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miércoles, 7 de junio de 2017

El experimento de la cueva de los ladrones y el Efecto Joker

I

La cueva de los ladrones

(Véase también aquí)
  En The Robbers Cave Experiment -Experimento de la cueva de los ladrones- los psicólogos Muzafer Sherif y Carolyn Sherif realizaron un experimento en 1954 dentro del Parque Estatal Cueva de los Ladrones de Oklahoma (EE.UU.) para intentar averiguar las claves del prejuicio en los grupos sociales. Para ello reunieron a veintidós adolescentes varones y los dividieron en dos grupos de once miembros cada uno. Ambos grupos fueron llevados al parque a pasar unos días de campamento en autobús cada uno por un lado y sin saber de la existencia del otro. En una primera fase del experimento cada grupo permaneció aislado del otro y sus integrantes interactuaron en actividades creándose estructuras de jerarquía, roles y vínculos de amistad. Esto sirvió para que hubiera una cohesión grupal, un sentido de pertenencia, solidaridad y camaradería entre los jóvenes que pertenecían al mismo grupo. En la siguiente fase del experimento los organizadores propusieron a ambos grupos actividades deportivas para que se desarrollara una competencia entre ambos grupos. Fue entonces cuando aparecieron las primeras fricciones entre los integrantes de ambos grupos, surgiendo una rivalidad y un rechazo intergrupal con insultos y conductas agresivas incluidas, hasta el punto de que tuvieron que parar las actividades conjuntas. En la tercera fase, y para disminuir esta hostilidad, los psicólogos propusieron tareas comúnes para fomentar la cooperación como la búsqueda de agua o empujar a un coche averiado en la carretera que llevaba al parque. Estas actividades ayudaron a que volviera la calma entre los integrantes de ambos grupos y al final, cuando se acabó el campamento, todos querían volver juntos en el mismo autobús.

A las actividades que realizaron en la última fase se les denominan metas supradesarrolladas, son metas compartidas que requieren un esfuerzo cooperativo para poder lograrse y que anulan las diferencias entre las personas. Según la teoría del conflicto realista de estos psicólogos la resolución de conflictos de forma conjunta favorece la desaparición de los prejuicios entre los miembros de dos grupos.

Algo parecido a esta unión del grupo ante la resolución de una tarea común es el efecto del enemigo común: establecer -o incluso crear- un enemigo común para conseguir la unión del grupo, diluyendo los problemas internos. Tenemos claros ejemplos de este efecto en la propaganda antisemita de Hitler o la lucha contra el cambio climático, en política es un recurso muy socorrido.

II

Efecto Joker: tendemos a unirnos contra un enemigo común

Como miembros de una sociedad necesitamos compartir nuestros recursos para sobrevivir. Por eso hablamos de “bienes públicos” de los que todos nos podemos beneficiar y que normalmente se financian con los aportes que hacemos en nuestros impuestos.

Sin embargo, no todas las personas tienen la misma disposición a entregar parte de sus pertenencias para apoyar al bien común. Existe un experimento que ayuda a demostrar esto. El juego de los bienes públicos (Public goods game) está diseñado para conocer qué tanto aportan las personas al bien común. Consiste en reunir a un grupo de participantes (simulando una sociedad o comunidad) y entregando a cada uno un número determinado de fichas. Posteriormente se le pide a cada uno que entregue voluntariamente cualquier cantidad de sus fichas a un fondo común. A diferencia de nuestros impuestos, el aporte en el juego es voluntario, porque se quiere medir la disposición o voluntad de una persona a ofrecer sus recursos, independientemente de cuánto podría dar si se le obligara.

Los investigadores multiplican lo recolectado en el fondo común por un valor determinado, con lo que se simulan una especie de “intereses”. Al final, el fondo común y sus intereses se regresan, en partes iguales, a todos los participantes.

Con las reglas así expuestas, está claro que lo ideal sería que todos los participantes entregaran parte de sus fichas, teniendo en cuenta que, gracias a los intereses, recibirían más al final. Pero el resultado ideal solo es posible si TODOS aportan al fondo común de forma voluntaria.

¿Puedes adivinar cuál suele ser el comportamiento de los participantes en este experimento?

Lo más común es que pocos participantes donen sus fichas al fondo común. La mayoría prefiere no entregar nada (Chen et al., 2016).

En ese caso, el resultado es que las personas que no aportaron, reciben unas ganancias del fondo común (se reparte de forma equitativa entre todos). Pero las personas “generosas” que sí decidieron aportar sus fichas, van a recibir menos de lo que entregaron, ya que los intereses no son suficientes para cubrir a las personas “Oportunistas” (freeriders) que no dieron nada.

¿Te resulta familiar?

En la medida que se juegan varias rondas, el bien común tiende a desaparecer, y solo quedan las fichas individuales que cada uno haya acumulado.

Entra el Joker

El Joker o Guasón es un rol que, como en las películas y cómics de Batman, se encarga de introducir caos en el juego de los bienes públicos.

Recordemos que el Joker es un “agente libre”, no responde ante nadie y suele dedicar sus esfuerzos a eliminar a Batman o poner en peligro a Ciudad Gótica. Además, el Joker es diferente a otros villanos porque no le interesa hacerse rico ni dominar al mundo; es como si el crimen en sí le diera suficiente satisfacción al personaje.

En el experimento que mencioné antes, el Joker es un personaje que infringe daño en los bienes públicos, pero no recibe ninguna ganancia al final de la ronda. Esto lo diferencia de los “Oportunistas”, que no aportan al bien común (generando un daño), pero sí reciben ganancias al final.

Juntos contra un enemigo común

Arenas, Camacho, Cuesta y Requejo (2011) propusieron que el Joker podría, paradójicamente, beneficiar los bienes comunes. Diseñaron un modelo matemático que simula infinidad de escenarios en los que se desarrolla el juego de los bienes públicos, y encontraron que incluir al Joker obliga a los demás participantes a crear alianzas en contra del enemigo común.

Entonces, se observan “estallidos” de solidaridad en los que todos los participantes aportan al fondo común y, como el Joker no recibe dividendos del bien público, esto resulta en ganancias para los otros participantes. De esta forma, tanto “Oportunistas” como “Generosos” terminan beneficiados gracias a su coalición. Finalmente, el bien común se preserva, a pesar de los esfuerzos del Joker por destruirlo (algo que no pasa cuando solo hay “Oportunistas” gastando el bien común hasta que se agota).

Es posible que hayas intuido similitudes entre este experimento con la sociedad de la que haces parte. Solemos criticar a esas personas que dañan nuestros bienes comunes, y rechazamos a esos “Oportunistas” que aprovechan los beneficios del estado sin hacer ningún aporte evidente. En las noticias escuchamos sobre evasión de impuestos, desfalcos y corrupción; formas de quedarnos con nuestras propias “fichas” en vez de compartirlas responsablemente. Esbozando una comparación con el experimento de los bienes públicos, podríamos decir que estamos agotando progresivamente nuestro fondo común.

¿Será que necesitamos de un enemigo común para darnos cuenta que necesitamos aliarnos y trabajar juntos? ¿Qué nos impide ser más solidarios para aprovechar todos el bien común? ¿Por qué tenemos que esperar a las situaciones extremas, difíciles y adversas para unirnos como sociedad?

miércoles, 31 de mayo de 2017

Thoreau

I

Michel Onfray, "Thoreau, una cabaña trascendental", en Abc Cultural 7-V-2017:

El bicentenario de Henry David Thoreau, padre fundador de la literatura estadounidense, exige revisitar su obra, como el «Walden» prologado por el filósofo Michel Onfray para Errata Naturae, del que ofrecemos un adelanto

Thoreau escribió esta frase, terrible y muy certera: «Hoy en día uno se encuentra con profesores de filosofía, no con filósofos» [...]. Estaba pensando probablemente en Emerson. Emerson, su amigo… Pero Thoreau, que era un hombre difícil, tenía un concepto difícil de la amistad. Cuando pronunció el elogio fúnebre de Thoreau, Emerson no dejó de señalar este rasgo de su carácter: «Había en su naturaleza algo de militar y de irreductible, siempre viril, siempre apto, pero rara vez tierno, como si no se sintiera bien más que en desacuerdo. Necesitaba alguna mentira que denunciar, alguna tontería que poner en la picota, un cierto aire de victoria, un redoble de tambor para desplegar plenamente sus facultades [...].

El trascendentalismo de Emerson fue un movimiento filosófico estadounidense notable, al mismo tiempo que una moda (como el schopenhauerismo y el nietzcheismo en Francia). Sin embargo, la moda es lo peor que puede sucederle a una filosofía, porque se desmenuza, se diluye y se metamorfosea en monstruos construidos con fantasmas y proyecciones [...].

El Dios de Emerson no se parece en nada al del judeocristianismo, celoso y vengativo, castigador y malvado; el filósofo regresa a aquel otro que no se encuentra agotado por la razón, el análisis y la ciencia: un alma del mundo, una Superalma que asegura al ser su ser y su permanencia. Dios es asimilable al espíritu del mundo, a la energía de la naturaleza, a la fuerza cósmica. Desde ese momento, el conocimiento no debe ser una cuestión de deducción, de análisis y de razonamiento, sino de sentimiento, de sensación, de intuición, de simpatía, de empatía [...].

¿Thoreau es trascendentalista? Sí y no. Sí, porque cree en Dios, practica el conocimiento por empatía, detesta las masas y los grupos, no cree más que en la reforma individual, celebra y practica la confianza en uno mismo, preconiza y vive el inconformismo, practica la contemplación y el gozo místico, construye su vida filosófica a partir de sí. Pero no si se lo compara con Emerson, que vive un trascendentalismo de despacho y de biblioteca. El autor de «Over-soul» (La superalma) hace de la naturaleza un medio para alcanzar un fin, el éxtasis de tipo plotiniano. Para Thoreau, por el contrario, la naturaleza es un fin en sí misma y no un medio para lograr algo más que ella. Emerson quiere salir espiritualmente del mundo y solicita a la naturaleza que le provea esa salida; Thoreau quiere quedarse en el mundo, quiere gozar de la naturaleza aquí y ahora, corporal y físicamente [...].

Oportunidad existencial

Thoreau afirma que Emerson sería totalmente incapaz de manejar la carretilla en el jardín; ve en esa incapacidad práctica del espíritu puro la prueba de una diferencia fundamental. Y, de hecho, es cierto: Emerson es un filósofo de estancia; Thoreau, un pensador de los campos. Al segundo nos lo imaginamos devorando crudo un pequeño mamífero, cosa que hizo un día; al primero lo vemos más bien bebiendo té a sorbitos en el transcurso de una conversación de salón sobre la naturaleza… [...].

La cabaña es, para Thoreau, la ocasión de demostrar que el trascendentalismo no es una cuestión de libros, sino una oportunidad existencial. Una sola noche de celda y una vida intermitente en la cabaña bastan para enseñar que el filósofo vivía sus ideas y pensaba su vida, que asociaba la teoría a la práctica, el pensamiento a la acción, la filosofía a la vida. Que no era profesor de filosofía, sino filósofo.

Su amigo Emerson es un filósofo de estancia; Thoreau, un pensador de los campos

Emerson le había prestado el terreno en el que Thoreau construyó la cabaña, a orillas de la laguna Walden [...]. Imagina el lago sin fondo, sin entrada ni salida de agua, como lleno de un agua lustral susceptible de lavarlo del pecado original de la civilización. Se baña en él a diario, en la estación que sea. Cuando la superficie está congelada, se tumba en el hielo y observa bajo él la vida de las profundidades. Estudia las elevaciones y descensos del nivel del agua; la respiración del lago, como si se tratara de un ser vivo… La cabaña tiene trece metros cuadrados de superficie: tres por cuatro y medio, con dos y medio de altura. Coloca en ella tres sillas para no recibir más que a dos personas a la vez. Dispone una cama y una mesa. Una chimenea le permite calentarse. Recibe a viajeros, campesinos, leñadores, esclavos fugitivos. También a filósofos.

Publica «Walden» en 1854. Se trata de un libro grande y auténtico de filosofía. No se encuentra en él ningún concepto, ningún personaje conceptual, sino una reflexión sobre las condiciones de posibilidad de una experiencia existencial: ¿cómo llevar una vida filosófica? Thoreau no invita a que se lo imite, sino que enseña cómo puede hacerse; queda a cargo de cada cual inventar su camino, encontrar su vía.

Medicina para la felicidad

Libro grande y auténtico de filosofía, digo. En efecto. Thoreau propone lo que denomina una «medicina eupéptica»; en otras palabras, una medicina para generar bienestar y felicidad y alejar maldad y dolor. ¿Cuál es esta medicina? Regocijarse ante el esplendor de cada mañana; oponer una voluntad de goce al movimiento natural de la negatividad, que nos lleva hacia el pesimismo; desear la felicidad, que no nos es dada, sino que debe construirse; colocarse o volver a colocarse en el centro de uno mismo; transformar los inconvenientes en ventajas; buscar lo positivo en lo negativo; querer hacer de la propia vida una fiesta.

Invita igualmente a rechazar «la vida mezquina». La vida mezquina es una vida orientada hacia valores falsos: el dinero, los honores, el poder, las riquezas, la propiedad, la reputación. Es una vida ensuciada por los vicios de la sociedad de consumo: codiciar, comprar, poseer, consumir, sustituir [...]. ¿Quién podría, en efecto, no suscribir esta constatación: «Me parece evidente que muchos de vosotros vivís unas vidas pobres y serviles»? No nos pertenecemos, perdemos nuestra vida tratando de ganarla, vivimos como máquinas, entregamos siempre nuestra vida al mañana. ¿Qué hacer para dejar de llevar una vida mezquina? [...]. He aquí seis fórmulas: «Exploraos a vosotros mismos», «acometed la vida tal como la habéis imaginado», «amad vuestra vida», «simplificad, simplificad», «haceos un cuerpo perfecto», «vivid libres y sin compromiso». Precisemos.

La primera: «Exploraos a vosotros mismos». Emerson afirmaba: «Viajar es el paraíso de los bobos». ¿De qué sirve, en efecto, dar la vuelta al mundo cuando partir en busca de uno mismo resulta una odisea mucho más rentable desde un punto de vista existencial? Viajar suele ser perderse. Partir en busca de uno mismo es, tal vez, hallarse.

