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miércoles, 12 de noviembre de 2025

Jueza Colombo aclara por fin dónde estuvo Mazón, con muchísimas pruebas, vídeos y testimonios.

 ["Preservativo usado como prueba. Mazón y Vilaplana delatados ante la jueza", transcrito y corregido desde un vídeo del portal "Zona política" en YouTube:] 

[En una tertulia de televisión no, desde luego] Es la sala dos del juzgado de instrucción de Valencia con taquírafos, micrófonos y una tensión que corta el aire como cuchillo en mantequilla. Maribel llega con su melena perfectamente peinada. Traje chaqueta negro, el luto por la credibilidad, dirían algunos, y una carpeta bajo el brazo que parece más escudo que documentación. Pero la jueza no está para postureo. 

Señora Vilaplana, cuéntenos exactamente qué ocurrió el 29 de octubre entre las 7:15 y las 8:15.

Silencio. Un silencio que pesa toneladas. Y ahí, amigos, es cuando el testimonio se desmorona como castillo de naipes en tormenta. Maribel empieza con la versión oficial. 

Me quedé en el coche trabajando, enviando correos, preparando la crónica para el día siguiente.

¿Correos? La jueza pide los metadatos. Lows de conexión. Nada. Capturas de pantalla. Silencio. Otra vez. El portátil, ese que supuestamente usó en el parking nunca aparece. Se lo llevó la corriente, dirá después su abogado con cara de póker. Pero en Valencia nadie se traga esa, porque el parking, ese testigo de hormigón, tiene cámaras. Cámaras que la generalidad o casualidad dice que no funcionan ese día. No funcionan. Justo el día en que el presidente y su periodista favorita desaparecen una hora. Vamos, que hasta un niño de primaria levanta la ceja. Pero la jueza no se queda en el parking. Pide el ticket del restaurante, ese papelito inocente que ahora es dinamita. Y ahí está. Mazón paga a las 7:1. 2 minutos después, según el GPS del coche oficial, que sí funciona porque la tecnología es caprichosa, el vehículo se mueve, pero no hacia el CECOPI. Se mueve 400 m. 400 m. que en Google Maps te llevan directo a la calle Colón, al portal 27, al ático que alquila una sociedad pantalla llamada Inversiones Mediterráneo 2020 SL. Casualidad. El propietario, un empresario amigo de la infancia de Mazón, dice que no recuerda quién alquiló el piso ese día. 

Pero el portero, ese hombre que ve pasar la vida desde su garita, sí que recuerda: un señor con traje y una señora rubia subieron en el ascensor sobre las 7:20 y bajaron a las 8:05. Él salió primero, ella 5 minutos después. Testimonio firmado, grabado y ahora en el sumario. Y aquí viene el sarcasmo que nos merecemos. "Trabajo" en un ático con vistas al Turia, sofás de diseño y una botella de albariño que, según el portero, la señora pidió que subieran del súper. Porque sí, hay ticket de supermercado, 7:45: una botella de Martín Codax, dos copas de cristal y, atención, ¡un paquete de preservativos! Preservativos en una "reunión de trabajo". Claro, porque nada indica tanto análisis político como un dúrex en la mesita. La jueza, con esa cara de "esto es oro puro", incluye el ticket en la causa. Y Mazón, desde su despacho en el Palacio, tuitea sobre fake news y acoso político, pero el tweet ese que borra las pocas horas ya está capturado, porque Internet no perdona, y menos cuando huele a hipocresía. 

El PSPV, liderado por ese lobo viejo llamado José Muñoz, no pierde el tiempo. Presentan una querella ampliada, no solo negligencia, sino prevaricación, omisión del deber de socorro y, agárrense, malversación de caudales públicos. ¿Por qué malversación? Porque el coche oficial, ese Audi A8 blindado que pagamos todos, no estaba en el CECOPI, estaba en la puerta del ático. El chófer, un mozo de escuadra reciclado, declara bajo presión. "Eso sí que el presidente me pidió que esperara en doble fila, que era una reunión rápida, rápida." Una hora, una hora en la que, según el registro del CECOPI, Mazón no aparece hasta las 8:17 y llega, repito, cambiado de ropa, camisa azul nueva, americana gris y, detalle que duele, sin la corbata que llevaba en la comida. ¿Dónde está la corbata? En el ático, colgada en el perchero, según el portero. Foto incluida, porque el hombre, listo él, sacó el móvil antes de que llegara la policía. Y Maribel, ay, Maribel, su testimonio, ese que iba a ser su salvación, se convierte en su tumba. Porque cuando la jueza le pregunta:

¿Entró usted en el inmueble de la calle Colón 27?

Ella balbucea:

No recuerdo.

No recuerda. Con la precisión quirúrgica con la que escribe sus columnas, ¿no recuerda si subió a un ático con el President? La jueza, con esa paciencia de santa, le enseña la foto del portero. Maribel palidece. Su abogado pide un receso, pero el daño está hecho. El testimonio no solo delata a Mazón, la delata a ella, porque ahora, cada vez que aparezca en televisión, alguien sacará el pantallazo, "la periodista que mintió bajo juramento". Su credibilidad, esa que construyó durante años en tertulias y columnas, se hunde más rápido que Paiporta bajo el agua. Pero no nos quedemos en el drama personal, que esto es política de la grande, porque el PP nacional, ese que dirige Feijóo desde Génova, está en pánico.

Mazón era su joya en el Levante, el que iba a ser el ariete contra el sanchismo en la Comunidad Valenciana. Y ahora, ¿qué? llamadas a medianoche, reuniones de crisis y un comunicado que dice, "Confíamos en la justicia", pero suena sálvese quien pueda, porque si Mazón cae arrastra a medio partido, a los concejales que callaron, a los diputados que miraron para otro lado, a los empresarios que pagaron las campañas con sobres bajo la mesa y el PSOE oliendo la sangre prepara la moción de censura. No hoy, no mañana, pero en otoño, cuando el juicio esté en marcha y las encuestas huelan a derrota. Y nosotros, los de a pie, los que pagamos los platos rotos, nos quedamos con la pregunta del millón. ¿Cuánto vale una hora de placer cuando hay vidas en juego? Porque esa hora, esa hora entre las 7:15 y las 8:15, no es solo una minutada. Es el símbolo de una clase política desconectada que vive en burbujas de cristal mientras el pueblo se ahoga. Sarcástico, ¿verdad? como si la Dana hubiera sido el castigo divino por tanto cinismo. Pero no, amigos, no es Dios, es la justicia humana, lenta pero implacable, la que está llamando a la puerta. 

Y, ahora sí, entramos en el juicio propiamente dicho. Ese circo con togas donde la verdad se disfraza de tecnicismos y los abogados bailan sobre la cuerda floja de la credibilidad. Es 12 de junio de 2025. Valencia amanece con un calor pegajoso que parece presagio de tormenta judicial. El Palacio de Justicia, edificio gris que huele a café barato y papeles viejos, está tomado por periodistas curiosos y un puñado de vecinos de Paiporta con camisetas negras que rezan justicia para los 218. Sí, 218, porque la cifra oficial ya subió y nadie cree que se quede ahí.

Mazón llega en su coche oficial, todavía lo tiene. Privilegios de cargo, escoltado por dos mozos que miran al suelo como si el asfalto les debiera dinero. Lleva traje azul marino, corbata roja, la misma que perdió en el ático, pero nueva, claro. Y esa sonrisa tensa que los políticos ensayan frente al espejo cuando saben que la foto va a doler. La sala está llena hasta la bandera. La jueza Tobarra preside con esa calma de quien ha visto de todo, desde narcos hasta alcaldes corruptos. A su derecha, el fiscal Javier Blasco, un valenciano de pura cepa que habla despacio, pero corta como navaja. A la izquierda, el abogado de Mazón, Cayetano García, el mismo que declaró como testigo y ahora defiende al jefe. Conflicto de intereses. Gritan desde la acusación popular, pero la jueza lo permite por ahora. Y en el banquillo de los acusados, no solo Mazón, también su jefe de gabinete, Miguel Barrachina, y la propia Maribel Vilaplana, citada como testigo, pero con el olor a imputada flotando en el aire. El fiscal abre fuego. 

Señor Mazón, ¿puede explicar por qué su coche oficial estuvo estacionado frente al portal 27 de la calle Colón entre las 7:23 y las 8:07 del 29 de octubre? 

Silencio. Mazón carraspea, mira a su abogado, que asiente como muñeco de feria. 

Era una reunión de trabajo con la señora Vilaplana para coordinar la comunicación de crisis.

"Comunicación de crisis". En un ático alquilado por horas. El fiscal saca la bomba. ¿Una grabación? Sí, grabación. El portero, ese héroe anónimo llamado José María Sanchiz, instaló una cámara oculta en el descansillo del ático después de que un vecino se quejara de ruidos extraños. 

Y ahí está, en blanco y negro, pero nítido como una puñalada. Mazón y Vilaplana, entrando a las 7:24, él con la mano en la cintura de ella, ella riendo con esa risa que no sale en las tertulias. Cierran la puerta. Hay cámara en el interior del ascensor. Sí, también la pidieron. Los muestra besándose. Besándose. No un beso en la mejilla de despedida. Un beso de los que duran, de los que dejan huellas de carmín en la camisa. La sala estalla. Periodistas corren al pasillo, móviles en alto, whatsappendo. Mazón palidece. Su abogado pide suspensión por falta de garantías. Denegada. La jueza, con esa voz que no admite réplica:

Señor García, si su cliente mintió en su primera declaración, eso es falso testimonio. Continuemos.

Y continúa. El fiscal proyecta el ticket del supermercado, botella de albariño, preservativos, jamón ibérico.

¿Parte del kit de comunicación de crisis? 

Pregunta, con esa ironía que duele. Mazón balbucea:

La señora Vilaplana compró eso para su casa. Yo no lo vi.

Pero el portero declara: 

El presidente pagó en efectivo 68,40 céntimos y se guardó el ticket en el bolsillo.

Ticket que, oh sorpresa, aparece en el registro del Palau en una caja fuerte que la Guardia Civil abrió con orden judicial. Huellas dactilares de Mazón en el ticket. ADN de Vilaplana en la copa encontrada en el fregadero del ático. ADN en la copa y en la sábana que el portero guardó por si acaso. Y aquí, amigos, es cuando el sarcasmo se vuelve trágico, porque mientras ellos brindaban con albariño en Paiporta, una madre llamaba al 112 once veces: once. La última a las 7:47. No hubo respuesta. El CECOPI estaba vacío. Mazón llegó a las 8:17 con el pelo húmedo, ducha en el ático y olor a colonia cara. El fiscal lee el atestado.

A las 7:55, el caudal del barranco de Chiva ya había roto el puente de la CB36. A las 8:1, el agua entraba en las casas de la calle mayor de Paiporta. A las 8:05, Mazón y Vilaplana salían del ático. 

El timíng es cruel, cruel como la realidad. Vilaplana declara a continuación. Entra con gafas oscuras en sala cerrada, detalle de diva en apuros y un pañuelo en la mano. Llora, "lágrimas de cocodrilo", dicen algunos. La jueza:

Señora Vilaplana, ¿mantuvo relaciones sexuales con el señor Mazón el 29 de octubre. 

Silencio. Su abogado objeta:

Irrelevante.

La jueza:

Relevante para determinar si hubo ocultación de pruebas y falso testimonio.

Vilaplana, entre hipos:

Fue un momento de debilidad...

La sala vuelve a estallar. El fiscal:

¿Un momento que duró 41 minutos exactos según el reloj del ascensor?

Ella asiente. Asiente, y con ese gesto se lleva por delante no solo su carrera, sino la última esperanza de Mazón de salir indemne, porque ahora viene la parte técnica, la que duele en el bolsillo. El fiscal presenta un informe pericial:

El coche oficial recorrió 1,2 km de más ese día. 1,2 km que en gasolina y chófer cuestan 42 € públicos. Pero no es eso, es el tiempo. El tiempo que Mazón no estuvo donde debía. 

El modelo matemático. Sí, hay matemáticas en esto. Calcula que si hubiera estado en el CECOPI a las 7:15, la alerta roja se habría activado 22 minutos antes. 22 minutos que, según los bomberos, habrían salvado 27 vidas. 27. El fiscal lo dice despacio:

27 personas podrían estar vivas si el presidente hubiera estado en su puesto en vez de en un ático. 

