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lunes, 30 de septiembre de 2024

Los cinco arrepentimientos más comunes antes de morir, según Enrique Rojas

 Los cinco arrepentimientos más comunes antes de morir, según Enrique Rojas

Hablar sobre la muerte suele ser incómodo, pero el psiquiatra Enrique Rojas destaca la importancia de reflexionar sobre los arrepentimientos más comunes que las personas experimentan al final de sus vidas. A lo largo de décadas de trabajo con pacientes en cuidados paliativos, Rojas ha identificado cinco grandes arrepentimientos que, según él, son universales y ofrecen valiosas lecciones sobre el sentido de la vida.

1. Haber trabajado demasiado

Uno de los arrepentimientos más frecuentes es haber dedicado demasiado tiempo al trabajo, sacrificando momentos valiosos con seres queridos o tiempo para uno mismo. Según Rojas, muchas personas llegan a lamentar haber puesto el trabajo como prioridad, dejando de lado la vida personal, lo cual genera una sensación de pérdida irrecuperable.

Este arrepentimiento destaca la importancia de encontrar un equilibrio entre la vida profesional y personal. Vivir inmersos en una rutina de obligaciones laborales puede alejarnos de lo que realmente importa: nuestras relaciones y bienestar emocional.

2. Darle importancia a cosas triviales

El segundo gran arrepentimiento es haber otorgado demasiada importancia a asuntos que, con el tiempo, se revelaron como irrelevantes. Rojas lo llama "justicia de juicio": la habilidad de evaluar con claridad qué merece nuestra preocupación y qué no. Preocuparnos por aspectos triviales, como problemas cotidianos menores, puede apartarnos de lo esencial.

Las personas en el lecho de muerte lamentan haber permitido que esas preocupaciones nublaran su juicio, restando energía a disfrutar de momentos valiosos.

3. No haber disfrutado más de la vida

El tercer arrepentimiento recurrente es no haber disfrutado lo suficiente de la vida. En la vorágine del día a día, es fácil olvidarse de disfrutar los pequeños placeres que hacen la vida significativa. Para muchos, esto incluye no haber viajado más, no haber aprovechado el tiempo con los amigos o no haber hecho lo que realmente les apasionaba.

Este arrepentimiento subraya la necesidad de hacer pausas y permitirnos disfrutar del presente en lugar de vivir constantemente enfocados en lo que "debemos" hacer.

4. No haber sido uno mismo

Otro arrepentimiento común es no haber sido fiel a uno mismo. Muchas personas sienten que vivieron según las expectativas de los demás: familiares, amigos o compañeros de trabajo. No haber seguido sus propios deseos o metas, por temor a ser juzgados o no encajar, es algo que atormenta a muchos en sus últimos días.

Rojas recalca la importancia de ser auténticos y seguir un camino propio, en lugar de uno impuesto por las expectativas ajenas.

5. No haber encontrado respuestas a las grandes preguntas

Finalmente, el último gran arrepentimiento es no haber dedicado tiempo a reflexionar sobre los grandes interrogantes de la vida. Preguntas como el propósito de la vida, el sentido de la existencia o la trascendencia personal, a menudo se relegan durante la juventud y adultez, pero en el ocaso de la vida adquieren una importancia crucial.

La falta de respuestas a estos cuestionamientos puede generar una sensación de vacío. Rojas invita a explorar estos temas a lo largo de la vida, para llegar al final con una mayor paz interior.

Reflexiones finales

La muerte, aunque un tema tabú, ofrece valiosas lecciones sobre cómo debemos vivir. Los arrepentimientos más comunes de las personas en el lecho de muerte nos invitan a revisar nuestras prioridades, equilibrar nuestra vida laboral, disfrutar del presente, ser auténticos y buscar respuestas profundas. Estas reflexiones nos permiten vivir de manera más consciente y plena, evitando que esos arrepentimientos nos acompañen al final del camino

lunes, 12 de febrero de 2024

El orgullo del nacionalismo es inútil porque no puede compartirse.

Es una pena que nos sintamos más orgullosos por nuestra resiliencia en las guerras que por los logros científicos y técnicos que sí pueden compartirse con la humanidad. Un ejemplo es este:

Carta de José I Bonaparte a su hermano Napoleón

Hacen falta muchos medios para someter a España… este país y este pueblo no se parecen a ningún otro. No hay un solo español para defender mi causa. Tengo por enemigo a una nación de doce millones de almas enfurecidas hasta lo indecible. Todo lo que aquí se hizo el dos de mayo fue odioso. No, Sire. Estáis en un error. Vuestra gloria se hundirá en España.”

Napoleón Bonaparte

«Si esta guerra (Invadir España) fuera a costarme 80.000 soldados, no la haría, pero no llegarán a 12.000».

Llegó a tener más de 250.000 soldados en España de los que casi 110.000 no regresarían

"Esa desgraciada guerra de España me perdió. Los españoles todos se comportaron como un solo hombre de honor. Enfoqué mal el asunto ese; la inmoralidad debió resultar demasiado patente; la injusticia demasiado cínica y todo ello harto malo, puesto que he sucumbido. Todas las circunstancias de mis desastres vienen a vincularse con este nudo fatal; la guerra de España destruyó mi reputación en Europa, enmarañó mis dificultades y fue una escuela para los soldados ingleses. Fui yo quien formó al ejército británico en la Península".

En sus memorias, sobre los sucesos del dos de mayo, escribe: "Se indignaron con la afrenta y se sublevaron ante nuestra fuerza corriendo a las armas. Los españoles en masa se condujeron como un hombre de honor."

Jean Lannes, duque de Montebello, príncipe de Siewierz y mariscal de Francia, uno de los más brillantes militares franceses y amigo íntimo de Napoleón, escribió en una carta dirigida a este durante el segundo sitio de Zaragoza:

Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores… ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena.

martes, 2 de abril de 2019

Inutilidad de discutir con los que no usan la mollera

TECETIPOS
Manual (realista) para sobrevivir a los ultras en redes
GERARDO TECÉ, en Público, 31 DE MARZO DE 2019

Fue hace un par de días. Acababa de compartir, desde mi cuenta de Twitter, una información de los amigos de Maldito Bulo en la que explicaban cómo unas supuestas imágenes –muy compartidas en redes sociales– de unos jóvenes rumanos jactándose de haber venido a España para robar con impunidad, correspondían en realidad al videoclip grabado hace diecisiete años por un grupo de música ruso.

Como nunca tiro papeles al suelo por la calle y siempre intento decir buenos días cuando me cruzo con algún vecino en el portal, pensé que también sería buena idea desmentir bulos racistas como pequeña contribución a la sociedad en la que vivo. Menudo ingenuo. Al cabo de unos segundos de la publicación de mi tuit compartiendo el desmentido al bulo llegaban las primeras respuestas. Todas en la misma dirección. Un tipo con la bandera de España en su foto de usuario pasaba olímpicamente del desmentido y me acusaba de defender la inmigración masiva porque, al parecer, alguien me paga por ello. Estuve muy tentado de responderle con datos: me llevo 15 céntimos por cada kilo de extranjero que llega a España. Después de tener escrita la respuesta, decidí no arriesgarme a publicarla por si Eduardo Inda andaba merodeando en busca de un titular para el día siguiente. Otro usuario, en este caso con la foto de un personaje de dibujos animados, me respondía con un collage de imágenes que demostraban claramente que Podemos es una tapadera para que violadores, etarras y traficantes de droga tomen el control del país. Mientras terminaba de reponerme del patatús y aún sin entender qué tenía todo aquello que ver con el vídeo de los rumanos, una pareja de usuarios se coordinaba como guardias civiles de tráfico, en mi muro de Twitter. Mientras uno de ellos me respondía al desmentido racista pidiéndome explicaciones por la tesis de Pedro Sánchez, el otro le daba la razón y subía la apuesta involucrándome en la hipoteca de “la mansión” de Pablo Iglesias. Como si no tuviera yo suficiente con pagar el alquiler de mi piso.