«Walden» invita a rechazar la vida mezquina, ensuciada por los vicios de la sociedad de consumo
La segunda: «Acometer la vida tal como la habéis imaginado». Ir en la dirección de los sueños, no ser infiel a las promesas que nos hemos hecho en la adolescencia. Thoreau escribió esta frase extraordinaria: «Si construye castillos en el aire, su obra no se perderá: ahí están bien edificados. Tan sólo ponga ahora los cimientos bajo esos castillos».

La tercera: «Amad vuestra vida». Thoreau aprecia los textos espirituales, los «Evangelios», el «Bhagavad Gita», la «Biblia», los textos mitológicos de todas las civilizaciones; estima también a los grandes maestros espirituales, Jesús y Zoroastro, Buda y Confucio. Pero no le gusta la religión cristiana, que ha enfadado a los hombres con la vida, los seres vivos, la naturaleza. [...]. La cuarta: «Simplificad, simplificad». Lo que poseemos nos posee, por lo que hay que dejar de pasarse la vida perdiéndola y cesar de querer ganarse la vida, porque lo que ganamos nos pierde. Lo que tenemos, lo que queremos, lo que esperamos, lo que poseemos: todo eso nos pierde [...].

La quinta: «Haceos un cuerpo perfecto». La práctica de los ejercicios espirituales precedentes contribuye a producir un cuerpo perfecto. Sobriedad, frugalidad, simplicidad y austeridad generan un cuerpo sano, limpio y nítido y, por lo tanto, un alma impecable. El sabio no teme ya a la lluvia, el frío, el calor, la sed, el hambre, el aburrimiento, la duda, la melancolía, la angustia, el miedo, la desesperación. Es, pues, libre…

La sexta: «Vivid libres y sin compromiso». ¡Cuesta imaginarse a Thoreau casado y padre de familia! Aunque manifestó en su juventud una pasión por cierta joven, lo que demuestra que no estaba desprovisto de libido, o aunque los encantos de la señora Emerson pudieron perturbarlo, Thoreau fue un soltero empedernido. Prefiere su compañía a la de los demás, que mantiene a distancia. En cuanto a la humanidad, ni hablamos. Escribe claramente: «Yo no doblaría corriendo la esquina para ver cómo explota el mundo» [...].

«Walden» contiene una utopía política. Ésa es, al menos, mi hipótesis [...]. Thoreau enseña la auténtica revolución, la única que vale y que no provoca derramamientos de sangre: la que permite, cambiando uno mismo e invitando al prójimo a que cambie, cambiar el orden del mundo.

II

Miguel Ángel Barroso, "El manual libertario de Thoreau para una vida sublime", en Abc Cultural, 7-V-2017:

La rebeldía del autor de «Walden» se expandió hasta llegar a Walt Whitman, John Muir, Gandhi, Luther King, Robert Frost y millones ciudadanos anónimos. La reedición de sus ensayos es más pertinente que nunca.

McAllister, el director de la Welton Academy, prestigiosa institución educativa de Vermont (Estados Unidos), mira con cierta condescendencia al profesor de Literatura John Keating, cuyos métodos alejados del carril empiezan a ser un dolor de muelas. «Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré a un hombre feliz», le dice.

Keating: «Sólo al soñar tenemos libertad. Siempre fue así y siempre será».

McAllister: «¿Tennyson?»

Keating: «No. Keating».

La escena es una de las más recordadas de El club de los poetas muertos, la película de Peter Weir que agitó las mentes de los jóvenes (y no tan jóvenes) a finales de la década de 1980. Espectadores que, en su mayoría, desconocían la conexión entre Thoreau, Walt Whitman, John Muir, Robert Frost... y John Keating.

Filosofía activa

El personaje que interpreta Robin Williams no tiene a Lord Tennyson, el poeta inglés del posromanticismo, como su clave de bóveda. Por eso sorprende al severo McAllister y, sobre todo, a sus alumnos, que experimentan una epifanía a lo largo del curso. «Thoreau dice que la mayoría de los hombres viven en desesperación silenciosa. No se resignen a ello. Libérense. No caminen por la orilla, miren a su alrededor», les espeta. Y también cita a Frost, fundador de la poesía moderna norteamericana, el bardo del hombre rural de Nueva Inglaterra: «Dos caminos se abrieron ante mí, pero tomé el menos transitado y eso marcó la diferencia».

El carpe diem ya está en las odas de Horacio, pero es Henry David Thoreau (Concord, Massachusetts, 1817-1862) quien coge el tópico literario para provocar un big bang de rebeldía contra el conformismo y el adocenamiento. Aprovechemos el momento porque la muerte viaja sobre nuestros hombros, porque tenemos los días contados. Hagamos que nuestras vidas sean extraordinarias.

Thoreau, que nunca pretendió adoctrinar («Cuando lean, no consideren sólo lo que el autor piensa, sino lo que ustedes piensan», concluye Keating), sino dar un aldabonazo en las conciencias para que cada cual siga su propio camino, no podía imaginar la huella que iba a dejar en generaciones de lectores de todo el mundo.

«La obra de Thoreau nos saca de las bibliotecas y nos invita a llevar una vida filosófica en el día a día: su vida se hermana con su pensamiento, es subversiva contra la mercantilización, la oligarquía, el dominio de los capitales y las finanzas sobre la independencia y la soberanía de los pueblos. Su discurso es plenamente vigente y ya no basta con indignarse», reflexiona Maximilien Le Roy, guionista (A. Dan se encarga de los dibujos) de la novela gráfica Thoreau. La vida sublime, reeditada por Impedimenta. Le Roy recuerda que Mahatma Gandhi descubrió la obra de Thoreau en prisión y lo convirtió en su «maestro» («Bajo un gobierno que encarcela injustamente a cualquiera, el hogar de un hombre honrado es la cárcel», dice el autor de La desobediencia civil, libro de cabecera de Gandhi); y Martin Luther King Jr. afirmó haber dado vida a las enseñanzas del filósofo en sus acciones contra la segregación racial de los afroamericanos.

Contra la opresión

Aunque los hombres ilustres no tienen por qué servir necesariamente como argumento de autoridad. Así, una legión de anónimos defensores del medio ambiente, antimilitaristas, anticolonialistas, activistas por la antiglobalización y rebeldes de todo signo han encontrado en los escritos y en la vida de Thoreau armas contra las múltiples formas de la opresión.

Emma Goldman, legendaria pionera en la lucha por la emancipación de la mujer, lo describe como «el mayor de los anarquistas norteamericanos». Por el contrario, el filósofo Michel Onfray -autor del prólogo de Walden que Errata Naturae acaba de lanzar en una edición especial 200 aniversario- invalida este calificativo: Thoreau no es anarquista, sino libertario. Según Onfray, el anarquista cree en los «ideales progresistas del siglo XIX»; el libertario, por su parte, no se «sacrifica» por ningún ideal.

«No es un teórico metódico, inventor de una filosofía coherente, sino un escritor que se desliza desde una imagen a otra, en perpetua búsqueda de una nueva formulación apropiada para el lenguaje que él presiente. Su pensamiento es complejo, cambiante, paradójico, provocador», apunta Michel Granger, profesor de Literatura de la Universidad de Lyon y especialista en escritores del «renacimiento americano» como Emerson, Hawthorne, Whitman, Poe, Twain, Melville y Thoreau.

Thoreau no pretendió adoctrinar, sino agitar las conciencias para que cada cual siga su propio caminoNuestro filósofo dejó su impronta en John Muir, probablemente el primer ecologista moderno. Nacido en Dunbar, en la costa este de Escocia, en 1838, escribió una decena de libros y cientos de artículos donde defendió su particular filosofía sobre la vida salvaje y la preservación de los espacios naturales. «El camino más claro hacia el Universo pasa por un bosque virgen», sentenció este admirador de Humboldt (no perdamos de vista al sabio prusiano en esta historia de humanistas-naturalistas decimonónicos que estaban en contacto, o sabían los unos de los otros, sin necesidad de Facebook). Muir tuvo su cabaña «a lo Walden» en el valle de Yosemite, donde también recibía. Por allí apareció Ralph Waldo Emerson, que no quiso acampar al raso. Un detalle que «no decía nada bueno del glorioso trascendentalismo», pensó su anfitrión. Aunque no minusvaloremos a Emerson, que firmó frases del tipo «nada puede traeros paz salvo vosotros mismos. Nada puede traeros paz salvo el triunfo de los principios».

Y, por supuesto, Thoreau sembró en su admirador más extremo, Chris McCandless (1968-1992), el brillante estudiante que renegó del materialismo vacuo de la sociedad norteamericana y soñó con abandonarla, al estilo de su ídolo, para hacerse dueño de sí mismo y regenerarse por el espectáculo de la naturaleza. Tras dar algunos tumbos eligió Alaska para su propósito y vivió varios meses en un autobús abandonado, el «autobús mágico» que apareció en mitad de la nada, hasta que murió de inanición, derrotado por esa naturaleza que le exigió algo más que romanticismo. Su peripecia -alabada y criticada a partes iguales- se cuenta en el libro Into the Wild (Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer, editado por Zeta Bolsillo en 2008) y fue llevada al cine en 2007 por Sean Penn.

En este año de celebración no faltan los ensayos inspirados por el pensador, como El triunfo de los principios. Cómo vivir con Thoreau, del barcelonés Toni Montesinos (Ariel, 2017), una amena aproximación a su vida y obra. «Él nos conmina a ser valientes, no de modo ampuloso en situaciones especialmente épicas, sino en el día a día», escribe Montesinos. «Nos enseña a ser buenos, puramente buenos, sin hipocresías sensibleras ni jactancias, sino con la firme intención de practicar la bondad con fines determinados, casi de forma pragmática; nos enseña a mirar con respeto la naturaleza y ser humildes ante ella, sin dejarnos cegar por los impactantes adelantos tecnológicos; nos enseña, en definitiva, a no resignarnos al estilo de vida al que la sociedad estandarizada nos arrastra y a tener un criterio propio firme y sosegado».

¿Malos tiempos para la filosofía? Lean a Thoreau. Tendrán un mejor día. Tal vez, si perseveran, una mejor vida. Basta con abrir al azar una página de Todo lo bueno es libre y salvaje (Errata Naturae, 2017) y recitarse uno de los aforismos que contiene. «Me gusta que mi vida tenga un amplio margen». «No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse».

III

Alfonso Armada entrevista a Robert Richardson: «El mensaje primordial de Thoreau es estoico: tenemos que volver a la naturaleza». Abc Cultural, 7-V-2017:

«Thoreau. Biografía de un escritor salvaje» (Errata Naturae), escrita por el profesor e historiador estadounidense Robert Richardson, es por su claridad, rigor y elocuencia el mejor prólogo para entender al autor de «Walden»

Aunque nació hace 83 años en Milwaukee (Wisconsin), tal vez el haber crecido entre Medford y Concord (Massachuseyts, la tierra de Henry David Thoreau) trazó el destino de Robert (Bob) Richardson. Además de haber enseñado en Harvard, Yale, y las Universidad de Colorado y Sichuan, en China, tras escribir dos libros sobre literatura, cine y mitología ha centrado su escritura en figuras como Emerson o William James, que le han marcado vital y espiritualmente, pero sobre todo Thoreau. A pesar de que su biografía del autor de Walden se publicó en 1986 en Estados Unidos, llega ahora al lector español prístina y reveladora como cuando fue escrita. Casado en segundas nupcias con la también escritora Annie Dillard, trabaja actualmente en el siglo XI en Persia y el XIX en Inglaterra, y la obra de dos poetas: Omar Jayam y Edward FitzGerald. Incluso el correo electrónico (como fue hecha esta entrevista) puede revelar un carácter, pero tres breves conversaciones telefónicas demostraron que la amabilidad es en Bob Richardson una cualidad del alma que redunda en la claridad de su prosa. Como a Thoreau, tampoco le gustan los sonajeros.

¿Por qué decidió dedicar tiempo a Thoreau?

Tomé la decisión de trabajar sobre Thoreau cuando enseñaba en la Universidad de Denver, en Colorado, en los años setenta del siglo pasado. Un día, antes de que comenzaran las clases, estaba leyendo el Diario de Thoreau. Él decía que si quieres ver ratas almizcleras en medio de la corriente necesitas permanecer inmóvil durante cinco minutos y observar la orilla, donde la vegetación brota del agua. Bajé caminando hacia el río que atraviesa la ciudad, me quedé quieto durante cinco minutos y, tal como Thoreau aseguraba, una rata almizclera apareció justo donde él dijo que lo haría. Así que, pensé: no necesito irme a vivir en Concord, Massachusetts, para aprender de este hombre. Todos los sitios pueden ser Concord. Thoreau tiene algo para cada uno de nosotros. Para ver hay que querer ver.

¿Por qué siguen siendo su figura, sus ideas y sus escritos tan importantes para la filosofía estadounidense?

El mensaje primordial de Thoreau es una idea estoica, y consiste en que no deberíamos buscar orientación en el pasado, en el estado, en la iglesia, y ni siquiera en el individuo, sino que deberíamos volver a la naturaleza.

¿Cuán relevante fue su libro cuando apareció en 1986, y cuán relevante cree que es hoy, cuando está siendo publicado en español, en tiempos de Trump, el 'Brexit' y la posverdad?

«Los puntos de vista de Thoreau se vuelven más relevantes a medida que seguimos ensuciando el planeta»Los puntos de vista de Thoreau se vuelven más y más relevantes a medida que continuamos ensuciando el planeta, volcamos cantidades ingentes de CO2 en la atmósfera, y envenamos los océanos. «¿Para qué necesitamos una casa si no tenemos un planeta tolerable donde levantarla?», se preguntaba Thoreau. La pregunta era buena cuando la formuló y lo sigue siendo hoy. La naturaleza es ley. Eso es cierto ahora, y siempre lo fue. Era verdad en 1986 y lo es en estos momentos a pesar de lo que Trump y sus secuaces puedan proclamar.

¿Sigue firme su fe en los padres fundadores de la democracia estadounidense y en Emerson y Thoreau dados los acontecimientos recientes?

Los padres fundadores de América hicieron un gran trabajo para su época y su lugar. No perfecto, desde luego (no olvidemos la esclavitud) y no aplicable en el futuro sin ajustes. No olvidemos que la población total de Estados Unidos en 1840 equivalía a la mitad de la población de California en 2010. Nuestra Constitución necesita una puesta a punto. No es nada democrático que que California y Wyoming tengan cada uno el mismo número de senadores: dos. Unas 37 millones de personas viven en California, mientras que la población de Wyoming apenas supera el medio millón. Necesitamos de figuras como Emerson, Thoreau y William James ahora más que nunca. Ellos eran partidarios de un individualismo con una clara conciencia de la responsabilidad respecto a su comunidad. Nadie puede estar por encima del estado, pero el individuo es más importante que el estado.