Mazón se hunde en el asiento. Su mujer en la primera fila se levanta y se va sin mirar atrás. Y el PP, ay, el PP de Feijoo tuitea confianza plena en la justicia, pero en Génova ya preparan el relevo. Isabel Bonig, la eterna aspirante, afila cuchillos. Vox, con ese cinismo que les caracteriza, pide dimisión por decencia. hasta Ciudadanos, que ya es un recuerdo, saca comunicado. Y en la calle las manifestaciones, no solo en Valencia, en Madrid frente a Génepistas se ríen. Al menos nuestros escándalos son en catalán. Sarcasmo global, pero la joya de la corona llega al final de la sesión. El chófer, ese mozo que esperaba en doble fila declara por videoconferencia desde un lugar secreto, testigo protegido, nada menos:

El presidente me dijo: "Espérame aquí, es una reunión rápida." Subí al ático a las 7:45 porque necesitaba el baño. Los oí, los oí dentro. Ella gemía. Él decía: "Rápido, que tengo que ir al CECOPI." 

La sala se congela. El chófer sigue:

Bajé corriendo. A las 8:05, el President salió con la camisa desabrochada. Me dijo: "Ni una palabra, o te vas a la calle".

Silencio. Un silencio que pesa más que todas las mentiras. La jueza levanta la sesión. Mazón sale custodiado, pero esta vez los mozos miran al frente. En la puerta una anciana de Paiporta le escupe. Literalmente. Las cámaras lo graban. Viral en minutos y nosotros desde zona política te lo contamos sin filtros. Esto no es solo un hacer, es la prueba de que el poder corrompe y cuando corrompe en el peor momento mata. Y ahora entramos en la recta final del juicio, la fase de pruebas, las defensas que se desmoronan como azulejos viejos y el momento en que la jueza Tobarra deja de ser una magistrada y se convierte en la conciencia de una región entera. Es 25 de junio de 2025. El calor valenciano es asfixiante y la sala huele a sudor nervioso, café frío y papel impreso. 

El fiscal Blasco ha traído un camión de pruebas, 47 folios de atestado, 18 vídeos, 112 fotografías, nueve informes periciales y la guinda, un pendrive con la reconstrucción 3D del ático hecha por la unidad central operativa de la Guardia Civil. Sí, amigos, la U.O., esos que desmantelan tramas de corrupción, como quien pela una naranja, han recreado el escenario del delito con láser y drones. El modelo se proyecta en la pantalla gigante de la sala, el sofá, la mesa, la botella de albariño a medio terminar, la sábana arrugada en el suelo del dormitorio y en el centro dos siluetas humanas generadas por IA, una de 1,78 m., Mazón, y otra de 1,65, Vilaplana. La silueta masculina aparece sin corbata, la femenina con el pelo suelto. La sala contiene la respiración. El abogado de Mazón, Cayetano García, intenta el último cartucho:

Señoría, esto es un montaje. La reconstrucción viola la intimidad.

La jueza, con esa calma que precede a la tormenta:

La intimidad no ampara la negligencia criminal. Letrado. Siguiente prueba. 

Y la siguiente es demoledora. El informe telefónico. El móvil personal de Amazon que la Generalitad juró que no existía aparece en el sumario gracias a un requerimiento a Telefónica. Geolocalización precisa. A las 7:26 está en el ático. A las 7:31 recibe una llamada del delegado del gobierno que dura 11 segundos. Mazón cuelga. A las 7:33. Otra llamada. Esta vez del jefe de bomberos. 8 segundos. Cuelga. A las 7:35. Mensaje de WhatsApp de su mujer:

¿Dónde estás? El agua sube. 

Respuesta de Mazón:

En reunión. Llego tarde. 

Emoji de beso. Emoji de beso. Mientras Paiporta se ahoga. El fiscal lee el mensaje en voz alta y la sala estalla murmullos. Una madre de las víctimas se levanta.

¡Asesino!

La jueza pide orden, pero sus ojos brillan. Hasta ella está al borde, y entonces llega el turno de los peritos. El hidrólogo forense, un catedrático de la Politécnica que parece sacado de un documental de La Dos, presenta un modelo matemático que hace palidecer a los abogados:

Si la alerta roja se hubiera activado a las 7:15, hora en que el señor Mazón salió del restaurante, habríamos ganado 38 minutos de margen. Con 38 minutos se activan los protocolos de evacuación preventiva en Paiporta, Alda y Venetuser. Con evacuación se salvan 41 vidas según simulación Montecarlo con 10.000 iteraciones. 

41. El número queda flotando. El perito sigue:

Cada minuto de retraso incrementó la mortalidad en un 1,7%.

Mazón se agarra la cabeza. Su jefe de gabinete, Barrachina, que está a su lado, empieza a sudar como si estuviera en una sauna. Porque el modelo también culpa a la cadena de mando. El CECOPI estaba descoordinado porque el presidente no estaba. El jefe de gabinete recibió la alerta a las 6:57 y no la escaló. Barrachina balbucea esperaba instrucciones del President. Instrucciones que llegaron a las 8:17 cuando ya era tarde. Pero la joya llega con el informe psicológico. Sí, psicológico. La acusación popular liderada por la Asociación de Víctimas de la Dana contrata a una psiquiatra forense que analiza el patrón de conducta de Mazón. Conclusión: 

Trastorno narcisista de la personalidad con rasgos de grandiosidad y falta de empatía. Prioriza la gratificación inmediata sexual, en este caso sobre la responsabilidad colectiva.

El informe cita el DSM5 y compara el caso con líderes históricos que colapsaron bajo presión. El abogado de Mazón objeta:

Esto es un linchamiento. 

La jueza:

Es prueba pericial admitida. Continúe.

Y continúa. La psiquiatra proyecta un gráfico. 

En los 41 minutos del ático, Mazón recibió 27 llamadas institucionales. Ninguna contestada. En cambio, envió tres mensajes a Vilaplana: "Estás preciosa", "rápido, que tengo que irme" y "mañana repetimos".

Mañana. Mientras el barro se tragaba a niños enteros. Y entonces el golpe de gracia, la declaración de la limpiadora del ático. Una mujer paraguaya, madre de tres hijos, que limpia pisos por horas. Entra con la cabeza alta, sin miedo:

Yo llegué a las 8:30. El señor y la señora ya se habían ido. Encontré la sábana en el suelo manchada, la botella vacía y en el baño, el preservativo usado en la papelera. Lo tiré, pero guardé la bolsa por si acaso. La tengo en casa. 

La bolsa, la bolsa de basura con el preservativo. ADN confirmado, Mazón y Vilaplana. La sala se viene abajo. Periodistas corren. El hashtag "almohadillapreservativogate" es tendencia mundial en 11 minutos. Feijóo en Madrid cancela una rueda de prensa. Ayuso tuitea: "Confiemos en la justicia", y borra el tweet. A los 4 minutos el PP entra en shock. Vilaplana, que declara por última vez, se derrumba:

Sí, tuvimos relaciones. Sí, sabía que era el peor momento. Pero él insistió. Dijo que solo serían veinte minutos, que después iría al CECOPI. Yo, yo le creí. 

Lágrimas, esta vez reales. El fiscal:

¿Sabía usted que mientras estaba en ese ático 41 personas murieron por falta de alerta? 

Vilaplana asiente:

Ahora lo sé.

La jueza anota: "El silencio es ensordecedor". Y afuera la calle hierve. Miles de personas frente al palacio de justicia. Pancartas: 41 minutos, 41 vidas. Mazón dimisión. Vilaplana cómplice. La policía forma un cordón, pero no hay violencia: solo dolor. Dolor organizado. Las madres de Paiporta llevan fotos de sus hijos... 

jueves, 18 de septiembre de 2025

Estudio sobre la hambruna de la Posguerra. 200.000 muertos.

 Más de 200.000 personas murieron de hambruna en la posguerra "por el franquismo", en El Confidencial, por Paula Corroto, 17/09/2025:

El historiador Miguel Ángel del Arco Blanco publica el ensayo 'La hambruna española', donde pone cifras a la "tragedia colectiva" que vivió el país causada "por decisiones políticas del régimen"

"Menos Franco y más pan blanco" era una frase pintarrajeada en las paredes que se podía leer en los años cuarenta como símbolo de que aún quedaba algo de resistencia. Los niños famélicos poblaban las páginas de Tiempo de silencio, la gran novela de Luis Martín-Santos ambientada en aquella década en Madrid y que, aunque fue publicada en los años sesenta, lo hizo con una veintena de páginas censuradas. El fotógrafo Santos Yubero también dejaría para la historia las imágenes de aquellos años con rostros y cuerpos demacrados. Todos estos testimonios los ha recogido ahora el historiador especializado en el franquismo Miguel Ángel del Arco Blanco poniéndoles cifras y causas en un ensayo estremecedor, La hambruna española (Crítica), que ya antes había sido una investigación académica: Más de 200.000 personas murieron por este motivo principalmente entre 1939 y 1942, y el año 1946. Y no fue, dice Del Arco, ni por la guerra, ni por el bloqueo ni por la sequía, los grandes mitos del franquismo, sino por “decisiones políticas del régimen”.

“Para empezar, no lo podemos llamar hambre, sino hambruna. Y la causa principal fueron las políticas adoptadas por el régimen que duraron toda la década de los 40 y que le interesaban para controlar a la población y enriquecer a los que habían ganado la guerra. No podemos entender esta hambruna sin el concepto de Victoria de los años 40”, afirma sin tapujos en conversación con este periódico. Entre estas decisiones, razona en el ensayo, se encuentran las políticas económicas de la autarquía, que pusieron en marcha ministros falangistas como Juan Antonio Suanzes y Ramón Serrano Súñer -”que incluso denegó la ayuda internacional de la Cruz Roja Americana afirmando que aquí no se pasaba hambre”- para escándalo de otros ministros monárquicos y reaccionarios como el de Hacienda entre 1939 y 1941 José Larraz, pero que era neoliberal en lo económico, y del cual recoge parte de sus Memorias

“Larraz estaba completamente escandalizado, sobre todo con una reunión que hubo en El Pardo en 1941, que fue el año más duro de la hambruna y donde murió más gente que nació. Allí se reunieron los principales ministros económicos, el de Agricultura, el de Transporte, el de Hacienda, el de Industria. El tema monográfico era abastecimientos. Pero no hicieron nada, no cambió nada. Larraz cuenta que aquello fue una tertulia de café. Todo estaba guiado por principios nacionalistas. La idea de la autarquía era que mediante ella España se iba a engrandecer y se iba a construir un imperio. Se pusieron fines políticos por encima de los intereses económicos”, comenta Del Arco. Aquel año de 1941, por cierto, también se estrenaría una película como Raza, con guion del propio Franco.

Otra decisión política que incrementó el hambre fue “el apoyo filofascista del régimen”. “Mientras España se moría de hambre, enviaba materias primas y alimentos esenciales para la supervivencia de las potencias del Eje", apunta el historiador. Ante esta decisión de Franco, los aliados intentaron ahogar a España “como si fuese un torniquete. Aprietas, te abro un poco, te vas desangrando, pero te vuelves a apretar. Para que España no entrara en la guerra. Y esto acaba a partir del año 42, porque España se da cuenta que en diciembre del 41 han entrado los americanos en la guerra, ha pasado Stalingrado y la cosa está cambiando. Ahí Franco se vuelve más cauto. Y entonces, esa neutralidad forzada por los aliados se cumple y hace que lleguen más alimentos directamente de los británicos”, manifiesta Del Arco que insiste en que, en cualquier caso, “entre 1939 y 1941, entre pan e imperio, España eligió imperio” con esas fatales consecuencias. 

