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sábado, 15 de noviembre de 2025

Los jóvenes se aproximan a la espiritualidad.

 Por qué los jóvenes vuelven a creer en Dios: "A mí me ha ayudado mucho más la Iglesia que mi psicóloga", en El Mundo, por Rodrigo Terrasa (Madrid) 3 noviembre 2025:

Dios está de moda. Y no sólo lo dice Rosalía... Tras décadas de secularización acelerada, se está produciendo un leve repunte del catolicismo en varios países del mundo. También en España. Y detrás están las nuevas generaciones: "Nos hemos cansado de la sobredosis de superficialidad".

"Yo tenía una vida completamente alejada del Señor... Hacía cosas que para el Señor no se pueden hacer. Salía con chicos, digamos que no era casta antes del matrimonio, me emborrachaba y nunca iba a misa. Vamos, no tenía una vida demasiado tranquila... Hasta que todo cambió".

Cristina Sempere tiene 27 años, es sevillana, trabaja como profesora de inglés y hasta hace unos años tenía una vida tan normal como la de cualquier joven de su edad y una cuenta de TikTok en la que subía bailecitos como los de cualquier otra tiktoker de veintitantos años. Hace algo más de un año los borró todos. Y empezó de nuevo. Su último vídeo en la red social tiene más de 50.000 visualizaciones, pero Cristina ya no repite coreografías infantiles: ahora explica cómo rezar el rosario. "Mi primer vídeo con contenido católico ya fue viral y desde entonces mis seguidores no han dejado de crecer".

Cristina cuenta cómo maquillarse para ir a misa, te ayuda a hacer tu propio altar en casa o a usar agua bendita para perdonar nuestros pecados veniales. Habla de "auténticos influencers" como Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus, o el adolescente italiano Carlo Acutis, el primer santo millennial. Recomienda libros para encontrar la fe, enseña lo que lleva una mujer católica en el bolso y hace unboxing de biblias, reliquias y estampitas. También habla de sus tips para "sobrevivir" siendo joven en castidad.

-¿Ahora tienes pareja, Cristina?

-He conocido a chicos de todas partes, pero nunca he tenido pareja. Ahora estoy conociendo a alguien, pero en castidad. Y nunca he sido más feliz. El hecho de estar con alguien, que me vea y no me quiera tocar un pelo es un descanso y me protege para tener una relación más sana.

Entre su cuenta en castellano y otra que tiene en inglés, Cristina Sempere acumula cerca de 30.000 seguidores, cientos de videos y una homilía infinita de hashtags: #soycatolico, #misa, #pecado, #virgenmaria, #PapaLeón, #JesúsTeAma, #JesusIsKing, #catholictiktok...

El pasado verano, Roma acogió por primera vez un Jubileo al que acudieron cerca de mil influencers católicos como ella y "misioneros digitales" de 46 países de todo el mundo. El objetivo del Vaticano era poner el foco en el entorno virtual en plena crisis global de fe. "La Iglesia no es para solo unos pocos, es para todo el mundo, pero hay que salir a la calle a recoger a la gente, a llamarles y las redes sociales son un modo fantástico de evangelizar", celebra Cristina.

Según las estimaciones de la Iglesia, el número de católicos está aumentando a nivel mundial, pero el crecimiento se debe casi de forma exclusiva a África. En Europa y Estados Unidos, el desplome ha sido constante en las últimas décadas. Y España no es una excepción. El barómetro del CIS dice que algo más de la mitad de los españoles se declaran católicos y sólo un 18,8% son practicantes. En 1978 los creyentes en nuestro país eran un 90,5%. Y en los 47 años que el CIS lleva preguntando por nuestra fe, el porcentaje de ciudadanos que se declaran ateos, agnósticos o no creyentes ha pasado de un pírrico 7,6% a un 40%.

El último Observatorio Demográfico de CEU-CEFAS revela que el porcentaje de bebés bautizados y niños que hacen la Primera Comunión ya es menor del 50%, las bodas por la Iglesia han caído drásticamente desde 2001 y las vocaciones se han hundido sin remedio desde los años 60. El mínimo histórico de nuestra creencia se alcanzó justo hace dos años, cuando sólo el 51% de los españoles se declaraba católico y parecía irremediable que, en cuestión de meses, España dejara de ser mayoritariamente católica por primera vez en más de 16 siglos.

Sin embargo, algo parece haber cambiado.

"El proceso de secularización acelerada que se estaba viviendo en países como Estados Unidos o España se ha detenido y, de repente, estamos viviendo un repunte religioso", explica el sociólogo Luis Miller, científico titular del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC. "Es un repunte muy leve, pero un repunte".

Según sus análisis, por primera vez desde los años 80, las encuestas han detectado un ligero rebrote del catolicismo. En los dos últimos años la proporción de católicos ha subido alrededor de dos puntos. Y el crecimiento es especialmente llamativo entre los jóvenes: el número de católicos menores de 34 años en nuestro país ha pasado de un 34% a un 42,8%.

"No es una reconversión masiva, pero sí un cambio de tendencia", analizaba Miller hace unos días en las páginas de EL MUNDO. "Después de décadas de retirada, la fe parece haber dejado de retroceder".

Y la culpa (o el mérito) parece ser de los más jóvenes.

Dios está de moda. El grupo musical católico Hakuna llena cada recinto en el que actúa. La literatura religiosa registra récords de facturación en España. Los retiros espirituales de Effetá tienen lista de espera. La fe es viral en las redes sociales mientras los reguetoneros le cantan al Señor, Dani Alves se hace predicador, el luchador Ilia Topuria se declara "supercreyente" y Tamara Falcó promociona apps de oración: "Si no voy a misa, me entra ansiedad".

La película de Alauda Ruiz de Azúa Los domingos, que cuenta la historia de una joven que decide ingresar en un convento, se ha convertido en el fenómeno cinematográfico del momento. Y hasta Rosalía, que ya jugaba con toda la iconografía religiosa en El mal querer, se viste ahora de monja para promocionar su nuevo disco: Lux.

"Una motomami sabe que el mejor artista es Dios", decía ya la cantante en la promoción de su último álbum, en 2022. Tres años después, su calculada campaña para anunciar su próximo trabajo ha sabido conectar con un fenómeno que empieza a emerger entre las nuevas generaciones.

"La religión ya no es la chapa de un cura desde un púlpito, ya no es algo aburrido. Ver a jóvenes hablando de su fe en las redes es muy contagioso"

Quique Mira, influencer católico

"Nos hemos cansado de la sobredosis de superficialidad que el mundo nos propone, del mensaje supermán de productividad, eficacia y éxito que nos llena de fiesta, dinero, alcohol y sexo pero al final no nos hace felices", resume Quique Mira. De profesión, evangelizador.

Quique tiene 27 años, 173.000 seguidores en Instagram y otros 68.000 en TikTok. Es, al igual que Mery Lorenzo, su mujer, influencer católico y generador de contenidos religiosos. Además es fundador y director de Aute, una entidad que genera contenido de alta producción para compartir el mensaje del Evangelio entre los jóvenes y que incluso ha desarrollado una aplicación llamada WayUpp, una especie de Airbnb que "digitaliza realidades eclesiales", es decir que geolocaliza parroquias, retiros espirituales y movimientos religiosos para conectar a los jóvenes con la Iglesia.

"La nueva ola de contenido digital ha dado mucha autenticidad a la fe", celebra él. "La religión ya no es la chapa de un cura desde un púlpito, ya no es algo alejado y aburrido. Ver a jóvenes hablando de su fe en las redes sociales sin miedo es muy contagioso".

La historia personal de Quique no es muy diferente a la de Cristina Sempere en Sevilla. Ninguno de los dos venía de una familia especialmente religiosa. "Mis padres están divorciados. Mi padre es ateo y mi madre cree, pero a su forma", cuenta ella. "A mi madre le costó muchísimo entender mi nueva vida porque es cero creyente, cero practicante", cuenta él.

Cristina estudió en las Salesianas, pero creció convencida de que la Iglesia era una institución retrógrada, homófoba y machista. "En la vida me hubiera imaginado que acabaría yendo a misa todos los días", reconoce ahora.

-¿Ya no te parece machista la Iglesia?

-¿Cómo va a ser machista si la segunda persona más importante después de Cristo es la Virgen María?

-¿Y te gusta Rosalía?

-Soy muy fan, tengo todos sus álbumes y siempre ha sido una persona muy espiritual. No creo que su estilo de vida esté en plena coherencia con la Iglesia, pero rezo por su camino. Ojalá verla algún día en misa.

Tras una adolescencia "complicada", la inquietud espiritual acercó a Cristina a la brujería y al new age y después de vivir un tiempo en Italia -ya saben, "completamente alejada del Señor"- sintió lo que ella denomina "un llamado".

"Empecé un proceso de deconstrucción de todo lo que pensaba que era la Iglesia y todos mis tremendos prejuicios y encontré respuestas cuando estaba más perdida", asegura. "La Iglesia ofrece orden, ideas claras y estabilidad, no da lugar a dudas y ofrece respuestas concisas y sentimiento de comunidad justo cuando hay más jóvenes solos o atrapados en la incertidumbre. A mí me ha ayudado mucho más la Iglesia que mi psicóloga".

"La Iglesia ofrece orden, ideas claras y estabilidad, sentimiento de comunidad justo cuando hay más jóvenes solos o atrapados en la incertidumbre", Cristina Sempere, profesora e influencer católica

Quique, desde Valencia, coincide: "Cuando todo va bien es fácil creer que tus elecciones son las buenas, pero cuando empiezas a pasarlo mal, lo superficial desaparece y empiezan a brotar preguntas".

Hasta los 19 años, vivió volcado en el fútbol, los amigos y la fiesta. "Trabajaba gestionando clubes de noche en Barcelona y vivía siguiendo mis instintos y buscando sólo mi placer y el éxito. Disparaba en todas las direcciones, pero no era feliz en ninguna", admite. "Hasta que un día conocí a un sacerdote y me cautivó su forma de ver la vida. Me adentré en el estudio de la Biblia, en la misa, y me enamoré".

-¿A qué has tenido que renunciar?

-No he renunciado a nada, he elegido. Dios ha ordenado muchas horas desordenadas en mi vida. Le ha dado sentido y ahora es mi centro y es hacia donde miro. Es un regalo que ha cambiado mi vida y creo que no tengo que esconderme por ello. Se ha roto un tabú y que cada vez seamos más jóvenes los que nos pronunciemos de forma pública sobre nuestra fe anima a otros a acercarse sin miedo.

Los chavales de su generación empiezan a creer más y además también ejercen más su fe. Entre quienes se definen como católicos en España, la práctica religiosa muestra también un pequeño giro. A comienzos de los 2000, el 40% de los católicos iba a misa al menos una vez al mes. Esa cifra se redujo drásticamente en las dos décadas siguientes hasta caer a un 24%, pero en los últimos cinco años ha subido hasta el 26%. Y otra vez el salto viene impulsado por los más jóvenes. Sólo los creyentes mayores de 65 años van más a misa que los católicos menores de 24: acuden a la iglesia un 35,5%.

"Entre las nuevas generaciones se está produciendo una reivindicación de los valores tradicionales como rechazo a un movimiento cultural muy potente que se venía dando desde hace 15 o 20 años", explica Luis Miller, que lleva un tiempo analizando los efectos secundarios de la polarización salvaje en nuestro país y ha encontrado también razones ideológicas en este nuevo fenómeno.

"Lo que ha pasado tanto en España como en Estados Unidos es que en los últimos años se ha producido un alineamiento entre religión y política que antes no existía", asegura el autor de Polarizados. La política que nos divide (Deusto). "En algún momento de la última gran crisis económica, con el final del Gobierno de Zapatero y el 15-M, la izquierda dejó de identificarse como religiosa de forma mayoritaria. La irrupción de Podemos supuso un cambio ideológico y cultural importantísimo en nuestro país al que no hemos dado el valor suficiente, pero se instauró un anticatolicismo en España ante el que ahora surge una reacción similar a la que puede ocurrir con el feminismo o expresiones culturales como los toros".

"Mi generación ha visto cómo todo lo que parecía seguro se ha desplomado y cuando no hay nada a lo que agarrarte, siempre emerge la religión", Israel Merino, periodista

De repente, jóvenes no necesariamente criados en un entorno religioso están fascinados por la religión, por la Iglesia, el misticismo, la fe y las conexiones con lo sobrenatural y hasta con el nuevo Papa: el "papa Bob", como es conocido Robert Prevost, es tendencia en las redes sociales.

"Igual Dios es el único que puede llenar el vacío", decía hace unos días Rosalía en una entrevista en el pódcast Radio Noia. "Me he pasado toda la vida con esta sensación de vacío. A veces te confundes, pensando que con algo material lo puedes llenar, con una experiencia, un lío en el que te metes o incluso las relaciones románticas en las que pones a la pareja en un pedestal. A lo mejor estamos confundiendo este espacio. Será que este espacio es el espacio de Dios", reflexionaba Rosalía repantigada en una cama junto a la periodista Mar Vallverdú durante la promoción de su nuevo disco.

"Desde la pandemia se ha producido un resurgir espiritual y místico entre los más jóvenes", apunta el escritor y periodista Israel Merino, de 24 años. "El islam también lo está petando y hay un nuevo interés por el mundillo esotérico, el tarot y hasta el zodiaco. Y en ese contexto, la religión católica no tiene rival: tiene mejor marketing que nadie porque su imaginario es potentísimo".

En un artículo titulado Rosalía en la era de Dios, Merino hablaba estos días de la conexión del disco de la artista catalana con una época en la que los jóvenes buscan consuelo desesperadamente. "Ella es tremendamente inteligente y ha sabido ver la ola que viene. Mi generación ha visto cómo todo lo que se consideraba seguro se ha desplomado", asegura el periodista en conversación telefónica. "Nos dijeron que con una carrera y un máster íbamos a tener un trabajo de puta madre. Y si sabías inglés, ya eras la hostia. Pero eso se ha caído. Todo lo establecido se ha ido al garete y cuando no hay nada a lo que agarrarte, siempre emerge la religión".

-¿Hay un componente reaccionario en este auge de la fe?

-Seguro que lo hay y los movimientos más reaccionarios se aprovecharán de él para sus maléficos planes, pero creer que todo lo religioso es reaccionario es absurdo, una payasada que la izquierda perderá por goleada si sigue instalada en los marcos de hace 30 años.

