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lunes, 30 de septiembre de 2024

Consejos para mochileros y camping de alpargata

 Tomado de por ahí:

 Chavales, yo la mitad del año lo paso en una minivan. Como vuestro coche, pero con el techo alto, una vanette cargo. Llevo desde antes de la pandemia, y aprendí cosas y truquitos. Una cosa es que te quitas de agobios si lo ves como una tienda de campaña con ruedas, o carpa, como decís vosotros. Olvidar que es una extensión de la casa, sino un vehículo de aventura donde todo es más de campamento... menos duchas, trucos de higiene, de cocina, etc.

Muy contento con mi cocinilla a gas del decathlon, es plana y usa bombonas tipo spray, y es barata. Os compráis cinco bombonitas o cartuchos y os cunden para cocinar. Si preparas una superficie de madera con una pantalla anti salpicaduras, cocinas dentro del coche, bajo una ventana o en la zona de la puerta trasera. También la puedes poner fuera en el suelo o sobre algo.

Todo es inventar ideas adaptadas a vuestro coche y necesidades. Se pueden reciclar muchas cosas para hacer la carpa sobre ruedas más cómoda.

Venden en tiendas de cosas de camping bidones de muchos litros de agua con un grifito, molan. Lo puedes llevar acostado y cuando acampas lo levantas en alguna esquina cómoda para tener vuestro grifito de agua.

El tema higiene es como todo muy mental, hay que poner el cerebro en modo supervivencia y dejarse de caprichitos: casi nunca hay duchas y cuartos de baño con música incorporada. Lo más cómodo y todoterreno es un bidón de los de agua de 5 l. con un simple embudo. Yo lo metí en una bolsa de tela de saco de dormir para que no se vea lo que es y que no dé el cante al sacarlo cuando lo vacías por ahí donde no haga daño. Le pongo un microchorrito de lejía, así nunca huele y cuando está lleno se diluye tanto que no daña las plantas donde lo vacíes.

El tema sólido es muy sencillo. Hacerlo de campo no, da la nota, la gente protesta y no es ético dejar regalitos por ahí. Solución: balde de plástico bajito, donde puedas encajar una bolsa de basura y ponerte en cuclillas encima. Cuando terminas quitas la bolsa, la enrollas y haces un paquete que va a la basura. En pareja os turnáis por la privacidad. Te acostumbras en las dos primeras veces, y así no tenéis que preocuparos de buscar lugares con instalaciones, podréis pernoctar en medio de una ciudad sin problema.

Sobre todo al principio hay mil accidentes: vaso de leche derramado en cama, manchas de aceite en algo nuevecito.... etc. pero forma parte del aprendizaje de la aventura.

Las toallitas higiénicas y el champú seco en espray para el pelo te dan mucho juego también. Pero podéis comprar por Amazon una ducha portátil de bolsa negra solar, que funcionan muy bien: la subes al techo del coche, y te duchas agachado. Si hace frío y el sol no calienta puedes calentar en la cocinilla de gas un cazo de agua y se lo añades.

Todo es cogerle el truco. 

Otra idea muy buena es que os compréis dos bolsas de goma de agua caliente, para los pies fríos y meter en cama. Te dan un calorcito genial y aguanta muchísimo. Enfriamientos por lluvia o frío te los soluciona. No las vaciéis, usad siempre la misma agua, así no gastáis más.

Si hace un frío que pela enciendo tres o cuatro velas dentro de una tartera metálica alta sin la tapa y muy controlado en un lugar seguro con altura libre por encima. Te quitan la sensación de aire glacial dentro del coche, pero si duermo prefiero apagarlas y con la bolsa de agua caliente me caliento en camita sin problema ninguno.

Limpieza en seco de cacharros de cocina con rollo de papel y si hay costra, la  calentáis con una película de agua y luego le pasáis un cepillo de fregar o un estropajo de metal, que yo guardo en un bote y cuando está seco lo paso por encima de la llama de la cocinilla para desinfectar. Método que siempre uso con recipientes metálicos que uso para comer y suelo limpiar solo con papel de cocina. Todo de metal es mejor.

Otra cosa son las luces led en cadena, que dan un ambiente interior muy chulo. Las hay a pilas y quedan guay por dentro del habitáculo. Las linternas de cinta en la frente son superprácticas. 

Yo uso baterías pequeñas recargables, pues solo las necesito para el teléfono y si haces kilómetros se recargan desde el mechero con un distribuidor para muchas baterías.

Y en fin, que todo es inventarte tus propios trucos y pensar que no estás en casa, sino de acampada sobre ruedas.

Unos pequeños prismáticos a mí me dan mucho juego para controlar el entorno y ver curiosidades lejanas.

Un saludito compañeros

domingo, 14 de junio de 2020

Impresiones sobre Ciudad Real (1873) en plena I.ª República del economista Modesto Fernández y González

El economista, escritor y periodista gallego Modesto Fernández y González (1838-1897), menos conocido que sus hermanos el filólogo Francisco Fernández y González (1833-1917)  y el novelista Manuel Fernández y González (1821-1888),​ si es verdad que eran sus hermanos, era primo del abuelo del escritor Camilo José Cela y redactó un grueso y ameno libro de viajes donde habla, y no poco, de La Mancha ciudarrealeña en 1873: Portugal contemporáneo: de Madrid a Oporto pasando por Lisboa: diario de un caminante (Madrid: Imprenta y fundición de Tello, 1874). Este libro es importante porque el ojo economista del autor, bien educado para inspeccionar las virtudes y carencias del terreno, ofrece una buena descripción y análisis de la Ciudad Real del último tercio del siglo XIX; también suministra no pocos detalles sobre los monumentos históricos y artísticos. ​ 

En sus obras usó además los seudónimos de "Camilo de Cela", que inspiró a su emparentado premio Nobel, "Fernán González" y "Julio de Osera". Fue delegado de Hacienda de Madrid, académico de la Matritense de Jurisprudencia y Legislación, vicepresidente de la Asociación de Escritores y Artistas, presidente del Fomento de las Artes y caballero de la Legión de Honor; se hizo famoso este prerregeracionista con la frase "menos doctores y más industriales". En el texto que cuidadosamente he editado más abajo, (y lo habría editado mejor si dispusiera de más tiempo) es de notar su análisis de la industria del encaje en Almagro, de la minería de Almagro y de lo que supuso la Revolución de mejora para Ciudad Real, entre otros curiosos detalles (por ejemplo, la velada alusión al carácter carlista de la región). 

Alcázar de San Juan, 3 de Abril de 1873. 

Al salir de Aranjuez volví á la estación. Allí he visto en algunos coches un aviso que decia en gruesos caracteres Lisboa

— ¿Qué significa esto? pregunté. 

— Muy sencillo, me respondieron. Los viajeros de primera clase que se trasladan de Madrid á Lisboa tienen el derecho de conservar el mismo wagón hasta la capital del reino lusitano. Este derecho es una gran comodidad, pues se evitan cuatro trasbordos en otras tantas estaciones; Alcázar de San Juan, Ciudad-Real, Badajoz y Entronçamento. 

— ¿Y los viajeros de segunda y tercera clase? 

— Esos tienen que someterse á las variaciones de las empresas, pues cada trasbordo supone un nuevo dueño ó  administrador de la línea férrea. Los coches de una empresa no recorren el trayecto de otra, si se exceptúan los de primera clase, que gozan del privilegio exclusivo de los hombres de fortuna. 

Después de agradecer estas explicaciones, tanto más necesarias cuanto menos se haya viajado, y de ocupar el asiento impuesto por ni bolsillo y reconocido por mi voluntad, el tren correo, único que enlaza con todas las líneas, se puso en marcha hacia Alcázar de San Juan. 

Las horas trascurrían como minutos; la noche era apacible y serena; á un lado y otro del camino empezaban á divisarse las llanuras de la Mancha. 

¡Alcázar! anuncian los pregoneros de la estación, y el nombre del pueblo se repite en todos los coches. 

Los viajeros se confunden con otros viajeros. Andalucía, Extremadura, Valencia y Portugal, facilitan á la estación de Alcázar diariamente y por breves momentos una masa flotante de gentes, que circulan de aqui para allá, de la fonda al café, y del café al templo de Baco. 

Es un cuadro animadísimo el que presenta la antesala del hotel, que por cierto tiene por techumbre el firmamento; allí aparecen, en exposición continua y relevándose de hora en hora, tipos, caracteres y costumbres españolas de una pureza extraordinaria. El escritor y el artista encuentran en aquellos cuadros mucho que estudiar y no poco que aprender. 

Los viajeros pedian con solícito afán una jícara de chocolate ó una taza de café; algunos, aunque pocos, preferían el té ó chá portugués, y un servidor de Vds. estaba al aire libre, preocupado con una idea. 