Las otras dos razones expuestas en el ensayo son la corrupción y la represión de los vencidos con todo el mercado negro y con todas las cartillas de racionamiento que “no eran gratis y además era un sistema machista, injusto y represor”. “El racionamiento se pagaba y a no todo el mundo le tocaba lo mismo. Es un sistema que diferenciaba entre hombres y mujeres. Ellas recibían el 60% de lo que recibían los varones adultos. Los ancianos recibían el 80% de los varones adultos. Y los niños, también el 60%. ¿Por qué una mujer tiene que comer menos? Y luego, socialmente, están clasificadas en cartilla de primera, que era para los ricos, que reciben menos, de segunda, que son las clases medias, y de tercera. Y hay ciudades y pueblos donde el 80, el 90% son clasificados como pobres. España era pobre, pero esto no era así siempre. En el libro demuestro que hay gente que era rica, o que era acomodada, y sin embargo, tenía una cartilla de tercera. Y, a veces, republicanos, que eran pobres, tenían una cartilla de segunda o de primera. ¿Y quién hacía esto? Los ayuntamientos. Tú la tenías que solicitar y a veces te pedían certificado de buena conducta. O sea, si no te portabas bien, no comías. E imagínate si habías estado en el otro lado en la guerra…”, explica el historiador. "El sistema del racionamiento diferenciaba entre hombres y mujeres. Ellas recibían el 60% de lo que recibían los varones adultos" 

El libro está salpicado de muchos textos literarios, de poesía social -fueron muchos los poetas que denunciaron esta situación (“Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres”, que escribió Dámaso Alonso), “pero al régimen la poesía como era tan minoritaria le daba igual”- y entre todos ellos Del Arco destaca lo que le pasó a la madre del poeta leonés Antonio Gamoneda con la cartilla de racionamiento (porque además eran las mujeres las que solían estar en las famosas colas del hambre) y que él cuenta en sus memorias. “En la infancia lo pasó fatal. Su madre era costurera. Tú tenías un tiempo para reclamar tu racionamiento. Y, claro, necesitabas el dinero. Estas mujeres hacían trabajos que tardaban en pagarles y muchas veces les vencía el racionamiento. Esto le pasó a la madre de Gamoneda que le dijo al tío del racionamiento por favor, espérame, espérame, que mañana me pagan. Pero se cumplía el plazo y no le dio los alimentos. Al día siguiente tenía el dinero y no tenía comida”. Y todo esto, quien podía pagar porque fue una década de inflación galopante por el mercado negro y el estraperlo. “Por un lado ayudaba y por otro estrangulaba con la subida de precios… Una barra de pan podía valer en el mercado negro cinco, cuatro, cinco veces más de lo que valía en el racionamiento”, apostilla el historiador.

Andalucía y Extremadura, devastadas

En el libro también se detalla que fueron los niños y los ancianos los que más sufrieron la hambruna, muriendo la gran mayoría por enfermedades infectocontagiosas -la contaminación, la higiene, estado de alimentos…- como la gripe, tuberculosis y neumonías, que hacían estragos, pero también epidemias de difteria, paludismo y tifus, que se desbocaron tras la guerra civil, según muestra en cuadros con datos del INE y del Instituto de Salud Carlos III. Por zonas, las más devastadas fueron Andalucía, Extremadura, Ciudad Real, Albacete y Murcia. Esto también tiene su explicación. “La hambruna tuvo lugar en muchas de esas zonas donde no hubo guerra civil porque fueron controladas por los nacionales desde el principio. Y allí fue muy dura. El franquismo diría que la República había dejado a la gente muerta de hambre, etc, pero yo creo que la razón principal es que son zonas de mayor polarización social. Es decir, donde la estructura de la propiedad está más dividida. Donde hay más divergencias sociales. Más distancia entre ricos y pobres. Galicia, Asturias, Castilla y León, incluso Aragón y Cataluña son zonas socialmente mucho más homogéneas. Pero en las otras la desigualdad es mucho mayor. Y luego está el secano, hay menos producción agrícola. Y también la vivienda es de peor calidad. Y luego está el capital humano, es gente que fue muy castigada desde el principio. Las condiciones de vida fueron muy malas. Y luego estuvo Madrid, que estuvo sitiada… Si eras de Vallecas ya te daban por todos los lados”.

Hambruna buscada

Por todo el ensayo se busca probar que aquella década no fueron los años del hambre que incluso semánticamente no corrigió el régimen. Este siempre asumió (y propagó) que habían sido años muy malos por la guerra que es una manera de “silenciar las muertes por inanición y deformar la realidad”, escribe en el ensayo. “Fue una hambruna, que se define por escasez de alimentos o poder adquisitivo que lleva directamente a un exceso de mortalidad por inanición por enfermedades inducidas por el hambre”, comenta el historiador. Es decir, no es solo que no haya alimentos suficientes sino que no puedes acceder a ellos. “La comparo sistemáticamente con otras hambrunas que hubo en el mundo y especialmente en Europa, para ver que hay patrones similares. Al mismo tiempo hay muchas cuestiones cualitativas, por ejemplo, el abandono de niños, la emigración, las muertes por inanición, el crecimiento de la enfermedad infectocontagiosa, el crecimiento brutal de los precios que impide que la gente no pueda comprar las cosas, no solo que no haya escasez, todo eso encaja dentro de lo que es una hambruna” y que se dio principalmente entre 1939 y 1942 y 1946.

Por otra parte, Del Arco también ha buceado en las cifras que ha sacado de archivos internacionales y nacionales. Las cifras de fallecidos parten de los censos de la época. “¿De dónde sale la cifra de 200.000 muertos por hambruna? Sale de la sobremortalidad. ¿Cómo se estudian las muertes en las hambrunas? Lo que se hace es estudiar la sobremortalidad entre ese año de la hambruna y un año normal anterior, cuando tiene una población similar. Este trabajo viene de investigaciones que han hecho los demógrafos históricos y que ellos no habían identificado como hambruna. Entonces, yo he visto esa cifra y he dicho aquí está la hambruna. Ellos manejaban una horquilla de entre 190.000 y 214.000 fallecidos aproximadamente. Por eso yo digo más de 200.000, que me parece algo asumible”. 

El historiador no quiere que este ensayo se vea como provocador ni de vencedores y vencidos sino que “es una historia trágica, pero es una historia de todos, es una historia de sufrimiento colectivo donde mucha gente salió adelante, muchos sufrieron…”. Y que el franquismo ocultó y le dio unas causas externas mientras intentó explotar propagandísticamente los años sesenta del desarrollismo, las vacaciones en la playa, el 600 y el pisito. “Cuando sabemos que en los años 60 está muchísimo más retirado. Lo dicen las propias memorias de los ministros de entonces. Que Franco sigue ordenando el juego político pero está apartado de las decisiones económicas. Y, sin embargo, en los años 40 sabemos que estaba allí y tenía el timón”. Y mucha gente se murió de hambruna.

martes, 22 de julio de 2025

Se desclasifican por ley los secretos del franquismo y la Transición

 "El Gobierno desclasifica por ley los secretos del franquismo y la Transición", en El País, Miguel González, 21 JUL 2025:

El anteproyecto que este martes aprueba el Consejo de Ministros sacará a la luz los documentos reservados de 45 años o más.

El Consejo de Ministros dará este martes el primer paso para cumplir la promesa que Pedro Sánchez le hizo al nuevo líder del PNV, Aitor Esteban, el pasado 26 de febrero, en su última pregunta al jefe del Gobierno tras más de dos décadas como diputado. Después de que Esteban le recordara que “no es de recibo continuar con una ley franquista” de Secretos Oficiales, Sánchez le respondió: “Cuente con que en esta legislatura vamos a modificarla”. Será el enésimo intento por cambiar una norma que data de 1968, en plena dictadura, con retoques de 1978, antes de la Constitución. El PNV ha presentado cuatro iniciativas para reformarla, que han sido siempre aprobadas a trámite, para encallar luego en la tramitación parlamentaria. En la pasada legislatura el Gobierno tuvo listo un texto, pero quedó en un cajón cuando se disolvieron las Cortes.

El anteproyecto de Ley de Información Clasificada al que dará luz verde el Consejo de Ministros presenta algunas novedades de última hora. La principal de ellas es el levantamiento del secreto de todos los documentos clasificados hace 45 años o más; es decir, todos los anteriores a 1981, lo que incluye la dictadura franquista y la Transición. Los posteriores a esa fecha se irán desclasificando a medida que cumplan los plazos previstos en la nueva ley: hasta 60 años para los de “alto secreto”; 45 para los “secretos”; entre 7 y 9 para los “confidenciales”; y 4 o 5 para los “restringidos”. Según una disposición transitoria del texto, se dará prioridad a la información relacionada con “graves violaciones de los derechos humanos”. Solo en el caso de que se “aprecie motivadamente y de forma excepcional que perdura la amenaza o el perjuicio para la seguridad y defensa nacional”, podrá mantenerse bajo llave algún documento de esa época y esta decisión deberá revisarse con carácter anual.

Hasta ahora, el Gobierno se había negado a realizar una desclasificación masiva de los documentos secretos del franquismo y la Transición, alegando que supondría una ingente tarea burocrática. El texto elaborado en la anterior legislatura señalaba que esta desclasificación tenía que hacerse caso a caso, de oficio, a petición de una “persona física o jurídica directamente afectada o que pueda justificar un interés profesional”. Además, el solicitante tenía que explicar las razones que justificaban su petición e “identificar pormenorizadamente” la información que quería desclasificar, lo que resultaba imposible si no se conocía el documento de antemano. Con la nueva redacción del texto se eliminan estos obstáculos. “La decisión de no desclasificar, que será excepcional, deberá ser motivada”, agrega.

Estos son los aspectos más destacados del anteproyecto, con los cambios introducidos tras el informe que el Consejo de Estado emitió el pasado viernes:

Cuatro categorías de clasificación. La legislación española se adapta a los estándares de la OTAN y la UE y clasifica la información secreta en cuatro categorías, dependiendo de si su difusión no autorizada puede causar “una amenaza o perjuicio extremadamente grave para la seguridad y defensa nacional” (alto secreto), “grave” (secreto), “relevante” (confidencial) o “de algún tipo” (restringido). Solo el Consejo de Ministros puede clasificar informaciones como de “alto secreto” o “secreto”. Las comunidades autónomas con policías propias o competencias penitenciarias pueden proponer la clasificación de información de su ámbito respectivo. “La información relativa a graves violaciones de derechos humanos no podrá ser objeto de clasificación”, subraya el anteproyecto.

Multas de hasta 2,5 millones de euros por revelar secretos. El texto prevé la imposición de multas de entre 800.001 euros y 2,5 millones a quien difunda o reproduzca, por cualquier medio, información clasificada como “secreto” o “alto secreto”. Por la difusión de información confidencial la multa puede llegar a 800.000 euros y por la restringida, a 30.000. Esta sanción puede imponerse no solo a los funcionarios y cargos públicos que conozcan la información clasificada por razón de su trabajo, sino también a cualquier persona física o jurídica que tenga “acceso fortuito” a la misma y permita que se difunda “por acción u omisión”. La ley no excluye que periodistas y responsables de medios de comunicación puedan ser sancionados, pues se aplica “a toda persona física o jurídica respecto al acceso y divulgación indebidos de información clasificada”. No obstante, el texto subraya que, a la hora de graduar las sanciones, se tendrá en cuenta, como si se tratara de una circunstancia atenuante, pero no eximente, “el ejercicio del derecho a la libertad de información”, una alusión que no figuraba en anteriores versiones del texto. En última instancia, serán los jueces quienes tendrán que decidir si un profesional de la información es sancionado y presenta recurso.

¿Censura previa? Una de las disposiciones del anteproyecto puede interpretarse como una puerta abierta a la censura previa, prohibida por la Constitución. Es el artículo 46 que cita, entre las medidas provisionales, la posibilidad de que “la autoridad competente acuerde motivadamente el cese de la presunta actividad infractora”; es decir, que deje de difundirse la información secreta, Cuando esta decisión se adopte con carácter preventivo, antes del expediente sancionador, agrega, “deberá basarse en la existencia de una urgencia inaplazable para la protección provisional de los intereses implicados”, añade.

