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miércoles, 17 de diciembre de 2025

Exposición sobre exiliados

 Memoria Democrática. “¿No me conoce, verdad? Soy su hijo”, en El País, por Natalia Junquera, Madrid - 15 DIC 2025:

La exposición ‘El cuerpo errante’ plantea un viaje íntimo al exilio republicano: de las 1.500 cartas que una madre envió a México durante toda su vida a los difíciles reencuentros a la muerte de Franco

María Fernández Grandizo se quedó huérfana y viuda en apenas tres meses de 1936. En agosto mataron a su padre, y en noviembre, a su marido, ambos republicanos. En 1952 fue detenida con sus dos hijos, gemelos, Emilio y Manuel, por acoger en su casa a otro pariente que trataba de organizar un movimiento antifranquista. María estuvo casi dos años presa. Manuel cruzó a Francia escondido en el maletero de un coche y finalmente, se exilió en México. Emilio fue exonerado. Para tratar de mantener unidos los restos de aquella familia destruida que amanecía en dos continentes distintos, María escribió a Manuel 1.500 cartas. Una cortina de un millón de palabras que los visitantes de la exposición El cuerpo errante, en Casa América (Madrid) podrán atravesar hasta el próximo 14 de febrero para sumergirse en una dimensión menos conocida del exilio: la cotidiana y sentimental, la de hombres y mujeres sin apellidos célebres, pero con heridas comunes. “Mucha gente”, explica el antropólogo Jorge Moreno, comisario, junto a Julián López, de la exhibición, “se está perdiendo la historia de España que está en las casas, en los desvanes, en los salones… El exilio se ha contado a menudo desde el punto de vista de personalidades importantes. Nosotros queríamos hacerlo desde las pequeñas cosas hasta tejer una geografía emocional de afectos, deseos, frustraciones y esperanzas". El objetivo es que el visitante se ponga en la piel de los que tuvieron que huir y en la de los que se quedaron. Por eso la muestra invita a participar: atravesando las cartas de María que cuelgan del techo; abriendo un armario; descubriendo que una postal aparentemente turística escondía un mensaje trascendental - “Estoy vivo”- y una carátula de canciones populares suecas, un disco de temas de la resistencia grabados en el baño de una casa.

Julián López García y Jorge Moreno, comisarios de la exposición 'El cuerpo errante. Exilio español 1939-1975', junto a una de las cartas expuestas en la muestra y la escultura de un médico republicano de Almadén que los franquistas tirotearon al no encontrarlo en casa.

En esas 1.500 cartas, María le cuenta a su hijo su día a día, muy distinto al de antes de la guerra - “He hallado una manera de vivir en la mecanización de los movimientos repetidos casi cronométricamente...“-; procura establecer un vínculo con los nietos que crecen a 9.000 kilómetros de sus ojos - ”También yo, como vosotros, no sé por qué, esperaba que fuese niño...”- y trata de que los hermanos idénticos sepan de sus vidas tan diferentes - “Emilio llevó la caja de vuestra abuela, como hubieras hecho tú si estuvieras aquí...”; “Vio una corbata. Torcía la vista el precio...”-.

Son cartas deliciosamente escritas -María era doctora en Farmacia y fue la primera científica de su pueblo, Llerena (Badajoz)-; a veces, amargas -“En cuanto a la adquisición del proyector, me pregunto si me hará más sufrir que gozar ver a los niños”; “Quería imbuirte la rebeldía contra el Régimen de España y que os hicierais conscientes de que nuestra dignidad dependía de vuestra actitud”-; otras, agridulces -“Querido hijo: llamándome ‘madre’ me has dado una gran alegría. Te doy las gracias con todo mi corazón. Ahora solo falta que te vayas acostumbrando a suprimir el usted...”-; pero siempre puntuales: una a la semana durante casi cuatro décadas. El relato de María, que pasa a ser en rotulador cuando empieza a tener problemas de vista y luego en cintas de audio, cuando ya no puede escribir, incluye también una crónica íntima de la transición a la democracia y sus sustos. “Queridísimo hijo: ¡Al fin se fue!“, escribe el 20 de noviembre de 1975, día de la muerte del dictador. ”Estoy muy desconcertada con el panorama político. No esperaba que tantos votos se los llevara la UCD. La gente quiere tranquilidad y olvida demasiado pronto", comenta tras las primeras elecciones democráticas. “El locutor dijo: ‘En este momento irrumpen en el salón de sesiones guardias civiles armados’. Me quedé petrificada...”, anota el 23 de febrero de 1981.

En ese intercambio epistolar figura también la carta del cura que dio la extrema unción al marido de María antes de ser ejecutado y que relata, años después, en 1980, cómo sucedieron los hechos para que ella pueda acceder a una pensión de viudedad: “Subí con él a la plataforma de un camión. Llegamos al triste lugar, puerta del cementerio de la carretera de Sevilla. Testigos solo cuatro hombres: dos agentes, el chófer y un servidor. Muy sereno, recordó últimamente a los suyos tan queridos, me tiró del brazo, pues iba a su derecha, totalmente junto a él, y de un solo disparo en las sienes cayó a tierra (...) Ya puede usted imaginarse, aunque le sea muy difícil ante esto, al parecer, tan fríamente descrito, los momentos que pasé y la tortura que he tenido que hacerme ahora al describirlo”.

La exposición habla también de las llamadas “cartas muertas”, misivas que nunca llegaron a su destino, como las de Nemesio García, de Benamira (Soria), que aparecieron 40 años después en una saca de correos olvidada. Las comunicaciones entre el país de huida y el de acogida, entre exiliados y padres, esposos e hijos, debía superar, además, otra complicación añadida: la censura, cuyo sello aparece aún estampado en los sobres violados por las autoridades franquistas. El antropólogo Julián López explica que el Régimen creó una estructura con personal que hablaba distintos idiomas y recibió instrucciones precisas sobre cómo detectar a “los desafectos al régimen” al examinar toda la correspondencia que tenía como origen o destino el extranjero. “En los años cuarenta, según un estudio, solo en Alicante se abrían diariamente 800 cartas”.

Pero había trucos para engañar al Régimen y proteger tanto al emisario como al receptor. Así, Marino Saiz recibe en julio de 1939 una carta dirigida a “Marina” en la que le dicen que “Eladia y Silveria están de vacaciones” y que su exnovio Robles y otros amigos suyos han participado en una de las “peregrinaciones” que ahora hay en el pueblo, Almodóvar del Campo (Ciudad Real). “Eladia” y “Silveria” eran, en realidad, sus hermanos Eladio y Silverio, y “de vacaciones” significaba que habían sido encarcelados. Sus compañeros del Frente Popular Vicente Robles, Óscar Correal y Juan Ruiz tampoco habían peregrinado a ningún sitio, el verbo era una forma críptica para comunicar que habían sido fusilados.

Una escultura fusilada

Las nuevas vidas de los exiliados en otro país comenzaban a menudo con la noticia de las muertes en España de los que no habían logrado huir. Cuando los franquistas fueron a detener a José Luis Rodríguez López de Haro, médico y militante republicano de Almadén (Ciudad Real), ya estaba en República Dominicana, así que encarcelaron a su hija y, de la rabia, tirotearon el busto del doctor que desde 1935 presidía la entrada al hospital minero de la localidad. La escultura, acribillada a tiros, fue a parar a casa de una vecina que la escondió durante años en un cuarto de escobas hasta que se la hizo llegar a la familia a Santo Domingo. En Casa América podrá verse una réplica del busto agujereado elaborado por el artista Fernando Sánchez Castillo. El autor original, Julián Lozano Serrano, acabó en un campo de concentración al término de la Guerra Civil. Su obra, restaurada, fue reubicada en 2019 en el antiguo hospital para mineros, que hoy es un museo.

