Carina Farreras, "Maestros por vocación", en La Vanguardia, 27 de enero de 2025:
Destacaron con una nota brillante en la selectividad y eligieron la carrera de educación infantil o primaria por sus firmes convicciones personales en tiempos de una crisis mundial de profesores
Cinco jóvenes de brillantez académica han defendido su vocación de maestros ante la sorpresa de su entorno. Obtuvieron en junio de 2024 notas de acceso a la universidad por encima de 12,50 (sobre 14) lo que les abría las puertas a casi todos los grados que ofrecen las universidades españolas con la promesa de carreras de prestigio, viajes, posiciones de liderazgo, alta remuneración. Sin embargo, eligieron ser maestros, una profesión clásica, humilde, muy exigida, no suficientemente valorada y que, desde luego, no enriquece a quien la ejerce.
Estos cinco jóvenes, David Tostado (estudiante de primaria, 12,64 en las PAU), Paula Altet (infantil, 13,18), Marta Vera (primaria, 13,26), Gerard Ortiz (infantil y primaria, 12,85) y Lucía Vitoria (infantil y primaria, 12,84), todos estudiantes en la Universitat de Barcelona (UB), devuelven la pelota a aquellos que les cuestionan por su determinación con reflexiones sobre qué significa alcanzar el éxito personal.
“Escoges esta carrera por vocación”, define en una frase David Tostado. Etimológicamente vocación es “acción de llamar”, una llamada que da sentido trascendente a un propósito, satisfacción interior y coherencia con uno mismo.
“Yo valoro ir al trabajo feliz, estar contenta con lo que hago y volver a casa y tener cosas que explicar a mi familia que estar triste o aburrido a cambio de tener más dinero”, apunta Marta Vera. Algunos tienen padres maestros y destacan la fuerza de los vínculos: “yo he vivido en casa cómo se quiere a los alumnos” (Gerard Ortiz) y cómo “los alumnos quieren a los profesores” (Lucía Vitoria).
Marta Vera
“Si vas a trabajar cada día en algo que te gusta eres mucho más feliz que ganando mucho dinero”
Ciertamente, todos reconocen haber recibido bromas de amigos o consejos para desviarse de su opción universitaria. De todo, lo que más sorprende a Gerard –y los demás asienten es cómo los propios profesores de bachillerato los trataban de desincentivar. “No se dan cuenta, infravaloran su propio trabajo”, considera el futuro maestro.
Y, sin embargo, se preguntan, ¿qué hay más importante que educar, acompañar a “pequeñas personas” en su proceso de “construcción”? De cero a diez, califican rotundamente con un diez. ¿Qué más importante –cuestionan– que enseñar a los niños conocimientos, defender lo que es justo e inferirles fortaleza para cambiar lo que no les gusta de la sociedad? Mostrarles, como sostiene Paula Altet, que es posible convivir en un mundo con personas diversas. El respeto empieza en los primeros años. En definitiva, desean impulsarles a ser “curiosos”, “cultos”, “inconformistas”, “tolerantes con los demás” para que construyan entre todos un espacio donde convivir en paz.
Gerard Ortiz
“Nací en una casa de maestros y he visto en primera persona cómo se quiere a los alumnos”
La Unesco cifra el déficit de profesores para el 2030 en 44 millones en todo el mundo. Mayormente son docentes de secundaria. Europa no se libra y países como Francia, Italia, Alemania o Portugal, están aplicando políticas de atracción y retención de docentes ante el abandono de la profesión y la jubilación de los mayores.
En España, la docencia aún muestra músculo, según Enric Prats, vicedecano de la facultad de Educación de la UB. Aún son más los que quieren ser maestros que los que pueden acceder a la universidad. Las notas de corte a la universidad han subido (del 6,79 en 2018-2019 al 8,15 de promedio en España).
Pero el relevo generacional está a la vuelta de la esquina. Cuatro de cada diez profesores se va a jubilar en primaria en los próximos 10 años mientras que el grupo de maestros más jóvenes (menores de 40 años) representa poco más del 25% del total. Prats apunta a que la carencia podría quedar compensada por el “dramático” descenso de niños en las aulas.
En 2013 se contabilizaron 8 millones de estudiantes (INE) en España en educación obligatoria (de infantil a ESO). Desde entonces, se han perdido casi medio millón y se estima que en 2037 ya serán un millón menos. Todo puede cambiar si la natalidad se recupera y las jóvenes tienen más de dos hijos. No obstante, y teniendo en cuenta el aumento de niños de familias migrantes, los expertos no esperan este cambio de tendencia.
Por otro lado, el problema del abandono de la profesión no se da como en países vecinos. Quizás porque ésta es una profesión que, frente a otras, da estabilidad y seguridad económica, además de que preserva los horarios y las vacaciones. Los jóvenes valoran cada vez más estas facetas.
En los primeros meses de carrera, estos estudiantes ya han tejido amistades y relaciones con sus compañeros de una manera fácil porque forman parte de un grupo con un deseo común. “Somos distintos, unos extrovertidos y otros introvertidos, pero tenemos el mismo objetivo y eso lo notas, es muy fuerte”, describe David sobre su experiencia universitaria. Pero también se parecen en su faceta aplicada y constante. “Nos volcamos mucho en las actividades de clase, en hacer bien los trabajos”, explica Lucía Vitoria.
Paula Altet
“Es muy importante fomentar un buen ambiente en clase porque ese grupo es una pequeña muestra de lo que se van a encontrar en la sociedad”
Creen que el espacio de una escuela, en el que estarán en el futuro, es un lugar motivador porque hay dinamismo, vitalidad, desafíos, otros profesionales con los que colaborar y crecer. Vínculos y más vínculos. “Se trabaja con niños y se comparte mucho en los claustros, al final, es como una segunda familia”, considera Marta Vera.