¿Cómo de estrecha es la relación entre el arte de escribir de Thoreau y su arte de caminar?

«El ritmo de la escritura de Thoreau es equivalente al ritmo de su paso»Thoreau necesitaba caminar a diario, como también necesitaba trabajar sentado a su mesa (leer y escribir) todos los días. Escribir es, como caminar, una actividad, y del mismo modo que las acciones vienen a menudo precedidas de las emociones, el sentido y el significado pueden aparecer tanto en el acto de escribir como antes de sentarse al escritorio. Tiene razón cuando asegura que el ritmo de su escritura es equivalente al ritmo de su paso.

¿Dónde le situaría usted en la escena política contemporánea?

Creo que Thoreau se situaría sin duda a la defensiva ante todo lo que tiene que ver con la actual Casa Blanca. Todo el mundo recuerda que fue a la cárcel porque se negó a pagar un impuesto estatal para sufragar la guerra contra México. Pero el acto más decisivo y perdurable que acometió Thoreau entonces no fue el hecho de ir a la cárcel, sino lo que escribió al respecto: alzó la voz, tocó a rebato la campana de la torre, y escribió, una y otra vez, contra la esclavitud y a favor de John Brown [un capitán que protagonizó una rebelión armada contra la esclavitud y fue apresado y ejecutado].

¿Fueron Virgilio, Goethe y Emerson los padres fundadores de su amor por la naturaleza?

Sin duda, aunque deberíamos incluir a Humboldt y la inmensa cantidad de libros de viajes, cuadernos de botánica, ensayos y sus propios diarios de caminante, y su íntima y perpetua inmersión en la naturaleza misma.

Emerson, Thoreau, Whitman, Melville, Dickinson... ¿Qué clase de hilo de acero de trascendentalismo y fe en el indivuduo y la naturaleza se podría trazar entre estos autores y los tiempos modernos?

«Creo que hace tiempo que los estadounidenses hemos dejado de ser una nación de lectores»Lo que usted bellamente califica de hilo de acero de fe y trascendentalismo está todavía vivo en América, aunque creo que hace tiempo que hemos dejado de ser una nación de lectores. Si por ejemplo llegas a vender un millón de ejemplares de un libro, tan sólo alcanzarías a menos del 1 por ciento de los ciudadanos estadounidenses, y como alguien ha señalado la gente que no lee no tiene ninguna ventaja sobre la gente que no sabe leer. Nuestras universidades, nuestros escritores y nuestra cultura -películas y televisión aparte- están sometidos a grandes presiones, pero algunos todavía florecen, y todavía hay quienes sostienen ese hilo de acero, como Annie Dillard, Edward Hoagland, Gretel Ehrlich, Dennis Overbye, Mary Oliver, Edward Hirsch y otros cientos.

¿Se puede decir que para Thoreau, como para Laplace, Dios no era necesario?

No lo creo. En ocasiones es cierto que puede sonar como Laplace, sobre todo a medida que envejecía. Pero Thoreau tenía sentimientos religiosos, aunque no era para nada un clerical. Para él Dios está en todo. Esto es panenteísmo [concepto filosófico y teológico que indica que Dios es inmanente y trascendente al universo, que Dios engloba el universo, pero no se limita a él], no panteísmo. El dios de Thoreau es como el de Lucrecio. Es posible que existan los dioses, pero no tienen el menor interés en nuestra existencia.

¿Comparte su convicción de que podemos conseguir lo que los griegos, porque en esencia somos como ellos?

Por supuesto. Emerson, Thoreau y Whitman creían que estamos hoy en la misma situación que Adán y Eva. El mundo entero se ofrece ante cada nuevo ser, y podemos lograr todo lo que nos propongamos. No somos peores por haber llegado más tarde al juego de la vida.

¿Está de acuerdo con Emerson en que su verdadera biografía se lee en su poesía?

Sí, creo que Thoreau dejó nítidos trazos de sus apegos emocionales hacia Ellen Sewall y hacia su hermano John tanto en su poesía como en su prosa. Pero su vida en la naturaleza es mucho más clara en su prosa. No es una pregunta fácil. En la biografía que está a punto de publicar en Estados Unidos Laura Walls pone especial énfasis en las cartas, las amistades y vida diaria en el mundo rural a la hora de explicar la vida de Thoreau.

¿Encuentra alguna resonancia entre Simone Weil y Thoreau?

Estoy seguro de que Thoreau se sentiría muy contento de que le vincularan a Simone Weil. Ambos eran supremamente inteligentes, con una voluntad de hierro, e indeferentes a las presiones sociales, al qué dirán. Eran adalides inconformistas de la conciencia individual.

¿El descubrimiento del yo y la integridad del individuo están en la raíz del verdadero libertario?

El individualismo está bajo bajo el fuego. El argumento que se esgrime es que hemos llevado el individualismo demasiado lejos y hemos perdido nuestro sentido de comunidad. Lo que necesitamos, evidentemente, es una comunidad de individuos en el que cada uno posea imperativos sociales y personales. Thoreau estaba dispuesto a ser un buen vecino en la mayor parte de las cosas. Desde luego que ese es un objetivo que merece la pena.

¿Era Thoreau más un hombre de ríos que de bosques?

Los ríos son las venas del mundo. Los bosques son el cuerpo. Los dos son desesperadamente necesarios. ¿Cuál ese la diferencia -se pregunta Thoreau- entre la forma en que un río encuentra su camino hacia el mar, la forma en que un pájaro cumple su rito migratorio de un continente a otro y la manera en que un hombre pilota su navío hacia tierras lejanas? Las cosas están mucho más interconectadas que aisladas.

¿Qué es lo que ve y lee en la naturaleza?

«Él aprendió a leer lo que cada viento, cada lluvia, cada tormenta de nieve tenían que decir»Thoreau está más interesado en cómo la naturaleza escribe por sí misma, cómo se expersa ella misma. Él aprendió a leer lo que cada viento, cada lluvia, cada tormenta de nieve tenían que decir por sí mismos. Leyendo el paisaje boscoso es el título de un libro reciente. A Thoreau le encantaría. En la sutil depresión de la nieve en torno a la base de un árbol Thoreau podía leer el efecto de un árbol vivo en la acumulación de nieve.

Paul Valéry solía decir que la sintaxis es una cualidad del alma. No puedes escribir verdaderamente bien si no eres una buena persona. ¿Era lo que escribió la mejor forma de mostrar el tipo de hombre que Thoreau era? ¿Es cierto en este caso que su estilo era él mismo?

Thoreau se tomó muy en serio su trabajo como escritor. Él podía volver a describir algo una y otra vez hasta quedar satisfecho. En la denodada búsqueda de reflejar lo que de verdad revela la naturaleza él expresaba su verdadero ser, lo cual no tiene nada que ver con lo que solemos denominar «expresarse uno mismo». En cualquier caso, es cierto que no puedes escribir mejor de lo que eres.

Para reformar el gobierno debes primero reformarte a ti mismo. ¿Es esto quintaesencial Thoreau?

Sin la menor duda. Thoreau lo sabía, y Gandhi lo tomó de él. «Las reglas del juego equivalen a las propias reglas y las propias reglas equivalen al auto-control... Solo la gente que sea capaz de dominarse a sí mismo puede exigir respeto y libertad...» (Hind Swaraj).

¿Era Thoreau una suerte de enemigo avant-la-lettre del capitalismo, el comercio y el consumismo?

Absolutamente. Porque esas tres fuerzas nos llevan cerca del dinero y nos alejan de la naturaleza. Fácil de decir, difícil de aplicar en la vida.

¿Tiempo es todo lo que tenemos y nuestros pies para tomarle la medida al mundo?

Cada uno de nosotros tiene su tiempo. Podemos aprovecharlo o desperdiciarlo. Annie Dillard dijo: «La forma en que empleamos nuestros días es, por supuesto, la manera en que gastamos nuestra vida».

¿La más aventurera, difícil y arriesgada expedición es la que emprendemos en busca de nosotros mismos, y la que Thoreau bebió a fondo?

Sí que lo es, y Thoreau puede ser gracioso al respecto. «No vale la pena dar la vuelta al mundo para hacer recuento de gatos en Zanzíbar». Es mejor, «explorar nuestras más altas latitudes». Sir John Franklin «no es el único que anda perdido».

Hablando de España, ¿no cree que sería mucho más útil e inteligente para la izquierda recurrir a Thoreau como ouno de sus maestros para navegar hacia el futuro?

Por favor, que lo hagan. Tal vez les seguiremos desde aquí. Lo que he descubierto mientras me dedicaba a la enseñanza es que tan solo un tercio de los estudiantes mostraba interés en Thoreau, pero a los que les interesaba era de forma apasionada. El individualismo democrático de Thoreau, que comparte con Emerson y Whitman, es la más adecuada filosofía para la era nuclear. Esto ha sido destacado especialmenet por George Kateb. No se trata solo de individualismo, sino de individualismo democrático -que no tiene nada que ver con el individualismo rudo, depredador, o el aislacionismo- lo que de verdad necesitamos.

¿Cuál ha sido el impacto de las enseñanzas de gente como Emerson y Thoreau en su trabajo como escritor y profesor?

«Enseñar el pensamiento de Emerson y Thoreau me cambió la vida»Enseñar a fondo el pensamiento de Emerson y Thoreau y lo que de verdad pensaban me cambió la vida. Mis mínimas opiniones acerca de sus logros y sombras no significan nada. Ruskin tenía toda la razón cuando decía que el trabajo de una persona debería ser dar las gracias por lo que ama.

Adoro la frase que usted extrae de los escritos de Thoreau: «El pensamiento no es nada sin entusiasmo». ¿Es el camino que usted emplea para investigar, escribir y enseñar acerca de Thoreau, Emerson, William James, Persia y sus poetas?

Creo que fue Hegel quien dijo que nada es lo suficientemente valioso si no ha sido hecho con entusiasmo. Dijera quien lo dijera, es cierto.

¿Quién es Robert Richardson?

Robert Richardson es un profundo admirador de los escritos y los pensamientos de Emerson, Thoreau y William James, y todavía queda espacio en su corazón para Omar Jayam.

IV

Luis Alemany, "En la cabaña de Thoreau", en El Mundo1 jun. 2017:

Pasó a la historia como el defensor de la vuelta a la vida natural. Pero el suyo no fue un viaje inocente. Así lo muestra Robert D.Richardson.

Había una vieja broma sobre el Partenón: todo el mundo que va a Atenas encuentra en la Acrópolis lo que está buscando. Los fascistas vieron fascismo; los liberales, democracia; y los nacionalistas griegos, Grecia. Los poetas románticos vieron ruinas y Le Corbusier, geometría. Con Henry David Thoreau, el escritor que puso el marco intelectual y sentimental a la idea de Estados Unidos, pasa un poco lo mismo: igual le ha valido a los defensores del individualismo que a los partidarios de la insumisión, a los escritores ecologistas; a los contraculturales o a los místicos..."Thoreau dijo eso mismo: sólo podemos ver aquello que estamos buscando, aquello que ya tenemos en nuestras mentes", explica Robert D. Richardson, biógrafo del escritor estadounidense (Thoreau se llama su libro y está recién publicado por Errata Naturae, coincidiendo con el segundo centenario de su nacimiento). "La primera vez que leí a Thoreau tenía 19 años y buscaba una dirección para la vida. Teniendo en cuenta lo que le interesa de la vida a un muchacho de 19 años, no me sirvió de mucho, la verdad".Si un lector de la biografía de Thoreau también quiere ver su propia realidad de 2017, no lo tiene difícil: la vida del escritor de Walden suena casi contemporánea, como si dialogara con todos los jóvenes prematuramente desencantados de nuestro tiempo.Richardson empieza el relato el día en el que el escritor termina la carrera en Harvard, que en la década de 1840 no era una universidad de élite sino una especie de internado autoritario y chapucero. El recién licenciado volvió a su pueblo, Concord, en Massachusetts, y se encontró con que la economía de Estados Unidos estaba en crisis y que la realidad no estaba a la altura de sus expectativas.No supo bien qué hacer. Probó con la enseñanza pero no le fue bien. Quiso escribir pero había mucha competencia. Pensó en marcharse al otro lado del mundo a buscarse la vida, pero no encontró el momento. Tuvo algún trabajo deprimente en Nueva York y lo dejó. Leyó mucho y se hizo amigo de su vecino Ralph Waldo Emerson. Murió su hermano, tuvo angustia y, entonces, se hizo su famosa cabaña en el bosque... Fue lo que en inglés llaman huckleberry, un chaval un poco perdido, en busca de su rumbo. Como Thoreau sabía que tenía algo especial pero no era capaz de demostrarlo, desarrolló un carácter melancólico, a veces caprichoso y soberbio. Nada que ver con la bondad machadiana del hombre del bosque en la que solemos pensar."Thoreau era difícil al trato, podía ser frío y ensimismado, parecía desconectado de las personas. Darle la mano debía de ser como darle la mano a un árbol. Su vida romántica había sido un desencanto...", explica Richardson, en alusión a Ellen Sewall, el amor frustrado y eterno de Thoreau y de su hermano, que también la cortejó. Sewall se decantaba por Henry David pero su padre no dio su autorización. "Entre sus íntimos, sin embargo, Thoreau transmitía alegría y belleza de vivir. Dejó escrito una vez: 'Probablemente, la alegría sea la condición de la vida'".¿Qué leía Thoreau en esos años de artist as a young man? Mucha poesía alemana, clásicos grecolatinos, algo de filosofía oriental... De Virgilio le gustaban más las Geórgicas que la Eneida... ¿Lecturas convencionales para un joven culto de 1847? "Bueno, había algo más que las lecturas normales. Era capaz de leer en francés, alemán, italiano y latín y se defendía en español y griego. Leyó toneladas de papel de literatura de viajes, de botánica y química, leyó a Humboldt, a Liebig y a Lyell y defendió a Darwin muy pronto. Se interesó por el budismo, el hinduismo y el zoroastrismo y por la poesía persa. Sobre todo, se interesó por Sa'di".Entre todas esas amistades literarias, destacaban Goethe y la tradición romántica alemana, que es de donde Thoreau toma la idea central de su obra: la individualidad como una responsabilidad, como una construcción ética muy exigente y solitaria. Por eso lo de la cabaña en el bosque.Noticia: el primer escritor que presagió la contracultura desconfiaba de cualquier forma de colectivismo o socialismo, utópico o no. "Thoreau desconfiaba de cualquiera que quisiera reformar el mundo antes que reformarse a sí mismo. Como los filósofos estoicos de Roma, creía en el autocontrol, en la autarquía del individuo", explica Richardson.Y continúa: "Thoreau no era partidario del capitalismo pero tampoco era socialista. Todo su interés por la economía se dirigía a la manera en la que el individuo gobernaba su casa y su vida. Para él, la cuestión no era en qué sistema deberíamos vivir. La cuestión era cómo sacar adelante nuestras pequeñas vidas". Un ejemplo: "Thoreau decía que el coste de las cosas debería calcularse en función de la cantidad de vida que sacrificamos por ella".Emerson era el guía en muchas de esas ideas y lecturas de Thoreau. Juntos construyeron en Concord una versión americana de la Weimar de Goethe, una pequeña Atenas americana. ¿Compitieron, en el fondo? "Deberíamos superar la idea de que fueron amigos y, a la vez, rivales. Emerson era 15 años mayor, era más un hermano mayor que un igual. Sin Emerson no habría habido Thoreau. Es verdad que, durante una época, se alejaron. Thoreau reprochaba a Emerson que no le hubiera advertido a tiempo de que su primer libro, A week on the Concord and Merrimack Rivers, no era muy bueno. Pero es que Emerson no se dio cuenta de que Thoreau era algo más que el líder de una fiesta de huckleberries, que estaba construyendo algo importante". Al final, los dos escritores se reconciliaron "y Emerson escribió las líneas más bonitas sobre Thoreau que se puedan leer".Thoreau era único, eso está claro. Poeta, diarista, moralista, agricultor, filósofo... Piensen en algún escritor en lengua española con quien pudiera ser comparado... Difícil, ¿verdad? "Pues yo pienso en Thoreau como en Don Quijote; un poco loco, bastante enfrentado a la normalidad, a menudo divertido, siempre con altura de miras y, a la larga, más cuerdo y más verdadero que ninguno de nosotros. Su cabaña era Baratatia y hasta tuvo una Dulcinea, Ellen Sewell... Ticknor, el profesor de español de Thoreau, escribió la primera gran historia de la literatura española en inglés".Al final de su vida, Thoreau encontró por fin un trabajo: agrimensor, como el personaje de Kafka. No era un mal empleo, podría pasar el día en el campo. En una de esas excursiones, enfermó y el bacilo de la tuberculosis que había incubado en la adolescencia se lo llevó a los 44 años, igual que el río se llevaba la piragua de la canción Moon river: "Mi amigo huckleberry / allá dónde vayas yo iré también".