Fue entonces cuando me di cuenta –reconozco que me ha costado–. No merece la pena perder un segundo de vida en esto. Por muy importante que sea el asunto a tratar. Por muy de la misma especie que sea quien está al otro lado de la pantalla. No compensa. Como una plaga de cotorras verdes, los ultras han llenado de mierda y estupidez un espacio público como las redes quitándole la única utilidad que tenían: el debate, el buen ambiente. Los ultras no debaten y de buen ambiente ni hablamos. Los ultras son carteles con patas en los que en lugar de poner “Compro oro”, se lee “Vendo odio”. No hay debate posible con quien tiene como único oficio cagar en cada esquina. Ni en las redes sociales ni en otros espacios. La semana pasada, cuando por televisión le preguntaban a Ortega Smith, uno de los cabecillas del movimiento ultra, por una exclusiva de los compañeros de La Marea –en su partido había un neonazi condenado por una brutal agresión que le dejó secuelas a un profesor universitario en el pasado–, el cabecilla, que en un principio reaccionó diciendo no saber nada del asunto, se lo pensó un instante y decidió que sí sabía: eso es una fake news de un panfleto izquierdista, despachó el asunto sonriendo a cámara porque mandar a fusilar ya no se lleva. Es imposible hablar sobre la realidad con alguien a quien la realidad no le importa un carajo. Tiene el mismo sentido que hablar sobre la burbuja inmobiliaria con un ladrillo recién encementado. 

Estos meses que han pasado desde la puesta de largo institucional del fascismo hasta hoy me han dejado agotado. Tengo la conciencia tranquila. A pesar de los insultos diarios, lo he intentado. Sin ningún resultado, eso sí. Durante las semanas posteriores a la llegada de la extrema derecha al Parlamento de Andalucía, me puse en contacto con varios de los cabecillas del Sindicato Vertical Ultra-Sección Redes Sociales. Mi propósito era hacer un artículo basado en un debate entre personas de varias tendencias políticas con una pequeña trampa, había que usar para el debate fuentes que aportaran datos reales. La respuesta más habitual por parte de los ultras al ofrecimiento fue que me fuera de España, seguida muy de cerca por que me muriera. En la tercera posición del pódium, una tercera variable: “qué poco os queda para que se os acabe el cuento”. Más allá de insultos o amenazas ni uno solo aceptó participar.

Los medios de comunicación que gastan un mínimo sentido de la responsabilidad andan sumergidos en el mismo dilema. ¿Qué hacer ante la invasión real de cotorras verdes que todo lo ensucian? El consejo editorial de este medio, CTXT, decidió a principios de esta misma semana no hacerles el juego. En el debate interno que tuvimos yo tuve grandes dudas. No hablar de lo que sucede no es la solución nunca, pero el hecho es que lo que sucede es un ruido fachoso/infantil que impide el debate adulto. Esto provoca una situación de excepción que te obliga a aislar el ruido, por muy real que sea. 

Es exactamente el mismo dilema que cada día vivimos quienes estamos en redes sociales. Nos sabemos de memoria la teoría de que los ultras se alimentan del juego de la provocación y el desprecio a la realidad, pero qué difícil se hace mirar para otro lado y callar cuando tienes a un maleducado delante. Si los ignoramos, ¿estamos dejando de combatir la mala educación? Puede que sí, pero quizá no haya otra alternativa si queremos que el nivel de ruido baje. ¿Y si el no combatirlos los hace crecer? Pues que así sea. Si España decide darles poder a las cotorras verdes que todo lo cagan, será que eso es lo que España merece.

Por mi parte, no me queda otra, me agarraré al humor para sobrevivir a esto. El humor es el único refugio seguro que nos queda ante los maleducados. He tomado una decisión drástica que pienso aplicar hasta las últimas consecuencias. De ahora en adelante mi única respuesta cada vez que una cotorra venga a mi muro de Twitter a cagar sobre las mujeres maltratadas, los inmigrantes, la convivencia o la libertad, será una foto de Franco dibujando con sus manos un corazón cuqui. Si no puedes convencerlos, si no puedes ni entablar diálogo, al menos, confúndelos un poco

martes, 19 de septiembre de 2017

Paro. El problema olvidado de tan visto.

David Trueba, "Vileza", en El País, 19 de septiembre de 2017:

Filtrados en una sociedad que los ignora, los desempleados caminan en las horas escolares por las calles de la ciudad como si estuvieran haciendo novillos en la vida adulta.

El origen de las patrias es siempre un trazado fronterizo violento. Pese a la euforia de los fieles se esconde en su esencia la traición más abismal a la hermandad de los hombres. Pero de batallas perdidas está la historia de la razón llena y mientras se inaugura un estadio de fútbol con el fervor de la brigada paracaidista y desfilan con la vara de mando los alcaldes insumisos, no tenemos ojos para fijarnos en las patrias espontáneas, las que se forman en el sustrato colectivo, las que no responden a potencias simbólicas, sino a contenido real. A nadie de los responsables políticos les parece importar demasiado que la nación de desempleados se mantenga estable entre nosotros con una proporción de habitantes que se codea con la de países como Noruega o Irlanda. Su sede oficial podría ser la pared de gotelé de la oficina del Inem donde apoyan la espalda mientras esperan el turno para sellar el pisoteo de su destino. Allá ellos, ¿verdad?

Curiosamente, esa nación sumergida tuvo en los silencios de agosto su día mágico. Ahora que celebramos el día de todo, la jornada en la que nos fijamos en las desgracias fotogénicas del mundo, desde enfermos y pobres elegidos a golpe de capricho hasta reivindicaciones y festejos en boga, resulta que no tenemos un día mundial del desempleado. Pero nuestra economía subrayó una fecha histórica, el 31 de agosto, tomen nota. En solo esa jornada perdieron su empleo 315.000 personas. Esa fecha vergonzante de récord no conmovió a nadie, pese a que significa un zarpazo al proyecto de vida de una legión de familias, de esa gente que no despierta ni la empatía ni la emoción, ni la solidaridad ni el empeño de los gerentes de la pasta porque están ocupados en otras cosas mucho más significativas para los libros de Historia y su cromo.

Filtrados en una sociedad que los ignora, los desempleados caminan en las horas escolares por las calles de la ciudad como si estuvieran haciendo novillos en la vida adulta, vetados incluso en el paraíso de camareros que han fabricado nuestros genios. Mientras las nuevas tecnologías contribuyen a eternizar la depredación entre personas pese a llamarse a sí mismas economías colaborativas en un colmo irónico, el esfuerzo mayor reside en vaciar de contenido a lo colectivo, pintar de vergonzante la solidaridad y de rancio desde un sindicato hasta a una reivindicación laboral. El verdadero milagro es ver cómo esa eterna crueldad de nuestra organización social se pinta de modernidad siendo la más antigua vileza de todas las que conocemos.

domingo, 21 de febrero de 2016

Una Europa sin vergüenza

Xavier Vidal-Folch "28 Gobiernos egoístas e ignorantes. La cumbre de esta semana ha sido la más ignominiosa de la historia europea", en El País, 21-II-2016:

Ha sido la cumbre más ignominiosa de la historia europea. Hubo alguna inútil, incapaz siquiera de redactar conclusiones: la de Atenas, en diciembre de 1983. Otras, confusas y paralizantes: la de Niza, que alumbró la reforma más tonta del Tratado, en 2000. Pero ninguna como ésta, pletórica de retrocesos.

Casi cada gobernante estuvo peor que su vecino. David Cameron tuvo el rostro de proclamar que la cosa iba de vivir y que le dejasen vivir, como si la Unión fuese un egoísta apañete de pago y week-end, y no un proyecto de vida en común. Y fue el campeón del cinismo al asegurar que nada de lo que proponía perjudicaba a la libre circulación. Olvidaba, claro, que ese tráfico, húerfano de la prohibición de discriminar a los socios, será circulación: pero no libre.