Esperan despertar amor por el conocimiento, aportando “temarios contextualizados con la realidad” y generar espíritu crítico. Confían también en ser cercanos sin “coleguear”, lograr infundir autoridad sin tener que imponerla. Todo eso han reflexionado y han compartido con La Vanguardia, como la importancia de ser un modelo, insisten en la idea, un referente para los niños de la clase.
David Tostado
“Me gustaría formar en el espíritu crítico para fomentar que crezcan personas librepensadoras”
Atisban la dificultad en frenar la presión de las familias sobre las escuelas. “No puedes acomodarte a las exigencias de los 25 padres de una clase. Ellos tienen que entenderlo y confiar en tu trabajo”, afirma Paula Altet.
“A mí me gustaría cuidar sus sueños, que sean lo que quieran ser”, aspira Gerard Ortiz. “Somos importantes como maestros porque somos el inicio de todo”, sigue Paula Altet. Sin los maestros, en verdad, no existirían las otras profesiones porque todo el mundo tiene que ser enseñado en su infancia, asienten y sonríen con satisfacción por la importancia de su rol.
Lucía Vitoria
“Al saber mi nota mis amigos me insinuaron que eligiera otra carrera, pero sabían 100% que yo elegiría educación”
Estos estudiantes son los últimos que estudiarán con el plan de estudios de los grados de educación infantil y primaria. El Gobierno va a reformar el currículum para que los futuros profesionales estén formados a las necesidades y desafíos de las escuelas actuales. Está previsto que este año se publique la orden que regula el marco común de los grados que imparten las universidades españolas. En los mismos se determinará la carga lectiva de cada materia y los niveles de prácticas. Allí se verá qué y cuánto se pide que sepan los maestros para ejercer su profesión.
Enric Prats: "Un maestro tiene que leer para saber interpretar el mundo"
Catalunya
La mitad de los que quieren ir a magisterio suspende mates
La vocación por sí misma no es garantía de convertirse en un buen profesor. En cambio, una buena base académica es condición deseable para cumplir con esa función. Con esta premisa, Catalunya creó hace 11 años el Programa de Millora i Innovació en la Formació de Mestres que estableció una prueba de aptitud personal (PAP) como requisito para matricularse en las facultades de educación catalanas (ahora las privadas permiten matricular, a condición de que el estudiante se presente y apruebe durante el primer curso). Queda al margen el máster que conduce a la docencia en la etapa secundaria, incluido el bachillerato y la formación profesional, que no exige ningún filtro. En estas pruebas, que el Gobierno español quiere extender a todas las facultades, se basan en conocimientos de lengua y matemáticas de 4º de ESO ya que a las mismas pueden presentarse estudiantes de ciclos formativos que no han cursado bachillerato.
En los últimos cinco años se ha detectado una bajada importante en el desempeño de matemáticas. En el 2024 fueron aptos en esta materia cuatro de cada diez y en el 2023, solo tres de cada diez. Esto quiere decir que siete estudiantes que quería matricularse obtuvieron una puntuación inferior a 4. Se aprueban las PAP en el caso de superar un 4 en ambos exámenes y si la suma de ambos da una media de 5. En el 2024 fue apto para las PAP el 58% de los que se presentaron, algo más respecto al 2023 en que lo hizo el 55%.
Según la plataforma Unportal, en el 2024 se obtuvo una nota promedio de 4,70 en el examen de competencia lógico-matemático y un 5,07 en el de competencia comunicativa y razonamiento crítico. En el 2023, la nota del ámbito matemático fue de 3,87. Tampoco llegó a 5 en el 2020 ni en el 2021. En estos cinco años sólo se obtuvo una media superior a 5 en el 2022, con un promedio de 5,64.
Es cierto que un poco menos de la mitad de los aspirantes no superaron las PAP y no pudieron matricularse en universidades presenciales públicas (sí en las privadas u online). Por tanto, si su desempeño fue realmente bajo, arrastró hacia abajo la puntuación y descompensó las medias de los que sí aprobaron. Además de las PAP, los jóvenes deben pasar por selectividad.
Y como aún hay más estudiantes dispuestos a entrar en las facultades que plazas disponibles, las notas de corte aumentan lo que exige a los estudiantes un rendimiento medio alto. Si quieren estudiar en Catalunya el doble grado (infantil y primaria) deben tener entre un 7,99 (Rovira Virgili de Tarragona) y un 11,34 (Universitat de Barcelona) sobre 14. En infantil, las ponderaciones se encuentran a partir de 5 y en primaria, a partir de 7,45.
Las notas de corte de las universidades presenciales y públicas españolas se han situado en puntuaciones de entre 7 y 8 sobre 14, por debajo de medicina y matemáticas, pero por encima de derecho o económicas. Esto se explica porque, tras la pandemia, han mejorado los expedientes académicos de bachillerato y las pruebas de selectividad se han relajado.
Por lo demás, los estudiantes del grado de educación se encuentran entre los más aplicados de todas las carreras, según las estadísticas de Datos y Cifras 2024 (Ministerio de Ciencia y Universidades) que ofrece los datos del conjunto de universidades españolas. Destacan también los de enfermería y medicina, carreras que comparten una alta feminización y un bajo abandono. La tasa de rendimiento, los créditos que se aprueban en relación con los que se matriculan es del 94%. Los estudiantes terminan la carrera en tiempo idóneo, esto es, acaban a los cuatro años de haber empezado (en otras carreras el promedio es de 5 y 6 años) y la media de la nota al acabar es de un 7,84 en infantil y 7,77 en primaria. Sólo superan estas calificaciones las futuras enfermeras (7,88) y las igualan los futuros titulados en medicina (7,76).
Texto: Carina Farreras
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