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domingo, 5 de mayo de 2024

Los griegos y la educación en valores

LOS GRIEGOS y la educación en valores

Antonio Ramón Navarrete Orecera, Úbeda, julio de 2002:  

En nuestro intento de revalorizar el mundo clásico y detectar su influencia a lo largo de los siglos, presentamos ahora un nuevo trabajo, que más tiene que ver con el texto que con la imagen, nuestro último objeto de estudio. Del arte hemos pasado a la palabra, esta vez para tratar de contribuir en un tema que tan presente está en todos los objetivos pedagógicos: la educación en valores. Nadie duda hoy, desde teóricos[1] hasta profesionales de la enseñanza, de que los valores deben presidir la escuela y de que éstos se pueden enseñar, como decía Sócrates respecto a la virtud. Pero, igualmente, estaremos de acuerdo en que nunca como ahora se están dando tantos contravalores en ella (violencia, indisciplina, desidia, falta de respeto...), por no extendernos a la sociedad. No afirmamos que una vuelta a los clásicos resuelva el problema, pero sí que nos pueden proporcionar un material precioso en nuestro propósito educativo de formar al joven y de darle algunas pautas útiles para su vida pública y privada. Y parece que esta potencialidad de los clásicos ha pasado desapercibida a nuestras autoridades legislativas[2].

Si con la mitología veíamos que era una fuente inagotable de valores para artistas y clientes[3] –y aún sigue siéndolo[4], con la literatura clásica, que hace del hombre su centro de mira, se amplia, como es lógico, mucho más esta dimensión. A falta de una antología de textos que recoja esta sabiduría antigua, el mismo grupo de profesores que trabajamos en La Cultura Clásica a través de imágenes nos propusimos revisar practicamente toda la literatura griega[5], desde Homero al siglo IV[6], buscando aquellas ideas o pensamientos que se ajustasen a nuestro objetivo. A este imperativo de contenido se unía otro: el de la brevedad, si queríamos ser efectivos[7]. En esto coincidiríamos con un diccionario al uso de citas o frases célebres, tanto general como específico[8], pero no nos hemos limitado a las frases que la tradición ha sancionado como famosas, sino que hemos ampliado nuestro campo de acción todo lo que nuestras exigencias de contenido y extensión lo han permitido. Toda selección implica un riesgo de subjetividad y seguro que no es la misma la que hizo Demetrio de Falero en el siglo III a.C. que la que podamos hacer ahora nosotros a principios del siglo XXI.

En una primera versión del trabajo (Úbeda, 1995, inédito) el material obtenido fue amplísimo, tanto en temas (145) como en frases (662 pp.). Para esta ocasión se imponía una segunda selección, que se ajustara, sobre todo, a la clasificación de valores que proponen los manuales especializados. Y creo que la obra colectiva Educación en valores. Diseño de un eje transversal (ed. Narcea, Madrid, 1995)[9], podría servirnos bien de pauta. Aquí se categorizan diez valores: vitales, de producción, noéticos, afectivos, sociales, estéticos, de desarrollo, éticos, trascendentes y temporales; cada uno, a su vez, se subdivide en otros, que hemos tratado de adaptar a nuestros epígrafes. En esta primera entrega nos limitaremos a los cuatro primeros, que recogen aproximadamente un 30% de la información total, dejando el resto para una segunda.

Este material podría ser utilizado en la clase, sirviendo de base al alumno para el análisis y la reflexión; la disposición de los autores en orden cronológico permite seguir cómodamente la evolución del pensamiento griego. Como ejercicio, en cada apartado se podrían distinguir los distintos matices y agruparlos como las acepciones de un diccionario; por ejemplo, en el tema de la amistad, que es uno de los más amplios, cabrían distribuciones como ésta: 1) definición, 2) superior a la riqueza, 3) concesión paulatina, 4) exigencia de vida social, 5) “díme con quien andas y te dirá quién eres”, 6) comparación con un hermano, 7) exigencia de hechos mas que de palabras, 8) al amigo verdadero se le conoce en la desgracia, 9) piedra de toque para distinguirlos, 10) comunidad de bienes, 11) similitud de caracteres, 12) bondad, 13) sinceridad y 14) el amigo es otro yo. En fin, la comparación con los refranes españoles sería muy ilustrativa para comprobar la pervivencia de éste u otros conceptos: de la amistad, en concreto, el Refranero general ideológico español de Martínez Kleiser (ed. Hernando, Madrid, 1993), el más completo en nuestro idioma, aporta 650 refranes (pp. 32-39), clasificados también temáticamente[10].

I. VALORES VITALES

1. Vida sana:

-Tener salud es lo mejor para un mortal,

lo segundo es haber nacido hermoso por naturaleza,

lo tercero ser rico sin engaños,

y lo cuarto gozar de la juventud con los amigos

(Escolios de lírica, fr. PMG 890)


-Pido primero la salud, luego el bienestar, en tercer lugar estar alegre, y por último no deber nada a nadie (Filem., fr. 163 Kock).


-Lo mejor es tener salud, lo segundo ser hermoso y lo tercera adquirir riquezas sin fraude (Plat., Gorg. 451e).


-La salud es más digna de preferencia que el placer (Arist., Ret. I 7, 1363b38).


-De nada servirían todos los bienes de la vida con sólo que faltase la salud (Luc., Sobre una falta..., 11).


-Conténtate con vivir sano y feliz (Epict., Plát. III 24, 118).


-La resistencia del cuerpo es mejor que la belleza (Esopo, La golondrina...229).


-Todas las enfermedades del hombre nacen de los manjares que sirven de alimento.


(Heród., Hist. II 77).


-Sueño, insomnio: cuando ambos se producen más de lo adecuado, es mala señal. (Hipócr., Afor. II 3).


-Cuando se toma una alimentación mayor de la adecuada a la constitución física, eso produce una enfermedad (Hipócr., Afor. II 17).


-Todo exceso es enemigo de la naturaleza. En cambio actuar poco a poco es norma segura, especialmente pasar de una cosa a otra (Hipócr., Afor. II 51).


-Si quieres saber si una mujer está embarazada, cuando vaya a acostarse sin cenar, dale miel disuelta para que la beba. Si tiene un retortijón por el vientre, está embarazada; si no lo tiene, no lo está (Hipócr., Afor. V 41).


-Si una mujer lleva en su vientre un varón, tiene buen color; si lleva una hembra, mal color (Hipócr., Afor. V 42).


-La blandura es buena, la dureza mala (Hipócr., Afor. V 67).


-Es preciso que el enfermo oponga resistencia a la enfermedad junto con el médico. (Hipócr., Epid. I 11).


-No hay en la vida nada mejor que la salud (Menand., Sent. 562).


-La salud y la inteligencia son bienes en la vida (Menand., Sent. 779).


  2.   Vida deportista:


-No hay gloria mayor para el hombre mientras vive que lo que hace con sus pies o con sus manos (Hom., Od. VIII 147).


-No es la misma la meta de la deliberación que la meta de la carrera (Sóf., fr. 856).


-No puede el ser humano mantenerse sano sólo comiendo, sino que tiene además que practicar ejercicios (Hipócr., Sobre la dieta 2).


-Un ejercicio del alma es para los seres humanos la reflexión (Hipócr., Epid. V 5).


-Ejercicios físicos, comidas, bebidas, sueño, relaciones sexuales: moderadamente. (Hipócr., Epid. VI 2).


-Los jóvenes más bellos son los que actúan en el pentatlón (Arist., Ret. I 5, 1361b10).


-Ejercítate en la gimnasia corporal, pero no en la que tiende a la fuerza, sino en la que busca la salud (Isócr., Dem. 14).   


3. Paz:


-Nadie es tan necio que prefiera la guerra a la paz: en ésta los hijos entierran a sus padres, y en aquélla los padres a los hijos (Heród., Hist. I 87).


-Es propio de hombres prudentes conservar la paz si no son ultrajados, y de hombres valerosos, trocar la paz en guerra al serlo (Tucíd., Hist. I 120).


-No quebrantan la paz los que se defienden, sino los que atacan los primeros (Tucíd., Hist. I 123).


-No resolvemos las guerras, sino que las aplazamos (Arist., Ret. III 10, 1411b15).


-Aunque son muchos los males inherentes a la naturaleza de los hombres, nosotros mismos hemos añadido más de los necesarios al haber hecho guerras y revueltas entre nosotros (Isócr., Paneg. 167).


-Parece que las ciudades y sus territorios son de quienes los han adquirido con justicia y legalidad, mas, en realidad, son de los que se ejercitan más en la guerra y pueden vencer en los combates a sus enemigos (Isócr., Panat. 46).


-Es mucho más hermoso conquistar el afecto de las ciudades que sus murallas (Isócr., Carta II 21).


-Verdaderamente están en paz sólo los que muestran que no necesitan vivir totalmente en paz (E. Aríst., Panat. 197).


4. Sueño:


-De Zeus también procede el sueño (Hom., Il. I 63).


- El mucho dormir es dañino (Hom., Od. XV 394).


-El sueño hace olvidar lo bueno y lo malo cuando cubre los párpados (Hom., Od. XX 85).


-Muerte es cuantas cosas vemos al despertar, sueño cuantas vemos al dormir (Herácl., 656 (22 B 21) [Clem., Strom. III 21] 


-Intenso es el sueño al sol del mediodía (Sóf., Filoct. 857).


-Suelen rondarnos en sueños las imágenes de lo que pensamos de día (Heród., Hist. VII 16).


-Descanso de todos los males es el sueño (Menand., Sent. 76).


-El sueño es cura de toda enfermedad (Menand., Sent. 783).


-Lo único que los dioses nos dieron gratis es el sueño (Plut., Moralia 166b).


-No seas rico en sueños y sientas hambre al despertar (Luc., El sueño 1).


-No acojas al sueño en tus delicados ojos hasta hacer, por tres veces, un recorrido por tus actos del día: ¿en qué he delinquido?, ¿qué acto he realizado?, ¿qué obligación he incumplido? (Pitágoras en Porf., Vida de Pit. 40).


4. Placer:


-Porque ni llorando remediaré nada y nada pondré peor dándome al placer y al regocijo (Arquíl., fr. 8)


-Ten decisión para obsequiarte a ti mismo con las cosas placenteras hasta el fin de la vida (Sem., El. fr. 1).


-Cuando algo exige esfuerzo, mayor es el placer que le sigue (Pínd., Nem. VII 74).


-La mejor manera que tiene el hombre de conducir su vida es estar lo más posible de buen ánimo y apenarse lo menos posible (Demócr.,  fr. 743).


-Ningún placer ha de aprobarse si no es conveniente (Demócr., fr. 798).


-Los placeres más esporádicos son los que más hacen gozar (Demócr., fr. 801).


-El sensato debe reunir los placeres. Y son tres los que, al menos, poseen la virtud que verdaderamente es útil a la vida: beber, comer y disfrutar de Afrodita. Y a todas las demás cosas hay que llamarlas añadiduras (Alexis, fr. 271).


-Evita el placer que trae detrás un daño (Alexis, fr. 296; cf. Menand., Sent 806).


-Uno disfruta comiendo, otro durmiendo (Menand., Sent. 75).


-El hombre dominado por los placeres de los sentidos es enteramente incapaz de cualquier virtud (Jenof., Memor. IV 5).


-¡Qué cosa más extraña, amigos, parece eso que los hombres llaman placer! ¡Cuán sorprendentemente está unido a lo que semeja su contrario: el dolor! (Plat., Fed. 60b).


-Sentir placer no es ser feliz, ni sentir dolor ser desgraciado; por consiguiente, resulta el placer distinto del bien (Plat., Gorg. 497a).


-Busca las distracciones que gozan de buena fama; pues el placer con el bien es lo mejor, sin él, lo peor (Isócr., Dem. 16).


-Al que se dedica a la molicie y ama los placeres hasta la saciedad, pronto las penas se unen a los placeres (Isócr., Dem. 46).


-La fuerza de los placeres es algo incontrolable, rebelde y necesitado de freno (Plut., Moralia 12b) 


-Todas las cosas que viven y ven el mismo sol que nosotros son esclavas del placer (Plut., Moralia 21c).


-Come, bebe y haz el amor, lo demás es nada (Plut., Moralia 336c).


-El placer consiste, ante todo, en la relajación total de la carne y, después, en el no tener el espíritu abrumado de barullo y confusión (Luc., Sobre los que están a sueldo 8).


-El placer que entra por los oídos se llama encanto y el que se produce a través de la vista, fascinación (Porf., Sobre la abst. III 22, 4).


II. VALORES  DE  PRODUCCIÓN

4. Riqueza:


-No ganes nunca ilícitamente, ganancia mal adquirida equivale a desgracia (Hes., Trab. 352).


-El dinero es la vida para los desgraciados mortales (Hes., Trab. 686).


-Si alguien encerrara en una casa mucho oro, unos pocos higos y dos o tres personas, vería cuán superiores al oro son los higos (ANAN., fr. 2).


-Nadie llega a la mansión de Hades con todas sus riquezas (Sol., fr. 14).


-Las riquezas traen a los hombres la locura (Teogn., El. I 230).


-En la pobreza se conoce al hombre vil y al que es mucho mejor (Teogn., El. I 393).


-Todo el mundo honra al rico y desprecia al pobre (Teogn. El. I 621).


-Cuanto más se desea, más se pierde lo que se tiene (Demócr., fr. 1061).


-Los avaros tienen el destino de las abejas: trabajan como si su vida fuese eterna (Demócr., fr. 1064).


-El ahorro y la privación son beneficiosos, pero también gastar en la ocasión apropiada (Demócr., fr. 1066).


-Si no deseas muchas cosas, lo poco te parecerá mucho (Demócr., fr. 1121).


-Ninguna institución ha surgido peor para los hombres que el dinero (Sóf., Antíg. 295).


-Mejor es obtener pérdida que mala ganancia (Sóf., fr. 807).


