniquilación casi total de los indios por los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá no produjo ningún cambio climático.

Creo que las misiones y conventos fueron diseñados para explotar a los pacíficos indígenas y no para convertirlos al cristianismo y darles trabajo y protección.

Creo que no fueron Magallanes y Elcano los que dieron la primera vuelta al mundo, sino el capitán Cook.

Creo que no fue la Monarquía española la única monarquía europea en legislar a favor de los indígenas.

Creo que fue España la que provocó a Estados Unidos para que estos se defendieran en Cuba provocando su independencia.

Creo que los filipinos no fueron engañados por Estados Unidos para independizarse de España.

Creo que después de su independencia Filipinas no tuvo que sufrir algún que otro millón de muertos para independizarse esta vez de Estados Unidos.

Creo que los españoles o partidarios de ellos capturados durante las guerras de Independencia fueron tratados con derechos humanos.

Creo que las universidades, hospitales, catedrales, carreteras, puertos, ciudades... se construyeron en América sin los conocimientos de los españoles.

Creo que las naciones hispanoamericanas independizadas hace 200 años son pobres por culpa de los españoles.

Creo en las mamarrachadas sin contrastar históricamente que dice History Chanel fruto de su anglofilia e hispanofobia.

Creo que los españoles actuales son unos falsos porque dicen que ellos nunca estuvieron en América.

Creo que los españoles (y también los europeos) no se bañan.

Creo que la parte de mi genética española es lo que me hace peor que los white, los indians y los negroes.

SI CUMPLES TODO ESTE CREDO ERES EL PERFECTO HISPANÓFOBO "LATINOAMERICANO"

Qui odit genus suum, semetipsum odit.

II

De Álvar Álvarson en Quora

¿Es cierto que los pueblos prehispánicos de América estaban tan avanzados en urbanismo, astronomía, matemáticas, medicina o ciencias naturales como los europeos, o incluso más?

Respuesta corta:

No.

Es un invento del indigenismo político para ensalzar las culturas amerindias a la vez que se denosta la Europea y principalmente la Española.

Respuesta larga:

No existe ni un solo avance científico de estas materias en América previo al viejo mundo, esto es, que cualquier cosa que los amerindios tuviesen, hacia milenios o cientos de años que se usaba en Eurasia. Ni una sola contribución científica al mundo actual es de origen precolombino.

No sólo eso, cuando los españoles llegaron a América, los nativos más avanzados estaban comenzando a salir del Neolítico y recién entrando en la edad del bronce.

Cito algunos ejemplos, en relación a las materias citadas para ponernos en contraste.

Urbanismo: las calzadas y alcantarillado europeas son miles de años mas antiguas y eficientes que las Américanas, los cuales desconocian los acueductos y su arquitectura era primitiva y poco eficiente. Los Europeos podían construir puentes sofisticados y edificios practicables útiles de varias plantas, torres de gran altura y envergadura, presas hidráulicas, estructuras metálicas, ruedas y poleas, grúas, puertos, y un largo, etc. Los nativos de Mesoamérica eran muy buenos canteros y escultores, pero no eran tan sofisticados como los europeos solo hay que ver una escultura del siglo XV Europea y una contemporánea Azteca.

Astronomía (esta es una de mis favoritas ya que permite ver el desfase de forma matemática): Los pueblos más avanzados de América contaban con calendarios y habían logrado incluso trazar el recorrido y órbita de algunos astros, si, pero cientos de años mas tarde de que lo hicieran en el viejo mundo. Además su calendario era increíblemente impreciso, para que se haga una idea la traslación solar terrestre es exactamente de 365,246363 días (365 días 6 horas 9 minutos, 9 segundos). Algo que sabemos hoy gracias a avanzadas y muy precisas técnicas. En 1500 el calendario usado era el Juliano del año 58aC. Su duración era de 365,25 días. En 1515 Los Españoles de la universidad de Salamanca precisaron aún más la duración del año con el que más tarde se convertiría en el Calendario Gregoriano en 365,2425 días (365 días 5 horas 48 minutos 45 segundos). ¡¡Su margen de error era de apenas una hora!!

Para que se hagan una idea del desfase, el calendario Azteca contaba con 18 meses de 20 días, que dan un total de 360 días, con un error de mas de 120 horas.