QUÉ Y CUÁNDO LEER DE THOREAU


«¿Por dónde empezar con Thoreau? Hay un ensayo corto de Emerson, el Elogio de Thoreau, que puede ser un buen comienzo. También podría servir su ensayo Walking [disponible en español dentro del volumen Un paseo invernal]. Walden podría esperar a un segundo momento porque lo veo más como una estación de llegada». Robert D. Richardson propone un itinerario para los lectores que descubran a Thoreau a través de su trabajo. No tendrán que buscar muy lejos: Errata Naturae, el sello de Richardson, ha puesto al día la obra de Thoreau durante los últimos años. El colofón de ese trabajo ha sido la nueva edición de Walden. Fuera de su catálogo, el Diario de Thoreau vuelve a estar disponible con el sello de Capitan Swing. A su escala, es un éxito: el primer volumen lleva tres ediciones y el segundo llega ahora a las librerías. Es, además, el núcleo duro de su obra y el complemento perfecto para la biografía de Richardson. / LUIS ALEMANY

jueves, 23 de febrero de 2017

Decálogo para crear al nini perfecto

El carismático juez de menores de Granada Emilio Calatayud impartió este martes una conferencia en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, invitado por la Asociación Mujeres en Igualdad de la ciudad andaluza. Además de llevarse de calle al público, de encandilar con su manera llana y directa de examinar la realidad de los chavales y de relatar los casos que pasan por sus manos, Calatayud aprovechó el momento para repasar su Decálogo para formar a un delincuente, incluido en su libro Reflexiones de un juez de menores.

Los padres, sostuvo, deberían pincharlo en su nevera y refrescarlo cada día, para no olvidarse de lo que deben evitar si no quieren que sus hijos acaben pasando por tribunales como el suyo.

Estas son sus recomendaciones que, insistió, están basadas en las experiencias que le trasladan la Guardia Civil y la Policía:

1. Dadle al menor todo cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.

2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.

3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!

4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y, más tarde, se convencerá de que la culpa es de la sociedad.

5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.

6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.

7. Padre y madre, discutid delante de él, así se irá acostumbrando. Y cuando la familia esté ya destrozada, lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.

8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, porque basta con pedir.

9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse… ¡De otro modo podría acabar siendo un frustrado!

10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quienes la tienen tomada con él.

martes, 10 de enero de 2017

Ha muerto Zygmunt Bauman. Dossier.


I

Ricardo de Querol, "Muere el pensador Zygmunt Bauman, ‘padre’ de la “modernidad líquida”. El sociólogo de origen polaco denunció con lucidez el individualismo y la desigualdad hasta el fin de sus 91 años", en El País, 9-I-2017:

Con Zygmunt Bauman se apaga una de las voces más críticas con la sociedad contemporánea, individualista y despiadada, a la que definió como la “modernidad líquida”, aquella en la que ya nada es sólido. No es sólido el Estado-nación, ni la familia, ni el empleo, ni el compromiso con la comunidad. Y hoy “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Esa voz sonó lúcida hasta el fin de sus 91 años. Escribía uno, dos y hasta tres libros al año, en solitario o con otros pensadores, pronunciaba conferencias y respondía a los periodistas en entrevistas en las que había que elegir muy bien las preguntas porque las respuestas se extendían muchos minutos como en una sucesión de breves discursos. Esos sí, muy sólidos.

Hablaba despacio porque pulía cada una de sus frases, un hilo de ideas que daría para más libros de los que ha firmado en su prolífica carrera. Algunos tomados al dictado, cabe creer que de un tirón. Quizás con alguna pausa de las que aprovechaba para fumar en pipa.

El sociólogo y filósofo de origen polaco (Poznan, 1925) murió ayer “en su casa de Leeds, junto a su familia”, anunció su colaboradora Aleksandra Kania en nombre de los suyos. En su larga vida sufrió los horrores del siglo XX —la guerra, la persecución, las purgas, el exilio— pero eso no le hizo conformista con nada de lo que vino después.

Durante más de medio siglo ha sido uno de los más influyentes observadores de la realidad social y política, el azote de la superficialidad dominante en el debate público, crítico feroz de la burbuja liberal que inflaron Reagan o Thatcher en los ochenta y que reventó más de 30 años después. Retrató con agudeza el desconcierto del ciudadano de hoy ante un mundo que no ofrece seguridades a las que asirse. Se refería al “precariado” como al nuevo proletariado, con la diferencia de que no tiene conciencia de clase. Figura muy respetada por los movimientos de indignados del nuevo siglo (desde el 15-M español a Occupy Wall Street), él comprendía sus motivos y se interesaba por sus experiencias, pero apuntaba sus debilidades e incongruencias, convencido como estaba de que es más fácil unir en la protesta que en la propuesta. Desconfiaba del “activismo de sofá”, ese que quiere cambiar el mundo a golpe de clic, y relativizaba el poder que se atribuye a las redes sociales, porque pensaba que el verdadero diálogo solo se produce en las interacciones con los diferentes, y no en esas “zonas de confort” donde los internautas debaten con quienes piensan igual que ellos.

Su trayectoria avalaba su autoridad intelectual. Apenas tenía 13 años cuando su familia, judía aunque no religiosa, escapó de la invasión nazi de Polonia en 1939 refugiándose en la URSS. El joven Zygmunt se alistó después en la división polaca del Ejército rojo, lo que le valió una medalla en 1945. Tras la guerra pudo volver a Varsovia, casarse con Janina Lewinson (superviviente del gueto de Varsovia, también escritora, su compañera hasta su muerte en 2009) y compatibilizar su carrera militar con los estudios universitarios, además de la militancia en el Partido Comunista.

La decepción llegó cuando se vio otra vez puesto en la diana por el antisemitismo, durante las purgas desatadas en Polonia en 1968, tras una serie de protestas estudiantiles y de colectivos de artistas contra la censura del régimen y con el trasfondo internacional de la Guerra de los Seis Días. Ese mismo año Bauman tuvo que dejar su tierra natal por segunda vez. Se instaló primero en Tel Aviv y, desde 1972, en la Universidad de Leeds (Inglaterra), de donde ya no se movió más que para explicar su pensamiento por el mundo.

Cuando llegó a Leeds, Bauman ya era una autoridad en el ámbito de la sociología. Luego se convirtió en lo más parecido a una celebridad que se puede ser en esa disciplina: fue a partir del libro Modernidad líquida, editado en 2000, el mismo año que vio nacer en Seattle al movimiento de protesta contra la globalización.

Reacio al término “posmodernidad” (porque falta perspectiva histórica para dar por terminada la modernidad), Bauman clamaba: “La nuestra es una versión privatizada de la modernidad”. Hoy la esfera pública “no tiene otra sustancia que ser el escenario donde se confiesan y exhiben las preocupaciones privadas". Y advertía contra las “comunidades perchero”, de quita y pon, declaraba “el fin de la era del compromiso mutuo”, advertía de que “ya no hay líderes sino asesores”. Y concluía: “Cuando las creencias, valores y estilos han sido privatizados (....), los sitios que se ofrecen para el rearraigo se parecen más a un hotel que a un hogar”.

Volvió a estas obsesiones en decenas de libros. En algunos de los más recientes (Estado de crisis o ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?), dirigió su mirada a los perdedores de una crisis que él no veía como un bache sino como el nuevo escenario. Y en su última obra publicada, Extraños llamando a la puerta (Paidós), observa la crisis de los refugiados desde la comprensión de la ansiedad que genera en la población y el rechazo a vallas y muros. El pensador volvía así a uno de los temas que más le han preocupado: el rechazo al otro, el miedo al diferente, que ya había tratado en sus primeros años en Varsovia en relación al antisemitismo.

Con su figura espigada, sus pelos blancos revueltos y su pipa en los labios, Bauman posaba ante el fotógrafo hace un año en las calles de Burgos con la actitud de una estrella del rock. Quizás era un pesimista, pero nunca fue un gruñón. Solo que nunca quiso escribir para agradarnos. Sino para agitarnos.

II

Frases escogidas por La Vanguardia, El País y El Español:

1- “La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.”
2- “No hay modernización (y, por tanto, tampoco forma de vida moderna) sin una masiva y constante producción de basura, entre ella los individuos basura definidos como excedentes.”
3- “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista.”
4- “La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir.”
5- “Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.”

Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño.

7- “La suya es una sociedad de clases, señora, y la suya también, señor, y ténganlo muy en cuenta, si no quieren que su amnesia termine en terapia de choque. También es una sociedad capitalista y accionada por el mercado, uno de cuyos atributos es el ir dando trompicones de una depresión/recesión a otra. Como es una sociedad de clases, reparte los costes de la recesión y los beneficios de la recuperación de forma desigual, aprovechando cualquier ocasión para dotar de mayor firmeza a su columna vertebral: la jerarquía de clases.”

8- “El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo.”

9- “Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible.”

10- “El único significado que acarrea el término ‘clase marginal’ es el de quedar fuera de cualquier clasificación significativa.”

11- “Cuando una cantidad cada vez más grande de información se distribuye a una velocidad cada vez más alta, la creación de secuencias narrativas, ordenadas y progresivas, se hace paulatinamente más dificultosa. La fragmentación amenaza con devenir hegemónica. Y esto tiene consecuencias en el modo en que nos relacionamos con el conocimiento, con el trabajo y con el estilo de vida en un sentido amplio.”


12- “La vida social ya se ha transformado en una vida electrónica o cibervida.


13. "Las redes sociales son una trampa". 

14. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”.

15. “Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”.

16. "Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”.

17. “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”.

18.  "Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya”.

19. "Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media al precariado. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”.

20.  "Las desigualdades siempre han existido, pero desde hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas que nunca llegaron".

21.  “La posibilidad de que Reino Unido funcione sin Europa es mínima”, dijo en 2011.  

22. "Todas las medidas emprendidas en nombre del "rescate de la economía" se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres". 

23. "El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones". 

24. "En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida". "

25. Resulta muy difícil encontrar una persona feliz entre los ricos: una persona pobre que logra desayunar, comer y, con suerte, cenar... es automáticamente feliz. Ese día ha logrado su objetivo. El rico -cuya tendencia obsesiva es enriquecerse más- acostumbra a meterse en una espiral de infelicidad enorme. La gran perversión del sistema de los ricos es que acaban siendo esclavos. Nada les sacia, se colapsan, ¡catástrofe!". 

26. "Soy socialista. Los nazis eran transparentes: querían infligir el mal y lo hicieron. Sin espacio para dudas. El comunismo sí que fue una gran estafa, nos defraudó. Albert Camus ya lo advirtió: el comunismo es el mal bajo eslóganes de buenismo. Por eso en las filas comunistas surgió la real rebelión intelectual". 

27. "El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad". 

28. "Dicen que su deseo es relacionarse pero en realidad ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?". 

29. "Ésa es la materia de la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado". 

30. "Los teléfonos móviles ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los teléfonos móviles permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia". 

31. "El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas hechas sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas". 

32. "¿Es el sentido del privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por número cada vez más reducido de compañeros de viaje?". 

33. "Si quiere que su relación sea plena, no se comprometa no exija compromiso. Mantenga todas sus puertas abiertas permanentemente". 

34. [Sobre las redes sociales]: "La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. 

Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo (...) Las redes sociales son una trampa". 

35. [Sobre Podemos y los nuevos partidos]: "Hemos perdido la confianza en los viejos métodos de ejercer el poder y no sabemos cómo recuperarlo. Aquí, en el Reino Unido, ocurre lo mismo: aparecen y desaparecen nuevos partidos. Lo único que tienen en común es que su esperanza de vida es muy breve. Y eso ocurre porque piensan a corto plazo. Se limitan a reaccionar al último desafío, en vez de crear un modelo completo de sociedad". 


36. "¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?". 

III

Ricardo de Querol entrevista a Zygmunt Bauman: “Las redes sociales son una trampa” El País, 9-I-2016 

Es la voz del 'precariado'. El sociólogo denuncia la desigualdad y la caída de la clase media. Y avisa a los indignados de que su experimento puede tener corta vida.

