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sábado, 29 de noviembre de 2025

Entrevista a Gary Stevenson, economista defensor de elevar impuestos a los ricos

 Gary Stevenson: “La izquierda tiene un problema en cómo concibe a los hombres jóvenes”, en El País, por Xavi Sancho, 29 nov 2025:

Abandonó su exitosa carrera como corredor de divisas cuando entendió que desde su posición ayudaba a hacer más desigual el sistema económico global. Lo narró en sus memorias, ‘El juego del dinero’, y hoy es una de las más destacadas voces a favor del aumento de los impuestos a los más ricos.

Gary Stevenson nació hace 39 años en Ilford, uno de esos barrios obreros del este de Londres cuyo cielo se ensombrece por el perfil de los rascacielos de la City, a cuyas calles los niños de estas zonas solo sueñan con ir a repartir comida o a vender cosas ilegales. Entró a trabajar como trader en Citibank en 2008 con apenas 22 años gracias a un enorme talento para las matemáticas y una ambición casi igual de grande. En pocos años se convirtió en uno de los empleados más rentables (según él, el que más dinero generaba para su banco en el mundo) desde su puesto en la compra y venta en divisas.

Pero apenas cinco años después se hallaba deprimido y al borde del colapso en la otra punta del mundo. Le habían trasladado a Japón y su única ambición, como narraría más tarde en su best seller El juego del dinero (Península), era forzar su despido. Una noche le llevaron a un karaoke. Salió a cantar con desgana. Terminó. Se sentó. Entonces, se le acercó un veterano japonés de su compañía y le comentó que no es que cantara mal, ni siquiera que estuviera triste, sino que no entendía la naturaleza del karaoke. “Me dijo: ‘No se trata de cantar bien, sino de que tus invitados se diviertan”, recuerda Stevenson en la terraza del Yurt Café, a escasos metros de la casa que se compró en Limehouse —muy cerca de donde nació y desde la que se ve la torre de Citigroup— con parte del dinero que amasó apostando a favor del colapso del sistema económico global.

"Nos han intentado convencer de forma torticera de que es un debate entre vivienda asequible o derechos trans. Eso es una idiotez", afirma Stevenson.

“Una de las mejores cosas de una sociedad como la japonesa es que la gente se pasa mucho tiempo pensando en los demás. Y si se preocupan por ti, puedes pasar menos tiempo preocupándote por ti mismo. El egoísmo no lleva a la felicidad, debes preocuparte menos por si cantas bien o mal. Pero no soy Buda, soy igual de gilipollas que todos. Simplemente, he decidido consagrar mi vida a una misión”, explica. Esa misión es concienciar a la población de la necesidad de subir los impuestos a los más ricos. Stevenson quiere acabar con la desigualdad, porque está convencido de que, si eso se repara, el resto vendrá después.

Todo empezó con unos rudimentarios vídeos en YouTube hace cinco años, pero no fue hasta que en febrero de 2024 Penguin publicó su libro de memorias cuando la figura de aquel tipo rapado al tres, con tendencia a vestir como si fuera al gimnasio (o estuviera a punto de pedirte papel de fumar en algún parque) y con un marcado acento de clase obrera, empezó a llamar la atención del público y del establishment británicos. Un hooligan ilustrado. Financial Times publicó un largo artículo buscando desmentir la idea de que Stevenson fue el mejor trader del mundo, no fuera a ser que alguien se tomara en serio el resto de su discurso.

El libro fue número uno en el Reino Unido (en 2025 lo ha sido durante 11 semanas) y se publicó en 13 países. Pronto será una película y aquel rudimentario canal de YouTube cuenta hoy con 1,5 millones de suscriptores. Hace un mes, Stevenson paró para irse de vacaciones a Italia. Al cabo de dos semanas volvió para anunciar que cancelaba las vacaciones porque iba a producir un documental sobre impuestos para Channel 4. La mañana después de la entrevista (a finales de septiembre), aparecerá en el podcast de Zack Polanski, el flamante nuevo líder de los Verdes británicos. Allí anunciará el final de una era, de una idea de sociedad que afirma que ha colapsado. “El que tenga la propuesta más ruidosa ganará. Y ahora mismo está claro quién la tiene: Nigel Farage [líder del ultraderechista Reform UK] y los demás de su estirpe alrededor del mundo”.

Gary Stevenson se manifiesta como una nueva voz dentro de la izquierda, una conectada con la clase obrera, blanca y masculina, que ha decidido centrar su discurso solo en la desigualdad y la economía, algo que, como era de esperar, le ha granjeado algunas críticas. “Yo sé de economía. Conozco mi tema y me niego a hablar de cosas que no son mi tema. Mira, te llaman primero para hablar de lo tuyo; luego, si funciona, te llaman para ir a plató a las siete de la mañana, sentarte en un sofá y comentar 10 noticias. Lo hice una vez, otra… y dije que no lo hacía más. Cuando voy a las noticias y me toca hablar de derechos trans, inmigrantes o la familia real, eso empequeñece que soy un experto en economía, en esa cosa concreta. Y no quiero que mi discurso se diluya porque prácticamente soy el único que trata estos temas. Pero que me centre en la desigualdad no significa que no crea que el cambio climático es importante. Es solo que de eso sé menos”, afirma, y añade: “Nos han intentado convencer de forma torticera de que es un debate entre vivienda asequible o derechos trans. Eso es una idiotez. La verdad es que la vida es dura para hombres y para mujeres y hay que entender por qué son infelices todos. Hay mucha gente infeliz que quiere un cambio. Y la extrema derecha no va a mejorar la vida de nadie. Estamos jodidos porque van a votar a quien va a empeorar sus vidas y eso hay que cambiarlo ya. La izquierda debe dejar de hablar de votantes de Trump y empezar a escuchar a los votantes de Trump”.

Esta propuesta le ha valido en las últimas semanas un aluvión de críticas de individuos que se alinean con sus ideales económicos pero que no están dispuestos a acercarse a un segmento de la población supuestamente machista, racista y xenófobo con el fin de frenar la subida al poder de un partido machista, racista y xenófobo. Pero en la cosmovisión de Stevenson esto tiene sentido. Al final, todo surge de nuestro mayor o menor bienestar económico, incluso nuestras ideas más perversas e intransigentes.

Lo mismo que hace a Stevenson incómodo le hace especial. Exuda una masculinidad alfa desde las primeras páginas de su libro, concebido como una mezcla entre Uno de los nuestros y El lobo de Wall Street, dos filmes cuyo mensaje ha sido subvertido hasta convertirse en biblias fundacionales de la estirpe criptobro. Proclama que la esencia de su discurso es que tiene razón. Y no se explica aún por qué ningún partido político no ha contado con sus servicios. Hay una petulancia en su puesta en escena que resulta tremendamente contracultural con la esencia que se le supone al progresismo actual. “Alguien me dijo el otro día en una charla en Newcastle que el problema de la izquierda es que no llegaba a los hombres jóvenes. Creo que los hombres jóvenes en ciertos espacios de la izquierda sienten que no son bienvenidos. Me ha pasado a mí. Es jodido, pero es verdad. Hay una especie de racismo. Yo nunca quise tener a los hombres jóvenes como público mayoritario, aunque es verdad que muchos hallan un espacio en mi canal. Y esto viene de que la izquierda tiene un problema en cómo concibe a los hombres jóvenes. No ganan dinero y en la izquierda no los aceptan. Entonces llegan Reform, o Vox, o Chega, y les dicen: ‘Aquí sí os queremos”.

A quienes afirma recoger él en su canal de YouTube es a muchos de esos chavales que han crecido adorando a multimillonarios como Elon Musk, para quienes el único símbolo de estatus, casi el único bien cultural que queda en pie en el siglo XXI, es el dinero. “Con 18 años puedes creer que serás billonario de mayor. Pero si a los 26 aún lo crees, es que tienes un problema. Soy poco popular entre la gente de menos de 26. Eso sí, me va muy bien con los que ya se han dado cuenta de que este juego está trucado, que no vas a ganar”.

Otro elemento que provoca que Stevenson se perciba con cierta discordancia dentro del ecosistema progresista actual es su forma de navegar nuestra relación con el pasado, su ubicación en el debate de si estamos mejor o peor que nuestros padres. El inglés siente nostalgia, pero no de aquellos veranos en el pueblo de los abuelos, ni de la supuesta sinceridad de una vida sin fines de semana patrocinados por Ryanair ni suscripciones a Netflix y Uber Eats. Lo que añora es un sistema impositivo que, afirma, era más justo. “Miro a la generación de mi padre y creo que la mayoría no estaba para nada obsesionada con el dinero. Para ellos, lo importante era el trabajo. Trabajas duro y mantienes a tu familia. Ahora trabajas duro y no ganas dinero. Te están diciendo que si no logras ganar mucho dinero eres un fracasado, pero la verdad es que, sin dinero familiar, sin conexiones, es complicadísimo hacerse rico. Debemos comunicar urgentemente que la verdad del asunto es que la mayoría del dinero hoy se basa en lo que heredes. Si se entiende esto tal vez se pare de juzgar a los demás y a uno mismo por lo que gana. Y ahí, volviendo al asunto de los hombres, esto de no ganar provoca más frustración entre ellos, y es una de las grandes causas de las crisis de las masculinidades que vivimos. Hombres y mujeres reciben el mensaje de que si no se hacen ricos son una mierda. La diferencia es que los hombres lo llevan peor”, sentencia.

En febrero de este año acudió al programa de Piers Morgan, ruidoso comunicador de la derecha anglosajona que fue editor de News of the World o el Daily Mirror. Allí debía debatir con el comentarista conservador Dave Rubin, célebre por acuñar el término “izquierda regresiva”. Recuerda el autor de El juego del dinero que la emisión iba con retraso y que estuvo una hora en el camerino viendo el programa y tratando de entender qué tipo de trampas les tendían a los activistas de izquierdas que iban desfilando por el plató siendo ninguneados, cuando no ridiculizados. Tal vez a estos no les importaba entrar en conflicto o padecer las chanzas de Morgan porque entendían que ese no era su público, que su única labor allí era performativa. Cuando volvieran a su círculo, ellos también se echarían unas risas con lo acontecido en el plató.

Pero Stevenson no iba a hacer eso. “Siempre buscan activistas de izquierdas que encajen en su estereotipada idea de lo que es eso, alguien con el pelo azul, transexual… Y buscan enfadarlo y llevarlo a decir algo escandaloso que haga que su público se indigne. Luego ellos pueden decir: ‘Mira, la izquierda es así’. Y eso les es muy fácil porque hay muchos activistas que caen en esa trampa. Así que pensé: voy a escuchar y no caeré en su juego. Me preguntaron si me gustaba Trump, respondí que no lo conocía en persona; luego, que si me gustaba Musk, lo mismo, no tengo el placer… Al final, les dije que todos en esa mesa éramos millonarios y que el mundo sería un lugar mejor si pagábamos más impuestos. Creo que no les gustó que me metiera en el mismo grupo que ellos, pero no fueron capaces de contradecirme”, recuerda el autor, que es miembro en su Reino Unido natal del grupo Patriotic Millionaires, formado por ricos que quieren pagar más impuestos.

De su exposición al establishment mediático salió reforzado. En cambio, de momento sus intentos por adosarse a algún proyecto político desde el que imponer su agenda han sido menos exitosos -aunque cada vez se encuentra más cerca de los Verdes de Polanski, que se están disparando en las encuestas-. Le duele que, antes de escribir el libro, le ningunearan en el laborismo y, en cambio, una gran corporación como Penguin sí apostara por él y le diera un cuantioso adelanto, aunque el libro fuera, en esencia, la historia de un tipo que entra en el sistema financiero global y descubre que lo mejor que se puede hacer con todo eso es destruirlo.

