Mostrando entradas con la etiqueta Enseñanza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Enseñanza. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de febrero de 2025

El Bachillerato Internacional, un modelo para cultivar la pasión por aprender y el pensamiento crítico

 El Bachillerato Internacional, un modelo para cultivar la pasión por aprender y el pensamiento crítico. Nacho Meneses, en El País, 31 de enero de 2025:

Desde Primaria hasta el acceso a la universidad: casi 6.000 centros de todo el mundo adoptan un modelo académico que aporta una educación superior en competencias y valores

Ana Hidalgo recuerda sus años de Secundaria como una época de frustración constante: era buena estudiante, sacaba las mejores notas y, sin embargo, sentía que ni el sistema se adaptaba a ella, ni ella al sistema: “No le encontraba sentido al formato de clases magistrales, al aprendizaje memorístico ni a los currículums exageradamente densos en contenidos que resultaban inabarcables e imposibles de recordar una vez pasado el examen”, explica. Tenía interés por aprender, pero en su instituto no lo encontraba. Hasta que cumplió los 16 y encontró en el Bachillerato Internacional todo lo que había buscado hasta entonces: un modelo que fomenta el espíritu indagador, el pensamiento crítico, un aprendizaje significativo y competencial, una mentalidad abierta y la empatía necesaria para querer cambiar el mundo que le rodea.

Durante los siguientes dos años, y antes de empezar a estudiar Bioquímica en la Universidad Autónoma de Madrid, Ana cursó el programa del Diploma de Bachillerato Internacional (IB) en el Colegio St. George, en Madrid. Y todo cambió: “Desde el principio sentí que se adaptaba mucho más a mi forma de aprendizaje ideal, asimilando conceptos para después aplicarlos en situaciones que reflejen la realidad. Y sentía cómo mi mente se expandía a cada rato; los conocimientos encajaban como las piezas de un rompecabezas y yo era capaz de ver y comprender la imagen que formaban. Entendía lo que dábamos en clase y su utilidad en el mundo real”, recuerda. Una metodología práctica, actualizada y personalizable para que el alumno escoja parte de las materias que estudia y las adapte a sus propios intereses, potenciando así la curiosidad por aprender y mejorando sus resultados académicos.

Parte del éxito del IB, hoy presente en 5.963 centros públicos y privados de 163 países, radica en que sus programas “no están dirigidos hacia los exámenes, sino a que los estudiantes aprendan a pensar de forma crítica y a resolver problemas complejos. Los mejores resultados se obtienen cuando el aprendizaje permite conectar el currículo con su talento innato”, sostiene Maripé Menéndez, responsable de la Organización del Bachillerato Internacional para Iberoamérica.

Y aunque el aprendizaje basado en competencias solo ha empezado a generalizarse ahora, en el marco de la nueva ley educativa, los programas del Bachillerato Internacional llevan más de cuatro décadas implementándolo. “Con la llegada de la Lomloe, hay muchos más colegios interesados en implantar los programas del IB en Primaria y Secundaria, porque ayudan a los profesores a acelerar el proceso de cambio pedagógico en el aula”, añade por videoconferencia. Se va por buen camino, pero aún queda un largo trecho: “Evaluar lo que un alumno sabe y lo que sabe hacer con lo que sabe sigue siendo una asignatura pendiente en España”.

Es importante aclarar que, a pesar de que el Diploma del IB es su programa más popular, no se trata del único, ya que su metodología puede iniciarse desde la etapa de Primaria (PEP) con un programa de indagación adaptado a su edad, para continuar con el Programa de Años Intermedios (el PAI, equivalente a la ESO) y finalizar en el Diploma o el Programa de Orientación Profesional (POP). Este último, su programa más reciente, se desarrolló a instancias del Gobierno de Finlandia y viene implantándose internacionalmente desde 2012, aplicando la metodología del IB a la Formación Profesional. Este año ha llegado por fin a España, donde hay ya tres centros certificados.

¿En qué consiste el Bachillerato Internacional?

Los alumnos matriculados en el Diploma del Bachillerato Internacional han de cursar seis asignaturas troncales (tres a nivel medio y otras tres a nivel superior): su lengua materna; un idioma extranjero; Matemáticas; una materia de humanidades; otra de ciencias experimentales y una más a elegir entre Arte u otra asignatura adicional de humanidades, ciencias o una segunda lengua extranjera. Pero también deben cursar Teoría del Conocimiento (una materia dirigida al pensamiento crítico y a la indagación sobre el proceso de conocer); completar 150 horas de servicios comunitarios dentro del CAS (Creatividad, Acción y Servicio) y completar un trabajo de investigación.

Al final del programa (de dos años de duración), deben presentarse a una completa batería de 17 exámenes, idénticos y celebrados a la vez en todo el mundo, que luego son evaluados de forma externa, si bien entre el 20 y el 50 % de la nota final de una asignatura depende de la evaluación interna continuada que se va completando a lo largo de esos dos cursos. Los estudiantes que obtienen el diploma tienen como mínimo convalidada la parte general de los exámenes de la EBAU, si bien en algunas comunidades (como Madrid) la convalidación es total.

“No sé aquí, pero la primera vez que yo hice una tesis de 12.000 palabras fue justo en el último año de mi licenciatura; y aquí los estudiantes ya escriben monografías de 4.000 palabras sobre un tema de su elección. Es la mejor preparación para la universidad que he visto, y realmente fomenta la independencia y la madurez que luego necesitarán para tener éxito en su grado”, señala Nick Johnson, director de Secundaria en el St. George. “Por la experiencia acumulada en los últimos 18 años, sabemos que el universitario proveniente del IB es más resistente a la frustración, más autónomo, más creativo y posee más habilidades que el estudiante promedio en todo lo relacionado con la investigación y comunicación”, añade Roberto Vázquez, director del IES Marqués de Santillana, en Torrelavega (Cantabria).

Todo ello, además, con un enfoque fundamentalmente práctico en el que los alumnos “desarrollan habilidades de orden superior; buscan información; contrastan fuentes; toman decisiones y evalúan los efectos de estas tanto en poblaciones vulnerables como en la sostenibilidad del planeta”, describe Menéndez. Los alumnos pueden, además, personalizar alrededor de un 30 % del contenido de sus asignaturas por medio de trabajos de laboratorio, exploraciones matemáticas o preguntas de tipo histórico que han de responder. “Gracias al IB aprendí a gestionar mejor mi tiempo, a fortalecer mi expresión escrita y mi capacidad de investigación y saber sobrellevar las dificultades que fueron surgiendo por el camino”, admite Raquel Vega, exalumna del St. George y estudiante hoy del doble grado en Derecho y Relaciones Internacionales en IE University.

Ana Hidalgo, por su parte, recuerda cómo solía realizar trabajos tanto individuales como de grupo, y la importancia que tenían las presentaciones y la comunicación oral. Habilidades que luego le han dado un punto de ventaja en la universidad, a pesar de no estar contenta con la calidad de las clases: “Siguen prácticamente el mismo formato que en los institutos, con lecciones magistrales casi puramente teóricas, pero con la diferencia de que lo que se pide es lo que se aprende en el IB. Es decir, se exige que los estudiantes desarrollemos habilidades que [en el sistema tradicional] no te enseñan”.

El IB en los centros públicos de España

Al comparar la titularidad de los centros con programas de IB se observa una diferencia notable entre España y los datos globales: aunque, a nivel internacional, los centros públicos representan un 54 % del total, en España este porcentaje se reduce hasta apenas un 29 %. Una de las causas puede estar en el hecho de que los estudiantes que opten por hacer el IB en un centro público deben cursar también el Bachillerato tradicional, algo que, sin embargo, no implica cursar el doble de asignaturas, ya que muchas de las materias son coincidentes (no así la metodología).

¿Merece, entonces, la pena? Los dos directores de institutos públicos de Secundaria consultados no albergan ninguna duda al respecto, y el “sí” es rotundo: “El IB no solo nos ofrece un currículo integrado por una serie de contenidos, actividades o enfoques, sino también por valores que contribuyen a la formación de nuestro alumnado como personas íntegras y solidarias”, sostiene Vázquez, que destaca también el trabajo colaborativo que desarrollan los docentes en el marco del Bachillerato Internacional, uno de los requisitos básicos de los distintos programas del IB que, además, tiene una incidencia directa en la atención a la diversidad.

En el IES Gerardo Diego, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), la adopción del Programa de Años Intermedios (recordemos, el de Secundaria) del IB desde el curso 2022/23 obedeció a una necesidad de responder a las demandas de las familias, en un entorno con una altísima competencia de centros privados y concertados (27). Para ello, remodelaron sus espacios, formaron al profesorado y empezaron a desarrollar metodologías activas.

Más allá de los numerosos beneficios para alumnos y profesores (mejora de los resultados académicos; fomento del aprendizaje permanente a través de la indagación y de las habilidades blandas; orgullo y sentimiento de pertenencia; desarrollo profesional o poder transformador, entre otras), la evidencia del impacto se ve en otros factores de convivencia: “En el primer curso de implantación, el porcentaje de alumnos con más de dos materias suspensas en primero de la ESO bajó 10 puntos porcentuales; las faltas contrarias a la convivencia se redujeron a la mitad y la admisión se incrementó en un 80 %. Además, el año pasado este centro fue finalista en los Premios Princesa de Girona a la mejor escuela del año”, enumera Jesús Álvarez, su director.

Ambos directores destacan, además, la influencia de las horas de servicio comunitario en la formación de sus alumnos: en Torrelavega, los alumnos del IB del IES Marqués de Santillana desarrollaron proyectos en ámbitos como la mediación escolar, la atención al alumnado inmigrante o la incorporación tardía al sistema educativo (...), colaboraron con asociaciones y fundaciones benéficas relacionadas con la atención a personas mayores o la protección de los animales.

Mientras, en el IES Gerardo Diego donaron material escolar a las escuelas de Paiporta (Comunidad Valenciana) afectadas por la dana; recogieron juguetes usados y participaron en un programa de Cruz Roja ayudando a niños de tres a 10 años en sus estudios. “Los beneficios derivados de la satisfacción y realización personal que supone ayudar a los demás repercuten muy positivamente en la autoestima y la capacidad de trabajo en equipo del alumnado y, por extensión, favorece su evolución académica y su desarrollo integral como persona”, añade Vázquez.

El programa de Orientación Profesional

¿Cómo (y por qué) se implanta una metodología como la del Bachillerato Internacional en un contexto eminentemente práctico como el de la FP? La respuesta la conocen muy bien en Finlandia, “donde la formación profesional ya gozaba de prestigio, pero carecía de visión internacional. Además, se quería ayudar a desarrollar jóvenes con una mayor capacidad de pensamiento crítico y que poseyeran todas las habilidades que fomenta el IB, de pensamiento, investigación, comunicación, sociales y de autogestión”, sostiene Menéndez.

Se trata, añade la responsable del IBO, de “elevar de alguna manera la parte académica del programa de FP”, de manera que ese alumno “esté preparado para ir a la universidad, al mercado de trabajo o que sea capaz de montar su propia empresa, entrando y saliendo del sistema educativo siempre que lo necesite. Los trabajos de hoy cambian tan rápidamente que prácticamente será necesario formarse a lo largo de toda la vida”. En España está dirigido a estudiantes de Grado Medio de FP y ya son, de momento, tres los centros autorizados.

“Si tú estudiaras en un centro donde se desarrolle el programa de Orientación Profesional, cursarías dos asignaturas académicas del IB (por ejemplo, matemáticas a nivel superior o, si estás en una rama sanitaria, estudiar por ejemplo una Biología y una Química). Y luego, estudiar las materias propias del IB: una lengua extranjera, un proyecto de investigación, las horas de aprendizaje y servicio y una asignatura de habilidades sociales y profesionales”, describe Menéndez.

La diferencia, de nuevo, entre España y otros países como Reino Unido o Estados Unidos es que en estos países los estudiantes pueden progresar a la universidad, mientras que en España (de momento) evolucionan a un Grado Superior, a la espera de negociar con el Gobierno una futura ruta de acceso al sistema universitario.

La educación según Milei

 La educación según Milei, en El País, por Guillermo Ramón Ruiz, 31 ene 2025:

Un gobierno libertario asumió el poder y comenzó a cuestionar las características de la educación y sobre todo el rol del Estado

A lo largo de su historia, la educación pública ha tenido centralidad en la Argentina. Ello se evidenció en el esfuerzo alfabetizador del Estado, que se reflejó en la constante reducción del analfabetismo desde finales del siglo XIX. En 1895, el porcentaje de personas analfabetas era del 53,3%; en 1921, bajó al 35%; y en 1943, lo hizo al 16%. De esta forma, el país se convirtió en el más alfabetizado de América Latina. Entre los años 1960 y 1980, períodos de alta inestabilidad política el descenso del analfabetismo continuó (del 8,5% al 6,1%). Durante este siglo XXI esta tendencia se mantiene: bajó del 2,6% en 2001 al 1,9% en 2022. Esta referencia a la alfabetización da cuenta del rol que ha tenido el Estado argentino en la expansión de la escolarización durante los últimos dos siglos.

Ello también se constata en la Constitución nacional, donde la educación es reconocida como un derecho individual, social, político, económico, cultural, cuyos sujetos titulares son todas las personas que habitan la Argentina. La Constitución también establece la responsabilidad indelegable del Estado en materia educativa; la promoción de la gratuidad y la equidad; la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación; la educación intercultural-bilingüe; la educación ambiental. Por ello, la gratuidad de la educación pública abarca a todos los niveles. Es más, las universidades públicas no tienen exámenes de ingreso, ni de selectividad, ni cupos, y en ellas no se pagan los estudios de grado.

