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lunes, 24 de marzo de 2025

Sobre si la Lingüística puede considerarse neurociencia

 ¿Debería la lingüística tender a integrarse en las ciencias biológicas o, por el contrario, permanecer entre las mal llamadas ciencias sociales? ¿La lingüística es una ciencia social o formal?

David Sánchez

Formal seguro que no, porque la lingüística está sujeta a validación empírica (a diferencia de la lógica y las matemáticas, que sí son ciencias formales). Tradicionalmente se consideró la lingüística como una ciencia social porque se suponía que era un fenómeno socialmente construido. Pero tanto Noam Chomsky como su revolucionaria perspectiva convencieron a muchos de que la lingüística era más bien una rama de la psicología (que no es una ciencia puramente social, por estar ligada también a factores naturales) o la biología (que sí es una ciencia natural). En realidad, estoy de acuerdo con Chomsky, aunque tal vez yo consideraría que la lingüística depende más de la ciencia cognitiva y la teoría de la información. 

Sencillamente, la estructura y evolución de las lenguas es un fenómeno natural, no planificado, donde la conciencia de los propios hablantes no desempeña ningún papel (a diferencia de las otras ciencias sociales). De hecho, un hablante nativo sabe usar su lengua pero muchas explicaciones de por qué su lengua es como es le son desconocidas; la sabe usar, pero no tiene idea de los porqués. Las lenguas surgieron en la evolución humana, por tanto; en cierto modo, deben ser tratadas como parte del desarrollo biológico que llevó a tener la capacidad de hablar y cambiar mensajes lingüísticamente relevantes (aquí, lo que opinen los hablantes vuelve a ser intrascendente).

Bueno, no he leído todo lo que dijo Chomnsky, sino la parte donde enredó a muchos universitarios a investigar la gramática generadora universal. Eso solo ya lo califico yo de disparate, debido a que el lenguaje se adquiere por un proceso de aprendizaje. Y, aunque no soy lingüista, entiendo que dos lenguas a grandes distancias del planeta no deben tener casi nada en común entre sí.

Por otra parte, Chomsky escribió un artículo poniendo a parir al conductista Skinner en relación con un libro que postulaba el origen del lenguaje desde un punto de vista psicológico.

Yo no creo que un idioma indoeuropeo tenga analogías remotas con el los idiomas siníticos. Y estoy hablando sin saber una palabra sobre los idiomas siníticos. Solo me fundo en una intuición elemental. Considero que las lenguas se aprenden, de una parte; y, de otra, que las lenguas derivan por sí solas.

Y, si crees que estoy equivocado, lo podemos debatir. Tienes a tu favor los estudios que has hecho de lingüística; yo solo me inspiro en el condicionamiento operativo.

Bueno, Chomsky dice que el input que reciben los niños pequeños es demasiado enrevesado y caótico para que pudieran aprenderlo porque sí; por otra parte, un chimpancé bebé al que se le hable muy clarito NO aprende a hablar nunca, ni siquiera a entender la mayor parte de lo que escucha, así que debe ser que el bebé humano trae algo precableado que le permite aprender una lengua [a mí me parece un buen argumento]. No se excluye el aprendizaje, pero, igual que un ordenador sacado de fábrica, el cableado está preparado para que le cargues los datos.

Chomsky no anuló a Skinner; simplemente ridiculizó las afirmaciones más exageradas del conductismo skinneriano. Eso no supone decir que las lenguas no se aprendan: efectivamente se aprenden, pero el cerebro tiene que venir bien (algunos niños, desgraciadamente, por su condición, no llegan a hablar nunca, señal de que hay algo más).

Históricamente (y léxicamente) el indoeuropeo no parece tener conexión demostrable con el sinítico, pero estructuralmente vamos a que sí. Cualquier lingüista acaba dándose cuenta de que todas las lenguas, a pesar de la diversidad de sonidos y léxico, parecen tener mucho en común en su arquitectura sintáctica.

Si te refieres a que cualquier lengua tenga verbos, sujetos nombres y partículas conectivas, no tiene nada de raro. Una vez que una lengua surge, se va desarrollando y evolucionando para hacerse más útil.

Pero, tal como presentó el argumento Chomsky, él hablaba de una gramática universal o genética. Y eso me pareció una chifladura.

Pero la comparación del chimpancé con el hombre solo es una comparación de grado. Los primates, en concreto los chimpancés, tienen un lenguaje y se ha estudiado. Y ocurre que cuando los chimpancés están distantes como unos cientos de kilómetros sus lenguas han derivado y no son compatibles.

Existe una pregunta que se contestó referido a los macacos japoneses. Un americano de Texas se llevó cierto número de macacos a su rancho. Los macacos aprendieron por sí solos a refrescarse del tórrido calor de Texas en unos charcos que les proporcionó el dueño del rancho. Cuando se observó más de cerca se dieron cuenta que los macacos tenían señales fonéticas para dar la alarma ante la presencia de las serpientes de cascabel. Y, como en Japón no hay serpientes de cascabel, se planearon la pregunta ¿esa señal de alarma es genética?

Se grabaron las señales de alarma por serpiente con un aparato de alta fidelidad y se fueron a Japón para ver si los macacos respondían genéticamente a esa señal concreta. Pues no respondían al sonido como si fuera una alarma genéticamente determinada en su mente.

Si uno sabe lo suficiente de condicionamiento operativo u operante, puede comprender cómo es que los primates tienen cierto grado de lenguaje. Y no solo los primates, incluso algunos perros llegan a conocer ciertas palabras que usamos. Son pocas, claro, porque no nos hemos propuesto incrementar ese lenguaje. La gente que ha estudiado a los delfines afirma (yo no estoy seguro) que estos manejan un lenguaje de pitidos que usan en sus estrategias de caza, la cual suele hacerse en grupos.

Si lees un artículo de Skinner o el libro donde se comenta el origen del lenguaje y cómo se aprende, no tienes ningún problema para entender que un perro conozca varias palabras. Las ovejas tal vez no aprendan palabras humanas, pero aprenden signos y sonidos que les indican que es la hora de comer maíz o recogerse. Se trata de reforzadores condicionados. Y esto es lo bastante corriente en el mundo animal como para que todos los animales con cierto desarrollo cerebral aprendan algunas de estas asociaciones. Puedes llamar a las ovejas con un silbido, o con una campana. Si han aprendido para que sirve la señal, acudirán a tu llamada. Si en lugar de silbar, dieras gritos, aprenderían igualmente el significado. Solo tienes que estudiar cómo se condiciona la conducta de una rata o de una paloma. Es muy sencillo.

Y, claro, es evidente o lo parece que el ser humano es el animal que tiene más desarrollada una memoria para el lenguaje. Lo que no tenemos es una gramática generacional o innata que decía Chomsky, sino una facilidad extraordinaria para memorizar un lenguaje, un lenguaje típico humano. Los sordos aprenden un lenguaje de signos con brazos, manos, dedos y gestos, por ejemplo.

La Gramática Universal (GU) es algo más complejo que el que todas las lenguas tengan cosas tipo verbos, nombres, adposiciones, adverbios… Se refiere en gran medida a la arquitectura básica de los sintagmas y ciertas relaciones sintácticas que parecen universales y no son nada triviales.

Lo que dice Chomsky es que los niños nacen equipados con una manera desarrollar una gramática, fijando parámetros de lo que el llama GU (que no es una gramática tan concreta como la gramática del inglés o el italiano); esto ha ocasionado muchas confusiones. De hecho a mí también me pareció una chifladura hasta que entendí bien de qué se trataba.

Los chimpancés son capaces de cierto pensamiento; de hecho, cuando se les enseña lengua de señas son capaces de aprender varios centenares y hacerse entender, pero… “hablan” por asociación de ideas; sutilezas como el orden sintáctico se les suelen escapar: en inglés es totalmente diferente stone wall que wall stone; ningún chimpancé parece haber pillado bien esa diferencia.

Efectivamente, algunas especies animales tienen un proto-lenguaje (usualmente un conjunto de señales, que es institintivo). Las abejas tienen un lenguaje complejo para expresar la orientación respecto al Sol y la distancia a la que hay comida; ese lenguaje por ejemplo ES innato, no necesitan aprenderlo. Y por eso la idea de que los seres humanos tienen una capacidad innata para prestar atención a ciertos detalles de la lengua que hablan sus padres y aprender como funcionan, no es tan absurda. En último término, es la razón por la cual los niños usualmente aprenden a hablar y los chimpancés no aprenden a hablar como humanos aunque sean criados como un bebé humano [en los autistas profundos algo está mal en su interés por socializar y por eso tampoco prestan atención al lenguaje humano de sus progenitores].

Comparto tu asombro. La primera vez que leí esas ideas me causaron la misma impresión que a ti, sencillamente porque se explican de forma torticera, simplificada y hasta mentirosa. Pero si lees lo que el propio Chomsky quiere decir y reflexionas 2 o 3 años sobre ello, al final acaba pareciendo bastante razonable (al menos, así me pasó a mí).

Leopoldo Perdomo

Bueno, ¿qué parte de aprender el lenguaje por simple imitación no puedes comprender? Si lo aprendes por imitación da igual la gramática que tenga. Memorizas los modelos y para qué se usan y en qué circunstancias. Y eso lleva mucho tiempo realmente, pues la memoria no se establece de modo tan simple. Se requieren miles de repeticiones para iniciar la construcción de un lenguaje. Yo no veo qué es lo que se gana postulando que la mente tiene un mecanismo especial innato, aparte de memorizar lo que oye aplicado a ciertas circunstancias. Y el ejemplo del autista, aparte de lo complejo que resulta dilucidar las causas intrínsecas de sus problemas para aprender, se podría explicar como un problema para memorizar. Hasta los niños corrientes y molientes tienen problemas para memorizar la lengua, según se deduce por la variedad de resultados que vemos en los test clásicos de inteligencia. Si el test de inteligencia mide el lenguaje, las diferencias en el test se podrían explicar tan lindamente por las diferencias en la experiencia que han tenido. Si dejas de lado por un momento el lenguaje, y piensas en los niños que tocan el piano, podrás ver para niños de cinco a diez años, unas grandes diferencias en el modo en que tocan. Y los que lo tocan mejor son aquellos que tienen más experiencia con el piano, y que empezaron antes. Pero, sobre todo, cuenta mucho que al niño le hayan inyectado o no cierta negatividad a las peticiones. Debido a un error muy corriente, la mayoría de los niños presentan un grado variable de negatividad que se manifiesta incluso hasta para llamarlos a comer. Luego, un niño que haya adquirido un grado de más alto que “muy leve” de negatividad, no podrás siquiera iniciarlo en la idea de tocar el piano. Te va a decir que no automáticamente. La negatividad se suele ir incrementando con los años, hasta llegar a cierto nivel. Y esto puede explicar las diferencias más notables entre los niños. Por ejemplo, mi nieta siempre se ha negado a la idea de aprender a tocar el piano. No quiere ni acercarse a él. Le compraron uno de juguete y tampoco lo usa para nada. Me he dado cuenta con mi nieta de que ha quedado totalmente bajo el control de su madre, que además tiene una paciencia muy limitada, y, sin darse cuenta, va reforzando la negatividad de la niña cada vez más. 

Bueno, si no entiendes como funcionan los reforzadores no entenderás lo que te estoy contando, cómo es que se condiciona la negatividad. Antes de ayer, por ejemplo, traté de iniciar a la niña en un juego de contar. Solo se trataba de que repitiera lo que yo decía: cien, dos cientos, tres cientos, etc. Le habían comprado una caja registradora con monedas y billetes de cartón. Simplemente, se negó a jugar a eso. Lo que creo que ocurre es que la madre se puso muy celosa hace como un año o más, por la influencia que yo tenía con la niña. Al verme llegaba corriendo desesperada, porque yo era muy reforzador. La reacción de su madre fue llevarla mucho con su familia que tiene un rancho de hermanas. De modo que la influencia potencial que yo podría haber tenido se ha evaporado. Se ha quedado como una niña con un grado medio de negatividad. De otra parte, le han comprado una gran cantidad de juguetes y no consigue enfocar su atención en algo concreto. Se pasa demasiado tiempo en la guardería, desde las nueve de la mañana a las cinco de la tarde. Y cuando no está en la guardería está jugando con los primos. Será una niña de inteligencia promedio, aunque ahora parece adelantada en el lenguaje. 