"La gente tiene la imagen del joven que va a misa como un chaval con mocasines y camisa blanca que vota a Vox, pero cuando te adentras en la iglesia te encuentras de todo: desde el empresario al que no llega a fin de mes, de un color y de otro", cuenta Quique Mira. "Y cada vez somos más". Ocurre en España y está ocurriendo en el resto del mundo. 

"Hay una reivindicación de valores tradicionales similar a la que ocurre frente al feminismo o en expresiones culturales como los toros", Luis Miller, sociólogo

El periódico The Guardian hablaba en abril del "resurgimiento" de la religión entre los jóvenes del Reino Unido. En 2018, tan solo el 4% de los británicos de entre 18 y 24 años afirmaban asistir a la iglesia al menos una vez al mes. Hoy, según un estudio titulado The Quiet Revival (El renacimiento silencioso), la cifra ha aumentado al 16%.

"Antes la confirmación se describía, en tono de broma, como el sacramento de despedida, porque ya no volvíamos a ver a los jóvenes hasta que se casaban", sugería en aquel reportaje Georgia Clarke, directora del ministerio juvenil de la iglesia católica de Santa Isabel de Portugal, en Richmond. "Ahora, entre el 80 y el 90% de los adolescentes se mantienen conectados con la Iglesia después de la confirmación mediante encuentros semanales, tutorías y retiros, donde se abordan temas que van desde la ansiedad climática hasta el acceso a la Universidad".

En Francia, país eminentemente laico, el número de bautizos de adultos y adolescentes se ha disparado y sólo durante la última Semana Santa recibieron el primer sacramento un 45% más de adultos que el año pasado. Son los datos más altos registrados por el episcopado francés desde hace más de 20 años.

Y en Estados Unidos ya se habla de "un cambio histórico". Por primera vez en décadas, los adultos millennials o de la generación Z son los feligreses más habituales, superando a las generaciones más mayores. Y el salto se produce especialmente entre los varones y sobre todo a partir de la pandemia del coronavirus.

"Es la primera vez que registramos un interés espiritual de tal magnitud liderado por las generaciones más jóvenes", aseguraba el pasado mes de abril David Kinnaman, director ejecutivo de Barna Group, una organización de investigación cristiana sobre tendencias religiosas. "Sin duda, hay un renovado interés en Jesús".

Un estudio del grupo sostenía entonces que el "compromiso con Jesús" ha aumentado en 15 puntos porcentuales entre los hombres estadounidenses de la generación Z entre 2019 y 2025 y en casi 20 puntos entre los millennials en el mismo periodo.

"Me extrañaría mucho que en España volviera la práctica religiosa o se produzcan conversiones masivas porque la gente sigue sin ir a misa, no da dinero a la Iglesia y cada vez hay menos vocaciones", matiza Luis Miller. "Pero sí vamos hacia un tiempo de mayor identidad religiosa, con cada vez más gente mostrando su fe en público. Antes casi daba vergüenza decir que creías en Dios o ibas a la iglesia y eso se está perdiendo. Ya no penaliza, sino que incluso da réditos y se convierte en producto de marketing".

Hace sólo unas semanas, el modelo e influencer Pablo García, conocido en las redes sociales como Pablo Garna, anunció a sus cerca de 800.000 seguidores en Instagram que lo dejaba todo para ingresar en un seminario.

Sólo unos días después, el empresario sevillano Álvaro Ferrero seguía un camino similar. A sus 30 años ha dejado a su pareja, ha vendido sus negocios y ha ingresado en el seminario de Alcalá de Henares. "He decidido dejarlo todo para seguir a Dios", se confiesa. Sus seguidores en las redes sociales se han multiplicado por cinco desde su anuncio viral.

"Yo crecí en una familia católica y viví la fe en casa y en la escuela. Pero luego me fui a estudiar a Madrid y me alejé mucho de Dios, desconecté", explica él. "He vivido en 10 países diferentes, he salido mucho y le he dado muchas vueltas a la cabeza durante este tiempo, pero sentía que algo me faltaba. Hay gente que lo encuentra haciendo yoga, en la cultura zen, en el misticismo o en otras religiones, pero igual su mensaje no cala tanto como el de Jesucristo".

-¿Y qué buscas tú en el seminario?

-Mi único anhelo es ser santo.

viernes, 7 de noviembre de 2025

La filosofía de la religión de Gustavo Bueno

  El filósofo Gustavo Bueno en su obra El animal divino se refiere al numen como el núcleo básico de toda expresión religiosa, desde las más simples a las más complejas. Entiende que hay dos tipos de númenes: los equívocos que poseen una naturaleza distinta a la humana o a la animal y que, a su vez, se subdivide en dos grupos (divinos y demoníacos) y los análogos, aquellos cuya naturaleza se concibe ligada a la humana o animal. Este tipo también se subdivide en dos grupos: los humanos (héroes o semidioses y santos, entre otros) y los zoomorfos (que toman la apariencia de animales totémicos y sagrados). En efecto, muchos dioses antiguos de distintas culturas tienen asociado un animal o toman partes de animal (la lechuza Atenea, el águila Zeus... Los centauros, la Quimera, la Esfinge... El dios egipcio Horus tiene cabeza de halcón; Anubis tiene cabeza de chacal; Bastet tiene cabeza de gato... Algo parecido sucede con el panteón de los dioses hindúes y japoneses del sintoísmo).

De la Fundación Gustavo Bueno:

Entrevista a Gustavo Bueno. Hacia una teoría materialista de la religión , Lorenzo y Mariano Arias, en Argumentos, Madrid, septiembre de 1981, nº 46, páginas 46-50:

Gustavo Bueno está considerado, desde hace ya bastantes años, como uno de los máximos representantes de lo que podría denominarse un «materialismo filosófico abierto, heterodoxo y crítico». Nacido en Santo Domingo de la Calzada en 1924, doctor en filosofía por la Universidad de Madrid en 1948 con su tesis sobre «Fundamento material y formal de la moderna filosofía de la religión», catedrático del Instituto «Lucía Medrano», de Salamanca, de 1949 a 1960 Gustavo Bueno es, desde ese año, catedrático de la Universidad de Oviedo, en donde ha desarrollado una intensa actividad como docente, conferenciante e introductor del pensamiento marxista.

Autor de numerosos trabajos filosóficos, entre sus obras se encuentran «El papel de la filosofía en el conjunto del saber» (1970), polémica réplica a la posición sustentada por otro de los grandes iconoclastas de la filosofía española, el profesor Manuel Sacristán en su breve ensayo «Sobre el papel de la filosofía en los estudios superiores»; «Etnología y utopía» (1971); «Ensayos materialistas» (1972 ), la exposición más acabada de su materialismo filosófico, que huye tanto de la posición simplista y dogmática del «Diamat» como de las posiciones cientistas de un Robert Havemann; «Ensayo sobre las categorías de la Economía Política» (1972); o, en fin, «Estatuto gnoseológico» (1976), publicada solamente de forma parcial en las páginas de «El Basilisco» y en donde trata de articular una teoría de la ciencia materialista, concebida en un principio como una crítica-alternativa al concepto de «corte epistemológico» de Gaston Bachelard empleado por Louis Althusser y en los últimos trabajos como una alternativa global a las concepciones postpopperianas y metacientíficas, planteada desde posiciones abiertamente antiidealistas.

Impulsor de diversos proyectos intelectuales, como la revista «Theoria» (1953-1955), al lado de Miguel Sánchez-Mazas y Carlos París, entre otros, o la sociedad editorial «Amigos de Asturias», Gustavo Bueno dirige desde 1978 «El Basilisco», «revista de Filosofía, Ciencias Humanas, Teoría de la Ciencia y de la Cultura», nacida al calor de los estudios y reuniones desarrolladas en su cátedra de la Universidad ovetense.

Actualmente, Gustavo Bueno se encuentra trabajando en la preparación de un libro cuyo contenido desarrolla su ponencia «Hacia una teoría materialista de la religión», que presentó en el último verano en el curso sobre «Filosofía y Teología en el siglo XX», organizado en La Granda (Avilés) por la «Escuela Asturiana de Estudios Hispánicos» y que no dejó de provocar una viva polémica.

Pensamos que su ponencia no ofreció respuesta a un interrogante presente en el ambiente clerical de los asistentes a las jornadas de Avilés: la existencia o inexistencia de Dios. Realmente, la ausencia en su discurso de argumentos sobre este «dilema», ¿en qué medida sería consustancial con su tesis?

La cuestión sobre la naturaleza de la religión en cuanto filosofía de la religión no exige tratar la cuestión de Dios, puesto que esa exigencia sería pertinente desde el punto de vista de una. filosofía de la religión teológica no materialista. La cuestión es siguiente: ¿Tiene sentido hablar de una filosofía de la religión sin Dios? Mi tesis es que la religión no constituye el campo de una disciplina filosófica hasta el siglo XVII. El tratado de Dios no es el tratado de la religión. Los escolásticos, grosso modo, rompen la religión en dos partes: la religión natural, la cual pertenecería a la ética; y la religión positiva que no pertenecería ni a la ciencia ni a la filosofía, al ser revelación. Para los escolásticos la religión natural es un capítulo de la justicia, de la filosofía moral, lo cual supone que Dios ha sido demostrado por la metafísica. Es el caso de Aristóteles, el cual demuestra a Dios dentro de su sistema y, no obstante, niega la religión. Porque la religión sería amor y el amor según Aristóteles exige una proporción entre el amante y el amado y como la proporción es infinita no cabe amor ni del hombre a Dios ni de Dios al hombre. Pero la parte principal de la religión, que es la religión positiva (dogmas, símbolos, mitos) ésa, según los escolásticos no puede ser objeto de ciencia porque al ser revelación es sobrenatural y queda fuera del horizonte filosófico; no cabe hablar, pues, de filosofía de la religión.

Usted presentó a Espinosa como el primer pensador que dio forma a una cierta filosofía de la religión. En este sentido, hizo referencia a su quinta parte de la Etica, la cual constituiría una filosofía de la religión íntegra...

Yo presentaba a Espinosa como la primera figura que partiendo de esa distinción de religión natural y positiva había establecido una disciplina que, a mi juicio, es fundamental en su sistema, que sería precisamente la quinta parte de su Etica. La concepción de Espinosa prefigura enteramente la de Hegel. Es una filosofía de la religión de carácter humanista, en el fondo, porque el hombre es Dios, pero no un Dios transcendente; Dios es el hombre y no en el sentido de Feuerbach, en el sentido de que Dios sea el hombre, sino que el hombre es Dios. Esta es la doctrina de Espinosa.

En su opinión, ¿una Filosofía de la Religión debe sustentarse en principios de la misma religión únicamente o, por el contrario, debe ir más allá?

Una Filosofía de la Religión debe comprometerse enteramente en la cuestión de la verdad de la religión como condición sine qua non, a la vez que en su fundamentación. Sin embargo, no puede tomar sus principios exclusivamente de la propia religión, de los fenómenos o hechos religiosos; por contra debe buscarlos en la Ontología y la Antropología. Es así cómo la Filosofía de la Religión no se aleja mucho del terreno de los hechos o fenómenos religiosos, manteniéndose en el centro o núcleo de los mismos. Porque es un hecho que todas las religiones pretenden mantener una relación real, Re-ligación, y no ilusoria, entre los hombres y otros seres también reales. Hablando en términos psicológicos se podría decir que los sentimientos religiosos son «sentimientos de realidad»; y expresado en términos de análisis lingüístico: la proposiciones religiosas no son simplemente emocionales, u optativas, sino apofánticas, por cuanto pretenden referirse a una realidad a la vez que ser verdaderas. El ejemplo es elocuente: el que reza no quiere decir: «¡Oh, Dios mío, si existes, salva mi alma, si es que ésta existe!», lo que quiere decir: «¡Dios mío, tú que estás ahí presente, sálvame!»

Usted. se presentó haciendo un esquema antropológico...

Sí, sí, evidentemente...

Y ellos estaban situados en el otro extremo. Como deseando que se hablara de lo que a ellos les interesaba...

Claro, de la religión terciaria... Ellos, no querían considerarse como clase terciaria de la religión, que, además, es el prólogo del ateísmo...

En esta línea, ¿cuáles son las fases que usted distingue en el desarrollo de la religión?

Tres a mi juicio son las fases que se observan en el desarrollo de la religión: la fase de la religión primaria, la religión del «hombre-cazador», desde el final del musteriense hasta el neolítico, y en el que a consecuencia del desarrollo de las relaciones sociales y tecnológicas puede hablarse ya de una relación «normalizada» del hombre con los animales. La fase de la religión secundaria o mitológica (que se hace necesaria tras la liquidación física de los «númenes del paleolítico» por un lado y por la domesticación de los animales por otro), y la fase de las religiones terciarias o metafísicas (cuyos primeros indicios históricos se darían en el segundo milenio antes de Cristo, los Vedas, Amenofis IV, Moisés). Las religiones terciarias en cuanto se instituyen (en gran medida, a consecuencia del desarrollo de la Astronomía y después de la filosofía), como crítica del error mitológico y de la superstición, pueden considerarse como dialécticamente verdaderas y, por tanto, como antesala del ateísmo.

Según parece, el concepto de experiencia religiosa fue uno de los capítulos de su tesis más sujeto o controversia ¿En qué se fundaba tal discrepancia?

Este concepto es sumamente confuso y equívoco porque está deliberadamente hecho así. Resulta que como quiera que une experiencia con religión, parece entenderse en el sentido de experiencia íntima cuando, en realidad, son conceptos sumamente contradictorios. Si la experiencia debe ser intercomunicable, intersubjetiva, repetible, &c. ... y si Ia experiencia religiosa es la experiencia que procede de la gracia de Dios, al ser Dios, según los teólogos, quien da esa experiencia religiosa, este razonamiento sobre si hay una causa primera, no puede constituir una forma de experiencia y sí una serie de razonamientos de carácter general que todo el mundo tiene que tener alguna vez, claro. Pero, en realidad, lo que llamamos experiencia religiosa es, al parecer, una serie de vivencias características donde aparece la presencia de la divinidad en el sentido terciario, &c. Ahora bien, ocurre que según los propios terciarios esa experiencia está posibilitada por la gracia divina que es libre, resultando que la experiencia por definición deja de ser controlable por el hombre para depender de la gracia de Dios. Ello guarda estrecha relación con la famosa frase de la Biblia «el espíritu sopla donde quiere». Así, el que tiene experiencia religiosa, pues la tiene y muy bien. Y si Dios le ha tocado con su mano... pero, en realidad, eso no es experiencia; es otra cosa distinta... Por eso decía que si por experiencia entendemos lo que se entiende gnoseológicamente entonces invocar la experiencia religiosa como aquello que alguien puede tener en virtud de una elección hecha por Dios ciertamente que le interesaría a Dios pero nunca a los demás. Por otra parte se me imputaba que estaba tratando de reducir todo tipo de experiencia a mi concepto particular de entender la misma, cuando es falso, porque el concepto de experiencia es, precisamente, el concepto de experiencia comunitaria. Es, esencialmente, una objeción de tipo puramente verbal.