Acaba de cumplir 90 años y de enlazar dos vuelos para llegar desde Inglaterra al debate en que participa en Burgos. Está cansado, lo admite nada más empezar la entrevista, pero se expresa con tanta calma como claridad. Se extiende en cada explicación porque detesta dar respuestas simples a cuestiones complejas. Desde que planteó, en 1999, su idea de la “modernidad líquida” —una etapa en la cual todo lo que era sólido se ha licuado, en la cual “nuestros acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”—, Zygmunt Bauman es una figura de referencia de la sociología. Su denuncia de la desigualdad creciente, su análisis del descrédito de la política o su visión nada idealista de lo que ha traído la revolución digital lo han convertido también en un faro para el movimiento global de los indignados, a pesar de que no duda en señalarles las debilidades.

Este polaco (Poznan, 1925) era niño cuando su familia, judía, escapó del nazismo a la URSS, y en 1968 tuvo que abandonar su propio país, desposeído de su puesto de profesor y expulsado del Partido Comunista en una purga marcada por el antisemitismo tras la guerra árabe-israelí. Renunció a su nacionalidad, emigró a Tel Aviv y se instaló después en la Universidad de Leeds, que ha acogido la mayor parte de su carrera. Su obra, que arranca en los años sesenta, ha sido reconocida con premios como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2010, junto a su colega Alain Touraine.

Se le considera un pesimista. Su diagnóstico de la realidad en sus últimos libros es sumamente crítico. En ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (2014) explica el alto precio que se paga hoy por el neoliberalismo triunfal de los ochenta y la “treintena opulenta” que siguió. Su conclusión: que la promesa de que la riqueza de los de arriba se filtraría a los de abajo ha resultado una gran mentira. En Ceguera moral (2015), escrito junto a Leonidas Donskis, alerta de la pérdida del sentido de comunidad en un mundo individualista. En su nuevo ensayo vuelve a las cuatro manos, en diálogo con el sociólogo italiano Carlo Bordoni. Se llama Estado de crisis y trata de arrojar luz sobre un momento histórico de gran incertidumbre. Paidós lo publica en España el día 12.

Bauman vuelve a su hotel junto al filósofo español Javier Gomá, con quien ha debatido en el marco del Foro de la Cultura, un ciclo que celebrará su segunda edición en noviembre y trata de convocar en Burgos a los grandes pensadores mundiales. Él es uno de ellos.

PREGUNTA. Usted ve la desigualdad como una “metástasis”. ¿Está en peligro la democracia?

"Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media al precariado. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la sociedad”

RESPUESTA. Lo que está pasando ahora, lo que podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la confianza. La creencia de que los líderes no solo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas. Es lo que está poniendo de manifiesto, por ejemplo, la crisis de la migración. El fenómeno es global, pero actuamos en términos parroquianos. Las instituciones democráticas no fueron diseñadas para manejar situaciones de interdependencia. La crisis contemporánea de la democracia es una crisis de las instituciones democráticas.

P. El péndulo que describe entre libertad y seguridad ¿hacia qué lado está oscilando?

R. Son dos valores tremendamente difíciles de conciliar. Si tienes más seguridad tienes que renunciar a cierta libertad, si quieres más libertad tienes que renunciar a seguridad. Ese dilema va a continuar para siempre. Hace 40 años creímos que había triunfado la libertad y estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito: que quieres una casa, un coche… ya lo pagarás después. Ha sido un despertar muy amargo el de 2008, cuando se acabó el crédito fácil. La catástrofe que vino, el colapso social, fue para la clase media, que fue arrastrada rápidamente a lo que llamamos precariado. La categoría de los que viven en una precariedad continuada: no saber si su empresa se va a fusionar o la va a comprar otra y se van a ir al paro, no saber si lo que ha costado tanto esfuerzo les pertenece... El conflicto, el antagonismo, ya no es entre clases, sino el de cada persona con la sociedad. No es solo una falta de seguridad, también es una falta de libertad.

P. Afirma que la idea del progreso es un mito. Porque en el pasado la gente confiaba en que el futuro sería mejor y ya no.

R. Estamos en un estado de interregno, entre una etapa en que teníamos certezas y otra en que la vieja forma de actuar ya no funciona. No sabemos qué va a reemplazar esto. Las certezas han sido abolidas. No soy capaz de hacer de profeta. Estamos experimentando con nuevas formas de hacer cosas. España ha sido un ejemplo en aquella famosa iniciativa de mayo (el 15-M), en que esa gente tomó las plazas, discutiendo, tratando de sustituir los procedimientos parlamentarios por algún tipo de democracia directa. Eso probó tener una corta vida. Las políticas de austeridad van a continuar, no las podían parar, pero pueden ser relativamente efectivos en introducir nuevas formas de hacer las cosas.

P. Usted sostiene que el movimiento de los indignados “sabe cómo despejar el terreno pero no cómo construir algo sólido”.

R. La gente suspendió sus diferencias por un tiempo en la plaza por un propósito común. Si el propósito es negativo, enfadarse con alguien, hay más altas posibilidades de éxito. En cierto sentido pudo ser una explosión de solidaridad, pero las explosiones son muy potentes y muy breves.

P. Y lamenta que, por su naturaleza “arco iris”, no cabe un liderazgo sólido.

R. Los líderes son tipos duros, que tienen ideas e ideologías, y la visibilidad y la ilusión de unidad desaparecería. Precisamente porque no tienen líderes el movimiento puede sobrevivir. Pero precisamente porque no tienen líderes no pueden convertir su unidad en una acción práctica.

"El 15-M, en cierto sentido, pudo ser una explosión de solidaridad, pero las explosiones son potentes y breves"

P. En España las consecuencias del 15-M sí han llegado a la política. Han emergido con fuerza nuevos partidos.

R. El cambio de un partido por otro partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos. Los problemas de los españoles no están confinados al territorio español, sino al globo. La presunción de que se puede resolver la situación desde dentro es errónea.

P. Usted analiza la crisis del Estado-nación. ¿Qué opina de las aspiraciones independentistas de Cataluña?

R. Pienso que seguimos en los principios de Versalles, cuando se estableció el derecho de cada nación a la autodeterminación. Pero eso hoy es una ficción porque no existen territorios homogéneos. Hoy toda sociedad es una colección de diásporas. La gente se une a una sociedad a la que es leal, y paga impuestos, pero al mismo tiempo no quieren rendir su identidad. La conexión entre lo local y la identidad se ha roto. La situación en Cataluña, como en Escocia o Lombardía, es una contradicción entre la identidad tribal y la ciudadanía de un país. Ellos son europeos, pero no quieren ir a Bruselas vía Madrid, sino desde Barcelona. La misma lógica está emergiendo en casi  todos los países. Seguimos en los principios establecidos al final de la Primera Guerra Mundial, pero ha habido muchos cambios en el mundo.

P. Las redes sociales han cambiado la forma en que la gente protesta, o la exigencia de transparencia. Usted es escéptico sobre ese “activismo de sofá” y subraya que Internet también nos adormece con entretenimiento barato. En vez de un instrumento revolucionario como las ven algunos, ¿las redes son el nuevo opio del pueblo?

R. La cuestión de la identidad ha sido transformada de algo que viene dado a una tarea: tú tienes que crear tu propia comunidad. Pero no se crea una comunidad, la tienes o no; lo que las redes sociales pueden crear es un sustituto. La diferencia entre la comunidad y la red es que tú perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo. El papa Francisco, que es un gran hombre, al ser elegido dio su primera entrevista a Eugenio Scalfari, un periodista italiano que es un autoproclamado ateísta. Fue una señal: el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa. 

Estado de crisis. Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni. Traducción de Albino Santos Mosquera. Paidós. Barcelona, 2016

IV

Pilar Álvarez, “Hemos perdido el arte de las relaciones sociales” La humanidad ha olvidado cómo ser feliz, advierte el sociólogo polaco. El País, 12-VI-2013:

“Hay que replantearse el concepto de felicidad, se lo digo totalmente en serio”. El hombre que bautizó este tiempo de incertidumbre como modernidad líquida repara durante gran parte de la conversación en el deseo más universal de la humanidad. El filósofo y pensador Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925) cree que se nos ha olvidado cómo alcanzarla: “Generamos una especie de sentido de la culpabilidad que nos lo impide”.

Bauman recaló recientemente en la capital para ofrecer una conferencia en la Universidad Europea de Madrid a propósito de su último libro Sobre la educación en un mundo líquido, publicado en 2013. La conversación transcurre en una mesa de reuniones, frente a una botella de agua que apenas toca y un gran ventanal. Y ahí, con un gesto grave como su voz, profundiza sobre la felicidad, la crisis económica, las redes sociales o la juventud. “La búsqueda de una vida mejor es lo que nos ha sacado de las cuevas, un instinto natural y perfectamente comprensible, pero en el último medio siglo se ha llegado a pensar que es equivalente al aumento de consumo y eso es muy peligroso”, señala el premio Príncipe de Asturias 2010. Con mirada enérgica, anima a cambiar los referentes: “Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho”. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”, despacha el filósofo que, a sus 88 años, arranca y despide el encuentro matutino fumándose una pipa de tabaco y un cigarro.

Describe un círculo vicioso familiar a propósito de la asociación de felicidad y consumo. El padre o la madre que dedican parte del sueldo a comprar la consola al hijo, porque se sienten culpables al no dedicarles tiempo. Le hacen el regalo, pero el modelo queda obsoleto pronto y se comprometen a facilitarle el siguiente. “Para pagarlo necesitarán más éxito profesional, estar más disponibles para el jefe, usar un tiempo que quitarás a tu familia...”.

Zygmunt Bauman no tiene teléfono móvil ni perfil en las redes sociales, pero “desgraciadamente” se ve obligado a observarlos de cerca: “No tengo más remedio que interesarme por estos fenómenos por motivos profesionales”. Abomina de ellos porque considera que invaden todos los espacios y diluyen las relaciones humanas. “El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre en el puesto de trabajo”, dice.

No le gusta el papel que juegan en la vida laboral y tampoco el que suplantan, en su opinión, en las relaciones personales. Se acuerda de Mark Zuckerberg, que ideó la red Facebook para ser un chico popular. “Claramente ha encontrado una mina de oro, pero el oro que él buscaba era otro: quería tener amigos”.

“Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”, se detiene. Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos “no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya”.

V

Vicente Verdú “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”, el País, 17 de oct. 2001:

Zygmunt Bauman advierte del peligro de que la indignación termine evaporándose. El padre de la ‘modernidad líquida’ publica un nuevo ensayo en forma de 44 cartas

Zigmunt Bauman, el filósofo y sociólogo polaco famoso por su concepto de la modernidad líquida, tan fértil que ha sido aplicado al amor (líquido), al arte (líquido), al miedo (líquido), al tiempo (líquido) y así hasta cualquier cosa, publica el ensayo 44 cartas desde el mundo líquido (Paidós). Además, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia en el Matadero bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad? El sábado por la tarde, a la misma hora de la manifestación internacional de los indignados, mantuvimos una charla en un hotel a menos de 100 metros de la plaza de Atocha donde, entre la multitud, ya no cabía un alfiler.

Le pregunto a este profesor emérito en la Universidad de Leeds (Inglaterra) si le parece que estas grandes manifestaciones masivas, pacíficas y tan heterogéneas lograrán combatir los abusos de los mercados, promover una democracia real, reducir las injusticias y, en suma, mejorar la equidad en el capitalismo global, pero, como profesor que es, no responde a la cuestión de un solo golpe.

Las protestas suplen la falta de política global con oposición popular.

En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.

Frente al actual individualismo, los indignados se sienten iguales.

“El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”. Ni un paso más.

Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.

La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, “las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.

¿Se necesitaría un líder acalorado? ¿Varios líderes temperamentales? “El movimiento no lo aceptaría puesto que tanto su potencia como su gozo es la horizontalidad, sentirse juntos e iguales, lo que, en importante medida, les niega el superindividualismo actual”. La superindividualidad (de la modernidad líquida) “crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.

El estrés es la enfermedad que acompaña a esta sevicia. “Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. El estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer.

¿Llegará todo esto a provocar un giro en el sistema, un colapso o algún cambio sustantivo? Su respuesta es que, en estos momentos, prefiere hablar de “transición” y no de “cambio”. Necesitaría hechos más netos para pronunciarse sobre el alcance de los actuales trastornos. “Antes, hacía falta mucho tiempo para preparar unas protestas masivas como las del 15-M, pero hoy las redes sociales permiten enormes concentraciones en muy poco tiempo”. Pero volvemos a lo mismo: de igual manera que se concentran y actúan con velocidad, muy poco después se detienen.

La emoción es apta para destruir, pero inepta para construir nada.

El movimiento crece y crece pero “lo hace a través de la emoción, le falta pensamiento. Con emociones solo, sin pensamiento, no se llega a ninguna parte”. El alboroto de la emoción colectiva reproduce el espectáculo de un carnaval que acaba en sí mismo, sin consecuencia. “Durante el carnaval todo está permitido pero terminado el carnaval vuelve la normativa de antes”.

El movimiento no aceptaría un líder. Su potencia es su horizontalidad.

Puede decirse, declara el profesor, que “nos hallamos en una fase especialmente interesante, como en un laboratorio de acción social nuevo”. Tarde o pronto la crisis terminará y, sin duda, las cosas serán diferentes pero ¿de qué modo?

“No me pida que sea profeta”, implora Bauman. “En algunos lugares, no en todos, el movimiento ha logrado conquistas importantes pero no es extensible a todos los países”. Lo líquido sigue siendo válido para la previsión del porvenir. La modernidad líquida se expresa, obviamente, en su falta de solidez y de fijeza. Nada se halla lo suficientemente determinado. Ni las ideas, ni los amores, ni los empleos, ni el 15-M. Por eso teme que tal arrebato acabe también, finalmente, “en nada”. No es seguro, pero siendo líquido, ¿cómo no pensar en la evaporación?

VI

J. M. Martí Font, “La posibilidad de que Reino Unido funcione sin Europa es mínima”. El ensayista cree que el único modo que tiene la UE de salir adelante es a través de la reconciliación de poder y política, El País, 13-XII-2011 

“Las posibilidades de que el Reino Unido funcione al margen de Europa son mínimas, porque ni siquiera una superpotencia como Estados Unidos es capaz de actuar al margen de los mercados globalizados”. El filósofo y sociólogo Zigmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925), que reside en Inglaterra desde hace décadas, remite al viejo titular del Times que rezaba “El continente, aislado” cuando había niebla en el canal de la Mancha. “Ya no es así”, señala, “con la decisión de Cameron, el Reino Unido se separará de Europa con consecuencias imprevisibles”.