-Edito y Corrijo: Con el paso del tiempo corrigieron dicho desfase añadiendo 5 "días malos" o "aciagos", que se usaron para arreglar este desfase producido. Haciendo que el error sea mucho menor, sin embargo este arreglo es un parche que genera desfases, si bien aumenta la precisión del calendario, este sigue estando muy lejos de ser tan preciso como el calendario Gregoriano o el Juliano. Añadir días sin más no es una buena práctica porque entonces se producen desfases con fechas clave, como los equinoccios o los solsticios. Sin embargo debo reconocer que la precisión de estos calendarios era mayor de la que tenia conocimiento en un principio, por ello quiero pedir disculpas por este error y agradecer a Victor Amury Simental su corrección.

Matemáticas: simplemente le invito a que me diga un solo principio matemático de origen precolombino. No existen documentos de cosas tan básicas como trigonometría o álgebra, lo más parecido y avanzado que tenían era su sistema de tributación o el uso de ábacos o similares, como la Yupana inca o el tzintzin azteca, y no tenían nada de sofisticado.

Medicina: En el siglo XVI los europeos y asiáticos ya tenían tratados de anatomía y medicina estudiaban los sistemas nerviosos y circulatorios del ser humano, usaban antisépticos y tenían cirujanos capaces de hacer prótesis. Lo más parecido que se observa en la América precolombina son trepanaciones craneales y prótesis para proteger dichas trepanaciones, cabe decir que esto es verdaderamente sorprendente y avanzado. Pero no más que las que también realizaban los europeos, tenemos evidencia de tanto las trepanaciones como prótesis dentales en Eurasia de hace miles de años. El conocimiento medicinal de los nativos se reducía al uso de sustancias psicotrópicas, también algo avanzado, pero algo que todas las demás civilizaciones hacían desde la prehistoria.

Ciencias naturales: para la época del descubrimiento los europeos ya tenían un avanzado entendimiento del funcionamiento del mundo, la agricultura europea estaba muchísimo mas avanzada, sabían cómo hacer procreación selectiva de animales y plantas, fíjese que lograron cultivar plantas no autóctonas como el trigo o la vid en lugares inhóspitos para estas, sabían construir invernaderos desde el siglo XIII, entendían la necesidad de la preservación del entorno, habían trazado avanzados mapas y cartas náuticas, eran capaces de recorrer el mundo, sabían cómo usar las corrientes marítimas y del aire para navegar… por su parte los nativos americanos, no sabían ni dónde estaban, no tenían mapas, ni estaban comunicados entre ellos, solo los incas sabían domesticar ganado, casi todos los animales de gran tamaño, como los caballos fueron extintos por la caza masiva descontrolada, y los mayas habían arruinado su imperio al destruir su entorno por culpa de técnicas de cultivo erróneas que arruinaron la tierra. (Esto solo ha pasado dos veces a esa escala en la historia, en Yucatán y en Mesopotamia)

Edito y añado: Como están viniendo muchos con el tema de la domesticación del maíz… El maíz que comemos hoy día, no es el mismo, ni de lejos que comían los nativos. Este, es descrito por los Europeos como una especie similar al trigo, y es que, en 2000 años de domesticación los nativos habían convertido los teosintes en esto: (véase enlace)

Esto, es el maíz de los nativos americanos. Como pueden ver, tiene cierta similitud con el trigo.

Y esto que ven a continuación, abajo a la derecha, es el maíz tras 100 años de domesticación Europea, representado en un cuadro de Jean Martell del siglo XVII: (véase enlace)

Para obviar todo esto y crear ese mito esta afirmación se respalda en una serie de falacias históricas:

Crónicas y comentarios históricos completamente sacados de contexto:

Por ejemplo si un cronista, o un arqueólogo decía que incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas, esto es más que suficiente para crear toda esta fantasía… ignorando que este comentario se hace en comparación al resto de sociedades amerindias, esto es, que el comentario puesto en su contexto no es "incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas", si no: "en comparación con el resto de pueblos amerindios que los rodeaban, incas y aztecas eran sociedades muy avanzadas".

Descontextualizar el momento histórico para unos, pero no para otros:

Esto genera no entender la idiosincrasia de los cronistas y exploradores europeos, que teniendo una visión del mundo muy reducida eran impresionables y podían exagerar sus declaraciones, por ejemplo:

Hernán Cortés declaró que el templo mayor de Technotitlan era mucho mas grande y más alto que la torre de la catedral de Sevilla, pero el templo mayor que no es la pirámide más grande de América, mide unos 60m de altura, la mas alta, La Danta 72m, y la catedral de Sevilla entonces media casi 100m. También hablaba de como en lo alto de cada Cuh cabían cientos de monjes, donde realmente no caben más de una decena, etc.

