miércoles, 27 de mayo de 2015

Es la microeconomía, estúpido

Este artículo es devastador: lo han publicado en El Mundo. A Rajoy le van a dar con la palma plana, hueca, por delante, por detras, por los lados, por arriba, por abajo. Si lo resiste, habrá qe nombrarlo Rocky del año por lo menos y reservarle un puesto en la gloriosa y sin par Hermandad de Cabezones ¿oído cocina? Ese honor, por cierto que muy disputado, lo ganó hace tiempo uno de su mismo partido, Manuel Fraga, otro gallego (no se ofendan los gallegos, que son gente muy civilizada y honesta); pero sospecho que hasta a la Hermandad de cabezones le daría cagalera y vergüenza ajena premiar a este "grotesco personaje", como lo podría llamar hoy Valle-Inclán, si resucitara para solo ello:

María Vega, "Es la microeconomía, estúpido", Blog Fuera de línea, 27 MAY 2015:

Es la microeconomía, estúpido

Herido de gravedad en las urnas y en todas las encuestas, el presidente del Gobierno sigue aferrándose a sus cifras macroeconómicas para ensalzar su legado. Es inexplicable que Mariano Rajoy no sea capaz de entender que el crecimiento del PIB o la caída de la prima de riesgo son magnitudes lejanas para el ciudadano que lo que quiere premiar con su voto son las políticas que mejoran su nivel de vida en un país en el que una de cada cinco personas vive con menos de 8.000 euros al año y dos millones de hogares no tiene recursos para encender la calefacción en invierno, según el INE.

Al ciudadano de a pie le da igual que el Banco de España pronostique que este año la economía va a crecer un 2,8% si sus ingresos han caído una media anual del 3,5% desde 2011, como puso de manifiesto recientemente la OCDE.

Tampoco se entusiasma al leer en la prensa que el cuadro macro del Gobierno estima que el paro terminará la legislatura en el 22,9%  cuando piensa que en España todavía hay 4,3 millones de parados que si en el mejor de los escenarios logran encontrar un trabajo tienen un 25% de posibilidades de firmar un contrato con una duración inferior a siete días.

Más frío aún se queda cuando el Ejecutivo le promete que de aquí a 2018 se crearán medio millón de empleos anuales si comprueba que en la práctica sólo se firman contratos para profesiones de baja cualificación, como peones agrícolas o camareros, y los españoles con estudios universitarios sólo representan un 13% de los contratos del primer trimestre. Un dato que ayuda a entender la debacle electoral del Gobierno en zonas urbanas.

¿Y el déficit? ¿Es una buena noticia que España lograra cerrar 2014 con un déficit del 5,8% frente al 9,4% que heredó Rajoy del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero? Podría serlo si no fuera porque son muchos los ciudadanos que culpan a esa disciplina fiscal del sufrimiento que está suponiendo para los colectivos más vulnerables la merma del Estado de Bienestar. No puede olvidar el presidente que en España, hay 770.000 hogares sin ningún tipo de ingreso por nómina, pensión, subsidio o ayuda.

Para desconsuelo del líder del PP, a los españoles tampoco les sirve que la prima de riesgo esté en tan sólo 134 puntos si la banca sigue sin abrir el grifo del crédito, como lo puso de manifiesto el último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España, que certificó que la financiación a las familias bajó en 2014 otro 6,4%.

Y mientras Cáritas siga teniendo que acoger sólo en la ciudad de Madrid a 300 familias desalojadas de sus viviendas y atender más de 2.800 casos sobre desahucios o embargos, el votante no celebrará que el INE certifique que la compraventa de viviendas encadena ya siete meses de subidas.

Cuando el Gobierno se empecina en que su único problema es de comunicación, minusvalora la crudeza de la crisis económica que según sus datos macro ya ha quedado atrás. Alguien debería transformar la célebre frase 'Es la economía, estúpido' con la que Bill Clinton arrebató a George Bush padre la presidencia de EEUU en 1992 y adaptarla a la realidad del PP recordando que es la microeconomía, la economía real, lo que castigan los ciudadanos.

Dar la espalda a esa realidad sólo sirve para enrabietar a quienes sí entienden los números macro y saben que la soberbia está de más, sobre todo cuando el milagro de la vuelta del crecimiento español no habría sido posible sin un euro débil favoreciendo las exportaciones y el turismo, los estímulos del Banco Central Europeo (BCE) animando los mercados y un petróleo barato impulsando el consumo.

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