Aunque justificados, fueron penosos —pero atención, seguirán amenazando el pírrico logro británico— los quejidos del Este: el checo, que no se discriminase a sus obreros por más de cinco años; el rumano, que nunca; el polaco, que solo a los ya emigrados; el búlgaro, que qué pena tanta mala noticia. Mucha jeremiada para acabar cediendo indignamente, sin obtener a cambio siquiera un plato de lentejas.

La misma humillante distancia entre deseo y voto caracterizó a las mejores soflamas, a cargo del francés François Hollande y del italiano Matteo Renzi. Abogó el francés por una fórmula que permita a la Unión avanzar y no romperse, bravo, pero se plegó al acoso británico al inmigrante; quizá se miraba en su espejo. Y el efervescente italiano, que se proclamó federalista y diametralmente opuesto a la felonía en cocción, pero la votó.

El egoísmo y el cinismo se turnaron con la ignorancia, sabiendo que lo era. Sostuvo la canciller Merkel que como hay mercado único pero no unión social, pues vale discriminar a los hijos de los inmigrantes.

Menuda falacia. El esbozo de la unión social es tan antiguo como el del mercado común: data de 1957. El principio de no discriminación laboral por razón de nacionalidad figuraba desde esa fecha en el Tratado de Roma (arts. 7 y 48)... mucho antes de que el Informe Werner imaginase por vez primera, en 1970, la unión monetaria. ¿Cómo ignora la unión social ya lograda —aunque aún sea muy incompleta— labrada en decenios de reglamentos y sentencias, la presunta adalid de una completa unión política federal?

¿Y Mariano? Bueno, él solo balbuceó cuatro frases, que estaba en funciones, que ojalá la limitación a la libre circulación de los trabajadores fuese solo temporal, que prefería no cambiar los Tratados. La nada

domingo, 16 de agosto de 2015

La imposible reforma de la atada y bien atada Constitución

Dos textos fundamentales para entender y / o enfrentarse a la reforma o sustitución del texto constitucional:

I


La crisis ha traído un fenómeno desconocido desde la Transición: la ebullición de la política. 'El Confidencial' ha reunido a cinco futuros politólogos para conocer sus impresiones de la democracia.

Primera sorpresa: “La democracia en España, es verdad, no tiene mucha calidad, pero no es mucho peor que la de otros países”. Segunda sorpresa: ‘Incluso, el nivel de enfrentamiento político no es mayor en España que en países de nuestro entorno. Es mentira que haya tanta polarización”. Tercera sorpresa: ‘Es cierto que en España hay mucha corrupción política, pero también es evidente que estamos ahora a la vanguardia del cambio político. Somos un país en el que las ideas que aspiran a cambios estructurales y sustanciales están calando”.

Las respuestas proceden del colectivo Ágora, la nueva hornada de politólogos formados en la Universidad Autónoma de Madrid, que vive la actual ebullición de la política como un fenómeno casi extraordinario, algo impensable hace pocos años. Si antes de la crisis económica la política se había profesionalizado hasta expulsar del mercado de las ideas a cualquiera que no formara parte de los grandes partidos, hoy la cosa pública es un hervidero. Nunca antes, probablemente desde los primeros años de la Transición, había interesado tanto la política como ahora. Y por eso, El Confidencial los ha reunido en la sede del periódico.

Sus nombres: Alejandro, Sofía, Álvaro, Patricia y Vera. Sus edades, en torno a los 23 años. Forman parte de la revista digital Ágora, una de esas publicaciones que demuestran que la Universidad, desgraciadamente sólo una pequeña parte, está viva. Su impresión, según Álvaro Monsó, es que “las cosas, pese a los clichés, no van a peor”. Y la mejor prueba de ello, apunta Vera Sánchez Matute, es que reivindicaciones nacidas alrededor del 15-M, como la transparencia o la lucha contra la corrupción han calado en los viejos partidos, “que no han tenido más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos”.

Sofía Cortes complementa la idea: “Los nuevos partidos están poniendo sobre la mesa nuevas propuestas que están forzando a los partidos tradicionales para que su discurso sea “más complejo, más detallado y, sobre todo, más realista”. Ese distanciamiento entre los grandes partidos y la sociedad, apunta Patricia Fernández Cuadrado, ha empezado a estrecharse con el nacimiento de fuerzas como Podemos “que han dado más atractivo a la política”. Hoy, asegura, muchos pensaban que no había nada que hacer, pero ahora, “muchos ven posible el cambio”. Incluso quienes están en contra de Podemos, saben que ahora las cosas han cambiado.

Frustración política

¿Existe el riesgo de frustración si al final muchos ciudadanos observan que la vieja política y la nueva son lo mismo? Vera Sánchez Matute recoge el guante: No hay que pensar que los cambios van a ser “inmediatos”. Se trata, asegura, de hacer pequeños avances con una perspectiva de futuro para mejorar el sistema de representación política.

Álvaro pone como ejemplo lo que sucedió tras el mayo del 68, en París y otras ciudades europeas. Mayo del 68 planteó una revolución discursiva que actuaba más en el plano psicosocial que en el meramente institucional, pero lo que quedó fueron una serie de conceptos que la población ha asimilado. Algo parecido sucedió, en su opinión, en el caso del 15-M. La indignación, la rabia frente a la corrupción, son fruto de aquella movilización. “Hoy”, asegura, “la gente es más exigente con la democracia gracias, entre otras cosas, al 15-M”.

Alejandro Ciordia recuerda que un año después del 15-M muchos pensaban que la movilización no había servido para nada, pero lo cierto es que tiempo después se ha traducido en cambios políticos de indudable transcendencia. Eso, sí, con propuestas maximalistas que en cualquier caso sirven para avanzar. Pero siempre teniendo en cuenta, sostiene, que “cuando creces muy rápido también te puedes deshinchar muy rápidamente”, en clara alusión a los nuevos partidos.

¿Y Grecia? O más concretamente, ¿qué efectos puede tener la claudicación de Syriza frente a la troika en la política española? Alejandro recuerda una reciente vídeo de Pablo Iglesias en el que reconocía que si Podemos llegaba al Gobierno apenas podría hacer “una reformilla fiscal y poco más”. Y es verdad, remacha la idea: “Eso lo saben todos”, aunque lo que le sorprende es que lo diga, asegura. “Lo sabe Errejón, lo sabe Pablo Iglesias…”

¿Cuál es la causa? Álvaro apunta una idea. “La soberanía ya no está en los parlamentos nacionales, y esa es una realidad que genera frustración”. No hay apenas margen de actuación para desafiar a los mercados, a Wall Street o la City de Londres, concluye.

Sofía apunta un debate de mayor calado. Los nuevos partidos han simplificado el debate, acusando, a los mercados de todos los problemas de los ciudadanos, hurtando la naturaleza de cuestiones que son necesariamente más complejas. Está de acuerdo en que la economía financiera es la fuente de muchos problemas, pero también las “disfucionalidades” que tiene la propia Unión Europea. El debate, en su opinión, hay que trasladarlo al ámbito europeo, recordando a los ciudadanos que “ahora las decisiones se toman en otras instancias”. Patricia apuntala la idea con una evidencia: “El BCE, en ocasiones, ha tenido que tomar decisiones sin una base legal”.

Alejandro recupera la idea de hacer más compleja la política, que no sólo puede vivir de eslóganes más o menos ingeniosos. Y eso es, precisamente, lo que le ha pasado a Syriza, que en vez de negociar con las instituciones se ha dirigido sólo a Francia y Alemania para que se visualice quién es su “enemigo”. “El problema griego es un problema de Europa, no sólo de Grecia”, recalca Vera.