Usted mencionaba expresamente a San Juan de la Cruz en relación con la experiencia religiosa...

En efecto, cité un texto de San Juan de la Cruz donde aparece una descripción de la experiencia religiosa en el cual Dios se presenta como un monstruo que te digiere y te traga. Desde el punto de vista de la teoría zoológica de la religión eso es un símbolo. Muy bien, pero en San Juan de la Cruz ¡y nada menos que en él! que representa un prototipo de experiencia religiosa mucho más refinada, aparecen ya los símbolos más primitivos de Dios, como un monstruo que te traga y te devora, como aparece también en Lutero, por ejemplo, queriendo, naturalmente significar que la intensidad de la experiencia religiosa nos remite de nuevo, siempre, como en los delirios de tipo alucinatorio, a animales que son los que aparecen siempre. Cualquiera sabe la causa que lo origina, pero son siempre animales que nadie ha visto, extraños monstruos con formas de tipo animal...

Planteadas así las cosas, ¿cuáles son las dos grandes alternativas abiertas a la filosofía materialista de la religión?

Por una parte, está la humanista, la que considera «los númenes como hombres, o el hombre mismo», que es quien «hizo a Dios a su imagen y semejanza», en la fórmula de Feuerbach; por otra, la zoológica, que dice que los démones son los animales. La filosofía humanista de la religión es la que mayor tradición tiene en filosofía desde Evehmero hasta Augusto Comte. Por otra parte, es preciso distinguir al humanismo reductivista, sociologista y psicologista que identifica a los númenes con los hombres, del humanismo filosófico que admite que «Ios hombres son númenes». Para mí, hay que rechazar el humanismo como alternativa de una filosofía de la religión, si se tienen presentes los principios de la antropología filosófica materialista, en concreto el principio de la racionalidad, el principio de la igualdad «moral» entre los hombres, por cuanto que si los hombres son iguales no es posible pensar que alguno de ellos sea considerado realmente como numinoso. El hombre, por tanto, debe respetar al hombre pero no puede temerlo ni adorarlo, como si fuese un númen. Si los hombres han adorado y divinizado a otros hombres lo habrán hecho sub specie animalitatis, como cuando Homero percibe a Diomedes como un león. De este modo, el zoologismo es la única alternativa a una filosofía de la religión materialista y racionalista: los hombres hicieron a los dioses, no a su imagen y semejanza, sino a imagen y semejanza de los animales. Paradójicamente, esta tesis es nueva en filosofía, porque, aunque ha sido sostenida muchas veces por los científicos de la religión como tesis empírica, sin embargo ha sido acompañada normalmente del supuesto de que por ello mismo «la religión de los animales» es falsa («concepto de fetichismo, de antropomorfismo»). Esta tesis, en filosofía de la religión difícilmente podría haber sido defendida hace unos pocos años, en los cuales aún dominaba el mecanicismo (la «impía» concepción de los animales como máquinas, propuesta en España por Gómez Pereira, y extendida por Descartes). Aunque hoy, cuando el darwinismo por un lado y la Etología por otro han mostrado no sólo las diferencias sino también la continuidad entre los hombres y los animales, algunos de los cuales están dotados de inteligencia, incluso de lenguaje «doblemente articulado», la posibilidad de una religación de los hombres respecto de los animales aparece como científicamente fundamentada.

Gnoseológicamente, las teorías totemistas podían considerarse como opuestas al humanismo...

Sí, efectivamente, pero el totemismo no está pensado como una filosofía de la religión sino como una teoría positiva de ciertas religiones. Y, generalmente, las ideas totemistas de la religión primitiva son teorías de la religión primitiva y se agotan... Es decir, son teorías positivas, mientras que en la fase primaria tiene la pretensión de ser filosofía de la religión; por lo tanto la perspectiva es diferente. Dicho de otro modo: no es, simplemente, una aplicación de las teorías totemistas a esto sino que es una perspectiva filosófica general, en donde el hecho de llegar a los animales no es a través de un método deductivo o empírico como la única condición para que la filosofía de la religión sea posible. Es, ciertamente, una cuestión gnoseológica. Es decir, que el hecho de llegar a la teoría zoomórfica, tal como yo la exponía, es una conclusión deductiva, como condición única, hoy día, para que pueda hablarse de filosofía de la religión. Esta es mi tesis. Cabe hablar de teología, de etnología, de psicología. ¿Por qué? porque no cabe atribuir verdad a la religión. Y examinado entonces el conjunto de entidades numinosas existentes se va, por exclusión, quedándose con los animales, encontrándose, por razones gnoseológicas, con un conjunto de doctrinas afines cuyos límites se pueden comprobar precisamente por la perspectiva desde la que se ha partido...

En cierta medida el «dialogo» que Vd. mantuvo en La Granda posibilitó el afloramiento de viejas polémicas que recordaban los famosos «diálogos» de Salzburgo entre cristianos y marxistas. ¿Cree usted que se puede hablar de algún tipo de conexión con aquellas discusiones?

Eso es muy interesante. Aquellos diálogos se habrían intentado hacer mediante la siguiente aproximación: por una parte, se habría efectuado una concesión por parte de los cristianos de los componentes propiamente terciarios a los componentes morales o humanos de la religión en el sentido ofrecido por Espinosa, como generosidad, caridad, justicia, &c. ... Es decir, tomando de la religión aquellos componentes que tienen una incidencia más directamente política y dejando entre paréntesis todos los problemas llamados metafísicos o teológicos. Concesión ya importantísima porque, desde el punto de vista interno, a la religión cristiana esto es imposible. San Agustín sentencia: «Las virtudes de los paganos son vicios.» Pero en fin, a mi juicio representa una concesión en sí misma contradictoria;. de ahí que no hayan podido en el fondo establecer concesiones de hecho. Referente a los marxistas la aproximación se produciría inversamente, como un subrayado de los problemas prácticos, político morales, considerando como cuestión metafísica indiferente las cuestiones teológicas. Con ello estas concesiones serían, en cierto, modo antisimétricas, al considerar, por lo menos algunos marxistas, la cuestión metafísica como una forma secundaria. Cuestión que, a mi juicio, no puede ser en absoluto secundaria. Lo cierto es que al considerar secundaria estas discusiones propias de metafísicos o de filósofos , se entraba en coincidencia negativa con los cristianos que decían que también era secundario hablar de cuestiones teológicas puras, bizantinas, con la importancia de los problemas inmediatos de la caridad, de la pastoral como dicen ellos, de la política... Así, mediante esas dos concesiones se desvirtúa por razones distintas, a mi juicio, el diálogo. Y ello porque en sí el cristianismo no podía en absoluto prescindir de sus premisas teológicas, mientras que el marxismo jamás podría prescindir de sus premisas filosóficas de carácter materialista. Así, al decapitar de ese modo toda cúpula de tipo ideológico, filosófico o teológico, entonces era posible el diálogo, si bien, eso sí, quedaba trivializado completamente al ser relegado al plano académico, eclesiástico, que era donde tenían lugar las discusiones, entre curas e intelectuales marxistas... En fin, en estos diálogos si alguna vez se planteaba la cuestión central de la existencia de Dios, en seguida quedaba como sobre ascuas, como «cuestiones demasiado generales», o «esto es para filósofos, aquí lo. importante es lo práctico» dirían...

Al margen de interés con que se recogió su tesis, ¿no cree que su argumentación fue interpretada incorrectamente?

Estoy absolutamente de acuerdo. Es más, creo que no habían seguido la argumentación. El esquema de mi argumentación era enteramente escolástico. No podrían entrar por aquí, porque si entraban en seguida quedaban envueltos en la religión terciaria. La teoría de la religión que yo les propuse a mi me parecía que tenía una gran fuerza absorbente...

Sin embargo, es cierto que esa argumentación está fundamentada por la Lógica de la Ciencias humanas, como es habitual denominar al trabajo de investigación filosófica que usted realiza. El eje sobre el cual está centrada su filosofía es precisamente la construcción de una crítica filosófica de las ciencias humanas, por ello: ¿qué lugar ocuparía la teoría de la religión dentro de la gnoseología de las ciencias humanas?...

Yo he sintetizado todo un infinito material que tengo escrito. Intenté pues, organizar ese material en una exposición que fuera coherente, aunque la argumentación fuese ciertamente esquemática... Mi exposición tenía como objetivo la exploración de las condiciones necesarias que habría que presuponer para poder hablar hoy de una filosofía materialista de la religión. Ciertamente pretenden hacer sus veces las llamadas «Teorías de la Religión», pero el concepto de «Teoría de la Religión» (por ejemplo «Teoría marxista de la Religión») es ambiguo y gnoseológicamente irresponsable, pues lo que se llama teoría debe especificarse de inmediato como teoría científica de la religión, o como teoría filosófica, o como teoría teológica. Una teoría científica de la Religión podrá ser Sociología de la Religión, Psicología de la Religión, Etnología o Ciencia comparada de las Religiones. En cuanto científicas, las teorías de la Religión quieren ser neutrales, no quieren comprometerse acerca de la verdad de las religiones (Evans Pritchard). Pero la Filosofía de la Religión no puede mantenerse neutral ante la cuestión de la verdad; debe, además, ofrecer una fundamentación en virtud de la cual pueda afirmarse que la religión es verdadera, porque si una doctrina concluyera que la religión es falsa, esta doctrina no podría propiamente llamarse Filosofía de la Religión, sino Psicología o Sociología de la Religión. Así pues, dentro de las Ciencias humanas la filosofía de la religión sería, a mi juicio, importante en la medida que conlleva una crítica a las ciencias de la religión. Por otra parte mi preocupación casi obsesiva y de la cual partía fue la preocupación gnoseológica. Yo, en cada línea que estaba haciendo me preguntaba por qué esta línea es filosófica o en qué condiciones puede hablarse de filosofía, es decir, por qué no es sociológica o psicológica y no etnológica o teológica. Y ello porque son todas las cosa a la vez; es decir, que la religión me parece que es uno de los puntos en donde todas estas perspectivas están más imbricadas. Seguramente es un campo totalmente privilegiado para explorar el alcance de las diferentes opiniones que uno tenga de tipo gnoseológico. Lo cierto es que esta teoría de la religión ha estado siempre presente, ya desde mi tesis doctoral en 1948.

Gustavo Bueno, El animal divino. Ensayo de una filosofía materialista de la religión

Segunda edición, corregida y aumentada con catorce escolios, Pentalfa, Oviedo 1996

ISBN 84-7848-490-6 · 230×145 mm · 438 pgs

Primera edición: Pentalfa Ediciones, Oviedo 1985

ISBN 84-85422-56-2 · 150×215 mm · 309 págs.

El animal divino. Tercera edición (2023)

La religión es algo común en la vida ordinaria, acerca de la cual todo el mundo, creyentes o no creyentes, tiene alguna opinión. En nuestra sociedad actual, educada en el cristianismo (pero lo mismo se podría decir en sociedades educadas en el islamismo, judaísmo o budismo, es decir, en las llamadas religiones superiores), podría afirmarse que la mayor parte de sus miembros «saben» perfectamente en qué lugar hay que situar la religión: las religiones tienen que ver con Dios, con las relaciones entre el hombre y Dios. Cuando los hombres son creyentes (sea practicando una confesión determinada o, sin practicar ninguna religión positiva, manteniendo la fe en un ser superior) dirán que la religión es verdadera o que las religiones tienen algún tipo de verdad. Cuando los hombres no creen en la existencia de algún Dios dirán simplemente que las religiones son falsas (acaso las justificarán o explicarán por motivos psicológicos –la esperanza que la religión ofrece– o sociológicos –el «opio del pueblo», engaños de la casta sacerdotal para defender su estatus de poder...–). Pero, sin embargo, seguirán sabiendo lo que es la religión, como algo que, en todo caso, tiene que ver con Dios (sea éste real o imaginario).

En todas estos casos se sobreentiende que la religión es algo que tiene que ser definido en relación con Dios, de forma que el concepto que en los países avanzados se tiene de religión gira en torno a conceptos teológicos, y que hablar de religión es algo que queda reservado a los teólogos o, si se quiere, a los especialistas religiosos. Situados en esta perspectiva, toda otra manifestación que de algún modo suele llamarse religiosa, por ejemplo, el animismo, el politeísmo, el chamanismo, el vudú, candomblé o incluso el espiritismo, suele sistemáticamente considerarse como cosa de pueblos primitivos, salvajes o incultos.

Entre los que no creen en Dios lo más frecuente es, sin embargo, pensar que Dios (o los dioses) no son otra cosa sino proyección de la propia naturaleza humana, y desde este humanismo llega a justificarse la religión como una exaltación del hombre en tanto que éste llega a elevarse a sí mismo a la condición de Dios. Según como sean los dioses, así los hombres que los han ideado. «El hombre hizo a los dioses a su imagen y semejanza.»

Como vemos, la opinión generalizada en nuestra sociedad es que, en todos las casos, la religión tiene que ver con los dioses.

En este sentido, en El animal divino, el filósofo Gustavo Bueno ofrece una revolucionaria interpretación de lo que sean las religiones, tratando de descubrir cuál pueda ser el fondo de verdad que las anima, considerando, desde luego, a las religiones como un fenómeno social y cultural incontestable, cuya importancia nadie puede subestimar. La tesis fundamental de este libro tiende a desvincular el lazo que las religiones superiores establecen entre Dios y la religión, para tratar de demostrar que la fuente de la religión no hay que ponerla en Dios o en los dioses, ni tampoco, por supuesto, en los hombres.