-El oro puede más entre los mortales que diez mil palabras (Euríp.,  Med. 964).


-Produce la misma alegría gozar de grandes riquezas que poseer poco pero con agrado (Euríp., Ión 647).


-Lo sufiente para la vida le basta a los sensatos (Euríp., Fen. 554).


-No estamos acostumbrados a dar: sólo nos gusta recibir (Aristóf. Asamb.) -De los bienes pon a la riqueza el último; pues es el más inconstante de los que poseemos (Alexis, fr. 282).


-Hay que tener el alma rica; pero estos bienes son apariencia externa, el tapiz de la vida (Alexis, fr. 309).


-Nadie honrado se ha enriquecido deprisa (Menand., El adulador 46).


-No desprecies tú a nadie por su pobreza (Menand., Sent. 209).


-Aborrezco al pobre que hace regalos al rico (Menand., Sent. 475.).


-Soportar la pobreza no está al alcance de cualquier hombre, sino del sabio (Menand., Sent. 633).


-Ningún mortal muere llevándose sus riquezas (Menand., Sent. 87).


-La riqueza puede hacer también personas generosas (Menand. Sent. 182).


-Acuérdate, si eres rico, de ayudar a los pobres (Menand., Sent. 478).


-Un bribón con dinero es un mal insoportable (Menand., Sent. 492).


-El arma más importante entre los hombres es el dinero (Menand., Sent. 612).  -El poseer riquezas no causa tanta satisfacción como pena el perderlos (Jenof., Cirop VIII 2, 23).


-Los hombres no tienen sus riquezas ni la pobreza en sus casas sino en sus almas (Jenof., Banq. IV; cf. Luc., Epigramas 19).


-No sólo se hacen más ricos los que acrecientan los bienes que ya poseen, sino también los que reducen los gastos (Arist., Ret. I 4, 1359b29).


-Los nuevos ricos molestan más que los que son de antiguo y por familia (Arist., Ret. II 9, 1387a19).


-Desprecia a los que se afanan por el dinero, y no pueden gozar de lo que tienen; pues a ellos les ocurre lo mismo que si uno compra un buen caballo sin saber montar bien (Isócr., Dem. 28).


-Aprecia tu fortuna actual por dos cosas: porque puedes pagar una multa y ayudar a un amigo que esté en mala situación (Isócr., Dem. 29).


-Acepto mejor una pobreza justa que una riqueza injusta (Isócr. Dem. 38).


-La grandeza está no en la posesión de bienes sino en su uso (Plut., Moralia 337d).


-¿Qué importan el oro y la plata, que en nada difieren de los guijarros que se encuentran en las playas? (Luc., El pescador 78).


-Un hombre rico, si tiene que comer solo, es un pobre (Luc., Sobre el parásito 58).


-No tengas por riqueza lo que se almacena, pues ¿en qué es mejor eso que arena reunida de cualquier parte? (Filóstr., Vida de Apolonio V 36).


-Cada hombre es dueño tan sólo del suelo que pisa (Arr., Anábasis VII 1, 6).


-Los bienes, fuera no los busquéis; en vosotros mismos buscarlos, si no, no los hallaréis. (Epict., Plat. IV 3, 11).


4. Trabajo:


-El alfarero al alfarero detesta y el carpintero al carpintero, y el mendigo al mendigo detesta y el juglar al juglar (Hes., Trab. 25).


-Los dioses y los hombres se indignan contra el que vive sin hacer nada (Hes., Trab. 302).


-El trabajo no es ningún oprobio, el oprobio es no trabajar (Hes., Trab. 308).


-No dejes nada para mañana ni para pasado mañana (Hes., Trab. 410).


-Y ni un solo momento se te pase sin hacer algo (Hip., fr. 64).


-A quienes nada intentan, silencio y anonimato (Pínd., Ístm. III/IV 48).


-Antes de la acción hay que hacer planes (Esq., Ag. 1359).


-El obrar por encima de nuestras posibilidades no tiene ningún sentido (Sóf., Antig. 67).


-No tiene sentido mantener una discusión entre dos acerca de una cosa justa, sino apresurarse a su ejecución (Sóf., Elec. 467).


-Nada sale sin esfuerzo (Sóf., Elec. 945).


-No aspiramos a hacer nuestra vida gloriosa con palabras, sino más bien con hechos (Sóf., Ed. Col. 1144; cf. Euríp. Ifig. Táur. 794)..


-Y si cualquier trabajo uno lo comienza con buen pie, también los momentos últimos lo lógico es que sean de ese modo (Sóf., fr. 831).


-Ningún gandul, por más que tenga siempre a los dioses en su boca, podrá reunir el sustento sin esfuerzo (Euríp., Elec. 80).


-Si al trabajo le añade un salario, se dobla el gusto que pongas en la tarea (Euríp., Reso 163).


-Todo lo que se busca acaba por descubrirse, si no te retiras antes ni evitas la dificultad (Alexis, fr. 30).


-Sábete bien esto: en cualquier asunto lo más eficaz es ser oportuno (Menand., El misántropo I 127).


-No me parece que sea agradable vivir bien gracias a los esfuerzos ajenos, sino con lo que uno mismo ha reunido (Menand., El misántropo V 338).


-Todo es por naturaleza fácil de decir, pero de hacer, no todo. Pues no son los mismos el trabajo y el sudor de antes de hablar que los de antes de obrar (Demóst., Proemio 45, 3).


-Toda nuestra vida está distribuida entre el trabajo y el descanso. El descanso es el condimento de los trabajos (Plut., Moralia 9c).


-Si uno comienza bien cualquier trabajo es natural también que consiga un final parecido (Plut., Moralia 16a).


-Cuando tengo tiempo libre, trabajo más (Plut., Moralia 99c).


-Las obras se reflejan en las palabras como en un espejo (Plut., Moralia 345f).


-Si se suprimieran a los hombres de acción, no existirían los de letras (Plut., Moralia 545c).


-Si se empieza bien, ya está hecha la mitad (Luc., El sueño 3).


-Todo hombre bueno debe trabajar (Luc., Apología 14).


-Además de pedir ayuda a los dioses, debemos contar con nuestra propia acción (Esop., El naúfrago y Atenea 30).


-Cuando hacen falta brazos la ayuda de las palabras no sirve para nada (Esop., La víbora y la hidra 90).


III.  VALORES NOÉTICOS


4. Verdad:


-No producen fruto las falsas palabras (Sóf., fr. 834).


-Donde es preciso mentir, mintamos (Heród., Hist. III 72).


-La verdad prevalece siempre (Sóf., Antíg. 1195).


-La opinión, sábetelo, domina a la verdad (Sóf., fr. 86).


-Ten ánimo. Diciendo la verdad no te derrumbarás nunca (Sóf. Fr. 588)..


-“Mienten mucho los poetas” (refrán en Arist.,  Met I 2, 983a3).


-Cada cosa tiene verdad en la medida en que tiene ser (Arist. Met. II 1, 993b30).


-Es propio del filósofo investigar la verdad (Arist., Met. IV 2, 1004b16).


-Uno no cree necesariamente todas las cosas que dice (Arist., Met. IV 3, 1005b25).


-Los que están forzados no dicen menos mentiras que verdades (Arist., Ret. I 15, 1377a4).


-Debe de hacerse todo de manera que a nadie se le oculte; porque puedes taparlo de momento, pero luego quedará a la vista (Isócr., Dem. 17).


-No hay ciencia que no se apoye en la verdad (Plut., Moralia 233b).


-El lenguaje de la verdad es simple, llano y sin afectación (Plut., Moralia 62c).


-El deber del juez es el del orador: decir la verdad (E. Aríst., Contra Platón II 9, 439).


-Sólo a la verdad se le deben ofrecer sacrificios si uno va a dedicarse a escribir historia, y debe desentenderse de todo lo demás (Luc., Cómo debe..., 39).


-La verdad no es totalmente grata a los oídos de quienes la escuchan, sino que su estima se ve muy superada por la falsedad (Luc., Hermótimo 51).


-El saber quien es el que dice la verdad es cuestión no de una fracción de día sino de muchos días (Luc., Hermótimo 56).


-Los mentirosos alardean más cuando no tienen quien los desmientan (Esop., La zorra y el mono, 14).


-Los mentirosos sólo ganan una cosa: no tener crédito aun cuando digan la verdad (Esop., El pastor bromista, 210).


4. Sabiduría:


-Ninguna cosa mejor que la inteligencia posee el hombre en sí mismo; y ninguna          más funesta que la falta de ella (Teogn., El. I 631).


-Los trastornos del espítu también afectan al sabio (Pínd., Olímp. VII 31).


-Saber es arduo (Pínd., Olímp. IX 107).


-No es justo preferir la fuerza a la verdadera sabiduría (Jenófan., fr. 2).


-Hay que ser sabio para poder reconocer al sabio (Jenófan., 447 (21 A 1)).


-Mucha erudición no enseña comprensión (Herácl., 674 (22 B 40).


-Ni el arte ni la sabiduría son cosas accesibles para quien nada ha aprendido (Leuc. O Demócr., fr. 713).


-La medicina cura las enfermedades del cuerpo, mientras que la sabiduría libera al alma de pasiones (Demócr., fr. 862).


-Por el dolor a la sabiduría (Esq., Ag. 179).


-Presumir y saber no es lo mismo (Esq., 1369).


-Nada más provechoso pueden recibir los hombres que el buen juicio y la mente sabia (Sóf., Elec. 1015).


-Sabio es quien se mantiene sereno en el momento oportuno (Euríp., Supl. 509).


-El ser sabio y venerar a los dioses es lo mejor. Creo que eso mismo es la más sabia adquisición que pueden administrar los mortales (Euríp.,  Bac. 1150).


-De un sabio es obligado aprender algo sabio (Euríp., Reso 207).


-Odio al sabio que no es sabio para sí mismo (Euríp., fr. 905).


-El “conócete a ti mismo” es el fruto de una profunda reflexión (Menand., Las bebedoras de cicuta, fr. 1 Est. “Égl.” III 21, 2).


-La justicia y todas las demás virtudes son sabiduría (Jenof., Memor. III 9).


-No son el oro y la plata los que hacen a los hombres mejores, sino las sentencias de los sabios las que enriquecen en virtud a los que las adquieren (Jenof., Memor. IV 2).


-Que cada hombre se disponga por todos sus medios a lograr esto: el mayor saber posible (Plat., Eutid. 282a).


-Quien dispone del saber no necesita por añadidura del éxito (Plat., Eutid. 282d).


-Lo que no sé tampoco creo saberlo (Plat., Apol. 21d).


-No hay peor percance que le pueda a uno suceder que el de tomar odio a los razonamientos (Plat., Fed. 89d).


-El saber es una de las cosas más valiosas y dignas de estima (Arist., Acerca del alma I 1, 420a).


-Todos los hombres desean por naturaleza saber (Arist., Met. I 1, 980a).


-El sabio lo sabe todo en la medida de lo posible, sin tener la ciencia de cada cosa en particular (Arist., I 2, 982a9).


-No debe el sabio recibir órdenes, sino darlas (Arist. Met I 2, 982a18).


-El conocimiento más difícil para los hombres es el de las cosas más universales (Arist., Met. I 2, 982a24).


-El que aprende está haciéndose sabio (Arist., Met. II 2, 994a29).


-La ciencia siempres es universal (Arist., Met. III 6, 1003a15).


-Si ni siquiera los dioses lo saben todo, menos aun los hombres (Arist., Ret. II 23, 1397b13).


-Preocúpate de todo lo que se refiere a la vida, pero sobre todo ejercita tu inteligencia (Isócr., Dem. 40).


-Si los atletas duplicaran su fuerza no resultaría mayor beneficio para los demás, pero de un solo hombre inteligente se beneficiarían todos los que quisieran participar de su pensamiento (Isócr., Paneg. 2).


-Considera sabios a los que hablan de sí mismos con mesura, saben manejarse en la vida normal y tratar con los hombres, que no se trastornan en los vaivenes de la vida, sino que saben soportar bien y con moderación tanto las desgracias como las prosperidades (Isócr., Nic. 39).


-No es vergonzoso que aprenda el que no sabe (Menand., Sent. 561).


-No hay posesión más preciosa que la sabiduría (Menand., Sent. 565).


-La sabiduría es también aprender lo que no sabes (Menand., Sent. 706).


-Los sabios ocultan sus desgracias privadas (Menand., Sent. 719).


-Conviene, ante todo, ejercitar y adiestrar la memoria, porque es como el depósito del saber (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-Solamente la inteligencia se rejuvenece con los años, y el tiempo, que todo lo arrebata, añade a la vejez sabiduría (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-Complacer a la multitud es desagradar a los sabios (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-El no irritarse es cosa propia, ciertamente, de un hombre sabio (Ps-Plut., Sob. Educ.).


-La sencillez es maestra de la sabiduría y maestra de la verdad (Filóstr., Vida de Apolonio VI 10).


-Sólo hay un bien, que es la sabiduría, y sólo un mal, que es la ignorancia (Sócrates en Dióg. Laerc., Vidas II 5, 11).


-Sócrates decía que nada sabía excepto esto mismo: que nada sabía (Dióg. Laerc., Vidas II 5, 12).


-El saber es para los jóvenes templanza, para los viejos consuelo, para los pobres riqueza y para los ricos ornato (Diógenes en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 37).


-Las ciencias tienen las raíces amargas, pero dulces los frutos (Zenón en Dióg. Laerc., Vidas V 1,8).


-El adorno de la inteligencia es mejor que la belleza temporal (Esop., La zorra y el leopardo, 12).


IV.  VALORES AFECTIVOS

4. Vida familiar:


-Es cosa buena con mujer unirse en amor (Hom., Il. XXIV 130).


-Seguro que no hay nada más bello y mejor que cuando un hombre y una mujer gobiernan la casa con el mismo parecer (Hom., Od. VI 182; cf. Plut., Moralia 139d).


-¡Qué bueno es que a un hombre muerto le quede un hijo!  (Hom., Od. III 196).