El principal problema de España, según los cinco, es la necesidad de recuperar los grandes consensos sobre los asuntos estratégicos de país. En palabras de Sofía, “hay que poner en marcha programas a largo plazo en lugar de reformar leyes cada cuatro años”. Sobre todo en cuestiones como la educación, la sanidad, la organización territorial…

“Todo el mundo promete políticas a largo plazo”, recalca Vera, “pero cuando los partidos llegan al poder sólo miran cómo ganar las próximas elecciones”. Patricia lo dice más claramente: “Al final, unos y otros, sólo piensan en su electorado y por eso hay tantas reformas que no sirven para nada”.

¿Es el fin del bipartidismo? Alejandro confiesa que hace unos meses pensaba que se iba a desmoronar, pero ahora, reconoce que el sistema “va a aguantar”. Fundamentalmente, por dos causas: la estructura demográfica, una población cada vez más envejecida, y porque han conseguido que en el electorado esté muy asentado el concepto de izquierda-derecha. “Incluso Ciudadanos y Podemos han caído en el mismo juego”, sostiene. Muchos electores creen que Ciudadanos es de derechas y Podemos es de izquierdas, lo que, en su opinión, reproduce los viejos esquemas. Estamos ante un “bipartidismo bicéfalo”, proclama como conclusión.

Álvaro Monsó está de acuerdo en que tras la fragmentación de las próximas elecciones volverá a emerger el bipartidismo, como en la mayoría de los países. El problema, asegura, es saber qué tipo de bipartidismo. Es decir, si va a ser “sano” o una mera “alternancia” en el poder. Y para ello, constatan, es necesario cambiar las leyes electorales. Incluso reformando la Constitución, aunque tal vez lo primero que haya que reformar es el Título que precisa cómo tiene que hacerse la reforma de la propia Constitución, haciendo suya una idea prestada por el exministro López Aguilar.
Cataluña

¿Qué hacer en Cataluña? Alejandro reconoce que no sabría cómo tratarlo si estuviera en las instituciones. Sólo está convencido de que haría el referéndum, pero tiene claro que no saldría el sí a la independencia. Es decir, algo parecido a lo que hizo el Reino Unido con Escocia. Su opinión, en todo caso, es que el separatismo no tiene mucho sentido en 2015, cuando el mundo está avanzando en la globalización.

Sofía Cortés advierte dos planos: el jurídico y el político, y está claro que a la luz de la Constitución “no cabe esa pregunta”, pero en el plano político ese problema tienes que solucionarlo de alguna forma, incluso celebrando el referéndum. En todo caso, lo que hay que hacer es negociar. La fórmula que propone Vera es aumentar los derechos de Cataluña, sobre todo en el plano formal, precisamente para evitar la independencia atrayendo a muchos catalanes que no quieren la secesión.

Álvaro Monsó pone el acento en la ideología. En su opinión, Convergència ha diseñado una “estrategia perversa” aprovechando una coyuntura complicadísima para meter debajo de la alfombra la política de recortes que se estaba llevando a cabo en Cataluña. En el mismo sentido, una parte de la izquierda ha visto el proceso como una “ventana de oportunidad”. O lo que es lo mismo, una especie de Podemos y lo que representa en términos emocionales y políticos.

Patricia aporta otra idea: “España no ha comprendido lo que es un sentimiento nacional, y hasta que eso no se entienda, no se solucionará el problema”, sostiene. Alejandro no está muy de acuerdo y recuerda que en España las autonomías tienen incluso más competencias que los landers alemanes. Es un debate más simbólico que real, concluye.

Hay acuerdo en una cosa. El problema de la política en España no es generacional. Tiene que ver con las ideas. Pero también con la propia Universidad como canalizadora del debate político, algo que ha ido abandonando paulatinamente. Entre otras cosas, sostienen, porque Bolonia ha fomentado que los propios profesores estén más preocupados por sacar brillo a su expediente académico que por cumplir su obligación docente. Por supuesto, no en todos los casos.


II

"La reforma de la Constitución se aparca en el fondo del cajón", en El País: 

La tensión territorial y el miedo a un debate sobre la Corona bloquean la única propuesta para modificar el texto de 1978

José Luis Rodríguez Zapatero llegó en 2004 al Gobierno con una propuesta de reforma de la Constitución debajo del brazo. La primera que se ha planteado abiertamente en 33 años. Solo afectaba a cuatro aspectos -igualdad de hombre y mujer en la sucesión a la Corona, reforma del Senado, inclusión del nombre de las comunidades autónomas y mención a la Constitución Europea- y, en principio, generaba un amplísimo consenso. Hubo hasta un informe favorable del Consejo de Estado. Pero hoy, siete años y dos legislaturas después, sigue en un cajón. Sin visos de que nadie la recupere de momento. "[La reforma] No es imprescindible ni una tarea prioritaria para el Gobierno", dijo el presidente Zapatero ya en diciembre de 2008, durante la celebración del 30º aniversario de la ley de leyes. Desde entonces, silencio.

Y es que el procedimiento de la reforma es todo menos sencillo: implica un amplio acuerdo de las Cámaras, unas elecciones y un referéndum. Y el consenso parece seguro en torno a esos cuatro puntos, pero estallaría en mil pedazos si en el debate se cuelan nuevas propuestas. En estos años han ido surgiendo algunas. Sobre todo tras la aprobación en cadena, a partir de 2006, de los nuevos estatutos de autonomía, que estiró al máximo los mimbres constitucionales en el reparto del poder territorial... sin tocarlos formalmente. Los textos están, de hecho, cuajados de coletillas recordando que nada de lo dispuesto tiene valor si no respeta la Constitución.

Mariano Rajoy, presidente del PP, consideró aquel proceso una "reforma encubierta" de la Norma Fundamental (en realidad solo lo consideró en el caso del Estatuto catalán; no de otros, como el valenciano o el andaluz, apoyados por su partido y con algunos artículos calcados de aquel). Y propuso su propia reforma: 14 modificaciones puntuales, entre otras cosas para "clarificar" las competencias de cada Administración y evitar un "Estado residual". También eso quedó en el olvido. El PP nunca lo ha resucitado. El único partido que hoy reclama recuperar para la Administración central competencias transferidas a las comunidades es Unión Progreso y Democracia (UPyD); eso no tiene por qué implicar una reforma constitucional, pero sí podría pedir paso en el debate de ideas que la reforma, inevitablemente, traería consigo.

En 2008, al cumplirse 30 años de la aprobación de la Constitución, este periódico preguntó a los portavoces de los grupos parlamentarios por sus perspectivas ante una hipotética reforma. Varios de ellos pidieron ir más allá de los cuatro puntos planteados por Zapatero. IU proponía "adaptar la organización territorial del Estado a la pluralidad nacional", incluir principios medioambientales o desarrollar el concepto de laicidad; el PNV abogaba por "hincar el diente" al capítulo territorial y modificar el título referido al Tribunal Constitucional; el BNG quería "blindar las competencias de las comunidades autónomas"; Coalición Canaria, que se reconozca la especificidad de las islas... Once catedráticos de Derecho Constitucional contestaron también a la pregunta "¿es necesario reformar la Constitución?". Y la conclusión de sus reflexiones, a favor o en contra, venía a ser que, una vez abierto el melón, la reforma puntual puede convertirse en una revisión en toda regla.

A todo eso se suma el complejo mecanismo que habría que poner en marcha, una mina en sí mismo: cualquier reforma constitucional que afecte a la definición del Estado, los derechos fundamentales o la Corona debe hacerse por la fórmula del "procedimiento agravado" (aprobación de la iniciativa por mayoría de dos tercios en Congreso y Senado, disolución de las Cortes, elección de otras nuevas que elaboren la reforma y la aprueben y, finalmente, convocatoria de un referéndum de ratificación). El temor es que esas elecciones constituyentes, y el posterior referéndum, deriven en un plebiscito sobre la Corona. Que la pregunta "¿debe mantenerse la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión en la Corona?" acabe sepultada por un debate sobre Monarquía o República.