El libro ofrece una interpretación histórica de la religión: no tiene sentido decir qué es la religión, como si fuera algo permanente, sino cómo se desarrolla. La nueva teoría que se ofrece en este libro consiste, en efecto, en establecer tres fases históricas del desarrollo de la religión, fases que son sucesivas, sin que ello quiera decir que las anteriores queden borradas por las posteriores, puesto que una fase determinada puede reaparecer, o subsistir con otras. La idea principal es que la vida religiosa del hombre comenzó precisamente a raíz del trato con los animales –con cierto tipo de animales, en el paleolítico–. Estos animales representaron para el hombre paleolítico, y lo encarnaban realmente, el papel de númenes, es decir, de entidades que, sin ser humanas, eran sin embargo centros de voluntad y de entendimiento, entidades a las que había que engañar, rogar, obedecer o matar. Estos númenes corresponden a las figuras representadas en las cuevas prehistóricas. Esta fase primaria de la religión se acaba con la domesticación de los animales. Las figuras animales representadas en la bóveda de las cavernas se proyectan ahora en la bóveda celeste: es la fase de la religión secundaria, religión de los dioses, religión mitológica. «El hombre –se dice en el libro– hizo a sus dioses a imagen y semejanza de los animales» –no a imagen y semejanza del hombre, como decía Feuerbach. La fase de la religión mitológica es una fase de transición esencialmente falsa, un delirio de la imaginación, que se irá descomponiendo lentamente ante la crítica racional de las llamadas «religiones superiores» –la fase terciaria, las religiones filosóficas–, en donde los dioses animales son sustituidos por dioses antropomorfos y, eminentemente, por un Dios único e incorpóreo. Pero justamente en la fase terciaria, la fuente de la religiosidad ya se ha extinguido: ese Dios incorpóreo, el «dios de los filósofos», es un ser al que no se puede rezar, ni puede hablarnos; es decir, la religión terciaria, por paradójico que parezca, es la antesala del ateísmo.

Particular interés ofrecen las referencias que en el libro se documentan sobre la pervivencia en nuestra sociedad de las fases primaria y secundaria, y los indicios de un renacimiento, que se abre camino al mismo tiempo que retrocede la religión terciaria, de las fases anteriores, en la forma de los sentimientos de interés por los animales (la Etología es presentada como la Teología de nuestros días) que se manifiesta, por ejemplo, desde el hecho de la constitución de frentes de liberación animal, sociedades protectoras de animales, buena parte de movimientos ecologistas, hasta la visión demoniaca de los animales en la literatura o el cine («Los pájaros», «V»). Se interpreta el creciente interés por los extraterrestres, ovnis... como un renacimiento de la religión secundaria, pues los extraterrestres tienen los mismos caracteres que los démones del helenismo.

El libro contiene una serie de ilustraciones que van exponiendo, de un modo relativamente autónomo, las tesis principales del libro y dan pie para comentarios puntuales. En su segunda edición se ha enriquecido con catorce escolios.

 Índice de El animal divino

Prólogo a la segunda edición

A manera de Prólogo

Introducción

Parte I. Proyecto de una filosofía de la religión en su fase gnoseológica

Capítulo 1. El concepto de una «verdadera filosofía»

Capítulo 2. La teoría de la religión corno filosofía

Capítulo 3. Filosofía de la religión y ciencias de la religión

Capítulo 4. Sobre la necesidad de una perspectiva gnoseológica y crítica en filosofía de la religión .

Capítulo 5. La fase ontológica: teoría de la esencia

Capítulo 6. Una ilustración histórica: la filosofía de la religión de Espinosa

Parte II. Proyecto de una filosofía de la religión en su fase ontológica

Capítulo 1. La perspectiva ontológica

Capítulo 2. La pregunta por el núcleo

Capítulo 3. El númen, núcleo de la religión

Capítulo 4. Premisas antropológicas

Capítulo 5. El curso de la religión y sus tres fases esenciales

Capítulo 6. El cuerpo de la religión

Conclusión

Escolio 1. Nematología, ciencia y filosofía de la religión

Escolio 2. El evemerismo como nematología, como ciencia y como filosofía de la religión

Escolio 3. Sobre la naturaleza filosófica de la concepción zoomórfica de la religión

Escolio 4. La filosofía de la religión como disciplina insertable en el marco de una antropología filosófica

Escolio 5. Religión y religación

Escolio 6. Religión y espiritismo

Escolio 7. Sobre las ideas de existencia, posibilidad y necesidad

Escolio 8. Precisiones relativas al proceso de transformación de las religiones primarias en secundarias

Escolio 9. Sobre el cuerpo de las religiones

Escolio 10. ¿Una vía judía al monoteísmo creacionista?

Escolio 11. Reconstrucciones positivas del argumento ontológico

Escolio 12. Las líneas maestras de la teología de la liberación

Escolio 13. Atributos diaméricos de las religiones: dogmatismo y represión

Escolio 14. Religiones y animismo. Respuesta a Gonzalo Puente Ojea.

Tercera edición:

Ofrece Gustavo Bueno en El animal divino la exposición de la Filosofía de la religión propuesta desde el «materialismo filosófico», con la que se pretende, más allá de su horizonte académico, impulsar en los lectores el pensamiento de que no hay que ir a buscar el núcleo de la religiosidad entre las superestructuras culturales, o entre los llamados «fenómenos alucinatorios» –sin perjuicio de su funcionalismo sociológico o etológico–, ni tampoco entre los lugares que se encuentran en la vecindad del Dios de las «religiones superiores» (tanto si ese Dios se sobrentiende como una realidad, como si se le interpreta como un ente de razón). El lugar en donde mana el núcleo de la religiosidad –tal es la tesis de este libro– es el lugar en el que habitan aquellos seres vivientes, no humanos, pero sí inteligentes, que son capaces de «envolver» efectivamente a los hombres, bien sea enfrentándose a ellos, como terribles enemigos numinosos, bien sea ayudándolos a título de númenes bienhechores. El núcleo de la religión se encuentra en el mundo de los númenes, en tanto estos envuelvan efectivamente a los hombres, porque sólo de este modo la experiencia religiosa nuclear podrá ser, no solamente una verdadera experiencia religiosa, sino también una experiencia religiosa verdadera.

La segunda edición del presente libro, respecto de la primera (Pentalfa 1985), incorpora –además de la corrección de algunas errores materiales de detalle, el paso a nota a pie de página de aquellas referencias bibliográficas que, en la primera edición, figuraban en el texto y el renumerado correlativo de todas las notas del libro (que en la primera edición llevaban numeraciones independientes)– una serie de añadidos y algunas notas aclaratorias que están oportunamente señaladas por signos a fin de que queden bien claras las diferencias entre las dos ediciones. Además, los añadidos más importantes, que hacen referencia a algunas puntualizaciones que permiten precisar el alcance de ciertas tesis mantenidas en la obra, han sido introducidos fuera del texto en forma de «Escolios».

Al final del prólogo de esta segunda edición escribe Gustavo Bueno:

«Debo decir que en mis Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión (Mondadori, Madrid 1989) he tratado de algunos asuntos colaterales, pero estrechamente relacionados con los problemas suscitados por El animal divino; en especial la «Cuestión 12: El animal divino ante sus críticos», traté de sistematizar y responder a las críticas que, hasta aquella fecha, se habían dirigido contra el libro. Posteriormente han sido publicados comentarios de diverso alcance pero que, por mantenerse en alguna de las líneas de los críticos anteriores, pueden considerarse como ya contestados. Debo exceptuar los importantes análisis críticos de El animal divino que Gonzalo Puente Ojea ha expuesto en su libro Elogio del ateísmo (Siglo XXI, Madrid 1995, págs. 84-187), a los cuales respondo en el Escolio 14 de esta edición (más materiales en relación con esta polémica, con contrarrespuestas de Puente Ojea en El Basilisco, n° 20, enero-marzo 1996). Conozco también algunas obras de mayor importancia que, de algún modo, 'dialogan' con El animal divino: el libro de Alfonso Fernández Tresguerres, Los dioses olvidados (Pentalfa, Oviedo 1993), en donde se ofrece una interpretación penetrante de la fiesta de los toros; y, aunque independientemente de El animal divino, la reciente obra de Desmond Morris, El contrato animal (Emecé, Barcelona 1991), cuya conexión con las tesis del libro ha puesto de manifiesto Tresguerres («Desmond Morris: Teólogo», en El Basilisco, 2ª Epoca, n° 8, 1991, págs. 96-97).»

 Índice

Prólogo a la segunda edición, 9

A manera de Prólogo, 11

Introducción, 13

Parte I. Proyecto de una filosofía de la religión en su fase gnoseológica

Capítulo 1. El concepto de una «verdadera filosofía», 31

Capítulo 2. La teoría de la religión como filosofía, 35

Capítulo 3. Filosofía de la religión y ciencias de la religión, 53

Capítulo 4. Sobre la necesidad de una perspectiva gnoseológica y crítica en filosofía de la religión, 85

Capítulo 5. La fase ontológica: teoría de la esencia, 107

Capítulo 6. Una ilustración histórica: la filosofía de la religión de Espinosa, 115

Parte II. Proyecto de una filosofía de la religión en su fase ontológica

Capítulo 1. La perspectiva ontológica, 141

Capítulo 2. La pregunta por el núcleo, 143

Capítulo 3. El númen, núcleo de la religión, 151

Capítulo 4. Premisas antropológicas, 189

Capítulo 5. El curso de la religión y sus tres fases esenciales, 229

Capítulo 6. El cuerpo de la religión, 295

Conclusión, 309

Escolios

Escolio 1. Nematología, ciencia y filosofía de la religión, 319

Escolio 2. El evemerismo como nematología, como ciencia y como filosofía de la religión, 337

Escolio 3. Sobre la naturaleza filosófica de la concepción zoomórfica de la religión, 341

Escolio 4. La filosofía de la religión como disciplina insertable en el marco de una antropología filosófica, 343

Escolio 5. Religión y religación, 349

Escolio 6. Religión y espiritismo, 359

Escolio 7. Sobre las ideas de existencia, posibilidad y necesidad, 365

Escolio 8. Precisiones relativas al proceso de transformación de las religiones primarias en secundarias, 381

Escolio 9. Sobre el cuerpo de las religiones, 383

Escolio 10. ¿Una vía judía al monoteísmo creacionista?, 385

Escolio 11. Reconstrucciones positivas del argumento ontológico, 387

Escolio 12. Las líneas maestras de la teología de la liberación, 395

Escolio 13. Atributos diaméricos de las religiones: dogmatismo y represión, 401

Escolio 14. Religiones y animismo. Respuesta a Gonzalo Puente Ojea

Apéndice. Alfonso Tresguerres. El animal divino y Los dioses olvidados, 413

domingo, 26 de octubre de 2025

Apólogo. Con el Diablo no se dialoga.

Pescado en la red de San Pedro:

 CON EL DIABLO NO SE DIALOGA

En una ocasión, el demonio se apareció a tres monjes y les dijo: si os diera potestad para cambiar algo del pasado, ¿que cambiaríais?

El primero de ellos tenía un gran fervor apostólico, y le respondió:

—”Impediría que hicieses caer a Adán y Eva en el pecado para que la humanidad no pudiera apartarse de Dios”.

El segundo de ellos era un hombre lleno de misericordia, y le dijo:

—”Impediría que tú mismo te apartases de Dios y te condenaras eternamente”.

El tercero de ellos era el más simple y, en vez de responder al tentador, se puso de rodillas, hizo la señal de la cruz y oró diciendo:

—”Señor, libérame del demonio de lo que pudo ser y no fue”.

El diablo, dando un grito estentóreo y estremeciéndose de dolor, se esfumó.

Los otros dos, sorprendidos, le dijeron:

—”Hermano, ¿por qué has reaccionado así?”.

Él les respondió:

—”En primer lugar, porque NUNCA hemos de entrar en DIÁLOGO con el enemigo. En segundo lugar, porque no hay poder en este mundo capaz de CAMBIAR el pasado. En tercer lugar, porque el interés de Satanás no era que probásemos nuestra VIRTUD, sino que, atrapados en el PASADO, descuidáramos el presente, porque es el único tiempo en el que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con ella para CUMPLIR su voluntad.

De todos los demonios, el que más atrapa a los hombres y les impide ser felices es el de lo que PUDO SER Y NO FUE.

El pasado queda a la Misericordia de Dios y el futuro a su Providencia. Solo el presente está en nuestras manos.

¡Solo Dios basta!

domingo, 12 de octubre de 2025

Apólogo o hadiz. Los tiempos del Corán.

 (Este es un hadiz inédito, por lo general excluido de las compilaciones de Al Bujari, Al Tusi y los demás)

 El predicador islámico Zakir Naik subió a un taxi en Londres y le dijo al taxista:

-Hermano, por favor, apaga la radio, porque, como dice el sagrado Corán, no puedo escuchar música, porque en época del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él), no había música occidental, que es música de incrédulos. 

El taxista apagó amablemente la radio, detuvo el taxi y le abrió la puerta. Zakir le preguntó:

-¿Qué estás haciendo, hermano? 

El taxista respondió cortésmente: 

-En tiempos del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) no había taxis, ni bombas, ni altavoces en las mezquitas, ni atentados suicidas. Así que, cállese, salga y espere a que pase un camello.

¡Alabado sea Alá, el Clemente, el Misericordioso!

lunes, 15 de septiembre de 2025

La información es la sustancia misma de la realidad

 Transcrito y corregido desde Cosmos Diario, 15 de septiembre de 2025:

Estamos rodeados de materia. Las piedras, los árboles, las estrellas, nuestro cuerpo son supuestamente reales porque están compuestos de algo sólido. Muchos piensan que primero fue la materia, luego la energía y solo después surgió la vida, la conciencia y finalmente la información como una especie de subproducto del pensamiento.

Pero, ¿y si fuera al revés? ¿Y si la información no fuera un fenómeno secundario? Y si fuera la base de todo lo que existe, si el mundo no fuera, sino comunicara, no existiera, si no transmitiera, y no fuera la materia la que generara la información, sino la información la que diera lugar a la materia. 

Del mismo modo que las palabras pueden provocar emociones y el código puede dar vida a la pantalla, la información deja de ser algo efímero. Cada vez más se la denomina una nueva forma de sustancia.

Científicos como John Wheeler afirmaban, "Todo lo que vemos proviene de un sí o un no elemental, como si fuera la base de una elección lógica. Y hoy en día los físicos observan cómo los sistemas cuánticos se comportan como si primero fuera la información y solo después los acontecimientos."