A estas características generales, cabría agregar que los gobiernos de la democracia, a partir de 1983, han llevado adelante diferentes políticas, para ampliar el contenido del derecho a la educación e incorporar contenidos curriculares tales como: el enfoque de derechos humanos, la construcción de la memoria colectiva sobre el terrorismo de Estado, la educación sexual integral y la educación ambiental en la escolarización obligatoria.

Se eliminó el Ministerio de Educación: la cartera fue reducida a una secretaría dentro de un Ministerio de Capital Humano.

El 10 de diciembre de 2023 con el inicio de la presidencia de Javier Milei, un gobierno libertario asumió el poder y comenzó a cuestionar las características de la educación y sobre todo el rol del Estado en este terreno. Se eliminó el Ministerio de Educación: la cartera fue reducida a una secretaría dentro de un Ministerio de Capital Humano. Se comenzó a enfatizar la idea de “sociedad educadora” para no cumplir con las obligaciones estatales en materia educativa, fijadas por la Constitución. Ello se tradujo en políticas educativas que dieron lugar al desfinanciamiento: se anuló el Fondo Nacional del Incentivo Docente; se suspendieron las normas sobre financiamiento educativo y de ciencia y tecnología; se redujo el presupuesto universitario.

Estas medidas fueron completadas con la creación de:

1) el Programa de vouchers educativos (para auxiliar a las familias en el pago de aranceles en centros privados); 

2) un Plan de Alfabetización carente de una planificación integral. El Estado nacional delegó en las provincias la ejecución de este último, dando lugar a diferentes respuestas, en función de las capacidades estatales de cada Estado provincial.

¿Cómo interpretar estas reformas? ¿Cómo comprender el lugar que tiene la educación en la agenda del actual Gobierno? Por un lado, una respuesta se encuentra en la corriente política a la que adscribe el presidente Milei, el paleolibertarismo. En ella se articulan ideas libertarias de libre mercado, junto con otras reaccionarias. Esta síntesis compleja apunta a erradicar al keynesianismo, al enfoque de derechos humanos, a la perspectiva de género y al feminismo, con un sesgo de anti-intelectualismo. Ubicado en esta perspectiva, Milei denuncia al Estado y al “colectivismo” como las causas de todas las crisis. Por ello propone desmantelar al Estado desde dentro, “como un topo”.

Por otro lado, el panorama se completa con un conjunto de difamaciones que las autoridades nacionales esgrimen sobre las instituciones educativas y sus actores. Aquí se ubica una segunda respuesta: el uso de la mentira moderna. Un rasgo de las extremas derechas libertarias es su capacidad para capitalizar las múltiples crisis del presente y así atacar continuamente a las instituciones públicas. En este sentido, se encuentran las críticas que diversas autoridades nacionales hacen a la obligatoriedad escolar, a la perspectiva de género, al marxismo. Sobresale el cuestionamiento a la educación sexual integral, a la educación ciudadana y a la literatura que se enseña en las escuelas. Esto recuerda al embustero de Hannah Arendt. El político embustero y las mentiras políticas modernas configuran otra realidad, fortalecida por la manipulación de los hechos a través de las redes sociales con denuncias no fundadas. El embustero no es exclusivo de las extremas derechas, pero ha sido clave su proliferación para ganar elecciones democráticas e instalar debates capciosos en los ámbitos educativos como en Argentina.

En suma, el panorama es desalentador. La ausencia de una ley de presupuesto para el año 2025 (que permitirá el uso discrecional de fondos desde el Poder Ejecutivo Nacional), la delegación de las obligaciones estatales en organizaciones de la sociedad civil, así como la utilización de engaños para socavar las instituciones estatales y cercenar derechos humanos, dan una pauta de lo previsto por el gobierno libertario: un rol subsidiario del Estado y posturas reaccionarias, contrarias al efectivo ejercicio del derecho a la educación.

Guillermo Ramón Ruiz es docente e investigador del Consejo Nacional de  Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la Universidad de Buenos Aires.

lunes, 27 de enero de 2025

Pros y contras del método Montessori

 Pros y contras del método Montessori, una educación que se sale de lo convencional, en El País, Mayte Ametlla, 27 ene 2025:

Esta corriente pedagógica lleva más de un siglo en las aulas con un enfoque que respeta los ritmos de cada niño y fomenta su autonomía, creatividad y aprendizaje, pero algunos expertos señalan la falta de límites y de objetivos claros. La principal fortaleza del método Montessori es que sitúa al niño en el centro del aprendizaje, permitiéndole desarrollar habilidades como el pensamiento lógico, creativo y abstracto.

En la era de las redes sociales y la sobreinformación, los padres enfrentan un aluvión constante de consejos y opiniones sobre cómo educar a sus hijos. Desde blogs y foros hasta influencers especializados en crianza, cada día parecen surgir nuevas corrientes pedagógicas que prometen ser la clave para el éxito educativo y emocional de los más pequeños. Aunque no es nueva, una de las más populares es el método Montessori, creado por la pedagoga italiana Maria Montessori en 1912. Un enfoque educativo que lleva más de un siglo generando polémica, atrayendo tanto a fervientes defensores como a voces críticas.

Entre los mitos más comunes sobre este tipo de enseñanza se dice que los niños no tienen límites ni reglas, que no socializan porque trabajan solos, que no saben adaptarse a la educación tradicional o que crecen indisciplinados porque se les deja ser libres. Pero, ¿qué hay de cierto en esto? ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de una educación que se sale de lo convencional?

Miriam Escacena, ingeniera, madre de dos hijos, experta en pedagogía Montessori y formadora de maestros, asegura que el objetivo de esta educación es “permitir el desarrollo integral del niño desde un punto de vista intelectual, físico, emocional y social”. También destaca que esta educación respeta al menor y sus tiempos: “No se obliga a alcanzar hitos concretos, como dejar el pañal a los tres años o aprender a leer y escribir a los cuatro. Si un pequeño necesita más tiempo, se respeta, porque forzar un aprendizaje puede crear rutas neuronales incorrectas”.

“Su principal fortaleza es que sitúa al niño en el centro del aprendizaje, permitiéndole desarrollar habilidades como el pensamiento lógico, creativo y abstracto”, sostiene también Laura Cerdán, licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona y en Psicopedagogía por la Universitat Oberta de Catalunya. Sin embargo, Cerdán advierte que, en muchas ocasiones, el método se aplica sin límites o pautas claras: “Dejar que el niño marque completamente su formación puede convertirlo en una norma demasiado permisiva”.

Escacena, también creadora de la web Tú guía Montessori, resalta, en cambio, que esta disciplina fomenta una gran autonomía en los menores, lo que repercute directamente en su autoestima: “Estamos acostumbrados a sobreproteger en exceso a los pequeños, y eso les convierte en inválidos. En nuestras escuelas se les da libertad para tomar decisiones desde muy temprano, fortaleciendo sus funciones ejecutivas esenciales para organizar el tiempo y resolver problemas”. Respecto a la formación académica, Escacena desmiente que los alumnos educados en esta disciplina no alcanzan los mismos niveles que los matriculados en los colegios tradicionales: “El aprendizaje es muy significativo porque se basa en experiencias sensoriales y manipulativas. Todo lo que pasa por el cuerpo se conecta mejor en el cerebro. Como decía Maria Montessori, la mano es el instrumento de la inteligencia”.

Deborah, madre de una niña de 2 años y un niño de 5, también valora el impacto positivo de los colegios Montessori: “Muchos creen que los pequeños no son capaces de hacer prácticamente nada solos, pero, si se les da la oportunidad, pueden lograr muchísimo. Mi hija de 2 años ya pone la mesa, se sirve agua y se viste sola”. Sarah Reynoso, madre de dos niños de 1 y 5 años que vive en Miami (Estados Unidos), asegura que el método Montessori transformó la vida de toda su familia. “No solo me volví más comprensiva con mis retoños, sino también conmigo misma. Me abracé, sané y cambié mucho”, afirma. Además de educar a sus hijos en un colegio Montessori, está certificada en esta pedagogía.

Pero el testimonio de algunas familias refleja que este método no siempre cumple con las expectativas deseadas. “Cuando Marc tenía 8 años costaba mucho que estuviera sentado a una mesa. En el colegio nos decían que los niños necesitaban moverse, pero su padre y yo sentíamos que no era normal. Cada vez que íbamos a un restaurante era una locura; incluso un camarero llegó a llamarnos la atención porque molestaba al personal”, recuerda Laura, madre de Marc y Blanca. También comenzó a notar que el menor iba retrasado en lectura y, más tarde, su hija Blanca mostró dificultades similares. “Una amiga me habló del colegio donde iban sus hijos, que era más tradicional, y decidimos cambiar antes de que Marc llegara a Primaria, y fue un acierto”.

Cerdán, autora del libro Para quererte mejor (Editorial Aulamagna, 2023), menciona algunos casos tratados en su consulta cuando la flexibilidad del método ha derivado en problemas: “He visto alumnos en 4º de Primaria que no sabían multiplicar por dos cifras porque los niños no habían pedido aprender esto. Respetar su ritmo está bien, pero no marcar objetivos claros puede tener consecuencias nefastas”.

Algo fundamental que destaca Cerdán es cuándo y cómo debe aplicarse este tipo de enseñanza para que sea realmente efectiva. “Aunque se puede aplicar en toda la vida escolar, el enfoque Montessori funciona especialmente bien en la etapa de infantil [de 0 a 6 años], una edad clave para el aprendizaje sensorial y emocional”, aclara. Sin embargo, considera que tanto en Primaria como en etapas posteriores es crucial que la disciplina se implemente correctamente por docentes bien formados. “Conozco casos en los que los alumnos no tenían ni mesa para sentarse, visitaban el huerto, aprendían cosas lúdicas muy interesantes, pero no sabían leer o sumar”, advierte. Por ello, recomienda a las familias informarse a fondo antes de elegir un centro, asegurándose de que está bien aplicada y supervisada.

Cerdán insiste en que vivimos en una sociedad competitiva que exige resultados y que, aunque las pedagogías innovadoras son positivas, es esencial garantizar que los niños adquieran competencias básicas, “porque vivimos en una sociedad que busca resultados”. Escacena no comparte las reservas que plantean algunos detractores y defiende que “en un mundo donde la tecnología pone toda la información al alcance de un clic, el método Montessori destaca por su capacidad para desarrollar las llamadas soft skills (competencias sociales)”. Según la experta, estas habilidades, que incluyen “la creatividad, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico, son esenciales en el siglo XXI” y preparan a los niños para enfrentarse con éxito a los retos de un entorno en constante cambio.

Otra de las críticas más comunes hacia el método Montessori es que se percibe como “solo para ricos” debido a los altos costos de las escuelas privadas que lo implementan. Escacena reconoce que, en algunos casos, las tarifas son más elevadas por la baja ratio de alumnos por maestro, pero recuerda que cada vez son más los colegios públicos en España que están adoptando esta metodología como parte de sus proyectos educativos. “Esto demuestra que es un enfoque accesible y aplicable en distintos contextos”, aclara. Como ejemplo, menciona el CEIP San Benito en Madrid, donde, según confirma, toda la etapa de Educación Infantil lo ha incorporado. “Es una propuesta educativa que puede beneficiar a cualquier niño”, concluye.

Además, la experta y guía Montessori defiende que este enfoque no solo impacta positivamente en el desarrollo de los menores, sino también en las relaciones entre padres, educadores y alumnos, fomentando una comunicación respetuosa y una comprensión más profunda de las etapas del crecimiento. Cerdán, por su parte, recalca que el niño puede ser el maquinista del tren, pero necesita una buena locomotora, “unas vías en buen estado y alguien que le ofrezca opciones de posibles rutas”.

Maestros por vocación

 Carina Farreras, "Maestros por vocación", en La Vanguardia, 27 de enero de 2025:

 Destacaron con una nota brillante en la selectividad y eligieron la carrera de educación infantil o primaria por sus firmes convicciones personales en tiempos de una crisis mundial de profesores

Cinco jóvenes de brillantez académica han defendido su vocación de maestros ante la sorpresa de su entorno. Obtuvieron en junio de 2024 notas de acceso a la universidad por encima de 12,50 (sobre 14) lo que les abría las puertas a casi todos los grados que ofrecen las universidades españolas con la promesa de carreras de prestigio, viajes, posiciones de liderazgo, alta remuneración. Sin embargo, eligieron ser maestros, una profesión clásica, humilde, muy exigida, no suficientemente valorada y que, desde luego, no enriquece a quien la ejerce.

Estos cinco jóvenes, David Tostado (estudiante de primaria, 12,64 en las PAU), Paula Altet (infantil, 13,18), Marta Vera (primaria, 13,26), Gerard Ortiz (infantil y primaria, 12,85) y Lucía Vitoria (infantil y primaria, 12,84), todos estudiantes en la Universitat de Barcelona (UB), devuelven la pelota a aquellos que les cuestionan por su determinación con reflexiones sobre qué significa alcanzar el éxito personal.

“Escoges esta carrera por vocación”, define en una frase David Tostado. Etimológicamente vocación es “acción de llamar”, una llamada que da sentido trascendente a un propósito, satisfacción interior y coherencia con uno mismo.