Ayer vi un video del niño pianista Evan Le, que ya tiene algo más de 7 años. Ya toca cosas muy adelantadas para su edad, y hasta lo han entrenado un poco para que pueda responder a las preguntas de una entrevista. Bueno, al ver a ese niño respondiendo, ¿adivinas el trabajo que le costó aprender a responder a las preguntas típicas de una entrevista para la tele? Es decir, las cosas se aprenden, pero eso requiere su tiempo. No existe ningún mecanismo automático por el que se aprenda nada a gran velocidad. Si aprendes un asunto de tipo A que sea complejo, tendrás problemas para aprender otras cosas de tipo B o C. Quiero decir que no se memoriza a la primera y con facilidad cualquier cosa. Pero una vez que se construyen los muebles dentro del cerebro para el desempeño de cierta conducta, como tocar el piano, jugar al ajedrez, al golf, hablar idiomas extranjeros, resolver puzles de matemáticas etc, todo eso parece que se aprendió de modo muy fácil. Y parece muy sencillo seguir aprendiendo. Todo esto se debe a que se ha construido un mobiliario para ello en el cerebro. Si no te gusta la palabra mobiliario, igual te parece mejor decir que el niño ha adquirido un conjunto de respuestas condicionadas para ciertos asuntos de la clase A, B, o C. Ahora, si crees que eres capaz de explicarme qué maravilla descubrió Chomsky sobre la Gramática Universal te agradecería que me la expongas. Qué cosa cuenta Chomsky que no se puede explicar por el condicionamiento operante. Digamos que esto viene a cuento si es que Chomsky pudo explicar algo que es puramente genético y tiene relación con la gramática o el lenguaje. Bueno, supongo que la memoria parece innata, tanto para los humanos como para muchos animales. 

Que podamos explicar como se instala la memoria en el cerebro sería una gran cosa. Pero creo que eso queda fuera de la inteligencia de Chomsky, y en general fuera de la inteligencia de los seres humanos. No digo que no exista una conducta genética. Chupar del pezón es una conducta genética. Copular también es genético, y si no has visto nunca cómo se hace lo descubres automáticamente sin enseñanza alguna. Tragar cuando comemos algo es genético, y tragar agua cuando bebemos también. Negarse a tragar algo que no está molido también es genético. Cerrar los ojos ante una repentina luz intensa, o cerrar los ojos cuando sientes que llega un viento con polvo a los ojos. Todo esto es conducta innata o respondente. Pero la mayor parte de la conducta humana resulta de un proceso imitativo y un condicionamiento. A esto se le llama conducta operante. La imitación es un proceso inicial pero son las consecuencias de la imitación lo que permite anclar el asunto a la memoria. Y se requiere una gran número de repeticiones para que los elementos de una conducta queden anclados en la memoria. 

Hay un famoso experimento: el del gato de Thorndike. Este hombre trató de averiguar cuánto tardaba un gato en activar cierto mecanismo para salir de una jaula. Y sucedió que cuantas más veces quedaba el gato atrapado en la jaula menos tiempo tardaba en recordar el modo de conseguir salir de la jaula.

Carlos García Wegener

Espero también el Programa Minimalista. Es el último desarrollo y el que se emplea actualmente en los estudios lingüísticos de corte chomskyano.

Rafael Andrés Hoyos Stefanell

Jamas me había hecho tal pregunta. Creo que la gramática es un indicativo de esto, pues es la estructura en donde todo lo demás descansa. Y es parte de todos los lenguajes que existen. ¿Me equivoco, David?

David Sánchez

Pues sí hasta donde sabemos todas las lenguas tienen una gramática, todas las lenguas tienen pronombres, todas las lenguas tienen la función referencial (nombres), todas las lenguas tienen la función predicativa (verbos), etc, etc, etc.

Carlos García Wegener

La lingüística moderna tiene una muy sólida base empírica. Es curioso, pero quien, precisamente, se inventó esa tontería de que es una rama de la tontolog… o sea, de la psicología, fue Chomsky; pero, al mismo tiempo, quizás no de forma totalmente voluntaria al principio, impulsó una investigación empírica de tal calibre como jamás antes se había conocido dentro de la lingüística.

Me refiero, sobre todo, como sabe cualquier lingüista, a los extensísimos estudios empíricos sobre la adquisición de lenguaje. Una simple búsqueda con los términos "language acquisition" en el Academic Google da una idea de la envergadura de la investigación que se ha realizado en unas pocas décadas.

El hecho de centrarse en la adquisición no es casual, puesto que la lingüística chomskiana generativo -transformacional parte del supuesto de que existen en todas las lenguas naturales unos principios innatos, comunes a todas ellas y que no admiten más variación que la de la fijación, durante la ontogenia (adquisición) de ciertos valores parametrizados (Principles and Parameters Approach).

Yo diría que no puede negarse de ningún modo que el estudio de la adquisición del lenguaje por parte de los niños es absolutamente empírico. Para salir de dudas, existen muy numerosas monografías publicadas.

El siguiente paso es, y se ha avanzado bastante en ese sentido, el de comprobar las similitudes y diferencias entre las distintas lenguas naturales, tanto en su estructura final como en su adquisición.

Evidentemente, si se toman la gramática tradicional o la lingüística funcional como referencia, el panorama es muy distinto. Sólo que el estructuralismo nació en el siglo XIX y estamos en el XXI.

Y, yendo a la objeción, ¿podría conocer una sola contribución útil de la psicología a la lingüística? Porque, después de pasarme años leyendo, no encontré ni una. La mayor majadería que leí en ese sentido fue la resurrección del cadáver del conductismo de la mano de Puaget y otros genios similares y posteriores (Churchland, por ejemplo). No existe nada parecido a "facultades encapsuladas" en el neocórtex, como sabe cualquiera que sepa algo de neurobiología.

viernes, 14 de marzo de 2025

Entrevista al Nobel de química Thomas R. Cech, sobre el ARN

 Thomas R. Cech: "El siglo XXI es la era del ARN: la molécula cambiará el futuro de la medicina y de la ciencia", en El Mundo, por Cristina G. Lucio,  14 marzo 2025

El bioquímico estadounidense reivindica el papel del ARN como "la verdadera estrella del espectáculo" en el terreno de la bioquímica tras décadas en la sombra. "Su potencial terapéutico es enorme", afirma el Nobel de Química en 'El Catalizador' (Ariel)

Thomas R. Cech: "El siglo XXI es la era del ARN: la molécula cambiará el futuro de la  medicina y de la ciencia"

Lo hemos visto muchas veces en el mundo del espectáculo. La historia de ese actor secundario que tras años haciendo papeles menores consigue por fin un rol de protagonista con el que desarrolla todo su potencial. Después de años a la sombra de otros, finalmente se reconoce su talento y triunfa.

Algo similar a ese fenómeno frecuente en las tablas del teatro o el cine está ocurriendo también en el terreno de la bioquímica. Tras años relegado a un segundo plano, eclipsado por el esplendor de su hermano mayor el ADN, el ARN está ganando protagonismo en la investigación científica, aupado por su gran versatilidad y potencial terapéutico.

Lo constata con orgullo el bioquímico estadounidense Thomas R. Cech (Chicago, 1947), uno de los primeros que se dio cuenta de que esta molécula no era un simple mensajero del código genético almacenado en el ADN. En 1989 recibió el Premio Nobel de Química junto a su colega Sidney Altman por descubrir que el ARN también tiene propiedades catalizadoras, lo que rompió un dogma preestablecido y abrió los ojos a la ciencia sobre la miríada de posibilidades que se podían explorar de la mano de esa diminuta molécula.

«El ADN dominó la investigación biológica en el pasado, pero el ARN ya se ha convertido claramente en el centro de atención del futuro», subraya Cech, quien recuerda que en los últimos 25 años, los avances relacionados con el ARN han dado lugar a 11 premios Nobel y se ha cuadruplicado el número de artículos publicados en revistas científicas sobre el tema. Hoy en día, subraya, hay más de 400 fármacos basados en el ARN en alguna fase de desarrollo y cada año se invierte más en las empresas que están explorando las fronteras de la investigación en este campo.

«Ya se empieza a decir que el siglo XXI es la era del ARN, y a este siglo aún le queda mucho camino por recorrer», reflexiona Cech, que acaba de publicar en España El Catalizador (Ariel), una obra que repasa cómo el ARN «pasó de ser un tema misterioso que interesaba sobre todo a los bioquímicos a convertirse en un asunto de primer orden que está configurando el futuro de la ciencia y la medicina».

PREGUNTA.En su libro dice que el ARN se ha considerado durante largo tiempo «la corista bioquímica que trabajaba a la sombra de la diva, el ADN».

RESPUESTA.Bueno, por supuesto el ADN tiene el original, la copia maestra de nuestra información genética y la almacena. Puede usarse para trazar tu historia familiar, para identificar enfermedades hereditarias o incluso para resolver crímenes, gracias a las evidencias genéticas. Todo el mundo lo conoce. Lo tenemos tan incorporado que la gente usa la expresión «está en mi ADN» para decir que algo es esencial para ellos, ya sea que les encantan los aguacates o viajar por el mundo. El ADN es muy famoso y eso es fantástico. Al ARN, en cambio, no se le ha prestado atención durante mucho tiempo.

P.¿Por qué ha estado a la sombra?

R.Porque se creía que era un simple mensajero que se encargaba de transportar la información desde el ADN para fabricar las proteínas. Vamos, que tenía una función importante pero quizá no tan interesante como el ADN. Pero, la realidad, como se ha ido descubriendo, es que es mucho más que eso. El ARN puede almacenar información, igual que el ADN, pero también puede actuar como enzima, cortando y empalmando otras moléculas de ARN. Además, mantiene activas las células madre, previene el proceso de envejecimiento añadiendo ADN en los extremos de nuestros cromosomas, es clave en técnicas como CRISPR, que permiten la edición genética, y en otras terapias médicas... y algunos científicos creen que esconde el secreto del origen de la vida en nuestro planeta. Tiene un enorme potencial. Decidí escribir el libro porque creo que el ARN ha sido un gran desconocido que solo ha adquirido un poco de reconocimiento por parte del gran público tras el desarrollo de las vacunas basadas en tecnología de ARN mensajero para el Covid-19 que llevaron a cabo BioNTech y Moderna.

P.¿Esas vacunas pudieron desarrollarse en un tiempo récord por todo el trabajo que se había hecho previamente?

R.Así es. Una de las razones que generaban cierto nerviosismo en las personas no científicas con estas vacunas es que parecía que se habían desarrollado muy rápido, casi como si hubieran aparecido de la noche a la mañana. Pero no es así: la base, los trabajos previos para la fundación de estas vacunas han estado fundamentándose durante décadas. Y precisamente fue ese trabajo anterior lo que permitió que las vacunas se consiguieran de una forma rápida cuando llegó la pandemia. Yo suelo comparar estas vacunas con un rompecabezas. No digo que lo que hicieron BioNTech y Moderna fuera trivial ni mucho menos. Fue impresionante su labor. Pero ya tenían las piezas del puzle, su reto era resolverlo. No tuvieron que diseñar ni crear cada una de esas piezas. Ya estaban sobre la mesa gracias al gran trabajo que se había hecho previamente. Ellos consiguieron ensamblarlas y que todo encajara. Y fue una bendición en ese momento.

P.¿Cree que esa misma tecnología podrá ser útil para resolver otras amenazas biosanitarias en el futuro?

R.Absolutamente. Ya se están desarrollando, en primer lugar, vacunas frente a la gripe, que es una infección que sigue causando muchos problemas. La realidad es que las vacunas actuales son mejorables. A día de hoy lleva tiempo fabricarlas y seguimos sin ser muy buenos en pronosticar qué subtipo provocará la epidemia del año siguiente, por lo que a veces la eficacia no supera el 40%, lo que obviamente es mejor que no tener nada pero no es lo óptimo. Las vacunas basadas en ARN mensajero, en cambio, pueden desarrollarse de forma tan rápida que no es necesario pronosticar cuál será la cepa causante de la epidemia. Se puede esperar más tiempo y crear una vacuna específica contra la nueva variante. Por tanto, la esperanza es que en los próximos años tengamos vacunas contra la gripe mucho más rápidas y efectivas. Y ese es solo uno de los usos de la tecnología de ARN mensajero. Otro de los desarrollos que se está llevando a cabo tiene que ver con su utilización contra el cáncer, lo que está mostrando muy buenos resultados en los primeros ensayos clínicos. No sabemos aún si tendrá éxito, pero tiene buena pinta. Soy bastante optimista sobre lo que puede aportar.