Entonces, si esto es cierto, si todo lo que nos rodea no es producto de la materia, sino de una danza de información que se desarrolla en las profundidades de la realidad, ¿qué es realmente la energía? ¿De dónde viene la materia? Y lo que es más importante, qué es lo que crea la información. 

Antes de adentrarnos en las profundidades del cosmos y tratar de comprender cómo la información crea la materia, debemos plantearnos una pregunta aparentemente trivial, pero de vital importancia. ¿Qué es la información? Suena sencillo.

Creemos que la conocemos bien. Números, megabytes, bases de datos, internet. Todo esto parece ser información, pero por paradójico que parezca, la mayoría de la gente e incluso los científicos confunden la información con los datos.

Ahí está el quid de la cuestión. Los datos son materia prima, un conjunto de bits, números y símbolos. Pueden ser sin sentido, desordenados, caóticos, pero la información es estructura. Es algo que puede ser reconocible. Claude Shannon, uno de los padres de la teoría de la información, la describió como una medida de lo inesperado. Cuanto menos predecible es el resultado, más información contiene.

 Supongamos que miras la pantalla y ves una cadena de unos. Esos son datos. Pero una cadena como por ejemplo 11110 ya contiene más información porque hay más incertidumbre, más significado. La información aparece donde hay elección, donde son posibles diferentes estados, donde no todo está predeterminado. Es lo que distingue una cosa de otra. no existe en los objetos mismos, sino en las diferencias entre ellos, en las relaciones. Por eso el filósofo Wittgenstein dijo una vez "El mundo no está compuesto por cosas, está compuesto por hechos." Y el filósofo Gregory Bateson precisó, "La información es la diferencia que tiene significado". Esta comprensión supuso una auténtica revolución. En términos físicos, la información no reside en los objetos, sino que codifica las conexiones, las leyes y las interacciones. Los campos cuánticos, las partículas, incluso los espacios, no son cosas sino manifestaciones del orden informativo.

Es más, la información no necesita un soporte material en el sentido habitual. Una fórmula matemática es información, un algoritmo es información. La estructura de un copo de nieve, el dibujo en la piel de un leopardo, el ritmo de los latidos del corazón... Todas estas son formas de orden que pueden expresarse como patrones de información. Son precisamente estos patrones los que dan forma y energía a la materia y sentido al universo. Y cada vez más científicos llegan a la conclusión de que es precisamente la información la que precede a la energía de la materia, no como una abstracción, sino como un constructor activo de la realidad que le da su arquitectura antes de que aparezca en ella cualquier cosa.

 Todo lo que alguna vez has tocado, visto o sentido, puede ser simplemente una formación ordenada y codificada, grabada en soportes que solo nos parecen sólidos y materiales. Empecemos con algo inesperado. El átomo está compuesto en un 99,9% por vacío. El electrón no es una bola, sino en esencia una nube probabilística que no existe en un punto determinado hasta que se mide. Los quarks no se aíslan. Los gluones ni siquiera tienen masa en el sentido habitual. Cada vez parece más que la llamada materia es una ilusión de estabilidad que surge sobre un fondo de información dinámica que baila según las leyes de la coreografía cuántica.

 Recuerda cómo funciona un ordenador moderno. No crea la realidad, la renderiza a partir de un código. En los juegos ves castillos, bosques, océanos, aunque detrás de todo ello hay ceros y unos, reglas y algoritmos. Y aquí está la paradoja. En el mundo real vemos partículas del cuerpo y galaxias, pero detrás de todo ello también puede haber un código informativo. ¿Qué es la masa? En el modelo estándar surge de la interacción con el campo de Higgs, es decir, la materia se vuelve pesada solo porque está grabada en un soporte determinado. Sin campo no hay masa, sin código no hay estructura. Todo lo que parece sólido, resistente y pesado es posiblemente solo el resultado de los parámetros de un enorme sistema de información donde la energía y las partículas son efectos especiales en un universo profundamente programado.

Tomemos otro ejemplo. La luz es a la vez una partícula y una onda, pero en realidad es una perturbación del campo, no una cosa independiente. Por lo tanto, también surge como una determinada configuración de información y hay muchos ejemplos de este tipo. Bosones, neutrinos, partículas virtuales, aniquilación de la materia. Todo ello apunta a lo mismo. La materia y la energía no son fundamentales, son creadas y dirigidas por la información.

El físico Satiot describió una vez el universo como un ordenador cuántico en el que todo lo que ocurre es un cálculo, cada partícula es un bit o un qubit.Cada evento es una operación y las leyesde la naturaleza son simplemente programas según los cuales se calcula todo. Pero eso no es todo. En la teoría AdS/CFT, la gravedad y el espacio en tres dimensiones pueden ser una proyección de la información que se almacena en el límite del mundo bidimensional.

Imagina que nuestro mundo tridimensional es un holograma y que la información real sobre él está grabada en algún lugar en el borde del universo. Por ejemplo, como en una película. Ves una imagen tridimensional, pero toda la trama está en el código. Así que tal vez la materia no sea la base, sino las consecuencias. La energía no es combustible, sino una forma de movimiento de datos. Y nosotros mismos no somos más que construcciones dinámicas de información constantemente actualizada que se desarrolla según un guion misterioso. Y si es así, la siguiente pregunta lógica es, ¿dónde se almacena este código? ¿Quién o qué lo graba? ¿Podemos reescribirlo nosotros mismos? Imagina que coges un dado, lo lanzas, gira y finalmente sale, digamos, un seis. Todo está claro. Hay fuerza, gravedad, superficie, mecánica. Pero, ¿y si antes de que miraras no hubiera salido un seis, sino todas las caras a la vez? Y solo cuando miraste, la realidad eligió una. En la base de este drama cuántico se encuentra la paradoja de la superposición.

Una partícula cuántica, ya sea un electrón, un fotón o incluso una molécula entera, no se encuentra en un solo estado antes de ser medida. Está suspendida entre todos los estados posibles a la vez. Es como si guardara toda la información sobre todas las variantes del futuro, pero no hace ninguna elección hasta que se mide.

Aunque esta teoría es muy controvertida. Tú, yo, un aparato, incluso una mota de polvo en el aire, cualquier acto de medición provoca el colapso de la función de onda y de la infinita nebulosa de posibilidades, nace una realidad definida. No es una metáfora, es lo que los experimentos llevan décadas confirmando. La realidad no existe por sí misma, se desarrolla en interacción con la información. Pero lo que es aún más sorprendente es lo lejos que ha llegado el siguiente experimento.

Una investigación realizada en 2022 con fotones demostró que el resultado del experimento puede depender de si la medición se realiza en el futuro. Es lo que se denomina elección diferida. La elección realizada más tarde parece reescribir el pasado. Algunos científicos dicen, "No es una paradoja si se reconoce que la información es primaria. El futuro y el pasado de las partículas y los campos, todo esto no son cosas, sino resultados de la interacción de la información. Nodos en una red gigante que no tiene por qué desarrollarse de forma lineal. Da la sensación de que no estamos observando el universo, sino interrogándolo como si fuera una gigantesca base de datos. Y cada una de nuestras miradas es una pregunta que genera una respuesta.

Cuando miras a la Luna, más bien preguntas, "¿Dónde está la Luna?" Y el sistema responde, "ahí está. Antes de tu pregunta podía estar en cualquier lugar o en ningún lugar."Algunos incluso creen que el universo no existe como una secuencia de acontecimientos, sino como una enorme estructura de información posible que vamos descubriendo poco a poco. Esto significa que la materia, el espacio e incluso el tiempo son secundarios en relación con la información y no solo una interfaz a través de la cual interactuamos con la realidad profunda.

Esta visión no es solo filosófica, sino que se está infiltrando cada vez más en la teoría cuántica de campos, los modelos holográficos del universo e incluso en el desarrollo de ordenadores cuánticos. Después de todo, estos no trabajan con cosas, sino con probabilidades, estados, información pura. La paradoja de la observación cuántica ya no parece una anomalía. Y si es así, la conclusión lógica es la siguiente: Todo lo que ves, oyes y sientes no es una cosa en sí misma, sino la respuesta de la realidad a tu pregunta. 

En la historia de la ciencia hay momentos en los que una sola persona desencadena una avalancha. Para la física del siglo XX, ese giro lo supuso el enigmático y hasta místico aforismo de John Wheeler, discípulo de Niels Bohr y coautor de Einstein, It from bit. Todo está gastado. La materia, el espacio, la energía, el tiempo. Todo proviene no de las cosas, sino de las elecciones, de la información, del sí o del no. A primera vista, parece que se trata simplemente de una metáfora efectista, pero no es así. Wheeler no era un místico, sino un físico frío que razonaba cómo se forma la realidad cuántica a través de actos de observación, a través de preguntas planteadas por la naturaleza y respuestas que ella da. En su opinión, el universo no es un mecanismo, sino un proceso de comunicación donde cada elemento del ser es el resultado de la interacción informativa. ¿Qué quería decir con eso? Las cosas no son la base del mundo y crean preguntas formuladas por la conciencia. La medición o la interacción. En la teoría de Wheeler, el rabbit es la unidad elemental de la diferencia, la unidad de elección que hace la propia naturaleza. Toda la materia, todas las leyes, incluso el espacio mismo son respuestas a preguntas formuladas por alguien o algo, como si el universo fuera un oráculo gigante que se revela línea a línea a medida que interactúas con él.

En una versión ampliada de su idea, Wheeler sugirió que incluso el pasado puede ser creado por una elección en el presente. Discutió seriamente el modelo de un universo participativo en el que el observador no es simplemente pasivo, sino que desempeña un papel clave en la creación del cosmos mismo. No solo observa, sino que participa en la construcción de la realidad. Al igual que un jugador de videojuegos que activa las ubicaciones, no porque existan, sino porque ha dirigido su atención hacia ellas. En lenguaje matemático, esto significa que el espacio, la energía y la materia son derivados de la información, como una cadena de código que provoca la aparición de un objeto, como un guion según el cual se desarrolla una obra de teatro. El bit es aquí el principal ladrillo con el que se construye todo, desde un fotón hasta una galaxia.

Esta idea ha encontrado el apoyo de muchos científicos contemporáneos. Por ejemplo, Seth Lloyd del MIT llama al universo ordenador cuántico y al proceso de evolución del cosmos, cálculo continuo de información. ¿Y sabes qué es lo realmente genial? Que ya no se trata solo de filosofía, es la base de muchos de los modelos más avanzados de la física teórica contemporánea. El bit se convierte en la nueva materia. O más exactamente, la materia es simplemente un bit disfrazado de una capa densa.

Entonces, si la información es primaria y es ella la que despliega el universo en todo su esplendor, surge una pregunta razonable, casi detectivesca.

¿Dónde se producen estos cálculos? ¿Dónde se encuentra la máquina que hace girar los gigantescos engranajes de la realidad creando estrellas maduras, quarks diminutos y observadores conscientes? En realidad, la respuesta es más complicada de lo que parece y mucho más misteriosa.

Empecemos por el hecho de que físicos como Seth Lloyd afirman, "El universo mismo es una computadora cuántica."

Ya he mencionado esto anteriormente. Según sus cálculos, desde el momento del Big Bang, nuestro universo ya ha realizado alrededor de 10 a la potencia de 120 operaciones lógicas. Literalmente, se ha calculado a sí mismo, desde el momento de la singularidad hasta el segundo actual. Cada partícula elemental, cada interacción cuántica, cada desintegración y cada destello de supernova no son más que un paso en un gigantesco algoritmo cósmico. Pero surge una paradoja. Los cálculos requieren un soporte, un procesador, una memoria operativa. ¿Dónde están? ¿Dónde se esconde este ordenador físico en el que funciona el propio cosmos? Y aquí es donde la física se topa con un techo teórico denominado límite de la cantidad máxima de información que se puede procesar dentro de un área determinada del espacio. No viene determinada por el volumen, sino por la superficie de su frontera. Sí, esto está directamente relacionado con el principio holográfico.

Dentro de cualquier volumen del universo solo se puede almacenar tanta información como píxeles quepan en su superficie. Y esto ya no es una teoría, es la base de los cálculos en los agujeros negros. Según Einstein y Hawking, un agujero negro almacena toda la información sobre los objetos que caen en él, en su superficie y no en su interior. Es como si el tejido del espacio fuera una pantalla y la realidad interior solo una ilusión generada por los datos en la frontera.

Es decir, no existe un ordenador interno. Todo el universo es un proceso. El tiempo como fondo absoluto no existe. Solo hay una secuencia de transiciones entre estados de información. Incluso la causalidad se vuelve estadística. No es un flujo de eventos, sino la lógica de las actualizaciones. Y eso no es todo.

Las investigaciones en el campo de la teoría de la computabilidad en la gravedad cuántica indican que hay límites más allá de los cuales ningún cálculo es posible en principio. Demasiada energía, y se crea un agujero negro. Demasiado poco tiempo, y no hay suficiente información para distinguir los acontecimientos. Esto significa que incluso la propia naturaleza tiene un límite de cálculum integrado en la estructura del universo.

Sorprendentemente, resulta que la realidad no solo no es continua, sino que está cuantificada no solo en energía, sino también en cálculos. Es como si se actualizara por paquetes. No se descarta que vivamos en un universo discreto donde todo, desde los neutrinos hasta los pensamientos, son pasos en un enorme proceso de despliegue de información. Y aquí llegamos a lo más extraño. ¿Y si no existe ningún dónde en absoluto? ¿Y si la propia pregunta de dónde se produce el cálculo es incorrecta? Al fin y al cabo, en ella se intenta encontrar un contenedor espacial para el proceso que genera el espacio mismo. Con cada nuevo paso en este rompecabezas surge una pregunta que realmente pone los pelos de punta. Si la información es primaria, ¿de dónde viene? No huele, no pesa, no se puede meter en una caja, no curva el espacio como un agujero negro, pero puede cambiar el curso de la historia del universo. ¿Cómo es posible? A primera vista, la información parece algo efímero, simplemente una forma de describir las cosas, pero la física de los siglos XX y XXI afirma lo contrario. La información no es una descripción, sino una sustancia. No es secundaria, es la fuerza motriz de todos los procesos. Es más, toda la materia y la energía son formas en las que se manifiesta la información. Pero, ¿de dónde surge? En primer lugar, de las diferencias. La información aparece cuando surge una diferencia, una elección binaria, ¿sí o no?, blanco o negro, una partícula aquí o allá. Un bit es ya un comienzo. Y aquí entra en juego el principio propuesto por Claude Shannon. La información es la incertidumbre eliminada. Es precisamente en ese momento cuando algo se ha convertido en esto y no en aquello.