Reencuentros con los muertos y los supervivientes

Una de las salas de la exposición se detiene en los reencuentros de los exiliados con los muertos y los supervivientes; el difícil regreso a familias partidas en dos. Felisa cuenta ante el antropólogo Jorge Moreno cómo su hermano, Emiliano, natural de Almadén (Ciudad Real) se plantó un día en Niza para buscar a un hombre al que no conocía, su propio padre. “¿Lo ha visto? ¿Me han dicho que viene a comer por aquí“, preguntó en un bar al camarero mostrando un retrato hecho en un país y una vida distintos y con el francés que había aprendido solo por si algún día tenía la oportunidad de hacer esa pregunta. ”Es aquel de allí“, le respondieron. ”Mi hermano”, relata Felisa, “tenía 19 años y al verlo, se desmayó”. Cuando se espabiló, tenía a su alrededor un grupo de hombres. “Usted no me conoce, ¿verdad?“, le preguntó a uno de ellos. ”Mi padre”, prosigue Felisa, “no lo conocía porque lo había dejado con dos añitos. ‘Soy su hijo’, le dijo. Y mi padre, que era un hombre duro de campo empezó a llorar y a llorar. ‘Soy su hijo Emiliano y tiene otro hijo que se llama como usted, Justiniano, que ahora tiene 16 años y se ha quedado en Barcelona. ‘¿Y mi Felisa?’. ‘Felisa está en el pueblo’, le contestó. Yo era su ojito derecho".

Muerto Franco, algunos exiliados regresaron a casa para recuperar de las fosas comunes a sus muertos, arañando la tierra con sus propias manos. Las llamadas exhumaciones tempranas tuvieron lugar entre finales de los setenta y principios de los ochenta, fundamentalmente en Extremadura, Navarra y La Rioja. Lucio Caballero, refugiado en México desde 1946, volvió a Villanueva de la Serena para unirse al grupo que familias que buscaba a los enterrados sin nombre. Los franquistas habían asesinado a su padre, su madre y su hermano. La exposición muestra el vídeo, restaurado por la Filmoteca de Extremadura, de una de aquellas exhumaciones: vecinos de Montijo buscan en la tierra, cuatro décadas después, algún objeto que sirva para identificar a su ser querido. Sobre un mantel se colocan las alianzas de boda, monedas, medallitas, lápices, hebillas de cinturón... En una caja de cartón quedan amontonadas las suelas de los zapatos de las víctimas.

En la misma sala de Casa América se cuenta la historia del último fiscal general del Estado de la República, Francisco Serrano Pacheco, exiliado en México. Murió antes que Franco y nunca pudo regresar a casa, pero lo hizo su hijo José, que se fotografía solo en la antigua vivienda de su padre. “Soy un turista al revés. Vengo a ver lo que ya no existe”, escribe Max Aub en La gallina ciega tras regresar de visita a España en 1969 desde el exilio.

María Fernández Grandizo viajó varias veces a México para reunirse con Manuel, que la animaba a quedarse y disfrutar de sus nietos, pero cuando estaba allí se preocupaba por su otro hijo, Emilio, al que veía más desvalido, así que siempre regresaba a España. A la vuelta, lo explica en una de esas cartas, que recita en la exposición su nieta Alicia: “Querido hijo: México, México, México... el lugar que has preferido antes que la tierra en que naciste. No, no sigas imaginando planes. Deja ya de alimentar la idea de verme algún día allí. No es posible. Todo lo que has hallado en México es solamente tuyo. Tu madre es incapaz de participar en ello. Lo vio con sus propios ojos. Lo sintió en lo más profundo de su corazón, mi corazón desganado. Pronto estará aquí otra vez la nochebuena, y el día del año nuevo. Yo no siento ninguna emoción religiosa por todo esto, pero sí siento la emoción mía, la de mis recuerdos de otra vida en las que os tenía conmigo, y a papá y a abuelito. La palabra alegría no existe ya en mí. Me pesa no ser capaz de fingir. Dentro de cinco días, cuando leas esta carta, este desgane mío habrá pasado. Qué indecible amargura es esa imposibilidad de comunicación inmediata. Tu pobre madre, tu triste madre”.

María Fernández Grandizo murió en 2003, con 101 años. Sus restos reposan junto a los de su marido fusilado.

martes, 16 de diciembre de 2025

Diario de la Guerra Civil de Pilar Duaygües

 El extraordinario diario de Pilar Duaygües

Soy David Cott, presentador de Memorias Hispánicas y hoy traigo un documento verdaderamente excepcional, un diario personal de época de la guerra civil española escrito por un adolescente de Barcelona. Es extraordinario principalmente por dos motivos. El primero que es un diario y no unas memorias autobiográficas.

Memorias de la Guerra Civil se han publicado muchas y son valiosas, que no se me malinterprete, pero al ser escritas años después de los hechos es fácil que sus autores se olviden de cosas o que las decidan omitir intencionadamente si les hacen quedar mal. Estoy seguro de que si yo escribiera unas memorias sobre mi vida hace 10 años, no transmitiría lo mismo que si lo hubiera escrito en su momento en forma de diario, tanto porque ha cambiado mi forma de pensar como porque siempre he tenido muy mala memoria. Y es que lo valioso de los diarios es que son íntimos y buscan captar los pensamientos inmediatos, sin filtros ni alteraciones para quedar bien. El segundo motivo por el que es tan interesante es por la cotidianidad de la guerra. La descripción de los bombardeos, muertes, hambre y despedidas contrasta con las líneas dedicadas a momentos de aburrimiento y alegría o actividades cotidianas como coser, jugar, ver películas o los problemas amorosos de un adolescente por su propia salud mental. La gente en un país en guerra no puede estar todo el rato pensando o hablando de ella. Por ejemplo, escribió: 

Cita, "20 de mayo de 1938. He terminado la novela Don Quijote de la Mancha. Es formidable y me ha hecho pena después de tantos días de leerla terminarla. Lo he hecho a la luz de una vela. La luz eléctrica vino, pero se apagó al poco rato." Fin de la cita. 

En este episodio solamente leeré algunos de los fragmentos que me han parecido más interesantes, agrupados no de forma estrictamente cronológica, sino por temáticas. Pero recomiendo leer todo el libro titulado Querido diario, hoy ha empezado la guerra. Dejo enlace para comprarlo en la descripción. La protagonista de esta historia es Pilar Duaygües Nabot, nacida en la Seo de Urgel en 1921, que escribió su diario entre los 14 y 19 años. Pertenecía a una familia pequeñoburguesa, propietaria de una empresa de harina y pasta en Lérida, que amplió su negocio en la localidad de Ana, Valencia. Luego abrieron una nueva fábrica en Melilla hasta que la familia se trasladó a Barcelona en octubre de 1935. Al producirse el golpe, su fábrica de Melilla fue incautada y eso mermó considerablemente la economía de esta familia. 

Su familia era de un elevado nivel formativo y de izquierdas. Su padre era republicano y ella era la pequeña de cuatro hermanas que estudiaron enfermería y se comprometieron con la causa antifascista. Teresa participó como miliciana en la expedición para retomar Mallorca y luego trabajó en la defensa de Barcelona. Su hermana Mary ejerció de periodista y Ruby fue enfermera en los frentes. Durante la guerra Pilar fue una estudiante de instituto ah que se autodefinía como roja antifascista y era muy anticlerical. Bien, empecemos reproduciendo las palabras de Pilar sobre los primeros días de la guerra en Barcelona. 