Hasta hoy, afirma que nadie en el laborismo del premier británico, Keir Starmer, le ha llamado, y aunque está convencido de que una revolución interna cambiará el liderazgo del partido el próximo año, sus esperanzas allí ya son prácticamente inexistentes. “Nada va a funcionar si siguen jugando a ser sensibles y sensatos. Eso ya no vale. Desafortunadamente, para la izquierda moderada del mundo es más natural comprar el marco de la derecha que el de la gente que está a su izquierda. Mira, toda esta mierda de crecer, crecer, crecer, ya no se la cree nadie. ¿De dónde sale el dinero? Ya no hay tiempo. Todo se fue al carajo en la covid, cuando sabíamos que los gobiernos iban a tener que soltar mucho dinero, trillones, pero no nos preocupamos de en manos de quiénes iba a terminar. Nos encaminábamos hacia un mundo tremendamente desigual, pero eso lo aceleró todo. Esta desigualdad conlleva un freno a la movilidad social, lo que significa que esta sociedad ya no es capaz de colocar a la mejor gente en los mejores puestos de trabajo. Hoy no hay ninguna conexión entre lo inteligente que puedas ser y lo lejos que eso te pueda llevar. Estamos manejados por idiotas que han llegado a donde están por tener padres ricos. Así debió de colapsar el Imperio Romano”, sentencia Stevenson, quien tiene una cruzada personal en contra de los economistas desde que fue a Oxford a estudiar un máster, trató de debatir con algunos y la cosa salió regular. “La economía ha fracasado, y los economistas están evitando que hablemos de eso. No quieren que pase nada nuevo, y yo traigo ideas nuevas…, eso sí, ojo, Milei también”.

Algunos creen que es casi ya mejor dejar que ganen los Mileis de la vida, que arda todo…

¿Y cómo está yendo esa idea en Argentina? Como una mierda, así te lo digo. No soy experto en Milei, pero la verdad es que ver a esta gente caer no es suficiente. No vale con ver a tu enemigo inmolarse si tú no tienes un discurso que dar ante su caída.

¿Qué es lo que más teme de un gobierno de extrema derecha?

La extrema derecha tiene solo un espacio hacia el que moverse: más hacia la derecha. Siempre tienen una enorme retahíla de gente y entidades a las que culpar de todo: las universidades, los inmigrantes, las feministas, los medios de comunicación. Juegas con gran ventaja cuando puedes culpar casi a cualquiera de lo que está mal. Farage dice que va a frenar la entrada de refugiados, pero eso obviamente no va a mejorar la economía. Entonces, ¿qué hará cuando vea que nada va a mejor? Pues dirá que el problema real es la inmigración ilegal. Después, va a empezar a deportar a gente. Cuando el centro fracasa, como lo ha hecho, colapsa porque no tiene adónde ir. En cambio, la derecha siempre puede ir un poco más a la derecha. Ahí siempre hay más sitio.

¿Es esto lo que está pasando ahora mismo con la Administración de Trump?

Obvio, es mucho más radical que en 2016. Mi esperanza es que podamos usar a Trump. Lo que hay que ver es que el estándar de vida en EE UU no mejora y entender que, si Trump no lo consigue, la extrema derecha no lo logrará tampoco en Europa. El problema es que aquí no nos comunican que los estándares de vida en EE UU están desplomándose. Trump es nuestra oportunidad de señalar que la extrema derecha no mejora la vida de la gente. Pero no estamos construyendo ni el discurso ni la alternativa.

Tal vez porque aún no entendemos la globalidad de estas cosas. Uno piensa que los problemas de vivienda son peculiares en su territorio. En cambio, viendo su vídeo sobre vivienda en el Reino Unido, los paralelismos con España asustan.

Es muy curioso esto, porque en todas partes hay una crisis de vivienda y cada uno piensa que la suya es especial y única. No lo es. Lo que pasa es que hay una masiva compra de bienes global, porque ¿qué hacen los ricos? Compran y hacen que los precios suban. El problema es que tú no puedes competir con ellos por la compra de nada, incluida una casa, claro. Los más ricos no van a vivir en mil casas, pero pueden comprar mil casas.

¿Se arrepiente de no haber seguido su carrera como rapero?

No, era muy malo. Mi hermana es la buena. Esto se me da mucho mejor.

lunes, 4 de agosto de 2025

La financiación del estado es esencial

 De Quora

Los estados necesitan dinero para funcionar y para establecer políticas. ¿Por qué cobrarles más a los que más tienen? Porque son los que más pueden pagar sin alterar su calidad de vida ni el desarrollo de sus proyectos personales y porque se busca —o se debería buscar, al menos— que nadie, por más desafortunado que sea, sufra privaciones tan grandes como para no poder desarrollarse ni unas carencias que hagan de su vida un martirio. Dicho de manera más corta: por justicia.

Lo que vos criticás se justifica con un mínimo de decencia: que un milmillonario pague más y con eso se financien políticas públicas que impidan que haya niños muriendo de hambre o de enfermedades tratables o curables es una simple cuestión de decencia, y ahí ya no estamos en eslóganes sino en casos concretos de millones de personas que gracias a los Estados hoy se curan y años atrás no. Además, de lo que decís se desprende que no debe existir la salud pública, ni la educación pública ni prácticamente nada, porque implica sacarle a unos para darle a otros. ¿Y los sueldos de los policías para garantizarles sus fortunas a los ricachones que no querés gravar se pagan con el dinero de todos? ¿Y los de los jueces?

Eso dejando de lado el eslogan de que la plata de alguien es el fruto de su trabajo, como si no existieran herencias, o como si eso fuera independiente del trabajo de otros. ¿O te creés, por ejemplo, que los que se enriquecieron con los smartphones fueron los que crearon lo que después fue empaquetado y apropiado por privados? ¿De dónde salió la pantalla táctil? ¿De la cabeza de Steve Jobs? ¿De los ingenieros de Apple? Desde ya te adelanto que no.

Si querés profundizar en qué es la justicia, leé, por ejemplo, la Teoría de la justicia de John Rawls, el filósofo político más importante del último siglo. Eso debería hacerte cuestionar tu sentido de justicia.

Propongo que releas lo que escribió Eliana. En ningún momento ella dice que hay que "quitar a alguien el fruto de su trabajo para dárselo a otro". Me cuesta creer que de un comentario tan claro se incurra en una interpretación tan torcida.

Se trata simplemente de que el que gana más pague más que el que gana menos para que el Estado pueda funcionar.

Hay algo importante que considerar: Ganar menos no es sinónimo de trabajar menos. Un albañil que trabaja doce horas diarias gana muchísimo menos que un futbolista de élite; un influencer de tik tok puede ganar muchísimo más que un científico o un docente universitario.

El mercado no recompensa necesariamente al que trabaja más o mejor. Pero la justicia social, que no es solo "un eslogan", ni siquiera busca "quitarle todo" al que gana más y mucho menos cuestiona el valor generado a cambio de la ganancia. Simplemente le pide al que más gana que contribuya con un poco más al bien común.

Me apena que se apele a ciertas falacias como la del hombre de paja ("regalar a otro el fruto del esfuerzo de uno") para bastardear una idea que ha sido fundamentada desde muy distintos ámbitos ideológicos: Desde la doctrina social de la Iglesia hasta movimientos sociales, políticos, económicos y filosóficos que sería largo detallar aquí.

Es evidente que estamos en un momento de la humanidad en que ya el más tibio reformismo genera reacciones. Muy triste…

En España los salarios reales solo han crecido un 2,76 en 30 años.

 "Los salarios reales en España solo han crecido un 2,76% en treinta años, el cuarto peor desempeño de los 38 países de la OCDE" en El Mundo, 21 julio 2025:

Entre 1994 y 2024 han crecido once veces menos que en la media de la Organización: la razón principal está en el estancamiento de la productividad.

Los salarios en términos reales, es decir, una vez descontado el efecto de la inflación para conocer su verdadero poder adquisitivo, han crecido tan solo un 2,76% en las últimas tres décadas, pasando de 32.157 euros al año en 1994 (con el valor del euro de 2024) a 33.044 euros el año pasado, según los  últimos datos de la OCDE.

Se trata del cuarto peor desempeño de los 38 países que integran esta Organización, en la que de media los sueldos han crecido un 30,8% en el mismo periodo, once veces más. Tan solo México, Japón e Italia han experimentado una evolución peor que la nuestra: en los dos primeros los sueldos han caído en términos reales un 7,2% y un 0,9%, respectivamente, mientras que en Italia han subido solo un 0,5%.

En las dos economías más importantes de la UE los aumentos son mucho más relevantes: en Alemania han crecido un 24,1% en el periodo, mientras que en Francia han repuntado un 28,4%, pero también son más fuertes en economías mediterráneas del sur como Portugal, con un avance del 21,2%, o Grecia, del 22,5%, y en países en desarrollo como Colombia (31%), Costa Rica (70,5%) o Chile (88,5%). No obstante, lideran las subidas salariales los países del Este de Europa, ex repúblicas soviéticas, que han atravesado un proceso de conversión y puesta a punto: en Lituania se han incrementado un 290,3%; en Letonia, un 245,2%; en Estonia, un 236,2% y en Eslovaquia, un 133%, entre otros.

A la hora de analizar la evolución de los salarios es importante hacerlo en términos reales, ya que de nada sirve que en un país suban mucho los sueldos si los precios lo hacen al mismo ritmo o superior. En la práctica, ese incremento nominal se podría traducir en que los trabajadores son cada vez más pobres, y es preciso hacerlo en paridad del poder de compra, para poder comparar la evolución de distintos países, tal y como hace la OCDE.

Si se compara la evolución de los salarios reales en España y la media de la Organización, en dólares a paridad del poder de compra (PPP), se observa que los sueldos en España solo han estado por encima de la media en la década de los 90 y en los dos primeros años tras el estallido de la crisis financiera, en 2008, debido al impulso de los salarios más altos. En el resto del periodo siempre han estado por debajo y en los últimos años la brecha con la media se ha incrementado, hasta situarse hoy un 11% por debajo, el equivalente a 6.583 dólares a PPP al año.

Según explican José Emilio Bosch y Javier Ferri, investigadores de Fedea, la evolución varía en función del nivel salarial: "En los dos años posteriores a la crisis financiera, en los que observamos un acusado aumento de los salarios reales medios, los salarios aumentaron de forma monótona a partir del tercer decil, siendo los trabajadores perceptores de los salarios más altos los que más vieron aumentar sus salarios (casi un 15%). En cambio, los trabajadores de los dos primeros deciles sufrieron caídas en su salario real, que para los del primer decil alcanzó el 3%. Entre el 2009 y el 2019 (año anterior a la pandemia de COVID) el salario real cayó en todos los deciles (*) excepto en los dos primeros. Así, mientras los salarios reales disminuyeron casi un 5% para el segundo decil de salarios más elevados, subieron un 5% para el decil de salarios más bajos. En los años de la pandemia y posteriores, hasta el 2023, los salarios cayeron en todos los deciles excepto en los tres más bajos. De nuevo, el decil noveno fue el más perjudicado, con caídas acumuladas que superaron el 3%".

"A nivel distributivo, desde 2009 y tras la pandemia, los deciles bajos han experimentado algunas mejoras relativas, mientras que los deciles altos han sufrido mayores caídas en poder adquisitivo. Estos resultados ponen en evidencia una percepción social de que las fases expansivas no se han traducido en mejores ingresos laborales para la mayoría de los trabajadores", apuntan.

La productividad, la clave

La gran pregunta detrás de estos datos es por qué en España los salarios se han mantenido prácticamente estancados desde hace 30 años. "La respuesta rápida es que tiene que ver con la falta de crecimiento de la productividad: la remuneración por asalariado no ha mostrado apenas avance, en términos reales, entre 1995 y 2024", apunta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, quien señala que aunque la destrucción de empleo durante la crisis financiera global elevó (por un efecto composición) tanto la remuneración por asalariado como la productividad, "la recuperación posterior ha venido con una caída y posterior estancamiento -desde 2017- de la misma".

"Parte del mal comportamiento tiene que ver con la composición sectorial, dado que el peso de la industria ha pasado del 22% del total del empleo al 12,5%. En todo caso, esta es una tendencia de las economías desarrolladas hacia la tercierización. El problema proviene de la especialización en actividades de servicios de baja productividad", añade.

Lo cierto es que el estancamiento de la productividad es la gran asignatura pendiente de la economía española, algo en lo que coinciden hasta seis economistas entrevistados por El Mundo en el último mes, entre los que figura María Jesús Fernández, de Funcas, quien defiende que "la productividad está en el origen de todo" y que, como no se han tomado medidas pensando en que aumente a largo plazo, "el nivel de vida de los ciudadanos difícilmente va a mejorar".

El repunte salarial desde 1994, "es un crecimiento ridículo en 30 años", considera Javier Martínez, colaborador de EsadeEcPol, quien coincide en que la causa más clara y evidente es "el estancamiento de la productividad total de los favores, que lleva estancada desde la década de los 90, pasando por la reestructuración salarial post crisis financiera, hasta la llegada de migración en edad de trabajar durante los últimos diez años que cubren vacantes de empleos no cubiertas por nacionales, lo que podría provocar estancamiento en esa franja salarial".

"Aunque desde el 2018 se ha subido el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) más de un 50%, lo que han hecho esas subidas es comprimir la distribución salarial por la parte izquierda, cuando lo que nos interesa como país en nuestro mercado laboral es desplazar toda la distribución o al menos la zona cercana a la mediana", apunta en conversación con este medio, y alude también al aumento del tipo medio del IRPF y las cotizaciones sociales, así como al pequeño tamaño de las empresas.

(*) En estadística descriptiva, un decil es cualquiera de los nueve valores que dividen a un grupo de datos ordenados en diez partes iguales, de manera que cada parte representa 1/10 de la muestra o población. Un decil es una de las posibles formas de un cuantil; otras incluyen el cuartil y el percentil.

miércoles, 11 de junio de 2025

Entrevistas a Joseph Stiglitz, que está en Madrid

 I

Joseph Stiglitz, sobre la amenaza de la desinformación para las democracias: “No puede haber una economía sana sin certezas”, en El País, por Quino Petit, Madrid -10 de junio de 2025:

El Nobel de Economía analiza durante una jornada sobre la gobernanza en los medios cómo sufre la sociedad cuando no cuenta con “un buen ecosistema informativo”

El estadounidense Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía por su análisis en torno a la desigualdad que provoca la información asimétrica en los mercados, alberga una grave preocupación por la amenaza que supone la desinformación para las democracias occidentales. Y no solo en términos políticos y sociales, sino también económicos. Así lo ha puesto de manifiesto este martes durante una jornada sobre la gobernanza en los medios de comunicación celebrada en el Caixaforum de Madrid. Con relativa agilidad a sus 82 años, el profesor Stiglitz ha subido al estrado y ha afirmado ante los asistentes al acto organizado por el Observatorio de Medios que “no puede haber una economía sana sin certezas”.

El profesor sabe de lo que habla y sin duda en señalar al presidente de su país, Donald Trump, como un formidable creador de incertidumbre en la economía global. Stiglitz ha recordado el apodo presidencial basado en el acrónimo TACO (Trump Always Chickens Out), con el que se acusa la tendencia de Trump a retirar aranceles a los pocos días de anunciarlos. Y también ha citado la inestimable ayuda de medios como la Fox para amplificar la crispación y un estado de ánimo que no necesariamente se ajusta a los consensos en torno a la verdad de los hechos. El Nobel de Economía defiende al respecto el legado de la Ilustración, “que dotó a los humanos de herramientas para buscar la verdad a la hora de intentar entender lo que es cierto y proveer a la sociedad de certezas”. Y ha añadido sobre Estados Unidos: “Esos principios en torno a las nociones sobre la verdad han sido puestos en cuestión en mi país”.

Las democracias, sostiene Stiglitz, “sufren cuando no cuentan con un buen ecosistema informativo”. Y no duda en defender la necesidad de apoyos públicos cuando la base del negocio ha experimentado un declive crítico durante el último cuarto de siglo en los ingresos publicitarios que ayudaban a sostener las organizaciones dedicadas a la producción de contenidos informativos. "La información es un bien público a defensor. La sociedad entera se beneficia de ella y, por tanto, el soporte financiero público es legítimo". Trump ya ha dictado recortes de fondos federales para la radio y la televisión públicas de Estados Unidos, mientras que nunca ha dudado en afirmar sobre todo el ecosistema informativo de su país —tanto público como privado— que “los medios son el enemigo del pueblo”.

En la ordenación de ese ecosistema informativo en los países de la UE va a cumplir un papel esencial el Reglamento Europeo de la Libertad de Medios (EMFA, en sus siglas en inglés). Y el profesor Stiglitz ve con buenos ojos y cierta envidia contar con legislaciones de este tipo frente al énfasis desregulatorio de su país. Una desregulación que fomenta la competencia entre las plataformas y redes sociales contra los medios por los ingresos publicitarios del mismo entorno digital. "Este negocio siempre ha funcionado con fundamento en que la buena información atrae ojos, y esos ojos atraen publicidad. Pero la gente ha descubierto que puedes contar con más ojos mediante el entretenimiento y no con las noticias propiamente dichas. Y las redes sociales se han dado cuenta de que puedes obtener más beneficios alimentando la rabia de la gente".

El Nobel advierte asimismo sobre otro añadido a la competencia de los medios dedicados a la producción de información a base de unos estándares deontológicos frente a los buscadores y plataformas: “Robar noticias se ha convertido en un negocio”. Por eso, concluye que mientras existe una “libertad de contaminar el ecosistema informativo las democracias tendrán que gastar más dinero y destinar más recursos a limpiar esa polución”.

II

 Entrevista a Joseph Stiglitz: “Con Trump es posible que la democracia desaparezca en Estados Unidos”, en El País, por Quino Petit, Madrid -11 de junio de 2025

Ante la movilización 'neorreaccionaria' contra leyes que promovieron avances sociales, el Premio Nobel de Economía afirma que “quizá el 'wokismo' estaba demasiado lejos, pero la respuesta política ha sido extrema”

Estadounidense nacido en Gary, Indiana, hace 82 años, Joseph Stiglitz avanza a paso ligero ayudado de un bastón por el vestíbulo de un hotel cercano al Caixaforum de Madrid, donde horas antes ha pronunciado una conferencia magistral sobre los peligros de la desinformación durante una jornada organizada por el Observatorio de Medios. El libro más reciente de este Premio Nobel de Economía estudioso de la desigualdad es Camino de Libertad: La economía y la buena sociedad, editado en España por Taurus. Una obra donde reflexiona sobre cómo “el conjunto de oportunidades determina, e incluso define, la libertad de acción de la persona”. Durante su conferencia de este martes, ha defendido el legado de la Ilustración, “que dotó a los humanos de herramientas para buscar la verdad y proveer a la sociedad de certezas”.

PREGUNTA. Pues en su país de momento parecen estar ganando la batalla los neorreaccionarios que defienden justo lo contrario: La Ilustración Oscura.

RESPUESTA. Es una batalla. Pero no están ganando en todas partes, ni siquiera del todo en Europa. Y respecto a Estados Unidos, estamos viendo protestas contra las políticas de Trump en Los Ángeles, Nueva York, California…

P. A la vista de la respuesta ordenada por Trump para sofocar los disturbios en Los Ángeles, ¿cree que Estados Unidos corre peligro de vivir una guerra civil?

R. No, pero es verdad que con Trump hemos visto cosas que no creeríamos hace meses. Lo que sí veo posible con él es que la democracia desaparezca de Estados Unidos. Silenciar a las universidades, a la prensa… Ya vemos acciones que van en ese sentido y solo estamos al principio de su mandato.

P. ¿Cómo puede el sistema parar ese avance?

R. No lo sabemos. Cuando un presidente desobedece las decisiones judiciales entramos en territorio desconocido. El sistema no ha sido capaz de parar a Trump.

P. ¿Cree que la desinformación es la mayor amenaza contemporánea contra la democracia?

R. El problema está en su capacidad de penetración social por razones añadidas en las últimas décadas como la desigualdad, que provoca desilusión, o la desindustrialización y el olvido e ignorancia hacia muchas personas afectadas por problemas como estos.

P. Ante muchas de esas personas tienen gran capacidad de penetración una constelación de influencers que publican contenidos relacionados con la actualidad, y que según la UNESCO en más de un 60% de casos no verifican la información que transmiten.

R. Vivimos en una distopía donde una gran cantidad de canales están dispuestos a entretenerte con una información que no es confiable y apela a las emociones. Trump ilustra este modelo a la perfección. Miente cada día y nada puede parar su avance.

P. Joe Rogan, el podcáster más influyente del mundo, le dio un empujón a su segunda llegada hasta la Casa Blanca tras mantener una larga conversación con él en su programa. ¿Cree que Kamala Harris debería haber ido a ese espacio durante la campaña?

R. Se trata de un juicio complejo, porque no es fácil saber cómo habría manejado esa situación. Lo que sí creo es que debería haber más exponentes como Joe Rogan en el lado progresista.

P. ¿Por qué cree que no tienen el mismo impacto las alternativas progresistas a Joe Rogan?

R. No hace tanto hubo y sigue habiendo ese tipo de figuras en la televisión, así como comediantes. Pero hoy logran más impacto otros mensajes polarizados que apelan a las emociones de personas que arrastran muchos problemas relacionados con la desigualdad.

P. Esos mensajes ponen al wokismo en la diana. ¿Cree que ese movimiento fue demasiado lejos como para haber provocado tanta ira en contra?

R. probablemente estaba demasiado lejos, pero no consistió en una decisión individual, sino en la suma de distintas fuerzas sociales. Por otra parte, contra lo que ha ido Trump es una serie de leyes que promueven avances sociales, diversidad e inclusión, y que no necesariamente eran excluyentes. En cualquier caso, la respuesta política al wokismo ha sido extrema.

viernes, 7 de marzo de 2025

China funciona, y empieza a gustar

 "China funciona (y empieza a gustarnos)", en La Marea, por Pablo Batalla Cueto, 6 marzo 2025:

"El gigante asiático ha sabido convertir su sincretismo cultural en un camino hacia la primacía mundial. El modelo atrae adeptos en un Occidente enmarasmado cada vez más atraído por los sistemas que 'funcionan', sea como sea y a costa de lo que sea, de un modo que recuerda a la triple fascinación fascista-estalinista-rooseveltiana de los años veinte y treinta", escribe Batalla.

La religión china no fue revelada una tarde en lo alto de una montaña a un profeta que bajara de ella con un libro grueso bajo el brazo. La cultura del país es sincrética, adepta a la incorporación progresiva de cualquier enseñanza que se considere útil para preservar la armonía cósmica. El confucianismo, el taoísmo y el budismo convergen en el Sanjiao, las «tres enseñanzas» a las que a veces se añade una cuarta: la religión popular china; y sus creyentes saltan de la una a la otra de un modo desconcertante para la mirada abrahámica.

«Tres enseñanzas son mejores que una», afirman, y la misma persona puede ser confuciana en el puesto de trabajo o el seno familiar, en los que prevalezca el ideal jerárquico y de superioridad masculina de esa tradición; taoísta –una tradición más amable con las mujeres– para el cuidado de su salud a partir del taiji-chuan y el qigong, prácticas de búsqueda de la longevidad cuyo objetivo es fortalecer el cuerpo y agudizar la mente; y budista cuando fallece un miembro de su familia, y la inquietud por el más allá lo haga buscar los sutras de un monje de esta confesión, más preocupada que las otras dos por la vida ultraterrena.

La palabra religión, de hecho, no tuvo traducción en chino hasta que el contacto con Occidente obligó a buscarla, a principios del siglo XX. Se acuñó entonces el neologismo zongjiao, que significa «enseñanzas ancestrales (o de clan)».

Gato negro, gato blanco

Con la llegada de Occidente, la modernización y la industrialización, las «tres enseñanzas» empezaron a ser atacadas como supersticiones y un obstáculo al progreso; y más tarde, la revolución maoísta las persiguió con saña. Pero la cosmovisión subyacente a ellas siguió operando en un país cuyo comunismo fue peculiar desde el primer momento: una nueva «enseñanza» que podía, ella también, amalgamarse con otras cuando fuera necesario. Cuando Deng Xiaoping abrió las puertas de China al libre mercado, pronunció célebremente una frase muy sanjiao: «gato blanco o gato negro, lo que importa es que cace ratones».

Deng argumentaba que la economía planificada o de mercado eran meras herramientas para la distribución de recursos y no implicaban necesariamente unas instituciones políticas determinadas: el socialismo podía tener mercado, y el capitalismo planificación. La máxima de los dos gatos se popularizó en 1992, durante la «inspección del sur»: una gira por las provincias meridionales del país durante la cual se reanudó y fortaleció la implementación del programa Reformas y Apertura, que se había detenido después de las protestas de la plaza de Tiananmén.

En los últimos tiempos, el Partido Comunista Chino incorpora un tercer gato a la plantilla de cazadores felinos de ratones: el confucionismo, otrora perseguido, pero ahora recuperado de una manera que cierta anécdota que T. H. Jiang y Shaun O’Dwyer incluyen en un artículo sobre ello ilustra bien. Ocurrió en enero de 2019, en la ceremonia de constitución, en la Universidad de Pekín, de una Asociación Marxista oficialista, pensada para contrarrestar la inquietud neomaoísta, crítica con el capitalismo rojo, que cundía entre los estudiantes.

La primera conferencia del día corrió a cargo de Yang Lihua, un profesor de filosofía china sin experiencia en estudios marxistas, que peroró sobre cómo ser una persona virtuosa a partir de la lectura de un texto confuciano del siglo XII que constituyó la ideología oficial de la China imperial tardía: Reflexiones sobre cosas a mano, de Jinsi Lu. Fue el segundo orador, Sun Xiguo, quien se encargó de conectar tales reflexiones con la doctrina marxista, citando sentencias del neoconfucianismo para interpretar los principios básicos del pensamiento Xi Jinping.

La épica transversal del funcionar

Ratones, cada vez caza más la que aún no es pero va camino de convertirse en la primera potencia mundial. El modelo funciona, e incluso empieza a revelarse capaz de afrontar, con mayor eficacia que Occidente, el mayor desafío de la historia de la humanidad: el cambio climático antropogénico. China ya no solo nos evoca grandes factorías extremadamente contaminantes, sino redes colosales de generación de energía solar, como la construida recientemente en los desiertos de Tengger y Gobi, con capacidad para generar 600 gigavatios de electricidad, superando la mitad de la potencia energética total tanto de Estados Unidos como de Europa. La capacidad total eléctrica de Estados Unidos se sitúa aproximadamente en los 1.100 gigavatios, una cifra similar a la europea.

Hazañas como esta o el campanazo de DeepSeek y el anuncio de otras, como el proyecto Tianwen-3, una misión que, si todo sale bien, traerá en 2028 muestras de Marte a la Tierra antes que la NASA, colocando a China a la vanguardia de la carrera espacial, van dibujando una imagen tan inquietante como pegadiza, que el poder chino, por supuesto, aviva propagandísticamente: la de un Occidente enmarasmado e incapaz, enredado en la maraña irresolutiva de la cháchara democrática, mientras una China creativamente autoritaria se convierte en el «país del futuro» al carecer del lastre que suponen las instituciones democráticas en un tiempo de retos formidables.

Un prochinismo a veces abierto y a veces inconfesable gana adeptos que nunca hubieran creído que lo fueran a ser, y a pesar de no perder la conciencia de todos los aspectos tenebrosos del modelo chino, de la represión de disidentes políticos al genocidio uigur. A China empieza a beneficiarle también el desesperado malmenorismo que expresa bien este tuit de Jónatham F. Moriche: «De los cuatro mayores partidos políticos gobernantes del mundo, tres son rabiosamente ilustrados y fascistas (Rusia Unida, GOP/Likud, BJP) y un cuarto (PCCh), siendo severamente autoritario, no es antiilustrado ni rigurosamente fascista. Ética del mal menor, mal que nos pese».

Nuestro momento histórico comienza a recordar poderosamente a los años veinte y treinta. Aquellas fueron décadas de crisis liberal y atracción promiscua por los modelos que funcionaban, lo hicieran como lo hicieran, y a costa de lo que lo hicieran. Funcionaba, parecía funcionar, el fascismo y funcionaba la URSS, otro «país del futuro» que no solo atraía las simpatías del movimiento comunista internacional, sino las de un más difuso vitalismo heroico que, disintiendo de la forma política de la patria del proletariado, no dejaba de admirar las proezas industriales de aquella raza de «templadores de acero».

El New Deal de Franklin D. Roosevelt, con sus grandes obras públicas, su refundación welfarista del país y sus subvenciones a poetas que cantaran las gestas, fue la versión democrática de aquel anhelo homérico, pero se daban admiraciones híbridas, elogios combinados de dos de las tres épicas, e incluso de las tres –en una época en la que aún no se habían desencadenado o no se conocían los horrores del Holocausto o el gulag–. He ahí, por ejemplo, a Rexford Tugwell, uno de los integrantes del Brain Trust de Roosevelt, que en una ocasión describió al fascismo mussoliniano como «la pieza de maquinaria social más limpia, ordenada y eficiente que he visto en mi vida. Me da envidia». Pero Tugwell también había visitado la URSS en 1927, como parte una delegación comercial, y había vuelto de allá fascinado por la planificación y adepto a un socialismo radical que hizo que se lo empezara a conocer como «Rex the Red».

China, hoy, nos seduce del mismo modo que los gigantes desarrollistas de entonces, pero también vemos a gentes que a veces son las mismas cautivadas con, por ejemplo, El Salvador de Bukele. Su épica de abolición expeditiva de la delincuencia a la fuerza mengua al cocer, forzosamente alberga tinieblas, las visibles y las subterráneas, pero funciona. Y para algunos que cada vez son más, eso empieza a ser todo lo que importa.

sábado, 8 de febrero de 2025

El gran corruptor Juan March y sus negocios criminales, por David Cot.

 “Nuestra Cruzada es la única lucha en la que  los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos.” Franco pronunciaba estas palabras tan  sorprendentemente honestas en un discurso de 1942 en Lugo. La historia de la guerra civil y de la dictadura franquista representa muchas cosas, pero entre otras, es la historia de un reducido número de personajes y familias que amasaron una fortuna al estar en los círculos de poder del nuevo estado que construyó el general Francisco Franco. 

Soy David Cot, presentador de Memorias Hispánicas,  y esta es la última entrega de la serie dedicada a Juan March Ordinas, el mallorquín que fue  el hombre más rico de España. En esta ocasión veremos algunos de sus negocios de posguerra, su  época de oposición al régimen franquista que él mismo había aupado, cómo surgió la Fundación Juan March, y su muerte y herencia. Veamos los últimos años de vida de uno de los hombres más  importantes de la historia de España del siglo XX. 

Negocios de posguerra

Ya vimos que Juan March tuvo un rol crítico en la  guerra civil española y que hizo un gran negocio con ella, gracias a sus préstamos, el tráfico de  armas y el control del comercio exterior. March hizo una apuesta arriesgada con los sublevados,  pero le salió bien y reforzó su papel como hombre más rico de España, eso sí, como un gran patriota  tenía el dinero principalmente en Suiza y Reino Unido. Se convirtió en el séptimo hombre más rico  del mundo según estimaba un diario londinense en 1943 gracias a los beneficios extraordinarios  de guerras. Mientras millones de personas habían muerto, estaban refugiadas, o pasaban toda  clase de penurias, el mercader de la muerte se construyó un palacio en Palma de Mallorca. En los primeros meses de 1939 fundó Aucona para centralizar sus actividades de exportación e  importación, en unos años en los que prácticamente monopolizaba el comercio exterior de España.  También poco antes de terminar la guerra civil fundó en Londres la Juan March & Co. con el  objetivo de controlar el mercado de divisas de España y el comercio con Reino Unido. Servía  de agencia financiera, de bolsa y de cambio de divisas, y entre los directores de esta sociedad  estaba un agente del servicio secreto británico, lo que remarca las buenas conexiones  de March con el gobierno británico. 

En España el capitalista mallorquín ganó mucho  dinero con el estraperlo, la venta de artículos eludiendo el control estatal, aprovechándose  del contexto de miseria de la posguerra. Nunca dejó el contrabando. En los años 50 seguía  traficando con tabaco, e incluso sacerdotes de Estados Unidos le pasaban cigarrillos de  forma ilegal. Eso pese a que, cuando se fundó Tabacalera en 1945 para monopolizar la venta de  tabaco, la familia March poseía en torno al 10%  de las participaciones. Ya vimos en el episodio  sobre los sobornos británicos que Juan March hizo negocios con los dos bandos de la Segunda Guerra  Mundial, aunque principalmente con los aliados, y ganó mucho dinero con el tráfico de armas.

 En este contexto, el hombre más rico de España aumentó las exportaciones de bienes de primera  necesidad. Esto ocurrió entre 1939 y 1942, cuando se produjo en España la hambruna más brutal  de su historia, que provocó la muerte de más de 200.000 españoles. Pero al cerdo capitalista y  traidor de Juan March esto le daba igual. España se había convertido en un estado totalitario, así  que ya no se tuvo que enfrentar a protestas por falta de alimentos como ocurrió cuando había  mallorquines que sufrían de hambre por sus exportaciones durante la Primera Guerra Mundial. Arturo Dixon recogió una anécdota que retrataba perfectamente a Juan March: “Desde Checoslovaquia  llegó a un puerto español un barco con un cargamento de zapatos. Cuando se examinó la carga,  se vio que todos eran del pie izquierdo y que, por lo tanto, no servían. La única persona que  pujó para quedárselos — naturalmente a un precio enormemente bajo— fue Juan March. Poco después  llegó otro barco con un cargamento de zapatos. Esta vez todos eran del pie derecho. Y de nuevo  March los compró a un precio verdaderamente irrisorio. Solo él sabía que los zapatos del  segundo envío hacían juego con los del primero. Además, ambas entregas fueron declaradas por la aduana como «mercancías inacabadas», y por lo tanto, libres de impuestos.” Otra anécdota que refleja el carácter de March viene del que había sido confesor  de Alfonso XIII. En 1945 era un hombre mayor en apuros económicos, y decidió reclamarle  a March todas las promesas económicas que le había hecho por sus favores. Este confesor fue clave en convencer a la empresa francesa, quien tenía el monopolio de venta de tabaco en el  Marruecos español, para que renovasen el contrato de subarrendamiento a March en los años 20. Pero  March nunca le pagó ni se dignó a contestar a la carta. Así de desagradecido era con quienes ya veía que no podía sacar ningún provecho. 

March contra el régimen franquista

Pero las relaciones de Juan March con la dictadura  franquista no siempre fueron buenas. Conforme se consolidaba en su puesto, Franco se irritó cada vez más por las deudas contraídas en la guerra con el mallorquín y no quería permitir que su  pretensión de monopolizar el comercio exterior pusiera en peligro la estabilidad de las finanzas  estatales. March chocó sobre todo con el ministro de Comercio e Industria, Demetrio Carceller, un  falangista favorable al intervencionismo estatal extremo que se enriqueció con comisiones obtenidas del mercado negro y el comercio  exterior, como el tráfico de wolframio y petróleo. Era por tanto un competidor directo de Juan March, y así debe entenderse estos choques dentro de la  dictadura franquista, que era una cleptocracia como ya vimos en el episodio anterior de esta  serie. En 1941 Carceller acusó a March de masón y de provocar escasez de materias en España, y  el ministro de Trabajo José Antonio Girón exigió que lo fusilaran por alta traición. A Valentín  Galarza, ministro de Gobernación, le ordenaron que retirase el pasaporte a Juan March y que lo  pusiera bajo arresto domiciliario. Sin embargo, Galarza era uno de los que recibían los sobornos  británicos directamente de March, y le trasladó la información para que pudiera abandonar el país. March envió una carta a Franco negando las acusaciones y pidiendo ir al Consejo de Ministros  para defenderse, donde podría denunciar la corrupción de dos o tres ministros. El fascismo falangista odiaba a March por representar el arquetipo de capitalista insaciable sin  patria, pero March no había financiado una rebelión militar para instaurar un gobierno que le  pusiera trabas a sus negocios. En julio de 1942, Juan March fue detenido durante unas horas porque  los servicios secretos españoles tenían indicios  de que participaba en una  conspiración monárquica contra Franco. Cuando fue liberado, no se la jugó y huyó  de España para fijar residencia en Lisboa, centro de conspiraciones monárquicas. Otros  monárquicos, como Pedro Sainz Rodríguez y Eugenio Vegas Latapié, quienes ya desde  el día de la proclamación de la República conspiraban contra ella, tuvieron que  trasladarse a Portugal debido a las amenazas de detención por parte de la dictadura  de Franco. Allí también residía José Gil Robles. 

Tras la operación Torch en el norte de  África en noviembre de 1943, la presión privada y pública para restaurar la monarquía en  España aumentó. Juan de Borbón expresó que había llegado el momento de sustituir la dictadura  de Franco, vista como un régimen de transición, y generales monárquicos como Orgaz y Kindelán  pidieron a Franco que abandonase el poder y dejase las formas de gobierno a imitación de  otras extranjeras, en referencia al fascismo, y volviese a formas genuinamente  españolas, la de la monarquía católica. 