Cuando nace la unidad de información, fíjate en un electrón. Mientras está en superposición, no está definido, pero en cuanto lo mides, toda la nebulosidad se colapsa en algo concreto. Y es precisamente en ese momento cuando obtienes la información. Resulta que es un acto de elección; pero, ¿quién elige? ¿El mundo, nosotros o el propio espacio? ¿No está claro? 

En segundo lugar, a partir de las interacciones físicas, la teoría moderna, desde la mecánica cuántica hasta la teoría de campos, se inclina cada vez más por la idea de que la información está integrada en la estructura misma del universo, en cada proceso, en cada interacción. Cualquier colisión entre dos partículas, cualquier curvatura gravitacional no es solo un acto físico, es un intercambio de información. Según la teoría de Landuer, cualquier borrado lógico de información, por ejemplo, el reinicio de la memoria de un ordenador, requiere energía. Por lo tanto, la información no es nada.Tiene un valor termodinámico, participa en ecuaciones, tiene un precio en julios.

Y, en tercer lugar, de la nada. Algunos teóricos sugieren que la información podría haber sido la esencia primaria de la que luego surgió el universo. En otras palabras, no hubo primero la energía y luego la estructura. Había un conjunto puro de estados posibles como un océano potencial de todas las variaciones. Y, a partir de ahí, como si alguien hubiera iniciado un cálculo, comenzaron a surgir elementos concretos.

Como en un juego, antes de pulsar el botón inicio, hay infinitos mundos potenciales, pero al pulsarlo comienza la simulación. Esta hipótesis se ve reforzada por las ideas sobre el multiverso de la potencialidad cuántica. Algunos incluso discuten seriamente, ¿y si la información es algo extratemporal, independiente de la materia, no vinculada al tiempo? ¿Y si es una realidad absoluta y todo lo demás son manifestaciones temporales de ella?

Si la información no solo surge de la materia, sino que, por el contrario, genera materia, crea espacio, oculta el tiempo, entonces, tal vez, estemos ante algo eterno, algo que no desaparece. Incluso si las galaxias se apagan, los agujeros negros se evaporan y el espacio se colapsa, la información puede permanecer. Comenzamos con una pregunta que sonaba a filosofía científica o incluso a abstracción poética. La información es primaria, pero ¿cómo crea todo lo demás? La materia ya no parece algo fundamental. Su densidad, su estabilidad, son una ilusión que surge de la interacción de patrones invisibles.

La energía que considerábamos la fuerza motriz del universo resulta ser nada más que una forma de mover y transformar la información. Incluso el tiempo, nuestro ancla y director de todos los acontecimientos, comienza a aparecer un efecto secundario de los procesos de cálculo, una secuencia de actualizaciones en un gigantesco sistema de información. Y el espacio ya no es un escenario, es una proyección de datos. Está, literalmente, escrito, a partir del contenido de su frontera. Todo esto suena a ciencia-ficción, pero son precisamente estas ideas las que sustentan las principales teorías de la física actual. Y aquí surge la pregunta más interesante.

¿Quién, o qué, pone en marcha este cálculo del mundo? Simplemente observamos como la información se despliega por sí misma o hay algún nuevo nivel oculto en algún lugar más allá de todos los bits. Quizás nosotros mismos seamos esa pregunta que la realidad se plantea a sí misma.

Quizás la conciencia no sea un producto, sino un socio, un coautor del universo. O quizás incluso más. La información es la conciencia y toda la realidad es su sueño. Al final, todo lo que ves, sientes y tocas puede que no sea más que una interfaz. Detrás de ella se esconde una arquitectura invisible de diferencias, bits y patrones.

viernes, 12 de septiembre de 2025

El mesianismo

 De Antonio Contreras, en Quora:

- Los hinduistas han estado esperando a Kalki durante 3.700 años.

- Los budistas han estado esperando a Maitreya durante 2.600 años.

- Los judíos han estado esperando al Mesías durante 2500 años.

- Los cristianos han estado esperando a Jesús durante 2000 años.

- La Sunna espera al profeta Issa desde hace 1400 años.

- Otros musulmanes han estado esperando a un mesías de la línea de Mahoma durante 1300 años.

- Los chiítas han estado esperando al Madhi durante 1080 años.

- Los drusos están esperando a Hamza ibn Ali  durante 1000 años.

La mayoría de las religiones adoptan la idea de un Salvador y afirman que el mundo seguirá lleno de maldad hasta que llegue este Salvador y lo llene de bondad y justicia.

¡Tal vez nuestro problema en este planeta es que la gente espera que alguien más venga a resolver sus problemas en lugar de hacerlo ellos / nosotros mismos! 


lunes, 1 de septiembre de 2025

Biopic sobre Teresa de Calcuta

 Santa, autoritaria, baluarte de los pobres e implacable antiabortista: el festival de Venecia descubre a otra Madre Teresa, en El País, por Tommaso Koch, Venecia - 01 SEPT 2025:

La película ‘Mother’, de Teona Strugar Mitevska, muestra en el certamen un retrato más real de la monja, fruto de 15 años de investigaciones, viajes y entrevistas.

El ser humano no para de equivocarse. Cosas de la vida terrenal, la perfección solo pertenece a los santos. O ni eso: resulta que hasta la inmaculada Madre Teresa de Calcuta caía en fallos, excesos y contradicciones. La monja ya no está aquí para confirmarlo ―o desmentirlo―, pero la cineasta Teona Strugar Mitevska lo sostiene con cierta seguridad: lleva 15 años investigando a su figura, hablando con quien la conoció y trabajó con ella. Y con todo eso filmó Mother, que inauguró la sección Horizontes del festival de Venecia.

Alberto Barbera, director artístico del certamen, lo presentó como “un retrato no convencional”. En efecto, el largo descubre a una mujer comprometida con su misión de ayudar a los pobres a toda costa: incluida la de su entorno. Bondadosa, altruista, enérgica. También severa, autoritaria, inflexible. Y duramente antiabortista. Una sorpresa para muchos. Aunque ya habían surgido voces críticas contra la gestión económica de su orden, y acusaciones de ser amiga de dictadores o no dar cuidado profesional a los enfermos. Quizás la luz tan cegadora de Madre Teresa impidiera ver sus sombras. Aunque las que descubre Mother no pretenden cancelar su mito: la santa, simplemente, era real.

“Todas las dudas planteadas en la película vienen de su diario, que cubre sus periodos oscuros. La verdad, o la realización, nunca es unidimensional. Hay que cuestionar para saber”, apunta la cineasta. La creadora macedonia empezó a investigar a su compatriota ―aunque muchos la crean india, Madre Teresa nació en Skopje― por una serie que le encargó la televisión nacional de su país. Entonces, pudo entrevistar a las últimas cuatro monjas que habían colaborado con la santa. De una filmación, así, surgió otra. “En ese momento, descubrí a la persona verdadera. De golpe, ante mí se alzaba una mujer sorprendentemente moderna: ambiciosa y audaz, una directora ejecutiva, una rebelde, una Robin Hood”, agrega. Siguió leyendo, buscando, investigando y hasta viajando. Pero el núcleo del proyecto nunca cambió: “Las complejidades de su carácter, las anécdotas de las cuatro hermanas y su diario, que revela sus pensamientos íntimos y dilemas más profundos sobre temas fundamentales como el amor, la maternidad, la fe o la ambición”.

De todo ello hay un poco en Mother. La película narra una semana en la vida de Madre Teresa, en agosto de 1948, en Calcuta. Es decir, justo antes de que arranque la leyenda: acaba de pedir permiso al Papa para dejar su monasterio y crear su propia orden. Mientras espera el sí que necesita para socorrer a millones de marginados, se pasa el día ayudando a todos los que pueda. Su entrega a la misión se muestra igual que su fe: ciega. Demasiado importante lo que hay en juego como para admitir concesiones: a sí misma, por supuesto, pero tampoco a su equipo. A la familia solo se le visita una vez cada 10 años: ni la muerte de algún ser querido merece una excepción. Cualquier apego que no sea hacia Dios queda prohibido. El filme insinúa que ella misma pudiera sentir, y reprimir, pulsiones en ese sentido. A una monja le reordena el cuarto, porque recolocarlo a propio antojo también es una pasión vetada. A otra le obliga a devolver una nueva máquina para echar cuentas más rápidamente. “Tenemos que ser precisas”, avisa.

“La secuencia en que rechaza usar esa máquina para mí encierra su esencia. Alguien centrada en lo que cuenta de verdad, consciente de que distracciones externas pudieran desviar su misión. Era la general de un ejército de mujeres, de las que esperaba devoción absoluta, nada menos de lo que se exigía a sí misma. Instituyó un sistema de rotaciones: cada hermana cambiaba de puesto cada dos o tres años, con tan solo una semana de preaviso. No le preocupaban las opiniones de los demás”, agrega la directora. Lo sufre sobre su propia piel una de las monjas en la película. Convoca a la madre superiora entre lágrimas y confiesa un desliz: se ha quedado embarazada. Dice que es amor, se desespera, suplica ayuda. Pero la santa ni se inmuta. Al revés, la aísla. Tanto que la joven, desconsolada, se resuelve a abortar. “Solo lo sabremos tú, yo, y el doctor”, le propone a Madre Teresa. “Y Dios”, responde la implacable santa. El único momento de la película en que sonríe de verdad es cuando el Vaticano al fin le otorga el visto bueno.

“Una hermana nos contó que cada vez que Madre Teresa entraba en un cuarto recolocaba los muebles: era una filosofía de desapego. En las reglas de su orden, insistió en que las monjas no poseyeran nada”, señala Strugar Mitevska. En otra entrevista, una joven monja española le contó que sumarse a la causa de la santa le había dado “libertad”. De las expectaciones de que tuviera casarse con alguien; de afeitarse, algo que odiaba; de tener que llegar a compromisos con ciertas imposiciones de la sociedad. “Lo que me hizo pensar: ‘¿Cuántas mujeres hace 10 años, o más aún hace 100, encontraron libertad dentro de la iglesia? Es una idea controvertida, pero puedo entenderla”.

De ahí que parte de la dureza de Madre Teresa tal vez surgiera como respuesta a la sociedad patriarcal. “Soy una mujer en un sistema regido por hombres”, apunta en el filme. “Hombres, hombres, hombres”, se lamenta en otro momento. Hasta la santa perdía los estribos ante tanta desigualdad. La misma que impulsó a la propia directora a prorrogar tanto este proyecto: “He tenido que cumplir 50 años para tener el valor de un Xavier Dolan [cineasta canadiense] de 18. Esa es la ironía ―y la tragedia― de las mujeres de mi generación: la falta de confianza para ser, hacer, osar". Gracias a Madre Teresa, la cineasta ha abrazado la fe más importante: en sí misma.

miércoles, 20 de agosto de 2025

La conciencia sometida a experimentación y Donald D. Hoffman

 Un equipo de la Universidad Politécnica de California ha iniciado un experimento fundado en el famoso de la doble rendija, en el cual la conciencia es un elemento más del experimento.

Sugiere que el Universo podría funcionar como un videojuego, es decir, se materializa (suponiendo que sepamos qué es la materia) solo cuando se observa, algo muy similar al comportamiento de los fotones.

La conciencia es esencial para la simulación. El conocido psicólogo cognitivo Donald D. Hoffman estima que la conciencia no tiene nada que ver con una creación del cerebro: este solo ve la realidad y se conecta a ella, como si fuera un ordenador que se conecta a Internet. Y lo que quiere decir es que la conciencia es algo que ya existe, es una red. La conciencia es universal, y solamente un cerebro inteligente puede conectarse a ella. El investigador estima que la conciencia podría persistir más allá de la existencia física.

El artículo al respecto de la Wikipedia desarrolla estas teorías y es interesante. Si queréis leerlo, en el enlace está.

lunes, 19 de mayo de 2025

Engel / Ángel, canción de Rammstein

 Engel / Ángel, canción de Rammstein:


Quien sea bueno en vida sobre la tierra

se convertirá en ángel tras la muerte.

Con la mirada al cielo entonces preguntas

por qué no se les puede ver.

Solo cuando las nubes se van a dormir

se nos puede ver en el cielo:

tenemos miedo y estamos solos;

Dios sabe que no quiero ser un ángel.

Ellos viven tras el resplandor del sol,

separados de nosotros, infinitamente lejos.

Tienen que aferrarse fuertemente a las estrellas

para no caer del cielo. 


viernes, 16 de mayo de 2025

Los catorce preceptos del budismo comprometido

 El monje budista vietnamita Thích Nhất Hạnh formuló Catorce preceptos del budismo comprometido, que sirven como pautas para vivir con una conciencia social más fuerte.​ Son los siguientes:

1. No seas idólatra ni te ates a ninguna doctrina, teoría o ideología, incluso las budistas. Todos los sistemas de pensamiento son guías, no son la verdad absoluta.

2. No creas que el conocimiento que tienes ahora es absoluto, inmutable. Evita ser de mentalidad estrecha y atarte a los puntos de vista presentes. Aprende y practica el desapego de tus puntos de vista para estar abierto a recibir los puntos de vista de los demás. Se encuentra en y no en el conocimiento conceptual. Prepárate para aprender a través de todo, a observar en ti mismo y en el mundo en todo momento.

3. No fuerces a los demás, ni siquiera a los niños, por ningún medio en absoluto, a adoptar tus puntos de vista, ya sea por autoridad, amenaza, dinero, propaganda o incluso educación. Sin embargo, por medio del diálogo compasivo, ayuda a los demás a renunciar al fanatismo y a la estrechez.

4. No evites el contacto ni cierres tus ojos al sufrimiento. No pierdas la conciencia de la existencia del sufrimiento en la vida y en el mundo. Encuentra maneras de estar con aquellos que sufren por todos los medios, incluyendo el contacto personal y las visitas, imágenes y sonido. Por tales medios despierta en ti mismo y en los demás la realidad del sufrimiento en el mundo.

5. No acumules riquezas mientras millones están hambrientos. No tomes como objetivo de tu vida la fama, el provecho, la riqueza o el placer sensual. Vive simplemente y comparte el tiempo, la energía y los recursos materiales con los que estén en necesidad.

6. No mantengas ira u odio. Tan pronto como surjan la ira o el odio practica la meditación sobre la compasión para comprender profundamente a las personas que han causado ira u odio. Aprende a ver a los otros seres con los ojos de la compasión.

7. No te pierdas en la dispersión ni en el ambiente que te rodea. Aprende a practicar la respiración para recuperar la compostura del cuerpo y de la mente, para practicar la atención, y para desarrollar la concentración y la comprensión.

8. No pronuncies palabras que puedan crear discordia y causar ruptura en la comunidad. Haz todos los esfuerzos para reconciliar y resolver todos los conflictos, aunque sean pequeños.

9. No digas cosas falsas por interés personal o para impresionar a los demás. No pronuncies palabras que causen desviación u odio. No difundas noticias que no sabes que no son ciertas. No critiques ni condenes cosas de las que no estás seguro. Habla siempre verdadera y constructivamente. Ten el valor de hablar sobre situaciones de injusticia, aun cuando hacerlo pueda amenazar tu propia seguridad.

10. No uses a la comunidad budista para ganancia o provecho personal, no transformes tu comunidad en un partido político. Una comunidad religiosa debe, sin embargo, tomar una actitud clara contra la opresión y la injusticia, y debe esforzarse por cambiar la situación sin engancharse en conflictos partidarios.

11. No vivas con una vocación que sea dañina para los humanos y la naturaleza. No inviertas en compañías que priven a los demás su oportunidad de vivir. Elige una vocación que te ayude a realizar tu ideal de compasión.

12. No mates, no permitas que otros maten. Encuentra todos los medios posibles para proteger la vida y prevenir la guerra.

13. No poseas nada que debería pertenecer a los demás. Respeta la propiedad de los demás pero evita que los demás se enriquezcan con el sufrimiento humano o el sufrimiento de otros seres.

14. No maltrates a tu cuerpo. Aprende a manejarlo con respeto. No veas a tu cuerpo simplemente como un instrumento. Preserva las energías vitales (sexual, respiración, espíritu) para la realización del camino. La expresión sexual no debería ocurrir sin amor y compromiso. En las relaciones sexuales, sé consciente del sufrimiento futuro que pueda causarse. Para preservar la felicidad de los demás, respeta los derechos y compromisos de los demás. Sé plenamente consciente de la responsabilidad de traer nuevas vidas al mundo. Medita sobre el mundo al que estás trayendo nuevos seres.

sábado, 10 de mayo de 2025

Debate sobre el mal

 [Transcripción corregida por el bloguero de un debate moderado por Juan Manuel de Prada sobre el tema del mal, tomado de YouTube.]

 Presentación de los invitados

Nuestro primer invitado lo conocen ustedes perfectamente. Es Leopoldo [Prieto], licenciado en derecho por la universidad de Granada, licenciado en teología dogmática y doctor en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, ordenado sacerdote en 2001, ha ejercido su ministerio pastoral y académico en Alemania, Chile e Italia. Desde 2008 es profesor en la Facultad de Filosofía de la universidad eclesiástica San Damaso. Es autor de la obra El hombre y el animal: nuevas fronteras de la antropología. Querido Leopoldo, muchísimas gracias por atender nuevamente nuestra petición. 

Gracias a vosotros. Es un placer estar aquí.

Y, si es un placer recibir a Leopoldo una vez más, pues desde luego que también lo es recibir a nuestro siguiente invitado, una persona muy, muy querida por todos nuestros espectadores. Se trata de Manuel [María] Carreira, de la Compañía de Jesús. Es licenciado en filosofía por la Universidad de Comillas y en teología por la Universidad Loyola de Chicago; doctor en física por la Universidad Católica de Washington. Ha sido profesor de astronomía en las universidades de Washington y Cleveland, y de filosofía de la naturaleza en Comillas, autor de obras como Metafísica de la materia. [Núcleos temáticos de Filosofía de la Naturaleza, Materia no viviente.] Ha sido miembro del Observatorio Astronómico Vaticano, y colaborado en proyectos como asesor de la agencia espacial de los Estados Unidos. Padre Carreira, muchísimas gracias por estar siempre dispuesto a venir a este humilde programa que se honra con su presencia.

Muchas gracias por haberme invitado de nuevo.

Es un placer siempre y un gran honor tenerlo entre nosotros, así que esta tarde lanzamos a nuestros invitados la pregunta que desde de tiempos inmemoriales ha torturado a la humanidad: si existe un Dios Todopoderoso y Providente que desea el bien de los hombres, ¿cómo es posible que permita la existencia del mal y también del sufrimiento?

Aproximación al problema del mal

Padre Carreira: una primera aproximación al problema del mal.

Tal vez la primera cosa que a mí me viene a la cabeza como un dato que nunca debemos olvidar, y es que todo ser creado es finito; por lo tanto, tiene capacidades limitadas; por lo tanto, se va a encontrar con situaciones en que esas capacidades no resuelven un problema, y eso lleva a frustración en el orden meramente material, también en el orden personal; y en el orden moral, por ejemplo, uno puede decir que es un mal un terremoto. Para quienes lo sufren, ciertamente, eso es un mal; pero podemos decir, desde el punto de vista geológico, que los terremotos son consecuencia necesaria de cómo funciona la naturaleza y, si no hubiese habido erupciones volcánicas con sus terremotos consecuentes etcétera, la Tierra no sería habitable; entonces, vemos que lo que nosotros llamamos mal en gran parte es simplemente la limitación inherente a todas a todos los procesos de la naturaleza, que dan lugar a situaciones que, desde el punto de vista humano, nos parecen negativas, nos parecen desagradables. Pero tiene que funcionar la naturaleza según sus leyes para que la Tierra sea habitable, para que nosotros podamos desarrollar incluso toda nuestra vida, y no es posible imaginar siquiera un mundo en el que nunca ocurre nada desagradable para alguien eso es una utopía que no tiene posibilidad de realizarse por eso se ha dicho algunas veces que Dios debería crear el mejor de los mundos posibles no hay tal mejor de los mundos posibles ni puede haberlo, porque en el momento en que cualquier realidad es finita tendrá sus limitaciones, y no me gustarán esos procesos en que esas limitaciones no están de acuerdo con mis preferencias. Pero la naturaleza no es omnipotente ni puede serlo; luego tenemos el capítulo más difícil, donde entra la responsabilidad humana: el mal moral podría evitarse, si uno quiere decirlo, de una manera utópica, porque como Dios debe prever lo que hará todo ser humano en toda su vida podría decidir crear solo aquellos que se han de portar bien, y entonces no habría mal mora.  Entonces uno puede preguntarse, lo han preguntado teólogos y filósofos, ¿por qué Dios permite que exista mal debido al mal uso de la libertad humana? Y ahí la respuesta, que puede parecer un tanto difícil de aceptar, pero que tiene una base lógica, es que todas las perfecciones de Dios pueden manifestarse en un mundo ideal, donde no hay sufrimiento, donde no hay mal alguno; pero no podría manifestarse su misericordia: la misericordia solo puede manifestarse donde hay miseria, y entonces Dios permite que haya miseria. No porque la quiera, sino porque deja ese posible modo de actuar a la libertad humana, y también hay miseria causada por efectos de la materia actuando según sus leyes, y eso permite que Dios manifieste su misericordia incluso de la manera más asombrosamente directa participando de nuestros males, participando de nuestros sufrimientos. Y eso es lo que nos dice precisamente la fe en la Encarnación redentora. Dios no se queda en una especie de castillo aislado, sino que viene al Mundo, participa de nuestros sufrimientos, participa incluso de la muerte, participa de las consecuencias del pecado. Y entonces manifiesta de una manera muy clara verdaderamente resplandeciente su infinita misericordia y su amor hacia nosotros.

La división del mal

Leopoldo:

Sí querría hacer alusión a una doctrina que me parece muy interesante, que está un poquito desdibujada en nuestro contexto cultural, y me parece de máximo interés porque es algo que, pensado en soledad y en conciencia, y no tanto por estímulos ambientales culturales, yo creo que se asiente la cuestión es la siguiente: la división después de definir del mal de la manera que se haga, pero la división del mal como mal moral y mal físico quizás no es la más exacta; se puede decir lo mismo llamándola mal de culpa y mal de pena, donde la culpa es el verdadero mal: es la acción mala cometida voluntaria, libremente, con conocimiento de causa y con acto de voluntad que se adhiere a este mal, y ese es el mal radical, el mal verdadero; y el mal de pena, que es lo que de ordinario se entiende por sufrimiento: aquello que nos perturba, pero sin hacernos malos. Y esto no solo no necesariamente no es un mal, sino que a veces es un bien, es un bien experimentado como tal.

Crimen y castigo

Por el mismo malvado crimen el castigo a veces es anhelado por la misma persona que se ha cargado con una culpa demasiado grave para llevar por sí misma. Es el tema, si se quiere, de la película La Misión, donde creo que se llama Rodrigo el español que esclaviza a los indios después de haber matado y haber cometido muchas bárbaras atrocidades: quiere ser castigado para, de esta manera, librarse del mal que ha cometido. Es como la historia del rey que se cuenta en Navarra, en Aralar, que comete creo que un parricidio y se impone un castigo para redimir el mal de pena, la culpa, la pena. Puede ser, lo digo así, hipotéticamente. Yo pienso que es así, en los planes misteriosos de Dios, la medicina por la que Dios a un hombre, en singular, y a una humanidad, como colectivo que se ha apartado de él, lo vuelve a acercar así, y este acercamiento, si ha sido voluntariamente consentido por las personas, tiene algo de dolor, evidentemente, pero es un acercamiento para el bien y para la vida; digo, y lo he advertido antes, que esta idea, seguramente, va a generar algo de polémica; pero yo creo que es así, y por eso me gusta llamar más al mal físico mal de pena, porque tiene propiamente este sentido en el relato del Génesis y en la andadura y marcha de la humanidad después de la comisión del pecado original. Se ve muy bien cómo Dios interviene, y Dios interviene siempre en sus planes de salvación y de misericordia con los hombres jamás para causarles un mal irreparable, sino un mal o un dolor que es bueno. Tomás de Aquino es un gran analista psicológico, y, en las Cuestiones, "Disputar de malo", lleva a cabo una descripción de este proceso de monstruificación que es interesante. La palabra no es suya ¿eh?, solo es un neologismo. ¿En qué consiste? Sí, espero que se me consienta...

Por supuesto, por supuesto.

...Para mostrar en qué consiste el dolor verdadero de aquel que se hace libremente malo, y es que, eh, lo he aludido antes, ahora lo digo un poco más detalladamente, y es lo que él llama el dolor de los damnosus: están en continua ruptura interior, de manera que lo que son, porque radical y positiva radicalmente son buenos, si no no habría dolor, están puestos en un ser como una determinación de positividad y de bondad que, sin embargo, detestan, y que contradicen constantemente con su voluntad. Es decir, que son libremente un autoinfligirse daño y dolor a lo que son por naturaleza; esto es el proceso de excisión y ruptura interior que causa, no el padecer el mal (que Dios esperamos y creemos lo utiliza en designios de salvación) y podemos argumentar racionalmente hasta un cierto momento, sino este mal que hace malo porque se comete con conocimiento y voluntad; hay una cuestión que es fundamental, y que ya está planteada por San Agustín: pretender demostrar o justificar el ateísmo por la existencia del mal no es convincente. ¿Por qué? Porque el mal, siendo efectivamente negación de una positividad, presupone una positividad previa: es deci,r que no puede darse un mal si no existe un bien unde deus deus sim malum es la pregunta que se pone San Agustín, si no recuerdo mal: ¿cómo Dios si existe el mal? Y responde: "justamente porque existe Dios, no porque lo cause".

El Dolor de los Damnosos

Puede existir el mal, es decir, solamente tenemos noción del mal porque tenemos una noción previa del bien, no solo noción, sino realidad: hay una positividad, de manera que (y esto lo han dicho muy bien algunos idealistas italianos, Giovanni Gentile en concreto), no es correcta la contraposición bien y mal sí lo que quieren decir es que la contraposición es del mal en el bien. El mal es siempre una forma parasitaria de una entidad precedente, y toda la riquísima psicología de las pasiones como aspecto (Miguel tiene este libro de antropología que te ha presentado) y, bueno, toda la antropología de las pasiones interesantísima desarrollada en la Edad Media, y que luego resuena y va dando tumbos empobrecidos, un poquito en Spinoza en suma en sus tratados de las pasiones parte de este hecho, es decir, no están de ningún modo por lo que se refiere a la acción del hombre en el mismo nivel, la acción, o para justificar las pasiones que son movimientos apetitivos de índole sensible, no están en el mismo nivel, es decir, el bien siempre precede al mal que anida, que se inserta y que parasita en este bien, si me permites, quizás. Remato ya en relación a la cuestión aludida del fundamento antropológico de la apetencia del bien y de la libertad. Yo diría que no tanto entre el bien y el mal, sino dado lo que el hombre es en el nivel ontológico, en que ha sido puesto por el Creador, y Él no se ha creado a sí mismo; de hecho, es absurdo el concepto de autocreación; tiene una manera de ser respecto de la cual hay acciones que, concordes con lo que él es, son buenas, y otras no. Y eso es lo que el hombre y es la dialéctica difícil y llena de ambigüedades. Como dijo Miguel en la primera intervención suya: hacen de la vida humana siempre realmente un riesgo y un drama, porque el hombre no es solo lo que se ve y percibimos sensorialmente. No está, sino que yo me atrevería a decir que es mucho más en el hombre lo que no se ve que lo que se ve en él. Hay un misterio profundo de realidad, que es contra el que ataca contra él, el que hiere verdaderamente esta acción libre mal cometida y que es en ese ámbito abismal de realidad que es imagen de Dios, que es criatura racional, que es espíritu, que es persona donde llega el efecto perversor, digamos así, o de perversión que esta acción libre realiza.

Yo a propósito de la libertad querría decir algunas cosas. Yo he sido muchos años profesor de filosofía moderna, y me llama positivamente la atención que la filosofía moderna, con todo respeto, por las grandes aportaciones que fundamentalmente yo diría que son de dos índoles, la concomitancia con el fenómeno de la revolución científica (parte de los filósofos modernos son científicos, y eso es una cosa el padre Carreira lo sabe mucho mejor que yo) quién va a a negar este grandísimo valor aportado por la modernidad del Occidente cristiano, y una teoría de los derechos del hombre que presuponen su dignidad, pero tiene sus deficiencias, y una de ellas es precisamente la que se refiere la libertad, de manera que al movimiento característico del humanismo del Renacimiento, de exaltación del hombre, corresponde en formulaciones teóricas una degradación, porque, o se problematiza la libertad o, caminando el tiempo, se niega. El ámbito del liberalismo es el ámbito de los autores que más abiertamente han negado la libertad. 

