miércoles, 5 de noviembre de 2025

Errores que evitar en filosofía

 ¿Qué se requiere para ser filósofo? 10 errores a evitar. Por Enric Gel. [Transcrito y corregido de YouTube]

 Hay 10 hábitos comunes en los que es súper sencillo caer sin darte cuenta y que pueden sabotear por  completo tu progreso como filósofo. Llevo casi 15 años estudiando filosofía y he caído y sigo cayendo en estos errores mil y una veces. Algunos son tan escurridizos que me ha costado años detectarlos y, ahora que soy consciente de  ellos, los veo continuamente tanto en gente que acaba de empezar en filosofía como en veteranos que llevan tiempo dedicados a esta disciplina. Hoy quiero destaparte de modo claro y sencillo estos 10 vicios del filósofo para que puedas identificarlos y corregirlos a tiempo antes de que sea demasiado tarde. Me llamo Enric, bienvenido de vuelta a Adictos a la filosofía, ¡empecemos!  

 Error 1 que te sabotea como filósofo

 Imagina que te despiertas en un bosque con un grupo numeroso de personas. Ninguno de vosotros sabe qué hace ahí, de dónde vienen ni hacia dónde hay que ir, y os ponéis a discutir con el objetivo de idear un plan conjunto de acción. Rápidamente os dais cuenta de que hay una persona que no para de rechazarlo todo de manera sistemática: "Eso es una pésima idea", "Así no iremos a ninguna  parte", "Es evidente que ese no es el camino"... Hacéis silencio para escuchar su plan, y empieza a contaros su propuesta en el tono más confiado que hayas escuchado nunca. Solo hay un pequeño problema: no tiene pies ni cabeza, es un plan temerario, que podría poneros a todos en peligro, y encima, en este punto, no hay nada siquiera que sugiera, no digamos ya asegure, que de esa manera daréis con el camino correcto.

 Se lo intentáis hacer ver, pero esa persona sigue en sus trece, repitiendo su plan con la confianza de un profeta inspirado por Dios. Y entonces te das cuenta: está tan perdido como el resto de vosotros, solo que no lo sabe. 

 En filosofía suele pasar algo similar en distintos grados de intensidad. A veces nos creemos que algo está clarísimo, que la respuesta a tal pregunta es obviamente esta, y lo único claro es que no estamos reconociendo nuestra propia ignorancia. Esto es común cuando empezamos: creemos que ya lo sabemos todo porque hemos leído un libro o porque hemos visto un vídeo de Adictos a la Filosofía, por ejemplo, pero, objetivamente hablando, el estudio que le hemos dedicado a ese tema no justifica nuestra seguridad.Y este es el primer hábito que nos sabotea como filósofos: la soberbia intelectual de creernos que ya lo sabemos todo. No hace falta irse al otro extremo de "No sé ni se puede saber absolutamente nada",  pero sí que el aprendizaje filosófico necesita, ante todo, un poco de humildad. 

 Error 2 que te sabotea como filósofo

 Supón que no conseguís poneros todos de acuerdo y os rompéis en diferentes grupos y cada uno va por su lado. Pasan los días y, de tanto en cuando, tu grupo se cruza con personas que, o bien siguen otro camino diferente, o directamente van en dirección opuesta a la vuestra. A veces os intentan convencer de que cambiéis de camino; algunos incluso os dicen que hace tiempo iban por esta vía y que no os espera nada bueno. Empiezas a preguntarte si acaso tendrán razón y si no sería mejor revisar un poco el plan; pero a tu alrededor notas que se solidifica la siguiente actitud: "Esta gente que no va por nuestro camino, no hay que escucharla. No saben lo que hacen". Pues esto lo veo en filosofía cada vez más y más y, honestamente, me preocupa: el tribalismo de negarse a escuchar a quien piensa distinto, llegando incluso a veces al extremo de excluirlo de la discusión. Los que no piensan como yo son malos, tontos, poco rigurosos, deshonestos, pseudofilósofos, charlatanes, no saben pensar... Cuando la realidad es que llevamos siglos y siglos de filosofía y la inmensa mayoría de discusiones siguen abiertas: nadie ha conseguido demostrar su posición de manera apodíctica e indiscutible. ¿El remedio? Grábate esto a fuego: "En filosofía, casi todo es controvertido". Y, ojo, no me malinterpretes: está bien tener convicciones, está bien pensar que la respuesta correcta probablemente es esta. El problema es actuar como si solamente hubiera un camino racional posible (curiosamente, el tuyo), ignorando que, en filosofía, gente igual de  inteligente, razonable y honesta puede discrepar acerca de prácticamente cualquier cosa. El peligro  aquí está en terminar con una visión inflada y acrítica de tu propia filosofía, cegándote a los problemas que tiene por acabar considerándola como la respuesta autoevidente.