Primeros días de la guerra

Cita: "Hoy ha sido un día horrible. El 19 de  julio del año 1936 quedará grabado en la historia. Por la mañana me despertaron unos tiros a las 5, pues teníamos que ir a la playa y mamá no nos dejó. Es natural, pues se presentaba el día malo y tan malo. Las ametralladoras iban bombas por aquí, tiros por allá, etcétera. Se oían muy bien cómo se derrumbaban las casas en donde las tiraban. Dicen que fue peor que el año 1909, que fue fenomenal, y el doble que el 6 de octubre del año 1934. Esta guerra ha sido a causa de que no quieren al gobierno, quieren otra vez la monarquía, pero no sé quién ganará aún porque hay mucho jaleo. Bueno, un día pésimo. No podíamos estar en el balcón porque disparaban balas. Estábamos afuera en la escalera hablando con los vecinos, pero sin parar los disparos. Por la tarde dormí un poco, pero no se podía por el ruido. Resulta que vivimos al lado de los frailes, de la iglesia y de su imprenta. Los curas con ametralladoras, escopetas y revólveres hacían fuego contra el cuartel que está al lado. Jugamos con los vecinos en la escalera al Parchís. Ya tarde echaron las bombas que resonaron por toda la casa y prendieron fuego en la iglesia y colegio e imprenta, pero no podíamos salir por las balas. Los frailes lograron escapar, no sé por dónde, por alguna puerta secreta. Cogieron a uno. No solo ardían esta iglesia y convento, sino todas las de Barcelona. Se veían muy bien las llamas. Los muchachos más jóvenes, por cierto, tiraban cosas dentro para que no se apagaran. Vinieron los bomberos por si acaso prendía fuego en las casas de al lado, pero nada de eso. Finalmente nos acostamos. Mamá conmigo en mi cama. Me dormí por el cansancio. 20 de julio de 1936. Lo mismo que ayer. Al levantarme nos despertaron también los tiros y fuimos a casa de Luisa, la vecina de al lado. Al verlo del fuego, pues aún había. Los muchachos subieron a donde vivían los curas y sacaron gallinas, colchones, mucha ropa, cajas de galletas, un barril de vino, gaseosas y otras cosas. ¿Cómo se ve la vida que llevaban? Los odio. Ellos han sido la causa de haber tantos muertos y heridos en esta revolución. Todo lo llevaron al hospital para los enfermos. Hicieron muy bien. Se ve que había muchos heridos, pues además de los muchos colchones que sacaron de ahí, se veían camiones cargados de ropa y colchones que los llevaban al hospital. Desde luego, ha habido una infinidad de muertos hoy. Dicen que del cuartel que tenemos delante murieron 60. Horrible. Se ve que los muchachos se entusiasmaron prendiendo fuego otra vez a la imprenta y la iglesia. Hicieron fuego en la calle con los libros de la imprenta, quemaron las sotanas y las camisas, etcétera, de los curas. Otros jugaban a los toros con ellas. Sacaron imágenes de la iglesia y al fuego. Y así toda la mañana avisaron de que no salieran a los balcones y cerrados o si no disparaban balas. Se veían continuamente camionetas de heridos hacia el hospital y camionetas de muertos unos encima de otros por no haber sitio. Y así la radio pedía continuamente enfermeras y médicos y que donaran sangre para los heridos, para los hospitales. Necesitaban ayuda. Por la tarde estuvimos leyendo novelas para no aburrirnos. Luimeta, Nuri, Ruby y yo.

Bajé a su casa y me dejaron novelas y así. En la calle del Carmen se quemó un cura y dicen que hace un olor muy malo, que tiene las piernas sueltas, una barbaridad, pero él se lo buscó. Los frailes de no sé dónde, o sea, los jesuitas se entregaron y esos fueron muy bien atendidos. Luego los meterán a la cárcel. Me acosté, pues estaba rendida. Veremos mañana. Mamá se fue a su cama. Estoy harta ya de la huelga, además de tantos heridos y muertos. Se pasan las horas muy largas y con miedo.

27 de julio de 1936. Por la mañana fui con mamá y Ruby a ver las momias del convento del Paseo San Juan. Entramos dentro de la iglesia. Está todo estropeado y quemado. Las momias de las monjas repugnan al verlas. Fuimos a la Sagrada Familia y no dejaban pasar por haber peligro. Luego fuimos a comer. Fin de la cita. 

(Como ya había advertido, se refleja en el diario un anticlericalismo fuerte de Pilar. como era bastante común entre la izquierda española del momento y más en Barcelona. Pero entre el caos de los primeros días, una muchacha de 15 años tenía tiempo de pasárselo bien.)

Cita: 24 de julio de 1936. Igual que ayer, los coches armados por las calles. Por la mañana arreglé la casa, leer, hablar con los vecinos, etcétera. Por la tarde fuimos a casa de Luisa al lado y miré revistas. Luego jugamos a estirar cebollas, al juego de la harina y a señoras. Nos reímos mucho. También estaban las de abajo del tercero. Eso de reírse tanto en esos días hace feo y lo dejamos. Estábamos en la azotea cuando oímos tiros y nos fuimos a la escalera y jugamos adivinanzas y hablar. Fin de la cita. 

Se cancelan las fiestas

(En Barcelona se vivió una revolución social protagonizada especialmente por los anarquistas. Eso, entre otras cosas, supuso dejar de celebrar fiestas religiosas. Hasta ese entonces, la celebración del santo era más importante que el cumpleaños, pero con la revolución eso cambió.) 

Cita: 12 de  octubre de 1936. Hoy día 12 de octubre es mi santo. Aunque ahora ya no valen esas fiestas. Nadie me ha regalado nada. Es triste pensar que otros años lo pasaba siempre acompañada por mis amigas, pero el año 1936 no. Bien, solo que de ahora en adelante ya no habrá santos para nadie. La fiesta omomástica se hará en el cumpleaños 25 de diciembre de 1937. Hoy, aunque es día de Navidad, no hay fiesta ni se celebra. Es época de guerra. Tampoco se han encontrado turrones en ninguna parte. Fin de la cita. 

(En el diario de Pilar se alude en repetidas ocasiones al problema de escasez de alimentos que vivía Barcelona)

Escasez de alimentos

(Ya desde otoño de 1936. La familia Duaws aún pudo sobrevivir medio bien comparada con otras, porque el padre iba frecuentemente de viaje a Vich en un entorno más rural donde no había tanta escasez.)

Cita. 5 de octubre de 1936. Por la mañana me levanté muy pronto para hacer cola en el carbón, cosa que estuve 3 horas. Hubo más peleas, empezó a llover, una calamidad y que cada vez se pone peor lo de las compras. 

24 de diciembre de 1936. Me he levantado a las 5:30 para ir a hacer cola para el pan. Es algo horrible. Tanta gente y tanta que se quedó ayer sin él. Bueno, en palabras no se puede explicar. Así ha estado toda la santa mañana viendo peleas y demás hasta la 1:30, 8 horas haciendo cola. Luego ha venido Ruiz de Melilla, que se pudo escapar de los facciosos y ha contado cosas horripilantes. A los Rullán los han matado luego de haberlos hecho sufrir mucho y así muchos. 

27 de enero de 1937. He ido a buscar con la tarjeta del pan. Cada día los hacen más pequeños y dan muy pocos. Son panecillos de real. Se ha de comer muy poco a la fuerza. 

25 de septiembre de 1937. Voy a comer un poco, aunque se padece mucha hambre por falta de comestibles. De pan tenemos un trocito pequeño para dos días y para todo. O sea, la cosa más insignificante se ha de hacer cola. Lo único que comemos es verdura de patatas. Tenemos porque papá ha mandado de Vich. Fin de la cita.

Estudiante en una academia

(Pilar era una adolescente de una familia pequeñoburguesa y como tal, lo normal es que siguiera estudiando. Por la inestabilidad del momento costó, pero finalmente se apuntó a una academia para intentar hacer una vida lo más normal posible en tiempos de guerra. )

Cita: 9 de noviembre de 1936. Después salí con Mary a ver una academia para ir. Yo creo que el lunes iré. Ya tengo muchas ganas de ir, aunque sea para estudiar contabilidad nada más, pues como estamos en guerra, no se puede hacer otra cosa. 

1 de diciembre de 1936. Por la mañana a las 9 entré en clase. Ya voy a una academia, cosa que ya tenía muchas ganas de ello. He hecho problemas y he estudiado aritmética. Hay muchos alumnos, pero casi todos son chicos. También hay niñas. Entre ellos está uno que cuando marcha al profesor, él cuida de nosotros. En resumen, que se pasan las horas muy agradables y cortas. Por la tarde, a las 3 he entrado a francés y luego ortografía. He salido a las 6. Ya en casa me he puesto a estudiar. Luego de cenar he enseñado francesa Tere y a dormir. Fin de la cita. 