El libre albedrío

Entonces esto es una paradoja. Es sorprendente, pero, de hecho, la historia de las ideas ha ocurrido así a propósito de la fundamentación en la filosofía moderna de la libertad: la noción del libre albedrío es muy característica de la filosofía clásica, que presupone un fin al que se tiende con necesidad y que es el correspondiente a la naturaleza que el hombre encuentra en sí, y, por tanto, la libertad se limita a esto a partir del existencialismo. Ha sido muy criticado. La libertad se limita a la elección de los medios, eso es el libre albedrío. Pero, en cualquier caso, insistiría en esto: no tanto que el hombre es libre para elegir el bien y el mal, no, sino de aquellas acciones de las que se teje y entreteje la vida humana en su cotidianidad, como muy bien muestra la música, que muestra que el bien y el mal, con su grandeza o con su abyección, tiene algo muy cotidiano en este mundo de ruido; no completamente.

Pues en esta cotidianidad de las acciones en donde el hombre quiere ser fiel a lo que es, como decía [Antonio] Millán-Puelles brillantemente en las ideas de justificación de su libro de ética, confirma con su acción libre lo que él es, y así se hace uno se hace amigo de sí mismo, se unifica por dentro y no olvidemos a los neoplatónicos, que hacían consistir en esta unidad interior y en esta acción de unificación que llamaban genosis el proceso de Retorno a Dios de la criatura, tanto más distante de Dios tanto más desunida. San Agustín le llama la desunión, y la tierra distante de Dios que es lo que él quiere llamar la tierra del pecado. El hijo pródigo está lejos de Dios, ¿no? y en ese sentido y por eso los neoplatónicos dicen que este extremo es la materia, porque es dispersión por sí misma, es decir, y con esto concluyo. En esta unificación interior que es lo que por otro lado vemos que justamente destruye el pecado en la acción de excisión y de monstruificación, en esta unidad lograda o en esta acción que corrobora libremente lo que el hombre es sin ser libre. Porque esa naturaleza le ha sido dada. No es esta una de las claves de la vida moral, sino la clave.

El Castigo

¿Dios castiga el mal que hacemos, padre Carreira?

Dios castiga si tomas la palabra castigo como un acto individual para cada ocasión en que alguien hace también individualmente un acto malo. No es así, no ocurre así; el castigo en el caso general del comportamiento humano que va en contra de la voluntad de Dios es precisamente el que se ha apartado uno de Dios, que es la única fuente de posible felicidad eterna. Ese es el castigo, pero se lo ha hecho uno a sí mismo: ha dicho no a Dios, y Dios no fuerza la libertad humana. Entonces en eso entra ya en juego, incluso el castigo final de la condenación eterna. Dios no puede mandar a nadie al Infierno, me dicen algunos, y no los manda: se van ellos y no quieren otra cosa, porque no quieren aceptar la voluntad de Dios. Están emperrados, por así decirlo, en apartarse de Dios, y Dios respeta su libertad, y se quedan apartados de Dios en lo que es ese agujero negro donde no entra nada bueno que es la condenación; pero Dios desea que todo el que peca se arrepienta y vuelva a la intimidad con Dios y Él no está esperando, por así decirlo, una oportunidad para decirle: "Ajá, te he cazado cuando estabas pecando: pues ahora la pagas". No, no es así. Dios quiere que todos nos salvemos, pero respeta nuestra libertad, y eso es el gran problema, que es al mismo tiempo la razón de que nosotros seamos personas libres: la libertad humana tiene el gran valor positivo de que no somos robots. Somos responsables de lo que hacemos, pero tiene el peligro de que podemos usar mal esa libertad y entonces, responsablemente, nos apartamos de Dios. El hombre tiende necesariamente, por su racionalidad, a tres cosas básicas: la verdad, la belleza y el bien. 

La verdad que es conocer la realidad como es en todos sus aspectos, no que me guste o no me guste, sino conocer la realidad como de hecho es desde Dios, como fuente de existencia hasta lo más mínimo de mi vida diaria. Esa es la verdad.

La belleza es el aceptar que hay un orden, una armonía en todas esas relaciones de creador a criaturas y de las criaturas entre sí, y el bien que es buscar lo que es propio de la naturaleza, que necesariamente es la naturaleza precisamente manifestada en esas tres tendencias, todo lo que me ayuda a encontrar verdad es un bien para mí todo lo que me da la sensación de armonía, de orden es un bien para mí, es una belleza que me satisface, y todos lo apreciamos cuando vemos una obra de arte o una flor. No necesitamos que me sea útil para nada, pero me da una satisfacción propia que solamente se implica como goce de lo que es ordenado, de lo que es armónico

Y el bien que es naturalmente todo lo que está de acuerdo con la naturaleza humana como criatura finita destinada a un estado de Unión con el Creador que se puede barruntar de una manera muy imperfecta solamente por nuestras filosofías, pero que en la revelación cristiana se nos da explícitamente como el fin al cual estamos destinados.

La Caridad Sustancial

Leopoldo, Dios es sin duda alguna como lo presenta muy bien la Parábola del hijo pródigo: un Dios que San Juan define como caridad sustancial,  no es que haya algo, no. Es que todo Él es esto, o sea, un Dios que es amor. ¿Qué posición, en qué posición se encuentra cuando un hijo suyo rebelde se aleja? Está preocupado, se presenta en el Evangelio como un hombre, un hombre entrado en años que todos los días sube a la azotea a ver qué hay de aquel hijo suyo, este hijo, este hermano tuyo, este hijo mío, donde el mío cuenta mucho, porque es lo que efectivamente pone el afecto de amor,  y todos los días va y cuando le ve venir sabemos qué reacción tiene. Se sale corriendo, contraviniendo las normas de protocolo de una persona grave anciana, y se cuelga a su cuello y empieza a besarle y no le permite que abra la boca y enseguida le recompensa de lo que él no merece, mata el novillo más cebado; no está calzado, y le da el anillo, le calza, le mata el vitulum saginatum, es decir. Pero lo que me interesa es cómo esto pienso yo debe ser entendido en Dios, respecto de la penuria en la que llega a encontrarse, y esto en un Dios que es omnipotente, que es sabio y que es bueno; debemos entender lo previsto por este mismo padre: la penuria en la que se encuentra y gracias a aquella penuria este hombre entra dentro de sí y dice cuántos bienes tienen aquellos que están en casa de mi padre, y yo, que soy su hijo, aquí, lejos, cuánta necesidad padezco; pero entra dentro de sí por medio de unas circunstancias que pedagógicamente su padre ha puesto en el camino para que retorne al camino de la vida. Yo creo que esta es la manera como debemos entender esta acción divina, y no tanto por una acción de Justicia que castiga. Y es, si se quiere, incluso castigo, pero es una acción pedagógica de quien es infinitamente sabio y sobre todo infinitamente bueno: no quiere la muerte de su hijo, la muerte en el sentido fuerte de la segunda muerte, por otro lado, y esto la teologia dijo: bueno, primero hay una cosa: el padre efectivamente mira a ver si vuelve su hijo, pero no sale detrás de él; es decir, Dios deja que el hombre se aleje de él: la libertad se lo permite, y ese hijo le ha ofendido gravísimo, diciendo: "Dame la parte que hay de mi herencia". Introduce el misterio de Dios contra una suerte de deísmo que quizás invade de que en Dios hay la justicia y también la bondad. Si se quiere, la misericordia es una cosa y a mí me sorprende como hay un salmo litano en donde se alternan acciones de misericordia de Dios y acciones de justicia dura; y dice "porque es eterna su misericordia".  Bueno, es una manera también de hacer presente en el culto que Dios es misericordiosísimo también, es justo ¿no? Y esta justicia no puede dejar de tenerla aquel ser que es infinitamente perfecto: la justicia es una perfección. Dios la tiene, pero en Él la justicia no es nada distinto a la misericordia: nosotros no entendemos esto, porque eso es un misterio. Pero sabemos racionalmente que eso es así, porque Dios no sería Dios si no fuera así. Claro, claro, Dios educa al hombre y educa a los pueblos y como creador y providente se vale de causas segundas. Y esto es muy misterioso para obrar sus designios en la Historia. No quería dejar de referir el caso del justo que padece porque esto nos muestra, y ulteriormente, este aspecto misterioso de Dios, no de la manera que encontramos en Job la imagen y el símbolo del que es una persona honesta, buena, más aún, santa, y es una persona que padece de un modo especial y porque Dios lo quiere. De hecho, es un hombre sumamente agradable a Dios, y Satanás se presenta ante Dios y le pide permiso para atribular y hacerle daño, y Dios se lo permite; pero le dice: "A él y a sus hijos no les toques; lo demás tienes licencia". Este es el verdadero problema del mal, sobre todo el de el que es bueno y padece, y padece y sufre en su alma la tortura, y esto lo vemos muy bien en los místicos y en los grandes santos. Yo creo que nadie interpretó la Escritura a propósito de estos textos, Salmos, Lamentaciones, como San Juan de la Cruz, porque lo había experimentado en carne propia. Pero él experimenta cómo un Dios malo casi lo lleva al borde de la blasfemia en Job, lo que es un Dios infinitamente bueno que le está subiendo a un nivel de santidad que va a hacer posible un nivel de amistad y cercanía con Dios que solo este sufrimiento consentido por Dios para su bien, que nosotros no lo entendemos, porque es misterioso, pero atisbamos el sentido, el mismo Señor dice que el árbol que tiene frutos es el podado, es decir, al bueno. Dios lo somete a purificaciones ulteriores. Bueno. pues el justo por antonomasia es el Señor, Cristo, en quien vemos nadie más santo que él y nadie que haya sufrido más que él y en la cruz del Señor. Primero en la perversidad del mal: "Líbranos del mal, líbranos del maligno", dicen es la interpretación más adecuada: no solo Líbranos de cometer el mal, líbranos de aquel que nos engaña, que nos seduce y que nos induce con mentira al mal. Líbranos del que nos es malo, pues vemos cómo en el contexto de la Pasión es la hora de las tinieblas. En San Juan de la Cruz era de noche cuando salía: es la hora del príncipio de este mundo; pero en mí no tiene nada, y en eso se centra: estas tinieblas y esta luz del amor de Dios, que quiere unir a los hombres en la cruz, que es un contraste fortísimo como no lo puede haber más entre la perversidad del mal y la grandeza del amor redentor de Dios. Y eso es la cruz, y eso es la cruz, y como el mal es inferior al bien, el bien es su fundamento mismo ontológico: no puede triunfar por eso; el Señor, con su muerte, destruye el mal, destruye la muerte y es resucitado; de hecho, el Señor no muere solo tanto por los dolores y el mal físico que se le causa; el Evangelio dice, insiste mucho en esto, que cuando hubo llegado la hora y mientras tanto "dio el espíritu". Nadie se lo quitó, nadie le quita la vida, insiste mucho en esto, para mostrar la soberanía y la libertad que son condiciones fundamentales para que haya un acto de entrega amorosa. El Señor la entrega, es decir, en él vemos sobre todo como el Justo por antonomasia y el Santo (nadie hay más santo que la naturaleza humana de Cristo) no hablamos el Verbo en donde se reproduce agigantado el fenómeno del justo que padece y por contraste del Injusto que triunfa en el mundo. Que Dios no permita que nosotros vayamos por ese camino, porque no sería un camino bueno. 

Pregunto, no sé si esto teológicamente es ortodoxo. ¿Como consecuencia de nuestra caída la naturaleza entera también quedó dañada de alguna manera? Esto sería teológicamente ortodoxo o no, y que de alguna manera esas catástrofes son consecuencia también del pecado humano; pregunto (me parece que ha habido algunos autores que han dicho prácticamente eso) que, de no haber habido el pecado original, el hombre no sufriría tampoco por causas naturales.

Yo creo que con pecado original o sin él, si uno tropieza en una piedra, le duele, y no hay manera de evitarlo. Y el dolor en ese sentido, como reacción a algo que es dañino, es un sistema de protección del ser viviente. Rara vez se ha dado, pero se ha dado el caso de un niño o una niña en este caso, creo que era que nace sin sentido del dolor y veía una llama y iba a ver que era muy bonita y le metía el dedo y no le causaba dolor, y había que estar todo el día tras ella, porque no sentía absolutamente nada de ese efecto protector que es el que nos lleva a evitar lo dañino, pues esto parece que, en algunas maneras de hablar de cómo sería el estado original se olvida, y parece como que de alguna manera no habría ni siquiera el sentir que a uno le quema el sol si sale un día de verano al aire libre durante demasiado tiempo. Una cosa es que te queme el sol un poquito y otra cosa es que se te caiga la lava de un volcán encima; no, sí, pero hay que decir que ambas cosas son necesarias para que la Tierra sea el planeta habitable que es. Otra cosa es que yo tenga la imprudencia de poner una casa en la falda de un volcán con el optimismo de que no va a ocurrir nada, mientras yo estoy allí durante años y años eso es otra cosa, muy, muy brevemente, porque nos quedan apenas dos minutos, un minuto. San Pablo dice que la naturaleza gime de parto queriendo ser liberada de este desorden al cual la culpa original del hombre la ha conducido. O sea, que sí podría ser ortodoxo, y dicho eso está dicho en la Carta a los romanos. Si San Pablo lo dice, que la naturaleza gime, la creación gime. Esto, bueno, yo, en realidad no soy buen teólogo, pero en realidad soy más filósofo; pero es que la comisión del pecado original tiene efectos de separación con Dios, de separación de los hombres entre sí, guerras; comienza con el homicidio de Caín, la separación de las naciones y las lenguas por la torre de Babel, la separación de la naturaleza, que le es hostil; no, yo creo que se refiere sobre todo a que viviendo en la amistad con Dios todo retorna a una unidad armoniosa que este pecado ha descompuesto y ha roto; por eso el trabajo se convierte en fatigoso, la tierra digamos es esquiva en darle sus frutos al hombre. Siembra y cosecha frutos con espinas; es una manera de mostrar este no sé distanciamiento, enajenamiento que el pecado ha introducido en la naturaleza; pero está dicho.