Aunque quién sabe si los partidos terminarán encontrando fórmulas alternativas para llegar al mismo sitio. Miquel Roca (ponente de la Constitución en 1978 por parte de CiU) sostiene, por ejemplo, que no es necesario reformar la Constitución en ese punto porque hay otro artículo, el 14, que prohíbe la discriminación por razón de sexo. Solo hay que dilucidar, afirma, qué artículo pesa más, y eso podría hacerlo el Tribunal Constitucional -si alguien le hace algún día la consulta- o una ley orgánica.

sábado, 19 de abril de 2014

Eremitas de la investigación

Hay algo que no me cuesta ningún esfuerzo hacer: investigar. Puedo pasarme ocho horas o más  consultando bibliografía, buscando informaciones, traduciendo y resumiendo textos y evaluando datos y me parece que han pasado solo dos minutos. Esto es de locos. ¿Y quién se aprovecha de ello? Desde luego, no yo; en todo caso, la Wikipedia. La costumbre de leer proporciona una especial habilidad para poderse orientar en el caos de la sobreinformación y poder llegar a buen puerto, incluso con la bodega cargada con buena pesca, pues no solo hay que arribar al puerto final, sino llegar con algo ganado en la travesía. Estos días, sin ir más lejos, he escrito biobibliografías de unos cuantos personajes importantes en la historia de nuestra cultura que me daba pena no la tuvieran. Entre ellos, Manuel Valbuena, el famoso humanista y traductor del XIX que compuso el diccionario latino-español más utilizado en el siglo XIX. Lo mismo respecto al latinista dieciochesco Rodrigo de Oviedo, o el historiador toledano Francisco de Ajofrín. Y respecto a otro, Pablo Hodar, un arabista sirio que trabajó a las órdenes de Miguel Casiri en la Biblioteca Real y la de El Escorial, me he tomado la molestia de sintetizar lo que ha recogido en un precioso trabajo una señorita que nadie se ha leído mas que yo. Ya he perdido la cuenta de las biografías que he escrito. Las de casi todos los hispanistas que hay en esa enciclopedia colaborativa, por ejemplo, las he compuesto yo. También he traducido casi todo el índice de autores de la Patrología latina de Migne. A ver si me animo a terminarla.

Pocos conocen la voluntad que hace falta para encontrar una fecha de nacimiento o defunción, descartar homónimos, sumar ítems bibliográficos, deslindar ediciones y decantar errores, simplificaciones, erratas y falacias. De los libros y las bibliografías hemos pasado a registrar una selva aún más oscura, la Internet o Entrerred. Entretela, podríamos decir. Los anticuarios somos esos bichos raros que peregrinan por las librerías de viejo y van inspeccionando los rastrillos para levantar las guardas de las encuadernaciones, abrir los forros de los abrigos y destripar los sofaes o sofás. Encontrar el segundo apellido de una persona solo célebre para una nutrida familia de tumbas del cementerio te puede llevar dos años o más leyendo protocolos notariales, padrones municipales y partidas de bautismo, casamiento, velación o defunción. Labor de chinos y que solo pueden soportar los que tienen una paciencia rayana en la obsesión compulsiva y una constancia a prueba de bomba. Requiere además la imaginación suficiente como para encontrar nuevas trochas en el monte sombrío y boscoso. Y luego viene lo peor, ordenar y revisar las notas para formar el esqueleto andante de la obra. Para desquiciarse.

Solo entrar en una época produce ya la misma grima que sentía Bernal Díaz del Castillo antes de entrar en batalla. Uno intenta escabullirse como puede del momento fatídico. Y, cuando no queda más remedio, atado ya a la silla, empiezan los círculos espirales y el mareo hasta que entras en el meollo ya ahogado en sudor frío, como un buzo encerrado en su escafrandra y enterrado por todo el océano, en busca a través de la corta mirilla de un tesoro que debe andar por algún lugar del enorme desierto del lecho oceánico. Sí, tienes una vaga idea de donde están los pecios, llevas tanto tiempo estudiando a los peces que casi te han salido branquias y te conoces estas aguas. Pero no te gusta ser tan poca cosa en medio de la enormidad del espacio interior. Te sientes incluso a gusto con menos peso, como dando saltitos por la cara oscura de la Luna, estás absolutamente solo en el reino de lo desconocido y viendo cosas que solo tú puedes ver; y te ocurre lo que describía al principio: el tiempo vuela y el día entero se te pasa en un suspiro, como si estuvieras en una dimensión desconocida, haciendo un viaje a la velocidad de la luz o viendo una película entretenida: sales del cine y resulta que se ha hecho de noche, que el tiempo se ha contraído o ha marchado más lento. Entonces te miras las manos y, si no has encontrado ni siquiera una mísera perla, sabes que tendrás que volver a sumergirte otra vez y que, probablemente, algún día descansarás allí, en esa sepultura donde tanta gente muerta se reúne.

miércoles, 8 de enero de 2014

Utilidad de la cultura e inutilidad de la Política

Juan Peces, "La cultura es inútil, afortunadamente", en EL País, 8 de enero de 2014:

La crónica de sucesos acaecidos en París el 26 de diciembre de 2013 revela que un hombre de letras desesperado, enojado contra unas instituciones indiferentes a su amor apasionado por la cultura, embistió con su coche las puertas enrejadas del palacio del Elíseo. El conductor, Attilio Maggiulli, no pudo soportar lo que consideraba un desprecio oficial hacia el proyecto de su vida, el Théâtre de la Comédie Italiénne —que perdió casi un 50% de subvenciones públicas en tres años—, y no halló forma mejor de presentar su memorial de agravios que estampando su indignación contra la sede oficial de la presidencia de la República Francesa.

Hasta ahí la historia resumida de Maggiulli. Esta crónica aborda, sin embargo, la historia de otro hombre de letras indignado, el profesor italiano Nuccio Ordine (que figura en su partida de bautismo como Diamante Ordine). Con los mismos o parecidos personajes —una cultura apuñalada, una educación asfixiada y un pueblo adormecido—, Ordine (Diamante, 1958) ha preferido usar la palabra para embestir contra la ignorancia promovida desde las instituciones y advertir de sus efectos a la ciudadanía. Si dejamos que nos roben el legado de nuestros antepasados y que se mutile el conocimiento, avisa, no es que dejemos de ser personas cultivadas: es que las generaciones futuras dejarán de ser personas en sentido estricto.

El vehículo empleado por Ordine para su clamor profético es el manifiesto titulado La utilidad de lo inútil, cuya publicación en España debemos a Jaume Vallcorba, padre de las editoriales mellizas Acantilado y Quaderns Crema, y al traductor y profesor de Filosofía Jordi Bayod Brau.

Ordine, profesor de prestigiosas universidades, experto en el Renacimiento y director de varias colecciones de clásicos en la editorial Les Belles Lettres de París, se dice “emocionado” por la recepción de su libro en Barcelona, donde fue presentado recientemente, y en Madrid (donde fue apadrinado por Fernando Savater). “La gente me abrazaba y me daba las gracias. Un estudiante me dijo: ‘Decidí estudiar Filosofía y Paleografía contra la voluntad de mi padre, que me preguntaba para qué servía eso. Su libro me ha reafirmado en mi decisión”, recuerda.

La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos y científicos no son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los planes educativos y presupuestos ministeriales, sino imprescindibles. “El hecho de ser inmunes [dichos saberes] a toda aspiración al beneficio” constituye, según el autor, “una forma de resistencia a los egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil, que ha llegado incluso a corromper nuestras relaciones sociales y nuestros afectos más íntimos”.

Como en un coro griego, Nuccio Ordine arma una defensa coral del conocimiento apoyándose en aquellos autores que le precedieron en su empeño. Dante, Petrarca, Moro, Campanella, Bruno, Bataille, Keynes, Steiner, García Márquez, Cervantes, Shakespeare, Platón, Sócrates, Séneca, Heidegger, Cioran, García Lorca, Tocqueville, Hugo, Montaigne… son reclutados y contextualizados para mostrar “la carga ilusoria de la posesión y sus efectos devastadores sobre la dignitas hominis, el amor y la verdad”.