Recordaba el que estas lineas escribe que la villa de Alcázar de San Juan, una de las más importantes de Ciudad-Real, y en la que fundó Carlos III el mayorazgo infantazgo para su hijo segundo, pretendió en algunas ocasiones la gloria, que gloria seria para todos los pueblos, de haber dado cuna y pila bautismal á un español  insigne, a quien las naciones reconocen por Miguel de Cervantes Saavedra. Pero Alcalá de Henares, ciudad predilecta del Cardenal Jiménez de Cisneros, puede enorgullecerse con el hecho, en general aceptado, de que en su recinto ha visto la luz primera el ingenio peregrino que, andando los siglos, todavía admira el mundo. 


IV 


Almagro, 4 de Abril de 1873. 

Larga extension de terreno hemos atravesado.  Ni un  momento he podido olvidar las hazañas de Sancho y los batanes que tan crueles sustos le prodigaron. Daimiel y Almagro, Miguelturra, son páginas constantemente abiertas del Quijote y al detenerse en sus relaciones, la memoria y la inteligencia se fijan en aquella obra maestra de la literatura española. 

Almagro reúne, no ya el recuerdo del Caballero de la triste figura, sino una industria importantísima, la de encajes y blondas, que compiten con iguales artículos de procedencia extranjera. 

Desde 1396 en que se inició esta industria y hasta los primeros años del reinado de Doña Isabel la fabricación fué en aumento á causa de ser considerable el consumo, así en Europa como ea América. Los operarios eran muchos, las ganancias no eran menores. Las madres acostumbraban á sus hijas, sin distinción de clases, á la confección de esta delicada labor. 

Hay una época, la de 1836 á 1845, en que la fabricacion llegó á su mayor apogeo. Una sola casa tenia á su servició 14.000 operarios, distribuidos entre el Moral de Calatrava, Miguelturra, Bolaños, Granátula, Daimiel, Carrion, Ciudad-Real y otras poblaciones. Ya en 1850, la industria declinaba. Dos casas destinadas á la venta de encajes, compraban los productos á las operarias, á cambio de dinero unas veces y de géneros catalanes otras. Estas trasformaciones y la competencia extranjera hicieron que 
en el dia solo puedan contarse 6.000 personas, que vivan del trabajo de la fabricacion. 

Aquellos riquísimos encajes y aquellas finísimas blondas que antes eran codiciadas en el comercio, no se producen hoy en tan considerable cantidad, ya por falta de pedidos, ya por exceso de precio, ya por exigencia de la moda. Ahora las encajeras ofrecen puntillas de hilo, bien hechas, excelentemente fabricadas, que las toman y las revenden los mercaderes ambulantes. 

Esta industria, en sus mejores tiempos, ofrecía pingües y saneados rendimientos. Cuando el jornal de los obreros del campo alcanzaba solo cuatro reales, sus mujeres é hijas obtenían sin fatiga y sin esfuerzo diez ó doce, según la agilidad de cada una, habiéndose dado el caso, y no único, de que muchas niñas recibiesen de salario tantos reales al dia como años tenían de edad. 

Así se comprende, que en el mayor apogeo de la industria de encajes, las mujeres fuesen tan requeridas de amores para el santo lazo del matrimonio. El haber del jornalero en el extenso término de Almagro era corto; el producto de la fabricación de las encajeras era sabido. 

De aquí que todos solicitasen á estas femeninas industrialas y virtuosas por el trabajo, honradas por la educación; pues al mismo tiempo que recibían por compañera una esposa, digna de la familia y de sus hijos, ingresaba en casa una renta segura para las necesidades del matrimonio.

El trabajo ha sido en todos tiempos fuente de virtud. 

Almagro es la capital del campo de Calatrava, donde reside el gobernador eclesiástico de la orden. Y al llegar aquí, puesto que cito á las órdenes militares, séame permitido evocar los recuerdos de la historia y las lecciones de la infancia. 

Las órdenes militares han perdido su importancia pasada; hasta el gobierno de la nación las ha declarado disueltas. Nadie intentará renovar sus hazañas, sus heroicas empresas, sus inmensos servicios al grito de Dios ley y patria; pero pecaría de ingrato y antipatriota quien negase á aquellas asociaciones espíritu aventurero, amor nacional é hidalguía castellana. 

Nuestras tradiciones populares son las mismas tradiciones; nuestros recuerdos históricos son sus propios recuerdos; nuestras glorias españolas son sus propias glorias. ¡Ahí los guerreros de la orden de Santiago en todas partes estaban y en todas prodigaban su sangre y sus tesoros! La cruz del Redentor del mundo era la enseña que les animaba al combate, á la lucha y á la muerte. Los guerreros de Calatrava contaban el número de mártires por el de sus valientes, y sus castillos fueron testigos mudos
de proezas innumerables: los asociados de Alcántara, Montesa y San Juan, inspirados por la fé, yalerosos por la guerra, admiradores de su engrandecimiento, reconocidos á la fortuna de sus laureles, servian lealmente á la religión y á la patria. 

Llegó un momento en que tales asociaciones fueron un poder dentro de otro poder, un estado dentro de otro estado, una nación dentro de otra nación. Tenían estas órdenes autoridad civil, autoridad religiosa y autoridad militar. ¿Qué eran, si no, los grandes Maestres de las mismas? ¿Eran por ventura otra cosa que pequeños reyes, dueños de la autoridad soberana, el primero entre los primeros atributos del poder supremo? ¿No gozaban y dispensaban la jurisdicción civil y la jurisdicción criminal? ¿No resolvían las cuestiones judiciales y sentenciaban los procesos de sus asociados? 

Pero este poder casi soberano que ejercían, delegado de la Corona, como que á esta se hallaban las maestranzas incorporadas, fué necesario, absolutamente necesario en aquellos tiempos turbulentos de guerras y de conquistas, de espíritu religioso y de entusiasmo patriótico. 

Los servicios que prestaron, los mártires que inmortalizaron su nombre, el afán de guerrear que llevaban á todas partes, la pasión religiosa que presidia á todos sus actos, bien merece que se recuerde al pisar esta tierra ennoblecida con la sangre de tantos hijos y con el resuelto esfuerzo de tantos valientes. 

Abandonemos la villa de Almagro, dejando al lado de la estación un convenio magnifico, casi en ruinas, como sucede con la mayor parte de las obras artísticas de España. 

Ciudad-Real, 5 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia; en la de Manzanares a los de Andalucía, y previa la detención en los puntos intermedios, el tren siguió á todo correr de la máquina, porque no hay pendientes, desniveles ni curvas en un terreno de suyo llano y espacioso, hasta llegar á Ciudad-Real. 

Era el amanecer. 

Se oia el canto de los pajarillos y se observaba á la simple vista el numero de árboles en donde estaban escondidos. La Mancha es un país rico, produce lo necesario á la vida, y hasta exporta lo sobrante con notables rendimientos. Sus hijos, que son hijos de España, reúnen todas las cualidades de los buenos ciudadanos; afables en el trato, trabajadores en el campo y en el taller, hacendosos en sus viviendas, bravos en el ejército y honrados con la fé de sus mayores. Pero se advierte en ellos cierta rivalidad con la vegetación, pues existen muy contados árboles, y los que se plantan, desaparecen en los primeros meses. Las preocupaciones pueden mucho; la conveniencia puede más todavía. La conveniencia exi- 
ge que el arbolado aumente, para que las lluvias sean periódicas y eviten la propagación de epidemias y enfermedades. Todos los pueblos siguen este sistema, y aunque la Mancha no tenga aguas abundantes para el riego, fácil es sostener y propagar con solo el cuidado y la perseverancia, la plantación de especies arbóreas, tan necesarias á la salud. 

Llegamos ya á Ciudad-Real. 

Comparado el pueblo de ahora con el de antes se observa una trasformacion beneficiosa. E1 camino de hierro avivó el deseo de reformas. 

Al penetrar en Ciudad-Real, se ofrece á la vista un espectáculo agradable. Las murallas, las almenas, las casas, simétricamente colocadas y de trecho en trecho recogidas al abrigo de los templos católicos, llaman la atención del espectador y del viajero. Sobre todo, las antiguas defensas de la plaza, que eran las murallas, en gran parte destruidas hoy, y las torres, en su mayoría echadas por el suelo, reconcentran el entendimiento en el esplendor de antes y en el abatimiento de ahora. 

Para ingresar en la ciudad, tenemos á nuestra disposición siete puertas, que se conocen con otros tantos 
nombres propios. Ciruela, Alarcos, Carmen, Granada, Santa María, Mata y Toledo, pues la de Calatrava pertenece ya á la historia. Algunas de estas entradas conservan todavía, á pesar de tantos vandalismos artísticos y de tantas profanaciones históricas, la fisonomía de tiempos pasados, y recuerdan el nombre inmortal de Carlos I; la de Toledo, notable para el.anticuario por sus esbeltos arcos, por su delicada fábrica, por las torres que le sirven de vigilantes, por su grande ojiva y sobre todo por el gusto arquitectónico que revela, permanece en pié para examen de los inteligentes; y la de Ciruela, que se halla inmediata á la estación del ferro-carril y acaba de ser restaurada á conciencia por la generación 
contemporánea, tiene el privilegio de reflejar en ella todas las miradas. 