Bauman, que está en Barcelona para cerrar el ciclo de diálogos organizado por la Fundación Catalunya Caixa en La Pedrera, considera que el problema del mundo contemporáneo para poder aplicar políticas efectivas, es el divorcio entre el poder y la política. “Antes el poder y la política residían en el estado nación”, explica, “podía haber contradicciones, debates y posiciones contrapuestas sobre un tema, pero una vez se había decidido qué era lo que se iba a hacer ya no había ninguna duda: el estado nación lo haría”. Nada de esto sucede ahora. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy decidieron algo el sábado y se han pasado el fin de semana temblando hasta ver como respondían hoy los mercados. Esto es lo que entiendo por separación de poderes. Los políticos han perdido el brazo ejecutor”.

“Cameron mintió cuando dijo que lo hacía en el interés del Reino Unido; lo hacía en interés del partido Tory”, asegura. “La diferencia entre Cameron y Margaret Thatcher o John Major es que estos entendían claramente que para utilizar a Europa en beneficio del Reino Unido había que estar en Europa, en las instituciones. Major incluso hizo amigos entre los líderes europeos; tenía una gran amistad con Helmuth Kohl. Cameron no, está muy lejos de Europa y no conoce a nadie y todos están contra él; ha dejado libre la silla que Thatcher nunca hubiera abandonado y se juega la supervivencia del Reino Unido como entidad económica viable, capaz de asegurar la ley y el orden dentro de ciertas condiciones de vida. Por el contrario, creo que Europa sale reforzada de este episodio, porque la presencia británica era un factor que alteraba la política europea”.

Cree Bauman que la única posibilidad que tiene la Unión Europea de salir adelante es que consiga reconciliar el poder y la política. Pero considera que están en quiebra los dos pilares sobre los que se articula una sociedad: la solidaridad y la confianza. “En estos momentos sólo se construyen alianzas ad hoc, mientras dure la satisfacción. No existe la lealtad. Una cosa sirve sólo hasta que sale la siguiente que la reemplaza. De la misma manera que las relaciones entre el yo y el resto son extremadamente volubles, lo mismo sucede para entrar o salir de una alianza. La confianza es la base de las relaciones humanas y ahora no hay nada en que confiar. De hecho se produce una especie de círculo vicioso. “La gente cree que las cosas son frágiles y quebradizas, que nada es permanente, lo que hace que se comporten como si todo fuera frágil y quebradizo, lo que hace que esta percepción acabe cumpliéndose”.

Históricamente, Bauman considera que estamos en un interregno, en el sentido del concepto que acuñó Tito Livio en su Historia de Roma. “Rómulo reinó 38 años, que era la media de vida en su tiempo. Cuando murió nadie conocía otra cosa que el reinado de Rómulo. En eso consiste un interregno. ¿Qué hacer después de Rómulo? Esto es lo que crea temores. Es esa situación en la que lo viejo ha muerto pero no ha nacido lo nuevo. El poder, el poder real que controla nuestras vidas ya es global, pero nuestros políticos piensan y actúan como si todavía fuera local. Nos enfrentamos a la necesidad de crear un nuevo paradigma, un nuevo modelo que vuelva a conectar la política con el poder. Y no creo que esto se pueda hacer al nivel del estado Nación. Habrá que crear algo equivalente a lo que hicieron nuestros padres con el estado Nación; unificar las leyes, las jurisdicciones… La idea de que los estados locales pueden determinar lo que sucede está fuera de lugar. La soberanía es un concepto zombie, que hace creer que está viva, pero está muerta.

Para Bauman el liberalismo tal y como lo definió Adam Smith, ha fracasado. “Esbozó la teoría de que pese a que en las sociedades todo es mudable, nada es perfecto, y las circunstancias llevan al desorden, existe la mano invisible del mercado que acaba poniendo orden. El colapso del crédito demuestra lo contrario. El mercado no es sabio, produce constantes problemas que es incapaz de resolver por sí solo. Otro principio ha caído. Y si no confiamos en el mercado ¿Qué hacemos con nuestros ahorros? ¿Por qué no optamos por vivir carpe diem? Esta es posiblemente una de las consecuencias de esta crisis. Otra consecuencia es la desaparición del sueño de la meritocracia. Las desigualdades siempre han existido, pero desde hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas que nunca llegaron”.

VII

En Biografías y Vidas:

(Poznan, 1925) Sociólogo polaco. Miembro de una familia de judíos no practicantes, hubo de emigrar con su familia a Rusia cuando los nazis invadieron Polonia. En la contienda, Bauman se enroló en el ejército polaco, controlado por los soviéticos, cumpliendo funciones de instructor político. Participó en las batallas de Kolberg y en algunas operaciones militares en Berlín. En mayo de 1945 le fue otorgada la Cruz Militar al Valor. De 1945 a 1953 desempeñó funciones similares combatiendo a los insurgentes nacionalistas de Ucrania, y como colaborador para la inteligencia militar.

Durante sus años de servicio comenzó a estudiar sociología en la Universidad de Varsovia, carrera que hubo de cambiar por la de filosofía, debido a que los estudios de sociología fueron suprimidos por "burgueses". En 1953, habiendo llegado al grado militar de mayor, fue expulsado del cuerpo militar con deshonor, a causa de que su padre se había presentado en la embajada de Israel para pedir visa de emigrante.

En 1954 finalizó la carrera e ingresó como profesor en la Universidad de Varsovia, en la que permanecería hasta 1968. En una estancia de estudios en la prestigiosa London School of Economics, preparó un relevante estudio sobre el movimiento socialista inglés que fue publicado en Polonia en 1959, y luego apareció editado en inglés en 1972. Entre sus obras posteriores desataca Sociología para la vida cotidiana (1964), que resultó muy popular en Polonia y formaría luego la estructura principal de Pensando sociológicamente (1990).

Fiel en sus inicios a la doctrina marxista, con el tiempo fue modificando su pensamiento, cada vez más crítico con el proceder del gobierno polaco. Por razones políticas se le vedó el acceso a una plaza regular de profesor, y cuando su mentor Julian Hochfeld fue nombrado por la UNESCO en París, Bauman se hizo cargo de su puesto sin reconocimiento oficial. Debido a fuertes presiones políticas en aumento, Bauman renunció en enero de 1968 al partido, y en marzo fue obligado a renunciar a su nacionalidad y a emigrar.

Ejerció la docencia primero en la Universidad de Tel Aviv y luego en la de Leeds, con el cargo de jefe de departamento. Desde entonces Bauman escribió y publicó solamente en inglés, su tercer idioma, y su reputación en el campo de la sociología creció exponencialmente a medida que iba dando a conocer sus trabajos. En 1992 recibió el premio Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales, y en 1998 el premio Theodor W. Adorno otorgado por la ciudad de Frankfurt.

La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Desde su primer trabajo acerca de el movimiento obrero inglés, los movimientos sociales y sus conflictos han mantenido su interés, si bien su abanico de intereses es mucho más amplio. Muy influido por Gramsci, nunca ha llegado a renegar completamente de los postulados marxistas. Sus obras de finales de los 80 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social. Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar de un nivel de beneficios y de seguridad.

Según Bauman, la modernidad en su forma más consolidada requiere la abolición de interrogantes e incertidumbres. Necesita de un control sobre la naturaleza, de una jerarquía burocrática y de más reglas y regulaciones para hacer aparecer los aspectos caóticos de la vida humana como organizados y familiares. Sin embargo, estos esfuerzos no terminan de lograr el efecto deseado, y cuando la vida parece que comienza a circular por carriles predeterminados, habrá siempre algún grupo social que no encaje en los planes previstos y que no pueda ser controlado.

Bauman acudía al personaje de la novela El extranjero de Albert Camus para ejemplificarlo. Abrevando en la sociología de Georg Simmel y en Jacques Derrida, Bauman describió al "extranjero" como aquel que está presente pero que no nos es familiar, y que por ello es socialmente impredecible. En Modernidad y ambivalencia, Bauman describe cómo la sociedad es ambivalente con estos elementos extraños en su seno, ya que por un lado los acoge y admite cierto grado de extrañeza, de diferencia en los modos y pautas de comportamiento, pero por dentro subyace el temor a los personajes marginales, no totalmente adaptados, que viven al margen de las normas comunes.

En su obra más conocida, Modernidad y holocausto, sostiene que el holocausto no debe ser considerado como un hecho aislado en la historia del pueblo judío, sino que debería verse como precursor de los intentos de la modernidad de generar el orden imperante. La racionalidad como procedimiento, la división del trabajo en tareas más diminutas y especializadas, la tendencia a considerar la obediencia a las reglas como moral e intrínsecamente bueno, tuvieron en el holocausto su grado de incidencia para que éste pudiera llevarse a cabo. Los judíos se convirtieron en los "extranjeros" por excelencia, y Bauman, al igual que el filósofo Giorgio Agamben, afirma que los procesos de exclusión y de descalificación de lo no catalogable y controlable siguen aún vigentes.


Al miedo difuso, indeterminado, que no tiene en la realidad un referente determinado, lo denominó "miedo líquido". Tal miedo es omnipresente en la "modernidad líquida" actual, donde las incertidumbres cruciales subyacen en las motivaciones del consumismo. Las instituciones y organismos sociales no tienen tiempo de solidificarse, no pueden ser fuentes de referencia para las acciones humanas y para planificar a largo plazo. Los individuos se ven por ello llevados a realizar proyectos inmediatos, a corto plazo, dando lugar a episodios donde los conceptos de carrera o de progreso puedan ser adecuadamente aplicados, siempre dispuestos a cambiar de estrategias y a olvidar compromisos y lealtades en pos de oportunidades fugaces.

VIII

De El Español

Auguró que Podemos tendrá "una esperanza de vida muy corta", habló del amor libre, de la infelicidad de los ricos, la sinceridad de los nazis y la trampa de las redes sociales. 

Zygmunt Bauman (Polonia, 1925-2017) dijo al mundo que era mentira eso de que el trabajo dignifique a nadie. La ética del trabajo, espetó, no es más que una batalla por imponer el control y la subordinación: gracias a ella podemos culpar a los pobres de ser pobres por su "falta de disposición", y, ya de paso, por su inmoralidad y degradación personal. La sociedad de consumo acabó con nosotros, pero seguimos yendo a la oficina. Bauman creía que hemos perdido la identidad: que la hemos hecho voluble, líquida, adaptable a los entornos -somos un desgarro constante-.


También que la felicidad dejó de ser un proyecto común para convertirse en ombliguismo y que la modernidad -con sus migraciones, con su globalización- ha dejado tras de sí un reflujo de residuos humanos. No era nada optimista, Bauman, pero ahora que se ha ido, al mundo le queda su rosario de molestas verdades. Como que el comportamiento humano se explica por impulsos innatos, presociales. El gremio de sociólogos, ojiplático. O que el amor se ha vuelto algo parecido a ir de tienda en tienda. Que, de tanto culto a la satisfacción inmediata, hemos perdido la capacidad de esperar. Una biblia pagana, Bauman, a pesar de su admiración al Papa Francisco.

IX

De Mónica Redondo en Hipertextual, "Cinco ideas de Zygmunt Bauman que retratan a la sociedad moderna", 10 de enero de 2017:

Con motivo de la muerte del autor de Modernidad líquida, explicamos cómo la filosofía de Bauman describe la forma de vida de la sociedad actual.

Quién no ha pensado alguna vez lo diferente que es la forma de pensar de sus padres o abuelos en comparación con la suya. Han estado casi toda la vida con la misma persona, la misma con la que se casaron cuando las fotos eran en blanco y negro. Han tenido el mismo trabajo desde que salieron de la universidad con 23 años. Y conservan el reloj que les regaló su padre cuando cumplieron los 18 años.

La vida líquida de Bauman rompe con las estructuras fijadas en el pasado. La filosofía de vida, los valores y lo que se considera ético y moral ha cambiado radicalmente en los últimos años, a causa de los cambios políticos y sociales ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En el libro Modernidad líquida, el sociólogo Zygmunt Bauman es capaz de explicar los fenómenos sociales de la era moderna y qué es lo que nos diferencia de las generaciones anteriores. A partir del año 2000, año de publicación de Modernidad líquida, el filósofo polaco publica una serie de obras que resumen sus conceptos sobre la realidad que nos rodea: Amor líquido (2003), Vida líquida (2005) y Tiempos líquidos: vivir una época de incertidumbre (2007).

La realidad líquida de Bauman consiste en una ruptura con las instituciones y las estructuras fijadas. En el pasado, la vida estaba diseñada específicamente para cada persona, quien tenía que seguir los patrones establecidos para tomar decisiones en su vida. En la modernidad, el filósofo polaco afirma que las personas ya han conseguido desprenderse de los patrones y las estructuras, y que cada uno crea su propio molde para determinar sus decisiones y forma de vida.

La sociedad actual se basa en el individualismo y en una forma de vida cambiante y efímera.

En la vida líquida según Bauman, la sociedad se basa en el individualismo y se ha convertido en algo temporal e inestable que carece de aspectos sólidos. Todo lo que tenemos es cambiante y con fecha de caducidad, en comparación con las estructuras fijas del pasado.

Muchas de las cosas que explicó Bauman hace 17 años en su obra Modernidad líquida y las que la siguieron se han convertido en una realidad en nuestros días. El sociólogo logró explicar el funcionamiento de la sociedad actual y determinar la relación de las nuevas generaciones con conceptos como el amor, el trabajo o la educación.

Muy poco tienen que ver las relaciones de nuestros abuelos con la nuestra. Miedo al compromiso, rollos de una noche, desengaños amorosos... Para muchos jóvenes (y no tan jóvenes) este puede ser el pan de cada día.

Para Zygmunt Bauman, estas relaciones son las que dan nombre a su concepto de amor líquido. Según su patrón, el miedo al compromiso y a las cosas a las que hay que renunciar, como la libertad, son la razón principal por la cual existe este miedo a comprometerse y a darlo todo por una pareja.

La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales

Las relaciones amorosas acaban convirtiéndose en breves episodios, en los que priva la búsqueda del beneficio personal. Cuando una pareja deja de ser rentable, se deja de lado y se busca una nueva.