“Yo valoro ir al trabajo feliz, estar contenta con lo que hago y volver a casa y tener cosas que explicar a mi familia que estar triste o aburrido a cambio de tener más dinero”, apunta Marta Vera. Algunos tienen padres maestros y destacan la fuerza de los vínculos: “yo he vivido en casa cómo se quiere a los alumnos” (Gerard Ortiz) y cómo “los alumnos quieren a los profesores” (Lucía Vitoria).

Marta Vera

“Si vas a trabajar cada día en algo que te gusta eres mucho más feliz que ganando mucho dinero”

Ciertamente, todos reconocen haber recibido bromas de amigos o consejos para desviarse de su opción universitaria. De todo, lo que más sorprende a Gerard –y los demás asienten es cómo los propios profesores de bachillerato los trataban de desincentivar. “No se dan cuenta, infravaloran su propio trabajo”, considera el futuro maestro.

Y, sin embargo, se preguntan, ¿qué hay más importante que educar, acompañar a “pequeñas personas” en su proceso de “construcción”? De cero a diez, califican rotundamente con un diez. ¿Qué más importante –cuestionan– que enseñar a los niños conocimientos, defender lo que es justo e inferirles fortaleza para cambiar lo que no les gusta de la sociedad? Mostrarles, como sostiene Paula Altet, que es posible convivir en un mundo con personas diversas. El respeto empieza en los primeros años. En definitiva, desean impulsarles a ser “curiosos”, “cultos”, “inconformistas”, “tolerantes con los demás” para que construyan entre todos un espacio donde convivir en paz.

Gerard Ortiz

“Nací en una casa de maestros y he visto en primera persona cómo se quiere a los alumnos”

La Unesco cifra el déficit de profesores para el 2030 en 44 millones en todo el mundo. Mayormente son docentes de secundaria. Europa no se libra y países como Francia, Italia, Alemania o Portugal, están aplicando políticas de atracción y retención de docentes ante el abandono de la profesión y la jubilación de los mayores.

En España, la docencia aún muestra músculo, según Enric Prats, vicedecano de la facultad de Educación de la UB. Aún son más los que quieren ser maestros que los que pueden acceder a la universidad. Las notas de corte a la universidad han subido (del 6,79 en 2018-2019 al 8,15 de promedio en España).

Pero el relevo generacional está a la vuelta de la esquina. Cuatro de cada diez profesores se va a jubilar en primaria en los próximos 10 años mientras que el grupo de maestros más jóvenes (menores de 40 años) representa poco más del 25% del total. Prats apunta a que la carencia podría quedar compensada por el “dramático” descenso de niños en las aulas.

En 2013 se contabilizaron 8 millones de estudiantes (INE) en España en educación obligatoria (de infantil a ESO). Desde entonces, se han perdido casi medio millón y se estima que en 2037 ya serán un millón menos. Todo puede cambiar si la natalidad se recupera y las jóvenes tienen más de dos hijos. No obstante, y teniendo en cuenta el aumento de niños de familias migrantes, los expertos no esperan este cambio de tendencia.

Por otro lado, el problema del abandono de la profesión no se da como en países vecinos. Quizás porque ésta es una profesión que, frente a otras, da estabilidad y seguridad económica, además de que preserva los horarios y las vacaciones. Los jóvenes valoran cada vez más estas facetas.

En los primeros meses de carrera, estos estudiantes ya han tejido amistades y relaciones con sus compañeros de una manera fácil porque forman parte de un grupo con un deseo común. “Somos distintos, unos extrovertidos y otros introvertidos, pero tenemos el mismo objetivo y eso lo notas, es muy fuerte”, describe David sobre su experiencia universitaria. Pero también se parecen en su faceta aplicada y constante. “Nos volcamos mucho en las actividades de clase, en hacer bien los trabajos”, explica Lucía Vitoria.

Paula Altet

“Es muy importante fomentar un buen ambiente en clase porque ese grupo es una pequeña muestra de lo que se van a encontrar en la sociedad”

Creen que el espacio de una escuela, en el que estarán en el futuro, es un lugar motivador porque hay dinamismo, vitalidad, desafíos, otros profesionales con los que colaborar y crecer. Vínculos y más vínculos. “Se trabaja con niños y se comparte mucho en los claustros, al final, es como una segunda familia”, considera Marta Vera.

Esperan despertar amor por el conocimiento, aportando “temarios contextualizados con la realidad” y generar espíritu crítico. Confían también en ser cercanos sin “coleguear”, lograr infundir autoridad sin tener que imponerla. Todo eso han reflexionado y han compartido con La Vanguardia, como la importancia de ser un modelo, insisten en la idea, un referente para los niños de la clase.

David Tostado

“Me gustaría formar en el espíritu crítico para fomentar que crezcan personas librepensadoras”

Atisban la dificultad en frenar la presión de las familias sobre las escuelas. “No puedes acomodarte a las exigencias de los 25 padres de una clase. Ellos tienen que entenderlo y confiar en tu trabajo”, afirma Paula Altet.

“A mí me gustaría cuidar sus sueños, que sean lo que quieran ser”, aspira Gerard Ortiz. “Somos importantes como maestros porque somos el inicio de todo”, sigue Paula Altet. Sin los maestros, en verdad, no existirían las otras profesiones porque todo el mundo tiene que ser enseñado en su infancia, asienten y sonríen con satisfacción por la importancia de su rol.

Lucía Vitoria

“Al saber mi nota mis amigos me insinuaron que eligiera otra carrera, pero sabían 100% que yo elegiría educación”

Estos estudiantes son los últimos que estudiarán con el plan de estudios de los grados de educación infantil y primaria. El Gobierno va a reformar el currículum para que los futuros profesionales estén formados a las necesidades y desafíos de las escuelas actuales. Está previsto que este año se publique la orden que regula el marco común de los grados que imparten las universidades españolas. En los mismos se determinará la carga lectiva de cada materia y los niveles de prácticas. Allí se verá qué y cuánto se pide que sepan los maestros para ejercer su profesión.

Enric Prats: "Un maestro tiene que leer para saber interpretar el mundo"

Catalunya

La mitad de los que quieren ir a magisterio suspende mates

La vocación por sí misma no es garantía de convertirse en un buen profesor. En cambio, una buena base académica es condición deseable para cumplir con esa función. Con esta premisa, Catalunya creó hace 11 años el Programa de Millora i Innovació en la Formació de Mestres que estableció una prueba de aptitud personal (PAP) como requisito para matricularse en las facultades de educación catalanas (ahora las privadas permiten matricular, a condición de que el estudiante se presente y apruebe durante el primer curso). Queda al margen el máster que conduce a la docencia en la etapa secundaria, incluido el bachillerato y la formación profesional, que no exige ningún filtro. En estas pruebas, que el Gobierno español quiere extender a todas las facultades, se basan en conocimientos de lengua y matemáticas de 4º de ESO ya que a las mismas pueden presentarse estudiantes de ciclos formativos que no han cursado bachillerato.

En los últimos cinco años se ha detectado una bajada importante en el desempeño de matemáticas. En el 2024 fueron aptos en esta materia cuatro de cada diez y en el 2023, solo tres de cada diez. Esto quiere decir que siete estudiantes que quería matricularse obtuvieron una puntuación inferior a 4. Se aprueban las PAP en el caso de superar un 4 en ambos exámenes y si la suma de ambos da una media de 5. En el 2024 fue apto para las PAP el 58% de los que se presentaron, algo más respecto al 2023 en que lo hizo el 55%.

Según la plataforma Unportal, en el 2024 se obtuvo una nota promedio de 4,70 en el examen de competencia lógico-matemático y un 5,07 en el de competencia comunicativa y razonamiento crítico. En el 2023, la nota del ámbito matemático fue de 3,87. Tampoco llegó a 5 en el 2020 ni en el 2021. En estos cinco años sólo se obtuvo una media superior a 5 en el 2022, con un promedio de 5,64.

Es cierto que un poco menos de la mitad de los aspirantes no superaron las PAP y no pudieron matricularse en universidades presenciales públicas (sí en las privadas u online). Por tanto, si su desempeño fue realmente bajo, arrastró hacia abajo la puntuación y descompensó las medias de los que sí aprobaron. Además de las PAP, los jóvenes deben pasar por selectividad.

Y como aún hay más estudiantes dispuestos a entrar en las facultades que plazas disponibles, las notas de corte aumentan lo que exige a los estudiantes un rendimiento medio alto. Si quieren estudiar en Catalunya el doble grado (infantil y primaria) deben tener entre un 7,99 (Rovira Virgili de Tarragona) y un 11,34 (Universitat de Barcelona) sobre 14. En infantil, las ponderaciones se encuentran a partir de 5 y en primaria, a partir de 7,45.

Las notas de corte de las universidades presenciales y públicas españolas se han situado en puntuaciones de entre 7 y 8 sobre 14, por debajo de medicina y matemáticas, pero por encima de derecho o económicas. Esto se explica porque, tras la pandemia, han mejorado los expedientes académicos de bachillerato y las pruebas de selectividad se han relajado.

Por lo demás, los estudiantes del grado de educación se encuentran entre los más aplicados de todas las carreras, según las estadísticas de Datos y Cifras 2024 (Ministerio de Ciencia y Universidades) que ofrece los datos del conjunto de universidades españolas. Destacan también los de enfermería y medicina, carreras que comparten una alta feminización y un bajo abandono. La tasa de rendimiento, los créditos que se aprueban en relación con los que se matriculan es del 94%. Los estudiantes terminan la carrera en tiempo idóneo, esto es, acaban a los cuatro años de haber empezado (en otras carreras el promedio es de 5 y 6 años) y la media de la nota al acabar es de un 7,84 en infantil y 7,77 en primaria. Sólo superan estas calificaciones las futuras enfermeras (7,88) y las igualan los futuros titulados en medicina (7,76).

Texto: Carina Farreras


martes, 21 de enero de 2025

Acoso al profesor

 "Es un linchamiento", "No sirves para nada". El infierno de los profesores en los grupos de WhatsApp de padres

Las agresiones hacia los docentes han pasado de los empujones y las collejas a un ciberacoso despiadado que incluye la suplantación de identidad en redes, viralizar fotos y memes para ridiculizarles y las falsas acusaciones

En El Confidencial, por Albert Sanchís

20/01/2025

"Mira tonto, por tu asignatura no vamos a vivir, lo haremos por matemáticas, por lenguaje y por todo lo demás, pero por gimnasia no"; “Ni su padre ni yo le vamos a castigar ni regañar por haber suspendido algo con lo que no va a llegar a ningún sitio”; "Lo que pasa es que creo que le has cogido manía". Son solo algunas frases a las que se ha enfrentado directamente Eduardo Martín (nombre ficticio, ya que prefiere no revelar su identidad) con varios padres y madres de alumnos de 1º de la ESO en servicios de mensajería instantánea. En los grupos de WhatsApp de padres, ya sin la presencia de los docentes, la cosa se pone incluso peor: insultos, amenazas, vídeos, fotos y datos del pasado de los profesores, difamaciones, memes... El ciberbullying crece a pasos agigantados en el sistema educativo, pero la atención mediática e institucional ha estado poniendo el foco en el alumnado y, poco a poco, se ha ido abandonando a otro grupo que lo sufre día a día, el profesorado. "Es un linchamiento", señalan fuentes del servicio del Defensor del Profesor. Marín relata que una tarde abrió su ordenador y a través de la aplicación de enseñanza que usan en su centro (Microsoft Teams), la madre de un alumno que había suspendido le envió alrededor de 15 mensajes de texto y varios audios. "Empezó a hablarme con una falta de respeto brutal, criticando mi manera de dar clase. Y en ese momento se te pasa por la cabeza mandarla a tomar viento, pero al final tienes que estar a la altura de tu trabajo. A las 24 horas le contesté de manera educada, pero estuve varias semanas sopesando la idea de denunciarla". En los correos electrónicos es algo que él y sus compañeros viven con frecuencia: "Recibimos todos los días mensajes desagradables y amenazas, como el del padre de un chaval que había castigado y que me decía que iba a presentarse aquí y que todo iba a arder. Nos hemos acostumbrado a que nos hablen con tono de superioridad".

El curso pasado, un total de 1.947 docentes de toda España pidieron ayuda al Defensor de Profesor, una figura creada por el sindicato ANPE en 2005. Desde entonces, sus actuaciones ascienden a 44.386. Y el 98% de los casos provienen de la enseñanza pública. En la mayoría de llamadas que la institución recibe, se menciona el uso cada vez más perverso que se le está dando a los famosos grupos de WhatsApp de los padres y de las madres, en los que muchas veces la información que se comparte trasciende y llega al propio profesor. En otras ocasiones, las familias usan las redes sociales como Instagram, X o plataformas de los propios centros para "desprestigiar" y escribir "absolutas barbaridades". "Se vierten informaciones que perjudican a los profesores porque son meras opiniones, pero que cuando se extienden se convierten en difamaciones graves. Hay familias que están utilizando esos grupos para difundir injurias y calumnias, para decir que 'mi hijo ha sufrido esto o lo otro en clase'. Incluso nos llegan casos de padres que deciden salirse de estos círculos porque se sienten avergonzados", explica a El Confidencial Guadalupe Pérez, coordinadora del Defensor del Profesor de ANPE Madrid.