Fijémonos en esta última puerta. Existia al Sur de la ciudad un arco de medio punto, carcomido por el tiempo é inaccesible al paso de las gentes, que la linea férrea hizo necesario su habilitación para llegar directamente,  y sin inútiles rodeos, al centro de la misma. 

Es preciso confesar que la restauración fué hecha con inteligencia y sin mengua del arte. Un arquitecto peritísimo, D. Cirilo Vara, propuso que se colocasen dos torreones, unidos por un lienzo de pared, y en el que se ostentasen gallardas almenas. En el centro debia figurar un arco de gusto gótico. En efecto, la obra se llevó á feliz término por iniciativa del entonces gobernador civil Sr. Cisneros, y el viajero puede contemplar una fortificación guerrera de agradable aspecto y de general conveniencia. 

Ahora que la reforma está hecha, ahora que las gentes transitan sin dificultad; ahora que los vehículos entran y salen según el antojo de sus conductores, parece el trabajo sencillo y la obra producto de escasos esfuerzos. Ha costado, por el contrario, no pocas vigilias y grandes sacrificios. 

El proyecto llegó á su término, y la Puerta de Ciruela, que ofrece un ancho de 10 metros por 11 de altura, que su ornamentación corresponde al género arquitectónico, que hasta el más insignificante detalle, fué previsto y realizado, es el adorno más completo que podía ofrecer la ciudad favorita de Alfonso el Sabio á los viajeros, ya por la proximidad al desembarque del ferro-carril, ya 
por el sitio en que está colocada. 

Ciudad-Real es un conjunto desordenado de obras antiguas y de obras modernas, de recuerdos históricos y de trabajos presentes. 

Como obra de otras generaciones , sobresale el. templo de Nuestra Señora del Prado. Admira ver aquella sola nave, tan alta, tan esbelta, tan espaciosa, que rivaliza en magnificencia con los demás templos de España. Es posible que no haya otro que le exceda; pues cuenta 50 metros de longitud y 47 de latitud. Las dos bóvedas interiores, que recuerdan los primeros años del siglo xvi, el retablo, las esculturas de los apóstoles, la torre elevadísima, todo está primorosamente hecho y con arte dirigido. Domina en la construcción el gusto gótico. 

Allí se encuentran dentro del templo los estandartes que sirven para las proclamaciones de los Reyes, del  mismo modo que en la Basílica de Atocha, custodiada por los inválidos del ejército, ondean para perpetuo recuerdo y para eterna enseñanza los trofeos y las banderas ganadas por los españoles en los campos de batalla ó en los combates navales. 

Otras dos parroquias á más de la de Santa María del Prado, existen en Ciudad-Real. Tiene la de San Pedro Apóstol y la de Santiago; esta última, la más antigua de todas, pero también la más maltratada por impericia de los restauradores y revocadores. Aquella techumbre, que priva al templo de su primitivo carácter, no está en armonía con el resto del templo, con las tres naves, con las anchas ojivas y con el retablo que adorna la Casa de Dios. 

La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, es antigua: ofrece á la vista tres naves espaciosas, un coro, obra del siglo xvi; un altar dedicado á la virgen de la Guía, modelo de estilo churrigueresco; grandes columnas; hermosísimas gradas para llegar al presbiterio, y un retablo de escayola, tanto más notable, cuanto que fué hecho por un hijo de la ciudad, por el Sr. López Donaire, nada menos que en 1863, es decir, hace pocos años. 

Tres puertas dan ingreso al templo , las tres de construcción antigua y distintas en el orden arquitectónico. Las murallas y las puertas revelan el espíritu guerrero de pasadas edades; los conventos y las iglesias, la piedad de nuestros mayores. 

Ya hemos dicho el estado de las primeras, ya hemos indicado los templos; solo falta recordar los conventos, el de Carmelitas y el de Dominicas , que cuentan por centenares los años de existencia. Y de esta suerte completamos todo lo antiguo, todo lo que legaron nuestros ascendientes en fuerza de sacrificios por la religión y por la patria. 

En contraposición á las obras antiguas , ofrece el sistema constitucional las obras modernas. Aquellas se destinaban á la oración, á la caridad y al recogimiento; estas se aplican á las artes , á la enseñanza , á la ciencia, á la industria y al dolor. Templos , hospitales y monasterios constituían las primeras ; fábricas, talleres, escuelas, institutos, hospicios , casas de socorro , constituyen las segundas. 

Entre las construcciones recientes figura la Gasa Consistorial, terminada en 1869. E1 edificio es suntuoso por fuera y admirablemente distribuido por dentro. Una esbelta y graciosa escalera, adornada con estatuas, convida el ingreso al palacio popular. 

El salón de sesiones puede enorgullecer á una capital de tercer orden , y aun de segundo y de primero: 13 metros de largo por 6 de ancho, á más de las pilastras, capiteles , balaustrada y trabajo artístico, base de la ornamentación: hé aquí lo que ofrece la sala destinada á las conferencias de los concejales de Ciudad-Real. 

La parte exterior, reúne á la sencillez la elegancia. El frente á la plaza es un trabajo digno de examen minucioso, descollando las armas de la ciudad, las de Castilla, la lápida de la Constitución, las estatuas representativas de la Justicia y la Prudencia, la Industria y la Agricultura, las ventanas centrales y la torre, y sobresaliendo entre la parte constructora de la obra , la tan conocida y apreciada piedra de Novelda. 

La Plaza Mayor, ó sea de la Constitución, es de forma irregular. Viene ya de tiempo de Fernando VI, de aquel diligente monarca que fomentó la marina, construyó el Jardín Botánico de Madrid, estableció el Observatorio astronómico, protegió á los hombres de saber, auxilió á la industria y al comercio, creó la Academia de Bellas Artes, y firmó un tratado de paz , el de Aquisgrán, en 1748. La plaza es un trapecio de 4.000 metros cuadrados, y fué objeto de reparaciones importantísimas en 1860, sin detrimento del arte y en honor de la belleza. 

El género que domina en las construcciones particulares, es el greco-romano, destacándose el piso principal por sus adornos, por sus ventanas, por sus pilastras y por sus capiteles. 

En el centro de la plaza se levanta una fuente erigida á la memoria de Hernán Pérez del Pulgar el de las Hazañas y hijo de Ciudad-Real, que debe servir de base á la estatua de tan insigne guerrero. Allí, en el propio pedestal y mirando al Ayuntamiento, aparece en letras de oro y en elegante lápida de mármol, la siguiente inscripción: 

HERNÁN PÉREZ DEL PULGAR 
EL DE LAS HAZAÑAS 
NACIÓ EN CIUDAD -REAL EN 1454 
Y MURIÓ EN GRANADA EN 1534. 
LA CIUDAD NATAL CONSAGRA 
ESTA MEMORIA AL SEÑOR DE LOS 
MOLINOS DE TREMECÉN, 
AL HÉROE DE ALHAMA, DEL SALAR, 
DE GUADIX, DE SALOBREÑA, 
DE GRANADA Y DE MONDÉJAR. 

Los pueblos que recuerdan las virtudes, la inteligencia ó el valor de sus hijos predilectos, merecen el aplauso de la historia y los plácemes de las generaciones contemporáneas. Honrar la memoria de los grandes hombres es honrarse á si mismo la patria, es honrarse á si mismo el pueblo que les vio nacer. 

Ciudad-Real se enorgullece con Alfonso de Soto, jurisconsulto [no, es de Ciudad Rodrigo]; Juan de Molina, historiador; Alonso de Céspedes, guerrero; Fernán Gómez, médico y literato, hijos todos de esta población. 

Continuando las obras y restauraciones modernas, ya públicas, ya particulares, debemos mencionar el cuartel de caballería, fundado á fines del siglo anterior para casa de misericordia por el cardenal arzobispo de Toledo, señor Lorenzana, y convertido más tarde en alojamiento de la fuerza armada. El edificio es cómodo, espacioso, bien situado, perfectamente restaurado y propio para tres ó cuatro regimientos. 

El Hospicio provincial, reformado en todas sus partes, ofrece grandes departamentos; el Instituto, tiene aulas y colegio de internos con absoluta separación, y el Hospital civil, extramuros de la ciudad, ostenta salas ventiladas é higiénicas. 

Como edificios particulares sobresalen los palacios de Barrenengoa y Almagro, y como paseos, el de la Libertad, inmediato á la puerta de Calatrava, que fué un tiempo interminable serie de lagunas, causa permanente y ocasional de enfermedades para el barrio de Santiago, y hoy es una planicie agradable y una larga extensión de terreno bien dispuesto para la gente de á pié. 

E1 tiempo era limitado, pero suficiente á recorrer todas las calles y visitar todos los edificios públicos. El aspecto que presenta esta capital revela grandes mejoras realizadas en los últimos años, y un deseo vehemente de llegar en breve término á la altura de otras ciudades, superiores en importancia política, aunque no en riqueza y recuerdos históricos. 

VI 

Argamasilla de Alba, 7 de Abril de 1873. 

En la estación de Alcázar despedimos á los viajeros de Alicante y Valencia, quedando únicamente en nuestra compañía hasta Manzanares los que se dirigían á las fértiles y hermosas provincias andaluzas. 

Pocos españoles habrá que al oir el nombre de este pueblo y al fijarse en la estación de Argamasilla de Alba, no recuerden al punto aquellas palabras que repiten los niños y pronuncian los ancianos: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme» Cervantes no quiso acordarse de Argamasilla, sin duda para que todas las villas y lugares de la Mancha le ahijasen, y sin embargo, le dio alto renombre é imperecedera fama. Aquí pasó luengos dias y menguadas noches, y en este pueblo hubo de habitar por ajeno mandato una humilde casa, donde toda incomodidad tiene su asiento. 

Todos saben de memoria que en Argamasilla de Alba concibió y escribió Cervantes la más ingeniosa fábula de los tiempos pasados y presentes; todos saben que Argamasilla sirvió de prisión al escritor, al soldado y al diplomático, abrumado por tanta miseria y tantos sufrimientos, pero rico de nobleza, de bravura y de inteligencia. 

¿Quién, que no reniegue del nombre español, pasa por este pueblo y no dedica algunas horas á visitar la prisión de Cervantes? 

¡Ah! Un impulso de la propia conciencia y una resolucion espontánea de la voluntad, me obligó á detenerme aquí un día. ¡Veinte y cuatro horas que trascurrieron en veinte y cuatro segundos! Una, dos, tres, hasta diez veces, recorrí de arriba abajo y de abajo arriba la casa de Medrano. Pero ¿qué es la casa de Medrano? La tradición popular trasmitida de padres á hijos designa á esta casa como la que sirvió de cárcel á Cervantes. 

Ese edificio fué comprado por el Estado en 1862, á petición del entonces gobernador de la provincia de Ciudad-Real y conocido literato D. Enrique de Cisneros. No se limitó á la compra el esfuerzo de la nación para honrar al primer prosista español, sino que fué restaurada con esmero y se conserva con diligente cuidado, por iniciativa y aun generosidad pecuniaria de D. Sebastian Gabriel de Borbon, grande aficionado á las artes y á las letras patrias. En el interior de la casa se ve un cuadro que recuerda á las gentes el nombre del literato que allí pasó amarguras sin cuento, y el titulo del libro que constituye su propia gloría y la del país que le vio nacer. 

El impresor D. Manuel Rivadeneyra, muerto ya para desgracia de la España literaria, pero á quien sucede honradamente por títulos de honor, con nobleza adquiridos, su propio hijo, se propuso dar á la estampa el libro Don Quijote de la Mancha en el mismo sitio y lugar en que lo escribió su autor. Asi sucedió en efecto. Empresa en que el Sr. Rivadeneyra tomaba parte, podia darse por terminada en su ejecución. La Biblioteca de Autores Españoles denuncia una obra 'colosal y un amor patrio á toda prueba. La publicación del Quijote en Argamasilla de Alba, compuesto por cajistas llevados de Madrid, é impreso en máquinas de procedencia nacional, revela el propósito de coadyuvar á la obra de agradecimiento que debe la nación española al Manco de Lepanto. 

Es decir, que España adquirió la casa , el ex-infante D. Sebastian la restauró, y Rivadeneyra hizo una edición especial del Quijote y de otras obras del autor, que andan en manos literarias y se ven en las bibliotecas de los hombres de estudio. 

Más ha hecho la generación moderna por la memoria de Cervantes que sus propios contemporáneos. En nombre de todos los españoles, la Academia de la Lengua le tributa solemnes honras fúnebres en Madrid, llevando la palabra de Dios un obispo de la cristiandad ; la casa en que vivió Cervantes en la capital de España, es conocida por una lápida que la municipalidad ha hecho colocar; su calle lleva su propio apellido; aparece en estatua frente al palacio de las Cortes , y hasta el estudio de humanidades á que asistía en la calle de la Villa, llama la atención del transeúnte. 

Salgamos del pueblo inmortalizado por Cervantes, para visitar los alrededores. Ante nuestra vista se descubren inmensos campos y llanuras; á un lado está el Toboso; al otro, términos de riquísimas villas ; en todas partes aparecen las señales que fotografía D. Quijote en su inimitable cuadro de la vida y de los hombres. 

El corazón se ensancha y el patriotismo tiene legítimo desahogo corriendo por estas tierras, que traen á la mente recuerdos imperecederos. 

Rindamos un tributo de admiración al insigne escritor que ha gozado del raro privilegio de que sus obras se tradujesen á todos los idiomas, y de que por su nombre y por su fama constituya el ornamento de las letras castellanas. 

VII

Puertollano, 8 de Abril de 1873. 

En este pueblo existen unos baños, cuya nombradía llega á todas partes y cuya eficacia para ciertas dolencias es altamente provechosa. Larga caravana de enfermos se dirige á Puertollano desde el 15 de Junio á igual dia de Setiembre, que es la temporada abierta al público. Otros baños se encuentran á corta distancia de estos, los hervideros de Fuensanta y los del Villar. 

Asi como Puertollano tiene estación y los viajeros se detienen en el pueblo, sin molestias, los de Fuensanta exigen que se salve un trayecto desde Ciudad-Real en ómnibus, y los del Villar que se ande una hora en tartana desde la estación de la Cañada. Asi y todo, la concurrencia es numerosa y los beneficios de las aguas abundantes á la salud. 

En Fuensanta predominan las mujeres, asi como en Los Baños y en Puertollano pagan su contingente en gran mayoría los hombres. Aquellas aguas minerales son acidulas y ferruginosas, mientras que estas se acercan más á las carbónicas. Las enfermedades de la piel predominan en las primeras, y las de estómago y reumáticas ofrecen asiduo entretenimiento á las segundas. La temperatura de estas aguas es la siguiente : 

Hervidero de Fuensanta. 17° y 25º Reaumur. 

Puertollano 13º idem. 

Observo que me entrometo en asuntos facultativos, como si fuera escritor médico español, y tan competente en aguas minerales como D. Marcial Taboada, D. Anastasio García López ó el respetable Sr. Rubio, por desgracia perdido ya para la patria y para la ciencia. 


VIII

Almadén, 9 de Abril de 1873. 

Al oir la palabra Almadén el amor patrio se enorgullece. Criaderos de esa clase, tan primorosamente ofrecidos por la naturaleza y con tal abundancia prodigados, no existen en otro país de la tierra. 

Aquellos criaderos, que celebran y envidiaa todas las naciones; aquellas masas de mineral incalculables é inacabables; aquellas galerías, más dignas de atención por los trabajos de la naturaleza que por los esfuerzos de los hombres, lisonjean, y pueden lisonjear, el orgullo español, Y, sin embargo, contrasta la riqueza de las minas con la administración de las mismas. 

Todos creen al llegar á la estación de Almadén que están ya en las minas. Engaño manifiesto. El viajero tiene que recorrer ocho kilómetros antes de penetrar en el establecimiento, pero ocho kilómetros de un camino fatal, inaccesible á los carruajes y solo practicable en buen tiempo á la gente de á pié. El que tenga deseos de visitar aquel prodigio de la naturaleza, quédese en la estación anterior, Almadenejos, y desde allí podrá seguir, no muy cómodo, un camino vecinal recientemente construido. Maravilla al viajero que las minas de Almadén no tengan vias de comunicación, ni una mala carretera, ni siquiera un ferro-carril servido por fuerza animal. ¡Cosas de España! 

El Sr. Rodríguez Pinilla, que fué director general de Propiedades, se lamentó en documentos oficiales de este abandono. Dios quiera que su voz no se pierda en el espacio. 

Es verdad que existe una linea férrea entre España y Portugal; pero este camino de hierro, aunque pasa por las inmediaciones de Almadén y una de sus estaciones está bautizada con su nombre, deja subsistentes las mismas dificultades para los viajeros y para los trasportes. 

Las minas de azogue de Almadén , cuya explotación data de tiempo de los romanos, que en el siglo xvi fueron arrendadas á los condes Fúcares y que volvieron al pleno dominio del Estado en 1616, se hallaban dotadas al fin del siglo pasado de los aparatos más adelantados en aquel tiempo. Se montó una máquina de extracción de minerales movida por ocho caballerías, otra de vapor de 40 caballos que salió de los talleres del inmortal Watt y se aplicó al desagüe, y una grúa para mover grandes pesos y colocarlos desde el mismo pozo de extracción en las carretas con que se hacia y se hace aun hoy el tras-
porte. 

E1 gobierno entonces quiso dotar esta preciosa finca de todos los mejores elementos mecánicos que podían mejorar la explotación, y Almadén puede vanagloriarse hoy de poseer y ver marchar todavía, después de ochenta años, una de las máquinas de Watt más antiguas que sustituyeron á las de Newcomen para hacer el desagüe de las minas. 

Pero si en aquella época se dedicaron algunas sumas á mejorar los sistemas primitivos con aparatos nuevos, desdé entonces hasta estos últimos años, nadie habia querido escuchar los ayes y reclamaciones de los ingenieros en demanda de progreso para aquellas minas. Setenta años habian trascurrido desde las innovaciones allí introducidas; el siglo xix estaba recorriendo su segunda mitad, Y el Estado, dueño de las minas, veia impasible hacer la extracción con muías, el trasporte en carretas de bueyes, subir y bajar á los obreros por escaleras de mano á 300 metros de profundidad, gastando sus fuerzas y su vida inútilmente, como si el yapor no existiera, como si la mecánica no hubiera hecho progreso alguno 
en estos setenta últimos años, como si no hubiera medios de economizar las fuerzas alargando la vida, del obrero que baja á los subterráneos. Tampoco se pensaba en que estos obreros, condenados á respirar una atmósfera envenenada, podian experimentar un grande alivio introduciéndoles aire del exterior con que vivir; se limitaban los medios de ventilación á dejar obrar el desequilibrio de la atmósfera sobre las bocas que comunican las díferentes galerías con el exterior , y cuando más se encendía alguna leña en el verano en uno de ellos para activar un poco la corriente natural. 

Pero afortunadamente todo ha cambiado en aquellas minas en estos últimos años, gracias á los recursos votados por las Cortes Constituyentes á propuesta del ministro de Hacienda, D. Laureano Figuerola. Con estos recursos han podido comprarse en los talleres de Bélgica máquinas modernas, que obedecen á un plan completo de instalación, estudiado y desarrollado por uno de los ingenieros del Cuerpo de Minas más competentes y respetables, el Sr. Monasterio, comisionado para este objeto por el gobierno. 

Algunas de estas máquinas están ya funcionando con brillante éxito, y los obreros que bajan y suben de los subterráneos en tres minutos, sin fatiga alguna, y que respiran en ellos un aire puro y fresco, que introduce un ventilador, bendicen la mano bienhechora que tanto bien les proporciona. Más de 40.000 [¿?, quizá diez mil] obreros van ya movidos por este aparato de locomoción vertical, y cada dia produce más entusiasmo este cambio, que no solo ahorra un tiempo precioso, sino que aumenta la vida de aquellos economizando sus fuerzas. Baste decir, que cada ascensión ahorra una hora y otro tanto la bajada, de modo que los, 40. 000 obreros trasportados representan una economía de 80.000 horas, que equivalen á cerca de diez años por un obrero. 

Las nuevas máquinas de Almadén no tienen por objeto principal, ni aumentar la producción, ni ahorrar,
brazos, ni buscar otras grandes economías: no conviene arrojar al mercado más mercurio que el que demandan las necesidades de las diferentes industrias que viven de él, si hemos de conservar el monopolio, y por consiguiente el precio que hoy tiene, ni puede dejarse de sostener una población que ha vivido siempre de las minas, y allí ha perdido sus hijos y ve consumir las fuerzas de los que sobreviven: se trata de una cuestión más alta y humanitaria en su esencia, por más que, realizada como se espera y ya empieza á sentirse, la economía y facilidad en todos los servicios han de ser un hecho evidente ; pero estas mejoras tienden á crear obreros más fuertes, y salvarles en cuanto es posible de los efectos nocivos de la atmósfera mercurial en que se ven envueltos de continuo.
 
Sabiéndoles y bajándoles con comodidad en breves instantes, sin hacer esfuerzo alguno, ni sus poros se abrirán al empezar el trabaja, como sucedía no há poco, ni sus fuerzas se gastarán elevando su cuerpo mil veces en cada entrada por escaleras de mano: una vez en la superficie, sin apercibirse apenas de ello, van al lado de su familia tranquilos y descansados, sin más fatiga que la que produce la faena á que cada uno se dedica. 

Seria muy largo hacer una relación detallada y minuciosa de todas las nuevas máquinas que deben cambiar ya, en poco tiempo, completamente la faz de aquel establecimiento industrial ; pero daremos brevísima reseña de las principales. 

En el pozo San Miguel, que antes era solo de ventilación, se ha montado una máquina horizontal de 20 caballos de fuerza, con la cual se hace el servicio de extracción de minerales, mientras se monta otra de 40 caballos en el pozo maestro de San Teodoro; se ha hecho el de subida y bajada de obreros, se verifica el desagüe con cubas guiadas, y actúa un ventilador aspirante, que introduce en las minas 8 metros cúbicos de aire en cada segundo. Esta máquina funciona ya, y extrae diez toneladas de mineral por hora. 

Sobre el pozo San Aquilino se ha levantado un lujoso edificio que cubre no solo una linda máquina vertical de 30 caballos de fuerza, sino el departamento de las calderas, tres en número, oficinas de los ingenieros, oficiales de minas y empleados administrativos , salón de planos y otras dependencias importantes. El techo del cuerpo principal de este edificio está formado por una bóveda de 
chapa de hierro galvanizado. La máquina está funcionando para subir y bajar los obreros, por medio de espaciosas jaulas, guiadas, provistas de para-caídas del sistema Sibotté, en las que entran de cada vez 16 obreros, aunque son susceptibles de recibir hasta 22. El castillete sobre el que están montadas las poleas, que reciben un cable plano de pita de Manila, está formado por vigas y traviesas de hierro que dan al conjunto una extraordinaria solidez, y un aire esbelto, poco común en esta clase de aparatos. 

Hay además montado y servido por otra máquina vertical de 12 caballos, un taller completo de reparaciones, contornos, cepillos, fraguas, taladros, sierra mecánica y demás mecanismos de esta clase de dependencias. 

Se está recortando el pozo maestro llamado de San Teodoro y cuyas dimensiones de los tres primeros pisos son escasas para los nuevos aparatos, y á él está destinada otra maquinado 40 caballos, de tracción directa, auxiliada para la expansión por otra de seis y un freno de vapor. De este pozo partirá un plano automotor de medio kilómetro de longitud, por el que serán conducidos los minerales en wagones directamente de la mina á los hornos. Este plano empieza por un puente montado sobre columnas de hierro, media por un  ferro-carril en firme y termina por un viaducto de 100 metros, en dos tramos, 
montado sobre pilas metálicas del sistema de celosías. A continuación de él se halla el taller de preparaciones mecánicas de los minerales, donde han de ser clasificados por riquezas y tamaños, siendo movidos los aparatos por una máquina de 20 caballos horizontal, del sistema Gorliss, construida en la fábrica de Mr. Bede de Verviers (Bélgica). 

Prepáranse asimismo, entre otras mejoras, un sistema de señales telegráficas y una serie de tubos metálicos, por los que ha de correr el mercurio desde los hornos al almacén, cayendo en unas pilas de fundición cerradas, de invención del Sr. Monasterio, mediante las que el obrero, ni estará expuesto á los vapores mercuriales, ni tiene que ocuparse en llevar el azogue á la balanza sino cuando va á envasarse. Un indicador marca el azogue que contienen estas pilas por medio de una escala, y puede de ellas sacarse á voluntad en la cantidad que se desea, como se saca de un tonel otro liquido cualquiera. 

Terminamos estos apuntes manifestando que el estatablecimiento de Almadén, antes tan atrasado, será dentro de poco, no solo un establecimiento industrial á la altura del primero de este género, sino una escuela de mecánica para todo el que quiera estudiar los diferentes sistemas modernos, de distribución del vapor, expansión, calderas, cambios de movimiento y construcción sencilla y de gran gasto. Hoy puede ya mostrarse á los extranjeros con orgullo, sin avergonzarse ni bajar los ojos, como sucedía no há mucho, cuando atraídos de la fama de estas minas, venian las personas curiosas á visitarlas. El descender á aquellas obras grandiosas del interior, antes tan molesto, es hoy un paseo agradable; y en los snbterráneos, ya no se oye, sino rara vez, el chirrido de las carretillas de mano que arrastraban el mineral al pozo de extracción, regado por el sudor del carrero; están las galerías principales cruzadas de vías férreas, por las que se deslizan con facilidad y sin grande esfuerzo, pequeños wagones de hierro de la cabida de 400 kilogramos. 

Muchos ingenieros trataron de realizar los progresos de la ciencia; las Memorias son luminosas, sus indicaciones acertadas, sus economías dignas de estudio, y sin embargo, trascurrió el tiempo hasta que la necesidad hizo obligatorio lo que demandaban de consuno la humanidad y el impuesto.. 

Por eso dice el Sr. Pinilla en su Memoria que la explotación y beneficio de las minas de azogue de Almadén cuestan al Estado el 66 por 400 de su producto. A buen seguro que no llegan, ni con mucho, á esa cifra, los gastos de las minas de igual clase en Austria y en California. 

¿Qué remedio urge poner en práctica para evitar el mal? 

Ante todo, y sobre todo, enlazar la via férrea de Badajoz con el establecimiento-minero por medio de un ferro-carril, ya movido por el vapor, ya por fuerza animal, llámase camino de hierro ó califíquesele de tranvia. La cuestión está en construir la legua y media que separa á la mina de Almadén de la estación de su propio titulo. En ello ganarían el Tesoro y la industria nacional. 

Los demás medios que indica el Sr. Pinilla, recomiendan los ingenieros y exige la ciencia, se relacionan con los procedimientos de beneficio, empleo de máquiñas, conducción de minerales y establecimiento de laboratorios. En estos últimos años van gastados en mejoras positivas, que se traducirán en mayores productos y más saneados ingresos en el presupuesto, cinco millones de reales. ¡Gracias á Dios que algo empezamos á realizar por nuestro propio bien!  Que la parte facultativa intervenga más, dijo un alto funcionario; que la administracion dirija menos, hé aquí una gran verdad. Que los gastos sean muchos, importa poco; lo que importa es que los rendimientos correspondan á los sacrificios del país. 

Por lo demás, es digno de visitarse el establecimiento. 

La curiosidad y la inteligencia tienen ancho campo en donde espaciarse. Los hospitales, las escuelas, los criaderos de cinabrio y de mercurio, las galerías, la dehesa, cuanto ha producido la naturaleza y el hombre, pero sobre todo la primera, llaman la atención del viajero y le obligan á nuevas visitas y á más detenidos estudios. 

IX

Almorchón, 11 de Abril de 1873 

Ínterin almuerzan los viajeros en barraca, provisionalmente colocada á la derecha de la vía, continuemos nuestros apuntes, por si de algo sirven á los lectores de ambas naciones peninsulares. 

Al abandonar con tristeza el establecimiento minero de Almadén, volvimos al camino de hierro para seguir la linea de Lisboa. La provincia de Ciudad-Real iba quedando atrás, presentándose ante la vista una de las más ricas de Extremadura. En el tránsito se veía el valle de la Alcudia, posesión real un tiempo, hoy de la nación, de inmenso valor y de valiosos productos. 

domingo, 10 de abril de 2011

Viaje a Miguelturra

Emprendemos un viaje a Miguelchurra el sábado, levantándonos para ello a las ocho de la mañana. Muchos ciudarrealeños han estado en Perú, en todas partes de América y de África y en amplias zonas de Asia y Oceanía, pero no han estado en el pueblo de al lado, en Miguelturra. Hagan la prueba. 

Me había acostado a las tres porque quería ver el último episodio de Espartaco, sangre y arena. Todas las versiones de la historia de Espartaco se obstinan en ignorar que procede de la novela de Arthur Koestler (1940) o del arreglillo de Howard Fast (1951) en que se basó Dalton Trumbo para la película de Kubrick; está bien, lo dejo aquí apuntado. A la versión televisiva le sobra truculencia y hormonas (sexo, violencia, musculitos y emociones desatadas), hay que reconocerlo, pero es que el tema se presta y se las trae; la historia real muy bien hubiera podido ser así o incluso peor y confieso que estos culebrones a la romana (véase Roma y Yo, Claudio) me fascinan, porque soy lector de novelas históricas. Me iba a dormir cuando me quedo a un Expediente X que no he visto. Trata de un fotógrafo de crímenes inmortal. 

Bueno, que nos despertamos. Yo me izo a mi mismo como el Barón de la Castaña, pero con ayuda de cabrias y gavias, y nos embutimos en nuestra lata con ruedas mi suegra, mi mujer, mi hija mayor y yo. El pretexto oficial es un concurso de pintura rápida al que nuestra hija se ha empeñado en ir. A lo lejos se dibuja la torre gorda bajo la azul mejilla del infinito: parece que el infinito lloró una lágrima. Miguelturra es algo así como la legaña. La Torre gorda es el Taj Majal de La Mancha, el Vaticano de un hipotético estado pontificio manchego, la mano de un almirez para majar gachas.

Si la Torre Gorda
fuera de azúcar,
estarían los miguelturreños
chupa que chupa.

Se nota que esta seguidilla irregular está hecha por culipardos (ciudarrealeños, en despectivo), porque lo que cuadra más a la métrica en el tercer verso es churriegos (miguelturreños, en despectivo) con dislocación acentual o sinéresis, y contando con la anacrusis del primer verso. Ambas poblaciones se odian cordialmente desde la medieval batalla de Malas Tardes entre los realengos de Ciudad Real y los calatravos de Miguelturra. Ellos dicen que Ciudad Real es un barrio de Miguelturra. Nosotros les llamamos pastores de ovejas de lana mala, es decir, de churras, churriegos. Ellos, por los calzones pardos que vestían los merinos o sheriffs de la Santa Hermandad, nos llaman culipardos, en correspondencia con la lana buena de las ovejas merinas. Pero la copla dice bien del espíritu aprovechado de los Perlerines miguelturreños, que tan bien supo captar el alcalaíno eterno.

El día anterior fuimos a Miguelturra de noche, como don Quijote y Sancho Panza cuando entraron a oscuras en un villorrio y dijeron "con la iglesia hemos dado, Sancho". Porque eso fue los que nos pasó cuando subíamos la cuesta de la torre del Cristo, que así se llama, y parecía emerger como el cabezón de uno de los desaforados gigantes que decía don Quijote. Más que darnos un morrón nos dimos un torrón. El lugar es lúgubre: en el jardincillo que rodea el monumento como un preservativo había tres viudas negras sentadas hilando conversación, como las tres Parcas de Goya, lo que espeluznaba bastante. Pero no se acabaron las viudas ahí: por la mañana nos encontramos con una invasión de viudas de toda La Mancha, que venían a un congreso o algo así y ocuparon toda la plaza. Cada gurupo llevaba un estandarte, pendón o pancarta con las letras de su pueblo de origen; aquello parecían las legiones viudas de algún Hitler. Yo me quedé sin poder mear, porque de tanto constreñimiento y autopullman las mujeres estaban querenciosas de ganar el baño del bar en la plaza y una treintena de meonas había tomado posesión también del meadero de hombres, montando guardia en una larga cola, y nos echaron. Las viudas, ya se sabe.

Nos sentamos en un banco de metal de la plaza de la Constitución. Los encantos de mi suegra, con ochenta y tres años que no aparenta, prendieron mecha en un maestro y abogado de unos setenta que se acercó a sentarse con nosotros, el señor Cesáreo Asensio Trujillo, y en un rato nos enteramos de que fue maestro en Daimiel y abogado en Ciudad Real, que compró el bufete a uno de los abogados del amigo del padre de Javier Paulino médico del mismo nombre, que estuvo en el PSP y fue vicepresidente de las Cortes; que vivía en una esquina de la plaza de la Constitución, en un segundo piso con vistoso balcón vitrado, para lo que ustedes quieran mandar,  y escribió una parodia del If de Kipling. Tiene una hija de veintitrés años que ha estudiado arqueología y está ahora en unas excavaciones en Murcia. Él me enseñó en la hora corta que hablamos la coplilla que viaja arriba y otras cosas que no es el caso referir aquí. 

La plaza tiene una bonita iglesia y unos árboles que hacen bóveda carpanel de nervios con sus ramas. Por dentro está decorada con frescos modernos que representan a Pío XII, a Gandhi, a un cura manchego asesinado por los rojos, a un norteamericano ahora desconocido y qué sé yo más. A la entrada hay tres campanas en el suelo con borrosas inscripciones en latín. Como la iglesia estaba invadida por las viudas negras, salimos antes de que sus glóbulos negros nos fagocitasen.  Dejamos a mi hija pintando y a mi suegra con las palomas e hicimos la compra semanal en el Mercadona del pueblo, situado al lado de una ermita. Miguelturra es un pueblo bonito para lo que se estila en los contornos. En las paredes hay pegados anuncios de conciertos de uno de los grupos del lugar, La madre que los parió. Me encuentro con alumnos míos de garantía social, que quieren irse a Ciudad Real; me ha alegrado verlos. Hay un hermoso parque con el nombre del doctor Fleming y hospitalarios mesones. En un rincón hay dos árboles maravillosos en cuyos troncos hay brotes de color violeta y unas hojas de un verde desconocido en este mundo. Me quedo con ganas de haberle hecho una fotografía. La primavera estalla con fulgor y los niños juegan por doquier y, mirón como soy, me hago la promesa de venirme algún día de verano a comer aquí al fresco, en uno de los mesones. 

Mi mujer, que es muy popular, se encuentra por supuesto con uno, dos, tres, cuatro, cinco conocidos. No hay remedio: es mi antítesis. Hasta en Laponia encontraría a algún conocido. Pasamos unas horas de la tarde invitados en la casa de una conocida suya, donde hay una maravillosa maceta y una ninfa que atiende por el nombre de Pitu, cariñosísima, de copete gris. Sigue a sus dueños con devoción y les ha perdonado el pisotón inadvertido que le endilgaron una vez. El veterinario la resucitó con una inyección de antiinflamatorios. Hablamos sobre fantasmas; nuestra hospitalaria amiga tiene algo de médium. Luego vemos en un mesón cerca de Mercadona los últimos momentos de la prórroga del partido entre Madrid y Barcelona de baloncesto, y el partido completo de fútbol Barcelona-Almería. Iniesta no está fino. Las chicas (Paloma se ha unido a la excursión tras la comida, que hacemos en un buffet chino) miran ropa en una tienda también de chinos. China se está haciendo tan grande que ya ocupa media España y parte de la cuesta de Cascorro, en el Rastro; mi mujer, incluso, a veces adopta una apariencia un tanto porcelanosa.