Horribles historias de la guerra

(Si estás escuchando esto, seguramente quieras conocer hechos más propiamente bélicos. Así que veamos las horribles consecuencias de la guerra con numerosas entradas que recoge Pilar. Los bombardeos sobre Barcelona con aviones o barcos fueron una constante, sobre todo en 1937. Bombardeaban frecuentemente durante la madrugada, con lo que jodían el sueño de la población. Y al irse repitiendo esto, el oír las sirenas e ir al refugio, escuchar historias de vecinos muertos o momentos de pánico por la vida de uno mismo, la salud mental de los civiles se fue deteriorando. Esta evolución se ve muy claramente en el caso de la madre de Pilar. El primer bombardeo creo que es este.)

Cita 13 de febrero de 1937. Luego he cenado y mientras leía junto con papá, Mary y Ruby se encontraban en el cine. Mamá estaba acostada y Tere limpiando los platos. Cuando al momento sentimos pum pum porompom. Horrible el instante este. Ya están aquí los fascistas, me dije. Y en efecto, así era. Al principio creíamos que eran aviones, pero luego nos convencimos de que eran los barcos, no sé cuántos eran que cañoneaban. Parecía que fuese aquí mismo. Papá abrió el balcón y en el momento pasó una bomba al lado haciendo un leve ruido como eses. Y al momento explota, ya sea hasta el número de veinte y pico. Mamá se ha levantado de un salto. Yo estaba muy nerviosa, pues padecíamos por mis hermanas que estaban fuera. Hoy ha sido un día que nunca se borrará de mi memoria.

14 de febrero de 1937. Me he levantado pronto y he ido con papá a recorrer los daños que hicieron ayer las bombas. En efecto, han hecho mucho y ha habido 18 víctimas y muchos desastres. Hay algunas casas con los agujeros que hizo la bomba al explotar. De tantas bombas que echaron, se puede suponer los daños que han hecho. En la calle Nápoles están aún el cerebro, seso y trozos de carne de un matrimonio que salía a refugiarse y que les estalló la bomba al momento de salir. Debe de ser algo horrible eso. Cuando lo pienso se me ponen los pelos de punta. 

29 de mayo de 1937. A las 3 de la madrugada me han despertado unos estruendos. Era un bombardeo. Se oía que parecía aquí mismo, un ruido espantoso. Parecía el fin del mundo. Enseguida nos hemos refugiado en el principal. Mamá, en mi vida la he visto tan asustada. Ha durado mucho rato. Dicen que han sido siete aviones facciosos. Han causado muchos daños, muchos muertos y muchos heridos. Una catástrofe. Qué odiosos son. Después he ido al colegio como de costumbre y esta tarde en casa. Fin de la cita. 

(La España de los años 30 era una sociedad con una media de edad joven debido a la elevada natalidad. Eso significa que no era raro que entre las víctimas mortales y heridos de los bombardeos hubiera niños. También a causa de la guerra provocada por las derechas nacionalistas españolas en nombre de defender España, hubo muchos niños y niñas que se quedaron sin padres. Tales situaciones también quedan reflejadas en el diario de Pilar.)

Cita: 5 de enero de 1937. Al ir a la academia he estado al patio tomando el sol, ver jugar a los chicos a la pelota, luego pasear con las demás chicas por el patio, hasta que por fin hemos marchado a pie hacia el teatro Nubat. Por ser gratuito esta semana del niño estaba lleno a más no poder. Hemos tenido que estar en el gallinero. Muy mal hemos visto la función, que por cierto era una birria de marca mayor. A mi lado estaban unos niños refugiados de Madrid. Uno de ellos recibió la carta de su familia dándole la mala noticia de que su madre ha muerto. El pobre, como no sabe leer, no se ha podido enterar. Los otros niños no se lo quisieron decir. Todo es por culpa de la guerra que cada vez se pone peor.

1 de octubre de 1937. Me he subido a casa y desde la galería se veía estupendamente. He visto cuatro aviones facciosos que bombardeaban la ciudad y surgía mucho humo de las casas. De pronto, los antiaéreos han retumbado en la atmósfera. Bueno, ha sido una cosa horrible. Me ha asustado, de verdad. Ha parado y parecía que estaba todo en calma. Ya ha llegado mamá que había salido y nos ha reñido porque no nos habíamos ido al refugio. Las bombas han caído en un colegio y dice que todavía no han podido extraer los cuerpos de los niños y que era un cuadro escalofriante, pues dice que se veían una cabeza suelta, un brazo, una pierna y así. ¿Cuántas víctimas ha habido? 

19 de enero de 1938 con Mariana, Farrel, Lita y Meroño hemos ido a la calle Provenza entre Rugeda Flo y Paseo San Juan, donde ha caído una bomba. Estaban los bomberos que sacaban a dos mujeres bajándolas con una cuerda a la calle, pues habían destruido la escalera y la parte de detrás estaba todo derrumbada. Pero lo que ha sido peor es que ha habido mucha cantidad de muertos y heridos y muchos han sido niños que se hallaban jugando por allí. Ahora por la noche ha dicho Tere que la cifra de muertos que ha habido es de 127 y heridos 200 y pico. Y en la Barceloneta dicen que todavía están sacando cadáveres y personas horriblemente mutiladas. Han hecho muchísimo daño hoy y han caído muchas bombas. Todo el mundo se ve triste y sin ganas de hacer nada. Solo se habla del bombardeo de hoy. Mamá todavía está asustada ahora y todo el mundo se ve cabizbajo. Fin de la cita.

(La guerra, además de provocar muertos y heridos curables, deja a otros mutilados de por vida. De esta forma, magistral lo plasma Pilar)

Cita: "4 de junio de 1938. Esta tarde he ido al hospital en busca de comestibles que le han dado a Ruby. Estaban en el terrado ella y otras con los sanitarios y tocaban la gramola. Había un enfermo que carecía de brazos. Me ha explicado cómo lo sucedió ya hace 15 días. ¡Qué horrible relato. Él llevaba un camión lleno de provisiones, pero tres trimotores fueron en su busca bombardeándolo. De pronto se sintió gravemente herido y perdió el conocimiento. Cuando lo recobró, se encontró en una camilla hacia el hospital. Dice que pensó, "Ayer morí y hoy estoy vivo. Qué pena me ha hecho." Dice que por una parte hubiese preferido morir porque no pueda hacer nada. 

30 de enero de 1938. Luego hemos ido al hospital a ver a Ruby, dónde está de enfermera, y se ha puesto contentísima. Hemos visitado algunos heridos que se les caen los pies de quemados de la nieve cuando estaban en el frente. Es horroroso del todo. A otro ya se los han cortado. Yo, al ver tantas barbaridades, me coge una tristeza. La guerra solo se puede ver como es en un hospital. " Fin de la cita.

(Madre mía, Pilar tirándose unas barras de película. O sea, ojo lo profunda y real que es la última frase. La guerra solo se puede ver cómo es en un hospital. A ver si a los que se les pone cachondo hablar de conquistas y de guerras se les mete en la cabeza.) 

Una niña que no quiere hacerse mayor

(Pero en medio de los horrores y experiencias traumáticas de la guerra, Pilar Duawash sufría de problemas típicos de un adolescente. Uno de ellos era el propio hecho de hacerse mayor, de dejar de ser una niña y la inocencia que conlleva.)

Cita 18 de junio de 1937. Lairi y Meroño me han contado lo de la vida del barrio chino. Es horrible. Ahora voy enterándome cada día más de lo que realmente somos. Me asusto, pues ya soy bastante mayor para saber las cosas que son necesarias y las verdades de nuestra existencia. Tan bonita que es la ignorancia. Estoy triste y de mal humor. Fin de la cita. 