¿Por qué este libro? “Llevo 24 años como profesor intentando convencer a mis alumnos de que no se viene a la universidad a obtener un diploma, sino a intentar ser mejores, esto es, a aprender a razonar de forma autónoma”. Para Ordine, la transmisión del amor por el conocimiento es un deporte de combate. Y eso implica desmontar algunas ideas materialistas imbuidas por el sistema capitalista. “La gente piensa que la felicidad es un producto del dinero. ¡Se engañan!”, afirma.

Dicha pretensión se ha extendido ya a todos los ámbitos. “El utilitarismo ha invadido espacios en los que que no debería haber penetrado nunca, como las instituciones educativas”, denuncia el profesor calabrés. Y advierte: “Cuando se recorta el presupuesto para las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones arqueológicas, las bibliotecas… se está cercenando la excelencia de un país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una generación”.

El autor se apoya también en un discurso ¡de 1848! de Víctor Hugo ante la Asamblea constituyente de Francia, donde el escritor pronunció estas palabras: “Las reducciones propuestas en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos los demás puntos de vista”. Dice Ordine que cuando leyó ese discurso pegó un salto hasta el techo, y hace suyas las tesis de Hugo al afirmar (exclamar, más bien) que “¡es en las épocas de crisis cuando hay que doblar el presupuesto para la cultura!”.

El manifiesto incluye también un escrito premonitorio de Abraham Flexner, publicado en 1939, que evangeliza sobre la importancia de la ciencia. “Quería que quedara claro que la defensa de lo inútil [lo no ligado al afán de lucro] no atañe solo a escritores y humanistas, sino que es una lucha que concierne también a los científicos”, explica Ordine. “El estado no puede renunciar a la ciencia básica [en aras del beneficio]; por eso he escrito un capítulo dedicado a las universidades entendidas como empresas”.

La utilidad de lo inútil no es sólo un argumentario contra la deriva del utilitarismo o el “satánico comercio” (Baudelaire): es también un manual para superar lo que el autor del libro llama “el invierno de la conciencia” y para recordar, con Montaigne, que “es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices”.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Fórmulas para hacer perros verdes

Es común la expresión "eres más raro que un perro verde"; pero los perros verdes no son raros, solo desgraciados. Ni siquiera son tan escasos, pues los impuestos en teratología saben que hay tres maneras de hacerlos sin necesidad de teñirlos: es tan sencillo como hallar una aguja en un pajar (un caballo se come la paja y, si no aparece, se le hace una radiografía).

La primera manera es que una perra con exceso de biliverdina (sustancia precursora de la bilirrubina que se forma en el hígado y puede pasar a la placenta) procree. "Hulk", el cachorro de ese color que aparece en la fotografía, fue engendrado por una de ellas, así como dos cachorros de podenco que nacieron en España en junio de 2014.

El segundo y detestable procedimiento lo inventaron los coreanos: diseñar beagles con los genes de un determinado tipo de anémona marina; producen una proteína verde fluorescente y se obtiene un perro verde fluorescente que ilumina la oscuridad; a más de uno le puede dar algún susto.  

Un tercer procedimiento, tan abominable como los anteriores, es cruzar dos especies cercanas de cánidos, una concreta que no nombro para evitar que algún degenerado lo intente, y otra de zorro; parte de los híbridos, que son fecundos además, posee el deseado pelo verde como la hierba. Ahora bien, ¿son deseables semejantes idioteces? ¿El pobre animal, que es lo que debe importar más, estaría sano y sería feliz? Porque seguro que algún desalmado de los que venden mascotas de consumo en tiendas se pondría a producirlos para venderlos a precio de oro.


La existencia de híbridos entre especies es algo que suele ocultarse por tabú, pero explica que haya, es verdad, monstruos como los llamados "chupacabras", que los amigos de la burricie ajena atribuyen a otras causas peregrinas y parapsicológicas. La realidad, como siempre, es banal: está más que demostrado (a pesar de que los interesados en ganar dinero con las mentiras  de la criptozoología lo ignoren conscientemente) que los animales deformes que atacan a los ganados son en realidad híbridos de lobo y coyote o chacal mexicano. Pero, claro... si puede mandarse a tomar por culo la navaja de Occam porque eso abre más las bocas de los tontos, se hace y ya está.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Manías

No soporto ver puertas abiertas; ni siquiera en los cines, tengo que levantarme para cerrarlas. No tener los pies fríos, empiezo a estornudar, a saber qué conexión hay entre friolera de pieses y garganta. Idear campos de exterminio para la gente que fuma, habla en los cines o maltrata animales. Aprender Teología de los Santos Padres. Asegurarme de que la cama esté bien hecha; apretar los botones con los nudillos y no con los dedos, no tomar los picaportes, sino los lados de las puertas demasiado sucias. Inventarme vidas ajenas y pensamientos postizos, construir novelas, culebrones, epopeyas mentales y sistemas delirantes sobre gentes que apenas conozco o he visto. Huir de la  coliflor y no comerla sino por excepción. Escuchar a los viejos, a los cansados, a los borrachos, a los niños y a los poetas con mucho respeto y darle vueltas y más vueltas a lo que dicen. No comer carne sino a la fuerza. Escribir garabatos y adivinar luego qué forma representan; jugar interminables partidas de mahjong; hurgar en Internet, en librerías de baratillo, en anticuarios, en las tripas de los sofás y en cualquier cosa cerrada o desmochada por el tiempo. Arrancarme los padrastros y hacerme heridas en tobillos, frente, cara, dedos gordos. Usar camisas a rayas verticales. Escribir artículos de Wikipedia. Coleccionar representaciones sólidas y pequeñas de pájaros comunes; practicar la escritura automática, acumular libros antiguos impresos en Castilla-La Mancha; acumular erudición sobre poetas y artistas posrománticos, escribir; levantar piedras en el campo para ver qué hay debajo; investigar cosas nimias y tirar del hilo hasta donde lleve, buscar setas de cardo (este año apenas hay), hablar mal de los políticos, soñar reiteradamente distintos episodios de la vida paralela de un otro yo triste y desafortunado que vive en un mundo sombrío y mestizo.

jueves, 13 de octubre de 2011

El día de las fuerzas desarmadas

El Día de las Fuerzas Armadas debía serlo de congojas y tristeza, no un día de festejo y alborozo, porque celebrar la necesidad de usar armas para seguir como se está es motivo de lamento, no de juerga. Como si las guerras pudieran solucionar un problema, en vez de empeorarlo más, aplazarlo o hacerlo más largo y difícil de resolver. Que la condición humana es mala, lo demuestra el que tengan que existir policía y ejército; sin embargo, creo que nadie podrá discutir que, si no existieran las armas, el mal sería mucho menor. Ahora hay tantas (incluida la que podría acabar con toda la vida no una, sino varias veces) que podría decirse lo del refrán: quien pone la oportunidad, pone el peligro. Del Demonio dice la Teología que Dios sólo le otorgó un poder, el de tentar... Si es así, quien inventó las armas es el mismo Demonio y no en vano se dijo que las carga el diablo. Armas tienen Gadafi y armas tiene la OTAN, y aunque Gadafi no tenga razón (sinrazón que sostiene gracias a sus armas) y la OTAN sí, los errores que cometen ambos con sus armas, que colectivizan y epidemian las balas y su muerte, los pagan siempre los mismos, los inocentes que no dirigen ni a Libia ni a la OTAN y cuya única bandera es la blanca, la más hermosa, la que debería acoger bajo su tela a toda la humanidad, mientras que las demás podrían servir de mortaja, como de hecho ya sirven, envolviendo los catafalcos de los que regresan de defenderse y matar a otros hombres tan acojonados como ellos. Sólo un soldado sabe cuán relativo es el valor, y que el único valor realmente indiscutible es el de afirmar la vida sobre todo lo demás.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Gramática parda