March gastó al menos un millón de francos suizos a  favor de Juan de Borbón durante la Segunda Guerra  Mundial. El capitalista creía que lo mejor sería  que la dictadura franquista fuese sustituida por una monarquía aceptada por la izquierda y capaz  de cohesionar España. Básicamente se adelantó a lo que sería luego la Transición. En 1944 la  victoria ya se veía a favor de los aliados, y se formó la Alianza de Fuerzas Democráticas  entre socialistas, anarquistas y republicanos, excluyendo a comunistas. Franco y todo su  régimen temían que, pese a haber ganado la guerra civil, ahora perdiesen el poder. March celebró una reunión con las fuerzas opositoras en el piso de su amante Matilde  Reig. El mallorquín ofreció un cheque y le dijo a Régulo Martínez, presidente de la Alianza,  que pusiera la cantidad que quisiera. Lo que querían los opositores era hacer propaganda para  difundir las corrupciones de Franco y su régimen, pero Juan March se negó porque temía que eso le  costara la vida. Al final, esto quedó en nada, pero Franco se enteró de la reunión. March volvió a Portugal, porque le llegó el soplo de que Franco había expresado  que quería matarlo, y al terminar la Segunda Guerra Mundial fijó su residencia  en Ginebra, Suiza, aunque siguió visitando España muy frecuentemente. En 1946, viendo que el  régimen de Franco estaba para quedarse y que las victoriosas potencias aliadas no se estaban  moviendo para cambiarlo, Juan March comunicó que no iba a dar más dinero a la oposición  monárquica encabezada por Juan de Borbón. 

Juan March no mantuvo una relación estrecha con  Franco al finalizar la guerra civil. Bartolomé March, hijo del banquero, visitaba asiduamente el  palacio de El Prado e implicaba en los negocios familiares al entorno del dictador. Por tanto,  se puede describir la relación entre Franco y March como unmatrimonio de conveniencia. No había  amor ni confianza mutua, sino intereses comunes.   

 Pese a que tuvieron roces importantes, Barcelona Traction, uno de los mayores robos de la historia. Así nació FECSA Francisco Franco supo recompensar bien a Juan  March por su apoyo. El mallorquín se aprovechó de la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial  para tomar medidas hostiles contra empresas extranjeras en suelo español y comprarlas a precio  de saldo. Así lo hizo con la filial mallorquina de General Electric, que a base de hostigamiento  los propietarios vendieron a March en 1942. 

Pero el mayor regalo de la dictadura franquista  a Juan March fue la Barcelona Traction. Estamos hablando de la compañía eléctrica de Cataluña,  conocida popularmente como La Canadiense, que por activos era la tercera empresa más grande  de España y producía el 20% de la electricidad del país. Era un holding con un entramado  empresarial muy complejo y opaco, constituido con capital extranjero que se aprovechaba de esta  estructura para no pagar sus impuestos en España. 

Su accionista principal y dirigente era Dannie  Heineman, un judío de nacionalidad estadounidense y belga que no pudo ejercer un control efectivo  sobre la compañía desde la guerra civil, primero por haber sido colectivizada y después  porque Franco prohibió la compra de divisas a  sociedades extranjeras. El ministerio de Industria  no permitía subir precios en las tarifas,  ni tampoco llevar a cabo nuevas inversiones.  Entre esto y que la compañía cobraba en pesetas que no paraban de devaluarse y debía  pagar a los acreedores en libras esterlinas, el negocio estaba en una situación complicada. Desde 1945 March fue comprando obligaciones de la Barcelona Traction hasta convertirse en  su mayor acreedor. Tras la constitución de la ONU y la exclusión de España de este organismo  internacional, existía un clima muy contrario a las empresas extranjeras del que March se  aprovechó, presentándose como un patriota  español dispuesto a poner su fortuna contra las  oligarquías financieras internacionales de las que él mismo pertenecía. Por ideología y como  recompensa por su contribución en la guerra, a Franco ya le interesaba que una gran empresa  pasase a estar en manos de un capitalista español. 

El 12 de febrero de 1948 un juez de la  localidad tarraconense de Reus declaró en quiebra La Canadiense, después de que hombres  de March presentasen una demanda para reclamar el pago de las obligaciones. Con eso, los intereses  de los acreedores pasaban a ponerse por delante de los accionistas, y el mayor acreedor era  March. Que el mallorquín untó al juez para que fallara a su favor con una medida tan  desproporcionada ni cotiza, porque muchas otras empresas no eran declaradas en quiebra  por simple falta de disponibilidad de divisas. 

Además, a los pocos días de la sentencia,  sin que los accionistas y directivos de la Barcelona Traction pudieran reaccionar  porque no les notificaron a tiempo, un hombre presentó un recurso de apelación. Este  era un secuaz de March, que hizo este movimiento para evitar que los propietarios de la Barcelona  Traction pudieran presentar su propio recurso.  

Inmediatamente hombres de March tomaron el  control de la Barcelona Traction, y hubo negociaciones en vano con Heineman y protestas  de los gobiernos de Bélgica, Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, aunque finalmente los  británicos actuaron a favor de su antiguo aliado. 

En enero de 1952 se procedió a la subasta  pública de la compañía. Solo pujó Fuerzas Eléctricas de Cataluña, conocida por sus  siglas FECSA, una empresa creada por Juan March expresamente para la ocasión y que contaba  también con la participación de diversos bancos, como el Santander y Pastor. El precio de compra  de las acciones fue de 10 millones de pesetas, cuando su valoración estimada estaba entre  los 1.000 y 3.000 millones de pesetas. Un robo en toda regla revestido de legalidad. Esta es solo una de las muchísimas pruebas que demuestran que la dictadura franquista fue  una cleptocracia, un gobierno donde primaba el enriquecimiento personal de algunos cercanos al  régimen. El magnate judío podría haber presentado una oferta por el mismo valor o superior  para evitar la venta. Se recurrió en vano la sentencia y los accionistas presentaron distintas  demandas en juzgados de España. Pero en la España de Franco no había independencia judicial, y  nadie podía ir contra el gobierno y contra March. 

El gobierno estadounidense, cuando se negoció  normalizar relaciones diplomáticas con la España franquista, presionó sobre esta cuestión  y advirtió de las consecuencias negativas en la imagen de España entre inversores internacionales,  pero Franco dijo que era una cuestión privada y que no podía hacer nada. Al final, Estados Unidos  proporcionó un crédito de cien millones de dólares a España, y así empezó su proceso de reapertura,  sin que afectase negativamente el caso Barcelona Traction a la atracción de inversiones  extranjeras. El caso terminó en el tribunal internacional de La Haya con una resolución  favorable para los March en 1970, cuando ya Juan March y Dannie Heineman habían muerto. En los años 50, ya en su vejez, Juan March Fundación Juan March, o cómo lavar la imagen de un capitalista corruptor con las manos manchadas de sangre quiso crearse la imagen de benefactor. En  consonancia con ser el más rico de España, era el que más aportaba en campañas benéficas  organizadas por la dictadura, como contra la tuberculosis o para viudas y huérfanos de familias  de militares. Con su dinero manchado de sangre y corrupción, March, sobre todo a través de su  esposa, financió algunas obras caritativas y religiosas, como la construcción del  colegio de los franciscanos en Palma. 

Sin embargo, su mayor acción en este sentido  filántropo fue en 1955. El capitalista mallorquín copió el modo de hacer de los ricos anglosajones  y creó la Fundación Juan March para que su nombre se recordara por generaciones, para lavar su  imagen y para pagar menos impuestos. La Fundación Juan March promueve la formación con becas e  intercambios de estudiantes e investigadores, la elevación y difusión de la cultura, así como  la investigación científica. La constituyó con 300 millones de pesetas y 1.200.000 dólares, siendo la  fundación con más recursos de Europa y equiparable a las grandes fundaciones estadounidenses. En  los años siguientes los March fueron ampliando su capital hasta los 1.000 millones de pesetas. La decisión de formar la fundación vino por sugerencia del catalanista Joan Mascaró,  nacido también en Santa Margalida y que fue trabajador de March, pero que, al acompañar  al hijo de este a estudiar en el extranjero, se licenció en lenguas y se convirtió en uno de los mayores especialistas en sánscrito. Este le envió una carta en 1951 sugiriéndole  imitar el ejemplo de otros millonarios en obras sociales o culturales para que su  nombre se perpetuase en la historia. Juan March quería morir sabiendo que la gente le  lloraría y honraría, y hay que decir que lo consiguió. A su muerte fue recordado por  su fundación y hoy en día mucha gente ni siquiera sabe quién fue realmente Juan March.  

Muerte de Juan March Ordinas

Hablando de su muerte, el 25 de febrero de 1962, su chófer conducía un Cadillac para  llevar a March a una reunión por Madrid, pero un vehículo circulaba en dirección contraria  y chocó violentamente con el coche del hombre más rico de España. El millonario de 81 años se llevó  la peor parte y sufrió numerosas fracturas y un shock traumático, aunque permaneció consciente.  El prestigioso médico catalán Josep Trueta se desplazó expresamente desde Londres para  examinarlo, y también se desplazó desde Barcelona el doctor Puigvert, pero era difícil que  sobreviviera con 81 años y varios traumatismos. 

Modificó el testamento para elevar hasta los  2.000 millones de pesetas el capital de la Fundación Juan March. Mostró algunos signos  de mejoría, pero nadie se atrevía a hacer un pronóstico optimista. Su amante Matilde Reig,  familiares, y ministros de Franco lo visitaron,  y un padre lo confesó y administró los sacramentos  el 4 de marzo. Juan March nunca fue religioso,  pero debió pensar que más valía ser pragmático  y asegurarse una plaza en el cielo por si  existía. En sus últimos días las mejorías  desaparecieron y entró en un estado delirante. 

Finalmente, el 10 de marzo de 1962 falleció  Juan March Ordinas. Se oficiaron misas en Madrid y Palma de Mallorca en las que asistieron  todas las grandes personalidades del momento. La Banca March y FECSA suspendieron sus actividades,  y los barcos de la Transmediterránea ondearon las banderas a media asta. Fue enterrado en el panteón  familiar en Palma de Mallorca, junto a su esposa que ya había muerto unos años antes. La noticia  de su muerte llegó a ocupar primeras páginas en diarios de todo el mundo, que tildaban a March del  hombre más misterioso del mundo y el Rockefeller español. Un becario envió esta carta: “No conocí  a don Juan. Pero difícilmente olvidaré su nombre. Sin su ayuda nunca habría pisado la Universidad.  Le ruego acepte esta pequeña nota de condolencia.” 

Así fue Juan March, en pocas palabras ¿Quién fue, por tanto, Juan March Ordinas? Después  de haber estudiado su biografía, describiría al  mallorquín como un capitalista que no tuvo ningún  escrúpulo para conseguir sus objetivos. Siempre que podía buscaba la colaboración voluntaria de otros o inducirlos a ello mediante sobornos, se valió de la corrupción empresarial y política  para hacerse el hombre más rico de España, pero aquellos que no se sometían a su  voluntad se aseguraba que lo pagasen caro.  

No tenía ninguna moral más que el dinero. March era un hombre que tenía como objetivo y obsesión hacerse siempre más y más rico e  influyente, no llegó un momento en que dijo, vale, estoy feliz con la riqueza que he acumulado  y ahora voy a disfrutar. Azaña lo describía en 1932 como un hombre intrépido, inteligente,  y lleno de rabia. Juan March no era el típico mafioso italiano que actuaba de patriarca de un  clan familiar extenso. Era un hombre solitario, con muchos lacayos a sueldo, y que sabía hacerse  imprescindible y moverse en la política para que sus negocios triunfasen. Se rodeaba de  un equipo de técnicos competentes que le fuesen fieles. Era un mafioso a la española. Era un hombre muy individualista y egocéntrico que solo velaba por sus propios intereses. Por  eso tampoco tuvo inconveniente en proporcionar suministros a dos bandos en guerra, porque lo importante era ganar dinero. Cuando le convenía,  se presentaba al público como alguien preocupado por el patriotismo, la religión, o como un mecenas de artes y ciencias, pero eso no eran más que  maneras de justificar sus acciones y lavar su imagen. Juan March Ordinas fue sin duda uno de  los hombres más listos, ambiciosos, amorales  y más importantes de la España del siglo XX. 