-Nada hay mejor para un hombre que tomar a una mujer buena, ni, por el contrario, peor que una mala (Hes., Trab. 702; cf, Sem., fr. 7, Teogn., El I 1225).


-La separación de niños y padres es el mayor de los delitos (Pitág., 257 [Jámbl., V.P. IX 45-50]).


-La prudencia del padre es el mejor ejemplo para el hijo (Demócr., fr. 807).


-Quien tiene suerte con su yerno, encontró un hijo; quien no tiene suerte, perdió también a su hija (Demócr., fr. 808).


-La educación de los hijos es algo inseguro: el éxito se alcanza en medio de grandes luchas y peligros. El fracaso es el más doloroso de todos (Demócr., fr. 809).  -Los hijos son la voz que salva a los padres de la muerte (Esq., Coéf.).


-Boda con un igual es siempre lo mejor (Esq., Prom. Enc., 891; cf. Euríp., Elec. 1097, Reso 168)).


-Para la madre los hijos son anclas de su vida (Sóf., fr. 685).


-Donde los padres son dominados por los hijos, ésa no es ciudad de hombres sensatos (Sóf. fr. 936).


-¿Qué es más importante para un padre que lo que viene de los hijos? (Sóf., Antíg. 704).


-No se consigue odiar a los que has engendrado, ni aun sufriendo males por ellos (Sóf., Elec. 771).


-Lo más piadoso es que las deshonras familiares sólo las vean y escuchen los que forman la familia (Sóf.,  Ed. Rey 1431).


-Todo es querido a un padre (Sóf.,  Ed. Col. 1108).


-Cosa admirable es el parentesco, y en las desgracias no hay nada mejor que un amigo familiar tuyo (Euríp., Andr. 985).


-El trato entre parientes es un bálsamo no desdeñable para el corazón (Euríp., Troy. 52).


-No es la belleza, mujer, sino las virtudes las que gustan a los maridos (Euríp., Andr. 209).


-Debe el hombre sabio alimentar en su hogar a una mujer buena y dócil o no casarse (Euríp., Ifig. Ául. 750).


-Tremenda cosa es el ser madre; e infunde a todas un gran hechizo de amor que impulsa a sufrirlo todo por los hijos (Euríp., Ifig. Ául. 917).


-Es terrible que entre hermanos haya discusiones y peleas, cuando incurren en el odio (Euríp., Ifig. Ául. 337).


-Es natural que el esposo de una mala mujer se haga malo (Euríp., Or. 737).


-Es un miserable el hijo que no asiste a su vez a quienes lo engendraron. Esta es la más hermosa asistencia recíproca; pues quien da, recoge de sus propios hijos lo que él da a sus padres (Euríp., Supl. 361).


-Para un padre anciano nada hay más dulce que una hija. Las almas de los hijos son más grandes, pero menos dulces para las caricias (Euríp., Supl. 1102).


-Me repugna una vida sin hijos y reprocho a quien le place. Viva yo con modestos haberes pero unida a una existencia de hijos robustos (Euríp., Ión 487).


-Afirmo que los mortales que por completo carecen de la experiencia de lo que son los hijos, por no haberlos engendrado, aventajan en felicidad a los que sí han engendrado (Euríp., Med. 1090).


-Los padres que viven en trato con sus hijos no son responsables, si son sensatos y sabios, de los descarríos de sus propios hijos (Jenof., Memor. I 2).


-De sí mismo se cuida el que vela por su hermano (Jenof., Cirop. VIII 7, 15).


-Sería una vergüenza que las pinturas reprodujeran la belleza de los seres vivos y los hijos, en cambio, no imitasen a los buenos padres (Isócr., Dem. 11) -Sé con tus padres tal como desearías que fueran contigo tus propios hijos (Isócr., Dem. 14).


-Es fácil encontrarse quienes tomen parte en la prosperidad, pero asociarse a la adversidad sólo quieren las esposas perfectas (Arist., Económ. III 1, [142] 14).


-Honra primero a la divinidad y en segundo lugar a tus padres (Menand., Sent. 322; cf. 113, 331, 525, 526).


-Un buen padre no se encoleriza con su hijo (Menand., Sent. 635; cf. 314).


-Padre es el que ha criado, y no el padre que ha engendrado (Menand., Sent. 647).


-Para un hijo el mayor bien es un padre sensato (Menand., Sent. 778).


-Tener hijos es un dolor voluntariamente buscado (Menand., Sent. 70).


-Dichoso quien ha tenido suerte con sus hijos (Menand., Sent. 489).


-El más fuerte vínculo de amor es la procreación de hijos (Menand., Sent. 809).


-El matrimonio es para los hombres un mal deseado (Menand., Sent. 159).


-Cuando te hayas hecho viejo, no te cases con una joven (Menand., Sent. 168).


-Piensa al casarte que eres un esclavo de por vida (Menand., Sent. 529).


-La mayoría de las mujeres hacen esto: disputan y se enfadan con los maridos que las quieren privar por la fuerza del lujo y del despilfarro (Plut., Moralia 139d).


-No conviene que la mujer tenga amigos particulares, sin que disfrute con los de su marido juntamente con él (Plut., Moralia 140e).


-Es justo que el hombre gobierne a la mujer, no como un señor sobre sus posesiones, sino como el alma al cuerpo, compartiendo con ella sus sentimientos y uniéndose a ella con afecto (Plut.,  Moralia 142e).


-Las mujeres sensatas cuando los maridos están airados y dan voces, ellas se mantienen tranquilas (Plut., Moralia 143c).


-Parece que las madres quieren más a los hijos en la idea de que ellos las pueden ayudar, y los padres a las hijas, porque piensan que ellas necesitan de su auxilio (Plut., Moralia 143b).


-El bien que hicieres a tus padres, espéralo de tus hijos (Tales de Mileto en Dióg. Laerc., Vidas I 12).


-La naturaleza impone a los padres amar a sus hijos más que a los hijos amar a sus padres (Luc.,  El desheredado 18).


-Las cigüeñas atienden con amorosa solicitud a sus padres cuando éstos son viejos. No es una ley humana la que exhorta a estas aves a hacer esto, sino que la causa de su conducta es la Naturaleza (Claud. El., Hist. Anim. III 23).


4. Amor:


-Lo bello nos es amado y lo que no es bello no nos es amado (Teog., El. I 17).


-Nadie ha de amar a quien a nadie ama (Demócr., fr. 935).


-Quien con Eros se enfrenta de cerca, como un púgil, no razona con cordura (Sóf, Traq. 441).


-La divina Afrodita de todo se burla invencible (Sóf., Antíg. 800).


-La pasión en medio de las desgracias no es oportuna (Sóf., Ed. Col. 592).


-Todo el mundo se ama a sí mismo más que a nadie (Euríp., Med. 86).


-Los amores, cuando con mucha desmesura se presentan, ni buena fama ni virtud reportan a los hombres (Euríp., Med. 628; cf. Hip. 254).


-No está bien que un hombre tenga las riendas de dos mujeres (Euríp., Andr. 174).


-No es amante el que no ama siempre (Euríp., Troy. 1051; cf. Arist., Ret II 21, 1394b16, Ét. Eud. VII 2, 1235b21).


-Quien ama siempre desea oir el relato de las desgracias del ser amado (Euríp., Hel. 764).


-Corre entre los sofistas el dicho de que no vuela el dios Eros, sino los que están enamorados (Alexis, fr. 20).


-No hay para los hombres ningún otro pedagogo más preocupado que el amor (Alexis, fr. 290).


-No tiene más fuerza que el amor ni el mismo Zeus, que reina sobre los dioses del cielo (Menand.,  El genio tutelar fr. 2 Est. Eglo. IV 20a, 21).


-Igual que uno sin experimentar la sed no podría disfrutar de la bebida, así también el que no experimenta amor tampoco disfruta de los placeres del amor más agradables (Jenof., Hier. I 30).


-Se goza de un modo muy distinto de los placeres carnales si van acompañados del amor (Jenof., Hier. I 29).


-Agradables son las miradas recíprocas de una amor correspondido (Jenof., Hier. I 35).


-Realmente cuando es visto por su amada, todo hombre se vuelve mejor y no dice ni hace ninguna grosería e incorrección por temor de que lo vea (Jenof., Caza XII 20).


-El amor del alma aventaja inmensamente al amor del cuerpo (Jenof., Banq. VIII).


-La afección del alma no produce saciedad (Jenof., Banq. VIII).


-De las criaturas bellas los hombres se enamoran de unas y de otras no, y uno de una, otro de otra (Jenof., Cirop. V 1, 10).


-Las personas hermosas no obligan a nadie a enamorarse de ellas (Jenof., Cirop. V 1,14).


-Tan sólo podría alcanzar la felicidad nuestra especie si lleváramos el amor a su término de perfección y cada uno consiguiera el amado que le corresponde remontándose a su primitiva naturaleza (Plat., Banq. 193b).


-En general, todo deseo de las cosas buenas y de ser feliz es amor (Plat., Banq. 205c).


-Los enamorados se arrepienten de los beneficios que hacen, tan pronto como cesan en su deseo (Plat., Fedr. 231a).


-Los mismos enamorados reconocen que están más locos que cuerdos (Plat., Fedr. 231c).


-Juramento de amor no tiene castigo (Plat., Banq. 183b).


-Conviene amar, no como dicen, sino como si se fuera a amar siempre, porque otra cosa es propia de un traidor (Arist., Ret I 11, 1371a21).


-El verdadero amante ama como si fuera a amar siempre (Arist., Ret. II 21, 1395a32).


-No desees que no te quieran en la vida (Menand., Sent. 89).


-El hambre o la falta de dinero acaban con el amor (Menand., Sent. 228).


-La ira de los que aman tiene fuerza durante poco tiempo (Menand., Sent. 600).


-El amor por los cuerpos es la perdición del alma (Menand., Sent. 851).


-El amor, a menudo, hace parecer bello lo que no lo es (Teócr., Id. VI).


-Nada excede al amor en dulzura, ni la miel en la boca (Nóside, fr. 64 [Antología Palatina]).


-El ardiente amor de los recién casados, que se enciende por la hermosura de los cuerpos, no es duradero ni constante a menos que esté sujeto a la razón (Plut., Moralia 138f).


-Si odiamos a los que nos aman, ¿qué haremos a los que nos odian? (Plut., Moralia 189c).


-El Amor es diestro en favorecer la audacia y la innovación en todo (Plut., Moralia 622c).


-La bolsa de los enamorados está atada con hoja de puerro (Plut., Moralia 622d).


-El enamorarse es semejante al emborracharse, pues hace a los hombres ardientes y relajados (Plut., Moralia 622d).


-Las miradas de los hermosos prenden fuego en las almas de los enamoradizos (Plut., Moralia 681c).


-El amor se ciega ante lo amado ( Plut., Moralia 48e).


-El amor reprendido atormenta más (Plut., Moralia 71a).


-Nadie que ama se deja con gusto ser abandonado (Plut., Moralia 95d).


-El gran amor suele ser a veces causa de odio (Plut., Catón 37).


-Para el amor todo es posible (Luc., Encomio 14).


-Hasta los jóvenes cuando se enamoran no hay uno que conserve la sensatez (Filóstr., Vidas I 21).


-La tristeza, la ira y las otras pasiones se suelen confesar y, sin embargo, el amor se oculta por recato (Apiano, Hist. Rom. XI 59).


-El amor es ocupación de desocupados (Diógenes en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 23).


4. Alegría/pena:


-Es cosa mala sufrir siempre sin descanso (Hom., Od. XIX 120).


-A los mortales junto a un bien dos penas reparten los inmortales (Pínd., Pít. III 81; cf. Euríp., Supl. 197).


-No hay nadie que del dolor una parte no se lleve, ni lo habrá (Pínd., Pít. V 54).


-La pena continua se hace más ligera a medida que nos acostumbramos (Demócr. Fr. 1078).


-Todas las penas son más agradables que la tranquilidad cuando se alcanza aquello por lo cual uno se empeñó, o se sabe que se lo ha de alcanzar (Demócr. , fr. 1080).


-Expulsa mediante la razón la tristeza que se adueña del alma adormecida (Demócr., fr. 1127).


-Los hombres han de arrostrar sus penas, si los dioses se las envian (Esq., Pers. 293).


-Ningún dolor alcanza a los muertos (Sóf., Ed. Col. 956).


-A los hombres les es forzoso soportar las fortunas que los dioses les asignan (Sóf., Filoct. 1316).


-De fatiga pasada ninguna cuenta se tiene (Sóf., fr. 375).


-Ningún dolor hay cual la larga vida (Sóf., fr. 556).


-Dolorosa es toda la vida de los hombres, y no existe tregua para la fatiga (Euríp., Hip. 189).


-Es necesidad que los hombres sufran (Euríp., Hip 206).


-El recibir noticias de males, incluso ajenos, produce dolor a los mortales (Euríp., El. 289).


-El dolor no surge de las cosas agradables de que uno es privado sin haberlas probado, sino por aquello que le es arrebatado cuando estaba acostumbrado a ello (Tucíd., Hist. II 44).


-Mis desgracias, aunque amargas, se han tornado enseñanza (Heród., Hist. I 207).


-Lo que une es la comunidad de alegrías y penas (Plat., Rep. V 462b).


-Todos los hombres tienen el mejor recuerdo de quienes les trataron bien en las desgracias (Isócr., Fil. 37).


-Los grandes padecimientos pasan brevemente y los que duran carecen de fuerza (Plut., Moralia 36b).


-El mejor remedio contra el dolor es la razón (Plut., Moralia 103f).


-La tristeza tiene como los árboles sus frutos: las lágrimas (Plut., Moralia 105f)..


-La tristeza es un obstáculo para reflexionar acerca de un acontecimiento y para arreglar los asuntos propios (Plut., Moralia 112e).


-Considerar nuestro dolor como algo sin fin es propio de una insensatez extrema (Plut., Moralia 114e).