El bachiller Cantaclaro escribió en 1865 un Curso completo de gramática parda en quince lecciones o Vivir sin trabajar, que ha reimpreso facsímil la Editorial Almurabú de Madrid. Sin embargo, en el curso de la investigación previa a mi Tratado sobre la gilipollez y sus varias especies, divulgado anónimamente hace tiempo, encontré que la obra fue publicada antes, en 1833,  por su verdadero autor, el escritor costumbrista Ramón Soler (que no hay que  confundir con el famoso novelista romántico Ramón López Soler) con el título Curso completo de gramática parda: dividido en quince leccciones, en las que se dan reglas fijas para que cualquiera pueda vivir sin tener necesidad de trabajar (Madrid, Impr. de Tomás Jordán, septiembre de 1833) y que había un precedente  claro de esta obra en Jaime Herreros y Marín y su Curso completo de gramática parda sublime, con las reglas de su sintaxis, que ofrece dar en doce lecciones a los señoritos y señoritas cursantes en la universidad de la moda, buen gusto y supremo buen tono, para abrillantar su fina educación y arreglar sus costumbres, por el Licenciado Metesillas y Sacamuertos catedrático de fruslería y académico nato de la junta literaria de los pisaverdes y charlatanes. (Madrid: imprenta de Collado, 1819), una obra mejor escrita, por demás, que puede consultarse aquí. Se trata de una irónica reprensión de currutacos y afrancesados; como lleva bajo el nombre de quien lo da a la estampa, su probable autor, la sigla C. R., debe ser Clericorum Regularium (de un clérigo regular o teatino).

jueves, 15 de abril de 2010

Divisas de las espadas españolas


No me saques sin razón,
no me evaines sin honor.

o No la saques sin razón, / pero después de sacalla, / con razón o sin razón, / sostenella y no enmendalla.

Más agresivo:

Si esta víbora te pica / no hay remedio en la botica

En las navajas y los puñales llamados Del santo óleo o De extrema unción, solía escribirse: A mi dueño sirvo sólo o Sirvo a una dama.

jueves, 8 de abril de 2010

San Cucufato

San Cucufato (que los catalanes llaman San Cugat o San Cucufate), es el santo de las pérdidas; un mártir muy antiguo, de los primeros tiempos del Cristianismo (siglo III d. C.). Todo el mundo conoce la consabida copla de invocación, con variantes más o menos chuscas, pero que sirve para encontrar las cosas a trasmano es cierto. A mí me ha salvado de grandes apuros en incontables ocasiones, con la ceremonia del nudo y todo o sin ella; además es un santo instantáneo, pues encontrar el objeto apenas se demora tras la invocación. Por eso yo no lo invoco ya casi nunca, sino cuando la necesidad es verdaderamente perentoria, porque le tengo un respeto nacido de su eficiencia y no le quiero dar la lata. Ahora mismo hay una zapatilla mía, viuda y desconsolada, que espera pacientemente el milagro del retorno de su marido desde hace ya lo menos dos meses. ¿Dónde se habrá metido el travieso zapatillo? Pero no he pedido el concurso de San Cucufato porque tengo otro par. La ceremonia del nudo se debe a su horroroso martirio, pues le sacaron las tripas (el "alambique interior", diría Savater) , y él se las volvió a introducir y se las cosió con un nudo. Estampitas de santos adornan el entorno de mi ordenador. Somos muy devotos de San Ramón Nonato, que protegió particularmente el nacimiento de mis hijos; mi hija mayor venía por los pies, pero justo en el parto se dio la vuelta y cuando volvimos a casa vimos que la estampita de San Ramón se había dado la vuelta también; también tengo una estampita de María Auxiliadora y de San Blas, y últimamente se ha unido al coro una de Santa Ángela de la Cruz, a la que veneran unas monjas de aquí que me caen muy simpáticas, consagradas al auxilio de los pobres de los que no se acuerda nadie. Pues yo si me acuerdo de los pobres santos, muchos de ellos olvidados, como el modesto y silencioso San Andrés Avelino, cuya muerte, tan curiosa, dio mucho que hablar. De San Francisco me conmueve su lírico amor a la naturaleza y a los animales. De San Martín de Porres, el ángel negro peruano, me conmueve también todo, hasta la escoba. Uno de mis sueños imposibles, fuera de conseguir un reloj de arena de una hora, un arpa eolia, algunos libros raros y estancias en el hotel Parajas, en el desierto de Bolarque o en el rincón más ignoto de los Montes de Toledo, es conseguir la verdadera y poderosísima medalla de San Benito, el que se revolcaba desnudo entre espinas, que protege un montón de todo tipo de maldades, aojamientos y fascinaciones; el apotropaico rito pagano de la higa no funciona nada de nada, y sobre la Cruz de Caravaca tengo dudas. ¿Quieren saber lo que cuesta conseguir una medalla de San Benito? Inténtenlo y verán: Dios no las da así como así: primero hay que merecerla, y después sólo en alguna ocasión tengas la oportunidad de poseerla. En cuanto a San Antonio, siempre le he tenido afecto por su rito de bendecir animales; en la iglesia de Santiago había antes una efigie del mismo, con cerdito y todo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Maratón de trabajo

Hoy he entregado las galeradas de mi edición del Teatro completo de Félix Mejía. Dicen que a principios de primavera ya estará impreso, quizá incluso a fines de enero. Lo que más me preocupaba era suprimir una nota, corregir un pasaje excesivamente redundante y arreglar unos textos citados en nota para ponerlos en cursiva y un tanto más sangrados. Una profesora de instituto de Albacete, que es doctora también, me ha regalado dos libros de una antología didáctica de la literatura manchega, en la cual me pidió permiso para reproducir uno de los romances de mi edición de Carlos de Praves; el libro está muy bien hecho, aunque la selección de textos podía haber sido algo más extensa. Por otra parte ya he reservado mi edición de la nueva Gramática de la Real Academia. En este puente he terminado de corregir los exámenes y trabajos de la primera evaluación, y he preparado un examen. Todavía no tengo noticias de la edición en dos volúmenes de mi tesis doctoral sobre Félix Mejía, que tiene que imprimirme el Instituto de Estudios Humanísticos de Teruel; en la Universidad de Cádiz Bea Sánchez me ha escrito pidiéndome un artículo para un libro colectivo en junio; empezaré a bosquejarlo también en diciembre, si tengo tiempo, porque he de retocar el que ya tengo hecho para el libro del instituto Alarcos. Gratifica saber que poco a poco las tareas se van reduciendo; ahora tengo que preparar la edición del filólogo protestante manchego Juan Calderón, preparar las biografías que me han pedido para el diccionario de becarios manchegos de la Junta para la Ampliación de Estudios y escribir la programación del nuevo portal del departamento, lo que dejaré para estas vacaciones (es un decir) de Navidad; sería ideal que pudiese dar un empujón a la edición de las obras de Almenara o dejar ya finiquitada la del Jicotencal de Félix Mejía, o escribir tres o cuatro de los otros artículos para los que tengo notas tomadas y que deseo redactar de una vez por todas. Los demás proyectos, aunque empezados, ya son a más largo plazo, aunque no dejo de soñar en publicar, con el dinero que me darán en la diputación por el Teatro de Mejía, mi edición del texto inédito sobre la I Guerra Carlista en La Mancha que he descubierto o la Crónica del ciudarrealeño Cristóbal de Mena o el libro sobre didáctica de la lengua que me ha propuesto el amigo de Libro de Notas. Si tuviese tiempo,y ayuda, sería mi sueño escribir esa historia de la literatura manchega que estamos necesitando.