"Papá, no me saques en Instagram": la exposición de tus hijos ya es un problema familiar

Albert Sanchis

El sindicato ha llegado a denunciar que un grupo de padres realizó pintadas y colgó carteles en la residencia de un docente. También lleva tiempo advirtiendo de que "nadie es anónimo en las redes". Y piden que las cosas se solucionen de otra forma, pero "no buscando la camarilla en el grupo del WhatsApp". Hace poco trascendió la condena a una madre que amenazó con arrancarle los ojos a la profesora de su hija. "También nos encontramos comentarios muy perniciosos en las fichas de Google de los propios centros. Bajo apodos y sin mencionar ningún nombre, se escriben insultos o acusaciones infundadas como que la profesora ha maltratado a su hijo o que el profesor es un acosador. El objetivo siempre es producir un daño al claustro", señala Pérez. Cuestionar la forma de explicar del docente se ha convertido en una constante. "Generalmente, las familias que hacen este tipo de comentarios no se dirigen al profesor y tampoco ponen en duda los comentarios que les hacen los hijos, es algo que pasa muchísimo en Educación Infantil. Ciertas situaciones en el aula son sobredimensionadas y no se intenta aclararlo con el profesor, sino que directamente se vierte en el grupo de WhatsApp y empieza el linchamiento", añade la docente.

El hostigamiento de los propios alumnos

El acoso digital no solo viene por parte de los progenitores, sino también de los estudiantes: "Aquí la cosa sí que se pone muy fea. A algunos profesores les hacen fotos en las aulas sin que se den cuenta para crear memes. Usan las orlas para hacer stickers que van pasándose por los grupos que tienen. Son profesionales del stalkeo y encuentran enseguida todos tus datos en la red", menciona un profesor de secundaria consultado, que relata cómo a un compañero le metieron en un grupo de WhatsApp con decenas de alumnos que empezaron a insultarle sin fisuras. "Yo he llegado a tener una alumna que me servía como confidente y que me iba chivando cosas para proteger a los afectados", cuenta. En nuestro país hay un ciberacosador por cada aula de 28 alumnos. Es lo que se desprende de una investigación de la Universidad Complutense de Madrid con la participación de 15 Consejerías de Educación, 325 centros educativos de toda España y casi 21.000 estudiantes de entre 4º de Primaria y 4º de Secundaria. Las agresiones del alumnado hacia los docentes han pasado de los empujones, el lanzamiento de objetos o alguna colleja a un ciberacoso digital despiadado que incluye la suplantación de identidad en redes sociales para ridiculizarles, viralizar fotos, vídeos o mensajes sin permiso, llamadas con amenazas para asustar, acusaciones falsas o presiones para subir las notas.

La inteligencia artificial y el auge de las redes sociales como TikTok ha impulsado esta problemática, pues la IA ya se utiliza en el 20% de los casos de ciberbullying, según la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR. Datos que constatan esa "deriva peligrosa" de la que ya alertó la Fiscalía, cuando se pronunció sobre un incremento de la criminalidad entre menores de edad que usan medios telemáticos o Internet, fundamentalmente en casos de acoso escolar. ¿Los medios más usados? WhatsApp, Instagram y TikTok. Según el mismo informe, los insultos, los motes y las burlas hacia la persona que sufre acoso son la forma más habitual de meterse con la víctima. También la difusión de rumores y las críticas a su aspecto físico. "Es un linchamiento. Hay familias que utilizan los grupos para difundir calumnias" "Cuando nos llaman escuchamos situaciones esperpénticas, casos en los que los alumnos sacan el móvil en clase y graban a la profesora cuando está de espaldas, siempre con connotación de burla e incluso les añaden unos cuernos o cosas por el estilo. La cuestión es mofarse del profesor, molestar. Otras veces se dan situaciones más graves como falsificar el perfil de los docentes", señala Pérez. Eso ha desembocado en casos en los que a los profesores ya les da miedo entrar en clase y otros que derivan en denuncias.

Crecen las bajas por ansiedad y depresión

El informe anual del Defensor del Profesor arroja que han aumentado un 45% los casos de bajas laborales denunciados en su servicio y el porcentaje de docentes atendidos por el servicio a los que se les ha diagnosticado depresión, que alcanzó el 13,4% (frente al 12,7% del curso 2022-2023), y se mantienen muy altos los niveles de ansiedad (69,9% de los casos) y de bajas médicas (16,1%). ¿Cómo te defiendes? En este sentido, la ANPE afirma que lo que mejor que puede hacer el docente es convocar a todas las familias y dar las informaciones pertinentes. El problema es que los propios profesores no se enteran de que están siendo acribillados en grupos privados de mensajería y, cuando se empiezan a enterar el runrún, ya lleva meses produciéndose. "En la mayoría de casos siempre hay una familia, un padre o una madre que prende la mecha. Hay que tener en cuenta que las familias son muy heterogéneas, con perfiles muy diferentes. Hay algunas muy problemáticas que complican mucho nuestro trabajo, que ponen pegas a todo: si su hijo es disruptivo, la culpa es del profesor porque no sabe motivarle. Otros dicen que su hijo es muy inteligente y que se aburre en clase. Lo justifican todo".

La idea de la Fiscalía contra el odio en redes tras el asesinato de Mateo. "Es algo imposible"

Albert Sanchis

El centro no puede impedir que ningún alumno, padre o madre vaya hablando mal del docente fuera del mismo. Por lo tanto, las soluciones han de venir desde fuera del ámbito educativo. Eso ha obligado al sindicato a elaborar un decálogo para mejorar el uso de los grupos de mensajería instantánea de madres y padres dirigido a los propios progenitores. Una especie de documento de buenas prácticas para "favorecer la dignificación de la profesión docente" en estos ambientes. En él, se solicita "no ser cómplice" de actitudes de insulto o difamación y llamar al resto de participantes a tratar de "cortar este tipo de actitudes". También se les pide que no compartan las tareas que llevan los alumnos a casa o no agregar a nadie el grupo sin consultárselo previamente. "El resultado es que todo ese ciberacoso va mellando y quebrando la estabilidad emocional del profesorado, que entra en una espiral y da como resultado casos de depresión o ansiedad. Es lo que denominamos síndrome del profesor quemado. El problema es que de la situación del profesorado nunca se habla. Nosotros hemos demandado al Ministerio de Educación porque la salud mental del claustro va mermando poco a poco y algún día esto va a estallar por algún lado", concluye Pérez.

martes, 5 de noviembre de 2024

El profe agobiado

 Por qué ser profesor es hoy más complejo: “No somos psicólogos, sanitarios, ni trabajadores sociales”, en El País, 3 de noviembre de 2024:

La sociedad pide a los docentes que atiendan la creciente diversidad que hay en las aulas con números excesivos de estudiantes por clase.

¿Es más difícil ser docente hoy que hace unas décadas? De una decena de profesores entrevistados para este reportaje, casi todos responden que sí. O al menos, según matizan algunos de ellos, se ha vuelto más exigente. La dificultad no ha aumentado, en su opinión, por lo que muchos dirían de forma intuitiva, es decir, por los problemas disciplinarios. Son otras las cuestiones que hacen más difícil la docencia: el aumento de la diversidad en las aulas; lo que el sistema educativo y la sociedad reclaman hoy al profesorado en materia de atención a dicha diversidad; la relación con las familias, y el hecho de que se les pide trabajar de forma muy distinta a la de los viejos tiempos con un número alumnos en clase con frecuencia excesivo, sobre todo en secundaria.

Rosa Linares empezó a dar clases de Lengua castellana y literatura en el año 2004. Y ahora lo hace en el instituto público María de Molina, en Las Águilas, un barrio de clase trabajadora de Madrid con abundante población migrante. “No considero que sea más difícil dar clase ahora. Lo que dificulta mi labor en el aula, atentando contra las mínimas condiciones bajo las cuales llevarla a cabo, es el número de estudiantes por curso. No hay proyecto educativo que resista una ratio de más de 25 alumnos, si queremos que sea universal. Y no hay resistencia corporal que recoja y guíe con facilidad la energía desbordante de un grupo tan numeroso de adolescentes. Es trabajar a la contra y, en algunas ocasiones, no avanzar”, lamenta Linares. La profesora destaca que, en su experiencia (el curso pasado había en España 784.425 docentes, lo que equivale a otras tantas historias personales) “en términos disciplinarios, nada ha ido a peor”.

Está de acuerdo Toni Solano, profesor de Lengua castellana y director del instituto público Bovalar en Castellón, catalogado como de especial complejidad. “Empecé con una sustitución en 2001 en la pública, en Vinaròs. El alumnado era horrible, casi peor que el que tengo ahora, porque además esos grupos malos se quedaban para los interinos. Chavales tumbados encima de la mesa, broncas, suspensos en más de la mitad de la clase”. Solano pasó después dos años en centros privados de Madrid, donde la situación fue, si acaso, peor porque además de soportar a alumnos maleducados, no podía quejarse. “Me decían: nos tienes que aguantar porque mi padre te paga el sueldo. Y la directora, si protestabas, sacaba la ficha con todos los servicios que pagaba la familia y te recomendaba paciencia”.

Desde 1990, cuando Rosa Rocha comenzó a enseñar Matemáticas en BUP y COU, a hoy, el alumnado, especialmente en la enseñanza pública se ha vuelto mucho más diverso, y no solo por su procedencia. “Para empezar ahora llegan al instituto antes, con 12 años. Y, además, tenemos que atenderlos a todos. A los que tienen trastorno por déficit de atención por hiperactividad, a los que tienen necesidades educativas especiales, a los que tienen problemas de salud… Debemos atender las diferencias individuales de cada alumno, y eso requiere más trabajo y mayor preparación”, afirma. Intentar que ningún estudiante se quede atrás, en lugar de aceptarlo sin remordimientos, como pasaba hace tres décadas, requiere un esfuerzo mucho mayor, y también constituye, dice Rocha, que dirige un instituto público en Guadarrama (Madrid), “un éxito del sistema; antes, el abandono escolar era altísimo, y estamos consiguiendo, poco a poco, gracias al trabajo del profesorado, evitar que sean expulsados”.

La propia idea que Julio Rodríguez Taboada tiene del oficio también ha cambiado mucho desde que en 1989 entró por primera vez en un aula para dar clase. “La concepción que tenía de mi trabajo era que consistía en explicar lo mejor posible conceptos matemáticos al alumnado. No me había planteado la importancia de aspectos como la atención a la diversidad, la inclusión, el contexto social, familiar, cultural y económico del estudiantado, la coordinación con otros docentes, etcétera. Hoy tengo más claro que mi trabajo es participar en la formación de todo mi alumnado a través de la educación matemática”, afirma. En una línea parecida, Antoni Salvà, profesor de Física y Química en Mallorca, agrega: “Ejercer la profesión es más exigente que hace 25 años, cuando era suficiente impartir la materia y verificar que los estudiantes la reproducían correctamente. Ahora, tener un conocimiento profundo de la misma es una condición necesaria, pero no suficiente. También hace falta conocer su didáctica para crear las condiciones adecuadas en un aula para que todos los alumnos puedan aprender”.

Estudiantes y familias

Los cambios en las expectativas de los estudiantes y sus familias también han hecho que ser docente sea, en cierto sentido, más difícil, cree Josune Irazabal, profesora de FP en un centro público de Bergara (Bizkaia), que cuando ella empezó a dar clase a finales de los años noventa. Entre una parte de los chavales ha calado la idea de “éxito rápido que observan en las redes sociales”, dice. Mientras que en las familias han aumentado, en promedio, su grado “de participación y de demanda” hacia los centros educativos. Y las transformaciones económicas y sociales de las últimas décadas, añade Toni Solano, hacen ahora recaer sobre los centros educativos responsabilidades que no tenían tradicionalmente.

“En un contexto en el que toda la familia tiene que trabajar, incluso en dos sitios, parece que la escuela es el único lugar para intervenir con los menores: salud mental, exclusión, identidad de género, acoso, adicciones diversas... Todo bajo la supervisión de los docentes, porque no hay recursos en servicios sociales, en sanidad, etcétera. Y ahí es donde muchos se rebelan, porque efectivamente no somos ni psicólogos, ni terapeutas, ni sanitarios, ni trabajadores sociales”. Las administraciones podrían dotar de dichos perfiles a los centros. “Pero todo intento de solicitar recursos de ese tipo es tiempo perdido”, denuncia el directo, “yo llevo varios años reclamando”.

Si mira no a cuando empezó a dar clase, sino cuando él era alumno de primaria, a finales de los ochenta, Óscar Ruiz, de 47 años, maestro y director de un colegio público en Cantabria, señala dos grandes diferencias respecto a la realidad escolar actual: “En mi clase, que éramos 35, no se movía nadie. Pero también es cierto que vivíamos, en algunas ocasiones, bajo amenaza”. También hay novedades que han tenido consecuencias ambiguas, coinciden entrevistados. Como los avances tecnológicos, que, por una parte, pueden facilitar la labor docente y abren nuevas oportunidades didácticas y, por otra, suscitan la duda de si su uso no puede ser contraproducente, señala Rosa Rocha. O como con el mayor grado de seguimiento y recogida de datos del alumnado. Que de un lado puede facilitar la intervención escolar en el caso de que un chaval tenga problemas, así como mejorar el conocimiento sobre el conjunto del sistema educativo. Y, de otro, advierte Rodrigo Plaza, profesor de FP en Barcelona, ha desembocado en una carga por “exceso de burocratización para los docentes y los equipos directivos”.

sábado, 24 de agosto de 2024

El profesor que guarda los escritos de sus alumnos para que los lean 20 años después

Caio Ruvenal, "Una visita de tu yo adolescente: el profesor que guarda los escritos de sus alumnos para que los lean 20 años después", en El País, 24 ago 2024:

 Una visita de tu yo adolescente: el profesor que guarda los escritos de sus alumnos para que los lean 20 años después

El documental ‘El método Farrer’ muestra el impacto que produjo a los estudiantes de un maestro recibir las cartas que les encargó escribirse a sí mismos cuando fueran adultos

Las preocupaciones de los adolescentes tienen que ver con: “Todas las chicas están más delgadas que yo”, “la escuela es lo más frustrante que existe en el mundo” o “me da miedo enamorarme de un chico y que otra se enamore de él”. Son pensamientos reales que escribieron a los 14 años cientos de alumnos de noveno grado del profesor canadiense Bruce Farrer (hoy 83 años), quien desde 1962 hasta el año pasado encargaba a sus estudiantes que escribieran a su yo del futuro una carta en la que describieran sus miedos y aspiraciones. Pero el ejercicio no se quedó en una mera tarea de clase: 20 años después de la redacción de cada uno de aquellos textos, Farrer las fue enviando una por una a sus autores. Ahora el documental El método Farrer, de la española Esther Morente, que se estrena en salas el 30 de agosto, muestra cómo algunos de aquellos adolescentes, hoy convertidos en adultos, se han enfrentado a su yo del pasado.

“Les ofrecía a mis estudiantes la oportunidad de reflexionar sobre su vida a los 14 años y pensar en el futuro, en la mejor manera de prepararse para cumplir sus objetivos. Les decía: no os limitéis a decir lo que hicisteis el fin de semana pasado, tampoco quiénes son vuestros familiares. Dentro de 20 años seguiréis sabiendo quiénes son; habladme de vuestras relaciones con ellos, qué os irrita, qué admiráis”, cuenta Farrer. Lo hace por videollamada desde su pequeña granja en Qu’Appelle, en la Canadá profunda, donde pasa su tiempo de jubilado cuidando de sus gallinas y vacas. “Siempre he disfrutado leyendo historias personales. Escribo un diario que empecé a los 10 años y la noche antes de mi boda, hace 50, me escribí una carta que releí en mi vigesimoquinto aniversario”.

Las cartas, un tesoro que se pierde

Los ensayos de diez páginas que Farrer pedía a sus alumnos muestran a adolescentes intentando encajar en la sociedad, enojados con todos y por todo, en la búsqueda de una personalidad auténtica. En las cartas se leen preocupaciones banales —“Ojalá me pueda casar con una chica rubia y que mida 1,75 metros″—, pero también duras realidades cotidianas que exorcizaban en sus textos privados: “Hago escondrijos en el bosque para esconderme y alejarme de la frustración”; o “mi padre tiene problemas con el alcohol y desaparece durante días”. Farrer opina sobre esta edad plagada de cambios físicos y emocionales: “Creo que son los años más difíciles. La mayoría me dice que al leerlas querían abrazar y consolar a su yo adolescente y decirle: ‘No está tan mal, vales más de lo que crees”.

La película El método Farrer reúne a 13 de aquellos alumnos —seleccionados a partir de una entrevista de 20 preguntas, según la directora valenciana— que redactaron el proyecto en diferentes años. Algunos se quiebran leyendo partes de las misivas y todos comparan su vida de entonces con la de ahora. Donna Rintoul dice que leer su carta le permitió enfocarse en las cosas que valen la pena, porque la recibió cuando acababa de ser diagnosticada con una enfermedad crónica. Nadine Kostek la leyó cuando su hija estaba llegando a la edad que tenía ella cuando redactó el ensayo. “¿Qué le dirías a tu yo de 14 años?”, les pregunta la directora detrás de cámara. “Saca a pasear a tu madre cada día”, “ve a por ese viaje antes de que la vida se te haga tan pesada”, “no te preocupes tanto, todo irá bien”, le responden.

“Tuve mucha suerte de dar con estos alumnos valientes, porque cuando uno habla de su propia intimidad y expone sus heridas de infancia es un momento muy vulnerable. El hecho de compartirlas puede ayudar a quien lo vea a que abrace su propia sombra”, sostiene Esther Morente. Los entrevistados dejan claro el ejercicio de introspección que significó leer las epístolas, aunque Farrer lamenta que una gran mayoría no le agradeció que se las hubiera enviado, teniendo en cuenta el esfuerzo que le costó mantenerlas durante tantos años. En un principio dejaba que sus estudiantes conservaran los textos, pero los perdían o acababan en manos de personas indebidas, así que decidió que él las conservaría.

“Tenía cajas y cajas de cartas almacenadas en la biblioteca, porque además de profesor era el bibliotecario de la escuela. Cerca de mi jubilación, empecé a preocuparme por si alguien tiraba todo ese material, así que me las traje a casa y las guardé en el ático. Era difícil acceder a ellas, así que acabaron en el comedor. A mi esposa no le hizo mucha gracia”, recuerda el profesor. Pero la parte más difícil fue encontrar a los alumnos 20 años después. A pesar de que Fort Qu’Appelle (lugar donde estaba la escuela) es un pueblo pequeño, con poco más de 2.000 habitantes, muchos de los estudiantes se mudaron cuando se hicieron adultos. Facebook fue su aliado principal, pero también recurrió a los padres de los alumnos y a la guía telefónica. Farrer asegura que devolvió más de 2.000.

En varios casos —el documental recoge uno de ellos—, los protagonistas de las cartas habían muerto cuando Farrer las envió. “Esas llegaron a ser más importantes, porque por unos minutos los padres recibían la visita de un hijo o hija muerto. En algunas ocasiones, también llegaron a algún cónyuge. Fue duro. Podían ver todos esos sueños incumplidos por una muerte prematura... y a veces por suicidio”, recuerda Farrer.

Entre las reacciones de los protagonistas ya adultos también hay grandes decepciones. Deportistas que creían que iban a convertirse en ídolos, el que le pide a su yo del futuro que tenga “buenos abdominales” o la aspirante a actriz que apuntó: “Quizás estás leyendo esta carta sentada en Hollywood Hills”. “Tal vez el sentimiento sea de desilusión o vergüenza, pero ¡tenían 14 años! No pueden sentirse avergonzados por eso”, opina Farrer, siempre con respuestas extensas y un pensamiento agudo que lo mantiene entretenido: “No tengo previsto aburrirme nunca”.

A ese personaje tan singular, la película le da un aire de protagonista de cuento de hadas. La narración está contada en primera persona y con un aire místico. Lo describe así la directora Morente después de intercambiar mensajes diarios durante cinco años: “Es que nada más leer su historia me dije que parecía un cuento. Me encargué, dentro de nuestras posibilidades, de que la película fuera como el relato de un hombre perdido en una aldea de Canadá, con una responsabilidad que causó un impacto brutal en sus estudiantes con el paso del tiempo y ahora, con suerte, tendrá un impacto en quien lo vea”.

miércoles, 26 de junio de 2024

Las herramientas perdidas del aprendizaje, por Dorothy Sayers

LAS HERRAMIENTAS PERDIDAS DEL APRENDIZAJE

por Dorothy Sayers

"Las herramientas perdidas del aprendizaje" fue presentada por la señorita Dorothy Sayers en Oxford en 1947.

Que yo, cuya experiencia en la enseñanza es extremadamente limitada, pueda atreverme a hablar de educación es un asunto que, seguramente, no requiere disculpas. Es un tipo de comportamiento al que el actual clima de opinión es totalmente favorable. Los obispos expresan sus opiniones sobre economía; los biólogos, sobre metafísica; químicos inorgánicos, sobre teología; las personas más irrelevantes son designadas para ministerios altamente técnicos; y hombres sencillos y directos escriben a los periódicos para decir que Epstein y Picasso no saben dibujar. Hasta cierto punto, y siempre que las críticas se hagan con una modestia razonable, estas actividades son encomiables. Demasiada especialización no es buena. También hay una razón excelente por la que el más aficionado puede sentirse con derecho a tener una opinión sobre la educación. Porque si bien no todos somos profesores profesionales, a todos, en algún momento u otro, nos han enseñado. Incluso si no aprendimos nada -quizás en particular si no aprendimos nada- nuestra contribución a la discusión puede tener un valor potencial.

Sin embargo, es sumamente improbable que las reformas que propongo lleguen a llevarse a cabo alguna vez. Ni los padres, ni las escuelas de formación, ni los comités examinadores, ni las juntas de gobernadores, ni los ministerios de educación, los tolerarían ni por un momento. Porque equivalen a esto: que si queremos producir una sociedad de gente educada, capacitada para preservar su libertad intelectual en medio de las complejas presiones de nuestra sociedad moderna, debemos hacer retroceder la rueda del progreso unos cuatrocientos o quinientos años, hasta el punto de partida. Punto en el que la educación empezó a perder de vista su verdadero objeto, hacia finales de la Edad Media.

Antes de que me desestimes con la frase apropiada -reaccionario, romántico, medievalista, laudator temporis acti (alabador de tiempos pasados), o cualquier etiqueta que se te ocurra primero- te pediré que consideres una o dos preguntas variadas que rondan por aquí. el fondo, tal vez, de todas nuestras mentes, y ocasionalmente aparecen para preocuparnos.


Cuando pensamos en la edad notablemente temprana a la que los jóvenes ingresaban a la universidad en, digamos, la época Tudor, y a partir de entonces se los consideraba aptos para asumir la responsabilidad de la dirección de sus propios asuntos, ¿nos sentimos del todo cómodos con esa prolongación artificial? de la infancia y la adolescencia intelectuales a los años de madurez física tan marcados en nuestros días? Aplazar la aceptación de la responsabilidad hasta una fecha tardía trae consigo una serie de complicaciones psicológicas que, si bien pueden interesar al psiquiatra, son poco beneficiosas ni para el individuo ni para la sociedad. El argumento común a favor de posponer la edad de finalización de la escuela y prolongar el período de educación en general es que ahora hay mucho más que aprender que en la Edad Media. Esto es en parte cierto, pero no del todo. Al niño y a la niña modernos ciertamente se les enseñan más materias, pero ¿significa eso siempre que en realidad saben más?


¿Alguna vez le ha parecido extraño o desafortunado que hoy, cuando la proporción de alfabetización en toda Europa occidental es más alta que nunca, la gente se haya vuelto susceptible a la influencia de la publicidad y la propaganda masiva en un grado hasta ahora inaudito y ¿inimaginable? ¿Atribuye esto al mero hecho mecánico de que la prensa, la radio y demás han hecho que la propaganda sea mucho más fácil de distribuir en una amplia zona? ¿O a veces tienes la incómoda sospecha de que el producto de los métodos educativos modernos es menos bueno de lo que podría ser para separar los hechos de las opiniones y lo probado de lo plausible?


¿Alguna vez, al escuchar un debate entre personas adultas y presumiblemente responsables, se ha sentido preocupado por la extraordinaria incapacidad del polemista promedio para abordar la cuestión, o para enfrentar y refutar los argumentos de los oradores del otro lado? ¿O ha reflexionado alguna vez sobre la altísima incidencia de asuntos irrelevantes que surgen en las reuniones de los comités y sobre la gran rareza de personas capaces de actuar como presidentes de comités? Y cuando piensas en esto, y piensas que la mayoría de nuestros asuntos públicos se resuelven mediante debates y comités, ¿has sentido alguna vez un cierto hundimiento en el corazón?


¿Alguna vez ha seguido una discusión en los periódicos o en otros lugares y ha notado con qué frecuencia los escritores no definen los términos que utilizan? ¿O con qué frecuencia, si un hombre define sus términos, otro asumirá en su respuesta que estaba usando los términos precisamente en el sentido opuesto a aquel en el que ya los ha definido? ¿Alguna vez te ha preocupado un poco la cantidad de sintaxis descuidada que existe? Y, si es así, ¿le preocupa que sea poco elegante o que pueda dar lugar a peligrosos malentendidos?


¿Se ha encontrado alguna vez con que los jóvenes, cuando abandonan la escuela, no sólo olvidan la mayor parte de lo que han aprendido (eso es de esperar), sino que también olvidan, o delatan que nunca supieron realmente, cómo abordar una nueva situación? tema por sí mismos? ¿Le molesta a menudo encontrarse con hombres y mujeres adultos que parecen incapaces de distinguir entre un libro sólido, erudito y debidamente documentado y uno que, para cualquier ojo entrenado, no es ninguna de estas cosas? ¿O quién no puede manejar un catálogo de biblioteca? ¿O quiénes, cuando se enfrentan a un libro de referencia, revelan una curiosa incapacidad para extraer de él los pasajes relevantes para la cuestión particular que les interesa?


¿Se encuentra usted a menudo con personas para quienes, durante toda su vida, un "sujeto" sigue siendo un "sujeto", separado por mamparos estancos de todos los demás "sujetos", de modo que experimentan grandes dificultades para establecer una conexión mental inmediata entre nosotros? digamos, álgebra y novela policíaca, eliminación de aguas residuales y el precio del salmón, o, más en general, entre esferas del conocimiento como la filosofía y la economía, o la química y el arte?