P.Aparte de la tecnología de ARN mensajero, ¿qué otros desarrollos relacionadas con el ARN cree que tienen un mayor potencial para el futuro de la Medicina?

R.Hay muchísimos. En mi opinión uno de los más interesantes es el denominado ARN pequeño de interferencia, que es mucho más pequeño que el ARN mensajero y no se encarga de crear proteínas en tu cuerpo. Este ARN artificial es capaz de desactivar genes, puede regular su actividad. Por tanto, pueden usarse contra algunas enfermedades porque puede dirigirse a inactivar un ARN mensajero diana. Esta es una de las líneas que más evidencia está mostrando de su potencial. Se ha empleado para tratar enfermedades genéticas raras pero devastadoras y se está explorando su capacidad en enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o la ELA. Otro tratamiento para mí muy prometedor es el que se denomina terapia antisentido. Lo sé, tiene un nombre que no ayuda. ¿Quién apostaría por una terapia que anuncia que no tiene sentido? Pero es solo el término científico para un tratamiento muy interesante. Y se escogió ese nombre porque lo que hace es utilizar la secuencia opuesta a un ARN, para cambiar su sentido.

Se aprecia el entusiasmo de Cech, sentado en el despacho de su casa en Colorado (EEUU), a través de la pantalla. Cierra un poco los ojos cuando sonríe y derrocha emoción hablando de un tema que le sigue apasionando décadas después de sus primeros experimentos. Reflexiona unos instantes antes de continuar con sus enseñanzas. «El ARN antisentido puede emplearse para manipular la expresión génica», aclara. Es decir, es capaz de bloquear la producción de una determinada proteína introduciendo un ARN complementario al ARN mensajero encargado de transportar la información necesaria para la fabricación de esa proteína. Al emparejarse con esa cadena, el ARN antisentido impide que la información llegue y se cortocircuita la síntesis.

«Ya se usa de forma limitada para combatir enfermedades como la atrofia muscular espinal, que es una enfermedad neurológica infantil terrible en la que los niños apenas pueden sostener sus cabezas. El trastorno no les permite llevar una vida normal y muchos mueren siendo muy pequeños. Pero ahora hay una terapia antisentido que está suponiendo un cambio absoluto para estos niños», señala Cech, quien hace hincapié en cómo la ciencia está encontrando formas de usar «ARN contra ARN». «Gracias al ingenio humano, hemos sido capaces de utilizar la genialidad del ARN contra sí mismo», subraya. Y esto es solo la punta del iceberg, asegura el científico, quien augura un «futuro brillante» para la ciencia del ARN.

"La investigación básica es importantísima. Todos los grandes descubrimientos se han producido gracias a trabajos previos realizados a un nivel muy fundamental"

Antes de ser un apasionado de esta molécula, Cech fue un fiel amante del ADN, aunque su interés por la ciencia, reconoce, empezó muy lejos de la Biología. Desde niño quiso ser investigador, pero el camino hasta que encontró su verdadera vocación no fue recto. «Cambié varias veces mi campo de estudio cuando era estudiante», recuerda.

«Pasé de la Geología a la Astrofísica, luego a la Química y finalmente a la Biología. Por eso mi consejo a quienes están empezando, desde mi propia experiencia, es que si no sienten pasión sobre una determinada área de la ciencia, si realmente no les encanta la materia en la que están trabajando quizás sea el momento de cambiar. No tienen que dejarlo. No significa que deban abandonar la ciencia, pero sí les aconsejaría que busquen un área que les entusiasme, que les haga querer ir al laboratorio cada día. Porque la ciencia es dura. Hay muchos días que te desaniman. Y si no estás realmente emocionado con lo que haces no es ahí donde tienes que estar», remarca. Y sonríe de nuevo. A sus 78 años él sigue yendo a diario a su laboratorio en la Universidad de Colorado, en la ciudad de Boulder.

PREGUNTA.¿Cree que las terapias basadas en el ARN superarán a las que se fundamentan en la manipulación del ADN?

RESPUESTA.Bueno, estas terapias tienen la ventaja de que funcionan a nivel del ARN, sin alterar los genes humanos. Poder resolver una enfermedad sin alterar el ADN puede aportar una ventaja desde el punto de vista de la seguridad. De cualquier forma, el ARN también es clave como guía en la tecnología CRISPR, que se ha transformado en una herramienta para editar el genoma de cualquier especie, incluida la humana, con una rapidez y especificidad nunca antes imaginadas. Y es el ARN quien está catalizando esa revolución.

P.¿Esta tecnología CRISPR se usará en el futuro para cosas que todavía no somos capaces ni de imaginar?

R.A día de hoy ya se usa para tratar enfermedades como la enfermedad de células falciformes, un trastorno genético que hace que los glóbulos rojos de quienes la padecen adquieran una extraña forma de hoz, lo que provoca que se atasquen en los vasos sanguíneos y genera unas crisis muy dolorosas e incapacitantes, además de distintas lesiones. Este uso ya es una realidad y creo que en el futuro se podrán abordar distintas enfermedades raras con esta estrategia de edición genética en la que el ARN es fundamental porque actúa como guía. Es el ARN el que encuentra la parte del ADN que hay que editar y, de hecho, es lo que proporciona a la herramienta su extraordinaria especificidad. Si somos capaces de averiguar cómo hacer llegar esta maquinaria al tipo exacto de células que necesita editarse en cada tipo de enfermedad, se podrá abordar un gran número de trastornos. Pero, además, esta tecnología también podría usarse para otros usos más allá de la Medicina. En el libro hablo de su posible utilidad para afrontar la crisis climática, por ejemplo haciendo que las plantas de cultivo puedan ser más resistentes a fenómenos como el calor o la sequía.

"La ciencia del ARN es como un equipo de rugby. Todos nos pasamos el balón para conseguir marcar un ensayo"

PREGUNTA.En el libro subraya varias veces lo fundamental que es apostar por la ciencia básica. ¿Por qué cree que es tan importante la ciencia que no tiene un fin tangible más allá de resolver una cuestión sin respuesta?

RESPUESTA.Su importancia está absolutamente demostrada. Hay muchísimas evidencias que prueban que todos los grandes descubrimientos se han producido gracias a trabajos previos realizados a un nivel muy fundamental. La historia del ARN demuestra que muchas de nuestras terapias más prometedoras han surgido de investigaciones impulsadas únicamente por la curiosidad científica. Le pondré algunos ejemplos. La tecnología CRISPR de la que hemos hablado, que hoy se usa para tratar enfermedades y por la que Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier recibieron el premio Nobel, es hoy una realidad porque el mecanismo que lo permite se descubrió en bacterias. [Se refiere a las investigaciones del español Francisco Martínez Mojica, cuyos descubrimientos sobre el sistema defensivo que utilizan algunas bacterias para hacer frente a los virus fueron clave para el desarrollo posterior de las tijeras CRISPR. De hecho, el propio Mojica acuñó el acrónimo que hoy se utiliza como verbo en cualquier laboratorio]. Hay muchísimos ejemplos.

P.Dígame...

R.Otro llamativo es el de los microARN, que tienen un gran potencial terapéutico. En 1993, los investigadores Victor Ambros y Gary Ruvkin identificaron en unos gusanos minúsculos, denominados Caenorhabditis elegans, la existencia de este ARN que desempeñaban un papel importante en el proceso de desarrollo, desactivando la producción de varias proteínas en etapas críticas del proceso. En mi laboratorio trabajamos con una criatura que vive en los estanques, Tetrahymena thermophila, gracias a la que descubrimos la ribozima. La ciencia básica es fundamental, pero lamentablemente las entidades que financian nuestros proyectos están reduciendo su apoyo a este tipo de investigación. En mi opinión es posible abordar al mismo tiempo enfermedades específicas y las cuestiones fundamentales que plantea la ciencia básica. Debemos hacerlo con la humildad necesaria para reconocer que el próximo gran avance médico podría proceder de una fuente poco probable.

P.¿Cree que todavía hay muchos tesoros escondidos en lo que usted llama «materia oscura» del ARN esperando a ser encontrados?

R.Sí, lo creo. Creo que tenemos en nuestra mano la oportunidad de quitar el velo que todavía recubre esta materia oscura del genoma para descubrir funciones que todavía desconocemos. Es lo que estamos tratando de hacer en mi laboratorio y en otros centros ahora mismo, aunque tengo que decir que es un asunto controvertido. Se considera que tres cuartas partes del genoma son materia oscura. Durante décadas se creyó que este volumen era ADN basura, porque su función era invisible para nosotros. En este tiempo hemos descubierto funciones que desconocíamos. De hecho, sabemos que hay bastante ARN no codificante que lleva a cabo funciones críticas en nuestros organismos. Un ejemplo es lo que pasa con la telomerasa, la llamada enzima de la inmortalidad, en la que el ARN cumple un papel clave y que es fundamental para la salud de las células madre, aunque cumple un papel importante también en el cáncer. Una de las científicas que más ha aportado a su conocimiento es precisamente la española María Blasco. Yo creo que hay más funciones que todavía desconocemos. Otros investigadores, en cambio, piensan que la ARN polimerasa, la enzima que sintetiza el ARN a partir del ADN, a veces produce ARN basura a partir de ADN basura. Pero, como científico, yo siempre intento mantener la mente muy abierta y tener siempre presente que al menos parte de esta materia oscura puede ser funcional y estar implicada en la regulación de partes del ADN que se usan en algunos tipos de célula en particular.

P.¿A qué se refiere?

R.Lo fascinante del genoma es que en una célula cerebral, en una de la piel o en una del corazón hay el mismo ADN. El genoma es el mismo en todas las células. Pero, obviamente, los genes que se usan en una u otra son diferentes. ¿Cómo se consigue esto? ¿Cómo se regula qué genes se encienden y cuáles se apagan en cada momento? Hay cada vez más evidencias de que esta materia oscura es clave a la hora de decidir qué tiene que estar activo, aunque todavía no sabemos bien cómo lo logra.

PREGUNTA.Tiene experiencia en romper dogmas. En los 80 demostró la existencia de las ribozimas y que no todas las enzimas deben ser proteínas, como se creía. Quizás este sea otro dogma que deba romper.

RESPUESTA. Bueno, tengo muchos colegas en todo el mundo y todos estamos comprometidos en la tarea de resolver este misterio. Desde luego vamos a trabajar juntos en ello. Siempre digo que una de las grandezas de la ciencia actual del ARN es que la mayoría de los descubrimientos se deben a la colaboración entre distintos profesionales que constantemente se pasan el balón los unos a los otros, como si fuéramos un equipo de rugby. Como pasa en estos partidos, a veces el juego se vuelve un poco caótico, los jugadores se amontonan y el balón parece perdido. Pero al final entre todos lo empujamos más allá de la línea de ensayo.

P.¿Cómo fue el momento en que le llamaron para comunicarle que había ganado el Premio Nobel de Química?

R.Estaba en Boston, precisamente recogiendo un premio que me habían dado en la Universidad de Harvard junto a mi colega y amiga Joan Steitz. Compartíamos el premio, el Warren Triennial Prize y en el discurso de entrega mencionaron que muchos de quienes recibían el galardón eran también premiados con el Nobel en los 10 años siguientes. Ocho horas más tarde, cuando todavía estaba en Boston, recibí la llamada de Estocolmo que decía que me concedían el Premio Nobel en Química junto a Sidney Altman. Fue increíble, no tuve que esperar 10 años. Ni siquiera un día. Fue maravilloso.

martes, 25 de febrero de 2025

La simulación virtual de la muerte, usada para relajar la ansiedad.

 David Glowacki, físico: “La idea de vivir 500 años me asusta más que la muerte”, en El País, Daniel Mediavilla, 25 feb 2025:

Un proyecto de la Universidad de Santiago de Compostela utiliza la realidad virtual para recrear experiencias cercanas a la muerte en personas con enfermedades mortales

Alrededor de un 5% de la población ha tenido una experiencia cercana a la muerte. Personas que sufren accidentes, paros cardíacos o cirugías que se complican y finalmente sobreviven suelen recordar momentos en los que caminaban hacia una luz, veían su cuerpo desde fuera o recuerdan a personas que les llamaban desde el más allá. Con mucha frecuencia, la experiencia les cambia la forma de ver la vida y reduce su ansiedad ante la muerte.

Así lo recuerda David Glowacki, investigador del Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela (CITIUS), que hace casi dos décadas tuvo su propio escarceo con la muerte. En 2006, haciendo senderismo, sufrió una caída de 30 metros que le fracturó varias vértebras, la cadera y le provocó una contusión torácica que encharcó sus pulmones. Mientras aguardaba al helicóptero de rescate, notaba cómo con cada respiración se llenaban de sangre y pensó que aquello era el fin.

Hecho trizas, recuerda cómo su consciencia se separó de su cuerpo y cómo su cuerpo se convertía en una luz que aumentaba y disminuía de intensidad al ritmo de su respiración. Sobrevivió y dejó de temerle a la muerte. Ahora, este doctor en física molecular estadounidense ha decidido utilizar la realidad virtual para ayudar a que pacientes en peligro mortal sientan la misma liberación que él sintió. Su proyecto NUMADELIC contará con 900.000 euros en tres años proporcionados por la Tiny Blue Dot Foundation de EE UU para recrear con realidad virtual su experiencia cercana a la muerte, algo que ya ha hecho con éxito con la experiencia de tomar drogas psicodélicas con fines terapéuticos.

Alva Noë, filósofo de la mente: “Ante las preguntas más fundamentales, la ciencia guarda silencio”

Pregunta. ¿Cómo comenzó este proyecto?

Respuesta. Hay muchas investigaciones que muestran que las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte presentan niveles significativamente reducidos de ansiedad y depresión cuando piensan en la muerte. Suelen hablar de una sensación trascendental de paz y aceptación de los ciclos naturales de la existencia y, a menudo, describen la sensación de que, a pesar del fin del cuerpo físico, hay una parte de su conciencia que continuará de alguna manera. Puedes creer que esto es una locura, muchas personas lo creen, pero esta observación sugiere que si tuviéramos una forma de simular una experiencia cercana a la muerte, tal vez eso podría ayudar a reducir el miedo y la ansiedad que las personas sienten en relación con la muerte.

Ha habido varios médicos, psicólogos y psiquiatras que han estado investigando el uso de drogas psicodélicas para simular una experiencia cercana a la muerte. Gran parte de esa investigación ha demostrado que los psicodélicos también ayudan a disminuir el miedo a la muerte y la ansiedad que provoca. Sin embargo, los psicodélicos son complicados porque no son legales en todas partes. Además, si alguien tiene un diagnóstico como el cáncer, a menudo ya está tomando varios medicamentos y no es recomendable añadir más.

P. Parece difícil recrear con realidad virtual algo tan intenso como tener una experiencia cercana a la muerte o tomar hongos alucinógenos

R. En un artículo de 2022 demostramos que es posible recrear los efectos de las drogas psicodélicas en personas mediante experiencias de realidad virtual en grupo, al menos en la forma en que los participantes dicen que recuerdan esa experiencia. Cuando alguien toma una droga psicodélica, se la administran, la ingiere y luego tiene una experiencia. Y después de esa experiencia, le hacen muchas preguntas sobre lo que sintió y luego comparan sus respuestas con otros tipos de experiencias. Cuando hicimos esta investigación con realidad virtual, demostramos que obtuvimos los mismos resultados en esas mediciones que las personas a las que se les administró psilocibina y LSD en un contexto clínico. Nos sorprendió mucho.

Tener esa vivencia con realidad virtual no es lo mismo que tomar setas o ácido, ni tener una experiencia cercana a la muerte. Sin embargo, los efectos en cómo las personas recuerdan y hablan de la experiencia después son casi los mismos. Gran parte del trabajo de nuestro laboratorio se centra en lograr que las personas entren en un estado mental donde sean receptivas a esta nueva forma de percibir.

P. ¿Las creencias personales influyen en el efecto de la terapia?

R. Vamos a estudiar eso como parte de este proyecto, pero lo primero que diría es que, casi con total seguridad, las perspectivas de las personas estarán influenciadas por sus creencias. Sin embargo, hay ideas que comparten muchas tradiciones religiosas, como que hay una realidad física y, al mismo tiempo, una realidad espiritual o energética. Para mí, que hice mi doctorado en física computacional, donde estudié mecánica cuántica, lo que encuentro realmente interesante es que la mecánica cuántica es una teoría que nos dice que los objetos físicos y materiales, tal como los imaginamos, en realidad pueden describirse como ondas energéticas, así que, incluso desde un punto de vista científico, en uno de los modelos más fundamentales de la física, tenemos una descripción de la realidad que abarca estos dos dominios.

Lo que percibimos con nuestros ojos es la realidad material y física. Pero la física trabaja con una realidad energética que es más difusa, más deslocalizada. Cuando hablamos de este trabajo con las personas, no lo presentamos como algo sobre espiritualidad, auras o conceptos esotéricos. Más bien, les decimos: “Mira, independientemente de lo que creas, del sistema de creencias que tengas, el modelo más importante que tenemos en la física teórica nos dice que nuestra esencia es, en realidad, una esencia energética. Pero no la percibimos con nuestros ojos. Para ver ese mundo energético, necesitamos instrumentos muy específicos. Y la física, junto con muchas ramas de la ciencia, nos proporciona esos instrumentos. Pero el hecho de que seamos seres de energía continua, en constante comunicación e interacción con nuestro entorno, es una realidad científica.”

Parte de la efectividad de lo que hemos hecho radica en que hemos adoptado un enfoque que no resulta controvertido para la mayoría de las personas. La mecánica cuántica no es un tema polémico. Simplemente decimos: “Existe una realidad y existe otra realidad, y te vamos a ofrecer una forma de imaginar esa otra realidad.”

P. ¿Esta técnica no podría ser útil para personas sanas, para reducir la ansiedad ante la muerte?

R. Creo que todo el mundo necesita reflexionar sobre estas cosas, no solo quienes tienen un diagnóstico terminal, pero muchas personas, cuando están sanas, no creen que necesiten pensar en ello. Cuando alguien recibe un diagnóstico de cáncer, sabe que tiene que empezar a reflexionar sobre estas cuestiones.

Necesitamos una conversación cultural sobre lo que significa vivir y lo que significa morir. Tenemos todas estas herramientas científicas avanzadas, pero muchas personas no tienen un lenguaje para hablar de la muerte. No tienen buenas maneras de pensar en ella. Vivimos en una cultura que valora la existencia por encima de todo. Tenemos un sistema de salud que intenta mantener a las personas con vida tanto como sea posible y, al mismo tiempo, hace como que la muerte no existe.

Estamos en un punto de nuestra evolución tecnológica en el que nuestros métodos para extender la vida han tenido tanto éxito que casi hemos olvidado la realidad de la muerte. Y necesitamos recordarla de nuevo. Este proyecto es parte de una conversación cultural más amplia.

P. ¿Qué opina de los proyectos transhumanistas, que quieren ampliar la esperanza de vida en siglos o, incluso, hacernos inmortales?

R. La idea de vivir 500 años me asusta más que la muerte, quizá porque tuve esta experiencia cercana a la muerte y fue tan agradable. No tengo sentimientos muy fuertes sobre el transhumanismo, aunque mucha gente en Silicon Valley está obsesionada con vivir durante mucho tiempo.

P. ¿Cree que su experiencia cercana a la muerte fue real o pudo ser solo una alucinación? Porque no hay forma de averiguarlo científicamente.

R. Hay ejemplos de personas que han estado clínicamente muertas durante cinco o diez minutos y han vuelto a la vida, sin señales cerebrales ni cardíacas. Y hay muchas preguntas: ¿son experiencias reales o solo alucinaciones por la falta de oxígeno en el cerebro? Para mí, la experiencia fue bastante real, pero ahora, obviamente, estoy vivo y hablando contigo. Así que, ¿morí? Tal vez por un momento. Pero normalmente pensamos en la muerte como un estado del que no puedes regresar. Así que, si nuestra definición de muerte es la pérdida irreversible de la identidad en una forma reconocible, supongo que no morí, porque las personas aún pueden reconocer mi patrón en esta vida.

Lo interesante para mí, si lo miro desde una perspectiva puramente perceptual, es que las visiones y la fenomenología de mi experiencia tienen mucho en común con las experiencias con drogas psicodélicas y con otras experiencias cercanas a la muerte. Lo que experimenté no es algo que solo me haya sucedido a mí. Muchas personas han pasado por algo similar.

Creo que, si soy práctico, el resultado de esta experiencia es que ahora tengo muy poco miedo a la muerte en mi vida diaria. Podemos debatir si realmente morí o si eso es lo que realmente es la muerte, pero, si el objetivo es reducir la ansiedad y la depresión, ¿a quién le importa? No tengo miedo a la muerte y muchas personas que han tenido esta experiencia ya no le temen a la muerte. Eso es algo positivo. Científicamente, es una pregunta muy interesante, pero desde una perspectiva práctica, si lo que queremos es ayudar a las personas a lidiar con su miedo, es una cuestión irrelevante. Intentemos brindar a las personas la oportunidad de profundizar en esa experiencia. Esa es la lógica detrás de este proyecto.

P. Que haya experiencias comunes no significa que lo que se vea es real o que eso pruebe que hay vida después de la muerte. Para los científicos, es muy difícil evitar esas preguntas. Tal vez algunos dirían lo mismo sobre la religión: fue muy reconfortante para muchas personas, pero la ciencia cuestionó y debilitó, incidiendo en los hechos, muchas creencias que eran útiles para la gente.

R. Hay muchos científicos que quieren explicar la experiencia cercana a la muerte de otra manera. Pero hay algo importante que entender sobre la ciencia. La ciencia trata de explicar fenómenos utilizando otro nivel de análisis. La ciencia es una herramienta para explicar el mundo, y yo soy científico, pero entiendo la ciencia como un método, siempre toma una cosa y lo explica en términos de otra. Y así sigue, capa tras capa, cada vez con niveles más pequeños y detallados de explicación.

Entonces, por supuesto que la ciencia va a intentar explicar una experiencia cercana a la muerte en esos términos. Pero también hay una limitación en la ciencia. Si seguimos descomponiendo y descomponiendo la realidad, en algún momento llegamos a la gran pregunta: ¿de dónde viene todo? Y esa es una pregunta que la ciencia nunca podrá responder, porque la ciencia solo puede estudiar cosas que ocurren una y otra vez, millones de veces. Los experimentos requieren repetibilidad. Pero hasta donde sabemos, la existencia de la conciencia y del universo mismo es un evento único.

Todo el milagro de la existencia está completamente fuera del alcance del método científico. Y debemos entender eso como científicos. Por eso creo que muchas personas dentro de la ciencia quieren desacreditar la religión. Pero la religión y las tradiciones espirituales han intentado responder esa pregunta. Están diciendo: “Bueno, no podemos explicar de dónde vino todo, pero aun así necesitamos saber, necesitamos un sentido de propósito, necesitamos un sentido de ética, necesitamos una forma de comprendernos a nosotros mismos en relación con todo lo demás”. Porque la ciencia no puede darnos esas cosas. Y necesitamos esas cosas para vivir vidas sanas y productivas, y para disfrutar del mundo natural. Necesitamos otras maneras de relacionarnos con la realidad, más allá de ofrecer solo explicaciones mecánicas de causa y efecto.

Es importante reconocer las limitaciones de la ciencia, pero podemos adoptar un enfoque científico para estudiar estas experiencias. Podemos inducir experiencias cercanas a la muerte en personas, observar los resultados, mejorarlos y seguir trabajando con ellas. Pero no estoy seguro de que la ciencia alguna vez pueda decir algo definitivo sobre estas experiencias, simplemente por definición. Porque si alguien muere de verdad, lingüísticamente significa que nunca podrás volver a hablar con esa persona. Así que, ¿cómo podríamos hacer un estudio científico? Es imposible.

Creo que lo que hace que el estudio de la muerte sea tan incómodo para la ciencia es que representa un límite. Es el punto en el que los límites del método científico se encuentran con los misterios de la existencia. La ciencia llega hasta un punto, y el misterio de la existencia comienza justo después. La muerte es uno de esos puntos de intersección. Eso es lo fascinante. Necesitamos ser más filosóficos sobre lo que realmente es la ciencia como método. Me encanta la ciencia, es poderosa, ha mejorado nuestras vidas. Pero tampoco puede resolver absolutamente todos nuestros problemas. Tiene límites y fronteras, y necesitamos otras formas de pensar sobre el mundo que nos ayuden cuando la ciencia llega a esos límites.

viernes, 14 de febrero de 2025

Malas noticias sobre el calentamiento global

 Detectadas fugas masivas de metano en la Antártida, una posible bomba para el calentamiento del planeta, en El País, por Manuel Ansede, Base antártica Gabriel de Castilla, 12 feb 2025:

Una expedición científica española descubre columnas de gas que brotan del subsuelo marino.

