[En El hombre en busca de sentido, de Víktor Frankl]
Un persa rico y poderoso paseaba un día por el jardín con uno de sus criados. Este estaba compungido porque acababa de ver a la muerte, que lo había amenazado. El criado suplica a su amo que le preste un caballo veloz para huir a Teherán, adonde podía llegar esa misma noche. El amo accede y el sirviente se aleja al galope. Al regresar a casa, el amo se encuentra con 56la muerte y le pregunta: —¿Por qué has asustado y amenazado tanto a mi criado? —No lo he amenazado. Me ha sorprendido verlo aquí, cuando tengo que encontrarme esta noche con él en Teherán —respondió la muerte.
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