¿Ocasionalmente le perturban las cosas escritas por hombres y mujeres adultos para que las lean hombres y mujeres adultos? Encontramos a un biólogo muy conocido escribiendo en un semanario que: "Es un argumento contra la existencia de un Creador" (creo que lo expresó con más fuerza; pero como, desgraciadamente, he extraviado la referencia, Pondré su afirmación en su punto más bajo): "un argumento contra la existencia de un Creador de que el mismo tipo de variaciones que se producen por selección natural pueden ser producidas a voluntad por los criadores de ganado". Uno podría sentirse tentado a decir que es más bien un argumento a favor de la existencia de un Creador. En realidad, por supuesto, no es ninguna de las dos cosas; lo único que prueba es que las mismas causas materiales (recombinación de los cromosomas, por cruzamiento, etc.) son suficientes para explicar todas las variaciones observadas, del mismo modo que las diversas combinaciones de la misma docena de tonos son materialmente suficientes para explicar Luz de luna de Beethoven. Sonata y el ruido que hace el gato al caminar sobre las teclas. Pero la actuación del gato no prueba ni refuta la existencia de Beethoven; y lo único que prueba el argumento del biólogo es que fue incapaz de distinguir entre una causa material y una final.


Aquí hay una frase de una fuente no menos académica que un artículo de primera plana del Times Literary Suplement: "El francés Alfred Epinas señaló que ciertas especies (por ejemplo, hormigas y avispas) sólo pueden enfrentar los horrores de la vida y la muerte. en asociación." No sé qué dijo realmente el francés; Lo que el inglés dice que dijo carece evidentemente de sentido. No podemos saber si la vida encierra algún horror para la hormiga, ni en qué sentido se puede decir que la avispa aislada que matamos en el cristal de la ventana "enfrenta" o no "enfrenta" los horrores de la muerte. El tema del artículo es el comportamiento de masas del hombre; y los motivos humanos han sido transferidos discretamente de la proposición principal al ejemplo de apoyo. Así, el argumento, en efecto, supone lo que se propone probar, un hecho que resultaría inmediatamente evidente si se presentara en un silogismo formal. Este es sólo un pequeño y azaroso ejemplo de un vicio que impregna libros enteros, en particular libros escritos por hombres de ciencia sobre temas metafísicos.


Otra cita del mismo número de TLS viene aquí apropiadamente para cerrar esta colección aleatoria de pensamientos inquietantes, esta vez de una reseña de "Algunas tareas para la educación" de Sir Richard Livingstone: "Más de una vez el lector recuerda la El valor de un estudio intensivo de al menos un tema, para aprender el significado del conocimiento y qué precisión y persistencia se necesitan para lograrlo. Sin embargo, en otros lugares se reconoce plenamente el hecho inquietante de que un hombre puede ser un maestro en un campo. y no muestra mejor juicio que su prójimo en cualquier otro lugar; recuerda lo que ha aprendido, pero olvida por completo cómo lo aprendió."


Llamaría especialmente su atención sobre la última frase, que ofrece una explicación de lo que el escritor llama con razón el "hecho preocupante" de que las habilidades intelectuales que nos confiere nuestra educación no son fácilmente transferibles a materias distintas de aquellas en las que las adquirimos. : "recuerda lo que ha aprendido, pero olvida por completo cómo lo aprendió".


¿No es el gran defecto de nuestra educación actual -un defecto que se puede rastrear a través de todos los inquietantes síntomas de problemas que he mencionado- que aunque a menudo logramos enseñar "materias" a nuestros alumnos, fallamos lamentablemente en general en enseñarles cómo pensar: aprenden todo, menos el arte de aprender. Es como si hubiéramos enseñado a un niño, mecánicamente y por regla general, a tocar "El herrero armonioso" en el piano, pero nunca le hubiéramos enseñado la escala o cómo leer partituras; de modo que, habiendo memorizado "El herrero armonioso", todavía no tenía la menor idea de cómo proceder a partir de allí para abordar "La última rosa del verano". ¿Por qué digo "como si"? En algunas artes y oficios, a veces hacemos precisamente esto: exigir que el niño se "exprese" con pintura antes de enseñarle a manejar los colores y el pincel. Hay una escuela de pensamiento que cree que ésta es la forma correcta de emprender el trabajo. Pero observemos: no es la forma en que un artesano capacitado aprenderá por sí mismo un nuevo medio. Él, habiendo aprendido por experiencia la mejor manera de economizar trabajo y tomar la cosa por el extremo correcto, comenzará garabateando sobre una pieza extraña de material, para "darle la sensación de la herramienta".


EL ESQUEMA MEDIEVAL DE EDUCACIÓN


Veamos ahora el esquema educativo medieval: el plan de estudios de las escuelas. Por el momento no importa si fue ideado para niños pequeños o para estudiantes mayores, ni durante cuánto tiempo se suponía que la gente se haría cargo de él. Lo que importa es la luz que arroja sobre lo que los hombres de la Edad Media suponían que era el objeto y el orden correcto del proceso educativo.

El programa de estudios se dividió en dos partes: Trivium y Quadrivium. La segunda parte, el Quadrivium, constaba de "temas" y por el momento no es necesario que nos preocupemos. Lo interesante para nosotros es la composición del Trivium , que precedió al Quadrivium y fue su disciplina preliminar. Constó de tres partes: Gramática, Dialéctica y Retórica, en ese orden.


Ahora bien, lo primero que notamos es que al menos dos de estos "sujetos" no son lo que deberíamos llamar "sujetos" en absoluto: son sólo métodos para tratar con los sujetos. La gramática, de hecho, es una "materia" en el sentido de que significa definitivamente aprender una lengua; en ese período significaba aprender latín. Pero el lenguaje en sí es simplemente el medio en el que se expresa el pensamiento. De hecho, todo el Trivium tenía como objetivo enseñar al alumno el uso adecuado de las herramientas del aprendizaje, antes de que comenzara a aplicarlas a las "materias". Primero, aprendió un idioma; no sólo cómo pedir una comida en una lengua extranjera, sino la estructura de una lengua y, por tanto, de la lengua misma: qué era, cómo se elaboraba y cómo funcionaba. En segundo lugar, aprendió a utilizar el lenguaje; cómo definir sus términos y hacer declaraciones precisas; cómo construir un argumento y cómo detectar falacias en un argumento. La dialéctica, es decir, abrazaba la Lógica y la Disputa. En tercer lugar, aprendió a expresarse en el lenguaje: cómo decir lo que tenía que decir de manera elegante y persuasiva.


Al final de su curso, se le pedía que redactara una tesis sobre algún tema fijado por sus maestros o elegido por él mismo, y luego que defendiera su tesis contra las críticas de la facultad. Para entonces, habría aprendido (o ¡pobre de él!) no sólo a escribir un ensayo en papel, sino a hablar de manera audible e inteligible desde una plataforma y a usar su ingenio rápidamente cuando lo interrumpieran. También habría preguntas, convincentes y astutas, de aquellos que ya habían pasado por el debate.


Por supuesto, es muy cierto que fragmentos de la tradición medieval aún persisten, o han sido revividos, en el programa escolar ordinario de hoy. Todavía se requieren ciertos conocimientos de gramática cuando se aprende una lengua extranjera; tal vez debería decir "se requiere nuevamente", porque durante mi vida pasamos por una fase en la que la enseñanza de las declinaciones y conjugaciones se consideraba bastante reprobable, y Se consideró mejor ir retomando estas cosas a medida que avanzábamos. Florecen las sociedades de debate escolar; se escriben ensayos; Se subraya, y tal vez incluso se exagera, la necesidad de la "autoexpresión". Pero estas actividades se cultivan más o menos con desapego, como pertenecientes a los sujetos especiales en los que están encasilladas, más que como formando un esquema coherente de entrenamiento mental con el que todos los "sujetos" mantienen una relación subordinada. La "gramática" pertenece especialmente a la "materia" de lenguas extranjeras, y la redacción de ensayos a la "materia" denominada "inglés"; mientras que la dialéctica se ha divorciado casi por completo del resto del plan de estudios y con frecuencia se practica de manera no sistemática y fuera del horario escolar como un ejercicio separado, sólo muy vagamente relacionado con la tarea principal del aprendizaje. En general, la gran diferencia de énfasis entre las dos concepciones es válida: la educación moderna se concentra en "enseñar temas", dejando que el método de pensar, argumentar y expresar las propias conclusiones sea adoptado por el académico a medida que avanza. La educación medieval se concentró primero en forjar y aprender a manejar las herramientas de aprendizaje, utilizando cualquier tema que fuera útil como material sobre el cual garabatear hasta que el uso de la herramienta se convirtió en una segunda naturaleza.


Por supuesto, debe haber "sujetos" de algún tipo. No se puede aprender la teoría de la gramática sin aprender un idioma real, ni aprender a argumentar y orar sin hablar de algo en particular. Los temas de debate de la Edad Media procedían en gran medida de la teología o de la ética y la historia de la antigüedad. De hecho, a menudo se estereotiparon, especialmente hacia el final del período, y los absurdos inverosímiles y rebuscados del argumento escolástico inquietaron a Milton y proporcionan alimento para la alegría incluso hasta el día de hoy. Si eran en sí mismos más trillados y triviales que los temas habituales establecidos hoy en día para la "redacción de ensayos", no me gustaría decirlo: es posible que nosotros mismos nos cansemos un poco de "Un día en mis vacaciones" y todo lo demás. Pero la mayor parte de la alegría está fuera de lugar, porque ya se ha perdido de vista el objetivo y el objetivo de la tesis en debate.


Un orador simplista del Brains Trust entretuvo una vez a su audiencia (y redujo al difunto Charles Williams a una rabia impotente al afirmar que en la Edad Media era una cuestión de fe saber cuántos arcángeles podían bailar en la punta de una aguja). Espero que no diga que nunca fue una "cuestión de fe"; fue simplemente un ejercicio de debate, cuyo tema fijo era la naturaleza de la sustancia angelical: ¿eran los ángeles materiales y, de ser así, ocupaban espacio normalmente? Lo que se considera correcto es, creo, que los ángeles son inteligencias puras; no materiales, sino limitadas, de modo que pueden tener ubicación en el espacio pero no extensión. Se podría extraer una analogía del pensamiento humano, que es igualmente inmaterial y igualmente limitado. Por lo tanto, si su pensamiento se concentra en una cosa (digamos, la punta de una aguja), se ubica allí en el sentido de que no está en otra parte, pero aunque está "allí", no ocupa espacio allí, y allí; No hay nada que impida que un número infinito de pensamientos de diferentes personas se concentren al mismo tiempo en la misma punta de la aguja. Se considera, pues, que el tema apropiado del argumento es la distinción entre ubicación y extensión en el espacio; la materia sobre la cual se ejerce el argumento resulta ser la naturaleza de los ángeles (aunque, como hemos visto, también podría haber sido otra cosa; la lección práctica que se puede extraer del argumento es no usar palabras como "allí" de manera vaga y poco científica, sin especificar si se refiere a "ubicado allí" u "ocupando espacio allí".


Se ha despreciado en abundancia la pasión medieval por la quimera; pero cuando observamos el abuso descarado que se hace, en la prensa y en la plataforma, de expresiones controvertidas con connotaciones cambiantes y ambiguas, podemos sentir en nuestro corazón desear que cada lector y oyente hubiera estado tan defensivamente blindado por su educación como para poder gritar: "Distinguo".


Porque dejamos que nuestros hombres y mujeres jóvenes salieran desarmados, en una época en la que la armadura nunca fue tan necesaria. Al enseñarles a todos a leer, los hemos dejado a merced de la palabra impresa. Con la invención del cine y de la radio, nos hemos asegurado de que ninguna aversión a la lectura los proteja de la incesante batería de palabras, palabras, palabras. No saben lo que significan las palabras; no saben cómo defenderse de ellos, ni cómo despuntarles el filo, ni cómo arrojarlos hacia atrás; son presa de las palabras en sus emociones en lugar de ser dueños de ellas en su intelecto. Nosotros, que nos escandalizamos en 1940 cuando se envió a hombres a luchar contra tanques blindados con rifles, no nos escandalizamos cuando se envía a hombres y mujeres jóvenes al mundo a luchar contra la propaganda masiva con un puñado de "súbditos"; y cuando clases enteras y naciones enteras quedan hipnotizadas por las artes del hechicero, tenemos el descaro de quedar asombrados. Hablamos de labios para afuera sobre la importancia de la educación, de labios para afuera y, sólo de vez en cuando, una pequeña subvención de dinero; posponemos la edad de finalización de la escuela y planeamos construir escuelas mejores y más grandes; los profesores trabajan a conciencia dentro y fuera del horario escolar; y, sin embargo, creo que todo este dedicado esfuerzo se ve frustrado en gran medida, porque hemos perdido las herramientas de aprendizaje y, en su ausencia, sólo podemos realizar un trabajo fallido y poco sistemático.


¿ENTONCES QUE?


Entonces, ¿qué vamos a hacer? No podemos volver a la Edad Media. Ése es un grito al que nos hemos acostumbrado. No podemos volver atrás... ¿o sí? Distinguido. Me gustaría que se definieran todos los términos de esa proposición. ¿"Regresar" significa un retroceso en el tiempo o la revisión de un error? Lo primero es claramente imposible per se; el segundo es algo que los sabios hacen todos los días. "No puedo": ¿significa esto que nuestro comportamiento está determinado irreversiblemente, o simplemente que tal acción sería muy difícil en vista de la oposición que provocaría? Evidentemente el siglo XX no es ni puede ser el siglo XIV; pero si "la Edad Media" es, en este contexto, simplemente una frase pintoresca que denota una teoría educativa particular, no parece haber ninguna razón a priori por la que no debamos "volver" a ella -con modificaciones- como hemos hecho. ya "regresado" con modificaciones, a, digamos, la idea de representar las obras de Shakespeare tal como él las escribió, y no en las versiones "modernizadas" de Cibber y Garrick, que alguna vez parecieron ser lo último en progreso teatral.