Un equipo de científicos españoles ha detectado en el subsuelo marino de la Antártida “emisiones masivas” de metano, un gas con una capacidad de calentar el planeta unas 30 veces superior a la del dióxido de carbono (CO₂). Los investigadores, a bordo del buque Sarmiento de Gamboa, han observado columnas de metano en el océano de hasta 700 metros de longitud y 70 metros de ancho, según explican a EL PAÍS los geólogos Ricardo León y Roger Urgeles, líderes de la expedición. Estas emisiones desconocidas hasta ahora podrían ser una bomba para el clima del planeta.

Lo que han descubierto es exactamente lo que temían. Los científicos zarparon el 12 de enero en busca de estas fugas masivas, entonces hipotéticas. El compuesto se acumuló en el subsuelo marino hace unos 20.000 años por la descomposición de materia orgánica, en forma de hidratos de metano, un sólido cristalino. “Es como un hielo al cual podrías prender fuego y ardería”, explica Urgeles, del Instituto de Ciencias del Mar, con sede en Barcelona. La teoría decía que el adelgazamiento de la descomunal capa de hielo antártica, iniciado al final de la última glaciación, provoca una disminución del peso sobre la tierra y un levantamiento del continente; y este fenómeno, conocido como rebote posglaciar, favorece los escapes del metano helado oculto durante milenios en el subsuelo marino.

Los investigadores han buscado fugas en los márgenes de la península antártica, una de las regiones del planeta más golpeadas por el calentamiento global, con una subida de la temperatura de más de tres grados en apenas medio siglo. “Hemos estimado que en esta zona hay unas 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en los hidratos de metano, una cantidad equivalente a lo que emite toda la humanidad en dos años”, advierte Urgeles.

El metano helado, sólido, se está transformando en gas metano. “Estos fenómenos ya se habían registrado en el Ártico, pero esta es la primera vez que se detecta en la Antártida”, afirma León, del Instituto Geológico y Minero de España. Su equipo se cruzó con dos periodistas de EL PAÍS en la isla antártica Rey Jorge el 8 de febrero, el día en que finalizaron su expedición. Sus resultados, todavía muy preliminares, sugieren que el gas está brotando del subsuelo a lo largo de fallas, a menudo a través de volcanes de fango de cientos de metros de altitud respecto al fondo marino.

El buque Sarmiento de Gamboa, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha surcado los peligrosos mares antárticos durante casi un mes, tomando muestras de agua y sedimentos y realizando radiografías del subsuelo. Los hidratos de metano, semejantes al hielo, son estables a bajas temperaturas y altas presiones, pero con el calentamiento del océano y la disminución del peso del mar —por el levantamiento del continente antártico— se desestabilizan y brota el gas. Las columnas de metano que han observado los investigadores se disuelven a unos 150 metros de la superficie del océano. El futuro análisis de las muestras revelará hasta qué punto se libera el gas a la atmósfera.

Los geólogos Ricardo León y Roger Urgeles alertan de otra amenaza. La inestabilidad de los sedimentos marinos puede generar enormes deslizamientos del talud continental, con potencial de generar tsunamis. “Cuando los hidratos de metano pasan al estado de gas, ocupan un volumen 160 veces mayor. Si no se disipa de manera rápida, puede provocar enormes deslizamientos, como el de Storegga en el Ártico”, subraya Urgeles. El investigador habla del mayor deslizamiento submarino conocido, un movimiento que provocó un tsunami que arrasó las costas del norte de Europa hace unos 8.150 años.

La altura de las olas alcanzó entonces los 20 metros en las islas Shetland de la actual Escocia, pero las huellas geológicas de la catástrofe todavía se pueden encontrar por toda la costa noruega, en Dinamarca e incluso en Groenlandia. “El deslizamiento de Storegga tuvo unas dimensiones similares a las de Andalucía entera y coincidió con periodos de grandes cambios climáticos en la Tierra. Viendo cuándo ocurrió, una de las razones pudo ser que estos cambios generaran una disociación de hidratos de metano y desencadenaran el enorme deslizamiento”, advierte León.

lunes, 27 de enero de 2025

Lutero

 ¿Porqué la mayoría de enemigos o negacionistas de la ciencia como terraplanistas y antievolucionistas son religiosos?, contestación de Antonio García en Quora:

Pregúntale a Lutero:

La razón es contraria a la fe [1] repetirá fiel a sus principios; pero no solo es contraria, sino que es la culpable de impedirnos tener una fe perfecta, ya que «durante esta vida no está completamente aniquilada la razón» [2].

«A la inteligencia Dios nos la ha concedido para que gobierne en el mundo, es decir, a ella corresponde el poder de dictar leyes y de ordenar principalmente lo que respecta a esta vida, como el beber, el comer, el vestir, así como lo referente a la disciplina exterior y a una vida honesta» [3]. Pero en lo espiritual es «ciega y anda en tinieblas» [4].

«La razón se opone directamente a la fe, y deberían dejarla que se vaya; en los creyentes hay que matarla y enterrarla [5] (…). Es imposible poner de acuerdo a la fe con la razón [6] (…). Has de abandonar tu razón, ignorarla, aniquilarla por completo, de lo contrario no entrarás en el Cielo (…) [7]. Es menester dejar a la razón en su casa, porque es la enemiga nata de la fe… Nada hay tan contrario a la fe como la ley y la razón, hay que vencerlas si se quiere alcanzar la bienaventuranza» [8].

«La razón es la puta del diablo. Solo es capaz de blasfemar y de deshonrar cuanto Dios ha dicho o ha hecho» [9] (…) “La más feroz enemiga de Dios» [10] (…). «Es la mayor puta del diablo; por su naturaleza y manera de ser es una puta dañina; la puta titular del diablo, una puta carcomida por la roña y la lepra, a quien habría que pisotear y destruir junto con la sabiduría… Arrójale inmundicia al rostro para afearla… La abominable merecería ser relegada a la más sucia habitación de la casa, a las letrinas» [11].

Pero no solo contra la razón despotricaba el autor de la ruptura, sino también contra aquellos que habían intentado utilizarla a lo largo de la historia y a quienes la Iglesia respeta y sigue con veneración:

«Aristóteles es el reducto impío de los papistas (católicos). Es para la teología lo que las tinieblas son para la luz. Su ética es la mayor enemiga de la gracia» [12]. “Es un filósofo rancio» [13]. «Un pillo digno de ser encerrado en el chiquero o en el establo de los asnos» [14]. «Un calumniador desvergonzado, un comediante, el más astuto corruptor de los espíritus. Si no hubiera existido en carne y hueso, no sentiría el menor escrúpulo en tenerlo por un verdadero diablo» [15].

El Estagirita no es más que un «ciego gentil», «una bestia pagana»; «un devastador de la pía doctrina», «un mero diccionario», «impiísimo», «sicofante», «burro ocioso», «monstruo de tres cabezas» [16].

Tanto era el odio de Lutero por Aristóteles que hasta se dedicaba a atacarlo por medio de sus discípulos:

«Estoy preparando a seis o siete doctorandos, entre ellos Adriano (de Amberes), para el futuro examen, que redundará en ignominia de Aristóteles, contra quien desearía que se alzasen pronto muchísimos enemigos» [17].

Hasta aquí sobre Aristóteles. ¿Y de Santo Tomás de Aquino, que diría? Sencillo: «Me duele que este insigne varón haya intentado probar las cosas de la fe valiéndose de Aristóteles» [18].

«Nunca comprendió un capítulo del Evangelio o de Aristóteles» [19]. «Es la fuente y la cloaca de todas las herejías y de todos los errores y el destructor del Evangelio, como lo prueban sus libros» [20]. «Tomás escribió muchas herejías y es el autor del rey Aristóteles, el devastador de la pía doctrina» [21]. «Dudo vehementemente si está condenado o salvado» [22]. «Ha sido seducido por la metafísica [23] (y) su autoridad ha encarnado a Aristóteles sobre un pedestal y le ha hecho rey efectivo de las universidades» [24]. «Jamás cita a la Escritura, ni a los Padres, ni los cánones, y ¡jamás da una prueba para un remedio! Por lo cual en la plenitud de mi derecho, es decir, con la li­bertad propia de un cristiano, recuso y reniego de Sto. Tomás» [25]. «En resumen es imposible reformar la Iglesia si la teología y la filosofía escolástica no se arrancan de raíz» [26].

Y al final lo consiguió. Ya está erradicada la escolástica oficialmente de los deshabitados seminarios católicos. Lutero triunfó y el Papa Paco le homenajea poniendo una estatua suya en el Vaticano. Señor, llévame pronto…

Húngaros y "marcianos"

 I

"Los Marcianos" era un término usado para referirse informalmente a un grupo de prominentes científicos húngaros (en su mayoría, aunque no exclusivamente, físicos y matemáticos) que emigraron a los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.

Leó Szilárd, quien en broma sugirió que Hungría era un escondite para los extraterrestres de Marte, fue quien dio origen a este término. En respuesta a la pregunta de por qué no hay evidencia de vida inteligente más allá de la Tierra a pesar de la alta probabilidad de que exista, Szilárd respondió: "Ya están aquí entre nosotros  – simplemente se llaman húngaros". Esta anécdota aparece en el libro de György Marx titulado The Martians.

Paul Erdős, Paul Halmos, Theodore von Kármán, John G. Kemeny, John von Neumann, George Pólya, Leó Szilárd, Edward Teller y Eugene Wigner están incluidos en este grupo.

Dennis Gabor, Ervin Bauer, Róbert Bárány, George de Hevesy, Nicholas Kurti, George Klein, Eva Klein, Michael Polanyi y Marcel Riesz también a veces se nombran como parte del grupo, aunque no emigraron a los Estados Unidos.

Loránd Eötvös, Kálmán Tihanyi, Zoltán Lajos Bay, Victor Szebehely, Albert Szent-Györgyi, Georg von Békésy y Maria Telkes igualmente son a menudo mencionados en conexión con el grupo.

Por el contrario, Elizabeth Róna, una química nuclear húngara que emigró a los Estados Unidos en 1941 para trabajar en el Proyecto Manhattan y que descubrió el inicialmente denominado uranio-Y (Torio 231), a menudo no se incluye en la lista.

Origen del nombre

Como todos ellos hablaban inglés con un fuerte acento (un tipo de acento previamente hecho famoso por el actor de terror Béla Lugosi), fueron considerados extraños en la sociedad estadounidense. Los científicos húngaros eran aparentemente sobrehumanos en intelecto, hablaban un idioma nativo incomprensible y provenían de un desconocido y pequeño país. Esto los llevó a ser llamados marcianos, un nombre que adoptaron jocosamente.

La broma tomó forma de historia, según la cual, los científicos húngaros eran en realidad descendientes de una fuerza de exploración marciana que aterrizó en Budapest alrededor del año 1900, y luego partió después de que el planeta fuera encontrado inadecuado, pero dejando atrás a los niños de varias mujeres de la Tierra, niños que se convirtieron en científicos famosos. John von Neumann utilizó varios hechos como evidencia simulada para respaldar esta afirmación, como la proximidad geográfica cercana de los lugares de nacimiento de los marcianos; su trayectoria profesional bien trazable, que comenzó con el interés por la química, que los llevó a las universidades alemanas, donde se sintieron atraídos por la física; y el momento en el que los marcianos abandonaron Europa para irse a los Estados Unidos.

Esta es la historia original, tomada del libro de György Marx, The Martians:

El universo es vasto, contiene miríadas de estrellas ... es probable que tengan planetas dando vueltas alrededor de ellas ... Los seres vivos más simples se multiplicarán, evolucionarán por selección natural y se volverán más complicados hasta que finalmente se activen, criaturas pensantes surgirán ... Anhelando mundos frescos ... deberían extenderse por toda la Galaxia. Estas personas tan excepcionales y talentosas difícilmente podrían pasar por alto en un lugar tan hermoso como nuestra Tierra.  – "Y así," Fermi llegó a su pregunta abrumadora, "Si todo esto ha estado sucediendo, ya deberían haber llegado aquí. Entonces, ¿dónde están? " – Fue Leo Szilard, un hombre con un sentido del humor pícaro, quien proporcionó la respuesta perfecta a la paradoja de Fermi: "Están entre nosotros" dijo, "pero se llaman húngaros".