-Para quien hace algo grande es el sufrimiento pago (Arrian., Anábasis VI 13, 5).


-Toda dificultad en los hombres nace por lo exterior (Epict., Plát. IV 10, 1).


-En muchas ocasiones las desgracias se convierten en lecciones para las personas sensatas (Esop., El pastor y el mar 207).


4. Vida feliz:


-El mismo Zeus Olímpico reparte la felicidad entre los hombres tanto a nobles como a plebeyos, según quiere a cada uno (Hom., Od. VI 188).


-Ningún hombre hay feliz, sino que desgraciados son cuantos mortales contemplan el sol (Sol., fr. 15; cf. Mimn. 2, 15, Teogn. El. I 165, Sem. fr. 5).


-Lo más doloroso es conocer la felicidad y estar por fuerza apartado de ella (Pínd., Pít. IV 288; cf. Euríp., Her. 1291).


-Si alguna felicidad se da entre los hombres, sin esfuerzo no aparece (Pínd., Pít. XII 28).


-La felicidad no reside en el ganado ni en el oro (Demócr., fr. 738).


-Es dichoso quien tiene buen ánimo con patrimonio moderado; es desdichado quien tiene mal ánimo con mucho dinero (Demócr., fr. 1123).


-La cordura es con mucho el primer paso de la felicidad (Sóf., Antíg. 1349).


-Ningún mortal puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su vida sin haber sufrido nada doloroso (Sóf., Ed. Rey1530).


-Entre los mortales no hay ningún hombre feliz. Cuando la prosperidad fluye copiosamente, alguno podrá ser más afortunado que otro, pero feliz no (Euríp., Med. 1229; cf. Andr. 100, Supl 270, Troy. 510, Menand. El escudo III 406).


-El más feliz es aquél a quien de día en día no le ocurre ningún mal (Euríp., Héc. 624).


-Quien puede estar contento y no lo doblega desgracia alguna, ha conseguido la felicidad (Euríp., El. 1358).


-También la aflicción de los mortales tiene un término y el soplo del viento no siempre es violento. Los que son felices no lo son hasta el final, pues todas las cosas se ceden el sitio mutuamente (Euríp., Her. 102).


-Lo muy inesperado es fuente de mayor gozo, si ocurre algo que uno quiere (Arist.,  Ret II 2, 1379a26).


-Pues sin la divinidad ningún mortal es feliz (Menand., Sent. 344).


-Es necesario que los que quieran ser felices pasen muchas fatigas (Menand., Sent. 463).


-Una vida agradable y feliz no se asienta en causas externas (Plut., Moralia 100c).


-Es feliz y dichosa la ciudad en la que rara vez se oye pronunciar: esto es mío y eso no es mío (Plut., Moralia 140d).


-La suerte común de los hombres es no ser feliz en todas las cosas (Plut., Moralia 167e; cf. Plut. Moralia 103a).


4. Amistad:


-No es inferior a un hermano el amigo que tiene pensamientos discretos (Hom., Od. VIII 585).


-Al que te brinde su amistad invítalo a comer, y al enemigo recházalo (Hes., Trab. 342).


-Cuenta con un tesoro quien cuenta con buen vecino (Hes., Trab. 347).


-Aprecia al amigo y acude a quien acuda a ti (Hes., Trab. 354).


-Jamás trates a un amigo como a un  hermano (Hes., Trab., 708).


-Un mercenario es amigo mientras lucha (Arquíl., fr. 13).


-Pocos amigos encontrarás que te resulten seguros en situaciones de peligro (Teogn., El. I 79).


-No seas mi amigo de palabra, y tengas tus pensamientos y tu corazón puestos en otra parte (Teogn., El. I 87).


-El que tiene una lengua y dos corazones es un compañero peligroso, cuya enemistad es preferible a su amistad (Teogn., El. I 91).


-Si uno te alaba durante el tiempo que está ante tu vista, pero cuando se va de tu lado habla mal de ti, ese compañero tuyo no es un buen amigo (Teogn., El. I 93).


-Son muchos los amigos para la bebida y la comida, pero para un asunto serio, muchos menos (Teogn., El. I 115).


-Nadie quiere ser amigo de aquel a quien sucede una desgracia (Teogn., El. I 299).


-Jamás pierdas un amigo por un pequeño pretexto, prestando oído a una mala calumnia (Teogn., El. I 323).


-Junto a la crátera son muchos los amigos, pero en un asunto importante, muchos menos (Teogn., El. I 643).


-Ojalá fuera posible, abriendo el pecho para ver cuál es cada uno, contemplando su pensamiento luego y cerrando después, considerar ya a un hombre amigo sin engaño (Escolios de lírica, PMG 889).


-Sé amigo de los buenos y mantente lejos de los malos, sabedor de que escasa gratitud hay en los hombres viles (Escolios de lírica, PMG 897).


-Amigo es lo que alegra, quienquiera que sea el que alegra (Fragmentos anónimos de lírica griega, PMG 1042).


-En múltiples ocasiones necesitamos a los amigos; sobre todo, en los sufrimientos, pero también el deleite busca poner sus ojos en un ser fiel (Pínd., Nem. VIII 42).


-Se queda sin estima el hombre privado de sus seres queridos. Pocos entre los mortales en la adversidad son los amigos fieles, dispuestos a compartir tu pena (Pínd.,  Nem. X 78).


-Las cosas de los amigos son comunes y la amistad es igualdad (Pitág., 324 [Timeo, fr. 13b J]; cf. Arist., Ét. Nicóm, VIII 9, 1159b; Plat., Lisis 207c; Euríp., Andr. 376, ...).


-Es más fácil cuidarse de un varón enemigo que de un varón amigo (Alcmeón, 432 (24 B 5) [Clem. Strom. V 16]).


-Son amigos no todos los parientes, sino los que están de acuerdo con nosotros sobre lo que es conveniente (Demócr., fr. 806).


-La similitud en los puntos de vista origina la amistad (Demócr., fr. 816).


-Muchos son los que parecen ser amigos sin serlo; muchos, por el contrario, son los que no lo parecen y lo son (Demócr., fr. 817).


-Vivir carece de valor para quien no tiene siquiera un buen amigo (Demócr., fr. 818).


-Es intratable quien no conserva durante mucho tiempo a los amigos ya adquiridos (Demócr. fr. 819).


-Muchos son los que vuelven la espalda a sus amigos cuando éstos, de la opulencia, caen en la pobreza (Demócr., fr. 820).


-Cuando la suerte nos acompaña, encontrar un amigo es cosa fácil; pero, en el infortunio, es dificilísimo (Demócr., fr. 821).


-Los gruñones no están hechos para la amistad (Demócr., fr. 822).


-Para la mayor parte de los hombres no es de fiar el puerto de la amistad (Sóf., Áyax 683).


-Del hombre al que le va mal los amigos están lejos (Sóf., fr. 733).


-¡Ay, haría falta que los mortales poseyeran una clara piedra de toque sobre sus amigos, y un exacto conocimiento de sus corazones: quién es el verdadero y quién el falso amigo! (Euríp., Hip. 922).


- Me repugna que los amigos dejen envejecer el agradecimiento; me repugna quien quiere gozar de lo bueno, mas no navegar en la misma nave del amigo que sufre infortunio (Euríp., Her. 1224).


-Prefiero tener como amigo a un tonto, pero bueno, que a uno inteligente, pero malo (Euríp., Ión 835).


-El hombre bueno, aunque habite una tierra lejana y jamás le haya visto con mis ojos, es amigo mío (Euríp., fr. 902 Nauck).


-¡Ten éxito! Nada son los amigos, si uno cae en la desgracia (Euríp., Fen. 403).


-Cuando un amigo irritado contra un amigo se encuentra en un lugar, que intercambie con las suyas sus miradas. Eso es sólo lo que hay que atender, y no guardar memoria de los daños del pasado (Euríp., Fen. 461).


-Los amigos deben sufrir en común con los amigos (Euríp., Ifig. Ául. 408).


-De nombre, pues y no de hecho, son los amigos que no son amigos en las desdichas (Euríp., Or. 455).


-Los amigos deben en las adversidades auxiliar a los amigos. Cuando el destino es favorable, ¿qué necesidad hay de amigos? (Euríp., Or. 666).


-La vacilación para los amigos es un gran mal (Euríp., Or. 794).


-Cuando un hombre se identifica con nuestro carácter, aunque sea un extraño, resulta ser mejor como amigo que diez mil parientes consanguíneos (Euríp., Or. 805).


-No hay nada mejor que un amigo claro, ni la riqueza ni la tiranía; y es algo absurdo preferirla más que a un amigo noble (Euríp., Or. 1155).


-Me repugnan los amigos que prestan tarde su ayuda (Euríp., Reso 333).


-Conozco que es más precioso que todos los tesoros el amigo discreto y que nos quiere bien (Heród., Hist. V 24).


-La amistad es un bien muy grande y grato para los hombres (Jenof.,  Hier. III 3).


-Buen principio es de amistad el haber nacido de los mismos padres (Jenof., Memor. II 3).


-Que no es obra fácil hacer un amigo contra su voluntad (Jenof., Memor. II 6).


-Vale mucho más la pena adquirir rebaños de amigos que rebaños de ovejas, bueyes o cabras (Jenof., Memor. III 11).


-¿Qué hay más justo que defenderse  más hermoso que ayudar a los amigos? (Jenof., Cirop. I 1, 5-14).


-Si llegas a ser entendido, todos serán amigos, todos te serán próximos, porque tú, a tu vez, serás provechoso y bueno (Plat., Lisias 210d).


-El que no es capaz de convivencia tampoco lo es de amistad (Plat., Gorg. 507e).


-Cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, pero, aun siendo justos, sí necesitan de la amistad, y parece que son los justos los que son más capaces de amistad (Arist., Ét. a Nic. 1155a).


-El adulador es un amigo en posición inferior o un hombre que finge (Arist., Ét. a Nic. 1159a).


-No debe hacerse a nadie amigo contra su voluntad (Árist., Ét. a Nic. 1163a).


-La amistad basada en el carácter es por su naturaleza permanente (Arist., Ét. a Nic. 1164a).


-La benevolencia es el principio de la amistad, así como el placer visual lo es del amor (Arist., Ét. a Nic. 1167a).


-Hay tres especies de amistad: según la virtud, según la utilidad y según el placer (Arist., Ét. Eudem. 1239a).


-El que tiene muchos amigos no tiene ninguno (Arist., Ét. Eudem. 1245b20).


-Amigo se define como aquel que pone en práctica por causa de otro lo que juzga que es bueno para ese otro (Arist., Ret I 5, 1361b35).


-El amor a los amigos al afán de riqueza (Arist., Ret. I 7, 1364b2).


-Las cosas no son iguales para el que siente amistad, que para el que experimenta odio (Arist., Ret. II 1, 1377b32).


-Es amigo el que ama y es, a su vez, amado (Arist., Ret. II 4, 1381a3).


-Son amigos aquellos que tienen por buenas o malas las mismas cosas (Arist., Ret II 4, 1381a8).


-Es forzoso querer para los amigos lo mismo que para uno (Arist., Ret. II 4, 1381a9).


-Ante los amigos no se siente vergüenza (Arist., Ret. II 4, 1381b31).


-No hagas amistad con nadie antes de comprobar cómo se ha comportado con amigos anteriores; espera, empero, que él sea contigo cual ha sido con aquellos (Isócr., Dem. 24; cf. Esop., El cabrero 6).


-Concede tu amistad poco a poco, pero cuando la concedas, intenta que dure. Porque tan vergonzoso es no tener ningún amigo como cambiar frecuentemente de camaradas (Isócr., Dem. 24).


-Pon a prueba a tus amigos a través del infortunio que hay en la vida y de la participación en peligros; porque al oro lo probamos con el fuego, y a los amigos los conocemos en las desgracias (Isócr., Dem. 25).


-Servirás a tus amigos de la mejor manera si no aguardas a que te supliquen, sino que les ayudas espontáneamente en el momento oportuno (Isócr., Dem. 25).


-Acoge como camaradas no sólo a los que sienten pena con tus desgracias, sino también a los que no envidian tu buena suerte; porque muchos acompañan en su aflicción a los que les va mal, pero los envidian cuando las cosas les salen bien (Isócr., Dem.26).


-Acuérdate de tus amigos ausentes en presencia de los que están, para que se den cuenta de que no los tendrás en poco cuando ellos no están (Isócr., Dem. 26).


-Si aceptas amigos que te dan gusto en las malas acciones, no tendrás en tu vida junto a ti a los que, aborreciéndolas, tienden a ser mejores (Isócr., Dem. 30).


-No hagas favores con displicencia, como les pasa a muchos; los hacen, pero sirven a sus amigos de mala gana (Isócr., Dem. 31).


-Si quieres granjearte la amistad de algunos, di algo bueno de ellos ante personas que se lo cuenten; porque el comienzo de la amistad es la alabanza y el reproche el de la enemistad (Isócr., Dem. 33).


-La mayoría de los hombres... frecuentan a los amigos que comparten sus faltas, pero no a los que les reprenden (Isócr., Dem. 45).


-¡Qué agradable es un amigo del mismo carácter! (Menand., La trasquilada, fr. 1).


-La elección de personas de igual parecer produce armonía en la vida (Menand., El sicionio fr. 6).


-A cuantos son capaces de mirar a la cara a los amigos, incluso cuando les hacen una faena, los he considerado más valientes que a los que se miden con sus enemigos (Menand., papiro de Ghôran 2, 127).


-¿Qué mayor bien que los amigos tenemos en la vida? (Menand., papiro de Ghôran 2, 136).


-Es injusto afligir voluntariamente a los amigos (Menand., Sent. 11).


-Del hombre que no tiene éxito se alejan los amigos (Menand., Sent. 34; 71).


-Me alegro cuando a todos mis amigos les va bien (Menand., Sent. 47).


-Honra a tus padres y haz bien a tus amigos (Menand., Sent. 162).


-Entre los amigos debe haber fidelidad, no palabras (Menand., Sent 175).


-Reconcilia, no enfrentes a los amigos que discuten (Menand., Sent. 184; 472).


-En la necesidad es mejor un amigo que el dinero (Memand., Sent. 214).


-Haz el bien a tus amigos en las desgracias (Menad., Sent. 219; 800).


-Si tenemos dinero, tendremos amigos (Menand., Sent. 238).


-Los buenos amigos son un refugio para todos (Menand., Sent. 261).


-Desea honrar a tus amigos igual que a la divinidad (Menand., Sent. 357).


-Considera propios los éxitos y las desdichas de los amigos (Menand., Sent. 370).


-Sé equitativo al juzgar a los amigos y los que no lo son (Menand., Sent. 373).


-La ocasión pone a prueba a los amigos, como el fuego al oro (Menand., Sent 385).


-Es hermoso no cometer falta alguna contra los amigos (Menand., Sent. 390).


-Es un hermoso espectáculo un amigo al que le va bien (Menand., Sent. 407).


-Los amigos malos producen mal fruto (Menand., Sent. 412).


-Si te amas demasiado a ti mismo no tendrás un amigo (Menand., Sent. 431).


-Médico del dolor es el amigo fiel (Menand., Sent. 456).


-No rehúyas a un amigo que se encuentra abatido entre males (Menand., Sent. 467) -Dichoso quien ha encontrado un amigo noble (Menand., Sent. 471).


-Considera hermanos a los amigos verdaderos (Menand., Sent. 523).


-Considera comunes todos los pesares de los amigos (Menand., Sent. 534).


-Pues cuando un amigo comparte los esfuerzos de los amigos, se esfuerza por sí mismo (Menand., Sent. 803; cf. 804) -Considérate rico si tienes muchos amigos (Menand., Sent. 541).


-Intenta soportar la ira del compañero y del amigo (Menand., Sent. 604).


-No tengas por amigo a un hombre malvado (Menand., Sent. 638; cf. 66, 634, 696).


-Muchos son amigos de las mesas, no de los amigos (Menand., Sent. 682).


-A los hombres el dinero les encuentra amigos (Menad., Sent. 733; cf. 247).


-Todos los hombres son amigos de quienes son afortunados (Menand., Sent. 754).


-Lucha con fuerza por ti mismo y por un amigo (Menand., Sent. 791).


-Hay que esforzarse por una mujer y por un amigo (Menand., Sent. 796).


-Haz el elogio de tus amigos mejor que de ti mismo (Menand., Sent 807).


-No receles en las desgracias de un amigo fiel (Menand., Sent. 817).


-No es amigo un amigo que necesita al amigo (Menand. Sent. 820).


-La separación de los amigos es una manera de poner a prueba la amistad (Menand., Sent. 834).


-Por el infortunio es probado quien tiene muchos amigos (Plut., Moralia 230b).


-Hay que conseguir para uno la estima de todos, pero ganar la amistad de los buenos (Plut., Moralia 659f).


-Para las dificultades no llamamos a todos, sino a los adecuados en cada ocasión (Plut., Moralia 679c).


-Es penosa la experiencia de amigos que no son amigos en el momento en el que uno los necesita (Plut., Moralia 49d).


-La alabanza, en su tiempo oportuno, no es menos apropiada a la amistad que el reproche (Plut., Moralia 50b).


-La amistad es la cosa más agradable de todas y ninguna otra alegra más (Plut., Moralia 51a).


-Un amigo es más necesario que el fuego y el agua (Plut., Moralia 51b).


-Lo que sobre todo mantiene el principio de amistad es la semejanza de ocupaciones y costumbres y en general el alegrarse con las mismas cosas (Plut., Moralia 51b).


-No necesito un amigo que se cambie y asienta conmigo (pues mi sombra hace mejor esas cosas), sino que diga la verdad conmigo y que me ayude a decidir (Plut., Moralia 53b).


-Para amigos de verdad, no existe emulación entre ellos, ni envidia, sino que, si participa igual o menos del éxito, lo sufren sin molestias y con moderación (Plut., Moralia 54c).


-Conviene que el amigo cause tristeza, si con ello es útil, pero no conviene destruir la amistad causando tristeza (Plut., Moralia 55c).


-No es deseable conocer con los amigos las cosas vergonzosas (Plut., Moralia 64c).


-Muchas cosas las percibe mejor el enemigo que el amigo (Plut., Moralia 90a).


-Nada hay más digno y más hermoso que mantener la calma ante un enemigo que nos injuria (Plut., Moralia 90d).


-Hacer bien a un amigo no es tan hermoso como es vergonzoso cuando lo necesita. Es bueno también el desaprovechar tomar venganza del enemigo, cuando se ofrece la oportunidad (Plut., Moralia 90e).


-Todo hombre debe considerar un bien prodigioso el tener la sombra de un amigo (Plut., Moralia 94d).


-Es difícil e incómodo huir o escapar de una amistad desagradable (Plut., Moralia 94d).


-No conviene acoger fácilmente ni unirse en amistad con los que uno se encuentra casualmente, ni amar a los que buscan nuestra amistad, sino buscar a los que son dignos de nuestra amistad (Plut., Moralia 94d).


-El disfrute de la amistad es el trato íntimo (Plut., Moralia 94f).


-Es necesario que el que usa muchos amigos para las cosas que necesita debe ayudar, a cambio, a muchos cuando lo necesiten (Plut., Moralia 95e).


-El hacer uso de muchos amigos lleva consigo el servir también a muchos (Plut., Moralia 95e).


-El principio de la amistad se origina a través de la igualdad (Plut., Moralia 96d).


-La amistad busca un carácter estable, sólido y constante en un solo lugar y trato. Por ello, el amigo fiel es raro y difícil de encontrar (Plut., Moralia 97b).


-Es necesario desconfiar de los enemigos incluso en las cosas creíbles, y creer a los amigos incluso en las increíbles (Plut., Moralia 160e).


-Si son comunes los bienes de los amigos, con mayor razón los amigos de los amigos deben ser comunes (Plut., Moralia 490e).


-Nos debemos acordar de los amigos ausentes tanto como de los presentes (Tales de Mileto en Dióg. Laerc., Vidas I 12).


-No hagas amigos de presto, ni dejes los que ya hubieres hecho (Solón en Dióg. Laerc., Vidas II 12).


-Es cosa maravillosa que siendo fácil a cualquiera decir los bienes que posee, no puede decir ninguno los amigos que tiene (Sócrates en Dióg. Laerc., Vidas II 5, 11).


-Amigos son los que en las prosperidades acuden siendo llamados, y en las calamidades sin serlo (Demetrio de Falero en Dióg. Laerc., Vidas V 5, 4).


-Debemos alargar las manos a los amigos con los dedos extendidos, no doblados (Diógenes el Cínico en Dióg. Laerc., Vidas VI 2, 5).


-Entre los amigos todas las cosas son comunes (Pitágoras en Dióg. Laerc., Vidas VIII 1, 6).


-El amigo es la réplica de uno mismo (Pitágoras en Porf., Vida de Pit. 33).


-Los que violan la amistad, aunque puedan rehuir el castigo de los que han sido ofendidos, por su propia debilidad, sin embargo, no escapan al menos al castigo divino (Esop., El águila y la zorra 1).


-Algunas personas, por protegerse contra sus enemigos, vienen a caer sin darse cuenta en amigos que resultan mucho peores que sus enemigos (Esop., El alción 25).


-Debemos rehuir la amistad de aquellos cuya disposición es ambigua (Esop., El hombre y el sátiro 35).


-Las desgracias prueban a los amigos de verdad (Esop., Los caminantes 65).


-Los que no obtienen parte en las situaciones afortunadas tampoco los amigos fieles en las desgracias (Esop., Los caminantes 67).


-Cada uno es considerado tal como los compañeros con los que relaciona (Esop., El hombre que compró un burro 237).


-Ni el combate ni la amistad admiten excusas (Prov. II 45).


-Sin ser invitados van los amigos a casa de los amigos (Prov. II 46).


-Hierve la olla, vive la amistad (Prov. IV 12).


Desprecios indirectos:


-¿Qué caga una mierda?


Notas:


[1] Además de las obras clásicas de González Lucini (Temas transversales y educación en valores, Anaya, Madrid, 1994) o Victoria Camps (Los valores de la educación, Anaya, Madrid 1994), recientemente puede consultarse Formación integral de adolescentes de Valentín Martín-Otero (ed. Fundamentos, Madrid, 2000). Dentro del programa Sócrates se ha puesto en marcha un proyecto de educación en valores, titulado “Más allá de las palabras”, en el participan centros educativos de España (tres de Jaén), Grecia, Irlanda del Norte y República de Irlanda; a través de su página web, http//averroes.cec.junta-andalucia.es/vertie, se puede contactar y colaborar. Se recurre a algunos mitos griegos, como los doce trabajos de Hércules, que el alumno ha de actualizar.

[2] Desde el campo de la filosofía se han hecho algunas aportaciones, como La sabiduría antigua de Giovanni Reale (Herder, Barcelona, 1996) o Más Platón y menos prozac de Lou Marinoff (Ediciones B, Madrid, 2000).

[3] La monarquía y la nobleza, sobre todo, se hacían rodear en sus palacios de las imágenes de aquellos dioses y héroes con los que más se identificaban.

[4] Recientemente los escultores cordobeses Juan Zafra y Jacinto Lara han realizado una exposición en la Diputación Provincial de Córdoba, durante los meses de abril y mayo de 1999, titulada De la desaparición de los héroes, que plantea la falta de valores y modelos de la sociedad actual, que crea héroes sólo de temporada; por lo que proponen una vuelta a los mitológicos, siete en total: Perseo, Prometeo, Heracles, Teseo, Ícaro, Orfeo y Antígona. Las imágenes, de barro simulando bronce, son de gran belleza.

[5] Nos repartimos el trabajo del siguiente modo: A. Araque Romero: Plutarco (Vidas paralelas), Dión de Prusa, Oráculos caldeos, Numenio de Apamea; E. Bonilla Hidalgo: Heródoto, Tucídides, Aristófanes, Memamdro, Apiano; A. Chica Aceituno: Bucólicos, lírica coral, elegía, yambo, Píndaro, Calímaco; J.I. Fernández González: Homero; F. García Torres: Alceo, Safo, Anacreonte, Platón; G. González Rus (Sexto Empírico, Plotino); F. Gutiérrez Díaz: Presocráticos, Eurípides; M.C. León Garrido: Jenofonte, Arriano; L. Margüenda León: Plutarco (Moralia); A. Martín Chivite: Epicteto; A.R. Navarrete Orcera: Tratados hipocráticos, Demóstenes, Alexis, Antifonte, Andócides, Herodas, Pseudo Calístenes, Claudio Eliano, Elio Arístides, Filóstrato, Heráclito, Herodiano, Porfirio, Los gnósticos, Juliano; F. Ortega Díaz: Hesíodo, Platón, Lapidario órfico, Polieno; M-J. Pastor Morales: Isócrates, Esopo; P. Pérez Aguilera: Esquilo, Luciano, Marco Aurelio; M. Pérez Camacho: Sófocles (fragmentos); J.C. Pérez Ogáyar: Hesíodo, Píndaro, Sófocles, Aristóteles, Papiros mágicos; M. Vallejo Valenzuela: Platón. JC. Pérez Ogáyar y yo mismo nos encargamos de informatizar los datos. Hemos operado con traducciones españolas, aprovechando las buenas ediciones existentes, como la Biblioteca Clásica Gredos; pero sólo con lo publicado hasta 1994, en que terminó este trabajo. Para esta ocasión he incluido algunas obras más.

[6] Los autores de la Iglesia requerirían una selección particular.

[7] Hacia cierta tendencia hacia lo breve en la narrativa actual, tal vez condicionada por nuestro acelerado ritmo de vida. A esto se refiere Adolfo Bioy Casares cuando dice: “escribir breve es un homenaje a la civilización”.

[8] En los diccionarios de citas generales observamos una destacada presencia  de los autores griegos y latinos, aunque sin precisión de obra y pasaje; de los griegos he realizado una pequeña estadística en seis manuales: Diccionario ilustrado de frases célebres y citas literarias de Vicente Vega (Gustavo Gili, Barcelona, 1966), Frases célebres de F. Claudet Yarza (Distribuciones Mateos, Madrid, 1988), Diccionario de axiomas, juicios y reflexiones de Jorge Sintes (Sintes, Barcelona, 1991), Diccionario de citas científicas de Alan L. Mackay (Ediciones de la Torre, CSIC, Madrid, 1992; al autor lo animó en esta tarea su profesor de clásicas), Diccionario de citas de W. Castañares/J.L. González (Noesis, Madrid, 1993) y Diccionario de citas célebres de L. Señor González (Espasa Calpe, Madrid, 1998); las citas fueron respectivamente: 94, 164, 197, 48, 131 y 271 y los autores más citados: Aristóteles (39), Plutarco (35), Pitágoras (25), Marco Aurelio (21), Epicteto (17), Heráclito (169, Platón (16), Sófocles (11), Menandro (9), Hipócrates (8), Eurípides (7). De sentencias griegas y latinas tenemos un diccionario específico, Dizionario delle Sentenze Latine e Greche, de Renzo Tosi (ed. Rizzoli, Milán, 1991), muy recomendable por bilingüe y por la calidad de sus comentarios. En español disponemos también de un buen diccionario de sentencias latinas bilingüe: Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico, Crítica, Barcelona, 1987 (selección Eduard Valentí y prólogo de Tierno Galván) y de la recopilación de Erasmo de Rotterdam: Apotegmas de sabiduría antigua (ed. De Miguel Money, 1998). De proverbios, en concreto, ya los griegos hicieron sus propias colecciones; véase la traducción y estudio preliminar de Rosa Mª Mariño Sánchez-Elvira y Fernando García Romero Proverbios griegos. Sentencias de Menandro, Biblioteca Clásica Gredos 272, Madrid, 1999. Y de autores particulares la editorial Península está publicando últimamente algunas selecciones: Catón.Dichos (Barcelona, 1996; bilingüe; ed. de Jordi Cornudella), Ética para cada día (sobre Cicerón; Barcelona, 2000; ed. De María Morrás).

[9] Obtuvo el primer premio Poveda de experiencias educativas.

[10] La revista Paremia, que se publica anualmente desde 1993, pretende ser un foro para los temas sentenciosos de todas las literaturas. De la amistad, en concreto, tiene “De los amigos y la amistad en la filosofía popular española”, Paremia 6: 1997, Madrid, 601-4. Para la amistad, en general, en el mundo clásico v. Frienship in the Classical World de David Konstan (Cambridge University Press 1997; escrita por cuestiones de philía en Salamanca), que incluye una exhaustiva bibliografía.

sábado, 6 de abril de 2024

La regla del mejor camino

 Da siempre lo mejor que tengas en ti mismo y todo saldrá como deba ser.

miércoles, 27 de marzo de 2024

El Infierno según los clásicos

Juan G. Bedoya, "El Infierno, según los clásicos", El País,  5 de septiembre de 1999:

Woody Allen, en su penúltima película, Desmontando a Harry, desciende a los infiernos y se encuentra, entre otros atormentados, al carpintero que inventó los muebles de metacrilato. Un "absurdo moral" de este tipo debió sentir Unamuno cuando escribió: "Por el infierno empecé a rebelarme contra la fe. Mi terror ha sido el aniquilamiento, la anulación, la nada más allá de la tumba. ¿Para qué más infierno?" La idea clásica del Infierno le parece al teólogo Tamayo un "cotilleo morboso". Así aparece en Dante y, mucho antes, en la Eneida, del pagano Virgilio. La visión dantesca, por ejemplo, de los cinco primeros pisos de la "región de los condenados" está repleta de pecadores menores, de "incontinentes": los que han vivido en lujuria, gula, avaricia e ira, o en sus contrarios: el hastío, el spleen con que Baudelaire abre sus Flores del mal. Así que, en general, desde Voltaire a Quevedo, es frecuente la imagen terrorífica del lugar, salvo los apuntes románticos de Goethe. Al autor del Fausto nada le parece terrible. Horrible es el Infierno, sí, pero el Purgatorio le resulta "ambiguo", y "tedioso" el Paraíso.

La Iglesia, con su enorme poder, logró convertir a la Teología en "la emperatriz de las ciencias" hasta muy entrado el renacimiento. Al margen de las víctimas (Galileo o fray Luis de León entre las más sonadas: eran "años recios", se resignó Teresa de Ávila), la prepotencia ensombreció la visión de la humanidad y alcanzó límites tenidos hoy por irreverentes. Así, el teólogo capuchino Martin Von Cochem llegó a fijar la altura de las llamas del Infierno, llamando la atención sobre el hecho de que su fuego es más tórrido que el terrenal: porque sucede "en lugar cerrado", "se alimenta de pez y azufre" y porque es Dios quien lo sopla. "Tú sabes", se exhibe Cochem, "que cuando se sopla sobre el fuego, este prende con más ímpetu. Si el fuego se atiza con grandes fuelles, como se hace en las fraguas de los herreros, las llamas se enfurecen. Ahora bien, cuando es el Dios omnipotente el que sopla el fuego del Infierno con su aliento, ¡cuán horrible no será su rabia y furor".

El teólogo Enrique Miret Magdalena ha demostrado, en El catecismo de nuestros padres, que siempre habrá quien oiga el galope de los caballos del Apocalipsis. "¿Quién es el mundo?", se pregunta el catecismo del P. Astete en la versión de 1955. Responde: "El mundo son los hombres mundanos, malos y perversos". Otra cuestión: "¿Hay más que un infierno?". Respuesta: "Hay cuatro infiernos, y se llaman: infierno de los condenados, purgatorio, limbo de los niños, limbo de los justos o seno de Abrahan".

El catecismo Nuevo Ripalda en la nueva España, edición 1951, no es menos apocalíptico, pero sí mucho más patriótico. Ripalda, jesuita como Astete, cuenta el mismo número de infiernos ("cuatro senos o lugares de las almas que no van al Cielo", precisa); llama a Dios el "remunerador" (porque "premia a los buenos y castiga a los malos"); y selecciona cinco guerras de "exaltado patriotismo" entre "los seis hechos culminantes de la historia de España". La última fue "la segunda guerra de la Independencia contra los rojos". En la anterior, España había logrado la expulsión de Napoleón.

domingo, 3 de marzo de 2024

Hacer o no hacer: la importancia de la ética en la enseñanza

Alfonso de Tomás, "Hacer o no hacer: la importancia de la ética en la enseñanza", en The Conversation, 17 noviembre 2020:

“Ser o no ser” es una pregunta clave en la filosofía. Pero no menos relevante es la pregunta de “hacer o no hacer”, otro de los tópicos centrales de la filosofía: remite a la capacidad del ser humano de actuar de maneras distintas y, por tanto, de responsabilizarse o hacerse cargo de ello. Es la pregunta de la ética.

Preguntarse y pensar sobre aquello que hacemos y que tiene un impacto en nuestro entorno, personal, familiar, social y natural es interrogarse por nuestra vida moral. Atribuimos una responsabilidad moral a las personas en función de su capacidad para actuar de una manera u otra y por ello la libertad es una condición necesaria para la vida moral.

Las raíces de la moral se encuentran en la libertad del ser humano en tanto en cuanto se ve en la necesidad de “elegir” entre una gama de posibilidades y, sobre todo, dicho individuo debe hacer la buena elección y hacerse responsable de ella.

Seres sociales, seres morales

‘Bien’ y ‘deber’ son los dos términos morales fundamentales y el ser humano, en tanto que ser social, es necesariamente también un ser moral. Y la moral es un hecho social constatable por dos vías:

Tiene un lenguaje específico: imperativos, expresiones normativas (deber, permiso, obligación, prohibición), expresiones valorativas (justo, recto, injusto, bien, mal…) relativas a aprobación o desaprobación.

Su institucionalización parcial en el Derecho. Así, la moral es un hecho social (toda sociedad posee un código de normas) que es vivido colectiva e individualmente (dimensión social y personal de la moral).

Moral vivida, moral pensada

Cuando justificamos racionalmente la moral, estamos haciendo ética. Por tanto, la ética es una reflexión acerca de la moral, acerca de los fundamentos de la propia conducta.

La ética (que es prescriptiva) tiene por objeto el establecimiento y justificación de criterios muy generales que pueden ser recomendados como preferibles y que permiten una fundamentación de las normas morales concretas (“algo es un deber”) y, más en general, de los juicios morales (“algo es bueno”). Aranguren llama a la moral “moral vivida”, y a la ética, “moral pensada”.

La ética es, por tanto, la rama de la filosofía que reflexiona precisamente sobre el bien y el deber, y está indefectiblemente ligada a la acción y a la dimensión práctica y vivencial de la conducta humana. ¿Pero sólo a las acciones? ¿Y las omisiones?

No hacer: la omisión

Una omisión consiste en no hacer algo que uno podría hacer (y en ocasiones debería) haber hecho y no hace. Así como la acción consiste en un obrar positivo, un hacer, la omisión en cambio, consiste en un no hacer, en un no actuar, en un abstenerse.

Pero no todo lo que no hace una persona es una omisión. Hablamos de omisión cuando pudiendo hacer una actividad y teniendo alguna razón para hacerla, no se lleva a cabo. Las omisiones implican eludir una conducta “esperada” en algún sentido (como cuando unos padres no alimentan ni cuidan a sus hijos, o cuando no se socorre a quien está en peligro) y estas omisiones pueden ser no solo intencionales sino también por negligencia y abandono.

El ejemplo de la eutanasia

Sin embargo, no es fácil distinguir las acciones de las omisiones. Por un lado, la propia caracterización de las conductas como activas u omisivas viene determinada por las valoraciones que se hacen de esas conductas: las personas tendemos a clasificar como omisivos los comportamientos que nos parecen moralmente más aceptables y como activos los que nos resultan más inaceptables.

Por ejemplo, en cuestiones tan debatidas como la eutanasia, se sostiene que no se puede actuar para matar aunque está permitido omitir para dejar morir (limitación del esfuerzo de soporte vital).

Pero la cuestión se complica si se puede matar por medio de omisiones (no suministrando un medicamento vital) y dejar morir por medio actos (quitando un respirador a petición de un paciente) o si se entiende que hay omisiones que merecen más reproche moral que acciones con idénticos resultados (dejar morir de hambre y sed a un enfermo desahuciado o suministrarle una sedación terminal).

En definitiva, nuestra valoración previa condiciona de antemano lo que distinguimos como acciones y como omisiones.

¿Es peor hacer algo malo o no hacer algo bueno?

Por otro lado, se ha demostrado en psicología el llamado “sesgo de la omisión”, esto es, la tendencia que tenemos la mayoría de los individuos a juzgar como moralmente más graves los comportamientos dañinos fruto de una acción que los que son resultado de una omisión.

Además, parece que entre acciones y omisiones cabe considerar un abanico más amplio de posibilidades: no impedir, facilitar hacer, contribuir. Por ejemplo: empujar a alguien desde un acantilado al mar constituye hacer un daño; si veo que alguien se va lanzar al agua con riesgo de su vida y no hago nada, no impido el daño; si no le lanzo una cuerda que tengo a mano, permito el daño con mi omisión; si no dejo que otra persona le lance una cuerda para evitar que se ahogue, estoy facilitando un daño.

Quien facilita o no impide un daño no inicia el proceso causal por el cual se comete el daño, pero sin su conducta, el daño en cuestión no se llevaría a cabo del todo.

El efecto espectador

Y en este punto hay que hablar sobre la dilución de la responsabilidad y el “efecto espectador”, según el cual la probabilidad de intervenir en situaciones de emergencia es inversamente proporcional al número de espectadores que las presencian.

¿Cuál es nuestra responsabilidad como observadores y conocedores del mal, pero que no actúan? ¿Son la dejación, la pasividad, la indiferencia, la apatía o la inacción aceptables éticamente? Podemos planteárnoslo desde la perspectiva de algunos de los más acuciantes y urgentes desafíos globales de nuestro tiempo, como la pobreza y la exclusión, las migraciones o el cambio climático, sin duda relacionados entre sí.

En definitiva, la cuestión ética no pivota solo sobre el hacer, sino también y mucho sobre el no hacer y todas las variantes entre uno y otro. No hacer nada es, evidentemente, una forma de hacer algo. Como sujetos de un mundo de espectadores, profusamente interconectado, no podemos eludir nuestra responsabilidad, ni por acción, ni por omisión.

Un mundo de espectadores sin ética en los colegios

Este tercer jueves del mes de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Filosofía. Este 19 de noviembre de 2020 también se vota definitivamente en el Parlamento español la inclusión o no de la asignatura de Ética en 4º curso de la Enseñanza Secundaria Obligatoria.

Sus señorías tienen la posibilidad de hacer o no hacer, de posibilitar o no una docencia rigurosa de los conceptos, teorías y argumentos de la ética para que nuestros jóvenes, las futuras generaciones, se hagan las preguntas sobre hacer o no hacer y no se conviertan en meros espectadores de un futuro desafiante y por construir.

Hacer o no hacer para ser sujetos activos de la vida social. Esta es la cuestión.

sábado, 23 de septiembre de 2023

Los Diarios de Emil Ciorán

1 Reseña de sus Diarios

2. Dossier

1. Reseña de Karina Sainz Borgo, "Los diarios inéditos de Cioran, el hombre que quiso ser español", en Vozpopuli, 20/01/2020

Tras la muerte del filósofo y escritor rumano Emil Cioran, su mujer Simone Boué encontró treinta y cuatro cuadernos entre los papeles de su buhardilla en L’Odeon parisino. Excepto la fecha, nada diferenciaba uno del otro. El más temprano comenzaba en 1957 y el último pertenecía a 1972. Quince años de anotaciones. Ella nunca pensó en abrirlos, e incluso dio por hecho que se trataba del mismo. Y aunque la mitad tenía la indicación de ser destruidos, Boué los conservó.  

Los diarios los publicó Gallimard en Francia y en España vieron la luz en castellano en el 2000, cinco años tras la muerte del escritor y tres después de que su mujer muriese ahogada. Los editó Tusquets con traducción de Carlos Manzano. Ahora, cuando se cumple el vigésimo quinto aniversario de la desaparición del escritor y pensador, el sello publica no sólo una nueva traducción, a cargo de Maika Lahoz, sino el resto de los textos que permanecían inéditos en español. Alrededor de unas 800 páginas de las que Vozpopuli ofrece un adelanto.

Cuando se cumple el vigésimo quinto aniversario de la desaparición de Ciorán, Tusquets publica los diarios que permanecían inéditos en español

A mitad de camino entre el dietario y el apunte, los diarios de Cioran poseen la naturaleza breve y fibrosa de su escritura. El fragmento lo preside todo. En lo breve reside la verdad y la redención del arte como aquello que hace soportable la vida. Inyectadas de pasión y desesperanza, pero afeitados de cualquier sentimentalismo, en estas páginas Cioran retrata desde sus encuentros con Michaux o Beckett en París hasta su fascinación por la música —"estaba muerto, Bach me ha resucitado", escribe un 15 de agosto de 1960— o la lectura de los místicos.

Durante décadas, Cioran paseó por el Barrio Latino de París, envuelto en una gabardina y con la melena desordenada, ajeno a su celebridad y a su propio envejecimiento, dijo  de él Fernando Savater en su obituario. Cioran había nacido en Rasinari, una aldea de Transilvania (Rumania), el 8 de abril de 1911. En su juventud tuvo verdadero interés el movimiento fascista y nacionalista rumano, Guardia de Hierro, también por el nazismo, con el que se familiarizó en 1933 mientras estudió en la Universidad de Berlín. Renegó de ambos.

Tras mudarse a París, en 1937, Cioran hablaba rumano, alemán, inglés, ruso, italiano y español. Sentía por España una atracción exagerada, casi una imantación.  "Yo estaba hecho para España, para la lengua española. Era un fanático de santa Teresa de Ávila, y sigo siéndolo (...) Me fascinaba de ella el exceso, un exceso procedente de esa locura particular, inconfundible, propia de España. En mi juventud, lamenté no haber sido español. España me fascinaba, por ofrecer el ejemplo de los más prodigiosos fracasos. ¡Uno de los países más poderosos del mundo, hundido en tal decadencia!".

"España me fascinaba, por ofrecer el ejemplo de los más prodigiosos fracasos"

Dedica no pocas menciones en sus diarios. “En Europa occidental, España es el último país que todavía tiene alma. Todas las hazañas y todos los incumplimientos de España han pasado a sus cantos. Su secreto: la nostalgia como saber, la ciencia del pesar”, escribe en septiembre del año 1961. “Esta edición de los diarios puede fascinar a los lectores devotos de Cioran. No cuenta intimidades, porque era muy discreto, pero su lectura es una forma de entrar a la sala de máquinas de su pensamiento. Aquí están reflejadas sus obsesiones, sus querencias, sus histerias, su obsesión por la música de Bach y su querencia por su literatura de los grandes místicos, su devoción por los paisajes, desde Rusia hasta España”,  comenta a Vozpopuli el editor Josep María Ventosa, responsable de la publicación de estos diarios.

Como Milan Kundera, Cioran abandonó su lengua y abrazó el francés. Su primer libro, En las cimas de la desesperación, fue publicado en Rumania en 1934. Galardonado con el Premio de la Comisión y el Premio de Jóvenes Escritores, fue una de las mejores obras narradas por un joven escritor inédito. A ese siguieron El Libro de los delirios (1935), La transfiguración de Rumania (1936), y De lágrimas y de Santos (1937), todos escritos en Rumano y reeditados también por Tusquets en su colección Biblioteca Cioran. En 1949 escribe su primer libro en francés, Una breve historia de la decadencia. Cinco años después, en 1957, comienza a barruntar estos diarios.

Si entendemos a Cioran en su concepción de que el poder es el mal, su vigencia resulta clarísima, aún 25 años después de muerto

“Uno de los aspectos que está más presente es ese escepticismo radical, lo segundo más destacado es el gusto por un estilo fragmentario. También se aprecia el placer que sentía por ser un pensador intempestivo, porque todo libro debe dejar una herida en el lector. La mayoría de quienes lo leen reconocen su poder de trastornador. Salta a la vista también su gusto por estar en contra de todo, en algún momento llegó a decir que de Adán en adelante, estaba en contra de todo”, asegura Ventosa de estas páginas

Si entendemos a Cioran en su concepción de que el poder es el mal, su vigencia resulta clarísima, aún 25 años después de muerto. La pregunta que permanece busca esclarecer si Cioran es un pensador que escribe o un escritor que piensa. “No hay que subestimarlo como pensador. Estaba influido por Nietzsche, Kierkegaard  y Heidegger,  pero tiene una voluntad de estilo que resulta muy atractiva para el lector”, asegura Josep María Ventosa sobre estos Cuadernos de borrador,  como los llamó Boué, cuya palabras abren también esta edición.

2. Dossier

"El filósofo más aterrador de todos los tiempos", transcripción automática sin corregir desde el canal de Youtube Historia incomprendida, 10 sept 2023:

Hoy nos pasearemos por la vida de Emil Cioran, un hombre de pensamientos fragmentarios, que vio a Dios como un ser que se place en el dolor y sufrimiento del hombre, el cual solo comete el error de nacer y reproducirse. 

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Transcripción

El filósofo más terrorífico de todos los tiempos, Emil Ciorán. 31 cosas de su vida y filosofía.

"Por mucho que haya frecuentado a los místicos, en el fondo siempre me he puesto del lado del Diablo; incapaz de igualarlo en poder, he tratado de ser digno de él al menos en insolencia, acritud, arbitrariedad y capricho." Esta es una de las sentencias más fuertes que hizo Emil Ciorán un hombre de pensamiento controversial y de carácter subversivo algunos lo describen como el Nietzsche del siglo XX, solo que más oscuro y al mismo tiempo con mejor humor. También hay quienes lo catalogan de ingenioso, cínico, aforístico, pesimista y morboso. 

Cientos de lectores ven en su estilo de escritura una fascinante, delicada, refrescante y diferente expresión, a pesar del pesimismo que plantea sobre la existencia de la vida.

 Hoy nos pasearemos por la vida de emil lloran un hombre de pensamientos fragmentarios que vio a Dios como un ser que se place en el dolor y sufrimiento del hombre el cual solo comete el error de nacer y reproducirse antes de meternos a fondo.

Número 1 Quién era Emil Ciorán en 1911.

Nació Emil Ciorán, considerado un filósofo francés a pesar de haber nacido en Rumania fue hijo de un sacerdote ortodoxo y una madre líder de la liga de mujeres cristianas y propensa la depresión Escribió unas dos docenas de libros de belleza salvaje e inquietante; es considerado por cientos de críticos como uno de los mejores ensayistas francófonos pero otros perciben el horror en sus planteamientos sobre la vida y Dios.

Número dos De niño sintió que abandonó el Paraíso. 

Ciorán definió los primeros años de su existencia como los más felices Aunque fuesen analfabeto,s amaba a vivir entre los sencillos campesinos de Trasanari, una comuna en Sibiú, condado Transilvania, donde él nació. En su terruño según se sabe jugaba al fútbol con las calaveras que conseguían en el cementerio de su localidad; su padre se lo llevó del pueblo a los 10 años para que ingresara en la escuela en la pequeña ciudad. Emil sintió que dejó el Paraíso; no obstante años después amaría otros lugares de Europa

Número 3 Sufrió de insomnio crónico. 

Ciorán padeció de insomnio durante su  adolescencia y se convirtió en una influencia en su labor como escritor; de acuerdo con lo que él mismo señaló en su momento el insomnio lo hizo retraído, sombrío, pero gracias a eso plasmó ideas en el papel que luego derivarían en su primer libro en lengua rumana.

Número 4. Su formación académica.

Emil se trasladó a la capital del sur de Rumanía; ingresó a la universidad de Bucarest, donde cursó estudios de literatura y filosofía. Su formación se volcó principalmente en la filosofía de Kant, Nietzsche, Schopenhauer y el filósofo francés Henri Bergson. Aquí también descubrió las obras de Pascal y Nietzsche Esto explica en parte su filosofía pesimista y su nihilismo. En 1932 obtuvo su licenciatura después de redactar su tesis acerca del pensamiento de Bergson

Número 5 en la universidad conoció a grandes amigos.

Durante su permanencia en la universidad de Bucarest tuvo como compañeros de estudios a dos hombres que serían sus amigos de por vida: Eugène Ionesco, dramaturgo de vanguardia, y Mircea Eliade, el famoso historiador de la religión y la mitología 

Número 6. Simpatizó con el fascismo de la época en 1933.

Recién graduado se hizo acreedor de una beca de posgrado visitante en la universidad Frederick Wilhelm de Berlín. Allí mostró simpatía por las ideas fascistas de la época mientras enseñaba en la universidad de Berlín de manera muy entusiasta escribió sobre el líder de la Alemania de la Segunda Guerra Mundial; incluso dijo que admiraba de él el culto a lo irracional, el júbilo de la pura vitalidad, la expresión viril de la fuerza sin ningún espíritu crítico ni freno ni control. Una vez le escribió a su amigo Mircea Eliade: "Estoy absolutamente cautivado por el orden político que han establecido aquí." Amó la movilización en masas que observó en suelo alemán y vio en aquella convulsión política una promesa y grandeza históricas que nunca percibió en Rumanía. En 1936 volvió a su país natal y comenzó a quedar cautivado con una especie de organización nacionalista fascista en Rumanía, el movimiento de la Guardia de hierro. Aunque sobre el particular habló pocas veces en su vida, Ciorán elogió la dictadura de Ceaucescu; para él las personas preferían la sumisión a la libertad; su gusto por los ideales fascistas se convirtió durante décadas en motivo de preocupación de sus lectores. 

Número 7 El arte de la escritura lo salvó.

Ciorán destacó a lo largo de su vida el alivio que le producía escribir: esta práctica tenía un efecto tranquilizador. "Si detestas a alguien, toma un papel y escribe 10, 20, 30 veces "X es un tonto" y después de unos minutos te sentirás aliviado: lo detestas menos", sentenció. Nunca buscó ser un guía para los demás a través de lo que en el papel tan solo escribió para sí mismo y para librarse de sus demonios. Escribir fue su tabla de salvación, al punto que en una ocasión le dijo a Fernando Savater que de no haber sido por la escritura se hubiera convertido en asesino o se habría quitado la vida; de hecho, un tema muy recurrente en su obra fue el de poner uno mismo fin a la propia existencia. Esa idea era para él liberadora y a la vez una posibilidad que podemos elegir en cualquier momento, independientemente de la existencia de algún poder superior. En su obra El problema de nacer aseveró: solo tememos el futuro cuando no estamos seguros de poder acabar con nuestra vida cuando queramos. Y fue precisamente por esa idea liberadora que no llegó a atentar contra su existencia. Muchos de sus lectores le hicieron saber que de no haber leído sus libros se hubieran quitado la vida.

Número 8. Su primer libro, Sobre las alturas de la desesperación, fue su primera obra publicada en 1934 en Bucarest.

Tenía entonces 23 años; el libro es una reflexión acerca de la futilidad de la vida y la imposibilidad de hallar una felicidad permanente en un mundo dominado por el sufrimiento y el absurdo tras la publicación se hizo acreedor al premio de la Real Academia para escritores jóvenes después publicó otros libros en rumano cuando aún era un veinteañero. 

Número 9 En las duras palabras de su madre en ese primer libro subyacen todos los gérmenes para los pensamientos que elaboraría en sus siguientes obras y se ha dicho que, por tratarse del hijo de un sacerdote ortodoxo, el material terminó siendo vergonzoso para su familia. Su madre llegó al punto de decirle que "si hubiera sabido que te convertirías en una persona tan miserable, me habría hecho un aborto". Esas palabras le hicieron concebir la vida como una coincidencia, lo cual era una Liberación para él, pues, desde su visión, vivir no tenía sentido. En una ocasión le dijo a un amigo: "Soy simplemente un accidente, ¿por qué tomarlo todo tan en serio?".

Número 10 La transfiguración de Rumanía, una crítica al país y una alabanza a naciones como Francia, cercano como era a los fascistas rumanos durante la década de los 30. 

En su obra La transfiguración de Rumanía, Ciorán se refirió al contraste que existía entre naciones pequeñas como Rumanía y reprochó la actitud de sus compatriotas. Y es que mientras estuvo en Bucarest pudo conocer un universo cultural completamente nuevo. Aunque entonces catalogó de interesantes a los perdedores, a los procrastinadores, a quienes desperdiciaban la vida como vocación; no obstante, esta visión cambió cuando se fue de Bucarest; entonces elogió a naciones como Francia o Alemania por tomar sus destinos en sus propias manos.

Número 11 En 1937 se fue de Bucarest a París.

Ciorán se propuso irse a París. Se dirigió a la Junta Universitaria con el argumento de que requería una beca para poder continuar sus estudios sobre Bergsón en la  capital francesa; fue así como en 1937 con el apoyo del Instituto Francés de Bucarest logró trasladarse hasta la ciudad de la luz, que se convertiría en su nueva casa por el resto de su vida

Número 12 Una intensa época de pobreza en París. Su estancia en esta ciudad.

No fue fácil al comienzo cubrir los gastos hasta final de mes: era todo un reto; también experimentó un autoexilio debido al choque cultural e idiomático; el insomnio seguía apoderándose de él.

Número 13 Tuvo una vida sencilla.

Cioran pasaba el tiempo en su sencillo apartamento allí mientras escribía sus siguientes libros, trabajaba como corrector y traductor; evitó la compañía de literatos, pero le gustaba frecuentar el área alrededor de los jardines de Luxemburgo. En una ocasión rehusó recibir dos premios literarios franceses.

Número 14 Decidió escribir en francés y logró liberarse de su insomnio.

En Francia se dedicó a escribir en su lengua natal Lágrimas y santos, publicado en 1937; en 1943 escribió su último artículo en rumano y en 1946 se produjo la ruptura definitiva. En el lapso que va de 1937 a 1949, Ciorán aprendió francés hasta que se sintió capaz de hacer una publicación en su nueva lengua. Ciorán empezó a concebir la idea de escribir en francés mientras traducía líneas del poeta Mallarmé. Entonces concluyó que seguir usando su lengua materna en el papel era una tontería. En francés empleó un estilo compuesto enteramente de fragmentos aforísticos, pero en su prosa mantenía la paradoja de plantear la desesperación con gran belleza artística; así surgieron en sus obras dos periodos:

El periodo rumano temprano.

El periodo francés posterior y maduro.

También logró deshacerse del insomnio, puesto que quedaba extenuado debido a sus largos paseos en bicicleta por la campiña francesa.

Número 15 Su primer libro en francés fue Una breve historia de la decadencia.

Fue su primera obra en francés: la reescribió cuatro veces, incluso después de que la editorial la aceptara el libro terminó por publicarse en el año de 1949. El francés Bernard Henri-Levy opinó lo siguiente: "En este libro se ha dicho todo y lo único que le queda es repetirse lujosamente, lo cual hizo. No podía estar más de acuerdo ya que considero que este es el libro más importante de Ciorán y la base de su filosofía." Entre la reubicación de Ciorán en Francia y la aparición del libro tuvieron lugar los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial 

Número 16. Su primer libro polarizó a los lectores.

Pese al reconocimiento del que gozaba en algunos círculos literarios, Ciorán no tuvo un público más amplio enseguida, al contrario: transcurrieron varios años. Mientras esto se concretó, tras la publicación Una breve historia de la decadencia Ciorán comenzó a ser descartado por muchos lectores porque lo percibieron demasiado malhumorado y pesimista, sobre todo en una cultura europea de posguerra. Que prácticamente se estaba enfocando en lograr un optimismo obligatorio. Otros lectores elogiaron esta obra. El crítico literario francés Maurice manifestó sobre C. "aquel cuya llegada ha sido preparada por todos los filósofos del vacío y del absurdo, presagio de malas noticias por excelencia"

Número 17 La ambivalencia de la prosa de Una breve historia de la decadencia.

Aunque había diferencias bien marcadas, Ciorán tenía aspectos en común con Nietzsche, pues decidió exponer las hipocresías de la condición humana; no obstante, en su prosa subyace un entusiasmo y una especie de éxtasis, esto a pesar de su desesperación y pesimismo. Muchas voces podían alternarse en la prosa de Ciorán: algunas ocasiones filosóficas, otras poéticas y hasta políticas; incluso este libro se ha catalogado como una especie de canción, un testamento conflictivo y agonístico de la magnífica futilidad que es la humanidad. 

Número 18 Su filosofía de vida.

Pese a que no ha existido una escuela o academia del pesimismo, si ha habido una tradición de filósofos negativos y este autor de pesimismo, filosofía, ética, espíritu ha señalado que pueden tomarse como parte de esta tradición a grandes pensadores: Unamuno, Camus y Ciorán, uno de los grandes textos existenciales del siglo XX fue Del sentido trágico de la vida, escrito por Unamuno, una de las frases célebres del también filósofo español es: "La verdad es que la razón es enemiga de la vida", con lo que se refiere a que las razones enferman la conciencia. Y esta es una enfermedad para los hombres. Esta afirmación no solo fue absorbida por Ciorán, sino también exacerbada es precisamente la conciencia como enfermedad el punto del que parte la Filosofía de la desesperación de Ciorán. En uno de sus Aforismos a Severo, "la conciencia es mucho más que la espina, es el puñal en la carne" Ciorán afirmó que la conciencia nos permite reflexionar y comprender nuestra existencia del pasado y la del futuro, por ello su filosofía se basa en la conciencia del tiempo; no obstante, esta capacidad de acuerdo con Ciorán implica un costo terrible, si bien sabemos que existimos, también sabemos que vamos a morir: siempre esperamos algo, pero no sin las limitaciones insuperables del tiempo: todos vamos a perecer en algún momento, lo que hace que el futuro no sea otra cosa que un pasado que todavía está por llegar: esto nos diferencia de los animales, los cuales sí están preparados para vivir, puesto que ellos no tienen conciencia del tiempo ni de la muerte: a esta solo la temen por instinto; no saben que pueden morir cuando se sienten enfermos, mientras que nosotros pensamos en la muerte aun cuando estamos sanos. Cioran es un representante de la filosofía de la desesperación, cuyos planteamientos versan en el hecho de que, en un mundo ideal, solo habría rocas; y, si hay que incluir a algún ser vivo, los más idóneos son las plantas.

Número 19 El pesimismo como parte de la filosofía de Ciorán.

En Ciorán tuvo mucha influencia la filosofía pesimista de Schopenhauer, al igual que la de Schopenhauer, la filosofía de Ciorán promueve una especie de negación de la vida; sin embargo, el pensador rumano era mucho más pesimista: mientras el filósofo alemán planteaba que cuando escapamos de la voluntad de vivir tenemos una pequeña victoria, unos instantes, Ciorán vislumbró algo que mejore nuestra condición la única opción que tenemos es administrar el desastre. Total, no obstante, el editor Joseph María Ventosa expresó sobre Ciorán al margen del pesimismo todas las personas que le trataron destacan su facilidad para hacer reír a la gente con su sarcasmo brutal; nada que ver con la imagen de cenizo con que se le podría asociar. Para el editor, a Ciorán le gustaba la existencia con sus búsquedas perdidas y dolores.

Número 20. Ciorán no aprobaba la reproducción humana.

Ciorán desaprobaba la condición humana que nos mueve a la reproducción. Eso posiblemente explique por qué no tuvo hijos con su compañera. En uno de sus cuadernos, que fue publicado póstumamente en 1997, manifestó: "Con lo que sé, con lo que siento, no podría dar la vida sin ponerme en total contradicción conmigo mismo, sin ser intelectualmente deshonesto y moralmente criminal", de manera que sí él condenaba a la condición humana que ciegamente nos mueve a perpetuarnos, a pesar de la total imposibilidad de encontrar un sentido satisfactorio a la vida, a los sufrimientos por los que nos toca atravesar y que se repetirán en las futuras generaciones, lo que convierte a la vida en un incesante sufrir 

Número 21. La filosofía de la desesperación niega la vida sin desear la muerte. 

Es lógico preguntarse por qué si filósofos y pensadores tan importantes como Schopenhauer y Cioran percibían la existencia humana como algo tan pesimista, no terminaron por poner fin a sus vidas. Schopenhauer pensaba que quien tome esa decisión busca asesinar la voluntad de vivir dentro de él; no obstante, quien acaba con su existencia no niega obligatoriamente por eso la voluntad de vivir, cosa que sí hacen los escépticos y Ciorán era un escéptico. En Anatemas y admiraciones se refirió a sí mismo como el escéptico de turno de un mundo en descomposición; sí era escéptico de las verdades absolutas, y planteó que en la metafísica del conocimiento no hallamos ayuda, así que de con su filosofía acabar con nuestra vida es en realidad una alternativa válida pero no es una acción necesaria ni eficaz. Pues porque el daño ya está hecho una vez se reproduce el nacimiento y eso no cambia con la acción de poner por nuestra propia mano fin a nuestra existencia, de manera que tal acción se convierte en algo fútil, en algo más que está en contra de nuestra condición humana. Esta visión suya la podemos corroborar en el siguiente aforismo: "No vale la pena matarse, ya que siempre se mata demasiado tarde" La filosofía de la desesperación niega la vida sin desear la muerte; esto se puede observar en Una breve historia de la decadencia donde manifestó que la acción de quitarse la vida es algo así como un tesoro al que todos tenemos acceso; sin embargo, tenemos la opción de pasar toda nuestra vida sin usarlo de forma paradójica. Cuando abrazamos la desesperación es cuando podemos hallar un atisbo de existencia auténtica. 

Número 22 Su filosofía consideró que la historia era algo carente de sentido.

Este conocimiento que tenemos sobre el tiempo convierte a la historia en algo carente de sentido porque solo una adaptación que realizamos respecto a nuestra condición temporal es un invento nuestro al que llenamos de ilusiones, religiones e ideales de todo tipo. Los animales tienen todo lo que necesitan; obviamente la cultura no forma parte de sus requerimientos y la historia tampoco.

Número 23 Ciorán y su disidente escritura aforística.

El aforismo es uno de los géneros literarios preferidos por Ciorán: es conciso y coherente; el consideraba la escritura aforística como la forma de expresión más disidente, pues la despreciaban personas serias como los profesores, porque así se suelen decir cosas contradictorias; pero Ciorán no veía los aforismos como decretos, sino como verdades momentáneas, y argumentó que él podía dar explicaciones de cada aforismo que usó porque todos tienen una causa. Ciorán es considerado uno de los cuatro grandes maestros del aforismo. Los otros son Heráclito, Schopenhauer y Nietzsche. Su libro El problema de nacer está compuesto enteramente de aforismos y en Los dioses hay una sección compuesta enteramente de aforismos.

Veamos dos muestras de este tipo de escritura en Ciorán: "Me llevo bastante bien con alguien solo cuando está en su punto más bajo y no tiene ganas ni fuerzas para restaurar sus ilusiones habituales". "Si pudiéramos vernos como nos ven los demás, nos desvaneceríamos en el acto".

Número 24. Tuvo una complicada visión de Dios.

Ciorán ha sido catalogado como agnóstico, ateo y como un creyente ateo. Para Ciorán Dios es un ser que disfruta viendo sufrir al hombre y llevándolo a una existencia que es ilusión y tormento; he allí su nihilismo, su visión de ver la vida como algo carente de sentido, sin verdades en las que apoyarse; en esto último, una vez más se hace presente su escepticismo, para él; en la existencia misma prevalece el mal sobre el bien. Fernando Savater, buen amigo de Ciorán, dijo: "En Francia se convirtió en un pesimista irónico, pero en Rumania era más místico, una especie de religioso contrariado: nunca le perdonó a Dios que no  existiera. Ventosa expresó, aludiendo a la compleja relación que Ciorán mantenía con Dios, que le gustaba cuando describían el escritor rumano como místico, pero ateo

Número 25 El pecado original en Ciorán.

El pecado original fue un tema de interés para Ciorán: concibió al hombre como una criatura que estaba manchada por el pecado original, y que en el interior de las personas yace una semilla podrida que las hace creerse el centro del mundo, y todo porque no puede asimilar la idea de que su propia existencia es insignificante. Incluso de acuerdo con su visión, el hombre llegó a considerarse a la par y hasta más importante que Dios, y está viciado por sus actos, porque en él hay una maldad en marcha en este planteamiento se percibe la influencia que la filosofía de Nietzsche tuvo sobre él. Además de que en ambos se ve el ejercicio de la escritura fragmentaria 

Número 26 Un hombre de matices .

En Anatemas y admiraciones escribió una frase controversial: "Por mucho que haya frecuentado a los místicos en el fondo siempre me he puesto del lado del Diablo; incapaz de igualarlo en poder, he tratado de ser digno de él, al menos en insolencia, acritud, arbitrariedad y capricho; además admiro el budismo de la variedad más desconsoladora".

Número 27 Simone Boué fue su compañera de vida.

Ciorán conoció a Simone Boué, una profesora de liceo con la que permaneció por el lapso de unos 50 años; la pareja nunca se casó, ni tuvo hijos. Ella permaneció con él hasta su  muerte. Fernando Savater describió a Simone con estas cuatro características: "Vivaz, irónica, inteligente y discreta, era ella una mujer elegante y que bien pudo haberse desenvuelto con gracia en las pasarelas".

Número 28 Lo que abordó en sus escritos.

Ciorán tenía temas recurrentes en su obra. Escribió meditaciones líricas y expansivas, con frecuencia de naturaleza metafísica, donde habitualmente hablaba sobre la soledad, la desesperación, la muerte, la música, la historia, la santidad y los místicos.

Número 29 Su extraña relación con el fracaso.

Ciorán analizó el fracaso en su país natal y entre sus coterráneos, aunque después de haberse ido de Rumania se sintió secretamente endeudado con esa tierra de fracasos. Portales como Los Ángeles Review Off señalan que Ciorán tenía razón al sentirse en deuda con su Rumania natal debido a que los rumanos mantienen con el fracaso una relación única. Incluso en el idioma tienen muchos vocablos asociados con el fracaso. En París le dijo una vez a un amigo: me gustaría escribir una filosofía del fracaso con el subtítulo "para uso exclusivo del pueblo rumano", pero no creo que pueda hacerlo. Por momentos recordaba aquella extraña mezcla de admiración, ternura y fascinación que tuvo por los grandes perdedores y por el interminable espectáculo del fracaso en Bucarest. "Mis mejores amigos en Rumanía no eran  escritores en absoluto, sino fracasados", afirmó en una ocasión. Por otra parte, Ciorán concibió la condición humana como un fracaso o proyecto fallido. En El problema de nacer escribió textualmente frases como "ya no quiere ser hombre, la vida es un fracaso del gusto que ni la muerte ni la poesía logran corregir"

Número 30 Su muerte el 20 de junio de 1995 con 84 años de edad.

Ciorán falleció como consecuencia de los embates del Alzheimer, enfermedad que le robó la posibilidad de acabar con su propia existencia después de haberle hecho perder la conciencia de su propia identidad. Los últimos años de su vida los pasó en un hospital de París.

Número 31 ¿Es realmente Ciorán el filósofo más terrorífico de todos los tiempos?

Sus detractores, que son muchos, afirmarían que sí. Hay muchas opiniones en contra de la postura pesimista que tuvo Emil sobre la vida, pero mucho más sobre las posturas que planteó en relación con Dios. Algunos siempre aluden al momento en que uno de sus libros, donde hablaba de misticismo, llenó de horror al editor de la imprenta, el hombre descrito por muchos como bueno y temeroso de Dios, se negó a tocar el libro al darse cuenta del contenido blasfemo; se lavó las manos y Ciorán no tuvo otra opción que publicar su libro en otrol lugar; entre las duras frases que escribió Ciorán basta la siguiente: "Si la verdad no aburriese, hace tiempo que la ciencia habría sacado a Dios de circulación". Por otra parte sus ideas filosóficas, según muchas voces, no se han sabido entender sus planteamientos fueron el resultado del tumultoso contexto político y social de la Europa de entreguerras de los años en las que vio el surgimiento de ideologías totalitarias y la desilusión que esas bideologías trajeron años después: todo esto lo llevó a cuestionar los fundamentos de la existencia humana y el significado de la vida misma, Emil Ciorán es uno de esos pocos pensadores que han ahondado en las profundidades de la desesperación y el nihilismo con una prosa que deleita. Algunos han descrito a Ciorán como una guía espiritual de la negación de vivir y de la tentación de no existir. Pese a toda la controversia que puede seguir generando, no se puede negar que el trabajo de Emil Ciorán provoca fascinación: él desafía la sabiduría convencional, pero también nos obliga a que confrontemos las paradojas inherentes a nuestra propia existencia. Su legado filosófico se evidencia entre los existencialistas, pesimistas y pensadores del absurdo por igual y sus escritos han sido la inspiración para filósofos, escritores y artistas, incluidos Albert Camus, Thomas Bernard y Fernando Pessoa [¿?]