 Error 3 que te sabotea como filósofo

 El tercer error está relacionado con el segundo; de hecho, probablemente sea su núcleo básico, el hábito  que tienes que abandonar para poder resolverlo. Imagínate ahora que empieza a acumularse evidencia  de que tu grupo efectivamente va por el mal camino y ya estás planteándote seriamente probar algo  distinto. Pero ves que, entre vosotros, cada vez que alguien propone desviarse un poco, hay un buen número de personas que se lo toman como un ataque personal. Han puesto su identidad en el camino elegido y, por tanto, toda objeción es un  cuestionamiento de su persona y no la quieren ni escuchar. Es difícil, pero en filosofía lo ideal es que te dé igual que te refuten. ¿Recibes objeciones? ¡Genial, vamos a verlas! En filosofía, necesitamos objeciones para seguir pensando a fondo. ¿Esas objeciones te refutan? ¡Pues perfecto, te han sacado del error! Es lo mejor que  te podría pasar. Pero este proceso de aprendizaje se dificulta cuando caemos en este tercer hábito: identificarnos demasiado con nuestras ideas, cosa que nos lleva a no estar dispuestos a cambiar  ni a matizar. ¿Quieres arreglarlo? Pues sepárate todo lo posible de tus ideas para que dejes de ver toda objeción, toda crítica, como un ataque o una amenaza existencial. Tú no eres tus ideas: si  tus ideas caen, tú estás a salvo.

 Error 4 que te sabotea como filósofo 

  Pero ojo, porque tampoco es plan de caer en el error o en el hábito opuesto, que es igual de desastroso. ¡Veamos cuál es! Imagínate ahora que tú y unos pocos decidís al fin cambiar de camino y al cabo de unos días os encontráis con una persona que, al veros, se une a vosotros sin siquiera dudarlo. El nuevo empieza a explicaros sus aventuras por el bosque y enseguida notáis un patrón: cada vez que se ha encontrado con gente que iba en una dirección diferente de la suya, se ha cambiado y se ha ido con ellos. Como era de esperar, al día siguiente os encontráis con un grupo que iba en una dirección ligeramente  diferente y vuestro nuevo compañero se les une sin siquiera deciros adiós. Si antes el problema era identificarse demasiado con las propias ideas, aquí lo malo está en apegarse a ellas demasiado poco. Tienes que separarte de lo que piensas, pero tampoco tanto que estés continuamente cambiando de ideas a la primera de cambio, porque así lo único que lograrás es dar vueltas y vueltas y más vueltas. Confía un poco en lo que ya has pensado e intenta darle la mejor oportunidad antes de cambiarlo por algo distinto. Si cambias, que sea por buenos motivos. 

 Error 5 que te sabotea como filósofo 

 Nos hemos topado ya con los que se unen a cualquiera sin siquiera pensarlo. Supón ahora que te encuentras con gente todavía más rara: personas que, a la que ven que otros van por el mismo camino que ellas, cambian directamente sin pensarlo. Unos pocos siguen igual, pero empiezan a hacer cosas diferentes, como, por ejemplo, caminar con las manos o dar volteretas todo el rato. Son los que, por encima de todo, pase lo que pase, quieren ser diferentes. En  filosofía, esto se traduce en amar la originalidad por encima de la verdad. Es un hábito común porque todos, sobre todo al empezar, queremos ser los más novedosos y originales, y encima el sistema de publicación académica premia desproporcionadamente la originalidad, pero eso no quita que sea un error y de los graves. Y es que después de prácticamente 26 siglos de filosofía, está ya todo inventado, y si eres la primera persona en toda la historia a la que se le ocurre la idea X, lo más probable es que sea un disparate. De nuevo, está  bien querer ser original, pero somos filósofos: amamos y buscamos la verdad, no la originalidad.  

 Error 6 que te sabotea como filósofo 

 Imagínate ahora que después de días y días de camino os topáis con una biblioteca en la que, según parece, están conservados los diarios de los más grandes exploradores que en los últimos siglos han transitado ese bosque maldito. ¿No querrías parar a leerlo, saber qué caminos exploraron y a dónde los condujeron? Pues, en filosofía, esa gran biblioteca existe: es la propia historia de la filosofía. Y, sorprendentemente, hay muchos que no quieren entrar en ella o que incluso lo consideran una pérdida de tiempo y un ejercicio antifilosófico. Pero, ¿cómo va a ser una pérdida de tiempo o algo antifilosófico indagar en lo que mentes mucho más penetrantes que la nuestra han pensado sobre esos mismos temas que nos preocupan? La historia de la filosofía no es un obstáculo a tu camino como filósofo: es tu aliada. Entenderla te va a permitir encontrar conexiones entre ideas que, si las hubieras tenido que descubrir por  ti mismo, habrías tardado 200 vidas. No cometas, por tanto, el error de ignorarla.

