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miércoles, 3 de diciembre de 2025

Novedad: uso del mapa de los neutrófilos contra el cáncer

 SISTEMA INMUNE. El mapa de los neutrófilos: crean una herramienta para combatir el cáncer o las infecciones con las células inmunes más abundantes, en El País, por Daniel Mediavilla, 3 DIC 2025:

Un equipo internacional de científicos liderado por españoles revela los siete estados de la infantería inmunológica.

El sistema inmunitario nos mantiene vivos, pero sigue envuelto en misterio. Se estima que son 1,8 billones de células distribuidas por el organismo dedicadas a defendernos de las infecciones o a destruir células desquiciadas para evitar el cáncer. Las más abundantes de todas y las primeras en responder cuando aparece un problema son los neutrófilos, que salen de los huesos como una tropa de intervención rápida y viajan por la sangre allá donde las necesitan. Hacen su trabajo, ponen trampas a los microbios o los engullen, y mueren en pocas horas. Aunque se conoce su existencia desde hace más de un siglo, se ignora mucho sobre cómo funcionan, y no se sabe por qué pueden salvarnos, pero también condenarnos. En infecciones como la de la covid, son la causa de las respuestas inmunes excesivas que a veces hacen mortal la enfermedad.

La modulación del sistema inmune ha hecho posibles algunas de las terapias más eficaces contra el cáncer y se sabe que la inflamación crónica, la que se produce cuando la respuesta ante una amenaza no se apaga cuando esta desaparece, está detrás de muchas enfermedades cardiacas o el alzhéimer. Sin embargo, la complejidad de la respuesta inmune y su relación a veces ambigua con el daño y la cura hacen difícil su control para utilizarlo en medicina.

Hoy, un equipo internacional de científicos liderado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), la Universidad de Yale, en EE. UU., y la Universidad de Westlake, en China, publica en la revista Nature un mapa que trata de hacer comprensible la complejidad de los neutrófilos. Después de analizar cientos de miles de neutrófilos de ratón, han cambiado nuestra forma de entender estas células, y han desarrollado NeuMap, el primer mapa que describe cómo se organizan los neutrófilos en los distintos tejidos, etapas de la vida y enfermedades.

“Son células muy básicas, pero que hacen cosas muy diversas”, cuenta Iván Ballesteros, profesor de la UC3M y autor principal del estudio. “Cuando comenzamos el proyecto, no sabíamos que íbamos a encontrar y estudiamos neutrófilos en distintas situaciones, en embarazo, en cáncer, en enfermedad pulmonar… cuando los pusimos juntos y generamos este mapa, vimos que no son tan distintos, y solo tienen siete estados”.

Según explica Ballesteros, aunque cada neutrófilo solo vive unas horas, juntos mantienen una arquitectura estable durante toda la vida. También han visto que hay comportamientos convergentes, que en unas circunstancias favorecen la vida y en otras la ponen en peligro. “Los neutrófilos de la placenta se parecen a los protumorales, porque en ambos casos favorecen el crecimiento de vasos sanguíneos”, señala el investigador.

En los siete estados de los neutrófilos, hay fases en las que este ejército de células inmunes se entrenan, otras en las que circulan por la sangre, silenciosas, a espera de una orden de ataque, y otras en las que se activan contra virus o capturan trozos de patógenos para presentarles a los linfocitos T y que los destruyan. También hay algunos neutrófilos que apaciguan la respuesta inmune, impidiendo que produzca daños, pero, en otro estado, la supresión de la respuesta inmune facilita que el cáncer progrese y crea nuevos vasos sanguíneos que lo alimentan.

El conocimiento de que los neutrófilos pueden adoptar justo siete estados también facilita las posibilidades de actuar sobre ellos. Estas células no siempre permanecen en un estado, sino que van cambiando dependiendo de las circunstancias, algo que plantea la posibilidad de manipular esos cambios con objetivos médicos, como bloquear el comportamiento que favorece el crecimiento de tumores.

Andrés Hidalgo, investigador de Yale y del CNIC y coautor del estudio, apunta a dos aplicaciones del conocimiento que están obteniendo con NeuMap. “Como los neutrófilos son tan plásticos, y si tienes una infección tienes un tipo y si tienes un tumor, otro, podemos saber bien qué le está pasando a un individuo, qué tipo de cáncer tiene y en qué fase de desarrollo, o qué tipo de infección y si tiene riesgo de sufrir sepsis, así que pensamos que puede ser útil para obtener diagnósticos precisos”, indica.

En segundo lugar, quieren emplear el conocimiento sobre los neutrófilos para orientar su actividad hacia lo que convenga en cada momento. “No puedes eliminar los neutrófilos, porque están haciendo tareas necesarias, como eliminar virus o bacterias, pero se puede intentar reprogramar ese ejército con programas genéticos muy específicos. Así, podríamos orientar a las células para que hagan lo que nosotros queremos: favorecer la revascularización si necesitamos que se reparen algunos tejidos, como pasa en personas con diabetes, que tienen problemas para cicatrizar, o que vayan al cerebro si está inflamado y tengan una actividad inmunosupresora”, explica Hidalgo.

Para conseguir ese objetivo, señala el investigador, van a utilizar un conocimiento que han adquirido en su estudio de los neutrófilos. “Se organizan como una colonia de insectos. La estructura tiene la célula madre, que es como la reina, que después va produciendo una descendencia que se especializa”, dice el investigador. “Un neutrófilo individual sería como una hormiguita, no es muy útil reprogramarla, es mejor ir a la abeja reina, a esa célula madre que tiene el potencial de producir al resto de células en la médula ósea, y ahí es donde introducir esos programas genéticos para que el ejército de neutrófilos haga lo que buscamos”, concluye.

En enfermedades como el cáncer, se sabe que, cuando en un modelo de ratón hay respuesta a la quimioterapia, los neutrófilos adquieren una forma específica, que activa la respuesta contra las células de cáncer, y cuando el tumor crece, otra, que forma vasos sanguíneos que facilitan la proliferación del cáncer. “Lo que intentamos hacer es impedir que los neutrófilos adquieran el fenotipo que construye vasos y vayan hacia el estado que destruye el tumor”, afirma Ballesteros. “Creemos que es algo posible porque el sistema es muy plástico”, añade.

Hace más de un siglo que se empezaron a conocer los neutrófilos, pero progresos tecnológicos como la secuenciación masiva de células individuales ha comenzado a desvelar su verdadera identidad. El nuevo mapa de estas células no es solo un recurso para comprender mejor al sistema inmunitario, sino una herramienta que puede transformar la medicina.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

El biotecnólogo David Liu halla un mismo método para desactivar un tercio de todas las enfermedades genéticas

 Dossier

I

 Nace PERT, una medicina experimental multiusos que promete arreglar la causa de cientos de enfermedades genéticas, en El País, por Manuel Ansede, 19 NOV 2025: 

Uno de los mejores científicos del mundo, David Liu, propone una estrategia revolucionaria para revertir con un tratamiento similar el 30% de las patologías raras

Las curaciones milagrosas de enfermedades genéticas, logradas gracias a la modificación minuciosa del ADN de cada paciente y celebradas con razón a bombo y platillo, son solo excepciones en una tragedia. Hay más de 7.000 enfermedades raras identificadas, pero apenas existen tratamientos para el 5%, pese a que afectan a más de 300 millones de personas. Uno de los mejores científicos vivos, el químico estadounidense David Liu, anuncia este miércoles una idea revolucionaria: una medicina experimental multiusos que promete arreglar la causa de decenas, o incluso cientos, de enfermedades genéticas diferentes. Un único tratamiento, multitud de problemas distintos resueltos en miles de pacientes, esa es la estrategia. Su nombre es PERT.

Actualmente se necesitan años y millones de euros para desarrollar un solo tratamiento de edición genética para una mutación específica de una o pocas personas. Liu, del Instituto Broad (Cambridge, EE UU), argumenta que, a menudo, el cuello de botella no son los avances científicos, que ya existen, sino las exigencias de las autoridades, los precios de fabricación y el reto de comercializar fármacos que solo sirven para un puñado de pacientes. Las empresas de edición genética, alerta, “tienen que tomar la desgarradora decisión de qué objetivos perseguir, que es lo mismo que decidir qué pacientes se van a quedar atrás”. Tras años de devanarse los sesos, Liu propone una solución: “La edición genética agnóstica respecto a la enfermedad”.

El ADN es como un libro de recetas para producir proteínas, las máquinas moleculares que se ocupan de las principales tareas dentro de un ser vivo. Cada célula lee esas instrucciones genéticas para saber qué ingredientes tiene que añadir, hasta que llega a un mensaje final que indica que la receta ha terminado y la proteína está completa. Las erratas en el ADN, sin embargo, pueden arruinar el proceso. Un tercio de las enfermedades genéticas están provocadas por las denominadas mutaciones sin sentido, que detienen la fabricación antes de tiempo y provocan proteínas truncadas y nocivas.

El equipo de David Liu no propone corregir estas mutaciones una por una, como hasta ahora, sino hacer sofisticadas modificaciones genéticas para que cada célula produzca una molécula que consigue que la receta se lea correctamente hasta el final, independientemente de la proteína implicada. Los investigadores han hecho un primer intento con éxito en cuatro enfermedades congénitas aparentemente muy diferentes: la de Tay-Sachs, un trastorno neurodegenerativo que hace que los niños mueran antes de cumplir cuatro años; la de Batten, también letal y asociada a un deterioro progresivo de las capacidades; la de Niemann-Pick, causante de la acumulación de grasas en el cerebro; y el síndrome de Hurler, que provoca una cascada de complicaciones respiratorias y cardíacas antes de que llegue la adolescencia.

Gracias a un mismo tratamiento PERT, Liu y sus colegas han conseguido revertir estas enfermedades en células humanas en el laboratorio y, en el caso del síndrome de Hurler, también en ratones. Es solo una prueba de concepto, pero revolucionaria. “Queda mucho trabajo por delante para hacer realidad el potencial a largo plazo de PERT para beneficiar a los pacientes”, explica Liu a EL PAÍS. Sus resultados se publican este miércoles en la revista Nature, referente de la mejor ciencia mundial.

La palabra pert en inglés significa atrevido, descarado, un adjetivo que encajaría con la audacia del proyecto, pero Liu aclara que, en su caso, PERT es solo el acrónimo de “prime editing-mediated readthrough of premature termination codons”. El nombre se podría traducir como lectura continua mediada por editores de calidad de codones de terminación prematuros, siendo los codones de terminación esas secuencias del ADN que marcan el final de la producción de una proteína.

David Liu, californiano de 52 años, recibió en abril el Premio Breakthrough de Ciencias de la Vida, dotado con tres millones de dólares y considerado una antesala del Nobel. Hay pocas dudas de que acabará ganando el galardón sueco. En 2012, la bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier y la química estadounidense Jennifer Doudna se percataron de que unas tijeras microbianas se podían emplear para modificar el ADN humano y acabaron ganando el Nobel de Química. Aquella técnica ―bautizada CRISPR por el microbiólogo español que descubrió el fenómeno en las bacterias, Francis Mojica― era muy útil para dar un tijeretazo dirigido e inactivar un gen, pero quedó obsoleta rápidamente. En 2016, el equipo de David Liu inventó los editores de bases, derivados de los CRISPR iniciales, pero más precisos, comparables con un lápiz con goma de borrar, capaz de eliminar una sola letra del ADN y sustituirla por otra. En 2019, Liu anunció una nueva herramienta: la edición de calidad. “Es como un procesador de texto: puedes buscar una secuencia específica [en el ADN] y sustituirla entera por otra secuencia que tú quieras”, en sus propias palabras.

El biotecnólogo Lluís Montoliu no escatima elogios. “Esto va más allá de anunciar una nueva terapia génica. Sobre el papel, supuestamente, entre un 20% y un 30% de todas las mutaciones ahora podrían ser tratables, lo cual es para hacerle la ola a David Liu. Este señor es infinito en la cantidad de avances que es capaz de generar junto a su equipo en tan poco tiempo”, aplaude Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. El 24% de las 200.000 mutaciones causantes de enfermedades son precisamente mutaciones sin sentido, como las ahora tratadas con éxito con PERT en el laboratorio.

Las instrucciones escritas en el ADN se transcriben en otro lenguaje genético, el ARN mensajero, que a su vez se traduce en proteínas gracias a otra pequeña molécula: el ARN de transferencia. El equipo de Liu ha utilizado su técnica de edición de calidad para diseñar un nuevo ARN de transferencia e instalarlo permanentemente en el genoma de las células. “De alguna manera estamos cambiando la gramática de la traducción de proteínas, para que cuando lleguen esos stops prematuros no sean el punto final de la frase, sino que siga la producción”, celebra Montoliu, vicepresidente de la Asociación para la Investigación Responsable e Innovación en Edición Genética.

“Es una idea brillantísima”, recalca el biotecnólogo español, que destaca el cambio de estrategia. “El problema de la terapia génica actual es que es una terapia de lujo, para muy pocas personas, extraordinariamente personalizada”, expone. “A pesar de que se nos llena la boca y aplaudimos cada vez que ocurre una nueva terapia génica, lo cierto es que si sumas todos los pacientes que han podido ser tratados son unas pocas decenas, estamos muy lejos de llegar a todos los pacientes de enfermedades raras. Se necesitan ideas distintas. Se necesitan estrategias innovadoras. Y esto es lo que nos presenta David Liu”, proclama Montoliu.

El biólogo Xurde Menéndez Caravia utiliza el editor de bases de David Liu para corregir mutaciones puntuales en el gen LMNA, asociadas a enfermedades del corazón. El investigador coincide en el adjetivo al describir la “brillantísima” nueva estrategia. “Es un estudio titánico, con una cantidad de trabajo cósmica. No es una técnica dirigida a corregir una mutación, ni siquiera a corregir una enfermedad concreta, sino potencialmente todas las enfermedades, o al menos varias, que estén causadas por los codones de parada”, reflexiona Menéndez Caravia, del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, en Santander.

“Habrá que ver los efectos que tiene a largo plazo, pero, en líneas generales, abre una dimensión nueva en el campo de la edición génica, porque trata las enfermedades de manera agnóstica. Da igual la enfermedad que sea, lo que queremos es traspasar ese codón de parada prematuro, y este artículo lo hace brillantemente”, zanja Menéndez Caravia.

II

David Liu, químico: “Podemos corregir la inmensa mayoría de los errores en el ADN que causan las enfermedades genéticas”, en El País, por Manuel Ansede, 28 MAR 2023:

El científico ha inventado una revolucionaria herramienta para modificar el genoma que ya ha salvado la vida de una niña con un cáncer muy agresivo

La revista de la Universidad de Harvard publicó hace casi un par de décadas que a uno de sus profesores, el químico David Liu, le habían prohibido la entrada en unos casinos de Las Vegas cuando tenía 29 años, tras ganar demasiado dinero jugando al blackjack. Preguntado sobre si es una leyenda urbana, Liu sonríe. “Es parcialmente cierto. En realidad tenía 21 años y no fue solamente una noche”, responde entre carcajadas. El químico fue un joven prodigio. Con 26 años era profesor en Harvard. Con 31 ya era catedrático. Como diversión, utilizaba las matemáticas mentalmente para tener ventaja en el blackjack, un juego de naipes en el que gana quien suma 21 puntos. Con 43 años, en 2016, su equipo inventó los editores de bases, una herramienta para modificar el ADN con precisión que está revolucionando la medicina. Hace tres meses, un hospital de Londres anunció que había utilizado los editores de bases para salvar la vida de Alyssa, una niña de 13 años con una leucemia muy agresiva.

“Su cáncer está en remisión completa”, celebra Liu. El manual de funcionamiento de un ser humano, presente en cada célula, es un texto con más de 3.000 millones de letras químicas. Los errores en este ADN provocan el cáncer y multitud de enfermedades. Liu quiere reescribir este libro humano para eliminar las erratas. El químico californiano, nacido en Riverside hace 49 años, compara sus editores de bases con un lápiz con una goma de borrar, capaz de eliminar una sola letra y sustituirla por otra.

El equipo médico de Alyssa, del University College de Londres, empleó los editores de bases para modificar glóbulos blancos de un donante y ayudar a que atacasen a las células del cáncer de la niña. Las asombrosas técnicas de David Liu han dejado desfasadas las herramientas de edición genética anteriores, incluso las conocidas como CRISPR, inventadas en 2012 y ganadoras del Nobel de Química de 2020. El investigador compara las CRISPR originales con unas tijeras, útiles para inactivar genes de manera tosca, pero no para reescribir con precisión. Su propio lápiz con goma ya está siendo superado. En 2019, Liu anunció una nueva herramienta: la edición de calidad. “Es como un procesador de texto: puedes buscar una secuencia específica y sustituirla entera por otra secuencia que tú quieras”, explica por videoconferencia. Sus editores de calidad, todavía en fase experimental, pueden teóricamente corregir el 89% de las 75.000 variantes genéticas asociadas a enfermedades.

Pregunta. Hay 20 millones de nuevos casos de cáncer cada año en el mundo. ¿Cuántos de estos pacientes podrían beneficiarse de los editores de bases o de los editores de calidad?

Respuesta. El cáncer no es una enfermedad, son cientos de enfermedades. Y cada una de ellas presenta diferentes cambios moleculares que lo provocan. Creo que la estrategia utilizada con Alyssa es muy prometedora para pacientes con leucemia de las células T y posiblemente para otros tumores de la sangre, pero es muy pronto para saber qué papel pueden desempeñar estas herramientas en otros tipos de cáncer.

P. Esto parecía ciencia ficción en 2016, incluso para usted.

R. Estos editores de bases y editores de calidad no existen en la naturaleza. Son máquinas moleculares diseñadas. Me parece increíble que los seres humanos estemos tomando tan rápido el control de nuestros genomas y de las faltas de ortografía que provocan las enfermedades genéticas.

P. Hay 400 millones de personas afectadas por alguna de las 7.000 enfermedades causadas por mutaciones en un solo gen. Su colega Fyodor Urnov, de la Universidad de California en Berkeley, se preguntaba hace tres meses: “¿Por qué no las estamos curando ya?”. Él sostiene que los principales obstáculos no son técnicos, sino legales, financieros y de organización.

R. Estoy de acuerdo. Todavía hay desafíos técnicos y científicos importantes, como aprender a modificar el ADN de maneras que serían terapéuticas, pero que no sabemos hacer. Y, por supuesto, todavía no sabemos cómo llegar a determinados tejidos del cuerpo. Pero estoy de acuerdo con Fyodor en que existen barreras de fabricación, regulatorias y otras no científicas, que habrá que abordar si queremos maximizar el beneficio de estas tecnologías para la sociedad.

P. ¿Va a morir mucha gente por obstáculos que no son científicos?

R. Si alguien muere por una enfermedad, la culpa es de la enfermedad, no de los organismos reguladores. Los reguladores no matan a nadie. El objetivo es garantizar que estos tratamientos sean lo más eficaces que sea posible, pero también que sean seguros. La historia de la medicina está plagada de ejemplos en los que médicos y científicos bienintencionados no comprendieron suficientemente bien los efectos secundarios de sus terapias experimentales y acabaron perjudicando a los pacientes. El objetivo es evitar que esto ocurra.

P. ¿Usted cuántas cartas recibe de padres con niños con enfermedades genéticas?

R. Unas cinco o diez cartas cada semana. Intentamos responder a todas. En los inicios de los editores de bases, la tecnología podía arreglar pocas de las mutaciones de una sola letra que nos contaban, pero ahora casi siempre existe una tecnología para corregir el error, ya sea con editores de bases o con editores de calidad. En algunos casos, sin embargo, no se ha demostrado que corregir el error pueda realmente curar al paciente. En algunas enfermedades genéticas es tarde, porque el daño aparece muy pronto. En muchos casos, por desgracia, tengo que explicar a las personas que nos envían las cartas que hace falta una ciencia muy sólida para vincular una mutación genética a una enfermedad. Y también necesitas buenos modelos animales que imiten esa enfermedad. Para la mayoría de estas enfermedades no hay, por lo que es difícil probar si la edición genética puede funcionar. Y, por supuesto, aunque haya modelos animales, necesitas años de trabajo para demostrar que corregir una mutación puede corregir la enfermedad. Comprendo que pueda ser frustrante para la familia de un paciente saber que conocemos una tecnología que puede corregir un error en el ADN que podría ser la causa de la enfermedad genética que afecta a su hijo o a su hija. Sin embargo, la tecnología de edición genética no es suficiente por sí sola. Así que la buena noticia es que ya tenemos tecnologías que pueden corregir la inmensa mayoría de los errores en el ADN que causan las enfermedades genéticas conocidas. Pero, aunque este es un paso importante, necesitamos el resto de pasos para desarrollar estrategias terapéuticas.

P. Fyodor Urnov, en el mismo artículo publicado en The New York Times, calculaba que se necesitan cuatro años y unos 10 millones de dólares para obtener un fármaco de edición genética.

R. Diez millones suena correcto, incluso es una cifra baja. Yo diría que puede costar entre un millón y 100 millones de dólares. Y cuatro años me parece muy rápido. Me parece un plazo ambicioso para comenzar un ensayo clínico, pero no para obtener la autorización de un fármaco. Es un punto de vista importante, para que la gente se dé cuenta de que, cuando leen una noticia de que un tratamiento funciona en un animal, todavía faltan años de trabajo para que ese tratamiento esté disponible para los pacientes.

P. ¿Quién puede invertir 10 millones de dólares para desarrollar un fármaco que solo se puede utilizar en una persona con una mutación específica?

R. Esa es una de las principales cuestiones a las que se enfrenta nuestro campo. Ya estamos trabajando en algunas estrategias para intentar resolver este problema. Creo que hay algunas maneras de utilizar un agente de edición genética para tratar muchas mutaciones diferentes e incluso muchas enfermedades genéticas diferentes. Espero que podamos informar pronto de algunas novedades al respecto.

P. Después de la remisión del cáncer de Alyssa, ¿qué será lo próximo?

R. Hay cuatro ensayos clínicos en marcha con editores de bases. 

Uno de ellos es el de Alyssa, del University College de Londres. 

El primer ensayo que va a administrar editores de bases directamente en los pacientes [no en sus células en el laboratorio] es una colaboración entre las empresas Verve y Beam, para reducir niveles altísimos de colesterol malo relacionados con el gen PCSK9. 

El ensayo Beam-101, contra la enfermedad de células falciformes y la beta talasemia, ya está reclutando pacientes. 

Y también hay en marcha otro ensayo clínico en China para tratar la beta talasemia. Espero que Alyssa sea el preludio de muchos más resultados positivos.

P. ¿Cuándo se probarán los editores de calidad en un ensayo clínico en humanos?

R. Habría que preguntar a Prime Medicine, la empresa que está desarrollando tratamientos con editores de calidad. Esperan tener un fármaco en fase de investigación en 2024, así que espero que los ensayos clínicos empiecen pronto, en pocos años [David Liu es cofundador de las empresas Beam Therapeutics y de Prime Medicine].

P. ¿Cómo se imagina usted la medicina dentro de 10 años?

R. Me sentiría decepcionado si, dentro de 10 años, no tuviéramos bastantes ensayos clínicos, tanto con los editores de bases como con los editores de calidad. Y espero que tengamos los primeros fármacos aprobados que sean máquinas moleculares capaces de ir a la célula de un paciente y cambiar específicamente un error que cause una enfermedad genética. O, como están haciendo las empresas Verve y Beam, introducir un cambio preciso que disminuya tu riesgo de padecer una enfermedad grave. Si hacemos otra entrevista en 2033 espero que estén aprobados los primeros fármacos que nos permitan tomar el control de nuestros genomas, sin depender tanto de errores en nuestro ADN que determinan el destino genético de tantos millones de personas.

Espero que en 10 años estén aprobados los primeros fármacos que nos permitan tomar el control de nuestros genomas

P. Usted tuiteó el otro día que las personas somos accidentes felices.

R. Me refería al azar en la evolución. Los organismos evolucionan y sus mutaciones son parcialmente al azar. Que un gen evolucione de una manera o de otra se puede considerar un accidente feliz. La evolución depende de sucesos fortuitos que hacen que los resultados sean estocásticos, difíciles de predecir. En ese sentido, el hecho de que los humanos hayan evolucionado como lo han hecho es un poco una cuestión de suerte, o de mala suerte, según la perspectiva de cada uno. Como dijo [el biólogo estadounidense] Stephen Jay Gould, si rebobinas la película de la vida y vuelves a empezar desde el primer organismo en la sopa primigenia, volviendo a ver la evolución durante miles de millones de años, me sorprendería que todo acabe con nosotros hablando en esta entrevista. Hay abrumadoras probabilidades de que acabase con resultados muy diferentes.

P. Entonces, ¿usted no ve la mano de un Dios en ninguna parte en el ADN?

R. Es una pregunta difícil de responder. Sin comentarios [risas].

P. Usted apoyó una moratoria sobre la edición de la línea germinal [modificaciones heredables que se llevan a cabo en los óvulos, en los espermatozoides o en los propios embriones cuando son solo una célula], para impedir la creación de bebés modificados genéticamente. Fue en 2019. ¿Todavía apoya la moratoria?

R. No es una cuestión sencilla de blancos y negros, como en la mayoría de los asuntos importantes, pero creo que actualmente hay muy pocas razones para editar la línea germinal. Sí preveo que, en el futuro, habrá más casos, especialmente cuando ya se haya probado más la edición de células somáticas [células que no son ni óvulos ni espermatozoides] e incluso haya fármacos aprobados. Ese podría ser un mejor momento para analizar las ventajas y los inconvenientes de la edición genética de la línea germinal. Por ahora, creo que los riesgos éticos y científicos son demasiado altos como para justificar el escaso número de casos hipotéticos en los que se podría considerar necesaria la edición de la línea germinal.

P. ¿Qué tipo de casos se imagina en el futuro?

R. Bueno, en el futuro puede haber mayor voluntad de editar la línea germinal. Una vez que la edición genética de células somáticas esté lo suficientemente madura como para que haya un alto grado de confianza en su seguridad y eficacia, creo que la gente, con naturalidad, volverá a plantearse la edición de la línea germinal. Actualmente, no creo que deba ser una prioridad.

lunes, 17 de noviembre de 2025

25 millones robados del CNIO y la lucha contra el cáncer

 Un alto cargo del CNIO denuncia el robo de 25 millones de la lucha contra el cáncer en contratos públicos durante 18 años, en El Mundo, por Quico Alsedo Madrid, domingo, 16 noviembre 2025

Dos empresas de ex cargos de la entidad se habrían lucrado con contratos que se fraccionaban, inflaban o en los que ni había prestación real con la protección del gerente, Juan Arroyo, según los directores de Operaciones y 'Compliance'

En diciembre de 2007 R. M., jefe de Personal del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la institución pública española líder en la lucha contra el cáncer, contrata con la empresa Gedosol SL la digitalización de un simple expediente y le paga 3.000 euros. Nada noticioso, excepto por un detalle: Gedosol casualmente había sido fundada dos meses antes por su propia pareja, J.C.. La directora de Administración se lo afea y R. M., "protegido" por el gerente, Juan Arroyo, contesta "a gritos".

En los dos años siguientes, por orden de R. M., el CNIO contratará a Gedosol 43 veces, por valor de 250.017 euros. En ocasiones para cosas aparentemente absurdas, como esos 6.000 euros por "apoyo recepción seminarios". Él, R. M., controla los pagos.

A finales de 2009 la cosa ya es insostenible: R. M. abandona el CNIO y se incorpora a Gedosol, que sigue contratando a tope con el centro. Dos años después, empleados del CNIO descubren que él es el "Jose" con el que comunican por email para gestionar los contratos con Gedosol: R. M. se oculta, pero sigue facturándole a la casa.

Gedosol cobrará en los años siguientes 15,1 millones de euros públicos a la institución, que es además su único cliente. Si R. M. antes era jefe de Personal en el CNIO, desde la empresa de su pareja comienza a gestionar una suerte de caja B de empleados fijos del centro, con los que genera, además, un sobrecoste millonario a la entidad. Gedosol acaba detrayendo fondos de la institución de forma, a veces, burda: el CNIO le paga centenares de miles de euros por desarrollos SAP... Que en realidad no hace personal de Gedosol, sino del propio CNIO y otros proveedores.

En 2009 abandona la entidad otra figura importante en el escalafón: M. R., director técnico desde 1998, se va y funda Zeus SL. También "amigo íntimo" del gerente Arroyo, M. R. había implantado el soporte SAP desde su cargo en el centro. En cuanto se va y monta Zeus, sorpresa: su empresa comienza a llevar "todos los contratos de gestión SAP" del CNIO.

Pero todos, todos: hasta hoy, gana todos los contratos: 15 de 15. Factura 5,2 millones de euros, "a pesar de su escasa solvencia económica y técnica", y de no tener ninguna experiencia más: hasta hoy, su único cliente, al 98%, es el propio centro público.

Lo anterior es sólo el impactante arranque de la denuncia presentada el pasado 27 de junio en la Fiscalía Anticorrupción por quien fuera nada menos que director de Compras (2022-2025) y también de Operaciones (2024-2025) del CNIO, a la que ha tenido acceso EL MUNDO.

Tras casi 20 años con diversos cargos en la casa, a excepción de seis (2012-2018) como asesor del ministro de Economía Luis de Guindos, el alto cargo ahora denunciante es nombrado primero director de Compras (2022), y luego director de Operaciones (2024). Es ahí, al implantar una nueva normativa de control de gasto, cuando halla "cosas sospechosas".

Junto con la jefa de Cumplimiento Normativo, también alarmada por años de presuntos dispendios, y cuatro técnicos de confianza, se lía la manta a la cabeza y audita la ejecución real de las compras de la institución durante la década previa. Investiga contratos, comprueba albaranes, halla inesperados vacíos y toma declaración a varios trabajadores, alguna de las cuales queda registrada en audio.

Así descubre, tal y como se describe en las 120 páginas de la denuncia, ya en manos de la Fiscalía de Madrid, un presunto torrente de microcorrupción que desemboca, según sus cálculos, en todo un océano: entre 20 y 25 millones de euros robados a la lucha contra el cáncer en la institución oncológica puntera de España, que desde 2011 recibe anualmente unos 21 millones públicos de presupuesto.

Una gigantesca operativa de contratos -sobre todo administrativos, logísticos e informáticos- que de pronto se descubren amañados, fraccionados, inflados (a veces al 400%) o directamente sin contraprestación, o con una de "nulo valor añadido". Todo girando en torno, según la denuncia, al actual vicedirector de Asuntos Económicos de la entidad, y gerente hasta enero pasado, Juan Arroyo.

Arroyo fue destituido como gerente a principio de 2025, tras la polémica salida de María Blasco, la directora científica (2011-2025) que cesó acusada de malversación, y a la que el entonces gerente se había enfrentado. Ella se fue, pero él, presunto epicentro de la trama ahora denunciada, no: hoy, incluso con la nueva dirección impulsada por el Ministerio de Ciencia de Diana Morant tras la Crisis Blasco, Arroyo continúa ostentando una responsabilidad clave en los gastos del centro, y potencialmente en el presunto entramado descubierto por los directores de Operaciones y Cumplimiento. Quienes, dos meses después de denunciar en Anticorrupción -con 500 ficheros de análisis, contratos y correos como prueba-, fueron despedidos el 31 de agosto pasado, un día antes del nombramiento de la nueva dirección.

Sería el precio de descubrir que Gedosol, ganando en 18 años 48 de 52 licitaciones de personal y 37 de 37 de informática, se habría llevado 3,3 millones públicos de más y habría generado 4,5 de sobrecoste laboral, siempre según la denuncia. A través de Zeus se habrían detraído 1,4 millones, en esas 15 licitaciones ganadas de 15 presentadas en personal SAP. Alaos se habría llevado 1,3 millones de más y el 100% de concursos de almacenamiento.

Todo con impunidad total -el sindicato CSIF presentó hace años una denuncia que quedó en nada por falta de pruebas- garantizada por el control del gerente Arroyo, a quien se acusa incluso de llevar "personalmente" todo lo relativo a los contratos informáticos hasta 2012. El CNIO, preguntado por este periódico, se ha limitado a manifestar su "respeto" y "disposición" a los "procedimientos judiciales".

La denuncia arranca con algunos de los cobros inflados en favor de Gedosol, la mercantil de su ex jefe de Personal, en 2010: 16.900 euros por la mera "digitalización" de un documento, 17.750 por la simple impresión de otro, 16.100 por el "escaneado" del expediente de un concurso público...

En 2011, por ejemplo, el CNIO le concede a Gedosol numerosos contratos justo por debajo de 50.000 euros para eludir la obligación del concurso, y sin apenas explicación de detalle. Se contrata a un trabajador, ocultando su nombre, al que en vez de remunerarle con los 30.000 euros de valor de mercado se le pagan 142.000. Se abonan 134.500 euros a Gedosol por una trabajo que ya hace Zeus. Y otros 82.600 por desarrollos realizados, en realidad, por trabajadores del CNIO.

Se le encarga a Gedosol una "migración" de datos que en realidad se hace "automáticamente": 44.400 € públicos al zurrón. Kafkiano: siempre según la denuncia, se le pagan a Gedosol 78.000 € para desarrollar una herramienta que termina haciendo el CNIO... Para uso de la propia Gedosol.

Trabajos que llevan un mes se cuantifican en seis para engordar la factura. En total, por labores que en realidad hacían los desarrolladores del CNIO y otros proveedores, Gedosol cobra, según la denuncia, 840.000 €.

Un goteo imparable. Le pagan a Gedosol 18.500 € por localizar telefónicamente o por mail a varios ex empleados del CNIO. O 17.200 por realizar una "tabla con incidencias informáticas que se puede hacer en 30 minutos y sin contenido alguno", reza la denuncia. Gedosol, además, ni tenía objeto social como para realizar muchos de esos trabajos.

El comité de empresa pone el grito en el cielo: hasta 34 trabajadores de Gedosol llegan a realizar tareas "estructurales" en el centro como "trabajadores de segunda". La empresa gana esos concursos de personal con «presiones expresas del gerente» y, sigue la denuncia, asumiendo exigencias durísimas que echan a los demás concursantes... Y que luego a Gedosol, una vez elegida, no se le exigen.

En cuanto la empresa gana el concurso del personal de recepción, la contraprestación que se le pagaba a la anterior contratista se infla, de golpe, en un 38%. En cuanto gana el de personal de informática se le dejan de exigir horas. Siempre que se necesita personal de administración Arroyo pide que sea haga "a través de Gedosol". Para almibarar el presunto enjuague, blindándose como "agencia amable de colocación", reza la denuncia, llegan al CNIO a través de Gedosol hermanos, hijos, esposas y hasta "vecinos" de funcionarios del centro. Para justificar todos esos gastos administrativos, a veces realizados por triplicado, se multiplican tareas fraccionando mensualmente pedidos, facturas y pagos como "no se hace en ningún otro centro de Europa", explican fuentes del sector al director de Operaciones. Se llega a pagar por servicios que se ofertan gratis online.