Juan March y la legitimidad de las herencias

El testamento de Juan March declaraba heredero único a su hijo mayor Juan March Servera. Este se  quedó en pleno dominio con el 60% de los bienes, y el usufructo del 40% restante para dos  nietos del patriarca familiar. En cambio,  excluyó de la herencia y solo dejó la legítima  que le correspondía a su hijo menor Bartolomé. 

Juan apenas se relacionó con este hijo, que  las malas lenguas decían que ni era hijo suyo, y en cambio fue el mimado de su madre Eleonor y  recibió todos sus bienes en herencia. Bartolomé era un mecenas y coleccionista, un vividor  alejado del espíritu capitalista de su padre. Quizás por eso Juan March lo repudiaba  y no quiso fragmentar el patrimonio familiar. 

Pero esto no es lo importante. Lo importante es  preguntarse qué legitimidad tiene la herencia de Juan March y que hoy los March sigan siendo una  de las familias más ricas de España. La memoria histórica sobre la Segunda República, guerra  civil y dictadura franquista sigue siendo un campo de batalla ideológico muy importante  porque los beneficiarios del franquismo saben que el reconocimiento de la ilegitimidad del  franquismo y de todas sus acciones criminales es solo un primer paso que luego puede derivar en  la exigencia de políticas de reparación económica y devolución del patrimonio robado, como se  hizo en Alemania a las víctimas del nazismo. 

En el caso de los March, no es solo que  se lucrasen en la dictadura franquista, sino que sus chanchullos ya venían de antes.  Hemos visto a lo largo de la serie de episodios sobre Juan March que la riqueza de los March se  formó a base de la corrupción, el contrabando, el tráfico de armas, la especulación  inmobiliaria, las actividades bancarias, los monopolios ilegales, la exportación de  alimentos mientras se provocaba hambre en España, los asesinatos y la financiación de los golpistas  en la guerra civil, aparte de por supuesto las relaciones laborales propias del capitalismo. Desde mi posicionamiento anarquista, la propiedad privada es en sí misma ilegítima,  porque se basa en desigualdades y las reproduce, en términos tanto de poder como de riqueza  material. No es aceptable que la riqueza, que es el resultado de esfuerzos colectivos  acumulados durante siglos, sea monopolizada por unos pocos y que estos vivan del trabajo de otros.  Pero incluso si no cuestionas la legitimidad de la propiedad privada y con ella las herencias,  creo que si tienes un mínimo de moralidad verás que no puede justificarse la concentración y  perpetuación de la riqueza en una familia que cometió tantas actividades ilegales y muchas  de ellas en contra de la mayoría de españoles. 

El sistema de leyes y gobiernos protege a los  grandes ladrones como Juan March, mientras que  cae todo el peso de la ley sobre los que cometen  pequeños hurtos. ¿Cómo se puede defender esta injusticia? ¿Cómo alguien puede decir sin  que se le caiga la cara de vergüenza que no, que Juan March fue un gran empresario y que su  familia está donde está gracias a que era un genio y trabajó más que nadie, y que si eres pobre será  porque eres un vago? ¿Cómo alguien aún puede caer en el discurso meritocrático del capitalismo? Es indecente que no se aplicase la Ley de Memoria Democrática a la Fundación Juan  March, que lleva el nombre del principal, y más indispensable, financiador del golpe y de  los sublevados en la guerra civil. Pero claro, es más fácil atacar a las élites políticas  y militares que ya no están en el poder que a las élites económicas beneficiarias del  franquismo, que siguen perpetuándose hoy en día. 

La abolición del capitalismo y propiedad  privada creo que es la forma más simple de hacer tabula rasa, porque además pueden  haberse cometido todo clase de atropellos en la formación de la riqueza familiar de cada  uno de nosotros, pero ahora te pregunto a ti qué opinas sobre el debate de la legitimidad  de la herencia de Juan March y blanqueamiento de su figura a través de su fundación, y  sobre el debate de las herencias en general.  

Espero tus reflexiones en los comentarios. En cualquier caso, espero que si te has visto la serie completa sobre Juan March Ordinas  hayas aprendido mucho sobre este personaje tan importante de la historia de España y del que se  habla poco para no enfadar a los March, y espero que te lleve a reflexiones más profundas sobre el sistema en que vivimos que recompensa a tipos sin escrúpulos como Juan March. Si es así, por favor  dale a me gusta y compártelo para ayudar en su  difusión, y suscríbete al programa si eres nuevo. Puedes apoyarme en patreon.com/lahistoriaespana a cambio de beneficios exclusivos, también  en YouTube y Spotify con membresías, o con una donación en la página web del programa, donde  también encontrarás los guiones y fuentes de mis  episodios. Muchas gracias por cierto a Juan Carlos  Traversi por haberse hecho miembro del canal. 

Hacer esta serie ha sido gratificante por todo  lo aprendido, pero también me ha recordado porqué ya no hacía series, por el compromiso de  dedicación y tiempo que suponen. Lo próximo de Memorias Hispánicas quizás serán ya entrevistas a historiadores, que tengo muchas ganas de hacer, así que permanece atento por ello y  mantén las notificaciones activadas o sigue el Discord o canal de WhatsApp.  ¡Gracias por escucharme y hasta la próxima!

martes, 31 de diciembre de 2024

Los clientes de planes de pensiones podrán retirar de golpe 64.000 millones desde el miércoles

 Miguel Moreno Mendieta, "Los clientes de planes de pensiones podrán retirar de golpe 64.000 millones desde el miércoles", en Cinco Días, 31 de diciembre de 2024:

Los bancos temen una salida masiva de dinero, pues la normativa permite retirar los fondos aportados antes de enero de 2015 y que suponen más de la mitad del total

Los planes de pensiones afrontan una prueba de fuego a partir del 1 de enero de 2025. Por primera vez desde que se creó la figura hace 38 años, sus dueños podrán retirar de golpe el dinero que tienen acumulado. Tan solo con una condición, que las aportaciones tengan una antigüedad de más de 10 años. Esto se traduce en que, desde el miércoles, estarán totalmente disponibles 64.000 millones de euros para rescatar del plan a la cuenta corriente. Es justo la mitad de todo el patrimonio que hay acumulado en estos vehículos de ahorro para la jubilación.

Este pequeño cambio legal puede ser muy importante para algunas personas. Es el caso de Pilar, una profesora interina que atraviesa una situación económica complicada. “Tengo varias deudas que me hacen llegar muy justa a fin de mes, pero dentro de unos días voy a poder rescatar una buena cantidad de dinero que había metido hace años en un plan de pensiones, y que me permitirá cancelar varios créditos. Para mí va a ser un alivio”, explica.

Fue Mariano Rajoy quien impulsó un real decreto en 2018 que modificó uno de los aspectos esenciales de este tipo de producto financiero, para mejorar su liquidez y hacer más atractivas las aportaciones. La concepción original de los planes de pensiones los configura como una vía de ahorro para acumular recursos que permitan completar la pensión pública: la persona va metiendo dinero poco a poco y, hasta ahora, no podía rescatarlo si no alcanzaba la edad legal de jubilación. Para que este proceso de ahorro fuera llevadero, el importe que se va añadiendo al plan se descuenta de la base imponible del impuesto de la Renta. Si alguien ganaba 35.000 euros al año y aportaba a su plan 3.000 euros, solo paga IRPF por 32.000 euros. A cambio, al llegar a los 65 años y empezar a rescatar el plan de pensiones, ese dinero tributa como una renta del trabajo, igual que un salario. Así que, a fin de cuentas, se trata de un diferimiento fiscal.

Ahora, toda de esta concepción del plan como previsión social complementaria va a cambiar. Cualquier partícipe puede acudir a su banco y reclamar el reembolso de aquellas aportaciones anteriores al 1 de enero de 2015, junto con los rendimientos que estas hubieran generado. De acuerdo con cálculos sectoriales, este importe supera los 64.000 millones de euros, lo que supone un 51% de todo el dinero acumulado en planes.

En puridad, este no es el primer supuesto de liquidez excepcional, pero sí el más extendido —afecta a todos los dueños de planes— y el más diferencial. De hecho, en los últimos años, los sucesivos Gobiernos han permitido retirar el dinero de los planes en caso de situaciones especiales: enfermedad grave, desempleo de larga duración, riesgo de desahucio, enfermos de covid-19 o damnificados por el volcán de La Palma y la dana de Valencia. Estas excepciones han hecho que cada ejercicio salgan entre 150 y 300 millones de euros de los planes. Un flujo pequeño comparado con el gran caudal que podría abrirse ahora con el supuesto especial de los 10 años de antigüedad.

Inquietud sectorial

En los bancos, que controlan mayoritariamente el sector de los planes de pensiones, hay una cierta inquietud porque a partir de enero pudiera registrarse una retirada masiva del dinero depositado en este producto. Durante mucho tiempo, la asociación de las gestoras de fondos de inversión y planes de pensiones (Inverco) ha reclamado que se revisara este supuesto especial de liquidez “porque desvirtúa la figura del plan de pensiones”, pero ha acabado dándose por vencida y defendiendo que el impacto será pequeño. Cuando la medida se aprobó, se pensaba que al tener una ventana fija de liquidez a los 10 años la figura se haría más atractiva, porque el dinero no tendría que estar indisponible durante tanto tiempo. Pero la figura no ha acabado de despegar.

Desde el sector se mira ahora el equivalente a los planes que existe en el País Vasco —las denominadas Entidades de Previsión Social Voluntaria, EPSV— en las que ese supuesto de rescate con 10 años de antigüedad está vigente desde 2016. En este caso, las retiradas por este motivo han sido testimoniales. Sin embargo, en una figura similar de Reino Unido, la incorporación de esta ventana especial de liquidez sí que produjo la salida de mucho patrimonio.

Uno de los frenos que tendrá el rescate total del dinero de planes es el fiscal. El dinero proveniente de la venta de la participación en un plan de pensiones computa como renta del trabajo en el IRPF y se le aplica el tipo marginal. Así, a un empleado con un sueldo de más de 60.000 euros que rescate su plan, tendrá que pagar impuestos con un tipo marginal del 37%, el vigente para su tramo de renta. De este modo, si sacara de golpe 50.000 euros, 18.500 serían para Hacienda. Paula Satrústegui, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, explica que “a no ser que sea estrictamente necesario o fiscalmente eficiente por no tener otras rentas, el dinero aportado a planes de pensiones no debería de ser rescatado antes de la jubilación”. En todo caso, el impacto fiscal de rescatar de golpe el plan de pensiones ocurre igualmente si se espera a la jubilación.

Lo peor de la llegada de este nuevo supuesto de liquidez es que llega en un momento muy difícil para los planes de pensiones. El intento del Gobierno de fomentar los planes empresariales en detrimento de los individuales le llevó a fijar una aportación máxima en los primeros de solo 1.500 euros al año. Eso ha hecho que hayan dejado de entrar mucho dinero a esta figura. De hecho, entre enero de 2021 y septiembre de 2024 han salido 3.100 millones de euros más de los que han entrado. Si el patrimonio total, que ahora asciende a 126.000 millones de euros, ha continuado creciendo es exclusivamente por la revalorización de las inversiones ya realizadas en los planes.


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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Dossier sobre el principio valla de Chesterton

 Dossier sobre el principio valla de Chesterton, valioso en política y en la toma de decisiones de cualquier tipo en cualquier área (en la pedagogía, magisterio o educación española, por ejemplo, no se ha tenido en cuenta). Consta de cinco artículos seleccionados.

I

Alberto Losada Gamst, "La innovación ante la Valla de Chesterton", en AvantIdeas, Inteligencia & Acción:

Innovar es necesario para evolucionar. Pero cuidado con eso de innovar por innovar, o de empezar a cambiar las cosas porque nos parecen anticuadas o no terminamos de entender por qué alguien, en un momento dado, las hizo así.

Hay muchos ejecutivos recién nombrados que deciden hacer algo de impacto en sus primeros días o semanas. ¿Y qué mejor que empezar borrando proyectos e iniciativas del profesional al que sucede? Esto fuera, aquello fuera, el proyecto que estaba casi listo se congela, despedida o trasladada la gente más cercana al de antes, y así. Fuera fuera que aquí llego yo que soy más listo y estoy más al día que nadie.