  Error 7 que te sabotea como filósofo 

 Vamos a detenernos un rato en esta biblioteca, porque hacerlo nos va a permitir destapar el resto de  los hábitos silenciosos que te sabotean como filósofo. Supón que entras y enseguida empiezas a observar una variedad de comportamientos curiosos. Primero están los que agarran un libro, lo ojean rápidamente, murmuran "¡Qué estupidez!" y lo tiran  al suelo, cosa que no voy a hacer porque yo amo los libros. Te agachas a recogerlo, empiezas a mirártelo y quedas sorprendido con la profundidad del pensamiento que está ahí escrito. Con curiosidad le preguntas a esa persona por qué lo ha descartado y enseguida, cuando te responde, te das cuenta de que lo ha malinterpretado de modo descomunal. Se lo intentas explicar,  pero ya es tarde, no te quiere escuchar y se ha puesto a hacer otra cosa distinta. El error aquí (y es un hábito más común de lo que piensas entre filósofos) es quedarse con la primera cosa que se te ocurre cuando escuchas por primera vez una teoría, una propuesta o un argumento nuevo. Si es la primera vez que oímos un cierto argumento o teoría filosófica, nuestro papel es escuchar, hacer un esfuerzo por entender, y, solo entonces, criticar. Lo primero que se nos ocurre como objeción a algo que escuchamos por primera vez suele estar mal o suele ser un malentendido ya respondido y aclarado múltiples veces en la literatura. No te quedes, por tanto, con lo primero que se te pasa por la cabeza. Antes bien, haz un esfuerzo por entender esa propuesta en su versión más fuerte. 

  Error 8 que te sabotea como filósofo 

 Probablemente, lo que está en la raíz del hábito erróneo anterior es lo siguiente. Hay quienes se ponen a correr nerviosos por toda la biblioteca, leyendo un montón de libros a toda prisa, sin darse nunca el  tiempo de descansar, sentarse y leer y entender y pensar algo a fondo. Son los impacientes, los que  quieren una respuesta definitiva ya y no pueden esperar. No seas como ellos: ten paciencia, confía en que las respuestas irán llegando poco a poco con el estudio, con la lectura. La filosofía se hace mejor despacio. 

 Llegamos por fin a los dos últimos hábitos silenciosos que te sabotean como filósofo, que son, en mi opinión, de los más comunes, pero también, por suerte, de los más sencillos de resolver. 

 Error 9 que te sabotea como filósofo

 Imagínate esto. Mientras estás inmerso en tu estudio en la biblioteca y vas perfilando tus planes para salir del bosque, ves a lo lejos a dos personas enzarzadas en una acalorada discusión. Día tras día, ahí están, peleándose a grito pelado, sin lograr convencerse el uno al otro de absolutamente nada. Llega el momento en el que tú estás ya preparado para reanudar tu viaje y ahí siguen esos dos, lanzándose libros a la cabeza, habiendo perdido completamente el tiempo sin haber progresado nada. El hábito erróneo aquí (y es una gran tentación para nosotros los filósofos) es ponerse a discutir con cualquiera, con el primero que pasa y con la  única intención de ganarlo. Mira, la vida es corta y eso es una pérdida de tiempo. Está bien discutir con otros, porque eso nos ayuda a afilar nuestras ideas y darnos cuenta de errores. Pero como nos anima Schopenhauer al final de su libro "El arte  de tener siempre la razón", tenemos que aprender a distinguir con quién vale la pena discutir y quién solo debate de mala fe y sin ningún ánimo de dejarse mover por buenas razones. A esos es mejor dejarlos que le hagan perder el tiempo a otro.

 Error 10 que te sabotea como filósofo

 Por último, están los que entran en la biblioteca, agarran el primer libro que ven y, después de una rápida ojeada, salen corriendo, habiéndolo convertido en su Biblia personal. El error aquí es ser de un solo autor o, peor aún, de un solo libro. Está bien tener un autor, libro, corriente favoritos, pero ninguno es perfecto y en filosofía hay que estar siempre abierto a múltiples opciones. Aunque, por supuesto, después de tantos siglos es complicado decidir qué libros leer y qué no, sobre todo cuando uno está empezando. Por suerte para ti, hice este otro vídeo en el que te hago una selección de los 5 libros imprescindibles para tu propio viaje filosófico por este bosque oscuro que es la vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario