En fin; sólo hay un planeta que es factible colonizar: el nuestro. Ya lo estamos haciendo, pero muy mal. ¿Cómo podemos pensar en ir tan lejos con la casa ardiendo? Primero hay que avanzar socialmente; después ya podremos plantearnos ir fuera, a explotar o terraformar otros planetas más que a colonizar otros vergeles ya invadidos por la vida. Al respecto convendría leerse la magnífica novela de ese gran autor de la ciencia ficción europea, Stanislaw Lem, Retorno de las estrellas. Ahí fuera no hay nada que podamos conseguir siendo quienes somos ahora, y esa es la única verdad, la que está aquí.
jueves, 3 de febrero de 2011
Conjeturas sobre las setenta nuevas tierras habitables descubiertas por la NASA
Ha saltado la noticia: 70 planetas que levantan la esperanza de la exploración espacial de entre 1200 hallados por la sonda Kepler; la ecuación de las posibilidades de vida inteligente tendrá que redefinirse. Ya habrá algunos pensando en ir allá... Pues siento dar un chasco. Es vano e iluso; fuera de la astronómica distancia y la incapacidad social de nuestra especie para poder organizarse para algo semejante, es biológicamente imposible colonizar planetas, aunque sean parecidos a este. Un ser humano, para poblar otro planeta biológicamente activo, tendría que vacunarse contra un millón de microbios diferentes y aun así desarrollar medicinas específicas, y aun suponiendo que tal cosa pudiera hacerse en algo menos que unos millares de años, seguro que lo mataba un simple prion (una viruta de material génico de un virus) o un virus algo más gordo, o un pedrusco volandero, o un estallido de radiación cósmica. Por no hablar del control de las inevitables mutaciones y del intercambio génico cruzado que podría darse entre ambas biologías, la terrestre y la exoterrestre. La única posibilidad sería que el Adn extraterrestre fuera tan distinto al nuestro que no pudiera interferir en nuestra biología. En ese caso, podría ser... Salvando las inevitables imposibidades sociales, técnicas y cronológicas. Porque todo parece indicar lo contrario: la generación de vida por el procedimiento del Adn parece no ya lo más frecuente, sino lo único en el universo, porque se han encontrado en las estrellas bastantes de sus precursores. Los experimentos de creación en condiciones controladas también terminan por crear esos precursores, y no otros, con calor, electricidad y hasta con radiación ultravioleta. La bioquímica de la vida es, más o menos, homóloga y universal, semejante a la que hay en este planeta, muy diversa, pero construida en su fundamento con los mismos ladrillos químicos y las mismas leyes de combinatoria; los vestigios de emanaciones subterráneas de metano en algunas regiones de Marte de pasado acuoso lo confirman. Pero, quién sabe; igual hacemos buenas migas un par de formas de vida, dextrógira una y levógira la otra.
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Nunca digas nunca, jamás
ResponderEliminarMás valdría decir que las probabilidades son menos escasas, de que te toque la loteria, cada vez que compres un boleto, a lo largo de una longeva vida.
Pero funciona: viva el espectáculo. En definitiva, la idea es convertir a los observadores en espectadores y la diferencia no es baladí.