(El barrio chino es como se llamaba popularmente lo que hoy es el Raval. Era un barrio marginal con mala fama. Supongo que con este comentario hacía referencia a la prostitución y drogas del barrio. En repetidas ocasiones, Pilar decía que quería seguir siendo una niña si la vida de adulta era tan mala como decían.)

Cita. 20 de octubre de 1938. En mi casa me han querido y quieren demasiado y por eso nunca me han hablado de la vida. Recuerdo que Tere, sobre todo, siempre me dice, "¿Cuándo serás una mujer?" Por una parte me alegro que seas tan niña porque la infancia y la ignorancia son muy bonitas. ¿Quién pudiera ser como tú? Ruby y Mary también piensan lo mismo. Mamá nunca me ha hablado de eso y siempre lo ha habitado. Papá a veces se enfada porque salte y sea como soy una chiquilla. Todo eso pensaba hoy y me pregunto, ¿por qué de dejar esta vida de ilusiones que tengo si es tan bonita? Pero Laura y Monchi dicen que me conviene más porque algún día tendré un desengaño muy grande y me será muy difícil creerlo y que es mejor que vaya poco a poco conociendo. Fin de la cita.

Enamorada de Raúl Bein

(Y por supuesto, ¿cómo iba a un adolescente a no enamorarse de alguien? Su amor en tiempos de guerra se llamaba Raúl Bin. Hubo flirteos desde verano de 1937, pero no llegaron a nada porque el chico era un donjuán y también tuvo un tiempo en que le gustaba otra. Para Pilar fue un amor no correspondido con el que pensaba mucho. Las emociones intensas que se experimentan cuando notas que tu vida está en peligro llevaron a Pilar a expresarse así.)

Cita. 16 de agosto de 1937. Por la tarde han bombardeado y nos hemos refugiado en la clase de delante y allí bincido en una conversación. Sin poderme aguantar le he dicho, "Me gustas mucho." Luego, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Me entiendes? Él se ha dado cuenta de que me he sofocado y ha estado triste. A las 8 ha venido de cenar y juntos hemos marchado por la calle Sardeña hablando. Al despedirme me ha estrechado mucho la mano. Me ha regalado el dibujo del gato en las botas. Soy feliz. Fin de la cita.

(Las emociones de una enamorada Pilar iban rápido, arriba y abajo, como una montaña rusa. De momentos de euforia y alegría, pasaba a rechazar a Raúl o a sentirse insegura sobre ella misma. creyendo que no era suficientemente buena para él.) 

Cita 8 de octubre de 1937. Pero ahora quiero dejar esa idea y esa esperanza que siempre he llevado, que es puede ser que algún día me llegue a querer Raúl, pero no es dificilísimo. Ahora me he dado cuenta de la verdad. Por lo tanto, he de estudiar, leer sea lo que sea, pero pensar en él, no y no, no, no. Quizás cuando ya sea más avanzada de edad y lea este diario, entonces veré qué ha sido de mí y cómo ha seguido mi vida. No hay más. Este es mi destino, padecer. 

10 de diciembre de 1937. ¿Es que acaso me voy a pasar la vida pensando en él? Pues no, esto ya se ha terminado. Yo ya sé que nunca jamás podré ser de él y que nunca podrá quererme. ¿Qué va el hoyo? Nada. Soy inútil, fea y tampoco me veo de pareja con él. Ahora me doy cuenta qué estúpida he sido de no haberme figurado esto más pronto. Es del todo imposible estos sueños que he tenido hasta ahora. Fin de la cita. 

(Alerta, spoiler. Siguió pensando en él hasta casi el final de la guerra.) 

Temores y propaganda de guerra

(Volviendo a la situación bélica, es interesante ver la propaganda que circulaba en Barcelona y los temores que había ante la población, sobre todo en cuanto a quintacolumnistas y a los extranjeros que ayudaban a Franco. )

Cita: 10 de noviembre de 1937. Al llegar a casa me he probado la careta en caso de que tiren gases asfixiantes que ha llevado Tere, pues se teme que muy pronto vengan con esta clase de bombas de gases venenosos que se están construyendo ya las caretas. Es indispensable que todo el mundo haya de tener. 

16 de marzo de1938. Esta tarde he hecho los trabajos de clase y he leído. A las 7 y pico he cogido el autobús para ir a clase, pero antes de llegar al paseo de Gracia ha subido un muchacho y dice, "Camaradas, bájense todos del autobús." Toda la gente asustada ha bajado y me he enterado de que dice que se ha hecho un pacto el gobierno con Franco y dice que los fascistas, o sea, los de la quinta columna de aquí, se querían echar a la calle. Ellos necesitaban los coches y todos los hombres que quisiesen tomar parte para evitar esto. He tenido que volverme a pie a casa. No sé si dice que habrá algo, pues ya se espera. Hace días los Fascistas quieren apoderarse de Lérida y de toda España. Como tienen mucha ayuda de Mussolini que les manda alemanes, italianos, Abisinios, moros, Quimet ha dicho que hasta caníbales había luchando de estos negros con una anilla en la nariz. Tienen muchos aviones extranjeros y muchas municiones y a nosotros no nos ayuda a nadie y ya piden a los muchachos de 18, o sea, ya los han pedido. Todo el mundo está muy desconsolado porque vamos perdiendo mucho territorio, pero quién sabe. Yo tengo la seguridad de que hemos de tener la victoria nosotros. ¿Y cuándo será?

19 de marzo de 1938. Según un relato de Franco por la radio Salamanca, dice que quiere arrasar por completo la ciudad antes del domingo, que a todos los catalanes que quieran marchar les dan 48 horas. Muchísima gente se va para la montaña, unos y otros para los pueblos. Esta mañana me he encontrado muy mal. Me han telefoneado mis amigas para ver si estaba viva con estos bombardeos y hemos quedado para ir yo esta tarde, pero mamá no me ha dejado ir de ninguna manera por temor a que viniesen los aviones. 

20 de abril de 1938. La guerra sigue tan mal como siempre. Los fascistas nos han tomado unos pueblos de Valencia y debido a esto no pueden mandar naranjas. Hace muchos días que no comemos. Como Lérida es de ellos y es de donde venía el aceite, ahora también escasea mucho. Dicen grandes barbaridades de lo que han hecho los moros y fascistas al entrar en las poblaciones. En un hospital de Barcelona dicen que hay muchas chicas jóvenes desgraciadas por ellos. ¡Qué horrible! Fin de la cita. 

(La siguiente entrada es reveladora sobre las rivalidades y desconfianzas entre sindicatos del bando republicano y que llegaban a corromper hasta las amistades.)

Cita. 13 de septiembre de 1938. Monchi no me ha dicho que ayer fue al cine, por lo que estoy muy indignada. Se fue sin decir siquiera si quería ir yo y demás. Ahora, como la han elegido presidenta de no sé qué y secretaria de no sé cuántos, pues siempre está con los del partido y tiene un interés. Como ella es de la UGT y yo de la CNT, pues a veces me encuentro que habla con alguna de su partido con cuchicheos y cuando yo le pregunto de qué se trata me dice que no puedo saberlo. Esto me sabe muy mal y me da rabia, así es que se está volviendo muy poseída de tener estos cargos. Fin de la cita.

(Pilar de Aigwas ingresó en la anarcosindicalista CNT en junio de 1938, ya cuando era una organización domesticada y colaboracionista del todo con el gobierno republicano. Tras haberme leído su diario, nada me indica que fuera anarquista y de hecho se ve que compró la propaganda republicana en contra de la FAI cuando ocurrieron los hechos de mayo de 1937. O sea, que la relación con su amiga Monchi cambió a pesar de que Pilar no era alguien metida en política. y era una simple afiliada de la CNT.)