Me voy quitando cosas de encima, pero lo que realmente deseo es hacer cualquier otra cosa: la vida se me va pasando y, como dice Feuerbach, sólo una vez es todo verdadero.

domingo, 27 de septiembre de 2009

lunes, 3 de agosto de 2009

Las liras colgadas de los árboles, Athanasius Kircher y el arpa eolia

Investigando a Athanasius Kircher, di con que era el inventor del arpa eolia; hay hermosas leyendas unidas a ella. Actualicé los artículos de Wikipedia referentes a ambos, y copio el siguiente:

El arpa eolia fue creada en el siglo XVII por el científico e inventor jesuita Athanasius Kircher. Consta de doce a quince cuerdas que suenan con el paso de las corrientes de aire sobre una caja de resonancia rectangular, larga y angosta sobre la cual se extienden doce cuerdas de nylon para guitarra (cuatro de la nota sol, cuatro de la nota si y cuatro de la nota mi). Se fijan a clavos sin cabeza en un extremo y a pasadores de afinamiento en el otro; se sitúa en una ventana para que al fluir una corriente de aire fuerte sobre las cuerdas produzca un sonido etéreo que varía sus tonos musicales de forma aleatoria con la intensidad del viento. La leyenda dice que el rey Davidarpa a la cabecera de su lecho a medianoche para obtener este resultado y dormirse más plácidamente. 

Otra leyenda, relativa a San Dunstan de Canterbury, afirma que hacía sonar su lira sola dentro de su celda, con gran escándalo de los demás monjes, que sospechaban obra de la magia. a mitad del siglo decimosexto, Giovan Battista Della Porta, en su Magia naturalis, contemplaba la psibilidad de que los tradicionales instrumentos de cuerda, por ejemplo arpas o liras, pudieran «vento pulsentur» (ser pulsados por el viento), con motivo por ejemplo de una «vasta procella» o gran tempestad, de lo cual nacería un «suavissimum concentum». La noticia de Della Porta, aunque muy vaga y fundamentalmente inexacta, inspiró al padre Athanasius Kircher, el doctísimo jesuita alemán, curioso por toda materia e infatigable proyectista de los mas extraños artilugios, el diseño de la lira o arpa eolia en su Musurgia Universalis de 1650. En la quinta parte de su noveno libro, se ocupa de una «macchina armonica automatica» capaz de producir sonidos armoniosos por el único medio del viento y los aires, «nullo rotarum, follium, vel Cylindri phonotactici ministerio». Kircher mismo considera muy simple su construcción, e ilustra las características del instrumento con un dibujo: se trata de una caja «ex ligno pinus resonantissimo», del estilo de aquellos con los que se suelen fabricar los instrumentos de cuerda, con cinco palmos de largo dos de ancho y uno de alto; sobre la caja hay quince cuerdas tensas de igual extensión; uno de los lados de la caja, sobre la cual hay algunos agujeros en forma de roseta, presenta un soporte que permite tensar el arpa. Kircher no se arroga el mérito de la infención y se limita a decir no saber si el fenómeno acústico de sus sones producidos por el viento ha sido ya observado por alguno, aunque es cierto que no ha sido proyectado ni fabricado e «in meo Musaeo summa audientium admiratione percipitur»; describe también la maravilla de los que escuchan: «Silet instrumentum quamdiu fenestra fuerit clausa, mox vero ac ea aperta fuerit, ecce harmoniosus quidam sonus de repente exortus omnes veluti attonitos reddit; dum scire nequeunt, unde sonus proveniat, vel quodnam instrumentum sit, neque enim fidicinorum, neque pneumaticorum instrumentorum, sed medium quemdam et prorsus peregrinum sonum refert».

Las arpas eólicas fueron muy populares como instrumentos domésticos durante el Romanticismo. En la actualidad, siguen siendo construidas. Algunas están hechas ahora en la forma de esculturas sonoras monumentales de metal ubicadas en el tejado de una construcción o en una cima ventilada.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Huelga

Hoy huelga de alumnos por el plan Bolonia, y muy justificada, más que otras que han convocado. Pero de qué servirá. En este país hubo tres huelgas generales de adultos que se pasó el gobierno por donde la espalda pierde su nombre (no es el cuello). ¿Es concebible así algo parecido a la esperanza? ¿Lo es al menos más que en Italia, donde la Mafia aporta al producto interior bruto más que cualquier otra empresa, el 6%? ¿Lo es con un sistema jurídico como este, con un sistema político como este, con una ética como esta?

A veces dan ganas de encerrarse en un monasterio laico a cultivar pepinos.

sábado, 25 de octubre de 2008

El brindis castellano

- ¿Estamos todos?
+ Estamos.
- ¿Cual caballeros?
+ Cumplimos.
- Y ¿a las mujeres?.
+ Amamos.
- Pero... ¿ante todo?
+ Bebamos, bebamos, bebamos.
- Bebió nuestro padre Adán...
+ Bebió.
- Bebió nuestra madre Eva...
+ Nada buena era.
- ¿El que bebe...?
+ Se emborracha.
- ¿El que se emborracha...?
+ Duerme.
- ¿El que duerme...?
+ Sueña.
- ¿El que sueña?.
+ No peca.
- ¿El que no peca...?
+ Va al cielo.
- Y puesto que al cielo vamos...
+ Bebamos, bebamos, bebamos.
- ¡Ah, líquido infernal...
+ que te criaste entre verdes matas...
- y hasta al hombre más cabal...
+ lo haces andar a gatas!
- ¡Por ellas!
+ ¡Por las más bellas!
- ¡Por las de culo ancho!
+ ¡Por las de cuello estrecho!
- ¡Por las que ofrecen sus labios desinteresadamente!
+ ¡Aunque estén llenas de telarañas!
- ¿Por las mujeres?
+ ¡No! ¡Por las botellas!
- ¿Vino Dios al mundo?
+ ¡Vino!
- Y ¿para quién vino?
+ ¡Para todos, vino!
- Y ¿cómo vino?
+ ¡En bota!
- ¿Y la mujer...?
+ ¡En pelota!
- Si Dios borrachos nos tiene...
+ será porque nos conviene.
- Antes que no nos conocíamos...
+ bebíamos.
- Y ahora que nos conocemos...
+ bebemos.
- Pues bebamos, bebamos, bebamos,

hasta que no nos conozcamos.
- Cuando Dios llamó a Gabino, no dijo "Gabino ven"...
+ Sino: ¡Venga vino!.
-Arriba, abajo, al centro y a dentro.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Caprichos

Más que sus huellas digitales, a uno lo definen sus rarezas, sus caprichos.

Me fascinan los relojes de arena. Cuando mi mujer me dijo qué podría regalarme, sabedora de lo difícil que es encontrar algo que me haga real ilusión, yo le dije: "Un reloj de arena de una hora". Y tuvo que sudar tinta para conseguir uno de media. También me gustan los árboles solitarios, frondosos y lejanos. Las casas desiertas. Las tiendas de muebles y de antigüedades. Los momentos y las personas que te hacen dudar de la realidad. Levantar piedras por cerros ignotos. Lo kitsch, en general, y cualquier cosa que me provoque déjà vu, como algunos rincones de Jaén. Las representaciones artísticas de búhos, de que mi hermano tiene hermosa colección. La escritura antigua, los libros antiguos, los tebeos antiguos. El ruido del agua y el del viento entre las hojas, el canto de los pájaros en sus nidos, pero no el de los canarios. Los loros yacos de cola roja y los amazonas verdes. El olor de las velas y el de las agujas de pino. Algunos cuadros, algunas músicas, algunos pasajes de cine, algunos poemas, algunas prosas. Niños y muchachas risueños y a gusto en un jardín encantado, lejos de la agresividad, del miedo y de la oscuridad. Y esos amigos, los animales y las plantas, cualesquiera que sean.

No es un tesoro que pueda ser muy cotizado en una sala de subastas; qué le voy a hacer; pero these are a few of my favorite things.