Desde al menos el Teeteto de Platón, la gnoseología contaba con una definición generalmente satisfactoria de la certeza del conocimiento proposicional: si S es un sujeto, y p una proposición, entonces S sabe que p es cierto si y solo si:
S cree que p
p es verdadera
S está justificado en creer que p
Por ejemplo, Newton sabe que, de alguna manera, tiene una manzana, si y solo si:
Newton cree que tiene una manzana
Es verdad que tiene una manzana
Newton está justificado en creer que tiene una manzana
Sin embargo, en 1963, Edmund Gettier publicó un famosísimo artículo de tres páginas titulado ¿Es el conocimiento creencia verdadera justificada? Contraargumentó que la definición clásica no es suficiente para declarar tal cosa; en resumen, su postura, simplificada o sintetizada, es que sabemos muy poco de las circunstancias reales de S y de p (o de Newton y de la manzana), y de todas las demás, y eso nos impide un conocimiento pleno y en todos los casos, solo en algunos, y, por tanto, es inseguro. Nada pudieron hacer las objeciones de William Rozeboom y Michael Clark. No es creencia verdadera justificada. Así que pusimos nuestra capa en el suelo y no nos hartamos de dormir.