Últimos días de la guerra

(Vayamos ya a los últimos días de la guerra, a los días antes de la caída de Barcelona en manos de Franco. Unas entradas que te hacen sentir la desesperación de aquellos momentos. )

Cita. 14 de enero de 1939. Ahora que deben de ser cerca de las 11 de la noche, ha venido Laura de Barcelona y dice que el personal parece un autómata, que se ve mucha tristeza, pues dice que los fascistas han avanzado mucho, han tomado Reus y cree que pronto han de entrar aquí. Me ha dicho que no valía la pena que estudiásemos porque no acabaríamos el curso, pues la cosa, o sea, la situación está muy mal. Hemos estado un rato hablando. Dice que yo no me preocupo por estas cosas y que no siento la revolución. Por una parte tiene razón. Como no entiendo nada de política y de las organizaciones sindicales y como encuentro esto absurdo, dice que por esto no me preocupo. Pensar en la guerra pienso, pero no mucho. Como he estado tamban bien aquí en el instituto y no he tenido ningún hermano para que fuera al frente, sin embargo, lo he notado por el mundo exterior al mío, por la tristeza que me coge cuando pienso en los que están luchando en el frente y los que se van, por la falta de comestibles que tan mal va, en fin, en otras cosas. Pero no sé, desde hace tiempo me parece que nosotros, que llevamos razón somos los que hemos de ganar a la fuerza. Los fascistas no pueden penetrar de ningún modo. ¿Qué esclavitud habría? Y aunque ahora reconozco que estamos perdiendo tanto, todavía tengo la esperanza de que se ha de ganar la guerra por parte nuestra. Anoche trajeron una barbaridad de chiquillos refugiados de aquí. Antes estaban en Horta, pero la guardería en que estaban la necesitan como hospital de urgencia. Tuvimos que arreglarles las camas para que pudieran dormir. Fuimos a tender colchones en el suelo de la sala de actos para ahorrar sitio. Me dieron mucha pena al verles. Pobrecitos, muchos huérfanos. En fin, me di cuenta de la guerra. 

23 de enero de 1939. Toda esta semana los estudios van de bólido. Faltan muchos alumnos a las clases, a veces los profesores. No había ya ganas de trabajar, tan solo de hablar de la guerra, que en estos 8 días han adelantado una barbaridad los fascistas por la parte de Cataluña. Hay un pánico terrible, sobre todo por los bombardeos. Ya van dos o tres días que vienen muy seguido. Hoy he tenido que venir a pie por la alarma y solo he ido a una clase y todavía en ella se me escapan las lágrimas al pensar en los dolorosos momentos que atravesamos actualmente. Me he enterado de la horrible desgracia que le ha ocurrido a Gascó. Toda su familia ha muerto del bombardeo y me han dicho que su padre todavía no la han encontrado entre los escombros. Pobre chico. En fin, todo es así. 

25 de enero  de 1939. El lunes por la tarde no hubo ya más clases. Nos enteramos de que se cerraba el instituto. Pensaba que la situación estaba muy grave. Pensaba en las palabras de Rabartea. Me tiraré una bala y moriré, si entran los fascistas, antes de que ellos me maten. Rabarte dijo que en cuanto llegase al instituto que quemase todos los documentos y papeles comprometedores del partido y que luego marchase a casa. En cuanto llegué a casa encontré a mamá muy asustada. Los fascistas están muy próximos de aquí. Se oyen las cañonadas del frente perfectamente. Los bombardeos son continuos, pero una cosa grande, ¿eh? Es terrible, terrible. Hay un pánico horroroso. Mamá estaba quemando todas las cartas y papeles. Seguramente que yo tendré que quemarte a ti si entran los fascistas, pero en este caso será en el último momento. Si me cogieran en el diario, seguramente iban a fusilarme. Tantas cosas malas que llevan ellos. En todo hoy que mamá no me ha dejado salir. Tenía que ir al instituto porque los alumnos van a fortificar y me lo ha prohibido. La pobre tiene un miedo atroz, no tiene apetito y padece mucho. 

26 de enero de 1939. Mamá no hace más que quemar papeles comprometedores. Padezco por los diarios. Los he escondido entre los colchones, pero seguramente que tendré que romperlos. Si me los encontrasen, toda mi familia y yo iríamos a pique por el mero hecho de ser antifascistas. Mañana los esconderé entre la lana del colchón. He tenido que quemar los dibujos de Rabarté porque eran rostros de Durruti, Kung Punch y todos esos. No sé lo que hubiera dado para no tener que desprenderme de ellos. Es terrible que ahora tengamos que someternos a la voluntad de la gente tan odiada. Ahora, después de haber visto los criminales bombardeos que han hecho durante estos años y hemos de estar pendientes de ellos, nos harán hacer vítores por Hitler, Mussolini y Franco. Este mediodía he llorado, además de pensar en lo esclavos que seremos. Fin de la cita. 

(Aunque pensó en la posibilidad de destruir sus diarios, Pilar no lo hizo y durante dos meses de 1939 los guardaba su vecina por temor a un registro. Gracias a esto que podría haberle costado la vida a ella y a su familia, ahora conservamos un testimonio tan importante y personal sobre la guerra civil. Imagínate la cantidad de diarios así que fueron destruidos o que han quedado olvidados en un cajón sin publicar. La verdad es que da mucha pena. Ahora ya pasemos a cuando Barcelona fue ocupada por las tropas de Franco, a cómo se vivía en esos primeros Barcelona es fascista momentos de ocupación y qué pensamientos tenía Pilar sobre todo esto.)

Cita: 27 de enero de 1939. Barcelona es fascista. Hoy han empezado a desfilar por las calles las tropas al servicio de Franco. Todos son banderas monárquicas y victorias a Franco. Por ahora no se ha visto ninguna matanza y todo el mundo se encuentra encantado en ser fascista. Se presentan todos ellos muy amables, quieren iluminar la ciudad, hacer la vida barata y dar mucha comida. Por ahora, al ser los primeros días, quieren que les tengan simpatía, pero ya vendrán más tarde. Han aparecido los periódicos hablando mal de los rojos, de Negrín y Conch y aludiendo a Franco. Yo les tengo un odio terrible, lo mismo que mi familia. He bajado a la calle, he visto desfilar a los moros y a soldados, a un muchacho con una banderita monárquica que he tenido que apretar los puños y dientes para no ir a quitársela y a decirle todas las injurias que se merecen los fascistas. Parece un día de fiesta mayor. Hoy es un día muy feliz para los fascistas, pero para nosotros tendremos que aguantar y padecer. Ahora, el Instituto para Obreros, obra tan bien hechora que trajo a la democracia, sería otra vez hogar de los traidores jesuitas y allí solo podrán ir a estudiar los burgueses y todos aquellos que paguen con mucho dinero. He ahí el fascismo que solo pueden estudiar los ricos, los obreros, a trabajar como esclavos. Odio, odio, odio al fascismo. Muera 1000 veces y viva la independencia y la democracia, ya que de ahora en adelante no lo podré decir, me desahogó así. 

12 de febrero de 1939. Estoy muy contenta porque anoche llegó papá. Oh, qué felicidad saber que está bien después de 15 días de ignorar si vivía. Está más delgado y ha envejecido una barbaridad. Nos contó las tragedias y sufrimientos que pasó cuando entraron en Vich los fascistas. Suerte que tuvo mucha serenidad y sangre fría, que si no llega a ser así, a estas horas no lo contaría. 

20 de febrero de 1939. Ayer vino Monchi, estuvo un rato aquí. Hablamos de la situación actual. Dice que tiene miedo de que se enteren de que ha figurado mucho en el partido. Encontró a uno que conocía del partido y le dijo que los de la CNT, UGT y de la izquierda catalana se han unido y tienen reuniones clandestinas que trabajan muy bien a favor de los rojos. Ahora empiezo a tener esperanzas, pues están volviendo mucha gente rojos debido a las injusticias que hacen los fascistas. Estos son muy severos y sus órdenes más todavía. El otro día que Tere fue al cine con Pita, cuando el público se levantó saludando al himno fascista que tocaban, ellas no quisieron hacerlo. Y, si no llega a ser porque iban con dos oficiales italianos, se las llevan al calabozo y hubieran venido a registrar la casa y saber las ideas que la familia teníamos. Se llevó un susto terrible. 