Desclasificación automática. Frente a la ley vigente, que convierte en eternos los secretos de Estado, al no prever una caducidad para su clasificación, la gran novedad de la nueva norma es que establece la desclasificación automática trascurridos determinados plazos. La información calificada de “alto secreto” será pública a los 45 años, “pudiendo prorrogarse de manera excepcional y motivada por 15 años más”; hasta un total de 60. La “secreta”, durante 35 años prorrogables a 45. La confidencial, entre siete y nueve años no prorrogables; y la restringida, entre cuatro y cinco no prorrogables. La información procedente de otros Estados u organizaciones internacionales no será objeto de desclasificación automática. Además, una información podrá seguir siendo secreta con carácter indefinido si se aprecia, “motivadamente y de forma excepcional”, que hay razones suficientes para clasificarla de nuevo; es decir, para volver a reiniciar los plazos citados. Esta decisión, no obstante, deberá revisarse anualmente. La proposición de ley presentada por el PNV en el Congreso pedía la desclasificación de los secretos oficiales en un plazo de 25 años, con una prórroga excepcional y motivada de 10; y la de las materias calificadas como reservadas en 10 años.

Bolaños, ‘guardián de los secretos’. El Ministerio de Presidencia, que dirige Félix Bolaños, será el responsable de proteger y tratar toda la información clasificada como de “alto secreto”, “secreto” y “confidencial” en manos del Gobierno. La Autoridad Nacional de Información Clasificada, hasta ahora adscrita al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dependiente del departamento de Defensa, se trasladará al Ministerio de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Entre sus funciones está no solo la gestión de los correspondientes registros y bases de datos, también podrá conceder o denegar las habilitaciones de seguridad para que personas y empresas puedan acceder a información clasificada y determinados establecimientos sean aptos para custodiarla. Además, se encargará del intercambio de información secreta con otros países u organizaciones internacionales, como la OTAN, la UE o la Agencia Espacial Europea.

Esta reforma supondrá trasladar a La Moncloa la Oficina Nacional de Seguridad (ONS), dotada con un centenar de agentes, que deberán decidir si cambian de destino dentro del CNI o abandonan el servicio secreto para incorporarse al Ministerio de Presidencia. Fuentes gubernamentales admiten que inicialmente esta mudanza puede generar algún problema, pero alegan que se resolverán con el tiempo y argumentan que en la mayoría de los países la Autoridad Nacional de Seguridad está en un ministerio independiente de los que más trabajan con información clasificada: Defensa, Interior y Exteriores.

Los jueces tienen la última palabra. Si el texto se aprueba sin cambios, los jueces ya no podrán dirigirse directamente al Gobierno para pedir la desclasificación de documentos, sino que deberán hacerlo a la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, que a su vez los reclamará al Ejecutivo. Si este se niega a desclasificarlos, los magistrados del alto tribunal podrán examinar la documentación secreta, “guardando absoluta reserva del contenido” de la misma, y decidirán debe remitirse, de manera total o parcial, al juzgado que la reclama y en qué condiciones.

Toda persona que sea titular “de un derecho o interés legítimo o que pueda justificar un interés profesional” podrá pedir que se levante el secreto de una información sin esperar a que se cumpla el periodo de desclasificación automática. La autoridad competente tendrá un plazo de seis meses para resolver. Si no lo hace, se entenderá que la respuesta es negativa y el solicitante podrá presentar recurso ante los tribunales. La clasificación de cualquier información podrá ser recurrida directamente ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Supremo.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Dossier censura franquista

 Dossier sobre censura franquista.

Los 1.786 libros condenados al ‘infierno’ por Franco, en El País, Paco Cerdà, 22 feb 2025

Una investigación descubre las novelas y ensayos del Fondo Marxista que la dictadura prohibió y encerró en el depósito de la biblioteca central militar

Bajo el nombre de Fondo de Literatura Marxista han permanecido escondidos en el infierno de la biblioteca central del Ejército español casi 2.000 libros. Allí llevaban desde el comienzo de la dictadura franquista, cuando fueron requisados por las fuerzas del bando nacional en las bibliotecas de ateneos republicanos, sindicatos, partidos políticos, bibliotecas municipales y colecciones personales. Eran libros peligrosos, inmorales. Libros opuestos al Movimiento Nacional. “Lecturas disolventes” para las almas de aquella España nueva que se soñaba grande y libre.

Muchos otros libros habían sido quemados en piras de fuego de aroma inquisitorial —un bibliocausto todavía muy desconocido— o destruidos y luego convertidos en pasta de papel ante la escasez reinante. Sin embargo, estos 1.786 ejemplares fueron puestos a buen recaudo. Primero, custodiados en el cuartel general franquista de Salamanca. Después, encerrados en armarios metálicos del Archivo de la Guerra de Liberación, en los documentos relativos a la Zona Roja. Más adelante, en la secretaría de la biblioteca central militar. Y, finalmente, ocultos en sus depósitos, con la etiqueta “Reservado” y del todo invisibles desde aquel lejano 1939. Pero ahora, al fin, gracias al ensayo Libros en el ‘infierno’ (Silex Magnum), ya se sabe qué libros componían esta colección única en España. Y había mucho más que libros de Lenin, Bakunin, Koprotkin y Marx. Mucho más que el Balance del primer Plan quinquenal de Stalin o las loas al movimiento stajanovista de la URSS.

El fondo, investigado por Inocencia Soria y Fernando Torra —que han sido directores técnicos de la biblioteca Central Militar—, constituye una elocuente radiografía de las novelas que el franquismo quiso censurar; de los diseños artísticos de una vanguardia que la dictadura quería alejar; de las ideas emancipadoras y los movimientos revolucionarios que el nuevo régimen quiso invisibilizar. Y todo empieza con la literatura de ficción: casi 300 novelas que los autores de este ensayo van recorriendo casi una a una de un modo detectivesco.

Está Manhattan Transfer de John Dos Passos y El lobo estepario de Hermann Hesse. Está el pacifismo de Los generales mueren en la cama, del canadiense Charles Yale Harrison, un alegato de cómo la guerra mata a los soldados en las sucias trincheras y deja a los generales morir en la cama. Está también la utopía socialista de El año dos mil, donde el estadounidense Edward Bellamy presenta una sociedad con igualdad salarial y jubilaciones a los 45 años. Y está El frente de guerra femenino, de Adolf Arthur Kuhnert, dedicada al sufrimiento femenino en la retaguardia y a la lucha de las mujeres alemanas contra las miserias a las que abocan las mentiras de la patria.

A veces los textos son censurados por fijarse demasiado en lo social. Es el caso del alemán Kurt Münzer, que firmó con el seudónimo de Georg Fink su exitosa novela Tengo hambre para retratar al proletariado de los barrios pobres de Berlín, o el caso de Schkid: la república de los vagabundos, de Grigori Belyj y Leonid Panteleev, que trata de los miles de niños que mendigaban en las calles rusas y delinquían para sobrevivir.

En otras ocasiones, las tramas de estos libros prohibidos suben de voltaje y se centran en el terrorismo político, como sucede con las Memorias de un terrorista, de Boris Savinkov, traducida al español por Andreu Nin, o con las negras obras del escritor ruso Roman Borisovich Gul, que narra las historias reales de Yevno Azef, un agitador, terrorista y agente doble que usó la violencia y que su autor contaría en Savinkov (los lanzadores de bombas), Azef (los lanzadores de bombas), Azef, agente provocador y El terrorista Savinkov.

Este Fondo Marxista purgado por el franquismo es un viaje por las editoriales más avanzadas y activas de los años veinte y treinta en España. Sellos como Cenit, Zeus, Tierra y Libertad, Dédalo, Fénix, Morata, Gráfica Socialista, Ediciones Europa-América o Aguilar. También muestra el elenco de intelectuales y escritores de prestigio que traducían al español las novelas más exitosas de otros idiomas, como Francisco Ayala, Cipriano Rivas Cherif, César Vallejo, Wenceslao Roces, Tatiana Enco de Valero o Márgara Villegas. Pero este infierno marxista representa, especialmente, un recorrido visual por las portadas, las maquetaciones y las tipografías de aquella época de modernidad con sus principales exponentes.

El cartelista e ilustrador Ramón Puyol Román y sus cubiertas de trazos geométricos o puramente tipográficas. Josep Renau y su discurso renovador con un fotomontaje tan deudor del constructivismo ruso. El anarquista Manuel Monleón y su estilo realista. Gabriel García Maroto, ayer modernista y hoy vanguardista. El neocubismo de Manuel Ballester. El cartelista de vanguardia Manuel Benet. John Heartfield, inventor del fotomontaje político y tan próximo al dadaísmo. Santiago Pelegrín y sus influencias surrealistas o expresionistas inspiradas en el caricaturista George Grosz. El genio comprometido del comunista polaco Mariano Rawicz y su compatriota y tipógrafo Mauricio Amster, un adelantado en el diseño gráfico. Y el ilustrador anarquista Carles Fontserè. Y Ramón Gaya, y Alberto Sánchez, y Pompeyo Audivert y muchos otros artistas.

Todos ellos aportaban su talento para alumbrar títulos condenados a este infierno como La caballería roja de Isaac Babel o España, república de trabajadores, donde el periodista soviético Iliá Ehrenburg criticaba la tibieza con que la República española estaba afrontando el cambio social en una España de siervos y curas. También aparecen en esta colección de libros requisados Los rebeldes, primera obra de Sándor Márai en español, algunas novelas sociales del escritor rumano Panait Istrati, conocido como el Gorki de los Balcanes, la literatura de combate del sindicalista italiano Giovanni Germanetto en Memorias de un barbero, o La calle sin sol: novela de una huelga en el Japón, un best seller de Sunao Tokunaga que encumbró la literatura proletaria nipona de entreguerras.

En español destacan nueve títulos de Ramón J. Sender, el autor más censurado, y otros libros como Valor y Miedo, veinte historias de Arturo Barea con la Guerra Civil de fondo, o Los de ayer, donde Rafael Vidiella narra las peripecias del anarquista Bernabéu en el barrio chino de Barcelona en 1917. También por los bajos fondos de Barcelona se mueve Un film (3000 metres), con la escritura más experimental de Caterina Albert bajo el seudónimo de Víctor Català. De calado propagandístico es el Auca del nen català, antifeixista i humà, dibujada por Josep Obiol.

El apasionante recorrido que Inocencia Soria y Fernando Torra realizan por cada volumen los conducen también a los sellos, los exlibris y las dedicatorias que llevan casi quinientos libros. Hay una valiosa primera edición de Viento del pueblo, poesía en la guerra, de Miguel Hernández, con el sello del Socorro Rojo, y otros volúmenes con marcas de pertenencia a las Juventudes Libertarias, a hogares culturales, a bibliotecas de comandancias, batallones o compañías militares, o hasta a La Dona a la Reraguarda de Girona. Resulta entreñable leer marcas y mensajes en estos volúmenes que reflejan el orgullo que el movimiento obrero sentía por sus bibliotecas. Dos ejemplos: “Cuida el libro con el mismo cariño que el SRI te lo entrega”; “Los libros son fuente de saber. El Sindicato Nacional Ferroviario espera de tu cultura, trates bien este que pone en tus manos”.

Hay muchos libros dedicados a mano para personajes como Fernando de los Ríos, Margarita Nelken, Ramón J. Sender o Julián Zugazagoitia, lo cual permite rastrear el origen concreto del volumen. Dos ejemplos más: con la frase “A Don Francisco Largo Caballero, jefe admirable y esperanza del pueblo español en estas horas de heroica angustia, su amigo Pablo Suero” le dedica su obra España levanta el puño. O Emili Granier-Barrera, traductor de la primera edición catalana del Manifest del Partit Comunista, dedica el volumen al filósofo y pedagogo “Joaquim Xirau, exegeta subtil de Marx a Catalunya, amb la millor devoció amical”.

Aparte del castellano, en este Fondo de Literatura Marxista hay libros en francés (447), catalán (106), ruso (78), alemán (47), inglés (39), italiano (15) y un ejemplar en checo, en portugués, en danés y en árabe. Lo del libro árabe tiene su gracia. Los delirios censores del primer franquismo llevaron a condenar ese volumen en árabe titulado Propaganda roja, cuando en realidad documentaba la actuación de las tropas británicas en Palestina y Jerusalén en 1938. Era un rojo inofensivo, pero fue condenado a las llamas secas de este infierno militar.

Todas aquellas páginas vetadas habían estado, poco antes, al alcance de obreros y campesinos. Sin embargo, subrayan los autores, “el franquismo asumió con fervor el discurso de la jerarquía eclesiástica ultramontana y del conservadurismo más reaccionario sobre los libros y la cultura” y los apartó de las masas por el peligro que siempre entraña leer. Ya sea a Dostoievski, a John Reed o a Victor Serge. Ya sea Un patriota 100 por 100 del americano Upton Sinclair o La bolchevique enamorada de la soviética Alexandra Kollontai. Más de ochenta y cinco años durmieron secuestrados por el polvo y las tapas cerradas. Ahora, tras una temporada en el infierno, han vuelto a renacer.