Cuando se hizo la pregunta a Edward Teller  – quien estaba particularmente orgulloso de su monograma, ET (coincidente con la abreviatura de extraterrestre)​ – simuló parecer preocupado, y dijo: "Von Karman debe haber estado hablando".

Siguiendo la broma, según György Marx, el origen extraterrestre de los científicos húngaros se demuestra por el hecho de que los nombres de Leó Szilárd, John von Neumann y Theodore von Kármán no se pueden encontrar en el mapa de Budapest, pero en la Luna hay cráteres con sus nombres:

Szilard (cráter)

Von Neumann (cráter)

Von Kármán (cráter lunar)

También hay un cráter en Marte que lleva el nombre de Von Kármán.

Científicos centroeuropeos que emigraron a los Estados Unidos

Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, muchos científicos de Europa Central emigraron a los Estados Unidos, en su mayoría judíos refugiados que huían del nazismo o del comunismo. Varios eran de Budapest, y fueron fundamentales en el progreso científico estadounidense (por ejemplo, el desarrollo de la bomba atómica).

Pero en junio de 1948, tuve que renunciar al Instituto porque la situación política ya no les permitía emplear a un antimarxista abierto como había sido yo. Sin embargo, Anne [la esposa posterior de Harsanyi] continuó con sus estudios. Pero sus compañeros de clase comunistas la acosaban continuamente para que rompiese conmigo debido a mis opiniones políticas, pero ella no lo hizo. Esto le hizo darse cuenta, antes que yo, de que Hungría se estaba convirtiendo en un país completamente estalinista, y que el único curso de acción sensato para nosotros era abandonar Hungría.

John Harsanyi

En octubre de 1956, Hungría se rebeló contra el dominio soviético, pero el levantamiento pronto fue aplastado por medios drásticos que se cobraron muchas vidas. Budapest fue demolida nuevamente y el futuro aparecía nublado. En noviembre y diciembre de 1956, unos 200.000 húngaros, principalmente jóvenes, huyeron del país. Con mi familia y con la mayoría de mi grupo, también hemos decidido emprender este viaje y buscar una nueva vida en Occidente.

II

Quiénes eran los "marcianos" húngaros que ayudaron a Estados Unidos a convertirse en una potencia científica, Norberto Paredes, BBC News Mundo, 26 enero 2020

"¿Cómo es posible que muchos de los genios del Proyecto Manhattan vengan de un país que la mayoría ni siquiera puede ubicar en un mapa?", preguntó una noche uno de los integrantes del proyecto en un bar provincial en Estados Unidos.

"Bueno, la verdad es que no son humanos: son marcianos", respondió uno de sus compañeros a modo de broma.

Así es como Marina von Neumann Whitman, hija de uno de esos "marcianos", relata la historia que habría dado origen al nombre.

Qué es la quinta fuerza que dicen haber descubierto científicos húngaros

"Y para disimular el hecho de que no son humanos hablan húngaro entre ellos mismos, una lengua que nadie puede entender", prosigue el relato la prominente escritora, autora del libro "The Martians' Daughter: A Memoir" (La hija del marciano: una autobiografía).

La historia se volvió viral y en la actualidad son muchos los intelectuales que han escrito obras en honor a estos genios cuya contribución al mundo de la ciencia y de la física fue inconmensurable.

Pero ¿quienes fueron estos "marcianos" y cómo ayudaron a Estados Unidos a convertirse en una potencia científica?

5 genios con mucho en común

Se trata de un grupo de científicos que, escapando de los nazis alemanes y de los comunistas soviéticos, emigraron a Estados Unidos antes o durante la II Guerra Mundial. "Eran cinco principalmente. Cuatro que trabajaban en el Proyecto Manhattan y un experto en misiles balísticos" le dice von Marina von Neumann Whitman a BBC Mundo.

Efectivamente, en el libro The Martians of Science, ("Los marcianos de la ciencia") el autor István Hargittai, también originario de Hungría, cuenta la historia de este grupo conformado por John von Neumann -padre de la autora del libro-, Theodore von Kármán,Edward Teller, Leó Szilárd y Eugene Wigner.

Eran 5 hombres provenientes de la élite de Budapest, capital del país europeo, criados en familias judías de clase media-alta, todos habían realizado al menos una parte de sus estudios en Alemania, eran políticamente activos y se oponían a todas las formas de totalitarismo.

Un legado incalculable

Hargittai cuenta que todos se hicieron amigos, trabajaron juntos y se influenciaron los unos a los otros hasta la muerte.Y esta unión impulsó algunos de los desarrollos científicos más importantes del siglo XX.

John von Neumann, considerado como el matemático más destacado del grupo y uno de los más grandes de la historia, fue uno de los impulsores de la computadora moderna con el llamado modelo de von Neumann: una arquitectura de diseño para un computador digital electrónico que hasta el día de hoy es utilizada en casi todos los aparatos.

Eugene Paul Wigner recibió el Premio Nobel de Física en 1963 por "su contribución a la teoría del núcleo atómico y de las partículas elementales, en especial por el descubrimiento y aplicación de los importantes principios de simetría", explica la organización.

Nacido en 1881, Theodore von Kármán realizó importantes aportes en el campo de la aeronáutica y astronáutica y se convirtió en el primer director del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, dándole una base científica a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF, por sus siglas en inglés).

Leó Szilard, por su parte, contribuyó ampliamente en el campo de la física nuclear y la biología molecular y fue el autor de la famosa carta dirigida al expresidente Franklin D. Roosevelt en agosto de 1939 que impulsó el desarrollo de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki seis años más tarde.

Por último, Edward Teller es considerado por muchos como el padre de la bomba de hidrógeno, también conocida como bomba termonuclear, que se ha convertido en una de las armas más destructivas de la historia.

Muchos marcianos, pero solo un gran beneficiado

Si bien las definiciones más estrictas solamente mencionan a 5 "marcianos húngaros", algunas incluyen en el grupo a otros genios como Paul Halmos, un destacado matemático que trabajó un par de años como asistente de John von Neumann, así como a George Pólya, Paul Erdős, el Premio Nobel de Física Dennis Gabory, John George Kemeny, entre otros.

Toda esta emigración tuvo un gran beneficiado: Estados Unidos.

El país logró atraer y nacionalizar a este grupo de genios y les dio herramientas para que desarrollaran al máximo sus capacidades en instituciones como la NASA. Con esto, el pueblo estadounidense pudo atribuirse grandes desarrollos y descubrimientos físicos y científicos a mediados del siglo XX que ayudaron a la nación a convertirse en la potencia científica que es actualmente. Von Neumann Whitman es de las que cree que, sin esa inmigración, "a EE.UU. le habría llevado mucho más tiempo desarrollarse científicamente y algunos descubrimientos tal vez no hubieran sucedido en lo absoluto".

La hija del marciano

Aunque Marina von Neumann Whitman no es considerada una "marciana", pues nació y se crió en EE.UU., tiene mucho en común con su padre y los amigos de este. En diálogo con BBC Mundo, la también economista y profesora de la Universidad de Míchigan, califica su carrera como "pionera". Y lo es: se trata de la primera mujer que sirvió en el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, también trabajó como directora del Council on Foreign Relations (Consejo de Relaciones Exteriores en español) y ha recibido una larga lista de doctorados honoris causa.

"Una de las cosas de las que hablo en mi libro The Martian's Daughter es cómo cambió la actitud hacia las mujeres profesionales a lo largo de mi carrera, desde mediados de los 70 hasta finales del siglo XX".

Al hablar de su padre, la autora es modesta "creo que no estoy cualificada para hablar sobre sus logros más importantes, pero puedo decir que lo que más me marcó a mí fue su convicción de que todo el mundo tiene la obligación moral de hacer un uso completo de sus facultades intelectuales. Eso me inspiró".

La autora recalca que si EE.UU. hubiera tenido una política anti-inmigratoria en el siglo pasado, nada de esto habría sido posible. También asegura que sin estas importaciones "no es muy seguro" que su país hubiera ganado la II Guerra Mundial y la Guerra Fría.

"Estos talentosos inmigrantes contribuyeron enormemente en el desarrollo de estrategias y armas para que EE.UU. se convirtiera también en una potencia militar".

Pero advierte que el enfoque de la política migratoria del actual presidente estadounidense Donald Trump pone en peligro la privilegiada posición de su país como una potencia científica.

"Si Trump es reelegido para un segundo mandato y mantiene esta actitud, pienso que esto podría tener un impacto negativo en el liderazgo científico estadounidense. Los chinos están trabajando duro para ponerse al día y a EE.UU. se le va a hacer muy difícil mantenerse a la vanguardia en este campo sin inmigración", concluye la hija del marciano.

Entrevista al neurocientífico Rafael Yuste

Rafael Yuste, neurocientífico: “Tenemos que evitar una fractura en la humanidad, con unas personas aumentadas mentalmente y otras no”, en El País, Manuel Ansede, 5 ene 2025:

El investigador, de la Universidad de Columbia (EE UU), ha impulsado el nuevo Centro Nacional de Neurotecnología en España, un instituto que fabricará aparatos capaces de penetrar en la mente humana y modificarla. 

Hace casi un año tuvo lugar una escena inusual en el Congreso de los Diputados. Un pequeño grupo de parlamentarios se sentó a ver la última película del cineasta alemán Werner Herzog, Theatre of Thought (El teatro del pensamiento), un documental que alerta de que las neurotecnologías —aparatos capaces de leer o incluso modificar la actividad del cerebro humano— están a punto de transformar el mundo para siempre. La hipnótica voz en off del director resonaba en la Sala Constitucional del Congreso. “¿En el futuro podrás leer mi mente y ver mi próxima película antes incluso de que yo la ruede?”, pregunta Herzog a un investigador en un momento del film. El neurocientífico Rafael Yuste, protagonista del documental, estaba entre los diputados españoles, intentando concienciarlos de los riesgos de penetrar en la mente humana. Su respuesta a la pregunta del cineasta es estremecedora: “Probablemente”.

Yuste, nacido en Madrid hace 61 años, dirige el Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia, en el corazón de Nueva York (EE UU). Cuenta que, hace una década, su vida cambió por un experimento. “Estudiando la corteza visual de un ratón, pudimos no solamente descifrar lo que estaba viendo, sino manipular su actividad cerebral para hacerle creer que estaba viendo cosas que no estaba viendo. Como si le metiésemos una alucinación en su cerebro. Y el ratón se empezó a comportar como si realmente estuviese viendo esta imagen falsa. Lo manejábamos como una marioneta. Aquella noche no dormí”, rememora por videoconferencia desde un pueblo madrileño, horas antes de las campanadas de Nochevieja. “Lo que hoy hacemos en un ratón se podrá hacer mañana en un humano. Hemos abierto la puerta a unos problemas éticos y sociales gordísimos, como le ocurrió al físico Robert Oppenheimer con la bomba atómica”, reflexiona.

“Tener un sensor en la cabeza será de rigor en 10 años, igual que ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente”

El neurocientífico español lleva cinco años trabajando en la sombra para dar forma al inminente Centro Nacional de Neurotecnología (Spain Neurotech), que se instalará en un edificio de la Universidad Autónoma de Madrid. Con una inversión prometida de 200 millones de euros hasta 2037, es una de las mayores iniciativas de la historia de la ciencia española. Yuste, que se define como “instigador” del proyecto, explica que está negociando para incorporarse como director científico.

Pregunta. En una entrevista hace tres años, usted afirmó que “tener un sensor en la cabeza será de rigor en 10 años, igual que ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente”. Quedan siete años. ¿Lo sigue pensando?

Respuesta. No sé si será obligatorio, pero las cosas van superrápidas. Hace ya más de un año, un equipo de la Universidad de Tecnología de Sídney, en Australia, y una empresa neurotecnológica desarrollaron un casco de electroencefalografía acoplado a un sistema de inteligencia artificial generativa. Consiguieron descifrar el lenguaje mental de 19 voluntarios, con una exactitud que en promedio era baja, de alrededor del 40%, pero con muchísima exactitud en algunos casos. Hay un vídeo en el que se ve cómo descifran las palabras que está generando una persona en su cerebro: “Buenas tardes, espero que estés bien. Me tomaré un capuchino con extra de café”. En realidad no sabemos lo que es un pensamiento, pero sí conocemos el lenguaje. Descifran las palabras que no se pronuncian. El potencial que tiene esto es brutal.