Otros escritores hablaban de cientos de miles de personas, donde algunos más realistas y con más fundamento hablan de apenas unos pocos miles.

A su vez es muy común comparar a los europeos de aquel entonces, con las sociedades actuales, lo cual les hace parecer mucho más atrasados, mientras que se compara una versión idealizada de los pueblos amerindios con una demonizada de los europeos, realizada a base de lo que citaré en el siguiente punto.

Uso de mitos y falacias historicas decimonónicas:

A la vez que se idealiza la cultura amerindia mostrándola como una especie de arcadia ideal, de paraíso en la tierra, carente de guerras, enfermedades y pobreza. Tiende a reducir Europa a una serie de leyendas oscurantistas muchas veces anacrónicas y demostradas como falaces hasta el hartazgo. Los europeos no se lavaban, no sabían medicina, eran unos guarros, eran crueles, machistas y barbáricos… mientras que los nativos eran aseados, pulcros, igualitarios y mas civilizados que en la actualidad.

Cherrypicking, dar por válidos solo aquellos datos que nos interesan, mientras ignoramos los que los contradicen:

Es muy típico aceptar todo lo dicho por Bartolomé de las Casas (cuyas narraciones y descripciones son vagas o erróneas) mientras ignoramos a Bernal del Castillo (quien narra con precisión y detalle lugares y hechos demostrados como ciertos a través de la evidencia arqueológica), los indigenistas toman las declaraciones sobre la conquista de México (siglo XVI) de Hernández de Texcoco( siglo XVII )al pie de la letra, mientras se ignoran las de Cortés (autor de la conquista) cuando conviene. Si un cronista español dice que en tal ciudad mataron a 400 nativos, es una muestra de su barbarie, pero si el mismo cronista dice en la siguiente línea que lo hicieron porque estaban sacrificando a otros 1521 nativos aliados, se convierte automáticamente en un dato falso y exagerado.

Inversión de la carga de la prueba:

Hacer declaraciones extraordinarias sobre la tecnología amerindia y Exigir al interlocutor que demuestre que estás no eran así.

Es muy típico el argumento de: "los nativos estaban muy avanzados, pero todos esos avances se perdieron porque los españoles bárbaros los destruyeron en las hogueras" un argumento maravillosamente paradójico; pues: ¿Si los españoles los destruyeron en las hogueras, como sabe de esos avances tan magníficos? De haberlos destruido no podríamos hablar de ellos, pues no habrían llegado hasta nuestros días. ¿Y si sabemos de ellos porque no los destruyeron todos? Bien sea porque consiguieron salvarlos o simplemente los españoles no los quisieron destruir realmente, ¿Cuáles son, donde están y en qué consisten? ¿Como los indios aliados de los españoles permitieron que se destruyesen sus avances, o es que solo los poseían los aztecas? ¿Por qué no hay restos de dichos avances entre los yacimientos arqueológicos precolombinos? ¿ Insinúan que los españoles rebuscaron entre restos de la antigüedad previos a su llegada para buscar y destruir dicha evidencia también?

¿Y como encaja está afirmación con el irrefutable hecho histórico de que la corona española enviase a cientos de frailes y monjes, como Bernardino de Sahagún, a escribir, registrar y preservar las culturas nativas, sus costumbres y sus idiomas? O sea: ¿Los principales tratados sobre cultura amerindia son los de los propios españoles, pero al mismo tiempo hicieron todo lo posible por destruirlo todo?

Es una argumentación, simplemente insostenible.

Negación de todo mérito: argumentar que los avances Europeos "no cuentan" porque no son realmente Europeos.

Este argumento es simplemente estúpido, si los europeos estaban más avanzados era porque tenían esos conocimientos, independientemente de cómo los obtuvieran, desarrollados por ellos mismos, copiados a otras civilizaciones o caídos del cielo por gracia divina.

Pero cuando todo lo anterior falla, se recurre a esta falacia como un intento de seguir devaluando a la civilización europea o española. Y digo falacia, porque la mayoría de avances que se atribuyen a otras civilizaciones y que estás regalaron a los españoles por buena voluntad, ni suelen ser exactamente los mismos avances aunque estén basados en ellos, está falacia se divide en cinco categorías:

-Inventos relacionados: Por ejemplo: la pólvora (invento chino) y un mosquete (invento español), no son lo mismo, del mismo modo que el queroseno y un avión no son el mismo avance científico aunque uno dependa del otro), sin embargo se habla de la pólvora únicamente, para quitar a España de la ecuación. Y eso por no hablar de que la pólvora inicial china, y la usada por los europeos para la guerra en el siglo XV tienen tanta semejanza entre ellas como la pólvora granulada usada en el siglo XIX y la pólvora nitrocelulosica de hoy día.