II

Manual de la represión franquista para la destrucción de una cultura, en El País, Jordi Amat, 27 ene 2024:

Nueva documentación descubre cuál fue la actuación sistemática de la represión de la dictadura contra escritores y periodistas con argumentos políticos y morales y desmiente tópicos revisionistas

Si se tenía que llamar de nuevo a las puertas de la autoridad, se enviaba otra carta más. Desde finales de la década de los cuarenta, desde que Álvaro Retana recuperó la libertad, sus intentos fracasados con la censura de la dictadura franquista se contaban por decenas. En sus peticiones para poder editar había usado toda clase de descaradas estrategias y apenas habían servido de nada. Que si el autor del original era su hijo, que si el mismo texto ya se había publicado durante la dictadura de Primo de Rivera, que si no había nada de inmoral porque en el fondo buscaba la redención del lector mostrando el vicio, que si moralina, que si Franco, que la falsa y reiterada amenaza que le publicarían en América Latina. Y no, no autorizaban, pero él persistía.

Por entonces su popularidad ya solo era un sueño de hacía medio siglo, pero los recortes de prensa que guardaba de esa época dorada y los elogios de una crítica caducada seguían siendo el motor de una triste esperanza. En su día se había sentido como la primera celebrity gay de la cultura española, como un heredero de Oscar Wilde (así lo afirmaba él mismo). Mientras trabajaba como funcionario en el Tribunal de Cuentas, antes que lo depurasen durante la Segunda República, llegó a ganar 60.000 pesetas al año gracias a los más de cien libros que publicó. Nunca fue una cuestión de calidad, sino de popularidad: la fascinación por la variante turbia del sensacionalismo galante. Escribía novelas de quiosco que, entre el folletín y el morbo, exploraban territorios de moral y sexualidad heterodoxa. Hay sociedades que lo toleran y otras que lo reprimen.

La marginación de Retana en el franquismo, la que acaba de documentar José Martínez Rubio, es un espejo grotesco donde se refleja una perversidad mucho más peligrosa que la de los libros que la censura no le dejó publicar. Es el mundo que retrató Martínez de Pisón en la excelente Castillos de fuego. La homosexualidad estaba prohibida en la calle por ley y en el papel por una censura de moralización pervertida.

Todavía a finales de 1964, con 75 años, estaba desesperado. Volvió a escribir al Director General de Información. ¿Cómo podían prohibirle por tercera vez la obra La virtud de cristal si era una adaptación de Shakespeare? Y, como en otras ocasiones, hizo un informe sobre argumentos inmorales de obras que había visto representadas y que la censura sí había autorizado: “incesto de una madre y un hijo”, “otro incesto de dos hermanos”, “protagonista invertido”, “hermana, hermano y madre, enamorados de un profesor”, “adulterio, inversión sexual, etc” (La gata sobre el tejado de zinc), “prostitutas”, “amores y extravíos sexuales de una toxicómana, un tuberculoso y otro personaje igualmente tarado” (esta última era Largo viaje hacia la noche). En este caso logró lo que pretendía y doce años después del primer intento, lo consiguió.

Pero, a pesar de la revitalización del género del cuplé, que le permitió publicar de nuevo en prensa (con pseudónimo, claro), él ya estaba hundido. En su testamento diseñó la escenografía de su funeral. “Mi cadáver con el rostro cubierto por un pañuelo y envuelto el cuerpo en una sábana pues entre ellas pasé las mejores horas de mi vida”. Pero lo mejor sería el cartel que acompañaría al féretro: “A mis pies se colocará una cinta con los colores de la bandera española y un cartelito que diga: MIERDA PARA LOS QUE QUEDAN”.

Dura represión

“Debemos condenar y condenamos al procesado ÁLVARO RETANA Y RAMÍREZ DE ARELLANO, como autor de un delito de ADHESIÓN A LA REBELIÓN, con las circunstancias agravantes de perversidad y trascendencia de los hechos realizados, a la PENA DE MUERTE”. Así consta en la sentencia del procedimiento sumarísimo contra Retana dictada el 17 de agosto de 1939. El comodín de la rebelión, la obsesión enfermiza con la perversidad.

Había sido detenido cuatro meses antes por indicación del Marqués de Portago. Cárceles de Yeserías, Porlier, Conde Toreno, el Fuerte de San Cristóbal en Pamplona. El Consejo de Guerra que lo condenó, presidido por Pablo Alfaro Alfaro, no desaprovecho la oportunidad de señalar que se trataba de un “antiguo escritor pornógrafo”. La principal prueba en su contra había sido una carta que envió al jefe del SIM de Madrid durante la guerra civil. Se ofrecía para conservar en su casa material religioso incautado, por ejemplo una custodia que redecoraría con el retrato de una cupletista y tres rosas con los colores de la bandera republicana. Esa carta, en la que describía un sacrilegio entre infantil y mitómano, lo condenó. Pero dos meses después de haber sido sentenciado, la pena le fue conmutada: 30 años de reclusión. Finalmente el 18 de mayo de 1948, cuando ya estaba en libertad condicional, fue indultado. Empezó su lucha con la censura.

El franquismo contra Álvaro Retana tiene como base documental los 72 expedientes de censura que se conservan en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares. La información sobre la peripecia penal la ha obtenido estudiando expedientes conservados en el Archivo General e Histórico de Defensa. Documentación de este segundo archivo es la base de Las armas contra las letras de Juan A. Ríos Carratalá, que el 20 de febrero acudirá la vista previa por la demanda interpuesta contra él y otras personas por el hijo de Antonio Luis Baena Tocón, secretario judicial del Juzgado Especial de Prensa que instruyó el procedimiento contra el poeta Miguel Hernández: una amenaza preocupante a la investigación rigurosa sobre la España contemporánea.

El historiador en el archivo. Años pidiendo expedientes que se están catalogando desde hace más de dos décadas, horas y horas leyendo diligencias, providencias, indagatorias, testimonios, autos, actas, sentencias o actuaciones judiciales. Datos, procesos, reconstruir lo ocurrido. No ganar una batalla perdida. Explicar qué ocurrió. Es un trabajo que recupera los nombres de víctimas y victimarios. No es un legajo excepcional que aparece en el Rastro. Datos y un patrón. La mecánica de la máquina. Sistematizando este material de archivo, Carratalá ha compuesto un estudio durísimo sobre derrotados que también perdieron en las historias de la cultura. Entre la burocracia represiva emergen decenas de periodistas perdidos y escritores olvidados, plumillas o dibujantes que no tuvieron la oportunidad de exiliarse o que decidieron quedarse en España porque no tenían las manos manchadas de sangre. Pero la máquina represiva, metódica, les destrozó su vida profesional. Y algunos condenados a muerte fueron rápidamente ejecutados, después de procesos judiciales sin garantías de ningún tipo.

Aspectos de la máquina de destrucción cultural del franquismo ya han sido bien estudiados. Josep Benet fue pionero en la descripción del caso catalán al mostrar la meticulosidad del desmantelamiento integral de todo un sistema cultural . El clásico de Manuel Abellán Censura y creación literaria en España es de 1980. Para la depuración académica sigue siendo referencia El atroz desmoche de Jaume Claret. Pero no existía una monografía sobre la represión pura ejercida sobre escritores y periodistas. La mina del horror era y es ese Archivo General e Histórico de Defensa. Carratalá evidencia ahora cómo el franquismo fue implacable a la hora de usar los consejos de guerra como estrategia para acabar con la libertad de expresión y así, sobre el temor y la muerte, afianzar la dictadura.

Tres casos

Los vecinos del número 30 de la calle Ríos Rosas demostraron un coraje cívico poco frecuente en la inmediata postguerra. Ellos también ser destacados porque fueron justos a pesar del terror. Avalaron al vecino del segundo izquierda en un escrito colectivo que ratificaron en el juzgado. “En varias ocasiones impidió que en esta casa hubiese que lamentar el menor desmán o abuso, ni sufriéramos los firmantes la más mínima molestia, a pesar de conocer nuestro ideario derechista y de saber que, con regularidad, se venían celebrando actos y reuniones religiosas en uno o varios cuartos del inmueble”. Pero al Juzgado Militar de Prensa le interesaron poco estos testimonios porque el secretario instructor adscrito buscaba pruebas para inculpar en hemerotecas y archivos incautados. No tardó en encontrarlas para procesar al caricaturista José Robledano Torres.

Las actas de la Asociación Profesional de Periodistas, por ejemplo. El 18 de octubre de 1936 se reunieron y, ante la amenaza del avance de las tropas insurrectas en dirección a Madrid, se nombraron comisarios de guerra: uno de ellos era Robledano. Y Chaves Nogales, que estaba allí, sería uno de los dos reunidos que se encargarían de organizar la aportación de aquel comité de guerra al Ejército Popular. Pero es que Robledano, “de antiguas y exaltadas ideas marxistas”, había publicado 21 dibujos en Claridad, “órgano de prensa de Largo Caballero”. El testimonio de un alférez durante la instrucción era contundente: “su labor no puede menos de calificarse como la más violente y soez que se ha hecho en un diario de España”. Pena de muerte conmutada gracias a la actuación de su mujer, que se encargó de sacar de la cárcel los dibujos que pintó su marido.

Nadie se preocupó por la suerte de Javier Bueno. Su acelerado periplo judicial es la “crónica de un fusilamiento anunciado”. A los cuatro días del fin de la guerra, fue extraído de la delegación diplomática donde estaba refugiado. Ojo con este detalle. Es una violación del espacio de las embajadas que, contra lo dicho por el relato revisionista, no se produjo durante el período republicano, pero sí se normalizó en 1939. Luego apaleado. Luego lo llevaron a la prisión de Porlier. Como se le consideraba en parte autor intelectual de la Revolución de Asturias, en su caso no faltaron los informes del delegado falangista en Gijón o del comisario de Oviedo. “En toda su actuación periodística ha demostrado ser uno de los mayores enemigos de España y de los más incondicionales al servicio de Moscú”. Fue condenado a muerte por adhesión a la rebelión. Fue fusilado el 27 de septiembre de 1939. Su causa fue incautada y su familia tuvo que trasladarse a un garaje. Por aquellos días su mujer seguía encarcelada por haber contraído matrimonio civil con el director de Avance.

Aunque sufrió una tragedia, el poeta Germán Bleiberg, detenido por una delación, sobrevivió. Su delito era haber recogido firmas, a los dieciséis años y durante su veraneo en Aranjuez, contra el golpista general Sanjurjo. Fue detenido en mayo de 1939, un mes después del suicido de su padre. En la cárcel colaboró en actividades de reducción de penas, como otros poetas que escribieron versos ensalzando a Franco y pueden leerse en el volumen Musa redimida. Y en su caso, más allá de cómo despotricó contra él la portera de la finca donde vivía, seguro que ayudó el aval del príncipe del fascismo lírico Dionisio Ridruejo. El documento se conserva en el expediente de Bleiberg. “Certifico que conociendo dicha persona mi ideología y filiación falangista no rehuyó mi compañía en ningún caso, ni cometió acto alguno que revelase una intención de desagrado para lo que pudiéramos llamar la posición nacional”. Salió de la cárcel de Alcalá de Henares en 1943 y no tardó en marcharse de España.

Son solo tres casos, pero la suma de Las armas contra las letras evidencia que no hubo piedad para los derrotados. La guerra continuaba. No hacía falta que hubiesen cometido delitos de sangre. La legislación de la victoria también tuvo como propósito la destrucción física de una cultura.