P. ¿En qué está pensando?

R. Supongo que esta empresa australiana quiere construir un sistema para que tú puedas, por ejemplo, escribir a máquina en la computadora a base de pensar, sin utilizar los dedos. Creo que estamos relativamente cerca de que eso ocurra y, cuando suceda, va a ser una revolución. Imaginemos que llevas un casco de estos o una gorra: puedes generar lenguaje internamente, que te lo descodifique el sistema, comunicarte con otras personas, dar instrucciones, manejar un equipo robótico. Se va a abrir un mundo entero. Tenemos que anticiparnos a este futuro que nos viene de frente, en el que vamos a utilizar neurotecnología en la vida corriente igual que utilizamos ahora los móviles, una neurotecnología que también nos aumentará las capacidades mentales y cognitivas.

P. ¿Cómo nos aumentará las capacidades?

R. Por ejemplo, hace ya dos años, un equipo de la Universidad de Boston utilizó neuroestimuladores electromagnéticos encima de la cabeza para estimular una parte del cerebro y aumentar la memoria un 30%. Era un experimento control para después probarlos en pacientes con alzhéimer u otras demencias. Imaginemos cuando se empiecen a vender: “¿Quiere usted tener más memoria? Pues le vendo un estimulador electromagnético que cuesta 1.000 euros y aumentará su memoria”. Vamos a tener una situación en el mundo en la que, con neurotecnología, podremos empezar a retocar la actividad cerebral, no solo descifrarla, sino cambiarla. Estamos hablando de una cosa gordísima, porque la actividad cerebral es el santuario de la mente humana, de ahí sale todo lo que somos mentalmente: nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras creencias, nuestra personalidad, nuestros recuerdos. Con neurotecnología, puedes mapear la actividad mental y cambiarla. Puede tener aplicaciones fantásticas: entender qué ocurre ahí dentro, sistemas para escribir a máquina a base de pensar, imaginemos todas las aplicaciones médicas… Pero también tenemos muchos riesgos, porque estamos abriendo la tapa de la mente de las personas, con tecnología. Tenemos que asegurarnos de que esto esté superprotegido desde el comienzo.

Cambiar la actividad cerebral es una cosa gordísima, porque es el santuario de la mente humana

P. ¿Cómo será el Centro Nacional de Neurotecnología?

R. Tendrá más de 250 investigadores y habrá tres grandes departamentos dedicados a fabricar neurotecnología: dispositivos para medir la actividad del cerebro humano y modificarla. Un departamento será de neurobiólogos, con métodos de genética, biología molecular, celular. Otro será de neuroingenieros, con métodos electrónicos, magnéticos, acústicos. El tercer departamento será de inteligencia artificial. Y luego habrá otros tres departamentos pequeños: uno para coordinar ensayos clínicos en toda España para aplicar las neurotecnologías a los pacientes, una pequeña incubadora de empresas para generar valor económico y otro de ética y derechos humanos. Sinceramente, no existe nada similar en el mundo.

P. El Ministerio de Ciencia se ha comprometido a poner 120 millones de euros, incluidos 40 millones de los fondos europeos; la Comunidad de Madrid, 78 millones; y la Universidad Autónoma de Madrid, dos millones. ¿Este dinero es suficiente?

R. Es fantástico. Yo lo he visto en primera fila y ha sido una cosa preciosa, que se tiene que contar. Con la tragedia de la covid, que devastó España, llegaron los fondos europeos para reconstruir el tejido tecnológico, industrial y científico. Surgió una oportunidad histórica para la ciencia española y las dos administraciones más enconadas que te puedes imaginar se han puesto de acuerdo. Han puesto la ciencia por encima de sus diferencias. Me he reunido varias veces tanto con la presidenta Isabel Díaz Ayuso como con el presidente Pedro Sánchez y no tengo ninguna queja. Han puesto todo lo que tenían que poner y más.

P. Usted y dos colegas alertaron hace un mes de que empresas como Meta [dueña de WhatsApp, Instagram y Facebook] y Apple ya han patentado, o están desarrollando, neurotecnologías vestibles que pronto llegarán al mercado con un alcance mundial nunca visto. Estás empresas, entonces, ya están invadiendo ese santuario de la mente humana.

R. Sí, ya empieza a haber cositas, aunque preliminares, por eso es tan urgente proteger la privacidad mental, porque ahora mismo hay montones de compañías de neurotecnología en todo el mundo que ya están acumulando datos cerebrales de los usuarios. Son dispositivos que se venden para dormir mejor, para meditar, para videojuegos, para pilotar drones con tu pensamiento, para mover un cursor en la pantalla de la computadora. Me preocupa que estas compañías estén acaparando todos estos datos. Ya se pueden empezar a descifrar, como se ha hecho en Australia, porque la inteligencia artificial está mejorando espectacularmente. Es cuestión de tiempo.

P. ¿A usted le da miedo que al comprar un videojuego con una diadema que lee la mente para mover un cursor, por ejemplo, esa lectura permita averiguar que padece ansiedad y ese dato acabe en una aseguradora?

R. Sí, esto, en principio, ya puede ocurrir. Los dispositivos médicos están regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, el problema son los destinados al consumo de masas. Nuestra fundación publicó un estudio en abril de 30 compañías de neurotecnología comerciales. Nuestro equipo jurídico se leyó la letra pequeña de todos los contratos que el usuario tiene que aceptar para poder encender el dispositivo o bajarse el software. Es un desastre. Si dices “Estoy de acuerdo”, las 30 empresas toman propiedad de todos tus datos neuronales. Y prácticamente todas las compañías se autorizan a vender esos datos a terceras partes, que puede ser una aseguradora o el Ejército de Corea del Norte. Es la situación de menor protección que te puedas imaginar. Como no hay leyes, las compañías dicen: “Bueno, de momento, me quedo con todo y me autorizo a venderlo”. Esta situación me preocupa muchísimo. Este agujero hay que taparlo inmediatamente.

Me preocupa muchísimo que las empresas estén tomando propiedad de todos tus datos neuronales

P. Usted afirma que los cinco neuroderechos básicos son: la privacidad mental, el acceso justo al aumento de la capacidad cerebral, preservar la identidad personal, estar libre de sesgos y mantener el libre albedrío.

R. Eso es. De los cinco, el más urgente es la privacidad mental, porque, como digo, hoy en España te puedes comprar en Amazon un casco de electroencefalografía para jugar por internet y todos esos datos son acaparados por la empresa que te lo ha vendido. Esto hay que pararlo inmediatamente. Sin embargo, al margen de la urgencia, el neuroderecho que yo pondría en primer lugar por importancia es el acceso equitativo al aumento cognitivo. Antes o después tendremos que lidiar con este problema. Vamos a tener la posibilidad de aumentarnos mentalmente, y ahí podemos crear una brecha en la sociedad con dos tipos de seres humanos: unos que están aumentados y otros que no. Tenemos que empezar ya a pensar en cómo evitar una fractura en la humanidad.

P. Técnicamente, ¿cuándo podría ocurrir eso?

R. Yo creo que pasará poco a poco. Quizá los dispositivos para aumentarnos la memoria pueden ser el primer aperitivo. No sé cuándo ocurrirá, pero lo veo en cuestión de pocos años.

P. Usted preside la Fundación de Neuroderechos, dedicada a alertar de las implicaciones éticas de la neurotecnología.

R. Ya hemos conseguido que la actividad cerebral esté protegida por ley en cuatro sitios en el mundo. Primero fue Chile, que hace tres años se convirtió en el primer país del mundo donde se protege la actividad cerebral de la ciudadanía. Después, en 2023, lo hizo el estado brasileño de Río Grande del Sur. Y en 2024 hemos conseguido que dos estados de Estados Unidos, Colorado y California, tengan leyes de protección de datos cerebrales. También hay proyectos de ley en discusión en Uruguay, en Ecuador, en México y en Brasil a nivel federal.

P. ¿Y en España?

R. En España todavía no se ha hecho nada, pero ya ha habido dos reuniones. La primera fue en febrero en el Congreso de Diputados. Hubo una buenísima recepción de todos los partidos políticos. Y hace un par de semanas me invitó el Senado para hablarles en la comisión de ciencia. Si todo va bien, vamos a empezar a trabajar con legisladores en 2025 para ver si España también se incorpora a este movimiento y lo lidera a nivel europeo. España sería el primer país en Europa en tener una legislación específica para proteger la actividad cerebral. La mejor solución sería establecer una regulación a nivel mundial, con un acuerdo de Naciones Unidas, y una agencia especializada, como el Organismo Internacional de Energía Atómica, pero ese es un objetivo muy complicado y a largo plazo.

España sería el primer país en Europa en tener una legislación específica para proteger la actividad cerebral

P. Usted es uno de los 12 miembros del Comité Español de Ética de la Investigación, el organismo que ha analizado el caso del rector de la Universidad de Salamanca, Juan Manuel Corchado. A él y a sus colegas les han retirado 75 estudios por prácticas fraudulentas, pero ha dicho que no va a dimitir. El diario local La Gaceta de Salamanca ha publicado que es el comité de ética el que no tiene ética.

R. Yo puedo asegurar que todas las deliberaciones que hemos tenido han sido escrupulosas desde el punto de vista de la ética y del respeto a los derechos del rector de la Universidad de Salamanca.

P. Desde el entorno del rector se criticó al comité de ética por estar, supuestamente, politizado [una acusación sin pruebas de estar manejado por el Gobierno socialista]. Sin embargo, a usted lo eligió como miembro la Comunidad de Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso (PP).

R. Eso es, yo estoy representando a la Comunidad de Madrid en el comité de ética. En realidad, representamos a los ciudadanos, no tenemos ninguna afiliación política. Puedo asegurar que no hay ninguna falta de ética en el comité, eso es un poco el colmo.

sábado, 18 de enero de 2025

Nuevas proteínas artificiales generadas por evolución artificial

 Una empresa de IA genera en el laboratorio 500 millones de años de evolución hasta dar con una proteína fluorescente artificial

Una ‘startup’ creada por antiguos investigadores de Meta crea un camino evolutivo alternativo usando el mayor poder de computación jamás utilizado en biología, según la compañía

Javier Yanes

18 ene 2025 

Los científicos se preguntan si la evolución podría haber transcurrido por otro camino diferente. Por ejemplo, si era inevitable que surgiese el ser humano, o si somos el producto de una serie de carambolas naturales que podría no haber sucedido, dando como resultado un mundo alternativo. No hay una respuesta definitiva, pero hoy la inteligencia artificial (IA) puede emprender experimentos evolutivos. Uno de ellos, publicado esta semana en la revista Science, revela que en el diseño de un tipo de proteína hubo otras rutas posibles que la naturaleza no exploró. Y esta tecnología puede aportar valiosas pistas en la creación de nuevas terapias y otras aplicaciones.

En su libro de 1989 La vida maravillosa, el biólogo evolutivo Stephen Jay Gould planteaba un experimento mental: si la cinta de la evolución de la vida terrestre pudiese rebobinarse para volver al principio y comenzar de nuevo, ¿el resultado sería el mismo que conocemos, o bien otro completamente diferente? Gould argumentaba a favor de lo segundo: en una nueva partida, empleando el símil de los videojuegos, la evolución habría tomado otro derrotero muy distinto y los humanos no existiríamos. “Vuelve a reproducir la cinta un millón de veces… y dudo que algo como el homo sapiens pudiese evolucionar de nuevo”, escribía.

La tesis de Gould ha sido ampliamente debatida desde entonces, con opiniones a favor del determinismo y otras que defienden la contingencia. En su cuento de 1952 El ruido de un trueno, el autor de ciencia ficción Ray Bradbury narraba cómo un viajero en el tiempo que pisaba una mariposa en la época de los dinosaurios cambiaba el rumbo del futuro. Gould expresaba esta misma idea: “Altera cualquier acontecimiento temprano, incluso de forma muy leve y sin aparente importancia entonces, y la evolución fluye a un canal totalmente distinto”.

Hablar el lenguaje de las proteínas

Los científicos han indagado en este problema mediante experimentos que tratan de recrear la evolución en el laboratorio o en la naturaleza, o bien comparando especies que han surgido en condiciones similares. Hoy existe una nueva vía: la IA. En Nueva York, un grupo de antiguos investigadores de Meta —la compañía matriz de redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp— fundó EvolutionaryScale, una startup de IA enfocada a la biología. El sistema ESM3 (EvolutionaryScale Model 3), creado por esta empresa, es un modelo generativo de lenguaje; el tipo de plataforma al que pertenece el archiconocido ChatGPT, pero ESM3 no genera textos, sino proteínas, los ladrillos fundamentales de la vida.