Cuando Gedosol realiza las traducciones, se demanda tanto que se le llegan a pagar 30.000 euros anuales -sobre todo las pide el propio Juan Arroyo, en ocasiones de folletos publicitarios sin interés alguno-. Cuando pierde la adjudicación ante una firma especializada por insistencia del ahora denunciante (en una de sus escasas derrotas administrativas), las tareas pasan de requerir 20.000 euros al año a sólo 800. El reguero parece, por momentos, ridículo: Gedosol cobra 90.000 € por pasar a PDF la lista de presencia de los trabajadores del CNIO durante 10 años -labor que desde 2018 hace una máquina-. Según la denuncia, se multiplica artificialmente la actividad administrativa "por 4 o por 5" sólo para que Gedosol pueda cobrar.

Tras la suspensión de pagos de Arturo Cantoblanco, se abre concurso para la cafetería y lo gana una firma, Maruvimo, con igual domicilio social que Gedosol, y cuya oferta llega presentada "en mano" por el entonces presidente del comité de empresa... Que es la persona que termina adjudicándole el contrato: nadie más de la mesa lo quiere firmar. Además, Maruvimo "exige" mínimos: facturar al menos 250 menús diarios, cuando lo que se venían facturando eran 170. Perjuicio para el centro: 16.000 euros.

Sobre Zeus, que se lleva el 100% de contratos informáticos, pende una sombra aún mayor: su sede social está en la misma dirección que otras firmas de un hermano del gerente Arroyo. Los auditores hallan "trato de favor" hacia Zeus al ganar los concursos SAP. Registran cómo al responsable del CNIO se le presiona en ocasiones para que valore otras ofertas a la baja.

El CNIO contrata a un empleado SAP de Zeus pero Zeus sigue facturando por su actividad. Se nombra para otra a un empleado de Zeus que apenas posee un curso SAP y experiencia como «mozo de almacén y crupier de casino», cuando se requerían 10 años de trayectoria. Se contrata a presuntos gestores SAP que en realidad son administrativos (medio millón público de perjuicio). Muchos de las adjudicaciones a Zeus, reza la denuncia, se gestionan en "un buzón atendido en exclusiva por el gerente Arroyo". A veces las ofertas son de una sola línea, tan genéricas que sólo Zeus se presentaba: ninguna otra empresa podía comprender de qué iban.

También habría, con Zeus, sobrecoste en contrataciones, esta vez de personal SAP: hasta 2,5 millones. Los gastos de la dirección técnica también resulta ser tal pozo de dinero que una presidenta del comité de empresa denuncia al gerente, sin consecuencias. Entre 2010 y 2018 se fraccionan tantos contratos a 49.900 euros -por debajo del límite de 50.000- que la directora de Administración se queja... Sin consecuencias -entre 2018 y 2024 se contabilizan 1.102.000 euros en fraccionamientos-.

Y llega la denuncia a Alaos ITL SL, propiedad de un ex compañero de dos altos cargos del CNIO en una firma anterior. En 2007 el centro decide que necesita un almacén fuera del complejo, hace una licitación con unas medidas extremadamente rigurosas... Y curiosamente Alaos gana el concurso con una nave en San Agustín de Guadalix de las exactas dimensiones pedidas. Algo parecido sucede con el servicio de "lavado y esterilización", que gana Alaos, en la misma fábrica. Presunto perjuicio público por sobrecostes: 1,3 millones.

La Fiscalía de Madrid deberá ahora valorar la denuncia. Las tres empresas mencionadas no han querido hacer comentarios a este diario.

jueves, 16 de octubre de 2025

Avances contra el cáncer

 Publicado también en Jama. El número de personas con genes asociados al cáncer es mayor de lo esperado: estos son los más afectados. En El Confidencial, por F. S. B., 16/10/2025:

Un nuevo estudio ha analizado la información genética de más de 400.000 personas y ha concluido que la proporción de quienes presentan variantes conocidas de riesgo es algo mayor del 5%

Aunque la mayor parte de los casos de cáncer se consideran esporádicos, una parte se definen como hereditarios, ya que algunas personas llevan en su ADN variantes que aumentan el riesgo. Ahora, un equipo de investigadores ha analizado la información genética de más de 400.000 personas y ha concluido que la proporción de quienes presentan variantes conocidas de riesgo es algo mayor del 5%, una cifra es superior a la esperada: cerca del doble en variantes de los genes BRCA1 o BRCA2 y entre 10 y 20 veces superior en variantes relacionadas con cáncer de tiroides. Se trata del primer gran estudio de este tipo hasta fecha y ha sido publicado este jueves en la revista JAMA. En él, los investigadores han detectado que uno de cada 20 adultos porta mutaciones genéticas patogénicas que incrementan su riesgo de desarrollar algún tipo de cáncer. El hallazgo, basado en datos del programa estadounidense All of Us, sugiere que las actuales recomendaciones médicas podrían estar dejando fuera a millones de personas en riesgo. En concreto, analizaron los genomas de más de 414.000 participantes sin enfermedad diagnosticada, identificando variantes patogénicas o probablemente patogénicas (P/LPVs) en 72 genes de susceptibilidad al cáncer. En total, 20.968 individuos (el 5,05 %) portaban alguna de estas alteraciones, y 469 tenían mutaciones en más de un gen. “Este porcentaje es más alto de lo que se pensaba. Indica que la predisposición genética al cáncer es más común y diversa de lo que reflejan las actuales guías de cribado”, señalan los autores del estudio.

Los genes más afectados

El gen MUTYH, relacionado con el cáncer colorrectal hereditario, fue el más alterado (1,33 % de los participantes), seguido de BRCA2 (0,42 %) y MITF (0,37 %). Los síndromes hereditarios más frecuentes fueron:

Cáncer de mama y ovario hereditario (BRCA1/2): 2.636 casos.

Síndrome de Lynch, asociado al cáncer colorrectal y endometrial: 1.247 casos.

Paraganglioma-feocromocitoma hereditario: 801 casos.

El estudio encontró variaciones significativas entre grupos raciales, aunque no por sexo. Los participantes blancos presentaron la mayor prevalencia de mutaciones (5,72 %), mientras que los asiáticos mostraron la más baja. En 12 genes hubo diferencias relevantes entre individuos hispanos y no hispanos. En cualquier caso, los autores advierten, sin embargo, que la raza o la etnia no deben usarse como criterios clínicos, ya que no reflejan la verdadera ascendencia genética.

Para la experta Conxi Lázaro, que no ha participado en este trabajo, el estudio "pone de relieve que el número de variantes patogénicas en genes relacionados con la predisposición al cáncer hereditario es, probablemente, mayor a lo que se pensaba hace años y que los criterios personales/familiares para la realización de un estudio genético pueden dejar en algunos casos fuera de estudio a pacientes que podrían ser portadores. Aunque en el caso de alteraciones en genes de baja/moderada penetrancia también podría llevar a un sobrediagnóstico innecesario, si hay una ausencia total personal o familiar de historia relacionada con la predisposición en cuestión". Eso sí, Lázaro, que es jefa del grupo de investigación en Cáncer Hereditario del Instituto Catalán de Oncología-IDIBELL, aclara en declaraciones a la agencia SMC que "no constituye ningún motivo de alarma, solo resalta la importancia de la adecuada concienciación de los profesionales implicados y del adecuado asesoramiento genético en cuanto a los posibles hallazgos incidentales o secundarios cuando se realiza un estudio genético".

Diagnóstico más temprano

Los portadores de variantes patogénicas fueron más propensos a haber sido diagnosticados de cáncer (26,4 % frente al 19,7 %) y, en algunos genes, la enfermedad apareció a edades más tempranas. Por ejemplo, los portadores del gen STK11 tuvieron una edad media de diagnóstico de 31 años, y los de DICER1, de 35 años. En cuanto a las tasas halladas para BRCA1 (0,22%) y BRCA2 (0,42%), superan las estimaciones previas en ciertas poblaciones. Los autores sostienen que limitar las pruebas genéticas solo a pacientes con antecedentes familiares o diagnósticos específicos deja fuera a un gran número de portadores.

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Aun así, los investigadores piden prudencia: no se ha demostrado todavía que ampliar el cribado genético a toda la población sea rentable o clínicamente beneficioso. Estudios previos, sin embargo, han mostrado que la gestión estructurada de pacientes con mutaciones de alto riesgo puede ser coste-efectiva y salvar vidas. “Necesitamos evaluar la utilidad clínica y la viabilidad de extender las pruebas genéticas, pero los datos apuntan a que podríamos estar infradiagnosticando a una parte considerable de la población”, concluyen los autores.

domingo, 5 de octubre de 2025

Creado mapa de genes reparadores

 Un catálogo de las ‘cicatrices’ en el ADN alumbra un camino para sortear las resistencias del cáncer, en El País, por Jessica Mouzo, 2 OCT 2025:

La molécula de la vida sufre roturas continuamente y la célula tiene que arreglarlas. Una investigación identifica cómo cada uno de los 20.000 genes humanos afectan a la reparación del ADN y abre una puerta para afinar tratamientos oncológicos

El ADN es la molécula de la vida: esa estructura de doble hélice, presente en cada célula del cuerpo y organizada en fragmentos llamados genes, guarda las instrucciones para hacer funcionar el organismo. Es una máquina biológica de altísima precisión, pero, a veces, se rompe. Puede ser de forma espontánea, por fallos en el propio metabolismo de la célula, o por la influencia de agentes externos, como la exposición al sol, por ejemplo, o a otros carcinógenos, como el tabaco. Cuando esa molécula esencial se quiebra, la célula tiene que reparar esas roturas para sobrevivir, pero, en ocasiones, ahí donde hubo daño, quedan una especie de cicatrices, unas alteraciones genéticas con información clave para la ciencia.

Explica Felipe Cortés, científico del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que la célula suele ser bastante prolija cuando le toca reparar esos daños en el ADN. La mayoría de veces, arregla los estropicios en esa molécula esencial de forma fiel, sin dejar marcas. Sin embargo, cuando los mecanismos de reparación “se equivocan”, aparecen las cicatrices, una especie de costuras mutacionales que pueden revelar mucha información sobre lo que ha ocurrido ahí: delatan, por ejemplo, quién provocó el daño o cómo se ha reparado esa rotura. Son señales tan valiosas para la ciencia que Cortés y su equipo han creado un catálogo de cicatrices que han llamado “el reparoma humano”: es un inventario que identifica cómo cada uno de los 20.000 genes humanos afectan a la reparación del ADN. Según los autores, que han publicado sus hallazgos este jueves en la revista Science, este listado es “una plataforma para nuevos descubrimientos”. Cortés asegura que ya ha permitido identificar mecanismos genéticos implicados en el cáncer de riñón y ayudará a desarrollar tratamientos personalizados en oncología.

Los investigadores se centraron en un tipo concreto de daño en el ADN, el que se produce cuando se quiebra esa doble hélice tan característica. Es una avería que puede darse por un error fortuito en la replicación del ADN, pero también por factores externos, como la exposición a rayos X o a fármacos. La quimioterapia y la radioterapia, por ejemplo, matan a las células tumorales provocando este tipo de rotura.

En ocasiones, explican los autores, las terapias oncológicas que se dedican a acribillar las células malignas rompiendo su ADN, fallan porque las células tumorales aprenden a reparar las roturas que generan esos medicamentos y el cáncer se vuelve resistente a ese tratamiento. Los investigadores creen que los mecanismos de reparación del ADN son clave en la evolución de los tumores y ven imprescindible entender cómo hacen las células malignas para arreglar esas roturas en el ADN y también cómo se puede evitar esa reparación.

“Este catálogo servirá para buscar posibles vulnerabilidades de los tumores, pero también nos puede ayudar a predecir cómo va a ser su evolución, qué tipos de mutaciones va a acumular y detectar posibles resistencias futuras”, augura Cortés, que es jefe del grupo de Topología y Roturas de ADN del CNIO y autor principal del trabajo junto a los investigadores Ernesto López de Alba, Israel Salguero y Daniel Giménez.

Para construir este catálogo, los científicos tuvieron en cuenta un detalle importante: que el patrón de cicatrices que queda en el ADN después de arreglar esa rotura de la doble hélice cambia según qué genes falten o estén presentes en la célula. Así que generaron unas 20.000 poblaciones celulares distintas, tantas como genes humanos hay, y apagaron en cada una de ellas un gen diferente; luego provocaron roturas en todas ellas y observaron qué huella mutacional dejaba la célula al reparar esos daños. “Así identificamos cómo la ausencia de cada uno de los 20.000 genes humanos afecta a las cicatrices”, apunta Cortés.

Hay genes más implicados que otros en esa maquinaria de reparación celular, apunta el investigador del CNIO: “Lo que hemos visto es que, en muchos casos, tú quitas uno de esos 20.000 genes y no tiene ningún impacto. Sigue reparándose exactamente igual. Pero también hemos podido identificar casos en los que, ante la ausencia de un determinado gen, esa cicatriz cambia. ¿Y qué nos quiere decir eso? Pues que son genes que influyen en cómo la célula va a reparar esa rotura y podemos inferir, además, cómo está contribuyendo [ese gen] a la reparación”.

Para aterrizar sus hallazgos, Cortés hace una analogía con una caja de herramientas: “Todos tus genes son las herramientas de la caja. Imagina que tenemos que hacer una obra en casa y al albañil le hemos ido quitando, una por una, todas las herramientas de la caja. Y luego hemos visto cuál es el resultado final de la obra. De cómo ha quedado la obra podemos inferir qué herramientas hacían falta y para qué servía cada una de ellas”.

Abel González-Pérez, investigador asociado del laboratorio de Genómica Biomédica del IRB Barcelona, recuerda que el estudio de las alteraciones en el ADN es “esencial” para comprender, entre otras cosas, procesos como la aparición de tumores o el mecanismo de otras enfermedades. El científico, que no ha participado en esta investigación, destaca que los autores han abordado un tipo de alteraciones que habían sido menos estudiadas y subraya la importancia de uno de sus hallazgos: el haber identificado “algunos genes cuya implicación en la reparación de las rupturas de doble cadena del ADN no estaban tan bien validados o eran desconocidos hasta el momento”.

Acceso libre a la comunidad científica

Los autores han puesto este reparoma a disposición de la comunidad científica y Cortés prevé que será una plataforma clave para nuevos descubrimientos. Por lo pronto, avanza, ellos ya han encontrado que un patrón de cicatrices que se da en el cáncer de riñón está asociado a la falta de un gen concreto. “Desde el punto de vista mecanístico, este catálogo nos va a permitir conocer nuevos genes que están implicados en la reparación de roturas del ADN que son desconocidos hasta ahora. Pero también se podrá encontrar una explicación a patrones de cicatrices que se habían asociado a unos tumores”, explica.

Otro campo en el que esperan que contribuya el reparoma es en el de la edición genética: técnicas como las tijeras moleculares CRISPR-Cas se basan, precisamente, en inducir roturas para provocar cambios específicos en el ADN y los autores creen que profundizar en cómo operan estos mecanismos de reparación servirá para optimizar las herramientas de edición genética.

Cortés vuelve a sintetizar todo su trabajo con otro símil, en el que los genes son los instrumentos dentro de un botiquín: “Quitamos cada uno de estos componentes, se usa el botiquín para curar una herida y vemos qué características tienen las cicatrices dependiendo de qué faltaba en el botiquín. Así podemos identificar qué componentes del botiquín son importantes para curar heridas, inferir para qué se usan en concreto y qué componentes sirven para lo mismo. Como aplicación puedes ver qué componentes tienes que eliminar para que la herida no se pueda curar (tratamiento del cáncer) o para que se cure dejando la cicatriz que tú quieres (controlar la edición génica)”.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Hallado algoritmo epigenético para predecir el desarrollo del cáncer.

 El hallazgo de la ‘caja negra’ del cáncer abre la puerta a predecir la evolución de cada tumor, en El País, por Jessica Mouzo, 10 sept 2025:

Un estudio desarrolla un algoritmo que permite reconstruir cómo ha progresado cada enfermedad desde su origen y anticipar su progresión en el futuro.

El cáncer no es una enfermedad estática. Desde esa primera célula que se corrompe y empieza a reproducirse descontroladamente, el tumor crece, evoluciona y se diversifica. A veces, lo hace rápido; otras, más lento. Pero toda esa trayectoria vital queda grabada en algún lugar de las células tumorales y da pistas clave para entender cómo se comportará cada cáncer y predecir su evolución. Una nueva investigación científica, publicada este miércoles en la revista Nature, ha encontrado dónde se guarda toda esa información crucial de las células malignas y ha desarrollado un método epigenético para poder leerla e interpretarla. Según los autores, su programa bioinformático es capaz de descodificar la huella que deja el tumor desde su origen, reconstruir su historia evolutiva y anticipar, incluso, la progresión de la enfermedad.

Se trata de un algoritmo matemático que lee unas marcas, como un código de barras identitario, que deja la célula que dio lugar al tumor. Esas señales, que cambian a medida que el tumor crece y se diferencia, son como una especie de “caja negra” del tumor, explican los autores. Igual que en los aviones la caja negra registra todos los datos técnicos y conversaciones de cabina de la aeronave, en el cáncer, estas marcas epigenéticas —se llaman patrones de metilación fluctuante— revelan la identidad de las células malignas, permiten reconstruir cómo han evolucionado y también predecir cómo se comportará el tumor en el futuro. La investigación, liderada por científicos del Clínic-Idibaps de Barcelona y el Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, se ha realizado a partir del estudio de unas 2.000 muestras de leucemias y linfomas, pero los autores creen que su metodología podría funcionar en todos los tipos de cáncer.

Anna Gilmore, investigadora en salud pública: “Solo cuatro productos causan al menos un tercio de todas las muertes”

Cuenta Iñaki Martín-Subero, investigador ICREA, jefe del grupo de Epigenómica Biomédica del Idibaps y coordinador de esta investigación, que una de las grandes trabas en el conocimiento del cáncer es, precisamente, “descifrar su pasado”. “Cuando llega un paciente con cáncer y se diagnostica, se obtiene una biopsia del tumor, pero lo que vemos de ahí es solo el momento presente [de la enfermedad]”, explica. Lo que ocurrió antes, desde que esa primera célula degenera hasta que el cáncer da la cara, sigue siendo una incógnita que puede lastrar, incluso, el abordaje terapéutico del paciente.

Esta investigación internacional, sin embargo, da un paso adelante para alumbrar la trayectoria evolutiva del cáncer desde su origen con una herramienta que no es, además, muy cara, por lo que facilita su viabilidad en la práctica clínica, apuntan los investigadores. Martín-Subero recurre al símil de la aviación para explicar sus hallazgos: “Igual que la caja negra registra los detalles del vuelo, hemos encontrado dónde se registran los datos del tumor: esta historia secreta del cáncer queda registrada en el epigenoma”.

El epigenoma es un entramado de compuestos químicos y proteínas que se pegan a los genes y, aunque no modifican su secuencia, sí provocan variaciones químicas que afectan a sus funciones. La metilación, por ejemplo, es uno de esos procesos epigenéticos que funciona como una especie de interruptor, apagando o encendiendo la actividad de los genes. Pero los investigadores han descubierto que ese mecanismo epigenético tiene una función adicional, pues “también actúa como un sistema que registra información sobre la identidad del tumor, cuándo empezó, a qué velocidad ha ido creciendo y si ha ido cambiando con el tiempo”, expone el científico.

La información necesaria para reconstruir la trayectoria evolutiva del tumor está ahí, en la metilación del ADN, pero descifrarla no es sencillo. A simple vista, en una representación sobre el papel, el patrón de metilación parece como la imagen de una televisión estropeada, con miles de puntos aleatorios distribuidos en una cuadrícula sin sentido alguno. De hecho, durante mucho tiempo, los investigadores pensaron que la información cobijada en esos patrones era “ruido de fondo” que estorbaba para el estudio de lo importante, admite Martín-Subero.

Su investigación, no obstante, ha revelado que esos patrones se pueden descodificar con modelos matemáticos y que ese presunto “ruido” contiene, en realidad, información valiosísima para el estudio del cáncer. “Lo que antes descartábamos, ahora hemos encontrado que es una mina de oro, nos da una información que estaba oculta a los ojos de todo el mundo”, reflexiona.

Los investigadores aplicaron una metodología basada en una tecnología que se ayuda de inteligencia artificial para interpretar esos patrones de metilación y descifraron esa “historia secreta”, en palabras de Martín-Subero: “Hemos podido saber, para cada uno de los tumores [en las 2.000 muestras analizadas], cuándo empezó a crecer, a qué velocidad ha crecido y cuál es su grado de diversidad celular”.

Anticipar la evolución del tumor

El científico asegura que esta descodificación puede tener implicaciones en la práctica clínica. “Hemos desarrollado una herramienta que nos permite entender cómo se ha desarrollado el cáncer y anticipar cómo va a evolucionar en el futuro”, sentencia. Y abunda: “Esta información del pasado nos permite saber si un cáncer será más agresivo en el futuro, si cambiará con el tiempo o incluso, en tumores como la leucemia linfática crónica, que no requiere tratamiento inmediato, podemos estimar cuándo será necesario tratar al paciente”.

Manel Esteller, profesor de Investigación ICREA en el Instituto contra la Leucemia Josep Carreras, se muestra cauteloso con los resultados. El investigador, que no ha participado en este estudio, ha apuntado, en declaraciones al portal Science Media Center España, que este trabajo es “teórico y necesitaría de una mayor validación experimental”, por lo que no se puede implementar en la práctica clínica ahora mismo. La herramienta computacional empleada es, a su juicio, “prometedora”, pero recuerda que ya existen “técnicas de análisis de metilación del ADN en célula única que combinan ya una rigurosa comprobación biológica de los resultados con novedosos algoritmos matemáticos y de inteligencia artificial que permiten obtener resultados similares a los presentados en este estudio para esta leucemia en concreto”.

Por su parte, Alejo Rodríguez Fraticelli, investigador ICREA del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB), asegura que es una investigación “muy interesante” y pone el foco en el bajo coste de la técnica desarrollada. “La verdadera innovación está en poder utilizar esta información en el epigenoma como códigos de barras moleculares para poder seguir la progresión de la enfermedad, pero a muy bajo coste”, apunta. Y augura que, en unos años, puede convertirse en una herramienta más en el arsenal de los oncólogos para diagnosticar la enfermedad y su progresión.

Martín-Subero admite que su metodología todavía no está disponible para ser utilizada en la práctica clínica convencional: “Hace falta que una empresa pueda llevar esto al mundo real”. Pero hace hincapié en que es “coste-efectiva para la información que aporta”. El investigador defiende, además, que esta investigación “abre un camino” para comprender mejor la biología del cáncer. “Si conocemos el pasado del cáncer, podemos adelantarnos a su futuro y hacer una mejor gestión de los recursos clínicos para un mejor tratamiento y una mejor estimación del pronóstico del paciente”.

sábado, 21 de junio de 2025

La vacuna anticáncer

 El siguiente paso de la terapia más revolucionaria contra el cáncer: que la produzca el propio paciente con una simple inyección, en El País, por Nuño Domínguez, 19 junio 2025:

El creador de la terapia CAR-T desarrolla una ‘vacuna’ que podría servir contra enfermedades autoinmunes y tumores de la sangre sin necesidad de complejas y caras manipulaciones

Hace unas semanas, en el Hospital La Paz de Madrid, un tratamiento de inmunoterapia salvó la vida de una niña que padecía una enfermedad muy rara. Ha sido uno de los éxitos más recientes de los CAR-T, un fármaco basado en glóbulos blancos del propio paciente que se modifican en el laboratorio para atacar selectivamente a las células que causan la enfermedad, ya sea cáncer, o una dolencia autoinmune, como era el caso de la paciente de Madrid.

El inmunólogo estadounidense Carl June, inventor de estos tratamientos para tratar cánceres sanguíneos como leucemias y linfomas, compara sus efectos con un milagro bíblico: la resurrección de Lázaro. Los CAR-T han sido capaces de curaciones espectaculares en miles de pacientes que estaban desahuciados, uno de los mayores logros médicos de las últimas décadas.

June encabeza este miércoles un estudio que puede llevar estos tratamientos a un nuevo nivel. Esta terapia requiere extraer del paciente linfocitos T, un tipo de célula inmune, introducir en ellos cambios genéticos usando virus como lanzadera, hacer que se multipliquen hasta que se cuenten por millones, y después inyectárselos al paciente. Todo este proceso es complicado y puede ser muy costoso, lo que explica en parte que las versiones comerciales de estos tratamientos se vendan por cientos de miles de euros. El propio June explicaba en una entrevista a EL PAÍS que uno de sus objetivos es conseguir bajar su precio.

El inmunólogo estadounidense firma hoy un estudio en el que explora una nueva terapia experimental para que sean los pacientes los que produzcan los CAR-T dentro de su cuerpo. Se trata de unas nanopartículas de lípidos que contienen pequeños fragmentos de ARN mensajero, una estructura muy similar al de las vacunas de covid. El fragmento de ARN contiene la información para que los linfocitos T desarrollen la capacidad de identificar y eliminar las células malignas, en este caso linfocitos B, que pueden provocar tanto cánceres hematológicos como enfermedades autoinmunes. El trabajo se publica en Science, referente de la mejor ciencia mundial.

El equipo ha demostrado que el tratamiento reprograma los linfocitos T y combate las células malignas en cultivos celulares de pacientes con dolencias autoinmunes. También han demostrado que esta inyección es capaz de eliminar tumores sanguíneos en ratones y ratas con leucemia, y también “resetear” el sistema inmune de primates no humanos, algo parecido a lo que han conseguido los CAR-T convencionales en humanos con cáncer y enfermedades autoinmunes.

Los responsables del trabajo creen que este paso será clave para democratizar estas terapias. El equipo de June en la Universidad de Pensilvania firma el estudio junto a científicos de Capstan, una empresa biotecnológica estadounidense. La compañía acaba de anunciar el arranque de la primera fase de ensayos clínicos en pacientes que sufren enfermedades autoinmunes mediadas por linfocitos B. June es uno de los fundadores científicos de Capstan, junto a Drew Weissman, coinventor de las vacunas contra la covid, por las que recibió el Nobel de Medicina en 2023 junto a la bioquímica Katalin Karikó.

Si llegaran a comercializarse, estas inyecciones podrían rebajar drásticamente el precio de estos tratamientos hasta unos 5.000 euros por dosis, según ha explicado el director ejecutivo de una de las empresas más avanzadas en este campo, Interius BioTherapeutics.