El último cuplé

El primer libro que Álvaro Retana intentó que le autorizasen después de haber sido indultado fue La Fornarina y su tiempo. El tema era la vida teatral de principios de siglo, centrada en géneros de revista. La protagonista era uno de los fetiches del autor, la cupletista Consuelo Vello Cano. En la inmediata postguerra ese género popular, del que él mismo había sido letrista, tampoco gozaba de prestigio alguno. En una conferencia sobre la educación de la mujer, Pilar Primo de Rivera dijo ellas debían aprender a cantar romances, canciones regionales o cantos gregorianos y así ellas “desechen de sus casas los horribles cuplés de moda”. Retana lo intentó en 1948, 1949, 1955, 1960. No eran un problema los amores de Fornarina con un famoso periodista. Era la atmosfera. “El libro arrastra barro, pero un barro de homosexualismo y de invertidos que da miedo. NO DEBE PUBLICARSE”.

Esa era la idea que la máquina de destrucción cultural del franquismo tenía sobre Retana. No importaba lo que argumentaba en las cartas que mandaba en las autoridades, cuando redactaba recursos o incluso introducía diálogos en rescrituras ensalzando a Franco o incluso a la censura. Nada. “Me parece imposible poner en circulación una novela cuyos protagonistas son hetairas, invertidos y viciosos, como esta que nos ocupa, por lo cual propongo que NO SE AUTORICE”. Más. “¿Qué hay en la producción de Retana, y concretamente en esta obra, que vaya más allá de la repetición temosa de un lamentable desfile de tristes chulos desvalidos y prostitutas jubiladas, que en sus grotescos desvaríos se tratan de marqueses y de embajadores para engañar la pobretería que les aflige?”.

Otro recurso y otra carta y otra petición. Y más indignación. A otros, a pesar de su pasado (Pérez de Ayala, Jardiel Poncela, Carrere) o a pesar de la moral de sus novelas (vaya con la última de Zunzunegui), sí les dejaban publicar. Su suerte profesional, más que la literaria, solo cambió en parte tras el estreno de El último cuplé (1957) protagonizada por Sara Montiel. Aquel género musical, cuyo ambiente era su auténtico mundo, volvió a popularizarse gracias a la película y aquel hombre desahuciado por la historia empezó a vivir de los royalties de viejas canciones con su letra. Esa era su principal fuente de ingresos cuando murió en 1970. Con el pseudónimo “Carlos Fortuny” colaboraba en ABC como erudito de la cultura del cuplé e intentó que, ahora sí, se autorizasen algunos de sus libros de historia.

El 8 de septiembre de 1958 entregó a censura la antología comentada Medio siglo de cuplés firmada por “Carlos Fortuny”. Con supresiones parecía que sí iba a autorizarse. Dos informes así lo señalaban, pero en uno de los dos otro funcionario añadió un comentario con un lápiz rojo: “Todo esto es mugre”. Pidió que se hiciese la consulta con el jefe de sección. Conclusión: denegado.

El franquismo contra Álvaro Retana. Escdritos inéditos, José Martínez Rubio Renacimiento, 2024 404 páginas. 23,66 euros

José Martínez Rubio

El franquismo contra Álvaro Retana

Álvaro Retana, escritor galante y celebridad gay de principios de siglo XX, se convirtió en el emblema de una nueva modernidad literaria, tan provocadora como popular y tan liberadora como problemática. Fue un escritor audaz, rebelde, escandaloso, con una mirada en la que la homosexualidad, o la bisexualidad aparecían en un tono hedonista y celebratorio, alejado de condenas morales o análisis psicopatológicos. Ya en el franquismo, Álvaro Retana desapareció de un sistema literario controlado manu militari por la dictadura y fue lentamente olvidado por un público que no pudo escapar a la modulación cultural producida de manera sistemática por las instituciones del régimen, con su pacatería y su crueldad, con su mediocridad y su sectarismo. Este libro recupera la figura literaria de Álvaro Retana en los años más oscuros de su vida. Retana llegó a publicar 16 obras entre 1939 y 1970, año de su muerte. Sin embargo, el escritor entregó a la censura hasta 55 títulos distintos, la mayoría de los cuales no ha visto la luz todavía. Este trabajo analiza e interpreta el afán de un escritor por sobrevivir a la dictadura, a través de los 72 expedientes de censura en los que quedaron atrapados la mayor parte de sus escritos. Este libro supone un intento por completar la visión de un escritor oscurecido e invisibilizado por el franquismo.

Las armas contra las letras. Los consejos de guerra de periodistas y escritores (1939-1945), Juan A. Ríos Carratalá, Renacimiento, 2024, 416 páginas. 26,51 euros

Juan Antonio Ríos Carratalá

Las armas contra las letras

La Guerra Civil no terminó en 1939. El victorioso Ejército franquista protagonizó una represión que se cebó en colectivos como los periodistas, los escritores y los dibujantes republicanos. El ensayo analiza un conjunto representativo de los consejos de guerra seguidos contra quienes hicieron uso de la libertad de expresión y fueron condenados por el supuesto delito de rebelión militar. Los correspondientes sumarios muestran la voluntad de aniquilar al enemigo o buscar su muerte civil, así como el espanto de una farsa jurídica caracterizada por el cinismo y la mediocridad de unos vencedores ajenos a cualquier intento de reconciliación. La Ley de Memoria Democrática, del 20 de octubre de 2022, declaró estos consejos de guerra «ilegales e ilegítimos» y sus sentencias «ilegales y radicalmente nulas» (arts. 4 y 5). El ensayo ejemplifica las razones de esta calificación legal y evidencia que la relación entre las armas y las letras de aquella España no debe circunscribirse al período 1936-1939, pues la Victoria fue una nueva y cruel etapa de la guerra donde las armas franquistas buscaron la erradicación de las letras republicanas. «Los periodistas, junto con los políticos y los policías, fueron las 3 P de la más feroz represión franquista». Cristina Martínez, Información

jueves, 22 de agosto de 2024

Leyes mordaza y libertad de expresión, por Rowan Atkinson

[Traducción automática desde Youtube y revisión posterior por mí]: 

Mi punto de partida cuando se trata de considerar cualquier tema relacionado con la libertad de expresión es mi apasionada creencia de que la segunda cosa más preciada en la vida es el derecho a expresarse libremente. Creo que la cosa más preciada en la vida es la comida en tu boca y la tercera más preciada es un techo sobre tu cabeza; pero un elemento fijo para mí en el puesto número dos es la libre expresión, justo debajo de la necesidad de sostener la vida misma; eso se debe a que he disfrutado de la libre expresión en este país durante toda mi vida profesional y espero continuar haciéndolo personalmente. Sospecho que es muy poco probable que me arresten por cualquier ley que exista para contener la libertad de expresión, debido a la posición indudablemente privilegiada que se otorga a aquellos de alto perfil público, por lo que mis preocupaciones son menos por mí y más por aquellos más vulnerables debido a su perfil más bajo, como el hombre arrestado en Oxford por llamar gay a un caballo de la policía o el adolescente arrestado por llamar secta a la Iglesia de la Cienciología, o el dueño de un café arrestado por mostrar pasajes de la Biblia en una pantalla de televisión.

Cuando me enteré de algunos de estos delitos, y cargos más ridículos, recordé que había estado aquí antes en un contexto ficticio. Una vez hice un programa llamado Not the 9:00 news hace algunos años, e hicimos un sketch donde Griff Jones interpretaba al Constable Savage, un policía manifiestamente racista, oficial a quien yo, como comandante de su estación, estoy reprendiendo por arrestar a un hombre negro por toda una serie de cargos ridículos e inventados, cargos por los cuales Cable Savage arrestó al Sr. Winston Kadogo de 55 Mera Road: "Por caminar sobre las grietas del enlosado, por caminar por la acera con una camisa ruidosa en un área urbanizada durante las horas de oscuridad" y, uno de mis favoritos, "caminar por todos lados". También fue arrestado por orinar en un establecimiento público y mirarme de manera distraída. ¿Quién hubiera pensado que terminaría con una ley que permitiría que la vida imitara el arte? Así exactamente leí en alguna parte a un defensor del statu quo afirmando que el hecho de que el caso del caballo gay fue abandonado después de que el hombre arrestado se negó a pagar la multa y que el caso de la Cienciología también fue abandonado en algún momento durante el proceso judicial, fueron una prueba de que la ley estaba funcionando bien, ignorando el hecho de que la única razón por la que estos casos fueron abandonados fue por la publicidad que habían atraído. La policía sintió que el ridículo estaba a la vuelta de la esquina. Se esquinaron y retiraron sus acciones, pero ¿qué pasa con los miles de otros casos que no disfrutaron del oxígeno de la publicidad y que no fueron lo suficientemente ridículos como para atraer la atención de los medios, incluso en aquellas acciones que fueron retiradas? 

Las personas fueron arrestadas, interrogadas, llevadas a los tribunales y luego puestas en libertad. Sepan que no es una ley que funciona correctamente, que es una censura del tipo más intimidante que garantiza tener, como dice Lord Deer, un efecto paralizador sobre la libertad de expresión y la libre protesta. El comité conjunto del Parlamento sobre derechos humanos resumió, como ustedes tal vez conozcan, muy bien todo este tema, diciendo que arrestar a un manifestante por usar un discurso amenazante o abusivo puede, dependiendo de las circunstancias, ser una respuesta proporcionada. No creemos que el lenguaje o el comportamiento que es meramente insultante deba criminalizarse de esta manera; el problema claro con la prohibición del insulto es que demasiadas cosas pueden interpretarse como tal. La crítica es fácilmente interpretada como insulto por ciertas partes; la burla, fácilmente interpretada como insulto; el sarcasmo, la comparación desfavorable o simplemente declarar un punto de vista alternativo a la ortodoxia, puede interpretarse como insulto; y porque muchas cosas pueden interpretarse como insulto, no es sorprendente que tantas cosas hayan sido como lo muestran los ejemplos de los que hablé anteriormente, aunque la ley en discusión ha estado en el Libro de estatutos durante más de 25 años. 

Esto es indicativo de una cultura que se ha apoderado de los programas de sucesivos gobiernos que con la ambición razonable y bien intencionada de contener elementos desagradables en la sociedad han creado una sociedad de una naturaleza extraordinariamente autoritaria y controladora; eso es lo que se podría llamarse "la nueva intolerancia", un deseo nuevo, pero intenso, de amordazar las voces incómodas de la disidencia. 

"No soy intolerante", dice mucha gente que habla en voz baja, gente liberal, altamente educada: "Solo soy intolerante con la intolerancia" y la gente tiende a asentir sabiamente y decir: "Sí, palabras sabias, palabras sabias" y, sin embargo, si piensas en esta afirmación supuestamente indiscutible durante más de cinco segundos, te das cuenta de que lo único que defiende es la sustitución de un tipo de intolerancia por otro, lo que para mí no representa ningún tipo de progreso: prejuicios subyacentes, injusticias o resentimientos no se abordan arrestando a las personas, se abordan mediante los problemas que se ventilan, se discuten y se tratan preferiblemente fuera del proceso legal.

Para mí, la mejor manera de aumentar la resistencia de la sociedad al discurso insultante u ofensivo es permitir mucho más, como en la infancia las enfermedades que puedes resistir mejor se deben a los gérmenes a los que has estado expuesto. Necesitamos desarrollar nuestra inmunidad para tomar algo como ofensa, para que podamos lidiar con cuestiones que la justifican perfectamente La crítica puede aumentar nuestra prioridad. Debe tratarse con el mensaje, no con el mensajero, como dijo el presidente Obama al dirigirse a las Naciones Unidas solo hace aproximadamente un mes.

Esfuerzos loables para restringir el habla pueden convertirse en una herramienta para silenciar a los críticos u oprimir a las minorías; el arma más poderosa contra el odio del habla no es la represión, es más discurso, y eso es la esencia de mi tesis: más discurso si queremos una sociedad robusta. Necesitamos un diálogo más sólido, y eso debe incluir el derecho a insultar u ofender, y así conoces la libertad de ser inofensivo. No es ninguna libertad la derogación de esta palabra en esta cláusula, será solo un pequeño paso, pero espero que sea un paso crítico. Uno en lo que debería ser un plazo del más largo proyecto para pausar y rebobinar lentamente una cultura progresiva de censura: es una pequeña escaramuza en la batalla en mi opinión para lidiar con lo que sir Salman Rushdie llama el escándalo.

La industria se autoproclamó árbitro del bien público alentando a los medios de comunicación a la indignación, a la que la policía se siente sometida: una terrible presión para reaccionar. Un periódico llama a Scotland Yard, alguien ha dicho algo un poco insultante en Twitter sobre alguien que consideramos nacional. Atesora qué vas a hacer al respecto: la Policía entra en pánico y escrache alrededor y luego agarra la mayor parte inapropiada del artículo cinco de la Ley de orden público, esa parte con la que puedes arrestar a cualquiera por decir cualquier cosa que pueda ser interpretado por cualquier otra persona como insultante. Sabes que no parecen necesitar un verdadero víctima: solo necesitan hacer el juicio de que alguien podría haber sido ofendido si hubieran oído o leído lo que se ha dicho, el grado más ridículo de todas las tormentas que los rodean y los acechan. Los comentarios en Twitter y Facebook han aumentado. Algunas cosas interesantes sobre el libre discurso que todavía no hemos llegado aceptar. En primer lugar, todos tenemos asumir la responsabilidad de lo que decimos que es una muy buena lección para aprender; pero, en segundo lugar, hemos aprendido cómo lo terriblemente quisquilloso e intolerante de la sociedad se ha vuelto incluso de lo más suave el comentario adverso. La ley no debe ayudar ni instigar esta nueva intolerancia. La libertad de expresión solo puede verse afectada si la ley nos impide abordar sus consecuencias. Ofrezco mi esperanza y apoyo incondicional a la reforma, muchas gracias.


martes, 29 de agosto de 2017

La boda de Garzón y otras manipulaciones informativas

"Ya sabéis que en este país, pero en otros también, hay una derecha cavernícola que solo piensa en disparar al rojo. Hace unas semanas me criticaron por bañarme en una piscina, hace unos años por tener una bici y ahora por casarme. No pasa nada. Lo que les molesta es que la gente de izquierda pueda ser feliz y hacer vida normal. Eso con Franco no pasaba", critica. El líder de IU denuncia lo que ocurrió días antes de la ceremonia. "Durante varias semanas la prensa de derechas se hizo pasar por invitados de la boda para obtener información; otra se la inventaron -como el precio del menú, tres veces por encima del real-; e incluso el día de la boda se intentaron colar en el recinto en varias ocasiones. También nos amenazaron con boicotear la boda, y ya está convenientemente denunciado", advierte. "Por supuesto seguiré bañándome en piscinas y mares, yendo de viajes y organizando cuantas fiestas permita mi tiempo y economía personal. También me vestiré como me de la gana. En suma, haré lo que haría cualquiera. Pero lo más importante es que seguiré peleando contra los gürtel, sus jefes y su sistema. Por más que cavernícolas y voceros del régimen ladren", finaliza.

Por último, un tuitero consigue poner en ridículo a los que critican a boda:

La boda de Alberto Garzón la paga él.
La boda del rey la pagaste tú.
Pero critica a Garzón, no vaya a parecer que no eres gilipollas.

Otro caso: TVE se ha convertido este miércoles en objeto de duras críticas por su retransmisión de la comparecencia de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados para hablar de la corrupción y la financiación ilegal del PP, porque cortó la intervención de Pablo Iglesias, de Unidos Podemos, para conectar con la Tomatina de Buñol. Otros canales no lo hicieron. Un internauta irónico dijo: "Muy decepcionado de que hayan conectado con la Tomatina mientras hablaba Pablo Iglesias. Siendo TVE, esperaba conectaran con Venezuela o Irán".

martes, 23 de mayo de 2017

Los perjuicios que causa la honradez en el periodismo si denuncia corrupción en los bancos

César G. Calero, "Santiago Pinetta, el héroe del periodismo que acabó de mendigo", en El Mundo, 22-V-2017:

En la estación Carlos Gardel del metro de Buenos Aires, con la frente marchita y la mente todavía luminosa, Santiago Pinetta, de 83 años, se acerca la mano a unos ojos afectados por cataratas para ver bien el billete que le acaba de dar un pasajero. Dos minutos después, una joven le ofrece un cafecito en un vaso de plástico. "La solidaridad de la gente es impresionante", comenta antes de relatar cómo cambió su vida tras la divulgación en 1994 de uno de los mayores escándalos de corrupción de Argentina: el caso IBM-Banco Nación. Una revelación que le costó cuatro atentados y una progresiva marginación profesional que le arrojó a la indigencia. Con una carrera periodística brillante en los principales medios de comunicación argentinos, a Pinetta le cambió la vida el descubrimiento de las irregularidades en la licitación realizada por el Banco Nación (la principal entidad financiera pública del país) para informatizar sus más de 500 sucursales. La multinacional IBM logró un jugoso contrato de 250 millones de dólares gracias, según la investigación de Pinetta, a las coimas (sobornos) millonarias que entregó a altos cargos del banco y a funcionarios del gobierno del peronista Carlos Menem. Pinetta fue avisado de los chanchullos en la concesión por una fuente interna del Banco Nación. Con todos los detalles a punto para armar su "noticia bomba", el reportero escribió un libro, La nación robada, que ninguna editorial quiso publicar. Tuvo que recaudar fondos entre sus amigos para que una imprenta modesta sacara a luz el libro. Ningún medio importante lo reseñó. Curiosamente, la mancha negra de la corrupción sólo obtuvo espacio en una revista llamada Humor. El periodista puso sus pruebas en manos de la Justicia y con el paso de los años varios funcionarios fueron procesados por fraude y condenados a penas reducidas. Ninguno de los implicados pisó nunca una cárcel. La Justicia recuperó sólo una pequeña parte de los 37 millones de dólares pagados en sobornos. Quien no levantaría cabeza nunca más fue el héroe de la historia."Los sicarios de IBM me hicieron cuatro atentados después de mis denuncias. Me dieron palizas, me atropelló un taxi y hasta me grabaron en el cuerpo las siglas IBM con un estilete", cuenta Pinetta a EL MUNDO en el pasillo de la estación Carlos Gardel, en el tanguero barrio del Abasto porteño.Hasta que se topó con el escándalo de IBM, Pinetta había vivido bien del periodismo. Viajó como enviado especial a medio mundo, publicó algunas exclusivas y escribió varios libros. Su suerte cambió en 1994 tras la publicación de La nación robada: "Los colegas no me daban trabajo; tuve que hipotecar un hermoso departamento para salir adelante. Luego sufrí un accidente cerebro vascular". Sin trabajo y a las puertas de la jubilación, Pinetta entró en un agujero negro del que todavía no ha logrado salir. Vive en un pequeño estudio en Buenos Aires que le alquila uno de sus nueve hijos vivos, y por las tardes se deja caer unas horas por el metro para extender la mano y llevarse unos pesos a casa. La exigua pensión de 6.000 pesos (unos 350 euros) no le alcanza para llegar a fin de mes. Sólo el gasto en medicamentos (padece una enfermedad coronaria, artrosis y cataratas) se lleva buena parte del presupuesto.

La Casa Rosada movió los hilos para despojarlo de los aportes a la Seguridad Social que había realizado durante años. Su futuro también estaba hipotecado.

Sus revelaciones no cayeron nada bien en los círculos de poder. La corrupción en el gobierno de Menem era moneda corriente. La Casa Rosada -denuncia Pinetta- movió los hilos para despojarlo de los aportes a la Seguridad Social que había realizado durante años. Su futuro también estaba hipotecado.

Hijo de un reconocido periodista y de una poetisa, Santiago Pinetta recibió de sus padres una educación exquisita. "La cultura que me dieron mis padres fue extraordinaria", comenta. Y se lanza a recitar extractos del Ricardo III de Shakespeare. "Hoy en día hemos perdido los valores de la educación y la cultura. Y sigue habiendo corrupción", se lamenta. A sus 83 años, Pinetta es consciente de que le queda poco tiempo para revertir su situación. Pese a los sinsabores que ha sufrido en las últimas dos décadas, asegura que no se arrepiente de haber revelado el escándalo de IBM-Banco Nación. "Gracias a mi investigación se salvó el banco más importante de Argentina. Yo sabía que cuando presentara el libro, aparecerían los sicarios de IBM. El propio fiscal encargado de la denuncia me dijo que no siguiera adelante, pero nunca me rendí. Con el tiempo, no me quedó más remedio que pedir la ayuda de la gente".

Hace unas semanas Pinetta fue "resucitado" públicamente al aparecer en un reportaje de televisión. Su caso volvió a ocupar algún espacio en los medios de comunicación. Tal vez por ello -cuenta el octogenario reportero- recibió hace unos días la llamada del actual presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, nombrado recientemente por el gobierno conservador de Mauricio Macri: "Espero que me den alguna compensación para que pueda vivir con dignidad". A finales de marzo recibió un homenaje en el Congreso por parte de los periodistas parlamentarios. En el metro de Carlos Gardel no hay nadie que le aplauda o le entregue diplomas. Muchos transeúntes apenas se fijan en ese viejo enjuto que mendiga unos pesos. Una sombra con un pasado de novela: "Estuve en el bombardeo de la Plaza de Mayo en el 55, en Indochina, en Hiroshima y Nagasaki... Todo para llegar a este triste final. Pero todavía tengo esperanzas. Soy príncipe y mendigo".

jueves, 18 de mayo de 2017

Adoctrinamiento ideológico en la enseñanza elemental de Cataluña

Tras examinar una serie de libros de texto en uso en Cataluña, se ha llegado a las siguientes conclusiones (el enlace al informe completo se encuentra aquí aquí). Más abajo recojo como se manipula en la prensa catalana la noticia misma

I

1. Se dedica una extensión a la Geografía e Historia de Cataluña excesivamente superior que a la de España.
2. No cita el concepto de "Provincia" o no lo prioriza sobre el de "Comarca".
3. Prioriza término "Estado español" sobre el término "España".
4. No resalta que la Constitución está por encima del Estatut.
5. Se citan los símbolos de Cataluña (bandera, escudo e himno) y no los de España.
6. Se presenta a Cataluña y a España, como si fueran dos naciones diferentes.
7. Se presentan mapas en los que Cataluña se destaca en color distinto como si fuera un estado independiente.
8. Se introduce la idea de que los íberos ya eran catalanes.
9. Se dice que los romanos invadieron Cataluña, como si ya existiera Cataluña en aquella época.
10. Se utiliza el término "Corona catalanoaragonesa" en vez de "Reino de Aragón", que es lo que realmente existía.
11. Se hace creer que la Cataluña inicial también comprendia Aragón.
12. Se le otorga a Cataluña la categoría de Reino.
13. En lugar de decir Carlos I de España se dice Carlos I de Castilla y de Cataluña-Aragón (¿No existe España?).
14. No se cita que Cataluña no negoció con América porque no contribuyó al viaje de Colón.
15. No se presenta la guerra de "els Segadors" como la consecuencia de no querer contribuir a formar el ejercito.
16. Se habla del bandolerismo catalán, sin hacer una condena explícita del mismo.
17. Victimismo por el decreto de "Nueva Planta", sin citar que Cataluña apoyó al otro aspirante al Reino.
18. Se presenta la Guerra de Sucesión como una guerra contra Cataluña, en vez de guerra entre dos aspirantes.
19. Se presenta la declaración de Macià del Estatut o/y de Companys del Estado Catalán como un hecho positivo.
20. En la Segunda República se presenta a la derecha como mala y a la izquierda como buena.
21. Se relaciona independencia de excolonias con las Bases de Manresa y luego con el Estatuto de Autonomía.
22. Se hace pensar que antes del franquismo, en Cataluña todo el mundo hablaba en catalán y nadie en castellano.
23. Se dice que la lengua propia de Cataluña sólo es el catalán y no también el castellano.
24. Se presenta a Cataluña sin ninguna referencia a España, ni a la lengua española.
25. No se hace ninguna referencia a la obligación de cumplir y hacer cumplir las leyes de España.
26. Se habla del Parlament y del President del Govern y no del Congreso, del Rey y del Gobierno de España.
27. Se ridiculiza la práctica religiosa, como algopropio de actitudes supersticiosas.
28. Se critica al Tribunal Constitucional y no se enseña que las leyes se han de cumplir aunque no gusten.
29. Se presenta a Catalunya dentro de la UE, sin hacer referencia a que ello es consecuencia de ser parte de España.
30. Se dice que Barcelona es la capital de Cataluña, al igual que Paris lo es de Francia.
31. Predominan las citas a un determinado partido político actual, ignorando los demás.
32. Se utiliza el término "comunidad" en lugar de "sociedad", para reforzar la unidad colectiva identitaria.
33. Se dice que Cataluña y País Vasco se sienten naciones, como si todos sus habitantes lo pensaran.
34. Se presenta el uniformismo catalán (catalanidad) como bueno y el español (españolidad) como malo.
35. Se presenta el sentimiento nacionalista catalán como bueno y el español como malo.