ESM3 se alimenta de datos de secuencia, estructura y función de proteínas existentes para aprender el lenguaje biológico de estas moléculas y crear otras nuevas. Sus creadores lo han entrenado con 771.000 millones de paquetes de datos creados a partir de 3.150 millones de secuencias, 236 millones de estructuras y 539 millones de rasgos funcionales, sumando un total de más de un billón de teraflops (una medida del rendimiento computacional), el mayor poder de computación jamás utilizado en biología, según la propia compañía.

“ESM3 da un paso hacia un futuro de la biología, donde la IA es una herramienta para construir desde los primeros principios, del modo que construimos estructuras, máquinas y microchips”, afirma el cofundador y jefe científico de EvolutionaryScale y director del nuevo estudio, Alexander Rives. Su visión es que la biología es la tecnología más avanzada jamás creada y que es programable, ya que utiliza un alfabeto común, el código genético que se traduce en los aminoácidos, eslabones de las proteínas. “ESM3 entiende todos estos datos biológicos, los traduce y los habla con fluidez para usarlos como herramienta generativa”.

La proteína que no fue

Rives y sus colaboradores han aplicado ESM3 al problema de crear una nueva proteína fluorescente verde (GFP, por sus siglas en inglés). La GFP es una proteína natural que brilla en verde bajo la luz ultravioleta, y que se usa en investigación como marcador. La primera se descubrió en una medusa, pero existen otras versiones en corales o anémonas. Los científicos entrenaron a ESM3 para crear una nueva GFP, y el resultado les sorprendió: una proteína fluorescente, a la que han llamado esmGFP, que solo se parece en un 58% a la más similar, lo que según los investigadores equivale a simular 500 millones de años de evolución. ESM3 está ahora a disposición de la comunidad científica como una nueva herramienta para el diseño de nuevas proteínas con funciones terapéuticas, de remediación ambiental y otros usos.

Así, la IA ha encontrado un nuevo camino que la naturaleza pudo haber emprendido hace 500 millones de años, pero que, por razones que desconocemos, ignoró. Rives y sus colaboradores explican que solo unas pocas mutaciones de la GFP pueden destruir la fluorescencia; y que, sin embargo, ESM3 ha encontrado un nuevo espacio de proteínas fluorescentes que podían haber sido, pero que no fueron: “Bajo estas secuencias existe un lenguaje fundamental de la biología de las proteínas que puede entenderse usando modelos de lenguaje”.

Según Jonathan Losos, profesor de la Universidad de Washington que trabaja en la cuestión del rebobinado de la evolución estudiando especies en la naturaleza, “este estudio es un brillante ejemplo de que existen muchas maneras en que la evolución podría haber procedido”. Losos valora los resultados del trabajo como una confirmación de la contingencia defendida por Gould. Así lo contempla también Zachary Blount, profesor de la Universidad Estatal de Michigan que mostró la contingencia de la evolución en un famoso experimento de cultivo de bacterias iniciado en 1988 por su antiguo supervisor, Richard Lenski, y que aún continúa después de más de 80.000 generaciones.

“El estudio muestra que hay posibilidades biológicas viables que no han evolucionado (creemos) en la Tierra, lo que sugiere caminos genuinos que la evolución pudo tomar, pero no lo hizo porque la historia necesaria no ocurrió”, comenta Blount, advirtiendo de que también existe algo de determinismo en la naturaleza; en el experimento de ESM3 hay un 42% de semejanza con otras GFP. Blount no cree que la IA acabe de zanjar el problema del rebobinado, pero sí que ayudará a entender qué es contingente, qué no y por qué: “Nos proporciona maneras de sondear la esfera de las posibilidades biológicas, lo que nos permite comparar lo que es biológicamente posible con lo que existe o ha existido”

martes, 31 de diciembre de 2024

Más cerca del origen de la vida. Investigación hispanoalemana descubre protocélulas.

 Manuel Ansede, "Un experimento recrea el mundo sin vida y surgen protocélulas, un paso previo a los seres vivos: “No hay un soplo divino”, en El País, Ciencia, Geología, 30 de diciembre de 2024:

Los investigadores, de un laboratorio español, observan por primera vez la aparición de compartimentos junto a los ingredientes básicos de los organismos

El geólogo Juan Manuel García Ruiz cuenta todavía asombrado que él y sus colegas han creado “un protomundo” en su laboratorio, a apenas 1.500 metros de la playa de La Concha, en San Sebastián. Suena trascendental, y lo es, pero se trata de un pequeño recipiente transparente, de tres litros, en el que básicamente han metido un vaso de agua, metano, nitrógeno y amoniaco, añadiendo descargas eléctricas para imitar el salvaje ambiente de la Tierra primitiva. Es una versión más del célebre experimento de Stanley Miller, un químico estadounidense de 22 años que en 1952 demostró que era sencillo crear los ladrillos básicos de los seres vivos en ese caldo primigenio. García Ruiz, sin embargo, se ha topado con una sorpresa mayúscula. En su frasco también han surgido “protocélulas”, unas estructuras que considera la antesala de la vida. “Es alucinante”, proclama.

El investigador, nacido en Sevilla hace 71 años, relata que su experimento apenas duró dos semanas. Enseguida se formó una capa superficial, como la nata en la leche, y el agua clara se volvió de color marrón amarillento. Las imágenes al microscopio son desconcertantes. Aparecen multitud de diminutas estructuras curvilíneas, que cualquier observador atribuiría a seres vivos, pero no lo son. Son simplemente moléculas autoorganizadas.

“Siempre nos hemos aproximado al origen de la vida siguiendo el texto bíblico, como si hubiera un soplo divino, un momento en el que ya es irreversible. Lo que nuestro estudio sugiere es que no ha debido de ser así, sino que esto es una evolución química de millones de años, absolutamente azarosa, como la evolución biológica posterior, y que va aumentando la complejidad con el tiempo. Puede llegar a estructuras autoorganizadas y, en algunos casos, a estructuras autoensambladas, como la vida”, expone García Ruiz. “Este tipo de protomundos deben de existir en miles de millones de planetas en el universo. Y esos protomundos pueden llegar a algo tan complejo como la vida o a nada. No hay un diseño inteligente, no hay un soplo divino, pero tampoco hay ninguna reacción fundamental”, subraya el geólogo, del Donostia International Physics Center.

El animal que perdió los genes necesarios para tener un corazón humano

El veinteañero Stanley Miller escribió sus resultados en una decena de párrafos en febrero de 1953 y cambió la forma en la que la humanidad se veía a sí misma. Mostró que bastaban tres gases, agua y descargas eléctricas para crear en el laboratorio aminoácidos, los componentes de las proteínas, que son las máquinas biológicas que forman la materia viva. El equipo de Juan Manuel García Ruiz ya repitió el experimento de Miller en 2021, pero cambió el recipiente original de vidrio por uno de teflón. Su conclusión fue una noticia que dio la vuelta al mundo: allí no surgió ningún ladrillo de la vida. La sílice —un mineral formado por silicio y oxígeno— presente en el vidrio era esencial. El año pasado, un consorcio encabezado por García Ruiz recibió 10 millones de euros de la Unión Europea para estudiar el papel de la sílice en el origen de la vida.

El nuevo experimento ha generado aminoácidos y también las cinco nucleobases que son el ingrediente fundamental del ADN, pero la gran novedad es la aparición simultánea de esas “protocélulas”. El geólogo explica que son una especie de vesículas huecas, que compartimentan el espacio encerrando los ladrillos de la vida y facilitando que reaccionen entre ellos, un paso clave en aquel inmenso océano primitivo. “Estas protocélulas también debieron aparecer en el experimento de Miller y en los posteriores, pero nadie las había buscado hasta ahora”, sostiene García Ruiz, que ha liderado la investigación junto a su colega alemán Christian Jenewein, en su laboratorio del Donostia International Physics Center, en San Sebastián. DIPC

Sus resultados implican que la vida terrícola podría haber surgido cientos de millones de años antes de lo que se pensaba, durante el Hádico, el periodo geológico que comenzó hace 4.600 millones de años, con la formación del planeta Tierra, y finalizó hace unos 4.000 millones de años. García Ruiz destaca que sus “protocélulas” están formadas, con ayuda del burbujeo, por unidades repetidas de ácido cianhídrico, una sencilla molécula con un átomo de hidrógeno, otro de carbono y otro de nitrógeno. “Hay varios estudios que sugieren que a partir de esos polímeros de ácido cianhídrico se puede crear todo, todo lo que necesitas para llegar a los ladrillos básicos de la vida”, apunta el geólogo. Su estudio se publica este lunes en la revista PNAS, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

El biólogo mexicano Antonio Lazcano recuerda que, hace justo 100 años, el científico soviético Aleksandr Oparin publicó su revolucionario libro El origen de la vida, en el que defendía la hipótesis de que los primeros organismos fueron el resultado de la evolución química de moléculas en el caldo primigenio de la Tierra primitiva. En plena Guerra Fría, el joven estadounidense Stanley Miller se subió a los hombros del soviético. “El mérito del trabajo de García Ruiz es el haber seguido la evolución de moléculas sencillas hasta la formación de complejas estructuras microscópicas en un mismo sistema”, aplaude Lazcano, fundador del Laboratorio de Origen de la Vida de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El investigador mexicano, sin embargo, es cauteloso. “Yo no las llamaría protocélulas, porque eso sugiere una continuidad evolutiva que está lejos de demostrarse, y que no corresponde con su composición química”, señala. “Hacen bien en escribir que pueden haber sido microrreactores que permitieran otras reacciones, pero aún estamos lejos de la construcción de una secuencia detallada y realista de la evolución que llevó de los componentes inorgánicos y las moléculas de la Tierra prebiótica a los primeros organismos, entre otras razones, porque aún no nos ponemos de acuerdo en cuál podría ser una buena definición de las primeras formas de vida”, advierte Lazcano.

El propio García Ruiz recalca esa incertidumbre. “Yo diría que la conclusión de nuestro trabajo es que, hoy en día, la diferencia entre lo vivo y lo no vivo es menos nítida que nunca, tanto morfológicamente como químicamente”, apunta el geólogo, que también es investigador emérito del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC), en Granada, donde su equipo realizó parte de los experimentos. García Ruiz alerta de que las misiones espaciales traerán en los próximos años rocas de Marte y podrían detectarse en ellas aminoácidos, las nucleobases del ADN e incluso estas “protocélulas”, pero eso no significará que se hayan descubierto rastros de vida extraterrestre.

El filósofo de la biología Kepa Ruiz Mirazo, experto en el origen de la vida y los modelos protocelulares, también aplaude el “excelente trabajo” de García Ruiz. “La relevancia y el interés específico de esta investigación, más allá de situar los primeros pasos hacia la vida en épocas muy remotas, radica en que la síntesis de moléculas orgánicas a la Miller va aquí acompañada de la formación de compartimentos con un tamaño, morfología y topología similares a los de una célula”, resalta Ruiz Mirazo, de la Universidad del País Vasco.

“Queda por resolver —y espero que este grupo aborde ahora el reto de demostrarlo— si ese tipo de estructuras supramoleculares cerradas y huecas pudieron acoplarse a alguna química prebiótica con la que coevolucionar hacia formas de organización realmente protocelular, estableciendo mecanismos de intercambio de materia y energía con su entorno”, advierte Ruiz Mirazo. “Desde mi perspectiva, la encapsulación de precursores biomoleculares, aunque sí es necesaria (como defienden los autores del artículo), no es por sí misma condición suficiente para que un compartimento sea concebido como protocélula. No obstante, así avanza la ciencia, en todos sus campos: cuanto más significativo sea un logro, más cuestiones abiertas plantea a su alrededor. Seguir investigando por esta senda, sin duda, ampliará horizontes en la búsqueda de nuestros orígenes más profundos y lejanos, como entidades biológicas que somos”, opina este investigador.

El geólogo Juan Manuel García Ruiz prepara una expedición en 2026 a Kenia, al Valle del Rift, un paraje que considera relativamente similar al de la Tierra primitiva, con lagos alcalinos y sílice en abundancia. Mientras tanto, su grupo continuará repitiendo el experimento de Miller en nuevas versiones, por ejemplo, cambiando la temperatura y añadiendo ingredientes, como el azufre, el fósforo y el monóxido de carbono. “Vamos a extender el tiempo y vamos a empezar a cocinar, a ver qué pasa”, anuncia.