LA PARADOJA DE LA VALLA DE CHESTERTON

En 1929, en su libro “The Thing: por qué soy católico” el escritor, filósofo y periodista británico G. K. Chesterton  publicó su famosa Paradoja de la Valla.

Y lo hace en estos términos:

"En lo que se refiere a la reforma de las cosas hay un principio que probablemente será calificado como una paradoja. Se da en casos como en las instituciones o en las leyes; imaginemos, por ejemplo y para simplificar, dos paseantes que se encuentran una valla o una puerta en medio de un camino.

De ambos, el  tipo más moderno de reformador se acerca alegre a la valla y dice: «No veo el uso que pueda tener esto; vamos a deshacernos de ella». El tipo más inteligente de reformador hará bien en responder diciendo: «Si no ves su uso, de ninguna manera te dejaré que lo deshagas. Vete de aquí y reflexiona. Luego, cuando vuelvas y me digas que ya has visto el uso que tiene, tal vez te permita que la destruyas».

Qué nos quiere decir esta parábola? Pues que el que tú no entiendas algo no significa que ese algo sea inútil. Lo único que realmente significa es eso: que eres tú quien no sabe, no que aquello que no entiendes carezca de utilidad. Quien tiene que hacer un esfuerzo previo de comprensión eres tú.

A lo mejor, efectivamente, lo que quieres quitar ya está obsoleto y la razón por la que se creó o instauró ya no tiene sentido. Por ejemplo, las reuniones en una empresa son todos los martes a las 11:30 desde hace 15 años. ¿Por qué es así? A lo mejor había un sistema de información totalmente manual y nada automatizado que exigía mucho trabajo humano para ordenar los datos y presentarlos de una forma útil. Hoy, con todos los recursos informáticos y ofimáticos a nuestro alcance, lo más probable es que la disponibilidad sea inmediata y a tiempo real.

LA VALLA DE CHESTERTON PARA EVITAR LAS CONSECUENCIAS INDESEADAS

Sé de una persona que vivía hace muchos años enfrente de un parque que quitaron para poner un aparcamiento subterráneo. Cuando lo terminaron de construir lo taparon con algo de tierra y, durante un fin de semana, lo estuvieron regando día y noche. Pensó que algún operario habría olvidado cerrar el grifo y que menuda tontería mojar una tierra estéril, así que se acercó y ella misma cerró el grifo para evitar que se siguiera malgastando agua.

Pues bien: más tarde supo que ese “riego” era para mejorar el fraguado del hormigón en la cubierta del nuevo aparcamiento y que su acción supuso una alteración en las fechas de apertura del nuevo aparcamiento.

¿Por qué este error? Porque alguien decidió cambiar una situación que no entendía bien… sin molestarse en averiguar por qué era así antes de hacer nada .

En España tenemos el ejemplo real de las consecuencias indeseadas con la llamada “Ley del Sólo Sí es Sí” (Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual). Puesta en marcha para prevenir y perseguir con más contundencia los acosos y delitos sexuales, de momento (septiembre 2023) ha conseguido que más de 1.200 agresores sexuales ya condenados hayan visto reducidas sus penas. El mismo Presidente del Gobierno Pedro Sánchez lo admitía sin rodeos: “ha tenido efectos indeseados. Y me quedo corto."

Moraleja: antes de cambiar algo, entérate de por qué está ahí y estudia bien las consecuencias del cambio que quieres hacer.

II

Binny Sosa D' Meza, "El pensamiento de segundo orden y la valla de G. K. Chesterton", en Acento, 7/06/2023:

Comprender la paradoja de la valla de Chesterton no debe convertirse en una justificación para el castigo, hostigamiento o aislamiento hacia las personas que intentan realizar mejoras continuas en cualquier ámbito del quehacer humano.

En estos tiempos de infantilismo nihilista-posmoderno, donde las convenciones intelectuales, políticas y cotidianas se empeñan en el absoluto de la deconstrucción social e histórica, la disonancia, el negacionismo, el inmediatismo, la sensorialidad y la relativización moral; vivimos en esta obsesión contemporánea, profundizada por los medios de comunicación y las redes sociales, cuyos riesgos y consecuencias para la sociedad actual pueden empeorar situaciones psicosociales, económicas e institucionales de las que G.K. Chesterton en su libro de ensayo The Thing, publicado a principios del siglo XX (1929) ya nos hacía referencia de tales temas en la paradoja de la valla: “En el asunto de reformar las cosas, a diferencia de deformarlas, hay un principio claro y simple; un principio que probablemente puede llamarse una paradoja. Existe en tal caso una cierta institución o ley; digamos en aras de la simplicidad, una valla o puerta erigida a través de un camino. El tipo más moderno de reformador se acerca alegremente a él y dice: "No veo el uso de esto; eliminémoslo". A lo que el tipo más inteligente de reformador hará bien en responder: "Si no ves el uso de eso, ciertamente no dejaré que lo elimines. Vete y piensa. Entonces, cuando puedas volver y decirme que tú ves el uso de esto, puedo permitirte destruirlo. Esta paradoja se basa en el sentido común más elemental. La puerta o cerca no creció allí. No fue montado por sonámbulos que lo construyeron en su sueño. Es muy improbable que se haya puesto allí por lunáticos fugados que por alguna razón andaban sueltos en la calle. Alguna persona tenía alguna razón para pensar que sería una buena cosa para alguien. Y hasta que sepamos cuál fue la razón, realmente no podemos juzgar si la razón era razonable".

Uno de los aspectos más importantes en la toma de decisiones no se circunscribe a gestionar el riesgo, criticar o anular lo que se considera el establishment o status quo; también es importante comprender la lógica de un comportamiento determinado y cuáles son las razones subyacentes en torno a las decisiones que previamente se han tomado, cuál es el origen de determinados acontecimientos y las consecuencias de las consecuencias de esas decisiones.

Comprender la paradoja de la valla de Chesterton no debe convertirse en una justificación para el castigo, hostigamiento o aislamiento hacia las personas que intentan realizar mejoras continuas en cualquier ámbito del quehacer humano; más bien es una alerta para que repensemos y gestionemos el pensamiento de segundo orden, antes de intervenir en cualquier sistema o proceso. Nos prepara para reconsiderar y evaluar las decisiones que otros tomaron antes que nosotros.

Cuando necesitamos intervenir las organizaciones, sistemas, procesos o políticas públicas debemos usar el pensamiento de segundo orden y evaluar las consecuencias a largo plazo de las decisiones que se llevarán a cabo. Aunque, más complejo y profundo el pensamiento de segundo orden nos permitirá analizar las hipotéticas consecuencias de las consecuencias de alguna situación personal u organizacional; permitiéndonos reflexionar y comprender mejor la realidad, resolver conflictos y problemas, tomar decisiones efectivas y generar nuevas ideas. A pesar de su utilidad, es un proceso cognitivo al parecer muy escaso en esta época.

Sin embargo, no podemos menospreciar lo actual y vigente de esta paradoja; muy útil en nuestros días, ya que nos explica la manera en que actúa el pensamiento de segundo orden, y cómo consciente o inconscientemente podemos destruir lo bueno en aras de eliminar lo malo, o de anteponer una razón simplista a través del pensamiento superfluo para solucionar un problema determinado. Veamos un ejemplo: considere un país que, queriendo promover un cambio hacia un régimen democrático en otro país, financia y proporciona armas a un grupo de “rebeldes moderados”, y resulta que esos rebeldes moderados se vuelven poderosos y luego instauran un gobierno de dictadura totalitaria e intentan desestabilizar durante décadas al país que financió al grupo de “rebeldes moderados”.

Para Chesterton, este tipo de perogrullada es propia de “un loco que debe regar cuidadosamente su jardín con una regadera, mientras sostiene un paraguas para protegerse de la lluvia”.

A lo largo de la historia de la humanidad, ha sido una acción repetitiva que políticos e intelectuales converjan en el hecho de no visualizar los efectos e impactos de sus tomas de decisiones, muchas veces con consecuencias negativas a corto, mediano y largo plazo; afectando los cimientos de instituciones históricas, educativas y científicas; incluyendo la desestabilización del tejido económico y social, normas éticas y morales, culturas y tradiciones; con la intención de modificar la sociedad en nombre del desatino, la anarquía universal, el fanatismo y la egolatría.

III

 Dr. Horacio Castellini, "Principio de la Valla de Chesterton" en Big Data and Data Science, 29 mayo 2023:

Los intelectuales contemporáneos están obsesionados con la "deconstrucción". Su mayor pasatiempo es criticar y abolir cualquier cosa que consideren "status quo". Pasan mucho menos tiempo haciendo lo que se supone que deben hacer los intelectuales; que es tratar de entender por qué las cosas son como son y qué consecuencias puede traer a la sociedad cualquier cambio repentino en el orden actual de las cosas.

Pero un componente central para la buena toma de decisiones es comprender la lógica detrás de las decisiones anteriores. Si no entendemos cómo llegamos "aquí", corremos el riesgo de empeorar las cosas. Cuando buscamos intervenir en cualquier sistema creado por alguien, no es suficiente ver sus decisiones y elecciones simplemente como las consecuencias del pensamiento de primer orden porque, sin darnos cuenta, podemos crear problemas graves. Antes de cambiar algo, deberíamos preguntarnos si estaban usando un pensamiento de segundo orden. Sus razones para tomar ciertas decisiones pueden ser más complejas de lo que parecen al principio. Es mejor asumir que sabían cosas que nosotros no sabemos o que tenían experiencias que no podemos entender, por lo que no buscamos soluciones rápidas y terminamos empeorando las cosas.

El pensamiento de segundo orden es la práctica de no solo considerar las consecuencias de nuestras decisiones, sino también las consecuencias de esas consecuencias. Todo el mundo puede gestionar el pensamiento de primer orden, que consiste simplemente en considerar el resultado inmediato previsto de una acción. Es simple y rápido, por lo general requiere poco esfuerzo. En comparación, el pensamiento de segundo orden es más complejo y requiere más tiempo. El hecho de que sea difícil e inusual es lo que hace que la capacidad de hacerlo sea una ventaja tan poderosa. Para entender exactamente por qué este es el caso, consideremos la Valla de Chesterton, descrita por G. K. Chesterton en su libro de 1929 "The Thing: por qué soy católico": Existe en tal caso cierta institución o ley; digamos, en aras de la sencillez, una valla o puerta erigida a través de un camino. El tipo más moderno de reformador se acerca alegremente y dice: “No veo el uso de esto". A lo que el tipo de reformador más inteligente hará bien en responder: “Si no ves el uso de esto, ciertamente no dejaré que lo elimines. Piensa. Entonces, cuando puedas volver y decirme que ves el uso de eso, puedo permitirte destruirlo".

Chesterton continuó explicando por qué este principio es cierto, escribiendo que las cercas no crecen del suelo, ni las personas las construyen mientras duermen o durante un ataque de locura. Explicó que las cercas las construyen personas que las planearon cuidadosamente y “tenían alguna razón para pensar que [la valla] sería algo bueno para alguien”. Hasta que establezcamos esa razón, no tenemos nada que hacer con un hacha. La razón puede no ser buena o relevante; solo tenemos que ser conscientes de cuál es la razón. De lo contrario, podemos terminar con consecuencias no deseadas: efectos de segundo y tercer orden que no queremos, extendiéndose como ondas en un estanque y causando daños durante años.

Chesterton también aludió a la creencia demasiado común de que las generaciones anteriores eran tontos torpes, tropezando, construyendo vallas donde les apetecía. Si no respetamos su juicio y no tratamos de entenderlo, corremos el riesgo de crear nuevos problemas inesperados. En general, la gente no hace las cosas sin motivo y pierden el tiempo y recursos en vallas inútiles. No entender algo no significa que deba ser inútil. La Valla de Chesterton no es una amonestación para cualquiera que intente hacer mejoras; es un llamado a tomar conciencia del pensamiento de segundo orden antes de intervenir. Nos recuerda que no siempre sabemos mejor que quienes tomaron decisiones antes que nosotros, y no podemos ver todos los matices de una situación hasta que nos familiarizamos con ella. A menos que sepamos por qué alguien tomó una decisión, no podemos cambiarla con seguridad ni concluir que se equivocó.