II

Jesús García Calero, "Manipulación de los libros de texto: Mejor la historia basada en hechos reales", en Abc, 17/05/2017:

Prestigiosos académicos analizan el problema de la historia regionalizada en los libros de texto de Educación Secundaria.

Los historiadores se rebelan ante la realidad política de un fracaso cultivado durante décadas y que se proyecta hacia el futuro. Son, sin lugar a dudas, quienes más saben, y por eso se duelen por las versiones sesgadas del pasado que antes compartíamos.

Carmen Iglesias se muestra consternada cuando le mentamos el problema. La directora de la Real Academia de Historia cree que no es posible políticamente arreglar la situación, «sería necesario un pacto de Estado que no puede lograrse ni para la educación en general». Por eso «resulta desolador ver generaciones educadas en la falsedad, en tergiversaciones graves», aunque recuerda que «el franquismo también intentó dar una versión de la historia de España que muchos no nos creímos». Así que cabe cierta esperanza. Para Carmen Iglesias, publicar e investigar, porque «la historia no es solo un relato, hay límites objetivos de fuentes y procedimiento». En la RAH siguen dando la batalla: «Como decía Julián Marías, que por mí no quede».

Fernando García de Cortázar es tal vez el mayor divulgador de la historia de España y autor del libro de bachillerato de Anaya. Todo procede, para él «del error de la Transición de Suarez, que luego nadie pondría empeño en reparar: entregar a las Comunidades Autónomas la palanca ideológica de la historia, renunciando el Estado al principal instrumento de formación de ciudadanos».

El resultado es evidente: «Un sistema educativo aparentemente neutro dejó de hacer ciudadanos españoles para hacer catalanes, vascos, andaluces, valencianos, gallegos... en ocasiones a costa de convertir en antagónicas dichas identidades. Y siempre con la gigantesca manipulacion de los libros de texto, a mayor gloria de la Consejería de Educación, encargada de supervisarlos. Lo regional ocupa ahora el espacio que ocupaba lo nacional en el siglo XIX y no retrocede ante la leyenda, la trivialidad o el error con tal de que estos sirvan para afirmar una identidad autonómica diferenciada». «Cada comunidad -añade- tiene su bestia negra sacrificada en el altar de la región: el conde-duque de Olivares y Felipe V, en Cataluña y Valencia; Fernando III el Santo, en una versión andalusí de la Historia; Espartero y Cánovas, en una versión vasquista…» Y añade: Isabel la Católica y Felipe II no suelen salir bien parados, sobre todo el Rey Prudente en Aragón por la ejecución de su héroe Lanuza. A los Reyes Católicos atribuyen «la doma y castración del reino de Galicia».

García de Cortázar pone otro dedo en otra llaga, fundamental: «¿Y quien pondera hoy con justicia la labor cultural de España en América?

A Manuel Lucena, especializado en historia global, investigador del CSIC, le parece «una cuestión grave que muestra la irrelevancia del proceso educativo reglado. En los países más innovadores no existe esta degradación», explica. Con el fin de mejorar la situación, «la armonización curricular es la respuesta obvia, junto al sentido común. Pero todo empieza por apoyar a los profesores en su trabajo en las aulas y en fomentar su consideración social».

Lucena no tiene duda en cómo se vilipendia a figuras sin respetar los hechos. «Va por temporadas, pero sin duda uno de los preferidos es Cristóbal Colón, con quien los indigenistas de izquierda la han tomado últimamente, siguiendo la doctrina peronista de la que proceden». Por último, propondría «educar en los valores humanistas y globales de siempre a la sociedad española. Tuvimos grandes empresarios que en origen fueron humildes emigrantes, maestras y monjas que ayudaron al prójimo, exploradores e inventores. Necesitamos una épica de lo cotidiano que apoye la autoestima, antídoto contra el populismo. La historia (verdadera) es maestra de vida», dice.


Para Ricardo García Cárcel, catedrático de la UAB, el problema viene de hace veinte años en Cataluña. En ese tiempo, «la incidencia del poder político tanto en la época de CiU, o el Tripartito, y por supuesto ahora mucho más, ha logrado construir una historia de España “ad hoc” al servicio de los intereses de los nacionalistas catalanes». Está basada, según el historiador, en tres patas: un discurso épico que adorna el malogrado imperio mediterráneo, la Cataluña medieval... Un victimismo que la convierte en sujeto paciente de las agresiones del mundo castellano desde el Compromiso de Caspe (1412) que mete a los Trastámara en la Corona de Aragón, pasando por el Rey Fernando, la guerra de los Segadores, la guerra de Secesión, que es el ombligo, y la Cataluña feliz y virginal presuntamente desflorada por los Borbones y arrastrada a la marginalidad... Hasta convertir la Guerra Civil en una confrontación de España contra Cataluña. Todo sirve al esencialismo, los valores catalanes por encima de todo. Lamenta García Cárcel que no hay un discurso alternativo y propone «leer otros libros fieles a los hechos. Descubrirán que Casanova fue un heroe a la fuerza que denostaba lo ocurrido en 1713», señala.

III

La noticia en La Vanguardia se recoge en tres noticias sin enlaces al informe, solo para contradecirla así:

A) 

18/05/2017 20:27 

Barcelona, 18 may (EFE).- El presidente del sindicato AMES, Antonio Jimeno, ha declarado hoy que los libros de texto de los alumnos catalanes de Primaria "hablan de Cataluña como si fuera un país independiente como otro cualquiera".

El sindicato que preside ha hecho público hoy un informe en el que denuncia el "adoctrinamiento" y los "planteamientos ideológicos partidistas y tendenciosos" en los libros de Ciencias Sociales de 5º y 6º de Primaria de los alumnos catalanes de 10 y 12 años.

En declaraciones a Efe Televisión, Jimeno ha asegurado que estos libros transmiten una visión de Cataluña "que no es real", y que en ellos, ha añadido, "se habla de España de forma negativa, en términos de confrontación".

Por ese motivo, según el presidente de AMES, "los alumnos catalanes no pueden adquirir la identidad de sentirse españoles, pero sí únicamente la catalana".

El informe de AMES alude a la "falta de referencias a las instituciones, entidades y normas compartidas como Monarquía, Constitución, Gobierno de España, estructuras del Estado, servicios educativos, sanitarios, de investigación, deportivos, de defensa, para favorecer que los alumnos catalanes no adquieran la identidad española, es decir que no se sientan españoles, sino sólo catalanes".

Estas afirmaciones se apoyan en ejemplos como que en los libros "se dedica una extensión a la Geografía e Historia de Cataluña excesivamente superior que a la de España", no se cita el concepto de "provincia" o no se prioriza sobre el de "comarca", y se da prioridad al término "Estado español" sobre el término "España".


Otros ejemplos son que en los libros de texto catalanes no se resalta que la Constitución está por encima del Estatut, y se citan los símbolos de Cataluña (bandera, escudo e himno), pero no los de España.

B)

Sindicato USTEC-STEs denuncia falsedades en informe AMES de libros de texto: 18/05/2017

El sindicato de la enseñanza USTEC-STEs ha denunciado hoy "la falsedad de las premisas y afirmaciones" del informe que ha hecho público el sindicato de profesores AMES en el que denuncia "adoctrinamiento" en los libros de texto de Primaria que se utilizan en las escuelas catalanas.

USTEC-STEs han señalado que AMES se caracteriza "por unas actitudes de un agresivo nacionalismo español" y le han exigido "una disculpa a todo el profesorado ofendido por la difamación que supone la acusación de adoctrinamiento".

Consideran "perversas las finalidades del informe de AMES: crear una policía del pensamiento, un rígido control curricular y la voluntad de represión contra la disidencia propia de las dictaduras o de 'democracias' como la turca".

El informe de AMES señala que hay "planteamientos ideológicos partidistas y tendenciosos" en los libros de Ciencias Sociales de 5º y 6º de Primaria de las siete principales editoriales que se distribuyen en Cataluña.

El documento alude a la "falta de referencias a las instituciones, entidades y normas compartidas como Monarquía, Constitución, Gobierno de España, estructuras del Estado, servicios educativos, sanitarios, de investigación, deportivos, de defensa, para favorecer que los alumnos catalanes no adquieran la identidad española, es decir, que no se sientan españoles, sino sólo catalanes".

En este sentido, USTEC-STEs ha asegurado que "las quejas que se perciben en el informe, solo demuestran la nostalgia por los libros de texto del franquismo, que efectivamente adoctrinaban en la religión del nacionalismo español", puesto que tratan de reivindicar "una versión teleológica y triunfalista de la historia de España, que en el mundo de la historiografía actual está más que desfasada".


El documento de AMES, según USTEC-STEs, "contiene afirmaciones discutibles que tienen como finalidad generar una polémica inexistente en el seno de la educación catalana, con el fin de inflamar a los medios españoles y a los partidos anticatalanes para generar la enésima ofensiva contra el proceso de autodeterminación que se está desarrollando de manera pacífica y tranquila". EFE

C)

Govern ve "malicia y descontexualización" en informe AMES de libros de texto 18/05/2017 

El secretario de Políticas Educativas de la Generalitat, Antoni Llobet, ha afirmado que hay "malicia y descontextualización" en el informe del sindicato de profesores AMES sobre el supuesto "adoctrinamiento" en los libros de texto de Primaria que se utilizan en las escuelas catalanas.

Llobet ha manifestado su "desconcierto" por la petición del secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, a la Alta Inspección del Estado de un informe para comprobar la veracidad del informe hecho público por AMES.

El sindicato catalán de profesores Acció per a la Millora de l'Ensenyament Secundari (AMES) ha elaborado un informe, a partir de 19 textos de "Conocimiento del medio" de 5º y 6º de Primaria de los alumnos catalanes de 10 y 12 años, en el que denuncia "planteamientos ideológicos partidistas y tendenciosos".

El documento alude a la "falta de referencias a las instituciones, entidades y normas compartidas como Monarquía, Constitución, Gobierno de España, estructuras del Estado, servicios educativos, sanitarios, de investigación, deportivos, de defensa, para favorecer que los alumnos catalanes no adquieran la identidad española, es decir, que no se sientan españoles, sino sólo catalanes".

El secretario de Políticas Educativas de la Generalitat ha asegurado que se ha enterado de la petición del secretario de Estado de Educación "a través de los medios de comunicación, que por desgracia es una costumbre ya habitual", y ha añadido: "Si esta costumbre es la que continúa vigente y esta es la primera decisión del Ministerio fruto de los trabajos de la subcomisión del Pacto Educativo, mal comienza el Pacto Educativo".

"Es evidente que el Ministerio de Educación hace una reacción a partir de titulares y de cuestiones que ha visto estas últimas horas; es una lástima porque las administraciones públicas tenemos que estar para serenar los ánimos y para que en los centros educativos se trabaje con el máximo de tranquilidad", ha precisado Llobet.

El secretario de Políticas Educativas de la Generalitat ha destacado hoy, en rueda de prensa, que "si hablamos pedagógicamente, no haríamos este ruido ni este tremendismo, pero si hablamos ideológica y políticamente, evidentemente hacemos ruido y tremendismo".

Ha añadido que en el Departamento de Enseñanza catalán ya están "acostumbrados a que se quiera hacer ruido con este tema de vez en cuando", ya que, según el secretario de Políticas Educativas, no es normal que alguien se escandalice porque en los libros de texto "se hable fundamentalmente de los elementos más cercanos al alumno, porque seguro que pasa en cualquier lugar del mundo".

El secretario ha remarcado que "se debe confiar en la profesionalidad de los docentes, que saben qué material están escogiendo, y en la de los editores de los libros de texto".


En este sentido, la editorial catalana Cruïlla ha asegurado esta tarde en un comunicado que "todos los libros de texto de su catálogo siguen estrictamente la legislación vigente y se adaptan al cien por cien al currículum escolar establecido por la conselleria de Enseñanza de la Generalitat". EFE