Al estar basados en ARN este tipo de CAR-T no hacen cambios genéticos permanentes en los pacientes, lo que se ve como una ventaja. Pero esto también supone que sus efectos no pueden durar años, incluso décadas, como con los CAR-T convencionales, sino posiblemente meses, lo que haría necesarias dosis recurrentes a lo largo de la vida, con el coste que eso supone.

“Son unos resultados impresionantes”, celebra Ignacio Melero, profesor de Inmunología en la Universidad de Navarra y codirector de Inmunología Clínica e Inmunoterapia en la Clínica Universidad de Navarra, que no ha participado en el estudio. “Esta metodología alberga extraordinaria esperanza para tratar algunas enfermedades autoinmunes en casos refractarios a los tratamientos habituales. Por ejemplo, lupus eritematoso sistémico, polimiositis, esclerodermia, síndrome de Sjögren y quizá artritis reumatoide. Quizá no sea todavía una aproximación para competir con terapia CAR convencional para tratar leucemias o linfomas, pero con la adecuada optimización podría ser factible”, añade.

“Es un estudio importante”, coincide Manel Juan, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona, donde se ha desarrollado el exitoso CAR-T público que salvó a la niña madrileña y se ha aplicado ya en medio millar de pacientes con tumores hematológicos. “Parece que es posible conseguir el efecto logrado por los CAR-T convencionales en enfermedades autoinmunes, pero sin tener el riesgo de tener células permanentes, sino que a través de este sistema sea transitorio, conseguir el mismo efecto con varias dosis”, razona. El médico explica que dos ensayos preliminares en China han mostrado que esta aproximación ha conseguido remisiones completas en dos pacientes de cáncer hematológico. “En principio, la posibilidad de escalabilidad, de incrementar el número de producciones para ser utilizadas en más pacientes, podría reducir precios. Pero ya sabemos que al final los costes y los precios son muy distintos, y dependen de cómo se gestionan desde las diferentes compañías”, añade.

viernes, 9 de mayo de 2025

Espectacular avance en inmunoterapia

 Un anticuerpo humanizado de ratón hace desaparecer el cáncer de 84 personas con una mutación genética, en El País, por Manuel Ansede, 9 de mayo de 2025:

Esta nueva inmunoterapia es especialmente eficaz en varios tipos de tumores sólidos, pero hará falta tiempo para confirmar sus beneficios a largo plazo.

Una nueva estrategia, que ya logró hace tres años la eliminación de los tumores en el 100% de una docena de pacientes con cáncer de recto, ha obtenido ahora resultados sobresalientes en otro grupo con casos de esófago, estómago, colon, hígado, vejiga, útero y próstata. La terapia, denominada inmunoablativa, ha conseguido la aparente desaparición del cáncer en el 80% de un centenar de participantes que comparten una mutación genética específica. La oncóloga Ana Fernández Montes , ajena a esta investigación, considera que es “un cambio de paradigma”. El tratamiento evita tener que recurrir a otras alternativas más agresivas, como la cirugía, la radiación o la quimioterapia.

Una de las pacientes, la neoyorquina Maureen Sideris , una jubilada hiperactiva y dicharachera de 71 años, detiene su coche para atender la llamada telefónica de EL PAÍS. Hace tres años le diagnosticaron un cáncer gastroesofágico y pensó que iba a perder el habla o incluso la vida. Ahora está pletórica. La remisión de su tumor es completa, tras recibir un tratamiento intravenoso, el dostarlimab , cada tres semanas durante seis meses. El éxito ha evitado que se someta a una operación arriesgada en el esófago. “Me alegre, porque me encanta hablar”, bromea. "El cáncer ha desaparecido en mis imágenes PET [un escáner médico] y en las biopsias. Los doctores son cautelosos y solo hablan de remisión, pero cuando se cumplan cinco años usarán la palabra curación", celebra, antes de despedirse con entusiasmo y volver a la carretera. “Me siento como si me hubiera tocado la lotería”, exclama.

El dostarlimab, un fármaco desarrollado por la empresa biotecnológica estadounidense AnaptysBio , es una proteína defensiva —un anticuerpo— de un ratón, modificada con ingeniería genética para humanizarla. Se producen en células de ovario de hámster chino. La esencia del tratamiento es conocida. El científico japonés Tasuku Honjo hizo un descubrimiento en 1992 que salvaría millones de vidas. En el cuerpo humano encontró una proteína, bautizada PD-1, que actúa como un freno de las defensas del organismo. Al quitar esa trabajo natural, con un anticuerpo llamado nivolumab, el propio sistema inmune podía atacar con mayor ferocidad a las células tumorales. Honjo ganó el Nobel de Medicina en 2018, como padre de una técnica disruptiva para tratar el cáncer: la inmunoterapia.

El anticuerpo humanizado de ratón también bloquea la actividad de la proteína PD-1, lo que suelta las riendas de las defensas humanas, que son las que destruyen las células tumorales. El medicamento ya se aprobó en 2021 contra el cáncer de endometrio , en combinación con la quimioterapia. Un equipo de investigadores del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering —una organización privada de Nueva York sin ánimo de lucro— tomó una decisión audaz: utilizar solo dostarlimab, lo antes posible, para ver qué ocurriría.

Los científicos escogieron a pacientes con una determinada mutación genética en sus tumores, llamada deficiencia en la reparación de errores de emparejamiento , especialmente sensible a los medicamentos inhibidores de la proteína PD-1, como el dostarlimab. El equipo de Sloan Kettering calcula que el 5-10% de los tumores de recto y el 2-10% de otros tipos de cáncer sólido podrían tener este punto débil.

Sascha Roth, una mujer de 38 años de Washington con cáncer de recto, fue la primera persona que se atrevió a presentarse como voluntaria. La remisión de su tumor fue tan rápida y asombrosa que ni los médicos se lo creían, pero lo mismo ocurrió con el segundo paciente. Y con el tercero. El 5 de junio de 2022, los científicos anunciaron “ la respuesta completa ” en la primera docena de casos analizados. El cáncer había desaparecido aparentemente, pero los autores anunciaban que hacía falta más tiempo para comprobar que los tumores no reaparecían.

Más de cinco años después de aquella primera voluntaria, los investigadores, liderados por los oncólogos Andrea Cercek y Luis Alberto Díaz , acaban de publicar los resultados de otro centenario de casos, sin metástasis, pero localmente avanzados. En las 49 personas con cáncer de recto tratadas ya no se detectan indicios de la enfermedad. En otras 54 con tumores en otras partes del cuerpo —esófago, estómago, colon, hígado, vejiga, útero y próstata—, los resultados no son tan espectaculares, pero siguen siendo sobresalientes. Aproximadamente dos de cada tres han experimentado una respuesta completa, lo que significa que todas las señales de cáncer se han esfumado. En total, son 84 pacientes con su cáncer aparentemente eliminado, de un total de 103. En los que el tumor no desapareció, sí menguó.

“Son resultados increíbles”, afirma el oncólogo Luis Alberto Díaz, nacido en Schenectady (EE UU) hace 54 años. Su madre, peruana, llegó allí embarazada de siete meses. En 2021, el presidente estadounidense Joe Biden lo nombró asesor de su estrategia contra el cáncer. Díaz está exultante. Aquella primera docena de participantes, como Sascha Roth, sigue libre de tumores. Cuatro de ellos llevan más de cinco años, por lo que ya se puede hablar de curación, según el oncólogo.

La terapia no es barata. Una sola dosis se vende por más de 5.000 euros , por lo que el tratamiento de un solo paciente puede costar unos 50.000. “Al final, será más económico, porque evitarás terapias costosas, como la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía”, opina Díaz. La farmacéutica británica que posee el permiso para comercializar el dostarlimab, GlaxoSmithKline, ingresó unos 550 millones de euros con las ventas del anticuerpo en 2024, gracias a su uso generalizado contra el cáncer de endometrio en Estados Unidos.

El nuevo estudio, publicado el 27 de abril en la revista especializada New England Journal of Medicine , ha recibido financiación de la propia GlaxoSmithKline, pero también del Instituto Nacional del Cáncer y de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, además de entidades benéficas, como Swim Across America , que organiza jornadas de natación para recaudar dinero. Los participantes en el ensayo clínico tienen entre 26 y 87 años. Los investigadores recuerdan que se necesita más tiempo para confirmar el beneficio a largo plazo, sobre todo en los pacientes de tumores no rectales, en los que el seguimiento promedio ha sido solo de unos 15 meses.

Ana Fernández Montes, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica, aplaude los nuevos resultados. “Hay unas respuestas clínicas muy elevadas, con un gran control de la enfermedad, y la gente se libra de la amputación abdominoperineal del recto”, celebra la oncóloga, del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense. Luis Alberto Díaz acuñó el término terapia inmunoablativa “porque significa extirpar el tumor con inmunoterapia”, sin cirugía ni radiación ni quimioterapia, evitando así efectos adversos muy graves, como la infertilidad. La terapia inmunoablativa suena “futurista”, reconoce Díaz, pero de momento está funcionando en decenas de casos.