Ni más ni menos que la filosofía de Tinder. Historias de amor para siempre han ocurrido gracias a la aplicación de búsqueda de parejas, aunque la mayoría de usuarios desliza rostros en su pantalla hasta encontrar el indicado para pasar la noche.

Ciudadanos del mundo

Si hay algo que no queremos, son ataduras, ni el en amor ni en nuestra forma de vida.

En la era moderna, es bastante común entre los jóvenes hacer un viaje de varios meses por América Latina o el Sudeste Asiático, con el objetivo de romper con las barreras y ser testigos de realidades distintas a las de su país de origen.

La realidad líquida de Bauman describe precisamente este escenario, que invita al movimiento, al flujo y a la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin echar raíces en ningún lugar. Son ciudadanos del mundo pero de ningún lugar al mismo tiempo.

No más trabajos para toda la vida

Esta filosofía basada en la búsqueda de nuevas experiencias y ser ciudadano de mundo también se ve reflejada en el ámbito laboral dentro de las sociedad líquida.

Nuestros abuelos y padres entraron a trabajar en una empresa cuando acabaron la universidad, y se jubilaron en el mismo lugar 40 años después.

Las personas no quieren ataduras ni en el amor ni en el trabajo, según Bauman

En la actualidad, no existe el llamado trabajo de nuestra vida. Los empleos son cambiantes y el mercado actual necesita renovaciones dentro de las empresas cada poco tiempo.

Por otro lado, Bauman identifica en sus obras la necesidad de cambio en los trabajadores, a los que se les reclama cada día más volatilidad y capacidad de trabajo en diferentes áreas.

Las empresas buscan a personas volubles, con capacidad de reinventarse y que puedan viajar a otra ciudad cuando sea necesario. Personas que lo den todo en el trabajo aún sabiendo que pueden ser reemplazadas en cualquier momento si no cumplen con las expectativas.

El reto de la educación en un mundo líquido

"Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún mas difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo".

La crisis económica que azotó las instituciones financieras y las economías de medio mundo en 2008 cambió la forma de pensar de muchos jóvenes.

Antes de la crisis, la sociedad estaba convencida de que unos buenos estudios derivarían en buenas oportunidades laborales. Pero a partir del 2008, todo se puso del revés. Los que han conseguido trabajo, tienen que reinventarse cada poco tiempo y afrontar nuevos retos constantemente. Otros muchos graduados están trabajando en puestos por debajo de su formación, y muchos ni siquiera han accedido al mercado laboral.

En el libro Sobre la educación en un mundo líquido, Zygmunt Bauman conversa con el educador Ricardo Mazzeo sobre la pérdida de credibilidad de las bases de la educación tradicional, la cual se perfila como algo anticuado por no proveer a los jóvenes las herramientas necesarias para encontrar un trabajo.

La era del consumismo

Los que se compraron el iPhone 3G hace 10 años, se sintieron los amos del mundo. Tenían en sus manos un producto único en el mercado en ese momento, el cual marcó una diferencia en el uso de los smartphones.

En la era del consumismo, lo importante no es conservar objetos, sino renovarlos constantemente

En la actualidad, el que conserve un iPhone 3G no podrá ni hablar por WhatsApp. Más de 8 modelos han actualizado la primera versión de los teléfonos de Apple.

La era consumista que vivimos en la actualidad se basa en la ferviente necesidad de sacar nuevos productos en el mercado que saciar las ansias de renovación de la sociedad.

Los productos duraderos ya no son importantes, en esta era priva lo efímero y lo nuevo para sorprender a los compradores.

El consumismo no gira en torno a la satisfacción de deseos, sino a la incitación del deseo de deseos siempre nuevos

En esta realidad líquida, lo importante no es conservar los objetos, sino renovarlos constantemente para contentar el espíritu consumista.

La realidad líquida angustia a las personas porque no carecen de nada fijo y duradero.

La consecuencia principal del mundo opuesto a lo sólido crea ansiedad en las personas, según Bauman. La necesidad de reinventarse en el empleo provoca que muchos trabajadores se queden atrás y que no cumplan con los requisitos necesarios en la actualidad.

Además, la necesidad de relacionarse choca frontalmente con la falta de compromiso y el miedo a perder a la libertad. En la sociedad actual, no podemos aferrarnos a nada, porque todo es cambiante y efímero. Todo es líquido, y la posibilidad de perderlo todo es más que probable.


Zygmunt Bauman ha fallecido este lunes en su domicilio de Inglaterra. Perdemos a uno de los filósofos y sociólogos más importantes del siglo XX, pero conservamos sus obras para intentar entender la complejidad de la sociedad actual.

X

Cincuenta frases de Bauman comentadas por Juan Armando Corbin, psicólogo de organizaciones:

1. Las miradas se encuentran a través de una habitación atestada, se enciende la chispa de la atracción. Conversan, bailan se ríen. Ninguno está en busca de una relación seria pero de alguna manera una noche puede convertirse en una semana, después en un mes, en un año o en más tiempo

La atracción es un sentimiento que nos invade con gran fuerza y que hace que nuestra atención se centre en esa persona en particular.

2. Todas las medidas emprendidas en nombre del «rescate de la economía» se convierten, como tocadas por una varita mágica, en medidas que sirven para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres

Bauman reflexiona sobre la situación del capitalismo liberal y las consecuencias que tiene para las personas.

3. Lo que antes era un proyecto para “toda la vida” hoy se ha convertido en un atributo del momento. Una vez diseñado, el futuro ya no es “para siempre”, sino que necesita ser montado y desmontado continuamente. Cada una de estas dos operaciones, aparentemente contradictorias, tiene una importancia equiparable y tiende a ser absorbente por igual.

Otra reflexión sobre nuestra sociedad. Esta vez hablando de la globalización y la irrupción de las nuevas tecnologías.

4. Estar siempre a entera disposición de los compañeros y jefes de trabajo, así como de los miembros de la familia y los amigos, se convierte no sólo en una posibilidad sino en una obligación, además de una necesidad interior; el hogar del ciudadano inglés puede ser todavía su castillo, pero sus paredes son porosas y no están aisladas del ruido

La familia siempre será un refugio para huir de esta sociedad altamente competitiva y exigente.

5. El arte de romper relaciones y salir ileso de ellas supera ampliamente el arte de componer relaciones

Es más fácil huir de la pareja cuando las cosas van mal que quedarse a solucionarlo. Eso exige negociar y ceder si es necesario.

6. ¿Es el sentido del privilegio lo que hace felices a los ricos y poderosos? El progreso hacia la felicidad ¿se mide por número cada vez más reducido de compañeros de viaje?

Una cita de Bauman que habla de la felicidad y lo que nos motiva a conseguirla.

7. El amor puede y suele ser tan aterrador como la muerte pero encubre la verdad bajo oleadas de deseo y entusiasmo

El amor es, sin duda, motivante. Ahora bien, en ocasiones, puede provocar miedo arriesgarse por alguien.

8. Practicar el arte de la vida, hacer de la propia vida una “obra de arte” equivale en nuestro mundo moderno líquido a permanecer en un estado de transformación permanente, a redefinirse perpetuamente transformándose (o al menos intentándolo) en alguien distinto del que se ha ido hasta ahora

El autor habla de cómo las personas estamos intentando superarnos continuamente y crecer sin cesar.

9. Ser artista por decreto, significa que no acción también cuenta como acción; además de nadar y navegar, dejarse llevar por las olas se considera a priori un acto de arte creativo y retrospectivamente suele registrarse como tal. […] ¿quién puede saber cuál será el billete que ganará en el próximo sorteo de lotería? Sólo el billete no comprado carece de posibilidades de ganar.

Si no lo probamos o lo intentamos, jamás lo conseguiremos. El que no juega no gana. Así de simple.

10. La “red” de relaciones humanas (“red”: el juego interminable de conectarse y desconectarse) es hoy la sede de la ambivalencia más angustiosa, lo que enfrenta a los artistas de la vida a una maraña de dilemas que causan más confusión que pistas ofrecen…

Bauman, reflexionando sobre las relaciones interpersonales modernas y cómo nos comportamos las personas con los demás.

11. Podemos decir que el mundo generado por el “proyecto moderno” se comporta, en la práctica si no en teoría, como si los humanos tuvieran que ser compelidos a buscar la felicidad (al menos la felicidad esbozada por los que se han erigido en sus asesores y consejeros, así como por los redactores de publicidad)

Los medios de comunicación y la publicidad influyen en nuestro arquetipo de la felicidad. La felicidad, de hecho, es un gran negocio.

12. Por otra parte, el amor es el anhelo de querer y preservar el objeto querido

Para Bauman, el amor tiene que ver con la posesión, con querer poseer y tener algo.

13. Cuando los amantes se sienten inseguros tienden a comportarse de manera poco constructiva tratando de complacer o controlar

La inseguridad afecta negativamente a las relaciones de pareja. Porque una persona insegura no puede amar de manera incondicional.

14. Uno de los efectos fundamentales de equiparar la felicidad con la compra de artículos que se espera que generen felicidad consiste en eliminar la posibilidad de que este tipo de búsqueda de la felicidad llegue algún día a su fin. […] Al no ser alcanzable el estado de felicidad estable, sólo la persecución de ese este objetivo porfiadamente huidizo puede mantener felices a los corredores que la persiguen

La felicidad se ha convertido en un negocio muy rentable. Ahora bien, la búsqueda de la felicidad a través de los objetos, se convierte en todo lo contrario a la felicidad.

15. Una de las causas principales de la impresión de que el paso de la “economía de la dirección” a la “economía de la experiencia” es claramente imparable parece ser la invalidación parcial de todas las opiniones categóricas, a causa de la disipación, atenuación o desaparición de las fronteras que, en otros tiempos, separaban con claridad las esferas independientes y autónomas y las áreas de valor de la vida: el puesto de trabajo de la casa, el tiempo de contrato del tiempo libre, el trabajo del ocio y, sin duda, los negocios de la vida familiar.

Una frase que invita al lector a reflexionar sobre cómo está constituida esta sociedad.

16. No hay otra alternativa que intentarlo, e intentarlo y volver a intentar

Si deseamos algo hay que luchar por ello. Si sale mal hay que seguir intentándolo.

17. Mientras está vivo, el amor está siempre al borde de la derrota

Los conflictos en los miembros de una pareja son frecuentes, por lo que hay que luchar para que el amor siga vivo.

18. Dicen que su deseo es relacionarse pero en realidad ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen?

Una cita de Bauman sobre la relaciones interpersonales que da que pensar.

19. Con nuestro “culto a la satisfacción inmediata”, muchos de nosotros “hemos perdido la capacidad de esperar”

La paciencia es una de las virtudes del ser humano, pero suele no ser compatible con la sociedad de la inmediatez en la que vivimos.

20. Las promesas de compromiso en una relación una vez establecida no significan nada a largo plazo

Las palabras y las promesas se las lleva el viento. Lo que cuenta son los hechos.

21. El país de las oportunidades prometía más igualdad. El país de las personas con agallas solo puede ofrecer más desigualdad

Un pensamiento con mención al capitalismo. La desigualdad es una característica de este modelo socioeconómico.

22. Uno busca en una relación la esperanza de mitigar la inseguridad que lo acosaba en soledad pero la terapia sólo sirve para agudizar los síntomas

En ocasiones, las personas, por no estar solas, acaban con pareja. A la larga, ésta es una mala decisión.

23. Además de tratarse de una economía del exceso y los desechos, el consumismo es también, y justamente por esa razón, una economía del engaño. Apuesta a la irracionalidad de los consumidores, y no a sus decisiones bien informadas tomadas en frío; apuesta a despertar la emoción consumista, y no a cultivar la razón

Bauman, dejando claro que está en contra del del capitalismo y la sociedad del consumo.

24. Uno nunca puede estar seguro de lo que debe hacer y jamás tendrá la certeza de que ha hecho lo correcto

La incertidumbre forma parte de nuestra vida y hay que aceptarla. No hay que tener miedo al futuro.

25. El amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas hechas sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas

El amor es un impulso que mueve nuestras vidas y que es una gran motivación para las personas.

26. ¿Qué tipo de compromiso, si es que lo hay, establece la unión de los cuerpos?

Una cuestión que plantea Bauman, sobre la intimidad entre dos personas.

27. Hoy la cultura no consiste en prohibiciones sino en ofertas, no consiste en normas sino en propuestas. Tal como señaló antes Bourdieu, la cultura hoy se ocupa de ofrecer tentaciones y establecer atracciones, con seducción y señuelos en lugar de reglamentos, con relaciones públicas en lugar de supervisión policial: produciendo, sembrando y plantando nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber

Ésta es la cultura del consumo. En el que se está constantemente productos para la compra aunque no se necesiten.

28. Si quiere que su relación sea plena, no se comprometa no exija compromiso. Mantenga todas sus puertas abiertas permanentemente

Para que la relación sea sana, hay que adoptar una actitud no enjuiciadora y no exigente.

29. Amar significa abrirle la puerta a ese destino, a la más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, el compañero en el amor

Hay que ser valiente en el amor y amar sin miedo. Hay que dar rienda suelta al corazón.

30. La nuestra es una sociedad de consumo: en ella la cultura, al igual que el resto del mundo experimentado por los consumidores, se manifiesta como un depósito de bienes concebidos

De nuevo, una reflexión sobre la sociedad consumista en la que vivimos inmersos y en la que cuesta pararse a reflexionar.

31. Uno jamás pierde de vista su celular. Su ropa deportiva tiene un bolsillo especial para contenerlo, y salir a correr con ese bolsillo vacío sería como salir descalzo. De hecho, usted no va a ninguna parte sin su celular (ninguna parte es, en realidad, un espacio sin celular, un espacio fuera del área de cobertura del celular, o un celular sin…

Los teléfonos móviles, igual que las nuevas tecnologías, han irrumpido con fuerza en nuestras vidas, cambiando nuestra percepción del mundo.

32. Los intentos de superar esa dualidad, de domesticar lo díscolo y domeñar lo que no tiene freno, de hacer previsible lo incognoscible y de encadenar lo errante son la sentencia de muerte del amor

En el amor no hay que ser tan previsible. El amor vive cuando se manifiesta.

33. Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista

El capitalismo trae consigo todo un sistema de valores que afecta a los miembros de la sociedad.

34. Si no existe una buena solución para un dilema, si ninguna de las actitudes sensatas y efectivas nos acercan a la solución, las personas tienden a comportarse irracionalmente, haciendo más complejo el problema y tornando su resolución menos plausible

Para solucionar un problema, si además es complejo, mantener la calma y la cabeza fria se hace necesario.