5 de marzo de 1939. Me da rabia ir al cine porque obligan a saludar con el brazo tendido, o sea, el saludo fascista. En la pantalla aparece el rostro del idiota de Franco, mientras que tocan el himno de ellos y todo el mundo ha de ponerse en pie y saludar. Si no se hace, los soldados que vigilan pegan a aquellos que no obedecen. Quieren mandar a los catalanes a Castilla y aquellos aquí para evitar que se hable esta lengua. Lo mismo harán con los navarros, valencianos, etcétera. Y yo creo que no lo conseguirán porque después de que persisten estos idiomas de regiones libres tantos años, ahora porque sea un capricho de Franco, el imbécil y de todos sus contemporáneos, no se han de salir con la suya. 

29 de marzo de 1939. La guerra ha terminado, dice todo el mundo y los periódicos. Ayer se rindió Madrid y aquí en Barcelona no cesaron de tocar las sirenas en señal de alegría y del final de la guerra. Toda la gente ponía colgaduras en los balcones, aunque a la mayoría les obligaban. Yo tenía un humor pésimo. Hemos perdido. Lloré con mucho dolor al ver que esos criminales fascistas se han llevado la victoria. Mas no les aguantaremos mucho tiempo porque volverá a haber un levantamiento, esta vez por parte nuestra y quedaría entonces enterrado para siempre el odioso fascismo, aunque a lo mejor tardaremos algunos años en lograrlo. Este pensamiento que todos los rojos tenemos y del cual no nos engañamos me da un poco de alegría. Es que no puedo explicar lo malísimos que son de tanto ruín que tienen. Hacen sufrir mucho a los presos y se ha de ir con pies de plomo al hablar. Porque si se llegan a dar cuenta de que nuestras ideas son contrarias a las de ellos y a su odioso caudillo, les cogen y les hacen sufrir mucho. En fin, hemos de saber perder, pero cada vez los blancos se vuelven más rojos al ver las injusticias que hacen ellos, las infames cucarachas curas. En este instante he recibido una postal de Monchi. Está todavía en Lérida y no sabe cuándo vendrá. Estoy contenta al ver que se ha acordado de mí. El otro día fui a su casa y naturalmente no estaba. Me encontré a Pérez, se pudo escapar del frente y se vino acá. Me alegré de verlo lo mismo que él a mí. ¿Acaso ahora que se ha terminado la guerra podré saber de Rever, Laura, etcétera? Tengo tantas ganas, tantas. Fin de la cita.

Vida de Pilar tras la guerra

 (¿Y qué ocurrió con Pilar  al finalizar la guerra civil? Igual que ocurrió con tantas otras familias, los Duawash quedaron rotos por la guerra.)

Cita: 11 de agosto de 1939. Hoy en la mesa he encontrado mucho en falta a mis queridas hermanas. Les deseo muchísima, pero que mucha suerte y deseo que pronto volvamos a estar unidas, pero creo que ya no volveremos a ser las cuatro hermanas de antes. No puedo reprimir el que mis ojos se llenen de lágrimas. Ya no somos niñas. No volveremos a jugar y a pelearnos. Yo me siento tan niña todavía. Fin de la cita. 

(Las tres hermanas mayores de Pilar se exiliaron a Francia por su rol en la guerra. Al cabo de poco, Teresa y Ruby emigraron a Venezuela y no regresaron hasta finales de los 70, ya terminada la dictadura y a los pocos meses de morir las dos. Mary regresó de su exilio francés en los años 40 y publicó numerosos cuentos infantiles sobre el destino de Pilar. Cursó magisterio, pero nunca ejerció de maestra. fue ama de casa y dedicaba también su tiempo a pintar y a escribir cuentos que nunca publicó. Pocos meses después de la guerra conoció a Emily Bratz, antiguo combatiente del Estat Catalá, las juventudes independentistas catalanas, que se habría obligado a hacer el servicio militar en Vigo para la España franquista. Él fue su marido y gran amor del que nacerían dos hijos. Esta es la última entrada de su diario.) 

Cita 12 de marzo de 1940. Sigo cada día más feliz que nunca. Amo más cada hora que paso con mi querido Emily y él me quiere tanto también. Esta mañana hemos ido a pasear al parque Güell. Nos hemos sentado apoyados en un árbol y él apoyó su cabeza en mi falda mientras yo iba acariciándole. Tenía tantas ganas de ponerse en esta posición. Siempre me decía, "Un día que salgamos al campo me he de recostar y que mi cabeza se apoye en ti y tú me acaricias." Y hoy que ha llegado la ocasión se ha sentido muy feliz. Esta tarde hemos ido al cine. No sé. cada vez que me besa más me gusta. Le quiero mucho. Mientras veníamos hacia casa, íbamos haciendo broma y diciendo tonterías, pero lo pasamos tan bien. Me ha dicho Pili, hoy es el día que he sido más feliz. Fin de la cita.

 (Pilar Outro falleció en 1997 y su diario fue publicado póstumamente en 2017).

jueves, 18 de septiembre de 2025

Estudio sobre la hambruna de la Posguerra. 200.000 muertos.

 Más de 200.000 personas murieron de hambruna en la posguerra "por el franquismo", en El Confidencial, por Paula Corroto, 17/09/2025:

El historiador Miguel Ángel del Arco Blanco publica el ensayo 'La hambruna española', donde pone cifras a la "tragedia colectiva" que vivió el país causada "por decisiones políticas del régimen"

"Menos Franco y más pan blanco" era una frase pintarrajeada en las paredes que se podía leer en los años cuarenta como símbolo de que aún quedaba algo de resistencia. Los niños famélicos poblaban las páginas de Tiempo de silencio, la gran novela de Luis Martín-Santos ambientada en aquella década en Madrid y que, aunque fue publicada en los años sesenta, lo hizo con una veintena de páginas censuradas. El fotógrafo Santos Yubero también dejaría para la historia las imágenes de aquellos años con rostros y cuerpos demacrados. Todos estos testimonios los ha recogido ahora el historiador especializado en el franquismo Miguel Ángel del Arco Blanco poniéndoles cifras y causas en un ensayo estremecedor, La hambruna española (Crítica), que ya antes había sido una investigación académica: Más de 200.000 personas murieron por este motivo principalmente entre 1939 y 1942, y el año 1946. Y no fue, dice Del Arco, ni por la guerra, ni por el bloqueo ni por la sequía, los grandes mitos del franquismo, sino por “decisiones políticas del régimen”.

“Para empezar, no lo podemos llamar hambre, sino hambruna. Y la causa principal fueron las políticas adoptadas por el régimen que duraron toda la década de los 40 y que le interesaban para controlar a la población y enriquecer a los que habían ganado la guerra. No podemos entender esta hambruna sin el concepto de Victoria de los años 40”, afirma sin tapujos en conversación con este periódico. Entre estas decisiones, razona en el ensayo, se encuentran las políticas económicas de la autarquía, que pusieron en marcha ministros falangistas como Juan Antonio Suanzes y Ramón Serrano Súñer -”que incluso denegó la ayuda internacional de la Cruz Roja Americana afirmando que aquí no se pasaba hambre”- para escándalo de otros ministros monárquicos y reaccionarios como el de Hacienda entre 1939 y 1941 José Larraz, pero que era neoliberal en lo económico, y del cual recoge parte de sus Memorias

“Larraz estaba completamente escandalizado, sobre todo con una reunión que hubo en El Pardo en 1941, que fue el año más duro de la hambruna y donde murió más gente que nació. Allí se reunieron los principales ministros económicos, el de Agricultura, el de Transporte, el de Hacienda, el de Industria. El tema monográfico era abastecimientos. Pero no hicieron nada, no cambió nada. Larraz cuenta que aquello fue una tertulia de café. Todo estaba guiado por principios nacionalistas. La idea de la autarquía era que mediante ella España se iba a engrandecer y se iba a construir un imperio. Se pusieron fines políticos por encima de los intereses económicos”, comenta Del Arco. Aquel año de 1941, por cierto, también se estrenaría una película como Raza, con guion del propio Franco.