-Inventos convergentes: La forja se atribuye a los Indios, pero esta surgió en diferentes puntos del mundo, aunque no fuera simultáneamente. Además, tiende a ignorarse, que, al contrario de lo que piensa mucha gente, el acero europeo y concretamente el español de aquella época estaban muy avanzados. Algo parecido pasa con la navegación que alguien en una respuesta atribuyó a un invento chino, cuando los restos arqueológicos navales europeos son más antiguos que cualquiera chino.

-Atribuciones erróneas: atribuir invenciones a civilizaciones que no tienen nada que ver, relacionado con el ejemplo anterior, se atribuye la navegación a China, pero las cartas náuticas más antiguas del mundo, son, precisamente españolas.

-Discontinuidad histórica/racial/étnica argumental: argumentar que aquellos inventos propios de Europa no son de Europa porqué son de… Roma, o celtas, o griegos, así, sin más, y se quedan tan anchos. Como si estos no fueran Europeos

-Negar la mayor: en otra respuesta a esta pregunta, alguien argumentó, y no es la primera vez que oigo esto, que: "el renacimiento no es el origen de invenciones propias, si no el redescubrimiento de tecnologías perdidas de la Europa clásica o de otras civilizaciones".

No sabía que antes del siglo XV ya hubiese navíos transoceánicos, ni prensa, ni sextantes, ni telescopios, ni pintura al óleo, ni arbotantes, cartas náuticas, vaciado del metal, antisépticos, hospitales, universidades, ni tratados de medicina/anatomía precisos sobre el sistema neurológico o del cardio-respiratorio previos a Miquel Servet, o teorías heliocéntricas fundamentadas previas a Copérnico o Galileo, ni teorías económicas de mercado, tratados y leyes sobre los derechos del individuo y de las personas, microscopios, barómetros, termómetros, altos hornos y hierro colado, aserraderos y fraguas mecánicas hidráulicas y eólicas, relojes, resortes, brújulas secas, cuadrantes geométricos, y un muy, pero que muy largo etc.

Y aún así, cuando todo esto falla, sigue quedando la carta maestra de la estupidez argumental mas grande de todas, que mama de la anterior:

"El verdadero mérito de los amerindios es haberse desarrollado tanto en completo aislamiento":

Este argumento, estúpido como el que más, comete tres enormes errores:

-Primero: insinúa que a los Europeos las cosas les venían regaladas del cielo o que otras civilizaciones compartían o regalaban su tecnología por propia voluntad. Ignorando por completo, que generalmente estás tecnologías eran secretos bien guardados, por ejemplo: los gusanos de seda estaban tan protegidos por los chinos que su venta estaba considerada traición y podía ser motivo de muerte.

-Segundo: asumir que Europa y Asia estaban cerca geopolíticamente hablando. Para empezar, la distancia entre Venecia y China por tierra es de unos 7400 kilómetros y entre Lisboa y Shangái, por mar es ¡¡¡de más de 40000km!!!, Mientras que la distancia entre Technotitlan y Perú ¡¡es de a penas 6000 kilómetros!! Además, Con la caída del imperio mongol y el alzamiento de los imperios de Oriente Medio, enemigos mortales de los Europeos desde el siglo VIII, la ruta de la seda, por tierra queda prácticamente inhabilitada debido a las tasas y la piratería. Solo quedaba la ruta por mar, que es 7 veces mayor que la distancia entre los dos grandes imperios precolombinos, y 5 veces mayor que la distancia entre Europa y América.

-Tercero: Asumir que aztecas, incas, mayas, etc. Contaban con las mismas innovaciones y que no podían compartir nada entre ellos. Y esto es importante, porque aztecas podrían haber aprendido ganadería de los incas, así como el uso de la rueda, y estos la construcción de carreteras y adecuación del entorno para sus necesidades de los aztecas,y todos podrían haber aprendido la forja de bronce de aquellos pueblos precolombinos que la conocían. Pero no lo hicieron, porque su atraso no era producto de su aislamiento, si no al revés, su aislamiento era producto de su atraso.

Por su parte, los Europeos fueron a buscar soluciones para sus problemas, a los Europeos nadie les regalo el progreso, ni les cayó del cielo…

…Salieron a buscarlo