También paseo por las callejuelas del centro. Un almacén de papelería con un inolvidable y grato olor a celulosa y goma de borrar. Me meto en un bazar, "todo a cien" o "chollo" gigantesco, del que emerjo con tres soportes metálicos para sujetar libros; he descubierto que los puedo combinar para fabricar un facistol o atril mucho más efectivo que los torpes mecanismos convencionales. Siempre he echado en falta atriles con vidrio para aplastar las hojas. ¿Es que a nadie se le ha ocurrido tan sencilla idea?

Los pintores andan por ahí trajeados ligeramente, con sombrero de paja contra el sol; advierto a mi hija que se cubra, pero es tan cabezona como siempre; resultado, acaba por la tarde roja y cocida como un cangrejo y le tenemos que poner crema en la espalda; reconozco el mismo estilo pintor de siempre: realismo e hiperrrealismo, poco más. Hay mucha técnica y poca poesía e imaginación, acaso por el pie forzado del tema, pero la mayoría son solventes. Algunos no miden bien las proporciones, lo que se distingue en cómo desfiguran el volumen y representación de los coches. Prisas, tal vez. De uno o dos podría decirse que tiene su mérito pintar con las nalgas. Otros pocos son también ingenuistas o naïf. Mi hija se está volviendo surreal; algunos de sus árboles tienden sus ramas hacia la torre eclesial como manos imploratorias, y las raíces de árboles y edificios se funden en un todo fluctuante. Un ciprés, más que ascender, desciende a una estatua y la estatua hasta el suelo. Escucho comentarios de pintores; saben que mi hija no es competidora para ellos, ya que el óleo y el color prima sobre el modesto dibujo en plata y oro, pero les gusta su técnica. Con sus móviles fotografían la obra de los competidores, porque aprenden de los errores y aciertos de otros.

En la exposición me encuentro con mi colega Victoria, cuyo hermano pinta y va por toda España participando en concursos de estos; creo que ha ganado el segundo premio. A mi suegra la ha inmortalizado en un cuadro suyo un pintor joven con bigote; es quizá la figura más notable del cuadro, sentada en un banco y con gafas redondas y blancas; yo estoy también, pero anónimo y de espaldas; aparecen sedentes también una alemana que estaba en la plaza leyendo un libro con un alsaciano a los pies y una mochilera rubia en botas que es su hija, muy simpática y guapa ella. Me quedo con ganas de poseer el cuadro. Mi hija la reconoce: es otra pintora, que se dice ser novia del pintor ganador, que se ha llevado el primer premio; vienen de Alicante. El cuadro del primer premio tiene un contraluz muy raro, pero sugerente, a más de una aglomeración de personas sin cara que parece salida de una película de George A. RomeroY eso es todo; nada más, pero tampoco menos.

lunes, 28 de junio de 2010

Viaje a Valdemoro

De nuevo vuelvo a hacer costumbrismo, que es algo que no se suele hacer hoy en día: salir por ahí y tomar nota de lo que uno ve, de forma realista, sin pretensiones literarias. El motivo lo da el que este sábado nos fuimos a Valdemoro, porque Ana Isabel quería participar en su certamen de pintura rápida; esta localidad de Madrid, famosa por la frase hecha "entre Pinto y..." posee un escudo alusivo con un rey encadenado a un castillo. Tomamos un autobús de la AISA; nada más empezar el viaje se filtró agua desde el sistema de ventilación del techo, que no se drenaba, y a una pobre emigrante ecuatoriana le tocó empaparse con esta gotera; ella no estaba desconcertada por el hecho, que asumía con una fatalidad natural: hasta hubo que indicarle que se cambiara de asiento. Quizá esta disposición indígena les hizo sobreponerse a todo, incluso a los cabrones colonizadores españoles. El conductor intentó excusarse diciendo que el conducto de ventilación debía estar atascado; yo no ignoraba que entre sus funciones figuran las del mantenimiento de los vehículos: repararlos y limpiarlos, aunque imagino que tampoco debe ser tarea fácil.

Habituado como uno está al Ave lanzadera, hoy Avant (la manía de cambiar las denominaciones lleva a otros cambios inadmisibles; son como la ampulosa charla de un mercachifle malo), uno revive los zarandeos, meneos, vibraciones, empujones y malas posturas de los inefables viajes en diligencia mecánica, así como la corrupción del MOPU (otro órgano al que han cambiado de nombre) a la hora de asignar los materiales con que se construyen las autovías o se rellenan los baches. A eso se suman los trayectos interminables, la falta de refresco y las detenciones en parajes abandonados, puros desiertos de la indeterminación, donde es posible atisbar a algún guiri perdido mientras uno se repone a medias del mareo causado por los vapores residuales del tabaco, que nunca terminan de desaparecer del todo, como las culpas inconfesables.

Llegamos al hostal Victoria, de cuatro habitaciones limpias, dejamos el equipaje y nos dormimos una siesta para reponernos de los rempujones de la cabra mecánica. Luego callejeamos. Valdemoro es una ciudad pequeña, con plazas y parques bien cuidados y algunos monumentos dignos de verse, como su iglesia parroquial, que da a sus visitantes las mismas indulgencias que a los que visitan San Juan de Letrán y a la que han adosado una orgullosa y altísima torre moderna de ladrillo, y su ayuntamiento, que recuerda a los manchegos con sus soportales levantados sobre columnatas rematadas con zapatas de madera. En la iglesia vimos que hay un niño enterrado de tres años en su altar mayor, como recuerda una lápida alusiva; es un detalle que revela uno de los peores dolores que puede sufrir un ser humano, la pérdida de un hijo. Me llama la atención la abundancia de palomas y de perros; es una ciudad que quiere mucho a los animales, aunque estos últimos son auténticos aristócratas: hay todo tipo de razas oliéndose el culo. Un chino podría elegir entre distintas variedades de carne de perro y, sin hacer comparaciones caninas, también aquí hay una enorme multiculturalidad humana: por las calles veo españoles, chinos, rumanos, portugueses, ecuatorianos y negros; en las paredes hay pintadas en chino; por casualidad veo un papelito en rumano donde se ofrece una camera (habitación) a un emigrante. Un gorrión ha hecho su nido dentro de una caja abandonada de empalmes telefónicos; oigo a su chiquillería resonando dentro y le veo entrar por el agujero; debajo de un coche, otro gorrión caído del hogar es alimentado solícitamente por su madre, mientras hace esfuerzos por subir al arbusto de una jardinera, de ahí a un coche, de ahí al agujero de un árbol y de allí a la rama; pero el gorrioncillo no es lo bastante listo todavía para averiguar el itinerario y a lo más solo llega a subirse a la jardinera; nosotros no lo ayudamos, porque sabemos que las madres aborrecen a los gorriones que cogen los hombres. De hecho, uno que rescatamos tuvimos que quedárnoslo y hoy vive con nosotros volando por nuestro salón.

También vemos pájaros más grandes; la iglesia mayor posee un espectacular nido de cigüeña aparentemente sin alquilar. Encontramos una tienda de animales y pasamos; nos cuentan los dos dueños que, después de diecinueve años trabajando en una empresa, los han despedido, así que por ello han puesto esta tienda; a uno de ellos le noto cierto plumaje; es encantador y si fuera por ese estilo no me desagradaría tenerlo de novio; ellos mismos diseñan los juguetes de los loros y periquitos y los fabrican. Yo me siento especialmente colocado viendo a los pajaritos diamante mandarín, así llamados por su rojo pico, y a los peces chupones, que se pasan todo el día dando besotes a los cristales; como se alimentan de guarrería los suelen tener en los acuarios para depurar el agua. También se pasean por el escenario varios perros, entre ellos uno llamado Romeo que es muy feo; hace unos días vi a otro con un curioso nombre, Dexter.