Otra decisión política que incrementó el hambre fue “el apoyo filofascista del régimen”. “Mientras España se moría de hambre, enviaba materias primas y alimentos esenciales para la supervivencia de las potencias del Eje", apunta el historiador. Ante esta decisión de Franco, los aliados intentaron ahogar a España “como si fuese un torniquete. Aprietas, te abro un poco, te vas desangrando, pero te vuelves a apretar. Para que España no entrara en la guerra. Y esto acaba a partir del año 42, porque España se da cuenta que en diciembre del 41 han entrado los americanos en la guerra, ha pasado Stalingrado y la cosa está cambiando. Ahí Franco se vuelve más cauto. Y entonces, esa neutralidad forzada por los aliados se cumple y hace que lleguen más alimentos directamente de los británicos”, manifiesta Del Arco que insiste en que, en cualquier caso, “entre 1939 y 1941, entre pan e imperio, España eligió imperio” con esas fatales consecuencias. 

Las otras dos razones expuestas en el ensayo son la corrupción y la represión de los vencidos con todo el mercado negro y con todas las cartillas de racionamiento que “no eran gratis y además era un sistema machista, injusto y represor”. “El racionamiento se pagaba y a no todo el mundo le tocaba lo mismo. Es un sistema que diferenciaba entre hombres y mujeres. Ellas recibían el 60% de lo que recibían los varones adultos. Los ancianos recibían el 80% de los varones adultos. Y los niños, también el 60%. ¿Por qué una mujer tiene que comer menos? Y luego, socialmente, están clasificadas en cartilla de primera, que era para los ricos, que reciben menos, de segunda, que son las clases medias, y de tercera. Y hay ciudades y pueblos donde el 80, el 90% son clasificados como pobres. España era pobre, pero esto no era así siempre. En el libro demuestro que hay gente que era rica, o que era acomodada, y sin embargo, tenía una cartilla de tercera. Y, a veces, republicanos, que eran pobres, tenían una cartilla de segunda o de primera. ¿Y quién hacía esto? Los ayuntamientos. Tú la tenías que solicitar y a veces te pedían certificado de buena conducta. O sea, si no te portabas bien, no comías. E imagínate si habías estado en el otro lado en la guerra…”, explica el historiador. "El sistema del racionamiento diferenciaba entre hombres y mujeres. Ellas recibían el 60% de lo que recibían los varones adultos" 

El libro está salpicado de muchos textos literarios, de poesía social -fueron muchos los poetas que denunciaron esta situación (“Madrid es una ciudad de un millón de cadáveres”, que escribió Dámaso Alonso), “pero al régimen la poesía como era tan minoritaria le daba igual”- y entre todos ellos Del Arco destaca lo que le pasó a la madre del poeta leonés Antonio Gamoneda con la cartilla de racionamiento (porque además eran las mujeres las que solían estar en las famosas colas del hambre) y que él cuenta en sus memorias. “En la infancia lo pasó fatal. Su madre era costurera. Tú tenías un tiempo para reclamar tu racionamiento. Y, claro, necesitabas el dinero. Estas mujeres hacían trabajos que tardaban en pagarles y muchas veces les vencía el racionamiento. Esto le pasó a la madre de Gamoneda que le dijo al tío del racionamiento por favor, espérame, espérame, que mañana me pagan. Pero se cumplía el plazo y no le dio los alimentos. Al día siguiente tenía el dinero y no tenía comida”. Y todo esto, quien podía pagar porque fue una década de inflación galopante por el mercado negro y el estraperlo. “Por un lado ayudaba y por otro estrangulaba con la subida de precios… Una barra de pan podía valer en el mercado negro cinco, cuatro, cinco veces más de lo que valía en el racionamiento”, apostilla el historiador.

Andalucía y Extremadura, devastadas

En el libro también se detalla que fueron los niños y los ancianos los que más sufrieron la hambruna, muriendo la gran mayoría por enfermedades infectocontagiosas -la contaminación, la higiene, estado de alimentos…- como la gripe, tuberculosis y neumonías, que hacían estragos, pero también epidemias de difteria, paludismo y tifus, que se desbocaron tras la guerra civil, según muestra en cuadros con datos del INE y del Instituto de Salud Carlos III. Por zonas, las más devastadas fueron Andalucía, Extremadura, Ciudad Real, Albacete y Murcia. Esto también tiene su explicación. “La hambruna tuvo lugar en muchas de esas zonas donde no hubo guerra civil porque fueron controladas por los nacionales desde el principio. Y allí fue muy dura. El franquismo diría que la República había dejado a la gente muerta de hambre, etc, pero yo creo que la razón principal es que son zonas de mayor polarización social. Es decir, donde la estructura de la propiedad está más dividida. Donde hay más divergencias sociales. Más distancia entre ricos y pobres. Galicia, Asturias, Castilla y León, incluso Aragón y Cataluña son zonas socialmente mucho más homogéneas. Pero en las otras la desigualdad es mucho mayor. Y luego está el secano, hay menos producción agrícola. Y también la vivienda es de peor calidad. Y luego está el capital humano, es gente que fue muy castigada desde el principio. Las condiciones de vida fueron muy malas. Y luego estuvo Madrid, que estuvo sitiada… Si eras de Vallecas ya te daban por todos los lados”.

Hambruna buscada

Por todo el ensayo se busca probar que aquella década no fueron los años del hambre que incluso semánticamente no corrigió el régimen. Este siempre asumió (y propagó) que habían sido años muy malos por la guerra que es una manera de “silenciar las muertes por inanición y deformar la realidad”, escribe en el ensayo. “Fue una hambruna, que se define por escasez de alimentos o poder adquisitivo que lleva directamente a un exceso de mortalidad por inanición por enfermedades inducidas por el hambre”, comenta el historiador. Es decir, no es solo que no haya alimentos suficientes sino que no puedes acceder a ellos. “La comparo sistemáticamente con otras hambrunas que hubo en el mundo y especialmente en Europa, para ver que hay patrones similares. Al mismo tiempo hay muchas cuestiones cualitativas, por ejemplo, el abandono de niños, la emigración, las muertes por inanición, el crecimiento de la enfermedad infectocontagiosa, el crecimiento brutal de los precios que impide que la gente no pueda comprar las cosas, no solo que no haya escasez, todo eso encaja dentro de lo que es una hambruna” y que se dio principalmente entre 1939 y 1942 y 1946.

Por otra parte, Del Arco también ha buceado en las cifras que ha sacado de archivos internacionales y nacionales. Las cifras de fallecidos parten de los censos de la época. “¿De dónde sale la cifra de 200.000 muertos por hambruna? Sale de la sobremortalidad. ¿Cómo se estudian las muertes en las hambrunas? Lo que se hace es estudiar la sobremortalidad entre ese año de la hambruna y un año normal anterior, cuando tiene una población similar. Este trabajo viene de investigaciones que han hecho los demógrafos históricos y que ellos no habían identificado como hambruna. Entonces, yo he visto esa cifra y he dicho aquí está la hambruna. Ellos manejaban una horquilla de entre 190.000 y 214.000 fallecidos aproximadamente. Por eso yo digo más de 200.000, que me parece algo asumible”. 

El historiador no quiere que este ensayo se vea como provocador ni de vencedores y vencidos sino que “es una historia trágica, pero es una historia de todos, es una historia de sufrimiento colectivo donde mucha gente salió adelante, muchos sufrieron…”. Y que el franquismo ocultó y le dio unas causas externas mientras intentó explotar propagandísticamente los años sesenta del desarrollismo, las vacaciones en la playa, el 600 y el pisito. “Cuando sabemos que en los años 60 está muchísimo más retirado. Lo dicen las propias memorias de los ministros de entonces. Que Franco sigue ordenando el juego político pero está apartado de las decisiones económicas. Y, sin embargo, en los años 40 sabemos que estaba allí y tenía el timón”. Y mucha gente se murió de hambruna.