martes, 21 de enero de 2025

Acoso al profesor

 "Es un linchamiento", "No sirves para nada". El infierno de los profesores en los grupos de WhatsApp de padres

Las agresiones hacia los docentes han pasado de los empujones y las collejas a un ciberacoso despiadado que incluye la suplantación de identidad en redes, viralizar fotos y memes para ridiculizarles y las falsas acusaciones

En El Confidencial, por Albert Sanchís

20/01/2025

"Mira tonto, por tu asignatura no vamos a vivir, lo haremos por matemáticas, por lenguaje y por todo lo demás, pero por gimnasia no"; “Ni su padre ni yo le vamos a castigar ni regañar por haber suspendido algo con lo que no va a llegar a ningún sitio”; "Lo que pasa es que creo que le has cogido manía". Son solo algunas frases a las que se ha enfrentado directamente Eduardo Martín (nombre ficticio, ya que prefiere no revelar su identidad) con varios padres y madres de alumnos de 1º de la ESO en servicios de mensajería instantánea. En los grupos de WhatsApp de padres, ya sin la presencia de los docentes, la cosa se pone incluso peor: insultos, amenazas, vídeos, fotos y datos del pasado de los profesores, difamaciones, memes... El ciberbullying crece a pasos agigantados en el sistema educativo, pero la atención mediática e institucional ha estado poniendo el foco en el alumnado y, poco a poco, se ha ido abandonando a otro grupo que lo sufre día a día, el profesorado. "Es un linchamiento", señalan fuentes del servicio del Defensor del Profesor. Marín relata que una tarde abrió su ordenador y a través de la aplicación de enseñanza que usan en su centro (Microsoft Teams), la madre de un alumno que había suspendido le envió alrededor de 15 mensajes de texto y varios audios. "Empezó a hablarme con una falta de respeto brutal, criticando mi manera de dar clase. Y en ese momento se te pasa por la cabeza mandarla a tomar viento, pero al final tienes que estar a la altura de tu trabajo. A las 24 horas le contesté de manera educada, pero estuve varias semanas sopesando la idea de denunciarla". En los correos electrónicos es algo que él y sus compañeros viven con frecuencia: "Recibimos todos los días mensajes desagradables y amenazas, como el del padre de un chaval que había castigado y que me decía que iba a presentarse aquí y que todo iba a arder. Nos hemos acostumbrado a que nos hablen con tono de superioridad".

El curso pasado, un total de 1.947 docentes de toda España pidieron ayuda al Defensor de Profesor, una figura creada por el sindicato ANPE en 2005. Desde entonces, sus actuaciones ascienden a 44.386. Y el 98% de los casos provienen de la enseñanza pública. En la mayoría de llamadas que la institución recibe, se menciona el uso cada vez más perverso que se le está dando a los famosos grupos de WhatsApp de los padres y de las madres, en los que muchas veces la información que se comparte trasciende y llega al propio profesor. En otras ocasiones, las familias usan las redes sociales como Instagram, X o plataformas de los propios centros para "desprestigiar" y escribir "absolutas barbaridades". "Se vierten informaciones que perjudican a los profesores porque son meras opiniones, pero que cuando se extienden se convierten en difamaciones graves. Hay familias que están utilizando esos grupos para difundir injurias y calumnias, para decir que 'mi hijo ha sufrido esto o lo otro en clase'. Incluso nos llegan casos de padres que deciden salirse de estos círculos porque se sienten avergonzados", explica a El Confidencial Guadalupe Pérez, coordinadora del Defensor del Profesor de ANPE Madrid.

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Albert Sanchis

El sindicato ha llegado a denunciar que un grupo de padres realizó pintadas y colgó carteles en la residencia de un docente. También lleva tiempo advirtiendo de que "nadie es anónimo en las redes". Y piden que las cosas se solucionen de otra forma, pero "no buscando la camarilla en el grupo del WhatsApp". Hace poco trascendió la condena a una madre que amenazó con arrancarle los ojos a la profesora de su hija. "También nos encontramos comentarios muy perniciosos en las fichas de Google de los propios centros. Bajo apodos y sin mencionar ningún nombre, se escriben insultos o acusaciones infundadas como que la profesora ha maltratado a su hijo o que el profesor es un acosador. El objetivo siempre es producir un daño al claustro", señala Pérez. Cuestionar la forma de explicar del docente se ha convertido en una constante. "Generalmente, las familias que hacen este tipo de comentarios no se dirigen al profesor y tampoco ponen en duda los comentarios que les hacen los hijos, es algo que pasa muchísimo en Educación Infantil. Ciertas situaciones en el aula son sobredimensionadas y no se intenta aclararlo con el profesor, sino que directamente se vierte en el grupo de WhatsApp y empieza el linchamiento", añade la docente.

El hostigamiento de los propios alumnos

El acoso digital no solo viene por parte de los progenitores, sino también de los estudiantes: "Aquí la cosa sí que se pone muy fea. A algunos profesores les hacen fotos en las aulas sin que se den cuenta para crear memes. Usan las orlas para hacer stickers que van pasándose por los grupos que tienen. Son profesionales del stalkeo y encuentran enseguida todos tus datos en la red", menciona un profesor de secundaria consultado, que relata cómo a un compañero le metieron en un grupo de WhatsApp con decenas de alumnos que empezaron a insultarle sin fisuras. "Yo he llegado a tener una alumna que me servía como confidente y que me iba chivando cosas para proteger a los afectados", cuenta. En nuestro país hay un ciberacosador por cada aula de 28 alumnos. Es lo que se desprende de una investigación de la Universidad Complutense de Madrid con la participación de 15 Consejerías de Educación, 325 centros educativos de toda España y casi 21.000 estudiantes de entre 4º de Primaria y 4º de Secundaria. Las agresiones del alumnado hacia los docentes han pasado de los empujones, el lanzamiento de objetos o alguna colleja a un ciberacoso digital despiadado que incluye la suplantación de identidad en redes sociales para ridiculizarles, viralizar fotos, vídeos o mensajes sin permiso, llamadas con amenazas para asustar, acusaciones falsas o presiones para subir las notas.

La inteligencia artificial y el auge de las redes sociales como TikTok ha impulsado esta problemática, pues la IA ya se utiliza en el 20% de los casos de ciberbullying, según la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR. Datos que constatan esa "deriva peligrosa" de la que ya alertó la Fiscalía, cuando se pronunció sobre un incremento de la criminalidad entre menores de edad que usan medios telemáticos o Internet, fundamentalmente en casos de acoso escolar. ¿Los medios más usados? WhatsApp, Instagram y TikTok. Según el mismo informe, los insultos, los motes y las burlas hacia la persona que sufre acoso son la forma más habitual de meterse con la víctima. También la difusión de rumores y las críticas a su aspecto físico. "Es un linchamiento. Hay familias que utilizan los grupos para difundir calumnias" "Cuando nos llaman escuchamos situaciones esperpénticas, casos en los que los alumnos sacan el móvil en clase y graban a la profesora cuando está de espaldas, siempre con connotación de burla e incluso les añaden unos cuernos o cosas por el estilo. La cuestión es mofarse del profesor, molestar. Otras veces se dan situaciones más graves como falsificar el perfil de los docentes", señala Pérez. Eso ha desembocado en casos en los que a los profesores ya les da miedo entrar en clase y otros que derivan en denuncias.

Crecen las bajas por ansiedad y depresión

El informe anual del Defensor del Profesor arroja que han aumentado un 45% los casos de bajas laborales denunciados en su servicio y el porcentaje de docentes atendidos por el servicio a los que se les ha diagnosticado depresión, que alcanzó el 13,4% (frente al 12,7% del curso 2022-2023), y se mantienen muy altos los niveles de ansiedad (69,9% de los casos) y de bajas médicas (16,1%). ¿Cómo te defiendes? En este sentido, la ANPE afirma que lo que mejor que puede hacer el docente es convocar a todas las familias y dar las informaciones pertinentes. El problema es que los propios profesores no se enteran de que están siendo acribillados en grupos privados de mensajería y, cuando se empiezan a enterar el runrún, ya lleva meses produciéndose. "En la mayoría de casos siempre hay una familia, un padre o una madre que prende la mecha. Hay que tener en cuenta que las familias son muy heterogéneas, con perfiles muy diferentes. Hay algunas muy problemáticas que complican mucho nuestro trabajo, que ponen pegas a todo: si su hijo es disruptivo, la culpa es del profesor porque no sabe motivarle. Otros dicen que su hijo es muy inteligente y que se aburre en clase. Lo justifican todo".

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El centro no puede impedir que ningún alumno, padre o madre vaya hablando mal del docente fuera del mismo. Por lo tanto, las soluciones han de venir desde fuera del ámbito educativo. Eso ha obligado al sindicato a elaborar un decálogo para mejorar el uso de los grupos de mensajería instantánea de madres y padres dirigido a los propios progenitores. Una especie de documento de buenas prácticas para "favorecer la dignificación de la profesión docente" en estos ambientes. En él, se solicita "no ser cómplice" de actitudes de insulto o difamación y llamar al resto de participantes a tratar de "cortar este tipo de actitudes". También se les pide que no compartan las tareas que llevan los alumnos a casa o no agregar a nadie el grupo sin consultárselo previamente. "El resultado es que todo ese ciberacoso va mellando y quebrando la estabilidad emocional del profesorado, que entra en una espiral y da como resultado casos de depresión o ansiedad. Es lo que denominamos síndrome del profesor quemado. El problema es que de la situación del profesorado nunca se habla. Nosotros hemos demandado al Ministerio de Educación porque la salud mental del claustro va mermando poco a poco y algún día esto va a estallar por algún lado", concluye Pérez.

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