Divirtámonos imaginando que tal retroceso progresivo es posible. Hagamos un barrido completo de todas las autoridades educativas y proporcionemos una pequeña y agradable escuela de niños y niñas a quienes podamos equipar experimentalmente para el conflicto intelectual según líneas elegidas por nosotros mismos. Les dotaremos de padres excepcionalmente dóciles; dotaremos a nuestra escuela de profesores que estén perfectamente familiarizados con los objetivos y métodos del Trivium; tendremos nuestro edificio y nuestro personal lo suficientemente grandes como para permitir que nuestras clases sean lo suficientemente pequeñas para un manejo adecuado; y postularemos una Junta de Examinadores dispuestos y calificados para probar los productos que elaboramos. Así preparados, intentaremos esbozar un programa de estudios, un Trivium moderno "con modificaciones", y veremos hasta dónde llegamos.


Pero primero: ¿qué edad tendrán los niños? Bueno, si hay que educarlos sobre temas novedosos, será mejor que no tengan nada que desaprender; Además, no se puede empezar algo bueno demasiado pronto, y el Trivium, por su naturaleza, no es aprendizaje, sino una preparación para aprender. Por lo tanto, "los atraparemos jóvenes", exigiendo de nuestros alumnos sólo que sepan leer, escribir y cifrar.


Mis puntos de vista sobre la psicología infantil no son, lo admito, ni ortodoxos ni ilustrados. Mirando retrospectivamente a mí mismo (dado que soy el niño que mejor conozco y el único que puedo pretender conocer desde dentro), reconozco tres estados de desarrollo. A estos, de manera tosca, los llamaré Poll-Parrot, Pert y Poetic, coincidiendo este último, aproximadamente, con el inicio de la pubertad. La etapa Poll-Parrot es aquella en la que aprender de memoria es fácil y, en general, placentero; mientras que el razonamiento es difícil y, en general, poco disfrutado. A esta edad uno memoriza fácilmente las formas y apariencias de las cosas; a uno le gusta recitar las matrículas de los coches; uno se regocija con el canto de rimas y el estruendo y trueno de polisílabos ininteligibles; uno disfruta de la mera acumulación de cosas. La época de Pert, que sigue a esto (y, naturalmente, se superpone hasta cierto punto), se caracteriza por contradecir, responder, por gustarle "sacar a la gente" (especialmente a los mayores); y por la propuesta de enigmas. Su valor de molestia es extremadamente alto. Por lo general, comienza alrededor del cuarto curso. La época poética es conocida popularmente como la época “difícil”. Es egocéntrico; anhela expresarse; más bien se especializa en ser incomprendido; es inquieto y trata de lograr la independencia; y, con buena suerte y buena orientación, debería mostrar los inicios de la creatividad; una búsqueda de una síntesis de lo que ya sabe, y un afán deliberado por saber y hacer una cosa con preferencia a todas las demás. Ahora me parece que la disposición del Trivium se adapta con singular idoneidad a estas tres épocas: la Gramática al Poll-Parrot, la Dialéctica al Pert y la Retórica a la era poética.


LA ETAPA DE GRAMÁTICA


Empecemos, entonces, por la Gramática. Esto, en la práctica, significa la gramática de alguna lengua en particular; y debe ser un idioma flexionado. La estructura gramatical de una lengua sin inflexiones es demasiado analítica para ser abordada por cualquiera que no tenga práctica previa en dialéctica. Además, las lenguas flexionadas interpretan las no flexionadas, mientras que las no flexionadas son de poca utilidad para interpretar las flexionadas. Diré de inmediato, con bastante firmeza, que la mejor base para la educación es la gramática latina. Digo esto, no porque el latín sea tradicional y medieval, sino simplemente porque incluso un conocimiento rudimentario del latín reduce el trabajo y los dolores de aprender casi cualquier otra materia en al menos un cincuenta por ciento. Es la clave del vocabulario y la estructura de todas las lenguas teutónicas, así como del vocabulario técnico de todas las ciencias y de la literatura de toda la civilización mediterránea, junto con todos sus documentos históricos.

Aquellos cuya preferencia pedante por una lengua viva los persuada a privar a sus alumnos de todas estas ventajas podrían sustituirla por el ruso, cuya gramática es aún más primitiva. El ruso, por supuesto, es útil con los otros dialectos eslavos. También hay algo que decir sobre el griego clásico. Pero mi propia elección es el latín. Habiendo complacido así a los clasicistas entre ustedes, procederé a horrorizarlos añadiendo que no creo que sea ni prudente ni necesario encerrar al alumno corriente en el lecho de Procusto de la época de Augusto, con sus formas en verso y su oratoria altamente elaboradas y artificiales. . El latín posclásico y medieval, que fue una lengua viva hasta finales del Renacimiento, es más fácil y, en cierto modo, más vivo; su estudio ayuda a disipar la idea generalizada de que el aprendizaje y la literatura se detuvieron por completo cuando nació Cristo y sólo despertaron de nuevo con la disolución de los monasterios.


El latín debería iniciarse lo antes posible, en una época en la que el habla flexionada no parece más sorprendente que cualquier otro fenómeno en un mundo asombroso; y cuando el canto de "Amo, amas, amat" es tan ritualmente agradable para los sentimientos como el canto de "eeny, meeny, miney, moe".


Durante esta época debemos, por supuesto, ejercitar la mente en otras cosas además de la gramática latina. La observación y la memoria son las facultades más vivas en este período; y si vamos a aprender una lengua extranjera contemporánea, debemos comenzar ahora, antes de que los músculos faciales y mentales se vuelvan rebeldes a entonaciones extrañas. El francés o el alemán hablado se pueden practicar junto con la disciplina gramatical del latín.


Mientras tanto, en inglés, el verso y la prosa se pueden aprender de memoria, y la memoria del alumno debe almacenarse con historias de todo tipo: mitos clásicos, leyendas europeas, etc. No creo que las historias clásicas y las obras maestras de la literatura antigua deban convertirse en cuerpos viles sobre los cuales practicar las técnicas de la gramática; eso fue un defecto de la educación medieval que no debemos perpetuar. Las historias pueden disfrutarse y recordarse en inglés, y relacionarse con su origen en una etapa posterior. Se debe practicar la recitación en voz alta, individualmente o en coro; porque no debemos olvidar que estamos sentando las bases para la Disputa y la Retórica.


Creo que la gramática de la Historia debería consistir en fechas, acontecimientos, anécdotas y personalidades. Un conjunto de fechas al que uno pueda vincular todo el conocimiento histórico posterior es de enorme ayuda para establecer la perspectiva de la historia. No importa mucho qué fechas: las de los reyes de Inglaterra funcionarán muy bien, siempre que vayan acompañadas de fotografías de trajes, arquitectura y otras cosas cotidianas, de modo que la mera mención de una fecha evoque un efecto visual muy fuerte. presentación de todo el período.


De manera similar, la geografía se presentará en su aspecto fáctico, con mapas, características naturales y presentación visual de costumbres, costumbres, flora, fauna, etc.; y creo yo que la desacreditada y anticuada memorización de algunas capitales, ríos, sierras, etc., no hace daño. Se puede fomentar la recolección de sellos.


La ciencia, en el período Poll-Parrot, se organiza natural y fácilmente en torno a colecciones: la identificación y denominación de especímenes y, en general, el tipo de cosas que solía llamarse "filosofía natural". Conocer el nombre y las propiedades de las cosas es, a esta edad, una satisfacción en sí misma; reconocer a simple vista el caballo de tiro del diablo y asegurar a los tontos mayores que, a pesar de su apariencia, no pica; poder distinguir a Casiopea y las Pléyades, y tal vez incluso saber quiénes eran Casiopea y las Pléyades; ser consciente de que una ballena no es un pez y un murciélago no es un pájaro: todas estas cosas dan una agradable sensación de superioridad; mientras que distinguir una serpiente anillada de una víbora o una venenosa de un hongo comestible es un tipo de conocimiento que también tiene valor práctico.


La gramática de las Matemáticas comienza, por supuesto, con la tabla de multiplicar, que, si no se aprende ahora, nunca se aprenderá con gusto; y con el reconocimiento de formas geométricas y la agrupación de números. Estos ejercicios conducen naturalmente a la realización de sumas simples en aritmética. Los procesos matemáticos más complicados pueden, y tal vez deban, posponerse, por las razones que se expondrán a continuación.


Hasta ahora (excepto, por supuesto, el latín), nuestro plan de estudios no contiene nada que se aparte mucho de la práctica común. La diferencia se sentirá más bien en la actitud de los profesores, quienes deben considerar todas estas actividades menos como "temas" en sí mismas que como una recopilación de material para utilizar en la siguiente parte del Trivium. Lo que sea ese material es sólo de importancia secundaria; pero es bueno que en este período se memorice cualquier cosa que pueda ser útilmente memorizada, ya sea inmediatamente inteligible o no. La tendencia moderna es intentar forzar explicaciones racionales en la mente de un niño a una edad demasiado temprana. Las preguntas inteligentes, formuladas espontáneamente, deberían, por supuesto, recibir una respuesta inmediata y racional; pero es un gran error suponer que un niño no puede disfrutar y recordar fácilmente cosas que están más allá de su capacidad de analizar, especialmente si esas cosas tienen un fuerte atractivo imaginativo (como, por ejemplo, "Kubla Kahn"), un jingle atractivo (como algunas de las rimas de memoria para los géneros latinos), o una abundancia de polisílabos ricos y resonantes (como la vulva de Quicunque).


Esto me recuerda la gramática de la Teología. Lo añadiré al plan de estudios, porque la teología es la ciencia maestra sin la cual toda la estructura educativa carecerá necesariamente de su síntesis final. Quienes no estén de acuerdo con esto se contentarán con dejar la educación de sus alumnos todavía llena de cabos sueltos. Esto importará bastante menos de lo que podría, ya que cuando las herramientas de aprendizaje hayan sido forjadas, el estudiante será capaz de abordar la teología por sí mismo, y probablemente insistirá en hacerlo y encontrarle sentido. Aún así, es mejor tener este asunto a mano y listo para trabajar en el motivo. Por lo tanto, en la edad gramatical, debemos familiarizarnos con la historia de Dios y el Hombre en líneas generales, es decir, el Antiguo y el Nuevo Testamento presentados como partes de una sola narración de la Creación, la Rebelión y la Redención, y también con el Credo. , el Padrenuestro y los Diez Mandamientos. En esta etapa inicial, no importa tanto que estas cosas se comprendan plenamente sino que se conozcan y recuerden.


LA ETAPA LÓGICA


Es difícil decir a qué edad, precisamente, debemos pasar de la primera a la segunda parte del Trivium. En términos generales, la respuesta es: tan pronto como el alumno se muestra dispuesto a la franqueza y a las discusiones interminables. Pues así como en la primera parte las facultades maestras son la Observación y la Memoria, así en la segunda la facultad maestra es la Razón Discursiva. En el primero, el ejercicio al que estaba, por así decirlo, adaptado el resto del material, era la gramática latina; en el segundo, el ejercicio clave será la Lógica Formal. Es aquí donde nuestro plan de estudios muestra su primera divergencia marcada con los estándares modernos. El descrédito en que ha caído la lógica formal es enteramente injustificado; y su descuido es la causa fundamental de casi todos esos síntomas inquietantes que hemos observado en la constitución intelectual moderna. La lógica ha quedado desacreditada, en parte porque hemos llegado a suponer que estamos condicionados casi exclusivamente por lo intuitivo y lo inconsciente. No hay tiempo para discutir si esto es cierto; Simplemente observaré que descuidar el entrenamiento adecuado de la razón es la mejor manera posible de hacerla verdadera. Otra causa del descrédito en el que ha caído la lógica es la creencia de que se basa enteramente en suposiciones universales que son indemostrables o tautológicas. Esto no es verdad. No todas las proposiciones universales son de este tipo. Pero incluso si lo fueran, no habría ninguna diferencia, ya que todo silogismo cuya premisa mayor sea la forma "Todo A es B" puede reformularse en forma hipotética. La lógica es el arte de argumentar correctamente: "Si A, entonces B". El método no queda invalidado por la naturaleza hipotética de A. De hecho, la utilidad práctica de la lógica formal hoy en día no reside tanto en el establecimiento de conclusiones positivas como en la pronta detección y exposición de inferencias inválidas.

Repasemos ahora rápidamente nuestro material y veamos cómo se relaciona con la Dialéctica. En cuanto al lenguaje, ahora tendremos nuestro vocabulario y morfología al alcance de la mano; De ahora en adelante podemos concentrarnos en la sintaxis y el análisis (es decir, la construcción lógica del habla) y la historia del lenguaje (es decir, cómo llegamos a organizar nuestro habla como lo hacemos para transmitir nuestros pensamientos).


Nuestra lectura pasará de la narrativa y la letra a los ensayos, la argumentación y la crítica, y el alumno aprenderá a intentar escribir este tipo de cosas por su cuenta. Muchas lecciones –sobre cualquier tema– tomarán la forma de debates; y el lugar de la recitación individual o coral lo ocuparán las representaciones dramáticas, con especial atención a las obras en las que se exponga un argumento en forma dramática.