Pero a muchos intelectuales de hoy les importan poco los efectos de la destrucción de las instituciones sociales históricas, normas y tradiciones en su intento de remodelar la sociedad de acuerdo con sus ideales, en su intento de rehacer al hombre a su propia imagen. Si, el cambio es importante pero la estabilidad es crucial. Es primordial no echar a perder lo bueno en el intento de deshacernos de lo malo y para ello es importante seguir el principio de la Valla de Chesterton.

IV

"La cerca de Chesterton, el principio que te obliga a pensar dos veces antes de hacer cambios", en BBC News Mundo, 1 enero 2024:

¡No destruyas lo que no entiendes!

Eso es, en resumen, lo que aconseja una simple regla general llamada la cerca de Chesterton, que sugiere que nunca se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición si no se comprende porqué se creó en primer lugar.

Es, de cierta manera, un llamado a la humildad al criticar y querer reformar desde políticas o instituciones, hasta costumbres familiares, protocolos laborales o líneas de código en programas informáticos.

Señala que sin comprender bien qué está pasando, las consecuencias de una acción apresurada podrían terminar siendo mucho peores que las de lo que se pretende reparar.

Aquello de la cerca quizás suene extraño, pero se llama así por la manera en la que ilustró la idea quien la hizo famosa: el escritor y filósofo inglés Gilbert Keith Chesterton (1874–1936).

Chesterton era un "obeso gigante", como lo describió Jorge Luis Borges en el prólogo de "El ojo de Apolo" de "La Biblioteca de Babel".

El escritor argentino afirmó que era "un hombre bondadoso y afable" que "pudo haber sido Kafka o Poe pero valerosamente optó por la felicidad o fingió haberla hallado".

Calificó de encantadores y penetrantes los escritos críticos de Chesterton, y contó que sus primeras novelas aunaban "lo místico a lo fantástico".

Pero las obras que más hicieron mella fueron unos 50 cuentos cortos sobre un detective que era un sacerdote aparentemente ingenuo pero psicológicamente agudo llamado Padre Brown.

"La literatura es una de las formas de la felicidad; quizá ningún escritor me haya deparado tantas horas felices como Chesterton", escribió Borges.

Cuando no estaba escribiendo o, más tarde, dando charlas por la BBC, le encantaba debatir, y a menudo participaba en disputas públicas amistosas con intelectuales como George Bernard Shaw, H. G. Wells o Bertrand Russell.

O bromeaba con ellos.

En una ocasión le dijo a Shaw: "Al verte, cualquiera pensaría que una hambruna asoló Inglaterra", a lo que Shaw respondió: "Al verte, cualquiera pensaría que tú causaste la hambruna".

Pero algo que se tomaba muy en serio era la religión.

"De la fe anglicana pasó a la católica, que, según él, está basada en el sentido común", contó Borges.

"Arguyó que la rareza de esa fe se ajusta a la rareza del universo, como la extraña forma de una llave se ajusta exactamente a la extraña forma de la cerradura".

Precisa y curiosamente fue de un libro titulado "El asunto: por qué soy católico" (1929) en el que habló de esa cerca que lleva su nombre.

Reformar sin deformar

Declaró que "en materia de reformar cosas, a diferencia de deformarlas, hay un principio claro y simple".

Sugirió imaginar "en aras de la simplicidad, una cerca o puerta erigida a través de un camino".

"El tipo más moderno de reformador se acerca alegremente y dice: 'No veo la utilidad de esto; tumbémosla'.

"A lo que el tipo más inteligente de reformador haría bien en responder: 'Si no le ves la utilidad, ciertamente no dejaré que lo elimines. Vete y piensa. Luego, cuando puedas regresar y decirme que ves su utilidad, puedo permitirte que lo destruyas'.

La idea es que sólo cuando sabes cuál era el propósito de algo, puedes decidir si aún es necesario, si se debe modificar o sencillamente omitir.

Según Chesterton, ese principio se basa en el sentido común más elemental.

"La cerca no creció allí. No fue creada por sonámbulos que la construyeron mientras dormían.

"Alguna persona tuvo alguna razón para pensar que sería algo bueno para alguien. Y hasta que sepamos cuál fue el motivo, realmente no podremos juzgar si fue razonable".

Y advirtió que, de no asegurarnos, "es muy probable que pasemos por alto algún aspecto completo de la cuestión".

La cerca, por ejemplo, así estuviera en mal estado y fuera pequeña, quizás separaba a las vacas de las ovejas, imaginó el filósofo Jonny Thomson en Big Think.

Las ovejas, al comer, arrancan el pasto casi de raíz, mientras que las vacas necesitan pasto alto para comer con sus lenguas prensiles. Poco después de retirar la cerca, las vacas estarían desnutridas y hambrientas.

De refrescos a gorriones

Ahora, a pesar de que Chesterton abogaba por examinar así las decisiones que implicaban cambio pues tendía a ser conservador, el principio sigue haciendo eco en varios campos, desde el personal al político.

Al intentar cambiar malos hábitos, por ejemplo, a menudo fracasamos al no tener en cuenta que no aparecen de la nada: generalmente evolucionan para saciar una necesidad insatisfecha.

Si no se tiene en cuenta ese aspecto, aunque se logre eliminar un hábito, quizás sea reemplazado por otro más nocivo.

A nivel empresarial, en un post considerado clásico, el emprendedor en serie Steve Blank dio un ejemplo que ha visto en las startups cuando crecen y contratan a directores financieros.

Estos, tratando de reducir costos -y de lucirse-, a menudo deciden acabar con detalles de la empresa para los empleados, como los refrescos y pasabocas gratis, pues les parece un gasto inútil.

Según la experiencia de Blank, el resultado es siempre el mismo: a los empleados que ayudaron a la empresa a crecer, aunque se puedan dar el lujo de pagar por sus refrescos, les parece una señal de cambio de cultura de la empresa.

Y eso puede llevar a las personas más talentosas a abandonarla porque, de repente, todo se siente muy coorporativo, ya no es como antes.

Como estos, muchos ejemplos, incluido uno tremendamente trágico: el exterminio de gorriones en China, parte de la Campaña de las cuatro plagas del proyecto Gran Salto Adelante (1958 a 1962) de Mao Zedong.

Se sospechaba que los gorriones robaban granos de los campos así que millones de chinos hicieron todo lo posible para eliminarlos, con éxito: la población de gorriones llegó al borde de la extinción.

La de langostas, en cambio, sin gorriones que la controlara, se disparó y se convirtió en uno de los detonantes de la Gran Hambruna China, uno de los mayores desastres provocados por el hombre en la historia.

Visto así, la cerca de Chesterton parece un mecanismo para evitar la ley de las consecuencias no deseadas. El principio invoca el excesivo entusiasmo de los reformadores y busca frenarlo. Pero puede aprovecharse para lo contrario.

Las reformas, grandes y pequeñas, de por sí siempre suelen tener una fuerza trabajando en su contra: la resistencia al cambio.

Una organización, por ejemplo, puede fácilmente convertirse en un aparato innecesariamente complejo que ya no es adecuado para su propósito. Pero cuanto más sobreviva, menos probable será que sea reformada o abolida.

En esos casos, conviene comportarse como ese "reformador inteligente", y así contar con argumentos firmes para demostrar exactamente por qué se ha vuelto inútil.

Pero a veces, por más que quieras, no te puedes dar el lujo de examinar cada decisión. Entonces, quizás vale más la pena invocar a Alejandro Magno que a Chesterton.

Según la leyenda, cuando Alejandro conquistó Frigia lo retaron a que desatara el nudo gordiano, tan complicado que un oráculo había declarado que quien pudiera deshacerlo estaba destinado a gobernar toda Asia.

Alejandro lo intentó un rato hasta que se hartó. Declaró que no importaba cómo se lograba, sacó su espada y lo cortó de un solo golpe. Lo importante es saber si estás ante una cerca o un nudo. Pero a veces sí, a veces no. Hay ciertas estrategias que pueden usarse como guías.

Quienes trabajan en informática, a lo Alejandro Magno, a veces usan lo que llaman la Prueba del Grito, que aplican a productos, servicios o capacidades que están activos pero nadie usa.

Es sencilla: retíralo y espera a ver si alguien grita. Si sucede, reinstalalo.

Es un caso que se podría encajar en las decisiones de tipo 2 descritas por el fundador de Amazon, Jeff Bezos, en una carta a los accionistas que muchos usan como referencia para discernir entre las opciones cerca o nudo. Sólo que él habló de puertas.

Una es de un sólo sentido: una vez la cruzas, se cierra a tus espaldas para no abrirse más. Otra es de dos sentidos: puedes entrar y salir por ella.

"Algunas decisiones tienen consecuencias y son irreversibles o casi irreversibles (puertas de un solo sentido) y estas decisiones deben tomarse de manera metódica, cuidadosa y lenta, con gran deliberación y consulta. "Si pasas por allí y no te gusta lo que ves al otro lado, no podrás volver a donde estabas antes. Podemos llamar a estas decisiones Tipo 1. "Pero la mayoría de las decisiones no son así: son cambiables, reversibles, son puertas de doble sentido. "Si has tomado una decisión subóptima, no tienes que vivir con las consecuencias por tanto tiempo. Puedes volver a abrir la puerta y volver a cruzar. "Las decisiones de tipo 2 pueden y deben ser tomadas rápidamente por individuos o grupos pequeños con buen juicio".

¿Es la reforma que vas a hacer o la solución que le vas a dar a un problema fácilmente reversible?

Entonces podrías hacer cambios rápidamente con información imperfecta y ver qué pasa.

Si es irreversible, conviene recopilar información, aunque el proceso se ralentice y conlleve un costo.

Chesterton habría estado de acuerdo.

V

 Marco Chavarría, "La valla con la que Chesterton te hará pensar dos veces antes de hacer un cambio", La Razón, 2 de enero de 2024:

El filósofo inglés defendió la necesidad de entender el propósito de una tradición o costumbre antes de adaptarla o abolirla

La regla de la valla del escritor y filósofo británico Gilbert Keith Chesterton plantea una premisa simple: nunca hay que alterar, destruir o modificar una tradición, regla o estructura sin entender el propósito original con el que apareció.

Se trata de una premisa que reivindica la necesidad de tener presente la humildad cuando se cuestiona o plantea la reforma de políticas hasta costumbres familiares, legislaciones o hábitos de la vida diaria del hombre.

Según esta regla, sin que uno comprenda plenamente todas las implicaciones de un acto tradicional, las consecuencias de su modificación o abolición precipitada podrían acabar siendo peores que el supuesto problema que se intenta resolver.

El propio concepto filosófico toma su nombre del intelectual inglés G. K. Chesterton (1874 -1936), quien popularizó esta idea como parte de su sistema filosófico. Se le llegó a llamar cariñosamente el "gigante obeso" y fue descrito por otros autores, como Jorge Luis Borges, como un hombre de carácter afable y bondadoso.

De hecho, el poeta argentino alabó la capacidad crítica que reflejaba Chesterton en sus escritos, particularmente en unas novelas que, consideró, combinaban lo místico y lo fantástico. De entre toda la biblioteca, destacó especialmente la cincuentena de cuentos que dejó escritos sobre un detective sacerdote llamado Padre Brown.

Chesterton era un ferviente creyente que transicionó de la fe anglicana a la católica, algo que siempre defendió como acto de sentido común y que, según él, encajaba perfectamente en la rareza que entraña el universo.

Chesterton defendía lo imprescindible de comprender el propósito detrás de cualquier proyecto de cambio y del elemento a cambiar, antes de llevarlo a cabo y siguiendo el raciocinio más elemental.

Una premisa conservadora, que influye en distintos ámbitos de la realidad, desde el más personal del individuo hasta el político del común de la sociedad. El intelectual, últimamente reivindicado por la derecha como nunca antes, señala que al intentar cambiar hábitos es crucial entender su origen, ya que a menudo evolucionan para satisfacer necesidades específicas.

El principio destaca la importancia de examinar detenidamente decisiones o cambios irreversibles, diferenciándolos de aquellos que no lo son y pueden ser tomados con mayor celeridad teniendo en cuenta una información limitada.

La regla de Chesterton sirve como una estrategia para evitar consecuencias no deseadas al realizar reformas, más en la propia vida, recordando la importancia de entender si una situación requiere un cambio definitivo o uno que puede ser reversible