Siempre que paseo me divierto viendo a los niños con sus padres; algunos van en su carrito, otros conduciendo vehículos de juguete o portando sacos de chuches; es una sensación plenamente humana y reconfortante ver sus juegos, sus pequeños desconciertos y curiosidades, el afecto con que recurren a sus padres para todo y la retribución que sienten de ellos. En sus gestos no se ha escrito todavía el disimulo, la resignación, la fatiga, la tristeza, la frustración. Como todos los sábados se reúne un pequeño mercadillo en una plazuela donde se venden todo tipo de objetos de segunda mano, incluso libros; no tengo tiempo de verlos todos, porque empieza a chispear un chaparrón veraniego y los vendedores los recogen a espetaperro en cajas antes de que se les mojen; compro sin embargo una paloma de cerámica de apenas ocho centímetros de largo, que me parece graciosa. Los pájaros es que nos pueden, desde que nuestra hija Paloma salió ornitóloga del vientre de su madre. A la mañana siguiente, después de pasarme en vela casi toda la noche por extrañar la cama (eran camitas de pitufo, que venían bien a mis seres queridos, pero a mí me sobresalían los pies) desayunamos en una churrería; mi mujer espiaba la conversación de una rival, que iba a pintar una fachada. Se presentan en total unos sesenta cuadros de pintores en su mayoría profesionales; hay seis o siete que están muy bien; el de mi hija impresionaba, era el más original por su técnica: rotulador de oro y plata sobre cartulina negra, tanto es así que el concejal de cultura la ha buscado para encargarle carteles. Pero los premios se los llevan otros. El trabajo de mi hija llama la atención a algunos; entre ellos un viejecito y su hijo; el primero nos invita a su casa por la tarde a ver sus cuadros. Resulta que es un antiguo republicano represaliado: veo en su nutrida biblioteca muchos libros que demuestran una sólida cultura general, algunos de ellos de marxismo y de historia. Nos enseña tres cuadros de uno de los parientes de su mujer, que, como él, rebasa los ochenta años; esta pareja vive de una modestísima pensión en un piso pequeñísimo. El pariente, hermano de su mujer, se llamaba Dionisio Redondo Comisaña y, aunque no era afecto al régimen, estuvo becado por la Fundación Francisco Franco nada más empezar la posguerra; le dieron un primer premio por el cuadro que vi, que representaba a un guerrero clásico de impresionante musculatura, al estilo de entonces, anatómicamente fascistoide-comunista, con una calavera bajo el pie; recibió el primer premio, y así, según cuentan, salió publicado incluso en el ABC, pero luego, por presiones políticas, se lo dieron a la hija de un general. Al artista ese desaire le afectó tanto que salió de España y terminó en la Argentina, diseñando y pintando cerámicas. El segundo cuadro, al frente del guerrero, y en cierta forma opuesto a él, tenía una historia diferente: era el retrato de un hombre salido de una prisión franquista que acudió a su estudio y estuvo en libertad apenas ocho días antes de fallecer por las privaciones de todo en su taller. El cuadro lo muestra demacrado y lleva unos grilletes en sus muñecas y una pesada cadena de eslabones; lo único común con el otro cuadro es la calavera, al pie. Un cuadro muy alegórico de la España que acababa de salir de la Guerra Civil: encadenada, apaleada, hambrienta y en las últimas.

Nada ha cambiado: el autobús marcha por la noche como una nave espacial por una galaxia llena de constelaciones y luceros fugitivos. Bueno, sí, ha cambiado algo; ahora, por Ocaña, asaltan los neones de los ostentosos puticlubs. Al día siguiente, nos enteramos de que ha explotado por accidente un hangar del colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro; ahora al caos le da por atentar contra los agentes del orden, como si fuera ETA; vamos a tener que ilegalizar el caos, porque, como a ETA, no hay nadie que lo entienda.

domingo, 22 de junio de 2008

Mochileros


Soy un mochilero frustrado. Mi mujer no soporta el turismo de alpargata y no me deja ir por ahí sin hotel. Yo he dormido a la intemperie en playas, en campings, en descampados, en el santo suelo, y he dormido mejor que en el blando e incómodo lecho de una cama que te acaba desencuadernando el esqueleto. He visto el programa Backpackers (Mochileros) en Ono con auténtica devoción y tengo a Mick, Lee y Jag casi como miembros de la familia. La cultura del mochilero es el ingenio mismo; ¿se rompe la correa del ventilador de la autocaravana? Pues se corta el elástico de los calzoncillos y ya resiste veinte kilómetros hasta el taller. ¿Comer? Bocadillos que te haces tú mismo, latas y ensaladilla universal, al menos hasta que te llegue el cólico nefrítico. ¿Ducha? Hay por ahí un aparatito muy curioso y transportable: una bolsa de plástico con un tubito terminado en un brollador de ducha que se cuelga de un árbol que bien puede hacer las veces, y si no por ahí hay albercas, ríos, lagunas, estanques, playas y chaparrones nocturnos de madrugada en que puedes salir aullando en pelotas como un hombre lobo, si no hay nadie cerca. Y los pequeños detalles que hacen la diferencia en todo entre un país y otro. Los mochileros enseñan tolerancia y amistad como nadie, son pobres com o las ratas y con tanta hambre y curiosidad como ellas, andan jugando a las cartas como clerici vagantes, son víctimas de la diarrea crónica, se enamoran en un pispás, les roban cuando están tirados por una borrachera en la fiesta de la cerveza, en la tomatina de Buñol, en el concurso de despeñarse tras quesos rodantes "en el nombre de la estupidez" o son corneados de pura ignorancia en los sanfermines, y trabajan de indocumentados en bares o sembrados para sacar unos acortantes, hermano. Deambulan en grupos de dos o tres como espectros eternos por los albergues juveniles y los rincones oscuros de los parques y la costa.

Pero soy un mochilero un poco raro. No soy un experto en mecánica. Dejé hace tiempo de ser un ligón compulsivo. No bebo hasta amanecer tirado, abrazado a una farola o en medio de un seto en un jardín abandonado, no hago concursos de gritos, ni voy buscando bebidas, hierbas o setas raras, ni fumo, aunque sí busco platos típicos; lo más probable es que al llegar a un nuevo lugar me pierda en algún archivo buscando documentos o en librerías de viejo en pos de libros raros. Como a mí los únicos viajes que me gustan son los iniciáticos, les dejo las postales a los demás y lo único que deseo conocer son gente, libros, historias y bosques ignotos, por este orden.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Revista

Hay gente que equipara información con saber; no tienen nada común. El saber es la dimensión humana de la información; incluye ese tipo de saber que se denomina conocimiento, el saber de la experiencia, pues saber de algo es conocerlo, encarnarlo, no saberlo. Hace falta leer los Poemas de la consumación de Aleixandre para entenderlo.

Fui a Madrid por cuestiones médicas; hubo retrasos en los trenes de cercanías, porque en estas fechas le da a la gente por suicidarse y los arrollamientos (ese es el eufemismo en los altavoces) provocan demoras, que se acumulan porque no faltan algunos suicidas más que se dan ánimos con el ejemplo del primero; una viajera comentaba que ayer ya había habido otro.

En el hospital, más de lo mismo: una mujer por los suelos con un ataque. En los flancos de El Corte Inglés de Preciados, dos bandas de jazz latino tocando maravillosamente. Negros, chinos, ecuatorianos... como aquí. El hecho de que sean dos delata que han sido contratados por el Corte Inglés, no que han sido llevados ahí por mero deseo de ensayar, como esos espontáneos conciertos de Jazz que se organizan ante los bouquinistes del Sena y los clochards del Boulevard Saint Germain en París. En la Biblioteca Nacional, estudiantes y doctores curioseando y todo el mundo rabiando por irse de vacaciones y esperando el inventario.

En la facultad de Historia y aulario de Filología: autobuses, egoísmo, cochambre, libros repetidos y desollados, opus, cucarachas, escaleras, bocadillos, papeleo, becarios, estudio miserable, vaivén y tránsito; no pasa el tiempo, cosa curiosa en una facultad como la de la Historia; bueno, una cosa sí ha cambiado: ahora ofrecen prácticas retribuidas a los estudiantes de filología hispánica en una editorial. Por demás, los chalados de rigor y la gentileza y mala leche madrileñas acostumbradas.

Leo la prensa gratuita, la más leída en España según las encuestas de difusión: 20 minutos, Aquí y Ahora, Qué, Adn , Metro. En las cenas de empresa se graba a la gente borracha con móvil y los jefes no suelen venir porque les piden cosas; excusas: "me encantaría pero estoy enfermo... me coincide con un compromiso familiar... me pilla lejos de casa y no tengo cómo ir (mala)... no tengo con quién dejar a los nenes"; José Luis Moreno apaleado y medio muerto por no querer dar la combinación de la caja fuerte y le roban igual forzándola. Ese tío es más tacaño que inteligente. Ahora además tiene que pagar al médico, si no ha pagado seguro, que es lo más probable. Pistolas Táser,Tony Leblanc resucitando otra vez y hablando como el mismísimo sentido común, Delibes oracular con una lucidez que sólo da ser viejo, los 35 años de Blade runner y sus caducos cultivos de ser humano; el Solitario tendrá una serie en TV; chabolas, paro, desplazamientos laborales, mundo del trabajo, cultura, arte, juventud creativa, inciativas laborales, cartas al director, mujeres, derechos humanos, individuos y no corporaciones -estos temas no son de fácil curso en la prensa normal, y sobre todo el tratamiento de los mismos-. No hay hojarasca ni mentira en el estilo, sólo inteligencia, humanidad, concisión y dato significativo, frente a los vigésimo-seculares periodicuchos vendidos de hoy en día.