Las matemáticas (álgebra, geometría y los tipos más avanzados de aritmética) entrarán ahora en el programa de estudios y ocuparán su lugar como lo que realmente son: no una "materia" separada sino un subdepartamento de la Lógica. No es ni más ni menos que la regla del silogismo en su particular aplicación al número y a la medida, y debe enseñarse como tal, en lugar de ser, para algunos, un oscuro misterio, y, para otros, una revelación especial, que no es esclarecedora. ni iluminado por ninguna otra parte del conocimiento.


La historia, ayudada por un sencillo sistema de ética derivado de la gramática de la teología, proporcionará mucho material adecuado para la discusión: ¿estaba justificada la conducta de este estadista? ¿Cuál fue el efecto de tal promulgación? ¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra de tal o cual forma de gobierno? Obtendremos así una introducción a la historia constitucional, un tema sin significado para el niño pequeño, pero de interés absorbente para aquellos que están dispuestos a discutir y debatir. La teología misma proporcionará material para la discusión sobre conducta y moral; y su alcance debería ampliarse mediante un curso simplificado de teología dogmática (es decir, la estructura racional del pensamiento cristiano), que aclare las relaciones entre el dogma y la ética, y se preste a esa aplicación de principios éticos en casos particulares que propiamente se llama casuística. Geografía y Ciencias también proporcionarán material para Dialéctica.


Pero, sobre todo, no debemos descuidar el material que tanto abunda en la vida cotidiana de los alumnos.


Hay un delicioso pasaje en "The Living Hedge", de Leslie Paul, que cuenta cómo varios niños pequeños se divirtieron durante días discutiendo acerca de una extraordinaria lluvia que había caído en su ciudad, una lluvia tan localizada que dejó la mitad de su cuerpo. la calle principal mojada y la otra seca. ¿Podría uno, argumentaron, decir correctamente que había llovido ese día en o sobre la ciudad o sólo en la ciudad? ¿Cuántas gotas de agua se necesitaron para constituir lluvia? Etcétera. La discusión sobre esto condujo a una serie de problemas similares sobre el descanso y el movimiento, el sueño y la vigilia, el est y el non est, y la división infinitesimal del tiempo. Todo el pasaje es un ejemplo admirable del desarrollo espontáneo de la facultad razonadora y de la sed natural y propia de la razón despierta por la definición de los términos y la exactitud de los enunciados. Todos los eventos son alimento para tal apetito.


La decisión de un árbitro; el grado en que uno puede transgredir el espíritu de una norma sin quedar atrapado por la letra: en cuestiones como éstas, los niños nacen casuistas, y su propensión natural sólo necesita ser desarrollada y entrenada -y especialmente, llevada a un nivel inteligible-. relación con los acontecimientos del mundo adulto. Los periódicos están llenos de buen material para tales ejercicios: decisiones judiciales, por un lado, en los casos en que la causa en cuestión no es demasiado abstrusa; por el otro, razonamientos falaces y argumentos confusos, de los que abundan las columnas de correspondencia de ciertos periódicos que se podrían nombrar.


Dondequiera que se encuentre el asunto de la dialéctica, es, por supuesto, muy importante que la atención se centre en la belleza y la economía de una excelente demostración o de un argumento bien elaborado, para que la veneración no muera por completo. La crítica no debe ser meramente destructiva; aunque al mismo tiempo tanto el profesor como los alumnos deben estar preparados para detectar falacias, razonamientos descuidados, ambigüedades, irrelevancias y redundancias, y abalanzarse sobre ellos como ratas. Este es el momento en el que puede resultar útil redactar el acta; junto con ejercicios tales como la redacción de un ensayo y la reducción del mismo, una vez escrito, en un 25 o 50 por ciento.


Se objetará, sin duda, que alentar a los jóvenes de la edad de Pert a intimidar, corregir y discutir con sus mayores los volverá perfectamente intolerables. Mi respuesta es que los niños de esa edad son intolerables de todos modos; y que es mejor canalizar su argumentación natural hacia un buen propósito que permitir que se pierda en la arena. De hecho, puede resultar menos molesto en casa si se le disciplina en la escuela; y de todos modos, los ancianos que han abandonado el sano principio de que los niños deben ser vistos y no escuchados no tienen a nadie a quien culpar excepto a ellos mismos.


Una vez más, el contenido del programa de estudios en esta etapa puede ser el que usted desee. Los "sujetos" suministran material; pero todos ellos deben ser considerados como mero grano sobre el que trabajar el molino mental. Se debe alentar a los alumnos a buscar su propia información, y así guiarlos hacia el uso adecuado de las bibliotecas y los libros de referencia, y mostrarles cómo distinguir qué fuentes son autorizadas y cuáles no.


LA ETAPA RETÓRICA


Hacia el final de esta etapa, los alumnos probablemente comenzarán a descubrir por sí mismos que sus conocimientos y experiencia son insuficientes y que sus inteligencias entrenadas necesitan mucho más material para analizar. La imaginación, normalmente dormida durante la era de Pert, se despertará y los incitará a sospechar de las limitaciones de la lógica y la razón. Esto significa que están pasando a la era poética y están listos para embarcarse en el estudio de la Retórica. Las puertas del almacén del conocimiento ahora deberían estar abiertas para que puedan explorarlo como quieran. Las cosas que alguna vez se aprendieron de memoria se verán en nuevos contextos; las cosas que antes se analizaban fríamente ahora pueden reunirse para formar una nueva síntesis; aquí y allá, una percepción repentina provocará el más emocionante de todos los descubrimientos: la comprensión de que la perogrullada es cierta.

Es difícil trazar un programa general para el estudio de la Retórica: se exige cierta libertad. En literatura, se debe permitir nuevamente que la apreciación tome la delantera sobre la crítica destructiva; y la autoexpresión por escrito puede seguir adelante, con sus herramientas ahora afiladas para cortar limpiamente y observar proporciones. A cualquier niño que ya muestre disposición a especializarse se le debe dar su cabeza: porque, cuando el uso de las herramientas ha sido bien aprendido, está disponible para cualquier estudio. Creo que sería bueno que cada alumno aprendiera a resolver realmente bien una o dos materias, mientras tomaba algunas clases de materias secundarias para mantener su mente abierta a las interrelaciones de todos los conocimientos. De hecho, en esta etapa nuestra dificultad será mantener a los "sujetos" separados; porque la dialéctica habrá demostrado que todas las ramas del conocimiento están interrelacionadas, de la misma manera que la retórica tenderá a mostrar que todo el conocimiento es uno. Demostrar esto y mostrar por qué es así es ante todo tarea de la maestra de la ciencia. Pero ya sea que se estudie teología o no, al menos deberíamos insistir en que los niños que parecen inclinados a especializarse en el aspecto matemático y científico deberían ser obligados a asistir a algunas lecciones de humanidades y viceversa. En esta etapa, también, la gramática latina, una vez hecha su labor, puede abandonarse para aquellos que prefieran continuar sus estudios de lengua en el lado moderno; mientras que a aquellos que probablemente nunca tendrán un gran uso o aptitud para las matemáticas también se les podría permitir descansar, más o menos, sobre sus remos. En términos generales, ahora se puede dejar que todo lo que es un mero aparato pase a un segundo plano, mientras la mente entrenada se prepara gradualmente para la especialización en las "temas" que, una vez completado el Trivium, debería estar perfectamente equipada para abordar por sí sola. . La síntesis final del Trivium –la presentación y defensa pública de la tesis– debería restaurarse de alguna forma; tal vez como una especie de "examen final" durante el último trimestre de la escuela.


El alcance de la Retórica depende también de si el alumno debe ser entregado al mundo a la edad de 16 años o si debe proceder a la universidad. Puesto que, en realidad, la retórica debe estudiarse hacia los 14 años, la primera categoría de alumnos debe estudiar gramática desde los 9 hasta los 11 años aproximadamente, y dialéctica desde los 12 hasta los 14 años; sus dos últimos años escolares los dedicaría entonces a la Retórica, que, en este caso, sería de un tipo bastante especializado y vocacional, lo que le permitiría iniciar inmediatamente alguna carrera práctica. Un alumno de segunda categoría terminaría su curso de Dialéctica en su escuela preparatoria y tomaría Retórica durante sus dos primeros años en su escuela pública. A los 16 años estaría preparado para iniciar aquellas "materias" que se le proponen para sus estudios posteriores en la universidad: y esta parte de su educación corresponderá al Quadrivium medieval. Lo que esto equivale es que el alumno ordinario, cuya educación formal termina a los 16 años, tomará únicamente el Trivium; mientras que los eruditos tomarán tanto el Trivium como el Quadrivium.


EL TRIVIUM DEFENDIDO


¿Es entonces el Trivium una educación suficiente para la vida? Si se enseña adecuadamente, creo que así debería ser. Al final de la Dialéctica, los niños probablemente parecerán estar muy por detrás de sus coetáneos educados con métodos "modernos" anticuados, en lo que respecta al conocimiento detallado de temas específicos. Pero después de los 14 años deberían poder superar a los demás con creces. De hecho, no estoy del todo seguro de que un alumno que domine perfectamente el Trivium no sea apto para pasar inmediatamente a la universidad a la edad de 16 años, demostrando así que está a la altura de su homólogo medieval, cuya precocidad nos sorprendió a principios de siglo. esta discusión. Esto, sin duda, perjudicaría al sistema de escuelas públicas inglés y desconcertaría mucho a las universidades. Por ejemplo, haría que la regata de barcos de Oxford y Cambridge fuera algo completamente diferente.

Pero no estoy aquí para considerar los sentimientos de los cuerpos académicos: sólo me preocupa el entrenamiento adecuado de la mente para enfrentar y abordar la formidable masa de problemas no digeridos que le presenta el mundo moderno. Porque las herramientas de aprendizaje son las mismas, en todas y cada una de las materias; y la persona que sabe utilizarlas conseguirá, a cualquier edad, dominar un nuevo tema en la mitad de tiempo y con una cuarta parte del esfuerzo invertido por la persona que no tiene las herramientas a su disposición. Aprender seis materias sin recordar cómo se aprendieron no facilita el acercamiento a una séptima; haber aprendido y recordado el arte de aprender hace que el acercamiento a cada tema sea una puerta abierta.


Antes de concluir estas sugerencias necesariamente muy superficiales, debo decir por qué creo que es necesario hoy en día volver a una disciplina que habíamos descartado. La verdad es que durante los últimos trescientos años hemos estado viviendo de nuestro capital educativo. El mundo posrenacentista, desconcertado y excitado por la profusión de nuevos "temas" que se le ofrecían, rompió con la vieja disciplina (que, de hecho, se había vuelto tristemente aburrida y estereotipada en su aplicación práctica) e imaginó que en adelante podría, por así decirlo, divertirse felizmente en su nuevo y ampliado Quadrivium sin pasar por el Trivium. Pero la tradición escolástica, aunque rota y mutilada, todavía persistía en las escuelas y universidades públicas: Milton, por mucho que protestara contra ella, se formó a partir de ella; el debate de los ángeles caídos y la disputa de Abdiel con Satanás tienen la herramienta -marcas de las Escuelas en ellos, y podrían, dicho sea de paso, figurar provechosamente como pasajes fijos para nuestros estudios dialécticos. Hasta el siglo XIX, nuestros asuntos públicos eran gestionados en su mayor parte, y nuestros libros y revistas eran escritos en su mayor parte, por personas criadas en hogares y formadas en lugares donde esa tradición todavía estaba viva en la memoria y casi en la memoria. la sangre. De la misma manera, hoy en día muchas personas que son ateas o agnósticas en religión, se rigen en su conducta por un código de ética cristiana que está tan arraigado que nunca se les ocurre cuestionarlo.


Pero no se puede vivir del capital para siempre. Por muy firmemente arraigada que esté una tradición, si nunca se la riega, aunque muera con dificultad, al final muere. Y hoy un gran número -quizás la mayoría- de los hombres y mujeres que manejan nuestros asuntos, escriben nuestros libros y nuestros periódicos, llevan a cabo nuestras investigaciones, presentan nuestras obras de teatro y nuestras películas, hablan desde nuestras plataformas y púlpitos, sí. , y que educan a nuestros jóvenes, nunca, ni siquiera en una memoria tradicional persistente, se han sometido a la disciplina escolástica. Cada vez menos niños que vienen a recibir educación traen consigo algo de esa tradición. Hemos perdido las herramientas del aprendizaje (el hacha y la cuña, el martillo y la sierra, el cincel y el cepillo) que eran tan adaptables a todas las tareas. En lugar de ellos, tenemos simplemente un conjunto de plantillas complicadas, cada una de las cuales hará sólo una tarea y nada más, y en cuyo uso el ojo y la mano no reciben ningún entrenamiento, de modo que ningún hombre ve el trabajo como un todo o "mira". hasta el final de la obra."


¿De qué sirve acumular tarea tras tarea y prolongar los días de trabajo, si al final el objetivo principal queda sin alcanzar? No es culpa de los profesores: ya trabajan demasiado duro. La locura combinada de una civilización que ha olvidado sus propias raíces las obliga a apuntalar el peso tambaleante de una estructura educativa construida sobre arena. Están haciendo por sus alumnos el trabajo que ellos mismos deberían hacer. Porque el único fin verdadero de la educación es simplemente éste: enseñar a los hombres a aprender por sí mismos; y cualquier instrucción que no logre lograr esto es un esfuerzo gastado en vano.