35. La verdad sólo puede emerger al final de una conversación, y en una conversación genuina (es decir, aquella que no es un soliloquio disfrazado) ninguno de los interlocutores sabe o puede saber a ciencia cierta cuándo llegará a su fin (en caso de que lo haya)

Las conversaciones honestas se caracterizan promover la honradez y la verdad.

36. La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir

En esta sociedad estamos muy pendientes de lo que los demás piensen de nosotros y de dar una buena imagen. Eso resta autenticidad a nuestras relaciones.

37. El progreso, en resumen, ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal

En la sociedad actual, lo que triunfa es el individualismo por encima de lo colectivo.

38. El amor es la supervivencia del yo a través de la alteridad del yo

El amor puede transformar la percepción y la conducta de las personas.

39. Ninguna clase de conexión que pueda llenar el vacío dejado por los antiguos vínculos ausentes tiene garantía de duración

Los vínculos emocionales entre las personas, lo que se conoce como apego, puede dejar huella en nuestras vidas.

40. El amor y el ansia de poder son gemelos siameses: ninguno de los dos podría sobrevivir a la separación

En esta frase, Bauman hace referencia al amor romántico. Sin embargo, hay distintas clases de amor. Si quieres profundizar en este tema, pincha aquí.

41. El consumismo actúa para mantener la contrapartida emocional del trabajo y de la familia. Expuestos a un continuo bombardeo publicitario a través del promedio diario de tres horas de televisión (la mitad de su tiempo libre), los trabajadores son persuadidos de “necesitar” más cosas

El consumismo se alimenta con la persuasión constante de los medios de comunicación y la publicidad.

42. La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, como las culturas registradas en los informes de historiadores y etnógrafos. A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido

La cultura líquida de la que habla Bauman, es una consecuencia de la mercantilización de las relaciones interpersonales.

43. Si la felicidad prevista no llega a materializarse, siempre está la posibilidad de echarle la culpa a una elección equivocada antes que a nuestra incapacidad para vivir a la altura de las oportunidades que se nos ofrecen

En este modelo socioeconómico, se comercializa, incluso, con la felicidad.

44. Ésa es la materia de la que están hechos los sueños, y los cuentos de hadas, de una sociedad de consumidores: transformarse en un producto deseable y deseado

En la sociedad consumista, incluso las personas dejamos de ser sujetos para convertirnos en objetos.

45. Los celulares ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los celulares permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia

Los móviles han cambiado la manera de relacionarnos que tenemos los seres humanos. Incluso estando al lado, podemos estar realmente distantes si no interactuamos con las personas reales y, en cambio, lo hacemos con el chat.

46. El amor y la muerte no tienen historia propia. Son acontecimientos del tiempo humano, cada uno de ellos independiente, no conectado (y menos aún causalmente conectado) a otros acontecimientos similares, salvo en las composiciones humanas retrospectivas, ansiosas por localizar —por inventar— esas conexiones y comprender lo incomprensible

Una cita que invita al lector a reflexionar sobre el amor y la muerte.

47. La tendencia a olvidar y la vertiginosa velocidad del olvido son, para desventura nuestra, marcas aparentemente indelebles de la cultura moderna líquida. Por culpa de esa adversidad, tendemos a ir dando tumbos, tropezando con una explosión de ira popular tras otra, reaccionando nerviosa y mecánicamente a cada una por separado, según se presentan, en vez de intentar afrontar en serio las cuestiones que revelan

Vivimos en una sociedad caracterizada por el individualismo y por la inmediatez de la información. Esto nos convierte en personas débiles.

48. El invariable propósito de la educación era, es, y siempre seguirá siendo, la preparación de estos jóvenes para la vida. Una vida de acuerdo con la realidad en la que están destinados a entrar. Para estar preparados, necesitan instrucción, «conocimientos prácticos, concretos y de inmediata aplicación», para usar la expresión de Tullio De Mauro. Y para ser «práctica», una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente, y no su cerrazón

La educación válida es la que permite a las personas desarrollar el pensamiento crítico y el empoderamiento frente a la vida.

49. Es estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet cuando no se tiene la cultura suficiente que permite filtrar la información buena de la mala para el consumo, todos ellos en competencia por la atención insoportablemente fugaz y distraída de los potenciales clientes, empeñándose en captar esa atención más allá del pesta

La vida moderna, en la que convivimos con los avances de las nuevas tecnologías e internet, la infoxicación es un problema presente. Las personas debemos saber discernir entre la información útil y no útil.

50. En una palabra, el PIB lo mide todo excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida


Una frase irónica que hace referencia a que el dinero no da la felicidad. 

XI

Artículo de la Wikipedia:

Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 19 de noviembre de 1925-Leeds, Reino Unido, 9 de enero de 2017)1 fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010

Biografía

Nació en el seno de una familia humilde, polacos judíos no practicantes de su religión. Cuando Polonia fue invadida por la Alemania nazi en 1939 su familia escapó hacia el este en su huida del nazismo, se trasladó a la Unión Soviética en donde se alistó en el primer ejército polaco controlado por los soviéticos, trabajando como instructor en educación política. Participó en las Batalla de Kolberg y Berlín. En mayo de 1945 recibió la Cruz Militar del Valor. Regresó posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista4 y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la Universidad de Varsovia, enseñó sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 residió en Inglaterra, donde fue profesor en la Universidad de Leeds, y, desde 1990, profesor emérito.

Frente al incremento de la presión política conectada con una purga política liderada por Mieczysław Moczar Jefe de la Policía Secreta Comunista de Polonia, renunció a pertenecer al Partido Unido de los Trabajadores polaco en enero de 1968. En marzo de ese años, empezó la purga como una cacería de brujas por los Polos Comunistas hacia los descendientes de judíos para sacarlos del país, incluyendo muchos intelectuales que habían caído en desgracia del gobierno comunista. Bauman, que había perdido su lugar en la Universidad de Varsovia, fue uno de ellos. Renunció a su ciudadanía polaca y dejó el país. Se marchó hacia Israel en donde enseñó en la Universidad de Tel Aviv, aceptando después una cátedra de sociología en la Universidad de Leeds, donde fue jefe de departamento. Desde ese momento, hizo sus publicaciones en inglés, su tercera lengua y su reputación creció de forma exponencial. Desde finales de la década de 1990 Bauman ejerció una influencia considerable en el movimiento antiglobalización.

En el año 2011 en una entrevista con el importante semanario polaco Polityka criticó al sionismo y a Israel, mencionando que no estaba interesado en la paz y esto fue "tomando una ventaja del Holocausto para legitimar actos inconcebibles". Comparó la Barrera israelí de Cisjordania como un muro comparable a las paredes del Ghetto de Varsovia donde cientos de miles de judíos murieron en el Holocausto. El embajador israelí en Varsovia, Zvi Bar dijo de los comentarios de Bauman que eran "mitad falsos" y "exageraban las generalizaciones".

Vida privada

Bauman estuvo casado con la escritora Janina Lewinson, (falleció el 29 de diciembre de 2009 en Leeds) tuvieron tres hijas, la pintora Lydia Bauman, la arquitecto Irena Bauman y la educadora Anna Sfard. Bauman murió el 9 de enero de 2017 a los 91 años

Obra y pensamiento

El interés de la investigación de Zygmunt Bauman se enfoca en la estratificación social y en el movimiento obrero, antes de interesarse en temas más globales tales como la naturaleza de la modernidad. El período más prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds, cuando se acrecentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos profesionales con un libro que publicó acerca de la supuesta conexión entre la ideología de la modernidad y el Holocausto.

La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Muy influido por Gramsci, nunca ha llegado a renegar de los postulados marxistas. Sus obras de la década de 1980 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social. Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar de un nivel de beneficios y de seguridad.

El Holocausto

Su tesis central, en aquel libro, era que el Holocausto básicamente no fue un lapso accidental dentro de la barbarie irracional precivilizada, sino una consecuencia lógica (aunque no inevitable) de la civilización moderna y de la creencia de ésta en la ingeniería social a gran escala.

Modernidad y posmodernidad versus modernidad sólida y líquida

Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo éstas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes, Modernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión posmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman ha editado una línea invariable de libros adicionales, donde ha estado explorando su nueva perspectiva.

Aunque a Bauman se le considera un pensador 'posmoderno', no le cabe el término de posmodernista, ya que utiliza los conceptos modernidad sólida y modernidad líquida para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda.

Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, presocial en los individuos.

Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento altermundista.

Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias

En su libro Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias, Bauman aborda la consecuencia de la modernidad, la que deja como resultado desechos, pero en este caso son "residuos humanos" producto de las migraciones y la globalización , el flujo de poblaciones no se puede reabsorber y está comenzando a ser un problema serio para diferentes partes del mundo, principalmente en países primer mundistas, como Estados Unidos y la Unión Europea. El problema de la migración se ha ido convirtiendo en uno de los principales temas de la agenda dentro del grupo hegemonía del planeta. Bauman afirma que la producción de "residuos humanos" constituye una consecuencia inevitable de la modernidad.

La convivencia con los otros

Véase también: metáfora del jardinero

Cómo convivir con los otros ha sido un problema omnipresente de la sociedad occidental, y Bauman presenta las principales estrategias utilizadas: la separación del otro excluyéndolo (estrategia émica), la asimilación del otro despojándole de su otredad (estrategia fágica) y la invisibilización del otro para que desaparezca del propio mapa mental.

Sociología del cambio: sociología reflexiva

Bauman es uno de los sociólogos que plantea una nueva forma de entender la sociedad moderna, no basada necesariamente en los conformistas y los anticonformistas, sino una tercera vía, según la lógica de la sociología reflexiva, que elabora y apunta a modificar la sociedad moderna. La hipótesis de Bauman afirma que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico. Una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad, contenidos, valores) y la sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores), el segundo paso necesario es modificar la realidad y comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria, además del hecho de que es oportuna, para evitar los conflictos sociales y mejorar las condiciones de vida.

Trabajo, consumismo y nuevos pobres

Para Bauman, “la cruzada por la ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo, salvo en el nombre; una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se ajustaba a sus propios principios de moral”. La ética del trabajo era una aberrante grosería; responsabilizar a los pobres de su pobreza gracias a su falta de disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal (lo que provoca su castigo ante el pecado) es uno de los últimos servicios de la ética del trabajo a la sociedad de consumidores.

En la nueva estética del consumo, las clases que concentran las riquezas pasan a ser objetos de adoración, y los "nuevos pobres" son aquellos que son incapaces de acceder al consumo y a la novedad del sistema capitalista. Hay que aclarar que esta analogía se hace porque en el libro el autor señala que en el pasado se discriminaba a los incapaces, es decir, a quienes no podían trabajar debido a su avanzada edad o a alguna deficiencia o discapacidad física; estas personas no podían trabajar debido a su condición y por tanto eran considerados "inmorales", ya que se concebía al trabajo como señal de "moralidad", y estos personajes no contaban con ella. Para alcanzar los placeres de una vida "normal", se necesita dinero, y los pobres se encuentran ante un escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares del consumo: «Nada calmará el dolor de la inferioridad evidente».

La identidad en la modernidad líquida

En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante.

Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía.

Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.

Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX, el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad (movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.

Bibliografía en español

Pensando sociológicamente. Nueva Visión. Buenos Aires, 1994.

Libertad. Madrid. Alianza. 1992. ISBN 978-84-206-0587-6

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Legisladores e intérpretes: Sobre la modernidad, la postmodernidad y los intelectuales. Buenos Aires. Universidad Nacional de Quilmes. 1997.

Modernidad y Holocausto. Madrid. Sequitur. 1998. ISBN 978-84-95363-24-4. 4a. ed., 2008: ISBN 978-84-95363-43-5.

Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona. Gedisa. 2000. ISBN 978-84-7432-750-2

La postmodernidad y sus descontentos Madrid. Akal. 2001. ISBN 978-84-460-1285-6

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En búsqueda de la política. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2001.

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Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid. Siglo XXI. 2006. ISBN 978-84-323-1272-4

La sociedad sitiada. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2004.

Ética posmoderna: Sociología y política. Madrid. Siglo XXI. 2004.
Confianza y temor en la ciudad. Barcelona. Arcadia. 2006. ISBN 978-84-934096-3-0

Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. ([1]). México. Fondo de Cultura Económica. 2005. ISBN 978-84-375-0588-6

Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona. Paidós Ibérica. 2005. ISBN 978-84-493-1671-5

Identidad. Madrid. Losada. 2005. ISBN 978-84-96375-20-8

Vida líquida. Barcelona. Paidós Ibérica. 2006. ISBN 978-84-493-1936-5

Europa: Una aventura inacabada. Losada. 2006. ISBN 84-96375-32-3

Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona. Paidós Ibérica. 2007. ISBN 978-84-493-1984-6

Vida de consumo. Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2007. ISBN 978-950-557-725-5

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Arte, ¿líquido?. Madrid. Sequitur. 2007. ISBN 978-84-95363-36-7
Archipiélago de excepciones. Buenos Aires y Madrid, Katz Barpal Editores. 2008. ISBN 978-84-96859-35-7

Múltiples culturas, una sola humanidad. Buenos Aires/Madrid. Katz Barpal. 2008. ISBN 978-84-96859-50-0

Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona. Gedisa. 2008. ISBN 978-84-9784-229-7

El arte de la vida. De la vida como obra de arte. Paidós. 2009. ISBN 978-84-493-2201-3.

El tiempo apremia (Living on Borrowd Time, 2009, Zygmunt Bauman & Citlali Rovirosa-Madrazo). Barcelona. Arcadia, 2010. ISBN 978-84-937025-8-8

Mundo Consumo. Barcelona. Paidós. 2010. ISBN 978-84-493-2339-3

Daños colaterales. Desigualdades sociales en la era global Fondo de Cultura Económica, 2011. ISBN 9786071608154

44 cartas desde el mundo líquido. Paidos Estado y Sociedad. 2011.

Socialismo. La utopía activa. Nueva Visión. Buenos Aires, 2012.

La cultura en el mundo de la modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2013.

¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?. Paidós, Barcelona, 2014.

Ceguera moral. La pérdida de sensibilidad en la modernidad líquida. Editorial Paidós. 2015. ISBN 9788449331039.

Premios

Bauman ha sido galardonado con los siguientes premios:

1989, Premio Europeo Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales (Italia)

1998, Premio Theodor W. Adorno de la ciudad de Fráncfort (Alemania)


2010, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades